Neumonía aspirativa

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REVISIONES
Neumonía aspirativa
189.039
Jordi Almirall, Mateu Cabré y Pere Clavé
Hospital de Mataró. Consorci Sanitari del Maresme. Mataró. Barcelona. Universitat Autònoma de Barcelona.
Barcelona. España.
La incidencia y prevalencia de la neumonía aspirativa (NA) es poco
conocida. Su incremento está en relación con la edad y la patología
de base. La patogénesis de la NA supone la coexistencia tanto de factores riesgo que alteren la motilidad orofaríngea y/o gastroesofágica
como que favorezcan su colonización.
Los gérmenes más diagnosticados en NA son Staphylococcus aureus,
Haemophilus influenzae y Streptococcus pneumoniae cuando la neumonía es extrahospitalaria y bacilococos gramnegativos aeróbicos si la
neumonía es nosocomial. Cabe resaltar la poca implicación de gérmenes anaeróbicos.
En la elección empírica del antibiótico hay que considerar los gérmenes habituales de la flora orofaríngea. Debería tratarse empíricamente
con antianaeróbicos sólo a pacientes seleccionados.
La posibilidad de practicar una exploración de la deglución mediante
videofluoroscopia permite diagnosticar aspiraciones silentes y seleccionar el tratamiento en función de la gravedad de las alteraciones de
cada paciente. El tratamiento de los pacientes con disfagia orofaríngea
es coste-efectivo y ocasiona una importante reducción de la morbimortalidad de los pacientes.
Palabras clave: Neumonía aspirativa. Disfagia. Microbiología.
Videofluoroscopia. Factores de riesgo modificables. Prevención.
Aspiration pneumonia
The incidence and the prevalence of aspiration pneumonia (AP) in the
community is poorly defined. It increases in direct relation with age
and underlying diseases. The pathogenesis of AP presumes the contribution of risk factors that alter swallowing funtion and predispose the
orofaringe and gastric region to bacterial colonization.
The microbial etiology of AP involves Staphylococcus aureus, Haemophilus
influenzae and Streptococcus pneumoniae for community-acquired
aspiration pneumonia and Gram-negative aerobic bacilli in nosocomial
pneumonia. It is worth bearing in mind the relative unimportance of
anaerobic bacterias in AP.
When we choose the empirical antibiotic treatmentant we have to
consider some pathogens identified in orofaríngea flora. Empirical
treatment with antianaerobics should only be used in certain patients.
Videofluoroscopic swallowing studies should be used to determine the
nature and extent of any swallow disorder and to rule out silent aspiration. Assesment of swallowing disorders is cost-efective and results
in a significant reduction in overall morbidity and mortality.
Key words: Aspiration pneumonia. Dysphagia. Microbiology.
Videofluoroscopy. Modifiable risk factors. Preventive strategies.
Hablamos de neumonía aspirativa (NA) cuando hay evidencia radiológica de condensación pulmonar causada por el
paso al árbol traqueobronquial de una cantidad importante
de secreciones contaminadas por bacterias patógenas, ya
sean orofaríngeas o del aparato digestivo alto, en pacientes
Estudios clínicos realizados con el apoyo de: Unitat de Reserca de la
Fundació Salut del Consorci Sanitari del Maresme (Dr. Mateu Serra-Prat),
Fundació Agrupació Mútua, Novartis Consumer Health SA, Fundació
Acadèmia de Ciències Mèdiques i de la Salut de Catalunya i de Balears, filial
del Maresme, FIS PI051554, FIS IF063678-2 y FIS 99/0002-01.
Correspondencia: Dr. J. Almirall.
Unitat de Cures Intensives. Hospital de Mataró.
Ctra. de Cirera, s/n. 08304 Mataró. Barcelona. España.
Correo electrónico: [email protected]
Recibido el 27-12-2006; aceptado para su publicación el 22-2-2007.
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con alteraciones de la motilidad orofaríngea o gastroesofágica1. La aspiración de secreciones orofaríngeas suele producirse en pacientes con disfagia orofaríngea, mientras que la
aspiración de secreciones gastroesofágicas se produce en
pacientes que presentan vómitos, regurgitación o reflujo
gastroesofágico. De hecho, si bien se ha comprobado aspiración durante el sueño en personas sanas2, en pacientes
con disminución del nivel de conciencia o en sujetos normales que roncan3, ello carece de repercusión patológica, a
menos que haya alteración en alguno de los mecanismos
de defensa mecánicos o inmunológicos y/o porque el material aspirado sea lo suficientemente importante.
Por otro lado, probablemente existe un porcentaje nada
despreciable de NA no interpretadas como tales4, causadas
por aspiraciones silentes, que no se acompañan de tos, que
pueden pasar inadvertidas para el clínico1,5,6 y que posiblemente podrían explicar una mayor incidencia de NA en ancianos7. En este sentido, Kikuchi et al8 han demostrado,
mediante tomografía computarizada realizada durante el
sueño, que hay una mayor incidencia de neumonía en los
ancianos que aspiran respecto a los que no lo hacen.
La localización de la afectación radiológica vendrá determinada por la posición física del paciente en el momento de la
aspiración. Si se halla en bipedestación o medio incorporado, la afectación predominará en el segmento basal de los
lóbulos inferiores y, si se halla en decúbito, será el segmento posterior del lóbulo superior derecho y/o el segmento apical del lóbulo inferior derecho el más afectado5.
Incidencia y prevalencia de la neumonía aspirativa
Apenas se conoce la incidencia y prevalencia de la NA, ya
que en la mayoría de los estudios epidemiológicos de neumonía aquélla se considera un motivo de exclusión. Además, es un proceso claramente infravalorado en nuestro
medio, ya que en EE.UU. se describió entre 1992 y 1998
un incremento de un 93,5% en las hospitalizaciones de ancianos con NA, mientras que otras causas de neumonía se
mantuvieron estables4. En estudios de base poblacional que
incluyen a personas ingresadas en residencias asistidas, la
NA representa el 1,2% del total de las neumonías adquiridas en la comunidad aparecidas en adultos mayores de 14
años, cuyo porcentaje aumenta con la edad9. Si consideramos sólo a pacientes que requieren ingreso por neumonía
adquirida en la comunidad, la NA es el origen de un 6% de
los casos; la tasa puede llegar a un 10% cuando la edad es
superior a 80 años10, y la mortalidad durante el ingreso puede ser del 34%11. Sin embargo, son los ancianos institucionalizados, y en especial los denominados «frágiles», los que
presentan mayor riesgo de neumonía, ya que se ha observado una incidencia 10 veces superior al compararlos con
población anciana no institucionalizada12, acompañada además de una mayor mortalidad13. Tanto es así que la NA supone la principal causa de muerte en los pacientes con
trastornos neurológicos y disfunción deglucional5. Es la causa más frecuente de mortalidad durante el primer año después de un ictus3,7 y se ha convertido en la tercera causa de
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ALMIRALL J ET AL. NEUMONÍA ASPIRATIVA
Ictus
Enfermedades
esofágicas
Desnutrición
Tabaco
Higiene dental
Enfermedades
neurodegenerativas
Edad
Antibióticos
Trastornos
de deglución
↓ Nivel de
conciencia
Colonización
orofaríngea
Deshidratación
↓ Inmunidad
Medicación
Aspiración
silente
Neumonitis
Fig. 1. Factores de riesgo de trastornos
de la deglución y de contaminación orofaríngea que influyen en la aparición de
neumonía aspirativa.
mortalidad en mayores de 85 años7. En pacientes con enfermedades neuromusculares (enfermedad de Parkinson,
esclerosis lateral amiotrófica, miastenia gravis, esclerosis
múltiple, enfermedad de Alzheimer y traumatismo craneoencefálico, entre otras), la aspiración crónica de secreciones orofaríngeas y la retención de secreciones o neumonía
es la principal causa de morbilidad y mortalidad14-17.
Fisiopatología y factores de riesgo
Para que se produzca la NA es imprescindible que el material aspirado al árbol traqueobronquial esté colonizado por
bacterias18. Si no es así, la aspiración de secreciones estériles puede provocar una neumonitis química5, pero no una
neumonía. Por tanto, la patogenia de la NA supone la coexistencia de 2 grandes grupos de factores de riesgo (fig. 1):
a) factores que favorecen la colonización por gérmenes de
las secreciones orofaríngeas o secreciones gastroesofágicas,
y b) factores que alteran la motilidad orofaríngea y/o gastroesofágica y permiten la aspiración del contenido orofaríngeo
o gastroesofágico al árbol bronquial. En estos casos, la aspiración mezclada con líquidos o sólidos puede suponer la
entrada de cantidades superiores a 100 millones de bacterias/ml dentro del árbol bronquial19.
Factores de riesgo de colonización orofaríngea
Edad. A mayor edad, aumenta la colonización orofaríngea
por determinados gérmenes como Staphylococcus aureus y
bacilos gramnegativos (BGN) aerobios como Klebsiella
pneumoniae y Escherichia coli. Esto se ha asociado a la
presencia de comorbilidad, ya sea inmovilización, incontinencia de esfínteres, enfermedad cardiopulmonar crónica o
cualquier deterioro clínico20.
Mala higiene dental. La mala higiene de la cavidad bucal aumenta el grado de colonización dental y de la mucosa por
gérmenes patógenos respiratorios, lo que supone un reservorio potencialmente infectante en caso de aspiraciones pulmonares16. Estudios recientes han demostrado la asociación
entre mala higiene bucal e infección pulmonar, tanto en pa-
Neumonía no
identificada como
aspirativa
Situaciones
especiales
Neumonía aspirativa
cientes dentados como sin dientes21. Además, en pacientes
con neumonía se ha observado coincidencia de gérmenes
en cultivos de placa dental y de lavado broncoalveolar22.
Desnutrición. Si bien la desnutrición está directamente relacionada con la disfagia, también se ha demostrado que por
sí misma, valorada con la concentración de albúmina y/o el
índice de masa corporal, puede actuar como factor de riesgo independiente de neumonía14,23,24. Posiblemente pueda
deberse a la influencia que tiene la nutrición, en especial el
contenido vitamínico, en el sistema inmunitario, aunque se
necesitan más estudios con diseño especializado para confirmarlo25.
Tabaquismo. Se ha demostrado que existe una relación directa e independiente entre el consumo de tabaco y la aparición de neumonía26,27, que además desaparece cuando se
deja de fumar27, posiblemente debido a que el tabaco altera
los mecanismos del sistema de defensa del huésped28 y/o la
superficie de la mucosa del aparato respiratorio, ya sea con
aumento del número de cilios anormales o alterando la permeabilidad del epitelio; de este modo se debilita el aclaramiento ciliar, lo que favorece la adhesión bacteriana y la
consecuente colonización29.
Tratamiento antibiótico. Diversos estudios en pacientes
diagnosticados de neumonía adquirida en la comunidad demuestran que el tratamiento antibiótico previo al diagnóstico
puede influir en la infección por determinados gérmenes,
debido a selección de la flora bacteriana orofaríngea con
microorganismos más virulentos30.
Inhaladores y aerosoles. Los aparatos utilizados para administrar tratamientos a pacientes con asma o broncopatía
crónica pueden suponer una fuente de contaminación orofaríngea que, a falta de estudios específicos, podría deberse
a mala higiene31.
Deshidratación. El flujo salival y la deglución desempeñan
un papel importante en el mantenimiento de la flora orofaríngea normal, ya que eliminan los BGN. Esto puede estar
alterado por falta de ingesta hídrica o poca producción de
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a
b
GPJ
GPJ
VPJ
VPJ
LV
LV
UES
UES
0
200
400
600
(ms)
800
1.000
0,00
0,20 0,40 0,60 0,80 1,00 1,20
(s)
saliva en pacientes ancianos con discapacidad funcional32 o
debido a fármacos (antidepresivos, antiparkinsonianos, diuréticos, antihipertensivos, antihistamínicos o anticolinesterásicos)33, lo que provoca un aumento del número de bacterias en la cavidad orofaríngea19.
Disminución de la efectividad del sistema inmunitario. Esto
guarda relación con la vejez, ya que es cuando las células T
periféricas muestran signos de debilidad para competir con
los antígenos34.
Situaciones especiales:
– Portadores de sonda nasogástrica. La biopelícula que poseen en la capa externa favorece el crecimiento de gérmenes y la posibilidad de seudoembolias sépticas en la cavidad orofaríngea, lo que altera el ecosistema orofaríngeo y
aumenta la colonización de la vía respiratoria alta35.
– Aumento del pH gástrico. Si bien el jugo gástrico es estéril
por su pH ácido, éste puede aumentar, lo que favorece la
colonización gástrica y, a su vez, la orofaríngea36. Esto se ha
descrito en situaciones de gastroparesia, obstrucción del intestino delgado, nutrición enteral o por tratamiento con antiH2 o inhibidores de la bomba de protones. De todas formas,
hemos de ser cautelosos a la hora de relacionar los fármacos supresores de ácido, particularmente los inhibidores de
la bomba de protones, con la aparición de neumonía, ya
que, si bien un estudio reciente37 ha demostrado su posible
asociación, también es verdad que el diseño metodológico
se ha criticado por no usar un grupo control adecuado38.
– Intubación orotraqueal. El riesgo de desarrollar una neumonía nosocomial en pacientes intubados es 5 veces mayor que en los no intubados y guarda relación directa tanto
con la duración de la intubación39 como con la necesidad
de reintubación40. El mecanismo se explica por el paso
desde la faringe y el estómago de bacterias que contaminan las secreciones subglóticas y crean un reservorio, que
puede aspirarse hacia la tráquea y formar alrededor del
tubo endotraqueal una biopelícula, que posteriormente
puede diseminarse dentro del pulmón con la ventilación
mecánica41.
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Fig. 2. Videofluoroscopia y respuesta motora orofaríngea durante la deglución de
un bolo de 5 ml de viscosidad néctar en
un voluntario sano (A) y en un paciente
con disfagia postictus (B). Nótese que el
paciente presenta signos videofluoroscópicos de aspiración causados por el enlentecimiento de la respuesta motora orofaríngea, con retraso tanto en el cierre
del vestíbulo laríngeo (LV), que facilita la
entrada del bolo en la laringe (punto
blanco), como en la apertura del esfínter
esofágico superior (UES), que favorece el
incremento del período en que la hipofaringe está llena y, por tanto, puede producirse una aspiración (punto rojo). GPJ:
unión glosopalatina; VPJ: unión velopalatina.
Factores que alteran la motilidad orofaríngea
y/o gastroesofágica
Disfagia orofaríngea funcional. Es el trastorno de la motilidad digestiva que con mayor frecuencia se asocia a la NA.
Su gravedad puede variar desde una dificultad moderada
hasta la total imposibilidad para la deglución. Es un síntoma
extremadamente frecuente en diversos colectivos de pacientes, sobre todo con enfermedades neurológicas. Su prevalencia es superior al 30% en pacientes que han presentado un
ictus y está presente en un 52-82% de los pacientes con enfermedad de Parkinson, en un 40% de los pacientes con
miastenia grave, en el 44% de los pacientes con esclerosis
múltiple y hasta el 84% de los pacientes con enfermedad
de Alzheimer1,5,6. También supone el síntoma inicial del
60% de los pacientes con esclerosis lateral amiotrófica. Un
estudio europeo ha demostrado que la disfagia afecta en diferentes grados a más del 15% de los mayores de 65 años y
hasta el 56-78% de los ancianos institucionalizados5,7. En
EE.UU. se ha estimado que más de 16 millones de ancianos requerirán cuidados específicos por disfagia en el año
20104. Aun así, la disfagia es uno de los síndromes geriátricos menos conocidos5. Puede originar 2 grupos de complicaciones de gran trascendencia clínica:
1. Si se produce una disminución de la eficacia de la deglución, el paciente presentará desnutrición y/o deshidratación,
que a su vez pueden actuar como factor de riesgo de NA42.
2. Si se produce una disminución de la seguridad de la deglución, se originará una penetración o una aspiración. Se
denomina «penetración» a la entrada de contraste en el
vestíbulo laríngeo sin rebasar las cuerdas vocales; si el contraste atraviesa las cuerdas y pasa al árbol traqueobronquial, se habla de «aspiración»43. Dichas alteraciones pueden producirse en 3 momentos del ciclo deglutorio:
– Aspiración predeglutoria. Representa el 10% de las aspiraciones en pacientes con enfermedades neurológicas44. Se
produce en la fase bucal de la deglución por la insuficiencia
del sello palatogloso (lengua y paladar blando), disfunción
muy grave que origina la caída del bolo a la hipofaringe an-
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ALMIRALL J ET AL. NEUMONÍA ASPIRATIVA
tes del disparo del patrón motor deglutorio faríngeo (reflejo
deglutorio) y mientras la vía respiratoria está todavía abierta.
– Aspiración durante la fase faríngea de la deglución. Es el
tipo más frecuente de aspiración orofaríngea y representa
hasta el 85% de las aspiraciones en pacientes con trastornos neurológicos. La lentitud en el cierre del vestíbulo laríngeo y la lentitud en la apertura del esfínter esofágico superior (fig. 2) son los 2 parámetros de la respuesta motora
orofaríngea más relacionados con la posibilidad de una aspiración44,45. Los individuos sanos presentan una elevada
velocidad de cierre del vestíbulo orofaríngeo (< 160 ms) y
de apertura del esfínter esofágico superior (< 220 ms)46. Se
ha determinado que cuando estos 2 intervalos se prolongan
se incrementa la posibilidad de una aspiración46. El intervalo
hasta el cierre del vestíbulo laríngeo determina el tiempo en
que puede producirse una penetración o una aspiración, y
el retraso en el tiempo de apertura del esfínter esofágico superior incrementa el volumen del bolo en la hipofaringe y la
probabilidad de paso del bolo a la laringe. La penetración o
aspiración puede estar también causada por un insuficiente
ascenso hioideo y laríngeo, que ocasiona una protección insuficiente de la vía respiratoria17.
– Aspiración posdeglutoria. Representa el 10% de las aspiraciones en pacientes con enfermedad neurológica y ancianos, y se produce como consecuencia de la permanencia
de un elevado residuo posdeglutorio en la hipofaringe45.
Cuando el paciente realiza la primera inspiración después
de la deglución, la hipofaringe se encuentra llena de contraste, que pasa directamente a la vía respiratoria. El residuo hipofaríngeo simétrico en ambos senos piriformes es
debido a una contracción lingual débil, muy frecuente en
los pacientes con enfermedades neurodegenerativas, y está
asociado a sarcopenia en los pacientes ancianos. La fuerza
de propulsión lingual, que es la principal causa del traslado
del bolo desde la boca al esófago, puede medirse mediante
la determinación de la velocidad y la energía cinética del
bolo antes de que entre en el esfínter esofágico superior.
Los individuos sanos presentan una velocidad del bolo superior a 35 cm/s y una energía cinética mayor de 0,33 mJ.
Por el contrario, los pacientes neurológicos presentan una
menor velocidad (< 22 cm/s) y energía cinética (< 0,20
mJ), lo que contribuye al residuo posdeglutorio45. Los pacientes ancianos presentan incluso menor fuerza de propulsión lingual (0,14 mJ) y una velocidad mucho menor (< 10
cm/s). Los pacientes con accidente cerebrovascular pueden
presentar un residuo unilateral como consecuencia de una
parálisis faríngea unilateral. Se ha demostrado que hay una
relación directa entre la presencia de residuos orofaríngeos
y la colonización de la orofaringe por BGN y S. aureus32.
gastroesofágico es mayor en ancianos, a pesar de que la clínica, en la que predominan las náuseas, los vómitos, la tos
crónica y la anorexia47, suele pasar mucho más inadvertida.
Los cambios en la motilidad gástrica, entre ellos el enlentecimiento del vaciamiento gástrico de sólidos y líquidos, predisponen, como los esofágicos, a la regurgitación y al reflujo
gastroesofágico. Además, el envejecimiento también ocasiona la alteración de diversos reflejos esófago-glóticos y esófago-esfínter superior, que directa o indirectamente protegen
de las aspiraciones47.
Por otro lado, en pacientes que reciben ventilación mecánica
el reflujo gastroesofágico se debe a la disminución de la presión del esfínter esofágico inferior, combinada con un incremento en la presión intraabdominal asociado a tos o esfuerzo.
Alteraciones de la motilidad gastroesofágica. Tienen menor
relevancia como factor fisiopatológico de la NA y se observan en el curso de enfermedades neurológicas y metabólicas, en pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos (UCI), asociadas al envejecimiento y a alteraciones
del estado de conciencia. En los ancianos los cambios de la
actividad motora del esófago dan lugar a un cuadro conocido como «presbiesófago», que se caracteriza por una disminución de la presión del esfínter esofágico inferior y la presencia de ondas esofágicas repetitivas, simultáneas y no
propulsivas, que se observan junto a otras ondas de amplitud y propagación dentro de la normalidad47. Cambios muy
similares de la motilidad esofágica se observan también en
pacientes con diabetes y en pacientes con diversas enfermedades neurodegenerativas, en especial la enfermedad de
Parkinson, y finalmente causan una disminución del vaciamiento esofágico. La gravedad de la enfermedad por reflujo
En principio, los gérmenes que están contaminando la nasofaringe y orofaringe deberían ser la causa de la NA1. De hecho, se ha comprobado una buena relación entre el cultivo
de frotis de placa dental y el cultivo de lavado broncoalveolar
en pacientes con neumonía nosocomial asociada a ventilación mecánica22. Los más habituales son Haemophilus influenzae y Streptococcus pneumoniae, pero en ancianos podemos hallar colonizada la vía aérea superior por BGN
(enterobacterias y Pseudomonas aeruginosa) y cocos grampositivos como S. aureus. La colonización orofaríngea por
BGN puede llegar a afectar al 22-37% de los que viven en
residencias asistidas; lo mismo ocurre en pacientes ingresados en una UCI, donde se ha comprobado que el 60-73%
de aquellos con edad superior a 65 años están contaminados por estos gérmenes54. Por otro lado, en estos grupos de
pacientes hay un mayor riesgo global de infección por
S. pneumoniae resistente55. Sin embargo, difícilmente en-
Situaciones especiales que pueden causar aspiración:
– Síndrome de apneas-hipopneas durante el sueño. Se sabe
que durante el sueño los pacientes con dicho síndrome aspiran mayor cantidad de secreciones orofaríngeas que los
individuos sanos48. Posiblemente éstas sean la causa de
una mayor presencia de fenómenos inflamatorios de la vía
aérea superior, ya que se ha comprobado la existencia de
concentraciones aumentadas de óxido nítrico y pentano exhalados49. Además, el esputo inducido de estos pacientes
presenta un porcentaje significativamente mayor de neutrófilos, con menor porcentaje de macrófagos, al compararlos
con un grupo control50. Por otro lado, ello podría ser la causa de la apnea central, ya que dicha aspiración podría actuar como causante de laringoespasmo reflejo y síndrome
de apneas-hipopneas durante el sueño51.
– Disminución del nivel de conciencia por afectación neurológica o medicamentosa. Se ha observado que el riesgo de
aspiración aumenta con el grado de disminución de la conciencia, evaluada según la escala de Glasgow52.
– Sedación. Los sedantes pueden provocar trastornos en la
deglución en relación con la relajación muscular16.
– Pacientes críticos. En éstos se ha demostrado que la posición en supino provoca reflujo gastroesofágico53, con la subsiguiente aspiración. También se ha demostrado mayor riesgo de NA después de un recambio del tubo orotraqueal
debido al efecto residual de fármacos sedantes, sonda nasogástrica o trastornos deglutorios por alteraciones de la
sensibilidad de la vía aérea superior, lesión glótica o disfunción muscular laríngea5.
– Portadores de sonda nasogástrica, en los que queda anulado el sistema mecánico de limpieza natural (masticación y
deglución).
Microbiología de la neumonía aspirativa
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contraremos series amplias de NA con diagnóstico microbiológico debido a la dificultad que comporta aplicar técnicas
invasivas con fibrobroncoscopio. En 2 estudios recientes de
pacientes con NA, cuyos autores emplearon un método similar56 mediante cultivos de exudado bronquial obtenido con
catéter telescopado, de un total de 77 pacientes se aislaron 31
gérmenes, de los cuales los más diagnosticados fueron S. aureus, H. influenzae y S. pneumoniae cuando la neumonía era
extrahospitalaria, y BGN aerobios (K. pneumoniae, E. coli, Serratia marcenses y Proteus mirabilis) si la neumonía era nosocomial. Cabe resaltar la escasa implicación de gérmenes anaerobios, al contrario de lo que antes se creía56. Incluso en otra
serie reciente de El-Solh et al57, de 95 pacientes de una residencia asistida con edad superior a 65 años, que requirieron
ingreso en una UCI por NA, se obtuvo diagnóstico microbiológico en 54, de los que un 20% correspondió a gérmenes anaerobios (Prevotella sp. en 6 casos, Fusobacterium sp. en 3,
Bacteroides sp. en uno y Peptostreptococcus sp. en uno),
pero la mayoría se acompañaba de BGN entéricos, y los mismos autores destacan la resolución clínica en 72 h a pesar de
no tratar con anaerobicidas. Esto contrasta con estudios publicados en la década de los años setenta del siglo pasado58, en
los que los gérmenes anaerobios tenían mayor protagonismo,
aunque en la actualidad se discute el método empleado5, ya
que se efectuaron cultivos microbiológicos a partir de muestras obtenidas por punción transtraqueal, lo que podría evidenciar únicamente una contaminación. Por otro lado, se realizaron cuando la infección era avanzada, muchas veces
después de complicaciones como absceso, neumonía necrosante o empiema, y en pacientes con alcoholismo crónico,
que además presentaban en su mayoría esputo pútrido, lejos
del paciente que habitualmente tratamos hoy día.
Tratamiento
Tratamiento antibiótico en la neumonía aspirativa
La elección del antibiótico dependerá del lugar de adquisición
de la NA y del estado de salud previo del paciente. Si bien
muchas veces se trata empíricamente con penicilina o clindamicina, éstas pueden ser inadecuadas en la mayoría de NA,
por lo que debemos considerar los gérmenes habituales de la
flora orofaríngea, como S. pneumoniae, H. influenzae y gérmenes gramnegativos. Es incierta la necesidad de tratar empíricamente los gérmenes anaerobios, ya que en varios estudios se ha demostrado mejoría clínica sin este tratamiento
antibiótico57. En todo caso, se debería reservar sólo para los
pacientes con afectación peridental importante, esputo pútrido o evidencia radiológica de neumonía necrosante o absceso de pulmón56. Aun así, las actuales guías internacionales de
tratamiento de la sospecha de NA59 aconsejan tratar con
amoxicilina-ácido clavulánico por vía intravenosa (dosis de 2 g
de amoxicilina/8 h) durante 14 días. Como alternativa debería
utilizarse moxifloxacino, ertapenem o bien clindamicina más
una cefalosporina de tercera generación. Si es necesario el
ingreso en la UCI, sería recomendable sustituir la cefalosporina
por la asociación piperacilina-tazobactam.
Tratamiento de la disfagia y la aspiración
Las estrategias de tratamiento de la disfagia orofaríngea y
las aspiraciones pueden agruparse en 5 grandes grupos60,
que pueden aplicarse simultáneamente en el tratamiento de
cada paciente:
1. Estrategias posturales. Hay que buscar la verticalidad y
simetría del paciente durante la ingesta. Debe prestarse
atención al control de la respiración y del tono muscular.
Estas estrategias son fáciles de adquirir, no fatigan y permi-
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ten modificar las dimensiones de la orofaringe y de la vía
que debe seguir el bolo. La flexión anterior del cuello permite proteger la vía respiratoria61; la flexión posterior facilita el
drenaje gravitatorio faríngeo y mejora la velocidad de tránsito bucal; la rotación de la cabeza hacia el lado faríngeo paralizado dirige la comida al lado sano, aumenta la eficacia
del tránsito faríngeo y facilita la apertura del esfínter esofágico superior62; la deglución en decúbito lateral o supino protege de la aspiración de un residuo hipofaríngeo.
2. Cambios de volumen y viscosidad del bolo. En los pacientes con disfagia neurógena la reducción del volumen
del bolo y los incrementos de viscosidad causan una importante mejoría de los signos de seguridad, en especial de las
penetraciones y aspiraciones. La viscosidad es una propiedad física que puede medirse y se expresa en la unidad del
sistema internacional denominada «pascal segundo» (Pa·s).
La prevalencia de penetraciones y aspiraciones es máxima
con líquidos (20 mPa·s) y disminuye con bolos de viscosidad néctar (270 mPa·s) y pudin (3.900 mPa·s)45. La modificación de la textura de los líquidos es especialmente importante para asegurarse de que los pacientes con disfagia
neurógena o asociada al envejecimiento estén adecuadamente hidratados sin que presenten aspiraciones45. Esto
puede lograrse con el uso de agentes espesantes apropiados, fácilmente disponibles en la actualidad.
3. Estrategias de incremento sensorial. Son útiles en pacientes
con apraxia o alteraciones de la sensibilidad bucal (muy frecuente en pacientes ancianos). También hay estrategias destinadas a iniciar o acelerar el patrón motor deglutorio faríngeo.
La mayoría de las estrategias de incremento sensorial comprenden la estimulación mecánica de la lengua, modificaciones del bolo (volumen, temperatura, sabor) o la estimulación
mecánica de los pilares faríngeos. Los sabores ácidos, como el
del limón o la lima, o las sustancias frías desencadenan el mecanismo de la deglución63. Algunos estudios muy preliminares
han señalado que fármacos como los inhibidores de la enzima
de conversión de la angiotensina26, la teofilina64, el cilostazol65
y la amantadina66 aceleran el reflejo deglutorio.
4. Técnicas neuromusculares. Es posible mejorar el control
y la propulsión lingual mediante rehabilitación y técnicas de
retroalimentación. Muy recientemente se ha demostrado
que la rehabilitación de la musculatura hioidea mediante
ejercicios de flexión cervical o electroestimulación causa
una mejoría del ascenso hioideo y laríngeo, incrementa la
apertura del esfínter esofágico superior, reduce el residuo
faríngeo y mejora la clínica de la disfagia de los pacientes
con disfagia neurógena67.
5. Maniobras deglutorias específicas. Se trata de maniobras
que el paciente debe ser capaz de aprender y realizar de forma automática. Cada maniobra está específicamente dirigida
a compensar alteraciones biomecánicas específicas60,68:
– Deglución supraglótica, cuyo objetivo es cerrar las cuerdas vocales antes y durante la deglución para proteger de
aspiraciones la vía aérea. Es útil en pacientes con penetraciones o aspiraciones durante la fase faríngea o lentitud en
el patrón motor deglutorio faríngeo.
– Deglución de esfuerzo o forzada, cuyo objetivo es aumentar el movimiento posterior de la base de la lengua durante
la deglución para mejorar la propulsión del bolo.
– Doble deglución, cuyo objetivo es minimizar el residuo
posdeglutorio antes de realizar una nueva inspiración. Es
útil en pacientes con residuo posdeglutorio.
– Maniobra de Mendelsohn, que permite incrementar tanto
la extensión como la duración de la elevación laríngea y, en
consecuencia, la duración y la amplitud de la apertura del
esfínter esofágico superior.
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ALMIRALL J ET AL. NEUMONÍA ASPIRATIVA
Patogenia
Colonización bacteriana
Aspiración pulmonar
Déficit inmunológico
Factores de riesgo
Prevención
Desnutrición
Tabaquismo
Mala higiene bucal
Tratamiento antibiótico previo
Deshidratación
Alcalinación gástrica
SNG
IOT y reintubaciones
Inhalados y aerosoles
Déficit inmunitario
Nutrición apropiada
No fumar
Higiene bucal
Antibióticos apropiados
Hidratación
Control de la alcalinización
Retirar SNG innecesaria
Interrumpir NE 8 h/día
Intentar VMNI
Descontaminación selectiva
Limpiar y secar presurizadores
Vacunaciones
Disfagia orofaríngea funcional
Alteración de la motilidad esofágica
SAHS
Medicación
Disminución del nivel de conciencia
Enfermedad neurodegenerativa e ictus
Posición en supino en UCI
IOT y reintubación
SNG
Cribado de disfagia y/o VFS
Logopedia. Dieta adecuada
CPAP
Evitar sedantes
Dieta por SNG
Posición en UCI a 45°
VMNI. Extubar lo antes posible
Succión subglótica
Retirar SNG innecesaria
Interrumpir NE 8 h/día
Desnutrición
Infección previa
Tabaquismo
Nutrición apropiada
Vacunación
No fumar
Neumonía aspirativa
Fig. 3. Relación entre patogenia, factores de riesgo y estrategias preventivas frente a la neumonía aspirativa. CPAP: presión positiva continua de la vía aérea;
IOT: intubación orotraqueal; NE: nutrición enteral; SAHS: síndrome de apneas-hipopneas durante el sueño; SNG: sonda nasogástrica; UCI: unidad de cuidados
intensivos; VFS: videofluoroscopia; VMNI: ventilación mecánica no invasiva.
La posibilidad de practicar una exploración de la deglución
mediante videofluoroscopia17,42-45,69 permite seleccionar el
tratamiento en función de la gravedad de las alteraciones de
cada paciente: a) los pacientes con alteraciones discretas
de la eficacia y una correcta seguridad van a poder seguir
una dieta libre, supervisada por su familia; b) en los pacientes con alteraciones moderadas se debe introducir cambios
dietéticos destinados a disminuir el volumen e incrementar
la viscosidad del bolo alimentario; c) los pacientes con alteraciones graves van a requerir además estrategias basadas
en el aumento de la viscosidad y la introducción de técnicas
del tipo postural, maniobras activas e incremento sensorial
bucal, y d) en un grupo de pacientes con alteraciones tan
graves que no es posible tratarlas a pesar de la aplicación
de las técnicas de rehabilitación, será necesaria la colocación de una gastrostomía endoscópica percutánea. En la
mayoría de pacientes que requieren una gastrostomía es
posible mantener una pequeña proporción de alimentación
por vía oral en condiciones de seguridad43.
Prevención
Actualmente existen claras posibilidades de prevención y
tratamiento de la NA (fig. 3). Siguiendo los 2 pilares fisiopatológicos en que se basa la aparición de NA, podemos inter-
venir tanto en la prevención de la colonización orofaríngea y
gastroesofágica como en la mejora de los trastornos de la
motilidad que permiten la aspiración endobronquial. Podemos prevenir la colonización orofaríngea mediante los siguientes puntos:
1. La administración de vacunas antineumocócica y antigripal, que han mostrado mayor eficacia cuando se administran juntas26,70.
2. Aconsejar el abandono del hábito tabáquico26.
3. Cuidar la higiene bucal71, ya que se ha demostrado que
reduce la colonización de gérmenes virulentos y la incidencia de neumonía (además, la higiene bucal intensiva también mejora la sensibilidad del reflejo de la tos, debido a
que mejoran los cambios producidos por gérmenes contaminantes en la mucosa y en las terminaciones nerviosas71).
4. Controlar adecuadamente el reflujo gastroesofágico podría disminuir los episodios de neumonía, aunque en la actualidad no hay evidencia de que los fármacos antirreflujo
reduzcan el riesgo de aspiración del contenido gástrico.
5. Considerar que la sonda nasogástrica no evita la aspiración en pacientes con disfagia y demencia avanzada72, por
lo que se debería utilizarla sólo cuando fuera estrictamente
necesaria (en caso de nutrición enteral continuada durante
24 h, se recomienda interrumpirla durante 8 h/día, tiempo
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suficiente para que el pH gástrico logre normalizarse y erradicar las bacterias que podrían ser la causa de la contaminación orofaríngea54).
6. Lavado de manos antes y después de entrar en contacto
con el paciente55 con jabón antibacteriano (clorexina) y a
continuación solución alcohólica73-75.
7. No administrar sedantes con el fin de evitar la relajación
de la musculatura orofaríngea (también se debería evitar la
administración de antihistamínicos y anticolinérgicos).
8. Mantener una buena hidratación de la cavidad bucal.
9. Evitar tratamiento antibiótico innecesario, aunque por el
momento no disponemos de suficiente evidencia de que
ello lleve a una disminución de la incidencia de neumonía31.
10. A falta de mayor evidencia científica, se debería evitar la
profilaxis con anti-H2 e inhibidores de la bomba de protones, y prescribirla sólo a pacientes que presentan neumonía
recurrente durante el tratamiento76 –en este sentido, la Asociación Canadiense de Gastroenterología ha realizado un
metaanálisis77 en pacientes tratados ambulatoriamente con
antidepresores, sin que se haya demostrado un aumento
del número de pacientes con infección pulmonar (un 4,3%
en tratados con inhibidores de la bomba de protones frente
al 4,9% en el grupo placebo).
11. Mantener una buena higiene y sequedad de los aparatos presurizados y aerosoles usados para administrar tratamientos broncodilatadores.
12. En pacientes ingresados por insuficiencia respiratoria,
se ha de priorizar el uso de ventilación mecánica no invasiva, ya que, entre otras ventajas, comporta una menor incidencia de neumonía nosocomial30.
13. En caso de que un paciente necesite intubación orotraqueal durante más de 3 días, se ha demostrado la eficacia de
aspiraciones subglóticas78. En estos casos también se ha preconizado el uso de la descontaminación selectiva digestiva
–boca más estómago– con polimixina, aminoglucósido y anfotericina, con el fin de reducir la carga bacteriana gástrica y
evitar la colonización traqueobronquial79 para disminuir la incidencia de neumonía asociada a ventilación mecánica. Otros
autores realizan descontaminación de la cavidad bucal con
clorexidina o clorexidina más colistina80, pero su uso no está
generalizado, ya que 2 trabajos recientes81,82 contradicen estos resultados en el sentido de que, si bien se disminuye la
contaminación orofaríngea, no se demuestra reducción de la
incidencia de neumonía asociada a ventilación mecánica ni
erradicación de microorganismos altamente resistentes. No
obstante, considerando la nula influencia en la inducción de
resistencias a antibióticos83 y su coste-beneficio, la descontaminación bucal con clorexidina es una atractiva posibilidad
para reducir las neumonías asociadas a ventilación mecánica.
14. Considerar en los pacientes ingresados la posición de la
cama53 a 45º, aunque no se ha demostrado efectividad en
pacientes ingresados fuera de la UCI.
En cuanto a la prevención dirigida a identificar precozmente
las alteraciones de la motilidad orofaríngea y/o gastroesofágica, hasta el momento se dispone de métodos de cribado y
de exploración clínica de la deglución, que pueden realizarse en la cabecera del paciente, y de la confirmación diagnóstica con videofluoroscopia.
Los procedimientos de cribado de disfagia orofaríngea funcional mediante exploración clínica son el denominado «test
del agua» y el método volumen-viscosidad. El test del agua,
descrito por De Pippo et al84 en 1994 en un contexto de pacientes con disfagia tras accidente cerebrovascular84, consiste en la administración de bolos de 9 ml de agua para
posteriormente solicitar al paciente que beba sin interrupción un vaso de agua. La prueba se considera positiva si el
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paciente presenta tos o voz húmeda. La sensibilidad descrita es del 76% y la especificidad, del 59%, y se ha demostrado su utilidad para la identificación de pacientes con riesgo de NA. Estudios posteriores85, que han utilizado el
mismo método en colectivos más heterogéneos de pacientes con enfermedad neurológica y disfagia, han demostrado
una menor sensibilidad diagnóstica, ya que hasta un 40%
de los pacientes con disfagia neurógena presentaba aspiraciones silentes que no se acompañaban de tos por la alteración del reflejo tusígeno45. Otros autores, además, han evidenciado que tanto la viscosidad líquida como el elevado
volumen de agua administrada al paciente durante la prueba exponen al paciente a un elevado riesgo de aspiración45,
por lo que nuestro grupo ha desarrollado un método de exploración clínica de la deglución que hemos denominado Método de Exploración Clínica Volumen-Viscosidad (MECV-V)47,
una prueba de esfuerzo deglutorio diseñada para proteger
al máximo al paciente de posibles aspiraciones. Se utilizan
3 series de bolos de 5, 10 y 20 ml y de viscosidad néctar, líquida y pudin. La exploración se inicia por la viscosidad media y un volumen bajo para proteger al paciente, y continúa
mediante la administración de bolos de creciente dificultad
hasta que el paciente presenta signos de aspiración tales
como: a) tos relacionada con la deglución, que indica que
parte del bolo ha atravesado las cuerdas vocales y alcanzado la vía respiratoria; b) cambios en la calidad de la voz,
como voz húmeda o sin fuerza después de la deglución,
que indica que se ha producido una penetración o una aspiración, y c) disminución del nivel de saturación de oxígeno en sangre, medida mediante pulsioximetría; una disminución del 5% de la saturación basal indica aspiración.
Resultados iniciales mediante el empleo de MECV-V indican
que su sensibilidad diagnóstica está por encima del 85% y
su especificidad en torno al 69%86.
La confirmación diagnóstica con videofluoroscopia es una
técnica radiológica dinámica que consiste en la obtención de
una secuencia en perfil lateral y anteroposterior de la ingesta
de diferentes volúmenes (3-20 ml) de 3 viscosidades distintas (líquido, néctar y pudin) de un contraste hidrosoluble45,66.
Actualmente se considera la técnica de referencia para el estudio de la disfagia y de la aspiración orofaríngea. Sus objetivos son evaluar la seguridad y la eficacia de la deglución, caracterizar las alteraciones de ésta y los mecanismos de
aspiración, seleccionar el tratamiento para cada paciente y
obtener datos cuantitativos de la biomecánica orofaríngea86.
Conclusiones
1. La prevalencia de NA es mayor en pacientes ancianos y
en pacientes con enfermedades neurológicas, lo que está
relacionado con una mayor prevalencia de disfagia orofaríngea. Comporta una mortalidad que puede llegar al 50%.
2. Los gérmenes más asociados a la NA son H. influenzae,
S. pneumoniae y S. aureus cuando la neumonía es extrahospitalaria, y BGN aerobios si es nosocomial. Cabe resaltar
la poca implicación de gérmenes anaerobios.
3. Es incierta la necesidad de administrar tratamiento empírico contra los gérmenes anaerobios. Se debería reservar
sólo para los pacientes con afectación peridental importante, esputo pútrido o evidencia radiológica de neumonía necrosante o absceso de pulmón.
4. Los factores de riesgo de la NA están vinculados directamente con los trastornos asociados a la fisiopatología de la
disfagia orofaríngea, pero además son imprescindibles
aquellos factores que favorecen la colonización orofaríngea,
condición necesaria para el desarrollo de una infección respiratoria de vías bajas.
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5. La disfagia orofaríngea puede diagnosticarse mediante
métodos clínicos y exploraciones complementarias como la
videofluoroscopia. El 45-90% de los adultos con enfermedades neurológicas y de ancianos presentan signos videofluoroscópicos de alteraciones de la eficacia de la deglución, y
dos tercios de estos pacientes presentan alteraciones de la
seguridad y aspiraciones.
6. La disfagia orofaríngea ocasiona 2 grupos de complicaciones específicas: a) hasta un tercio de los pacientes presentan desnutrición como consecuencia de la alteración de
la eficacia de la deglución, y b) los pacientes con disfagia y
alteraciones de la seguridad de la deglución (penetraciones
y aspiraciones durante la ingesta de líquidos) corren el riesgo de presentar infecciones respiratorias y neumonía por
aspiración.
7. El tratamiento de los pacientes con disfagia orofaríngea
es coste-efectivo y ocasiona una importante reducción de la
morbimortalidad. Se basa en el incremento de la viscosidad
del bolo alimentario hasta pudin (3.500-4.000 mPa·s) y tiene un importante efecto terapéutico en la capacidad de formar el bolo, mejora la eficacia del sello palatogloso y reduce
el riesgo de aspiraciones predeglutorias, con lo que se reduce la prevalencia de aspiraciones y penetraciones durante la
fase faríngea.
8. En la mayoría de los pacientes con enfermedades neurológicas, neurodegenerativas y ancianos la disfagia es un síntoma crónico a partir de su aparición en la historia natural de
la enfermedad. En la mayoría de los pacientes con disfagia el
tratamiento debe mantenerse más allá del alta hospitalaria
para evitar complicaciones nutricionales y respiratorias.
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