Alegaciones de CCOO - Confederación Sindical de Comisiones

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Diligencias Previas 331/99
Juzgado Central de Instrucción nº 1
Audiencia Nacional
A L
J U Z G A D O
DOÑA ISABEL CAÑEDO VEGA, Procuradora de los Tribunales, en
nombre y representación de la CONFEDERACION SINDICAL DE COMISIONES
OBRERAS (C.S. de CC.OO.) y del resto de las acusaciones cuya representación
ostento, acusaciones tanto particulares como Acusación Popular en la presente
causa, objeto de las presentes diligencias, y cuya representación tengo acredita en
las mismas, ante el Juzgado comparezco y, como mejor proceda en Derecho,
D I G O:
Por medio del presente escrito y en relación con la LO 1/2014 de 13 de
marzo, que modifica el art 23 de la Ley orgánica del Poder Judicial, dentro del plazo
conferido al efecto mediante providencia de 17 de marzo, vengo a realizar las
siguientes
A L E G A C I O N E S:
1. Los hechos objeto de este caso son constitutivos de varios crímenes
internacionales que todos los Estados tienen la obligación de perseguir y
castigar. Los crímenes son CRIMEN DE GENOCIDIO, TERRORISMO, CRÍMENES
DE GUERRA Y TORTURAS, como se desprende los autos dictados los jueces
1
instructores de esta causa, por D. Guillermo Ruiz Polanco y por D. Santiago
Pedraz.
2. En segundo lugar, entendemos que debe tenerse en cuenta en este caso LA
GRAVEDAD DE HECHOS sobre los que versa el proceso. Que hubo más 250.000
víctimas: 45.000 desaparecidos/as, al menos 650 masacres, medio millón de
refugiados en Méjico y 1 millón de desplazados. EL 83% de las víctimas eran
indígenas mayas.
3. Como se afirmó en el Auto de admisión a trámite de 27 de marzo de 2000, el
conflicto guatemalteco fue un conflicto armado interno, pues el bando
revolucionario tenía una parte del territorio liberado, y un mando único; es decir,
en este conflicto rige el principio ius in bello, en virtud de lo establecido en el
artículo 1.1 del Protocolo Adicional II, de 8 de junio de 1977; de los Convenios
de Ginebra de 12 de agosto de 1949, relativo a la protección de las víctimas de
los conflictos armados sin carácter internacional (BOE n1177 de 26 de julio de
1989).
4. Por traer a colación uno de los casos del amplio sumario, constituyen CRÍMENES
DE GUERRA, la ejecución de los cuatro sacerdotes católicos Faustino Villanueva
Villanueva, D. José María Gran Cirera, D. Juan Alonzo Fernández y D. Carlos
Pérez Alonzo; además de la ejecución de Dª. ALAIDE FOPPA, perpetrado en
Guatemala el 19.12.80. y del diligente político D. ALBERTO FUENTES MOHR,
ocurrido en la ciudad de Guatemala el 25.01.79.
5. Por otro lado, además de las TORTURAS contra el pueblo maya, específicamente
las ejecutadas en aplicación del Plan Sofía por las que están imputados el Alto
Mando Militar del Ejército de Ríos Montt así como el comandante Mario Roberto
Grajeda Toledo; queremos mencionar la tortura de Dª. ENMA GUADALUPE
MOLINA THEISSEN ocurrida en la ciudad de los días 16 de octubre y 27 de
septiembre, respectivamente, de 1981 durante el Gobierno de Lucas García; de
manera que por este crimen internacional deberían perseguirse en virtud del
2
Principio de Jurisdicción Universal los Altos Mandos Militares y Policiales de
LUCAS GARCÍA Y RÍOS MONTT.
6. La masacre cometida por la “quema” de la Embajada de España en la que
murieron quemados vivos 37 personas, entre ellas tres españoles: el secretario
de la Embajada D. Jaime Ruiz del Árbol, D. Luis Felipe Sainz Martínez y Doña.
María Teresa de Villa, así como resultó gravemente herido el Embajador D.
Máximo Cajal, constituye un acto de TERRORISMO que no puede quedar sin
persecución penal por los Tribunales Españoles, ni ser objeto de archivo en
virtud de la última reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
7. Los hechos cometidos contra el pueblo maya por las Fuerzas de Seguridad del
Estado de Guatemala son constitutivos de GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y
TORTURAS, tal como se desprende de los autos dictados por el magistrado juez
y de la SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL en el presente caso.
8. Dentro del Derecho Internacional existen dos área fundamentales: La lucha
contra la impunidad y los derechos de las víctimas. Ambas derivan de la
obligación internacional general, según la cual todos los Estados deben respetar
y garantizar los derechos humanos, que incluye las obligaciones de prevenir las
violaciones de derechos humanos, investigarlas, sancionar a los responsables y
proporcionar recursos efectivos para la reparación de las víctimas.
9. La Declaración Universal de Derechos Humanos instó a los Estados a promover
respeto y garantía de los derechos humanos, mediante medidas progresivas de
carácter nacional e internacional, así como también al reconocimiento y
aplicación universal y efectiva. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos impone el deber de los Estados de respetar los Derechos y libertades de
las personas que se hallan bajo su jurisdicción, así como también el Deber de
garantizar el libre y pleno ejercicio sin discriminación alguna.
3
10. Es preciso matizar que el deber de garantía está integrado por un conjunto de
obligaciones esenciales que implican la investigación, el juzgamiento y castigo de
los responsables de las graves violaciones de derechos humanos, pero por su
naturaleza es interdependiente, no alternativa ni sustitutiva”.
11. EL CRIMEN DE GENOCIDIO
El crimen de genocidio es una grave ofensa y un grave flagelo para toda la
Humanidad. La prohibición de cometer el crimen de genocidio, crímenes contra la
humanidad y crímenes de guerra es una obligación de Ius Cogens y de la infracción
de la misma deriva una obligación permanente del Estado de investigar los hecho,
sancionar a los responsables y reparar a las víctimas. En la actualidad resulta
indiscutida e indiscutible la configuración jurídica del genocidio como un crimen
internacional, cuya prohibición y obligación de persecución se encuentra contenida,
además de en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio,
en un norma imperativa de derecho internacional general.
La obligación internacional de perseguir el crimen de genocidio no se limita en
ningún caso a lo recogido en el artículo VI de la Convención para la Prevención y la
Sanción del Delito de Genocidio, sino que el Tribunal Internacional de Justicia ya
aclaró apenas dos años después que “los orígenes de la Convención muestran que
fue la intención de las Naciones Unidas condenar y castigar el genocidio como “un
crimen de derecho internacional” que implica una negación del derecho de existencia
a grupos humanos enteros, una negación que conmociona la conciencia de la
humanidad y resulta en grandes pérdidas para la humanidad, y que es contrario a la
ley moral y al espíritu y objetivos de las Naciones Unidas (Resolución 96 (1) de la
Asamblea general, 11 de diciembre 1946)”1.
El Tribunal Internacional de Justicia afirma que la obligación de prevenir y castigar
el crimen de genocidio es una obligación de todos los Estados frente a todos los
1
TRIBUNAL INTERNACIONAL DE JUSTICIA: Reservas al Convenio para la prevención y la prevención y
la sanción del delito de genocidio, opinión consultiva, I.C.J. Reports 1951, página 23.
4
Estados: “los derechos y obligaciones consagrados en la Convención son derechos y
obligaciones erga omnes”2, con lo que, advertía literalmente: “la obligación de cada
Estado de prevenir y castigar el crimen de genocidio no se encuentra limitado
territorialmente por la Convención”. En el mismo orden de ideas, el propio Tribunal
Internacional de Justicia reiteraría en 2007 el carácter de derecho internacional
consuetudinario de la prohibición del genocidio y de su consideración como crimen
internacional, agregando que al ser la norma que prohíbe el genocidio una norma
imperativa de derecho internacional general (jus cogens), tanto esa “característica de
la prohibición de genocidio y el propósito de la Convención son importantes para la
interpretación de la segunda proposición enunciada en el artículo I - el deber de las
Partes Contratantes de prevenir y sancionar el delito de genocidio”. En Tribunal
añade el “carácter universal tanto de la condena del genocidio como de la
cooperación necesaria con el fin de liberar a la humanidad de un flagelo tan odioso”.
La Comisión de Derecho Internacional ha afirmado: “Por lo que respecta al crimen de
genocidio, “en vista de la naturaleza del genocidio, (…) [se trata] de un crimen de
derecho internacional respecto del cual existía jurisdicción universal según el derecho
consuetudinario para los Estados que no eran partes en la Convención y, por
consiguiente, no estaban supeditados a la restricción que en ella se imponía”3. En
relación a la obligación de derecho consuetudinario identificada, como es sabido ésta
sólo no podría ser vinculante para España si desde su inicio y de manera uniforme y
constante se hubiera opuesto a la misma, lo que no ha sucedido.
En este sentido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha sostenido que: “se
observa, como también se ha señalado por los tribunales nacionales (…) que las
Partes Contratantes en la Convención sobre el Genocidio, a pesar de las propuestas
de proyectos anteriores en este sentido, no habían accedido a codificar el principio
de jurisdicción universal sobre el genocidio (…). Sin embargo, en virtud del artículo I
de la Convención sobre el Genocidio, las Partes Contratantes tienen la obligación
2
TRIBUNAL INTERNACIONAL DE JUSTICIA: Aplicación del Convenio para la prevención y la sanción
del delito genocidio, excepciones preliminares (Bosnia Herzegovina c. Yugoslavia), I.C.J. Reports 1996,
párrafo 31.
3
COMISIÓN DE DERECHO INTERNACIONAL A/CN.4/ L .532, de 8 de julio de 1996, en Anuario de la
Comisión de Derecho Internacional, 1996, vol. II, segunda parte.
5
erga omnes de prevenir y sancionar el genocidio, cuya prohibición forma parte del
jus cogens”4.
La Sentencia de 26 de septiembre de 2005 del
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
(Sentencia Nº. 237/2005) acoge y ratificado todo lo anterior, afirmando respecto al
mismo Convenio para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio que “preside
el espíritu del Convenio y que forma parte del Derecho consuetudinario internacional
(e incluso del ius cogens¸ según ha venido manifestando la mejor doctrina) (…) el
principio de persecución universal y de evitación de la impunidad de tal crimen de
Derecho internacional”.
12. LA AUDIENCIA NACIONAL EN LA CAUSA CONTRA SCILINGO afirmó el carácter
internacional de estos crímenes: «... los grandes crímenes internacionales (crímenes
de guerra, crimen de agresión, crimen contra la Humanidad, crímenes de guerra)
generan responsabilidad individual penal (principio de responsabilidad individual
penal), que no sólo existe en virtud de la actuación del principio de territorialidad
penal, sino que es propiamente internacional. Es decir, de ello debemos extraer una
doble consecuencia: 1) Son de general observación y constituyen normas penales
universales fuentes de obligaciones penales individuales, sancionable jurídicamente
la trasgresión de su prohibición o mandato. 2) Determina una excepción al principio
de territorialidad, a favor de la competencia uti universi de los tribunales internos, en
determinados supuestos, constituyendo un título válido internacionalmente para
ejercer la propia jurisdicción, sin que suponga un acto ultra vires o más allá de las
competencias del Estado en concreto (...). Estimamos, pues, que resulta legitimo en
estos casos que un Estado asuma la defensa de los intereses de la Comunidad
Internacional y persiga penalmente a individuos en virtud del principio de
responsabilidad individual». Desde esta perspectiva, lo que prima es el carácter
internacional de estos crímenes, así como la naturaleza de la responsabilidad
individual que se deriva de ellos; constituyendo títulos en los que fundamentar una
atribución jurisdiccional a todos los tribunales de la Comunidad Internacional.
4
TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS: Caso Jorgic v. Germany, Application no. 74613/01,
12 de julio de 2007, párrafo 68.
6
13. LA OBIGACIÓN DE ENJUICIAR O EXTRADITAR. La Comunidad Internacional ha
determinado que ciertos crímenes, incluidos los crímenes de genocidio, de guerra,
tortura y desapariciones forzadas, son tan graves que todo Estado tiene el deber de
investigar y perseguirlos o de extraditar a cualquier persona que esté en su territorio
sospechosa de cometer tales crímenes. Al menos seis tratados internacionales
fundamentales consagran el principio de “enjuiciar o extraditar” (aut dedere aut
judicare). Entre estos Tratados se incluyen las Convenciones de Ginebra de 1949; la
Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes; la Convención Internacional para la protección de todas las personas
contra las desapariciones forzadas; el Convenio para la represión de actos ilícitos
contra la seguridad de la navegación marítima; el Convenio para la represión de
actos ilícitos contra la seguridad de la aviación civil; y la Convención sobre la
protección física de los materiales nucleares y las instalaciones nucleares.
14. Nuestra Constitución establece en su artículo 96 que los Tratados Internacionales
válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, formarán parte
del ordenamiento interno. Y añade que SUS DISPOSICIONES SOLO PODRÁN SER
DEROGADAS, MODIFICADAS O SUSPENDIDAS EN LA FORMA PREVISTA EN LOS
PROPIOS TRATADOS O DE ACUERDO A LAS NORMAS GENERALES DEL DERECHO
INTERNACIONA. De manera que si la obligación de “enjuiciar o extraditar” está
contenida en Tratados Internacionales firmados por España que forman parte del
Ordenamiento Jurídico Español LA OBLIGACIÓN DEL ESTADO ESPAÑOL DE
ENJUICIAR O EXTRADITAR solo puede ser derogada, modificada o suspendida en la
forma prevista en los Tratados o de acuerdo a las normas generales del Derecho
Internacional. Si de estos Tratados se deriva la obligación improrrogable e
insustituible de investigar y castigar los hechos constitutivos, por ejemplo, de tortura
o crímenes de Guerra, y los jueces en ningún caso puede desconocer esta obligación,
pues en aplicación del PRINCIPIO DE LEGALIDAD en el sistema jurídico español se
deriva que los jueces únicamente están sometidos al imperio de la Ley (art. 117 CE).
7
15. Además, el Tribunal Constitucional ha indicado –STC 78/82- que los tratados sobre
estas
materias
(Derechos
Humanos)
deben
ser
considerados
canon
de
interpretación de las normas relativas a los derechos fundamentales y libertades
públicas, en los términos del artículo 10.2 CE. La Convención para la Prevención y
Sanción del delito de Genocidio, la Convención contra la Tortura y los Cuatro
Convencio de Ginebra forman parte del “nucleo duro”, del ius Cogens del Derecho
Internacional, de las normas que no pueden violarse por ningún Estado porque de
esas derivan obligaciones internacionales erga omnes, frente a todos los Estados.
16. LA PREEMINENCIA DEL DERECHO INTERNACIONAL SOBRE EL DERECHO
INTERNO. Como ha repetido la CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA, “los
Estados tienen la obligación de adecuar su legislación interna a las previsiones
contenidas en las obligaciones internacionales que aceptan, pues el cumplimiento
de un Tratado o convención no puede quedar subordinado a la legislación interna.
La pretensión en caso contrario se opondría al fin y objeto del tratado mismo y
violaría el principio fundamental del Derecho Internacional según el cual ningún
Estado puede justificar el incumplimiento del Derecho Internacional mediante la
invocación de su derecho interno”5. También la Convención de Viena para el
Derecho de los Tratados de 1969 codifica la preeminencia del Derecho
Internacional sobre el Derecho Interno y recoge su carácter de regla
consuetudinaria, al disponer en su artículo 26 que: “ todo Tratado en vigor obliga a
las partes y debe ser cumplido de buena fe (principio de pacta sunt servanda) y en
su artículo 27, dispone que “una parte no podrá invocar las disposiciones de su
derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado”. Además el
artículo 27 codifica una norma consuetudinaria de Derecho Internacional
obligatoria para todos los Estados.
5
Corte Internacional de Justicia, Avena and other Mexican Nationals, Memorial Méjico, 20 de junio de
2003, p. 88, parr 213.
8
17. RESPECTO DE LA INVESTIGACIÓN Y ENJUICIAMIENTO EN GUATEMALA. Según el
nuevo apartado 5 del artículo 23 se exige previamente comprobar si Guatemala ha
iniciado un procedimiento para la investigación y enjuiciamiento de la persona a
que se impute su comisión. En nuestro caso, debemos que decir que el
procedimiento en Guatemala es una burla para las víctimas y para la Comunidad
Internacional en su conjunto. El 10 de mayo de 2013 en Guatemala se sentenció a
Efraín Ríos Montt por genocidio y crímenes contra los deberes de humanidad, una
figura nacional que se asemeja los crímenes de Guerra, pero el juicio fue
ANULADO por la CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD DE GUATEMALA al declararse
con lugar el “ocurso en queja” promovido por la defensa del general (Expediente
de ocurso en queja de 1904-2013, auto de 20 de mayo de 2013), en grave
infracción de las normas procesales guatemaltecas y en violación de varias normas
internacionales aplicables al caso. Como consecuencia, el proceso está sumido en
una maraña de recursos y ocursos, que suponen la imposibilidad real de repetición
de un juicio con todas las garantías. La denegación de Justicia para las víctimas es
una grave violación de varias de las obligaciones del Estado de Guatemala, pues es
del ilegal, pero dado que la violación la produce el mismo Tribunal que debería
garantizar los derechos de las víctimas, LA CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD, EL
MÁS ALTO TRIBUNAL en materia de garantía de los derechos humanos, es más
que razonable pensar que, en el caso remoto de que se repita el juicio, existe una
alta probabilidad de que vuelva a ser anulado por los mismos magistrados que de
manera flagrante incumplieron la Ley; pues además pueden ser reelegidos varias
veces.
18. En palabras de la Asamblea General de las Naciones Unidas, las personas
responsables «serán enjuiciadas y, en caso de ser declaradas culpables,
castigadas, por lo general en los países donde se hayan cometido esos crímenes».
A esta afirmación hay que añadir que LA IMPUNIDAD está prohibida en el Derecho
Internacional.
9
19. Además, se ha demostrado que en Guatemala impera la impunidad y el
funcionamiento del sistema de justicia en Guatemala ha dejado a las víctimas como
ÚNICA OPCIÓN, buscar JUSTICIA en virtud en la Audiencia Nacional española en
aplicación
del
principio
de
JURISDICCIÓN
UNIVERSAL;
pues
repetimos,
recientemente se ha demostrado que en la actualidad EN GUATEMALA NO HAY
INVESTIGACIÓN Y CASTIGO EFECTIVO A LOS CRIMINALES, NI JUSTICIA PARA
LAS VÍCTIMAS.
20. LA DENEGACIÓN DE JUSTICIA EN EL CASO CONTRA RÍOS MONTT EN
GUATEMALA, genera DESPROTECCIÓN E INDEFENSIÓN A LAS VÍCTIMAS. Por otra
parte, la AMNISTÍA DE FACTO de la que gozan Ríos Montt y Rodríguez Sánchez es
una prueba evidente de la imposibilidad de que se persigan y castiguen en
Guatemala los crímenes cometidos por los otros 12 encausados sobre los que pesa
PRISIÓN PROVISIONAL y tienen órdenes de busca y captura dictadas por este
juzgado. Si el caso se archivara en España supondría la desprotección total de las
víctimas, la denegación del DERECHO DE ACCESO A LA JUSTICIA, la violación del
Derecho a la TUTELA JUDICIAL EFECTIVA. El Derecho de Acceso a la Justicia y
Tutela judicial efectiva es un derecho humano garantizado desde la Declaración
Universal de Derechos Humanos, en su artículo Art. 8, pasando por el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos que regula en su artículo Art. 14 El
DERECHO DE ACCESO A LA JUSTICIA, así como obliga a los Estados a desarrollar
una legislación adecuada
para garantizar los derechos del Pacto (Art. 2.3).
Nuestra Constitución, en su artículo 24 CE reza: TODAS LAS PERSONAS TIENEN
DERECHO A OBTENER LA TUTELA EFECTIVA DE LOS JUECES Y TRIBUNALES EN
EL EJERCICIO DE SUS DERECHOS E INTERESES LEGÍTIMOS, SIN QUE EN NINGÚN
CASO PUEDA PRODUCIRSE INDEFENSIÓN.
21. El archivo de la Causa en aplicación de la reforma de marzo de 2014 supondrían
dejar en la absoluta impunidad los gravísimos crímenes objeto de la causa y dejar
en la total INDEFENSIÓN A MILES DE PERSONAS que acudieron a la Audiencia
Nacional buscando el reconocimiento de sus derechos como víctimas: VERDAD,
JUSTICIA Y REPARACIÓN INTEGRAL.
10
22. Recordamos que en palabras de Juan MÉNDEZ, el deber de prevenir las violaciones
de derechos humanos y los crímenes internacionales como los que nos ocupan,
investigarlos, sancionar a los responsables y proporcional recursos efectivos para la
reparación de las víctimas han sido un “reconocimiento el sufrimiento de las
víctimas y de la necesidad de hacer justicia frente a los hechos que ultrajan la
conciencia de la humanidad”6.
23. RSPECTO DE LOS DEMÁS REQUISITOS IMPUESTOS POR LA REFORMA de marzo
2014. Consideramos que los requisitos impuestos en la reforma del art. 23 de la
LOPJ suponen, como sentenció el Tribunal Constitucional en la Causa que nos
ocupa (237/2005 de 26 de septiembre),
una restricción de hondo calado que
resulta contradictoria con el fundamento y los fines inherentes al PRINCIPIO DE
JURISDICCIÓN UNIVERSAL. Queremos hacemos valer los mismos argumentos que
esgrimió el Tribunal Constitucional en los Fundamentos Jurídicos 4, 7, 8 y 9, para
pedir al Juzgado la inaplicación de la reforma de la LOPJ en esta materia: “... para
la activación de la jurisdicción universal extraterritorial habría de ser, entonces,
suficiente con que se aportaran, de oficio o por la parte actora, indicios serios y
razonables de la inactividad judicial que vinieran a acreditar una falta, ya de
voluntad, ya de capacidad para la persecución efectiva de los crímenes. No
obstante
el
auto
de
diciembre
de
2003,
acogiendo
una
interpretación
enormemente restrictiva de la regla de subsidiariedad que la misma Audiencia
Nacional había delimitado, va más allá y requiere de los denunciantes una
acreditación plena de la imposibilidad legal o de la prolongada inactividad judicial,
hasta el punto de venir a exigir la prueba del rechazo efectivo de la denuncia por
los Tribunales guatemaltecos. Tan restrictiva asunción de la competencia
jurisdiccional internacional de los Tribunales españoles establecida en el art. 23.4
LOPJ conlleva una vulneración del derecho a acceder a la jurisdicción reconocido
en el art. 24.1 CE como expresión primera del derecho a la tutela efectiva de
Jueces y Tribunales. De una parte (...) con la exigencia de prueba de hechos
6
JUAN MÉNDEZ es directos del Transitional Justice International New York, antiguo Director
Ejecutivo del Instituto Interamericano de Derechos Humanos de San José de Costa de Rica.
11
negativos se enfrenta al actor a la necesidad de acometer una tarea de imposible
cumplimiento, a efectuar una probatio diabólica. De otra parte con ello se frustra la
propia finalidad de la jurisdicción universal (...), por cuanto sería precisamente la
inactividad judicial del Estado donde tuvieron lugar los hechos, no dando respuesta
a la interposición de una denuncia e impidiendo con ello la prueba exigida por la
Audiencia Nacional, la que bloquearía la jurisdicción internacional de un tercer
Estado y abocaría a la impunidad del genocidio. En suma, tan rigorista restricción
de la jurisdicción universal, en franca contradicción con la regla hermenéutica pro
actione, se hace acreedora de reproche constitucional por vulneración del art. 24.1
CE»”. Respecto al resto de los requisitos impuestos por el Tribunal Supremo en su
sentencia de 2003, como la presencia del presunto autor del delito en España, el
Tribunal Constitucional sentencia: 1) «Sin lugar a dudas la presencia del presunto
autor en el territorio español es un requisito insoslayable para el enjuiciamiento y
eventual condena (...). Pero tal conclusión no puede llevar a erigir esa
circunstancia en requisito sine qua non para el ejercicio de la competencia judicial
y la apertura del proceso, máxime cuando de así proceder se sometería el acceso a
la jurisdicción universal a una restricción de hondo calado no contemplada en la
ley; restricción que, por lo demás, resultaría contradictoria con el fundamento y los
fines inherentes a la institución» 2) respecto a la introducción de «otros dos
vínculos de conexión: el de personalidad pasiva, haciendo depender la
competencia universal de la nacionalidad española de las víctimas, y el de
vinculación de los delitos cometidos con otros intereses españoles relevantes, que
no viene a ser sino una reformulación genérica del llamado principio real, de
protección o de defensa (...) debemos afirmar que tal interpretación, radicalmente
restrictiva del principio de jurisdicción universal plasmado en el art. 23.4 LOPJ (...)
más bien habría de ser calificada como reducción teleológica (...), desborda los
cauces de lo constitucionalmente admisible desde el marco que establece el
derecho a la tutela judicial efectiva consagrado en el art. 24.1 CE, en la medida en
que supone una reducción contra legem a partir de criterios correctores que ni
siquiera implícitamente pueden considerarse presentes en la ley y que, además, se
muestran palmariamente contrarios a la finalidad que inspira la institución, que
resulta alterada hasta hacer irreconocible el principio de jurisdicción universal
12
según es concebido en el Derecho internacional, y que tiene el efecto de reducir el
ámbito de aplicación del precepto hasta casi suponer una derogación de facto del
art. 23.4 LOPJ».
24. España como miembro de la Comunidad Internacional es un Estado que no puede
evadir la responsabilidad de investigar y castigar los crímenes internacionales que
han ultrajado la conciencia de la humanidad y son objeto de esta causa. El crimen
de genocidio es una grave ofensa y un flagelo para toda la Humanidad. La
prohibición de cometer genocidio, crímenes contra de guerra y tortura es una
obligación de Ius Cogens y de la infracción de la misma deriva una obligación
permanente de los Estados de investigar los hechos, sancionar a los responsables y
reparar a las víctimas. Obligación, por otra parte, es Erga Omnes, de todos los
Estados frente a todos los Estados.
25. Todos los Estados tienen la obligación inderogable, insustituible y permanente de
luchar contra la impunidad de estos crímenes. Ningún Estado puede evadir su
responsabilidad mediante la adopción en su derecho interno de “cualquier
obstáculo” con los que se pretenda impedir la investigación y sanción de los
responsables de los odiosos crímenes que lesionan gravemente a toda la
Humanidad. Dichas medidas son completamente inadmisibles en casos como los
que nos ocupan. La reforma es claramente un obstáculo para la persecución y
castigo de quienes cometieron, entre otros crímenes, más de 600 masacres contra
el pueblo maya, torturaron niños y violaron sistemáticamente mujeres, quemaron
vivas a 37 personas inocentes en la Embajada de España y mataron sin piedad a
personas no combatientes, entre otros 4 sacerdotes españoles.
26. Como sostiene el eminente profesor Kai Ambos, el elemento central de la justicia
es “el deber jurídico de perseguir crímenes internacionales” pues estos crímenes de
trascendencia internacional “no deben quedar sin castigo” y la “persecución
efectiva de estos crímenes deber ser garantizada”.
13
27. Hasta aquí hemos demostrado que España tiene la obligación inderogable de
perseguir los crímenes internacional como obligación de Ius Cogenes. Además,
España ha firmado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en cuyo
artículo 2 se recoge el derecho de garantía, la obligación de los Estados de
prevenir, investigar y castigar las violaciones de derechos humanos. El Comité de
Derechos Humanos de la ONU también ha sido tajante al afirmar que “Las
obligaciones del pacto en general y del artículo 2 en particular (PIDCP) son
vinculantes para todos los Estados parte en su conjunto (...) Cuando exista
incompatibilidad entre el derecho interno y el Pacto, el artículo 2 exige que el
derecho o la práctica interna se modifique para cumplir las normas impuestas por
las garantías sustanciales del Pacto (…) EL requisito establecido en el párrafo 2 del
artículo 2 de que se adopten las medidas para hacer efectivos los derechos del
Pacto no está sometido a condiciones y es de efecto inmediato, La falta de
cumplimiento
de
esta
obligación
no
puede
estar
justificada
alegando
consideraciones políticas, sociales, culturales o económicas dentro de ese Estado”7.
Esta parte considera, tal y como sentenció el Tribunal Constitucional en el año
2005 en esta misma Causa, que la imposición de gravosos requisitos que
supondrían el archivo de la mayoría de las causas abiertas en la Audiencia Nacional
en virtud del Principio de Jurisdicción Universal “desborda los cauces de lo
constitucionalmente admisible desde el marco que establece el derecho a la tutela
judicial efectiva consagrado en el art. 24.1 CE”, y además puede derivar en la
responsabilidad
internacional
de
España
por
incumplimiento
de
Tratados
Internacionales que tiene la obligación permanente e inderogable de cumplir.
Como consecuencia directa, en aplicación del PRINCIPIO DE LEGALIDAD del que se
deriva que los jueces únicamente están sometidos al imperio de la Ley (art. 117 CE)
y, como hemos demostrado, la LEY es clara en cuanto a las obligaciones de
Comité de Derechos Humanos, “Obsrvación General Nº 31, adoptada por el Comité de Derechos Humanos
en su 80º periodo de sesiones el 29 de marzo de 2004, párrafo 15.
7
14
investigar y castigar los crímenes internacionales objeto de esta Causa, esta parte
pide que no se proceda al archivo definitivo de esta causa, tanto en lo que se
refiere al “asalto” de la Embajada de España como el genocidio del pueblo maya.
Por todo lo expuesto,
AL JUZGADO SUPLICO, que habiendo por presentado este escrito, se sirva
admitirlo y, en su virtud, tenga por hechas las alegaciones que en él se contienen y
en mérito a las mismas acuerde la inaplicación de la nueva norma a las presentes
diligencias.
Es Justicia que pido en Madrid a 20 de marzo de 2014.
15
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