UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO DEPARTAMENTO DE URBANISMO DOCUMENTO UR. N° 315 LA PROBLEMÁTICA DEL DISEÑO URBANO. Martín Durán Andraca. Tipo Sector Temático Enfoque Preparado por N° Páginas Fecha : : : : : : Monografía Diseño Urbano General Prof. Martín Durán A. 12 Marzo de 1990 DOCUMENTO DE INTERÉS DOCENTE, SIN FINES DE LUCRO. LA PROBLEMATICA DEL DISEÑO URBANO. INTRODUCCIÓN. La planificación urbana alcanza hoy día, sólo raras veces, la calidad intelectual que se puede atribuir por ejemplo, a un juego de ajedrez por la corona mundial. La comparación entre un buen juego de ajedrez y el proceso de decisión urbana resulta normalmente desfavorable para esta última. Esto es lamentable porque las consecuencias de una medida equivocada en la planificación urbana son de diferente gravedad que la de una mala jugada sobre el tablero. La decisión urbana equivocada afecta la vida cotidiana de muchas personas, a veces por generaciones. La decisión final de realizar una determinada jugada sobre el tablero, moviendo una pieza especifica, no se toma nunca antes de haber visualizado el efecto directo y los indirectos que dicha jugada implica. Aquí cabe preguntarse: ¿Cuándo es realmente examinada - desde todos los ángulos imaginables - cada decisión urbana particular, en relación tanto a su efecto directo como a los colaterales? Cabe preguntarse también si aquel que es co – responsable por las decisiones urbanas - no importa en que cargo - ¿sabe siempre lo que hace? Parece ser peor todavía; parece ser que a menudo no puede saber nada. Transeúntes que se pierden en el tráfico metropolitano, que serpentean a través de un mar de vehículos, son las víctimas de decisiones urbanas que debían resolver los problemas de tránsito pero, cuyos efectos secundarios fueron menospreciados o se pasaron por alto. Pobladores que fueron erradicados de sus entornos habitacionales para luego reencontrarse en nuevos conjuntos habitacionales, despojados de todos los vínculos funcionales y emocionales con sus antiguos medios ambientes, simbolizan – involuntariamente - las consecuencias de decisiones urbanas que debían paliar la urgencia de viviendas. Es así como las decisiones que deben contribuir a la solución de determinados problemas se toman sin la observación de otros factores, sin la observación de los efectos colaterales, directos y sin la observación de las consecuencias a largo plazo. El resultado: mediante la solución de antiguos problemas se produce, a menudo, otros nuevos. El aumento de la producción industrial conlleva deterioro ambiental; el aumento de la producción agrícola conlleva - en muchos casos - el envenenamiento de los alimentos; el intento por superar urbanísticamente los problemas de transporte produce, con frecuencia, ciudades inhumanas. La sociología denomina a estos efectos con el calificativo de efecto perverso. Es posible que ustedes estén en antecedentes que algunos expertos europeos atribuyen a los filtros instalados en las chimeneas de las grandes industrias el ser una de las causas de la lluvia ácida, puesto que estos filtros provocan - entre otras cosas- la gasificación de algunos compuestos que en ese estado forman ácidos con la humedad atmosférica. 2 Alvin Toffler en su Schock del futuro refiriéndose a la idea de domesticación de la tecnología sostiene lo siguiente: "Ante todo, la amarga experiencia tendría que habernos enseñado ya a observar con mayor cuidado los posibles efectos físicos colaterales de toda nuestra tecnología...debemos esforzarnos en determinar si ella alterará, y de que modo, el delicado equilibrio ecológico del que depende nuestra supervivencia. Además deberemos prever sus efectos indirectos a gran distancia, tanto en el espacio como en el tiempo. Los desperdicios industriales vertidos en un río pueden aparecer a cientos, incluso miles de millas mar adentro. El DDT puede surtir efecto muchos años después de utilizarlo. Tanto se ha escrito acerca de esto, que parece innecesario insistir en ello". La causa de estos efectos perversos no es solamente miopía, negligencia o mala voluntad. En muchos casos, aquellos que deben tomar las decisiones, así como también aquellos que se verán afectadas por ellas, carecen de los conocimientos acerca de los efectos de semejantes decisiones. DISEÑO URBANO - ¿LUJO O NECESIDAD? Lo anterior rige también para el urbanismo. La planificación urbana descuidó durante largo tiempo el aspecto de los efectos psíquicos que el medio ambiente urbano construido produce sobre el habitante urbano. Al respecto, aquí se ve el diseño urbano como parte de la planificací6n urbana que observa la ciudad bajo el prisma de las expectativas, deseos y formas de conducta del ser humano en el espacio urbano. Dicho de otra manera, el diseño urbano representa las necesidades inmateriales del hombre en la ciudad y, por ello, su tarea es reconocer estas exigencias psicológicas y espirituales de los hombres en el medio ambiente construido, representarlas y procurar su valoración junto a las exigencias sociales, económicas, políticas, jurídicas, ecológicas, técnicas, etcétera, de la ciudad. Pero, aquí cabe también preguntarse si esta tarea corresponde a un lujo que pueden permitirse sociedades que tienen satisfechas sus necesidades materiales o, por el contrario, es esta una tarea que responde verdaderamente a una exigencia elemental del hombre a su entorno cotidiano. Cabe preguntarse si la idea de la buena ciudad, de la buena forma puede constituirse en un tema válido en vista de la magnitud de catástrofes ambientales, carrera armamentista, terrorismo, criminalidad, drogadicción, divorcios, abortos, soledad individual, cesantía, hambre endémica, etcétera. En otras palabras, cabe preguntarse si el tema de la buena ciudad, de la ciudad hermosa encontrará espacio para una discusión fructífera en todos los niveles. Se sabe al menos que en el campo del diseño industrial, la buena forma, la cosa hermosa, el diseño, adquiere un significado importante. Miles de personas laboran en el ámbito de la industria de la publicidad o en el ámbito de la moda, viven del llamado, del estímulo a la necesidad de belleza del consumidor. 3 La industria destina enormes sumas de dinero para el diseño por ejemplo, del mobiliario de oficinas, artefactos de cocina o, para el diseño de nuevos modelos de automóviles. Reconocemos, de esta manera, que el diseño de un producto tiene un significado fundamental para la decisión de compra por parte del consumidor. Esto no sería así, si la aspiración por belleza no fuese una necesidad inmemorial fundamental de los seres humanos, no sería así si los hombres no reaccionaran a la apariencia exterior de los productos y servicios que se les ofrecen. Lo que rige para el comercio y la industria rige naturalmente en muy gran medida para el urbanismo. Hombre, Ciudad, Diseño. La exigencia por un buen diseño en el medio ambiente urbano es, por lo menos, tan grande cómo frente a un auto nuevo. Y con buenos motivos, ya que la forma del entorno cotidiano, su diseño, influye sobre la disposición anímica de los hombres. E influyen bastante más que la forma, el diseño de una plancha. ¡Y esto es así, a menudo, sin que el hombre esté consciente de ello! La forma de la ciudad, sus atributos morfológicos, visuales, perceptuales, les pueden posibilitar la orientación del hombre en el medio ambiente urbano y permitir así seguridad psíquica. Lo contrario, el sentirse extraviado, el no saber dónde estoy puede producir miedo, angustia, incluso pánico de muerte, una de las sensaciones más aterradoras que puede sufrir un individuo. La buena ciudad puede fomentar la identificación del hombre con su medio ambiente y, con ello, procurar la sensación de identidad; puede ofrecer estímulos a los sentidos y mediante ello provocar la propia creatividad del individuo. Lo contrario, puede producir desinterés por el espacio urbano. La buena ciudad puede hacer vivenciable la historia y dar así sentido al presente. Lo contrario puede significar un futuro carente de raíces. La ciudad vista así, no es sólo el lugar de procesos económicos, comunicativos, constructivos, tecnológicos, no es sólo el lugar de la existencia material de los hombres. La ciudad vista así es también el lugar de procesos emocionales, del desarrollo psicológico del hombre, de procesos espirituales; es también el lugar de la existencia inmaterial. Y esto es así porque “no sólo de pan vive el hombre", sino que también tiene necesidades anímicas y espirituales: frente a sí mismo, frente a otros hombres, frente a su entorno cotidiano. A este tipo de necesidad pertenece también, sin duda, la normalmente inconsciente necesidad de belleza, tal como ella se expresa en la vida cotidiana: por el vestido elegante, por la comida visualmente apetitosa, por el auto último modelo, por la fachada de la casa propia, por la forma urbana atractiva. Sin duda que quien conoce el proceso de gestación de los proyectos de muchos conjuntos habitacionales, no se asombra al comprobar que normalmente la calidad del medio ambiente dista mucho de haber sido realmente reflexionada. 4 ¿O es que, hasta aquí, no se han decidido la mayoría de los concursos urbanos mediante perspectivas aéreas? ¿No faltan acaso, no solamente los criterios para poder juzgar - ya en los bosquejos - el camino, el itinerario cotidiano ulterior de los futuros habitantes sino que, generalmente la voluntad de hacerlo? Pero, lo que es peor todavía, es la carencia de conciencia pública acerca del significado psíquico del medio ambiente, como lo demuestra, por ejemplo, el cambio incontrolado de la imagen urbana, mediante edificación en altura, de una ciudad de importancia mundial como París. Mucho más raras son, todavía, las ciudades que sostengan la opinión de que, la modificación de la imagen urbana no puede ser entregada unilateralmente a los intereses privados. ¿Qué comunidad examina y comprueba realmente en forma sistemática el efecto de distancia de edificios altos o, la consecuencia visual del complicado entrelazamiento de vías elevadas? ¿Dónde tiene ya la forma urbana, como tarea de política comunal, tanto peso que pueda ser puesta al mismo nivel qué las tareas económicas o de transporte? Si en este plano también ha comenzado a perfilarse un viraje en la conciencia político - comunal, no se debe necesariamente sólo a aquello, porque el creciente concurso de las ciudades en el ámbito de la imagen urbana ha mostrado cual es el rol que juegan los efectos psíquicos de la forma urbana, en relación con la atractividad de la ciudad. Dicho con otras palabras, si no se hubiera demostrado la relevancia económica de la forma urbana. Así, se deja ver hoy, cuan a menudo - al tomar decisiones urbanas - se pensó sólo en factores aislados y en sus efectos directos pero, no en sus efectos como totalidad. Con la participación en la formulación de objetivos de desarrollo urbano, el planificador afecta las tareas que una ciudad se ha propuesto; con la distribución de los usos urbanos y el desarrollo de sistemas de transporte determina él tanto el ambiente físico como el psíquico de los ciudadanos; con la determinación detallada del tipo, proporción, situación y forma tridimensional de todos los usos posibles, el planificador determina, fija, el medio ambiente que posteriormente será ejecutado por arquitectos y cuya relevancia psíquica es tan real como la física. Así, las decisiones urbanas - en todos los niveles de planificación - tienen consecuencias no sólo materiales sino que también inmateriales, las que han sido ignoradas o menospreciadas por la conciencia pública, por la práctica urbana y por la investigación, a menudo incluso, bajo el ropaje de neutralidad y formal consciente. Sin embargo, en tanto que se tomen decisiones urbanas - y este fue, es y será el caso - se modificará la forma del medio ambiente, se alcanzaron nuevos logros, se destruirá lo antiguo. Entonces, parece ser que las modificaciones del ambiente formalmente neutrales también producen forma, gestalt; sólo que irreflexiva. Cada lugar, cada ciudad, tiene su carácter propio e inconfundible. Este carácter está impreso por la situación geográfica, definido por el pasado y presente social, económico y cultural, conformado por la arquitectura de sus edificaciones y por su arquitectura urbana. Santiago sin la cordillera, sin el río Mapocho, no sería Santiago. 5 Pero, en muchos lugares, en muchas ciudades, esta forma urbana de la que hablamos, este carácter inconfundible, ha sido descuidado desde hace décadas. Muchas veces por razones comprensibles: muchas ciudades han debido solucionar lo urgente, lo material de la vida de sus ciudadanos quedando así los aspectos inmateriales citados, un poco en segundo lugar. Se olvidó que la ciudad es vivenciada por sus ciudadanos como un todo inseparable y que no existe sólo una arquitectura de la vivienda, del edificio comercial, financiero, administrativo, etcétera, sino que también una arquitectura del todo, una arquitectura urbana. Se olvidó que para el ser humano él todo es más que la suma de las partes, que para el ciudadano su lugar es más que la simple adición azarosa de edificios y/o elementos urbanos. Hoy se comprueba que para el ciudadano común la imagen urbana considerada como un todo es igualmente importante que un edificio individual y que no debería construirse un edificio sin reflexionar antes sobre la imagen urbana. Al respecto, permítanme indicarles a ustedes el artículo 3° de la Ordenanza de Construcción del Estado de Baden – Württemberg, en la República Federal de Alemania. "Los edificios deben ser edificados, agrupados y mantenidos de forma tal que ellos no deben provocar deformaciones, afeamiento y no afeen su entorno...". Los artículos 16 y 17 de la misma ordenanza se refieren a que ellos deben ser concatenados con su entorno de forma tal que no destruyan la imagen de la calle, del lugar o del paisaje. Frente a este tipo de afirmaciones hay muchos que creen ver en ello una fórmula peligrosa que podría significar el no desarrollo formal de la ciudad. Estos son algunos ejemplos que a mí - al menos - me alegran mucho. La imagen propia de una ciudad ha venido transformándose lentamente en una importante tarea en muchas comunidades urbanas: para los ciudadanos, para el consejo municipal, para el alcalde. Hay buenos motivos para ello: los ciudadanos le otorgan un gran valor a la imagen urbana como símbolo legible de su lugar de origen; comerciantes e industriales reconocen que para el comprador el negocio no comienza en la puerta del local, que para los trabajadores, la empresa no comienza en el reloj control. Claro que, mientras cada hotelero sabe exactamente que para los distintos huéspedes la atractividad de su local depende en gran parte del alhajamiento de sus espacios, la planificación urbana ha descuidado el espacio público durante decenios. Cada uno de ustedes, podría comparar las salas de estar de vuestras propias casas, con seguridad primorosamente amobladas, con las calles que deben recorrer diariamente, incluso con los espacios urbanos en que esos espacios - estares privados se ubican. 6 ¿COSMÉTICA URBANA? Muchos políticos comunales reconocen hoy cada vez más que la atractividad de su ciudad, de su comuna, no depende ya solo de sus plazas de trabajo, negocios, sitios para construir y equipamiento para el ocio, sino que también de la herencia, del legado cultural en arquitectura urbana, de la imagen urbana existente y de su futuro formal. Permítanme indicarles algunos resultados de encuestas realizadas en Europa central a inicios de esta década. Ellas indican que el 50 % de los inmigrados a una ciudad determinada tenían para elegir entre otros lugares con parecido o igual valor como oferta de trabajo. Pero eligieron esa ciudad particular por tener ella un ambiente vital más grato. Se confirma pues, que no sólo de pan vive el hombre. Consecuentemente, es posible entonces pensar que la imagen urbana es un tema que incluso puede ser considerado al tratar sobre políticas de localización, al tratar sobre el ajuste o control del desarrollo urbano - regional. Así, allí también donde se lamenta la pérdida de identidad urbana, el tema de la imagen puede ser incorporado como factor de recuperación de individualidad. Allí, donde las ciudades pierden diariamente su aspecto propio y hacen crecientes esfuerzos por mejorar su atractividad, o donde las ciudades se encuentran a la búsqueda de lo especial de su imagen, allí se trata en definitiva de una pregunta económica concreta. Estas son facetas de la imagen urbana hoy en día. Por que el diseño urbano, tal como aquí se entiende, se enfrenta a estos y a otros problemas semejantes. A menudo, claro, sin las escalas que se le podría dar, sin criterios que corresponde a nuestro tiempo, sin los valores que puedan representar a nuestra sociedad. Cristalizar esos valores en una discusión político - social y tenerlos presente en la planificación urbana, es la real tarea del diseño urbano. Así entendido, el diseño urbano es algo más que, por así decirlo, escenografía, decoración o cosmética urbana. Y esta es, desgraciadamente todavía, la forma en que algunos entienden el diseño urbano. LA REALIDAD EXTRAVIADA. La planificación urbana ha estado, en gran medida, impresa por la importancia política de factores económicos, legales, técnicos, así como también, en los mejores casos, por factores sociales. Los factores psíquicos, digamos, la estética socialmente relevante, quedaron - cuando quedaron - en el último lugar. Ustedes han de saber que en el desarrollo del Plan Regulador de una importante comuna capitalina - de la ciudad de Santiago - se ha considerado a la actividad atómica digamos la operación de una central nuclear - como la actividad más incompatible con la actividad residencial mientras que al efecto estético se le asigna la incompatibilidad más baja. 7 ¡Como si alguien en su sano juicio se le pudiera ocurrir instalar un reactor atómico en el centro de Santiago o en la misma Providencia! Los planificadores olvidaron aquí que la calidad visual del medio ambiente afecta diariamente al individuo urbano y que las fallas nucleares urbanas ocurren solo de tarde en tarde. ¡Y en otras latitudes! Por otra parte, la complejidad de las tareas urbanas dio lugar a que la planificación del futuro de barrios y ciudades enteras se realizara mediante un sistema de signatura simbólica y que este futuro fuese fijado en planes de desarrollo, planes de uso del suelo, planes de urbanización. Pero, con ello, la realidad fue a parar - a menudo - desgraciadamente, en el olvido que estos sistemas de signatura simbólica conlleva. Y, por cierto, estamos hablando aquí de una realidad compleja. Allí, sobre el plano, donde se encuentra el símbolo de una cruz, se encuentra quizás un cruce de calles flanqueado por edificación de cuatro pisos de altura, un paradero de locomoción colectiva urbana, una cartelera, un kiosco de diarios, tres árboles y un perrito que juguetea entre los transeúntes. Y en realidad, simultáneamente, en este mismo lugar, una adolescente sueña, alguien muere atropellado, se congela una anciana, un vendedor ambulante huye, un médico coloca una inyección, alguien hace un buen negocio, un colegial medita sobre sus tareas, nace un niño y canta un canario. Así, planificación urbana significará entonces, planificar para todos aquellos momentos, para todos aquellos destinos, para posibilitarlos, para facilitarlos. ARQUITECTURA Y ARQUITECTURA URBANA. Las ciudades no son un cuadro estático sino que "organismos urbanos vivos”. No son sistemas mecánicos. Las ciudades están sometidas a un permanente cambio que requiere de guía, de orientación, ya sea estimulando el cambio deseado o contrariando el cambio considerado negativo. Así, la imagen no será la configuración resultante de una arbitraria agregación de edificios individuales, árboles y superficies libres en las superficies restantes de las destinadas a vías de comunicación y transporte. Como tarea, la imagen urbana es mucho más que eso: es una tarea duradera, voluntariosa, y específica de cada comunidad urbana. Así, como cada edificio tiene o exige un propietario o mandante y un arquitecto que lo diseñe, así también cada ciudad, como un todo, exige de un mandante - la comunidad - y un diseñador: el alcalde, el asesor urbanista o el equipo de planificación y diseño a quien la ciudad haya contratado. 8 También las tareas son comparables: A la planta urbana se corresponde la planta de un edificio; al contorno de él se corresponde la silueta urbana; Los espacios interiores del edificio representan las calles y plazas de la ciudad, etcétera. Podríamos hacer muchas otras analogías, digamos por ejemplo, con relación al mobiliario, iluminación, jardines, pavimentos, etcétera. Pero, más importante que la analogía misma es el hecho de constatar de que nada de ello sería dejado el azar por el propietario o el arquitecto de una construcción nueva o de una existente que vaya a ser transformada. Así tampoco debería ser dejado de lado por la ciudad, los más importantes aspectos de la forma de ella. Sin duda que hay diferencias entre arquitectura de un edificio individual y la arquitectura de la ciudad. La arquitectura de un edificio puede corresponder – justificadamente - a imágenes formales contemporáneos. Estas, sin embargo, están sujetas a un continuo cambio mientras que la arquitectura de la ciudad supone una idea directriz de largo aliento, que se basa en una clara representación o idea que la comunidad tiene acerca de la imagen urbana a la cual se aspira. Dentro de esta idea, que tiene como objetivo él todo y que debe asegurar la continuidad de la imagen, debería establecerse un marco de acción para el interés individual, privado, tan grande como fuese posible. Pero, este tema y el conflicto entre el interés privado y el interés colectivo es algo que supera el alcance de este documento y que debería discutirse en otra oportunidad. A pesar de ello haré algunas referencias en los próximos párrafos. BASES DE LA FORMA O GESTALT URBANA. La arquitectura local se fundamenta en aquellos aspectos que le otorgan al lugar su carácter individual, su propiedad especial, inconfundible, frente a otros lugares. Se basa en aquellos aspectos que imprimen la forma urbana en el todo y en las partes. La más de las veces son unos pocos elementos que otorgan carácter a través de su especial combinación. Estos elementos formadores, configuradores del carácter de la ciudad, no serán necesariamente los mismos en cualquier otra ciudad, ni siquiera para los distintos sectores o partes que la compongan. El verdadero secreto está en cómo se combinan estos elementos. 9 Estos elementos son: Situación natural, Forma local, en la cual habría que destacar la planta, la silueta, Espacio urbano, Espacios libres vegetación, Edificación. ¡Se pueden contar con los dedos de una mano! Ahora bien, el hecho de que se combinen en forma particular de ciudad en ciudad (¿Qué hace diferente a Santiago, de Concepción, de Valparaíso?) y que a su vez, se combinen también en forma especial de sector en sector. (¿Qué hace diferente a la Comuna de San Ramón, de Maipú, de La Reina Alta?). Sugiere que la preocupación por la imagen no debe ser solamente a nivel del todo sino que se debe diferenciar las distintas partes y procurar también en ellas mejorar la calidad del medio ambiente. Los principios señalados no son válidos solamente para el centro de la ciudad, sino que también para sectores mixtos, para los sectores residenciales, para los industriales. Todos ellos son ambientes vitales para el ser humano, quien en su vida activa habita en un sector residencial o mixto, trabaja en un sector industrial, comercial o de servicio, va a comprar en sectores comerciales y por las tardes abandona el centro urbano. LOS PRINCIPIOS DE DISEÑO DE LA GESTALT URBANA. O LA VIVACIDAD DE LA IMAGEN. Con estos elementos que he señalado todavía no se alcanza una arquitectura urbana como un todo, ni se logra que la imagen sea vivaz, punto este de gran importancia pues las ciudades que nos preocupen son “organismos“ y no máquinas. Esto significa que la imagen debe ser viva, debe ser vivaz. La vivacidad de una imagen urbana se basa en algunos principios de diseño que, a menudo, son válidos desde hace siglos en una determinada imagen. Son reglas inmemoriales que hacen a una imagen vivaz y hermosa. Son principios de acuerdo a los cuales, por ejemplo, las edificaciones individuales en un lugar pueden ser armonizados unas con otras de forma tal que desarrollen sus propias características, como también que se adapten a los demás. Estos principios son algo así como el denominador común de un largo cálculo, reglas de juego urbanísticas que reúnen la arquitectura del edificio individual con la arquitectura urbana. Sin el desarrollo de principios de diseño claros, comprensibles y utilizables no es posible una arquitectura urbana global, común para la comunidad. Para ello sirven las metodologías de Análisis y Planificación de la Imagen Urbana, tema que está enfocado en otros documentos. 10 Cada disposición, ordenanza de diseño urbano, muestra el conflicto propio de una contradicción que parece insalvable. Esta contradicción se presenta entre el derecho individual a un diseño libre, por ejemplo, de la casa particular y el justificado derecho del público en general por el ensamble de la calle en que se ubica dicha casa. Puesto que cada decisión arquitectónica sobre el predio propio genera también efectos visuales sobre el espacio público, este antagonismo, esta contradicción aparece permanentemente. Normalmente el diseño de edificios es visto solo como tarea y compromiso del individuo frente a sí mismo y al objeto. Las concepciones e interpretaciones personales así como los sentimientos estéticos deben poder ser desarrollados por cada uno con libertad ilimitada, en la forma que más le convenga ... en la medida que no afecte al entorno, desfigurándolo, afeándolo. En consecuencia, existen regulaciones determinadas legalmente que restringen esta libertad individual de diseño. Esto quiere decir, la restricción mediante disposiciones legales. MDA/mda 11