Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 1 “LA EXTRADICIÓN INTERNA EN LA LEY 11.922” (CÓDIGO PROCESAL PENAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES. Horacio Daniel Piombo Juez del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires. Profesor titular de Derecho Internacional Público y de Derecho Internacional Privado en la Universidad Nacional de La Plata. Profesor titular de Derecho Internacional Privado en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Profesor extraordinario de Derecho Internacional en la Universidad Católica de La Plata. Miembro de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba. SUMARIO I. Advertencia previa. II. Perfil metódico. III. Antecedentes. III.(1) Época preconstituyente. III.(2) Estado de Buenos Aires. III.(3) Período de consolidación nacional. III.(4) La codificación de Jofré y sus reformas. IV. El Código Procesal Penal. IV.(1) Aspectos sistemáticos. IV.(2) “Legitimatio” y ámbito personal de validez. IV.(3) Problemática de la regulación por reenvío. IV.(4) Reglamentación del trámite. IV.(5) Inserción del componente convencional en el ámbito jurídico patrio. IV.(6) “Ratio essendi” del nuevo régimen. Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 2 I. La presente labor no importa el estudio de la extradición interjurisdiccional –“id est” interna o intrafederal, y originariamente denominada “extradición interprovincial”-, que ha sido exhaustivamente examinada en otro trabajo (1), sino sólo de su reglamentación a través de la ley bonaerense nro. 11.922, haciendo hincapié en tres de sus despliegues más gravitantes: antecedentes históricos, enmarcamiento constitucional de la normativa dictada y vinculación que mantiene el sistema con el hontanar convencional intrafederal. (1) Ver mi “Tratado de la extradición” (Depalma S. A., Bs. As., t. I, año 1997; t. II, año 1999, y en este último, ps. 523 y sigts.). II. La reglamentación del tema en la Provincia de Buenos Aires, a través de las épocas marcadas en el acápite III del “sumario”, delinea cuatro estadios a) fijación convencional bilateral -III.(1) y III.(2)-; b) articulación administrativa y de superintendencia con sustrato consuetudinario -III.(3)-, (c) inserción legislativa –III.(4)-, y (d) solidaridad multilateral IV.(3) y (4). Todas, modalizadas por la circunstancia incidente de que, a partir de 1860, un dispositivo de nivel constitucional garantizara la obligación de extraditar en todo el ámbito intrafederal. III.(1). Rotos los lazos con España y enervada la autoridad nacional en medio de luchas fratricidas entre Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 3 quienes postulaban la forma de gobierno unitaria y los partidarios del régimen federal, la recíproca entrega de delincuentes fue constantemente receptada en los pactos interprovinciales que teniendo a Buenos Aires como principal protagonista, prepararon la definitiva organización del Estado argentino según las formas y la secuencia por consignar seguidamente: 1ro.) como dispositivo atingente a la restitución de desertores, en el Pacto del Cuadrilátero de fecha 25/1/1822 (2); 2do.) como lisa y llana entrega de delincuentes comunes acordada bilateralmente, según lo estatuyó el convenio entre Buenos Aires y Santa Fe el 18/10/1829 (3); 3ro.) como obligación de extraditar estipulada multilateralmente, conforme con el Pacto Federal del 4/1/1831 (4), concertado por Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe -verdadera Ley Fundamental de la Confederación por adhesión de todas las Provincias argentinas(5)-, que enfocó en sus previsiones los compromisos de no dar asilo a criminal alguno y de colocar los prófugos de la justicia a disposición del gobierno que los reclamase (art. 7). El tema apareció también en las relaciones con los pueblos aborígenes, según se desprende de la Convención del 7/3/1820 estipulada entre la Prov. de Bs. y los caciques de la frontera sud, celebrada con el objeto de “establecer para lo sucesivo bases firmes o estables de fraternidad y seguridad reciproca”, cuyo art. 9 obligaba a los caciques a entregar al comandante de la guar- Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 4 dia más inmediata los desertores o criminales refugiados en sus campos (6). (2) Ravignani, "Asambleas constituyentes argentinas”, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, 1937/1939, t. VI, 2da. parte, p. 146. (3) Ravignani, "Historia constitucional 1927, t. III, p. 387. argentina", Peuser, Bs. As. (4) Idem p. 207 y "Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires", año 1831, ps. 279 y ss. (5) Así aconteció con Mendoza, el 9/8/1831; Corrientes, el 19/8/1831; Córdoba, el 20/8/1831; Santiago del Estero, el 20/8/1831; La Rioja, el 12/10/1831; Tucumán, el 8/7/1832; San Juan, mayo de 1832; San Luis, el 13/4/1832; Salta, 4/7/1832 y Catamarca, 3/9/1832 (Arturo Enrique Sampay, "Las Constituciones de la Argentinas 1810-1872", Eudeba, Bs. As., 1975, p. 330). "Hay un tratado parcial que ha dejado de serlo -decía Alberdi- por la adhesión que han dado a él todas las provincias, convirtiéndolo en ley fundamental de la República: el tratado celebrado 4/1/1831" ("Elementos de Derecho público provincial", en “Obras Completas”, ed. “La Tribuna Nacional”. 1886, t. V, p. 39). (6) Aurelio Prado y Rojas, “Nueva Recopilación de leyes y decretos de la Provincia de Buenos Aires, 1810/1876", Buenos Aires, Imprenta del “Mercurio”, 1877, p. 51. III.(2). Con fecha 8/1/1855, el Estado de Buenos Aires y la Confederación, en cumplimiento de lo acor- dado en el art. 3 del tratado del 20/12/1854, celebraron un convenio destinado a reglar sus mutuas relaciones de comercio y amistad, declarando que la separación interina del Estado de Buenos Aires de la Confederación Argentina en manera alguna alteraría “las leyes generales de la Nación sobre los acusados que desertaran del juicio”, comprometiéndose a la remisión a las jurisdicciones competentes de los reos procesados por delitos que no sean meramente políticos”, así como a no obsta- Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 5 culizar “la fuerza de los actos públicos pasados en uno y otro territorio, ni la ejecución y cumplimiento debidos a las sentencias o autos judiciales de los tribunales de uno y otro Estado”; normativa ésta que fue promulgada en territorio bonaerense por decreto de fecha 25/1/1855 (7). En cumplimiento de esa voluntad de cooperación que dimanaba de la común convicción de la pertenencia a una única entidad nacional, el tribunal superior del territorio federalizado -en aquel entonces la provincia de Entre Ríos (8)- atendió requisitorias de extradición cursadas por el Superior Tribunal del Estado de Buenos Aires (9). (7) “Revista de Legislación y Jurisprudencia”, 1860, ps. 150 y sigtes. (8) Ver mi libro “Teoría general y Derecho de los tratados interjurisdiccionales internos”, Depalma, Buenos Aires, 1994, p. 377. (9) Francisco L. Romay, “Reciprocidad para la detención de delincuentes”, en “Revista de la Policía de la Provincia de Buenos Aires”, La Plata, noviembre de 1942, año II, nro. 19, p. 59. III.(3). Consolidada la unión nacional, la Provincia de Buenos Aires careció durante el lapso restante del siglo XIX y los primeros años de la centuria inmediata siguiente, de un marco normativo de jerarquía legal, canalizándose las relaciones a través de la cooperación en el plano policial, actividad ésta que fue muchas veces reputada arbitraria por la doctrina (10). No obstante, durante la primera mitad de ese lapso dos especies de la praxis dieron lugar a sendos criterios que Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 6 a posteriori resultaron definitivamente consolidados. En uno de los casos la decisión del Poder Ejecutivo de la Provincia -que había tomado rol dirimente en los procedimientos de extradición reproduciendo así el sistema vigente entre los Estados norteamericanos (11)-, sostuvo que sólo los procedimientos judiciales de naturaleza penal hacen procedente el requerimiento de extradición y, por consiguiente, ésta no procede cuando el propósito es someter el requerido a un juicio político. En la especie que motivó el “dictum”, la Legislatura de la Provincia de San Juan -sobre la base de la ley del 24/5/1869 que había otorgado al Presidente de la Legislatura, actuando como juez, la posibilidad de requerir la extradición de los acusados en juicio político-, solicitó a la Provincia de Buenos Aires la entrega “bajo custodia” de un ex gobernador y uno de sus ministros, a la sazón refugiados en territorio bonaerense (12). En el segundo caso, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia, en ejercicio de sus poderes de superintendencia y frente a la pasividad legislativa, trazó directrices emplazando el trámite en el ámbito jurisdiccional a la vez que dejaba circunscripto el examen del requerimiento de extradición a dos requisitos: legalidad formal y competencia del juez requirente, reconduciendo lo tocante a las formas extrínsecas al ámbito de la regulación de las cartas rogatorias. En la especie tenida a la vista por el Alto Tribunal, se trataba de actuaciones iniciadas por el Juez de paz de Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 7 San Nicolás de los Arroyos a raíz de la captura de un inculpado efectuada dentro de su partido por la policía santafesina, precisándose en acordada de fecha 4/11/1876 que: “Las buenas relaciones interprovinciales, la práctica y las nuevas doctrinas contra los juicios en rebeldía han extendido (el art. 8 de la Constitución Nacional), no sólo al criminal, sino a aquellos contra quienes haya méritos bastantes para la prisión que asegura la efectividad del fallo; pero este proceder tiene que acomodarse a reglas que dejen respetadas las autonomías locales”.”“Cada Provincia Argentina tiene la facultad política de constituir su Poder Judicial, la forma de sus procedimientos y la responsabilidad de sus magistrados ante el individuo que ha elegido para su residencia aquella en que encuentre mejor garantizados sus derechos”. “Un magistrado no puede constituir en prisión a una persona sin la constancia de los requisitos prescritos. Si en nombre de la autoridad de su Provincia no puede proceder de otra manera; en nombre de autoridad extraña no puede quedar dispensado de esos requisitos y de esas responsabilidades ante los derechos individuales protegidos por las leyes del lugar”.“Es indispensable entonces que si no se envía copia de la sentencia condenatoria, el exhorto venga acompañado, en calidad de reserva y devolución, de un testimonio de las piezas que en la Provincia constituyan mérito para privar de la libertad individual y dejar a cubierto las responsabilidades del magistrado que ha ordenado la toma y remisión de la persona pedida”, “En cuanto a la forma del exhorto, él tiene que ser dirigido por juez competente”. “La autoridad policial, en nuestra organización general, es sólo la encargada de ejecutar las disposiciones judiciales”. “En un exhorto de Provincia hermana hay que examinar el poder que reviste el funcionario que lo envía, su forma legal, y si en su fondo afecta o no la autoridad judicial de aquel a quien se dirige”. “La resolución de estos puntos no está a cargo de los jefes de policía sino de los magistrados que desempeñan el tercer poder político, y a nombre de cuya soberanía requieren a otra soberanía igual”. Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 8 “Viniendo los exhortos con los recaudos indicados y bajo la forma expuesta, los jueces deben dar fiel e inmediato cumplimiento al envío bajo custodia del reo o acusado que se le envía por la fuerza y cuenta de la Provincia hasta el límite del territorio en que debe entregarse a la autoridad, o fuerza encargada por el magistrado exhortante.” (13). (10) Maximo Castro, "Curso de Procedimientos Penales", ed. Ariel, Bs. As., 1928, t. II, p. 474. (11) Nuestro “Tratado de la extradición”, t. II, ps. 581 a 583, con citas de Herman Pritchett, "La Constitución Americana", edit. T. E. A., Buenos Aires, 1965, p. 123 y ss.; Gerald Günther, "Constitutional Law", Foundation Press, Mineola, N. Y., 1975, p. 396, y Jack Levin, “Extradition”, “American Jurisprudence” , 2da. edic., The Lawyers Cooperative Publishing Co. y Bancroft-Whitney Co., 1989, t. 31, ps. 745 y sigts. (12) Nota de fecha 18/6/1869 , contestada por el gobernador de la Provincia previo dictamen del Asesor General de Gobierno, en “Ac. y Sent.” S. C. B. A., Serie 1ra., t. IV, p. 78,). La argumentación basal del pronunciamiento denegatorio indicó, además del carácter político y no criminal del requerimiento, la circunstancia de que tal proceso no tenía otro objeto que destituir al acusado y que se había articulado sobre una ley dictada “ex post facto”. Como fundamento de lo decidido se invocó el art. 8 de la Constitución Nacional, la doctrina común en materia de extradición internacional y, con relación a la esfera interna, la praxis norteamericana captada por los comentadores de la Constitución estadounidense. (13) "Acuerdos y Sentencias", Serie 1ra., t. III, p. 50. III.(4). La inserción a nivel legislativo de la extradición se cristalizó tardiamente en el ámbito bonaerense, puesto que recién advino con la aprobación del Código de Procedimiento Penal elaborado por Tomás Jofré (ley 3589 de 1915), cuando muchas de las Provincias tenían incorporadas disposiciones al respecto en sus leyes adjetivas (14). Cabe señalar al respecto que el Código de Procedimiento en Materia Penal sancionado por ley 2979 del año 1906 –primer hito codificador cuyo Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 9 proyecto fue elaborado por la comisión que componían Godofredo Lozano, Pedro Acevedo y Octavio González Roura-, al abordar el “procedimiento para la extradición” (arts. 804 y correlativos), sólo contemplaba la si- tuación del que “se hubiere refugiado en territorio extranjero”. En cambio, el Código de 1915 regló, aunque prietamente, la extradición activa interjurisdiccional interna, estableciendo que: “El juez que conozca de una causa puede pedir la extradición del reo o condenado que se hubiese refugiado en extraña provincia” acompañando “copia legalizada del auto de prisión u orden de detención, cuando la persona cuya extradición se solicita sea un procesado y ... copia legalizada de la sentencia, si es un condenado” (art. 452). En nota el codificador recuerda el texto del art. 8 de la C. N. y remarca la jurisprudencia de la Cámara de Apelación de la Capital que requería examinar para la admisibilidad y procedencia de la extradición: 1ro.) las condiciones de autenticidad de la requisitoria; 2do.) si la resolución cuyo cumplimiento se pide afecta o no la jurisdicción del tribunal requerido, porque si la afectara no debería darle cumplimiento por razones de orden público; 3ro.) si el delito imputado es de los previstos en el Código Penal (15). Con la sanción de la ley el texto adoptó una redacción 10.357, todavía más prieta remi- tiendo en su art. 440 “al cumplimiento de con las formalidades dispuestas por la ley convenio en la materia.” Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 10 (14) Ver “Tratado de la Extradición”, cit., t. II, ps. 545 y 546. (15) Tomas Jofré “Código de Procedimiento Penal de la Prov. de Bs. As.”, ed. Depalma, 1975, p. 337. La jurisprudencia mencionada por este tratadista aparece ampliamente comentada en el trabajo de Roque Sáenz Peña, “Extradición interprovincial”, inserto en su “Derecho Público Americano”, Bs. As., Talleres Gráficos de la Penitenciaría Nacional, 1905. IV.(1) La ley 11.922, si bien sigue la impronta de la normativa que deroga en cuanto al hontanar excogitado para reglar el procedimiento, establece un cam- bio metodológico fundamental: categoriza al instituto como procedimiento vinculado a las relaciones interjurisdiccionales (16), reglándolo con las previsiones atinentes al diligenciamiento de exhortos y a los conflictos de competencia. En cuanto al aspecto sistemático, el texto se limita a insertar sólo tres elementos propios de la problemática extraditoria, a saber: 1ro.) la fijación de los órganos legitimados para requerir la entrega (jueces o fiscales, según corresponda); 2do.) la individualización de los sujetos pasivos del requerimiento (imputados y condenados); 3ro.) la puntualización, aunque no de manera nominativa, de la preceptiva que reglamentará concretamente el funcionamiento del instituto. Parecería una omisión no estatuir explícitamente la obligación de extraditar; empero, esto es innecesario con miras al texto del art. 8 de la Constitución federal cuyo texto prescribe, conforme lo tiene dicho Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 11 la Corte Suprema de Justicia, que “la extradición de los criminales es de obligación recíproca entre todas las provincias”, o sea que “establece en términos amplios y categóricos una obligación recíproca entre todas las provincias', que "responde al loable propósito de afianzar la justicia en el país, expresado en el preámbulo de nuestra Carta Fundamental" (17), importando “una limitación a las soberanías locales impuesta por intereses superiores de justicia y seguridad social (18). Esto significa que la entrega no puede ser rechazada por motivo alguno que no sea la identidad del requerido y el carácter delictivo del hecho, ni demorada por causa distinta que el sometimiento a juicio del requerido ante la jurisdicción local o la prelación que merece otro pedido de extradición. En cuanto a la com- petencia del juez requirente, procede tener presente que un defecto en esa cualidad en la extradición internacional configura obstáculo insuperable -excepto en caso de que opere la doctrina del "forum conveniens" (arts. 5 y 23 de la ley 24.767)-; pero que en la extradición interlocal, la pretensa inhabilidad "ratione loci" del tribunal requirente no puede ser planteada en el marco sumarísimo del procedimiento extradicional, sino a través de los carriles que suministran la inhibitoria y la declinatoria, incumbiendo su resolución a la Corte Suprema de Justicia (19). Una solución contraria implicaría no sólo trabar un trámite que debe ser expedito, sino resolver desplazando irritualmente un Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 12 procedimiento específico, esto es sin tener a la vista los elementos imprescindibles para fundar la propia competencia. (16) Coincide, vgr.: C. P. P. de Formosa, sancionado por ley 696 del 23/7/87. (17) Sentencia del 2/9/1938 en "L. L." t. 11, p. 1095. (18) C. S., 6/10/1924, "J. A." t. XIV, p. 370; 23/9/1929, íd. t. XXXI, p. 50; 31/5/1935, íd. t. L, p. 385, y 2/9/1935, t. LI, p. 757; 10/3/1930, "Fallos", t. 156, p. 414 y 28/9/1931, íd., t. 162, p. 258). (19) C. P. P. Bs. As., ley 11.922, arts. 36 y 43, C. P. P. Nación, art. 51; ley 24.050, art. 6; decreto-ley 1285/58, art. 24; ley 24.946, art. 33. La norma citada en penúltimo lugar prevé que la Corte conocerá "de las cuestiones de competencia y de los conflictos que en juicio se planteen entre jueces y tribunales del país que no tengan un órgano superior jerárquico común que deba resolverlos...". La inserción de una cuestión de competencia en el procedimiento de extradición puede verse, por ejemplo, en la decisión de la C. S. del 25/2/1992, en causa C. 072, que resuelve que los aspectos referentes a la viabilidad del pedido de extradición deben ser examinados en la causa principal. En la doctrina, con opinión favorable a la tesis del texto: Roque Sáenz Peña, "Extradición interprovincial", cit. Resulta ilustrativo que el art. 54 del C. P. P. Fed. mejicano de 1934 (texto vigente en 1997), establece que: “Si el tribunal exhortado estimare que no debe cumplimentar el exhorto por interesarse en ello su jurisdicción, oirá al Ministerio Público y resolverá dentro de tres días, promoviendo en su caso la competencia respectiva”. IV.(2) Los elementos puntualizados en los apartados 1ro. y 2do. del parágrafo inmediato antecedente no precisan de comentarios extensos: La legitimación otorgada al Ministerio Público Fiscal es natural consecuencia de la adopción del sistema acusatorio. En cuanto a la actuación del pretensor público en el respectivo proceso, si bien el texto no aclara si la solicitud debe cursarse a través del juez, al referirse a la extradición pasiva, el C. P. P. prescribe que las solicitu- Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 13 des de extradición “serán diligenciadas ... previa vista por veinticuatro horas al Ministerio Público, sin perjuicio de lo dispuesto por el art. 24” del mismo texto legal (art. 46), con lo cual la lógica conduce a una respuesta afirmativa. A su vez, la legitimación pasiva sin restricciones tanto de procesados como de condenados no puede merecer reparo alguno en un ámbito en el que no pueden plasmarse condenas dictadas sin haber brindado al encausado una debida audiencia. IV.(3) La perspectiva cambia en punto al régimen que en definitiva regulará la extradición en el ámbito bonaerense, particular en el que el Código Procesal Penal efectúa un reenvío al régimen legal o convencional vigente. Esta solución, aceptada por otros ordenamientos procesales provinciales (20), no resulta exenta de objeciones pese a que todas las provincias y la Nación se encuentran hoy convencionalmente vinculadas. Dejando de lado la hipótesis de una ley reglamentaria del art. 8 de la Constitución federal –no dictada hasta ahora por el Congreso Nacional- (b), la propuesta consagrada por la ley 11.922 no contempla la hipótesis de que me- die apartamiento por denuncia de una o más partes del cuadro convencional trazado por la ley 20.777, pues entonces el trámite con relación al requerimiento dimanante de un Estado apartado del ámbito convencional deberá descansar en los mecanismos de la aplicación analógica, lo cual, es obvio, tornará discutible el proce- Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 14 dimiento mismo y la solución a que se arribe. Empero, tal inconveniente hoy no existe y lo concreto es que el legislador se ha decidido por la apuntada solución. (20) C. P. P. de Córdoba, aprobado por ley 8123 de fecha 18/12/1991, art. 58; (21) Aboga por la necesidad de una legislación nacional, por ejemplo, Rodolfo Rivarola, "Enciclopedia de la Constitución Argentina", Imprenta Coni, Bs. As., 1939, p. 205. Ver también Niceto Alcala Zamora y Castillo y Ricardo Levene (h), "Derecho Procesal Penal", Ed. Guillermo Kraft Ltda., Bs. As., 1945, t. III, p. 377. IV.(4) Por convenio del 25/4/1973 entre la Nación y la Provincia de Buenos Aires (22), aprobado mediante la ley nacional 20.711 (23), se consensuaron algunos elementos básicos en materia de cooperación procesal penal. Son ellos: 1ro.) el carácter ejecutivo de toda orden de detención emanada de un tribunal con competencia penal (art. 1); 2do.) el establecimiento de los recaudos mínimos del requerimiento (art. 2); 2ro.) la duración del arresto decretado con motivo de la solicitud extraditoria (arts. 3, 4 y 5); 4to.) lo concerniente a la incomunicación del detenido y a la incautación de los objetos relacionados con el delito (arts. 6 y 7); 5to.) la legalidad de la detención efectuada por funcionarios policiales de otra jurisdicción, cuando se origina en una persecución iniciada en territorio de la otra parte contratante (art. 8). Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 15 Tal como lo ha puesto de relieve la doctrina, el Convenio prevé en síntesis que un magistrado resuelva la libertad de alguien simultáneamente a disposición de otro juez. Esa posibilidad, inspirada en el deseo de salvaguardar la libertad personal, y neutralizar restricciones prolongadas, “muestra como el principio de no injerencia de un juez en las causas tramitadas en otros juzgados, no es por cierto, inflexible. Vale decir que el legislador hizo prevalecer más el valor libertad que el valor seguridad“ (interesado éste en que los detenidos continúen siempre a disposición del juez que solicitó la captura) (24). (22) La competencia del P. E. N. para celebrar convenios con las Provincias es afirmada de consuno por la literatura especializada (vgr.: Martín López Olaciregui, “Algunas reflexiones sobre los tratados intrafederales”, “E. D.” t. 159, p. 1015). Lo mismo ocurre con la competencia de los ejecutivos provinciales para concertar en el orden federal (Néstor Hugo Laugle, “Tratados interprovinciales, Otros acuerdos interjurisdiccionales”, Revista del Colegio de Abogados de La Plata, t. XXIV, p. 54). Sobre todo esto remito a mi libro “Teoría general y derecho de los tratados intejurisdiccionales internos. Su desenvolvimiento en la estructura institucional argentina”, Depalma, Buenos Aires, 1994, passim. (23) La sanción de esta ley dio lugar a la última discusión parlamentaria en torno a la extradición interjurisdiccional. La primera se había suscitado con motivo de la aprobación del Pacto Federal en el seno de la Legislatura porteña (Ricardo Levene, “Historia del Derecho argentino”, ed. Guillermo Kraft Ltda., Bs. As., 1954, t. VIII, p. 155 y ss.). (24) Néstor P. Sagüés, “Habeas corpus”, Depalma, Bs. As., loc.cit IV.(5) El Convenio esquematizado “ut retro”, se fue incorporando al ordenamiento jurídico de todas las provincias siguiendo dos caminos: Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 16 I) la adhesión, manifestada a través de ley aprobatoria, que determina la vigencia del Convenio a partir de los 30 días contados desde la fecha de publicación de esa misma ley (art. 11 acuerdo cit.) (25); II) La incorporación, trasvasando su contenido al respectivo Código de procedimientos (26). Un modelo en cierto modo original suministra el Código neuquino, que sin llegar a la supresión de la reglamentación de orden legislativo, deja abierta la posibilidad operativa de los convenios interjurisdiccionales al prever que, por vía de acuerdo bilateral o multilateral, se deroguen normas de ley referentes al procedimiento extradicional (27). En cuanto a la jerarquía que el convenio tendrá en cada ordenamiento destaco que mientras en la Provincia de Buenos Aires su rango está parigualado con la ley, una porción importante de la normativa constitucional provincial prevé la preeminencia del tratado interjurisdiccional respecto de las leyes locales (28). (25) Listado de las Provincias que forman parte del acuerdo, con indicación de la respectiva ley aprobatoria, en "Estructura normativa del Derecho Internacional Privado”, cit., p. 595. (26) Acoto que este particular modo de insertar la normativa de fuente convencional fue adoptado por la República Oriental del Uruguay con relación al Tratado de Derecho Civil Internacional de 1940, directamente incorporado en su momento al Código Civil de dicho país hermano. (27) C. P. P. de Neuquén, art. 44: "Los tribunales solicitarán la extradición de imputados o condenados que se encuentren (en otras jurisdicciones), de conformidad a los convenios celebrados con éstas o la nación. En ausencia de ellos, el exhorto u oficio deberá acompañarse ...". (28) Escribía Arturo M. Bas que "...las Constituciones de Córdoba (art. 131), Tucumán (art. 124) y Salta (art. 148) (establecieron) que los Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 17 tribunales ... de la Provincia, en el ejercicio de sus funciones, procederán aplicando esta Constitución y los tratados provinciales como ley suprema, respecto a las leyes que haya sancionado o sancionare la Legislatura". Así, la Constitución de Entre Rios (Sección V, art. 1, según la reforma de 1909), "sin expresarse en los términos categóricos transcritos, enumera ... los tratados provinciales, con prioridad a las leyes de carácter local, al determinar las normas a que debe someterse en el ejercicio de sus funciones el Poder Judicial" ("El Derecho federal argentino", ed. Valerio Abeledo, Bs. As., 1927, t. I, p. 55). Por su parte, la doctrina contemporánea destaca que las Constituciones de Catamarca (1987), Jujuy (1986) y Santiago del Estero (1986), no hacen "sino reiterar normas mantenidas en sus anteriores cartas ... y que se refieren, en concreto, a la supremacía constitucional, que consiste en la obligación de los tribunales ... de las provincias, ... de aplicar las constituciones y los tratados interprovinciales como ley suprema respecto de las leyes que hayan sancionado o sancionen las legislaturas" (Ricardo A. Vergara, "Poder Judicial", en el volumen "Las nuevas constituciones provinciales", Depalma, Bs. As., 1989, ps. 166 y 167). Vale decir que las leyes fundamentales provinciales han marcado, desde entiguo, un rumbo distinto al seguido por la tradicional interpretación jurisprudencial norteamericana y argentina sobre el tema –equiparadora del tratado y ley desde el punto de vista del grado jerárquico- adelantándose así a la reforma de la Constitución en 1994 (remito aquí a lo dicho en el capítulo XI de "Teoría general y derecho de los tratados interjurisdiccionales internos", cit.). IV.(6) La "ratio essendi" del convenio y sus soluciones fue explicada en el mensaje que acompañó el proyecto convertido en la ley 20.711, en cuanto expresaba que la forma de proceder usual hasta ese entonces exigía "un lapso a veces prolongado" que perjudicaba "indebidamente a quien está privado de su libertad, y en otras ocasiones" conspiraba "contra la efectividad de la acción de la justicia, al permitir la inmunidad del delincuente o del procesado". Era "habitual" que el detenido obtuviera "entonces su libertad mediante la interposición del recurso de hábeas corpus, en razón de no existir causa legal de detención al no haberse recibido, al momento de esa interposición, la documentación Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. del exhorto conforme a las disposiciones 18 procesales (locales) en vigencia". "El convenio ... tiende a resolver los problemas antes señalados, instituyendo un procedimiento ágil mediante comunicación directa entre los jueces", conteniendo al mismo tiempo, "normas para asegurar los derechos y garantías de los detenidos ..." (29). En definitiva, todo se articula sobre un mecanismo operativo fundamental: conceder plena autoridad extraterritorial a la orden de detención cursada por cualquier tribunal penal del país (art. 1), cuyo contenido puede hacerse conocer por todo “medio de difusión oficial, judicial o policial” (art. 2). Consiguientemente, sin necesidad de requerimiento formal de extradición mediante exhorto u oficio, al obrar en conocimiento de la autoridad local competente la existencia de la orden de detención, corresponde que ésta se haga efectiva comunicando la aprehensión al tribunal emitente (art. 3). La situación de privación de la libertad puede prolongarse “ministerio legis” por el lapso de siete días, a la espera de la confirmación del tribu- nal requirente acerca de si subsiste el interés por la captura solicitada. Producida tal confirmación, se abre un término de diez días para que personal autorizado por el juez que decretara la detención proceda al traslado del detenido (art. 4); lapso que, tratándose de condenados, puede extenderse hasta sesenta días (art. 5). De no ser confirmada la vigencia de la detención o de no enviarse el personal encargado de la custodia du- Horacio D. Piombo: “La extradición en la ley 11.922 (Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires)”. 19 rante el traslado, la inmediata libertad de la persona detenida es el camino por seguir (art. 4). Vale decir que lo estipulado, en la medida que logra simplicidad y automaticidad, cumple con lo preceptuado por el artículo 8 de la Constitución Nacional y configura, al propio tiempo, el sistema consagrado por el Código Procesal Penal sancionado por la ley 11.922, antes receptado en la ley 10.357. (29) "Diario De Sesiones" del Honorable Senado de la Nación, año 1974, T. II, p. 2704.