Los problemas de movilidad de los mayores en la propiedad

Anuncio
Los problemas de movilidad
de los mayores en la propiedad
horizontal
ANTONIO JOSÉ QUESADA SÁNCHEZ*
1. INTRODUCCIÓN: LOS PROBLEMAS
DE MOVILIDAD Y LAS OBRAS
U
no de los problemas con que más
personas mayores se encuentran
hoy día, a la hora de tratar el tema
de su vivienda, es la de la propia accesibilidad
de la misma1. Para personas con problemas
de movilidad propios de la edad (o, incluso, en
algún caso, agravados por enfermedades), no
suele ser fácil, en muchos casos, acceder a su
propia vivienda, sobre todo en edificios de
cierta antigüedad, debido a los obstáculos o a
las barreras arquitectónicas que dificultan
dicho acceso. Esto se acrecienta en los edificios en régimen de propiedad horizontal,
* Doctor en Derecho. Universidad de Málaga.
1
Sobre el tema, desde un punto de vista sociológico, vid. ORTEGA, L.: «Capítulo 14: Las personas mayores
como grupo social de las políticas de vivienda», en
MARTÍNEZ MAROTO, A. (Coord.): «Gerontología y Derecho. Aspectos jurídicos y personas mayores», Editorial
Médica Panamericana, Madrid, 2001, págs. 375-390.
Sobre el derecho a una vivienda digna en nuestro ordenamiento, y lo que eso significa, vid. DURÁN Y LALAGUNA,
P.: «Sobre la interpretación del derecho a la vivienda»,
RGD núm. 630, marzo 1997, págs. 1879-1882.
sobre todo, los más antiguos, donde los portales y escaleras suelen estar poco predispuestos para su correcto uso por personas mayores o con problemas de movilidad.
Casi no parece necesario recordar que la
Constitución Española de 1978 establece en
algunos preceptos la base para articular una
protección de estas personas a la hora de disfrutar de su domicilio: así, el artículo 47 establece el
derecho a una vivienda digna y adecuada2, el
artículo 49 garantiza la protección de los minusválidos3 y el artículo 50, la de los ancianos4.
2
«Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de
una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos
promoverán las condiciones necesarias y establecerán
las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho,
regulando la utilización del suelo de acuerdo con el
interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción
urbanística de los entes públicos».
3
«Los poderes públicos realizarán una política de
previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de
los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que
prestarán la atención especializada que requieran y los
ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los ciudadanos».
4
«Los poderes públicos garantizarán, mediante
pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
70
173
ESTUDIOS
Como sabemos, la regulación de la propiedad horizontal se encuentra en la Ley de 21
de julio de 1960, y en dicho tipo de propiedad
coexisten elementos privativos (viviendas o
locales comerciales) con elementos comunes.
Para garantizar ese correcto acceso del mayor
o del minusválido a su piso puede ser necesario realizar las obras oportunas, y ello debe
tener la cobertura legal necesaria. A la vista
de la clasificación antes citada en el régimen
de propiedad horizontal, se deben distinguir
las obras en elementos privativos de las obras
en elementos comunes, pues el procedimiento
a seguir será diferente en cada caso. En el primero de ellos, conforme al artículo 7.1 de la
Ley de Propiedad Horizontal, «el propietario
de cada piso puede modificar los elementos
arquitectónicos, instalaciones o servicios de
aquél, cuando no menoscabe o altere la seguridad del edificio, su estructura general, su
configuración o estado exteriores, o perjudique los derechos de otro propietario, debiendo
dar cuenta de tales obras previamente a
quien represente a la comunidad». Si la
vivienda estuviera arrendada, sería aplicable
el artículo 24 de la vigente Ley de Arrendamientos Urbanos5.
Las obras en elementos comunes ya siguen
un cauce procedimental diferente, pues exigen la participación del resto de copropieta-
suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un
sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio».
5
Bajo el epígrafe «arrendatarios con minusvalía»,
indica en su primer apartado que «El arrendatario, previa notificación escrita al arrendador, podrá realizar en la
vivienda las obras que sean necesarias para adecuar ésta
a su condición de minusválido o a la de su cónyuge o de
la persona con quien conviva de forma permanente en
análoga relación de afectividad, con independencia de
su orientación sexual, o a la de los familiares que con él
convivan». El segundo apartado, por su parte, añade que
«El arrendatario estará obligado al término del contrato,
a reponer la vivienda al estado anterior si así lo exige el
arrendador». Valórese que el precepto no menciona
más que al minusválido.
174
rios, al ser decisión que afectará a todos ellos.
La evolución histórica del tratamiento de
esta cuestión cuenta con diversos hitos de
interés6. El primero de ellos será el texto originario de la Ley de Propiedad Horizontal,
Ley 49/1960, de 21 de julio7. En él la solución
es clara y poco satisfactoria: cualquier alteración en las cosas comunes afecta al título constitutivo y, por tanto, debe someterse al régimen de modificación del mismo y a la unanimidad de todos los copropietarios que conlleva
(artículos 11 y 16 originarios). La solución no
era óptima y generó problemas, pero después
de la Constitución de 1978 resultó ya, insostenible, y la jurisprudencia dulcificó tan rígido
régimen reinterpretando la Ley de Propiedad
Horizontal8: recurrió, para ello, a la prohibición del abuso del derecho9 o, incluso, aplicó
directamente la Constitución española.
Pero la situación no era ideal, y era necesario dar nuevos pasos legislativos, pues la
regulación se había convertido, ya, en anacrónica 10 : así, la Ley 3/1990, de 21 de junio
modifica la Ley de Propiedad Horizontal con
la intención de «facilitar la adopción de acuerdos que tengan por finalidad la adecuada
6
Sobre ello, con gran detalle, R OMERO R EY, C.:
«Minusválidos y propiedad horizontal», Actualidad Jurídica Aranzadi, 27-11-1997, núm. 319, págs. 3-5, LLAMAS
POMBO, E.: comentario al artículo 17 en CUADRADO IGLESIAS, M. (Coord.): «Comentarios a la Ley de Reforma de
la Propiedad Horizontal (Ley 8/1999, de 6 de abril)», Ed.
Dykinson, 2000, págs. 519-525 y GALLEGO DOMÍNGUEZ,
I.: «Las personas mayores y la propiedad horizontal», en
GALLEGO DOMÍNGUEZ-GONZÁLEZ PORRAS (Coord.): «Actas
de las Primeras Jornadas de Problemas legales sobre
tutela, asistencia y protección de las personas mayores.
Córdoba, 17-18 de noviembre de 2000», Publicaciones
Obra Social y Cultural Cajasur, Córdoba, 2001, págs.
134-138.
7
BOE núm. 176, de 23 de julio (M. A. 1042).
8
Caso de las SSTS 13-7-1994 (M. A. 6435) y 5-71995 (M. A. 5463).
9
Caso de las SSTS 14-7-1992 (M. A. 6293) y 13-71994 (M. A. 6435).
10
Calificativo de PASTOR ÁLVAREZ, M. C.: «La realización de obras por la comunidad en los elementos o servicios comunes del edificio», Tirant lo Blanch, Valencia,
2001, pág. 18.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
70
ANTONIO JOSÉ QUESADA SÁNCHEZ
habitabilidad de minusválidos en el edificio
de su vivienda»11. Pese a mantener la citada
unanimidad, rebaja a mayoría de tres quintas partes de los propietarios que representen tres quintas partes de las cuotas de participación en el caso de que se pretendan suprimir barreras arquitectónicas que dificulten el
acceso y movilidad de las personas con
minusvalía. Era un primer paso, dicha rebaja, aunque se consideró insuficiente (e, incluso, se dudó de su constitucionalidad12).
Sin embargo, tampoco esta reforma supuso
de hecho un gran avance, y se promulgó la Ley
15/1995, de 30 de mayo, de límites del dominio
sobre inmuebles para eliminar barreras arquitectónicas a las personas con discapacidad13,
que establecía un régimen alternativo donde
no era necesario acuerdo de la junta de propietarios para realizar tales obras. El objeto de la
Ley era, según establecía el artículo 1.1, «hacer
efectivo a las personas minusválidas el derecho de los españoles a disfrutar de una vivienda digna y adecuada». Las obras de adecuación
de fincas urbanas ocupadas por personas
minusválidas que impliquen reformas en su
interior, si están destinadas a usos distintos
del de la vivienda, o modificación de elementos
comunes del edificio que sirvan de paso necesario entre la finca urbana y la vía pública,
tales como escaleras, ascensores, pasillos, portales o cualquier otro elemento arquitectónico,
o las necesarias para la instalación de dispositivos electrónicos que favorezcan su comunicación con el exterior, se realizarán de acuerdo
con lo prevenido en dicha Ley. Consagra un
derecho a realizarlas por parte de ciertas personas (conforme a los artículos 1.3 y 2,
minusválidos o mayores de setenta años), del
modo en que se establece en dicho texto.
Por último, también es relevante la Ley
8/1999, de 6 de abril, de reforma de la Ley de
BOE núm. 149, de 22 de junio (M. A. 1275).
Sobre ello, vid. PASTOR ÁLVAREZ, M. C.: «La realización de obras por la comunidad…», cit., nota 207, págs.
104-105.
13
BOE núm. 129, de 31 de mayo (M. A. 1614).
11
12
Propiedad Horizontal 14 , que reduce esa
mayoría de tres quintos establecida en 1990 a
mayoría simple de propietarios, en un artículo que pasa a ser el 1715.
Es el momento de estudiar claramente la
cuestión conforme a Derecho vigente, y determinar cómo se encuentran protegidos los
ancianos, si es que efectivamente lo están,
conforme a la regulación vigente.
2. DERECHO VIGENTE REGULADOR
DE TALES OBRAS
2.1 Obras en elementos privativos
Ya hemos comprobado cómo el artículo 7
LPH, en su apartado primero, indica que «el
propietario de cada piso puede modificar los
elementos arquitectónicos, instalaciones o
servicios de aquél, cuando no menoscabe o
altere la seguridad del edificio, su estructura
general, su configuración o estado exteriores,
o perjudique los derechos de otro propietario,
debiendo dar cuenta de tales obras previamente a quien represente a la comunidad», y
cómo si la vivienda estuviese arrendada, la
regulación se encuentra en el artículo 24 LAU,
BOE núm. 84, de 8 de abril (M. A. 879).
Algunos párrafos de la Exposición de Motivos
resultan muy sugerentes para nuestra exposición: « (…) /
Se considera así hoy en día que la regla de la unanimidad es en exceso rigurosa, en cuanto obstaculiza la realización de determinadas actuaciones que son convenientes para la comunidad de propietarios e incluso, por
razones medioambientales o de otra índole, para el resto de la colectividad. Se ha considerado así conveniente
flexibilizar el régimen de mayoría para el establecimiento de determinados servicios (porterías, ascensores,
supresión de barreras arquitectónicas que dificulten la
movilidad de personas con minusvalías, servicios de
telecomunicación, aprovechamiento de la energía solar,
etc.). / (…) / (…) / Con ello la Ley de Propiedad Horizontal gana en flexibilidad y dinamismo, pero también
en eficacia, y se acomoda a los nuevos requerimientos
sociales, en el convencimiento de que seguirá siendo
durante las décadas venideras una de las normas jurídicas de mayor trascendencia para nuestro país».
14
15
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
70
175
ESTUDIOS
precepto éste que no menciona a las personas
de la tercera edad, todo sea dicho16. La justificación de esta regulación de la LPH es evidente: al propietario del piso le corresponden las
facultades de dueño de la vivienda, con las
limitaciones propias del régimen de propiedad
horizontal en que se inserta, y tiene derecho a
modificar los elementos arquitectónicos del
elemento privativo, así como sus instalaciones
o servicios. Siempre, claro está, con determinados límites legales: no se puede menoscabar
la seguridad del edificio, su estructura general17, su configuración o estado exteriores ni
perjudicar los derechos de otro propietario18.
Además, el propietario debe notificar la realización de las obras, de modo previo, a quien
represente a la comunidad (presidente o vicepresidente, conforme al artículo 13).
Por tanto, estamos ante obras que el propietario, sea minusválido, mayor o persona
sin otra condición que la de propietario, puede
realizar con ciertos límites, justificados por la
inserción del elemento privativo en una colectividad19, y para cuya realización no necesita
permiso de la comunidad, aunque sí deba
informar a la misma de dicha realización.
2.2. Obras en elementos comunes
2.2.1. El artículo 17 LPH
Señala expresamente el artículo 17, después de la reforma de 1999, en el párrafo ter-
Sobre el mismo, con detenimiento, vid. RODRÍMORATA, F. A.: comentario al artículo 24, en BERCOVITZ RODRÍGUEZ-CANO, R. (Coord.): «Comentarios a la
Ley de Arrendamientos Urbanos», Aranzadi, 2005, págs.
569-582.
17
Por ejemplo, no se puede unir dos espacios contiguos pertenecientes a inmuebles distintos (SSTS 23-51989, M. A. 3879, y 12-11-1991, M. A. 8237).
18
Sobre estos límites, con más detalle, vid. BERCOVITZ ÁLVAREZ, G.: comentario al artículo 7.1, en BERCOVITZ
RODRÍGUEZ-CANO, R. (Coord.): «Comentarios a la Ley de
Propiedad Horizontal», Aranzadi, 1999, págs. 155-159.
19
Sobre ello, PASTOR ÁLVAREZ, M. C.: «La realización
de obras por la comunidad…», cit., págs. 29-39.
16
GUEZ
176
cero de su apartado primero, que «sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 10 y 11 de
esta Ley, la realización de obras o el establecimiento de nuevos servicios comunes que
tengan por finalidad la supresión de barreras
arquitectónicas que dificulten el acceso o
movilidad de personas con minusvalía, incluso cuando impliquen la modificación del título constitutivo, o de los estatutos, requerirá el
voto favorable de la mayoría de los propietarios que, a su vez, representen la mayoría de
las cuotas de participación». La simplificación desde 1960 es evidente: de unanimidad
hasta la actual mayoría simple, pasando por
el período citado de exigencia de tres quintas
partes, se pretende beneficiar a estas personas, teniendo en cuenta que estos acuerdos
obligan a todos los propietarios. Además, al
ser una obra de interés para la comunidad de
propietarios, su coste debe ser asumido por
ésta.
Respecto de lo que deba entenderse por
obra de supresión de barreras arquitectónicas conviene destacar que estamos ante un
concepto muy amplio20. Realmente, esto debe
integrarse con el artículo 1.2 de la Ley
15/1995, y en dicho sentido debemos aludir a
la «modificación de elementos comunes del
edificio que sirvan de paso necesario entre la
finca urbana y la vía pública, tales como
ascensores, pasillos, portales o cualquier otro
elemento arquitectónico, o las necesarias
para la instalación de dispositivos electrónicos que favorezcan su comunicación con el
exterior»21.
Sin embargo, desde el punto de vista subjetivo pueden existir problemas, pues deben
existir personas con minusvalía, aunque no
se habla en ningún momento de los ancianos.
Gallego Domínguez ha defendido la aplica20
Sobre el tema, con detalle, LLAMAS POMBO, E.:
comentario al artículo 17, cit., págs. 552-558.
21
En este sentido, CARRASCO PERERA, A.: comentario
al artículo 17, en B ERCOVITZ R ODRÍGUEZ -C ANO , R.
(Coord.): «Comentarios a la Ley de Propiedad Horizontal», Aranzadi, 1999, pág. 526.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
70
ANTONIO JOSÉ QUESADA SÁNCHEZ
ción analógica de la ley 15/1995, e incluir dentro del concepto de minusválido a los mayores
de setenta años, pero esto no deja de ser una
opinión personal22. Para ser rigurosos, sin
embargo, siguiendo a Carrasco Perera,
entendemos que el concepto de minusválido
es un concepto normativo, no sociológico, por
lo que no puede incluirse a los ancianos a
menos que exista mención expresa, como se
realiza en la Ley de 199523. Además, debe
existir esa disminución permanente para
andar, subir escaleras o salvar barreras
arquitectónicas que se indica y que justifican
la medida.
Por tanto, el mayor no está protegido
expresamente por la LPH más que en la
medida en que sea minusválido, no por el
mero hecho de ser mayor. Entendemos que
sería interesante reformar el precepto de la
LPH en el sentido en que se redactó la Ley
15/1995, norma que vamos a tratar a continuación, pero mientras ello no se lleve a cabo
no se puede entender que el anciano está protegido por este texto.
2.2.2. La Ley 15/1995
La Ley 15/1995, de 30 de mayo, de límites
del dominio sobre inmuebles para eliminar
barreras arquitectónicas a las personas con
discapacidad establece un régimen alternativo al de la LPH conforme al cual no es necesario acuerdo de la junta de propietarios para
realizar tales obras24.
Conforme al artículo 1.1, el objeto de la
Ley es «hacer efectivo a las personas
minusválidas el derecho de los españoles a
22
GALLEGO DOMÍNGUEZ, I.: «Las personas mayores y
la propiedad horizontal», cit., pág. 144.
23
CARRASCO PERERA, A.: comentario al artículo 17,
cit., pág. 525.
24
Sobre los problemas de coordinación de ambos
sistemas, vid. CARRASCO PERERA, A.: comentario al artículo 17, cit., págs. 527-528.
disfrutar de una vivienda digna y adecuada».
Las obras de adecuación de fincas urbanas
ocupadas por personas minusválidas que
impliquen reformas en su interior, si están
destinadas a usos distintos del de la vivienda,
o modificación de elementos comunes del edificio que sirvan de paso necesario entre la finca urbana y la vía pública, tales como escaleras, ascensores, pasillos, portales o cualquier
otro elemento arquitectónico, o las necesarias
para la instalación de dispositivos electrónicos que favorezcan su comunicación con el
exterior, se realizarán de acuerdo con lo prevenido en dicha Ley.
Subjetivamente se consagra un derecho de
ciertas personas, y esto provoca que no hablemos ya de un problema en el seno de la comunidad de propietarios, como sucedía con la
LPH. En concreto, estamos ante el derecho a
realizar dichas obras por parte de minusválidos (minusválido, no lo olvidemos, con disminución permanente para andar, subir escaleras o salvar barreras arquitectónicas, precise
o no el uso de prótesis o de silla de ruedas) y
de personas mayores de setenta años (sin
necesidad de justificar minusvalía alguna).
Dicho derecho se debe ejercitar conforme al
procedimiento fijado en los artículos 3 a 6 de
la Ley 15/199525.
25
Artículo 3. «1. Los titulares y usuarios a los que se
refiere el artículo anterior tendrán derecho a promover y
llevar a cabo las obras de adecuación de la finca urbana
y de los accesos a la misma desde la vía pública, siempre
que concurran los siguientes requisitos:
Ser el titular o el usuario de la vivienda minusválido
con disminución permanente para andar, subir escaleras
o salvar barreras arquitectónicas, se precise o no el uso
de prótesis o de silla de ruedas.
Ser necesarias las obras de reforma en el interior de
la finca urbana o en los pasos de comunicación con la
vía pública para salvar barreras arquitectónicas, de
modo que se permita su adecuado y fácil uso por
minusválidos, siempre que las obras no afecten a la
estructura o fábrica del edificio, que no menoscaben la
resistencia de los materiales empleados en la construcción y que sean razonablemente compatibles con las
características arquitectónicas e históricas del edificio. /
2. El cumplimiento de los requisitos establecidos en el
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
70
177
ESTUDIOS
Conforme al artículo 7, los gastos que originen las obras de adecuación de la finca
urbana o de sus elementos comunes correrán
a cargo del solicitante de las mismas, sin per-
rior se acreditará mediante las correspondientes certificaciones oficiales del Registro Civil o de la autoridad
administrativa competente. La certificación de la condición de minusválido será acreditada por la Administración competente».
Artículo 4. «1. El titular o, en su caso, el usuario notificará por escrito al propietario, a la comunidad o a la
mancomunidad de propietarios, la necesidad de ejecutar las obras de adecuación por causa de minusvalía. Se
acompañará al escrito de notificación las certificaciones
a que se refiere el artículo anterior, así como el proyecto
técnico detallado de las obras a realizar. / 2. En el caso de
que el usuario sea trabajador minusválido por cuenta
ajena y las obras hayan de realizarse en el interior del
centro de trabajo, la notificación a que se refiere el
párrafo anterior se realizará, además, al empresario».
Artículo 5. «En el plazo máximo de sesenta días el
propietario, la comunidad o la mancomunidad de propietarios y, en su caso, el empresario comunicarán por
escrito al solicitante su consentimiento o su oposición
razonada a la ejecución de las obras; también podrán
proponer las soluciones alternativas que estimen pertinentes. En este último supuesto, el solicitante deberá
comunicar su conformidad o disconformidad con anterioridad al ejercicio de las acciones previstas en el artículo siguiente. / Transcurrido dicho plazo sin efectuar la
expresada comunicación, se entenderá consentida la
ejecución de las obras de adecuación, que podrán iniciarse una vez obtenidas las autorizaciones administrativas precisas. / La oposición comunicada fuera de plazo
carecerá de eficacia y no impedirá la realización de las
obras».
Artículo 6. «1. Comunicada en el tiempo y forma
señalados la oposición a la ejecución de las obras de
adecuación, o no aceptadas las soluciones alternativas
propuestas, el titular o usuario de la finca urbana podrá
acudir en defensa de su derecho a la jurisdicción civil. /
El procedimiento se sustanciará por los trámites del juicio verbal. / Acreditados los requisitos establecidos en la
presente Ley, mediante las oportunas certificaciones, el
juez dictará sentencia reconociendo el derecho a ejecutar las obras en beneficio de las personas discapacitadas,
pudiendo, no obstante, declarar procedente alguna o
parte de las alternativas propuestas por la parte demandada. / 2. Las sentencias dictadas en estos juicios verbales serán recurribles conforme al régimen establecido en
la Ley de Enjuiciamiento Civil, con la única salvedad de
que el recurso de apelación se interpondrá en un solo
efecto».
178
juicio de las ayudas, exenciones o subvenciones que pueda obtener para ello, de conformidad con la legislación vigente. Las obras de
adecuación realizadas quedarán en beneficio
de la propiedad de la finca urbana26.
3. RESUMEN DE IDEAS FINALES
DE INTERÉS
Antes de finalizar es el momento de recapitular las ideas de mayor interés respecto de
los mayores y sus problemas de movilidad en
el seno del régimen de propiedad horizontal,
y cómo puede influir ello a la hora de realizar
obras para mejorar dicha movilidad.
– El mayor, si se encuentra con problemas de movilidad dentro de su propio piso,
como propietario del mismo, puede modificar
sus elementos arquitectónicos, instalaciones
o servicios siempre que no menoscabe o altere
la seguridad del edificio, su estructura general, su configuración o estado exteriores, ni
perjudique los derechos de otro propietario.
Debe dar cuenta de tales obras, previamente,
a quien represente a la comunidad. Si no fuese propietario de la vivienda, sino arrendatario, debe acogerse al artículo 24 LAU para
realizar tales obras. Sería conveniente que
este último precepto mencionase expresamente no sólo al minusválido, sino también a
la persona que, por razones de edad, no goce
de plena movilidad, ya que de lo contrario no
es claro que puedan incluirse dentro de la
órbita de protección del mismo.
Las obras deben ser soportadas económicamente por el propietario citado. El mayor
estaría legitimado para realizar las obras en
su condición de propietario, no por ser mayor.
– Para las obras en elementos comunes
en el régimen de propiedad horizontal, se
Sobre toda esta regulación, con detalle, vid. PASÁLVAREZ, M. C.: «La realización de obras por la
comunidad…», cit., págs. 104-108.
26
TOR
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
70
ANTONIO JOSÉ QUESADA SÁNCHEZ
cuenta con dos vías: la del artículo 17 LPH y
la de la Ley 15/1995. Las dos vías no se excluyen entre sí27, aunque hay que valorar cuál de
ellas conviene más al interesado, en caso de
que se pueda uno acoger a ambas. Por ejemplo, si el interesado sabe que cuenta con la
mayoría necesaria, resulta más conveniente
económicamente acudir a la LPH, ya que los
gastos corren a cargo de la comunidad, y no
de dicho interesado28.
– Sin embargo, tampoco es tan claro que
el mayor pueda aprovecharse de ambas regulaciones. De hecho, de la LPH no puede aprovecharse en cuanto mayor, sino en la medida
en que padezca la minusvalía oportuna, ya
que no es correcto realizar la interpretación
extensiva que algún autor ha pretendido
para incluir también a los mayores de setenta años. Y respecto de la Ley 19/1995, el
anciano debe ser mayor de setenta años para
no tener que demostrar minusvalía alguna,
no sería posible que el anciano se acogiese a
esta norma si no se ha cumplido esta edad.
– Consideramos positiva la existencia e
intención de la Ley 19/1995, y de lege ferenda
proponemos las siguientes medidas:
a) Reformar el artículo 17 LPH en la parte que estudiamos para armonizarlo
con la Ley 19/1995. Es fundamental
esta reforma, pues con ella logramos
que la asunción de la obra sea comunitaria, y el mayor no deba sufragarla
íntegramente. No es tan complicada
dicha reforma: el artículo 17 es un artículo que se ha ido perfeccionando con el
paso del tiempo, parece llegado el
momento de una nueva reforma que lo
perfeccione todavía más.
b) Reformar también la Ley 19/1995 y
rebajar la edad de los setenta a los
27
Sobre ello, LLAMAS POMBO, E.: comentario al artículo 17, cit., pág. 558.
28
En este sentido, ROMERO REY, C.: «Minusválidos y
propiedad horizontal», cit., pág. 5.
sesenta y cinco años, para ampliar el
abanico de personas mayores que se
pueden beneficiar de la Ley y fijar una
edad mejor que los setenta años que
hoy se citan, y que puede ser la histórica edad de la jubilación laboral, que
marca un antes y un después en la vida
de una persona.
4. BIBLIOGRAFÍA
BERCOVITZ ÁLVAREZ, G.: comentario al artículo 7.1, en
BERCOVITZ RODRÍGUEZ-CANO, R. (Coord.): «Comentarios a la Ley de Propiedad Horizontal», Aranzadi, 1999, pp. 151-168.
CARRASCO PERERA, A.: comentario al artículo 17, en
BERCOVITZ RODRÍGUEZ-CANO, R. (Coord.): «Comentarios a la Ley de Propiedad Horizontal», Aranzadi, 1999, pp. 485-554.
DURÁN Y LALAGUNA, P.: «Sobre la interpretación del
derecho a la vivienda», RGD núm. 630, marzo
1997, pp. 1867-1889.
GALLEGO DOMÍNGUEZ, I.: «Las personas mayores y la
propiedad horizontal», en GALLEGO DOMÍNGUEZGONZÁLEZ PORRAS (Coord.): «Actas de las Primeras Jornadas de Problemas legales sobre tutela,
asistencia y protección de las personas mayores.
Córdoba, 17-18 de noviembre de 2000», Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur, Córdoba,
2001, pp. 133-144.
LLAMAS POMBO, E.: comentario al artículo 17 en CUADRADO IGLESIAS, M. (Coord.): «Comentarios a la
Ley de Reforma de la Propiedad Horizontal (Ley
8/1999, de 6 de abril)», Ed. Dykinson, 2000, pp.
517-590.
ORTEGA, L.: «Capítulo 14: Las personas mayores
como grupo social de las políticas de vivienda»,
en MARTÍNEZ MAROTO, A. (Coord.): «Gerontología y
Derecho. Aspectos jurídicos y personas mayores», Editorial Médica Panamericana, Madrid,
2001, pp. 375-390.
PASTOR ÁLVAREZ, M. C.: «La realización de obras por
la comunidad en los elementos o servicios comunes del edificio», Tirant lo Blanch, Valencia,
2001.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
70
179
ESTUDIOS
RODRÍGUEZ MORATA, F. A.: comentario al artículo 24,
en B ERCOVITZ R ODRÍGUEZ -C ANO , R. (Coord.):
«Comentarios a la Ley de Arrendamientos
Urbanos», Aranzadi, 2005, pp. 569-582.
180
ROMERO REY, C.: «Minusválidos y propiedad horizontal», Actualidad Jurídica Aranzadi, 27-111997, núm. 319, pp. 1-6.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
70
ANTONIO JOSÉ QUESADA SÁNCHEZ
RESUMEN
Uno de los problemas con que más personas mayores se encuentran hoy, a la hora de
referirnos al tema de su vivienda, es el de la propia accesibilidad de la misma. Para personas con problemas de movilidad propios de la edad (o, incluso, en algún caso, agravados por enfermedades), no suele ser fácil, en muchos casos, acceder a su propia vivienda,
sobre todo en edificios de cierta antigüedad, debido a los obstáculos o a las barreras
arquitectónicas que dificultan dicho acceso. Eso se acrecienta en los edificios en régimen
de propiedad horizontal, sobre todo los más antiguos, donde los portales y escaleras suelen estar poco predispuestos para su correcto uso por personas mayores o con problemas
de movilidad.
En estos regímenes, donde coexisten elementos privativos con elementos comunes, acondicionar el inmueble para el acceso de estas personas puede no ser tarea fácil o exenta de
polémica, desde el punto de vista de la adopción de la decisión y ejecución. En el trabajo
que presentamos se reflexiona con la regulación vigente a este respecto, sobre cómo se ha
llegado a ella, acerca de la posibilidad de realización de obras en elementos privativos y
en elementos comunes del inmueble. El procedimiento en cada caso es diferente, y utilizaremos en nuestras reflexiones tanto la Ley de Propiedad Horizontal (con sus sucesivas
reformas sufridas), como la Ley 15/1995, de 30 de mayo, de límites del dominio sobre
inmuebles para eliminar barreras arquitectónicas a las personas con discapacidad.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
70
181
Descargar