Sa lu d Sa lu d LENTILLAS Siete consejos para los alérgicos que utilizan lentes de contacto: 1. Extremar la higiene. El lavado de las manos ayuda a evitar las reacciones oculares provocadas por haber tocado, antes que la lentilla, alguna superficie en la que hubiese depositado algún alérgeno 2. Lentes desechables. Si los niveles de polen en el ambiente son elevados, lo mejor es usar lentes de contacto desechables diarias, ya que su reemplazo frecuente evita que se acumulen depósitos en ellas 3. Gafas de sol. Si se realizan actividades al aire libre o en el campo, actúan como una barrera añadida 4. Mejor por la tarde. Los niveles de polen caen al atardecer. Si puede elegir, use las lentillas entonces Cómo controlar la alergia primaveral Dra. Maria del Mar San Miguel Coordinadora del Comité de Alergia Respiratoria de la Sociedad Catalana de Alergia (Scaic). Alergóloga en el hospital de Valls y en el hospital del Vendrell Dra. Teresa Garriga Secretaria del Comité de Alergia Respiratoria de la Scaic. Alergóloga en el hospital Vall d’Hebron 5. Si nota irritación, quíteselas. Si detecta síntomas de alergia ocular estacional, disminuya las horas de uso de las lentes de contacto. De esta manera, correrá menos riesgo de agravar la irritación ocular 6. Use lágrimas artificiales. Alivian temporalmente el ardor y, a la vez, mantienen los ojos hidratados 7. Consulte a un experto. En caso de irritación, dolor, secreciones o pérdida de visión, suspenda el uso de lentes de contacto y consulte a un profesional de la visión Ojo con los alérgenos durante los meses de primavera L as alergias estacionales afectan, según algunos estudios, a uno de cada cinco españoles. La expulsión al aire de los granos de polen de la vegetación provoca –sobre todo entre los meses de mayo y agosto– que el sistema inmunológico de algunas personas sensibles reaccione para defenderse de los alérgenos. A la tos, los estornudos y la congestión nasal, se suman con frecuencia algunos síntomas que afectan a los ojos: el prurito, el lagrimeo, el enrojecimiento ocular o la sensación de cuerpo extraño –como si algo hubiese entrado en el ojo–; síntomas leves pero molestos, que empeoran la calidad de vida de quienes los padecen e impiden disfrutar al 100% del buen tiempo tras los apagados meses de invierno. “Aunque sea muy molesta para el paciente, la alergia ocular se considera una patología leve, por el bajo riesgo de complicaciones que puedan afectar a la visión”, explica la Dra. Laia Bisbe, de la Unidad de Cornea y Superficie Ocular del Servicio de Oftalmologia del Hospital Universitari Vall Hebron de Barcelona, si bien reconoce que, “en algún caso muy severo, sí que puede conllevar la aparición de una úlcera corneal, que, de no tratarse de forma correcta, podría dejar una cicatriz corneal y, por lo tanto, una secuela visual”. Bisbe –que situa la afectación de las alergias en un 30%50% de la población– calcula que “el 40-60% de los casos desarrollan clínica ocular”. Prevenir, mejor que curar La prevalencia de la alergia ha aumentado en las últimas décadas en los países desarrollados. Las causas se desconocen, pero la teoría más extendida guarda rela- ción con la higiene extrema, que, paradójicamente, podría estar desprotegiendo el sistema inmune. El cuidado de los ojos en época de alergias estacionales pasa, en cualquier caso, por mantener a raya a los alérgenos. “Quedarse HIGIENE } Lavarse las manos reduce las posibilidades de que los alérgenos entren en contacto con los ojos en casa en los momentos de alta presencia de polen en el ambiente; utilizar el aire acondicionado en casa y en el coche; mantener las ventanas cerradas siempre que sea posible o lavarse el cabello y limpiar la ropa después de estar fuera de casa” son algunos de los consejos que da la Dra. Bisbe. Algunos antihistamínicos tópicos pueden darse 15 días antes del inicio de la primavera, para prevenir los síntomas. La aplicación de lágrimas artificiales frías – en nevera– puede aliviar la molestia en diluir los mediadores de la inflamación y el mismo alérgeno. Aunque, “si la conjuntivitis alérgica ha aparecido, lo mejor es una valoración del oftalmólogo, para descartar otros problemas oculares y adaptar el tratamiento a las características de cada paciente”, apunta la Dra. Bisbe. ¡No tocarse los ojos! Otra recomendación para plantar cara a la alergia ocular estacional –y también a la perenne, causada por el polvo y los hongos– es evitar frotarse los ojos. “Se aconseja, en la medida de lo posible, no rascárselos, sobre todo en el caso de los niños, que a menudo están en contacto con el suelo, no tienen las manos limpias y pueden provocarse una conjuntivitis si la suciedad entra en contacto con los ojos”, avisa Begoña Gacimartín, profesora de Optometría Geriátrica y Baja Visión de la Universidad Europea de Madrid. Gacimartín, además, recuerda que, en algunos casos, las alergias pueden provocar fotofobia –aversión a la luz por las molestias que ésta causa–, con lo que el uso de gafas de sol de calidad puede contribuir a mitigar la sintomatología. Una patología que presenta síntomas similares a los de la alergia ocular es la del ojo seco – cuando la lágrima se evapora más de lo conveniente o se produce en menor cantidad–. Empieza a darse a los 40 años, pero sobre todo a partir de los 65 años, así que el envejecimiento de la población está multiplicando los casos. Los síntomas de esta dolencia –sensación de picor, de arenilla, de inflamación de los párpados, el lagrimeo como reacción a la molestia...– se parecen mucho a los de la alergia, pero su tratamiento puede diferir, así que, en caso de duda, lo conveniente es visitar al especialista. Néstor Bogajo Lentillas, sin problemas El uso de lentillas estuvo durante años desaconsejado en casos de alergia estacional. “Pero con las tecnologías de que disponemos hoy, sobre todo en lentes de contacto desechables diarias, los usuarios sensibles a pólenes u otros alérgenos pueden seguir llevándolas”, indica Gacimartín. Las lentillas diarias de última generación, de hecho, minimizan los síntomas de la alergia ocular en primavera frente a las convencionales, según un estudio publicado en Optometric Management. La tecnología de humectación activada con el parpadeo – que permite una mayor estabilidad de la película lagrimal, que puede verse afectada por las alergias oculares– reduce el escozor del 8% al 3%; el enrojecimiento del 15% al 7%; y el lagrimeo del 11% al 4%, siemto deseclables pre en usuarios habituaLas lentes de contac ctación de la e les de lentes de contacdiarias reducen la af ilizan lentillas to que habían padecido ut alergia en quienes alguna vez conjuntivitis alérgica estacional. M uchas fuentes alergénicas –pólenes o esporas de mohos– irrumpen o aumentan en el aire en primavera. Quienes padecen alergia a estas sustancias pueden presentar síntomas en nariz y ojos –rinoconjuntivitis– o a nivel bronquial –asma–. Hace poco ha tenido lugar la Semana Mundial de la Alergia, promovida por la World Allergy Organization bajo el lema “Alergia de las vías respiratorias, una carga humana y económica”, que refleja el impacto de estas enfermedades, cuyo tratamiento pide un buen diagnóstico y una identificación precisa de la fuente alergénica, ya que, además de tratamientos generales, existen otros específicos para cada alergia concreta. Como tratamiento general, disponemos del farmacológico. Diversos medicamentos –antihistamínicos, inhaladores...– ayudan a controlar los síntomas –picor, estornudos, congestión, tos, ahogo...–. Se administran por vía local o tópica –en la zona afectada–, mediante inhaladores, sprays nasales o gotas oculares, así como por vía general o sistémica “ “ Las alergias estacionales suelen ocasionar molestias oculares que, aunque leves, empeoran la calidad de vida e impiden a quienes las sufren disfrutar de la primavera ¿Es posible minimizarlas? El tratamiento de la alergia requiere un buen diagnóstico y la identificación precisa de la fuente alergénica –oral o inyectada–. Todo fármaco, no obstante, puede producir efectos adversos, así que se recomienda que la prescripción y la duración del tratamiento se haga bajo supervisión médica. Los fármacos, en todo caso, alivian los síntomas y su efecto persiste mientras se toman, pero no modifican la enfermedad. Existen medidas terapéuticas específicas, como evitar la exposición alergénica y el tratamiento con inmunoterapia específica. Entre las primeras, los consejos son muchos: usar gafas de sol para evitar la entrada del polen en los ojos; cubrir la nariz y la boca con una mascarilla; no viajar en moto o bicicleta; poner filtros al aire acondicionado del coche; cerrar las ventanas del domicilio; no secar la ropa en el exterior; ducharse y cambiarse de ropa al llegar a casa, así como evitar las actividades al aire libre, sobre todo en días de viento o con elevada concentración de polen. Estas medidas resultan a veces insuficientes –los pólenes, por ejemplo, son difíciles de evitar–. Así, otro tratamiento específico es la inmunoterapia o vacuna antialérgica (ITA), el único tratamiento capaz de modificar el curso natural de la patología alérgica. Se trata de administrar dosis progresivamente crecientes de un extracto alergénico frente al que el paciente está sensibilizado, por vía subcutánea o debajo de la lengua. Numerosos estudios han demostrado que cuando la inmunoterapia está bien indicada, en pacientes seleccionados, con extractos de calidad y dosis adecuadas, es eficaz. También proporciona una disminución de los costes en salud inducidos por la enfermedad. Las vacunas con alérgenos están indicadas en el tratamiento del asma, la rinitis y la conjuntivitis alérgicas, la alergia al veneno de avispas o abejas y la alergia al látex.