LABORAL Comentario de jurisprudencia. El uso de los medios

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LABORAL
Comentario de jurisprudencia.
El uso de los medios electrónicos en el ámbito laboral.
MERCANTIL
Comentario de jurisprudencia.
El plazo máximo de la opción de compra para su inscripción en el Registro de la Propiedad.
LITIGACIÓN Y ARBITRAJE
Comentario de jurisprudencia.
Los Tribunales españoles apoyan al consumidor frente a las entidades bancarias.
DERECHO PENAL
Artículo de opinión.
La apropiación indebida relativa al uso de tarjetas de empresa.
LABORAL
EL USO DE LOS MEDIOS ELECTRÓNICOS EN EL ÁMBITO LABORAL.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en su sentencia de 12 de enero de 2016 , confirma el
despido disciplinario de un trabajador que había venido usando la cuenta de Yahoo Messenger para
comunicarse con sus familiares y amigos, a pesar de que su empleadora le había solicitado expresamente
que la apertura y el uso de dicha cuenta sólo podría tener fines profesionales, habiendo remitido además
con carácter previo a toda la empresa, un manual de normas de utilización de medios informáticos e n el
que se detallaban los usos permitidos y los prohibidos. Entre los prohibidos se encontraba el uso de las
herramientas informáticas para fines distintos a los profesionales.
El TEDH, en la misma línea de nuestro Tribunal Constitucional, concluye que e s posible el control por parte
de la Compañía del uso de los medios informáticos puestos a disposición de los trabajadores cuando éstos
se hayan puesto a su disposición para un fin exclusivamente profesional. Según el propio Tribunal, dicho
control se puede realizar incluso mediante la monitorización de las comunicaciones, siempre y cuando los
trabajadores tengan un conocimiento fehaciente de las normas de utilización de los medios informáticos y
de cómo se llevará a cabo el control del uso de los mismos.
Esta doctrina podría considerarse contraria a la establecida en el artículo 18 del Estatuto de los
Trabajadores que determina que sólo podrán realizarse registros sobre la persona del trabajador, en sus
taquillas y efectos particulares, cuando sean necesarios para la protección del patrimonio empresarial y del
de los demás trabajadores de la empresa, dentro del centro de trabajo y en horas de trabajo. En su
realización se respetará al máximo la dignidad e intimidad del trabajador y se contará con la asisten cia de
un representante legal de los trabajadores o, en su ausencia del centro de trabajo, de otro trabajador de la
empresa, siempre que ello fuera posible. No obstante, la presencia de las nuevas tecnologías en el ámbito
de las relaciones laborales ha obligado a los Tribunales a cambiar su tendencia interpretativa en lo
referente al poder de control y vigilancia del empresario. Así las cosas, se viene entendiendo que los
ordenadores y demás útiles informáticos puestos a disposición del trabajador por la C ompañía para fines
profesionales no tienen la consideración de “efectos personales” y que, por tanto, no se encuentran
limitados por lo determinado en el artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores , sino por lo determinado en
el artículo 20.3 del mismo texto legal que determina que el empresario podrá adoptar las medidas que
estime más oportunas de vigilancia y control para verificar el cumplimiento por el trabajador de sus
obligaciones y deberes laborales, guardando en su adopción y aplicación la conside ración debida a su
dignidad humana y teniendo en cuenta la capacidad real de los trabajadores disminuidos, en su caso.
Es por todo lo anterior, por lo que resulta del todo fundamental que la Compañía y de acuerdo a las
exigencias de la buena fe, establezca y comunique previamente a los trabajadores, las reglas de uso de
los medios informáticos y telemáticos así como también las medidas de control que se llevarán a cabo,
para que quede garantizado el total y absoluto conocimiento por parte del trabajador de l poder de
vigilancia y control que el empleador va a llevar a cabo sobre los medios puestos a su disposición para
fines profesionales.
Esther Melero.
Departamento de Laboral.
MERCANTIL
EL PLAZO MÁXIMO DE LA OPCIÓN DE COMPRA PARA SU INSCRIPCIÓN EN EL REGISTRO DE LA
PROPIEDAD.
Recientemente se ha dictado por la Dirección General de los Registros y del Notariado una resolución que
en nuestra opinión resulta muy interesante tanto desde el punto de vista de la argumentación jurídica como
desde el punto de vista de su futura aplicación práctica, si la tendencia que marca se consolida.
La resolución fue dictada el pasado 18 de marzo de 2016 (publicada en el BOE de 6 de abril de 2016) en
relación con un derecho de superficie en el que se otorgaba al superficiario, además del derecho de
superficie, un derecho de opción de compra. Concretamente, el Instituto Valenciano de Competitividad
Empresarial constituye un derecho de real de superficie sobre una determinada finca a favor de una
persona física con una duración pactada por plazo de treinta y cinco años, si bien prorrogable hasta un
máximo de noventa y nueve años. A dicho derecho de superficie le acompaña el otorgamiento de un
derecho de opción de compra sobre la finca que puede ser ejercitado en cualquier momento dentro del
plazo de vigencia del derecho de superficie.
Todo ello fue otorgado ante el Notario de Alcalá de Xivert, don Rafael Pedro Rivas Andrés, a cuyo empeño
y criterio (confirmado en este caso por la propia DGRN) debemos la resolución objeto de comentario.
Presentada la escritura correspondiente en el Registro de la Propiedad fue inscrita de manera parcial
(únicamente en cuanto al derecho real de superficie), de tal for ma que la opción de compra no fue inscrita
por vulnerar los requisitos para la inscripción de la opción de compra conforme al artículo 14 del
Reglamento Hipotecario. Solicitada la calificación sustitutoria, de nuevo fue denegada la inscripción de la
opción de compra, esencialmente con base en los mismos motivos.
El artículo 14 del Reglamento Hipotecario dice literalmente que “será inscribible el contrato de opción de
compra o el pacto o estipulación expresa que lo determine en algún otro contrato inscribib le, siempre que
además de las circunstancias necesarias para su la inscripción reúna las siguientes: (…) 3. Plazo para el
ejercicio de la opción, que no podrá exceder de cuatro años. En el arriendo con opción de compra la
duración de la opción podrá alcanzar la totalidad del contrato de arrendamiento”. Con base en la literalidad
del precepto transcrito, así como a la interpretación que ha hecho tradicionalmente tanto el Tribunal
Supremo como la propia DGRN, nada se puede achacar a los dos Registradores que denegaron la
inscripción del derecho de opción de compra objeto de comentario.
A pesar de lo anterior, el Notario autorizante de la escritura interpuso recurso contra la calificación del
registrador sustituido, con base en los siguientes fundamentos jurídicos esenciales:
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El artículo 3.1 del Código Civil establece que “las normas se interpretarán según el sentido propio
de sus palabras, en relación con el contexto, los antecedentes históricos y legislativos, y la realidad
social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad
de aquéllas”.
El artículo 4.1 del Código Civil que, por su parte, dice que “procederá la aplicación analógica de las
normas cuando éstas no contemplen un supuesto específico, pero regulen otr o semejante entre los
-
que se aprecie identidad de razón”. Si bien es cierto que, como apunta el propio Notario en su
recurso, es obvio que el derecho de arrendamiento como derecho real es diferente al derecho real
de superficie, también es cierto que en ambos hay una cierta identidad de razón en la medida que
estas dos figuras implican, en última instancia, el derecho de una persona o entidad de aprovechar
una finca ajena.
Finalmente, se alega por el Notario que existen soluciones en modernas leyes autonómi cas (casos
de Cataluña y Navarra) que contemplan específicamente en su normativa civil autonómica la
posibilidad de inscripción de la opción de compra vinculada no sólo al arrendamiento sino también
al derecho de superficie u otros derechos o negocios jurídicos similares.
Por su parte, la DGRN en su resolución, tras iniciar su fundamentación jurídica diciendo que “para que un
derecho acceda al Registro de la Propiedad debe reunir los requisitos establecidos al efecto por el
ordenamiento jurídico y en concreto por la normativa hipotecaria” y continuar diciendo que “como el propio
Tribunal Supremo ha manifestado reiteradamente en relación con la cuestión del plazo de tal derecho, el
artículo 14 del Reglamento Hipotecario es de plena aplicación a aquellos dere chos de opción que deseen
acceder al Registro”, acaba estimando el recurso y revocando la calificación impugnada con base en lo
siguiente:
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El propio Reglamento Hipotecario (cuya reforma data del año 1947) tomó el supuesto de
arrendamiento, como excepción al límite temporal de la inscripción de la opción de compra, quizá
por ser el supuesto más habitual pero debe tenerse en cuenta, como dice el Notario, la necesaria
adaptación de la norma a los tiempos y a su espíritu, de tal forma que “para adaptar el artí culo 14
del Reglamento Hipotecario a negocios conexos distintos del arrendamiento ha de admitirse la
posibilidad de conceder derechos de opción durante la duración de los negocios conexos, en los
que pueda existir una causa justificada”.
Que con base en la vigencia de “numerus apertus” de derechos reales que rige el sistema español,
la aplicación del supuesto previsto para el arrendamiento a un derecho como el de superficie “no
supone tampoco violentar la finalidad del artículo 14 del Reglamento”.
Con base en los derechos civiles autonómicos de algunas Comunidades Autónomas “tampoco
puede decirse que atente al orden público”.
En conclusión, consideramos que este cambio en la interpretación de la limitación contenida en el artículo
14 del Reglamento Hipotecario es un avance en el reconocimiento de una realidad (menos frecuente que
en el caso del arrendamiento pero igualmente digna de protección) y en la adaptación de la normativa al
avance de los tiempos. En todo caso, y considerando la literalidad de dicho artículo, creo que sería
conveniente que, si el legislador está de acuerdo con esta interpretación, y en aras de la seguridad jurídica,
se produjera una adaptación del Reglamento Hipotecario a esta nueva tendencia. De lo contrario, no es
descabellado pensar que el Tribunal Supremo rechazará esta nueva interpretación e, incluso, que la propia
DGRN, la modificará en el futuro.
Juan Romaní.
Departamento de Mercantil
LITIGACIÓN Y ARBITRAJE
LOS TRIBUNALES
BANCARIAS.
ESPAÑOLES
APOYAN
AL
CONSUMIDOR FRENTE
A LAS
ENTIDADES
Durante los últimos años, hemos sido testigos de múltiples demandas interpuestas por consumidores que
tras confiar en los productos ofrecidos por sus Bancos de siempre, veían frustradas sus expectativas,
invocando una falta de consentimiento o de transparencia en los contratos que podía afectar a la validez
de los mismos.
De entre dichos procedimientos, hoy ponemos de relieve las Sentencias del Tribunal Supremo, Sala de lo
Civil, de 3 de febrero de 2016, dictas en los recursos 541/2015 y 1990/2015, relativas a la Oferta Pública
de Suscripción de Acciones de BANKIA, así como la Sentencia del Juzgado de lo Mercantil n.º 11 de
Madrid, de 7 de abril de 2016, recurso 471/2010 que declara la nulidad de las cláusulas suelo de la mayor
parte de las entidades bancarias.
Destacamos asimismo, la reciente Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Civil, de 3 de junio de 2016,
recurso 2121/2014, que concluye que el control de transparencia no se extiende a la contratación bajo
condiciones generales en que el adherente no tiene la condición legal de consumidor, excluyendo así a los
empresarios.
Sentencias del Tribunal Supremo de 3 de febrero de 2016.
El Tribunal Supremo se pronuncia de forma clara y contundente en estas dos sentencias sobre la
declaración de nulidad de la orden de compra de valores por falta del consentimiento , así mediante ambos
fallos, los suscriptores minoritas de las denominadas “OPS” pudieron, al fin, ver cumplidas sus
expectativas, al declarar el Tribunal la nulidad de las operaciones de adquisición de sus acciones por la
concurrencia de diferentes factores que pasamos a exponerles a continuación:
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En primer lugar, la prejudicialidad penal alegada por la entidad financiera, por la querella seguida
ante el Juzgado Central de Instrucción nº 4 de la Audiencia Nacional, (Diligencias Previas nº
59/2012) por la presunta falsificación de cuentas anuales por parte de BANKIA, no fue aceptada
por generar dilaciones indebidas en el procedimiento civil.
-
En segundo lugar, el Tribunal Supremo estableció que los demandantes se hicieron una
representación equivocada de la situación patrimonial y financiera, y de la capacidad de obtención
de beneficios por BANKIA y, por tanto, también de la rentabilidad de su inversión con la situación
financiera reflejada en el folleto de la oferta pública, situación financiera que, a los pocos meses de
su suscripción, cambió radicalmente; concluyendo que existe un error en el consentimiento
prestado por los actores, puesto que el elemento decisivo que les llevó a suscribir las acciones es
precisamente la imagen de solvencia económica que aparentaba BANKIA en el momento de la
suscripción.
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En tercer lugar, el Tribunal Supremo considera que la situación económica de BANKIA era de libre
acceso y conocimiento para cualquier interesado y por consiguiente la falta de veracidad en el
folleto sobre su situación económica se trata de un hecho notorio, que no necesita prueba alguna
al respecto.
En orden a lo anterior, con la publicación de estas sentencias, se pone fin a la disparidad de criterios que
se venían siguiendo por los distintos Tribunales a la hora de determinar si verdaderamente existía un e rror
en el consentimiento prestado por clientes minoristas en la suscripción de acciones. Gracias al dictamen
del Tribunal Supremo, se puede afirmar que existe error en el consentimiento prestado por los clientes
minoristas, provocando la nulidad del contrato y el reintegro de las cantidades invertidas, y todo ello
motivado por la aparente solvencia de BANKIA en el momento de la suscripción de las acciones.
Las sentencias provocaron un cambio en el comportamiento de BANKIA, quién publicó en su página web,
el día 17 de febrero de 2016, un procedimiento para devolver todo el dinero de la inversión realizada por
los accionistas minoristas que acudieron a la salida a bolsa. El procedimiento, que se estableció
exclusivamente con una limitación temporal de tres meses, consistía en devolver a los accionistas
minoristas el importe íntegro de su inversión inicial a cambio de la devolución de las acciones a la entidad.
En el caso de que se hubieran vendido las acciones, se les abonaría la diferencia entre lo invertid o y lo
obtenido con la venta de los títulos. En ambos casos, se abonarían unos intereses compensatorios del 1%
anual por el tiempo transcurrido hasta la restitución de la inversión. En los supuestos de adquisición de
acciones de la OPS BANKIA 2011 pendientes de un procedimiento judicial, la solución articulada pasaba
por intentar alcanzar un acuerdo con la representación de la entidad financiera para obtener una cantidad
superior al 1% de intereses.
Sentencia de 7 de abril de 2016 del Juzgado Mercantil nº. 11 de Madrid.
En relación con las cláusulas suelo y tras los pasos iniciados con la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala
de lo Civil, de 9 de mayo de 2013, recurso 485/2012, la Sentencia del Juzgado de lo Mercantil n.º 11 de
Madrid, de 7 de abril de 2016, recurso 471/2010, da un paso más al declarar la nulidad de la cláusula
suelo de las hipotecas suscritas con consumidores por falta de transparencia, y no solo en los casos en los
que faltare derecho de información, como hizo previamente el Tribunal Supremo.
El Juzgado de lo Mercantil estima parcialmente la demanda interpuesta por ADICAE, que agrupaba a más
de 15.000 afectados, y cuya consecuencia esencial es condenar a las cuarenta entidades bancarias
demandadas a eliminar las cláusulas suelo de sus contratos y a cesar en su utilización de forma no
transparente, lo que benefició indirectamente a los consumidores que no hubieran reclamado la
eliminación de las cláusulas de dichas entidades.
Así lo hemos podido apreciar en los últimos meses, en los que nuestros clientes nos han comunicado que
el banco unilateralmente había decidido suspender la aplicación de la cláusula suelo; eso sí, sin hacer
mención a su cancelación definitiva y, mucho menos, al reembolso de las cantidades satisfechas de más
como consecuencia de la aplicación de dicha cláusula, importes que habrá que reclamar para evitar la
conocida teoría de los “actos propios”.
En este sentido, la Sentencia del Juzgado Mercantil de Madrid, tan solo reconoce el derecho a la
devolución de las cantidades desde la Sentencia de 9 de mayo de 2013, aplicando los mismos principios
de seguridad jurídica, buena fe y riesgo de trastornos graves para el orden económico que justificaron la
irretroactividad en aquélla, sin perjuicio de que el alcance de la misma, será finalmente resuelto por el
Tribunal de Justicia de la Unión Europea. De momento, el próximo 12 de julio conoceremos las
conclusiones del abogado general del TJUE tras la vista que tuvo lugar el pasado 26 de abril, y meses
después el Tribunal dictará su fallo. Será entonces cuando podremos determinar si como conllevaría
cualquier acción de nulidad, el reintegro debería ser absoluto, o se mantiene el criterio seguido hasta
ahora por el Tribunal Supremo en cuanto a la irretroactividad.
Por lo demás, la sentencia que nos ocupa pone de manifiesto la falta de transparencia que existe en
dichas cláusulas en cuanto que este tipo de préstamos se encuentran referenciados a un tipo de interés
variable y la introducción de la cláusula suelo supone una excepción a dicha norma.
El Juzgado recuerda que estas cláusulas son susceptibles de ser sometidas a un control de transparencia
sujeto a un doble filtro:
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Garantizar que el adherente ha conocido dicha cláusula.
-
Garantizar que conocía las consecuencias económicas que conlleva la inclusión de la misma.
Como consecuencia de la no superación de estos filtros de control, “la falta de transparencia trae consigo
un desequilibro sustancial en perjuicio del consumidor, consistente en la privación de la posibilidad de
comparar entre las diferentes ofertas existentes en el mercado”.
En el supuesto de la sentencia, la introducción de las cláusulas suelo prerredactadas a las que se les dio
en todo caso un tratamiento secundario, adolecen de falta de transparencia. Para determinar dicha falta de
transparencia, se aparta de la Sentencia del Tribunal Supremo de 9 de mayo de 2013, y siguiendo a las
Sentencias del Tribunal Supremo de 24 de marzo y 23 de diciembre 2015, concl uye que “la infracción del
deber reforzado de transparencia conlleva la abusividad de las cláusulas suelo ”, y en consecuencia
declara la nulidad de las mismas, eso sí, con el alcance temporal limitado que hemos expuesto.
Se trata en definitiva de un paso más a la hora de reforzar los derechos de los consumidores y usuarios
que puede verse completado con la decisión que adopte el alto Tribunal Europeo.
Sentencia del Tribunal Supremo de 3 de junio de 2016.
A principio de mes, el Tribunal Supremo resolvía el recurso de casación interpuesto por una persona
jurídica que suscribió un contrato de préstamo con garantía hipotecaria para la instalación de una oficina,
en el que solicitaba la nulidad de la cláusula suelo. La peculiaridad de esta sentencia radica en la
existencia de un pronunciamiento expreso sobre la declaración de nulidad de este tipo de contratos
cuando el que suscribe es una persona jurídica calificada ya por la Audiencia Provincial como no
consumidora.
El motivo alegado por la prestataria en su recurso de casación versaba sobre si las condiciones generales
incluidas en los contratos con adherentes no consumidores pueden someterse a lo que la jurisprudencia
de la Sala del Tribunal Supremo ha denominado segundo control de transparencia o control de
transparencia cualificado.
La respuesta del Tribunal Supremo sobre este extremo es clara, rechazando que dicho control pueda ser
aplicado a quienes no ostentan la condición de consumidor. En particular, conecta la transparencia con el
carácter abusivo y establece que dicha falta de transparencia es la que implica que exista un desequilibrio
en perjuicio del consumidor.
La Sala de lo Civil del Tribunal Supremo acaba estableciendo que ni el legislador comunitario, ni el español
han otorgado una protección especial al adherente no consumidor y que, por tanto, no es una cuestión que
puede resolverse aplicando por analogía la Ley de los Consumidores porque ya existe legislación concreta
que diferencia entre adherentes consumidores y no consumidores.
De todo cuanto antecede, resulta el diferente régimen en cuanto a la procedencia y declaración de nulidad
de las cláusulas bancarias según que el adherente ostente o no la condición de consumidor.
Silvia Ara.
Teresa García.
Departamento de Litigación y Arbitraje.
DERECHO PENAL
LA APROPIACIÓN INDEBIDA RELATIVA AL USO DE TARJETAS DE EMPRESA.
En la actualidad, el uso habitual de las tarjetas de representación concedidas a los empleados por parte de
la empresa hace necesario delimitar qué debe entenderse por uso indebido que conlleve la comisión de un
delito por apropiación indebida, tipificado en el artículo 253 del Código Penal y cuya pena puede alcanzar
los 3 años de cárcel.
La entrega de tarjetas de crédito por parte de la empresa tiene como fin sufra gar los gastos de
representación asociados al cargo que ostenta el empleado. Dichos gastos son todos aquellos en los que
incurre el empleado en el desarrollo de los servicios que presta a la empresa, tales como el transporte,
alimentación, proveedores, comidas con clientes, etc.
Conviene resaltar que la entrega de tarjetas de crédito y, por consiguiente, los gastos realizados con ellas,
no constituyen un salario para el empleado, sino que son gastos para la empresa por cuenta y beneficio de
ésta.
Pues bien, ¿dónde reside la posible ilegalidad del acto y en consecuencia la posibilidad de cometer un
delito de apropiación indebida?
Siguiendo la doctrina del Tribunal Supremo, la autorización para el uso de una tarjeta de crédito excluye su
utilización para gastos personales que no tienen la naturaleza de gastos de representación y que son
absolutamente ajenos al ámbito de la empresa, aun cuando quien la autoriza no haya puesto límites
expresos.
Por lo tanto, incurriría en un delito de apropiación indebida to do aquel empleado que utilice la tarjeta para
gastos personales, tales como la compra de joyas, ropa, viajes de ocio, comidas familiares etc.
En este sentido, la doctrina rechaza la posibilidad de alegar como defensa el desconocimiento de que
dichos gastos no podían ser sufragados por la empresa, ya que el más elemental sentido común impone al
titular de la tarjeta de empresa excluir su utilización para gastos personales.
Existe una interpretación jurisprudencial de este delito que declara que el art. 2 53 del vigente Código Penal
sanciona dos modalidades distintas de apropiación indebida:
-
La clásica de apropiación indebida de cosas muebles ajenas que comete el poseedor legítimo que
las incorpora a su patrimonio con ánimo de lucro, o niega haberlas reci bido
-
La distracción de dinero cuya disposición tiene el acusado a su alcance, pero que ha recibido con
la obligación de darle un destino específico.
Esta última modalidad es la que interesa respecto al uso indebido de las tarjetas de crédito, ya que el
fundamento de la ilicitud del acto reside en la “distracción” y teniendo en cuenta que distraer es dar a lo
recibido un destino distinto del pactado, la utilización de dichas tarjetas para sufragar gastos personales
supondría darle un destino distinto y, por lo tanto, incurriría en delito de apropiación indebida.
Acorde con las líneas generales mencionadas, debemos focalizarnos en los requisitos esenciales que
deben cumplirse para que los actos realizados constituyan un ilícito penal:
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El primer elemento sería que el autor lo reciba en virtud de depósito, comisión, administración o
cualquier otro título que produzca la obligación de entregar o devolver otro tanto de la misma
especie y calidad, es decir, el empleado que recibe la tarjeta de crédito para sufr agar gastos de
representación, tiene la obligación de devolver dicha tarjeta en función de lo pactado o cuando
cese la prestación de servicios a la empresa por parte de este.
-
El segundo elemento es que el autor ejecute un acto de disposición sobre el obje to o el dinero
recibidos que resulta ilegítimo, en cuanto que excede de las facultades conferidas por el título de
recepción, dándole un destino definitivo distinto del acordado, impuesto o autorizado. Por lo tanto,
aquél que utilice dicha tarjeta para sufragar gastos personales ajenos a la actividad de la empresa
cumpliría dicho requisito.
-
Por último, es necesario que como consecuencia de ese acto se cause un perjuicio a la empresa sujeto pasivo del delito-, lo cual ordinariamente supondrá una imposibilidad, al menos transitoria,
de recuperación.
No obstante lo anterior, la clave para diferenciar si el acto constituye un mero uso indebido de la tarjeta o
si se trata de un delito de apropiación indebida reside en la vocación de permanencia. Es decir, si el
empleado utiliza dicha tarjeta para realizar gastos estrictamente particulares y además no realiza ninguna
gestión para devolver los fondos destinados a usos ajenos a los que corresponden a la empresa, entonces
el empleado sí estaría cometiendo un ilícito penal, ya que existe una vocación de permanencia.
En cambio, si el empleado realiza un mero uso indebido de esta tarjeta, sin que exista una apropiación
permanente de los usos para la que fue utilizada, pues acaba devolviendo el dinero a la empresa, d icha
conducta no sería antijurídica ni ilícita y, consecuentemente, la posible sanción que conllevaría no sería de
tipo penal, sino laboral, es decir, este acto podría justificar el despido objetivo del trabajador.
Borja Lago.
Departamento de Derecho Penal.
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