La violencia de género en los medios de comunicación

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La violencia de género en los medios de comunicación
Introducción…………………………………………………………………………………. 2
Definición y caracterÃ−sticas………………………………………………………......... 3
La violencia de género en los medios de comunicación ………….……….. 5
Televisión ………………………………………………….…………………………. 6
Publicidad ………………………………………………….……………… ……….. 9
Cine ………………………………………………….………………………………… 9
Videojuegos …………………….…………………….……………………............ 11
Internet ………………………………………………….…………………………… 11
Prensa ………………………………………………….……………………………. 13
Conclusiones ………………………………………………….………………………….. 13
BibliografÃ−a ………………………………………………….……………………………. 14
Introducción
Podemos definir la violencia de género como el conjunto de acciones abusivas contra la mujer por el hecho
de serlo. Estas acciones son realizadas por el hombre con el que la vÃ−ctima guarda una relación de afecto o
con el que mantiene una relación de parentesco.
La violencia contra la mujer es una situación actual mundial que representa un grave problema social, siendo
la familia uno de los focos de violencia más destacados de nuestra sociedad. Esta violencia se da en todas las
clases sociales y en todos los niveles socio-educativos. TodavÃ−a hoy en dÃ−a persiste un retrato de las
mujeres caracterizado por la indefensión y la inferioridad fÃ−sica e intelectual. Debido al papel de
sumisión al que la mujer ha sido durante siglos relegada este problema ha existido siempre, siendo en este
momento cuando más se está intentando reducir, al tomar la sociedad consciencia de la gravedad que
conlleva el hecho de que muchas mujeres en el mundo sean maltratadas.
Hoy en dÃ−a especialistas en psicologÃ−a, psiquiatrÃ−a y sociologÃ−a siguen debatiendo sobre el nexo
entre las imágenes de violencia que recibimos y la actitud hacia ella. La forma con la que se trata y se
muestra una información puede tener una influencia sobre el público mayor de lo que pensamos. Nadie
duda del poder de los medios de comunicación en la sociedad no sólo en la transmisión de noticias y
programas, sino también en la formación de las posiciones éticas e ideológicas de las audiencias. Por
ello, las personas expertas coinciden que los medios deben de contribuir de forma decisiva a una didáctica
social dirigida a eliminar todo tipo de violencia, sobre todo la de género. También hay que tener en
cuenta que entre los efectos conductuales cabe destacar el aprendizaje por observación, pues las personas
aprendemos conductas por observación de modelos. Por ello, si existe una influencia sobre los individuos y
nosotros aprendemos lo que vemos, es de suma importancia considerar y analizar el papel de los medios de
comunicación como generadores de conciencia social y, por tanto, de condena y rechazo a prácticas
violentas. Si los medios sólo se limitan a informar de que otra victima más ha sido asesinada por su pareja,
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al final el espectador queda indiferente y lo considera como un factor de cronicidad (de la misma manera que
ocurre con los accidentes de tráfico). AsÃ− pues, es necesaria una reflexión profunda sobre el modo en que
se presentan la materia en cualquier ámbito de comunicación en torno a casos de violencia contra la mujer.
Definiciones y caracterÃ−sticas
Se puede definir el maltrato como una forma de interacción enmarcada en una situación de desequilibrio
de poder que incluye conductas de una de las partes que ocasionan daño fÃ−sico y/o psÃ−quico a otro
miembro de la relación. Existen tres tipos de maltratos:
• Maltrato fÃ−sico: cualquier conducta que integre el uso intencional de la fuerza contra el cuerpo de
otra persona de tal modo que encierre riesgo de lesión fÃ−sica, daño o dolor, sin importar el hecho
de que en realidad esa conducta no haya tenido esos resultados.
• Maltrato psÃ−quico: cualquier conducta fÃ−sica o verbal, activa o pasiva, que trata de producir en las
vÃ−ctimas intimidación, desvalorización, sentimientos de culpa o sufrimientos. Incluye gestos
amenazantes, conductas de restricción (control de amistades, del dinero, de las salidas de casa…),
conductas destructivas (referidas a objetos de valor económico, afectivo, maltrato de animales
domésticos…), asÃ− como culpar a la mujer de las conductas agresivas del hombre.
• Maltrato sexual: cualquier intimidación sexual forzada por parte de la pareja, ya sea con amenazas,
intimidación, coacción o por llevarse a cabo en estado de inconsciencia o indefensión de la mujer.
Estas tres formas de maltrato es muy difÃ−cil encontrarlas por separado y suelen combinarse. La violencia de
género, tal y como se ha definido al principio, hace referencia a las acciones abusivas hacia la mujer por el
mero hecho de serlo. Recoge todas las formas de maltrato, ya sea fÃ−sico, emocional o sexual que tienen
lugar en la pareja, en la casa, en la escuela, en el lugar de trabajo, en las pantallas, en las tradiciones
culturales, y un largo etcétera. Actualmente, el uso está haciendo que se restrinja el concepto de violencia
doméstica sólo al ámbito de la violencia contra la mujer en las relaciones de pareja.
Esta forma de violencia ha sido reconocida por la ONU como “el crimen encubierto más frecuente del
mundo”, donde uno de los focos de violencia más destacados de nuestra sociedad es la familia. Se produce
de manera crónica, cÃ−clica y con intensidad creciente, pudiendo variar su gravedad desde el insulto hasta el
homicidio. También varÃ−a según en las diferentes culturas, extremadamente cruel en algunas de ellas
donde se producen:
• Flagelaciones públicas: acto en el que se azota el cuerpo de la mujer normalmente con látigos o con
palos.
• Lapidaciones: acto donde los hombres lanzan piedras contra la mujer hasta matarla. Una persona
puede soportar golpes fuertes sin perder el conocimiento, por lo que la lapidación puede producir
una muerte muy lenta. Esto provoca un mayor sufrimiento en la persona y por ese motivo es una
forma de ejecución que se abandonó progresivamente a medida que se iban reconociendo los
derechos humanos.
• Asesinatos: por honor o por la dote.
En el ciclo de la violencia doméstica encontramos tres fases:
Primera fase: Acumulación de tensión. Se produce una sucesión de episodios que provocan roces
permanentes entre la pareja, con un incremento constante de la ansiedad.
Segunda fase: Fase de explosión o agresión. Se descarga toda la tensión en forma de violencia acumulada
con anterioridad. El agresor intenta disculparse y quitarle importancia al asunto.
Tercera fase: Fase de reconciliación o luna de miel: Suele producirse con el arrepentimiento del agresor,
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que reconoce que lo que ha hecho no está bien, pide perdón a su pareja y promete no volver a hacerlo. La
pareja vuelve a estar junta, pero durante poco tiempo, ya que la duración de esta etapa va reduciéndose
con el paso del tiempo hasta desparecer.
De la violencia de género se pueden derivar diversos problemas entre ellos están:
- Los problemas fÃ−sicos, encontramos lesiones de diferentes grados que pueden ser desde hematomas y
fracturas de huesos hasta llegar a sufrir problemas de salud a consecuencia de las palizas. También se
producen embarazos no deseados, muchos de ellos de alto riesgo pues la violencia hace que se produzcan
abortos, sufrimiento del feto, partos prematuros… Por último la muerte, que puede aparecer durante la
convivencia o como en la mayorÃ−a de los casos, después de la separación o cuando la mujer ya ha
rehecho su vida.
- Los problemas psicológicos, los más frecuentes son la ansiedad, la depresión, trastornos del sueño y
el estrés (que hace que se debilite su sistema inmunológico poco a poco). Falta de fuerza para solucionar
el problema, lo cual les lleva a sumirse en el alcohol y en los fármacos y lo que es más grave, el suicidio.
- Los problemas sociales, en este grupo destacamos el aislamiento de las mujeres maltratas de los demás, la
exposición pública de lo ocurrido, el retraso de los juicios y el bajo rendimiento laboral entre otros.
También es factible el posible daño a su vez a los hijos, ya que éstos observan a su padre y pueden
imitarle en un futuro. Todo ello también agrava los problemas psicológicos que las mujeres padecen
durante la fase de violencia.
Encontramos a lo largo de la historia y en todas partes del mundo que millones de mujeres son maltratadas en
todas las formas existentes o violadas por parte de sus compañeros o maridos. Además son objeto de
abortos, infanticidios, abandonos, producto del mercado del sexo, etc. No hay duda de que estamos ante una
situación de desprecio hacia la mujer que, aunque en los últimos tiempos ha mejorado la creencia de los
hombres hacia ellas, todavÃ−a hay mucho camino que recorrer para reducir las cifras tan elevadas de muertes
que se producen por este hecho.
En lo que llevamos de año, en España 57 mujeres han sido victimas mortales por violencia de género,
más de la mitad era españolas. Del total sólo 14 habÃ−an denunciado y de éstas justo la mitad
tenÃ−an medidas de protección en vigor. La mayorÃ−a convivÃ−an con su pareja, su verdugo. La edad de
las victimas oscila entre los 21 y 50 aunque existen casos de mujeres mayores de 50 e incluso de 64. La edad
que predomina de los agresores entre los 41 y 64. Solo 8 tuvieron la tentativa de suicidio aunque 6
consumaron el suicidio. Lamentablemente la Comunidad Valenciana, junto a AndalucÃ−a y Cataluña está
a la cabeza de comunidades con más casos de violencia de género.
La violencia de género en los medios de comunicación
La violencia existe, no hay sociedad alguna en la que no se exprese. En España, desde los años 90 las
organizaciones de mujeres han luchado por hacer visible el problema de la violencia de género. La muerte
de Ana Orantes a finales del 97 hizo que el problema de la violencia tanto tiempo denunciado y con poco eco
pasase a ocupar las primeras páginas de los grandes periódicos y se empezara a cambiar el tratamiento
informativo sobre este tema. Actualmente, arrastrados por la era de las telecomunicaciones, cabe remarcar el
papel del medio audiovisual como educador de las nuevas generaciones. La violencia en este medio no será
sino difundida y grabada en las mentes de los individuos que formarán parte de las sociedades futuras.
En este apartado se analizará los grandes medios de difusión de violencia. Estos se dirigen al público con
la palabra (prensa y radio) y la imagen (televisión, cine, videojuegos, Internet). Antes de empezar cabrÃ−a
destacar la ley 1/2004, aprobada por el Estado Español el 28 de diciembre, de medidas de Protección
Integral contra la violencia de Género. Esta ley dedica al ámbito de la publicidad y los medios de
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comunicación su capitulo II (En el ámbito de la publicidad y de los medios de comunicación). Son 5
artÃ−culos (del 10 al 14) donde se vela para que los medios cumplan sus obligaciones y asegurar un
tratamiento de la mujer conforme con los principios y valores constitucionales.
TELEVISION
La televisión es el medio que llega fácilmente a la mayorÃ−a de la población y es el más consumido por
su fácil acceso. Por ello es elegida por diferentes instituciones publicas para llevar a cabo campañas
dirigidas a la sociedad, en el caso que nos ocupa, la violencia de género. El tratamiento que este medio ha
hecho del tema, hay que indicar que ha variado a lo largo del tiempo y difiere según el género televisivo
(por ejemplo, se observan diferencias entre el género de entretenimiento y el informativo).
Si la opción elegida es el entretenimiento, en ese caso la televisión es un reflejo de lo que la sociedad
quiere. Existen algunos programas llamados del corazón que tratan cada caso aislado de modo superficial en
función del sensacionalismo y del espectáculo. Se persigue la necesidad de vender los programas y no
intentan más que conseguir que los espectadores permanezcan sentados mirando el canal. No es raro ver en
programas de entretenimiento a mujeres famosas haciendo pública su condición de mujer maltratada
(Carmina Ordóñez, MarÃ−a JÃ−menez, Raquel Rebollo…) a cambio de una suma de dinero. Además en
muchos programas ofrecen imágenes y expresiones que alimentan precisamente un patrón deformado de
las mujeres como seres débiles, desprotegidos y sufrientes, o bien como alimañas ambiciosas y
desalmadas. En conclusión, insertan violencia de género para atraer público sin tener en cuenta que el
problema tratado es de gran complejidad y que afecta a muchas mujeres en este paÃ−s y en el mundo. Existen
también programas donde se recogen los testimonios de mujeres anónimas dispuestas a relatar su historia.
El caso más recordado es de Ana Orantes, muerta en manos de su marido tras denunciar malos tratos en un
programa de televisión andaluza de la tarde.
Por otro lado hay que tener en cuenta que EEUU es uno de los paÃ−ses que más programas distribuye al
resto del mundo, con lo que en programaciones como la española se puede observar programas basados en
los americanos. Gran numero de estos programas que importamos son violentos (hay que recordar que en
muchos estados de América está legalizado la posesión de armas). A ello se le une el descontrol sobre el
horario de emisión de dichos programas por lo que en ocasiones el niño se encuentran una ventana abierta
a la violencia.
No hay duda que la televisión ejerce una influencia considerable en la sociedad sobre todo en los niños,
edad en que se es tan moldeable y tan adaptable para ser socializado. Debo de destacar que este medio rellena
los vacÃ−os educacionales que no pueden llegar a suplir padres o profesores. Los padres no pasan casi tiempo
con ellos, con lo que éstos optan por ver la televisión ininterrumpidamente adquiriendo los
comportamientos de los diferentes personajes. El problema viene cuando esta idolatrÃ−a es generada por
modelos de conducta violenta. El hecho de ver en la pantalla de televisión conductas agresivas de sus “idolos
ficticios”, induce una conducta similar en esos niños, lo que ese comportamiento pasará a ser cotidiano y
aceptado por el mismo.
Si la opción elegida es la información, todas las investigaciones que han analizado la forma en que los
informativos abordan las noticias de los malos tratos muestran que se ha producido un cambio progresivo
desde el caso de Ana Orantes. En un principio los periodistas no dominaban correctamente todos los
conceptos, no conocÃ−an las circunstancias que rodeaban estos sucesos por lo que sus informaciones a veces
eran erróneas y perjudicaban a las mujeres.
Los informativos en la televisión dan con frecuencia estas noticias incluyéndolas al final de telediario. Las
imágenes que se ofrecen se centran generalmente en el entorno del domicilio de la vÃ−ctima, con lo que se
facilita su identificación. Además son frecuentes las reconstrucciones de los hechos para explicarlos mejor,
por lo que la elaboración más detenida y la abundancia de detalles pueden traspasar la lÃ−nea que separa la
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información con el morbo. Otro dato a destacar en el tratamiento informativo es que se centra en testimonios
de personas no expertas (vecindario, personas conocidas, familiares afectados). Se debe de prescindir de otras
visiones que pueden enriquecer la noticia, como la aportación de profesionales del ámbito de la medicina
que expliquen las secuelas de la vÃ−ctima o la de sus hijos e hijas, la asistencia social psicológica, judicial,
de asociaciones de mujeres maltratadas, etc. Para subsanar estos errores de información, durante el
transcurso del I Congreso Internacional sobre Mujer y Medios de Comunicación en el año 2008
(CIMMCO 08), se realizó una reflexión sobre el tratamiento informativo de las situaciones relacionadas
con los malos tratos que sufren las mujeres. El CIMMCO 08 supuso un cambio en los contenidos
informativos relacionados con la violencia contra las mujeres, por lo que se le considera un referente para el
tratamiento de estos contenidos en los medios de comunicación.
Las recomendaciones dadas por el CIMMCO 08 para un tratamiento informativo adecuado de la violencia
contra la mujer son:
- Se debe huir del sensacionalismo, el morbo y la frivolidad.
- Evitar las descripciones detalladas en exceso, las imágenes escabrosas, las figuras que no aportan datos
relevantes a la información, pero producen más dolor a las vÃ−ctimas y a sus personas allegadas.
- Respetar el derecho a las personas individuales o jurÃ−dicas a no facilitar información ni responder a
preguntas.
- Abstenerse de insistir y acosar a las mujeres afectadas por la violencia o a sus familiares, evitando el agobio
de micrófonos, cámaras, luces o preguntas en contra de su voluntad.
- Es preciso contextualizar al máximo la información, tratando de evitar que se perciba exclusivamente el
hecho como si se tratara de un espectáculo, informando de los medios que las administraciones ponen al
alcance de las posibles afectadas, y procurando siempre tomar una posición de implicación positiva en la
erradicación del problema.
- El uso de las fuentes debe ser siempre obligado, incluyendo mayor proporción de fuentes expertas que de
fuentes ocasionales o espontáneas.
- Siempre hay que mantener el anonimato de la vÃ−ctima.
- Al margen de la repugnancia moral que produzca escribir sobre ellos, los agresores son presuntos hasta que
no hay sentencia firme, y desenmascararlos supone juzgarlos y condenarlos de antemano. Los profesionales
de los medios no son jueces.
- No utilizar nunca la información como mera excusa para conseguir audiencia, sin atender a la dignidad de
las personas, o deteniéndonos en descripciones que solo satisfacen las bajas pasiones o sugieren pautas de
actuación para posibles futuros delincuentes.
- Cuidar de forma precisa y correcta la terminologÃ−a empleada en las informaciones, para lo que la
especialización temática deberÃ−a producir los correspondientes libros de estilo, o incorporar a los de los
diferentes medios algunos puntos referidos a estos contenidos.
- Incluir la información sobre la violencia en la sección adecuada, o el bloque previsto, evitando el recurso
de utilizarla como instrumento de contraprogramación o de mantenimiento del interés.
- En los recursos audiovisuales, hay que cuidar especialmente la presentación de estas informaciones, la
iluminación, la suavidad en el modo de asegurar el anonimato, la supresión de planos agresivos, etc.
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- Presentar siempre modelos adecuados, tomando claramente una posición de influencia social positiva.
- No limitarse a las informaciones de violencia fÃ−sica, es preciso investigar también la violencia
psÃ−quica, aquello que no se ve, que no tiene un tratamiento audiovisual sencillo, pero que responde a las
mismas razones que la violencia fÃ−sica y en la que suele desembocar.
- El tratamiento especializado de estos temas debe suponer siempre una función pedagógica que ilustre
suficientemente a la audiencia sobre la bondad o la maldad de determinadas actuaciones.
PUBLICIDAD
Llegado a este punto, señalar que en la televisión aparece otro género comunicativo con influencia entre
los ciudadanos: la publicidad. La Ley 34/1988, de 11 de noviembre de 1988 General de publicidad (última
modificación por la ley 29/2009, de 30 de diciembre) prohÃ−be todo anuncio que atente contra la dignidad
de la persona o vulnere los valores o derechos reconocidos en la Constitución, especialmente en lo que se
refiere a la infancia, la juventud y la mujer. Sin embargo, en ocasiones y a la vista de numerosas denuncias
presentadas por asociaciones de mujeres, los anunciantes no se toman la ley demasiado en serio. Un ejemplo
claro es la publicidad gráfica de la lÃ−nea de Jeans Stone, en donde se puede leer que un jean debe ser
usado dos o tres veces antes de ser lavado mientras la imagen muestra a una mujer joven, en cuatro patas,
arrastrándose hacia un hombre joven, recostado, mientras de fondo vemos a otro hombre parado en el punto
original del que la mujer ha partido arrastrándose. La asociación entre la mujer y su “uso” sexual por dos o
tres hombres es violenta, denigrante y agresiva. Esta claro que este tipo de publicidad promueven la
discriminación, la violencia y la agresión contra las mujeres fomentando una sexualidad masculina basada
en la dominación y violencia sobre el cuerpo femenino que se visualiza como objeto consumible al que se le
niega todo tipo de voluntad, subjetividad y acción. Es indispensable denunciar este tipo de publicidades que
fomentan la violencia de género.
Por último indicar que se ha demostrado que la influencia de la publicidad no se limita únicamente a
condicionar las decisiones de consumo, sino que también influye en la creación de estereotipos y
prejuicios y en la formación de actitudes, valores y conductas de carácter psicosocial.
CINE
El cine, desde sus comienzos, ha filmado con mucha dureza la violencia. Cualquier género de pelÃ−cula
basa sus argumentos en algún tipo. La gran pantalla permite la espectacularidad de las persecuciones,
asesinatos, peleas y explosiones. El cine denominado de acción suele fijar sus filmes en figuras de un
héroe que se juega la vida tratando de defenderse de los supuestos malos. Las pelÃ−culas de género
drama utilizan las penas, las palizas, los insultos, las amenazas… etc. En ocasiones las mujeres aparecen en
papeles tradicionales, secundarios y desvalorizados. Las comedias tratan de provocar la risa mostrando como
graciosos los golpes de sus personajes principales. Otro género significativo son el terror y el Gore teniendo
en cuenta que su visionado está limitado a los mayores de 18 años por su alto contenido en escenas
violentas, sangre y sexo explÃ−cito.
La violencia contra la mujer en el cine ha reflejado siempre una actitud real de lo que la sociedad de cada
época ha vivido. La mujer representada en pelÃ−culas ha tocado todos los roles. En ocasiones ha aceptado
su papel como una figura sumisa y dependiente del hombre, otras veces ha desempeñado un papel de mujer
libre, dominante, aventurera e incluso malvada.
En los años 90 la violencia de género en el cine español era casi inexistente. La violación, al contrario
que el maltrato, aparecÃ−a en muchas pelÃ−culas. Pero en vista de cómo se mostraba o de los comentarios y
referencias que se hacÃ−a, tampoco se podÃ−a catalogar cómo violencia. La misma intrascendencia se
usaba para aludir a los casos de abusos con niñas. Por ejemplo, << en Todos a la cárcel (Berlanga, 1993),
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una niña se queja a su abuela de que el viejo que va junto a ella en el asiento de atrás del coche, la está
tocando, la abuela dice en tono desenfadado: “Esas manos”. Sin inmutarse, sin ni siquiera volverse. El
personaje que interpreta Arancha del Sol en Pelotazo nacional (Ozores, 1993) dice textualmente: “Cuando
yo tenÃ−a siete años mi abuelo me violó y me gustó”. >> ( Pilar Aguilar Carrasco)
Si salimos del cine español y nos vamos al cine americano comprobaremos que ocurre exactamente lo
contrario, son innumerables las pelÃ−culas que usan la tortura, la violación y el asesinato de mujeres con
todo lujo de detalles.
No obstante, las cosas en el cine español han ido cambiando al paso de los años (reconforta comprobar
que la lucha de las mujeres da sus frutos). En la última década se han rodado algunas pelÃ−culas que
abordan el asunto con otra focalización: Solas (Zambrano, 1999), el corto Amores que matan (IcÃ−ar
BollaÃ−n, 2000) y Sólo mÃ−a (Javier Balaguer, 2001) son algunos ejemplos. Si es cierto que, con respecto a
la violencia de género, se ha filmado todo: el maltrato en sÃ− mismo, la defensa de la mujer por los
mismos personajes, la iniciativa de la mujer maltratada de tomar su propia justicia y vengarse de sus agresores
e incluso se ha rodado la justificación de esa violencia.
Todos nos hemos reÃ−do con uno de los accidentes del Coyote, todos nos hemos emocionado con las escenas
de “La jungla de Cristal” o todos hemos llorado con las crueldades en “El color púrpura” pero en muy pocos
casos se ha captado la realidad que muchas pelÃ−culas esconden. En el ámbito de la violencia de género,
el cine puede suponer un gran aliado, porque con la ayuda de sus duras imágenes logrará sacar a flote una
situación real donde el espectador por sÃ− mismo extraiga sus propias conclusiones negativas hacia el
maltrato. Sin embargo con ello, corremos el riesgo de que la exposición repetida de la violencia mostrada en
la gran pantalla lleve al telespectador a disminuir el sentimiento de preocupación por las victimas de actos
violentos.
VIDEOJUEGOS
Durante la infancia y la juventud los videojuegos se convierten en el pasatiempo o el juguete más apreciado
y valorado. La imagen violenta en ellos es constante, sin importar la edad del personaje, ni el tipo de juego.
Los datos obtenidos en investigaciones (1) indican que los videojuegos en su mayorÃ−a están hechos para
hombres donde se exalta valores como el honor, el valor, el poder, la venganza, la fuerza, ect. Sin embargo la
representación femenina siempre responde a figuras secundarias como complemento del protagonista
masculino o vÃ−ctimas de la violencia. En definitiva lo femenino es asimilado a debilidad, a cobardÃ−a,
conformismo y sumisión mientras que lo masculino a heroÃ−smo, superioridad y dominación.
La representación de la imagen femenina tiene en ocasiones un alto contenido sexual.
Tras la denuncia por el trato discriminatorio, los editores de los videojuegos han incluido a las mujeres con
otro papel. La asimilación del modelo masculino genera “guerreras” implacables, llenas de armamento pero
casi desnudas, donde tan importante es mostrar sus cuerpos idealizados, como su fiereza a través de las
armas. Pese al cambio, la visión manipulada de las mujeres y la distorsión del cuerpo femenino también
se considera violencia.
Hay que destacar que pese la presión y denuncias de las asociaciones de mujeres y los organismos de
igualdad, todavÃ−a existen videojuegos donde la violencia sobre las mujeres es el objeto directo del producto.
La gratificación del juego está en medir la rapidez y fuerza de la agresión, en muchos casos hasta
conseguir la muerte. Todo ello reforzado por el audio de los gemidos o gritos de la mujer agredida.
En cualquier caso, en última instancia es responsabilidad de los padres el permitir el acceso a cierto tipo de
videojuegos (convenientemente catalogados por edades) a sus hijos. Y es que no se puede delegar algo tan
importante como la educación a medios como el cine, los videojuegos o la televisión, por muy importante
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que sea la influencia que estos tengan en la sociedad.
INTERNET
En Internet es medio abierto en el que todo el mundo puede expresar su opinión. Por ello existen un gran
número de páginas web de asociaciones que ofrecen información, formación e incluso mecanismos de
actuación ante los malos tratos.
(1) Investigación sobre los contenidos y valores que promueven los videojuegos que más se están
comercializando actualmente entre los personas jóvenes de todo el mundo dirigida por Enrique Javier
DÃ−ez Gutiérrez de la universidad de León. Se puede consultar y descargar de forma gratuita la
publicación completa en la siguiente web:
http://www3.unileon.es/dp/ado/ENRIQUE/Documento/libro-videojuegos.pdf
La ONU es un organismo que recurre en ocasiones a Internet para iniciar campañas dirigidas a combatir la
violencia contra las mujeres. En una ocasión estableció una enorme red internacional formada por más de
1.300 mujeres y hombres del mundo. Todos ellos se comunicaron por correo electrónico durante meses,
comparando experiencias y compartiendo estrategias de lucha contra la violencia de género.
También destacar que cientos de organizaciones que luchan contra la violencia de género en todo el
mundo han tomada el espacio que brindan las redes sociales (las mujeres son las mayores usuarias). Tanto
Facebook como Twitter, son instrumentos importantes para reclamar mayores derechos asÃ− como
también promover su respeto. Las organizaciones que trabajan a favor de los derechos de las mujeres
muchas veces utilizan campañas de firmas por correo electrónico. Sin duda se trata de una plataforma para
denunciar la Violencia de Género.
En el otro lado de la moneda, Internet es un medio que cuenta con una serie de inconvenientes. En primer
lugar, para obtener información sobre el tema se requiere una actitud e interés por parte del interesado.
Además, para utilizar la web se necesita contar con un equipamiento tecnológico adecuado, tener poder
adquisitivo para costearse su acceso y poseer un mÃ−nimo de conocimientos para manejarla. Por ello,
Internet no es suficiente medio para concienciar sobre los malos tratos y se necesita combinarlo con otro tipo
de medio más generalizado, como es la televisión.
En segundo lugar, las redes sociales se han convertido en un nuevo escenario de la violencia de género.
à stas, que son las nuevas formas de socialización entre los jóvenes, le están dando una magnitud
diferente a un tipo de violencia que antes se ejercÃ−a por otros medios. Una de las claves de la violencia de
género por Internet es que se trata de un espacio muy poco regulado, donde el anonimato dificulta la
identificación de los agresores. En la red se puede distinguir diferentes tipos de maltratadores. El caso más
común es el del individuo que busca el resguardo de las redes para dañar la reputación de su pareja o ex
pareja, y generarle un tipo de presión psicológica. En otros casos no le importa mostrar su verdadera
identidad y en escenarios menos frecuentes, se roba la identidad de un tercero para causar el daño.
Mientras modernas innovaciones han hecho más fácil la vida de millones de mujeres en todo el mundo,
éstas también han dado lugar a un aumento de los casos de violencia electrónica contra mujeres. Casos
de acoso y acecho electrónico, mensajes en Twitter o en Facebook, pornografÃ−a en lÃ−nea, grabaciones no
autorizadas y reproducción y distribución de imágenes y videos, todo ello está proliferando cada vez
más. Se trata de un fenómeno absolutamente nuevo, por lo que se carece de estadÃ−sticas sobre denuncias
de violencia de género en las redes sociales.
PRENSA
El tratamiento de la violencia de género en la prensa, al igual que la televisión, ha sufrido una
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transformación importante, tanto cuantitativa como cualitativa. En los primeros tiempos ni siquiera se
consideraba necesario que una noticia sobre maltrato doméstico fuese titular, se relegaba al área de
sucesos y en muchos casos se cubrÃ−a la información con escasos medios, de forma muy precaria. Hoy en
dÃ−a se publica diariamente algo sobre el tema y se presenta una realidad valorada e interpretada. Al aumento
de frecuencia se suma además la diversificación de enfoques y géneros periodÃ−sticos, no solo se
ocupan de ofrecer una información sino que se complementa con artÃ−culos de opinión y de
investigación. No obstante hay que indicar que si se hojea cualquier periódico aparece un escaso número
de mujeres periodistas que firman los diversos artÃ−culos.
El tamaño del titular y la extensión de la noticia, el uso de unos términos denominativos especÃ−ficos,
la ubicación de las noticias en espacios más idóneos en el interior del periódico y el exceso de fuentes,
cifras, estadÃ−sticas y porcentajes que enmarcan y buscan dimensionar el fenómeno, es cada vez más
notable en este medio de comunicación. No hay duda que, cuando analizamos el tratamiento de la violencia
de género en la prensa observamos que se trata de un medio que ayuda a sensibilizar y concienciar al lector
sobre un problema que existe a nivel mundial, el maltrato femenino.
Conclusiones
La violencia de género es un tema que cada vez va adquiriendo mayor relevancia gracias a la
concienciación de toda la sociedad. Aunque es una situación que ha mejorado en los últimos años,
todavÃ−a podemos encontrar diferencias de sexos.
Considero que ninguna mujer deberÃ−a ser tratada de manera diferente por el simple hecho de serlo y menos
ser fÃ−sica o psicológicamente agredida. Si es verdad que, independientemente de la época, a la mujer
siempre se le ha identificado como debilidad, dulzura y sumisión mientras que al hombre todo lo contrario.
DeberÃ−amos de ser tratadas con los mismos derechos y tener las mismas oportunidades ya que unos y otros
nos diferenciamos tan solamente en nuestro sexo, y no significa que ser hombre o ser mujer es equivalente a
ser maltratador y maltratada, respectivamente. Siempre he pensado que detrás de una violencia fÃ−sica
existe además una psicológica, pues es de entender que antes de recibir un golpe siempre existe un
desprecio o un insulto.
En cuanto a la violencia de género en los medios de comunicación me parece interesante abordar este
tema ya que en el mundo en que vivimos estos medios juegan un importante papel en los procesos de
socialización. Considero que, en los últimos años, ha habido un aumento de espacio en ellos. Casi a diario
podemos observar alguna referencia de violencia bien sea en radio, prensa, televisión o internet. Ha pasado
de estar en segundo plano e incluirse simplemente en la sección de sucesos, a tener ahora una mayor
visibilidad mediática y una mayor atención e importancia.
La violencia en general, y en parte la de género, ha pasado de ser un asunto privado a convertirse en un
asunto público sobre el que cualquier persona puede debatir. Se trata de un problema que la sociedad debe
conocer, pero pienso que la forma con la que llega al receptor puede condicionar su actitud hacÃ−a ésta.
Lamentablemente estos últimos años se ha producido un incremento en la tendencia al sensacionalismo de
los medios de comunicación. La pelÃ−cula donde se muestra un primer plano de las heridas en la cara de la
protagonista, vende; la aparición de la foto de la victima en primera página del periódico o revista, vende;
el videojuego donde puedes descargar adrenalina y estrés, vende; la publicidad de un producto que provoca
que vaya en boca de todos por su alto contenido discriminatorio, vende… asÃ− con un sin fin de ejemplos. La
mayorÃ−a de los medios de comunicación parten de que lo que más vende es lo que estremece al individuo
o, dicho de otra forma, donde hay morbo hay audiencia e intereses económicos.
Mi reflexión sobre la violencia de género en los medios de comunicación me conduce a pensar que, por
un lado se ha avanzado sobre este tema pero hay que seguir luchando; por otro lado, considero que la
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socialización de nuestras futuras generaciones está coaccionada por la oferta y demanda de la sociedad,
interponiéndose intereses comerciales o de lucro por encima de los derechos fundamentales de las
vÃ−ctimas.
BibliografÃ−a
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Violencia de Género
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