REVISTA DE HISTORIA MILITAR INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA MILITAR NUESTRA PORTADA: Reinado de Fernando VI Enseñas e instrumentos bélicos (Reproducción autorizada por la Real Academia de la Historia de la lámina 86 del álbum «El Ejército y la Armada», de M. Giménez y González, obra que ha sido editada por el Servicio de Publicaciones del E.M.E.) I N S T I T U T O D E H I S T O R I A Y C U L T U R A M I L I T A R Año XLV 2001 Núm. 90 Los artículos y documentos de esta Revista no pueden ser traducidos ni reproducidos sin la autorización previa y escrita del Instituto de Historia y Cultura Militar. La Revista declina en los autores la total responsabilidad de sus opiniones. Edita: NIPO: 076-01-021-3 ISSN: 0482-5748 Depósito Legal: M-7667-1958 Imprime: Imprenta Ministerio de Defensa Tirada: 750 ejemplares Fecha de edición: agosto, 2001 NORMAS PARA LA PUBLICACIÓN DE ORIGINALES La Revista de Historia Militar es una publicación del Instituto de Historia y Cultura Militar. Su periodicidad es semestral y su volumen generalmente de 288 páginas. Pueden colaborar en ella los escritores militares y civiles, españoles y extranjeros, que se interesen por los temas históricos relacionados con la institución militar y la profesión de las armas. En sus páginas encontrarán acogida los trabajos que versen sobre el pensamiento militar a lo largo de la historia, deontología y orgánica militar, instituciones, acontecimientos bélicos, personalidades militares destacadas, usos y costumbres del pasado, particularmente si contienen enseñanzas o antecedentes provechosos para el militar de hoy, el estudioso de la historia y jóvenes investigadores. Los trabajos han de ser inéditos y deberán precisar las fuentes documentales y bibliográficas utilizadas. El texto debe presentarse mecanografiado a doble espacio, sin correcciones. Los originales se enviarán por duplicado. El texto irá acompañado por su correspondiente disquete de 3,5 pulgadas, sistema PC compatible. Los artículos deberán tener una extensión mínima de veinte folios y un máximo de cuarenta, incluidas notas, bibliografía, etc. Las notas deben redactarse a pie de página, ajustándose al siguiente esquema: a) Libros: Apellidos en versales (en mecanografía, mayúsculas sin subrayar) seguidos de coma, y nombres en minúsculas seguido de dos puntos. Título completo del libro en cursiva (en mecanografía, subrayado) seguido de punto. Editorial, lugar y año de edición, tomo o volumen y página de donde procede la cita (indicada con la abreviatura p. o pp. si son varias). Ejemplo: PALENCIA, Alonso de: Crónica de Enrique IV. Ed. BAE, Madrid, 1975, vol. I, pp. 67-69. b) Artículos en publicaciones: Nombre y apellidos del autor citado anteriormente. Título del artículo entrecomillado, seguido de la preposición en. Nombre de la publicación en cursiva, número de volumen o tomo, año y página de la que procede la cita. Ejemplo: BERNÁLDEZ, A.: «Historia de los Reyes Católicos», en Crónicas de los Reyes de Castilla, III, 1953, p. 584. c) Una vez citado un libro o artículo, puede emplearse en posteriores citas la forma abreviada que incluye solamente el apellidos del autor, año de publicación, número de volumen (si procede) y página de donde procede la cita. Ejemplo: PALENCIA, 1975, I, p. 66. d) Cuando la nota siguiente hace referencia al mismo autor y libro puede emplearse ibídem, seguido de tomo o volumen y página (si procede). Ejemplo: Ibídem, p. 65. e) Las fuentes documentales se pueden citar de la siguiente manera: archivo, organismo o institución donde se encuentra el documento; sección, legajo o manuscrito, título del documento entrecomillado y fecha. Ejemplo: AHN, Estado, leg. 4381. «Carta del Conde de Aranda a Grimaldi» de fecha 12 de diciembre de 1774. La bibliografía citada al final del trabajo, tanto de libros como de artículos, debe presentarse en página aparte, por orden alfabético de autores y en la misma forma que las notas, aunque sin citar página. Para su publicación los artículos deberan ser seleccionados por el Consejo de Redacción. Los originales se enviarán a: Instituto de Historia y Cultura Militar. Revista de Historia Militar, C/ Mártires de Alcalá, 9, 28015 - Madrid. Sumario Páginas ARTÍCULOS Aspectos jurídico-censales en el ejército romano, por Pedro CAÑAS NAVARRO, Doctor en Derecho........................................ La guardia morisca: un Cuerpo desconocido del ejército medieval español, por Ana ECHEVARRÍA ARSUAGA, Doctora en Historia Medieval, U.N.E.D........................................................................... La información y las decisiones en la Batalla de Bailén, por Ignacio C ERVELLÓ B URAÑES , Coronel de Infantería, DEM .......................................................................................... Madrid: de la noche de San Daniel al Cuartel de San Gil, por Guillermo G. CALLEJA LEAL, Doctor en Geografía e Historia. Profesor de la Universidad Europea-CEES ........................ El fondo de franquicias postales militares en el Museo del Ejército de Madrid, por Enrique PÉREZ PÉREZ, .................................... Las campañas militares del general Valeriano Weyler durante la guerra de Cuba: apuntes para una valoración histórica, por Gustavo P LACER C ERVERA y Francisco P ÉREZ G UZ MÁN, investigadores del Instituto de Historia de Cuba.............. La Segunda Guerra Mundial en Siria y Líbano, por Fernando CASTILLO CÁCERES, Profesor de Historia ................................ 11 55 79 107 187 207 231 DOCUMENTOS Sentencia recaída contra el Excelentísimo Señor General de División Don José Toral y Velázquez y otros por la capitulación al enemigo de fuerzas del Ejército en Santiago de Cuba (1899) .......................................................................... 255 Páginas ACTIVIDADES VI Jornadas de Historia Militar del CESEDEN ............................ Jornadas de Historia Militar: métodos y recursos de investigación...... Aula de Cultura e Historia Militar “Comandante Villamartín ...... Exposiciones y colaboraciones ...................................................... Cursos.............................................................................................. Visitas.............................................................................................. Fondos documentales ...................................................................... Ingresos en el ARGEMIL-Segovia ................................................ Prácticas de biblioteconomía y documentación.............................. Donaciones y depósitos .................................................................. In memoriam .................................................................................. 277 277 277 278 283 283 284 284 284 285 289 OBRAS EDITADAS POR EL IHCM Revista de Historia Militar ............................................................ África ............................................................................................ Historia del Ejército Español ........................................................ Cartografía y Relaciones Históricas de Ultramar .......................... Historia............................................................................................ Fortalezas ........................................................................................ Heráldica e Historiales del Ejército .............................................. Tratado de Heráldica Militar .......................................................... Galería Militar Contemporánea .................................................... Otras Obras .................................................................................... Carpetas de láminas ...................................................................... Boletín de suscripción .................................................................... 293 293 293 294 294 294 295 296 297 297 298 299 ARTÍCULOS ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO ROMANO Pedro CAÑAS NAVARRO Doctor en Derecho INTRODUCCIÓN L objetivo de este trabajo es analizar las interrelaciones existentes entre la institución censal y el ejército romano, no sólo desde el punto de vista del derecho público, sino también del privado, con especial referencia a los censos militares que se conservan en la actualidad1. Como operación previa a la realización de cualquier trabajo de investigación de este tipo, es preciso fijar el ámbito temporal del mismo, de forma que las conclusiones obtenidas se enmarquen de forma coherente dentro del cuerpo general del Derecho Romano. En cuanto a su momento inicial no hay problema, puesto que se ha partido de las descripciones de Tácito sobre los censos que instituyó el rey Servio Tulio, ya que aun cuando su valor histórico sea relativo, no por ello carecen de importancia, puesto que proporcionan información relevante sobre el inicio de la institución censal tal y como era percibido en tiempos del autor de los Anales. El problema de fijar la fecha final de este estudio ha sido más complejo ya que la administración romana siguió realizando censos, aplicables a la institución militar, con mayor o menor regularidad, en las provincias que pertenecían al Imperio hasta el final del mismo. Por lo tanto se ha hecho preciso tomar una fecha límite más o menos arbitraria, esta fecha ha sido el año 642 d. C., fecha en la que el ejército romano, y con él la administración censal, es expulsado de E 1 Este artículo está basado en el décimo capítulo de la tesis doctoral Aspectos jurídicos del censo romano, Pedro Cañas Navarro, UNED 2000. PEDRO CAÑAS NAVARRO 12 Egipto por los árabes. La causa de esta consideración especial de Egipto proviene de que parte del material empleado para el análisis de estas cuestiones procede de esta provincia, puesto que es de la que mayor número de documentos, en especial papiros, se conservan. En primer lugar se realiza un estudio histórico de las relaciones entre el censo y el ejército a lo largo de los principales períodos de la historia de Roma: Monarquía, República, Principado y Dominado, con especial hincapié en esta última etapa, por ser aquella en la que la institución censal adquirió una forma más elaborada, como se ha estudiado a lo largo de esta obra2. A continuación se estudian dos aspectos de derecho privado, relacionados tanto con los censos como con el ejército: la problemática de los hijos de los soldados, y el del domicilio de los mismos, ambos centrados en la época imperial, pues no se ha encontrado ninguna referencia sobre estas cuestiones en etapas más antiguas de la historia romana. Posteriormente se analiza el censo de veteranos, estructura de datos muy completa para la época en que fue diseñada y los diplomas de veterano relacionados con la misma, de gran trascendencia jurídica en la época en que fueron redactados. Por último se describe el censo más completo del ejército romano, el contenido en la Notitia Dignitatum. En esta descripción se puede observar la minuciosidad de la técnica censal romana. Posteriormente se analiza el procedimiento jurídico del pago a las tropas durante el Dominado estudiando sus posibles implicaciones en la evolución histórica de esta época. El censo militar durante la Monarquía Inicialmente el censo de ciudadanos y las listas del ejército son el mismo ente, ya que pueblo y ejército coinciden3, no se olvide que quirite4 2 3 4 BOHEC, Y. Le: L’Armée Romaine,1991, Paris. Es interesante consultar como introducción sobre el ejército romano en general. PIERI, G.: "L´histoire du cens jusqu´la fin de la Republique romaine", Publications de l´Institut de droit romain de l´Université de Paris, 1968. La identificación entre pueblo y ejército reapareció con la Revolución Francesa, siendo uno de los principios de los estados que surgieron bajo su inspiración. Esta identificación es la base legitimadora de la conscripción obligatoria y fue uno de los argumentos que se emplearon durante largo tiempo para negar el voto a las mujeres. ERNEUT, A. y MEILLET, A.: Dictionnaire étimologique de la Langue Latine: Histoire des Mots, 4ª editión, Librerie Klincksieck, 1967, Paris. En la época clásica quiris - ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 13 significa lancero5 . Este censo comprendía tres centurias de caballeros mandadas por sus tres jefes: los tribuni celerum; al menos tres divisiones de infantería, de diez centurias cada una, mandadas por los tribuni militum; y algunos hombres con armamento ligero, principalmente arqueros. En esta estructura6 del ejército aparecen configuradas las clases de ciudadanos romanos con su correspondiente reflejo en el censo de ciudadanos, división que perdurará largo tiempo, en la sociedad y censos romanos. 5 6 quiritis, se emplea únicamente en plural y como sinónimo de ciues. En singular aparece únicamente en una vieja fórmula ollus quiris leto datus est. En textos más antiguos aparece con el significado de ciudadano particular con referencia al ejército, es decir, el equivalente actual a la palabra civil empleada dentro del ámbito militar. Sobre esta última cuestión véase la obra de Quicherat citada en el siguiente apartado. Existen otras etimologías sobre esta palabra que se describen brevemente por el interés que pudieran tener: 1ª) La que haría derivar quirite de Quirino, nombre de una antigua deidad romana de procedencia sabina que se correspondía al dios de la guerra común a los pueblos indoeuropeos y que se aparecía, al igual que otras deidades sabinas, en el monte Quirinal. Esta divinidad era considerada como protectora de los quirites y como personificación del pueblo romano. También es posible que el nombre del Marte sabino derivara de lanza: quiris-is. (ROSTOVTZEFF, M.: Rome, ed. Oxford University Press, London & New York, 1975, pp. vii and 32). 2ª) Quirites son originalmente los sabinos unidos a los romanos como aparece en la expresión: Populus Romanus Quiritesque recogida por Sexto Pompeyo Festo en De verborum significatione. Con el tiempo este término pasó a abarcar al conjunto de ciudadanos. También esta hipótesis deja abierta la posibilidad de que el nombre de los antiguos sabinos proviniera de quiris. (QUICHERAT, L. y DAVELOY, A.: Dictionnaire Latin-Française, 56 edition. Librerie Hachette, Paris (sin fecha). 3ª) Los quirites son los sabinos de la ciudad de Cures.(LEWIS, C.T. y SHORT, C.: Latin Dictionary, ed.Clarendon Press, Oxford, 1933). Este autor indica que quiris también puede escribirse como curis, por lo que la ciudad sabina podría derivarse directamente de lanza. Resumiendo, en todas las hipótesis consideradas parece bastante verosímil la vinculación, directa o indirecta, entre quirite y soldado. MOMMSEN, T.: Historia de Roma, vol. I, 1983, ed. Turner, Madrid, pp. 108 y ss. Esta estructura proviene de la unión de las tres tribus: Ramnes, Tities y Luceres. Cada una de éstas, denominada por Mommsen "ciudad", se dividía en diez curias, cada curia en diez gentes y cada gente en diez casas. El censo militar se obtenía a partir de esta estructura, pues cada casa aportaba un soldado de infantería y cada gens un soldado de caballería. Para cada "ciudad" mil soldados de infantería (miles) y cien de caballería. Para Roma, compuesta de tres ciudades, tres mil infantes y trescientos caballeros. PEDRO CAÑAS NAVARRO 14 Tras la unión con el Quirinal7 , cada semi-tribu de la nueva ciudad añade una nueva centuria de caballería, con sus correspondientes jefes, de forma que a partir de este momento, los severi equitum romanum serán seis. No existe ninguna fuente que permita afirmar que se procedió de igual forma con la infantería, quizá simplemente se aumentaron los efectivos de cada una de las centurias conforme lo hizo el censo de ciudadanos. Servio Tulio8 realizó una gran transformación de la estructura militar, obligando al servicio militar a todos los hombres de dieciséis a sesenta años, incluidos los domiciliados no ciudadanos y los emancipados, siempre y cuando tengan una propiedad que produzca renta, lo cual exige la existencia de un censo de domiciliados junto con el de ciudadanos. Los milicianos9 , ya que se trata realmente de una milicia cívica, se distribuyen en caballería e infantería, estructurada ésta en cinco clases: los classici que tenían una propiedad en pleno dominio10 de al menos un heredium, deben acudir a la llamada completamente armados; los de las demás clases que sólo tienen una fracción del heredium (3/4, 1/2, 1/4, 1/8) no tienen la obligación de acudir con armadura completa. Como se ve, la relación entre ejército y censo es tal que puede decirse que la estructura de las fuerzas armadas romanas, incluso en sus aspectos puramente militares, depende estrictamente de la configuración censal. En el texto de Tito Livio 1 (42, 4-44, 2) se recoge la clasificación anterior pero valorando en dinero las propiedades antes citadas. Según este autor el censo de Servio Tulio, desde el punto de vista militar, tenía la siguiente estructura: Los patricios de la ciudad formaban doce centurias de caballería, estructurándose la infantería como se indica a continuación: La primera clase del censo, es decir, los que tenían cien mil o más ases formaron ochenta centurias: cuarenta de soldados de menos de cuarenta y cinco años (iuniores) y cuarenta de hombres de más edad (seniores). A esta primera clase Servio Tulio añadió dos centurias de 7 HOMO, L.: Las instituciones políticas romanas, ed. Cervantes, 1928, Barcelona. A este rey se atribuyen numerosas instituciones romanas como indico en los primeros capítulos de mi tesis doctoral. 9 WISEMAN, T. P.: "The Census in the first century" 1969, B.C., JRS, 59. Aquellos obligados al cumplimiento del servicio militar eran denominados assidui. 10 Se ignora la extensión de este heredium, pero el valor más verosímil es de veinte yugadas, es decir, cinco hectáreas con cuarenta centiáreas. Es imposible evaluarlo en menos de esta extensión. 8 ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 15 obreros (fabri, tignari, aerari) que servían sin armas, dedicados fundamentalmente a las máquinas de guerra. La segunda clase comprendía a los que poseían un patrimonio valorado entre setenta y cinco mil y cien mil ases. Se componía de centurias de jóvenes y veteranos. La tercera clase, formada por los que poseían entre cincuenta mil y setenta y cinco mil ases, estaba formada asimismo por veinte centurias de jóvenes y veteranos. La cuarta clase, integrada por quienes poseían unos bienes valorados entre veinticinco mil y cincuenta mil ases, estaba formada asimismo por veinte centurias de jóvenes y veteranos. La quinta clase recogía a los ciudadanos con un patrimonio comprendido entre los once mil11 y los veinticinco ases. Era la más numerosa y comprendía treinta centurias. Aquí se encuadraban los músicos (cornicines, tubicines) divididos en tres centurias12. La caballería fue aumentada con más del doble de jinetes no ciudadanos, pero el tercio de caballeros, que sí lo eran13 , siguió tomándose de la primera clase del censo de ciudadanos. Los proletarii, los capita censi, que según la generalidad de autores no estaban encuadrados en la quinta clase sino que se encontraban fuera de las cinco clases, suministraban al ejército músicos y algunas tropas armadas muy a la ligera, los velati, que una vez en campaña suplían las bajas romanas tomando las armas de los heridos y de los muertos. De cara al reclutamiento se llevó a cabo una modificación de la estructura censal de la Urbe, dividiéndola en cuatro distritos14 : Palatino, Subura, Esquiliano y La Colina. La población rural se encuentra censada, a efectos militares, en alguno de estos cuatro distritos; cada legión y cada centuria comprendían un cuarto de sus efectivos de cada uno de los distritos de reclutamiento. Los soldados se encontraban clasificados en función de su edad, dato censal, en iuniores hasta los cuarenta y cinco años que se empleaban con 11 12 13 14 Según Dionisio de Halicarnaso el límite inferior era de doce mil quinientos ases. León Homo, en su obra previamente citada, considera que las dos centurias de obreros se agregaban a la segunda clase, y los músicos -divididos en dos centurias, no tres-, en la cuarta. Existían los equites equo publico con caballo pagado y sostenido por la República (mil ases para la adquisición, doscientos ases anuales para el mantenimiento) y los equites equo privato que se sufragaban sus propios gastos. MOMMSEN, I, 1983, Madrid. PEDRO CAÑAS NAVARRO 16 preferencia en el servicio exterior, y seniores, mayores de esta edad que permanecían próximos a la ciudad. La diferencia censal entre centurias de seniores y iuniores tuvo también su trascendencia en la organización primitiva de la legión, en la que sus tres filas de manípulos15 -hastados, príncipes y triarios- proceden de unidades censales determinadas: los primeros de las centurias de iuniores, los últimos de las de seniores, siendo frecuentemente mixta la composición de los príncipes. La estructura censal se reflejaba en el mismo orden de batalla: las cuatro primeras filas estaban constituidas por hoplitas con armadura completa, reclutados en la primera clase del censo; en la quinta y sexta fila iban los ciudadanos de la segunda y tercera clase armados más a la ligera; las dos últimas clases iban detrás o combatían a los lados de la fuerza principal, estructurada más o menos como la falange macedónica. El censo militar durante la República Durante la primera etapa de la República, el servicio en el ejército se encontraba ligado a la pertenencia a alguna de las cinco clases existentes16, siendo por tanto necesario disponer de un patrimonio censado de al menos once mil ases y ser ingenuo. Los libertos, durante esta época, se encontraban excluidos del ejército. En este período se incrementaron las centurias de caballería a dieciocho17; con el tiempo se extendió a toda la primera clase la obligación de servir a caballo. Para servir en la Armada, los requisitos eran menores: bastaba ser emancipado o ingenuo y tener un patrimonio comprendido entre mil quinientos y cuatro mil ases. Desde sus comienzos la marina fue considerada como inferior al ejército de tierra. Las necesidades militares llevaron a bajar el patrimonio exigido a los legionarios18 a cuatro mil ases y en caso de necesidad se recurrió a quienes 15 16 17 18 EUGENIO, F.: Breve historia de Roma, ed. Dykinson, Madrid, 1989, p. 69. Esta estructura de "ejército de propietarios" se resucitará con la Revolución Francesa, ya que para pertenecer a su ejército, L’Armée Nationale, inicialmente, era necesario disponer de un mínimo de patrimonio. HOMO, ed. Cervantes, 1928, p. 49. TITO LIVIO (27.38.3). Los ciudadanos que vivían en colonias militares se encontraban, al menos inicialmente, liberados del servicio en las legiones, a fin de no dejar desguarnecido el territorio. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 17 debían servir en la Armada, a los ingenuos que tenían un patrimonio de mil quinientos ases e incluso a los que sólo tenían trescientos setenta y cinco19. De acuerdo con Apiano20, la primera vez que se movilizaron libertos en el ejército de tierra fue durante la guerra social. Los censores del 169 aC., C. Claudio Pulquer y Ti. Sempronio Graco, proclamaron ante la asamblea del pueblo, de forma unilateral21, una formula census o lex censui censendo dicta consistente en la siguiente pregunta: ¿Eres menor de 46 años y de acuerdo con el edicto de los censores C. Claudio y Ti. Sempronio, te presentaste al llamamiento a filas, y cada vez que se haga un llamamiento mientras estén en el ejercicio estos censores, en caso de no haber sido llamado, te presentarás a la recluta? Puede observarse el carácter militar de la fórmula empleada y la curiosa dependencia personal del alistamiento con los censores. Entre las atribuciones constitucionales de los censores se encuentran las de distribuir los mil ochocientos caballos suministrados por la ciudad22. En esta distribución, los censores debían regirse exclusivamente por el interés del ejército, no entregando caballo a ningún hombre que por su constitución física, edad o falta de práctica no pudiera servir como jinete; sin embargo, los censores no se ajustaron siempre a estas prescripciones, entregando el caballo muchas veces a personas de familias ilustres pero que no tenían la capacidad adecuada para ser soldados de caballería23. Con el tiempo, como se ha indicado previamente, todos los jóvenes de buena familia sólo servían en caballería, siendo imposible encontrar a ninguno como soldado de infantería. El sistema tradicional de reclutamiento se modificó radicalmente a partir de la guerra contra Yugurta, en la que Mario consiguió que pudieran reclutarse como legionarios a capita censi procedentes de la última centuria del censo, fuera de las clases. La ley no se modificó por lo que estos reclutas acudieron en calidad de voluntarios y no de obligados como los censados 19 20 21 22 23 MOMMSEN, I, Madrid. 1983. APIANO B.C., I, 49.212. MOMMSEN, T.: Droit Publique Romain, ed. Diffusion Deboccar, París, 1985, p. 147. Esta cifra ha sido contestada por diversos autores como Becker que no están de acuerdo con la misma. Mommsen mantiene la cifra de mil ochocientos con base en la crítica de las fuentes de Becker y, sobre todo, a la moción de Catón para aumentar a dos mil doscientos los caballos públicos. MOMMSEN, IV, ed. Turner, 1983, p. 58. PEDRO CAÑAS NAVARRO 18 entre las clases24. A partir de aquí el ejército fue cada vez más profesional y menos procedente del reclutamiento obligatorio. Se denominaban socii a los soldados de ciudades italianas aliadas, en general con derecho latino, que servían en unidades específicas en el ejército romano. Las ciudades aliadas se encontraban obligadas a presentar un número determinado de soldados, extraídos de sus propios censos. La cantidad de soldados que los aliados debían suministrar al ejército romano venía recogida en la formula togatorum de los magistrados superiores. Dado que muchos de estos aliados tenían el ius migrationis, algunos conseguían, sin derecho, inscribirse en las listas del censo romano25, lo que les dispensaba de servir en las tropas que su ciudad debía aportar. Este comportamiento, que indica que las cargas militares eran más duras para los aliados26 que para los ciudadanos inscritos en el censo, se traducía en un aumento de la carga que las ciudades o tribus de procedencia de las personas mal censadas debían soportar. Esto dio origen a medidas como la del 95 a C., en que se envió a sus ciudades o territorios de procedencia a los aliados indebidamente inscritos en el censo romano. El censo militar durante el Principado El ejército romano durante este período estuvo generalmente compuesto por voluntarios, si bien nunca se eliminó la obligatoriedad del servicio militar para los ciudadanos y demás hombres libres. Este carácter voluntario del reclutamiento se tradujo en que las relaciones con la institución censal se redujeron a la comprobación de que el aspirante a ingresar en la legión era ciudadano27 y a la inscripción en el censo de los ciudadanos de 24 25 26 27 GABBA, E.: Esercito e società nella tarda repubblica romana, ed. La Nuova Italia, Firenze,1973. SESTON, W.: "La lex Iulia de 90 av J.-C. et l´integration del italiens dans la citoyenneté romain", Labeo, 42,3, 1996. ILARI, V.: Gli Italici nelle strutture militari romane, Roma , 1974. De acuerdo con la obra de Ilari, más de los dos tercios de los ejércitos romanos de este período estaban formados por aliados, sus pérdidas fueron mayores que las de los romanos propiamente dichos y su parte en el botín menor. HOMO, L.: El Imperio Romano ,ed. Espasa Calpe, Madrid, 1980, p.132. En principio los no ciudadanos servían como auxiliares y únicamente los ciudadanos como legionarios. En algunas ocasiones se alistaba en las legiones a no ciudadanos (peregrini); en este caso, se les concedía ipso facto la ciudadanía romana, si bien de forma virtual, que no era efectiva hasta la fecha de su licenciamiento. El con- ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 19 los auxiliares28 que se habían licenciado honrosamente; es decir, que habían recibido la honesta missio. Sin embargo, en numerosas ocasiones no bastaron las tropas así reclutadas para hacer frente a las necesidades de las guerras imperiales, siendo necesario recurrir a la realización de levas, tanto de ciudadanos como de no ciudadanos, lo cual supone la existencia de censos, bien generales bien municipales, que permitieran realizar la recluta de forma racional. Cuando la conquista de Dacia, que fue la última anexión importante de territorio al Imperio Romano, recurrió Trajano a levas en algunas provincias del Imperio, entre otras las españolas, para cubrir las necesidades del ejército. También Adriano y Marco Aurelio realizaron levas en España, en especial en la Tarraconense, sin que las circunstancias les permitieran realizar la rebaja en el número de conscriptos requeridos que realizó Trajano. La dificultad en la realización de estas levas pone de manifiesto la escasez de hombres dispuestos a servir en el ejército imperial. Esta escasez de soldados en una comunidad política que comprendía aproximadamente cien millones de habitantes, no deja de ser sorprendente ya que el ejército en modo alguno se podía considerar numeroso. El ejército de tierra de Trajano se componía, aproximadamente, de los siguientes efectivos: Treinta legiones a cinco mil trescientos hombres Guardia pretoriana Auxiliares de caballería Auxiliares de infantería Irregulares y aliados TOTAL 28 159.000 10.000 80.000 140.000 11.000 400.000 tenido jurídico de esta "ciudadanía virtual" no es bien conocido. No se olvide que los ciudadanos, por el hecho de encontrarse sirviendo como soldados, perdían muchos de los derechos implícitos en la condición de ciudadano; por ello, no es fácil determinar la diferencia jurídica entre un "ciudadano virtual" en el ejército y un verdadero ciudadano sirviendo, así mismo, en las fuerzas armadas. HOMO, L.: El Imperio Romano, ed Espasa Calpe, Madrid,1980; ROSTOVTZEFF, M.: Historia social y económica del Imperio Romano, ed. Espasa-Calpe, Madrid. 1962. Los efectivos de la marina tenían un estatuto similar al de los auxiliares, concediéndoseles la ciudadanía al terminar el servicio, más largo que en tierra. A partir de tiempos de Adriano, se les concedió el derecho latino desde su alistamiento, sin perjuicio de la concesión de la ciudadanía completa en el momento de recibir la honesta missio. PEDRO CAÑAS NAVARRO 20 Para determinar los efectivos totales del ejército imperial, a estas cifras se deberían añadir los efectivos de las distintas flotas: Rávena, Misseno, Canal de la Mancha y posiblemente la classis britanica29. Los datos precedentes se corresponden a los que aparecen en la obra de A.D.Graham, en la que además se realiza un estudio en profundidad del ejército imperial de aquella época30; en el censo anterior, destaca el modesto papel que desempeñan los irregulares y aliados, no llegando a suponer más del dos setenta y cinco por ciento del total, en contraste con la importancia que adquirirán a partir del siglo V. Al final del Alto Imperio el ejército cuenta con tres fuentes internas de reclutas: por una parte los voluntarios, por otra los forzosos, y en una situación intermedia los denominados ex-castris; es decir, los hijos de los soldados, criados en general alrededor de los campamentos. El carácter de hijos ilegítimos31 de la gran mayoría de estos ex-castris presenta dificultades de carácter censal para su ingreso en el ejército como legionarios. Junto a estos reclutas, procedentes del mundo romano, hay que señalar a los mercenarios bárbaros, pocos en número y que sirven en unidades especiales. La escasez de material humano para el ejército aparece reflejada en los textos legales contenidos en el Digesto32, en los que se establece el castigo para los padres que eluden el servicio de sus hijos, castigo que depende de que la situación sea de paz o de guerra: en el primer caso se le apalea, en el segundo sufre destierro y confiscación parcial de bienes. La misma redacción de este precepto presupone la existencia de algún tipo de censo a partir del cual pueda decretarse la leva, que de intentar eludirse dará origen a los castigos antedichos. En el Digesto aparecen textos en los cuales se refleja la composición mixta del ejército imperial, parcialmente reclutado mediante levas a partir del 29 30 31 32 BRULET, Raimond: L´armée romaine et les barbares: IIIe au VIIe siècle, editado por F. Françoise Vallet y M. Kazanski, 1993. Recientemente se ha descubierto una base de esta flota en Boulogne. GRAHAM, A.D.: The Roman Imperial Army of the First and Second Century, ed. Webster, U. Oklahoma, 1979. Recuérdese que hasta el final del Principado no se autorizó el matrimonio de los soldados. Digesto, 49.16.4.11 (Men.1 de re milit.). Qui filium suum subtrahit militiae belli tempore, exilio et bonorum parte multandus est: si in pace, fustibus caedi iubetur et requisitus iuvenis vel a patre postea exhibitus in deteriorem militiam dandus est: qui enim se sollicitavit ab alio, veniam non meretur. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 21 censo y parcialmente cubierto con voluntarios33. El texto revela la existencia de dos tipos de delitos relacionados con el servicio militar: el pretender eludir la leva34, delito que presupone la existencia de censos a partir de los que se obtenía aquélla, y el de pretender ingresar en el ejército como voluntario sin tener derecho a ello, siendo obviamente más grave la pena correspondiente al primer delito que al segundo. Incidentalmente se indica cómo en tiempos más antiguos, el no acudir al llamamiento suponía castigos muy graves, pero que con el tiempo y al existir numerosos voluntarios para ingresar en el ejército habían decaído; es decir, las penas habían pasado a estar obsoletas. El censo militar durante el Dominado Es Diocleciano quien realiza la reforma fundamental del ejército imperial, al dividirlo en tropas fronterizas (limitanei) encargadas de vigilar las fronteras y dedicadas en parte a tareas agrícolas, y ejército de maniobra (comitatenses) con las mejores unidades, especialmente con abundante caballería y dispuesto a desplazarse al lugar que sea necesario. El ejército fronterizo se estructura en tres ejércitos principales: Galia, Ilírico y Este, correspondientes a las tres fronteras principales del Imperio, cada uno de ellos mandado por un magister militum. El ejército de maniobra se compone de dos cuerpos (praesental exercitus) cada uno de ellos vinculado a uno de los dos emperadores. Este sistema se completa con una serie de pequeños ejércitos de maniobra, con mando autónomo, en Britania, África y Tracia y una pequeña marina de guerra; en total, unos cuatrocientos cincuenta mil hombres, pero de forma operativa sólo se podía contar con 33 34 Digesto, 49.16.4.10. (Men. 1 de re milit.). Gravius autem delictum est detrectare munus militiae quam adpetere: nam et qui ad dilectum olim non respondebat, ut proditores libertatis in servitutem redigebantur. Sed mutato statu militiae recessum a capitis poena est, quia plerumque voluntario milite numeri suplentur. En la actualidad, el art. 604 del Código Penal castiga a quien sin ninguna causa legal deje de presentarse para cumplir con el Servicio Militar con pena de prisión de seis meses a dos años e inhabilitación absoluta de diez a catorce años si el hecho ocurre en tiempo de paz. Si el hecho ocurre en tiempo de guerra el castigo es de dos a cuatro años de prisión y también de diez a catorce años de inhabilitación absoluta. En el primero de los casos el reo, una vez cumplida la pena, no se encontrará obligado al cumplimiento del servicio militar, sin que la ley establezca claramente lo que ocurrirá en tiempo de guerra una vez cumplida la pena. PEDRO CAÑAS NAVARRO 22 los dos ejércitos de maniobra, cada uno de ellos compuesto por treinta a cuarenta mil hombres35. En el Dominado se mantienen las fuentes de reclutamiento indicadas para el período anterior: la conscripción, que ya no afecta a toda la población sino especialmente a los hijos de los soldados36 y a otros sectores no bien determinados (vagi), el voluntariado y los mercenarios procedentes de fuera del Imperio, cuya importancia va creciendo con el tiempo. En esta época los censos contienen información adicional sobre el grupo profesional al que pertenece el individuo, grupo al que en un principio debe mantenerse ligado de por vida él y, en algunos casos, sus descendientes, entre ellos el militar. No quiere esto decir que el resto de la población se encuentre exenta de cargas militares, sino que esta obligación se ha transformado para los propietarios agrícolas en un impuesto afectado, el aurum tironucum, cuyo auténtico significado era el de una conmutación por dinero de los reclutas37, que debían aportar una tasa de veinticinco a treinta sólidos por hombre. La recaudación se empleaba para sufragar los gastos del ejército, que conseguía sus efectivos además de a partir de la clase militar, los hijos de los soldados, de aquellos no pertenecientes a ninguna clase, los vagi, y por último de los mercenarios bárbaros38. Con relación al alistamiento de vagabundos, que pueden ser definidos desde un punto de vista censal como aquellos que carecen de inscripción39, se deben considerar los siguientes textos, de fecha próxima al 400 dC., en los que se refiere a ellos y a otros de los reclutas forzosos como son los hijos de veteranos. En una primera aproximación se puede dudar de la eficacia militar 35 36 37 38 39 ELTON, H. W.: Warfare in Roman World, ed. Oxford University Press, Oxford 1996. Véanse entre otros los siguientes textos del Código Teodosiano: 7.22.1. (del 313), 7.22.2. (del 326), 7.22.5. (del 334) . La sustitución del servicio militar por dinero se ha mantenido en algunos países hasta épocas muy recientes, (art. 1043 del Código Civil español). Los principales estudios sobre el ejército romano de este período pertenecen a COUISIN, P.: Les armes romaines,1926, que estudia especialmente la barbarización del equipo de los soldados; NISCHER, E.: J.R.S.,13, 1923, que estudia las reformas militares de Diocleciano y Constantino; BABUT Ch.: "Recherches sur la garde impériale", Rev. hist., vols. 114 y 116, que si bien analiza en especial esta unidad también estudia más someramente el ejército en su conjunto. Es decir, que no se encuentran ligados censalmente a ningún lugar. Es posible que en esta época también se incluyera como vagi a los que no se encontraban vinculados a ningún grupo profesional. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 23 de un ejército constituido por tal material humano; es por ello por lo que en algunas circunstancias se prohibió el acceso al ejército a los vagi, junto a los viejos y a los colonos ligados a la tierra40 (al censo). En el primero de los textos citados anteriormente (C.12.43.1) se pretende evitar la incorporación al ejército de personas de escaso interés militar, como vagabundos o viejos, o de interés económico como aquellos vinculados al censo (de alguna propiedad agraria se entiende). El significado de este texto es el prevenir que los propietarios obligados a presentar reclutas, entreguen a personas que no puedan realizar un servicio militar provechoso para el Imperio. Sin embargo, en el segundo de los textos se compara a los vagos con los hijos de los veteranos, que se encontraban obligados al servicio militar. El problema del reclutamiento durante el Dominado, que llevó a muchos propietarios a no censar personas de sus tierras para eludir su alistamiento, así como a llevar al ejército a personas totalmente inhábiles para el servicio militar, aparece así mismo en el siguiente texto de los emperadores Graciano, Valentiniano y Teodosio del año 380. En él se dan instrucciones sobre la calidad de los reclutas que deben ser aportados y se amenaza con aumentar la contribución en el supuesto de que no se obedezcan las órdenes de las autoridades competentes41. El censo y el catastro se emplean, así mismo, para fijar las obligaciones militares de las distintas agrupaciones territoriales, repartiéndose la carga de una forma análoga a como se reparten los tributos, si bien no según las tradicionales unidades iuga-capita sino a unas mayores denominadas capitula42; es decir, se crea un derivado del censo y el catastro, una especie de "censo de obligaciones militares", cuya unidad es el 40 41 42 C.12.43.1: Nullus tiro vagus aut veteranus aut censibus obnoxius ad militiae accedat y C.Th.7.18.10:… protectores, qui ad inquisitionem vagorum per provincias diriguntur nullas in retinendis fugitivis dumtaxat indigenis iniurias possessoribus parent quia hoc illis tantum permittitur, ut desertores veteranorum filios ac vagos et eos, quos militiae origo consignat, ad dilectum iuniorum provocent. C.Th. 7.13.8: … qui ad inquisitionem vagorum per provincias diriguntur nullas in retinendis fugitivis dumtaxat indigenis iniurias possessoribus parent quia hoc illis tantum permittitur, ut desertores veteranorum filios ac vagos et eos, quos militiae origo consignat, ad dilectum iuniorum provocent. Impp.Gratianus, Valentinianus et Theodosius aaa. Edictum ad provinciales. Inter optimas lectissimorum militum turmas. C.T.11.16.14. PEDRO CAÑAS NAVARRO 24 capitulum43, que permite a la administración la obtención de soldados y de caballos44 de forma equitativa a lo largo de todo el Imperio. El siguiente texto de Constantino contenido en el Código45 pone de manifiesto la relación existente entre los capitula y el suministro de reclutas. En este texto aparece mencionado el funcionario llamado exactor; más adelante, al analizar el procedimiento de pago a las tropas, se volverá a estudiar este empleo no propiamente militar. Como se indica en el siguiente gráfico, los capitula se forman a partir de los datos censales existentes, sobre las capita y iuga de los propietarios. No es bien conocido el procedimiento de integración que se seguía. capita capitula iuga En relación con la obligación de los propietarios de suministrar reclutas, debe quedar claro que era genérica; es decir, el recluta suministrado no tenía que ser necesariamente uno de los colonos del propietario46 sino que podía ser cualquier persona apta para el servicio. Lo mismo se podía decir de los pueblos de campesinos propietarios que eran responsables colectivamente del suministro de un grupo de reclutas: tampoco tenían que ser necesariamente habitantes del pueblo considerado. Para racionalizar el sistema era posible iniciar un procedimiento que traspasara parte de la carga correspondiente a un pueblo que hubiera perdido población a otro que hubiera crecido. El problema de aquellos propietarios que, dado el importe de sus 43 44 45 46 JONES, A.H.M.: The Late Roman Empire 284-602, ed. Basil Blackwell,Oxford, 1973, pp.615 y ss. Los capítula son pues una unidad censal compleja, que fija las obligaciones militares de los inscritos en el censo. HOMO, L.: El Imperio Romano,ed. Espasa Calpe, Madrid 1980, p.203. Lógicamente esta contribución, al igual que en el caso de la obligación de aportar soldados, podía ser redimida en dinero en algunas ocasiones. C.12.28.2.1: Quibus omnibus condonamus, en exactorum vel turmariorum, quos capitularios vocant, curam subeant vel obsequium temonariorum vel pentaprotiae aut etiam tironis praestationem agnoscant. Recuérdese C.12.43.1., previamente citado, que parece excluir de los reclutas a censibus obnoxius. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 25 propiedades, se encontraban obligados únicamente a proporcionar una fracción de soldado, se resolvía mediante la creación de asociaciones47 de contribuyentes, llamándose el responsable de las mismas temonarius o capitularius. Sobre el período de conscripción, Amiano48 indica que era anual. Con relación a esta cuestión véase el texto49 del Código Teodosiano (7.18.14 del 403). En cualquier caso, el sistema de reclutamiento basado en el censo se pervirtió por la existencia de tan gran número de exenciones y conmutaciones50, lo cual condujo a la introducción de cada vez un mayor número de mercenarios bárbaros en el ejército y a la práctica desaparición de romanos en el mismo; fenómeno que se conoce como barbarización del ejército romano, con las consecuencias conocidas, en especial para las provincias occidentales. Desde un punto de vista jurídico es sumamente interesante analizar el vínculo existente entre el soldado mercenario bárbaro, posiblemente mayoritario en el ejército a partir de mediados del siglo IV, y el Imperio. Existen tres tipos diferentes de relaciones jurídicas51 que se corresponden a tres tipos diferentes de alistamiento: Alistamiento individual El soldado bárbaro se incorpora individualmente al ejército, realizando el juramento tradicional de fidelidad al emperador. Su situación jurídica es análoga a la de los antiguos auxiliares y se encuentra sometido a la disciplina y legislación romana. En principio serviría junto con ciudadanos romanos, si bien el número de éstos era cada vez más exiguo. Alistamiento colectivo Tiene lugar tras un acto formal de sumisión de un grupo de bárbaros. Éstos eran llamados gentiles o laeti. Fueron muy frecuentes en el ejército del Imperio de Oriente. 47 48 49 50 51 JONES, 1973, p. 67. Amm. XXXI. IV. 4. Es posible que ya en esta fecha la existencia de levas anuales de romanos fuera un anacronismo, estando el ejército compuesto mayoritariamente, hasta en sus más altas instancias, de bárbaros. Ep. 225 de san Gregorio Nacianceno en la que se solicita al magister militum la exención del hijo de un soldado que había llegado a ser lector en una iglesia: C.T. 7.13.15 (del 402, conmutación); C.T. 7.13.18 (del 407, conmutación); C.T. 11.18.1 (del 412, conmutación y lista de exenciones); C.T. 7.13.22 (del 428, exención). HOMO, L.: El Imperio Romano, ed. Espasa Calpe, Madrid, 1980. PEDRO CAÑAS NAVARRO 26 Contrato colectivo Contrato de un grupo de bárbaros, incluso una tribu. Estos soldados eran los foederati y su vinculación con la autoridad imperial era meramente contractual, con lo que fácilmente podía ser rota. El estatuto jurídico de estos mercenarios es algo que no se encuentra claro52. En la guerra de liberación de Italia, Belisario53 mandó ejecutar, de acuerdo con la ley marcial romana, a dos mercenarios hunos que servían en el ejército imperial por haber matado borrachos a un compañero, cosa que entre los bárbaros se solucionaba con una compensación económica a la familia. Las protestas que el castigo generó indican que esta actuación no era frecuente. Problemas jurídico-censales del domicilio de los soldados Desde un punto de vista jurídico-censal es interesante analizar la cuestión del domicilio de los soldados. El texto básico sobre la cuestión es el fragmento de Hermogeniano contenido en el Digesto54. A partir del análisis de este fragmento se deduce que el soldado puede encontrarse en dos situaciones distintas con relación a su domicilio: a) El soldado posee bienes en su patria. En este caso su domicilio se encuentra en ella; se trata, obviamente, del domicilio de derecho ya mencionado por Paulo y extendido a partir de Diocleciano durante el Dominado y diferente de domicilio como situación de hecho propio del derecho clásico. b) El soldado no posee bienes en su patria. En este caso su domicilio se encuentra allí donde presta su servicio. Esta situación es análoga a la existente en el derecho español actual, como aparece en el C.C. art. 40.1 y LEC, art.68. 52 53 54 VALLET, F. y KAZANSKI, M.(eds): L´armée romaine et les barbares: IIIe au VIIe siècle, Introducción, ed. AFAM, Rouen , 1993. GIBBON, E.: The Decline and Fall of Roman Empire, vol. II, ed. Encyclopaedia Britannica Inc, Chicago (1952), p. 4. Realmente lo que fue de acuerdo con la ley marcial romana era el delito causa de la ejecución, no el método, ya que el procedimiento fue el más ignominioso para los hunos. Digesto,50.1.23.1 (Hermog.1.iur.epit.). Miles ubi domicilium habere videtur, ubi meret, si nihil in patria possideat. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 27 Se debe considerar que el concepto de domicilio empleado en cada una de las situaciones es diferente, ya que mientras en la primera se trata de una situación de derecho, en la segunda el domicilio es una cuestión de hecho. El que en un mismo texto aparezcan los dos conceptos antitéticos de domicilio es señal inequívoca de la poca definición de este concepto jurídico. Problemas jurídico-censales de los hijos de los soldados Durante mucho tiempo una de las ventajas, para los no ciudadanos, de servir en el ejército era la concesión de la ciudadanía para ellos y sus familias en el momento de licenciarse honrosamente. A partir del año 140 dC. la concesión de ciudadanía fue sólo para el soldado, no para los hijos, que si pretendían obtenerla debían alistarse así mismo en el ejército. La prohibición de matrimonio durante el servicio militar generaba un problema de diferente naturaleza: la existencia de hijos, lógicamente ilegítimos, habidos durante la permanencia en filas55. En efecto, durante mucho tiempo los militares, con un empleo inferior al de centurión, no podían contraer justas nupcias56, lo cual se traducía en que los hijos habidos de estas uniones no eran inscritos en el registro establecido por las leyes Aelia Sentia y Papia Popea. Para evitar que la muerte del padre soldado perjudicara a sus hijos naturales, era frecuente sustituir el registro, que les estaba vedado, por una declaración ante testigos en la que se afirmaba la paternidad del niño, a fin de su posterior introducción en el censo de ciudadanos romanos cuando su padre fuera honrosamente licenciado. 55 56 CAMPBELL, B.: "The Marriage of Soldiers under the Empire", JRS, 68, 1978, pp.153-166. Esta prohibición fue introducida posiblemente por Augusto. La prohibición de matrimonio para los soldados fue abolida por Septimio Severo en el 197 d C. Es cierto que con anterioridad se había concedido un cierto reconocimiento a las "esposas" de los soldados, si bien no completo. Así, el papiro Mitteis nº 372, correspondiente a los años 114-142 d C., contiene una serie de declaraciones en las que las autoridades niegan el carácter de esposas a romanas que convivían con soldados, si bien admiten que a ellas o sus hijos los soldados difuntos les hayan dejado sus bienes en testamento. El hecho de la existencia de numerosas peticiones de reconocimiento indica que la realidad social se estaba imponiendo a la norma legal. PEDRO CAÑAS NAVARRO 28 A continuación se adjunta una de estas declaraciones57: Marco Lucrecio Clemente, soldado de caballería del escuadrón de Silvanos en la primera cohorte de los Tracios, llamó a los abajo firmantes a testificar y jurar por Júpiter Óptimo Máximo y por la divinidad de los deificados emperadores y por el genio del emperador César Trajano Adriano Augusto, que mientras estaba en el servicio militar llegó a ser padre, con Octavia Tamustha, de un hijo natural, llamado Sereno, el 25 de abril del año 11 del emperador César Trajano Adriano Augusto; y él declara que ha hecho esta declaración por la restricción impuesta por el servicio militar, a fin de que su hijo natural Sereno tenga esta prueba para certificar su estatus de ciudadano, después de que él sea honrosamente licenciado. En el campamento de invierno de la 1ª cohorte de los tracios enfrente de Apolinópolis Magna en la Tebaida , el 1º de mayo del año previamente indicado. (testigos) Gayo Antonino Máximo, armero del escuadrón de Lucio Farsulio; Mario Antonino, del escuadrón de Rufo; Gayo Barga, soldado del escuadrón de Lucio Farsulio; Gayo Julio Marcelo, suboficial....; Tito Marsias Bammogali...; Numerio Alexa, hijo de Longo; Marco Lucrecio Clemente… Una cuestión a considerar, sobre el estado civil, era la situación del soldado que antes de alistarse se encontraba legítimamente casado. Los casos que se podían presentar con sus hijos eran los siguientes: a) Hijos habidos antes del alistamiento. Eran legítimos y como tal podían apuntarse en el registro correspondiente. b) Hijos habidos después del alistamiento. Su estatus depende de que el matrimonio se considerara vigente o que el hecho de la incorporación al ejército supusiera su ruptura, caso no totalmente dilucidado en la actualidad58, si bien existen fuentes que indican que los hijos habidos de estas uniones eran ilegítimos, lo cual parece suponer que el matrimonio se rompía al ingresar en la milicia59. 57 58 59 Tomada de L´Année Epigraphique, 1937, nº 112, correspondiente al año 127 d C. CAMPBELL, art. cit., 1978, pp.153-166. La idea de que el ingreso en el ejército supusiera la ruptura del matrimonio no es ajena al pensamiento jurídico romano de esa época, en el que se considera al matrimonio como una situación de hecho. La situación se rompe cuando el marido se alista y, en principio, deja de convivir con su esposa. De cualquier forma esta cuestión no se encuentra dilucidada. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 29 El estatus de los hijos ilegítimos de los soldados no era reconocido en principio, por lo que no tenían obligación de mantener a los hijos habidos con sus concubinas. Con el paso del tiempo el derecho fue considerando la situación de los hijos ilegítimos de los soldados. La institución del testamento militar permitía que los soldados, aunque no fueran sui iuris, beneficiaran a sus hijos ilegítimos si morían durante el servicio. Desafortunadamente este privilegio sólo duraba mientras se encontraban en filas; al licenciarse, los bienes de los veteranos que murieran pasaban a sus padres por derecho de peculio. Posteriormente, en tiempos de Adriano, el derecho a disponer de sus bienes se extendió asimismo a los veteranos60 honrosamente licenciados. Fue también durante el gobierno de Adriano cuando se promulga la Epistula Hadriani61, en la que se concede la bonorum possessio ab intestato a los hijos ilegítimos de los soldados. El tipo de bonorum possessio concedido es el de bonorum possessio unde cognati62 no el de bonorum possessio unde liberi63; este matiz tiene su trascendencia pues indica que si bien se reconoce a los hijos ilegítimos, no se les reconoce en el concepto de hijos sino en el de parientes. Realmente en el concepto de liberi no sólo se deben incluir a los hijos sino a todos los que serían sui del de cuius; por el contrario, en la bonorum possessio concedida a los hijos naturales de los soldados eran llamados los parientes consanguíneos hasta el sexto grado, y el cognado de séptimo grado únicamente en el supuesto de que el padre de éste y el del de cuius fueran nietos de hermanos. La anona militar Una cuestión importante en cualquier ejército es su aprovisionamiento. En el supuesto de un ejército numeroso, permanente y muy disperso en el espacio, como era el ejército romano, necesariamente ha de existir una 60 61 62 63 I. 2.12.pr. SCHULTZ, F.: Derecho Romano Clásico, ed. Bosch, Barcelona 1960, p. 223. GARDNER, J.F.: Labeo 42-1, 1996, p.88, indica cómo la equiparación de hijos ilegítimos de los soldados a cognati se encuentra en una carta del emperador al prefecto de Egipto. Esta autora matiza que la disposición comentada no favorecería al hijo ilegítimo en el caso de que el soldado difunto tuviera hijos legítimos o hermanos. Abreviatura de: bonorum possessio ex illa parte edicti unde liberi ad bonorum possessionem vocantur. PEDRO CAÑAS NAVARRO 30 relación importante entre la estructura militar y la estructura censal agraria que debe proporcionar el suministro, en especial el alimenticio, y en el caso de unidades montadas, también de sus caballos o camellos. En tiempos de Domiciano existen indictiones annonariae necesarias para el mantenimiento del ejército64. Este sistema de financiación del aprovisionamiento, junto con las requisas militares siempre existentes, siguió en vigor en la época de los Antoninos; así en el Panegírico a Trajano, Plinio indica que los aliados sufrieron novi indictionibus. Ya desde tiempo de Septimio Severo existía un departamento imperial encargado de la gestión de los aprovisionamientos militares65. La citada gestión, en esta época dependía del fisco, siendo llevada la contabilidad general de la misma por la oficina a rationibus66, empleando para ello a unos funcionarios denominados dispensatores67, encargados de a copiis militariis. En cada provincia las cuentas eran llevadas por los gobernadores. De acuerdo con Van Berchen, la anona militar constituyó originalmente un impuesto extraordinario, institucionalizándose posteriormente bajo la dependencia del prefecto del Pretorio; ciertamente la situación de guerra casi continua del siglo III hace que la diferencia entre impuesto ordinario y extraordinario no sea relevante. Con carácter subalterno existió un cargo denominado procurator arcae expeditionalis encargado de conseguir los aprovisionamientos necesarios para las tropas en campaña y otro denominado praeposito annonae, este último cargo evolucionó al de procurator annonae, más específico, de orden ecuestre y rango sexagenario. La recogida de este impuesto, estuviera o no institucionalizado, se realizaba en las mansiones en las que se encontraba dividido el territorio del Imperio, constituyendo una estructura censal específica. Los gobernadores recibían con anticipación relación de las necesidades de las tropas, y comunicaban a los decuriones del distrito las cantidades necesarias, así como la fecha en que debían estar disponibles. Éstos, en función de los datos censales, procedían a su exacción. 64 65 66 67 Por indictiones se entiende tanto el acto de establecimiento de un impuesto como el el mismo impuesto, que no sea el tributum o el vectigalia. En función del contexto donde aparezca deberá prevalecer uno u otro de los significados de este término. VAN BERCHEN: "L’ annone militaire dans l’Empire romain", Mémoire Societé antiquaires de France, 80, 1937, pp. 117 y ss. NICOLETTI, A.: "I prefetti del pretorio e la riscossione dell’annona militaire", Labeo, 15, 2, 1962, pp. 177 y ss. Se conoce un dispensator rationum copiarum expeditionibus felicissime II et III Germanica. Véase la cita de Nicoletti. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 31 La anona militar podía ser recaudada en todas las regiones del Imperio; ni siquiera Italia estaba exenta, como aparece en una inscripción encontrada en Trento68. Esta era una de las aplicaciones del censo italiano; no debe olvidarse que la situación de Italia con relación a las exacciones tributarias fue especial hasta la época de Diocleciano. De acuerdo con A. Nicoletti, existió una exención, de base censal, que beneficiaba a los grandes terratenientes. Una constitución de Caracalla establece que sólo se contribuirá a la anona militar con los bienes in natura que se encuentren directamente en los fundos. Censo de veteranos De acuerdo con el Digesto hay tres clases de licencia69: la honrosa, al cumplir el tiempo de servicio o por concesión especial; por invalidez, al pasar a ser menos idóneo para el servicio por motivos físicos o psíquicos; y la deshonrosa, cuando se es expulsado del ejército por cometer algún delito. La situación de veterano70, honrosamente licenciado, implicaba una serie de privilegios, tanto de consideración social como fiscales y penales. Una comunidad política tan extensa como la romana, precisaba la existencia de un censo de veteranos, a partir del que se pudieran emitir certificados que justificaran esta situación jurídica. En Roma existía un registro en el que se inscribían todos los soldados licenciados honrosamente71. Se encontraba en el Capitolio, en forma de un conjunto de tabletas de bronce. Los veteranos podían solicitar, a sus expensas, un certificado, también en bronce, en el que se copiaba el contenido del censo de licenciados, indicando la ubicación física de la tableta 68 69 70 71 CIL 55.036. C. Valerio C.f. Pab. Mariano honores omnes adepto trident. Flamini Rom et Aug. Praef. quina augur. Adlecto annon. Leg. III Italie. Sodali sacrarum. D. 49.16.13.3. Missionum generales causae sunt tres: honesta causaria ignominiosa. Honesta est, quae tempore militiae impleto datur: causaria, cum quis vitio animi vel corporis minus idoneus militae renuntiatur: ignominiosa causa est, cum quis propter delictum sacramento solvitur. Et is, qui ignominia missus est, neque Romae neque in sacro comitatu agere potest. Et si sine ignominiae mentione missi sunt, nihilo minus ignominia missi intelleguntur. LEWIS, N. y REINHOLD, M.: Roman Civilitation, vol. II, ed. Columbia Press, New York , 1990, p. 486. Frecuentemente a los licenciados por invalidez también se les consideraba honrosamente licenciados. Ibídem, p. 483. PEDRO CAÑAS NAVARRO 32 original. Estos certificados son los llamados diplomas militares de los que existen unos doscientos. El procedimiento de emisión de la copia podía ser largo, por ello también era posible la emisión de un certificado transitorio en madera hasta que se emitiera el definitivo en bronce. El contenido del censo de veteranos estaba formado por una serie de declaraciones de licenciamiento honroso que podemos conocer a partir de los certificados transitorios o los diplomas definitivos. Por su interés se reproducen un certificado transitorio, un certificado definitivo y un certificado definitivo (en latín) donde se hace clara referencia a la estructura del registro de veteranos: Certificado transitorio emitido en madera por el prefecto de Egipto72 Consulado de Marco Acilio Aviola y Pansa a 4 de enero. Tito Haterio Nepos, prefecto de Egipto, otorga la licencia honrosa a Lucio Valerio Noster, soldado de caballería en el escuadrón gaviano del batallón de Voconta, que ha completado su servicio. (firma del prefecto) Yo examino el anterior documento y concedo la licencia honrosa. Certificado definitivo correspondiente a un oficial de la Armada 73 El emperador César Vespasiano Augusto, pontífice máximo, que disfruta de la potestad tribunicia por segundo año, aclamado emperador seis veces, padre de la Patria, tres veces cónsul, ha otorgado a los veteranos cuyo nombre se indica debajo, que han servido en la flota de Miseno a las órdenes de Sexto Lucilio Basso, completando los 26 años de servicio, y a quienes he instalado en la colonia de Pestum, a ellos y a sus hijos y descendientes la ciudadanía y el derecho de casarse con las mujeres que tenían en el momento de otorgar la ciudadanía, o si estaban solteros, con aquella que tomen después, pero una única mujer para cada hombre. Dado el 9 de febrero en el consulado del emperador César Vespasiano Augusto, por tercera vez y Marco Cocenio Nerva. 72 73 WILCKEN, nº 457, que equivale a Dessau nº 9060. La fecha a que corresponde es el 122 dC. CIL, vol XVI, nº12, correspondiente al año 71 dC. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 33 Centurión Hezbenus, hijo de Dulacenus, sapeano74, y a su hijo Doles75. (testigos) Décimo Liburnio Rufo; Gayo Salustio Crescens, soldado en la centuria de Augurino de la 4º cohorte pretoriana de Filipi; Publio Popilio Rufo, de Filipi; Lucio Vetuedio Valens, de Filipi; Lucio Vetuedio Primigenio, de Filipi; Cneo Cornelio Floro, de Filipi, Gayo Herenuleyo Chriseros, de Filipi. [Copia certificada tomada de la tableta de bronce situada en el Capitolio, junto al altar de la familia Julia, en la parte externa, a los pies (tableta I)] Este diploma fue encontrado en Tracia; es decir, aunque Hezbenus, junto con los veteranos de la flota de Misena76 quedaron establecidos en el año 71 en Pestum (sur de Italia), el citado centurión volvió a su tierra nativa, lo cual confirma la cita de Tácito (Anales XIV, 27) en la que indica que las disposiciones tomadas para repoblar el sur de Italia con veteranos tuvo pocos efectos, pues éstos se dispersaron por sus provincias natales. Desde un punto de vista jurídico-censal, el anterior diploma plantea una serie de cuestiones de interés: - Se trata de un certificado múltiple, ya que se extiende a dos personas: el centurión Hezbenus y su hijo Doles. El significado de esta multiplicidad debe ser aclarado. En una primera aproximación se podría suponer que ambos son veteranos de la Armada que han servido veintiséis años, pero el hecho de que se cite conjuntamente al hijo y al padre hace difícil aceptar esta opinión, salvo que se parta de hipótesis muy rebuscadas. Es verosímil que el nombre del hijo apareciera únicamente para recalcar su ciudadanía, sin implicar que fuera veterano; si bien no es éste el significado literal del certificado transcrito. - El certificado se emite con la presencia de varios testigos, lo que indica el gran valor jurídico que se le atribuía. - La concesión del derecho de casarse con la mujer con la que se conviviera, deja traslucir que, en esta época, era frecuente el hecho de 74 75 76 Los sapeanos constituían un pueblo tracio. No es frecuente en los diplomas militares la inclusión del nombre de los hijos a los que se otorga la ciudadanía. LEWIS, N. y REINHOLD, II, p. 484. Los licenciados ese año de la flota de Rávena fueron establecidos en Panonia. PEDRO CAÑAS NAVARRO 34 que los soldados convivieran con mujeres a las que la ley concedía algún tipo de reconocimiento ya que llama "solteros" a los que no vivieran con ninguna mujer. - Hezbenus era centurión y por tanto debía tener derecho a casarse antes de licenciarse. El reconocimiento de este derecho en el certificado indica: bien que su contenido era una fórmula fija, independiente de empleo del licenciado, bien que los oficiales de la marina no tenían los mismos derechos quelos oficiales de tierra. Ambas hipótesis parecen igualmente probables. Certificado con indicación de la estructura del censo de veteranos77 Diploma militaris peregrini Imp. Caesar Vespasianus Augustus Pontifex Maximus tribunicia potestate II, imperator VI, pater patriae, cos. III, designatus IIII, veteranis, qui militaverunt in classe Ravenae sub Sex. Lucilio Basso, qui sena et vicena stipendia aut plura meruerunt et sunt deducti in pannoniam, quorum nomina subscripta sunt, ipsis liberis posterisque eorum civitatem dedit et connubium cum uxoribus, quas tunc habuissent, cum est civitas is data, aut siqui caelibes esset, cum iis quas postea duxissent, dumtaxat singulis singulas. Nonis aprilibus Caesare Augusti filio Domitiano, Gn. Pedio Casco cos. Platori Veneti filio, centurioni, Maezeio. Descriptum et recognitum ex tabula Aenea, quae fixa est Romae in Capitolio ad aram gentis Iuliae de foras podio sinisteriore (tabula I, pagina II, loco XXXXIIII) T. Iuli Rufi Salonitani equitis romani; P. Vibi maximi Epitaurensis equitis romani; T. Fani Celeris Iadestini decurionis;C. Marci Proculi Iadestini decurionis; P. Caetenni Clementis Salonitani; P. Luri Moderati Risintinani; Q. Publici Crescentis Iadestini. Este texto nos permite conocer tanto la estructura completa de los diplomas militares, como la del censo de veteranos que se encontraba en el Capitolio. En relación con la primera cuestión aparece ciertamente la tradicional concesión de ciudadanía, también para la mujer que tuviera, o si era 77 Se trata del llamado diploma militar peregrino tomado de la BIA en donde se encuentra clasificado como DMPer. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 35 soltero con la primera con que se casara. La semejanza entre este certificado y el anterior parecen indicar la existencia de algún tipo de fórmula para su redacción. Con respecto al registro de veteranos, se puede deducir que su estructura era la siguiente: - El Capitolio se encontraba dividido a estos efectos en puntos registrales, como por ejemplo "a la izquierda del altar de la gens Iulia". - Cada uno de estos puntos registrales contenía tabulae numeradas. - Cada tabula se descomponía en páginas. - Cada página se dividía en lugares, que correspondían a un veterano: por ejemplo, el XXXXIIII corresponde a Maezeio. Con el tiempo se debió extender el registro a otros edificios distintos del Capitolio, como el templo de Augusto y Minerva78. Mientras las legiones estuvieron compuestas de ciudadanos romanos, sus veteranos al licenciarse no recibían diploma militar. Algunas veces fue preciso, por razones militares, transferir personal de otras unidades; por ejemplo, de la infantería de marina, que dependía de la Armada, a algunas legiones. La transferencia solía ser permanente, con lo que al jubilarse los antiguos marinos en la legión aparecía un problema jurídico, pues no recibían el diploma que les otorgaba la ciudadanía por no otorgarse a los legionarios por la razón antedicha. Este problema se solucionaba mediante intervención de la autoridad competente, que mandaba inscribir en el censo de veteranos a los legionarios ex marinos licenciados; con el tiempo, la situación de legionarios no ciudadanos se hizo frecuente con lo que la inscripción dejó de ser una excepción. A continuación se relaciona la solicitud de inscripción en el censo de veteranos de los legionarios no ciudadanos79: 78 79 En la Bibliotheca Iuris Antiquus aparecen otros diplomas militares correspondientes a pretorianos. En uno de ellos, el más completo -procedente del tiempo de Antonino Caracalla- tras la tradicional concesión de ciudadanía a los hijos y esposa que tuviera en el pasado o la primera con la que se casara después del licenciamiento, aparece la siguiente inscripción relativa al registro de veteranos: Descriptum et recognitum ex tabula aerea quae fixa est Romae in muro post templum divi Augusti ad Minervam. Una hipótesis alternativa sería que existieran distintos registros para los diferentes cuerpos, correspondiendo el Capitolio a la Armada y el templo de Augusto a la guardia pretoriana Se trata del papiro nº 1026 de la Sociedad Italiana de Papiros. Corresponde al año 150 d C. PEDRO CAÑAS NAVARRO 36 A Villo Cado, legado del emperador con rango de pretor, de veintidós veteranos de la legión X Fretensis, que comenzaron su servicio militar en el consulado de Glabrio y Torcuato o de Paulino y Aquilino <125 y 126 dC.>, cuyos nombres se adjuntan. Ya que nosotros hemos servido, mi señor, en la Flota Pretoriana de Misena y después hemos sido transferidos a la legión Fretensis gracias a la indulgencia del divino Adriano, y mantenemos un expediente sin mancha como buenos soldados por más de veinte años, ahora hemos llegado a la venturosa edad de ser liberados de nuestros juramentos militares e instalarnos en Alejandría en la costa de Egipto, pedimos te dignes a confirmar por escrito que hemos sido licenciados por ti, de forma que quede claro que hemos sido licenciados (de la legión) y no de la flota, para que este certificado pueda servirnos como credencial en caso de necesidad, te damos gracias por siempre por tu amabilidad. (siguen los nombres de los veintidós veteranos con indicación de la centuria en la que sirvieron, o al menos en la que se licenciaron80) Yo Lucio Petronio Saturnino, presento esta petición en mi nombre y de mis compañeros veteranos. Yo Pomponio lo escribo. (por otra mano) No es costumbre que los veteranos de las legiones reciban un documento escrito, pero vosotros deseáis que el prefecto de Egipto sea informado que habéis sido liberados de vuestros juramentos militares por mí por órdenes del emperador. Yo os daré tal documento además de vuestra prima de licenciamiento. Dado en la colonia de Cesarea el 22 de enero en el consulado de Squilla Alicano y Carmino Veto. (Copia certificada de una petición puesta con otras en el pórtico de Junia) Más adelante debió desaparecer este registro central, siendo reemplazado en tiempos de Constantino por registros en las grandes unidades militares81. En un principio el original del licenciamiento de grupos de 80 81 La unidad básica de referencia del ejército romano era la centuria, como ahora es la compañía, siendo la unidad genérica de referencia la legión. LEWIS, y REINHOLD, II, 1990, pp. 491 y ss. En esta obra se cita: AE, 1937, nº 232 que equivale a FIRA, vol I, nº 93 y que viene a corresponder al año 311 dC. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 37 soldados permanecía en los archivos de la unidad, emitiéndose copias certificadas individualizadas a los soldados. El erario militar Relacionado con el censo de veteranos se encontraba el erario militar, destinado a hacer frente a los pagos debidos a los veteranos. Los soldados romanos, a partir de Mario, solían recibir al licenciarse, junto con la ciudadanía los que no la tuvieran, un premio consistente bien en tierras, bien en dinero, bien en ambas cosas. Durante la República esta "jubilación" no se encontraba reglada, dependiendo de la habilidad política de cada general la obtención de estos beneficios para sus veteranos82. Augusto institucionalizó las jubilaciones de los soldados mediante la creación del erario militar83, consistente en un fondo de pensiones que permitía a la administración imperial hacer frente, de forma sistemática, a sus obligaciones con los veteranos. Este fondo de pensiones no se nutría con aportaciones de los soldados, ni tampoco con aportaciones directas del ejército. Augusto estableció como fuentes para la dotación del mismo los siguientes impuestos: - Vicesima hereditatium, impuesto censal del cinco por ciento sobre las herencias de los ciudadanos. - Centesima rerum venalium, impuesto del uno por ciento sobre la venta de mercancías, semejante a los antiguos impuestos de tráfico de empresas (no se trataba de un IVA). 82 83 Se encontraban más vinculados con su general que con la República, a la que veían como algo abstracto y que además les escatimaba lo que habían ganado con su sangre. Es generalmente admitido que ésta fue una de las causas de la caída de la República. FERNÁNDEZ DE BUJÁN, A.: Derecho Público Romano, ed,. Civitas, Madrid 1997, p. 210. PEDRO CAÑAS NAVARRO 38 El siguiente esquema pone de manifiesto las relaciones entre los diferentes censos que se manifiestan en el erario militar: Censo de ciudadanos Vicesima hereditatium erario militar Censo de ciudadanos Centesima rerum venalium La Notitia Dignitatum: consideraciones censales y jurídicas84 Un censo general del ejército romano de finales del siglo IV se encuentra recogido en la llamada Notitia Dignitatum, escrita por el primicerius notarius. Existe una copia incompleta de alrededor del 395 dC. En este censo las tropas parecen clasificadas de acuerdo con la reforma realizada durante el Dominado, en tropas fronterizas y ejército de maniobra. En este censo se relacionan las distintas unidades, bien directamente bien por referencia al jefe de las mismas. A continuación se transcribe, como ejemplo, el registro del citado censo militar correspondiente, según algunos autores85, a parte de la provincia de Britania (la llamada Costa Sajona), no a toda la provincia como parece indicar el título del jefe superior (dux britanniarum), ya que las ciudades citadas pertenecen en su gran mayoría a la parte norte de la actual Inglaterra, aproximadamente lo que 84 85 JONES, II, 1973, p.1449 y ss., citándose las siguientes ediciones de la obra: Böcking, E. (1839-1853), Bonn ; Seck, O. (1876), Berlín. http://www. 2.elec.qmw.ac.uk/^kelvin/notitia.html. Esta opinión posiblemente no es correcta. Si bien es cierto que este censo separa la Costa Sajona de Britania, la cantidad de unidades censadas parece indicar que se refiere a ambas, tal y como indica el encabezamiento de "bajo el mando del ilustrísimo duque de la provincia de Britania". ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 39 ahora constituye la frontera entre Escocia e Inglaterra. Tampoco aparece ninguna referencia a la flota que custodiaba el canal de la Mancha y las aguas norteñas. La relación de unidades, bajo el mando del ilustrísimo duque de la provincia de Britania, es la siguiente: • Prefecto de la Legión VI , York • Prefecto de la caballería dálmata, Presidium • Prefecto de la caballería crispiana, Danum • Prefecto de la caballería acorazada, Morbium • Prefecto del numerus de barqueros del Tigris, Arbeia • Prefecto del numerus de los nervios de Dictum, Dictum • Prefecto del numerus de policía, Concagis • Prefecto del numerus de exploradores, Lovatris • Prefecto del numerus de directores, Vertreris • Prefecto del numerus de defensores, Bravoniacum • Prefecto del numerus de solenses, Maglona • Prefecto del numerus de pacenses, Magis • Prefecto del numerus de longovicani, Longivicium • Prefecto del numerus de supervenientes de Petuaria, Derventio A lo largo de la muralla86: • Tribuno de la 4ª cohorte de lingones, Segedunum • Tribuno de la 1ª cohorte de cornovii, Pons Aelius • Prefecto de la 1ª ala de asturianos, Condercum • Tribuno de la 1ª cohorte de Frixagores, Vindobala • Prefecto del ala sabiniana, Hunnum • Prefecto de la 2ª ala de asturianos, Cilurnum • Tribuno de la 1ª cohorte de bátavos, Procolitia • Tribuno de la 1ª cohorte de tungrios, Borcovicium • Tribuno de la 4ª cohorte de galos, Vindolanda • Tribuno de la 1ª cohorte87 de asturianos, Aesica • Tribuno de la 2ª cohorte de dálmatas, Magnis • Tribuno de la 2ª cohorte de los dacios de Adriano, (C)Amboglana 86 87 Se refiere a la muralla de Adriano que separaba la provincia de Britania de las tierras de los pictos Se encuentra rectificado a 2ª. PEDRO CAÑAS NAVARRO 40 • Prefecto del ala petriana, Petriana •? • Prefecto del numerus de moros de Aureliano, Aballaba • Tribuno de la 2ª cohorte de lingones, Concavata • Tribuno de la 1ª cohorte de hispanos, Axelodunum • Tribuno de la 2ª cohorte de tracios, Gabrosentum • Tribuno de la 1ª cohorte aelia classica88, Tunnocelum • Tribuno de la 1ª cohorte de los morini, Glannibanta • Tribuno de la 3ª cohorte de los nervios, Aliona • Cuneus de sármatas, Brementeracum • Prefecto de la 1ª ala herculea, Olenacum • Tribuno de la 6ª cohorte de nervios, Virosidum En principio todas estas tropas debieran de considerarse fronterizas, ya que al encontrarse en una isla era problemático su empleo como ejército de maniobra; sin embargo, en el listado de efectivos aparecen algunos indicios de que no se trataba de tropas fronterizas puras sino que tenían algún carácter de ejército de maniobra. En efecto, nótese el número apreciable de tropas de caballería, propias del ejército de maniobra, incluyendo caballería acorazada89, la elite de las fuerzas tardorromanas y bizantinas. Es curioso destacar el gran número de unidades que hacen referencia a españoles (hispanos, asturianos), señal de que, en algún momento de la historia del ejército romano, las provincias españolas fueron una de las principales fuentes de reclutamiento, en especial la zona donde residían los astures. La enumeración anterior está realizada en función de los cargos de los jefes de las unidades; en otras partes de la Notitia la técnica censal es diferente, ya que se citan las unidades directamente, así al listar las fuerzas de la provincia de Valeria (Notitia dignitatum, Occ. 33, Valeria90), se citan: 88 89 90 ¿Se trataría de marineros procedentes de la flota, quizá de la infantería de marina, que por necesidades pasaron a actuar como infantería normal? Se trata de los catafracti, hombres acorazados montados sobre caballos acorazados. Se corresponden, aproximadamente, a la imagen que se tiene vulgarmente de los caballeros medievales. Lo componían jinetes muy entrenados, caballos de gran fuerza y potencia, que no se encontraban en muchas partes del Imperio, y corazas, tanto para el hombre como para el caballo, de gran coste. Recuérdese que en la Edad Media sólo los nobles podían permitirse el lujo de combatir así equipados. http://www.shakti.trincoll.edu/^helton/warfare/milmisc.html ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 41 • Equites Sagittarii, Intercisa • Equites Dalmatae, Adnamantia De acuerdo con este censo, las unidades grandes frecuentemente se encontraban dispersas en varias localizaciones, como por ejemplo la Legio II Adiutrix que guarnecía la citada provincia de Valeria: • Prefecto de la Legio II Adiutrix, cinco cohortes, la mayor parte en Brigetio • Prefecto de la Legio II Adiutrix, cinco cohortes, la mayor parte en Alisca • Prefecto de la Legio II Adiutrix, la mayor parte en Florentia • Prefecto de la Legio II Adiutrix, la mayor parte en Aquincum • Prefecto de la Legio II Adiutrix, en un fuerte frente a Tautantus • Prefecto de la Legio II Adiutrix, Cirpi • Prefecto de la Legio II Adiutrix, Lussonio Un censo de este tipo constituye la representación de la población censada, en este caso el ejército, en un tiempo determinado. Ahora bien, los medios censales de la época no permitían esta perfección, por lo que era necesario realizar algunas menciones a la situación anterior de ciertas unidades. Así, en algunos casos, se indicaba que había habido un cambio en el lugar de acantonamiento de la misma, por ejemplo, en esta misma provincia de Valeria: • Cuneus Equitum Constantianorum, Lussonio, ahora en Intercisa • Cuneus Equitum Stablesianorum, Ripa Alta, ahora en Condracuha Así pues, la estructura del censo general del ejército romano es la siguiente: - Indicación, en su caso, de la diócesis - Indicación de la provincia (frecuentemente por el jefe militar de la misma) - Indicación del lugar de destino (una unidad grande puede tener varios, a veces se indica el destino antiguo y el moderno) Las unidades consideradas en este censo son distintas según se trate de cada una de las dos partes del ejército. Para las tropas del ejército de PEDRO CAÑAS NAVARRO 42 maniobra, las vexillationes y las legiones, si bien estas últimas unidades no tienen mucho que ver, en lo que a efectivos se refiere91, con la tradicional legión republicana o altoimperial ni con los actuales regimientos. El censo del ejército romano de maniobra y fronterizo, en Oriente y Occidente, es el que sigue: EJÉRCITO DE MANIOBRA Oriental Tipo de unidad Vexillatione palatinae Vexillatione comitatensis Legiones palatinae Auxilia palatina Legiones comitatensis Pseudocomitatensis Nº por efectivos medios 14 x 500 29 x 500 13 x 1.000 43 x 500 38 x 1.000 20 x 500 Subtotal Oriental Total 7.000 14.500 13.000 21.500 38.000 10.000 104.000 Occidental Tipo de unidad Vexillatione palatinae Vexillatione comitatensis Legiones palatinae Auxilia palatina Legiones comitatensis Pseudocomitatensis Subtotal Occidental 91 Nº por efectivos medios 10 x 500 34 x 500 12 x 1.000 64 x 500 33 x 1.000 28 x 500 Total 5.000 7.000 12.000 32.000 33.000 14.000 113.000 Ni, por supuesto, en cuanto a su composición por ciudadanos voluntariamente alistados. Sus efectivos serían preponderantemente reclutas forzosos y mercenarios bárbaros. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 43 TROPAS FRONTERIZAS Oriental Provincia Libia Egipto Tebaida94 Palestina Arabia Fenicia Siria Osroene Mesopotamia Armenia Isauria Escitia Mesia I Mesia II Dacia Subtotal Oriental 92 Legiones por 3.00092 2? 2+295 2+296 1 2 2 1 2 2 3 2 2 2 2 2 Otras unidades por 50093 20? 27 3597 2998 1999 24 16 17 15 23100 ---16 23 21 20 Total 16.000? 21.500 26.000 18.500 17.000 18.000 11.000 14.500 13.500 22.000 6.000 14.000 17.500 16.500 16.000 248.000 Se trata de valores medios, por lo demás es prácticamente imposible realizar un censo con otro tipo de valores pues los efectivos estarían modificándose continuamente. Estos valores se debían relacionar con los suministros y pagas. 93 Entre estas unidades se encontraban cohors, alae y numerum. 94 Tebaida aparece en este censo como una provincia independiente, por lo menos en lo que a su situación militar se refiere. 95 La V Macedónica y la XIII Gémina tenían unos efectivos de sólo mil hombres cada una. 96 Las I y II Valentiniana tenían asímismo unos efectivos de mil hombres cada una. 97 Incluye una unidad de mil hombres, la nº 35. 98 Incluye dos alae miliariae, las nº 32 y 36. 99 Incluye dos alae miliariae, las nº 25 y 28 y una cohors miliaria, la nº 31. 100 Incluye tres cohors miliariae, las nº 27, 29 y 30. PEDRO CAÑAS NAVARRO 44 Occidental Provincia Bretaña Costa Sajona España Tingitana Tripolitana Panonia I Panonia II Valeria Retia Secuania Moguntiacum Belgica Armórica Otras Legiones por 3.000 Otras unidades por 500 36 1 8 1 5 1 8 --1 1 25 4 33 2 2 34 16 1 --1 10 1 --3 9 1 12 --- Subtotal Occidental TOTAL GENERAL EJÉRCITO ROMANO Total 21.000 7.000 5.500 4.000 3.500 24.500 22.500 23.000 11.000 500 8.000 1.500 7.500 6.000 135.000101 600.000 A estas cifras sería preciso añadir los efectivos de la marina y de la policía municipal (no despreciable en cuanto a su número en las grandes ciudades) no contemplados en este documento. El número es ciertamente impresionante y no parece de acuerdo con los hechos históricos que ocurrieron en Europa poco después de la realización de este censo. Las principales observaciones que pueden plantearse a las citadas cantidades censales son las siguientes: - En primer lugar, se debe estudiar la cuestión de si las cifras censadas eran reales o no, ya que es muy posible que las unidades 101 Este es el resultado de deducir del total bruto de ciento cuarenta y cinco mil hombres, que se obtiene al sumar las distintas rúbricas, los efectivos de veinte unidades de quinientos hombres que se encuentran repetidas. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO - - - - - 45 se encontraran muy incompletas102, de forma que los funcionarios encargados de su paga y aprovisionamiento se enriquecieran con las plazas inexistentes. La hipótesis anterior, llevada al límite, supondría que el listado de cargos no llevaba implícito un conjunto de unidades y que por tanto la Notitia, al menos parcialmente, no era realmente un censo del ejército sino una relación de empleos militares o civiles. La primera observación lleva al planteamiento de si existió jurídicamente algún tipo de intervención sobre el número de personas que recibían paga y suministros del Imperio en calidad de soldados. No parece que con carácter sistemático existiera ese tipo de control de efectivos, sino únicamente el realizado por los jefes militares de las unidades. Otra cuestión que debe plantearse con relación a la Notitia es si todos los efectivos reflejados en la misma eran soldados reales o únicamente soldados desde el punto de vista jurídico. Es posible que muchos de los militares, censados como tales en el ejército, fueran simples campesinos de los territorios fronterizos, incapaces de realizar alguna acción militar que mereciera tal nombre. No se conoce si los datos contenidos en la Notitia se emplearon en la realización del presupuesto de gastos del ejército; de ser así, se trata de plazas inexistentes o de no soldados (campesinos). Era preciso obtener recursos financieros para realizar los pagos como si se tratara de auténticos militares. Una cuestión a considerar era si los grupos bárbaros que servían al ejército romano, a las órdenes de sus caudillos tribales, se encuentran comprendidos en el censo anterior; cosa verosímil, ya que caso de no ser así, su número, ya crecido, aumentaría apreciablemente. Aspectos jurídico-censales del pago a las tropas durante el Dominado Un ejército de la magnitud del que disponía el Imperio en la época del Dominado, hizo necesario el desarrollo de determinadas instituciones jurídicas vinculadas a los censos, instituciones que estaban llamadas a subsistir en el Imperio Romano de Oriente hasta bien entrada la Edad Media. 102 HOMO, L.: El Imperio Romano, ed. Espasa Calpe, Madrid, 1980; IDEM: Instituciones políticas romanas, ed. Cervantes, Barcelona,1928. PEDRO CAÑAS NAVARRO 46 Como se ha indicado, el ejército de tierra romano se encontraba dividido en dos: ejército de campaña (comitatenses) y ejército fronterizo (limitanei), de composición y funciones muy diferentes. Estos dos ejércitos no tenían ni los mismos jefes, ni los mismos sueldos; existiendo una cierta animosidad entre los componentes de los mismos, como indica Theofilacto en su Historia103. El ejército de campaña era pagado por el gobierno imperial104 a partir del sistema impositivo general, de forma similar a como lo había sido durante el Principado y como lo sería por mucho tiempo en el Imperio de Oriente105, como se deduce del Strategikon del emperador Mauricio. El pago a los limitanei tuvo unas características jurídicas realmente muy distintas106. En primer lugar, es preciso clasificar a los limitanei, no a efectos militares sino a efectos del pago, en dos clases: a) Los que se encontraban estacionados en las ciudades b) Los que se encontraban acuartelados en el campo El pago de los militares que se encontraban de guarnición en las ciudades corría a cargo de las mismas, en última instancia a cargo de los que se encontraran censados como decuriones de estas ciudades. La idea que subyace en esta forma de pago, parte de un concepto profundamente "moderno" que no desagradaría a los friedmanianos y demás ultraliberales actuales: ya que las ciudades se benefician de la permanencia del ejército en ellas, tanto porque se encuentran más protegidas como porque una gran parte de las pagas de oficiales y tropa se traduce en un gasto a realizar en la ciudad, es justo que sean ellas las que paguen su mantenimiento. Este razonamiento se encuentra en la línea de los planteamientos más avan- 103 104 105 106 VALLET, F. y KAZANSKI, M.(eds): L´armée romaine et les barbares: du IIIe au VII siècle, AFAM, Rouen 1993. Amiano Marcelino, en su historia, cita el transporte de dinero en el año 365-366 por Venusto para el pago de las tropas. Como prueba de que a los ejércitos de maniobra les pagaba la administración imperial, se puede citar que, en 588, el emperador Mauricio ordenó a un alto funcionario llamado Prisco rebajar las pagas de las tropas en un veinticinco porciento. Véase sobre esta cuestión la nota siguiente. DURLATI, Jean: L´armée romaine et les barbares: du IIIe au VII siècle, F. Vallet y M. Kazanski (eds), p. 31 y ss, AFAM, Rouen 1993. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 47 zados de la Hacienda Pública107. La paga a los limitanei, y también a los militares del ejército de campaña, se realizaba en forma mixta; es decir, parte en dinero y parte en especie. Para la determinación de las cuotas que cada ciudad debía entregar, tanto de dinero como de bienes, se partía del censo de la misma. Existe un texto, en griego, en el que se recoge el presupuesto108 de la ciudad de Anteópolis, en Egipto, en un año próximo al 540, en el que aparece: Presupuesto de Anteópolis ...para los soldados del "bis electi Iustiniani", en especie durante 12 meses...27.740 libras de carne, 15.000 modios de cebada... Este texto podría ciertamente referirse a entregas tanto para los limitanei de la ciudad como a las tropas del ejército de maniobra del emperador, si bien la mención de "libras de carne" no abona la segunda hipótesis, pues su transporte a la frontera persa, a Italia o a España, donde se desplegaba el ejército de maniobra, hubiera supuesto previsiblemente su inutilidad para el consumo, salvo que por carne se entendiera animales vivos. Asímismo, existe un texto en el Liber Pontificalis de Roma del año 639 en el que se indica que el dinero para pagar a las tropas romanas que guarnecían la ciudad se encontraba depositado junto al tesoro de la Iglesia109. Con relación a los limitanei desplegados en las zonas rurales -que eran la mayoría de este tipo de tropas, ya que en las fronteras no hubo nunca grandes ciudades y menos en la época a que nos referimos-, el hecho importante que hay que considerar es que su paga corría a cargo de los possesores censados en la comarca en que se encontraba desplegada la unidad, siendo la cuota que tenían que abonar, en dinero o en especie, proporcional a las unidades fiscales (domus, fundus, villa, ktema) registradas en su censo. Las razones que justifican esta carga son parcialmente análogas a las citadas en el caso de las ciudades. 107 108 109 En cualquier caso no se trata en modo alguno de una "privatización" del ejército. Son las autoridades militares imperiales las que deciden en qué ciudades se acantonan las unidades y qué efectivos tienen éstas. DURLATI, Jean: L´armée romaine et les barbares: du IIIe au VII siècle, F. Vallet y M. Kazanski, (eds.), AFAM, Rouen 1993. Tropas que dependían del mando militar de Rávena en donde se concentraba la administración imperial de Italia en esta época. 48 PEDRO CAÑAS NAVARRO El procedimiento para el pago a las tropas, era complejo ya que se evitaba siempre que fuera posible el pago directo del possesor a la unidad militar. Este procedimiento comprendía las siguientes etapas, estructuradas en dos sub-procedimientos: uno de cobro al possesor y otro propiamente de pago a las tropas. A continuación se detallan las sucesivas fases de los mismos: Subprocedimiento de cobro - En primer lugar, unos funcionarios denominados opinatores reclaman a los possesores el dinero, o los bienes necesarios para pagar a las tropas acantonadas en la comarca, en función de las unidades censales del possesor. - Si los possesores entregan el dinero solicitado, se termina el procedimiento de cobro. En el supuesto de que el possesor se niegue a pagar, el opinator recurre a un magistrado especial, encargado de dilucidar estas causas, denominado exactor. - Si el exactor falla en contra del possesor, éste se encuentra obligado a pagar; de no hacerlo así, el exactor denuncia el caso al gobernador de la provincia, que adelanta el pago, en dinero y especie, y luego confisca al possesor los bienes necesarios para compensar el adelanto y las diferentes costas en que ha incurrido. Subprocedimiento de pago - La autoridad entrega al jefe de la unidad la cantidad de dinero necesario para el pago a los hombres a su mando y para sufragar los gastos en que se incurra. - El jefe de la unidad procede al pago, directo o indirecto, a los hombres bajo su mando. La razón de evitar el pago directo, de los possesores a los soldados, está clara, dado que la mayoría de los soldados no eran romanos sino bárbaros. El hecho de recibir el sueldo de una persona es fácil que tendiera a crear un cierto lazo de dependencia con esa persona, máxime si además era de su tribu o de otra tribu germánica, y no con el Imperio. Dado que esta separación no se pudo mantener, en un determinado momento se produjo el paso de soldados imperiales a mesnadas del señor. Esto explica, en parte, la volatilización, sin perder ninguna batalla, del ejército de Occidente que, sobre el papel, disponía en sus últimos tiempos de alrededor de trescientos mil hombres. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 49 Un caso particular relacionado con esta cuestión es el del ejército que guarnecía Armórica, a finales del siglo V. Se trataba de un ejército de cierta entidad, compuesto de romanos de la Galia y mercenarios bárbaros, establecido en buenas fortificaciones. Constantemente declararon su obediencia al emperador, a pesar de que sus comunicaciones con territorios imperiales fueran problemáticas. Únicamente cuando el emperador Anastasio reconoció a Clovis, rey de los francos, como cónsul de Occidente en el 510, el ejército romano de Armórica, con sus insignias y oficiales, se unió al ejército franco110. Registros de unidades en el ejército del Imperio Romano de Oriente El Ejército del Imperio Romano de Oriente111 de los siglos VI y VII se organizó de acuerdo con el modelo del ejército del Dominado, adquiriendo suma importancia los contingentes de mercenarios que servían en el mismo. Desde el punto de vista censal el aspecto más importante es la existencia de una serie de registros de personal por unidades. Estos registros tenían asignados unas cantidades de dinero para salarios, pero no de forma nominativa, sino por clases112; es decir, una unidad de caballería podía tener para el empleo de soldado: diez de clase A con un sueldo, veinte de clase B con otro sueldo y cincuenta de clase C con otro diferente. Los recién ingresados lo hacían en la clase C y con el tiempo, conforme iban quedando vacantes en la B por muerte, retiro o ascenso113, pasaban a esta clase y de la misma forma a la A, según Procopio de Cesarea114. Justiniano congeló estos ascensos de clase para economizar. 110 111 112 113 114 GIBBON, I, 1952, pp. 616 y ss. Realmente se trata del ejército romano sin apelativos, pues al no existir en el oeste ningún emperador legítimo y enviar Odoacro al emperador Zenón las insignias del Imperio de Occidente, ha dejado de existir la separación entre Oriente y Occidente. De hecho cuando sean liberadas provincias correspondientes a la parte oeste del Imperio no se recreará una estructura administrativa especial para las mismas. Por clases se pretende indicar tipos de salarios dentro del mismo empleo militar. Se trata de un concepto semejante al de los escalones retributivos de los funcionarios de la Unión Europea. Ascenso de clase o de empleo. Esta información, como otras de este autor, proviene de su Historia Secreta. Libro relativamente difícil de obtener, en el que se refleja la vida en el Imperio romano de tiempos de Justiniano de forma nada halagüeña, llegándose a plantear si Justiniano y su esposa Teodora (de la que cuenta relatos pornográficos) eran demonios en forma humana. En cualquier caso su información sobre la ruina del Imperio y la PEDRO CAÑAS NAVARRO 50 El conjunto de estas listas y su ocupación constituía un censo bastante preciso del ejército bizantino. Existen algunas cifras sobre el ejército de maniobra que participó en las campañas de liberación de Occidente, cifras que sorprenden por su corto número habida cuenta de los éxitos que lograron. El ejército que desembarca en África en el 534 está formado por115: - cuatrocientos catafracti, guardias de Belisario - seiscientos mercenarios hunos - cinco mil jinetes - diez mil infantes - veinte mil marineros e infantes de marina - dos mil marineros y combatientes de Constantinopla Una vez asegurada esta provincia, Belisario organizó rápidamente a los limitanei, si bien no se conoce un censo de estas fuerzas116. También es conocido el censo del ejército de maniobra con que este gran general desembarcó en Italia, siendo su número todavía más sorprendente: - cuatrocientos catafracti, guardias de Belisario - doscientos mercenarios hunos - trescientos moros - cuatro mil confederados - tres mil isaurios Dentro de la época estudiada en este artículo, el último gran ejército romano de maniobra que se reunió fue el de Heraclio en el 627, que se enfrentó, y venció, al ejército persa con unos efectivos de setenta mil hombres entre romanos y mercenarios117. 115 116 117 desmoralización del ejército es opinión apoyada por la brevedad de la reconquista efectuada en las provincias occidentales. Esta obra traducida al inglés por Richart Atwater se puede conseguir en htp:/www.cs.cmu.edu/books.html GIBBON, II, 1952, pp. 1-30. Ibidem, p. 10. Ibidem, p. 131. ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 51 52 PEDRO CAÑAS NAVARRO ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 53 54 PEDRO CAÑAS NAVARRO LA GUARDIA MORISCA: UN CUERPO DESCONOCIDO DEL EJÉRCITO MEDIEVAL ESPAÑOL* Ana ECHEVARRÍA ARSUAGA Doctora en Historia Medieval U.N.E.D., Madrid A existencia de una guardia morisca entre las tropas de los reyes castellanos del siglo XV enriquece nuestros conocimientos sobre la utilización de tropas musulmanas procedentes del Norte de África o de al-Andalus por parte de los reinos cristianos en distintos periodos de la Historia de España. Se trata de un grupo de caballeros musulmanes que, por diversas circunstancias, se pusieron a las órdenes de los reyes castellanos Juan II (1406-1454) y Enrique IV (1454-1474) en una fase avanzada de la ofensiva contra el reino de Granada. Parece claro que ninguno de ellos fue "forzado" a convertirse, aunque el hecho es que, dentro del cuerpo de guardia personal del rey que conformaban, casi todos los que quedaron como guardas permanentes lo hicieron con un nombre cristiano. Brevemente, repasemos las fuentes que nos permiten emprender este trabajo. A los documentos económicos procedentes de las cancillerías castellanas, concretamente la relación de los pagos a caballeros de la guardia morisca de los reyes Juan II y Enrique IV de Castilla, conservados actualmente en el Archivo General de Simancas1 , hay que añadir el libro de L * Este trabajo ha sido realizado dentro del proyecto "Implicaciones sociales y políticas de la conversión en la Castilla del siglo XV", financiado por la Comunidad de Madrid. 1 AGS, Sección Escribanía Mayor de Rentas, Quitaciones de Corte, legajos 1 a 4, que son los que corresponden a la época que nos ocupa en general. Además, puede 56 ANA ECHEVARRIA ARSUAGA cuentas del alcabalero mayor de Sevilla, Pedro Ortiz, de 1420, conservados en la Biblioteca Colombina de Sevilla2 ; otro libro de cuentas de Juan de Tordesillas3, camarero mayor de Enrique IV, para 1462 y, finalmente, las referencias de las distintas crónicas de la época4 que, aunque escasas, existen. Nos encontramos ante un grupo coherente de personas con un oficio que podríamos considerar de elite dentro de aquellos a que nos tienen acostumbrados los mudéjares y moriscos del siglo XV, cercanos además al centro de poder que es la corte, y posiblemente con un cierto grado de influencia, fundada en su condición de conversos. Si tuviéramos que definir brevemente los reinados de estos dos monarcas, deberíamos hablar de la desintegración del poder real, debilitado por una larga minoría con varios corregentes, después por los enfrentamientos entre los propios miembros de la familia real (los famosos infantes de Aragón Juan, Enrique y Pedro) y su primo el rey Juan II, unos años de transición que ocupan la primera parte del reinado de Enrique IV y, finalmente, la eclosión de la oposición nobiliaria utilizando a los infantes Alfonso e Isabel para enfrentarse a la nueva clase de funcionarios que el rey intentaba formar a su alrededor para el mejor control del reino. En un panorama tan enrarecido, es sumamente interesante que padre e hijo recurran a los servicios de una guardia compuesta por musulmanes y moriscos, a la vez que la guerra de Granada está casi detenida, y las relaciones con el reino nazarí se caracterizan por las treguas renovadas cada pocos años. encontrarse algún documento suelto relativo a las mismas personas en algunas otras secciones del archivo, como Mercedes y Privilegios o Patronato Real. 2 VILAPLANA, A.M.: "Un ajuste de cuentas del alcabalero mayor de Sevilla Pedro Ortiz (1420)", Historia, Instituciones, Documentos 1 (1974), pp. 419-501. 3 LADERO QUESADA, M.A.: "1462: Un año en la vida de Enrique IV, rey de Castilla", En la España medieval 14 (1991), pp. 237-274. 4 CARRILLO DE HUETE, P:: Crónica del Halconero de Juan II (ed. J. de M. Carriazo), Madrid, 1946; BARRIENTOS, L.: Refundición de la Crónica del Halconero (ed. J. de M. Carriazo). Madrid, 1946; Crónica anónima de Enrique IV de Castilla 1454-1474 (Crónica castellana) (ed. M.P. Sánchez Parra), 2 vols., Madrid, 1991; ENRÍQUEZ DEL CASTILLO, D.: Crónica de Enrique IV (ed. A. Sánchez Martín), Valladolid, 1994; GALÍNDEZ DE CARVAJAL, L.: Crónica del serenísimo príncipe don Juan, segundo Rey deste nombre en Castilla y León, escrita por el noble e muy prudente caballero Fernán Pérez de Guzmán, Madrid, 1953; GARCÍA DE SANTA MARÍA, A.: Crónica de Juan II de Castilla (ed. J. de M. Carriazo), Madrid, 1982; Hechos del Condestable don Miguel Lucas de Iranzo (ed. J. de M. Carriazo). Madrid, 1953; PALENCIA, A. de: Crónica de Enrique IV (ed. A. Paz y Meliá) Madrid, 1973-75; VALERA, D. de: Memorial de diversas hazañas (ed. J. de M. Carriazo). Madrid, 1941. LA GUARDIA MORISCA 57 La guardia personal de los reyes de Castilla durante el siglo XV participa de las características de dos diferentes sistemas de organización de este tipo de cuerpo del ejército, directamente vinculado al monarca. Estos sistemas eran propios de cada una de las áreas culturales con las que la monarquía hispánica mantenía estrechos contactos: el Islam mediterráneo y las monarquías cristianas europeas. A lo largo de este artículo intentaremos describir de qué manera podría inscribirse la guardia morisca dentro de cada uno de los sistemas y, más adelante, analizaremos el papel que les correspondió desempeñar en la vida política y social de la Castilla del momento desde esta posición ambivalente. La evolución de un ejército real o estatal propiamente dicho, dotado de una cierta estabilidad y diferente de las mesnadas vasalláticas, es un fenómeno relativamente tardío y normalmente relacionado con el nacimiento del Estado moderno en Europa. En este contexto, la guardia morisca se nos presenta como un elemento más del ejército bajomedieval tal como fue definido por Contamine5 , desempeñando el papel de la caballería ligera. Esta preocupación por hacerse con una caballería ligera era común a otros ejércitos europeos a lo largo del siglo XIV y, sobre todo, del XV. Pero fue en la zona mediterránea y en la frontera oriental con el Islam donde la caballería ligera era especialmente necesaria, y donde más se desarrolló. Aparte del caso castellano son conocidos los caballeros húngaros y los estradiotes venecianos. Estos últimos parecen reproducir bastante bien la estructura de las guardias de tierras del Islam, a juzgar por la descripción que hizo de ellos el embajador francés Phillippe de Commynes6 : Los estradiotes son gentes de armas parecida a los jinetes, vestidos como los turcos tanto a pie como a caballo, a excepción de la cabeza, en la que no llevan la tela que éstos llaman toliban; y son gente muy dura, y ellos y sus caballos duermen durante todo el año al aire libre. Y todos eran griegos y procedían de los lugares que poseían los venecianos, unos de Nápoles, de Romania, de Morea, otros de Albania, de la zona de Durazzo; y todos sus caballos son buenos, y se trata de caballos turcos. Al parecer, iban armados con un escudo pequeño y media lanza. Una vez más, aparece el vestido como distintivo de estas tropas, aunque esta vez 5 CONTAMINE, 6 COMMYNES, Ph.: La guerra en la Edad Media, Barcelona 1984, pp. 162-175. Phillippe de: Mémoires (ed. J. Calmette), París 1924, III, pp. 163-164. ANA ECHEVARRIA ARSUAGA 58 no se trate de musulmanes propiamente dichos sino probablemente de cristianos ortodoxos. Los orígenes del ejército real en Castilla son oscuros. Sólo existían tres capitanías de cien lanzas cada una para la protección de la corte en 1406, cuando murió Enrique III. Sólo se elevaron a mil lanzas en 1420. Las Cortes protestaron por ello y, en 1429, con el triunfo de don Álvaro de Luna sobre la influencia de los infantes de Aragón, se volvió a la cifra de trescientos, atribuyéndose el exceso de hombres a esas necesidades políticas coyunturales. Al tratarse de "hombres de armas", hay que multiplicar la cantidad por tres para estimar el total de personas implicadas en este pequeño ejército real fijo, que se incrementó de nuevo en los siguientes decenios por la misma evolución de la política castellana y por la moda impuesta en Francia7. Es difícil estimar si podemos considerar estos cuerpos del ejército como verdaderamente permanentes, pero su evolución a lo largo del siglo permite pensar que así fue. Por otra parte, es verdaderamente interesante constatar que la tendencia generalizada en Europa a mantener guardias personales permanentes aparece también en Castilla. Según Contamine, en estas fechas, muchos príncipes solían rodearse, para mayor seguridad de su persona, de una o varias fuerzas de elite, las cuales, tanto por el cuidado en la elección de las monturas, el lujo de su armamento y de sus uniformes (la librea), estaban también destinadas a la exaltación de la magnificencia de su señor8. Este proceso puede seguirse en las disposiciones de los monarcas castellanos a partir de Alfonso XI, aunque las turbulencias de los reinados posteriores hagan difícil trazar una línea continua. En general, podemos decir que durante el siglo XV, la guardia personal del monarca estaba formada por distintos cuerpos: los Monteros de Espinosa (cuarenta y ocho desde tiempos de Alfonso XI); los ballesteros y monteros de a caballo o de a pie, desde Enrique IV (sólo unas decenas); los ballesteros de maza que guardaban la cámara del rey; la guardia de jóvenes nobles que acompañaba al monarca, y la guardia morisca. Sus funciones militares consistían en la escolta y protección del rey y de su cámara, aunque podían desempeñar otras misiones especiales, como la protección de aljamas judías, percibiendo otra cantidad 7 LADERO QUESADA, M. A.: "La organización militar de la corona de Castilla durante los siglos XIV y XV", en La incorporación de Granada a la corona de Castilla, p. 223. 8 CONTAMINE, 1984, p. 207. LA GUARDIA MORISCA 59 aparte9 . De hecho, todos estos cuerpos parecen responder a la definición que Ladero Quesada da de las guardas reales: el rey podía acudir a las guardas reales sin necesidad de la mediación de nobles o municipios, lo que le permitía mayor capacidad de acción. Con una parte de los ingresos ordinarios de la corona podía mantenerse un cuerpo de hombres de armas y de jinetes que acompañaban al rey casi siempre en la corte a cambio de un sueldo. Junto a estas guardias reales aparecerán en el siglo XV algunos hombres dotados de armas nuevas (espingarderos, artilleros)10. La existencia paralela de cada vez más cuerpos de guardia personal del rey durante el reinado de Enrique IV puede considerarse como un indicio de los orígenes de un ejército real permanente ya a mediados del siglo XV. A pesar de las opiniones contrarias a tomar como precedente la existencia de los Monteros de Espinosa, guarda personal del rey, o la mesnada real que sostuvieron muchos monarcas, que ni siquiera estaba necesariamente en la corte pues en realidad la formaban "todos los vasallos del rey"11 , habría que volver a examinar detenidamente la evidencia respecto a estas guardias antes de emitir una opinión definitiva. Parece que después de la Sentencia de Medina del Campo (1465), y por tanto en vísperas de la guerra civil, y ante la presión nobiliaria, ese pequeño núcleo de ejército real permanente, que había llegado a ser de unos tres mil hombres, se redujo a unas seiscientas lanzas12. Uno de los factores que habría que poner en relación con esta formación de un ejercito personal del rey es el origen geográfico de los caballeros moriscos. En principio, podría asumirse que la guardia morisca es un "fenómeno de frontera". En el contexto de las luchas y treguas entre Castilla y el reino de Granada, conocemos abundantes casos de renegados en ambos bandos, que cambian de religión y pasan a ocupar puestos en el ejército del enemigo conforme los castillos y plazas fronterizas cambian de manos. Nos encontraríamos entonces ante casos de conversión "utilitaria", por motivos casi políticos. Esos hombres podían desempeñar funciones de 9 TORRES SANZ, David: La administración central castellana en la Baja Edad Media, Valladolid, 1982, pp. 277-278. Esta última función correspondía a los Monteros de Espinosa, según las Cortes de Burgos de 1379. Efectivamente, las aljamas judías destinaban partidas a estos pagos en torno a la época de Semana Santa. 10 LADERO QUESADA, M. A.: "Logística y financiación en la Guerra de Granada", en La incorporación de Granada a la corona de Castilla, p. 677. 11 LADERO QUESADA, M. A.: "La organización militar de la corona de Castilla…", p. 198. 12 Memorias de D. Enrique IV, vol. 2, doc. 109. ANA ECHEVARRIA ARSUAGA 60 guías, alfaqueques o adalides según su preparación previa, y normalmente solían conducir a la toma de algún castillo por sorpresa13. Sin embargo, lejos de proceder solamente de los castillos de frontera ocupados por los castellanos a lo largo del siglo XV, el origen de los caballeros moriscos es variado. Puede utilizarse como indicativo el estudio de los topónimos que utilizan como apellidos, si bien habría que hacer algunas advertencias previas en cuanto a la información proporcionada por estos datos: - Algunos caballeros no usan el topónimo de su lugar de origen, sino que adoptan el nombre del lugar donde se establecen en el reino de Castilla una vez convertidos. Por ejemplo, los hijos de un tal Benito González, atabalero, adoptan este patronímico y no "de Granada", lugar del que proceden. - Varios miembros de la misma familia tienen patronímicos diferentes, que nos llevan a pensar que se establecieron en lugares distintos. Por ejemplo, un hijo de Juan de Tarifa utiliza el patronímico "de Baena", mientras que el otro es conocido como Pedro de Soto. En el caso de un caballero granadino, se bautiza como "de Jerez". - Algunos apellidos podrían no referirse a ninguna población, como los ya mencionados Soto o Aguilar, y con seguridad Belvís, que ya ha pasado a ser el apellido de la familia. - Finalmente hay un grupo muy numeroso de caballeros de origen desconocido. El resultado reflejado en el apéndice es revelador. Es cierto que aparecen un Juan de Antequera y su hijo Diego procedentes probablemente de la ciudad, tomada como es bien sabido en 1410; un Juan de Ximena, castillo que cambió de manos repetidas veces hasta 1438; un Juan de Tarifa y sus hijos, castillo que fue capturado en 1438 (en este caso no es indicativo, pues por el nombre islámico de este personaje sabemos que podía proceder de otro lugar); Gabriel y Pedro de Baeza, ciudad en manos cristianas desde 1407. Otras plazas mencionadas que cayeron en manos cristianas a principios del siglo XV serían Jaén (1408), Cambil (1431); Vélez Blanco y Vélez Rubio, Écija y Guadix (1436); Jimena (1456) y Archidona (1462), etc. Pero el mayor aporte numérico a la guardia procedía de ciudades castellanas que eran focos mudéjares de cierta importancia: Valladolid, Madrid, Baeza, etc. 13 GARCÍA DE SANTA MARÍA, 1982, pp. 100, 165-166, 267, 269-337; VALERA, 1941, pp. 6, 9, 26; CARRILLO DE HUETE, 1946, pp. 97, 109. LA GUARDIA MORISCA 61 Es difícil saber si el Aguilar mencionado es una villa o un apellido, y Córdoba es un topónimo utilizado por varios caballeros que en principio no proceden de allí, pero probablemente fueran vecinos de la ciudad. Finalmente, un buen número de caballeros procedía directamente del reino de Granada. Pero en este último caso, los caballeros no permanecieron necesariamente en la guardia, sino que regresaron al reino granadino cuando la situación política les fue más favorable, convirtiendo su estancia en la guardia morisca en una situación temporal. La primera mención de estos caballeros es de 1408-10, fecha en que cobran sus raciones en Sevilla varios conversos sin que se especifique su condición de caballeros14. Al bautizarse, se les adjudicarían cuatro mil trescientos veinte maravedíes de ración, y a algunos de ellos se les hacía entrega de varias varas de tela. En principio, sólo se menciona la conversión como motivo para el pago, pero enseguida se les atribuye el oficio de "caballero morisco", por el que cobraban un salario en forma de ración15, y de ahí el nombre de raciones moriscas que reciben estos documentos dentro del conjunto de la administración de la corte. Concretamente, conocemos a tres caballeros que aparecen sin ningún oficio en 1410, pero que más tarde se encuentran incluidos en la nómina de caballeros moriscos: Juan de Écija, Juan Díaz de Salamanca y Gómez Suárez. Durante el reinado de Enrique IV las incorporaciones a la guardia dejan de estar relacionadas con el paso de tropas durante las campañas de Andalucía. La aproximación que hemos realizado a la procedencia de los caballeros permite realizar casi a la perfección un mapa de ciudades de realengo del reino castellano, por lo que podríamos suponer que se trata de una política deliberada por parte de la corona -orientada a contar con fuerzas mudéjares fieles de los dominios reales-, a partir del segundo cuarto de siglo. La incorporación de caballeros se hace entonces más regular y comienza la transmisión hereditaria de los puestos. Esta política podría ir encaminada a la formación de un cuerpo de guardia más estable y, por tanto, corroboraría la teoría del incipiente ejército real permanente. El que los caballeros procedan en su inmensa mayoría de ciudades de realengo o con 14 VILAPLANA, Art. cit., pp. 460, 471-472; LÓPEZ DE COCA, J.E.: "Caballeros moriscos al servicio de Juan II y Enrique IV, reyes de Castilla", Meridies, 1996, p. 120. 15 SUÁREZ FERNÁNDEZ, L.: "Un libro de asientos de Juan II", Hispania, XVII, 1957, p. 324; TORRES SANZ, 1982, p. 68. La ración es un sueldo que se devenga por oficios ligados al rey, cobrándose en teoría diariamente, tal como aparece recogido en varios de los documentos. Parece que este tipo de pago se veía como una especie de manutención diaria del oficial, era una paga por servicios continuos y actuales dentro de la Casa del rey. ANA ECHEVARRIA ARSUAGA 62 pretensiones de serlo (como es el caso de Baena, que defendía ardientemente su pertenencia al rey frente a la señorialización) puede suponer una intención regia detrás del reclutamiento de los caballeros. Desgraciadamente, no existe ningún documento que permita probar que los concejos estuvieran de alguna manera involucrados a este respecto. Escalafón y definición de los puestos "Garçia de Jahen, mi capitan de los cavalleros moros de mi guarda", "Fernand Alvares de Guadix, adalyd cavallero morisco", "Diego de Xeres, lonbardero del rey, su cavallero morisco", "Mahomad Alcayel, cavallero morisco", "Benito Gonçales, atabalero", "Pero Gonçales de Marchena, tronpeta del conde de Arcos, cavallero morisco", "Iohan Lopes almocaden, que le llamavan quando moro Aly ben Mahomad",... A juzgar por esta lista, en la guardia morisca se encontraba el escalafón completo de las tropas reales de caballería, formando un verdadero cuerpo del ejército real. Cada una de estas funciones está perfectamente definida, desde la Partida II, XXII, de Alfonso X hasta los tratadistas del siglo XV como Alonso de Cartagena. Indudablemente, el capitán de la guardia -sólo conservamos un nombre, pero debió haber otros anteriormente- era un caballero que gozaba del favor del rey. La primera mención a García Ramírez de Jaén es de 1456, año en que aparece ya al frente de trescientos caballeros ("jinetes" según la crónica) moriscos de Enrique IV, durante la campaña de Granada16. Desconocemos la fecha de su conversión y entrada en la guardia morisca, pero sabemos que procedía de Cambil, desde donde cruzó la frontera para unirse a los cristianos, y que se le concedió la tenencia del castillo de Pegalajar, importante fortificación que defendía el paso entre Jaén y el reino de Granada. Además, tenía una cierta autoridad, probablemente superior a la de los adalides, dentro del plano jurídico. No conservamos testimonios que lo prueben, excepto el hecho de que el mismo personaje se permitiese dar órdenes al propio escribano de cámara del rey con motivo del pleito de otro caballero, Gonzalo Sánchez: Garsia de Jahen, (...) pedio a mi el dicho escrivano que tomase e reçebyese juramento de lo susodicho en forma devida de derecho, e por virtud del las pregundtase sy sabia (repetido: sy sabia) sy era fynado (...). E yo el dicho escrivano tome e reçeby juramento en forma devida de derecho sobre la dicha rason de lo susodicho (...) E luego el dicho 16 ENRÍQUEZ DEL CASTILLO, D.: Crónica de Enrique IV, (ed. A. Sánchez Martín), Valladolid, 1994, p. 150. LA GUARDIA MORISCA 63 Garsia de Jahen pidio a mi el dicho escribano que gelo diese ansy por testimonio para guarda de su derecho. E yo dile ende este que fue fecho e paso ansy (...) yo, Pero Rodrigues de Sancta Marta, escrivano de camara del rey nuestro sennor, e su notario publico en todos los sus regnos e sennorios... Probablemente estas atribuciones se redujeran al ámbito de la guardia que quedaba a su cargo, sobre la que tendría la autoridad suprema. El segundo escalón en importancia sería el de los adalides. Según Torres Fontes17, la figura del adalid experimentó en sus propias carnes los cambios estratégicos y tácticos que sufrió la frontera granadina durante el siglo XV: límites mejor fijados, cabalgadas cada vez más difíciles y mayor especialización de las tropas de frontera. Si la segunda Partida destacaba como cualidades del adalid la sabiduría, el buen seso (prudencia), el esfuerzo y la lealtad, definición que utilizaría Alonso de Cartagena18: Cuatro cosas díxeron los antiguos que deven aver los adalides: la pimera, sabiduría; la segunda, esfuerço; la tercera, buen seso natural; la cuarta, lealtad. -E sabidores deven ser para guiar las huestes e saberlas guardar de los malos pasos e peligros. Otrosí deven ser sabidores dó han de posar las huestes e las cavalgadas, tan bien las paladinas como las que fazen ascondidamente, guiándolos a tales logares do fallen agua e yervas e leña, e do puedan posar todos de so uno. Otrosí deven saber los logares que son buenos para echar celadas tan bien de peones como de cavalleros, e de cómo deven en ellas estar callando e salir dende cuando oviesen menester. Otrosí les conviene que sepan muy bien la tierra donde han de correr e donde han de embiar las algaras: y esto por que lo puedan más aina e mejor fazer, e salir en salvo con lo que robaren. E otrosí cómo sepan poner las atalayas y escuchas, tan bien las manifiestas corno las otras que llaman escusanas, e traer barruntes de sus enemigos e para aver siempre sabidurías dellos; e cuando desta guisa non lo pudiesen saber, dévense trabaiar por aver alguno dellos de aquel logar a quien quisieren fazer guerra, por que por ellos puedan saber ciertamente cómo están los enemigos y en qué manera los deven ellos guerrear.E una de las cosas que mucho deven catar es que sepan qué vianda han de levar los que fueren en las huestes y en las cavalgadas, e para 17 TORRES FONTES, J.: "El adalid en la frontera de Granada", Anuario de Estudios Medievales, 15 (1985), pp. 345-366. 18 CARTAGENA, Alonso de: Doctrinal de los caballeros (ed. José María Viña Liste), Santiago, 1995, p. 51. Lo toma directamente de la segunda Partida. ANA ECHEVARRIA ARSUAGA 64 cuántos días, e que las sepan alongar si menester fuere. E por ende los antiguos, que eran muy sabidores de guerra, tan grande era el sabor que avían de fazer mal a sus enemigos que levavan viandas troxadas en árguenas e talegas cuando ivan en las cavalgadas, e non querían levar otras vestias; y esto fazian ellos por ir más aina e más encubiertamente. E cuanto más onrados eran tanto más se preciavan e se tenian por mejores en saber sofrir afán e pasar con poco en tiempo de guerra. Y esto fazian por vencer sus enemigos, semejándoles que prez nin sabor deste mundo non era mejor que éste. Fernán Pérez de Guzmán19 retoma esta definición para aplicarla a los adalides de esa época de forma más práctica: Conosçen bien (a los moros) y saben armalles. Conosçen a qué tiempo y en qué lugar se ha de poner la guarda, dó conviene el escucha, a dónde es necesario el atalaya, a qué parte el escusaña, por dó se fará el atajo más seguro e que más descubra. Conosçe el espía, sabrála ser. Tiene conosçimiento de os poluos, sy son gente de pie y quál de cauallo o de ganado, y quál es de toruellino. Y quál humo de carboneros y quál ahumada; y la diferençia que hay de almenara a la candela de los ganaderos. Tiene conosçimiento de los padrones de la tierra y a qué arte toma y a qué mano los dexa. Sabe poner la çelada y dó yrán los corredores, y ceuallo sy les es menester. Tiene conoçimiento del rebato fechizo, y quál es verdadero. Dan auisos. Su pensar continuo es ardides, engaños y guardarse aquéllos. Saben tomar rastro y conosçen de qué gente, y aquél seguir. Tentarán pasos e vados, e dañallos e adoballos según fuere menester. Y guían las huestes. Buscan pastos y agua para ellas y montañas o llanos para aposentallos. Conosçen la dispusición para asentar más seguro el real. Tentarán el de los enemigos. Yrán a buscar y traer lengua dellos, que es muy neçesaria. Tienen continuo cuydado de mirar el canpo, de noche los oydos desçolvados, de día los ojos no çerrados. Porque así es: debaxo de la pestaña del atalaya está la guarda del pueblo, gente y hueste. Resumiendo, su obligación principal era guiar a las tropas, para lo que debían conocer tanto a los hombres a su servicio como el terreno y las tácticas militares precisas en la frontera, respondiendo a las circunstancias 19 BENITO RUANO, E.: "La organización del ejército cristiano en la guerra de Granada", en La incorporación de Granada a la corona de Castilla, p. 643. LA GUARDIA MORISCA 65 con órdenes certeras. Responsabilidad, valor, audacia y prudencia completan el cuadro. De los siete adalides incluidos en las raciones moriscas -Antón Martines, Johan de Tarifa, Fernando de Perea, Juan Ramires, Alfonso Gutierres, Ruy Fernandes y el maestre Benito-, sólo Fernando de Perea y Alfonso Gutiérrez son designados como "adalid del rey", aunque podemos suponer que por su condición de miembros de la Casa del rey, los demás también lo fueran. Esta posición suponía un privilegio especial, pues se trataba de un cuerpo reducido de designación real, que gozaba del mismo trato social, derechos y caloñas que los caballeros, y participaban en la solemne investidura de los nuevos miembros de su grupo20. Por la equiparación de este grupo con los caballeros, la insistencia de los documentos en afirmar que eran además caballeros moriscos resulta redundante. Es más, para ser adalid, primero habían tenido que ser "almogávares de caballo" (en este caso, caballeros moriscos), según el Fuero sobre el fecho de las cavalgadas. Es probable, pues, que los adalides reales acompañaran al monarca en sus campañas andaluzas, si es que no se pasaron al ejército cristiano durante alguna de ellas, como bien pudo ser el caso de Antón Martínez/Mahomad bin Far, que comienza a cobrar su ración en 1432, justo después de la ofensiva de La Higueruela21. El peldaño inmediatamente inferior sería el de almocadén, un jefe de tropas de infantería que se sitúa jerárquicamente por debajo del adalid y del almogávar, según la legislación alfonsí22. Las cualidades que se suponen a estos hombres son muy similares a las de los adalides, aunque añade la ligereza, necesaria para los movimientos rápidos de las tropas de a pie23: Almoçadenes llaman agora a los que antiguamente solían llamar cabdillos de las peonadas. Y estos son muy provechosos en las guerras, ca en logares podrían entrar los peones e cosas acometer que non lo podrían fazer los de cavallo. E por ende, cuand oviere ende algún peón que quiera ser almoçadén, ha de fazer de aquesta guisa: venir primeramente a los adalides e mostrarles por cuáles razones tiénenlo 20 TORRES FONTES, Art. cit, pp. 352-354. DE HUETE, 1946, pp. 104,109. En esta misma campaña se habían pasado al ejército cristiano el infante Abenmalmao (Ibn al-Mawl, futuro Yusuf IV) y hasta quinientos caballeros pero no se especifican todos sus nombres. 22 LOURIE, E.: "A Society Organized for War: Medieval Spain", Past and Present 35 (1966), p. 71. 23 CARTAGENA, 1955, p. 54. Está también tomada de la Partida II, XXII. 21 CARRILLO ANA ECHEVARRIA ARSUAGA 66 que merescen de serlo. Y entonce ellos deven llamar doze almoçadenes e fazerles jurar que digan verda si aquel que quiere ser almoçadén es omne que ha en si estas cuatro cosas: la primer que sea sabidor de guerra e de guiar los que con él fueren; la segunda, que sea esforçado para cometer los fechos y esforçar los suyos; la tercera, que sea ligero, ca esta es cosa que conviene mucho al peón para poder alcançar aina lo que tomar oviese, e otrosí para guaresçer cuando menester fuese: la cuarta, es que deve ser leal, para su amigo de su señor e de las compañas que acabdillare, ca esto conviene que aya en toda guisas el que fuere cabdillo de peones. Para desempeñar este cargo era necesario haber realizado al menos tres cabalgadas et daquellas aya fecha almoneda en villa cercada. Asimismo, podían sustituir tres almocadenes a un adalid, y en ese caso dictar sentencias24. Sólo aparece un almocadén entre los miembros de la guardia, Iohan Lopes, lo que resulta lógico si tenemos en cuenta que estamos hablando de un cuerpo de caballería, y no de infantería. El resto de los miembros de la guardia aparecen designados como "caballeros moriscos", nombre genérico que designa a tropas de caballería vestidas a la morisca que desempeñan servicios de guardia del rey. Otros oficios ligados tanto a la guardia como a la corte (entiéndase, sin una función puramente militar) eran los de atabalero y trompeta. Aparecen varios casos en nuestros documentos: los de Benito González de Granada, atabalero, su hermano Johan Gonçales y Juan de Medina; y el trompeta del conde de Arcos Pero Gonçales de Marchena. Una ocupación ciertamente especializada es la de lombardero del ejército real, con paralelismos en Navarra. A mediados del siglo XV es utilizada generalizadamente tanto la artillería ligera como la pesada25 . En el reino de Navarra, la artillería estaba a cargo de los mudéjares de la Ribera, 24 TORRES FONTES.: Art. Cit., p. 354. También según el Fuero de las cavalgadas. SILVA, A.. et alii : Al-Binya, la ciudad palatina meriní de Algeciras, Algeciras, 1999, p. 210; "Crónica de Alfonso el onceno", en Crónicas de los reyes de Castilla, p. 351. El uso de bolaños de hasta cincuenta y un cms. de diámetro lanzados por trabucos está suficientemente constatado en el asedio de Algeciras (1342-44) tanto por fuentes literarias como por los hallazgos de la muralla meriní en esta ciudad; LADERO QUESADA, M. A.: "La organización militar de la corona de Castilla…", p. 221. Esas mismas bombardas fueron aprovechadas por Fernando el Católico durante el cerco de Málaga. También en la campaña de Antequera se utilizaron grandes piezas de bronce fundido capaces de disparar bolaños de cien a doscientos kilos. 25 TORREMOCHA LA GUARDIA MORISCA 67 que eran además los que diseñaban y fabricaban los «ingenios» o máquinas de guerra que lanzaban «pellas de fierro» para defensa, sitios, asaltos de fortalezas, etc., así como escalas y otros instrumentos26. Probablemente en el caso castellano no se tratara del diseño y fabricación, sino de la práctica del oficio de lombardero o bombardero, que desempeña Diego de Jerez, designado también a la vez como caballero morisco. Existen pocas referencias sobre el número de guardias, que probablemente variaría constantemente debido a la muerte en batalla, el retorno al reino de Granada, etc. En 1420 se había acordado que acompañaran constantemente al rey en su guardia doscientos hombres de armas27, pero ni todos serían jinetes, ni todos tenían por qué ser musulmanes o moriscos. El número que mencionan los documentos ronda la centena. La Crónica del Halconero habla de quinientos caballeros musulmanes que se pasan al ejército de Juan II en Córdoba28, pero no todos pueden considerarse miembros de su guardia personal, y la crónica de Enríquez del Castillo habla de trescientos caballeros bajo las órdenes de García de Jaén. Finalmente, el embajador francés Phillippe de Commynes escribe en sus memorias que hubo unos trescientos presentes en la entrevista entre Enrique IV y Luis XI de Francia en la frontera vasca en 146329. Sin embargo, las referencias a la guardia que estaba presente en el alcázar de Segovia, uno de los lugares favoritos de Enrique IV, indican un número mucho más moderado, de unos veinticinco hombres simultáneamente30. La impresión desfavorable que causó la guardia en Commynes, así como en otros contemporáneos como Rozmital o Ehingen se explica por la presencia de soldados de color, y la forma de vestir del rey y su corte. Igualmente, la presencia de estos moriscos en el entorno de Enrique IV hizo exclamar al historiador Alonso de Palencia, firme opositor del rey: Ibase extendiendo de día en día la ignominia, y cada falta producía innumerables errores: la osadía vino al cabo a considerarse fortaleza; aumentóse el sequito de moros: sus trajes alcanzaron tal aceptación que al rey era mas grato el que mejor los imitaba; los caballos berberíes o granadinos, como mas aptos para las justas, aunque menos 26 GARCÍA ARENAL, M. y LEROY, B.: Moros y judíos en Navarra en la Baja Edad Media, Madrid 1984, pp. 27-28. 27 BARRIENTOS: 1946 (ed), p. 36. 28 CARRILLO DE HUETE, 1946 (ed), p. 109. 29 COMMYNES, Phillippe de: Mémoires, ed. J. Calmette. París, 1924, I, p.136. 30 LADERO QUESADA, M. A.: "1462: Un año en la vida de Enrique IV", pp. 273-274. ANA ECHEVARRIA ARSUAGA 68 útiles para los combates formales, se preferían a los nuestros, de mayor talla y resistencia31. Si en el siglo XIII había sido la guardia nazarí la que copiara el estilo de vestuario de los jinetes cristianos32, las cuentas del camarero de Enrique IV, Juan de Tordesillas, ponen de manifiesto que en el siglo XV era la guardia morisca la que había adoptado las costumbres granadinas. Su armamento, adecuado para la monta a la jineta33, consistía en unas espuelas moriscas, la espada, la lanza y una adarga cubierta de rojo y verde, a juzgar por descripciones contemporáneas34. Las espadas granadinas eran especialmente apreciadas por los monarcas cristianos. Al ser utilizadas para la monta a la jineta, debían ser más delgadas y cortas que las habituales, con una empuñadura más pesada -que facilitaba su manejo- y corta, de forma que podía apoyarse en ella la mano para rematar el golpe. El pomo podía ser plano o esférico35. La adarga, arma distintiva de estas tropas, era de forma circular, y había sido introducida en la Península por los beréberes zenetas. Aventajaba al escudo cristiano por su flexibilidad, ya que estaba hecha de trozos de cuero cosidos, y no tenía armazón de madera. En la parte central interior llevaba dos asas rígidas y arqueadas, y su superficie exterior contaba con un remate central de metal, normalmente redondo, del que solía colgar una borla de seda de colores vivos o cordones de bellota. Los de la guardia morisca debian estar forrados de tela colorada para darles mayor vistosidad, y llevaban 31 PALENCIA, Alonso de: Crónica de Enrique IV, (ed. A. Paz y Meliá), Madrid, 1973-75, I, p. 40. 32 IBN AL-JATIB: Historia de los reyes de la Alhambra, (ed. E. Molina y J. Mª Casciaro), Granada, 1998, p. 32. 33 Sobre este tipo de monta, sus orígenes, y su coexistencia en la Península Ibérica con la tradicional monta "a la brida, a la estradiota o a la francesa", ver DIGARD, J. P.:"El caballo y la equitación entre Oriente y América. Difusión y síntesis", en Al-Andalus allende el Atlántico, Granada, 1997, pp. 236-240. Efectivamente, cuando montaban a la jineta, los nobles también iban vestidos "a la morisca", con capellar, turbante, marlota y borceguíes, e iban armados con espada y lanza ligeras. 34 LADERO QUESADA, M. A.: "1462: Un año en la vida de Enrique IV", p. 274. 35 PÉREZ DE GUZMÁN, F.: "Crónica del serenísimo príncipe don Juan, segundo rey de este nombre", en Crónicas de los reyes de Castilla (ed. C. Rossell), Madrid 1953, p. 313; ARIÉ, R.: "Sociedad y organización guerrera en la Granada nasrí", en La incorporación de Granada a la corona de Castilla, p. 182. Según esta autora, de este tipo debieron ser las espadas enviadas por Yusuf III a Juan II de Castilla y el infante Enrique en 1409. LA GUARDIA MORISCA 69 cordones de seda del mismo color. El nombre de "daragas vasenas" nos remite probablemente a la adarga vacarí, nombre dado al escudo hecho con piel de vacuno36: El dicho dia [06-12-1462], en Agreda, pago mas por mi mandado a Gomes de Mena joyero, vesino de Segovia, por çinco daragas vasenas a dosientos e sesenta maravedis por cada una, en que monto mill e tresientos maravedis,de las quales fise luego merçed a Hamete, alamin e alcayde de Alixir, e a Mahomad de Talavera, e a Juan de Ximena, e a Pedro de Antequera, cavalleros moriscos que andan en la mi guarda con el dicho Garçia de Jahen mi capitan, e mas pago por el lienço colorado e cordones de seda que puso en las dichas daragas tresientos e veynte e çinco maravedis, que son todos mill e seysçientos e veynte e çinco maravedis. El equipamiento de la guardia morisca era, por lo tanto, el propio de la caballería ligera de acción rápida que tanto éxito tenía en las cabalgadas fronterizas, y muy similar al de los ejércitos nazaríes. Durante el reinado de Enrique IV, este pertrecho permitía también a los caballeros acompañar y defender al rey en sus monterías, y durante los agitados años de peregrinar por Castilla a partir de 1462, lo mismo que había sucedido durante el turbulento reinado de su padre. La actuación de la guardia morisca en un reino dividido La función de guarda real adquiere a lo largo del reinado de Juan II una dimensión cada vez mayor, al caracterizarse éste por la lucha de poderes en torno al rey, entre los infantes Enrique y Juan de Aragón y el condestable Álvaro de Luna. La situación se complica con la intervención de la nobleza apoyando a una u otra facción. Esta situación genera un complejo entramado de relaciones políticas en el que la posición de judíos, musulmanes y conversos, generalmente en torno al monarca, es vista con inquietud por parte de algunos sectores. ¿Qué posición pudieron ocupar los caballeros moriscos en este tour de force permanente? Por su calidad de caballeros ligados directamente al monarca, de cuya Casa forman parte y de quien reciben sus raciones, podemos presumir que su fidelidad incondicional debía estar con Juan II, y 36 AGS, Casas y Sitios Reales, leg. 97, f. 307 v. ANA ECHEVARRIA ARSUAGA 70 hasta finales del reinado no aparecen datos que permitan opinar de otra manera. Si durante los enfrentamientos con el infante D. Enrique no se hace mención explícita a este grupo, sí debían acompañar al rey, lo mismo que participaron en las campañas a Granada acompañando a D. Álvaro de Luna como tropas reales. Su relación con el valido real es incierta, aunque podemos suponer, dada la participación del Condestable en la selección del personal de la Casa del Rey, que fuera uno de los impulsores de la guardia personal del monarca. Así al menos debieron pensarlo los procuradores en Toro, en 1426, cuando solicitaron que se disolviera la guardia de mil lanceros que acompañaba continuamente al rey, y que suponía un gasto gravoso. Se intentó primero que a lo menos quedaran trecientas lanzas que el Condestable Don Álvaro de Luna allí traía, de lo qual el rey de Navarra e los otros cavalleros fueron malcontentos. Al final se consiguió que sólo quedaran cien lanzas con el Condestable, pero no sabemos si la guardia morisca estaba incluida entre ellas, o si formaban parte de los guardas, ballesteros y monteros de Espinosa que eran ordenados antiguamente, y que eran aceptados tanto por procuradores como por nobles37. Este intento de reducir la capacidad de acción de Juan II explica precisamente por qué era necesario disponer de una guardia inaccesible a los ataques de la nobleza. Cuando se intensifica el conflicto con Juan de Navarra en torno al golpe de Rámaga, el 9 de julio de 1443, las primeras medidas de don Juan para aislar al rey van destinadas a disolver sus cuerpos de guardia38: E otro día siguiente, a ystancia del rrey de Navarra e de los otros cavalleros suso dichos, partió el sennor rey para Madrigal, muy triste, e mandó a sus tronpetas e menestriles que se fuesen a buscar su cobro, e asy mesmo el rrey de Navarra e los otros cavalleros mandaron a los criados e servidores del sennor rey que se fuesen a sus tierras e casas e non estubiesen allí dende en adelante. Las consecuencias de esta disposición son de dos tipos: puede explicar, por una parte, la defección de varios miembros de la guardia ese año y el siguiente, que regresan a Granada precisamente sin pedir licencia del rey. Un segundo grupo, cuyo número exacto desconocemos, se pasaron al bando de Juan de Navarra, por lo que se les retiraron sus raciones a causa de la traición a su juramento de fidelidad al rey: fueron Ruy Díaz de Mendoza, a quien se le retiró la ración disiendo que avía estado en deserviçio del rey con 37 PÉREZ DE GUZMÁN, Crón. cit, 1953 (ed.), p. 436. DE HUETE, 1946 (ed.), p. 438. 38 CARRILLO LA GUARDIA MORISCA 71 el rey de Navarra, Juan de Sahavedra, Álvaro de Rentas, Juan Benedito y Juan García de Paredes. Revueltos andaban los tiempos para que, sin otras medidas represivas, se les devolvieran sus pagas y privilegios poco después, como indica la documentación. Previamente había entrado al servicio del rey en la guardia un caballero, Francés Navarro, "criado del rey de Navarra" quien, aprovechando la confusión, huyó al reino de Granada en 1444. Probablemente para contrarrestar este tipo de problemas, y auspiciada por Álvaro de Luna en su nueva etapa de gobierno, se toma una nueva medida de precaución: la contratación, entre 1446 y 1453, de hombres del entorno del Condestable -Farax de Belvís, Juan de Medina, Pedro de Acuña y Juan de Alcalá- y del contador mayor Alfonso Pérez de Vivero -Çadala, Pedro de Archidona, Diego de Valladolid y Juan de Granada-. Este tipo de hombres de confianza, denominados "criados", formaría parte de la clientela militar de los grandes nobles, acompañantes de armas, a sueldo del señor, que no solían vivir con él salvo que fueran «continuos», pero que les prestaban un servicio armado remunerado, según la definición de Gerbet39. La confianza depositada por el señor en estos caballeros se hace así extensiva al monarca. Es evidente que en esos tiempos de inseguridad, el rey dependió de los clientes o criados de sus consejeros más fieles. Es más, entre 1449 y 1453 son los criados de Pérez de Vivero los que escalan posiciones en torno al rey, confirmando el incremento de poder en manos de éste que, como es bien sabido, llevó a su muerte y precipitó la caída del condestable Álvaro de Luna40. En 1453, en cambio, apreciamos un pequeño cambio de matiz. Se conceden privilegios especiales en ese año a las familias de dos caballeros: Juan de Tarifa y Juan Fernández de Aguilar, que parecen disfrutar de otro tipo de cercanía al rey. En el caso de Juan Fernández de Aguilar, llamado Hamede el Cabrí antes de convertirse, ya era miembro de la guardia en 1446. Este Hamede debió vivir -como su nombre indica- en la zona de Cabra, que formaba parte de los dominios de la familia Fernández de Córdoba, cuyas dos ramas se dividían entre ellos los señoríos de Cabra, Priego y Aguilar. Al bautizarse, Hamede tomó el nombre del rey, el apellido del señor que probablemente le apadrinó y el topónimo de la villa donde fijó su residencia. Sus tres hijos, que debieron convertirse por la misma época, adoptaron tres de los nombres más comunes en la casa de Aguilar (Pedro, 39 GERBET, M. C.: Las noblezas españolas en la Edad Media, siglos XI-XV, Madrid 1997, p. 277. 40 PORRAS ARBOLEDAS, P. A.: Juan II, 1406-1454, Valladolid, 1995, pp. 285-295. ANA ECHEVARRIA ARSUAGA 72 Alfonso y Diego), y bien el apellido "de Aguilar" o "de Córdoba", señal de su vinculación a la casa. Coincidiendo con las agitaciones políticas que siguieron al golpe de Rámaga, en el que Juan II fue secuestrado por su primo Juan de Navarra, se le aumentó su ración hasta triplicarla en 1452 y luego en 1453, por los muchos serviçios quel dicho Juan Fernandes le ha fecho, e al prinçipe don Enrrique, su fijo. Además, tanto a él como a sus hijos se les concede que se les paguen las raciones en Toledo, en rentas desembargadas, lo que quiere decir que tenían garantizados los pagos permanentemente en una ciudad céntrica, donde la liquidez de fondos de la corona estaba garantizada. Desgraciadamente, por el momento ha sido imposible averiguar cuáles fueron exactamente esos señalados servicios prestados al rey y al príncipe, aunque pueden ponerse en relación con las actividades de Alfonso y Pedro Fernández de Córdoba, señores de Aguilar respectivamente entre 1424-41 y 144155, en favor de Juan II durante su secuestro por el infante41. Especialmente don Pedro, quien apoyó al príncipe don Enrique durante la crisis, reuniendo para él ayuda procedente de toda Andalucía. Más tarde se encargaría de negociar las treguas de 1446-49 y de 1452 a 1457 con Granada42. La familia Fernández de Aguilar debió continuar al servicio de la casa real durante todo el reinado de Enrique IV, y seguramente ascendieron dentro de la guardia, ya que en 1476 los tres caballeros, Pedro, Alfonso y Diego, residentes entonces en la villa de Zafra y por tanto al servicio de la Orden del Hospital en la frontera, solicitaron de Isabel I la confirmación del oficio de adalid que había tenido su padre para ellos43. Esto confirma la permanencia de los miembros de la guardia morisca en el entorno del ejército y la frontera, aunque la petición en ningún momento se refiere al título de caballero morisco ostentado por Juan Fernández de Aguilar, sino sólo al de adalid, desprovisto de connotaciones negativas vinculadas a la conversión o al servicio del monarca anterior. 41 QUINTANILLA RASO, M. C.: Nobleza y señorío en el reino de Córdoba. La Casa de Aguilar (ss. XIV-XV), Córdoba, 1979, pp. 90-91. Por el contrario, su pariente Diego Fernández de Córdoba, duque de Cabra (1435-1512) se pone de parte de los infantes desde 1444, lo que ocasiona que se le prive de sus cargos públicos. El estado actual de los fondos de la Casa Ducal de Medinaceli en el Archivo de la Nobleza de Toledo me ha impedido comprobar la implicación efectiva de Juan Fernández de Aguilar en las alianzas políticas del momento. 42 Ibidem, pp. 97-98. 43 AGS,RGS, 1476, noviembre, 28. Toro. f. 788. LA GUARDIA MORISCA 73 A partir de 1466 no existe ningún libramiento de raciones a los caballeros de la guardia morisca. Tras la dispersión de la guardia, algunos caballeros acudieron a luchar en la frontera, uno de los terrenos que más dominaban. Un cierto Juan, que había sido caballero morisco del rey, sirvió a las órdenes del condestable Miguel Lucas de Iranzo, en Jaén44. Y en la misma ciudad, encontramos también al capitán García Ramírez de Jaén, esta vez como regidor, veinticuatro de la ciudad y realizando misiones diplomáticas ante los reyes de Granada45. El que estos personajes buscasen refugio en la zona de frontera es perfectamente lógico, y más si tenemos en cuenta que Lucas de Iranzo se distinguía por ser uno de los hombres más fieles de Enrique IV y otro admirador de la estética mudéjar. Coincidiendo con la disolución de la guardia morisca queda definitivamente cerrado el primer capítulo del reinado de Enrique IV, que queda dominado a partir de la guerra civil por la cuestión sucesoria (Juana la Beltraneja frente a la futura Isabel la Católica). También termina un periodo en la frontera granadina y una forma de entender las relaciones entre cristianos y musulmanes. Durante el reinado de los Reyes Católicos, que empieza bajo el mismo signo de tolerancia, se irán "implementando" las políticas esbozadas durante el reinado de Juan II por Álvaro de Luna (una monarquía centralizada, sin dependencia del poder nobiliario) y por Enrique IV: el ejército real se hace una realidad y se da término a la conquista de Granada, hechos que cambiarán definitivamente la configuración de los reinos españoles. 44 Hechos del Condestable don Miguel Lucas de Iranzo, pp. 417-418. J.A. y TORAL, E.: El tratado de paz de 1481 entre Castilla y Granada. Jaén, 1982, p. 48. 45 BONILLA, ANA ECHEVARRIA ARSUAGA 74 APÉNDICE Procedencia geográfica de los miembros de la guardia morisca REINO NÚMERO DE CABALLEROS POBLACIÓN 8 3 2 1 Valladolid Segovia Carrión Salamanca, Ávila, Roa, Arévalo, Ágreda, Briviesca, Burgo de Osma (el Burgo), Tordesillas, Ladrada, Oviedo Madrid Toledo, Alcántara (Mondéjar), Soto (del Real?) Talavera, Ocaña, Guadalajara (Belvís, lo sabemos por otras fuentes) Reino de Castilla Castilla la Vieja Castilla la Nueva 8 2 1 Reino de Andalucía 7 5 4 3 2 1 Córdoba Señorío de Aguilar, Baeza Jaén, Écija Guadix Jerez, Tarifa, Antequera Vélez, Málaga, Jimena, Marchena, Baena (un hijo de Tarifa), Ronda, Archidona, Benaoján, Cambil, Velma, Moguera, Carmona, Úbeda, Mocafre, Torres (en Sierra Magina) Granada 11 Granada (uno de ellos se bautiza como "de Jerez") 7 4 1 55 Alcalá (no se especifica cual) Marruecos Llerena, Guadalupe, Castellar, Puelles Desconocida Otras procedencias Caballero morisco en La Higueruela LA GUARDIA MORISCA 75 76 ANA ECHEVARRIA ARSUAGA Adarga morisca LA GUARDIA MORISCA 77 78 ANA ECHEVARRIA ARSUAGA LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN Ignacio CERVELLÓ BURAÑES Coronel de Infantería, DEM UANDO parece que un tema está agotado por los numerosos estudios que se le han dedicado surgen nuevos espacios que, total o parcialmente desconocidos, nos invitan a replantear el análisis por si se pudiera añadir alguna nueva luz sobre lo ya conocido. Decía don José Ortega y Gasset: Los grandes problemas filosóficos requieren una táctica...: sin ataque directo, circulando en torno lentamente, apretando la curva cada vez más... La batalla de Bailén no es esencialmente una cuestión filosófica, pero nosotros sí pretendemos tratarlo desde un ángulo psicológico, y creemos que también aquí es de aplicación la "táctica" del pensador. Así pues, la intención de este trabajo es profundizar en las informaciones y circunstancias que influyeron a los que dirigieron esta batalla, para comprender y explicarnos mejor sus decisiones. Éstas creemos que, en alguna ocasión, han sido mal interpretadas y peor valoradas: tal vez por haberlas analizado de una forma deficiente o partidista. Son tan numerosos los trabajos que se han escrito sobre esta batalla que, sería enredoso y poco fiable el intentar amalgamarlos y sacar una media aritmética de todos ellos. Por ello en este trabajo nos desentenderemos de todo ese lastre de escritos añadidos, para valernos casi exclusivamente de las fuentes directas, o sea, los documentos oficiales (partes, cartas, informes...) y en algún caso de las manifestaciones de testigos presenciales. C 80 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES La aproximación del ejército francés Como es sabido, el general Dupont cruzó Despeñaperros el 1º de junio. Su Cuerpo de Ejército había sido disminuido en dos divisiones, que guarnecían Aranjuez y San Clemente, y le quedaban una división y una brigada de Infantería y una división de Caballería. Con estas fuerzas se sintió seguro al no encontrar ninguna oposición. Sus informes a Murat eran optimistas y no aludían al vacío que hallaban en los pueblos a su paso. El encuentro del puente de Alcolea y la entrada en Córdoba le dan la oportunidad de enviar un parte triunfalista, y permitir (¿u ordenar?) el pillaje. Es difícil de entender este bárbaro castigo a una ciudad, cuando ya se conocían las consecuencias del 2 de mayo. No parece que fuera un gesto de arrogancia, porque su conducta posterior lo desmiente. Pudo ser una exigencia de su propia tropa que reclamó lo que consideró que era su derecho según las leyes de la época. Lo cierto es que permaneció en Córdoba durante diez días, en los que prosiguió "de hecho" el pillaje. Se han dado varias explicaciones sobre esta larga inactividad: - Los informes, seguramente abultados, sobre el ejército que se preparaba en Sevilla. - La codicia de sus tropas por continuar el saqueo. - La falta de comunicación con Madrid, ya que no le llegaban correos. - La vana esperanza de que llegaran y se le sumaran la Brigada Avril y los regimientos suizos de Taxler y Reding el Viejo. - El "peso de la púrpura" que, al sentirse solo, le restó algo de audacia e iniciativa. - La hostilidad contenida que, sin duda, se adivinaría en el pueblo español. - El lastre de familiares y funcionarios civiles que levaba en su columna. Si nos preguntáramos cual fue la verdadera, deberíamos interpretar que todas tuvieron su influencia en mayor o menor medida. Las indecisiones casi siempre van avaladas por un cúmulo de diversas justificaciones, frecuentemente de poco peso, pero que sumándolas parecen dar una explicación razonable. Lo que nos parece muy probable es que, de haber continuado al día siguiente su marcha hacia Cádiz que era su destino, no hubiera encontrado obstáculos importantes que le entorpecieran. En aquellos momentos el ejército de Sevilla estaba empezando a organizarse; el ejército de Granada aún tardaría en incorporarse y el terreno que se le presentaba (el bajo valle del LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 81 Guadalquivir) era especialmente favorable para su maniobrera infantería y su magnífica división de Caballería. La moral en ambos bandos hubiera cambiado radicalmente de signo. Se puede suponer que la escuadra de Rossily, que se rindió el día 14, hubiera resistido de haber tenido noticia de su avance. Seguramente ésto es lo que Napoleón esperaba de él, y lo que sus propios oficiales deseaban. Nos parece, pues, que ésta fue la primera oportunidad que perdió de terminar brillantemente su operación; pero por lo que se desprende de sus informes a Madrid, interceptados aquellos días, Dupont había adoptado ya una muy prudente actitud defensiva. Esta actitud la va a mantener hasta el último combate, en el cual ya sólo pretende escapar del encierro en que se encuentra. Entre tanto, en Sevilla y Utrera los españoles, militares y civiles, mandos y soldados, se afanan en organizar un ejército para combatir al invasor. Los correos interceptados demuestran que Dupont se siente en inferioridad y que pide refuerzos con insistencia. La moral de las tropas sube notablemente, y a los Mandos les concede la oportunidad de tomar la iniciativa que ya mantendrán durante el resto de las operaciones. Dupont se retira a Andújar el día 18 y, ocho días después, recibe a su II División, la del general Vedel, que le ha enviado el duque de Rovigo. Pero éste, para convencer al Emperador, que no entiende que Dupont necesite refuerzos, le da a Vedel la misión de asegurar las comunicaciones de Dupont con Madrid y sostenerle, en caso de ser necesario. Esta doble misión será decisiva en los últimos movimientos. Los ejércitos españoles de Sevilla y Granada ya se han reunido y ha tenido lugar el combate contra Cassagne en Jaén. Los mandos se reunen en Porcuna el 12 de julio y preparan el plan, que consiste en un ataque frontal y una doble maniobra envolvente por la derecha. Hay que señalar que las dos divisiones que envolvían, Reding y Coupigny, lo hacían sincronizadas pero independientes entre sí. También es preciso puntualizar que en aquella fecha aún no se había incorporado la División Gobert, y por lo tanto, la de Vedel estaba dispersa desde el desfiladero hasta Mengíbar. Es muy probable que los mandos españoles, en aquel momento, no tuvieran una noticia muy exacta de la fuerza que había en Bailén, pero es seguro que era mucho menor que cuando tuvo lugar la batalla. Podemos observar que, como contraste a la postura defensiva de Dupont, en el cuartel general español hay una actitud claramente ofensiva, que se materializa en esa maniobra audaz y peligrosa. 82 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES La llegada de la división de Govert, el día 13, permitió reagrupar la de Vedel. En el gráfico 1, se puede comprobar la arriesgada maniobra que tiene que realizar la división de Reding, internándose en terreno dominado por el enemigo, que ya dispone de dos divisiones en esa zona tan vital para su despliegue. Si bien una está muy mermada, porque se hace cargo, también, de garantizar las comunicaciones desde Valdepeñas hasta La Carolina (Rovigo también le dio esta orden). Los seis últimos días El día 14 de julio el ejército español despliega y se aproxima al enemigo para establecer contacto. En la zona de Mengíbar, el brigadier Venegas obliga a volver a pasar el río a la débil línea de cobertura que tenía el enemigo. En Andújar y Villanueva parece que se efectuaron unos reconocimientos preparatorios. El día 15 de julio las fuerzas españolas establecen contacto en todo el frente. En el de Andújar, Castaños dice en un parte que firma el 17: ...el 15 al amanecer ocupé sin desgracias los Visos... Es curioso que las acciones que se llevan a cabo en los Visos, con las divisiones De la Peña y Jones, las relata en primera persona, como si ejerciera un mando más directo sobre ellas y su zona de combate. En Villanueva, Coupigny da cuenta de haber desalojado a los franceses de esta población y de haberlos perseguido con su caballería hasta más allá del río y del camino de Andújar a Madrid, haciéndoles numerosas bajas y regresando posteriormente a esta población recién conquistada. En Mengíbar se producen acontecimientos más transcendentales. Reding realiza un ataque contra Liger-Belair, que tiene que pedir ayuda a Vedel. Éste acude a sostenerle, presentándose en el campo de batalla a las once horas (informe del teniente coronel d'Affry), y desplegando su división para provocar al general español a mostrar la suya. Reding comprendió el ardid; y...se dedicó a apagar el incendio de las mieses… (general Gómez Arteche). Parece que con ello también pretendía provocar a Vedel a atacar, simulando que disponía de pocas fuerzas. Si Vedel hubiera decidido la ofensiva, se hubiera encontrado con toda la división de Reding a su frente, más la de Coupigny que le hubiera podido atacar por el flanco. Pero la llegada de un edecán de Dupont le quitó esas intenciones (si llegó a tenerlas), al comunicarle que en Andújar el enemigo va a descargar el golpe en fuerza, pues se muestra amenazador y le está tirando con artillería de sitio; en LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 83 consecuencia, pide que le envíe las unidades de refuerzo que pueda disponer. El general Vedel, con su acometividad, hace lo contrario: deja un refuerzo de cuatro compañías a Liger-Belair, y se va, con el resto de su división, a Andújar. Esta decisión nos dice claramente que dispone de una información muy inexacta, porque no se puede pensar que hubiera abandonado aquella posición de haber sabido que tenía enfrente una división de más de nueve mil hombres. La provocación de Reding no dio el resultado apetecido, pero indujo a su enemigo a abandonar confiadamente la posición. La prudente conducta de Reding también nos demuestra que no veía muy fácil el cumplimiento de la misión que se le encomendó en el plan de Porcuna. Las situaciones se ven con más claridad sobre el terreno frente al enemigo real y en el momento que sobre el papel y varios días antes. Es evidente que no le pareció viable atacar frontalmente a aquella división. En el gráfico donde se ha representado el Plan de Porcuna, pero con el despliegue francés de los últimos días, se ve la dificultad para Reding. Vedel, a las diecisiete horas (informe de d'Affry), partió para Andújar eligiendo un camino junto a la orilla del río que, además de mucho más largo, era casi impracticable. Se puede interpretar que quiere limpiar la orilla norte del río de las incursiones que había realizado Coupigny, y tal vez avisarle de que aquel terreno estaba controlado; pero lo cierto es que este movimiento constituye un desfile de flanco que permite a Coupigny hostigarle y picarle el flanco y la retaguardia durante toda la noche. Pero aún tiene otra consecuencia más importante: poder conocer la situación de toda la columna con exactitud y en todo momento. Esta oportunidad no pasa desapercibida a Reding, que pide algún refuerzo a Coupigny y prepara un ataque más profundo para el amanecer. El refuerzo consistió en el Batallón de Ceuta y doscientos voluntarios catalanes (unos mil cuatrocientos hombres). *** En el campo francés de Andújar, los acontecimientos se reflejan en una carta que Dupont escribe al duque de Rovigo, y que nos parece al mismo tiempo, confusa y sumamente reveladora. Aunque es de todo punto conocida, la vamos a transcribir para que el lector pueda analizarla con nosotros sin tener que acudir a los archivos u otros textos. 84 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES La carta dice: Al S.E. el Sr. Duque de Robigo, Gral. en Jefe de los Ejtos. franceses en España = Sr. Geral. en Jefe = Tengo el honor de participaros que el enemigo se ha presentado hoy delante de nuestra posición con todas sus fuerzas, ha presentado frente de Andújar de 19 á 18.000 hombres y su Artillería se halla en parte compuesta de piezas de a 12. Mientras nos atacaba de frente, un cuerpo de 3.000 hombres que había pasado el río por debajo de Andújar, se dirigió por medio de la sierra sobre nuestra espalda. El 6º Rg. Provisional se destacó para combatirlos y les ha rechazado vigorosamente: otro Cupo de 5 á 6.000 hombres que se hallan en Villanueva amenaza nuestro flanco izquierdo. Dos Bones. de la 4ª Legión se enviaron para contenerlos y hubo sobre este punto un combate muy vivo, pero el enemigo sin embargo de su superioridad no ha podido desordenar nuestras tropas y el puesto vecino, del cual sacamos nuestros víveres no ha sido asaltado. El enemigo ha marchado igualmente con un cupo considerable sobre Mengibar situado en el camino de Jaén para Bailén. El Gral. Liger de Lair, desde algunos días a esta parte cubría esta posición con el objeto de defender el camino de la Carolina y el Gral. Bedel ha pasado esta misma noche con toda su División para reforzarlo. No tengo todavía los detalles de lo que puede haber sucedido, pero tengo motivo para creer que el Gral. Bedel se habrá mantenido en su puesto con ventaja. El Gral. Gobert marchó esta mañana a Bailén para apoyar al Gral. Bedel. Su División está estremadamente debilitada habiendo tenido que dejar otros seis Bons., de los que tres se hallan en la Mancha y la Sierra para la seguridad de las comunicaciones. Es sumamente importante que esta División se reuna toda y lo mas pronto posible. El enemigo ha tomado posiciones sobre las alturas que hallan frente de Andujar. Esto anuncia que habrá mañana una nueva tentativa mas seria que la de hoy: resistiremos a ella con el mayor empeño. V.E. conoce cuan penosa es la posición de Andújar sobre todo bajo el aspecto de los víveres que se acopian en el día con una dificultad estrema. El soldado está obligado a segar el mismo el trigo y de hacer su pan, habiéndose dejado los paisanos las mieses en pie para seguir (a) los rebeldes. Suplico a V.E. que envie los refuerzos necesarios para volver a tomar al instante nuestras operaciones. El interés de S.S.M.M. el Emperador y el Rey de España los ecsigen y se debe sentir mucho haber dado lugar al enemigo de emprender la ofensiva contra nosotros. Solo hemos tenido hoy una pérdida muy leve para rechazar los ataques del enemigo= Dupont = P.D. Tengo noticia del Gral. Bedel, conserva siempre su posición: el enemigo no ha logrado ninguna ventaja sobre nosotros. (Sic. de la traducción microfilmada del IHCM.). LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 85 Es necesario analizar minuciosamente esta carta, porque nos revela el estado de ánimo del general Dupont. A primera vista cabría afirmar que es un mensaje de alarma, donde las frases nos han atacado…, hemos resistido…, mañana una nueva tentativa...etc. pueden interpretarse como un deseo de dar mayor énfasis a la petición de refuerzos; pero lo cierto es que, además, da la impresión de sentirse asediado por un enemigo muy superior, cuando parece, como después se expondrá, que en el momento de escribir esta carta tenía la segunda oportunidad de culminar brillantemente su misión, infligiendo un grave y tal vez definitivo daño a las fuerzas españolas. En un análisis más detallado se observa, en primer lugar, que ya dispone de información de contacto. La valoración que tiene del enemigo en los distintos frentes es bastante aproximada, pero donde se manifiesta que hay una falta de información es en Mengíbar, en el que valora al enemigo como un Cuerpo considerable. Este dato, que Dupont tuvo que conocer por Vedel, nos revela que ambos generales ignoraban la verdadera entidad de las fuerzas de Reding, ya que por su potencial merecían otra valoración más importante. Un aspecto muy interesante es la mención que hace de los movimientos en la zona de Bailén y Mengíbar. Dice que esta última posición tiene por objeto defender el camino de La Carolina, cuando su participación en tal defensa es muy relativa, puesto que se encuentra a unos cuarenta kilómetros de aquel punto y, además, Bailén, que está detrás en ese camino, cumple esa función mucho más directamente. También dice que el general Vedel ha pasado esta misma noche a reforzarlo cuando sabemos que el apoyo de Vedel a Liger-Belair fue a las once de esa misma mañana. ¿A qué noche se refiere? ¿a la pasada o la que empieza? Lo que no menciona es la marcha de Vedel a Andújar que ya se está realizando esa noche. Sin embargo informa que el general Gobert marchó esta mañana a Bailén... Este movimiento tuvo que producirse a petición de Vedel cuando éste tomó la decisión de ir a Andújar. Es muy extraño que ninguno de los dos generales haya informado a su jefe de este importante movimiento de Vedel. El primer interrogante que se nos ofrece es: ¿a qué hora fue escrita la carta? Observamos que después de mencionar todos los combates o acciones que han tenido lugar en el día, dice que haré mañana una nueva tentativa. Esta frase nos da una idea de que las horas de actividad en el campo ya han terminado. Es decir, podremos afirmar que es, por lo menos, a última hora de la tarde. Por ello nos hemos planteado, ¿es que no tiene aún noticias de Vedel? Nos cuesta aceptarlo; pero es en la posdata (o sea aún más tarde) cuando ya da cuenta de tener noticias de este general, pero tampoco menciona la marcha. 86 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES Por ello esta carta la hemos calificado de confusa y precisamente por ello nos parece reveladora de que Dupont, que no ha ordenado el movimiento de Vedel y que le parece sumamente peligroso, quiere declinar su responsabilidad ignorándolo. *** El día 16 de julio hay una intensa actividad en el campamento de Reding desde las cero horas. Toda la división, mas los agregados de la II, se van aproximando al río para pasar cuanto antes a la otra orilla. Unos observadores a caballo, que Liger-Belair ha situado en Javalquinto, empiezan a detectar estos movimientos de las fuerzas españolas. El ataque va a comenzar al romper el alba, y el general francés, ya alertado, comienza a disponer sus medidas. En el campamento de Coupigny tampoco hay descanso. El desfile de flanco de la división de Vedel les obliga a observarla continuamente y les permite hostigarla también continuamente. Sus tiradores no dejan de hacerles bajas manteniéndolos en constante tensión. Parece que durante la noche, Vedel dio un gran alto a su columna, y suponemos que sería en las zonas de los numerosos vados que había por esas fechas de estiaje. En este lugar y en este momento es cuando nos parece que Dupont tuvo su segunda oportunidad de éxito. Si hubiera ordenado a Vedel atacar al amanecer a la división de Coupigny, y a la vez rodearla por la espalda con la división de Caballería, es casi seguro que hubiera dividido en dos partes la línea española, para después batir sucesivamente los extremos. Como premio adicional hubiera abortado el ataque de Reding a Liger-Belair. Pero estas hipótesis sobre situaciones del pasado, como la anterior que hemos hecho en Córdoba, nunca podrán ser contrastadas con la realidad, por lo que siempre queda impune el prestigio del que las formula. Queda pues al criterio del lector, pensar si pudieron suceder de esa manera. Lo que sí es cierto es que Dupont pudo intentarlo sin el riesgo, que luego tuvo, de que sus fuerzas quedaran rodeadas. Es obligado tener en cuenta que el general francés ni tenía la información que nosotros tenemos hoy, ni nadie podía suponer en aquel momento el desastroso final que le esperaba por mantener aquella actitud defensiva. Amanece. El general Reding da la orden de comenzar el ataque. Durante la noche, una parte de su división ya ha pasado el río por los vados de Javalquinto. Los agregados de Coupigny pasan en la barca. El general Liger-Belair, que tiene noticia de estos movimientos, se ha aprestado a la defensa. Pronto se da cuenta de que no puede contener el empuje de las fuerzas españolas y pide ayuda a Gobert, que acude con todos los medios LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 87 disponibles: pero tampoco puede contenerlo. Este general muere de un disparo en la cabeza, y le sucede en el mando de la división el general Dufour. Los franceses no tienen otra opción que retirarse realizando una defensiva en profundidad. El terreno se presta a esta maniobra y obligan a Reding a montar sucesivos y agotadores ataques. A las catorce horas, éste detiene el ataque y regresa a Mengíbar. Esta decisión del general Reding ha sido, desde el primer momento y más tarde, frecuentemente criticada, tanto por detener el ataque victorioso como por regresar a Mengíbar. Por nuestra parte consideramos que fue acertada en su totalidad, tal y como vamos a justificar a continuación. En cuanto a la detención del ataque pensamos que, si tantos estudiosos han considerado el calor y la sed como causa determinante de la rendición de Dupont a las doce del mediodía, con mayor razón habrá que aceptar la detención de Reding a las dos de la tarde, después de avanzar unos ocho kilómetros en ataques sucesivos. En el parte que redacta a las cuatro de la tarde dice: ...como la calidad del terreno hacía interminable la cadencia de ataque a que obligaban sucesivamente las nuevas posiciones que tomaba el enemigo, me vi precisado a las dos de la tarde a regresar a este pueblo para que no se aumentasen las víctimas del calor y del cansancio... Nos parece que es muy convincente la explicación. Debemos precisar que sus unidades quedaron ocupando las posiciones que habían conquistado al enemigo al norte del río. Pero a fin de exponer mejor nuestro punto de vista, asumiremos la personalidad del Jefe de Estado Mayor de esa división y exponemos el informe que hubiéramos elevado al general Reding en aquellas circunstancias. Este hipotético informe, hubiera podido ser: Después de realizar los movimientos preparatorios durante la noche, y combatir con calor extremo desde el amanecer (informe d'Affry), atacando sucesivas posiciones que el enemigo ha presentado a lo largo de unos ocho kilómetros, la división se encuentra sumamente fatigada hasta el punto que, de continuar el ataque, se producirán numerosas bajas por deshidratación e insolación. No se puede esperar un avance mayor, de unos tres o cuatro kilómetros más desde la posición actual, por las horas de luz que quedan en esta jornada. Se podría pues alcanzar una posición a unos dos kilómetros como máximo, al norte de Bailén. En cuanto al enemigo: la hipótesis más probable es que la División Vedel regrese con la mayor celeridad a Bailén. La hipótesis más peligrosa es que el general Dupont levante el campo y se repliegue a Bailén con todas sus divisiones. Creemos que el Coronel Jefe de Estado Mayor informaría a Reding en unos términos más o menos similares. 88 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES Como sabemos, la primera hipótesis es la que sucedió en realidad, y debe pensarse que era muy previsible, puesto que si el descalabro se había producido por la ausencia de Vedel de su posición, lo más probable que cabría esperar es que Dupont lo enviara inmediatamente a restablecer la situación. Por ello, de haber continuado Reding el ataque hasta el crepúsculo, se hubiera encontrado al amanecer con la división agotada, con el mismo enemigo enfrente y la división de Vedel en su retaguardia, y además quedando aislado del grueso de las fuerzas españolas. En la segunda hipótesis, la situación hubiera sido la misma pero con tres divisiones en su retaguardia. Por estas razones estimamos muy acertada la decisión de Reding, y nos parece que queda demostrada la inviabilidad del Plan de Porcuna en su forma inicial, en razón de las fuerzas francesas que había en la zona en el momento de su ejecución. No se puede olvidar que el Camino Real era la arteria principal del despliegue de Dupont. *** Nos trasladamos a Andújar, y encontramos al general Dupont que parece haber estado pensando toda la noche en el tema de la carta que había escrito la tarde o la noche anterior. La inquietud se trasluce en que a primera hora de la mañana escribe dos nuevas cartas, que intentaremos analizar. La primera a considerar es la que va dirigida también a Rovigo. La reproducimos, como la anterior, para mayor comodidad del lector. A S.E. el Sr. Duque de Robigo, Comte de los Ejtos. franceses en España = Sr. Gral. en Jefe = Tengo el honor de dirigir a V.E. el duplicado de mi carta de ayer. El enemigo se mantiene en las mismas posiciones, ocupa las alturas del frente de Andújar y sus baterías están a tiro de nuestra cabeza del Puente. Me presumo que hoy renovar su ataque, y nosotros lo recibiremos con la mayor tenacidad para conserbar nuestra posición. El Gral. Bedel guarda el camino de Jaén a Bailén, y yo le he encargado con eficacia observe el de Jaén a Ubeda, por el cual podría el enemigo pasar a la Carolina. El mismo encargo tengo hecho al Gral. Gobert, en atención a la suma importancia de la posición de La Carolina, para mantener nuestra comunicación con Madrid = El enemigo descubre en su ataque proyectos formales, y le ha dado alientos nuestra inacción. Yo creo, como ya he insinuado a V.E. muchas veces, que no debemos perder un instante en pasar a la ofensiva. Si no se sujeta el Medio-Dia inmediatamente se extenderá el fuego de la insurrección a las otras provincias y las tropas regladas que hay esparcidas por ellas se dejarán arrastrar al partido de los rebeldes, mas LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 89 vale no hacer caso por un momento de los movimientos parciales, que puedan manifestarse en algunos puntos, a fin de ponerse en situación de marchar con fuerzas suficientes contra su Ejto. del Medio-Dia, que está en guerra abierta contra nosotros. Ademas haré‚ observar a V.E. que hace cerca de un mes que ocupamos la posición de Andújar, que este país ha sido asolado por los bandidos y que no podemos sacar de él sino los mas escasos recursos para vivir. Las tropas no hubieran tenido mucho hace suministros, si los soldados no se empleasen diariamente en segar el trigo y hacer por si mismos su pan, pero hoy día que la tropa está continuamente sobre las armas no puede usar ya de este medio. V.E. conocerá cuán impaciente está el Ejto. por salir de esta situación y marchar al enemigo. La entera reunión de la División Gobert y otra División más con alguna Caballería, pondrán a este Ejtº en disposición de volver a empezar sus operaciones, y este momento nunca podrá venir muy temprano, ruego a V.E. que asegure a S.M. del celo que anima sus tropas por su servicio, ayer adquirieron un grado mas de confianza; todos los motivos se reunen para que den incesantemente una batalla decisiva = Tengo ... =El Gral. Dupont. La primera consideración que podemos formularnos es que está escrita a primera hora de la mañana, puesto que presume un nuevo ataque de los españoles. Por ello resulta sorprendente esta carta que realmente no tiene ninguna novedad que contar. Las primeras líneas dicen que le dirige el duplicado de la carta de ayer. No hemos podido discernir si el duplicado es la primera carta que transcribimos arriba (de otra que pudo haber enviado anteriormente), o bien esta segunda es el duplicado de la primera. La explicación de nuestra duda es que no son iguales, pero al mismo tiempo repite conceptos: como la situación del enemigo, la previsión de un nuevo ataque, la falta de víveres, la siega del trigo... etc. Sin embargo, la segunda carta se diferencia en que añade unas explicaciones inesperadas. Dupont le manifiesta a Rovigo, que ha dado orden a Vedel de guardar Bailén, y a Gobert de guardar La Carolina. Cuando escribe esto ya sabemos que conoce la nueva posición de Gobert en Bailén aunque no la confirma. Tampoco habla del movimiento de Vedel. ¿Es posible que aún ignore que lo tiene a menos de diez kilómetros? El general Gómez Arteche dice: ...(Vedel) se dirigió a Andújar precedido de un ayudante que le previniera con tiempo si aquella marcha obtenía o no el beneplácito del general en jefe. En resumen, esta segunda carta de fecha 16 nos parece también algo confusa y nos reafirma en la sospecha de que Dupont quiere ignorar los movimientos que sus subordinados han ejecutado sin orden suya. 90 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES En ambas cartas se repite también la petición de refuerzos con un tono de urgencia para reanudar sus operaciones. Es significativo que en ningún caso habla de replegarse a una posición más concentrada a retaguardia. Esa misma mañana Dupont escribe otra carta, ésta al general Belliard. Como sabemos, este general desempeña en Madrid una función un tanto ambigua. Por su cargo de segundo jefe del defenestrado duque de Berg, Belliard queda encargado de la firma; pero el que lleva todos los asuntos, dando cuenta a Napoleón, es el duque de Rovigo. En estas circunstancias la carta que tratamos no puede entenderse más que como una búsqueda de apoyo en su ya angustiosa petición de refuerzos. No vamos a reproducirla por considerar que no contiene nada relevante; se limita a pedir urgentes refuerzos, apelando a la situación de la insurrección andaluza. Reitera el argumento de la siega del trigo por los soldados. Estas tres cartas son interceptadas por Coupigny este mismo día al apresar un correo (suponemos en el Camino Real) cuando acosaba a la retaguardia de Vedel. Ignoramos la hora en que habían sido expedidas, pero hay que suponer, por su contenido, que fue antes de la llegada de la vanguardia de Vedel a Andújar, que debió ser sobre el mediodía. Como era de esperar los soldados de esta división fueron recibidos jubilosamente por las fuerzas de Dupont, pero no podemos saber cual fue la actitud interior de este último. *** En el campo español de Andújar, el día amanece en igual situación que el anterior. El interés se centra en ver aparecer a Reding y Coupigny por el flanco y retaguardia de Dupont, para cogerlo entre dos fuegos. Pero esa esperanza se transforma en inquietud al ver aparecer a la división de Vedel, que viene a reforzar al enemigo que tiene a su frente. Verdaderamente, Dupont disponía en aquel momento de una fuerza temible: dos divisiones y una brigada de Infantería más una división de Caballería. Con este potencial hubiera podido iniciar una peligrosa ofensiva, si bien creemos que había perdido la mejor oportunidad, que señalábamos al paso de Vedel frente a Coupigny. Ahora podría pensar otra operación diferente, pero cualquier tentativa, en ese momento, hubiera tenido que esperar al día siguiente porque la retaguardia de Vedel llegó sobre las dieciocho horas. Este refuerzo alarma considerablemente a Castaños, que ya empieza a urgir a Reding y Coupigny en el cumplimiento de su misión de envolver a Dupont. Y con estas deliberaciones termina la jornada en las unidades españolas de los Visos. Entre tanto en la zona de Bailén, el general Dufour, al mando de la división del fallecido Gobert y el destacamento de Liger-Belair, se refugia en LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 91 Bailén cuando Reding detuvo el ataque. En esta población se encuentran al Batallón Lanusse que guarnecía Linares, el cual da cuenta a Dufour de que hay movimientos de fuerzas españolas que se dirigen al desfiladero de Despeñaperros y que, según informadores, llevan intención de bloquear las comunicaciones con Madrid. Aquí es preciso recordar que las misiones generales encomendadas a las divisiones Vedel y Gobert eran en primer lugar asegurar las comunicaciones en el desfiladero. No es pues sorprendente que Dufour, continuando la dirección de su retirada, siga el movimiento hacia Guarromán, para aproximarse a Despeñaperros. Pero antes, como es obligado, envía un parte a Dupont dándole cuenta del combate, de la retirada con la lamentable pérdida del general Gobert y de las informaciones sobre avances españoles en dirección al desfiladero. *** El parte que da Coupigny a Castaños este día es muy conocido por lo que nos limitaremos a reproducir únicamente las primeras palabras: Habiéndome pedido el Gral. D. Teodoro Reding reforzar .... Lo cual nos confirma que la división de Coupigny no había sido agregada todavía a la de Reding porque, en tal caso, éste hubiera ordenado, no pedido; y además Coupigny no hubiera dirigido el parte directamente a Castaños. El resto de este escrito da cuenta de sus acciones sobre la retaguardia de Vedel y la captura de un correo con las cartas de Dupont que antes hemos presentado. El parte de Reding, igualmente conocido, ya lo hemos mencionado anteriormente, resaltando el aspecto que nos interesaba. La llegada de ambos partes debió producir una tremenda decepción en el cuartel general de Castaños. Las dos divisiones han iniciado la misión que se les había encomendado, pero ninguna la ha terminado. Por el contrario, ambas han regresado a la situación inicial, es decir, a la línea del Guadalquivir. Por lo tanto, no se puede esperar la aparición inmediata de estas unidades sobre la retaguardia de Dupont. Es de suponer que tal situación debió contrariar sumamente a Castaños, que vería en peligro cualquier punto de su despliegue ante la concentración de fuerzas que ya tenía el enemigo. No puede sorprendernos que apremiara a Reding y Coupigny a completar sus acciones con la máxima urgencia. Pero también éstos, dada la hora, tendrían que esperar al día siguiente. Coincidiendo con la llegada de las últimas unidades de la columna de Vedel, debió llegar al campamento de Dupont el correo con el parte de Dufour. El alborozo de la llegada del refuerzo se transforma en alarma. Si hubo alguna intención de tomar la iniciativa con una acción ofensiva, se des- 92 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES vaneció instantáneamente con la noticia de que en la zona de Bailén-Mengíbar, había aparecido una fuerte división capaz de barrer las fuerzas de LigerBelair y Gobert juntas. La muerte de este último general, además del impacto afectivo (era muy amigo de Dupont), confiere un mayor dramatismo a la derrota. Si a esto añadimos la información de que un fuerte contingente de fuerzas españolas se dirige al desfiladero con la intención de cortarles las comunicaciones con Madrid, queda justificada la alarma. Pero aún hay algo más: el repliegue y la desaparición de Reding, después de derrotar a los defensores de aquel flanco, crean una notable confusión en cuanto a la situación, intenciones y número de las fuerzas españolas que operaban en aquella zona. El único dato concreto que pudieron aportar los que habían combatido, sería que habían sido atacados por una división muy fuerte y numerosa. Casi con toda certeza identificarían al general Reding y con él a su división. Según parece, y es muy verosímil, se produjo una gran tensión entre Dupont y Vedel. Parece que el primero reprochó al segundo la imprudente iniciativa de dejar desguarnecida o insuficientemente guarnecida aquella importantísima posición. Ese reproche equivale a culparle del descalabro. La acusación de su jefe debió zaherir profundamente a Vedel, pero es posible que aun le produjera mayor dolor la elocuencia de los hechos. La reacción de Dupont es la que podía esperarse: ordena a Vedel que regrese a Bailén lo más rápidamente posible y que recupere esta posición si está ocupada por el enemigo. Pero además, que compruebe si hay enemigo en la carretera de Mengíbar, también en la zona de Linares; después, que vaya al desfiladero para averiguar qué fuerzas españolas se aproximan a La Carolina y Santa Elena y atacarlas en su caso; y por último regresar para cooperar en la defensa de Andújar. Lo cierto es que esto, más que una misión, nos parece un correctivo. Vedel aconsejó a Dupont que levantara el campo y que se fuera con él a Bailén (así lo afirma el primero en sus memorias), pero éste no quiso aceptar la sugerencia. No podemos saber con certeza los motivos que tuvo el general francés para rechazar este plan que hubiera supuesto la salvación de su ejército; tan sólo podemos imaginarlos según nuestros propios criterios, o bien eligiendo entre las numerosas opiniones que se han emitido sobre el tema. Parece ser que Napoleón consideraba (desde Bayona), que la posición de Andújar era muy adecuada. También es muy comprensible que Dupont se resistiera a retroceder más porque era tanto como aceptar el fracaso de su oportunidad, ya perdida en parte, de llegar a Cádiz y conquistar Andalucía. Sí parece evidente que se sentía con suficientes recursos para resistir hasta que le llegaran los refuerzos, que con tanta insistencia había solicitado. LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 93 Con las sombras de la noche, Vedel sale de Andújar al frente de su división en dirección a Bailén. La noche anterior hizo cuarenta kilómetros, ahora debe recorrer con rapidez otros treinta para recuperar las posiciones perdidas. Podemos suponer el estado de ánimo de este general que con su mejor espíritu de lucha había acudido al punto más amenazado (según Dupont), y que por su ausencia la situación se había torcido de forma tan peligrosa. Seguramente le embargaría un acuciante deseo de alcanzar pronto al enemigo y desquitarse del error. Para aumentar su ansiedad hay que recordar que esta división también había recibido la misión primordial de asegurar las comunicaciones con Madrid y, por lo tanto, la alarmante noticia de que fuerzas españolas amenazaban el desfiladero le comprometía directamente. *** El día 17 de julio resulta curiosamente vacío de actividades conocidas en los dos campamentos rivales. Parece que, exceptuando la marcha de Vedel, las unidades de ambos bandos permanecieron en sus posiciones intercambiando fuegos y realizando algún amago. Es muy posible que hubiera algo más, pero no lo conocemos porque no existen documentos de este día, excepto el oficio de Castaños a Reding, cuya fotocopia adjuntamos y que creemos que ha permanecido inédito hasta que la autora Luiselle de Riedmatten lo descubrió en los archivos de la familia Reding. Hoy podemos ofrecer la fotocopia de este documento gracias a la amabilidad del Archivo Cantonal de Schwytz. Al analizar este oficio, se descubre a primera vista que hace referencia y contesta a otro que Reding le ha dirigido ese mismo día, pero que no conocemos ni sabemos a qué hora. También menciona una información obtenida por Coupigny, sobre la salida de la II División, aunque la descarta rotundamente. Esto último constituye un evidente error de valoración sobre el enemigo, pero al parecer tenían sus indicios para pensar de esa manera. El párrafo que nos interesa resaltar es :...es preciso que luego que V.S. entre en Bailén, venga con la División de Coupigny unida a la suya sobre Andújar y luego... Estas palabras nos confirman que es en ese momento cuando le agrega la II División. Tal cambio en la articulación de sus fuerzas lo tenemos que inscribir en lo que se conoce como La conducción de la batalla, y no puede servir de argumento para descalificar el Plan de Porcuna pues, como todos los planes, se hizo con arreglo a unos datos más o menos conocidos en el momento: datos que luego el enemigo se encarga de variarlos según su conveniencia. Por esta razón, siempre se hace inicialmente una preparación de la batalla, para posteriormente llevar la conducción de la misma. 94 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES En nuestra opinión, Castaños acertó concediendo esta agregación que seguramente le reclamaba el propio Reding, por ser necesaria para poder enfrentarse a aquellas dos divisiones que se movían por el Camino Real. Tenemos que considerar que la división de Vedel, incluyendo a Liger-Belair, más las unidades que quedaban disponibles de la división de Gobert, con el destacamento de Linares, sumaban más de once mil hombres. También hay que incluir en el cómputo de las unidades que los franceses podían presentar, en el recorrido que se exigía a Reding, la división de Caballería, la cual podía presentarse en Bailén en unas tres horas. La preparación e instrucción de estas tropas nos las define el propio Castaños en el mismo oficio: ...V.S. sabe el numº y calidad de las tropas de estas divisiones... Por último, el oficio está firmado a las siete de la tarde, lo que nos dice que durante todo el día se debió de tratar este tema entre los generales. A continuación, el mismo Castaños escribe al presidente de la Junta, y dice: ...he dado orden para que reunan sus divisiones dichos Grals. cuyas fuerzas son respetables para cualquiera..., lo que nos confirma la fecha de la agregación. El coronel Nazario de Reding, en carta a un amigo, dice: Dueños de todas las alturas de Mengíbar y del Pueblo, así como del paso del río, permanecimos el 17 para saber las ulteriores órdenes del General Castaños, así como de ver realizado, que la división de Coupigny se uniera a la nuestra, lo que se realizó la noche del 17 al 18. Queda claro que esta I División permaneció inactiva durante todo este día, esperando órdenes. Tenemos la certeza de que hubo un oficio de Reding a Castaños, porque lo menciona éste, pero ¿hubo otros más? No tenemos noticia de ello, aunque echamos en falta un nuevo escrito de Castaños a Coupigny para ordenarle que se ponga a las órdenes de Reding. Suponemos que durante todo el día tuvieron que tener contactos, ya escritos o personales, para tratar este tema que era muy urgente. Sobre la división de Coupigny tampoco tenemos noticias, pero realizaron alguna acción puesto que hicieron prisioneros. Como decimos antes, el tono del oficio es apremiante pues más adelante dice: Esperamos que V.S. nos de aviso sin pérdida de tiempo del resultado de su ataque a Bailén y del modo con que se proponga marchar sobre Andújar, que deberá ser lo más pronto posible,... Esto nos da cuenta de la inquietud que embarga al General en Jefe. Esa misma noche comienza la reunión de las dos divisiones en la zona de Mengíbar. La de Coupigny se desplaza al otro lado del río donde ya se encuentra la de Reding, el cual toma el mando de las dos. LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 95 *** La única acción importante en el día es la marcha de la II División francesa. A primera hora de la mañana llegaron a Bailén tras una marcha rápida y forzada. Con gran desencanto y alarma se encuentran con que no hay enemigo a quien batir y que, según los informes de los paisanos, las fuerzas de Dufour han salido a defender Despeñaperros, que estaba amenazado por las fuerzas españolas. Vedel tiene que dar un descanso a sus soldados. Por la tarde continua la marcha para reunirse con Dufour, que se encuentra en Guarromán. Cuando llega, sobre las veintiuna horas, como los informes siguen coincidiendo en señalar el peligro en el desfiladero, manda a Dufour que se adelante a Santa Elena, mientras él da a su división un nuevo descanso. La división, en este momento, ha cubierto unos ochenta y cinco kilómetros desde las nueve horas del día 15. En este corto plazo de tiempo no hubo verdaderos descansos, porque las dos noches han sido de marcha. Se puede decir que tan sólo ha habido grandes altos, en los que la distribución de las comidas, la atención al ganado y la preparación de la siguiente marcha, dificultarían el necesario reposo para reponer fuerzas. El general Vedel sigue obsesionado con el peligro que le anuncian en el desfiladero. El estado de ánimo, que antes hemos intentado describir, le condiciona para evitar por todos los medios un nuevo descalabro y buscar el desquite. Esa noche envía un correo a Dupont informándole de la situación, anunciándole su próxima marcha hasta La Carolina y asegurando que buscará al enemigo donde esté para batirlo. El general Dufour parece que no estaba tan convencido de aquel peligro pero, obedeciendo a Vedel, emprende la marcha a Santa Elena, que dista cerca de treinta kilómetros de Guarromán. *** El día 18 de junio en las proximidades de Mengíbar, en la orilla norte del río, las dos divisiones españolas al mando del general Reding inician su marcha a las primeras horas de la mañana. En el parte del día 19, el general Castaños dice: ... da parte el general Reding de haber entrado en Bailén a las 9 de la mañana, con su división y la del Marques de Coupigny reunidas de mi orden y que se retiraban los enemigo de dicha villa a Guarromán, dejando solo una gran guardia que fue arrollada. Esa gran guardia, que probablemente sería un escuadrón, se retiraría mandando aviso, en ambas direcciones, de haber sido cortado el Camino Real por la presencia de una fuerza importante (seguramente no tendría tiempo para ver toda la columna). 96 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES En ese momento las comunicaciones entre los dos generales franceses han quedado cortadas. Reding, después de comunicar a Castaños la llegada a Bailén, se queda esperando a la madrugada siguiente para dirigirse a Andújar. Como le han informado del paso de Vedel el día anterior, envía un reconocimiento para averiguar la situación de los franceses en el norte. La información que obtiene a mediodía es que están en Guarromán y se dirigen más hacia el norte. Establece su campamento al oeste de Bailén, en los alrededores de la noria, y pone una guarnición al otro lado del pueblo en previsión de una sorpresa por aquella dirección. *** A primera hora de este día, Vedel inicia con su división la marcha desde Guarromán a La Carolina. La distancia de unos quince kilómetros que separa a estas dos poblaciones es la justa para completar los cien kilómetros que la división había recorrido desde el día 15 por la mañana (o sea, tres días). Era pues necesario darle un verdadero descanso allí mismo, si no aparecían enemigos a quien batir. El propio general se va hasta Santa Elena para hacerse cargo de la situación en los desfiladeros, ante las fuerzas españolas que se aproximaban. Dufour le espera desde unas horas antes, y juntos hacen las averiguaciones y reconocimientos. Pero los resultados les conducen a descubrir que todo era una alarma injustificada, pues únicamente se detectaron partidas de guerrilla. Ésto, nos parece, debió ser un motivo de tranquilidad para los franceses: es posible que para Vedel representara un doloroso golpe en su amor propio. Con el estado de ánimo que, hemos supuesto, tendría al salir de Andújar, le sentaría muy mal llevarse este chasco con los guerrilleros. Tal vez se sintiera fracasado ante sus propios subordinados; pero lo cierto es que decide darle a su división un necesario descanso de un día casi completo. Es posible que pensara tocar diana sobre las cinco horas, para que las tropas pudieran recuperarse. En Andújar, el general Dupont recibe, por la mañana, el parte de Vedel. Las primeras noticias son tranquilizadoras ya que no ha encontrado enemigo por ninguna parte, pero el anuncio del desplazamiento de todas aquellas unidades a las proximidades de Despeñaperros, le tuvo que producir cierta inquietud. Es posible que ya considerara la idea de retirarse. Pero la amenaza de los Visos y la inconveniencia de realizar la salida a la luz del día, le hicieron mantenerse en espera. LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 97 *** Por su parte, el general Castaños también queda a la espera de acontecimientos, manteniendo su actividad ofensiva sobre el campamento de Dupont. La noticia de la ocupación de Bailén por Reding debió llegar a los tres generales casi simultáneamente, pues las distancias a recorrer son similares. Castaños contestó inmediatamente que cayera sobre Andújar sin demora, y suponemos que daría las órdenes para preparar, a la mañana siguiente, un verdadero ataque en fuerza sobre los franceses. Dupont, al enterarse de la maniobra de Reding, comprende que se encuentra en una situación sumamente peligrosa. En su estudio sobre el enemigo, cree que el mayor peligro está en los Visos y calcula que en Bailén se encuentra sola la división de Reding, que es la que había actuado dos días antes en esa zona. Con sus dos divisiones se considera con fuerza para arrollar a esa unidad. No puede imaginar que en Bailén le van a cerrar el paso las dos mejores y más fuertes divisiones españolas. Con estos informes se decide a levantar el campo y marchar a reunirse con las otras unidades, pero quiere hacerlo por la noche y en silencio para eludir o retrasar la segura persecución de las fuerzas de Castaños. Lo que no puede es advertir a Vedel del cambio de planes. Esta decisión debió costar a Dupont un gran esfuerzo, pues representaba reconocer ante sus propias tropas que no iba a llevarlas a la victoria, sino a una retirada silenciosa. En la oscuridad va saliendo la columna con la Brigada Chavert en cabeza, la cual destaca la vanguardia al mando del mayor Taulet. A continuación el largo tren de víveres, equipajes, enfermos, familias y funcionarios, flanqueado por la Brigada Schramm y la caballería. En cola y retaguardia marcha la Brigada Pannetier y los marines de La Garde. Su misión es detener a las fuerzas españolas que puedan salir en su persecución. En lugar de volar el puente romano sobre el Guadalquivir, prefieren barrearlo silenciosamente con carros y maderos. Para evitar que algún vecino del pueblo salga a dar el aviso a Castaños, se queda durante un tiempo en la población una unidad de Caballería que mantiene el toque de queda. En La Carolina, suponemos que Vedel también recibiría la noticia de la presencia de Reding en Bailén. Quizás pensó que era la oportunidad que buscaba para dar un escarmiento al enemigo que se le escurría entre las manos. En todo caso, o con mayor razón ante la perspectiva de un combate, su división debía continuar su descanso hasta la mañana siguiente. Se 98 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES nos ocurre que el horario previsto para el día siguiente pudo ser: diana a las cinco, iniciar la marcha a las siete, llegar a Guarromán sobre las once, dar allí un gran alto a las horas de calor más fuerte, y continuar por la tarde hasta Bailén. Este supuesto plan de marcha se basaría en la creencia de que el enemigo que había en Bailén sería el mismo que se retiró ante su sola presencia el día 15 en Mengíbar. No tenía ningún indicio para sospechar que ahora había dos divisiones en lugar de una, y además muy fuertes. Ha quedado incomunicado con Dupont y las últimas órdenes que había recibido eran de que regresara a Andújar, luego no puede saber ni sospechar que su jefe ha levantado el campo y quiere reunirse con él. Considera que tiene tiempo para descansar y debe tomárselo, para llegar a Bailén en las mejores condiciones y poder batir a aquel enemigo que estaba buscando con tanto afán. *** El 19 de junio es el día D, el día que se van a producir los grandes acontecimientos que culminan la batalla de Bailén. Sin embargo, es posible que ninguno de los protagonistas llegue a suponer la trascendencia de lo que va a suceder. A las cero horas la vanguardia de Dupont se encuentra a la mitad del camino entre Andújar y Bailén. La cola es posible que aún no haya salido. El general Dupont va con la cabeza del grueso. Nada se opone a su marcha en aquella cálida noche que anuncia un día de sol radiante, como han sido los anteriores. En sus pensamientos seguramente está, en primer lugar, la intención de desalojar con rapidez a esa incómoda división que le corta el camino. Después, todo sería fácil, en la seguridad de aquella fuerte posición que con sus cuatro divisiones y una brigada pensaba establecer desde Bailén hasta los desfiladeros. A las dos, en el cuartel general español en los Visos, se recibe la noticia de que ... los enemigos evacuaron a Andújar huyendo con precipitación por el camino de Madrid. El general Castaños ordena a De la Peña, que con su división emprenda la persecución del enemigo. Es preciso dejar expedito el puente romano para pasar las unidades, especialmente la artillería, y en esos preparativos pasan las horas inmediatas. En el campamento de Reding han tocado diana a las tres, y las unidades se preparan a adoptar el orden de marcha. El brigadier Venegas está al mando de la vanguardia, y para asegurarse la puntualidad en su cometido, ha levantado una hora antes a sus unidades y las ha adelantado a las proximidades del río Herrumblar. A las tres y media aparecen los primeros ele- LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 99 mentos de la columna francesa y se inicia el primer tiroteo del combate definitivo de la batalla de Bailén. No detallaremos el desarrollo de este encuentro, que es bien conocido. Los franceses lanzaron reiterados ataques sobre el centro y las alas de la línea española, que fueron rechazados siempre. Por otra parte la intención de este trabajo es analizar las decisiones que se adoptaron en función de la información que se disponía. Cuando ya se inicia el combate, las decisiones son puramente tácticas y la información es de contacto, o sea, por observación directa. Tan sólo queremos señalar la decisión de Dupont de emplear sus fuerzas por separado, en acciones sucesivas. El propio Napoleón censuró agriamente esta actuación táctica. Sin embargo, en nuestra opinión, sí que intentó el general francés un ataque de conjunto sobre el centro de la línea española. Cuando todas las unidades francesas habían pasado al este del Rumblar, serían las seis de la mañana, Dupont decidió entonces un ataque por el centro con la Brigada Chavert, los suizos y una brigada de Caballería en cada flanco de esta columna de Infantería. La Brigada Pannetier quedó en el Rumblar protegiendo la retaguardia y los trenes del previsible ataque de las fuerzas de Castaños. Esta acción de Dupont no pudo prosperar porque Reding, viendo la inminencia de tal ataque en fuerza, hizo adelantar sus dos alas para amenazar los flancos enemigos. Por ello Dupont tuvo que desviar la brigada de Privé hacia el Cerrajón y la de Dupré al Zumacar Chico. Estas decisiones de ambos generales parecen las más dignas de destacarse en el conjunto de aquella gloriosa jornada donde se prodigaron los hechos heroicos. Como sabemos, la última decisión de Dupont fue pedir la suspensión de armas sobre el mediodía, cuando sus fuerzas ya no podían seguir combatiendo. Convinieron en iniciar conversaciones sin moverse del lugar donde se encontraba cada unidad. Reding remitió a Dupont ante Castaños para tratar la capitulación. La División De la Peña apareció sobre las dos de la tarde, y tomó posiciones para cercar y amenazar a las fuerzas francesas que ya habían pedido capitulación. El general Castaños ha tenido, a nuestro parecer, una muy acertada actuación desde que tomó el mando del ejército español. Pero no acabamos de entender su decisión de quedarse en Andújar. En un parte que escribe el mismo día 19 a las ocho horas, dice: ... ordené al Gral. de la Peña que con su división reforzada, le picase la retaguardia..., Con la div. del Gral. Jones ocupo esta ciudad (Andújar) donde he tomado posición adaptable a las ocurrencias ... 100 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES En nuestra opinión, su lugar estaba en Bailén, donde se encontraba todo su enemigo y casi todas sus propias fuerzas. Su presencia en el campo de batalla hubiera podido reordenar la situación, enviando al general De la Peña al norte de Bailén donde los defensores del cerro San Cristóbal y el del Ahorcado esperaban la llegada de Vedel, y donde hubiera representado un papel más brillante que el de quedarse amenazando a un enemigo que ya se había rendido. El general Castaños, con la división de Jones y la del coronel Cruz Murgeón, hubiera podido cercar a Dupont para asegurar su inmovilidad. Por último, nos queda una decisión a considerar: la del retraso de Vedel. Probablemente el lector habrá observado que hemos intentado entrar en el estado de ánimo de este general desde que salió de Andújar. Intentábamos reconstruir los pensamientos y los sentimientos que le embargaron por la acción de Mengíbar y, luego, con la decepción de Santa Elena. Lo hemos hecho por creer que esas emociones tuvieron que influir en sus decisiones de este día. De esta manera hemos tratado de preparar al lector para que él mismo formule sus propias conclusiones. Se acusa unánimemente a este general de haber llegado tarde a Bailén para prestar auxilio a su jefe antes de que se rindiera. Se aduce que desde el amanecer estaba escuchando el cañón y, en lugar de acelerar la marcha, dio a sus tropas un largo descanso de más de dos horas en Guarromán, cuando ya se escuchaba con claridad el intenso cañoneo. Para intentar comprender la conducta de Vedel es preciso entrar en la situación en que se encontraba. El día 18, cuando ya ha dejado su división en La Carolina y se ha convencido de que allí no hay enemigo, recibiría la noticia de la ocupación de Bailén por los españoles. Las últimas órdenes que recibió de Dupont eran de despejar todo el Camino Real y regresar a Andújar. No ha podido recibir ninguna nueva información porque se había cortado la comunicación. En consecuencia, considera que el ataque a las fuerzas españolas que se han metido en Bailén es asunto suyo. Seguramente creyó que eran las mismas fuerzas que habían atacado a Liger y a Gobert, es decir, la división de Reding. Para ello decide dar una noche de descanso a su división y agregarse a la de Dufour, que estaba en Santa Elena, para emprender la marcha a Bailén y batir a ese enemigo. Debemos hacer un cómputo de tiempo detallado para poder valorar por nosotros mismos estos acontecimientos. Los primeros cañonazos que se dispararon en Bailén serían después de las cuatro de la mañana porque a esa hora comienza a clarear el día y, en reducida cantidad, porque fueron contra la vanguardia francesa que no pudo sostener el ataque mucho tiempo. El LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 101 cañoneo intenso comenzaría sobre las cinco de la mañana, cuando inició el ataque la Brigada Chavert. No hay que olvidar que toda la batalla se desarrolló en una hoya del terreno, y que la dirección de La Carolina (que está a veinticinco kilómetros en linea recta), queda apantallada por el cerro de San Cristóbal. Como es sabido, los sonidos se propagan muy bien por la noche, pero los primeros cañonazos los pudieron confundir con una tormenta eléctrica los pocos individuos que estuvieran levantados en el campamento de Vedel. Cuando se confirmara la naturaleza de aquellos lejanos estampidos y se decidieran a comunicárselo al general serían las cinco y media, y mientras éste da las órdenes y se hacen los preparativos, la división rompe la marcha sobre las siete y llega a Guarromán a las once. Aquí se escucha claramente el fragor del combate, cuya intensidad y duración ya no pueden dejar dudas de que allí está Dupont con todas sus fuerzas. Vedel necesita dar un alto para atender las necesidades más perentorias: alimentación, abrevar el ganado, curas y descanso para entrar en combate. Sus oficiales le apremian para acudir al cañón, pero antes de una hora cesa totalmente el cañoneo: posiblemente antes de que entrara la cola de la columna en Guarromán. Vedel se tranquiliza y prolonga el alto hasta las trece horas. Cuando llega ante las posiciones españolas de los cerros San Cristóbal y El Ahorcado son las cinco de la tarde. Vedel se justificó diciendo que su división necesitaba un descanso, y a nosotros nos parece cierto, aunque pudo ser más corto. Pero aunque hubiera dado un alto de media hora, que era imprescindible, hubiera llegado después de las catorce horas, cuando todo estaba igualmente acabado. Se ha dicho que por resentimiento u otras motivaciones similares no quiso acudir en socorro de su jefe. Incluso este mismo llegó a decir: ¡Vedel me la ha jugado! A nosotros nos parece inconcebible que este general actuara conscientemente para provocar un desastre que le iba a afectar necesariamente a él mismo. Dejamos al lector, al que hemos aportado cuantos datos conocemos, la tarea de componer su propia interpretación. Finalizan en este punto las decisiones de orden táctico o estratégico que configuraron el desarrollo de la batalla, y por ello se termina este trabajo que, como dijimos al comienzo, pretende dar una interpretación objetiva de esas decisiones, partiendo de la información que tuvieron los protagonistas según se desprende de los documentos originales que se han utilizado en la investigación historiográfica. 102 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 103 104 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 105 106 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL Guillermo G.CALLEJA LEAL Doctor en Geografía e Historia Profesor de la Universidad Europea-CEES LOS ANTECEDENTES: LA UNIÓN LIBERAL Y EL MILITARISMO CENTRISTA La campaña de Marruecos (1859-60) y sus consecuencias en el Ejército L general Leopoldo O´Donnell volvía al poder y su gobierno durará cuatro años y ocho meses (30-06-1858/02-03-1863), un período superior al de cualquier otro gabinete anterior y sin graves choques militares, aunque con menos poder que Narváez1 . La parte más sólida de La Unión Liberal se apoyaba en grupos militares y sus principios coincidían con la mayor parte del Ejército. Al ganar por mayoría electoral, este primer ensayo precanovista dio a España un gobierno estable y una cierta paz interior que permitió un elemento nuevo: la política exterior. La actividad gubernativa se mantuvo hasta 1868 respaldada y controlada por la autoridad E 1 BALLESTEROS BERETTA, Antonio: Historia de España y su influencia en la historia universal, Barcelona, 1927, vol. VIII, p 58; ALONSO José Ramón: Historia Política del Ejército Español, Madrid 1974, p. 353. Ballesteros comenta que había pesado en la caída del general Narváez (como en los gobiernos efímeros del general Armero y de Javier Istúriz), que en el ánimo de la reina influía poderosamente un joven valenciano llamado Puig Moltó. J.R. Alonso puntualiza al señalar que influyó su negativa a ascender al comandante Enrique Puig Moltó por pertenecer a Ingenieros, cuerpo de escala cerrada. 108 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL militar, empleando viejos mecanismos del estado de sitio, hasta el extremo de que las asociaciones obreras existían según la buena o mala disposición de los capitanes generales.Aunque carlistas y demócratas se mantuvieron marginados del sistema político, participaron los moderados, unionistas y progresistas, divididos estos últimos en resellados, partidarios de colaborar con O’Donnell, y puros, inclinados hacia los demócratas y encabezados por Olózaga, al estar Espartero prácticamente retirado en Logroño. Votado un presupuesto de dos mil millones para obras públicas y material para la necesaria modernización de la Marina y del Ejército, O’Donnell pensó que acciones exteriores podrían servir para unir todos los españoles y distraerlos de las discordias políticas. El problema más grave lo constituían los ataques marroquíes contra Ceuta y Melilla, casi continuos desde 1840 por la debilidad española, produciéndose agresiones contras las fuerzas españolas allí destinadas en 1844, 1845, 1848, 1853-54 y 1859. Aunque las reacciones casi siempre fueron enérgicas, nunca tuvieron consecuencias porque las propias revueltas internas del imperio de Marruecos provocaban múltiples ataques y todos los acuerdos eran letra muerta2. En agosto de 1859, grupos cabileños de Anyera3 atacaron al destacamento que protegía unas obras junto al fortín de Santa Clara y destruyeron un escudo de España. O’Donnell envió un memorándum a Muley, sultán de Marruecos, y le exigió una reparación al honor de la Patria y el castigo ejemplar para los agresores. Fallecido el sultán, se prorrogó el plazo del requerimiento sin que hiciera caso su hijo y sucesor, Mohamed. Finalmente, su contestación no satisfizo al conde de Lucena4, quien tras consultar a los gobiernos europeos5 propuso la declaración de guerra al Congreso (2210-1859), que se aprobó por unanimidad. La ruptura de hostilidades coincidió con el debate sobre las ciento treinta mil cargas de piedra destinadas para obras públicas y desaparecidas entre las carreteras y el presupuesto. El conflicto africano resultó providencial para el Gobierno al permitirle salir 2 3 4 5 SERVICIO HISTÓRICO MILITAR: Historia de las campañas de Marruecos, Madrid, 1947, tomo I, pp. 187-329. La cabila de Anyera, la más belicosa de Marruecos, estaba situada sobre la costa del Atlántico a espaldas de Ceuta; por tanto demasiado lejos de la soberanía y la autoridad del sultán. El condado de Lucena fue concedido a Leopoldo O´Donnell y Jorrís el 25-07-1847. Todos los gobiernos reconocieron la gravedad de la ofensa y la responsabilidad del sultán en cuanto a la reparación, salvo algunas reticencias por parte del gobierno de Londres. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 109 del escándalo público como señala Galdós: si no inventa O’Donnell la guerra de África, sabe Dios lo que habría pasado. Fue la guerra un colosal sahumerio6. En efecto, un estallido de patriotismo unió todos los partidos políticos en apoyo al Gobierno. El general Prim telegrafió al general presidente O´Donnell desde París para pedirle el puesto más difícil y peligroso en la campaña y ordenó a Víctor Balaguer, su hombre de confianza y presidente de la Diputación de Barcelona, que organizara un tercio de voluntarios catalanes, acudiendo éstos en masa a los banderines de enganche. Lo mismo sucedió en el País Vasco, donde se preparó una unidad parecida de voluntarios, muchos de ellos carlistas. O’Donnell dividió el ejército expedicionario en tres cuerpos, a las órdenes de los generales Echagüe, Zabala y Ros de Olano, mas una división de caballería al mando del general Alcalá Galiano y el cuerpo de reserva con el general Prim. El almirante Segundo Díaz Herrero estuvo al mando de una flota de apoyo formada por seis vapores de hélice, cuatro buques de vela, once vapores de rueda y veinte lanchas cañoneras. Las tropas rebasaron pronto los treinta y cinco mil hombres, con sesenta y cuatro piezas de artillería de alta calidad y de reciente fabricación en España, según las experiencias de Crimea e Italia. El propio conde de Lucena dirigió el embarque del ejército expedicionario en Algeciras y tomó el mando en la plaza de Ceuta (21-12-1859) para realizar una larga maniobra a lo largo de la costa. Unos días antes, Zabala había ocupado una primera línea enemiga en los altos de Sierra Bullones, donde cayó herido de gravedad, y Echagüe conquistó por asalto la altura y el palacio del Serrallo (19-12-1859) estableciendo una excelente base para el posterior avance hacia los dos grandes objetivos de la campaña: la toma de Tetuán, para después subir por el Fondak de Ain Yedida hacia el puerto de Tánger. Durante todo diciembre los citados cuerpos de ejército, con el apoyo de la caballería de Alcalá Galiano, completaron la ocupación de dicha base y despejaron toda amenaza de las numerosas fuerzas moras que estaban al mando del general Muley Abbas, hermano del sultán. O´Donnell ordenó abrir el camino de Tetuán por la costa ceutí (26-12-1859) y decidió la fecha para el avance general:01-01-1860. 6 PÉREZ GALDÓS, Benito: Obras completas. Madrid, 1968, vol. III, p. 244. La opinión de que la guerra fue un remedio providencial para desviar la opinión pública de los problemas internos se refleja en la correspondencia diplomática de la época. 110 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL Aquel día memorable, por la mañana, una combinación de mandos situó en vanguardia al conde de Reus7. Dos fortines enemigos -los Castillejoscerraban el paso a las tropas y contra ellos se lanzó Prim, mas al observar cierta vacilación en sus tropas por el certero fuego enemigo, tomó la bandera de un alférez herido y se arrojó sobre los adversarios en medio de una lluvia de plomo, seguido por sus hombres en tromba8. Los flancos del avance de Prim fueron cubiertos con acierto por Zabala, ya restablecido, y rota toda resistencia organizada, el ejército continuó avanzando hasta la desembocadura del río Martín (Guad-el-Jelú), donde acampó bajo la eficaz cobertura de la escuadra9. Allí, Prim dirigió una encendida arenga en catalán a los voluntarios catalanes, que estaban al mando del comandante Victoriano Sugranyes, también de Reus. La línea española pudo resistir un duro contraataque de Muley Abbas (31-01-1860), que se quedó muy sorprendido cuando de pronto, sin esperar a rehacerse, O´Donnell ordenó avanzar por el ancho valle del río Martín hacia Tetuán. Los voluntarios catalanes iban en vanguardia y no se arredraron al caer muerto su jefe, sustituido por el capitán más veterano. Prim mandaba el ala derecha y Ros de Olano la izquierda, y la artillería en el centro, bien cubierta por los escuadrones. Pronto, el fuego intenso y certero de la artillería española acalló a las baterías enemigas, y treinta batallones de Infantería se lanzaron contra las desorganizadas líneas moras. Sin réplica alguna, la artillería volvió a avanzar y ametralló las unidades del sultán, mientras Prim dirigía en vanguardia la progresión de los regimientos de León y de Saboya y sacaba a sus voluntarios de Cataluña de un terreno cenagoso, desde donde cayeron sobre el campamento de Muley Abbas y estuvieron a punto de capturarle. Los restos del ejército moro intentaron inútilmente defender la plaza de Tetuán, que se entregó (06-02-1860). Ante el retraso de las conversaciones de paz solicitadas por el mando enemigo, la escuadra bombardeó las ciudades costeras de Arcila y Larache y se produjo la llegada del general Latorre con compañías vascas, alcanzando 7 8 9 Al general Juan Prim y Prats le había sido concedido primero el vizcondado del Bruch (03-02-1850); luego, el condado de Reus (13-12-1855) y, más tarde, el marquesado de los Castillejos con grandeza de España (15-06-1864). Después, Amadeo I le concedió el ducado de Prim a título póstumo (01-11-1871). La actuación de Prim en la batalla de los Castillejos fue magnificada por la propaganda del Gobierno, deseoso de crear héroes en la campaña de África. Según la opinión de muchos, el mérito fue de Zabala. Llamado "campamento del hambre", pronto recibió víveres y suministros diversos de los barcos. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 111 el ejército la cifra de cuarenta y cinco mil hombres. Prosiguió luego el avance sobre Tánger (11-03-1860) por el escarpado camino del Fondak, donde se produjo la victoria de Wad-Ras (23-03-1860) que despejó los accesos a la ciudad del Estrecho. Entonces, Muley Abbas pidió y obtuvo un armisticio que terminó con la firma del tratado de paz en Tetuán (26-04-1860)10. Un tratado muy recortado por las presiones británicas, ya que Inglaterra quería mantener sus intereses en Tánger. España tuvo que devolver Tetuán y renunció a la posesión de Tánger, logrando sólo ampliar los límites de Ceuta y Melilla y el reconocimiento de la antigua pesquería de Santa Cruz de la Mar Pequeña en la costa africana frente a Canarias. En definitiva, lo que mal había dispuesto la política en un conflicto estéril, porque cualquier posible anexión territorial contaba de antemano con el veto de Inglaterra -interesada por mantener su dominio en el Estrecho-, tuvo que resolverlo el Ejército con enorme sacrificio en una campaña militar muy gloriosa de cinco meses pero que costó la vida de hombres, de los que dos mil ciento veintiuno murieron en el campo de batalla o por heridas sufridas en combate y cuatro mil ochocientos noventa y nueve a consecuencia de enfermedades, además de un coste de doscientos treinta y seis millones11. La Armada realizó también algunas acciones brillantes, aunque siempre observada por cinco navíos de guerra franceses y siete británicos. El intervencionismo británico quedó probado al capturarse armas de reciente fabricación al enemigo y hallarse en Tetuán grandes depósitos de pólvora también de fabricación inglesa12. Heroica fue la conducta del ejército expedicionario y apoteósico el recibimiento popular. Sin embargo, al término de la campaña, las consecuencias en el orden interno del Ejército fueron muy discutibles, pues si bien unió durante unos meses a toda la Nación (salvo la intentona carlista de San Carlos de la Rápita), las quejas al sistema y a los ascensos fueron inmensas. Se criticó que se dieran recompensas a bastantes que no las habían merecido y que quedaran en el olvido otros que las tenían bien ganadas. 10 11 12 CIERVA Y HOCES, Ricardo de la: El triángulo II. La cuestión de palacio. Evocación del reinado de Isabel II entre 1847 y 1868. Barcelona, 1990, pp. 308-311. PIRALA, Ildefonso: Anales. Madrid, 1871, vol. III, p. 484 y ss. En plena guerra, Inglaterra exigió a España el reembolso inmediato de una deuda (cuarenta millones) que estaba aplazada a varios años. Sin embargo, el gobierno español tuvo el rasgo de dignidad de pagarla al contado en momentos tan inoportunos. 112 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL Ildefonso Antonio Bermejo en La Estafeta de Palacio recuerda la lluvia de títulos nobiliarios isabelinos -todos con grandeza de España- que cayó sobre los héroes de África: el ducado de Tetuán para O’Donnell (27-041860); el marquesado de Guad-el-Jelú (08-10-1860), el condado de Almina (17-07-1860) y el vizcondado de Ros para Ros de Olano (17-07-1860); el marquesado de Sierra Bullones para Zabala (28-11-1860)13; el marquesado de los Castillejos (15-06-1864) para Prim14; y años más tarde, por don Amadeo I de Saboya, el condado del Serrallo para Echagüe (27-03-1871). En cuanto a los ascensos, el mismo autor añade el nombramiento de nueve tenientes generales, once mariscales de campo y veintisiete brigadieres15, cifras para entonces no excesivas pero que demuestran que O’Donnell distribuyó tales ascensos con cierto criterio político favoreciendo a sus partidarios de la Unión Liberal, lo mismo que no había dado mandos a los generales que no le eran partidarios16. Según Ildefonso Pirala, todos los jefes de brigada quedaron descontentos, porque al mayor del ministerio de la Guerra y a uno de la división Ríos, que desembarcó con él, a media campaña se les había dado la faja de general... Se hizo brigadier a un oficial del ministerio de la Guerra y al gobernador del cuartel general, que ni tenían mando de tropas ni puesto en los combates, con lo que se consideraban perjudicados los coroneles de regimiento que no habían alcanzado aquel empleo17. Hubo además numerosas y continuas críticas a la Administración Militar y la Sanidad Militar por haber presentado los mismos defectos que otros cuerpos administrativos y médicos que participaron en la guerra de Crimea18. Apenas firmado el tratado de paz en Tetuán, comenzaba ya a gestarse un clamor contra el Ejército y el gobierno: unos afirmaban que se había 13 14 15 16 17 18 El general Juan de Zabala y de la Puente tenía además el título condal de Paredes de Nava. Dicho título fue concedido por Enrique IV (10-05-1482) a Rodrigo Manrique de Lara, otorgando luego Carlos II la grandeza de España (07-05-1678). El marquesado de los Castillejos se extinguió el 19-02-1871 al conceder el Gobierno Provisional el ducado del mismo nombre a favor de Juan José Prim Agüero, hijo del general Juan Prim y Prats. BERMEJO, Ildefonso Antonio: La Estafeta de Palacio. Historia del reinado de Isabel II. Cartas transcendentales dirigidas a don Amadeo. Madrid, 1873, tomo III, p. 238. ALONSO,1974, pp. 335 y 353. PIRALA,1871, III, p. 480 y ss. Se criticó también a la Caballería por carecer de cabalgaduras adecuadas y de instrucción para un terreno difícil. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 113 hecho demasiado y otros esperaban grandes conquistas territoriales19. Lo cierto es que aquella guerra trajo una paz que no sólo no reportó a España bienes materiales, sino que precipitó la descomposición del imperio marroquí aumentando con ello la influencia de Inglaterra hasta final de siglo. O’Donnell, nombrado general en jefe (Real Decreto 03-11-1859), ante las críticas y el gran malestar existente dentro del Ejército, llegó a manifestar con tristeza: He dado a manos llenas y todos están descontentos. Sin embargo, como paradoja, el general Juan Prim y Prats (héroe inédito, cuya leyenda estaba a medio formar, según Galdós) fue quien ganó mayor prestigio popular, y tanto él, como casi todos los generales ascendidos por O’Donnell, participarán en la Revolución de 1868. De la intentona carlista de San Carlos de la Rápita a la sublevación de Loja El carlismo había perdido su violencia tras su última guerra y volvió a fracasar en 1860 con un pronunciamiento fallido. El complot fue urdido por el pretendiente carlista Carlos Luis de Borbón, conde de Montemolín (Carlos VI)20, y sus colaboradores: el infante Fernando; el conde de Clonard; fray Cirilo Alameda y Brea, cardenal arzobispo de Toledo; el brigadier Joaquín Peralta, destinado en el Ministerio de la Guerra; el hijo del general Quintanilla; Jaime Ortega y Olleta, Capitán General de Baleares y otros21. 19 20 21 PÉREZ GALDÓS, 1968, III, p. 238.Galdós hace decir a uno de sus personajes: Del Pirineo al Atlas, todo será España. Durante los años 1854-56 se habían realizado contactos entre el rey consorte Francisco de Asís y su primo el conde de Montemolín, que pensaron en una posible abdicación de la reina en la rama carlista de don Carlos. Antes de la contrarrevolución de 1856, Montemolín creó una comisión regia que se convirtió en un "Estado" dentro de un Estado, dada la personalidad de los implicados en la trama, entre los que figuraba en primera línea el conde de Clonard, que once años antes había presidido el Ministerio Relámpago, y todo hace apuntar que también estaba el propio rey consorte. La comisión regia logró infiltrarse en muchas dependencias militares, incluso en el Ministerio de la Guerra y las capitanías generales. Desde 1856 se perdió en palacio el interés por la reconciliación de los Borbones en España, aunque continuaron extraños contactos entre la comisión regia y Narváez por medio de Marfori. Jaime Ortega y Olleta había sido teniente en la primera guerra carlista, y se retiró de la milicia en 1839 tras contraer matrimonio con la sobrina y única heredera del general Francisco Ballesteros. Al reintegrarse a la política en 1844, el nuevo gobierno le 114 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL Este último, militar elegante y arrollador en los salones de la aristocracia insular, se había unido a la conspiración creyendo que el apoyo a Montemolín facilitaría la promesa de un gobierno representativo, al margen de que estuviera o no convencido de las supuestas "revelaciones" que le hizo en París la intrigante infanta Luisa Carlota acerca de que Isabel II no era hija de Fernando VII22. Montemolín y su hermano Fernando, que habían sido detenidos por unos aduaneros franceses al intentar una incursión a España, marcharon a Palma de Mallorca para reunirse con Jaime Ortega (29-031860). Cuando apenas había transcurrido una semana desde la firma de la paz de Tetuán y hallándose aún el ejército expedicionario en África, que en conjunto eran las mejores unidades españolas, Ortega ordenó (01-04-1860) embarcar una división formada por unos tres mil seiscientos hombres en el puerto de Palma, lo que suponía una gran parte de la guarnición de las Baleares. Se trataba de una expedición muy extraña, pues estas fuerzas embarcaron sin conocer el motivo ni tampoco el destino, que resultó ser el puerto de San Carlos de la Rápita, junto al delta del Ebro. La presencia de unos embozados misteriosos que acompañaron al general en su cámara durante el viaje sembró la inquietud, corriéndose la voz de que eran el pretendiente carlista Montemolín y su hermano el infante Fernando. Tan pronto como arriba la expedición (02-04-1860), el capitán general ordena la marcha sobre Tortosa, frenada por murmullos y luego por gritos de repulsa en las filas y la oficialidad. Sin embargo, nada ocurre durante la noche. Al amanecer, Ortega ordena reemprender la marcha, pero un grupo de oficiales le interrumpe exigiéndole una explicación sobre lo que está ocurriendo. Entonces es cuando Ortega decide arengar a la tropa en favor de la causa de Carlos VI, que acude junto a él en una tartana. Pero, al advertir la hostilidad de su división, recomienda a Montemolín que se pierda de vista y le espere en el pueblo de Ulldecona. Mientras el capitán general intenta entretener a los oficiales con explicaciones vagas, es interrumpido por los vítores de cuarenta y nueve sargentos; aunque pronto aquellas voces son acalladas por un clamor aún mayor de vivas a la Reina y a la libertad que encabeza el coronel Rodríguez Vera. 22 nombró coronel -sin haber pasado antes por capitán-, y en 1847 era mariscal de campo. Sus contactos en Francia con Montemolín le inclinaron a cambiar de causa. ZABALA, Pío: Historia de España. Edad Contemporánea. 1808-1923. Madrid, 1930, vol. I, p. 487; BERMEJO, 1873, III, p. 476 y ss. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 115 Las tropas se sublevan contra Ortega (04-06-1860), que logra huir a uña de caballo, alcanza al pretendiente y llega con él a Ulldecona. Allí, el infante Fernando, el general Joaquín Elío y varios jefes de partidas carlistas conferencian con Ortega y sus ayudantes Cavero y Moreno. Al enterarse de que la Reina no había abdicado como le habían asegurado, el capitán general exclama indignado: ¡Me han vendido! El único acuerdo al que llegan entonces es dispersarse, pues ninguna guarnición ha secundado el previsto alzamiento. Huyeron todos, siendo luego Ortega capturado por la Guardia Civil en Calanda y conducido a Tortosa. Reunido un consejo de guerra (17-041860) formado por simples oficiales (ningún general), Ortega fue condenado a muerte por delito de alta traición y fusilado al día siguiente al amanecer. De los tres mil seiscientos hombres que le acompañaron en su viaje, sólo se castigó a los cuarenta y nueve sargentos que le vitorearon23. En cuanto a Montemolín y su hermano, fueron apresados (21-04-1860) en su refugio de Ulldecona por la Guardia Civil y entregados al general Dulce. Unos días después de la captura de Montemolín y su hermano, el Gobierno les concedió el indulto, pero no sin antes haber firmado un manifiesto con la renuncia a todos sus derechos al trono: Empeño mi palabra de honor de no volver a consentir que se levante ni en España ni en sus dominios mi bandera. Luego, fueron enviados a Francia en el vapor Colón. Aunque Carlos Luis y Fernando se retractaron después de su renuncia alegando coacciones, al poco tiempo fallecieron y la sucesión de la causa carlista pasó a su hermano Juan de Borbón (Juan III), cuarto monarca del carlismo. A finales de abril, al conocer éste el manifiesto de abdicación de sus hermanos, lo quemó y reclamó el trono a las Cortes exigiendo además la abdicación de Isabel II. No obstante, después lanzó un manifiesto (20-09-1860) que sorprendió a todos, declarando haber abrazado la causa liberal y alabando sus excelencias en progreso y libertad. Esto le llevó a elogiar a Víctor Manuel II de Saboya, a reconocer a Isabel II y a su adhesión al sistema constitucional24. Dos años después, desde el mes de junio de 1862 hasta la 23 24 El hijo del general Ortega, teniente de Caballería, que se había distinguido en Marruecos, pidió en vano a la Reina que aplicase el derecho de gracia. Sin embargo, al ayudante Cavero, primo de la emperatriz Eugenia de Montijo, le fue perdonada la vida. Los Cavero se distinguían por elegir casi siempre el partido político equivocado. La enérgica segunda esposa portuguesa de Carlos María Isidro, María Teresa de Braganza, princesa de Beira, dio entonces los pasos decisivos para salvar a la causa carlista del descrédito y la desintegración. Ante los desplantes liberales de su sobrino e hijastro Juan III, le escribió una carta muy dura, en la que negó su legitimidad por haber traicionado los principios, le destituyó como rey y pretendiente por haber abdicado, y no le dejó más salida que retractarse o abdicar en el propio primogénito de éste, 116 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL primavera siguiente, la infanta-duquesa de Sessa, hermana del rey consorte, negociará el acercamiento entre Juan III e Isabel II. Marchará por ello a Madrid y pedirá repetidas veces su reconocimiento como infante de España, gracia que no le concederá la Reina. Todos estos movimientos dinásticos se llevarán con gran secreto, pero el Gobierno cometerá la necedad de no hacerle ni caso, puesto que su sumisión plena hubiera puesto fin al pleito dinástico iniciado en 1833 con la muerte de Fernando VII25. Por otra parte, el general Ortega, antes de morir, hizo jurar a su ayudante Cavero que guardaría un silencio absoluto sobre los promotores del pronunciamiento. A pesar de ello, se difundieron toda suerte de rumores que apuntaban a la misteriosa comisión regia presidida por el conde de Clonard, de la que formaba parte el cardenal arzobispo de Toledo, fray Cirilo Alameda y Brea, y el propio rey consorte desde una sombra impenetrable, con un sector importante de la alta nobleza26. Ildefonso Pirala afirma que aunque desaparecieron las listas de los implicados, lo que evitó desgracias y grandes escándalos, hay constancia de que en la conjura intervinieron desde la emperatriz Eugenia de Montijo y el rey consorte hasta el cardenal arzobispo de Toledo y el general Narváez, duque de Valencia27. Mención especial merece aquí el Rvdo. P. fray Cirilo Alameda y Brea, religioso pintoresco y de armas tomar. Este intrigante personaje pasó su vida involucrado en numerosas conspiraciones y tuvo un gran protagonismo en esta conjura de la comisión regia. Consejero íntimo de Fernando VII y uno de los más firmes baluartes del absolutismo, se prestó a las intrigas que el rey preparó contra la Constitución (1820), y siendo superior general de la orden franciscana en España, no tuvo inconveniente en ingresar en una de las numerosas sociedades secretas existentes para espiarla y traicionarla. Nombrado luego obispo, sus maquinaciones le llevaron a iniciar tratos con la Junta Suprema de la Masonería para provocar la caída del Gobierno y 25 26 27 el infante Carlos. El infante Sebastián, hijo de la princesa de Beira, también se había hecho liberal y reconciliado con Isabel II. En septiembre de 1864, María Teresa de Braganza dirigió desde Baden su célebre Carta a los españoles, descalificando de forma pública y definitiva a Juan III y proclamando heredero a la corona carlista de España al propio primogénito del mismo, el joven duque de Madrid (Carlos VII). DE LA CIERVA, Barcelona, 1990, pp. 313-314. PIRALA, 1871, III, p. 516; ALONSO, Madrid, 1974, p. 337. Isabel II había concedido el ducado de Valencia con grandeza de España al general Ramón María Narváez y Campos (18-11-1845). MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 117 reemplazarlo por otro adicto al Gran Maestro y a él mismo. Aunque esta extravagante intriga fracasó, fue elevado por sus desvelos a la mitra arzobispal de Cuba (1832). Ofició un Te Deum en la catedral de Santiago de Cuba (29-09-1836) por el triunfo del motín de La Granja y en honor de la Constitución que con tanto afán antes había tratado de destruir28. Hacia finales del mes de diciembre de 1836, el Capitán General de Cuba, Miguel Tacón y Rosique, recibió una carta del ministro de la Gobernación, Ramón Gil de la Cuadra, con varias órdenes, y entre ellas29, la de expulsar de la isla al arzobispo de Santiago de Cuba, cuyas simpatías carlistas nadie ignoraba.Pero Tacón facilitó su huida (por estar aún indecisa la guerra carlista)30 dándole toda clase de facilidades para que embarcase en la goleta de guerra británica Nimrod, que se hallaba en el puerto de Santiago, y partiera hacia España con todas sus pertenencias, no teniendo éste reparos en llevarse de paso la fabulosa suma de siete mil quinientas onzas de oro (ciento veintisiete mil quinientos pesos) de los fondos del Arzobispado. Lo más curioso es que nadie en España le reclamó tal cantidad31. 28 29 30 31 Correspondencia reservada del capitán general don Miguel Tacón, 1834-1838. La Habana, 1963, pp. 70-72. En octubre de 1836, el gobierno de Madrid fue advertido de que el pretendiente carlista intentaba enviar un agente a Cuba para gestionar la neutralidad de las autoridades en la querella dinástica que dividía España, por lo que cundió la alarma. Conviene señalar que la isla de Cuba contribuía con más de cuatro millones de pesos anuales al Erario; por ello, si Cuba se declaraba neutral en la guerra carlista, el golpe sería de tal magnitud que podría por sí solo decidir la suerte de la contienda. El Gobierno acordó ordenar a Tacón que destituyera de inmediato y con el mayor secreto al anciano general Manuel Lorenzo, gobernador de Santiago de Cuba (quien enterado del motín de La Granja, había realizado por su cuenta un pronunciamiento constitucional el 29-09-1836); expulsara al Arzobispo por sus conocidas simpatías carlistas; y procurara apresar y juzgar al emisario como espía. Tacón facilitó la huida de Lorenzo y de fray Cirilo en dos fragatas de guerra británicas. El general Tacón envió la goleta de guerra Isabel II a Santiago con la misión de comunicar a su amigo el comodoro Jones, de la fragata británica Vestal, que había recibido la orden de apresar y expulsar al Arzobispo, por lo que tenía que comunicárselo para que huyera de inmediato. Como el capitán de la goleta española no halló a Jones, realizó su gestión a través del cónsul británico Hardy. BULNES Y SOLERA, José de: La fuga del Padre Cirilo encubierta por el Gobierno de S.M. Opúsculo cuarto que contiene las esposiciones del M.V. Cabildo Catedral de la iglesia metropolitana de Santiago de Cuba desde el mes de enero hasta el de abril de 1837... Madrid, 1838. 118 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL Fanático absolutista y carlista en España, el Arzobispo se comportó como el primero de los liberales. Durante su larga vida, pródiga en intrigas, siguió siendo maestro de las volteretas: de carlista fervoroso en los años treinta, consejero de Carlos María Isidro y miembro muy destacado de la mencionada comisión regia, una vez liquidado el carlismo32, mutatis mutandi, pronto fue consejero de la joven reina Isabel II, ocupando la vacante creada por el fallecimiento del divino Argüelles. Fue confesor de la Reina, Arzobispo de Toledo y Cardenal Primado de España, y murió por fin a los noventa y un años en 1872, siendo decano del Sacro Colegio Cardenalicio de Roma. Por último, tan sólo añadir que no pudo probarse ni tampoco saberse por entonces quiénes fueron los responsables de la conspiración; aunque sí quedó muy claro que el general Ortega, un liberal de pro de toda la vida, jamás habría actuado sin disponer de un altísimo respaldo. Así surgió y murió la conspiración más oscura y extraña del siglo XIX español, culminada con el desembarco en San Carlos de la Rápita, pero que apenas captó la atención popular ante la gloria de la guerra de África. Un año después se produjo el estallido de la primera revuelta social española en la tranquila ciudad granadina de Loja (29-06-1861). Una tropa campesina de un centenar de peones, dirigida por el herrador Rafael Pérez del Álamo, tomaba por asalto el cuartel de la Guardia Civil en Iznájar. Al día siguiente, enardecida la columna por su sangrienta victoria, entraba en Loja con insólitas banderas tricolores cantando el Himno de Riego entre continuos vivas a la República. Pronto se concentraron allí seis mil campesinos revolucionarios de las inmediaciones que saquearon tiendas, almacenes y haciendas, se repartieron las tierras y durante tres jornadas alucinantes generaron tal anarquía que su propio jefe asustado envió mensajeros al gobernador para que restaurase el orden. El Capitán General de Granada envió una columna que recuperó la ciudad a sangre y fuego, y deshizo con ciento dieciséis fusilamientos aquella ilusión de república federal a la que había abandonado su promotor, quien logró huir y esconderse. El Ministerio de la Gobernación envió un informe sobre esta revuelta a la Reina; pero poco después, el arzobispo Claret envió a Isabel II otro informe mucho más profundo y detallado, aportando los datos siguientes: la incipiente organización revolucionaria creada y dirigida por Pérez del Álamo rebasaba los ochenta mil afiliados en toda Andalucía; 32 Gavilla de perdidos llamaba fray Cirilo a los carlistas que pretendían la victoria cuando ya no tenían opción a nada. La misma victoria que había deseado cuando era capellán y consejero de Carlos María Isidro en el cuartel general de Estella. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 119 aquella temible explosión social se debió al egoísmo de los terratenientes y a la desidia de las autoridades, y era muy recomendable que la propia Reina viajase por aquellas provincias para despertar el sentimiento monárquico de los pueblos, decaído y debilitado por la propaganda demócrata33. Un año después de esta terrible rebelión, la Reina realizó su ansiado viaje por Andalucía acompañada por su marido y, por sugerencia suya, el Gobierno decretó un indulto general para los cuatrocientos campesinos que habían sido deportados y para su cabecilla, que pudo salir de su escondite. Pese a las aventuras exteriores que tenían a la Hacienda al borde de la bancarrota, Isabel II en su recorrido entregó un millón de reales en cada ciudad. Tras pasar por Sevilla, las propias mujeres de los revolucionarios, agradecidas por el indulto, denunciaron una conspiración socialista contra ella a su paso por Archidona. En este viaje por ciudades y pueblos de Andalucía que duró tres meses y medio, la Reina fue recibida entre el clamor popular. Las campañas de prestigio en el exterior España carecía de intereses importantes en el extranjero, su flota de guerra era mínima y su Ejército se hallaba tan sobrado de oficiales y reclutas como falto de armamento, material y organización. El general presidente impulsó varias expediciones armadas al extranjero con el fin de prestigiar al Gobierno, disminuir las tensiones entre los partidos políticos y ufanar a un Ejército falto de armas, pertrechos y tropa instruida, pero que contaba con más de trescientos cincuenta generales. Durante el gobierno de O’Donnell, la primera acción exterior se realizó en 1858. Fue cuando España participó en la expedición francesa de Rigault de Genouilly a Conchinchina mediante el envío de mil quinientos soldados, en su mayoría tagalos de regimientos filipinos. La acción de estas fuerzas al mando del coronel Palanca fue muy brillante, pero sólo sirvió a los intereses de Francia. Tras una pronta retirada, España no obtuvo beneficio alguno en Indochina. En cuanto al intervencionismo español en América, éste se inició en 1859 con el envío del vapor Blasco de Garay a La Guaira como respuesta a las matanzas de españoles en Venezuela; sin embargo, esta crisis no fue un hecho aislado, puesto que también en otras repúblicas hispanoamericanas 33 DE LA CIERVA, Barcelona, 1990, pp. 332-333. La Reina tuvo que aplazar el viaje al año siguiente por la muerte de su hija la infanta Concepción. 120 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL existía una tensión creciente que afectaba a los españoles residentes y a los intereses nacionales. De todas las empresas realizadas en el exterior durante este período, la de Méjico fue la mejor y más rápidamente resuelta, y el pretexto consistió en la reclamación del pago de su deuda exterior. Tras la firma de los convenios de 1847 y 1851, la desdichada embajada de Joaquín Francisco Pacheco había tomado parte en las querellas internas mejicanas apoyando al presidente Miguel Marimón34, de ahí que el embajador español fuera expulsado al triunfar Benito Juárez. Luego, a partir del otoño de 1858, la cuestión mejicana se convirtió en un problema internacional, afirmando Napoleón III que en Méjico se precisaban un ejército, millones y un príncipe35. El general Prim, conde de Reus, fue nombrado (01-01-1861) agente diplomático y general en jefe de las fuerzas expedicionarias que debían embarcar en La Habana y conducir a Veracruz. Aceptó el mando por conocer el problema a la perfección, ya que su esposa era mejicana y pariente de un ministro de Juárez; y además, porque quería impedir que cuando acabara la guerra de Secesión, EE.UU. prosiguiera sus proyectos de anexión, consumados en parte al haberse apoderado de inmensos territorios al norte del río Grande. Sin embargo, el general Serrano, Capitán General de Cuba, que ya había logrado con éxito la anexión de Santo Domingo, al conocer el nombramiento y la misión de Prim, se adelantó a éste enviando a Veracruz al mariscal de campo Manuel Gesset al frente de un ejército compuesto por tres regimientos de tres batallones (Nápoles, del Rey y Cuba), los batallones de Bailén y de la Unión, dos escuadrones, dos baterías de campaña, trescientos artilleros y doscientos ingenieros; empleando para su traslado la 34 35 El gobierno de Marimón había aceptado conceder reparaciones a Francia, Inglaterra y España por los daños inferidos a sus intereses y súbditos afincados en el país; pero Benito Juárez, reconocido y apoyado por EE.UU., se opuso, expulsó a Pacheco y congeló los pagos de la deuda exterior. Reunidas las tres potencias en Londres, decidieron (tratado de 31-X-1861) enviar una expedición conjunta. Se estudió la entrega del trono a los príncipes de la rama carlista y se ofreció al duque de Aumale, con quien negoció Palmerston. El trono también pasó ante el infante Sebastián y ante los duques de Riánsares, siempre atentos a los negocios y a los tronos para dar una posición relevante a los hijos de María Cristina de Borbón, madre de Isabel II. Al final, la discutida corona mejicana acabó siendo aceptada por Maximiliano, hermano menor de Francisco José I, emperador de Austria y rey de Hungría. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 121 escuadra de González Rubalcaba36. Una semana antes de llegar Prim a La Habana (23-12-1861), aquel ejército se apoderó con facilidad de San Juan de Ulúa y de Veracruz (17-12-1861). Comenzaron así muy mal las relaciones entre los generales, que además siempre habían desconfiado entre sí. No obstante, el conde de Reus hizo valer su nombramiento ante Serrano y zarpó a Veracruz, asumiendo el mando de las tropas en aquella cabeza de puente, y decidió esperar allí la llegada de las expediciones de Francia e Inglaterra. Una vez fondeada toda la flota aliada (06-01-1862), se trataba de aplicar la Convención de Londres (31-10-1861), o bien de ocupar el país e imponerle un soberano extranjero como pretendía Francia. Prim pudo desorientarse con facilidad en aquella situación, pues la población veracruzana le recibió con entusiasmo37; además, como recuerda Miquel y Vergés, algunas guerrillas habían defendido la causa de los conservadores con bandera española38. Sin embargo, el conde de Reus pudo ver con gran claridad que Francia hacía su propia política, consistente coronar a Maximiliano de Austria y, sobre todo, que el futuro pertenecía a Juárez, respaldado por EE.UU. y una mayoría abrumadora del pueblo mejicano, por lo que nada tenían que hacer los círculos aristocráticos, partidarios y promotores del intervencionismo europeo. Por tales motivos, convenció a Inglaterra que lo conveniente sería negociar un arreglo razonable con Juárez y retirarse, aunque no a Francia, empeñada en esta nueva aventura imperial. En la reunión tripartita de Orizaba (09-04-1862), Prim se jugó su carrera al decidir el retorno inmediato del ejército español, que fue seguido por el británico; el francés La Gravière le acusó de obrar así por despecho, afirmando que en el fondo había pretendido ser emperador de Méjico. Al término de la reunión, Prim envió un prolijo informe al ministro de Estado explicando su postura y haciendo constar que no deseaba pasar por la vergüenza de que una nación que nos debe su existencia y que habla nuestro idioma, sea regida por un príncipe extranjero, y que trabajaría para que conserven los mejicanos sus instituciones republicanas39. La decisión de Prim fue tajante, pero carecía de barcos para reembarcar el cuerpo expedicionario y Serrano no estaba dispuesto a facilitárselos. Al 36 37 38 39 La escuadra estaba formada por seis buques de hélice, seis vapores de ruedas, un transporte de hélice, dos de vela y diez mercantes varios. ALONSO, 1974, p. 338. MIQUEL Y VERGÉS, José Luis: El general Prim en España y en Méjico. México, 1949. ALONSO, 1974, p. 338. 122 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL final, las tropas y su general en jefe pudieron desembarcar en La Habana (09-05-1862) en buques ingleses ofrecidos por el almirante Hugh Dunlop. El encuentro entre Prim y Serrano fue muy violento, pues Prim reprochó a Serrano todas las trabas que le había puesto. Luego, el conde de Reus partió hacia España, vía EE.UU., en plena guerra de Secesión, para obtener información sobre la contienda. Pero antes de emprender su regreso, envió dos mensajeros para dar parte con todo detalle a la Reina y al presidente de Gobierno sobre su decisión en Orizaba; y Serrano, a su vez, mandó a Cipriano del Mazo para informar al Gobierno, que acordó desaprobar públicamente a Prim. Luego, O’Donnell, acompañado por el emisario de Serrano, marchó al palacio de Aranjuez para entregar en persona el decreto condenatorio40; no obstante, el emisario del conde de Reus se había anticipado y cuando Isabel II recibió el saludo del duque de Tetuán, sin dejarle hablar le dijo radiante y con toda intención: ¿Has visto qué cosa tan buena a hecho Prim en Méjico? Estoy deseando verle para felicitarle. O’Donnell no tuvo más remedio que sumarse al entusiasmo de la Reina y guardar el decreto. España dispuso de poco más de cuatro mil soldados en Veracruz, y Francia llegó a emplear cuarenta mil para intentar imponer al emperador Maximiliano, que fue derrotado y fusilado en Querétaro. Prim acertó de pleno al pronosticar en su carta a Napoleón III la entrada en Méjico de su protegido, su aislamiento en medio de las tropas francesas y su final, advirtiéndole además que aquella monarquía se derrumbaría en cuanto dejaran de apuntalarla las bayonetas. Una vez en España, defendió ante el Senado (12-12-1862) su postura en la reunión tripartita de Orizaba, respondiendo de forma fulminante y con brillantez a los ataques del marqués de Novaliches desde los escaños moderados41 y a los de Olózaga desde los progresistas. Además, predijo, una vez más, el desastre final del intervencionismo francés y de Maximiliano42; declaró ser progresista dentro de la Unión Libe40 41 42 O’Donnell estaba predispuesto contra Prim, pues la propaganda que su propio gobierno le había hecho sobre su actuación en Los Castillejos le hizo sombra en la guerra de África en cuanto a favor popular. Isabel II concedió al general Manuel Pavía y Lacy el título de marqués de Novaliches (08-04-1848). La profecía de Prim se cumplió al detalle. Las tropas francesas tomaron Ciudad de Méjico (junio 1863) y proclamaron emperador in absentia al archiduque Maximiliano de Austria, hermano del emperador Francisco José I. Juárez trasladó la sede de su gobierno a la ciudad fronteriza de El Paso y se lanzó a la guerra de guerrillas. En la primavera del año siguiente, Maximiliano y su esposa Carlota - hija del rey de los belgas -, partieron de su palacio de Miramare en Trieste e hicieron su entrada solemne en la capital mejicana (10-06I-1864). Terminada la guerra de Secesión (1865), EE.UU. no MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 123 ral, y recomendó a la Reina que tras tantos años de predominio moderado y unionista debería llamar a los progresistas. Prim, ante el agotamiento político de O’Donnell -mediado su quinto año en el Gobierno- y advirtiendo su hostilidad, decidió abandonar la Unión Liberal y encabezar el progresismo puro, con la consiguiente enemistad de Olózaga. Por entonces, la Reina veía con simpatía su proyecto y se lo hizo saber a su regreso cuando fue a saludarla. Dos años después, Olózaga prescindirá del mando militar de Espartero, convirtiéndose entonces el conde de Reus en la esperanza de quienes necesitaban la ayuda de un espadón. En cuanto a la gloriosa aventura de la escuadra española en el Pacífico, fue uno de los mayores errores diplomáticos cometidos durante el período de O’Donnell e incluso más tarde. En el caso del Perú, los problemas comenzaron antes de la presidencia del general Castilla, que había sido capitán del Ejército español. El ministro español de Guerra y Estado, general Juan de Zabala y de la Puente, hijo del patriota Pedro José Zabala Bravo del Ribero -marqués de Valle Umbroso-, había nacido en Lima (1804)43, dándose la circunstancia de que era cuñado del negociador enviado por el gobierno peruano, el millonario Joaquín José de Osma, marqués de la Puente y futuro suegro de Cánovas. Al igual que en Méjico, el contencioso se había creado por motivos económicos: la deuda contraída por España durante las pasadas contiendas (1810-1824). Tras interminables conversaciones diplomáticas en Madrid, Zabala tuvo la iniciativa desafortunada de comunicar al ministro de Marina que se debía mostrar el pabellón enviando una escuadra a los puertos americanos del Pacífico. En fin, se impuso la "dialéctica de los cañones", pero como Prim aún no había retirado el ejército expedicionario de Méjico y se había realizado la anexión de Santo Domingo, cundió la alarma entre las 43 reconoció al emperador y exigió a Francia la retirada de sus tropas, lo cual hizo Napoleón III (1866). Maximiliano se quedó solo, con sus valientes e insignificantes tropas conservadoras, frente a las fuerzas juaristas con el apoyo de EE.UU. Carlota regresó a Europa y se humilló ante Napoleón III para suplicarle que mantuviera su ejército en Méjico, y enloqueció en Roma cuando invocaba la protección papal. Destrozadas las tropas imperiales en Querétaro, Maximiliano cayó prisionero (15-05-1867) y fue fusilado (19-06-1867) en el Cerro de las Campanas junto a los generales Miguel Marimón y Tomás Mejía. Poco después, Juárez entró triunfal a Ciudad de Méjico (15-07-1867). En cuanto a Prim, que tantas veces había ofrecido su espada y su lealtad a Isabel II, por entonces se lanzaba una y otra vez contra su trono. El general Zabala, conde de Paredes de Nava y marqués de Sierra Bullones, fue nombrado muy poco después ministro de Marina y, más tarde, capitán general. 124 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL repúblicas hispanoamericanas al creerse que se trataba de recuperar el dominio español en América. Sin demasiada urgencia se formó una división naval con las fragatas Resolución y Triunfo y las goletas Vencedora y Covadonga, que al mando de Luis Hernández Pinzón zarpó de Cádiz (10-08-1862) hacia la estación naval que España (al igual que otras potencias europeas) tenía en el Río de la Plata, junto a Montevideo, para la defensa de sus intereses y sus ciudadanos. En abril de 1863, los buques cruzaron el Estrecho de Magallanes, después se presentaron en los puertos chilenos, visitaron los de Perú, repostaron en Acapulco y en octubre fondearon en San Francisco de California. Tras producirse en Perú los graves sucesos de Talambó, donde algunos colonos vascos fueron asesinados, Pinzón exigió explicaciones en agosto, y como no se dieron, se apoderó de las islas Chinchas, muy ricas en guano natural (14-041864); pero como no impidió que el Perú continuara su comercio, la ocupación sólo sirvió para alarmar aún más a los pueblos de la América hispana. Pinzón fue reemplazado por Pareja frente a la bahía peruana de Pisco (07-12-1864), mientras la nueva fragata acorazada Numancia, al mando del capitán de navío Casto Méndez Núñez, zarpaba desde España para incorporarse a la escuadra. El almirante Pareja resolvió en parte el problema con el Perú al recibir del presidente Pezet las debidas satisfacciones y reparaciones a los españoles anteriormente hostilizados; sin embargo, hallándose aún la escuadra frente al puerto limeño de El Callao, estalló un motín que depuso a Pezet y dio el poder al dictador Prado, enemigo de España. En espera de que se confirmase el acuerdo, la escuadra descendió a las costas chilenas para reclamar a su gobierno una satisfacción por ultraje a la bandera de España, llegando a dar el 02-05-1865 como ultimátum44. Solidarizados Chile y Perú, declararon la guerra a España y rechazaron las reclamaciones españolas. Pareja respondió con el bloqueo de aquellas costas, por lo que las repúblicas de Bolivia (entonces con salida al mar) y Ecuador se sumaron también a aquella guerra con el apoyo secreto de EE.UU. e Inglaterra. Cuando la goleta española Covadonga, con dos únicos cañones, patrullaba por los archipiélagos del sur de Chile para asegurar el bloqueo, el capitán de navío chileno Arturo Prat, al mando de una fragata que montaba veinticuatro cañones, logró apoderarse de la Covadonga al abordaje, lo que suscitó una oleada de entusiasmo antiespañol en toda América. Al enterarse Pareja de este suceso, en diciembre de 1865, se suicidó pegándose un tiro. La escuadra optó entonces por dirigirse hacia el Perú y fondear no lejos 44 En el mes de septiembre de 1865, Pareja había decretado el bloqueo naval de Valparaíso. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 125 de El Callao. Allí se reunió con ella Méndez Núñez, que se encontró con una doble sorpresa transmitida desde Madrid: su ascenso a brigadier45 y su nombramiento como jefe de la escuadra del Pacífico. Luego, ordenó la concentración de sus mejores unidades frente al puerto chileno de Valparaíso: seis fragatas, una goleta y tres vapores auxiliares. Situada la escuadra frente a la bahía de Valparaíso, comprobó que en el puerto había barcos de guerra y mercantes de Inglaterra y EE.UU. en actitud disuasoria, por lo que Méndez Núñez solicitó instrucciones a Madrid y luego puso la escuadra rumbo a las islas del Sur. Allí, los barcos españoles persiguieron a una flota chilena formada por naves de escaso calado a las órdenes del mencionado capitán de navío Arturo Prat, un gran marino como el español, que se dejó encerrar más allá de los bajos de Abtao para que varasen los buques españoles de mayor calado. Pero la escuadra no cayó en la trampa, disparó unos cañonazos de intimidación y salió de aquellos difíciles estrechos navegando hacia Valparaíso. La estación naval española en el Río de la Plata sirvió de enlace entre la escuadra y Zabala (entonces ministro de Marina) quien comunicó a Méndez Núñez la orden absurda: Más vale sucumbir con gloria en mares enemigos, que regresar a España sin honra ni vergüenza. El brigadier contestó (24-031866): Destruiré Valparaíso aunque sea preciso combatir con las escuadras británica y norteamericana, que están aquí reunidas; y los barcos de su majestad católica se hundirán en estas aguas antes de regresar a España deshonrados. Realizaré de esta manera lo que la reina, el gobierno y el país desean: esto es, primero honor sin Marina que Marina sin honor46. Méndez Núñez intentó solucionar las diferencias con Chile de forma amistosa, pero no fue posible. Aunque el almirante norteamericano y el británico le advirtieron que combatirían ante cualquier acto hostil, el bravo marino español no se amilanó y envió un falucho con bandera blanca para avisar al mando chileno, con cuatro días de antelación, que iba a bombardear la ciudad. Con la Numancia en el centro del ataque, la escuadra avanzó lentamente hacia el interior de la bahía que se abre por la derecha, vista desde la mar, en el alto promontorio artillado y se pierde enfrente de las sua45 46 El ascenso de Méndez Núñez a brigadier se debió por haber conducido a la fragata acorazada a través del Estrecho de Magallanes sin novedad, lo cual fue considerado mundialmente como una gran hazaña. La frase primero honor sin Marina que Marina sin honor se haría célebre, aunque sufrió diversas modificaciones hasta quedar como honra sin barcos, que barcos sin honra. 126 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL ves playas de Villa del Mar47. A las nueve horas del día señalado (31-031866), los cañones de la escuadra abrieron fuego batiendo con excelente puntería los edificios oficiales, y también acallaron las baterías enemigas. Satisfecho el orgullo de España, sin que las asombradas escuadras extranjeras osaran frenarle, Méndez Núñez ordenó a su escuadra poner rumbo al norte, siendo arrastrada por la fría corriente de Humboldt hacia el puerto peruano de El Callao, considerado entonces como el mejor baluarte de la costa americana del Pacífico. En opinión de Pedro Novo y Colson, la toma de las Chinchas fue una agresión injustificada y arbitraria y el bombardeo de Valparaíso la culminación de una acción política que parecía guiada por el disparate48. Según José Ramón Alonso49, el brigadier y jefe de la escuadra tuvo que realizar aquel acto estremecedor ante las fortificaciones de El Callao para que él, sus hombres y su escuadra no fueran acusados de cobardes por haber bombardeado un puerto con tan escasas defensas como el chileno. La escuadra española estaba integrada por siete unidades navales: una goleta y seis fragatas, de las que sólo la Numancia era blindada, pues el resto eran buques de madera variadamente artillados y protegidos50. Tras aproximarse y reconocer la costa, Méndez Núñez advirtió al gobierno de Lima sobre sus intenciones y escogió la festividad patriótica del 2 de mayo para el ataque (considerado suicida por los peruanos), sabiendo que le aguardaban las poderosas y recién instaladas baterías costeras de trescientas y quinientas libras. Pese a todo, a las once y media de la mañana se inició el combate. La Numancia, con la Blanca y la Resolución a los flancos, avanzó hacia los fuertes mejor artillados. La Berenguela y la Villa de Madrid, por su parte, atacaron los cañones emplazados al norte del espigón, mientras la fragata Almansa y la goleta Vencedora quedaban en reserva. Minutos antes del mediodía, los cañones de la Numancia abrieron fuego y una granada peruana alcanzó a la Villa de Madrid causando unas cuarenta bajas. Algún barco se aproximó tanto a los fuertes que rozó fondo51. 47 48 49 50 51 DE LA CIERVA, 1990, II, pp. 408-411. NOVO Y COLSON, Pedro: Historia de la guerra de España en el Pacífico. Madrid, 1882, p. 189. ALONSO, 1974, p. 340. La rápida y maciza fragata Numancia, construida en 1861, fue la primera fragata acorazada del mundo. DE LA CIERVA, 1990, II, pp. 410-411. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 127 Méndez Núñez, gravemente herido, cedió el mando al capitán Antequera. El duelo artillero entre peruanos y españoles resultó mortífero, pero se impuso la artillería naval. A las cuatro y media, las baterías de los fuertes fueron destruidas a cañonazos; y más tarde, a las seis, el heroico brigadier desde su camilla ordenó izar la bandera de alto el fuego. Después, la escuadra bordeó las playas y se retiró al fondeadero de San Lorenzo para enterrar a sus muertos. Al día siguiente, Méndez Núñez declaró salvado el honor de España y dio la campaña del Pacífico por terminada. Concluido aquel combate formidable y sin un solo punto donde carbonear desde Acapulco hasta el Estrecho de Magallanes, la escuadra española tan sólo podía retirarse; pero lo hizo con la triste gloria de haber sufrido ciento noventa y cuatro bajas y de haber causado casi dos mil a los peruanos52. La mitad de los barcos regresó por el Atlántico y la otra mitad por el Pacífico, realizando escalas en Tahití, Manila y Batavia. La acción de la escuadra contra las baterías blindadas de El Callao, puede considerarse como una gesta asombrosa y a su vez como un estéril acto de heroísmo que de no haber sido por el gran valor y la pericia aliada con la suerte de nuestros marinos, pudo haber allí perecido. Toda España vibró con los nombres de Valparaíso y El Callao, como había sucedido tras la guerra de África53, y los españoles en América pudieron renovar por vez primera su orgullo patrio después de la batalla de Ayacucho (09-12-1824). Pero en lo que respecta al triste balance y las consecuencias de las operaciones navales en el Pacífico, pueden mencionarse las siguientes: 1.- En el terreno diplomático, todos los españoles de Perú y Chile fueron expulsados, demorándose los tratados de paz hasta 1879 y 1882, respectivamente. 2.- Las bajas españolas pueden cifrarse en cuarenta y tres muertos, ochenta y tres heridos y sesenta y ocho contusos. 3.- El coste fue superior a doscientos millones de reales (algo menos que el de la campaña de Marruecos). 4.- El personal de Marina se irritó -con razón- por el abandono en que se le tuvo de material, instrucciones, municiones y recursos en un 52 53 Entre los muertos del histórico combate de El Callao figuraron el coronel Gálvez, ministro de Guerra y Marina peruano, y el coronel Zabala, hermano del entonces ministro español de Marina. Se llamó Plaza de El Callao a la abierta entre la insana red de callejas que nacían del recodo de la calle de Preciados; y Avenida del Pacífico, a la que conducía de la glorieta de Atocha al Puente de Vallecas. 128 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL conflicto sostenido a quince mil kilómetros de España. Uno de los comandantes de la campaña, el capitán de navío Juan Bautista Topete, preparó un memorial de agravios que no tuvo una acogida favorable. Por último, tan sólo añadir que la escuadra tuvo que regresar a vela por falta de carbón y creó un descontento político que se reflejará en la sublevación de Cádiz (18-09-1868). La magnífica fragata Numancia completó su gesta, siendo el primer buque blindado en la historia naval que se arriesgó a dar la vuelta al mundo al regresar a España54, lo cual hizo escribir a Galdós: Cuando a uno se le pierde el alma tiene que dar la vuelta al mundo para encontrarla55. España no estaba perdiendo el alma, pero sí todos los resortes de la paz interior, unido al descontento creciente en el Ejército. * ** La guerra que sostuvo España por la incorporación de Santo Domingo fue un error enorme56. El presidente de la República Dominicana, general Pedro Santana, en nombre de la aristocracia insular y de un gran sector de la opinión pública, invocó el tratado hispano-dominicano de 1855 por el que España garantizaba la independencia ante la amenaza permanente de los haitianos, y logró la aprobación parlamentaria del acta que reconocía a Isabel II como soberana. Luego, tramitó su solicitud a España (1860) con el apoyo de O’Donnell y Serrano, recibiendo la aprobación (Real Orden de 19-05-1861) cuando el ejército expedicionario de Prim aún se hallaba disponible en La Habana57. El Gobierno nombró gobernador y capitán general a Santana58, 54 55 56 57 58 La gesta de la Numancia elevó mucho el prestigio de la construcción naval española. PÉREZ GALDÓS, 1968, III, p.541. Santo Domingo fue cedido a Francia por el tratado de Basilea (1798), reincorporado a España (1814) e independiente por la acción del general José Núñez de Cáceres desde 1821. Su independencia fue desde entonces variable ante los ataques haitianos. Serrano, siendo Capitán General de Cuba, se encargó de las negociaciones. Por su gestión obtuvo el ducado de la Torre del Homenaje, en recuerdo de la fortaleza dominicana donde volvió a izarse la bandera española. Sin embargo, la esposa del general, condesa de San Antonio, consideró demasiado rimbombante el nombre de este título y prefirió llamarse duquesa de la Torre. ANÓNIMO: El general don Pedro Santana y la anexión de Santo Domingo a España. (Madrid), 1862. Santana, promovido a teniente general del Ejército español, falleció antes de la evacuación de la isla. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 129 sucediéndole después otros gobernadores hasta el general José de la Gándara y Navarro, que fue el último59. La campaña militar de Santo Domingo duró cinco años y supuso un coste muy elevado. Se financió con recursos de Cuba, que terminaron agotándose, y de ahí que en 1864 la situación fuera desesperada. Tan sólo en 1863 el general ministro José de la Concha envió a quince mil hombres, Lersundi otros cinco mil y Marquesi cuaatro mil más, y esto sin contar las fuerzas que partieron de Cuba y Puerto Rico. Se requirieron treinta mil hombres, siendo éstos renovados mediante rotación cada seis meses para cubrir las bajas. Las pérdidas humanas fueron de ¡un batallón al mes! Casi quince mil españoles murieron de fiebre amarilla en los hospitales y en las ciénagas. Un verdadero desastre. Después, será Narváez como jefe de Gobierno quien decidirá el abandono de Santo Domingo, no sin arriesgar una crisis, pues la Reina se opondrá por temor a las consecuencias políticas del fracaso, acordándose la evacuación de las fuerzas españolas en las Cortes (01-05-1865)60. Tantas contrariedades -Indochina, Méjico, el Pacífico y Santo Domingo- provocaron el máximo descontento del Ejército a comienzos de 1864, pues las glorias pasadas de Marruecos comenzaban a olvidarse y sin haber supuesto ningún provecho material para España. A principios de enero de 1863, el debate sobre el discurso de la Corona puso de manifiesto el agotamiento de la Unión Liberal, el desconcierto y la desunión de las fuerzas del centro y de la derecha, como también el duro enfrentamiento de los progresistas que, aunque muy divididos, ansiaban recuperar el poder. Por entonces, cuando el duque de Tetuán trataba de salir de la confusión provocada por las reacciones de los progresistas contra el regreso de la odiada reina madre61, se produjo el escándalo creado por Ríos Rosas y Cánovas, ambos jóvenes dirigentes de la Unión Liberal, al votar contra del discurso de la Corona por haberse aprobado la retirada de Prim en Méjico (en realidad se debió a la Reina y no a O’Donnell) y abandonar después el partido. Ante la 59 60 61 GÁNDARA Y NAVARRO, José: Anexión y guerra de Santo Domingo. Madrid, 1884, 2 vols.También es digno de mención el estudio de GONZÁLEZ TABLAS, Ramón: Dominación y última guerra de España en Santo Domingo. Madrid, 1870, 2 vols. Las relaciones diplomáticas entre España y la República Dominicana no se reanudarán hasta 1875. María Cristina de Borbón se hallaba desterrada en París tras su expulsión en 1854. O’Donnell escribió a Isabel II desaconsejando su regreso, que tuvo que ser aplazado hasta el 30-09-1864. 130 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL crisis, O’Donnell decidió formar un nuevo gobierno dando la cartera de Estado al duque de la Torre, la de Gobernación al marqués de la Vega de Armijo, y se reservó las de Guerra y Ultramar62. No obstante, la propia Reina quería un relevo progresista "templado" y se lo prometerá varias veces a Prim (1863-64), aunque la oposición de O’Donnell, Narváez y los propios progresistas con sus enconadas divisiones (Olózaga estaba celoso de Prim), hará que Isabel II busque otras soluciones. Narváez vuelve al poder El general O’Donnell cayó del poder (02-03-1863) por la ruptura de los hombres del unionismo y no debido a las presiones políticas o militares existentes. Como la Reina no le había confiado el poder para liberalizar el país, sino para evitar el avance progresista, regresaron en consecuencia los moderados. Si la propia estabilidad de la monarquía pudo obtenerse mediante la alternancia entre izquierdas y derechas, quedó entonces rota por la intransigencia de la Reina; y precisamente la obstrucción real fue lo que potenció la lucha armada. El partido progresista, dirigido por Olózaga, se retrajo de la política y negó toda su colaboración; además, como los medios legales no conducían al gobierno, los progresistas decidieron entregarse a la conspiración desde 1863 para preparar un pronunciamiento con el Ejército, ya que la Milicia Nacional no existía tras su disolución. El general Prim, al frente de los militares del partido, se configuró entonces como espadón in pectore. Era un ambicioso soldado voluntario que llegó a coronel a los veintiséis años por la explotación de insulsos méritos de guerra contra los carlistas, y que llegó a convertirse en héroe nacional gracias al episodio de Los Castillejos63. Inteligente y audaz, el conde de Reus no era propiamente un revolucionario sino un hombre de acción deseoso de medrar en la política, cuyo camino le vetó la cerrazón de la derecha en el poder. Aun62 63 El marqués de la Vega de Armijo era sobrino de doña Manuela, esposa del general O’Donnell. La Reina no aprobaba su nombramiento pero accedió ante las presiones del duque de Tetuán. Fue la llamada Crisis de doña Manuela. Desde entonces, Isabel II preparó su venganza celebrando públicas conversaciones con Prim y Cortina (los progresistas más adictos a la Corona), aunque el partido progresista estaba desmantelado por la Unión Liberal. Le ofreció el poder al general Prim si lograba hacerse con la jefatura del progresismo desbancando a Salustiano Olózaga. Ver nota nº 10. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 131 que vinculado al partido progresista, siempre desconfió de la Milicia Nacional y del poder armado en manos de los civiles, y no sólo odiaba a los conservadores sino también a los demócratas por su condición de republicanos y dados a los pactos con los obreros. Tras los efímeros gobiernos del marqués de Miraflores64, Lorenzo Arrazola y Alejandro Mon, el duque de Valencia volvió al poder (16-09-1864). Sin embargo, los unionistas, despechados por haber sido desplazados, se negaron a colaborar con él cuando intentó formar gobierno. El general moderado pactó entonces con la extrema derecha de Cándido Nocedal y logró mantener una política sólida al controlar el Ejército. Aunque la prensa clandestina republicana desprestigiaba a la Reina, los conflictos parecían por el momento controlados, ya que los progresistas pugnaban entre sí, y los demócratas estaban escindidos entre los individualistas de Castelar y los socialistas de Pi y Margall. Sin embargo, los campesinos andaluces mantenían la tradición de las sociedades secretas carbonarias y periódicamente estallaban revueltas de desesperación como la mencionada de Loja (1861). Narváez anunció sus intenciones políticas con una rotunda proclamación del liberalismo: Voy a ser más liberal que Riego. Pero, las experiencias liberales no podían ser nada fáciles desde que se difundió en Roma (08-121864) la encíclica Quanta cura (condena absoluta al liberalismo y la libertad de cultos) y sobre todo su apéndice, el Syllabus, que catalogaba los ochenta errores más importantes del credo liberal. Neocatólicos y carlistas cerraron filas en torno al episcopado para defender las posiciones del Papa, mientras que Salmerón y Olózaga criticaron con energía ambos documentos por afectar de lleno al régimen liberal. Narváez, que había prometido ser más liberal que Riego, no concedió el preceptivo pase regio (en contra de la voluntad de la Reina), pero luego tampoco se opuso cuando varios obispos 64 Miraflores disolvió las Cortes y convocó elecciones generales para el mes de octubre. Sin embargo, dictó en el verano una circular a los gobernadores (captada y muy difundida por los progresistas) restringiendo mucho el derecho de reunión y propaganda electoral de izquierdas. Olózaga hizo público su famoso manifiesto (08-09-1863) en el que anunció el retraimiento y por tanto la incompatibilidad del partido progresista con el régimen y el trono, concluyendo que el partido progresista se retira por completo de la vida pública. Al comprobar Prim que la corriente del partido se desviaba hacia la rebeldía y que Olózaga le cerraba el camino político, decidió la otra vía normal del siglo XIX para ocupar el poder: el pronunciamiento. A partir de entonces se dedicó a conspirar en los círculos militares y jamás volverá a desenvainar la espada por la Reina, sino contra ella. 132 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL decidieron publicarlos. Poco después, cuando el Consejo de Estado recomendó otorgar el pase regio, los anatemas de Pío IX circularon libremente por España y suscitaron una gran reacción anticlerical de los progresistas y de la red de logias masónicas que había separado a O’Donnell de Narváez y que impulsarán al primero a retomar el poder y reconocer el reino de Italia como objetivo gubernamental frente a la intransigencia de la Santa Sede. Ante las vacilaciones de la monarquía española en sostener o no la causa pontificia en Italia, el diputado neocatólico Antonio Aparisi y Guijarro profetizó la revolución. Se produjo además una nueva aproximación del rey consorte Francisco de Asís a los carlistas, entusiasmados porque la enérgica princesa de Beira había por proclamado al duque de Madrid como Carlos VII, frente a la nueva esperanza isabelina: el Príncipe de Asturias Alfonso. Pero por si fueran pocos los males de la monarquía liberal, progresistas y demócratas pactaron (03-03-1865) para destronar a Isabel II. Situación de profundo malestar en el Ejército El panorama político resultaba un tanto sombrío: los progresistas preparando su alzamiento, la pugna entre Narváez en el poder y O’Donnell, y la cuestión romana desde la condena firme de Pío IX al liberalismo. En cuanto al Ejército, su situación no podía ser más penosa: su tristeza por las glorias militares sin fruto, su disciplina reinante, su miseria presupuestaria (otra terrible crisis económica se abatía sobre España) y, sobre todo, sus grandes desengaños de las últimas campañas, en lo que influía y no poco la repatriación de las tropas que combatieron en Santo Domingo y la pública irritación de la Armada. Comenzaba a percibirse en la vida española el desprestigio creciente del Ejército. El propio ministro de la Guerra, Fernández de Córdoba, declaró en sus Memorias íntimas: la mayoría de nuestros oficiales pasaba la vida en el café, donde se oscurecían privada y colectivamente, oscureciendo al Ejército, añadiendo que un Ejército oscuro, pobre, sin rango en la sociedad, sin ningún prestigio aristocrático, sin nada que le preste ostentación y brillo, se colocará por impulsos irrefrenables e irresistibles más cerca de la democracia que del trono65. La oficialidad era de clase media, mientras que una gran parte del generalato era aristócrata. En 1868, todos los capitanes generales tenían al menos un título nobiliario, como también veintisiete de los sesenta y un 65 FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, Fernando (General): Memorias íntimas. Madrid, 1966, vol. II, p. 324 y ss. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 133 tenientes generales. Fernández de Córdoba escribió que algún remedio supondría volver a crear la Guardia Real, rotando por ella a todos los oficiales, que serían a diario admitidos en la mesa de su majestad; por ello ascendió a tenientes generales a Mayalde, Puñonrostro, Pavía, Ossorio y Villavieja, que en tiempos de Fernando VII habían sido sus compañeros en los regimientos de la Guardia Real. Como paradoja, el llamado ejército de los cinco duques será el que empuje el proceso de convulsión revolucionaria que estallará en 1868: el primero, el general Espartero, duque de la Victoria, retirado en su palacio de Logroño desde 1854; el segundo, el general Narváez, duque de Valencia, que fallecerá de una pulmonía (23-04-1868); el tercero, el general Serrano, duque de la Torre, descontento también por su alejamiento del poder e inclinado por sus ambiciones hacia las filas progresistas; el cuarto, el general O’Donnell, duque de Tetuán, que fallecerá desengañado en Biarritz (03-111867); y el quinto, el general Prim, marqués de Los Castillejos, y que a título póstumo recibirá el ducado de Prim. Por otra parte, también fue hecho duque el general San Miguel, fallecido en 1862 a los setenta y siete años; y aunque no siempre en inferiores jerarquías a los cinco primeros duques mencionados, pero sí con menos influencia, estaban el marqués del Duero, el marqués de La Habana, el conde de Cheste y el marqués de Novaliches66. No hubo una preponderancia aristocrática en el Ejército, pero la monarquía liberal recompensó a sus generales con la concesión de más de un centenar de títulos nobiliarios. El Ejército estaba descontento e irritado y, por tanto, propicio a los grandes cambios, sobre todo con una monarquía en crisis. De ahí que desde 1866 se llegara incluso a pensar en una posible regencia con el príncipe Alfonso67. El primero de una serie nueva de pronunciamientos será el intentado por Prim en Villarejo (03-01-1866). Pero además, resulta interesante comprobar, como paradoja, que una buena parte del ejército de Filipinas se componía de tagalos y que el Ejército español fue uno de los primeros en tener oficiales de color, algunos de los cuales se distinguieron en la campaña de Santo Domingo. Sin embargo, en un mundo aún esclavista y al término de dicha campaña militar antillana, el general Dulce escribió al general ministro Fernández de Córdoba notificándole que estos oficiales de color fueron enviados a Canarias y no a Cuba, porque por más que esto parezca cruel, negros 66 67 ALONSO, 1974, p. 343. La rama carlista atravesaba una crisis aún mayor que la isabelina. Se debía a la renuncia realizada por el liberal Juan de Borbón (20-09-1860) y a que el futuro Carlos VII tenía sólo diecinueve años cuando falleció O’Donnell (03-11-1867). GUILLERMO G. CALLEJA LEAL 134 con entorchados y galones producirían aquí un escarnio68. En definitiva, había diez compañías disciplinadas de color en Cuba, pero normalmente todos sus oficiales eran peninsulares. Es muy posible que el teniente general Antonio López de Letona haya sido quien ha realizado el mejor estudio crítico sobre los problemas y las frustraciones que creaban aquel gran malestar en el seno del Ejército. En su obra Estudios críticos sobre el estado militar en España (Madrid, 1866), pedía comprensión: Es preciso que todos nos comprendan... nos abruma el personal sobrante en las altas clases, y no hay quien sirva en las inferiores... Nuestra instrucción militar carece de base mientras no se determine el sistema defensivo del reino... Estamos de acuerdo con los que dicen que hay muchos más generales que los necesarios69. Por otra parte, trató de distinguir los hombres de corazón de los hombres de cabeza, y a unos y a otros, de los vividores, que tampoco podían faltar en un escalafón que al mediar el siglo XIX contaba con cerca de seiscientos oficiales generales, tal como puede observarse en el siguiente cuadro70. Estado Mayor General (1816-1868) Años Brigadieres Mariscales 1816 1826 1833 1845 1854 1859 1868 417 245 364 395 403 384 321 185 110 133 186 182 152 123 Tenientes Generales 134 72 72 64 72 66 62 Hasta el Real Decreto de Retiros (01-07-1863) no hubo un sistema reglado que permitiera retirarse a cuantos lo solicitasen de forma voluntaria, siempre que tuviesen dos años de antigüedad en el último empleo, cuarenta de servicios con los abonos de guerra y hubiesen cumplido sesenta y dos años los brigadieres, sesenta y cinco los mariscales de campo y sesenta y 68 69 70 FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, 1966, II, p 331. LÓPEZ DE LETONA, Antonio: Estudios críticos sobre el estado militar de España. Madrid, 1866. ALONSO, 1974, p. 349. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 135 ocho los tenientes generales. Los sueldos de retiro eran, respectivamente, de treinta y dos mil, cuarenta mil y cuarenta y cinco mil reales anuales, lo que equiparaba a los brigadieres con un oficial tercero del Ministerio de Hacienda y suponía un evidente agravio comparativo. En 1858, antes del mencionado decreto, tenían más de setenta años: diecisiete de los tenientes generales, treinta y tres de los mariscales de campo y sesenta y dos los brigadieres; y,respectivamente, dos, siete y nueve pasaban de los ochenta años71. De los seiscientos a setecientos generales, sólo doscientos diecisiete tenían posible destino en la Península o en Ultramar, y el resto estaba de cuartel, con la sensible reducción en su paga. No se reglamentaron severamente los ingresos y los ascensos hasta el 31-06-1866, estando Narváez en el Ministerio de la Guerra, quedando entonces en teoría abolidos los grados superiores a los empleos efectivos que antes se prodigaban, con la excepción de que pudiera permutarse por el ascenso una cruz laureada de San Fernando. La paga de un soldado seguía siendo de sesenta reales mensuales, incluidos sus gastos de cuartel, alimentación, dinero en mano y vestuario. Sólo multiplicando los permisos, se podía conseguir el milagro de alimentar, pagar y uniformar al soldado con dos reales diarios. El sistema de reclutamiento seguía basándose en las quintas y los sorteos, librándose quienes conseguían los números más bajos, pero como muchos tenían que prestar servicio al redimirse otros a metálico, cada perjudicado por este sistema se juzga víctima de una ley arbitraria y reniega hasta de la sociedad que lo consiente, como bien señala López de Letona. Se abonaban seis mil reales a los veteranos reenganchados, dos mil reales a los que alcanzaban la licencia absoluta, y se pagaban también seis mil reales por las redenciones a metálico, con lo que sólo los pobres estaban obligados al servicio de las armas. Fue Fernández de Córdoba, como ministro de la Guerra con Narváez, quien redujo el servicio militar de ocho a cuatro años, manteniéndose las primas de enganche en ocho mil reales. El propio general ministro afirma que el vulgo no deja de llamar vendidos a los que se alistan por el cebo de una remuneración pecuniaria. Las capitanías generales seguían siendo diecisiete, contando las cinco de Canarias, Baleares, Puerto Rico, Filipinas y Cuba. Un servicio militar tan prolongado explica el aborrecimiento que la quinta inspira en todas las clases de nuestro pueblo, critica López de Letona, asegurando además que un ejército mercenario sea el más caro y malo de todos los ejércitos, al menos si se tiene en cuenta lo sucedido a los ingleses en la 71 LÓPEZ DE LETONA, 1866, p, 165. 136 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL guerra de Crimea72. Artillería e Ingenieros disfrutaban el privilegio de poder elegir a los mejores hombres y a los que tenían algún oficio, de lo cual se resentían las demás Armas. La Milicia Nacional había suplido a veces al Ejército, constituyendo una reserva general, pero el propio general estimaba que si el pensamiento es colocar un ejército político frente al ejército militar, esto es la combinación más ingeniosa que pueda imaginarse para mantener el país permanentemente preparado a la guerra civil. Dentro de la corriente antimilitarista española que prosperó desde 1850, Manuel Sáinz de los Terreros en su obra El ejército y el militarismo, cuestión de actualidad (Madrid, 1886) llegó a escribir una frase común por entonces: de la Infantería en tiempo de paz, no comprendemos las ventajas. Aceptando la división propuesta por López de Letona, entre los hombres de cabeza (San Miguel, Villamartín, Almirante, Barado, Banús, Clonard, Ros de Olano, Vallecillo y Aparisi, entre otros) y los hombres de corazón (Riego, Espartero, O’Donnell, Prim, Dulce y otros), que eran los llamados espadones, impetuosos y valientes, aunque poco ilustrados, puede decirse que esta división se fue acentuando a lo largo del siglo XIX; y también puede decirse que el Estado Mayor siempre tuvo enemigos tanto entre los conservadores como en los liberales. En cuanto a los asistentes, los abusos resultaban muy frecuentes. Fernández de Córdoba afirmó que sólo suprimiendo la pluralidad de asistentes pudo incrementar el Ejército en seis mil hombres73. Paul Azan en su estudio La Légion Etrangère en Espagne, 1835-39 (París, 1909) confirma este comentario y añade que la situación era aún peor antes de 1835, cuando tuvo que reducirse el número de asistentes porque un oficial llegaba a tener tres o cuatro asistentes, dándose incluso el caso que un batallón de carabineros tuviera un solo hombre disponible74. Hubo en el Ejército asistentes famosos75 como Miguelón, que sirvió a los generales Tomás de Zumalacárregui y Luis Fernández de Córdoba, y que de simple soldado logró la laureada de San Fernando, o también Cesáreo Orbea, asistente del general Zarco del Valle durante treinta años. Galdós en sus Episodios Nacionales menciona a Bodega, que sirvió a Narváez y que se hizo célebre por ser el único militar en todo el Ejército que se permitía contradecir al duque de 72 73 74 75 Ibidem. p.42. FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, 1966, vol. II, p. 325. AZAN, Paul: La Légion Etrangère en Espagne, 1835-39. París, 1909, p. 46. FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, 1966, I, p. 180. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 137 Valencia, y además, en las largas temporadas que el general pasó en París, le acompañaba a los restaurantes y a las funciones de teatro76. Pero, sobre todo, es preciso destacar que el mayor problema del Ejército era el de los artilleros, cuerpo de alta preparación técnica donde los oficiales se dividían entre "facultativos" y "prácticos", y estos últimos, procedentes de tropa, tan sólo podían llegar al grado de capitán. Fernández de Córdoba, un ministro emprendedor, trató de resolver esta cuestión que ya incomoda desde 1816 cuando casi todos los artilleros se hicieron liberales, proponiendo la creación de siete nuevas plazas de comandante para los prácticos, con destinos en cajas y almacenes, y otras seis plazas más de capitanes con mando en las maestranzas. Sin embargo, ante la protesta de los oficiales facultativos de Cataluña, el gobierno de Narváez no llevó a efecto esta iniciativa77. Fernández de Córdoba señala cómo se iba creando una amenaza, porque la oficialidad facultativa, joven, instruida, valerosa y de tendencias aristocráticas, trataba con cierto desdén y aire de excesiva protección a los oscuros hijos del pueblo que figuraban en la escala práctica, y éstos, a su vez, pagaban aquellos sentimientos con la aversión y el odio78. 1865. LA NOCHE DE SAN DANIEL Y LOS ESTUDIANTES De la serenata a un rector depuesto a la revuelta progresista en Madrid En la primavera de 1865, entre el clamor de la izquierda por el reconocimiento del reino de Italia, el profesor Julián Sanz del Río, discípulo del filósofo alemán Krause, difundió en España su obra El ideal de la 76 77 78 GALDÓS, 1968, II, pp. 1561-1562. Historia de las Fuerzas Armadas. Zaragoza-Barcelona, Ediciones Palafox-Editorial Planeta, 1983, vol. II, p. 119. El litigio entre la escala práctica (personal procedente de tropa) y la facultativa, ocasionará el sangriento levantamiento del cuartel de Artillería de San Gil en Madrid. El pleito quedará zanjado por una disposición dictada en 1867 por la que quedaba suprimida la escala práctica de oficiales, pudiendo sus componentes pasar a las Armas de Infantería y Caballería. Pero la negativa de los artilleros a convivir con el responsable de lo sucedido en San Gil y el criterio sostenido por el Gobierno de igualdad para todos, suprimiendo la obligación de acreditar la limpieza de sangre para alcanzar el grado de oficial, la desaparición del fuero para la Artillería y el conflicto con la escala práctica, harán que la mayoría de los jefes y oficiales soliciten el retiro, en respuesta de lo cual el general Fernández de Córdoba decretará la disolución del Cuerpo. FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, 1966, II, p. 317. 138 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL Humanidad para la vida. Su inclusión en el Índice de los libros prohibidos desató una gran polémica entre los llamados demócratas de cátedra o krausistas y los neocatólicos, sembrada de intransigencias y mutuas exclusiones, dándose también a su vez un enfrentamiento creciente entre los propios krausistas, llamados así mismos intelectuales (no concedían tal rango a sus oponentes, pese a que contaban con excelentes pensadores) y la Corona. Esta lucha ideológica de tipo académico coincidió con el inicio de un período de crisis económica y, precisamente, La Noche de San Daniel tuvo su origen en las críticas a la venta de bienes del Real Patrimonio, medida impopular debida a la bancarrota de la Hacienda, y con la que se pretendía atenuar el déficit público y resarcir las deudas contraídas con la Reina. El ministro de Hacienda, Alejandro Castro, había elaborado los presupuestos generales del Estado como propaganda política; sin embargo, Narváez expuso a Isabel II que la situación verdadera del Erario era casi catastrófica, proponiéndole como solución la venta de bienes pertenecientes al Real Patrimonio79, quedando repartida la recaudación a partes iguales entre la Corona y el Estado. La Reina aceptó la propuesta, aunque sabiendo que tal medida resultaría impopular y se reservó sólo la cuarta parte y no la mitad80. La gravedad de la situación política se agudizó cuando el gobierno de Narváez publicó una circular prohibiendo a los catedráticos expresar ideas contrarias a la Corona y al Concordato de 1851, tanto en el ejercicio de la docencia como fuera de ella. Esta prohibición fue contestada por Emilio Castelar81 en un violento artículo titulado El rasgo, aparecido en La Democracia (25-02-1865), con el que arremetió contra Isabel II afirmando que el Patrimonio Real es del país, es de la nación, no es de la Reina. El artículo recogía el sentir popular y se reprodujo en pasquines por todo Madrid, aunque no evitó que el proyecto de ley fuera presentado en las 79 80 81 Se consideraban intocables aquellos bienes del Real Patrimonio que estaban vinculados expresamente a la Corona, por ejemplo: el museo del Prado, el monasterio de El Escorial, los palacios reales y los reales sitios. Sin embargo, había bienes que se habían ido acumulando al Patrimonio a través de los siglos y cuya situación imprecisa parecía permitir su libre disposición, si se llegaba a un acuerdo entre la Corona, el Gobierno y las Cortes. Es lo que pretendía Narváez tras consultar a eminentes juristas. Entre los bienes enajenables del Real Patrimonio había algunos tan tentadores como: grandes zonas del Bajo Retiro, entre el parterre y el Salón del Prado, desde la calle de Alcalá al Jardín Botánico, donde ya se había iniciado la construcción de un barrio aristocrático y se gestaba la especulación del suelo. Castelar era el director de La Democracia y catedrático de Historia de la Universidad Central. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 139 Cortes a primeros de marzo para su aprobación. El ministro de Fomento, Alcalá Galiano82 ordenó al rector de la Universidad Central, Juan Manuel Montalbán, que abriera expediente a Castelar y le destituyera de su cátedra ganada por oposición. Pero Montalbán se negó y el ministro publicó en La Gaceta su cese como rector nombrando en su lugar al moderado Miguel Baamonde, marqués de Zafra. Esto provocó la dimisión de los catedráticos Nicolás Salmerón y Miguel Morayta, así como de Canalejas, Figuerola, Ferraz y Valle. La Iberia publicó la noticia (16-03-1865) que sería el desencadenante de la Noche de San Daniel: El Consejo de Instrucción Pública, observando la conducta que le cumplía y que honra su independencia ha desechado, según consta, la adición que el ministro de Fomento quería hacer por animosidad e incalificable complacencia, al artículo 23 del Reglamento de Estudios para separar a los profesores liberales de sus cátedras. Y, más adelante, apuntó: Se ha creado una lista de personas, a mediados de marzo, non gratas en Madrid, principalmente liberales y demócratas. La reacción de los moderados fue abiertamente represiva, intentando controlar la situación de deterioro que afectaba a la Corona. González Bravo, ministro de Gobernación, confeccionó una ley cuyo texto fue el siguiente: 1. Derecho del Gobierno para suspender cuanto lo estime conveniente las garantías constitucionales. 2. Derecho a variar el domicilio de las personas que juzgue peligrosas para el orden. 3. Derecho a efectuar registros domiciliarios y a imponer la Ley Marcial siempre que lo estime oportuno, debiendo ser juzgados los que delincan con arreglo a las leyes militares. 4. Derecho a suspender la publicación de periódicos diarios. La Iberia publicó (04-04-1865) lo siguiente: Se confirma la próxima destitución del rector de la Universidad Central, señor Montalbán, y se confirma el reemplazo del marqués de Zafra, a quien un periódico ha dicho que se le imponía como condición la destitución de Castelar. Por este motivo, los estudiantes simpatizantes de Castelar (ya entonces ex catedrático de Historia) decidieron organizar una serenata en homenaje al rector depuesto y solicitaron el debido permiso, que les fue concedido: 82 Fomento incluía la gestión universitaria y educativa. 140 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL Se autoriza al marqués de Floridablanca para que con compañeros suyos, alumnos de la Universidad Central, den una serenata la noche del día 8 del corriente en la calle Santa Clara. Quedan los concesionarios por virtud de esta autorización obligados a conservar el orden durante el acto de música. Madrid, 7 de abril de 1865. Por orden M. García Sánchez. Pese a la autorización del acto estudiantil, las fuerzas del orden ocuparon las calles y avenidas que daban acceso a la calle Santa Clara y detuvieron a cuantos accedían a ella. Aunque luego el acto fue prohibido por el ministro de la Gobernación, un numeroso público acudió ante la casa de Montalbán en la calle del Arenal, donde se celebró la serenata ilegal entre una profusión de gritos que fueron considerados como subversivos por el Gobierno. En consecuencia, por orden de Narváez, la Guardia Civil Veterana83 y varios destacamentos militares despejaron la calle, además de la Puerta del Sol y la plaza de Isabel II, llena de estudiantes y de otras muchas personas que dedicaron a la estatua de la Reina una silbada monumental. Quedaron pues cerradas esas vías aquel sábado por la noche y al día siguiente (domingo, 09-04-1865) no ocurrió nada. El lunes por la mañana, día de los santos Daniel y Ezequiel, hubo una actividad inusitada en los barrios habituales de la agitación progresista para politizar la protesta estudiantil. Aquella misma mañana se celebró en el caserón de Noviciado, casi a puerta cerrada, la toma de posesión del nuevo rector. Sobre el portalón, los alumnos colocaron un cartel que decía: Cuartel de la Guardia Civil. Los guardias hicieron algunas cargas contra los estudiantes hasta la plaza de Santo Domingo, pero sin consecuencias. Sin embargo, los agitadores progresistas relevaron a los estudiantes por la tarde arrastrando a sus disciplinados seguidores de los barrios bajos hacia la Puerta del Sol, que había sido tomada por la fuerza pública. Allí llegaron por las rutas de siempre (la plaza de Antón Martín y las calles del León y de Carretas) empujando a los guardias, que se retiraron al centro de la plaza, y propinaron un gran abucheo al ministro de la Gobernación, Luis González Bravo, que intentó salir del ministerio para arengar a los guardias. Luego, el ministro ordenó la inmediata represión de los disturbios. Las fuerzas de orden público, apoyadas por varias secciones de Infantería y una 83 La Unión Liberal, civilista en su administración, mantuvo el esquema del orden público basado en la Guardia Civil, reforzada desde 1859 por la llamada Guardia Civil Veterana, unidad de reserva ubicada en Madrid, que se reclutó entre licenciados del Ejército y estuvo en servicio hasta su desaparición en 1868. La Guardia Civil Veterana constituía una unidad especial de choque contra disturbios urbanos. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 141 compañía de Caballería, cargaron contra los revoltosos, que respondieron a su vez con una lluvia de piedras y algunos disparos de arma corta. La Guardia Civil aplicó entonces estrictamente su reglamento, disparó dos veces al aire mientras caían algunos números y, luego, tiraron a dar. Acto seguido, se produjo la acción de Caballería, disparos de fusil y cargas con la bayoneta calada contra la multitud, que huyó despavorida por la Carrera de San Jerónimo hacia el Paseo del Prado. Los agitadores trataron de formar barricadas en las Cuatro Calles, pero huyeron ante los disparos de la Benemérita, mientras la Caballería trataba de envolverlos por la calle de Cedaceros. Al concluir la revuelta, según la prensa de izquierdas y los cronistas, quedaron sobre la calle catorce muertos y casi doscientos heridos entre los manifestantes. Las bajas de las fuerzas del orden y militares también fueron importantes, pero no se dieron cifras. Al día siguiente, Salustiano Olózaga, según su costumbre, puso nombre a los hechos políticos: la Noche de San Daniel. La Iberia recogió los hechos de última hora (10-04-1865): A la muy avanzada hora de la noche se nos da la noticia de que es altamente verosímil que hoy aparezca en la Gaceta un decreto declarando en Estado de Sitio la nación o bien la capital de la Monarquía... Narváez dirige personalmente la represión en la Puerta del Sol, vestido de uniforme. Una fuerza de caballería cargó en la Carrera de San Jerónimo sobre la multitud y allí fue herido el señor Viedma, que pertenece al Partido Moderado. Otro periódico, La Discusión, publicó la siguiente noticia: Puede decirse que a la hora que escribimos estas líneas, Madrid está tomada militarmente. Grandes pelotones de infantería, escuadrones de caballería y bravos generales recorren las calles. Y el fundamento de tan inconcebibles miedos no es otro que el de haberse aglomerado estudiantes alrededor de la casa del ex rector señor Montalbán. Y apenas los estudiantes comenzaron a hacer de las suyas yendo de una calle a otra con la acostumbrada algazara, las calles se llenaron de soldados de los cuarteles donde ya estaban preparados. Y el Gobierno, que antes había concedido el permiso para tal acto, lo ha retirado por miedo a las tempestades revolucionarias que pudieran desencadenar. Ayer maniobraron en las afueras de Madrid seis batallones de la guarnición. ¿Quién dudará que este Gobierno tiene el mérito de la oportunidad? Aquel mismo día, González Bravo expuso en el Senado (10-04-1865) el conjunto de medidas gubernamentales para acallar las voces de protestas suscitadas por los hechos y, ante las interpelaciones dirigidas al Gobierno, el presidente del Senado decidió censurar la prensa expulsando a los periodistas de la sala. En respuesta, éstos decidieron no volver a la tribuna mientras el general Concha, marqués del Duero, ocupara el sillón presidencial. 142 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL Según La Iberia, el marqués de Molins interrogó a González Bravo sobre el gran despliegue de fuerzas militares y el restablecimiento del orden, contestando éste que el Gobierno estaba dispuestos a conservar el orden y a resistir a todos los que intentaran alterarlo, pues en todos los tiempos había personas dispuestas a hacerlo. Sin embargo, lo cierto es que el Gobierno había revocado el permiso concedido a los estudiantes por temor a que su serenata se convirtiera en una manifestación política en su contra, como así ocurrió dos días después. El respaldo de los militares resultó evidente y Narváez les dejó manos libres contra los revoltosos. Las fuerzas encargadas de reprimir un simple acto estudiantil, ascendieron a unos mil hombres entre Caballería e Infantería, a los que habría que añadir la cifra de las tropas acuarteladas en Madrid que ascendía a unos cuarenta mil hombres, casi la mitad del Ejército de entonces. El alarde de fuerzas empleadas para reprimir la serenata estudiantil y la represión en las calles, demostraron el miedo que reinaba en los círculos de poder y la fragilidad del Gobierno, que confiaba más en las bayonetas que en la política. La prensa de izquierdas publicó (11-04-1865) un suplemento ratificado por los diarios Las Novedades, La Iberia, La Nación, La Soberanía Nacional, El Pueblo y La Democracia84, tratando de exponer lo que ocurría y las medidas que debían adoptarse. El editorial decía: Sólo la reacción podría tener hoy interés en que se turbe el orden público. Los amantes de la libertad científica, de la libertad política, los jóvenes estudiosos, los liberales todos, ahora más unidos que nunca, deben de sofocar hasta los más nobles instintos para no caer en el lazo que pudieran tenderles los reaccionarios. Orden para asegurar el triunfo completo y definitivo de la libertad. Que sea cauta la juventud generosa. Calma, prudencia y fe en el porvenir. Este editorial revelaba la situación del país a sólo tres años de la Revolución Gloriosa y analizaba las causas de la represión indiscriminada sin detenerse ante simples insultos y voces subversivas a personas inviolables con los que el Gobierno quería justificar su actuación. La censura también fue muy dura. La prensa que intentaba contar o criticar estos hechos fue denunciada sistemáticamente. La Democracia, por ejemplo, publicó durante varios días su primera página en blanco con un texto muy escueto: Nuestro número de hoy ha sido denunciado. Además, desde diversos puntos de España llegaron a los periódicos numerosos escritos de estudiantes en solidaridad con el ex rector Montalbán y cartas de tes84 El director de La Discusión no pudo firmar por no haber sido encontrado. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 143 tigos indignados por la represión ejecutada por las fuerzas del orden. El mencionado periódico publicó asimismo las siguientes noticias: En el hospital Princesa falleció un niño de nueve años a consecuencia de una herida que recibió por la espalda (catorce serán los muertos por los hechos ocurridos en la Noche de San Daniel) y los presos, que pasan de cien, están sometidos a una comisión militar (serán en total ciento sesenta presos, según fuentes posteriores). Entre todas las noticias de prensa, merece especial mención la aparecida en La Discusión (13-04-1865): El lunes, un individuo fue conducido al Principal, a quien se le cortaron los dedos de una mano en el momento de prenderle. Su delito, según parece, el curiosear por la Puerta del Sol. La Noche del Matadero Antonio Alcalá Galiano, antiguo constituyente de Cádiz y liberal exaltado, y entonces ministro moderado de Fomento, se había atrevido a observar los tumultos desde su coche. Al día siguiente (11-04-1865), sostuvo una fuerte discusión con González Bravo en el Consejo de Ministros, pues éste le recriminó la innecesaria dureza de la represión, y en el transcurso de la polémica dimitió y sufrió una fuerte angina de pecho de la que falleció horas después. Quizás no pudo resistir que le echara en cara que la mayoría de los muertos fueron por la espalda, figurando entre ellos: un coronel graduado de Caballería, un teniente coronel retirado, un ex jefe de la Guardia Civil, un sobrino del ministro de Marina apellidado Nava, y un médico inglés recién llegado a Madrid. Días después hubo un fuerte debate en el Senado sobre aquellos trágicos sucesos. Ante las acusaciones de Olózaga, González Bravo le acalló demostrando con pruebas fehacientes la intervención de los agitadores progresistas, y luego se enfrentó con Cánovas y Ríos Rosas, quienes criticaron con elocuencia dramática, aunque también con serios argumentos, los métodos represivos empleados. El enfrentamiento dialéctico entre González Bravo y Ríos Rosas fue tan encendido que por la noche, al término de la sesión, ambos se retaron a duelo de pistola en el restaurante Lhardy. Por fortuna, aquel duelo no tuvo consecuencias, pues el joven político, buen tirador, apuntó mal deliberadamente, y el ministro falló el disparo, que por suerte no hirió a ningún testigo. Los concejales del Ayuntamiento madrileño quisieron protestar en actos públicos presididos por el gobernador civil y tomaron acuerdos en corpora- 144 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL ción, y los periódicos liberales crearon una comisión investigadora formada por nueve representantes85. La Noche del Matadero, como empezaron a llamarla algunos diarios, fue un golpe mortal para los moderados. Se desarrollaron manifestaciones públicas como la de Barcelona (más de seis mil personas), y se alzaron protestas desde los periódicos de provincias86. El resultado de esta campaña fue la lucha contra el moderantismo expresada en un editorial de La Iberia (1404-1865) y en un suplemento conjunto de los periódicos liberales madrileños. Este suplemento alertó a los liberales para que no cayeran en la trampa tendida por los moderados para romper el orden (orden en todas partes, que la libertad no necesita para su triunfo de alardes inoportunos) y les exhortó a controlarse porque el proceso prerrevolucionario estaba en marcha. Las Novedades así lo expresó (19-04-1865): Dícese que la noche del 10 de abril, toda la Sociedad del Ángel Exterminador andaba por las calles tocando pitos; su objeto era hacer ver que la revolución llamaba a las puertas y que era necesaria la tiranía de los neos (católicos). Merece transcribirse un editorial de La Iberia (12-04-1865), por su significación política y reflejar la situación anterior a La Gloriosa: Llegan tiempos calamitosos, tiempos de zozobra, de inquietud y de desconfianza en que gobiernos funestos cruzan por el horizonte político de los pueblos paseando tanto su poder cual fuera de hierro, cuya política no tiene otro recurso que el de la fuerza material, siempre antipático al país, que obedece porque teme, reinando en toda la nación el profundo silencio de las tumbas, pero jamás el de la calma resultando de la felicidad de un pueblo libre. He aquí lo que sucede en nuestra noble cuando desgraciada España, con el moderantismo que parece mostrarse robusto y brillante, pero es el brillo de la luz próxima a extinguirse. Lucha con la agonía y en sus convulsiones hace violentos esfuerzos para volverse a levantar, mas todo en vano, llega su última hora; el moderantismo no tardará en desaparecer de la escena en medio de las maldiciones de un pueblo al que tanto ha oprimido, al que tantas lágrimas y tanta sangre ha hecho derramar. 85 86 Estaban representados los periódicos siguientes: Las Novedades, El Diario Español, La Iberia, El Reino, El Pueblo, La Verdad, El Contemporáneo, La Razón Española, La Democracia, El Progreso Constitucional, La Nación, La Patria, El Gil Blas, La Soberanía Nacional, La Bolsa, La América y La Europa. ESPANTALEÓN, Antonio; y PORDOMINGO, Isabel: "De San Daniel a San Gil", Revista Historia 16, Año V, nº 53. Madrid, septiembre de 1980, p. 33. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 145 Prim quiso aprovechar la indignación general por los sucesos de la Noche de San Daniel intentando sublevar la guarnición de Valencia, pero tuvo que huir por mar para no ser descubierto por las indagaciones que realizó el Gobierno. También, disfrazado de arriero y conduciendo un carromato de pescado en salazón, lo intentó con las guarniciones de Burgos y Pamplona. A pesar de la victoria del Gobierno, quedaba claro que había guarniciones dispuestas a romper el monolitismo militar, clave de la permanencia de los conservadores en el Gobierno. El poder de Narváez era enorme, pero cuestionado en los cuarteles, donde la larga parálisis moderada había generado injusticias y descontento. El Ejército no habría intervenido en política por decisión propia, pero progresistas y moderados llamaban a la acción contra el Gobierno, y precisamente Prim y sus colaboradores tenían suficiente prestigio para arrastrar a muchos militares. Además, el Gobierno era incapaz de evitar que Prim y sus hombres entraran y salieran clandestinamente de España, y su debilidad lo desprestigiaba ante un Ejército acostumbrado a la dureza. Narváez superó la prueba de San Daniel, pero tenía los días contados en el poder porque además sus promesas liberales quedaron ensangrentadas y en pleno centro de Madrid. En cuanto a la proyectada revolución progresista, había logrado el apoyo universitario, y si en 1851 se había alzado contra el gobierno, ahora lo hizo contra el trono. La crisis económica y política se agudizó con los muertos de La Noche de San Daniel conmoviendo a la sociedad española. La mecha estaba ya encendida y hará estallar la Revolución de 1868. EL CUARTEL DE SAN GIL Y LA REBELIÓN DE LOS REGIMIENTOS DE ARTILLERÍA O’Donnell recupera el poder y el progresismo se lanza a la conspiración Tras La Noche de San Daniel, Narváez tenía que enfrentarse al mayor problema político del año: el reconocimiento del reino de Italia. Pero no podía hacerlo. Primero, porque se lo impedían los neocatólicos amenazando con romper su alianza con el partido moderado; y segundo, porque los obispos habían cerrado filas en torno a monseñor Puente, arzobispo de Burgos, y el arzobispo Claret. Ante el desconcierto que reinaba en el gobierno, O’Donnell envió un mensaje a la Reina (21-06-1865) dándole a entender que si había derribado tres gobiernos, estaba preparado para hacer lo mismo con el cuarto. Esta carta produjo la caída inmediata del duque de Valencia. 146 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL Isabel II cesó a Narváez para jugar de nuevo la carta de O’Donnell y neutralizar los pronunciamientos progresistas con una apertura a la izquierda. Con la segunda llegada del unionismo al poder, O’Donnell pondrá en marcha medidas liberalizadoras, reingresará a los catedráticos, publicará una ley de prensa liberal, ampliará el sufragio y reconocerá el reino de Italia, enemigo declarado del Vaticano. Sin embargo, los progresistas no aceptarán el juego y el incansable Prim organizará en enero de 1866 la insurrección de Villarejo como se verá a continuación. O’Donnell formó su último gobierno con figuras señeras del centrismo político: Zabala en Marina; Posada Herrera en Gobernación; y el respetado Antonio Cánovas, que había reingresado en la rehecha Unión Liberal, en Ultramar y luego en Hacienda. Además, dio la cartera de Fomento a su sobrino el marqués de la Vega de Armijo. Dispuesto a cerrar el paso a los jefes progresistas, intentó captar a sus portavoces, los directores de sus tres principales diarios: Sagasta (Iberia), Corradi (Constitucional) y Ángel Fernández de los Ríos (La Soberanía Nacional); mas al no lograrlo, se propuso el reconocimiento del reino de Italia como objetivo principal de su programa de gobierno. Asistió Prim como senador al debate sobre el reconocimiento de Italia celebrado en el Parlamento (04-07-1865). O’Donnell aprovechó para decirle que olvidaría sus intentos conspiradores (Valencia, Burgos y Pamplona), pero a cambio de reintegrar a los progresistas en el seno del régimen. Prim aceptó su propuesta en espera de la próxima asamblea de los notables del progresismo, pero ésta ratificará el retraimiento (29-10-1865). Sin esperar a la asamblea, Prim decidió reanudar sus contactos para la conspiración hasta 1868, y mintió a cuantos oficiales pudo comprometer asegurándoles que sólo se trataba de una repetición de 1854, esto es, sin poner en peligro el trono de Isabel II. Reconocido el reino de Italia en las Cortes, el Gobierno se desplazó al palacio de la Granja (14-07-1865) para someter la ley a la sanción regia87. Al negarse la Reina a firmar, O’Donnell se encerró con ella de nueve a once de la noche y la convenció de que no tenía otra alternativa: la firma o la revolución. Además, le dijo que el pronunciamiento del Ejército estaba pre- 87 Como el arzobispo de Burgos, monseñor Puente, se opuso a la resolución del Congreso, el Gobierno impuso su cese como confesor del Príncipe de Asturias para alejarle de palacio. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 147 parado y que sobrepasaría los excesos de 1854, pues acabaría con el trono y, quizás, con la vida de toda la Familia Real. Al día siguiente, Isabel II, hundida y sin decir palabra, firmó ante el Consejo de Ministros88. O’Donnell disolvió las Cortes (10-10-1865) y convocó elecciones para el 1 de diciembre. El ministro de la Gobernación las preparó para que hubiera mayoría gubernamental en el Congreso y en el Senado. Los grupos moderados transigieron al ofrecérseles cuotas más amplias; pero los neocatólicos, progresistas y demócratas, a quienes se trató de barrer de las Cortes, desplegaron una descomunal ofensiva política. Los progresistas, lanzados a la conspiración, celebraron su asamblea (29-10-1865) en el circo Price de la Plaza del Rey: Olózaga fue ovacionado al proclamar la incompatibilidad entre el progresismo y el trono; Castelar y Pi pidieron entre aclamaciones la reafirmación del retraimiento; y Madoz fue abucheado al proponer la participación electoral. En cuanto a Prim, pese a sus promesas a O’Donnell, se sumó al retraimiento y refiriéndose a los "obstáculos tradicionales" (el trono) declaró: Si hay obstáculos, los arrollaré. Se creó un nuevo organismo supremo en el partido, el comité central, integrado por Espartero (que no se movió de Logroño), Olózaga, Prim y Madoz; y quedaron divididos los progresistas en dos bandos: los revolucionarios y los contrarios al retraimiento. Al celebrarse en el Senado la apertura de las nuevas Cortes (27-101865), Serrano, nombrado presidente de la Alta Cámara por designación real, recibió a Isabel II y la condujo hasta el trono. Allí la Reina leyó el Mensaje de la Corona, en el que (pese a las objeciones que puso el duque de Tetuán) declaró: Motivos de diversa índole, fundados en los intereses y sentimientos permanentes de la nación, me han impulsado a reconocer el reino de Italia. Este reconocimiento no ha podido enturbiar mis sentimientos de 88 Poco antes de reunirse el Consejo, la Reina recibió a su confesor, el arzobispo Claret, quien al saber su intención de firmar, decidió abandonar la Corte y marchar a Cataluña. La prensa progresista interpretó la marcha como una conformidad con el Gobierno y una desaprobación a los obispos que condenaban el reconocimiento de Italia, a lo que el Arzobispo respondió con un duro desmentido en solidaridad con sus hermanos en el episcopado. Poco después, el nuncio, monseñor Barili, escribió a Claret rogándole que regresara a la Corte para amparar a la Reina y evitar males mayores para la Iglesia. La Reina recibió en Zarauz (07-09-1865) las credenciales del nuevo embajador de Italia, marqués de Tagliarcarne, que acudió acompañado por Amadeo de Saboya, duque de Aosta, que era hijo de los reyes de Italia y futuro rey de España. 148 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL profunda y filial adhesión al padre de todos los fieles, ni menoscabar mi firme propósito de mirar por los derechos que asisten a la Santa Sede89. Pronunciamiento de Prim en Villarejo de Salvanés Los demócratas procuraban agitar a los militares jóvenes y a los sargentos, inquietos por las malas pagas y la congelación de los ascensos, y también a los soldados forzosos, prisioneros del sistema de quintas. Pero la actitud más peligrosa era la del general Prim, dispuesto a aprovechar el malestar militar por las pagas atrasadas, los ascensos detenidos y los desiguales privilegios corporativos anteriormente reseñados, y a ocupar el lugar del general Espartero como cabeza del militarismo progresista. La Gloriosa no se producirá en 1868 de forma espontánea, sino que será el resultado de largos preparativos concebidos por los progresistas desde 1863, al comprobar que no podían acceder al poder. En 1864 se sublevó el Regimiento Saboya, pero su intentona terminó en un rotundo fracaso. Prim, partidario de un movimiento incapaz de vencer en las urnas, escribía (1407-1865) desde Vichy: Ya conoce usted mi lema: hagamos política fina. ¡Ah, si fuera posible que yo mandara los movimientos del partido como pudiera ordenar los de un ejército!90 Cuando se celebró la asamblea progresista (29-10-1865), el marqués de los Castillejos contaba ya con un estado mayor para el pronunciamiento, que estaba formado por los generales Contreras y Pierrad; dos enlaces militares para los regimientos de Madrid: el coronel Romualdo Palacios y el capitán artillero Baltasar Hidalgo de la Quintana, líder de los regimientos del cuartel de San Gil, situado en el Prado de Leganitos y próximo al Palacio Real; y también con un enlace civil muy eficaz, Ricardo Muñiz, brazo derecho del jefe supremo de la masonería, Calatrava, que era el máximo animador de las juntas progresistas de provincias y de la alianza con los 89 90 Claret marchó a Roma (25-10-1865) y fue recibido por Pío IX (06-11-1865). El Papa, que había recibido una carta desgarradora de la Reina rogando la vuelta de su confesor, le pidió que lo hiciera y le dio una carta para Isabel II con su perdón, por tanto dejaba de estar excomulgada. No obstante, pidió que en el Mensaje de la Corona se mencionara que el reconocimiento político del reino de Italia, no implicaba la negación de los derechos ni del primado del Papa. O’Donnell manifestó a Isabel II que tal declaración acarrearía la revolución, pero ella no cedió: Si por decir esto ante las Cortes viene la revolución, tu deber será defenderme de ella, y si no lo haces, yo misma me pondré al frente de mis soldados. ESPANTALEÓN y PORDOMINGO, Art. cit., p. 34. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 149 demócratas. La clave del triunfo del pronunciamiento estaba en los regimientos de la guarnición de Madrid, por lo que Prim y sus representantes concentraron en ellos toda su actividad conspiradora: dos regimientos de Ingenieros; los tres regimientos del cuartel de San Gil (2º y 5º de Artillería de a pie, y 4º de Artillería montado); los de Caballería de Isabel II, Constitución, Asturias, El Príncipe y Borbón; los batallones de cazadores de Arapiles, Figueras y Ciudad Real; y los regimientos que guarnecían las inmediaciones, como el de Infantería de Burgos en Leganés, los Húsares de Calatrava en Aranjuez, el regimiento de Bailén en Ocaña y los de Alcalá de Henares (Coraceros del Rey y de la Reina, el de Albuera y el 1º montado de Artillería)91. Tras las convulsiones de San Daniel, liberales y demócratas lanzaron por fin su ataque en Villarejo de Salvanés en un segundo intento para destronar a Isabel II, al resultar imposible la reforma de la ley electoral y la negativa de la Reina a llamar al poder a los liberales. Al igual que en La Vicalvarada, Prim pretendió un pronunciamiento de las guarniciones próximas que prendiese luego en los cuarteles y calles de la capital. Por la madrugada (02-01-1866), con el pretexto de que iba de caza, salió el marqués de los Castillejos de su palacio en la calle de Alcalá para acudir a la cita que había concertado para el día siguiente con algunos regimientos de Leganés, Aranjuez y Alcalá de Henares en el pueblo madrileño de Villarejo de Salvanés, más o menos equidistante de las tres guarniciones. Acompañaron a Prim durante el viaje sus dos compañeros de rebelión: el joven brigadier Milans del Bosch y el comandante Manuel Pavía y Rodríguez de Albuquerque. Dos enlaces partieron a la vez para llevar las órdenes de sublevación a los regimientos comprometidos de Leganés, Aranjuez y Alcalá; y otros dos más marcharon con el mismo fin hacia Ávila y Valladolid, pero éstos fueron interceptados por destacamentos gubernamentales situados en la sierra de Guadarrama y El Escorial, por lo que ambas guarniciones no se movieron. Sin embargo, resulta muy curioso que aquel mismo día La Iberia publicara lo siguiente: Ayer han estado ocupados los escribientes del Ministerio de la Guerra atendiendo reales órdenes desterrando de Madrid y de otros puntos a muchos jefes y oficiales del ejército. Esta noticia induce a creer que el Gobierno ya poseía datos suficientes de cuanto iba a ocurrir el día 3, por lo que pudo haber controlado y evitado el pronunciamiento. Dos días 91 Los regimientos de Alcalá de Henares fueron los que dieron la victoria al pronunciamiento de 1854. 150 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL después, La Iberia permite corroborarlo al afirmar: Cuando el día 3 por la mañana, un ayudante del Ministerio de la Guerra pasó a casa del general Prim para dictarle órdenes del Gobierno, no lo encontró en su domicilio, habiendo respondido los criados que estaba de caza con algunos amigos. Efectivamente, ayer se le vio marchar de Madrid con el brigadier Milans del Bosch. Salió en una pequeña góndola o carruaje de caza. Conforme al plan, el regimiento de Calatrava, procedente de Ocaña, se unió por la tarde (02-01-1866) al de Húsares de Bailén, ambos montados, en el cuartel del segundo en Aranjuez. En Leganés, el jefe del regimiento de Infantería de Burgos, brigadier duque de Gor, también recibió órdenes de Prim y condujo de noche su regimiento en silencio, sin gritos ni proclamas, hasta los mismos aledaños de la Puerta de Toledo, donde tomó posiciones para la prevista acción del día siguiente. A primera hora de la mañana (03-01-1866), hicieron su llegada los dos regimientos pronunciados en Aranjuez, pero pasaron las horas y no llegaba ningún otro regimiento. El marqués de los Castillejos comprobó contrariado que allí sólo podía contar para derribar al Gobierno con dos generales, seiscientos ochenta y cuatro soldados de Caballería, un número indeterminado de Infantería y periodistas dirigidos por Ruiz Zorrilla, Carlos Rubio y otros radicales. Pese a tal contratiempo, leyó su solemne proclama ante sus escasas tropas y un grupo de asombrados campesinos de Villarejo y ordenó la marcha sobre Madrid con la certeza de que al menos media guarnición se alzaría para esperarle. Se equivocó, pues por errores y delaciones en los preparativos, las guarniciones de Madrid y Alcalá de Henares92 no le siguieron en el pronunciamiento93. Como primera medida, O’Donnell formó dos columnas y las puso al mando de dos generales también héroes de África (el general Zabala al frente de una y al día siguiente, el general Echagüe tomó el mando de la otra)94. Luego, estuvo presente en el fusilamiento del capitán Espinosa, enlace militar de la conjura en la capital, y que tuvo lugar junto a la Fuente Castellana. Mientras tanto, el general rebelde Contreras permaneció en un escondite de la plazuela de los Afligidos esperando en vano la salida de los regimientos artilleros del cuartel de San Gil. 92 93 94 En Alcalá de Henares, un capitán leal a Prim recibió sus órdenes por la tarde, pero creó tal estado de confusión que los regimientos no llegaron a sublevarse. Hubo también un regimiento que se levantó en Zamora, pero no llegó a salir de la ciudad. Una tercera columna al mando del general Concha se incorporó también a su persecución. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 151 Zabala llegó con su columna a Villarejo, pero Prim, con sus dos regimientos deshechos por numerosas deserciones, ya había escapado camino de La Mancha por Aranjuez. En cuanto al regimiento de Infantería de Burgos que había tomado posiciones en las proximidades de la Puerta de Toledo, el duque de Gor ordenó retirada y regresó a Leganés tan silenciosamente como había llegado, pretextando que tan sólo se había tratado de unas maniobras rutinarias. Reunido el Congreso para debatir el Mensaje de la Corona (04-011866), O’Donnell condenó a Prim declarando: El pronunciamiento ha manchado el honor del uniforme y hay que lavar con sangre la mancha (quizás no advirtió que lo mismo pudo haberse dicho de él durante la sangrienta Vicalvarada del 54), y solicitó poderes extraordinarios para reprimir la intentona, que le concedieron. Así pues, se decretó el estado de sitio en todo el territorio de Castilla la Nueva, al mando del capitán general Isidoro de Hoyos, siendo detenidos en Valladolid el general Pierrad y el coronel Gramindes, ayudante de Prim, aunque éste después lograría fugarse. Las medidas adoptadas fueron estrictas y la censura muy severa, por lo que los periódicos anunciaron una serie de acciones desde sus páginas (dejar en blanco páginas enteras e introducir comentarios sarcásticos) hasta que se levantara el régimen de excepción95. La censura alcanzó hasta la propia prensa ministerial, y varios periódicos fueron suspendidos (10-01/02-02-1866), entre ellos, La Iberia. Además, se ordenó el cierre de los cafés a las doce de la noche y efectivos militares disolvieron las tertulias del Ateneo y del Casino de San Jerónimo. Cabe añadir que en Aragón también se declaró el estado de sitio. Las tres columnas del Gobierno persiguieron a Prim (04/08-01-1866), pero éste huyó por Madrilejos, Villarta y Urda, alojando a sus escasos soldados en su castillo de los Montes de Toledo. A partir de entonces, la persecución continuó pero sin muchas ganar de apresarle, ya que Prim pretendía huir a Portugal y el pronunciamiento había fracasado por completo. El general rebelde hizo un breve descanso en el pueblo Frenegal de la Sierra y consiguió acercarse sin ningún impedimento a la frontera. Finalmente, tras otra solemne proclama (20-01-1866), entró en Portugal con los pocos que quisieron seguirle. 95 Durante el estado de sitio, las denuncias de la prensa solían pasar a la jurisdicción militar. 152 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL Al día siguiente (21-01-1866), La Correspondencia incluyó el telegrama enviado por el gobernador de Badajoz a Madrid: A las dos de la tarde de ayer ganaron la frontera los sublevados, entregando algunos caballos, el armamento y el equipo al alcalde de Encinasola. No ha habido choques con las fuerzas que les perseguían. Así pues, Prim logró huir con el beneplácito del Gobierno, que no pretendió capturarle en su huida al extranjero. Sin embargo, el Consejo Militar instruyó causas contra el brigadier Milans del Bosch, el comandante Bastos y los sargentos que le siguieron, los comandantes González y Campos, y el capitán Espinosa. Días después del mencionado fusilamiento de Espinosa, varios sargentos fueron también pasados por las armas. El Gobierno quería castigos ejemplares y de nada valieron las mediaciones realizadas por Muñoz y otros progresistas. Refugiado en Portugal, Prim comprendió que no bastaba con lograr la obediencia de algunos batallones para desencadenar la revolución, sino que era preciso que el movimiento militar contara con apoyo de una gran conspiración basada en un pacto antidinástico entre los progresistas y los demócratas. Sin embargo, esto suponía pactar con los republicanos y para Prim la república era símbolo de indisciplina, algo que odiaba en lo más profundo; y por otra parte, estaba Olózaga, partidario de una alianza ibérica dando el trono a un portugués. Pese a todo, decidió que su partido pactara con los demócratas a falta de mejores aliados. Desde Portugal el marqués de los Castillejos pasó a Londres, donde siempre contó con excelentes contactos no ajenos a la Gran Logia de Inglaterra, quienes le animaron a reorganizar su conspiración en París. Una vez en la capital del Sena, se reunió con su esposa, que le informó sobre la posibilidad de aprovechar el profundo resentimiento de los sargentos de Artillería por negarles el Gobierno (como represalia por sus simpatías progresistas) la posibilidad de poder ascender como antaño hasta comandante. Luego, contactó con sus colaboradores encargando la preparación de un nuevo pronunciamiento al coronel Moriones (alzado en Sevilla durante las revueltas del 48) y a Ricardo Muñiz, que instaló el centro de conspiración en su nueva casa de la Puerta del Sol esquina a la calle del Carmen. Poco después, Muñiz envió a Prim un informe con un análisis sobre las causas del fracaso sufrido, y en poco tiempo la conjura volvió a extenderse en las guarniciones de la capital y en las de sus inmediaciones96. 96 A finales de febrero, Narváez pretendió formar un gobierno moderado con personas de prestigio y dialogantes, como el general Lersundi. Durante seis meses, dicho gobierno debería preparar una transición que permitiera la formación de un gobierno MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 153 EL CUARTEL DE SAN GIL Y EL ALZAMIENTO DE LOS ARTILLEROS La crisis económica de 1866 En la etapa de crecimiento económico que vivió España desde 1856, se había tratado de sentar las bases para dar un giro decisivo, aunque fuera con la ayuda de capital extranjero. El Gobierno Largo de O’Donnell (1858-63) coincidió con este período de prosperidad económica. Como señala José Luis Comellas, los políticos no fueron los autores de la buena coyuntura, porque la planificación o técnica de desarrollo era una actividad ajena casi por completo a la dirección del Estado97. Pero la paz y la tranquilidad, con la consiguiente dosis de confianza, un cierto sentido común en el Gobierno y una cierta euforia en el ambiente, animaron a la inversión y crearon el clima propicio al auge económico. Se tendieron líneas ferroviarias (con predominio de capital extranjero) que, tras varias décadas, configurarán la malla definitiva de los ferrocarriles españoles, y se iniciaron obras públicas que, en cierta manera, han hecho considerar a O’Donnell como antecedente del general Primo de Rivera. La industria metalúrgica se desarrollaba sobre todo en el norte, compitiendo con ventaja frente a la andaluza gracias al carbón mineral, abundante en la zona cantábrica y escaso en el sur. La Bolsa conoció también una época de gran esplendor98. Sin embargo, este período de crecimiento económico se vio truncado por completo en 1866 debido a la crisis económica mundial, de fuerte repercusión en nuestra economía. La quiebra de instituciones de crédito y su incidencia en el incipiente ferrocarril, como también el bloqueo de la industria textil por la paralización de las importaciones de algodón de EE.UU. como 97 98 de concentración con mayoría progresista y presidido por Prim. Dos consejeros de la Reina, Miraflores y Bertrán de Lis, aprobaron la idea. Se sondeó a Prim y éste dijo que sí desde París. Sin embargo, al enterarse O’Donnell, ordenó a Lersundi que en breves días marchara a Cuba para asumir el mando de la Capitanía General, que había quedado vacante con el regreso de Serrano. De este modo, fracasó el proyecto de Narváez. COMELLAS, José Luis: Historia de España Moderna y Contemporánea. Madrid, 1975, p. 311. La prosperidad se hizo patente en el tono social de la época. Los años de la Unión Liberal fueron alegres. Resurgió el género lírico como la zarzuela, la burguesía charló y discutió en los cafés que adoptaron entonces la forma de terrazas al aire libre, la fiesta nacional alcanzó su máxima popularidad con las faenas de Cúchares y toda España bailó al son de un ritmo de moda madrileño llamado chotis. 154 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL consecuencia de la guerra de Secesión (1861-1865), fueron factores que provocaron un desconcierto progresivo entre las clases; y la onda depresiva de los años 1864-1868, junto con las fuertes subidas de precios, permitirá la imbricación de factores políticos y económicos. Dicha crisis económica afectó a los sectores urbanos populares e incluso a las clases acomodadas, lo que ensombreció aún más el país. La quiebra de la casa Overed-Gurney en 1866 sacudió toda Europa y repercutió de lleno en España, donde dejaron de afluir los capitales extranjeros que luego se retiraron en parte. Escaseó la moneda de metal precioso y la Audiencia de Madrid tuvo que ejecutar nada menos que al Banco de España cuando se declaró incapaz de pagar en metálico los billetes al portador que circulaban. La Bolsa se vino abajo, pero la crisis no sólo afectó a las grandes fortunas99 sino también a las modestas compañías de seguros populares para la redención a metálico del servicio militar, los enterramientos y sepulturas, lo que provocó la desolación en miles de familias modestas que habían estado ahorrando toda la vida para cubrir esos riesgos. Pero además, dichas familias tenían que afrontar el aumento de los impuestos del consumo, que ya provocaba por entonces los primeros motines y proporcionaría a los inminentes pronunciamientos la protesta más popular: contra las quintas y los consumos100. En 1866, el continuo incremento de la crisis de subsistencias llegó a dificultar el abastecimiento de pan en Madrid y otras ciudades, sembrando el desconcierto por el alza de los precios de éste y otros productos de primera necesidad, sobre todo por las malas cosechas. El problema social era grave en 1866, aunque se complicará más con la crisis que se registrará en Europa en 1867-68, que repercutirá con mayor gravedad en España al continuar las malas cosechas. Quebrarán las compañías de ferrocarriles, cerrarán numerosas fábricas y miles de obreros quedarán en paro, precisamente cuando la escasez hará subir los precios más que nunca. 99 100 Por ejemplo, el marqués de Salamanca, cuya inmensa fortuna consistía principalmente en acciones y obligaciones ferroviarias en España y en el extranjero, ante las bajas de tales valores en las bolsas (los rendimientos de las compañías no cumplían con las obligaciones previstas), perdió ciento cincuenta millones de pesetas de entonces (la peseta, nueva unidad de cuenta, equivalía a cuatro reales). No se conoce con precisión la situación real del obrero, sólo las condiciones precarias y hasta inhumanas en que vivía. El sueldo de un obrero de Barcelona en 1867 apenas sostenía a dos personas (al propio obrero y a su esposa), por lo que ambos tenían que trabajar si tenían un hijo menor de edad. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 155 La situación de las clases desheredadas en 1866 se vio agitada por la propaganda de los progresistas y los demócratas y por la propia crisis económica. En consecuencia, el próximo alzamiento organizado en Madrid por la Junta Revolucionaria será cívico, con lucha de barricadas y participación de la extinguida Milicia Nacional, y también militar. Los preparativos del alzamiento militar y cívico del 22 de junio Los conspiradores progresistas y demócratas bajo el lema Libertad para España o muerte, pretendían que la sublevación fuera un golpe definitivo y eligieron el cuartel de Artillería de San Gil como próximo objetivo. Aprovechando el intento fallido de los ascensos y ante el descontento de los militares de baja graduación, los miembros de la Junta Revolucionaria con Ricardo Muñiz como coordinador general, conectaron entre abril y mayo con numerosos sargentos de Artillería de Madrid y las guarniciones de San Sebastián, Vitoria, Gerona, Zamora, Valladolid y otras localidades (nueve guarniciones en total)101. En cuanto a Prim, condenado a muerte por los sucesos de Villarejo, seguía personificando los ideales liberales. A primeros de junio, ante las presiones de Pedro Muñiz, el general Prim cometió el error enorme de destituir al eficaz coronel Moriones, por quien pasaban todos los hilos de la conjura militar, poniendo al frente del alzamiento militar a los ancianos generales republicanos Blas Pierrard102 y Juan Contreras103, a quienes seguían Escalante, Larguero, Pasarón y otros. Para la dirección del alzamiento civil, Muñiz nombró al cura Luis Alcalá Zamora, retórico impenitente, al ardoroso Sagasta y al demócrata Manuel Becerra, con la esperanza de que incorporasen a la suprimida Milicia Nacional y levantasen a los barrios bajos y chisperos de Madrid. 101 102 103 Aunque liberales, los aristocráticos oficiales de Artillería se oponían al ascenso de sus sargentos, práctica aceptada en Caballería e Infantería, y algunas disposiciones recientes contribuían a encrespar las relaciones. El general Blas Pierrard había huido de su destierro en Soria y carecía de contactos en los cuarteles de la guarnición de Madrid. Militar muy veterano, había luchado en Talavera contra el primer grito carlista en 1833, participando en aquella primera guerra, y luego en la Vicalvarada de 1854. El general Juan Contreras era aún más anciano que Pierrard. Sirvió en la tropa de Riego, luego luchó contra Espartero y seguía a Prim con idolatría, considerándole como el único salvador de la Patria. 156 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL El plan previsto consistía en que la guarnición de Madrid se sublevaría por la madrugada (26-VI-1866) con el general Blas Pierrard y el capitán artillero Baltasar Hidalgo de Quintana, produciéndose además la participación conjunta del sector popular del Ejército y grupos del pueblo para derrocar a la dinastía; y al día siguiente, Prim lanzaría el grito esperado de rebelión general en un pueblo de Guipúzcoa. Sin embargo, no ocurrió así, ya que el marqués de los Castillejos consideró que lo más prudente sería permanecer en la frontera en espera de recibir noticias de la Junta Revolucionaria y dar órdenes desde allí, por lo que marchó a Hendaya. En vano intentó Muñiz que el general rebelde entrara en territorio español y se pusiera desde un principio al frente del pronunciamiento de Madrid. Al final, este alejamiento de Prim resultará un craso error político y militar, pues los conspiradores habían prometido su participación a todos los oficiales y sargentos comprometidos, asegurando estos últimos que con ello podrían lograr la participación de casi toda la guarnición de Madrid104. O’Donnell, a través de su excelente red de informadores, tenía conocimiento de que se estaba preparando una sublevación y así lo hizo saber a los generales presentes en Madrid (Concha, Narváez, Serrano, Fernández de Córdoba y otros), como también a sus enlaces, asegurándoles que el centro de la revuelta sería el cuartel de Artillería de San Gil, próximo al Palacio Real, o bien el cuartel de Infantería, situado en la Montaña del Príncipe Pío105. También les explicó que, una vez que estallara la revuelta y se supiera cuál era el foco del pronunciamiento, la táctica a seguir sería muy elemental: proteger a la Reina en palacio y luego impedir la conjunción de los militares sublevados con las turbas milicianas que confluirían desde los barrios del norte y sur. Además, les aseguró que podría contarse con la Caballería y, por supuesto, con la Guardia Civil. 104 105 Es más que posible que la sublevación hubiera vencido si Prim se hubiera puesto al frente del pronunciamiento. Demostró con ello ser mejor conspirador que ejecutor. Su alejamiento de los sucesos fue juzgado después por sus seguidores como un acto injustificable de cobardía. El cuartel de Artillería de San Gil, ubicado en la actual Plaza de España, tenía tres regimientos con más de dos mil soldados y treinta piezas de artillería. En cuanto al cuartel de Infantería, estaba en la Montaña del Príncipe Pío (de ahí que se llamara Cuartel de la Montaña), donde hoy está el Parque de la Montaña. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 157 La rebelión del cuartel de Artillería de San Gil Cuatro días antes de la fecha inicialmente prevista, los sargentos del cuartel de San Gil, excitados por la propaganda republicana y temerosos de ser descubiertos, decidieron amotinarse siguiendo órdenes del ausente capitán Hidalgo. A las dos de la madrugada (22-VI-1866) los civiles y los militares, que estaban ya preparados, recibieron la señal convenida para entrar en acción106. En el cuartel de San Gil, el capitán Hidalgo, líder de los sargentos de los tres regimientos de Artillería que albergaban este inmenso caserón107, ordenó irrumpir en el Cuarto de Banderas, donde por fortuna se hallaban los jefes y oficiales de dichos regimientos bebiendo y jugando a las cartas, haciendo por tanto caso omiso a las continuas advertencias del Ministerio de la Guerra. Tras producirse una lucha, con varios muertos en ambos bandos108, los sargentos lograron imponerse; no obstante, dos oficiales lograron escapar y se dirigieron al palacio de Buenavista para informar del motín al general O’Donnell. Luego, tropas de los tres regimientos salieron con gran desorden y confusión hacia la plaza de San Marcial. Allí se presentó el general Pierrard solicitando un caballo para ponerse al frente, y como nadie conocía a aquel anciano general vestido con uniforme de gala, banda y numerosas condecoraciones, poco faltó para que le recibieran a tiros. Los sargentos más decididos, sin tomarle en serio, formaron las tropas en columna y ordenaron la marcha hacia la plaza de Santo Domingo, para enlazar luego con las masas milicianas de los barrios bajos en la Puerta del Sol. Mientras, la infantería del cuartel de la Montaña recibió avisos urgentes de los sargentos de San Gil para que se sublevara, conquistara el Palacio Real y apresara a la Reina, según el sencillo y acertado plan del coronel Moriones que los sublevados habían decidido mantener, ignorando por completo a los generales republicanos Pierrard y Contreras. Cuando los dos mencionados oficiales huidos llegaron al palacio de Buenavista para informar a O’Donnell, éste partió de inmediato al cuartel de 106 107 108 El capitán Hidalgo, del cuartel de San Gil, había abandonado el servicio activo para dedicarse a la política con el partido progresista y fue comisionado para dirigir el pronunciamiento de los sargentos. Hidalgo fundó la logia masónica Robespierre con los sargentos del cuartel de San Gil. En el motín del cuartel de San Gil, los sargentos mataron a doce jefes y oficiales. 158 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL Artillería del Retiro antes de que los sargentos de este cuartel pudieran sublevarse, pudiendo así controlar la situación. Así pues, el plan de la sublevación falló desde el principio, precisamente por estar basado en el factor sorpresa. En el mismo momento en que el duque de Tetuán recibía a los dos oficiales, los sargentos del cuartel de San Gil divisaron una patrulla de la Guardia Civil que les cerraba el paso junto a la calle Ancha de San Bernardo, y para quitársela de en medio, los rebeldes dispararon varias granadas que resonaron en todo Madrid alarmando a la población. Aquellas granadas estallaron muy cerca del palacio de Montemar y su estruendo despertó a Narváez, que al imaginar lo que sucedía, se puso el uniforme y, embozado en amplia capa, marchó hacia el Palacio Real con su ayudante para defender a la Reina a través del laberinto de callejas que rodean la plaza de los Mostenses, dando así un gran rodeo para no acercarse demasiado al San Gil, y en el cruce de San Bernardo con la calle del Rey, les recogió una patrulla de la Guardia Civil que les dio escolta. Zabala también se despertó sobresaltado, salió de su palacio de Oñate, en la plaza de la Villa, se reunió con su ayudante y los guardias que custodiaban el Ayuntamiento, y todos juntos marcharon en dos coches calle Mayor abajo hacia el Palacio Real, donde el general ministro organizó la defensa con los alabarderos y la compañía de Infantería allí destacada por previsión de O’Donnell. El general Prim sólo logró sublevar a los regimientos de San Gil y no al resto de los regimientos comprometidos, y además, el movimiento estuvo muy mal apoyado por las barricadas civiles; por tales motivos, fue un alzamiento condenado a estancarse. Una hora después del motín en San Gil, los generales O’Donnell, Narváez y Zabala estaban tomando las medidas oportunas para hacer frente a la revuelta. Además, el duque de Tetuán envió sus enlaces a éstos y al resto de los generales que se habían ofrecido a combatir como capitanes de producirse el levantamiento: los citados Narváez y Zabala, Serrano, Concha, Pavía y Lacy, Ros de Olano y Echagüe. Todos ellos salieron de inmediato hacia los destinos que O’Donnell ya les había asignado. Las tropas sublevadas ametrallaron la Puerta del Sol, defendida por la Guardia Civil desde las ventanas de Gobernación, y avanzaron hasta la plaza de Bilbao para rodear el Ministerio de la Guerra109; y algunos destacamentos fueron a la Puerta de Bilbao para armar y encuadrar a los milicianos de los barrios de la zona norte de Madrid. 109 El palacio de Buenavista era la residencia del Presidente de Gobierno y también en él se hallaba el Ministerio de la Guerra. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 159 El general Serrano marchó a galope al palacio de Buenavista para ponerse a disposición del jefe del Gobierno, quien le recibió con esta frase: Hoy es un buen día para morir por la reina, a lo que el duque de la Torre respondió: No, lo es de triunfar por la patria. Serrano se citó con O’Donnell una hora después en la Puerta del Sol y galopó con su ayudante al cuartel de Artillería del Retiro, donde ordenó atalajar las caballerías para piezas ligeras y se dirigió con ellas al lugar convenido. Al llegar a la Puerta del Sol, le estaba esperando el duque de Tetuán, quien acababa de organizar la defensa del Ministerio de la Guerra con la caballería del Principal. Poco después acudió el Capitán General de Madrid, Isidoro Hoyos, con varios destacamentos improvisados, con los dos duques y se encargó de mantener a toda costa el dominio de la Puerta del Sol para evitar que se concentraran allí las fuerzas artilleras rebeldes con los milicianos de Sagasta, que habían detenido su marcha en la plaza de Antón Martín y el primer tramo de la calle de Atocha. No resultaría difícil al capitán general cumplir su misión con el apoyo de la pequeña columna artillera aportada por Serrano110. Al romper el alba en aquel histórico día, O’Donnell y Serrano dejaron a Hoyos en la Puerta del Sol, y lanzándose al galope por la calle del Arenal abajo (embozados y sin escolta para aparentar que eran simples correos) se dirigieron al Palacio Real para comprobar la seguridad de la Reina. Allí observaron el suelo de la explanada de la entrada principal sembrado de cadáveres, comprobando satisfechos que la infantería del cuartel de la Montaña no había intervenido en la sublevación. Ocurrió que dos sargentos rebeldes y varios de San Gil, al no llegar la prometida columna del cuartel de la Montaña, se reunieron en la plaza de Oriente con fuertes destacamentos milicianos de las Peñuelas (mil quinientos hombres) que habían descendido por el barranco de Segovia; y luego, atacaron la entrada principal del Palacio Real, media hora después de la muy oportuna llegada del marqués de Sierra Bullones. Cuando los milicianos estaban avanzando, la puerta principal permanecía abierta y resultó una trampa mortal. Allí fueron recibidos por un doble fuego cruzado desde los aposentos de la reina María Cristina, los bajos del Ministerio de Ultramar y las aspilleras instaladas en los apartamentos privados. Numerosos milicianos 110 Al ser informada Isabel II sobre los acontecimientos, rompió a llorar emocionada porque, excepto Prim, todos sus generales (algunos de ellos ancianos) estaban arriesgando sus vidas por ella combatiendo con ardor en las ensangrentadas calles de Madrid. 160 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL cayeron ante una verdadera lluvia de plomo, y aquellos que intentaron escapar a la desbandada fueron tiroteados por la espalda, pues el duque de Valencia y su ayudante acababan de llegar con la patrulla de la Guardia Civil. El general Narváez, a sus sesenta y siete años, quiso entonces repetir su hazaña de Mendigorría111 y cayó herido envuelto en sangre; sin embargo, su acción hizo creer a la guardia de palacio que una fuerza mayor había acudido en su auxilio, realizando una salida arriesgada ante la que se rindieron casi un millar de milicianos. Deshecho aquel ataque de las fuerzas milicianas, O’Donnell decidió permanecer en palacio por el momento; mientras tanto, militares y civiles rebeldes, ávidos de triunfo, aunque con fallos de organización, se habían hecho fuertes en la plaza de Santo Domingo, el paseo de Leganitos y la cuesta del Duque de Osuna. Sin embargo, Serrano decidió entrar en acción y tras solicitar el debido permiso a O’Donnell y cuadrarse ante Narváez, partió con varios soldados para inspeccionar las fuerzas enemigas de la plaza de Santo Domingo, que constituían la amenaza principal para el Palacio Real. Tras subir por la cuesta de Santo Domingo hasta la plaza, pudo escuchar tras un muro la conversación de unos sargentos muy inquietos porque los regimientos comprometidos del cuartel de la Montaña seguían indecisos en cuanto a tomar el Palacio Real y secuestrar a la Reina. A su regreso, informó a O’Donnell sobre tan importante noticia y le expuso un plan muy arriesgado que consideraba necesario, y que éste aceptó a duras penas. El asedio al cuartel de San Gil y el fin de la sublevación militar De acuerdo con el plan de Serrano, O’Donnell y Zabala, con una pequeña columna que Hoyos les envió desde la Puerta del Sol, se situaron entre los cuarteles de la Montaña y de San Gil con algunos cañones del cuartel del Retiro, para evitar cualquier posible salida de la infantería del primero, 111 La batalla de Mendigorría se decidió del lado isabelino cuando Narváez, completamente solo, se arrojó en medio de un regimiento carlista, cayendo gravemente herido al recibir varias heridas cerca del corazón. Terminado el combate, Narváez fue reconocido por los alabarderos, quienes le llevaron en volandas hasta la primera habitación de mayordomía, donde se le practicó una cura de urgencia. La Reina fue a verle para darle ánimos, pero le halló inconsciente debido a la hemorragia que había sufrido. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 161 y luego marcharon por la cuesta de San Vicente arriba al encuentro del nuevo coronel del regimiento de Infantería de Burgos, que acababa de llegar procedente de su cuartel en Leganés para incorporarse con sus tropas. Así comenzó el asedio del cuartel de Artillería de San Gil. Serrano, con su ayudante, bajó a galope la Cuesta de la Vega, cruzó a la otra orilla del Manzanares para evitar al destacamento miliciano del puente de Segovia, volvió a pasar el río junto al puente ferroviario de los Franceses, trepó por la escarpada montaña del Príncipe Pío e irrumpió con audacia en el cuartel de la Montaña, que todavía se debatía en la incertidumbre de sublevarse o no, aunque la oficialidad no estaba dispuesta a permitir salida alguna como reclamaban algunos sargentos. Serrano ordenó formar filas a los regimientos y envió a O’Donnell, atrincherado a doscientos metros, la señal de banderas convenida para comunicarle el éxito de su misión. Después ordenó la salida de aquellos regimientos incorporándolos a las fuerzas de O’Donnell, quien al recibir estos refuerzos inesperados, tomó posiciones frente al cuartel de San Gil y ordenó a sus hombres que guardaran silencio y dejaran libre la entrada al cuartel por el paseo de Leganitos para esperar el regreso de la columna rebelde que había salido a primera hora. Cuando el duque de Tetuán puso cerco al cuartel, las tropas leales y la Guardia Civil de la Puerta del Sol, al mando de Hoyos, subieron por la calle de Preciados a la plaza de Santo Domingo y la ametrallaron con una batería ligera del Retiro; y mientras tanto, las fuerzas del palacio de Buenavista combinaron su acción con una columna dirigida por el marqués de Duero, dispersando a los chisperos rebeldes del barrio de Maravillas112 y disponiéndose a envolver a los artilleros que habían avanzado hasta la plaza y la puerta de Bilbao. Ni las barricadas ni los ánimos exaltados bastaron para suplir los graves defectos de organización. La columna insurrecta, sin control ni municiones, tuvo que batirse en retirada hacia su cuartel ante los fulminantes ataques de los artilleros del Retiro que, según el plan del coronel Moriones, tendrían que haberse sumado a la rebelión y no lo hicieron. La columna regresó al cuartel de San Gil bajando por Leganitos y, una vez dentro, O’Donnell ordenó el asalto por cada una de sus cuatro fachadas, participando Serrano, Pavía y Lacy, Zabala, y él mismo por la plaza de San Marcial. En cuanto a los sargentos, conocedores de la suerte que les esperaba si 112 La plaza y la entonces puerta de Bilbao estaban en el barrio de Maravillas, que tomó el nombre del mercado allí ubicado. Debido a la calle de Manuela Malasaña, heroína de la guerra de la Independencia, hoy muchos dicen barrio de Malasaña, cuando lo correcto es que digan barrio de Maravillas. 162 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL se rendían (el fusilamiento), se defendieron con valor suicida al frente de ochocientos artilleros, por lo que los cuatro generales de la Reina tuvieron que desalojar a los rebeldes piso por piso y reducto a reducto113. A primera hora de la tarde, San Gil había sido tomado. La pluma magistral de Galdós ha reflejado la crudeza del asalto114: Tropas de Serrano por la fachada norte, tropas mandadas por el mismo O’Donnell por la plaza de San Marcial acometieron el cuartel. Tan brava como la defensa fue la embestida. Los sublevados hacían fuego incesante desde las rejas del piso bajo; los sitiadores, sin acordarse de que por un capricho de la fatalidad no eran sus aliados, les fusilaban desde fuera. Asaltada la puerta con no pocas pérdidas de una parte y otra, los sitiadores fueron dueños de los patios; los sitiados, replegándose al principio, parecían decididos a disputar el terreno piso a piso. Cruzándose parlamentos sin llegar a término de avenencia, los artilleros pedían la impunidad que no se les podía dar. Perdido el principal, continuó la furiosa contienda en el segundo y, por fin, en las buhardillas, donde quedó sojuzgado el FUTURO y victorioso lo EXISTENTE. Sangre y muerte en todos los pisos mostraban cuán recia fue la batalla, entre el nombre de Prim y el de Isabel II. ¡Lástima de brío militar empleado sin futuro y perdido en el torrente político más espumoso! Creyérase que el morir hombres y más hombres era necesario, por ley fatal, para la consideración de nuestros altares y tronos de perfecta índole asiática. ¡Vive Dios que ningún poder se asentó jamás sobre tan ancha y tan alta pila de cadáveres! Fin de la resistencia civil y balance de la sublevación de junio Concluida la sedición militar con la toma del cuartel de San Gil y sofocados los alborotos en las barriadas populares de la zona norte por la acción del general Concha, el general Serrano tomó el mando para la acción contra los barrios bajos. Los generales Pavía y Planas habían terminado de limpiar los barrios chisperos, dejando retenes de la Guardia Civil para impedir cualquier posible rebrote de la sedición. A la caída de la tarde, Serrano dispuso sus columnas115 contra las barricadas que cerraban el paso a uno y otro lado de la calle Ancha de San Ber113 114 115 Prim decidió por fin cruzar la frontera para ponerse al frente del alzamiento. Como al aproximarse a Madrid se produjo la toma del cuartel de San Gil, decidió entonces huir de nuevo a Portugal. PÉREZ GALDÓS, 1968, p.117. Cada columna estaba a las órdenes de un teniente general, con los mariscales de campo y los brigadieres al frente de batallones, compañías y secciones. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 163 nardo, y que habían resistido anteriores cargas de infantería. Dichas barricadas fueron destrozadas y abandonadas por los certeros disparos de los artilleros. Los agitadores habían dejado de invocar el nombre de Prim y muchos le consideraban un cobarde. Finalmente, las tropas gubernamentales, bien dirigidas por el duque de la Torre, envolvieron los últimos reductos rebeldes que se hallaban atrincherados en las plazas de la Cebada -escenario de tantas revoluciones-, Progreso y Antón Martín116; pero toda resistencia resultó inútil, pues las barricadas cayeron una tras otra. A las diez de la noche, tras inspeccionar las calles, O’Donnell marchó al Palacio Real para comunicar a la Reina que la revolución había sido aplastada. Ella, como de costumbre, solicitó el perdón para todos los prisioneros, mientras que el rey consorte recomendaba con insistencia que todos debían de ser fusilados al amanecer. Isabel II supo que Pierrard seguía escondido en las caballerizas del palacio de Liria y pidió al duque de Alba que no le entregara a las autoridades y le trasladase a lugar seguro, que resultó ser la legación diplomática de EE.UU., y huyó luego a Francia. El capitán artillero Hidalgo, principal instigador de la algarada, también consiguió huir a Francia tras pasar una odisea refugiándose en domicilios de sus hermanos masones. Al saber la Reina que Castelar se había refugiado en el domicilio de la poetisa Carolina Coronado, sito en la calle Lagasca, envió a Ramón de Campoamor para que le diese asilo alguna embajada, consiguiendo después escapar a Francia117. La prensa oficial narró la sublevación con evidente parcialidad. El Diario Español, órgano de la Unión Liberal, el partido de O’Donnell, relató así los sucesos revolucionarios del día 22 de junio: Madrid ha presentado ayer un doloroso y sangriento espectáculo. El orden público fue profundamente alterado por una insurrección militar, auxiliada en las calles por multitud de paisanos armados. El grito de los sublevados era el de ¡Viva Prim! Los sublevados sacaron veinticuatro piezas de artillería distribuyéndolas estratégicamente. El diario intenta calmar a la opinión pública y procura exaltar las virtudes de los jefes militares y personalidades del Gobierno que están inmersas en la represión y control de la insurrección. Sin embargo, la pren- 116 117 El arzobispo Claret salió de su residencia hacia la cercana plaza de Antón Martín. Allí socorrió a los heridos de ambos bandos contendientes. O’Donnell, al tomar el poder después de la Noche de San Daniel, había restablecido en su cátedra a Castelar. Por ello, le indignó que le protegiera la Reina, salvándole de un fusilamiento seguro. 164 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL sa de la oposición fue sistemáticamente censurada, muchos de sus periódicos cerraron y bastantes no volverán a aparecer o lo harán de forma muy precaria. El poder era muy consciente del deterioro social, pues a pesar de ser censurada la prensa de oposición, noticias aparecidas en ella demostraban la paralización de la actividad productiva y las veladas amenazas del Gobierno. El Capitán General de Madrid, Isidoro Hoyos, declaró (24-061866): Restablecida la calma material en esta plaza, con la fundada esperanza de que seguirá inmediatamente a ella la de los ánimos, espero que todos los dueños de las obras y los trabajadores que tanto necesitan su jornal diario contribuyan a ello cesando en la interrupción de sus trabajos. La Correspondencia (24-06-1866, 3ª edición) recoge la reunión del Congreso del pasado 22-06-1866 sobre el problema del levantamiento: Pide la palabra el señor Escosura al presidente para interpelar al ministro de Ultramar sobre los acontecimientos producidos en la capital y para que se explicase la situación del momento. El ministro contestó: "En efecto, señores, una grave insurrección militar, secundada por grupos considerables de paisanos, ha estallado hoy en la capital de la Monarquía. A la hora en que tengo la honra de dirigir la palabra al Congreso, todo puede darse por terminado (...)". El señor Escosura, dando el sentir de unas Cortes favorables a la reina y controladas por el grupo en el poder, dirigió un enfervorizado consejo a la Cámara y haciéndose, por falta de pluralismo, portavoz de todos, dijo: "Yo me atreveré, sin embargo, tomando con seguridad la voz de todos los señores diputados, sin distinción ninguna de opiniones, a pedir que atendiendo lo extraordinario del caso y prescindiendo de todo trámite, declare el Congreso que lamenta la sangre derramada, que simpatiza con los leales servidores del orden y de las instituciones y que se duele también de los desdichados que promovieron el conflicto, pues, aunque extraviados, eran hijos, al cabo, de la patria". Se cerró la sesión de las Cortes antes de concluirse, atendiendo a una petición de suspensión temporal dirigida por el Gobierno y firmada por el ministro de la Gobernación, José Posada Herrera, y que precedió a la suspensión de todas las libertades constitucionales en el ámbito nacional, a partir de un proyecto de ley presentado a las Cortes por Leopoldo O’Donnell. El presidente del Congreso, Ríos Rosas, informó a la Cámara (25-06-1866) que el Gobierno estuvo al tanto de las actividades de los revolucionarios y las siguió paso a paso, pero no pudo hacer nada por falta de pruebas; acusó a los partidos progresista y demócrata de haber incitado a la revolución; hizo una loa a la lealtad de generales y oficiales asegurando que habían MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 165 logrado un gran triunfo, ya que los amotinados contaban con tres batallones de las mejores tropas, veintiocho piezas de artillería y ochenta mil fusiles a su disposición para armar a los paisano; puso en duda la representatividad del Gobierno; y declaró la necesidad de cambios políticos en la dirección del país para salvarlo de la situación en que se hallaba. Aquel mismo día, el Senado condenó igualmente a ambos partidos como instigadores de la revolución abortada, y el senador Caralange pidió el apoyo a todas las medidas que adoptara el Gobierno, aunque creyó necesario retirar algunos puntos del anteproyecto referentes a la suspensión de las libertades constitucionales, por entender que alarmaban sin fundamento a la opinión pública. No obstante, O’Donnell se negó en rotundo estimando que la revolución vencida tenía que disculparse118. El relato sobre las primeras víctimas de la insurrección se publicó el mismo día del alzamiento en La Correspondencia (22-06-1866, 2ª edición), haciéndose referencia a los jefes y oficiales que intentaron disuadir a los sargentos amotinados en el cuartel de San Gil y que murieron en el Cuarto de Banderas: Podemos decir que la Guardia Civil ha tenido más de cien muertos y el ejército muchos más. No han sufrido menos los paisanos ante la certera artillería de los leales. Y añadió a continuación: Los militares que han sido heridos hasta hoy a las cuatro de la tarde, ascienden a 285 y los paisanos a 85, todos jornaleros, menos un estudiante. En cuanto a la cifra oficial de los muertos de las tropas gubernamentales, el día 22 se registraron cincuenta y ocho fallecimientos en total, entre los que se encontraba don Ángel Caballero de Rodas, ayudante de la reina Isabel II. El Diario Español, órgano oficial del partido de la Unión Liberal, tergiversa algunos datos sobre los sucesos y señala respecto a los soldados amotinados (22-06-1866): Los heridos y muertos en el cuartel de San Gil ascienden a 200 y los prisioneros a 500. Estos intentos en minimizar los hechos reales, en contraste con otros medios de prensa, así como las alabanzas que prodigada a sus jefes inmediatos, constituían la política de este periódico, que además procura resaltar a los heridos con nombre, destacando las heridas sufridas por Narváez entre el Palacio Real y el Ministerio de Marina, como también los grandes riesgos padecidos por O’Donnell119. 118 119 El Gobierno cerró indefinidamente los principales periódicos progresistas y demócratas: La Nación, La Democracia, La Iberia, Las Novedades, La Discusión, Gil Blas y La Soberanía Nacional. Eco del País (24-06-1866) aventuró la maliciosa sospecha de que Narváez no había caído herido, a lo que respondió el duque de Tetuán: Ha sido herido porque se puso al alcance de las balas, donde de seguro no han estado los que ahora le critican. 166 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL Los diarios La Época y La Esperanza publicaron que, ante el gran número de presos, el Gobierno se vio obligado a encerrar a una buena parte de ellos en los patios del Ministerio de Hacienda. La Gaceta recoge (23-06-1866) el bando publicado en Madrid el día anterior y firmado por el capitán general Isidoro Hoyos, en el que tras dar cuenta de la rebelión impuso el estado de sitio en Castilla la Nueva, decretando además que todos los inculpados acusados de delitos de sedición y rebelión, al igual que sus cómplices, serían sometidos a consejo de guerra. Por otro bando, dictó una serie de medidas coercitivas contra la población civil: entregar todo tipo de armas en el Gobierno Civil de la plaza, mantener iluminadas las casas durante la noche y disponer que serían sometidos a consejo de guerra quienes hicieran fuego contra las fuerzas del orden. Se constituyeron inmediatamente los consejos de guerra para juzgar a los prisioneros durante las tres noches siguientes a la revuelta. Sesenta y seis sargentos fueron sentenciados a muerte por delito de rebelión - casi todos del cuartel de San Gil -, siendo fusilados en los terrenos del Tostadero, junto a las tapias del Retiro, al final de los Campos Elíseos (25-06-1866); esto es, a las afueras de la Puerta de Alcalá. Galdós narra en sus Episodios Nacionales cómo el pueblo de Madrid se agolpaba para presenciar el fusilamiento de los sargentos en las inmediaciones del Retiro, donde habían de morir a tiros, heroica medicina contra las enfermedades del principio de autoridad... Hoy les toca morir a éstos; mañana a los otros. Es la historia de España que va corriendo, corriendo...120 En los días siguientes, continuaron los juicios y fusilamientos, tocando a los civiles. Con todos estos fusilamientos quedó destruida la imagen tolerante de los unionistas y la convivencia en los cuarteles. Los oficiales artilleros se endurecieron y arreció el odio de los sargentos, que en su mayoría se hicieron simpatizantes de la conspiración progresista que inmediatamente se pondría de nuevo en curso. A propuesta de Isabel II, el Gobierno concedió la cruz pensionada a los soldados y cabos leales que cayeron heridos durante la revuelta, oscilando las pensiones de diez a treinta reales según la gravedad de las heridas recibidas; fueron ascendidos todos los jefes y oficiales; y se felicitó a todos los elementos destacados en la batalla. Según el diario La Época, el alzamiento de 1866 provocó en el país un mayor número de víctimas que en los sucesos revolucionarios de 1848, 120 PÉREZ GALDÓS, 1968, p. 121. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 167 1854 y 1856. Por tal motivo y como medida de precaución, el Gobierno publicó en La Gaceta (28-06-1866) un decreto por el que disolvió los efectivos militares que participaron en la rebelión y practicó una reorganización con el fin de controlar lo que ya era incontrolable. Epílogo Si la Noche de San Daniel había hundido al gobierno de Narváez, la sublevación de junio terminó con las posibilidades políticas de O’Donnell, sobre todo después de la represión implacable que ordenó el duque de Tetuán y que se extendió a varias guarniciones de provincias, como las de Valladolid y Gerona, donde la sedición fue dominada con facilidad por los capitanes generales. Narváez, aún no restablecido de sus heridas, visitó a la Reina y al jefe de Gobierno para proponerles un gobierno de concentración liberal y moderado, como un intento de reconciliación nacional tras el pronunciamiento, y dicho gobierno estaría presidido por O’Donnell y contaría con el concurso de algunas personalidades progresistas ajenas al proyecto de Prim121. Aunque la Reina aceptó la idea, O’Donnell la rechazó. A partir de entonces, Narváez se enfrentó abiertamente con él y reclamó el poder. Pasada la primera semana de julio, el duque de Tetuán presentó a la Reina una lista de los nuevos senadores, todos de la Unión Liberal, para decidir a su favor el debate crítico en la Cámara Alta que Narváez estaba preparando con los moderados. O’Donnell, que exigía ser reconocido de forma incondicional como el salvador de la patria, vio contrariado cómo Isabel II le devolvía la lista instándole a que incluyera también a candidatos de otros partidos. Ante esto, presentó airadamente su dimisión creyendo que no sería aceptada. Pero cuando advirtió su error, expresó ante sus colaboradores palabras muy duras contra la soberana: Me he jugado la vida por ella y no me lo reconoce. Es una monstruosa ingratitud. Con esta señora ya no se puede gobernar. Me voy al extranjero. No quiero ser testigo ni actor de lo que pase en mi patria122. 121 122 Salustiano Olózaga vio el proyecto de Narváez con agrado. O’Donnell no amenazó en vano. Preparó de inmediato su salida de España, con el propósito de no regresar mientras Isabel II ocupara el trono. Se estableció en Biarritz, donde muy pronto recibió mensajeros de Prim, que desde París estaba empeñado en crear una alianza política y militar contra Isabel II. 168 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL La Reina encargó al duque de Valencia que formase gobierno (10-071866) y la intención de éste fue formar uno conciliador, pero no le dejaron. O’Donnell prohibió a los miembros de la Unión Liberal la más mínima colaboración; Olózaga se negó para acercarse a Prim, que seguía conspirando desde París; y los neocatólicos civiles y militares le exigieron una política de dureza extrema, convencidos de que la tolerancia de O’Donnell había permitido el reconocimiento del reino de Italia (algo inadmisible para ellos) y provocado además la sublevación del mes anterior. Debido a estas circunstancias, Narváez creyó necesario adoptar una política de firmeza, aunque con ciertos rasgos de tolerancia para distanciarse de la represión de O’Donnell123. Así pues, nombró a Barzanallana ministro de Hacienda para sanear la economía, sacudida por la crisis galopante; se reservó la cartera de Guerra; para contentar a los neocatólicos, designó ministro de Fomento124 al futuro marqués de Orovio, "bestia negra" de los krausistas, pero administrador serio y eficaz; al teniente general Calonge, otro militar autoritario, le dio la cartera de Marina; y a Luis González Bravo le nombró ministro de la Gobernación. Por otra parte, como Prim intentaba la alianza de progresistas y demócratas, como también atraerse a algunos generales unionistas, el duque de Valencia decidió asegurar ante todo el orden en Madrid, nombrando Capitán General de Madrid al conde de Cheste, militar de línea dura, y gobernador civil a Carlos Marfori125, pariente suyo y hombre de su máxima confianza. El Espadón de Loja estaba desgastado política y personalmente. Durante años había sido el instrumento de un poder conservador empecinado en una única persona, para el que no había recambio. Sin la habilidad de su juventud y deterioradas las bases de su poder militar, Narváez se unió a su 123 124 125 El propio ministro de la Gobernación, Luis González Bravo, fue personalmente a sacar a Sagasta de su escondite y le permitió exilarse en Francia, lo cual contentó a la Reina. La cartera de Fomento incluía toda la gestión educativa, incluso la universitaria. LEMA, marqués de: De la revolución a la restauración. Madrid, 1927, vol. I, p. 105. Carlos Marfori, nacido en 1818, era hijo de un humilde cocinero italiano. Se casó con Asunción Fernández de Córdoba y de Campos, sobrina de Narváez, quien le ayudó en la carrera política hasta que encontró el apoyo de la Reina. Había sido gobernador civil de Madrid en 1856. Hombre de la máxima confianza del duque de Valencia, fue a su muerte su testamentario. Por encargo de Narváez, cuidó a la propia Reina en su destierro. Fue intendente de palacio y ministro de Ultramar. El marqués de Lema dice sobre él: Los contemporáneos no saben el gesto de repulsión que asomaba al rostro de los más sinceros monárquicos al oír el nombre de Marfori. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 169 viejo aliado González Bravo y gobernó como un dictador: hasta marzo de 1867 lo hizo sin Cortes y luego con un Parlamento "desmochado". Al morir (23-04-1868), el poder pasó a su socio civil, González Bravo, quien se propuso instaurar una dictadura civil análoga a la de los fracs negros de Bravo Murillo (Yo haré ver -decía- que un paisano puede ejercer en España la dictadura), continuando por tanto el mismo camino inflexible del espadón fallecido y dispuesto a defender, a ultranza, un sistema agotado por el desprestigio de Isabel II y la depresión económica. O’Donnell, desde su exilio en Biarritz, conservó hasta su muerte (0311-1867), recursos suficientes para imponerse a los generales y mantener la fidelidad monárquica de la Unión Liberal, a pesar de detestar a la Reina. A su muerte, la decadencia se acentuó, no habiendo entonces un solo general capaz de contener al Ejército y pasando la jefatura del partido a Serrano, que estaba irritado con el Gobierno porque sus intereses financieros ferroviarios y sus latifundios habían sido lesionados por la crisis económica. Tras disolver el conde de Cheste de malos modos las Cortes, Serrano intervino en favor de los diputados firmantes de un escrito, siendo enviado como castigo a Alicante, a pesar de que la Reina intentó interceder en su favor. En la confusión extrema de las instituciones y con ellas del Ejército, Prim movió todos los hilos militares de la conspiración entendiéndose por una parte con Serrano, y por otra, con el príncipe Carlos y hasta con el general carlista Ramón Cabrera, conde de Morella. Dividida la Casa de Borbón de España en dos grupos adversos desde 1833, se fraccionó en tres cuando el duque de Montpensier (cuñado y enemigo mortal de la Reina e hijo de Luis Felipe de Orleans) ayudó a la conspiración con ciento cincuenta mil duros -los movimientos políticos no resultaban demasiado costosos en aquellos tiempos, dice Fernández Almagro-126 y los duques fueron desterrados, instalándose en Lisboa, desde donde se dirigió buena parte de la conspiración. Dentro de España se contaba con otras complicidades importantes, como la del general Carlos de la Torre, que con el duque de Ahumada fue uno de los fundadores de la Guardia Civil. Tal como señala Romanones, en 126 FERNÁNDEZ ALMAGRO, Melchor: Historia política de la España contemporánea. Madrid, 1968, vol. I, p. 13. Existe la versión de que el duque de Montpensier empleó dieciséis millones de francos en luchar contra Isabel II, aunque la cifra parece un tanto exagerada; EULALIA, Infanta: Memorias. Madrid, s/f., p. 139; LEIVA, Francisco de: La batalla de Alcolea. Memorias políticas y militares (Córdoba, 1879). Según Leiva el duque puso veinte mil libras esterlinas a disposición de Prim. 170 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL la preparación de la crisis revolucionaria resultó decisivo el encono de Olózaga contra la Reina, a quien jamás perdonó el decreto de exoneración de 1843127. El poco tacto de González Bravo y sus caídas del error al disparate, fueron sepultando la monarquía. Fernández Almagro afirma: El ambiente era de protesta, de expectación, de inquietud, y sólo por el increíble alcance de la desmoralización monárquica se explica que el ascenso al grado de capitán general de los marqueses de Novaliches y de La Habana fuese suficiente para que el general Zabala se adhiriera a la conspiración revolucionaria, secundado por quince o veinte generales más128. La última intentona revolucionaria en tiempos de Narváez se produjo en agosto de 1867, en la que murió el general Manso de Zúñiga, vencido en Marcuello por Moriones, y al no comparecer Prim en España, algunos le acusaron de cobarde, quizás influidos por Olózaga129. Por instigaciones hacia la dureza de los generales Cheste y Calonge, y aunque sólo fuera a efectos de proceso, el Gobierno condenó a muerte en garrote vil a Sagasta, Martos, Castelar y Becerra, todos ellos exiliados en Francia. El profundo descontento militar llegó también al pueblo, que atravesaba (1866-67) otra de las grandes crisis de miseria, iniciándose la acción de las Internacionales130. La gran crisis por la que pasaba el pueblo español fue reflejada por los poetas, como lo hizo Núñez de Arce (1866) en Oda a España, tan cargada de tristeza: Roto el respeto, la obediencia rota, de Dios y de la ley perdido el freno, vas marchando entre lágrimas y cieno y aire de tempestad tu rostro azota. 127 128 129 130 ROMANONES, conde de: Un drama político, Isabel II y Olózaga. Madrid, 1941, p. 144. Desde su caída del poder, y durante veinticinco años, Salustiano Olózaga fue constante ariete del progresismo contra la monarquía. Fue él quien decidió que Prim fuera la espada del progresismo. ALMAGRO, 1968, I, p.14. Al ser nombrado capitán general el conde de Cheste en 1867, volvieron a ser ocho los de tal graduación, contando al rey consorte, al duque de Montpensier y al infante don Sebastián. Salustiano Olózaga, tras servirse de Prim para deshacerse de Espartero, trataba de emplear al general Carlos de la Torre para eliminarle políticamente. Paul Lafargue. Socialista francés, aunque nacido en Cuba (1842-1911), era yerno de Karl Marx. Fue promotor, con J. Guesde, del Partido Obrero francés (1880). Preparó y dirigió el Congreso Internacional Socialista de París (1889). Fue secretario de la Internacional Socialista para España. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 171 Serrano era el jefe de los unionistas, pero el verdadero "alma de la revolución" en el Ejército era Dulce131, que ofreció su apoyo a Prim (21-091867); por otra parte, los dos generales moderados de mayor renombre, Cheste y Novaliches, estaban enfrentados entre sí, y cuando el general Zabala se vio postergado, se pasó con docena y media de generales al servicio de la revolución (entre ellos, Izquierdo y el propio Cheste). Por otra parte, Serrano, amigo de Montpensier, se unió a Dulce (julio de 1868) para denunciar la actitud reaccionaria del Gobierno, por lo que González Bravo los mandó detener y desterrar, como también a Fernández de Córdoba, Ros de Olano, López de Letona, Serrano Bedoya, Echagüe, Zabala y Caballero de Rodas; mientras, el general Jovellar entraba también en la conspiración. En su mayoría fueron desterrados a Canarias y el resto a Baleares, Burgos y Soria, excepto Montpensier que fue expulsado de España132. Era precisamente lo que necesitaba el pacto antidinástico para consolidarse, uniéndose asimismo los almirantes a la conspiración al estar muy indignados por la drástica reducción del presupuesto para la construcción naval. La Armada detestaba a González Rubalcaba (ministro de Marina hasta julio de 1868) por no lograr de Hacienda los créditos necesarios y el descontento aumentó con los dos siguientes ministros: Belda, que ocupó interinamente la cartera de Marina hasta ser nombrado Severo Catalina, un civil que jamás pudo ver un barco en su Cuenca natal y que sabía de temas marinos cuanto podía proporcionarle su cátedra de hebreo en la Unidad Central de Madrid. El retorno de Belda al poder -en sólo 1868 hubo siete ministros de Marinaacabó por poner a la escuadra al servicio de la revolución133. Prim, que contaba con muchos oficiales y sargentos, se vio reforzado con la adhesión de los generales unionistas, prefiriendo un movimiento exclusivamente militar a una revolución en manos de los republicanos. Con el acuerdo entre los restos de la Unión Liberal y los progresistas el movimiento se hizo irresistible. Prim en Londres, los progresistas en Madrid y los generales unionistas en Canarias, acordaron marginar a los 131 132 133 LEMA, 1927, I, p. 28. FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, 1966, II, p. 349; LEMA, 1927, p. 97. En aquel año, el general Fernández de Córdoba dijo al duque de Montpensier que si la Reina llegaba a ser destronada, la corona podía recaer en la infanta Luisa Fernanda, hermana de Isabel, ofreciendo para ello cincuenta generales. BERMEJO, 1873, III, p. 864; LEIVA, 1879, II, p. 123 y ss. Belda era coronel de Marina. El Gobierno cometió además el error de reducir las pagas de los marinos, que ya estaban descontentos con el resultado de la campaña del Pacífico, en la que combatieron sin resultado alguno. 172 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL demócratas, aliados civiles con los que Prim había antes pactado el derrocamiento de Isabel II, dejando la definición del futuro régimen a unas Cortes Constituyentes134. En la reunión celebrada por los progresistas en Ostende (agosto 1868), el marqués de los Castillejos fue nombrado presidente del Comité Revolucionario y se decidió destruir todo lo existente. El manifiesto fue firmado por cuatro generales: Prim, Contreras, Milans del Bosch y Pierrard; y también por tres civiles: Sagasta, Becerra y Carlos Rubio. Convertido en espadón, Prim marginó a la coalición antidinástica, confiado en destronar a la Reina con un golpe militar no subordinado a los acuerdos con los demócratas y progresistas civiles. El almirante unionista Topete sublevó en Cádiz a la Marina y el teniente general Rafael Primo de Rivera a las fuerzas de San Fernando (18-091868). Los marinos enviaron un buque en busca de Serrano y los generales desterrados en Canarias; y Prim anticipándose, llegó de Londres vía Gibraltar, recorrió la costa sublevando los puertos y liberó en Ceuta a los sargentos encarcelados del cuartel de San Gil135. Serrano y sus compañeros se unieron a las tropas sublevadas (20-09-1868) con toda la liturgia de los pronunciamientos y el manifiesto España con Honra. Cuando el ejército de Andalucía al mando de Serrano avanzaba hacia Madrid, tuvo lugar la batalla de Alcolea (28-09-1868), en la que el ejército gubernamental a las órdenes de Novaliches fue derrotado tras doce horas de combate136. Serrano se encontró en Pinto con el general vencido, que como no podía hablar al tener la mandíbula destrozada por un casco de metralla, le abrazó y escribió: Admiro a mis vencedores137. Mientras Prim se encargaba de levantar Cataluña y el litoral mediterráneo, Serrano incorporó los soldados derrotados a sus tropas y prosiguió su 134 135 136 137 Los unionistas también preferían aliarse con Prim que con los demócratas republicanos, enemigos de su candidato Montpensier. En cambio, Olózaga temía el militarismo y prefería la alianza con los demócratas que podrían crear un movimiento civil fuerte capaz de contener el poder militar. Los sargentos liberados fueron ascendidos por Prim a alféreces, confiándoles su guardia personal. Historia de las Fuerzas Armadas, 1983, vol. II, p. 119. En Alcolea, Novaliches disponía de cañones Krupp de retrocarga, modernos y de reciente adquisición, mientras que la artillería de Serrano era de bronce rayada. El mal empleo de los Krupp, que eran de mayor alcance, pero colocados a la distancia que podía hacer efecto sobre ella el fuego enemigo, fue una de las causas de la victoria de Serrano. ALONSO, 1974, p. 348. MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 173 avance. Los generales de la Reina no ofrecieron resistencia al no estar dispuestos a dividir el Ejército (la monarquía podía perecer, pero no el Ejército), y el marqués del Duero entregó el mando de la capital sin complicaciones. De forma espontánea, se organizaron juntas y los revolucionarios se apoderaron de los parques de armamento para crear los llamados Voluntarios de la Libertad, herencia de la antigua Milicia Nacional. José Ramón Alonso apunta que la entrega de armas al pueblo fue prometida por el general Milans del Bosch, aunque Fernández Almagro culpa al teniente coronel Escalante138. Cuenta Ildefonso Pirala que al abrirse el parque de Artillería se repartieron armas a todos cuantos quisieron: Se extrajeron 40.000 fusiles y carabinas, cerca de mil tercerolas y millares de armas blancas, habiendo fusil que se vendió a cuatro reales. Fue un verdadero robo a la nación139. Sin embargo, Carlos Cambronero contradice a Pirala, afirmando que dicho material sólo consistía en una colección de fusiles ingleses, de pistón, desechados hacía mucho tiempo140. El duque de la Torre entró victorioso en Madrid (03-10-1868) y fue nombrado "ministro universal" con facultades casi absolutas (como en 1843)141; mientras que Prim, cuando lo hizo, fue promovido a Capitán General de Castilla la Nueva (como Narváez también en 1843). En las calles madrileñas se cantaba la famosa copla: En el puente de Alcolea la batalla ganó Prim. Por supuesto, Prim ni había estado en Alcolea, ni tampoco había ganado ninguna batalla. Pero el pueblo estaba con él y desconfiaba de Serrano, demasiado voluble y con la habilidad de caer siempre en el bando ganador. Si el Ejército había dado el trono a Isabel II, se lo arrebató cuando colectivamente creyó que no sabía ocuparlo con dignidad. En cuanto a la Reina, que se hallaba veraneando en San Sebastián durante estos sucesos, no tuvo más remedio que tomar el tren hacia París. Le esperaba el exilio. Había triunfado La Revolución Gloriosa de 1868. 138 139 140 141 Ibidem; FERNÁNDEZ ALMAGRO,1968, I, p. 31. PIRALA, 1871, III, p. 244. CAMBRONERO, Carlos: Isabel II (citado por José Ramón Alonso, 1974, p. 355). Después de Alcolea se ascendió a todos un grado, desde sargentos a coroneles. Sólo se logró así extremar una congestión en los cuadros de mando, que desde entonces gravitaría en el problema militar español hasta el paroxismo, y que al relajarse la disciplina determinaría, poco después, hechos muy graves. BIBLIOGRAFÍA ALONSO, José Ramón: Historia Política del Ejército Español. Madrid, 1974. ANÓNIMO: El general don Pedro Santana y la anexión de Santo Domingo a España. Madrid, 1862. Anales desde 1843 hasta la conclusión de la actual guerra civil. Madrid, 1876. ARTOLA, Miguel: La burguesía revolucionaria. Madrid, 1973. AZAN, Paul: La Légion Etrangère en Espagne, 1835-39. París, 1909. BALLESTEROS BERETTA, Antonio: Historia de España y su influencia en la historia universal. Barcelona, 1927. BERMEJO, Ildefonso Antonio: La Estafeta de Palacio. Historia del reinado de Isabel II. 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CALLEJA LEAL Sitio del Cuartel de San Gil 184 MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL Leopoldo O´Donnell 185 186 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES EN EL MUSEO DEL EJÉRCITO DE MADRID Enrique PÉREZ PÉREZ Introducción NTRE los ricos y numerosos fondos que posee el Museo del Ejército de Madrid, existe en la planta dedicada a Ingenieros, en la Sala de Carlos I, vitrina 15, una extraordinaria colección de franquicias postales militares, ordenadas y catalogadas en dos tomos que, sin duda alguna, forma una colección de excepcional calidad, no sólo por el número de piezas -más de dos mil- sino porque su meticulosa clasificación, variación, buena conservación y rareza de sus series, permite el estudio de la producción filatélica española casi al comienzo de sus emisiones en la segunda mitad del siglo XIX. Estas franquicias se crearon para el disfrute de los miembros del ejército expedicionario enviado por España a la ciudad de Melilla, a finales de 1893 y comienzos de 1894, por el ataque de guerrilleros marroquíes al ejército español, que construía unos fortines en una franja de tierra fronteriza no ocupada de la ciudad melillense. La emisión en sellos de estas franquicias postales militares es el único ejemplo realizado en España con estas características, ya que con anterioridad se habían concedido diversas franquicias a Cuerpos del ejército, siempre en sellos marcados con un tampón de tinta, pero nunca se había realizado, tampoco con posterioridad, una producción filatélica de franquicia militar en sellos de papel. E 188 ENRIQUE PÉREZ PÉREZ Ahora bien, nada mejor para aclarar la excepcionalidad de esta emisión en sellos de franquicia y ver la diferencia existente entre ambos términos, que acudir a definiciones doctas o curiosas de algunos diccionarios, donde quedan claras las diferentes acepciones etimológicas, como por ejemplo: SELLO: Proveniente del latín sigillum; propiamente, "signo", "estatuita", "impronta", "marca". El cultismo sigilo, antiguamente "sello", principios del siglo XVII, se tomó en el sentido figurado de "secreto en que se guarda un asunto", como si fuese bajo sello. Joan Corominas, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, ed. Gredos. SELLO: Trozo de plomo o de cera que se prensaba aprisionando los hilos que ataban un documento para garantizar que no era abierto más que por la persona a quien iba destinado. Trozo pequeño de papel de forma cuadrada o rectangular, de los que se adhieren a documentos que tienen destino oficial y son un medio de satisfacer al Estado la cantidad que figura en ellos. Al igual que con esa misma finalidad, se adhiere a las cosas que circulan por el correo. María Moliner, Diccionario de uso del español, ed. Gredos. SELLO: Los antiguos trayan en un anillo esculpida alguna figura, como la esfinge, el minotauro o otras figuras de aves y animales o de dioses, y con ellas sellavan sus cartas, como aora lo hazen los hombres de cuenta con el sello de sus propias armas. El rey don Fernando de León dizen aver sido el primero que empeçó a usar sello en sus provisiones y previlegios. Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la Lengua Castellana o Español, ed. Turner. Guardar, proteger o representación de un impuesto por un servicio es como se podría resumir, mientras que una franquicia es un privilegio que se concede a alguien o a algo para no pagar cierto impuesto, lo que en cierto sentido se contradice, ya que en la actualidad un sello de correos es un impuesto, mientras que nuestras franquicias fueron realizadas como sellos de correos y exención del impuesto que gravaba las cartas, de aquí también parte de su originalidad y excepcionalidad. EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES 189 Algunas franquicias en la filatelia española La exención de impuestos que supone la concesión de una franquicia a las autoridades, corporaciones, personas privadas o Cuerpos del ejército en momentos determinados, son extraños y casi nunca esta franquicia ha supuesto la realización de una emisión en sellos de papel, ya que lo más habitual era la elaboración de un sello de tinta con el cual se marcaba el documento, generalmente a mano. Uno de los primeros sellos de tinta que aparecen documentados, es el sello creado por Real Decreto de 7 de diciembre de 1716, por medio del cual: las cartas de los Ministros y Tribunales que se dirigiesen desde esta Corte a las Autoridades a quienes se concedia franquicia oficial se entregasen francas de porte; y para que éstas pudieran distinguirse entre las demás, se estampase en su cubierta el sello creado con este objeto. A partir del siglo XIX la concesión de franquicias a estamentos oficiales es algo muy común, pero siempre utilizando sellos de tinta donde el único signo de franqueo es el nombre de la autoridad o dependencia a quien corresponde en los sobrescritos de los pliegos. En este artículo, su enumeración, aparte de larga, carecería de sentido al exceder con creces el tema que se pretende abarcar. Sólo hay un breve periodo en que la mayoría de las franquicias desaparecen. Se encuentra en relación directa con la entrada en vigor en España de un impuesto generalizado para el correo, de forma obligatoria, el 1 de enero de 1850, y que es el famoso primer sello español, el de seis cuartos negro, que representa el busto de Isabel II. Este periodo comienza en 1854 en que, por Real Decreto de 16 de marzo, se establece el franqueo obligatorio por medio de sellos de correos adheridos para la correspondencia oficial, empezando a regir esta medida el 1 de julio de dicho año hasta el 1 de agosto de 1866. Se suprime por Real Decreto de 4 de julio, a partir del cual se restablecen numerosas franquicias. Con respecto a las franquicias militares sucede lo mismo que con las de carácter oficial, muy numerosas, destacando alguna cuyo diseño es más original o que son concedidas en tiempos de campaña y poseen una mayor significación histórica. Para destacar algunos ejemplos entre las más significativas, podríamos citar las concedidas al Ejército expedicionario de África en 1859, al de Méjico en 1862, al de operaciones de Santo Domingo de 1864, Ejército expedicionario de Cuba de 1869 o, por citar alguna de otra característica, la concedida a los somatenes de Cataluña por Real Decreto de 6 de mayo de 1890. Pero ninguna, ni anterior ni posterior, tendrá la 190 ENRIQUE PÉREZ PÉREZ importancia filatélica que tiene la emisión en sellos de papel del Ejército Expedicionario de Melilla de 1893-1894, ya que es la única emitida en papel y, de todas las franquicias, la de mayor calidad y riqueza estética. Otro aspecto son las franquicias concedidas a particulares, mucho más escasas y de gran valor filatélico y económico, ya que éstas sí se realizaron en sello de papel. En España sólo se han dado dos casos durante el siglo XIX. El primero fue la franquicia otorgada a don Diego Castell, en virtud de orden de la Dirección General de Correos, con fecha 22 de diciembre de 1869, que realizó un sello en el que aparece una cinta en óvalo con la leyenda: Cartilla Postal de España. Dentro, un sobre de carta visto por el reverso. Está realizado en color azul sobre papel blanco. La concesión de esta franquicia se otorga porque don Diego Castell escribe un "Cuaderno para la correcta escritura de los sobres de las cartas" que tiene la denominación de Cartilla Postal de España, ya que la defectuosa e ininteligible redacción de los sobres de correo hacía que surgieran grandes problemas en el reparto de la correspondencia. Esta franquicia estuvo en vigor sólo seis meses, y hay una variedad mucho más rara que representa, como error de emisión, el dibujo central al revés. La segunda franquicia particular concedida en España es de 1881 y fue a don Antonio Fernández-Duro por la difusión de su libro: Reseña histórica de Correos. En la elaboración del sello aparece un óvalo en cuyo interior se representa un libro sobre hojas de laurel y, rodeándolo, un marco cuadrado con la inscripción: FRANQUICIA (arriba) y POSTAL (abajo). Es de color negro. En otros países de nuestro entorno geográfico, los sellos emitidos en papel para franquicias tampoco han sido más abundantes que en España pero, por ejemplo, Francia ha utilizado en la mayoría de sus emisiones de franquicia otra modalidad, no utilizada en España, consistente en sobresellar sellos de correo ordinario con las letras F y M (franquicia militar) o simplemente F (franquicia), sobresellado en un único caso. El sello representaba a la paz, de color azul, de noventa céntimos, que se autorizó exclusivamente para la correspondencia de los refugiados españoles y que estuvo en vigor entre 1937 y 1939. EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES 191 Origen y donación de la colección al Museo del Ejército de Madrid La selecta colección de franquicias militares, clasificadas en dos tomos, fue donada al Museo en 1972 por el Juez Comarcal de Barcelona y ex alférez provisional de la Guerra Civil, don Manuel Martínez Álvarez, filatélico y gran especialista en esta emisión de franquicias. Don Manuel Martínez pudo organizar la colección, que más tarde donaría al Museo, debido a la compra del fondo original sobrante de las franquicias militares. Para esclarecer cómo pudo formar la colección, hemos de remontarnos a la creación de tan significativa emisión para, poco a poco, seguir su rastro hasta la actualidad. En 1893 los señores don Miguel Rodríguez Sánchez y don Plácido R. de Torres hicieron un donativo de quinientos mil pliegos y sobres para el ejército español de la ciudad de Melilla. Poco después de concluida la campaña y, por lo tanto, la validez de uso de esta franquicia militar, el señor Plácido R. de Torres se marchó a residir a Barcelona llevando consigo el lote de sellos sobrantes. Años más tarde los vendió a la Filatelia J. Lladó. Esta filatelia fue comprada con posterioridad por el Sr. Morache que murió en 1965. Sus herederos liquidaron las colecciones, siendo este momento cuando el Sr. Martínez Álvarez, a través de otra firma filatélica, la de J. Marín, adquirió los restos de las hojas de sellos de franquicia. Es a partir de estos momentos cuando su propietario hace un estudio detallado de la forma de emisión de todas las series por medio de las hojas que posee y decide, a partir de ese estudio, formar una colección selecta que con posterioridad donaría al Museo. En este estudio explica cómo se realizaron los diferentes bloques de emisión, incluyendo todas las posibles varia-ciones y combinaciones que existen con una muestra en bloque de cuatro, además de piezas raras, muy curiosas por su escasez, o pruebas de emisión, que sólo podían provenir de la tirada original ya que las piedras litográficas fueron anuladas ante notario por el Sr. Martínez Álvarez. El Cuerpo Expedicionario de África El motivo histórico que dio lugar a la emisión de esta serie de franquicias fue un incidente típico producido en otoño de 1893 -bajo la regencia de María Cristina y el gobierno de Sagasta- en la franja de terreno que separaba Melilla, plaza de soberanía española, del resto del territorio marroquí. 192 ENRIQUE PÉREZ PÉREZ Los sucesos comenzaron al construir los españoles en dicha franja, no ocupada hasta entonces, una serie de fortines, uno de ellos en el cerro SidiAguariach muy próximo a un cementerio y una mezquita de gran veneración para los musulmanes. A pesar de la protesta de los marroquíes, el general Margallo hizo caso omiso y el 2 de octubre los musulmanes destruyeron el fortín y los trabajadores españoles abandonaron Sidi-Aguariach. El 27 de octubre se intentaron reanudar los trabajos bajo protección del ejército pero siguieron las hostilidades por parte de los marroquíes. El general Margallo se enfrentó a ellos sacando piezas de artillería del fuerte Camellos y el cañonero Conde de Venadito, pero las fuerzas españolas se fueron retirando hasta el fuerte de Cabrerizas Altas, quedando sitiados y produciéndose numerosas bajas, una de ellas la del propio general Margallo. La noticia impresionó en España, y López Domínguez, ministro de la Guerra, llamó reservistas a filas, formándose un Ejército Expedicionario de África. Poco después el general Macías, con cuatro batallones, consiguió despejar el campo de rifeños y avituallar los fuertes de Cabrerizas y Rostrogordo. Las fuerzas siguieron llegando y el Gobierno nombró general en jefe de las operaciones a Martínez Campos, que desembarcó el 1 de diciembre en Melilla, contando ya con un ejército de veinticinco mil hombres. Éste logró imponerse a los marroquíes, que dejaron de ofrecer resistencia y pidieron tregua, prometiendo el Sultán una indemnización que se estableció con posterioridad en veinte millones de pesetas. Para llegar a este acuerdo, el Sultán comisionó a su hermano Muley Araaj para ajustar con Martínez Campos un convenio provisional, en el que además de la indemnización se estipulaba el castigo de los agresores más significativos y el establecimiento de una zona neutral entre el campo de Melilla y el marroquí. A este acuerdo se llegó el 5 de marzo de 1894. A partir de esta fecha se retiró el grueso del ejército expedicionario y dejó de ser útil la franquicia postal emitida para los miembros que componían dicho ejército. Aspectos técnicos de la impresión litográfica El sistema de producción litográfica permite entender con mayor facilidad las curiosidades o piezas raras existentes en la colección de franquicias donadas en conjunto. Para ello vamos a hacer una breve síntesis de la técnica de producción y las razones que conducen al resultado de dichas piezas. EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES 193 El sistema de grabar sobre piedra fue inventado entre 1796 y 1798 por el checo Aloysius Senefelder, músico y libretista que quería imprimir sus propias obras. Su descubrimiento, a grandes rasgos, consistió en desbastar una piedra muy rica en ácido carbónico y tierra calcárea, dibujar con tinta grasa y atacar la piedra con ácido nítrico, que combate el ácido carbónico haciendo soluble la tierra calcárea de la piedra, razón por la que los cuerpos grasos quedan como únicos opuestos. Esta técnica ha sido muy utilizada en la filatelia, sobre todo en el sello "clásico", como el primer sello español, "el seis cuartos" de Isabel II emitido en 1850, o nuestra colección de franquicias. No hay más que recordar que la primera litografía se había inaugurado en España en 1826 y se puede decir que el sistema estaba en pleno auge. La colección del Museo está formada mayoritariamente por bloques de cuatro, por lo que las emisiones se produjeron, como es habitual en filatelia, en pliegos. Esta producción en pliegos es imposible de realizar con un único sello grabado, ya que sería casi imposible colocar con precisión todos los ejemplares juntos, así como tampoco es posible hacer grabado por grabado y que salgan todos igual. Por ejemplo, si un pliego tuviera treinta ejemplares, a ningún grabador le sería posible realizar treinta grabados exactamente iguales ni tampoco que le cuadrasen. Para poder realizar la emisión en pliegos se utiliza una técnica planográfica, cuya principal característica es su transporte mediante un papel especial, conocido como papel reporte, que es un papel no poroso que tiene la propiedad de recoger, por simple presión, la tinta grasa de una superficie y trasladarla a otra dispuesta para recibirla. De esta manera se formará lo que se conoce como bloque reporte, que contendrá tantos sellos como se haya previsto de antemano (treinta, cincuenta,…). Por medio del papel se traslada el dibujo a la plancha tantas veces como sea necesario hasta componer la hoja. Una vez logrado es entintado y se produce la emisión. Ahora bien, este proceso es el que puede provocar, por distracción del operario que lo ejecuta, el transporte de un sello boca abajo o invertido. Son los ejemplares que se denominan en filatelia como "tete beche" (cabeza abajo), siendo ejemplares extraordinariamente raros y muy buscados por los filatélicos. Otros ejemplos notables en la colección son los denominados "bloques puente", que unen, por medio de papel blanco, dos o más franquicias que pueden ser distintas o iguales. Los ejemplos contenidos en la colección demuestran que se utilizó una piedra para imprimir varias franquicias dis- 194 ENRIQUE PÉREZ PÉREZ tintas, por grupos, separadas únicamente por un espacio sin imprimir, que en el papel dé la impresión que queda en blanco. Gracias a la existencia de estos ejemplos hoy podemos reconstruir los diferentes grupos de emisión. Estos ejemplares en "puente" cobran importancia únicamente al estar unidos en bloque, ya que la franquicia suelta, unida a un papel blanco sin impresión, carecería de importancia, puesto que podría ser el borde sobrante del papel que siempre se deja en la impresión de los sellos y por ello no significaría nada. En el caso de la colección, todos los ejemplares existentes, tanto dentados como en su variedad sin dentar, se han mantenido en bloque, y las franquicias rodean el papel blanco no emitido tanto en sentido vertical como horizontal o en ambos sentidos, por lo que se puede reconstruir la forma de emisión y los distintos grupos en que se realizaron. Aspectos generales de la emisión El objetivo principal de esta emisión de franquicias era controlar la correspondencia por unidades de los componentes del Ejército Expedicionario de África, limitando un determinado número de ellas a cada miembro. De esta forma, si se excedían en las cartas enviadas tenían que poner sellos ordinarios de correos y pagar su valor normal de impuesto, cosa que con la franquicia no. Así el gasto para el Ejército era más limitado y se tenía mayor control sobre la correspondencia enviada. Estas franquicias tuvieron un gran éxito entre los miembros del Ejército Expedicionario de Melilla, ya que se pensaba que una carta franqueada con estos sellos tenía más posibilidades de llegar a su destino que las que se cursaban solamente con la marca de la unidad estampada en el sobre, como hasta ese momento ocurría. Este éxito se tradujo en falsifi-caciones de época de la primera emisión de estas franquicias, de la que existe un ejemplar en la colección. En 1893 era gobernador de la ciudad de Melilla y jefe del Ejército de Operaciones el teniente general don Manuel Macías y Casado, quien puso en circulación como franquicia postal la primera emisión de sellos especiales, de tipo único, para su distribución gratuita y uso en la correspondencia de todo el personal del ejército a sus órdenes. El motivo de este sello era el Escudo de España en campo central, circundado por banderas de España en sus partes laterales; sobre él, la corona real, y todo ello reposado sobre dos leones, entre los cuales aparece la palabra "Melilla", todo ello enmarcado por una banda cuadrada con inscripciones, y en sus cuatro ángulos la fecha de emisión (1-8-9-3). Está realizado en azul, rojo y amarillo. EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES 195 Con motivo de ascenso y nombrado Capitán General de Canarias, el 26 de noviembre de 1893, le sucede en el mando don Arsenio Martínez de Campos, quien refrendó esta disposición en Orden General de fecha 5 de diciembre de 1893, incluyendo en la misma el sello anterior pero cambiando la fecha de sus ángulos (1-8-9-4) y el color. Éste se realizó en negro, rojo y amarillo. Se dispone el uso de sellos de franquicia especiales emitidos para cada unidad a partir del 1 de enero de 1894, apareciendo diversos motivos, y en la parte inferior de la franquicia el nombre de cada unidad destacada en Melilla. Todos ellos constituyeron la segunda y última emisión. Las unidades y regimientos que aparecen en las franquicias de esta segunda emisión, aparte de la franquicia con el Escudo de España, son: FRANQUICIAS QUE FORMAN LA ESCUADRA DE MARINA -Alfonso XII -Reina Mercedes -Gerona -Temerario -Isla de Cuba -Venadito -Isla de Luzón El motivo elegido para la emisión de las diferentes unidades de marina es un barco navegando en alta mar, dentro de una forma oval,a cuyo pie está inscrito el nombre de la unidad a la que se dedica, todo ello rodeado por una inscripción formando marco, en la que aparece inscrito en líneas horizontales: FRANQUICIA POSTAL / DE OPERACIONES, y en líneas verticales: ESPAÑA CORREOS / ESCUADRA. En los extremos las cifras 1-8-9-4, correspondientes al año de emisión. El color de emisión fue azul celeste. FRANQUICIAS DEDICADAS A LOS REGIMIENTOS, BATALLONES Y SECCIONES DEL EJÉRCITO Cazadores de Infantería -Barcelona -Segorbe -Cataluña -Tarifa -Cuba -Figueras -Puerto Rico ENRIQUE PÉREZ PÉREZ 196 Cazadores de Caballería -Santiago Regimientos de Infantería -Granada -Toledo -Infantes -Albuera -Pavía -Wad-Ras -Luchana -Borbón -Saboya -África -Mallorca -Canarias -San Fernando -San Quintín -Extremadura -Guipúzcoa -Soria -Álava -Constitución Batallones -Batallón Disciplinario Secciones -Sección Maüser El motivo elegido para estas franquicias es el Escudo de España sobre dos leones con guarnición de banderas, igual que la primera emisión de esta franquicia pero a un tamaño más reducido, ya que en la parte inferior lleva el nombre de la unidad militar a la que se dedica, todo ello rodeado con marco de inscripción en donde aparece en líneas horizontales: FRANQUICIA POSTAL / EXPEDICIONARIO, y en líneas verticales: ESPAÑA CORREOS / EJÉRCITO, y en las esquinas 1-8-9-4. Estas inscripciones serán comunes para todo el resto de la segunda emisión. Todos estos motivos se realizaron en tonos monocromos y, dependiendo de los casos, los colores utilizados fueron: azul celeste, rosa-carmín y rojo-naranja, aunque en la emisión se produjeron variaciones tonales significativas. FRANQUICIAS DEDICADAS A FORTINES Y FORTIFICACIONES -Cabrerizas Altas -Camellos -Rostrogordo -San Lorenzo -Cabrerizas Bajas Para la emisión de este grupo se han elegido dos motivos nuevos. El primero de ellos representa a un fortín o fuerte pequeño que aparece en campo EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES 197 central, visto desde una perspectiva lejana, con un cielo de nubes. La construcción es de planta circular con diversas puertas de acceso y personas paradas delante del fortín. Este motivo aparece en las franquicias dedicadas a las unidades de Camellos, Cabrerizas Bajas y San Lorenzo. Para la representación de fortificaciones se elige un motivo en que aparece, en campo central, un camino que conduce a una puerta de acceso de un recinto amurallado en el que se distinguen varias dependencias. Delante de la fortificación aparecen varias figuras y es utilizado por las unidades de Rostrogordo y Cabrerizas Altas. Estos motivos aparecen rodeados por marco de inscripción con la fecha de emisión en los ángulos, igual que en los casos anteriores. Todos fueron realizados en color castaño-sepia. TROPAS ESPECIALIZADAS DE CARÁCTER GENERAL -Artillería -Guardia Civil -Ingenieros -Sanidad Militar -Estado Mayor -Administación Militar Para la realización de este grupo se utilizó una gama de colores mucho más variada y rica que en los casos anteriores y un motivo específico para cada Cuerpo. Artillería El diseño que se utiliza para este Cuerpo consiste en dos cañones en aspa, en cuyo centro aparece el Escudo de España coronado; en la parte inferior, munición de artillería, y todo ello en oro sobre fondo negro. En la zona inferior inscrito ARTILLERÍA. Todo rodeado por un marco con inscripciones en negro y en las esquinas la fecha de emisión. Ingenieros Esta emisión muestra el motivo central en plata sobre fondo verde, con un pico, una pala y un hacha cruzados sobre pareja de leones. Debajo la inscripción INGENIEROS. Todo ello encuadrado en marco con inscripciones en color verde. Estado Mayor Esta franquicia contiene en campo central una estrella de seis puntas, detrás de la cual surgen rayos, rodeada de dos ramas de olivo unidas por su base formando corona y debajo dos leones. Todo ello en oro sobre impresión azul 198 ENRIQUE PÉREZ PÉREZ y fondo blanco. Debajo de los leones, la inscripción ESTADO MAYOR y, como en los casos anteriores, rodeado por marco con inscripción en color azul celeste. Guardia Civil El motivo elegido es un Escudo de España coronado, al que le acompañan a ambos lados las letras G y C sobre dos leones. Todo ello en color plata sobre amarillo. Debajo la inscripción GUARDIA CIVIL. Le rodea marco con inscripciones en amarillo. Sanidad Militar En su campo central aparece el Escudo de España coronado, dividido en cuatro cuarteles con dos torres y dos leones, mas un quinto con una granada, rodeado por dos ramas unidas entre sí por cinta formando corona sobre dos leones. El color es en oro sobre impresión violeta y fondo blanco. Debajo de lo cual está inscrito SANIDAD MILITAR. Marco en color violeta sobre fondo blanco. Administración Militar El motivo elegido es un sol que constituye una cara emitiendo rayos y, al igual que la anterior, rodeado por dos ramas unidas entre sí formando corona sobre dos leones. El color elegido es plata, superpuesto sobre impresión azul, y aparece enmarcado por las mismas inscripciones que las demás, en color azul sobre fondo blanco. Todas estas emisiones fueron distribuidas a partir del 1 de enero de 1894 a todas las unidades militares y servicios de correos de Melilla y Málaga (en 1894 la ciudad de Melilla pertenecía administrativamente a la provincia de Málaga). Estas franquicias se realizaron dentadas, como es habitual en todos los sellos actuales, para cortarlas con mayor facilidad, con perforaciones que miden once y un cuarto; pero también existen todas las modalidades sin dentar, careciendo de las perforaciones, forma en que se realizaron los primeros sellos, siendo esta variedad más rara y escasa. En los casos dentados se ha podido comprobar que casi todos los grupos emitidos están impregnados de goma por detrás, no siendo éste el caso de las franquicias sin dentar, que en todos los casos carecen de engomado. EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES 199 CARACTERÍSTICAS DE LA COLECCIÓN Y ALGUNAS DE LAS PIEZAS MÁS SIGNIFICATIVAS La colección está ordenada en dos álbumes con hojas impresas por la marca Edifil, realizadas ex-profeso para esta colección. Todos sus ejemplares se encuentran protegidos con filoestuches de fondo blanco. En primer lugar se encuentra ordenada la primera emisión del Escudo de España con los ejemplares de 1893. A continuación la segunda emisión, de 1894, iniciada con el Escudo de España seguido por el resto de franquicias, primero las dedicadas a la escuadra de marina, después los distintos regimientos, batallones y secciones, fortines y fortificaciones, para terminar con las tropas especializadas de carácter general, todas ellas ordenadas por bloques según su forma de emisión, lo que proporciona combinaciones de ejemplares de gran rareza y belleza estética. Toda la colección está compuesta por bloques de cuatro, modalidad filatélica que conserva unidos cuatro sellos de un mismo pliego. Esta forma es mucho más rara y escasa que el propio sello único, ya que la época y el tiempo han permitido menos su conservación y añaden belleza a una colección formada de esta manera. La colección, al estar formada por bloques de cuatro, ha tenido en cuenta las distintas distribuciones de los grupos de emisión en la litografía, ya que varían las combinaciones de las franquicias en los bloques. Así se puede comprobar que en algunos grupos ha habido hasta tres distribuciones distintas de emisión con las mismas franquicias, encontrándose todas ellas en la colección. También se encuentran en la colección notables variaciones de color con respecto al "normal" de emisión, que en la mayoría de los casos no están catalogadas y que suponen una diferencia importante. Por ejemplo, el grupo de franquicias dedicado a la escuadra de marina, en el cual también se incluye una dedicada a Cazadores de Segorbe, aparece en color azul celeste, que es el color de emisión, y se repite íntegro y en todas sus variaciones en color azul prusia, variedad tonal muy acentuada y muy escasa. Cada grupo de franquicias comienza mostrando un sello "tipo" y un esquema que reconstruye la forma en que se ha realizado la emisión de ese grupo, para después mostrar en bloques de cuatro, tanto en su variedad dentada como el mismo bloque sin dentar, la franquicia dedicada a cada unidad; seguido de todas las variaciones que son posibles por la forma de emisión, con bloques que contienen ejemplares inversos, en puente, combinaciones de franquicias o con errores. 200 ENRIQUE PÉREZ PÉREZ Son bastante numerosos los ejemplares en "tete beche" (cabeza abajo), ejemplares que en toda emisión filatélica en que aparecen son muy escasos;ya que, como se dijo antes, se deben a una equivocación o despiste en la colocación del pliego, pero en la colección incrementan aún más su rareza al estar incluidos en un bloque de cuatro, combinándose con franquicias "normales", como ocurre, por ejemplo, en las dos emisiones del Escudo de España. Existen ejemplares de pareja horizontal en "tete beche", pareja vertical en "tete beche" y bloque con un sello invertido formando pareja vertical u horizontal capicúa. También son muy numerosos en la colección, aunque extraordinariamente raros, los bloques formando "puente". Estos ejemplares únicamente aparecen cuando en la emisión se han puesto dos o más pliegos de sellos en la misma piedra litográfica del mismo ejemplar o distinto, con una separación de papel blanco entre dichos pliegos. Esta modalidad en sí no forma una variedad filatélica ya que sólo tiene sentido en la conservación de bloques de cuatro, como aparece en los ejemplares de la colección, aumentando la belleza de todo el conjunto y, sobre todo, suponiendo un gran valor científico, ya que gracias a la existencia de estos ejemplares se puede reconstruir en su totalidad la forma original en que fueron emitidas todas estas franquicias. De esta manera, y a modo de ejemplo, aparecen unidos con separación de puente, de forma horizontal, las franquicias dedicadas a la marina de guerra de Temerario y Gerona, de la misma forma las de Venadito y Reina Mercedes, pero también y en sentido vertical, Venadito y Temerario y, por otra parte, Reina Mercedes y Gerona. Por si estas combinaciones fueran ya en sí mismas poco curiosas y significativas, aún aparece en la colección un bloque que las engloba a todas ellas y en todos sus sentidos, que puede además servir de síntesis y proporcionar una idea general. Así, en cada uno de sus ángulos, aparece: Temerario == Venadito || || || Gerona == Reina Mercedes Otra modalidad de emisión, en este grupo, fue la de poner dos franquicias distintas unidas en el mismo pliego, en sentido vertical, sin ninguna separación entre ellas; de esta manera, y como un ejemplo a citar, existe en la colección bloques de cuatro, que unen las franquicias dedicadas a los regimientos de Infantería de Soria (arriba y al revés) respecto a los del regi- EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES 201 miento de Luchana. Que ambas parejas aparezcan invertidas entre sí no significa que la superior sea invertida, sino que la colocación en que se emitió era sin separación y en sentido inverso. También en el mismo grupo se emitieron las franquicias correspondientes a los regimientos de África e Infantes, entre otros, por lo que en la colección aparece unión de parejas verticales formadas por África y Soria e Infantes y Luchana, y por lo tanto los cuatro regimientos juntos, uno en cada esquina, pero sólo separados por puente en sentido vertical y unidos directamente en sentido horizontal: África (boca abajo) Infantes || || Soria (boca abajo) Luchana Son de destacar dos de los semipliegos que aparecen en la colección (uno dentado y el mismo sin dentar) con un total de veinte franquicias cada uno, muy interesantes para entender determinados errores de emisión. Separados por puente vertical y horizontal, su composición es la siguiente: Gerona (una franquicia) | | Isla de Cuba (cuatro franquicias) == == Reina Mercedes (tres franquicias)| | Cazs. de Segorbe (doce franquicias) Lo interesante de estos semipliegos, aparte de la curiosa disposición mencionada, radica en las franquicias correspondientes a Cazadores de Segorbe, en cuya segunda fila introdujeron por error una franquicia dedicada a Cazadores de Barcelona y otra a Cazadores de Tarifa. Estos dos ejemplares se emitieron en otro grupo y no en color azul como aparecen aquí, sino en color rojo-naranja, por lo que son dos extrañas variedades que aumentan mucho más su interés al estar unidos a una buena parte del pliego original y además formar unión de puente con otros tres ejemplares de franquicia. En el grupo en que se emitieron las franquicias dedicadas a Cazadores de Segorbe, aparece uno de los errores más raros y excepcionales de toda la colección: es una parte de un pliego de quince franquicias dedicadas a esta unidad, pero la fila horizontal izquierda contiene tres franquicias de Cazadores de Cataluña. La excepcionalidad consiste en que estos últimos están unidos a los de Segorbe directamente, sin separación de puente o intervalo blanco, como los ejemplares que se han descrito anteriormente. Como aspecto significativo, este grupo tiene en el reverso un sello minúsculo en 202 ENRIQUE PÉREZ PÉREZ tinta negra, en forma oval, de A. Roig (Antonio Roig Soler fue uno de los filatélicos más importantes que ha habido en España, reconocido por todos los profesionales y estudiosos de la filatelia. Un sello con su marca es un certificado de garantía). Destacan en la colección algunas pruebas de color o en negro, pruebas que se realizaron como muestras y que suponen ejemplares de gran riqueza para la colección al ser muy raras y poco conocidas, ya que en estas fechas no se solían hacer este tipo de pruebas y las que han llegado hasta nosotros son muy escasas. Como ejemplo de estas pruebas, la más destacable es una parte importante de un pliego de ocho por cinco franquicias de la primera emisión del Escudo de España, que en su parte superior consta de ocho ejemplares en "tete beche", realizado como prueba en negro. Para terminar describiendo algunas de las piezas raras o significativas que contiene la colección, se ha de destacar la existencia de tres cartas con sus correspondientes matasellos. Las dos primeras con la franquicia del Escudo de España de 1893 sin dentar, en color negro, rojo y amarillo; en la primera el matasellos es circular, donde se lee claramente la palabra MELILLA y la fecha 7 ENE 1894. La segunda, con matasellos también circular, de CAZADORES DE CUBA 18-XII-93. La tercera de las cartas contiene una franquicia con el Escudo de España en azul, rojo y amarillo, sin dentar, en cuyo matasellos aparece la incripción: EJÉRCITO/ DE ÁFRICA/ 1er CUERPO/ 2ª DIVISIÓN. MELILLA 5 DIC 93 Estos ejemplares son muy escasos ya que de estas franquicias se han conservado muy pocas mataselladas, teniendo por lo tanto éstas más valor filatélico y económico, debido principalmente al escaso tiempo en que tuvo validez la franquicia postal. La conservación en el propio sobre, con su matasellos completo como son estos tres casos, suponen ejemplos excepcionales del uso en correos de estas franquicias, que además otorgan variedad y complementan la colección. A MODO DE CONCLUSIÓN Después de las características citadas, describiendo sólo algunos de los ejemplares más sobresalientes en un artículo introductorio, se puede afirmar que la colección que posee el Museo del Ejército de Madrid es única y representa una auténtica joya de la filatelia española, no sólo por su cuida- EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES 203 doso estudio y distribución científica, sino porque la variedad y número de los ejemplares en ella existentes hace que sea irrepetible. A esto hay que añadir que todos los ejemplares pueden considerarse de lujo; todas las piezas sin dentar tienen grandes márgenes blancos, superiores incluso al que les corresponde, que sería la mitad del espacio en blanco que hay entre dos de ellos, y su colorido es muy intenso. En los que poseen dentado, éste está equidistante en todos sus lados, contando con amplios márgenes blancos que centran el motivo de la franquicia. Una colección de semejante calidad y variedad sólo puede ser formada poseyendo un número muy alto de hojas de emisión de todas las franquicias, lo que permite seleccionar de cada una de ellas el mejor o los mejores ejemplares en bloque de cuatro, en todos los sentidos y todas las rarezas y variedades que pudieron surgir de la emisión, como sabemos que ocurrió con la formación de la colección que don Manuel Martínez Álvarez formó y donó al Museo para disfrute de todos y conocimiento de la filatelia española, a quien desde este artículo se le rinde agradecimiento. 204 ENRIQUE PÉREZ PÉREZ BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Y FUENTES TERMINE, E., BRODER, A. y CHASTAGNARET. G.: Historia de la España contemporánea (desde 1808 hasta nuestros días), Barcelona, 1995. TUÑÓN DE LARA, M. et alt.: Historia de España, (Del sexenio democrático a la crisis de 1917), extra XXII, ed. Historia 16, Madrid, 1982. VV. AA.: Historia de España (De Felipe V a nuestros días), Barcelona, 1981. FERNÁNDEZ DURO, Antonio: Reseña histórico-descriptiva de los sellos de correos de España, ed. Dirección General de Correos y Telecomunicaciones, edición facsimilar, Madrid, 1982. MAYO, Leoncio: ¿Cómo se hace un sello? Madrid, 1994. SÁNCHEZ TODA, José Luis: El arte de grabar el sello, Barcelona, 1969. AURIOLES, E.: Catálogo de los sellos de franquicia postal emitidos por el gobierno español con destino al Ejército Expedicionario en África (18931894). Separata nº 2 de actualidad filatélica. Madrid, 1968. Catálogo unificado y especializado Edifil. España y dependencias postales. 1998. Catalogue Yvert et Tellier, tomo I (1996), tomo III (1ª parte, 1996), tomo VI (1995). Archivo del Museo del Ejército de Madrid. Planta de Ingenieros, fondo documental, núms. 40.638 y 40.639. EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES Diversos sellos de franquicias postales militares 205 206 ENRIQUE PÉREZ PÉREZ Diversos sellos de franquicias postales militares LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER DURANTE LA GUERRA DE CUBA: APUNTES PARA UNA VALORACIÓN HISTÓRICA GUSTAVO PLACER CERVERA Doctor en Ciencias Históricas Francisco PÉREZ GUZMÁN Doctor en Ciencias Históricas Investigadores del Instituto de Historia de Cuba NA de las características más sobresalientes de la guerra iniciada en Cuba el 24 de febrero de 1895 fue la de haber alcanzado una verdadera dimensión nacional. A diferencia de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), en la que las fuerzas independentistas cubanas vieron limitadas sus acciones a la mitad oriental y central de la Isla, la exitosa campaña de la invasión desarrollada en el primer año de la contienda por los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, condujo el conflicto hasta el extremo occidental, logrando así que todo el país se viera inmerso en el fragor de las acciones militares. Durante tres años la guerra independentista se libró en los más diversos escenarios. No se trataba sólo de las diferencias topográficas entre las diferentes regiones sino de otras muchas particularidades, pues las actividades económicas habían asumido en ellas formas distintas. El Occidente -considerando como tal el territorio abarcado por las provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas y parte de la de Las Villas-, era centro tradicional de las producciones azucarera y tabacalera, concentraba el grueso de la población que se ubicaba en un gran número de ciudades y poblados y disponía de un moderno sistema de comunicaciones que favo- U GUSTAVO PLACER CERVERA 208 recía el movimiento de las fuerzas del ejército español a lo largo y ancho de todo su territorio. La actividad militar que se efectuaba en tales condiciones tenía forzosamente que diferenciarse de la que tenía lugar en el territorio de las regiones orientales, donde los núcleos poblacionales resultaban más escasos, las vías de comunicación eran -salvo excepciones- bastante precarias, y grandes extensiones se conservaban prácticamente vírgenes. En este trabajo hemos centrado la atención en los acontecimientos bélicos que tuvieron como escenario el Occidente de Cuba durante el mando en Cuba del general Valeriano Weyler y Nicolau o sea, entre febrero de 1896 y octubre de 1897. Importancia política y económica de la región occidental Veamos algunos indicadores de la importancia de la porción occidental del territorio cubano: POBLACIÓN DE CUBA POR PROVINCIAS (1862-1899) PROVINCIA 1862 1877 1887 1899 Pinar del Río La Habana Matanzas Las Villas Camagüey Oriente 150.519 400.175 194.595 289.127 68.903 255.919 189.220 423.543 250.728 312.392 55.459 203.405 225.891 451.928 259.578 312.392 67.789 272.379 173.064 424.804 202.444 356.536 88.234 327.715 Total 1.359.238 1.434.747 1.631.687 1.572.797 (Fuente: Trabajo inédito del investigador Lic. Orestes Gárciga Gárciga del Instituto de Historia de Cuba) De acuerdo a los datos de los censos de 1887 y 1899 al lado oeste de la trocha de Júcaro a Morón, es decir, desde Las Villas hasta Pinar del Río, se asentaba la mayor parte de la población de Cuba. El censo de 1887, el último que se realizó bajo el dominio de España, registró un total de un millón seiscientas treinta y un mil seiscientos ochenta y siete habitantes para toda LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER 209 la isla; de ellos, un millón doscientos ochenta y un mil quinientos diecinueve (79,1 %) residían en Occidente. Según el censo de 1899, realizado por las autoridades norteamericanas de ocupación, Cuba tenía un millón quinientos setenta y dos mil setecientos noventa y siete habitantes, de los cuales un millón ciento cincuenta y seis mil ochocientos cuarenta y ocho (73,6 %) estaba localizado en el Occidente, región donde además se concentraba la mayor parte de la población urbana, incluyéndose en ella La Habana, capital del país y centro de la vida política, económica y administrativa. En 1894, el valor de las exportaciones cubanas alcanzaba la cifra de ciento cuatro millones seiscientos sesenta mil pesos. De esa cifra, sesenta y cinco millones eran debidas al azúcar, doce millones a las mieles y ron, al tabaco le correspondían veinticinco millones, a las frutas y otros vegetales un millón ciento cincuenta mil, y al café quinientos diez mil1. Ese mismo año, las provincias de La Habana, Matanzas y Las Villas aportaban el ochenta y nueve con sesenta por ciento de la producción azucarera de Cuba. Por otra parte, casi el ochenta y cinco por ciento de la producción tabacalera se cosechaba desde Pinar del Río a Villaclara. En enero de 1895, las recaudaciones de los puertos de la isla alcanzaron la cifra de un millón doscientos noventa y dos mil novecientos tres pesos. A los puertos de la región occidental (La Habana, Matanzas, Cárdenas, Cienfuegos, Trinidad, Sagua, Caibarién y Tunas de Zaza) se debieron las mayores aportaciones con un millón ciento cincuenta y seis mil setecientos treinta y tres pesos2. El potencial azucarero de La Habana, Matanzas y Las Villas conllevó el desarrollo de una amplia red ferroviaria que tenía, cuando comenzó la guerra, mil quinientos cincuenta y siete de los mil setecientos noventa y dos kilómetros que había en todo el país3. Estos elementos ayudan a comprender el fundamento de las estrategias trazadas por ambos bandos en pugna respecto al teatro principal de acciones combativas. Tanto para el mando cubano como para el español, en la región occidental se decidiría la guerra. 1 2 3 Gaceta de La Habana, 4 de abril de 1895, p. 2. Gaceta de La Habana, 20 de marzo de 1896. ZANETTI, Oscar y GARCÍA, Alejandro: Caminos para el azúcar, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1987, p. 177. GUSTAVO PLACER CERVERA 210 Las concepciones estratégicas del general Valeriano Weyler para la guerra de Cuba El éxito de la campaña invasora y la incorporación, con ella, del Occidente a la guerra, produjo cambios esenciales en la estrategia político-militar de España en Cuba. El Ejército Libertador de Cuba que en el período inicial de la guerra, de febrero a octubre de 1895, incrementó sus fuerzas hasta alcan-zar veintidós mil quinientos treinta y ocho efectivos, durante la invasión incorporó a sus filas más de ocho mil combatientes. En esas circunstancias, el Gobierno español se vio obligado a realizar un esfuerzo supremo en su empeño de retener el dominio colonial sobre Cuba, enviando a ella decenas de miles de soldados, generales y jefes experimentados, y destinar cuantiosas sumas de dinero al sostenimiento de ese numeroso ejército. EXPEDICIONES DE ESPAÑA A CUBA (Cifras aproximadas a las que hay que sumar las que había antes de Martínez Campos y los batallones traídos de Puerto Rico) DURANTE MARTÍNEZ CAMPOS FECHA 05-05-95 10-06-95 21-07-95 30-09-95 30-11-95 21-01-96 SUMAN Nº SOLDADOS 3.576 2.962 9.585 28.198 25.537 8.996 78.854 DURANTE WYLER (hasta febrero 97) FECHA Nº SOLDADOS 10-04-96 21-07-96 10-11-96 01-01-97 - SUMAN TOTAL 22.208 7.394 37.930 18.909 - 86.441 165.295 (Fuente: Ministerio de la Guerra, Madrid, 1989) En España los diferentes partidos políticos, sectores sociales, grupos económicos y el alto mando militar, así como la prensa, fueron unánimes en exigir modificaciones en la política de guerra que -desde el estallido de la insurrección, el 24 de febrero del 95- habían aplicado tanto el gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasta como el conservador de Antonio Cánovas del Castillo. Ambas administraciones se habían fundamentado en la experien- LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER 211 cia político-militar que condujo a la derrota de las armas cubanas, conocida como Paz del Zanjón, que puso término a la Guerra de los Diez Años. La política de guerra, que según amplios sectores de la opinión pública española había fracasado, consistía en varios elementos: - Combinación de las operaciones militares con el ofrecimiento de reformas políticas. - Utilización de la influencia de los partidarios del autonomismo para pacificar el país. - Promover la corrupción de los jefes insurrectos mediante la entrega de sumas de dinero a los que depusieran las armas. - Ofrecer garantías para la vida de los que se presentaran. - Benevolencia en el trato hacia los simpatizantes de la causa independentista. - No aplicar medidas militares que tuvieran como consecuencia aumento del sufrimiento de la población no beligerante y de la economía de Cuba. Al ser evidente la ineficacia de esta estrategia, el gobierno español tomó la decisión de sustituir al capitán general Arsenio Martínez Campos por el general Valeriano Weyler y Nicolau, marqués de Tenerife4, para que éste implementara una concepción estratégica tal, que proporcionara el triunfo por la fuerza de las armas. La designación del general Weyler fue recibida con beneplácito por todos aquellos sectores que estaban a favor de la prolongación del dominio español sobre Cuba. El nuevo Capitán General y Gobernador de la isla de Cuba arribó a la misma el 10 de febrero de 1896, dotado de plenos poderes y de la confianza absoluta de su gobierno para aplastar la insurrección. El general Weyler -esto puede palparse en sus escritos- no consideraba que la guerra de liberación nacional de Cuba fuera resultado de un proceso de conformación de la conciencia e identidad nacional expresada en la alternativa independentista, si no que era la consecuencia del deseo y voluntad de determinadas personalidades. Siguiendo este criterio, determinó que las operaciones militares se condicionaran a los movimientos de los principales jefes del Ejército Libertador -el general en jefe Máximo Gómez y el lugarteniente general Antonio Maceo- con el propósito de aniquilarlos. 4 Valeriano Weyler había participado en la Guerra de los Diez Años operando como jefe de vanguardia de las columnas, a las órdenes del general Blas Villate, conde de Valmaseda. Fue además jefe del Cuerpo de Voluntarios, Jefe del Estado Mayor, Jefe de Brigada y Comandante General de Holguín y de Puerto Príncipe. Antes de ser nombrado Capitán General de la Isla de Cuba, lo había sido de Cataluña, Canarias y Filipinas. 212 GUSTAVO PLACER CERVERA Unos días después de asumir el mando escribiría: ...en la guerra importa herir al enemigo en el punto decisivo, aglomerando los más de los elementos allí donde su acción pueda dar mayores resultados, he de concentrar siempre el grueso de las tropas en los puntos a propósitos para destruir a los dos jefes principales de la insurrección y los núcleos que le siguen...5 para subrayar después que no le importaba: ...la insurrección potente y bien armada en zonas sin gran riqueza; no, porque admitiría entonces combate y sería vencida aún con inferioridad numérica nuestra; lo que me asusta, lo que me aniquila es la extensión que ocupa, es la riqueza que hay que guardar y que, por su especialidad, por su diseminación, no se guarda nunca bien y uno es débil en todas partes6. Para Weyler, la nueva política de guerra no podía estar sujeta a compromisos políticos ni en función de los intereses de los partidos. En sus reflexiones sobre el resultado adverso de su predecesor, el general Martínez Campos, había llegado a la conclusión de que los militares habían actuado con limitaciones y subordinándose a los asuntos políticos. El nuevo Capitán General era del criterio de que cualquier concesión de reformas debía hacerse como consecuencia de la victoria de las armas españolas. Por eso dirigió todo su esfuerzo al aniquilamiento de los insurrectos: … privándolos de recursos, y dictando cuantas disposiciones creí que cooperaban eficazmente al fin que me proponía, sin que me opusiese a que se planteasen reformas políticas que el gobierno creyese necesarias para conseguir la paz, una vez dominada la insurrección7. En resumen, el general Weyler se había trazado como objetivo el obligar a los insurrectos a presentarse o combatir. Éste será el planteamiento básico que dará la tónica de la estrategia y la táctica del ejército español durante su mandato en Cuba. 5 6 7 WEYLER y NICOLAU, Valeriano: Mi mando en Cuba. Imprenta Litográfi-ca y Casa Editorial de Felipe González Rojas, Madrid, 1910, pp. 127-128. Ibídem. Ibídem. LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER 213 Convencido como estaba de que la región occidental de Cuba constituiría el teatro principal de acciones militares de los insurrectos, Weyler elaboró un plan integral de operaciones con objetivos bien definidos. Sus esfuerzos estarían dirigidos a ir liquidando la insurrección por partes, comenzando por Pinar del Río para luego, siempre en dirección oeste-este, ir pacificando por su orden, La Habana, Matanzas, Las Villas, Camagüey y, finalmente, lanzar una ofensiva general contra Oriente. En primer lugar, puso en práctica la conocida táctica de incomunicar, de aislar los apoyos logísticos e impedir las operaciones coordinadas de los insurrectos. Para alcanzar estos propósitos era necesario ampliar y modernizar la trocha de Júcaro a Morón. Su extensión hacia el norte tendría como límite la Laguna de la Leche. Se pensó inclusive en el minado de amplias zonas al este y oeste de dicha laguna, pero lo dilatado del proyecto hizo que se rechazara la idea. Ante la urgencia se llevó a cabo otro proyecto que incluyó la iluminación de la trocha. Al igual que en la Guerra de los Diez Años, la nueva versión de la trocha camagüeyana tenía como propósito incomunicar a Oriente de Occidente8. De esa manera, el mando español consideraba que el ejército libertador perdería su cohesión y se debilitaría. Además, el apoyo en hombres y armas a la región occidental se tornaría extremadamente difícil y los principales jefes insurrectos verían constreñida su dirección de la guerra. La estrategia española comenzó a dar resultados. El 15 de marzo de 1897, el general Antonio Maceo retornó a Pinar del Río, en el extremo occidental, mientras el general Gómez se dirigió al este, internándose en Las Villas. De inmediato, el mando español dispuso el inicio de las labores de construcción de una nueva trocha, de Mariel a Majana, la parte más estrecha de la isla (unos treinta y cinco kilómetros). El principal objetivo de esta obra ingeniera era aislar al general Maceo en Pinar del Río. Siguiendo la idea de limitar los movimientos de Maceo en la propia provincia pinareña se construyeron otras trochas como las de Viñales y la de Jaimiquí a Sitio Nuevo cuyos fines eran la protección de las zonas tabacaleras. También se construyó una línea militar del Hanábana a Palma, entre Matanzas y Las Villas. La continua llegada de refuerzos procedentes de la Península propició un cambio en el accionar del ejército español. En 1896, el territorio de las provincias cubanas quedó estructurado en zonas de operaciones. A una divi8 SEQUERA MARTÍNEZ, Luis de: "Las Trochas Militares en las Campañas de Cuba (1868-1898)" en Revista de Historia Militar, nº 81, año XL, 1996, Servicio Histórico Militar y Museo del Ejército, Madrid, pp. 107-145. 214 GUSTAVO PLACER CERVERA sión le era asignada una provincia o parte de su territorio, mientras que a las brigadas que la componían les correspondía un espacio que dividido en zonas era cubierto por medias brigadas9. Estas medias brigadas eran integradas por efectivos de diferentes tipos de armas según las características de cada región y podían recibir la cooperación de las guarniciones guerrilleras, guardias civiles y bomberos que prestaban servicios en las cabeceras de los términos municipales. En las provincias también se organizaron columnas volantes con misiones muy específicas, de acuerdo a los planes que elaboraba el Estado Mayor General. Sus fuerzas regulares estaban compuestas por un batallón, cuatro compañías, un escuadrón y dos piezas de montaña. Como en Occidente se concentraba la mayor cantidad de vías férreas, algunas de las columnas volantes custodiaban la red ferroviaria con dos compañías y una sección de Ingenieros. En las zonas militares aplicó Weyler sus ideas con relación al tipo de lucha armada que se libraba en Cuba. Las mismas eran como barreras de contención contra cualquier tropa que pretendiera moverse de este a oeste o viceversa. Además, la delimitación en zonas militares propiciaba la adaptación y conocimiento del terreno por parte de las fuerzas hispanas allí ubicadas. Las guerrillas locales colaboraban con estas unidades. Todo este sistema coadyuvaba al control del territorio comprendido en la zona y compensaba en parte las ventajas de los cubanos en cuanto al conocimiento del terreno. Otro esfuerzo importante emprendido por el ejército español fue la construcción de fuertes para la protección de objetivos económicos y militares. Este tipo de defensa reunía condiciones para ser muy eficaz contra los insurrectos. La artillería del Ejército Libertador era insignificante, por lo que el mando español -conociendo que el potencial de fuego de los cubanos radicaba en fusiles, escopetas, tercerolas y armas cortas- decidió la construcción de fuertes de diversos tipos, magnitudes y materiales. Estas defensas abundaban a lo largo de las líneas férreas, de los heliógrafos, en la periferia de los pueblos y ciudades, zonas de cultivo, ingenios azucareros, vegas de tabaco, cafetales, fincas de frutos menores, alturas de buena posición táctica, caminos, esteros y desembocaduras de los ríos. Los fuertes más abundantes eran de madera dura y gruesa que no podía ser perforada por los proyectiles de los Maüser ni por los de los Remington. La guarnición de estos fuertes oscilaba entre diez y treinta hombres, según su tamaño, objetivos que defen9 PÉREZ GUZMÁN, Francisco: "Occidente: El Gran Desafío de la Guerra de Cuba", Guerra de Independencia 1895-1898. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1998. LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER 215 dían y condiciones de vida. Los más frecuentes eran los blockhaus cuadrados o hexagonales de una o dos piezas y los denominados tambores hechos de ladrillo y cemento. Estos fuertes, con su potencial de fuego concentrado y la seguridad que ofrecían a los defensores, dificultaban los ataques de la infantería y caballería cubanas contra los pueblos, vías y medios de comunicación e incluso los desembarcos marítimos. La capacidad de maniobra de las fuerzas insurrectas se vio afectada, así como la obtención de alimentos, medicinas, ropas y calzado en los pueblos y ciudades. La ampliación y perfeccionamiento de las comunicaciones en función de las campañas del Ejército de Operaciones de Cuba repercutieron en la lucha armada durante el mando del general Weyler. Con la ayuda del telégrafo, de la red de heliógrafos y del teléfono en algunas regiones, el mando español podía conocer los posibles movimientos, los combates, los pedidos de refuerzos así como la posición de los insurrectos. La extensa red ferroviaria del Occidente de Cuba se convirtió en un importante factor en la estrategia y las tácticas del ejército español. La lectura de la documentación española revela cómo las operaciones se montaban sobre la composición de las vías férreas más importantes, los nudos ferroviarios, pueblos y zonas económicas de envergadura. La reorganización constante del Ejército de Operaciones caracterizó los veintiún meses de mando en Cuba del marqués de Tenerife. Estas reestructuraciones trataban de dar respuesta a los cambios originados por el desarrollo de la guerra. Entre las medidas más significativas estuvo la de sustituir los destacamentos del ejército, en fincas e ingenios, por voluntarios. Otra de sus medidas fue la de incrementar las guerrillas10. Éstas, denominadas volantes, operarían junto a las columnas del ejército regular. Durante las operaciones cumplían misiones de exploración, marchaban a la extrema vanguardia y retaguardia, cubrían los flancos e, incluso, se enfrentaban a pequeños contingente de insurrectos. Sus integrantes eran naturales del país o habían permanecido en él durante mucho tiempo; eso los dotaba de conocimiento del terreno, adaptación al clima y conocimiento del proceder de los cubanos. Para oponerse a la ágil caballería de los insurrectos cubanos, el mando español introdujo toda una serie de cambios que le permitieron incrementar la movilidad de sus tropas. Inclusive algunos equipos reglamentarios para el jinete fueron sustituidos. A los regimientos se les asignaron caballos importados de México y Nueva Orleáns con el propósito de que pudieran enfren10 En Cuba, durante las guerras de independencia, se utilizaba peyorativamente el término "guerrillero", empleándolo para denominar a los cubanos que se ponían al servicio de España. 216 GUSTAVO PLACER CERVERA tarse a la caballería enemiga y perseguir a los insurrectos. El general Weyler deseaba que la caballería española recuperara el porte de un ejército profesional europeo. Por ello, ordenó la sustitución del machete empleado por los jinetes por el sable de reglamento. Según él, el machete era un instrumento de trabajo, dañaba la imagen de la tropa y no tenía la eficacia del sable. El armamento del Ejército de Operaciones también experimentó algunos cambios que trataban de aumentar su poder de fuego, alcance y efectividad. Se estableció para la infantería el uso del Maüser argentino (calibre 7,65 mm.) y del Maüser español (7 mm.). Paulatinamente, las fuerzas navales españolas adquirieron una gran efectividad en las operaciones que se efectuaban en las zonas litorales. A la misión tradicional de interceptar las expediciones cubanas, trasladar tropas y heridos y vigilar la costa, Weyler agregó otras; entre ellas, la de realizar ataques a las prefecturas de los insurrectos y a sus campamentos situados en zonas costeras. Para lograr el objetivo propuesto -y con el cual se había comprometido ante el gobierno- de terminar con la insurrección en dos años, el Capitán General implantó una serie de medidas que tenían el propósito de privar a los insurgentes de todo tipo de abastecimientos, recursos humanos e información militar. En octubre de 1896 comenzaron a llevarse a cabo sus disposiciones que establecían la reconcentración de los pobladores rurales en pueblos y ciudades y quedó prohibida la extracción de víveres de los poblados y junto a ello se incrementó la defensa de los mismos. Las poblaciones se convirtieron en bastiones inexpugnables para el ligero armamento de los insurgentes independentistas. El general Valeriano Weyler confiaba que, en pocos meses, todo aquel conjunto de medidas surtiera efecto y se produjeran presentaciones masivas de combatientes y colaboradores con la consiguiente desmoralización del ejército libertador. A su vez -pensaba-, la capacidad ofensiva y la movilidad de las unidades cubanas entraría en un indetenible proceso de deterioro. En efecto, los bandos emitidos por el Capitán General influyeron notablemente en el desarrollo de la lucha armada en el Occidente. La caballería cubana comenzó a disminuir. La movilidad y el vigor de los combatientes se afectó sensiblemente al descender el consumo de calorías y proteínas. Enfermedades como la viruela, la fiebre amarilla y la propia desnutrición incrementaron las bajas del Ejército Libertador. Pero no por ello se dejó de combatir. En respuesta a los cambios introducidos en la situación, las fuerzas insurgentes que operaban en la región occidental modificaron su accionar pasando de una ofensiva generalizada y sistemática a una defensa interrumpida por iniciativas ocasionales, con acciones LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER 217 de guerra de pequeñas y medianas proporciones. La defensa de las prefecturas y hospitales marcaban la regularidad, mientras que las emboscadas, los hostigamientos a las columnas y los tiroteos a poblaciones constituían la tendencia predominante en las acciones bélicas emprendidas por las fuerzas cubanas. Los éxitos más frecuentes obtenidos por los cubanos en este período lo fueron contra los destacamentos de voluntarios y guerrilleros. De marzo a octubre de 1896 las fuerzas insurrectas cubanas habían continuado llevando la iniciativa en las acciones combativas en Occidente. Esta situación, sin embargo, se modificó a principios de 1897, cuando el conjunto de medidas establecidas por el general Valeriano Weyler entraron en pleno funcionamiento. Es en ese momento, cuando el mando cubano pasó a aplicar otra concepción estratégica: la resistencia y el desgaste. Se recurrió como nunca antes a sacar ventaja de las condiciones climatológicas y del terreno. Se acudió al movimiento constante, al hostigamiento mediante pequeñas acciones para obligar a las fuerzas españolas a moverse. Las largas marchas en temporada de lluvias y las altas temperaturas agotaban a los soldados españoles y las bajas por enfermedad se acrecentaron en el ejército hispano. La lucha armada en el Departamento Occidental de Cuba desde febrero de 1896 hasta octubre de 1897 En el momento en que el general Valeriano Weyler asumió el mando del ejército, el general Máximo Gómez con parte de la columna invasora se encontraba llevando a cabo, en territorio de la provincia de La Habana, la operación denominada de La Lanzadera causando grandes preocupaciones al Estado Mayor del Ejército de Operaciones. La situación se tornó aún más complicada cuando, procedente de Pinar del Río, entró en La Habana un contingente de caballería al mando del general Antonio Maceo. Los dos principales jefes de la insurrección se mantuvieron operando en los territorios de las provincias de La Habana y Matanzas hasta que se decidió que Maceo retornara a la provincia de Pinar del Río. Maceo explicaría las razones -fundamentalmente políticas- de esa decisión: Me he visto obligado a apelar a medidas extremas, por exigencias de las circunstancias. Weyler, en su empeño de ganar gloria y estorbar el reconocimiento de nuestra beligerancia, fue en sus declaraciones hasta donde arrastraron sus deseos, y prometió zafra a los hacendados, elecciones tranquilas al Gobierno, y al país y a la opinión la pacificación GUSTAVO PLACER CERVERA 218 de Vuelta Abajo, y alguna otra provincia: todo ello para un día no lejano. Y como algunos hacendados mostraban una disposición de ánimo favorable a las miras de aquel, y la opinión muchas veces se deja influir por las gestiones de la intriga, tuve que invadir de nuevo esta provincia, con bastante fortuna hasta hoy, y ordenar la destrucción de cuanto puede ser fuente de recursos y punto de apoyo para nuestros enemigos. La Guerra en Pinar del Río Las características geográficas de la provincia de Pina del Río, -atravesada de este a oeste por la cordillera de Guaniguanico-, le aseguraban al general Maceo una prolongada estancia en condiciones más favorables que en La Habana y Matanzas cuyo territorio es llano, con numerosos pueblos, red ferroviaria, cercas de piedra y abundantes fincas. La lucha en Pinar del Río se libraría en las montañas y Maceo estaba consciente de que él se había convertido en el objetivo principal de Weyler que enviaría en su contra a miles de hombres y gran parte de sus recursos bélicos. El lugarteniente general del ejército libertador aceptó el desafío. RELACIÓN DE LOS COMBATES REALIZADOS POR EL GENERAL ANTONIO MACEO (enero- marzo 1896) PROVINCIA Matanzas La Habana MES DÍA ACCIONES COMBATIVAS enero 1 Combate de El Estante enero 4 Combate de Güira de Melena 8 Combate de Garro 10 Combate de Cabañas enero Pinar del Río febrero 17-19 Combate de las Parronas 26 Combate de Santa Lucía 1 Combate de Paso Real 5-6 Combate de Candelari 7 Combate de Río Hondo LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER Pinar del Río La Habana Matanzas 9 Combate de San Cristóbal 11 Combate de Laborí 13 Combate de Güira de Melena 14 Combate de Guiracán 16 Combate de San Antonio de las Vegas 18 Combate de San Jaruco 19 Combate Moralitos 19 Combate de Catalina de Güines 20 Combate de Loma del Gato 25 Combate de La Perla 26 Combate de Ibarra 28 Combate de Bainoa 29 Combate de Santa Cruz del Norte 2 Combate de Nazareno 2 Combate de Río Bayamo 2 Combate de Dolores 6 Combate de Acana 7 Combate de La Diana 8 Combate de Río Auras 11 Combate de Nueva Paz 13 Combate de Batabanó 219 febrero febrero febrero febrero La Habana marzo Matanzas La Habana marzo marzo (Fuente: Raúl Izquierdo Canosa: Cronología de los principales acontecimientos de la Guerra de independencia de Cuba 1895-1898. Editora Verde Olivo, 1996, La Habana) Desde el 15 de marzo de 1896 hasta semanas después de la muerte en combate de Antonio Maceo, ocurrida el 7 de diciembre de ese año, la provincia de Pinar del Río fue el centro de las operaciones militares. En la Sierra del GUSTAVO PLACER CERVERA 220 Rosario se libraron importantes acciones de guerra. En el campamento de El Rubí estableció Maceo su base de operaciones y zona de defensa escalonada. RELACIÓN DE COMBATES REALIZADOS POR EL GENERAL ANTONIO MACEO (marzo-diciembre 1896) PROVINCIA MES marzo DÍA 15 Combate de Neptuno 16 Combate de Galope 18 Combate de Laborí 18 Combate de Cayajabos 20 Combate de El Rubí 29 Combate de La Palma 9 abril mayo Pinar del Río junio 14-16 agosto sep. Combate de San Claudio Combates de Lomas de Tapia 29 Combate de Las Pozas 30 Combate de Cacarajícara 1 Combate de Cacarajícara 5 Combate de Vega Morales 6 Combate de San Martín 22 Combate de Caiguanabo 23 Combate de Consolación del Sur 25 Combate de Descanso 11 Combate de Lomas de Tapia 13 Combate de San Gabriel de Lombillo 19-24 julio ACCIONES COMBATIVAS Combate de Lomas de Tapia 24 Combate de América 3 Combate de Bacunagua 16-18 Combate de Bacunagua 30 Combate de Trocha de Viñales 2 Combate de Diana 6 Combate de Los Arroyos 21 Combate de Montezuelo 23 Combate de Loma de China 27 Combate de Tumbas de Estorino 27 Combate de la Manaja LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER oct. Pinar del Río nov. La Habana dic. 3 Coombate de Isabel María 4 Combate de Ceja del Negro 8-9 Combate de Galalón 22 Bombardeo de Artemisa 24 Combate de Soroa 9 Combate de El Rosario 10 Combate de El Rubí 26 Combate de El Jobo 3 Combate Bejarano 7 Combate de Punta Brava 221 (Raúl Izquierdo Canosa: Cronología de los principales acontecimientos de la guerra de independencia de Cuba 1895-1898) En esta relación se incluyen combates de significativa importancia como el ataque a La Palma, Lomas de Tapia, Cacarajícara, Consolación del Sur y San Gabriel de Lombillo. Después se emprendería una arriesgada y agotadora marcha hasta Cabo Corrientes, cerca del extremo occidental de la provincia, con el objetivo de auxiliar y recoger a una importante expedición al frente de la cual venía el general Juan Ríus Rivera. El 23 de septiembre, desde los Remates de Guane, partió el convoy compuesto por unos cuatro mil hombres. Al anochecer arribó a Montezuelo. El ejército español, que había recibido informaciones sobre la ubicación del convoy, lo atacó. Esta acción de guerra fue desfavorable a las fuerzas cubanas que tuvieron sesenta y ocho bajas y consumieron miles de cartuchos de guerra. Después le siguieron combates como Tumbas de Estorino, Manaja, Ceja del Negro, Galalón y San Diego de los Baños tras los cuales las fuerzas cubanas alcanzaron las montañas. En los meses de octubre y noviembre de 1896 tienen lugar combates como El Roble, Valle de Tapia y Loma de la Gobernadora que se corresponden con circunstancias generadas por los preparativos del cruce por Maceo de la Trocha de Mariel a Majana reclamado por el general Máximo Gómez debido a problemas de índole política que se habían presentado en Camagüey. La trascendencia y alcance de la lucha armada en Pinar del Río puede apreciarse en toda su magnitud si la reconstruimos históricamente desde la perspectiva del ejército español. Antes de que Maceo entrara en Pinar del Río los efectivos españoles en dicha provincia -la más pequeña de Cubaeran seis/ocho batallones. El mando español incrementó allí su presencia 222 GUSTAVO PLACER CERVERA militar hasta tener treinta y cinco/cuarenta batallones de Infantería, veinte escuadrones de Caballería y un buen número de artilleros. Llegó a haber en Pinar del Río un soldado español por cada tres habitantes. Simultáneamente, cuando el general Maceo se internó en la provincia, Weyler aceleró la construcción de la trocha de Mariel a Majana11. Poco después intentó limitar el radio de acción de las fuerzas cubanas a las montañas del este y centro de la región pinareña construyendo la Trocha de Viñales y la de Jaimiquí a Sitio Nuevo. En las lomas se instalaron heliógrafos y se construyeron decenas de fuertes. La medida de reconcentrar pacíficos se inició de forma activa por Pinar del Río. Las tropas españolas recogieron todo el ganado vacuno y caballar, así como el maíz y las viandas cosechadas. El ferrocarril del oeste, desde La Habana hasta Pinar del Río, se convirtió en una vía de continuo traslado de tropas, materiales de guerra y alimentos. En las zonas militares operaban miles de soldados, guerrilleros y voluntarios. Las costas eran vigiladas por cañoneros y por guarniciones, en puntos considerados claves para efectuar desembarcos de expediciones. En las condiciones mencionadas, Pinar del Río ocupó un lugar significativo dentro del cuadro de acciones de guerra que se libraron desde febrero de 1896 hasta octubre de 1897. Las cifras de bajas españolas registradas en Pinar del Río en acciones de guerra nos revelan las dimensiones de la lucha armada. Tomando como base los informes de los jefes militares españoles en el período que va de abril de 1896 a marzo de 1897, hemos podido conocer que el Ejército de Operaciones sufrió mil ciento ochenta y dos muertos y seis mil ciento ochenta y ocho heridos en toda la Isla, de los cuales a Pinar del Río corresponden doscientos cinco muertos (17,34 %) y mil cuatrocientos cincuenta y cuatro heridos (23,49%)12. Las operaciones militares del ejército español contra las fuerzas del general Maceo se caracterizaron por ser de medianas proporciones, de constante acometividad y en terrenos montañosos. Todo esto debe haber influido en el número de bajas. 11 12 La trocha de Mariel a Majana tenía una longitud de treinta y cinco kilómetros de norte a sur. Llegó a tener trece mil cuarenta y seis efectivos de infantería, caballería, artillería e ingenieros. No hemos tenido en cuenta las cifras estimadas que ofrecieron los cubanos acerca de las bajas españolas por considerarlas subjetivas. Igual proceder hemos tenido respecto a los estimados de bajas cubanas que aparecen en fuentes. LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER 223 La Guerra en las provincias de La Habana y Matanzas Una visión integral de la guerra en la región occidental de Cuba requiere analizar su comportamiento en las provincias de La Habana y Matanzas pues ambas provincias formaban parte de la estrategia trazada por el general Weyler en sus propósitos de terminar con la insurrección en el plazo de dos años. Semanas después de la caída en combate del general Antonio Maceo, el marqués de Tenerife, que había declarado pacificado Pinar del Río, trasladó el grueso de las operaciones militares a ambas provincias, situación ésta que duró hasta mayo de 1897 cuando la Campaña de la Reforma en Las Villas pasó a convertirse en el centro principal de las preocupaciones estratégicas del Gobernador y Capitán General debido a que allí se encontraba el General en Jefe del ejército libertador. Las características tanto geográficas como político-económicas de las provincias de La Habana y Matanzas imprimieron su sello a la actividad bélica. Ambas provincias son llanas, productoras de azúcar, con mucha agricultura comercial y gran cantidad de núcleos de población. En ellas, una cifra elevada de acciones tuvieron como objetivos ingenios, ferrocarriles y pueblos. En el período de febrero de 1896 hasta mayo de 1897 tuvieron lugar mil ciento diecinueve acciones de guerra de diversa índole y magnitud en el territorio de la provincia de La Habana y mil cincuenta y cinco en la de Matanzas. En ese mismo período el ejército español sufrió ciento sesenta y cuatro muertos y cuatrocientos once heridos en combate en la primera de esas provincias y ciento setenta y siete muertos y novecientos treinta y siete heridos en la segunda. La Campaña de la Reforma La Campaña de la Reforma, en la región de Sancti Spíritus, se prolongó casi por un año. En ella se pueden apreciar tres momentos: El primero abarca desde el 27 de enero hasta mayo de 1897. Durante esos meses el objetivo principal del general Máximo Gómez fue el de atraer la atención de Weyler para que éste distrajera fuerzas de la región más occidental y se aliviara así la presión que el ejército español estaba ejerciendo sobre las fuerzas cubanas en esos territorios. El segundo momento, que se extiende desde mayo hasta octubre, se caracterizó porque la campaña se desarrolló en la temporada de lluvias. Este elemento, conjuntamente con los combates y la continua movilidad de los cubanos,obligó al mando español a introducir modificaciones en la organización, distribución territorial y operaciones de sus fuerzas militares. El tercer y último momento tuvo lugar después de GUSTAVO PLACER CERVERA 224 ser sustituido el general Weyler por el general Ramón Blanco y Erenas y se extendió desde octubre de 1897 a enero de 1898. ACCIONES MILITARES, POR MESES, DE LOS AÑOS 1897 Y 1898 EN LOS TERRITORIOS DE LOS DISTINTOS CUERPOS DEL EJÉRCITO LIBERTADOR 1897 CUERPOS 1er Cuerpo 2o Cuerpo 3er Cuerpo 4o Cuerpo 5o Cuerpo I Div 5o Cuerpo II Div 6o Cuerpo SUMAN ene. feb. mar. abr. may. jun. jul. 8 19 10 39 17 13 6 21 18 9 6 39 6 8 13 42 6 3 7 49 4 1 15 7 10 17 61 13 7 6 1 13 6 8 6 8 3 3 4 2 22 19 33 9 17 11 8 28 11 8 112 11 95 10 121 9 95 21 106 24 105 6 44 10 143 12 52 CUERPOS 13 5 8 44 ago. sep. oct. nov. dic. 4 1 1 21 8 10 3 22 6 3 1 2 13 2 3 15 36 20 63 33 72 3 1898 SUMAN 97 SUMAN 98 TOTAL 15 13 8 27 97 125 141 283 82 66 30 91 179 191 171 374 2 43 7 50 ene. feb. mar. abr. 1er Cuerpo 2o Cuerpo 3er Cuerpo 4o Cuerpo 5o Cuerpo I Div 5o Cuerpo II Div 6o Cuerpo SUMAN 21 2 6 13 20 29 12 30 26 22 4 21 1 4 19 9 12 8 176 48 224 24 86 19 123 2 87 16 89 179 1.044 61 385 240 1.429 (Fuente: Cronología de las acciones militares elaborada por los equipos provinciales de Historia y graficada por Manuel López Díaz del Instituto de Historia de Cuba) Durante el período de enero-octubre de 1897, Weyler dirigió unas fuerzas principales contra Gómez en el territorio del 4º Cuerpo. En estos meses tuvieron lugar un total de novecientas nueve acciones militares correspondiendo doscientas setenta a Las Villas. En Pinar del Río, La Habana y Matanzas, que teóricamente Weyler había dado por pacificadas, tienen lugar en el período quinientas treinta y siete acciones militares. Obsérvese que LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER 225 dos tercios de las acciones son al oeste de la trocha de Júcaro a Morón. Como podrá apreciarse, en el territorio del 4º Cuerpo tuvieron lugar en el período de enero a abril de 1897, ciento cuarenta y una acciones militares y ciento veintinueve de mayo a octubre del propio año. Llama la atención el hecho de que en Pinar del Río, la primera provincia que se declaró pacificada, en los diez meses posteriores a la muerte del general Antonio Maceo, se produjeron ciento dieciséis acciones militares de diversa índole y el ejército español mantenía allí dieciocho batallones. El cuadro siguiente nos permite ver cómo se desarrolló cuantitativa y cualitativamente la guerra en todo el país y cómo los insurrectos efectuaron cambios en su estrategia y pasaron a la guerra de resistencia y desgaste. COMPORTAMIENTOS DE LA LUCHA ARMADA Y TIPO DE ACCIONES DE GUERRA (febrero de 1896 a octubre de 1897) 1896 Mes Feb. Mar. Abr. May. Jun. Jul. Agos. Sep. Oct. Nov. Dic. Totales Pueblos Ciudades Ferrocarril Fuertes 9 11 2 6 12 2 2 13 3 14 20 3 5 5 6 6 13 13 24 30 29 19 58 20 18 26 14 29 39 15 31 92 147 258 Convoyes Ingenios 1 1 5 6 2 12 30 Trochas Heliógrafos Maniguas 11 23 14 24 14 29 16 131 10 6 2 12 30 3 3 62 104 201 397 204 345 286 276 330 228 310 2.743 8 8 6 2 24 2 2 4 - 316 322 308 310 202 284 193 222 224 297 2.678 1987 Ene. Feb. Mar. Abr. May. Jun. Jul. Agos. Sep. Oct. Totales 6 11 13 5 4 6 2 3 5 55 5 13 5 3 2 2 1 1 32 8 4 6 8 1 2 2 3 5 1 40 6 3 3 4 4 1 5 2 28 (Fuentes: Valeriano Weyler y Nicolau: Mi mando en Cuba, Imprenta Litográfica y Casa Editorial de Felipe González Rojas, Madrid, 1910. Se han consultado además, los números correspondientes desde febrero de 1896 hasta octubre de 1897 de las publicaciones siguientes: El Ejército, Gaceta de La Habana, Boletín 226 GUSTAVO PLACER CERVERA del Ejército; y en el Archivo Nacional de Cuba (Fondos: Asuntos Políticos, Máximo Gómez, Ejército Libertador y Donativos y Remisiones) Podrá apreciarse el descenso en acciones de guerra relacionado con ataques a pueblos y ciudades lo cual tiene su explicación en el sistema defensivo concebido bajo el mando del general Valeriano Weyler, donde se conjugaban el incremento de las fortificaciones con el elevado número de efectivos que las guarnecían, a lo que se debe añadir la carencia de cartuchos de guerra y de artillería que tenían los cubanos. También decrecieron las acciones contra los ferrocarriles lo cual puede atribuirse, por un lado, a la escasez de explosivos de los insurrectos y por otro, a la construcción de fuertes, así como a las disposiciones de seguridad tomadas por el mando español respecto a la red ferroviaria. Las acciones de guerra agrupadas bajo el concepto de "manigua" (emboscadas, tiroteos, acciones de hostigamiento, etc.) predominaron numéricamente a partir de mayo de 1897. Ya por esa fecha se notaban los efectos de la reconcentración: se había incrementado la escasez de alimentos, medicinas, ropas, calzado y materiales de guerra. Mientras esto ocurría en la región occidental del país, en Camagüey y en Oriente las tropas insurrectas mantenían la iniciativa, limitaban las columnas españolas a los poblados fuertemente fortificados, de donde podían salir esporádicamente en convoyes. Las reiteradas promesas del Capitán General y Gobernador de la isla de Cuba de pacificar al país no se materializaban tras diecinueve meses de campaña. En Occidente, por donde debía haber comenzado la pacificación, se seguía combatiendo y no había podido pasar a la ofensiva en Oriente, provincia en la que los insurrectos controlaban grandes extensiones de territorio. A ello se agregaba que su política de guerra de tierra arrasada y la reconcentración eran censuradas cada vez con más firmeza tanto en España como internacionalmente y en Cuba era apoyada casi exclusivamente por el Cuerpo de Voluntarios. Estos y otros factores de carácter político se conjugaron para que el general Valeriano Weyler fuera sustituido de su mando en Cuba. Antes de concluir, debemos consignar que las cifras ofrecidas no pretenden alcanzar la exactitud histórica absoluta sino que reflejan más bien la tendencia del proceso bélico. La guerra irregular generaba la autonomía de decenas de destacamentos que operaban en zonas muy apartadas y llevaban a cabo acciones de guerra que muchas veces no se informaban. Además, las fuentes disponibles hacen compleja y difícil la clasificación y tabulación de la información. LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER General Arsenio Martínez Campos. Retrato de Federico de Madrazo 227 228 GUSTAVO PLACER CERVERA Antonio Cánovas del Castillo. Retrato de Casado del Alisal LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER General Valeriano Weyler. Busto de Mariano Benlliure. Museo del Ejército. 229 Reparto de raciones en la trocha de Júcaro a Morón 230 GUSTAVO PLACER CERVERA LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO Fernando CASTILLO CÁCERES Profesor de Historia ASTA hace poco tiempo, una serie de referencias geográficas y de ciudades de Oriente Próximo que se han hecho familiares por su presencia en los medios de comunicación, como los Altos del Golán, el río Littani, Sidón, Kuneitra o Beirut, estaban asociadas exclusivamente a unos acontecimientos bélicos recientes como la Guerra de los Seis Días, la Operación Paz en Galilea, es decir, la invasión israelí del Líbano, o la Guerra del Yom Kippur. Sin embargo, tanto Siria como el Líbano fueron el escenario de un episodio, corto aunque intenso, de la Segunda Guerra Mundial que enfrentó a franceses de Vichy con británicos y franceses libres, apenas conocido a pesar de su interés1. En efecto, en la primavera de 1941 el Mediterráneo oriental2 no sólo distaba de ser un teatro de operaciones secundario, sino que incluso podía considerarse el centro neurálgico de un conflicto que ya había rebasado definitivamente el marco europeo. Tras la conquista alemana de los Balcanes, culminada con la espectacular operación aerotransportada sobre Creta, las escasas fuerzas británicas de Oriente Medio, al mando del general Archibald Wavell, tenían que hacer frente a un conjunto de amenazas y exigencias que superaban los meros aspectos militares. En primer lugar estaba el Afrika H 1A este respecto hay que señalar la práctica inexistencia de publicaciones en nuestro país acerca de este capítulo del conflicto mundial. 2 A pesar de su antigüedad, el trabajo de Carlo FABIANI, La Segunda Guerra Mundial en Africa. 1, De Malta a Madagascar, Barcelona 1974, sigue siendo utilísima aproximación al teatro de operaciones que nos ocupa. 232 FERNANDO CASTILLO CÁCERES Korps del general Rommel el cual, unido a las fuerzas italianas y tras sitiar Tobruk, avanzaba desde Libia hacia la frontera egipcia. Más al sur, en Abisinia, aunque las tropas italianas del duque de Aosta se habían rendido a los generales Platt y Cunningham, jefes de las fuerzas de Sudán y Kenia, respectivamente, todavía continuaban la resistencia en varios núcleos. En esta situación, para los británicos era necesario garantizar la seguridad de la retaguardia y rematar la intervención en Iraq contra el gobierno de Rachid Alí el Galieni, una plataforma de penetración germana en la zona y un referente para el nacionalismo árabe, cada vez más inclinado hacia el Eje3. Por otra parte, el sentimiento antibritánico era un hecho evidente no sólo en Iraq o Irán, sino también en Egipto, donde el Partido Wasf veía con satisfacción los progresos de Alemania. En Palestina, una región en la que los choques entre árabes y judíos persistían entre otras razones debido al estímulo que recibía de dirigentes de conocida inclinación progermana como el Muftí de Jerusalén, Haj Amín el Hussein, y el jefe militar de origen sirio Fawzi al Kaujki4, el rechazo hacia los ingleses era especialmente intenso. Todo ello exigía un despliegue de tropas encargadas de controlar una región que era vital para los intereses de Gran Bretaña, pues si el canal de Suez era un enlace esencial en el camino hacia la India, el petróleo que llegaba al puerto de Haifa a través del oleoducto que partía de Mosul y Kirkuk resultaba imprescindible para la flota y las fuerzas británicas. A todo ello habría que añadir que otro retroceso de Inglaterra en el Mediterráneo probablemente supondría la entrada en la guerra de Turquía, España y Vichy al lado del Eje, lo cual podría inclinar definitivamente el conflicto en contra de Gran Bretaña5. 3 4 5 CASTILLO CÁCERES, Fernando, "La Segunda Guerra Mundial en Iraq" en Historia 16 nº 147, pp. 75-80. Acerca del nacionalismo árabe en el contexto de la 2ª Guerra Mundial se puede consultar entre varios títulos los siguientes trabajos: VALABREGA, Guido. La revolución árabe, Barcelona, 1979. KHOURY, Philip S. Syria and the French mandate: the politics or Arab nationalism 1920-1945, New Jersey, 1989. MARTÍNEZ CARRERA, JOSE U. El mundo árabe e Israel. Madrid, 1991. KIMCHE, J. El segundo despertar árabe, Barcelona, 1971. DAHMS, Gunther H. La Segunda Guerra Mundial. Barcelona, 1963, p. 134. Una idea de la magnitud de las preocupaciones británicas la proporciona Ronald W. Zweig cuando señala los planes de evacuación de Palestina de los civiles y militares británicos, elaborados en mayo de 1941 cuando la amenaza de un estallido de la zona y de una intervención alemana parecía inminente. (Citado por WEINBERG, Gerhard L. Un mundo en armas. La Segunda Guerra Mundial: una visión de conjunto, Barcelona, 1995, p. 532, nota 178). LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 233 En esta situación la intervención británica en Siria era una posibilidad que no dejaba de contemplarse, sobre todo teniendo en cuenta dos elementos que se unían a la necesidad perentoria de mantener controlada la retaguardia de una región tan vital como la de Oriente Próximo6. En primer lugar, estaba la presión del general De Gaulle a favor del ataque a las posesiones de Vichy en los territorios de Levante, una operación que el líder francés comprendía que no podían emprender en solitario las Fuerzas Francesas Libres dada la debilidad de sus efectivos7. Además, el fracaso de la operación de Dakar aconsejaba emprender operaciones de carácter lateral bajo la dirección de Gran Bretaña, aunque la desconfianza hacia sus aliados no abandonó nunca al general. Por otro lado, se encontraba el tradicional interés de Winston Churchil8 hacia la zona del Mediterráneo y Oriente Próximo, demostrado desde sus años de Lord del Almirantazgo en 1915 cuando impulsó la operación de Gallípoli y, posteriormente, reiterado en 1943 con ocasión de la Conferencia de Teherán en que preconizaría el asalto al continente europeo por los Balcanes, zona a la que calificó como el vientre blando de Europa. A este interés del premier hay que añadir los informes del servicio secreto británico tendentes a insistir, si no a exagerar, el peligro de la presencia alemana en Siria. A este respecto, la cuestión de la autorización del gobierno de Pétain para el uso de las bases aéreas francesas en Siria y Líbano por parte de Alemania se convirtió en el elemento central para decidir la posible intervención británica. No es extraño, por tanto, que tras los acuerdos adoptados después de la reunión de Berchtesgaden, celebrada en mayo de 1941 entre Hitler y el almirante François Darlan, jefe del gobierno petanista -plasmados semanas después en la concesión para el uso de los aeródromos situados en territorio sirio y libanés a favor de Alemania, teóricamente sólo para ayudar al régimen de Rachid Alí en Iraq- contribuyera a decidir a Churchill, si es que necesitaba algún estímulo en este aspecto, en favor de una rápida intervención en Siria. 6 7 8 Para una aproximación a la situación británica en esta región que toma a Egipto como centro, se puede consultar LUGOL, Jean, Egypt and Worl War II .The Anti-Axis Campaigns in the Middle East, Cairo, 1945. DE GAULLE, Charles. Memorias de guerra. El llamamiento (1940-1942). Barcelona, 1970, p. 188. CHURCHILL, Winston. Memorias. La Segunda Guerra Mundial. Barcelona, 1985. Tomo V, pp. 275-285. El relato del premier británico, uno de los prinicipales protagonistas de los acontecimientos, resulta especialmente útil como fuente de información para todo lo relativo a Siria y Líbano. 234 FERNANDO CASTILLO CÁCERES En toda esta cuestión resulta fundamental establecer en lo posible las verdaderas dimensiones de la amenaza alemana en el Mediterráneo oriental y Oriente Próximo para entender el conjunto de razones que impulsaron a Churchill a ordenar la apertura de un nuevo frente en unos momentos delicados. Ciertamente, tras el ataque germano a Creta en una audaz e inesperada operación aerotransportada, parecía justificado el temor existente entre los británicos a un nuevo ataque alemán en la zona al que podían servir de apoyo la Francia de Vichy y sus bases aéreas de Levante. De acuerdo con el presunto interés de Alemania por Oriente y su tendencia a aprovechar las circunstancias favorables para su expansión con un mínimo de costos por el área, se puede entender el razonamiento que sitúa a Siria como un lugar esencial dentro de la política germana. En concreto, sus bases aéreas aparecían como una plataforma idónea para la llegada de los paracaidistas alemanes que, en una operación semejante a la de Creta, podrían establecer una cabeza de puente previa a una invasión que desestabilizaría todo el dispositivo británico en Oriente Medio9. Sin embargo, una vez que se comprobó que Alemania tenía otros objetivos, como puso de manifiesto el ataque a la Unión Soviética en junio de 1941, y teniendo en cuenta la debilidad tanto de los efectivos enviados al norte de África en ayuda de los italianos como de los destinados al apoyo de los nacionalistas iraquíes, donde la indecisión destaca como característica dominante de la política alemana, resulta difícil mantener la realidad del repetido peligro de penetración del Eje en el área. Al contrario, casi cabe hablar antes de una actuación de compromiso, a remolque ora de las circustancias ora de terceros, fueran éstos italianos o nacionalistas iraquíes. Sin embargo, y como hemos señalado anteriormente, no se puede negar la existencia de un activo nacionalismo árabe, de intenso carácter antibritánico, deseoso de sacudirse el yugo colonial; ni tampoco la inquietud que causaba a los británicos la presencia en la zona de la Francia de Vichy, muy inclinada hacia la órbita alemana. Tampoco puede pasarse por alto la enorme importancia estratégica de la región o la etapa militarmente expansiva jalonada de éxitos que atravesaba Alemania, para entender los temores de Churchill y la decisión adoptada, aunque no compartida de forma unánime, de invadir Siria en junio de 1941. Para finalizar este rápido panorama, no se puede olvidar un elemento destacado por el propio Charles de Gaulle10 y recogido por numerosos auto9 En realidad, las elevadas pérdidas alemanas sufridas en la operación contra Creta habían dejado prácticamente inoperantes a las fuerzas aerotransportadas germanas, las cuales no volvieron a actuar como tal en toda la guerra. (WEINBERG. Op. cit. p. 246). 10 DE GAULLE. Op. cit. p, 190. LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 235 res franceses como es la rivalidad colonial entre Francia y Gran Bretaña. Ciertamente, y a la luz de lo sucedido, es inevitable pensar que los británicos, en el contexto de su lucha contra el Eje, estaban aprovechando las circunstancias del conflicto para intentar sustituir la influencia francesa en el Próximo Oriente. En la primavera de 1941, las fuerzas francesas situadas en Siria y Líbano a las órdenes del general Henri Dentz, un alsaciano nombrado por Pétain Alto Comisario de los territorios de Levante, tenían órdenes terminantes del almirante Darlan, jefe del gobierno de Vichy, de actuar vigorosamente para mantener alejados a los británicos y permanecer atentos a cualquier maniobra que pudiera afectar a los intereses de Francia, incluidas las italogermanas. Las relaciones entre Gran Bretaña y Vichy en esta época se podían calificar de prebélicas, pues a los numerosos incidentes navales11, protagonizados por buques de ambos países, había que añadir los aéreos, especialmente importantes después del estallido del conflicto entre el gobierno iraquí de Rachid Alí y Gran Bretaña. Incluso existió una fracasada intervención de un comando de judíos de Palmah dirigidos por un oficial británico que pretendían volar la refinería de petróleo del puerto libanés de Trípoli en mayo de 194112. Los acontecimientos de Iraq iban a afectar muy directamente a los franceses e incluso a determinar en parte los sucesos posteriores. En primer lugar, hay que destacar la presión de Alemania que, tras la citada entrevista de Berchtesgaden entre Hitler y Darlan, obtuvo de Francia una serie de concesiones militares entre las que se encuentran la autorización del uso de los aeródromos de Siria por la Luftwaffe, así como la entrega de material militar francés afectado por el armisticio de 1940 al gobierno iraquí de Rachid Alí. No obstante, todavía existían ciertas distancias entre Francia y Alemania pues, a pesar del bombardeo británico de los aeródromos de Palmira y Alepo, Darlan declinó el ofrecimiento germano de prestar su aviación para defender el territorio francés amenazado, una posibilidad que contaba con el apoyo del general Dentz. Esta negativa obedecía tanto al deseo de Vichy de no provocar a los británicos y de no contribuir a fortalecer las posiciones de los gaullistas, como a la voluntad de mantener distancias con Alemania y conservar el apoyo de los Estados Unidos, cuyos envíos de material y alimentos resultaban fundamentales para el gobierno del mariscal Pétain. 11 12 PAXTON, Robert O. La Francia de Vichy. 1940-1944. Barcelona, 1974, p. 99. LE MIRE, Henri.Tsahal. Histoire de l’armée d’Israel. París, 1987, p.22. 236 FERNANDO CASTILLO CÁCERES Si a los ojos de los británicos no quedaban dudas sobre cual sería la reacción de Vichy en caso de la presencia de los paracaidistas alemanes en Siria, y por lo tanto de la necesidad de intervenir en la zona, a los franceses libres les parecía igualmente conveniente proceder a un ataque en Oriente Medio debido a la necesidad que tenían de contar con territorios que les permitiera dotarse de entidad política. Ésta sería una de las pocas ocasiones en que dos personalidades a menudo tan enfrentadas como Churchill y De Gaulle, iban a coincidir a pesar de la desconfianza mutua. La idea de atacar los intereses de Vichy en Levante aparece ya en septiembre de 1940 cuando Churchill y el general Catroux comenzaron a estudiar la viabilidad de las operaciones13. Por el contrario, la firmeza del primer ministro encontraba un menor eco entre quienes tenían la responsabilidad de ejecutar el ataque. Así, el general Archibald Wavell se oponía a la apertura de un nuevo frente que contribuiría a dispersar unas fuerzas que en esos momentos tenían que hacer frente a numerosos compromisos, expresando sus reticencias a Churchill por el proyecto y por lo que consideraba una intromisión de De Gaulle en los asuntos del Próximo Oriente14. El general inglés se inclinaba antes por soluciones de tipo político para evitar la presencia de Alemania en Siria que por una intervención militar, para la cual tenía que retirar tropas de África o emplear exclusivamente franceses libres dados los compromisos que en mayo de 1941 tenían los británicos en Creta, Iraq y Egipto. Paradójicamente y, a pesar de su escaso aprecio por los efectivos gaullistas15, las quejas de Wavell encontraban en De Gaulle mayor comprensión, pues éste en sus memorias expresa su admiración hacia el general británico, mostrándose comprensivo ante los muchos retos que tenía que afrontar16. La contestación de Churchill a los comunicados de Wavell no dejaron lugar a dudas, pues desoyendo sus quejas, le ordenó improvisar la mayor fuerza posible sin que resultase perjudicada la seguridad de las posiciones en el desierto libio. Sin duda, el empeoramiento de la situación de los británicos en Creta y la previsible evacuación de la isla, aligeraba las obligaciones militares de Wavell quien, después de un amago de división, siguió las instrucciones del primer ministro. 13 14 15 16 LACOUTURE, Jean, De Gaulle. Barcelona, 1985, p. 80. Las memorias de Churchill son muy expresivas respecto de las reticencias de Wavell hacia la intervención y de las diferencias mantenidas entre ambos en relación con el asunto. (Vid. CHURCHIL. Op cit. p. 277). Ni Churchill ni Wavell contemplaron en ningún momento otorgar un papel relevante a las fuerzas de De Gaulle, hacia las que no mostraban ninguna confianza (IBIDEM, p. 276). DE GAULLE. Op. cit. p.185. LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 237 A finales de mayo el general inglés remitió el plan de la denominada Operación Exportador, nombre clave de la invasión de Siria y Líbano, para la cual se emplearía un conjunto de fuerzas heterogéneas procedentes de distintos lugares, reunidas para la ocasión. Acto seguido Churchill, al tiempo que presionaba para que los refuerzos franceses no encontraran facilidades en territorio turco, ofreció a Turquía colaborar en el ataque a Siria, una propuesta que fue rechazada por el gobierno de Ankara17. El primer ministro inglés también se mostró preocupado por la posible reacción adversa de la opinión pública norteamericana ante lo que podía parecer un conflicto entre potencias coloniales, por lo que comunicó a Roosevelt la intención de proceder al ataque contra el territorio francés. El argumento esgrimido por el gobierno británico para justificar su intervención era la presencia de unidades alemanas en suelo francés, así como la pérdida de legitimidad de Vichy como mandatario en la zona al abandonar la Sociedad de Naciones18. En este contexto previo a las operaciones hay que incluir la presión ejercida por Gran Bretaña, que desde 193919 perseguía un acercamiento al nacionalismo árabe con la intención de evitar su desplazamiento hacia Alemania, para arrancar a De Gaulle unos días antes de la invasión la promesa de conceder la independencia a Siria y Líbano nada más producirse su liberación. Esta maniobra, aparentemente descolonizadora, permitía a los ingleses efectuar a un mismo tiempo un acercamiento a los árabes así como desplazar a Francia del Próximo Oriente y sustituir su influencia por la de Gran Bretaña. De acuerdo con lo establecido en el plan de operaciones elaborado por Wavell, el ataque se realizaría desde Palestina y Transjordania hacia el norte, siguiendo tres ejes de penetración20: - El primero de ellos discurría paralelo a la costa en dirección a Beirut, vía Tiro y Sidón, y estaba a cargo de las fuerzas al mando del general John D. Lavarack, constituidas por la 7ª División australiana incrementada con dos batallones de la 6ª División de la misma nacionalidad, pero con una brigada menos estacionada en Tobruk. 17 18 19 20 CALVOCORESSI, Peter y WUNT, Guy. Guerra Total. La Segunda Guerra Mundial en Occidente. Madrid, 1979, p. 184. REVERTE, Manuel. De Dantzig a Smolensko. Madrid, 1941, p. 358. CALVOCORESSI-WUNT. Op. cit., p. 181 y ss. Para el desarrollo de las operaciones y como fuente esencial de información acerca de la campaña es fundamental, a pesar de su escasa extensión, el trabajo de John LAFFIN, "Siria 1941" en Connaissance de l’Histoire, nº 46, 1982, un autor especialista tanto en historia militar como en los acontecimientos de la zona de Oriente Medio. 238 FERNANDO CASTILLO CÁCERES - La segunda vía de ataque tenía como objetivo Damasco siguiendo la ruta del ferrocarril que partía desde Amman y estaba encomendada al general William L. Lloyd. Éste contaba con la 5ª Brigada india -procedente de Eritrea, donde había combatido contra los italianos-, reforzada con un batallón de fusileros reales y otros dos pertenecientes a la 1ª División de Caballería británica, así como con las Fuerzas Francesas Libres -formadas por tres batallones, una batería y una compañía de carros, así como unos cuantos aparatos- al mando del general Le Gentilhomme, quien a su vez dependía del general Catroux21. - Por último, existía una tercera ruta de ataque central que, partiendo del lago Tiberiades, se dirigía hacia el norte a través de un terreno montañoso en un movimiento doble dirigido a cubrir los flancos de las dos columnas laterales y a colaborar en el avance sobre Beirut y Damasco, respectivamente. Este eje de ataque, que se desarrollaba en el medio geográfico más adverso y en la zona que más resistencia iba a ofrecer al avance británico, era también competencia del general Lavarack , quien tenía que dividir sus fuerzas para atender a las dos vías de avance encomendadas. A estas fuerzas había que añadir unas escuetas unidades de voluntarios judíos de la Haganah, cuatro regimientos de Artillería australianos y uno británico, setenta aviones de la RAF, Hurricanes y Gladiator en su mayoría22, y tan sólo nueve carros que distaban de ser los últimos modelos de Matilda o Crusader. La Royal Navy estaba presente con dos cruceros y diez destructores. El mando supremo de las fuerzas de tierra recayó en el general británico Henry Maitland Wilson. Para finalizar, hay que señalar que Wavell insistía en su plan en la necesidad de emplear medidas políticas pues en el fondo confiaba en que las tropas francesas presentasen poca resistencia e incluso, si llegaban a intervenir los alemanes, se confiaba en que se unieran a los invasores. En suma, el objetivo era evitar el combate en la medida de lo posible, emplear todos los medios de propaganda disponible, y confiar en que el despliegue de fuerzas inclinase a la población local y a la guarnición francesa a favor de los británicos. Sin embargo, el general inglés erraba en sus cálculos, pues las tropas francesas destacadas en Siria y Líbano estaban determinadas a obedecer las órdenes recibidas y resistir cualquier ataque británico. Lo ocurrido en Mers 21 22 Acerca de la actuación de la aviación gaullista en la zona, se puede consultar a modo de introducción el artículo de P. FACON, "Les Forces aériennes françaises au MoyenOrient. 1940-1942", Connaissance de l’ Histoire. nº 53, 1983, pp. 6-10. Sobre la actuación de la aviación británica en la zona está la obra de la época, de la que es autor Philip GUEDALLA, Oriente Medio 1940-1942. Un estudio sobre la guerra en el aire. Barcelona, 1945. LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 239 el Kebir y Dakar, junto a los repetidos ataques sufridos por los barcos y aviones franceses ayudan a explicar el rechazo hacia británicos y gaullistas y la simpatía existente hacia Alemania entre los partidarios de Petain. Las fuerzas del gobierno de Vichy situadas en los territorios de Levante estaban al mando del general Henri Dentz, quien contaba con alrededor de treinta mil hombres repartidos en dieciocho batallones de fuerzas regulares francesas, Legión Extranjera, senegaleses, spahis argelinos y tropas locales. A estas unidades había que añadir ciento cincuenta vehículos blindados, de los cuales noventa eran carros de combate, en su mayor parte Renault 35, y una numerosa artillería que contribuyó en gran parte a retrasar el avance británico. Especialmente eficaz resultó la aviación de Vichy, compuesta por más de noventa aparatos entre los que destacaban los modernos Morane-Saulnier y los Dewoitine D-520, que disputaron con éxito a la RAF el dominio del aire durante las primeras semanas de la guerra. Conviene recordar que este conjunto nada desdeñable de fuerzas aguerridas y expertas debía desempeñar una labor defensiva, a la que colaboraba una geografía desfavorable para los movimientos, especialmente en el interior, así como unas vías de comunicación casi inexistentes y unos puntos fortificados que favorecían la resistencia. La eficacia de esta estrategia defensiva, que sin duda fue uno de los condicionantes de la campaña, demostró que las fuerzas de Vichy tenían unas cualidades indudables para este tipo de guerra, las cuales fueron reconocidas incluso por los británicos23. En la víspera del 8 de junio de 1941 en que se produjo el ataque, dos unidades de comandos compuestas por judíos y británicos intentaron tomar dos puentes que habían de facilitar el avance de los australianos de Lavarack. El primero de ellos, al mando de Yigall Allon, alcanzó su objetivo sin tropiezo alguno. Por el contrario, la otra unidad, dirigida por Moshe Dayan, fracasó en el intento perdiendo su jefe un ojo de resultas de las heridas recibidas24. Al día siguiente se produjo el triple ataque británico desde el sur acompañado de bombardeos de la RAF sobre los aeródromos sirios y libaneses. La respuesta de Dentz fue aprestarse a la defensa de sus posiciones y evacuar a los alemanes que estaban como consejeros en el territorio francés para evitar lo que podía considerarse una provocación. En los primeros días el avance de 23 24 A este respecto resulta ilustrativo un informe australiano sobre la campaña de Siria que comentaba: "Los franceses de Vichy, en esta campaña, mostraron cualidades combativas en la defensa que hacen difícil de comprender la facilidad con que fueron derrotados en su propio país" (WEINBERG. Op. cit., p. 532, nota 179). LE MIRE. Op. cit. p 22. 240 FERNANDO CASTILLO CÁCERES los australianos de la 7ª División fue relativamente rápido, ocupando Tiro y llegando a las orillas del río Littani sin excesiva dificultad. No obstante, una audaz acción de comandos ingleses al mando del mayor Geoffrey Keyes, quien más tarde moriría en un ataque contra el cuartel general de Rommel, que tenía como objetivo un puente que permitiera vadear el río, fracasó. Al mismo tiempo, cerca de la desembocadura del río Littani se libraban intensos combates aéreos y navales en los que los destructores ingleses Isis e Ilex fueron alcanzados por aviones de Vichy, mientras que los Swordfish británicos con base en Chipre hundían al destructor francés Le Chevalier. Poco después, las fuerzas del general Lavarack consiguieron vadear el Littani y alcanzar Sidón, aunque con más pérdidas de las previstas. Más sencillo resultó el avance de las fuerza del general Lloyd hacia Damasco a través de las pistas del desierto, pues sus hindúes y franceses libres apenas encontraron dificultades hasta las cercanías de la capital siria, si se exceptúan las derivadas de las malas comunicaciones y de los ataques aéreos. Como se esperaba, el avance de la columna central a través de los Altos del Golán en dirección por un lado a Kuneitra y por otro a Merdjajoun, en territorio druso, fue más lento y dificultoso, pues a los problemas derivados de la orografía se añadió una feroz resistencia favorecida por el terreno. Paralelamente, el gobierno de Pétain enviaba una nota de protesta a Londres por medio de su embajador en Madrid, quien contestó que se debía dejar paso libre a las tropas británicas con el objeto de garantizar su seguridad. Naturalmente, la propuesta fue rechazada25. Pasada la primera semana del conflicto, el general Dentz se percató de la debilidad de las fuerzas atacantes y decidió pasar a la ofensiva en los sectores central y costero en los que, casualmente, no había tropas gaullistas. Así, el 13 de junio los franceses lanzaron un contraataque en el que emplearon la mayor parte de sus carros de combate contra los australianos, en las cercanías de Sidón, para aliviar la situación de la ciudad. A pesar de los medios empleados y la energía del ataque, la maniobra fracasó resultando destruidas la mayor parte de las fuerzas de Vichy debido al fuego de la artillería, lo que permitió que los australianos del general Stevens ocuparan Sidón el día 15. Al mismo tiempo, las fuerzas francesas situadas en Merdjajoun resistían los ataques australianos, mientras que en el sector de Kuneitra un contraataque de la Legión Extranjera aniquiló un batallón británico, aunque no se pudo evitar que unos días más tarde la ciudad fuera ocupada por los británicos, quedando de esta forma abierto el camino hacia Damasco. 25 REVERTE. Op. cit. p 36. LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 241 A mediados del mes de julio, por lo tanto, el frente se había estabilizado en la línea Sidón-Merdjajoun-Damasco, quedando detenido el avance británico. Wavell comprendía que si se quería terminar rápidamente la campaña era necesario emplear nuevas tropas que desequilibraran la situación, pero también era consciente de la difícil situación por la que atravesaba dado que, el mismo día 15 de junio no sólo se conoció la firma de un pacto de amistad entre Alemania y Turquía26, sino que también llegó la noticia de la derrota de las fuerzas británicas en el paso de Halfaya a manos del Afrika Korps, lo que suponía el fracaso de la operación emprendida por los británicos para levantar el cerco de Tobruk. Sin embargo, y probablemente debido a la presión de Churchill, Wavell decidió mandar refuerzos al teatro de operaciones sirio-libanés, al tiempo que procedió a renovar el mando de las tropas. En concreto, envió dos brigadas pertenecientes a la 6ª División británica y encomendó la dirección de las operaciones al general Lavarack, relevando al general Wilson quien, situado en Jerusalén lejos de las operaciones y con obligaciones políticas y administrativas, no era capaz de apreciar la situación. Pero la decisión fundamental y la que a la postre decidió en gran parte el resultado de la campaña fue la creación de la Habforce y su empleo en la apertura de un nuevo frente en el este de Siria o, lo que es lo mismo, en la retaguardia del dispositivo francés. Para ello, Wavell reunió en Iraq una columna formada, a partir de la 1ª División de Caballería que había participado en la toma de Bagdad, por los regimientos de Caballería de Wiltshire y Warwickshire, el regimiento de Essex y la Legión Árabe del mayor John Bagot Glubb, futuro Glubb Pachá cuando al finalizar el conflicto pasó al servicio de la monarquía hachemita, así como dos baterías de artillería y nueve vehículos blindados ligeros de la RAF. Estas fuerzas, conocidas con el nombre de Habforce, quedaron listas para intervenir en Siria. Mientras tanto, el ataque británico se había reanudado en el sector central, donde se decidió intentar esquivar por el sur el saliente Merdjajoun, que resultaba imposible de tomar debido a la resistencia francesa, para diri- 26 La firma por Von Papen de un pacto de amistad y de un acuerdo comercial con el gobierno turco de Ismet Inönu, supuso un acercamiento a Alemania a pesar de que Turquía no denunció sus tratados con Inglaterra (IBIDEM, p.36). Esta aproximación de Ankara a Berlín se explica si tenemos en cuenta la promesa alemana de ceder a los turcos el norte de Siria, una zona que, según recoge Weinberg, planearon ocupar en las últimas semanas de lucha (WEINBERG. Op. cit., p. 532, nota 180). 242 FERNANDO CASTILLO CÁCERES girse hacia Djezzin. En este lugar se libraron intensos combates que permitieron a los australianos ocupar la ciudad. La respuesta francesa vino por el aire ya que la aviación de Vichy, que todavía disputaba con éxito el dominio del aire a la RAF, llevó a cabo un severo bombardeo de la ciudad que causó importantes pérdidas a los atacantes. Poco después, Lavarack, nuevo comandante en jefe, decidió romper el equilibrio en el que amenazaba estancarse la campaña ordenando al general Lloyd lanzar un ataque contra Mezze, un lugar clave para la conquista de Damasco. En este lugar, las fuerzas de Vichy resistían con éxito desde casi el comienzo de las hostilidades, al igual que Fort Goybet, una posición guarnecida por la Legión Extranjera que garantizaba la apertura de la carretera que unía Beirut con la capital siria. Tanto a franceses como a británicos no se les escapaba la importancia de esta vía de comunicación, pues por ella tendrían que venir los refuerzos que el general Dentz se apresuraba a enviar en socorro de Damasco. La audaz iniciativa de una compañía australiana y otra de franceses libres, que logró cortar con una barricada tanto la carretera como la vía férrea y resistir el contraataque de Vichy, precipitó los acontecimientos. Primero cayó Fort Goybet y poco después, tras unos duros combates que se saldaron con el aniquilamiento de dos batallones hindúes, Mezze se rindió a los británicos. De esta forma, imposibilitado de recibir ayuda desde Beirut, Damasco quedaba aislado por lo que, el 21 de junio, entraba en la capital siria el batallón australiano del teniente coronel Blackburn. Una vez más la respuesta de los franceses fue encomendada a la aviación. Aprovechando su moderno material y que aún disputaba a la RAF el dominio del aire, los aparatos de Vichy bombardearon Damasco el 22 de junio, una acción que apenas causó daños ni prácticamente tuvo trascendencia, pues coincidió con el ataque alemán a la Unión Soviética. Aunque la caída de la capital siria suponía un indudable éxito británico y el logro de uno de los objetivos previstos en la campaña, todavía las fuerzas de Vichy permanecían firmemente asentadas en la mayor parte del territorio. Para Wavell y el propio Churchill era evidente la necesidad de desequilibrar la situación, por lo que el mismo 21 de junio se ordenó que la Habforce, partiendo de sus bases en Iraq, atacara a los franceses en una doble dirección. Por un lado, debía avanzar siguiendo la línea del oleoducto que, vía Palmira y Homs, finalizaba en Trípoli; mientras que, por otro lado, tendría que remontar el curso del río Éufrates hacia el norte, en dirección a Alepo y la frontera turca. En esta última línea el avance se desarrolló sin excesivos problemas, excepto los derivados de las malas comunicaciones y de las dificultades logísticas. No ocurrió lo mismo en el sur, pues si hasta LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 243 Palmira la Habforce apenas había tenido dificultades, en la que fue ciudad helenístico-romana y capital de un efímero reino en el siglo III dC., dos compañías de la Legión Extranjera que guarnecía su fuerte consiguieron frenar durante doce día a los británicos. Esta firme resistencia que, sin duda, disminuyó el efecto provocado por el ataque de la Habforce y permitió que la resistencia del general Dentz se prolongase, obligó unos días más tarde a llevar a cabo una maniobra de flanqueo encomendada a la Legión Árabe27. En efecto, con el fin de superar el estancamiento de la columna y asegurar sus vías de comunicación con Iraq, las tropas de Bagot Glubb se dirigieron contra Saba Beyar y Sukhane, dos lugares situados en pleno desierto al norte y sur de Palmira respectivamente, ocupándolos sin problemas. Mientras se desarrollaban estos acontecimientos en el nuevo teatro de operaciones, los combates más intensos se producían en el centro del Líbano, en el sector de Merdjajoun, donde la eficacia de la táctica defensiva de las fuerzas de Vichy, siendo notable en toda la campaña, alcanzó sus máximos niveles. Aquí, el ataque lanzado el mismo día 21 de junio por la 7ª División australiana se encontró con la ya tradicional firmeza de las fuerzas francesas, bien atrincheradas en lugares estratégicos como Fort Khiam, junto a Merdjajoun. Probablemente los combates más violentos de la campaña se desarrollaron en esta zona durante la última semana de junio, cuando al fracasar el ataque australiano, los franceses respondieron con un enérgico contraataque que puso en peligro todo el dispositivo británico, llegando a amenazar el norte de Palestina. En este caso, la firmeza de la 7ª División junto con la progresiva hegemonía de la RAF permitieron a los británicos, no sin sufrir importantes pérdidas, detener a los de Vichy y continuar la presión sobre Merdjajoun. Por fin, el 29 de junio, tras un fuerte bombardeo, los australianos logran tomar la ciudad con un ataque frontal. Tras la corrección del frente, nuevamente estabilizado por Dentz, el próximo objetivo de los atacantes era obviamente Mazraat-ech-Chouf, antesala de Beirut. A pesar de que las fuerzas de Vichy retrocedían ordenadamente causando grandes pérdidas a los británicos y consiguiendo mantener sus líneas, la realidad se imponía. Al contrario que Wavell, quien a pesar de todas sus carencias y sus numerosos compromisos pudo enviar refuerzos y renovar sus fuerzas, Dentz contemplaba cómo transcurrían las semanas y no llegaban fuerzas de refresco. Ni el gobierno de Vichy, ni los alemanes, antes 27 No debió ser una tarea muy satisfactoria para el mayor Glubb, pues en sus memorias apenas alude a su intervención contra los franceses. (BAGOT GLUBB, John. Un soldado con los árabes. Madrid, 1959. pp. 47-49). 244 FERNANDO CASTILLO CÁCERES recelosos a intervenir y ahora ocupados con sus nuevos compromisos en Rusia, parecían interesarse por el Levante francés, dejando abandonadas a unas tropas que hasta estos momentos estaban resistiendo con éxito el ataque británico. Si en las primeras semanas del conflicto las fuerzas de Vichy eran comparables, si no superiores, en cantidad y calidad a las atacantes, el desgaste sufrido por los duros combates y la llegada de nuevas unidades británicas colocaron al ejército francés en una situación de creciente inferioridad cuya primera manifestación fue la pérdida del dominio aéreo. Este panorama era evidente a medida que pasaba el tiempo, el cual transcurría a favor de los británicos, a pesar de las dificultades crecientes con que se encontraban en el norte de África ante el avance italo-germano. Precisamente, el fracaso de la operación encaminada a frenar el avance del Afrika Korps y socorrer Tobruk fue el causante de que el general Archibald Wavell, quien -parafraseando a Churchill, con el que frecuentemente disentía- tantas obligaciones y retos tuvo y a los que tan hábilmente supo hacer frente, no pudiera ver el fin de la campaña sirio-libanesa al ser destituido por el premier inglés. En su lugar fue nombado el general Auchinleck, el 1 de julio, quien tampoco tuvo mucho éxito en la misión de detener al Afrika Korps. Nada afectó el nuevo nombramiento a los sucesos de Oriente Próximo, pues sin novedad alguna continuó el ataque británico contra unas fuerzas que ya acusaban el desgaste de los combates de las anteriores semanas. Tras una corta pausa, los enfrentamientos se reanudaron inmediatamente en todos los frentes, pues los británicos tenían necesidad de acabar cuanto antes con una campaña que no sólo se alargaba más allá de lo previsto, sino que la presión alemana en el norte de África exigía todas las fuerzas disponibles. Así, el 3 de julio, la Habforce logró tomar Palmira con lo que quedaba expedito el camino hacia el norte del Líbano, y el 8 de julio la 7ª División australiana volvía a atacar en la costa, en dirección a Damur. Paralelamente, el mismo día se inició en el sector central el ataque contra Mazraat. A nadie se le escapaba que era la embestida final contra las fuerzas de Vichy. En los primeros momentos parecía que se iba a repetir lo sucedido anteriormente dada la eficaz resistencia francesa, pero en tan sólo dos días el frente francés se hundió. El 10 de julio, mientras Habforce avanzaba sin apenas encontrar resistencia en dirección a Homs, Damur y Mazraat, cayeron en manos australianas, quedando Beirut a su alcance sin obstáculo alguno. Dos días después sucedió aquello por lo que Wavell suspiraba antes de iniciar las operaciones: el general Dentz, después de haber internado en Turquía sus barcos y parte de los aviones que no pudieron ser enviados a Arge- LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 245 lia y haber mantenido cinco semanas de duros combates, se rendía al general Lavarack. El día 14 de julio se formalizó la rendición con la firma de los Acuerdos de San Juan de Acre por parte del general Wilson y del general Veirdilhac, representando a los británicos y Vichy, respectivamente. Quedó al margen de los acuerdos el general George Catroux, representante de la Francia Libre en Oriente Medio, lo cual revelaba la escasa atención que merecían los gaullistas a Churchill y su intención de que Gran Bretaña sustituyera a Francia en los territorios de Levante como potencia mandataria, aprovechando la promesa de independencia realizada por los gaullistas sirios y libaneses en el momento de su liberación. La inevitable tensión que generó este gesto se tradujo en una firme actitud por parte de De Gaulle, quien no sin esfuerzos, logró el reconocimiento de heredero y depositario de los derechos de Francia en la zona, lo cual suponía un importante triunfo político. La campaña sirio-libanesa se incluye dentro del marco general de la política británica de Oriente Medio en 1941, destinada esencialmente a mantener el control de una zona considerada vital debido a sus recursos petrolíferos, a su condición de etapa en el camino hacia la India, así como al intento de penetrar en un área de dominio francés. No obstante, es también la expresión de la importancia concedida por Churchill al imperio y de su firme voluntad de mantener el área bajo control, pues las operaciones se emprendieron en unos momentos especialmente difíciles para Inglaterra, con tropas heterogéneas procedentes de otros frentes y contra toda prudencia militar, arrostrando la oposición de parte del Estado Mayor. Asimismo, la ocupación de Siria y Líbano, junto con la de Iraq, puede entenderse como la respuesta de Gran Bretaña a la caída de los Balcanes, al tiempo que como una maniobra encaminada a restablecer el prestigio de Inglaterra entre los árabes, bastante maltrecho tras las derrotas sufridas. Ciertamente, con el ataque contra las posesiones de la Francia de Vichy, los británicos consiguieron asegurar todo el Próximo Oriente, pudiendo a partir de ahora concentrar prácticamente todos sus efectivos en el norte de África. Esta iniciativa se revelará fundamental cuando en 1942 la amenza japonesa en Asia plantee nuevas exigencias a Gran Bretaña, a las que pudo hacer frente con la seguridad de mantener controlado todo el área comprendida entre el Mediterráneo y la India. En concreto, una de las primeras repercusiones del ataque japonés fue la llamada a las tropas hindúes, australianas y neozelandesas para defender sus respectivos países, lo cual suponía para Londres trasladar unas fuerzas que hasta ese momento habían resultado vitales. 246 FERNANDO CASTILLO CÁCERES En lo que a Alemania respecta, su pasividad contrasta con la aludida firmeza británica. Esta actitud sin duda respondía tanto a su escaso interés por la región, sobre todo si las dificultades que se presentaban a su penetración eran grandes, como a las distancias mantenidas por Vichy ante los ofrecimientos germanos. Probablemente, el carácter colonial que emanaba del conflicto no se le escapó a Berlín, percatándose de que ante los árabes, con quienes Alemania mantenía excelentes relaciones, lo más aconsejable era no aparecer como aliado de una potencia colonial. Por otra parte, el carácter de guerra civil del conflicto y cierto deseo de mantener distancias con Vichy, desataron en Berlín una prudencia poco habitual. En suma, después de lo sucedido en Iraq y, sobre todo, ante la inmediata invasión de la URSS, Siria y Líbano no entraban en los planes alemanes de expansión. En lo que a Vichy se refiere, lo sucedido representó un duro golpe, pues no sólo vio cómo se perdía una porción más de su imperio, sino que también veía cómo su posición internacional se debilitaba, a la par que se afirmaba la representada por la Francia Libre del general De Gaulle. A este respecto, hay que referirse a la campaña sirio-libanesa como un conflicto extendido que, como sucede en otros que se desarrollan en el seno de la 2ª Guerra Mundial, encubre otros enfrentamientos. En efecto, no sólo se trata como hemos visto de la rivalidad colonial anglo-francesa, es también una manifestación de la guerra civil larvada entre franceses, incluso desde antes del conflicto mundial, entre partidarios de posturas tan antagónicas como las defendidas por Vichy y De Gaulle; es decir, entre soluciones de carácter autoritario o de carácter democrático28. Por tanto, el Próximo Oriente, al igual que lo fue Dakar, iba a ser otro escenario de este conflicto entre franceses desarrollado dentro del contexto de la guerra mundial, en el que combatieron directamente y con ardor, gaullistas contra partidarios de Vichy. Por último, no se puede concluir sin aludir a los sirios y los libaneses, en cuyo territorio se desarrollaron los hechos. En este caso, al contrario de 28 El antagonismo existente en Europa a lo largo de los años treinta entre los partidarios de los sistemas totalitarios y los defensores de los regímenes parlamentarios, al que hay que añadir el mantenido con los movimientos obreros, se prolongó durante el periodo 1939-45. Así lo demuestra el enfrentamiento existente a lo largo de los años comprendidos entre 1939 y 1945, en Italia, Grecia o Yugoslavia, por señalar los más importantes, entre los partidarios del Nuevo Orden y quienes se oponían a los regímenes cercanos al fascismo. LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 247 lo sucedido en Iraq, la mayor parte de la población y de los grupos políticos árabes permanecieron al margen del conflicto, sin duda convencidos de que era un conflicto colonial que no afectaba a sus intereses. Hay que recordar que no sólo gozaban de una importante autonomía, sino también que la realidad de su independencia era un hecho a corto plazo. Para finalizar, sólo queda referirse a la propia campaña. Lo primero que se desprende de su estudio es lo encarnizado de la misma, siendo muy diferente de las operaciones desarrolladas en Iraq, donde el enemigo no era una potencia europea sino un gobierno árabe y un ejército incomparablemente más débil y anticuado que el francés. En primer lugar, hay que señalar la importancia de la aviación de Vichy y el relativamente alto número de carros y blindados con que contaba el general Dentz, por no aludir a la gran eficacia de su artillería, así como a la profesionalidad de las fuerzas de tierra, entrenadas, motivadas y bien dirigidas por oficiales expertos. Ante este panorama y teniendo en cuenta las características de las fuerzas británicas, heterogéneas y con un material en muchos aspectos inferior al francés, no es de extrañar que la campaña resultase más larga y costosa de lo previsto. Resulta difícil valorar si la distracción del norte de África de las unidades británicas empleadas en Siria y Líbano, pudo contribuir a facilitar la victoria de Rommel, pero es indudable que, teniendo en cuenta las circunstancias en que se encontraba Wavell, las pérdidas experimentadas y la dispersión de sus fuerzas no colaboraron a favorecer la estrategia británica. Por último, queda señalar el carácter colonial de muchas de las unidades empleadas en las operaciones por ambos bandos. Así, los franceses disponían de senegaleses, argelinos y de una unidad tan escasamente metropolitana como la Legión Extranjera, siendo una minoría las fuerzas regulares. Algo semejante sucedía en el bando británico, donde los ingleses tenían comparativamente poca importancia en un contexto dominado por australianos, hindúes, franceses libres y judíos. En suma, en julio de 1941, una vez finalizadas las operaciones en Siria y Líbano, concluye el efímero protagonismo estratégico de Oriente Medio, al tiempo que se cierra la primera fase de la guerra, comenzando una nueva y generalizada etapa del conflicto más intensa, ahora ya a punto de convertirse verdaderamente en mundial. 248 FERNANDO CASTILLO CÁCERES LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 249 250 FERNANDO CASTILLO CÁCERES LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 251 252 FERNANDO CASTILLO CÁCERES DOCUMENTOS DOCUMENTOS 255 256 REVISTA DE HISTORIA MILITAR DOCUMENTOS 257 258 REVISTA DE HISTORIA MILITAR DOCUMENTOS 259 260 REVISTA DE HISTORIA MILITAR DOCUMENTOS 261 262 REVISTA DE HISTORIA MILITAR DOCUMENTOS 263 264 REVISTA DE HISTORIA MILITAR DOCUMENTOS 265 266 REVISTA DE HISTORIA MILITAR DOCUMENTOS 267 268 REVISTA DE HISTORIA MILITAR DOCUMENTOS 269 270 REVISTA DE HISTORIA MILITAR DOCUMENTOS 271 272 REVISTA DE HISTORIA MILITAR DOCUMENTOS 273 274 REVISTA DE HISTORIA MILITAR ACTIVIDADES ACTIVIDADES 277 VII JORNADAS DE HISTORIA MILITAR DEL CESEDEN En el Paraninfo del Centro Superior de la Defensa Nacional (CESEDEN) se desarrollarán a mediados de noviembre de 2001 unas jornadas con el título De la Paz de París a Trafalgar, 1763-1805. Génesis de la España Contemporánea. JORNADAS DE HISTORIA MILITAR: MÉTODOS Y RECURSOS DE INVESTIGACIÓN En la Sala-Museo de Literatura del Instituto de Historia y Cultura Militar se desarrollará un ciclo de conferencias durante los días 22, 23, 24, 25, 29 y 30 de octubre, con el título Historia Militar: métodos y recursos de investigación. La dirección de las Jornadas correrá a cargo del Excmo. Sr. General de Brigada don Juan Antonio Ariza López, General Subdirector del Instituto de Historia y Cultura Militar. El Excmo Sr. don Miguel Ángel Ladero Quesada, de la Real Academia de la Historia, será el coordinador. Actuará como secretario el Ilmo. Sr.Coronel de Ingenieros don Carlos Zamorano García, Licenciado en Geografía e Historia y Jefe de la Ponencia de Historia del Ejército Español del Instituto de Historia y Cultura Militar. El ciclo consta de seis conferencias: dos de Medieval, dos de Historia Moderna y dos de Historia Contemporánea. Los profesores Sesma Muñoz y Ladero Quesada desarrollarán las de Medieval, los profesores Martínez Ruíz y René Quatrefages las de Historia Moderna y los profesores Martínez Sanz y Fernández Bastarreche las de Contemporánea. Estas Jornadas se desarrollan con la colaboración del Comité Español de Ciencias Históricas. AULA DE CULTURA E HISTORIA MILITAR "COMANDANTE VILLAMARTÍN" En el Aula de Cultura "Ramos Carratalá" de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (calle Mayor de Cartagena) se ha celebrado un ciclo de confe- REVISTA DE HISTORIA MILITAR 278 rencias, durante los días 10, 14 y 17 de mayo de 2001, que lleva por título La Defensa Nacional en el siglo XXI. Las conferencias fueron impartidas por las personalidades siguientes: Día 10. - La Defensa y los ejércitos ante el siglo XXI Excmo. Sr. Teniente General don Javier Pardo de Santayana y Coloma Día 14. - La evolución del pensamiento militar en el siglo XX Excmo. Sr. General de Brigada don Miguel Alonso Baquer Día 17.- La Fuerza terrestre, naval y aérea Excmo. Sr. General del Aire don Santiago Valderas Cañestro EXPOSICIONES Y COLABORACIONES El Museo del Ejército ha participado con sus fondos en las siguientes exposiciones: Nacionales Título: Carolus Lugar: Museo de Santa Cruz, Toledo Fecha: 5 de octubre de 2000/ 15 de enero de 2001 Institución Organizadora: Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V Nº de Visitantes: 300.000 Fondos: 2.827 Cañón Serie Doce Apóstoles 3.307 Medio Rabadoquín 40.236 Pendón de la Santa Hermandad Título: CL Aniversario Condueños Lugar: Sala de Exposiciones "Capilla del Oidor" Fecha: 15 diciembre de 2000/ 29 de enero 2001 Institución Organizadora: Sociedad de Condueños de Edificios que fueron Universidad Nº de visitantes: 11.044 Fondos: 40.689 Sable y vaina del General Valentín Ferraz 30.267 Retrato miniatura del T. Gral. Ricardo Shelley Comenfoso (ME Acad. Valladolid) ACTIVIDADES 279 30.328 Retrato del General D. Juan Contreras 30.729 Uniforme del General Contreras (chaqueta, levita, pantalón, tirante-tahalí) 30.709 Casco la romana, visera negra Título: Sagasta y el Liberalismo Español Lugar: Salas de Exposiciones del BBVA Fecha: 20 de diciembre de 2000/ 18 de febrero de 2001 Institución Organizadora: Ministerio de Educación y Cultura Nº de visitantes: 40.000 Fondos: 40.266 Espada regalada Villa de Bilbao a Espartero 40.583 Estatua ecuestre de Espartero 40.583.02 Atlante Negro. Pedestal de escultura (pedido posteriormente) 41.107 Busto Gral. Leopoldo O’Donnell 41.181 Estatua Teniente D. Jacinto Ruíz Mendoza 24.107 Busto de Narváez Título: 2º Centenario del Estado Mayor en Operaciones Lugar: Instituto de Historia y Cultura Militar Fecha: 15 de diciembre de 200/ 29 de enero de 2001 Institución Organizadora: Instituto de Historia y Cultura Militar Fondos: 41.078.09 Pistola del General Blake 42.261.01 Cruz Laureada de Tercera Clase de la Real y Militar Orden de San Fernando del General D. Joaquín Blake y Joyes 42.261.02 Placa de la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo del General D. Joaquín Blake y Joyes 24.124 Busto del Teniente Gral. D. Emilio Torrero y Perinat 40.270 Bastón de Mando del Cap. Gral. Arsenio Martínez Campos 26.271 Retrato del Capitán D. Félix Fernández Prieto 25.923.13 Medalla de Campaña de Cuba 1895-1898 del Gral. D. Manuel Lon Longa 25.293.25 Casco metálico de Estado Mayor del Gral. Manuel Lon Longa de 1908 20.160 Retrato del General D. Manuel Goded Llopis 24.963 Espada de ceñir para Oficial de Infantería, modelo 1867,del General Manuel Cassola Fernández 25.194 Sable-alfanje para Oficial General variante del modelo 1840, del General D. Marcelo Azcárraga 280 REVISTA DE HISTORIA MILITAR 24.928 Bastón de Mando del Cap. Gral. García Polavieja y del Castillo 25.235Sable de oficial del General Camilo G. de Polavieja 26.156 Pistola del General Camilo G. de Polavieja 26.162 Medalla de la Campaña de Cuba 1868-1878 del Gral. Camilo García de Polavieja y del Castillo 26.162.06 Medalla de la Campaña de Filipinas 1896-1898 del General Camilo García de Polavieja y del Castillo 26.162.1 Medalla de la Guerra de África 1859-1860 del Gral. Camilo García de Polavieja y del Castillo 26.291.02 Bastón de Mando del Tte. Gral. Francisco Gómez Jordana, Conde de Jordana 38.149 Espada de montar para Oficial del Estado Mayor, modelo 1861 4.303 Espada de ceñir para oficial del Estado Mayor 24.689 Revólver español Adams para oficiales de Estado Mayor y oficiales de Guardia Civil 30.140 Espada de ceñir para oficial de Estado Mayor (basada en el modelo de 1861) 60.578 Miniatura del Capitán de Estado Mayor de 1890 Título: Miniaturas en la Guerra de la Independencia Lugar: Salas I y II del Centro Cultural de la Villa, Móstoles (Madrid) Fecha: 23 de abril de 2001/ 5 de mayo de 2001 Institución Organizadora: Ayuntamiento de Móstoles. Delg. Cultura y Juventud Fondos: 81.451 Sable de Dragones de 1808 (Toledo) 81.449 Sable de Caballero Español (Toledo) 41.174 Proyectil francés 41.045.01 Llave de la urna de Velarde 41.045 Llave de la urna de Daoiz 41.006 Medalla Conmemorativa de la Inauguración del 2 de Mayo 41.516 Medalla Centenario Guerra Independencia 81.459 Pistola de arzón con bayoneta (Toledo) Título: Celebración LXXV Aniversario de la Entrega de la Bandera de la Antigua Agrupación Obrera Topográfica Lugar: Centro Geográfico del Ejército Fecha: 9 de mayo de 2001/ 12 de mayo de 2001 ACTIVIDADES 281 Institución Organizadora: Estado Mayor del Ejército-Servicio Geográfico Fondos: 21.751 Bandera de la Antigua Agrupación Obrera Topográfica Título: Mil Años del Caballo Español Lugar: Reales Alcázares, Sevilla Fecha: 4 de abril de 2001/ 17 de junio 2001 Institución Organizadora: Sociedad Estatal España Nuevo Milenio,S.A. Fondos: Armadura y Barda del I Duque de Alcalá 7.564 Pintura Salida en batería 24.234 Estatua ecuestre Rey Alfonso XIII 36.417 Pistolera labrada de silla turca 36.416 Pistolera labrada de silla turca 36.415 Gualdrapa 35.265 Montura de lujo a la española 20.209 Pintura Batalla de Tetuán 40.648 Estatua ecuestre Reina Victoria Título: Las Claves del Siglo XX Lugar: Museo de las Ciencias del Príncipe Felipe, Valencia Fecha: 1 de marzo de 2001/ 30 de junio de 2001. Prorrogada Institución Organizadora: Sociedad Estatal España Nuevo Milenio,S.A. Fondos: 42.221 Maqueta Ferrocarril de la Trocha del Este de la Isla de Cuba 26.318 Pistola semiautomática 400, modelo 1921, con la que se asesinó a Calvo Sotelo 50.119 Metralleta Sten Bandolero Juanín 50.125 Subfusil Thomson del bandolero Sabater EL QUICO. Modelo 1928, M1, A1 Uniforme Tte. Infantería ejército alemán 1941 26 .034 Busto bajo relieve de S.M. D. Alfonso XIII 26.371 Mascarilla del Gral D. Francisco Franco 26.371.01 Mascarilla mano derecha Gral. Francisco Franco 26.371.03 Mascarilla mano izda. Gral. Francisco Franco 23.017 Micrófono usado por el Gral. Queipo de Llano 201.282 Bandera republicana de Eibar 22.181.18 Bandera de la Brigada Internacional, 13 Batallón de Palafox 93.471 Estandarte Tipo Cuadra del Regimiento Milicias Máximo Gorki 26.611 Último parte de guerra del general Franco 25.920.02 Cartera personal de trabajo del General Franco REVISTA DE HISTORIA MILITAR 282 201.355 Fotografía del cañón fascista destrozado por las tropas republicanas en Valencia 90.584 Foto del retrato del general Franco de José Ortiz Echagüe 120.747 Cartel del Alcázar de Toledo tras la guerra 38.322 Plano de Campaña del Gral Franco. Sitio de Teruel 23.654 Uniforme de Alfonso XIII 24.66 Estandarte del Regimiento de Castillejos 9 Título: El Arte y Tradición de los Zuloaga Lugar: Sede de la Real Fundación de Toledo, Toledo Fecha 16 de mayo de 2001/ 30 de septiembre de 2001 Institución Organizadora. Real Fundación de Toledo Fondos: 81.489 Copa damasquinada 81.492 Díptico 81.490 Bandeja Internacionales Título: La Majestad de España Lugar: Arts Pavillion. Jackson, Mississippi, USA Fecha: 1 de marzo 2001/ 1 de septiembre de 2001 Institución Organizadora: Museo del Prado y Patrimonio Nacional Fondos: 21.279 Bandera Coronela del Regimiento de España El Archivo General Militar de Madrid ha participado con sus fondos en las siguientes exposiciones: Título: Apuntes de Alcalá de Henares Dibujos: Jenaro Pérez Villamil Localidad: Casa de la Entrevista (Alcalá de Henares) Fecha: 05.04.01/01.06.01 Título: Planos de Balmaseda por Andrés Salcedo Localidad: Museo de las Encartaciones de Abellaneda (Vizcaya) Fecha: 05.03.01/09.07.01 Título: II Centenario. Creación del Estado Mayor de Campaña Localidad: Escuela de Guerra (Madrid) Fecha: 28.02.01/09.04.01 ACTIVIDADES 283 Título: Tesoros de la Cartografía Española Localidad: Biblioteca Nacional (Madrid) y Caja Duero (Salamanca) Fecha 21.06.01/10.12.01 CURSOS En el Instituto de Historia y Cultura Militar se han desarrollado durante el PRIMER SEMESTRE los siguientes cursos: - Del 12 de febrero al 9 de marzo el VI Curso de Vexilología, al que han asistido sesenta y tres alumnos. - Del 12 de marzo al 6 de abril el IX Curso de Historia y Estética de la Música Marcial con cincuenta y nueve alumnos. - Del 23 de abril al 14 de junio el XVIII Curso de Heráldica Militar con setenta y cinco asistentes. - Del 26 de septiembre al 4 de noviembre de impartirá el X Curso de Uniformología. VISITAS El ARGEMIL-Ávila ha recibido durante el primer semestre de 2001 las siguientes visitas: - El día 3 de febrero visitan el archivo varios cursos de alumnos de la ESO del Colegio Diocesano de Ávila. - El día 17 de abril visita el archivo la Asociación "Casa de Asturias" de Alcalá de Henares, formada por cincuenta personas. - El día 3 de mayo visitan el archivo cuatro alumnos extranjeros del XXI Curso de Defensa Nacional, acompañados por los profesores don José María Sante Rodríguez y Don Eduardo Navadijos Ortiz. - El 18 de mayo recibe la visita del XVIII Curso de Heráldica, organizada por el I.H.C.M. y formado por cincuenta y cuatro alumnos. - El 25 de mayo visitan el archivo cuarenta alumnos de la Universidad de la Experiencia, dependiente de la Universidad Pontificia de Salamanca, acompañados por la profesora doña Isabel López Fernández. - El día 6 de junio recibe la visita de la Escuela de Idiomas del Ejército. - El día 14 de junio es el 4º Curso EMIESO de la Academia de Ingenieros del E.T., formado por treinta y tres alumnos, quien visita el archivo. 284 REVISTA DE HISTORIA MILITAR El ARGEMIL-Guadalajara ha recibido durante el primer semestre de 2001 las siguientes visitas: - El día 8 de marzo visitan el archivo cincuenta y siete alumnos del Colegio "Pedro Sanz Vázquez" de Guadalajara con motivo de los premios Ejército 2001. - El día 25 de mayo visitaron el archivo los alumnos del XVIII Curso de Heráldica Militar. El ARGEMIL-Segovia ha recibido durante el primer semestre las siguientes visitas: - El 11 de mayo recibió la visita de los alumnos del XVIII Curso de Heráldica Militar. - El 24 de mayo visitó el archivo el II Curso Superior de Logística de la Escuela de Logística del Ejército de Tierra. FONDOS DOCUMENTALES Una vez clasificados y ordenados por este Centro los fondos documentales procedentes de la Fábrica de Armas de Toledo (mil setecientas cuarenta cajas-archivadoras y ciento ochenta y nueve libros de gran tamaño) son trasladados a primeros de marzo al ARGEMIL-Ávila. INGRESOS EN EL ARGEMIL-SEGOVIA El día 6 de febrero ingresaron en el archivo doscientas cincuenta y dos cajas de Expedientes Personales procedentes del Archivo del Cuartel General del Ejército. PRÁCTICAS DE BIBLIOTECONOMÍA Y DOCUMENTACIÓN EN ARGEMIL-SEGOVIA Durante el mes de mayo, tres alumnas de diplomatura en Biblioteconomía y Documentación de la Universidad Carlos III han realizado prácticas en este archivo. ACTIVIDADES 285 DONACIONES Y DEPÓSITOS El General Director del Museo del Ejército, en representación de toda la Institución, quiere expresar su más sincero agradecimiento a todas aquellas personas que han contribuido con la aportación de objetos de indudable valor sentimental, relacionados con la Historia Militar, al enriquecimiento del Patrimonio Histórico Español, mostrando así su confianza y cariño a nuestro Museo. 1. Donante: Salvat Identificación pieza: 13 fotografías de maniobras militares en Almansa 1906 Nº Inventario: 202.428 al 202.440 2. Donante: Salvat Identificación pieza: Cartel Litográfico "No Pasarán" Nº Inventario: 202.407 3. Donante: D. José Wolff Pérez Identificación pieza: Bandera de la II República, 24 Brigada Mixta, 16 División Nº Inventario: 202.427 4. Donante: Dª María Victoria Iglesias Hierro Identificación pieza: Retrato de D. Raimundo Iglesias Hierro Nº Inventario: 201.209 5. Donante: Patronato del Alcázar de Toledo Identificación pieza: Retrato de Millán Astray Nº Inventario: 202.441 286 REVISTA DE HISTORIA MILITAR 6. Donante: Patronato del Alcázar Identificación pieza: Álbum fotográfico Guerra Civil española (242 fotografías) Nº Inventario: 202.442 7. Donante: Patronato del Alcázar Identificación pieza: Álbum fotográfico Guerra Civil española (247 fotografías) Nº Inventario: 202.443 8. Donante: Patronato del Alcázar de Toledo Identificación pieza: Álbum fotográfico Guerra Civil española (205 fotografías) Nº Inventario: 202.444 9. Donante: Dª Águeda Tutor Identificación pieza: Tomo I Catálogo del Museo del Ejército. Bermúdez de Castro, 1933 Nº Inventario: Pendiente de dar número de sigla en biblioteca (fondo bibliográfico) 10. Donante: JEME Guatemala Eduardo Arévalo Lacs Identificación pieza: Espadín de JEME Nº Inventario: 201.864 11. Donante: Patronato de Conservación del Alcázar de Toledo Identificación pieza: Guerrera de teniente de Cazadores de Caballería. Modelo 1909 Nº Inventario: 202.409 Identificación pieza: Chaqueta y chaleco de cabo de Brigada Obrera y Topográfica ACTIVIDADES 287 Nº Inventario: 202.410 Identificación pieza: Chaquetilla de rayadillo de África de Tropa de Húsares de Pavía Nº Inventario: 202.411 Identificación pieza: Guerrera de rayadillo de Cuba y Filipinas Ultramar. Regimiento Sagunto Nº 8 (Tropa) Nº Inventario: 202.412 Identificación pieza: Guerrera de cadete de la Academia de Infantería de la época de Alfonso XIII. Nº Inventario: 202.413 Identificación pieza: Guerrera de teniente de Intendencia Nº Inventario: 202.414 Identificación pieza: Guerrera de capitán de Reserva de Infantería "Zona 42" Nº Inventario: 202.415 Identificación pieza: Guerrera de tropa de Infantería de 1914. Regimiento Almansa Nº 18 Nº Inventario: 202.416 Identificación pieza: Guerrera de tropa de Caballería de 1914. Regimiento Talavera Nº 15 Nº Inventario: 202.417 Identificación pieza: Guerrera de capitán de Cazadores de Caballería del Escuadrón Independiente de Ceuta Nº 4 Nº Inventario: 202.418 Identificación pieza: Guerrera de tropa de Ingenieros. Modelo 1914 Nº Inventario: 202.419 Identificación pieza:Guerrera de tropa de Artillería. Modelo 1914 Nº Inventario: 202.420 Identificación pieza: Cazadora de teniente coronel Habilitado de Artillería 1936/1939 Nº Inventario: 202.421 Identificación pieza: Cazadora de las Brigadas Internacionales Nº Inventario: 202.422 Identificación pieza:Chaquetón y verdugo de lana de sargento del Ejército Popular Nº Inventario: 202.423 Identificación pieza:Guerrera del Ejército Popular. Brigadas Internacionales Nº Inventario: 202.424 288 REVISTA DE HISTORIA MILITAR Identificación pieza: Guerrera, pantalón y correaje de capitán de Caballería de la postguerra. 1936/43 Nº Inventario: 202.425 Identificación pieza: Sable de gala de oficial de Húsares de la Princesa Nº Inventario: 202.426 12. Donante: Pilar de la Guardia Identificación pieza: Par de hombreras de reglamento de 1943 Nº Inventario: 202.178 Identificación pieza: Par de hombreras de reglamento de 1943 Nº Inventario: 202.179 Por último, agradecer también a todas aquellas personas que a lo largo de la historia de la Institución han colaborado con nosotros ofertando o donando piezas, que aquí sería imposible recoger, mostrando su afecto para con el Museo. ACTIVIDADES 289 IN MEMORIAM El día 5 de junio falleció en Madrid a los 93 años y tras brevísima enfermedad, el Ilmo. Sr. Coronel don José Manuel Martínez Bande. Decano de los historiadores militares y pionero, como recientemente ha señalado Pío Moa, en sacar la historiografía de nuestra Guerra Civil del dominio de la propaganda o de la acumulación de libros repetitivos, para acudir a los archivos. En su caso, las fuentes fueron, fundamentalmente, los legajos custodiados en su querido Servicio Histórico Militar. En su amplia bibliografía ocupa un lugar de honor la serie de monografías sobre la Guerra de España. Llegó a publicar dieciocho y deja entre su obra inédita, amplia y sugestiva, la que con el título De la República al 18 de Julio trataba sobre los antecedentes. Tan buen escritor y prosista como riguroso y preciso historiador, no es ocasión ni lugar de enjuiciar la monumental obra del coronel. Sólo pretendemos recordar a quien fue el verdadero inspirador de la creación de esta revista y durante tantos años su redactor jefe. A sus indiscutibles y probadas cualidades militares e intelectuales unía Martínez Bande una personalidad extraordinariamente atractiva y una gran cordialidad. El viejo soldado historiador era un caballero y un hombre de bien. En esta Casa, tantos años suya, sus jóvenes compañeros, como gustaba llamarnos, hemos perdido nada menos que un ejemplo inmejorable de jefe, maestro y amigo; y, por supuesto, a nuestro más antiguo y venerado compañero. Descanse en la paz del Señor "el señor D. José Manuel Martínez Bande, Alférez Provisional, Coronel de Artillería", como lacónicamente recordaba la esquela que días antes él mismo, meticuloso y modesto hasta el final, redactó. OBRAS EDITADAS OBRASEDITADAS PORFL MINISTERIO DE DEFENSADE CARACTER FIISIOPJCO MILITAR 293;1] Revista de Historia Militar REVISTA HISTORJA MIlITAR;0] Números 50 a 90 (ambos inclusive). Números extraordinarios dedicados a « Villamartín», «III Centenario del Marqués de Santa Cruz de Mar cenado», « V Centenario de Hernán Cortés» (Agotado) «Órdenes Militares» y «Los recursos militares en la Edad Media Hispánica». Índice general de la Revista de Historia Militar (1999). Comprende los números 1 al 85. Africa Dos expediciones españolas contra Argel (1541-1771). (Agotado.) Historia de las Campañas de Marruecos: Tomo Tomo Tomo Tomo 1: II: III: IV: (Campañasanteriores a 1900). (Agotado.) (1900-1918). (Agotado.) (19 19-1923). 724 páginas. (Agotado.) 1923-1927). 270 páginas. HistoriadelEjércitoEspañol HIs1oR1A DEL — Tomo 1: Los orígenes hasta la invasión (desde los tiempos primitivos musulmana), con 30 láminas, 448 páginas, 2 edición (1983). Tomo II: Los Ejércitos de la Reconquista, con 32 lá minas, 235 páginas (1984). (Agotado). 1 SIRVCCIO HSTORICO 294 REVISTA DE HISTORIA MILITAR Ultramar -— st Cartografía y Relaciones Históricas Tomo 1:América en general (dos volúmenes). Tomo II: EE.UU y Canadá. Reeditado en 1989 (dos volúmenes). Tomo III: Méjico. Reeditado en 1990 (dos volúmenes). Tomo IV: América Central. Reeditado en 1990 (dos volúmenes). Tomo V: Colombia. Panamá y Venezuela (dos volú menes). Tomo VI: Venezuela. Editado en 1990 (dos volúmenes). Tomo VII: El Río de la Plata. Editado en 1992 (dos volúmenes). Tomo VIII: El Perú. Editado en 1996 (dos volúmenes). Tomo IX: Grandes y Pequeñas Antillas. Editado en 1999 (cuatro volúmenes). Tomo X: Filipinas. Editado en 1996 (dos volúmenes). Historia Coronel Juan Guillermo de Marquiegui: Un personaje americano al servicio de España (1777-1840). 245 páginas, 8 láminas en color y 12 en negro (Madrid, 1982). La guerra del Caribe. Reedición en 1990. Aportación del Servicio Histórico Militar a la conmemoración del V Centenario. La conquista de México: Facsímil de la obra de Antonio Solís y Ribadeneyra. Edición de 1704 en Bruselas. (Agotado.) Fortalezas El Real Felipe del Callao. Primer Ca tillo de la Mar del Sur 96 páginas, 27 láminas en color y 39 en negro (1983). El Castillo de San Lorenzo el Real de Chagre. Edición en colaboración: Ministerio de Defensa. Servicio Histórico Militar y M.O.P.U. Las fortalezas de Puerto Cabello. Aportación del Servi cio Histórico Militar a la conmemoración del V Cen tenario. 366 páginas en papel couché y 137 láminas (1988). OBPASEDITADAS PORELMINISTERIO DE DEFENSA DE CARACTER HISTORICO MILITAR 295 HistorialesdelosCuernosydelEjércitoengeneral Tomo 1:Emblemática general del Ejército. Hi.çtoriales de los Regimientos de Infan tería núms. 1 al 11. (Agotado.) Tomo II: Regimientos de Infantería núms. 12 al 30. (Agotado.) Tomo III: Regimientos de Infantería núms. 31 al 40. (Agotado.) Tomo IV: Regimientos de Infantería núms. 41 al 54, 403 páginas, 17 láminas a color (1973). Tomo V: Regimientos de Infantería núms.55 al 60. 35 láminas en color y 14 en negro (1981). Tomo VI: Regimiento de Infantería Alcázar de Toledo núm. 61 y Regimiento de Infantería Lealtad núm. 30, con 288 páginas, 20 láminas a cuatro colores y 5 en negro (1984). Tomo VII: Regimiento de Cazadores de Montaña «Arapiles» núm. 62, con 189 páginas, 19 láminas a color y 9 en negro (1986). (Agotado.) Tomo VIII: Regimiento de Cazadores de Montaña «Barcelona» número 63 y Bata llones Cataluña, Barcelona, Chiclana y Badajoz, con 347 páginas, 31 láminas en color y 5 en negro (1988). Tomo IX: Regimientos América y Constitución y Batallón Estella, con 350 páginas, 42 láminas a color y 9 en negro (1992). Tomo X: Rgto. Irf Cazadores de Montaña Sicilia núm. 67 (Bons. de mf Colón y Legazpi). Regimiento de Caballería Dragones núm. 1, con 18 páginas (1965). de Santiago (Agotado.) Regimiento Mixto de Artillería núm. 2, con 15páginas (1965). (Agotado.) Regimiento de Zapadores núm. 1 para Cuerpo de Ejército, con 25 páginas (1965). (Agotado.) El Ejército de los Borbones. Tomo 1. Reinados de Felipe V y Luis 1(1700-1746), con 300 páginas en negro y 134 en color, en papel estucado (199(J). (Agotado.) El Ejército de los Borbones. Tomo II. Reinados de Fernando VI y Carlos III (1745-1788), con 606 páginas, 72 láminas en color (1991). (Agotado). El Ejército de los Borbones. Tomo III. Las tropas de Ultramar (siglo XVIII) (dos volúmenes), con 1.058 páginas y 143 láminas a color. 1992. 296 REVISTA DE HISTORIA MILITAR de los Borbones. Tomo IV Reinado de Carlos IV (1788-1808), con 663 páginas y 143 láminas a color. E/Ejército de los Borbones. Tomo Y Reinado de Fernando VII (1808-1833). Vol.l. La Guerra de la Independencia (1808-1814), con 516 páginas y 101 láminas a color. Vol. 2. Reinado de Fernando VII (1808-1833), 544 pgs. Historial del Regimiento de Lanceros del Rey, Facsímil con 121 páginas en papel couché mate a cinco colo res (1989). (Agotado.) Organización de la Artillería española en el siglo xviii, 376 páginas (1982). (Agotado.) 4I Las Campañas de la Caballería española en el siglo xix. i’ E/Ejército iM Tomos 1 y II, con 960 páginas, 48 gráficos y 16 lámi nas en color (1985). Bases documentales del carlismo y guerras carlistas de los siglos xixy xx. Tomos 1 y II, con 480 páginas, 11 láminas en negro y 9 en color (1985). Evolución de la Divisas en las Armas del Ejército español (1987). Con prólogo, tres anexos y un apéndice con las modificaciones poste riores a 1982. Trata de los distintos empleos, grados y jerarquías, con minucio sas ilustraciones en color. (Agotado.) Historia de tres Laureadas: «El Regimiento de Artillería n° 46», con 918 páginas, 10 láminas en color y 23 en negro (1984). *4 1011100 hEOlLOICI IJTlILJ0l0j1L GO OIOOOICO LIOIG . TratadodeHeráldicaMilitar Tomo 1: Libros 1° y 2°, con un solo ejemplar, con 288 páginas sobre papel ahuesado, con 68 láminas en ocho colores y 50 en negro (escudos de armas, esmaltes heráldicos, coronas, cascos, etc.) 1983. Tomo II: Libro 3°. Diferentes métodos de blasonar y lemas heráldicos. Libro 4°. Terminología armera y el arnés, con 389 páginas sobre papel ahuesado, con 8 láminas en ocho colores y 1 en negro (1984). OBRAS EDITADAS PORELMINISTERIO DE DEFENSA DE CARACTER HISTORICO MILITAR 297;1] Blasones Militares. Edición restringida, 440 páginas, tama BLASONES MILITARES;0] ño folio, en papel couché, ciento cincuenta documentos (pasaportes, licencias, nombramientos, etc.) con el sello de las autoridades militares que los expidieron; ciento veinti cuatro escudos de armas, en color, de ilustres personalida dess militares de los tres últimos siglos; catorce retratos y reseñas de otros tantos virreyes del Perú (1987). GaleríaMilitarContemporánea Tomo 1: La Real y Militar Orden de San Fernando (Primera parte), 2 edición (1984), con 435 páginas. Tomo II: Medalla Militar. Primera parte: Generales y Coroneles (1970), con 622 páginas. (Agotado.) Tomo III: Medalla Militar. Segunda parte: Tenientes Coroneles y Comandantes (1973), con 497 páginas. Tomo IV: Medalla Militar. Tercera parte: Oficiales (1974), con 498 páginas (Ago tado.) Tomo V: Medalla Militar. Cuarta parte: Suboficiales, tropa y condecoraciones colectivas. (Agotado.) Tomo VI: La Real y Militar Orden de San Fernando (Segunda parte) (1980), con 354 páginas. (Agotado.) Tomo VII: Medalla militar. Quinta parte. Condecoraciones en las Campañas de Africa de 1893 a 1935 (1980), con 335 páginas. Otrasobras Carlos III. Tropas de la Casa Real. Reales Cédulas. Fdición restringida. Servicio Histórico Militar. (1988), 350 páginas, tamaño folio, en papel verjurado, 24 láminas en papel couché y color, 12 de ellas dobles. (Agotado) Índice bibliográfico de la Colección Documental del Frai le, con 449 páginas (1983). Catálogo de los fondos cartográficos del Servicio Históri co Militar. Dos volúmenes (1981). Cerramientos y Trazas de Mon tea. Edición en colabora ción: Servicio Histórico Militar y CEHOPU. La guerra de minas en España, 134 páginas (1948). Historia de la Música Militar de España, de Ricardo Fer nández de Latorre (2000). 298 REVISTA DE HISTORIA MILITAR Carpetas de láminas: Carpeta de Armas y carpeta de Servicios. 4 láminas cada una. Caballería europea. 4 láminas. Milicia Nacional local voluntaria de Madrid. Dos carpe tas de 6 láminas. Ejército alemán, siglo XIX. 6 láminas. Carlos III. Tropas de Casa Real. 6 láminas. Ejército francés (siglos xviii y xix). 6 láminas. Carlos III. Estados Militares de España. 6 láminas. Primer Regimiento de la Guardia Real de Infantería. Ves tuario 1700-1816. 6 láminas. Tropas de Ultramar. 6 láminas. El Ejército de los Estados Unidos (siglo xviii). 6 láminas. Ejército Austro-húngaro. Comitiva Regia del Matrimonio de Alfonso XIIy la Archiduquesa María Cristina. 14 láminas. El Ejército de Fernando VII. 8 láminas. Colección Marqués de Zambrano (carpeta 1). OBSERVACIONES Todas estas obras pueden adquiiji se, personalmente, en el Instituto de Historia y Cultura Militar y en la Librería de Defensa (calle de Pedro Teixeira s n. planta baja o por teléfono al 91 205 42 02. Boletín de suscripción a la Revista de Historia Militar Apellidos/Nombres N.I.FDirecciónC.P PoblaciónProvinciaPaísTfno Formas de pago: (Marque con una X su referencia) Cheque adjunto a favor de Centro de Publicaciones del Ministerio de Defensa. Transferencia bancaria a: «CENTRO DE PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DE DEFENSA». N° de cuenta BBVA 0182-2496-18-0200000368 Domiciliación bancaria a favor del Centro de Publicaciones del Ministerio de Defensa: Nombre del BancoDireccion CiudadProvinciaC r_TIDAD P OFICINA DG. NUMERO DE CUENTA Sr. Director: Ruego a Vd. de las órdenes oportunas para que a partir de la fecha y hasta nueva orden sean car gadas contra mi cuenta, los recibos presentados para su cobro por el Centro de Publicaciones del Ministerio de Defensa. Firmado Enadede199 Tarifas para el año 2001 1.500 ptas (9,01 Euros) Fspaña. 2 000 ptas. (12,02 Euros) Resto del Mundo. (IVA y gastos de envío incluidos). Envíe este cupón o una fotocopia a: Departamento de Suscripciones Centro de Publicaciones del Ministerio de Defensa Teléfono 91 205 42 22 Fax 91 205 40 25 Correo electrónico: [email protected] MINISTERIO DE DEFENSA 1rT - PU!LPC AC ON - - 5 [Pd SECRETARÍAGENERAL1tCNICA CENTRO DE PUBLtCACIONES DE DEFENSA INSIIIUIO DEUISlOfth Y(LftR 1IILIUR