Actualidad - Opinión Ley Natural y Ley Positiva EN EL CONFLICTO VÍCTIMAS DEL TERRORISMO Y VERDUGOS* S obre la situación social, política, jurídica y humana por la aplicación urgente e inmediata del “fallo” –mejor que la “sentencia”- del Tribunal de Estrasburgo, podrían hacerse más de una tesis doctoral. Por nuestra parte, de momento, sin entrar en pormenores de la manifestación en la plaza de Colón de Madrid el 26 de octubre de 2013, y en los efectos preelectorales que se vislumbran, parto de unas reflexiones de orden iusfilosófico. No “interesadas”. Desde el “cántico sobre la lluvia”, repetido por el titular gubernamental máximo ausente en la manifestación. O la añeja afirmación de Ortega y Gasset en tanto en cuanto atiende que “ante una norma, o un hecho en el que brote la confusión, en el fondo subyace una injusticia”. “Toda norma jurídica está presidida –como decía Elías Tejada en su “Tratado de Filosofía Jurídica”- por la noción de lo justo”, y la averiguación de lo justo es función propia de la norma reflexiva, y en este sentido se podría estimar lo “injusto” del “fallo” de Estrasburgo, de deshacer la doctrina Parot, con un cambio torticero, confundiendo la delimitación de las penas, múltiples, de unos mismos sujetos activos, con la “ejecución” que corresponde a los tribunales españoles. A pretexto de un viejo artículo del Código Penal de 1973, cuando nuestros Tribunales Supremo y Constitucional habían marcado unas pautas equilibradas. Los puntos neurálgicos de dicho “fallo”, en lo profundo del tema, son los siguientes: Primeramente, ha habido, subrepticiamente, un proceso de revisión de muchas sentencias, en cuanto tales y en su ejercicio, que corresponde a las jurisdicciones nacionales y no al llamado “Tribunal”, que viene a ser “gendarme político”, sin audiencia a los interesados –las víctimas del terrorismo o de las violaciones múltiples-. Los hechos anteriores, coetáneos y posteriores al “fallo”, no pueden dar la hoja de ruta emprendida por el ex Presidente Rodríguez Zapatero para el logro de una tregua, y que está detallada en las actas de ETA. Hasta llegar a la sustitución del juez nacional Borrajo por López Guerra. La postura de éste ha debido ser claramente decisiva para ese virtual proceso de revisión, y fraude de ley al convertir el “fallo” en un “indulto general” prohibido por la Constitución Española (Mendizábal Allende). MILITARES 105 Pág 32 JULIO 2015 En segundo lugar, iusfilósofos como Hernández Gil o Recasesns Siches, al tratar de la justicia la sitúan en el contexto de la dignidad de la Persona. Ahí está su grandeza y los límites para el Derecho. Incluso en la propia norma positiva –v. el artículo 24 de la Constitución- se marca la “tutela judicial efectiva”. Se ha desconocido a las víctimas. Y ese precepto constitucional prevalece sobre el art. 10.2 respecto a los tratados internacionales y a cualquier fallo de un organismo o tribual exterior. (Así ha ocurrido en Inglaterra, Francia, Italia, Alemania y otros países). Ahora se le quiere, en un Estatuto, a posterior, fijar audiencias y revalorizar pensiones o indemnizaciones (en Inglaterra no se cumplió el “fallo” de Estrasburgo y se ha seguido la ley que impide el derecho de voto a los presos. En España, lo de Rumasa tampoco). En tercer lugar, los Principios generales del Derecho –art. 6 del Código Civil- pudieron haber sido criterio modulador para el “fallo”. Cosa que se ha podido advertir, dentro de la versión que dio el secretario del Tribunal de Estrasburgo, en los votos particulares, frente a una ideologización que desbordaría el pensamiento de Max Scheler: “no hay ideas sin hechos, ni hechos sin ideas”. En cuarto lugar, ha faltado en el “fallo” esa argumentación persuasoria de que hablaba Perelmann como pedagogía o explicación respecto a las víctimas, que se ha convertido en “persecutoria”. Y por lo que se refiere a las autoridades judiciales y a las gubernamentales, ha faltado la prudencia. Y ha prevalecido la inmediatez y la urgencia en la ejecución de las penas, pese a la negligencia de los legisladores para las modificaciones legales pertinentes en diversos momentos en que pudieron hacerse. Actualidad - Opinión E n q u i n t o l u g a r, podríamos aportar otras consideraciones sobre los valores que siempre han de acompañar a las decisiones judiciales, especialmente cuando se trata de problemas de Derecho o doctrina c o m p a r a d o s ( v. nuestros trabajos “El Derecho Natural soviético”, “Una concepción dinámica del Derecho Natural” y “El Derecho Natural en la posguerra”). En nuestros estudios sobre la criteriología democrática de los teólogos del siglo XVI, a los que suelen acudir los juristas ingleses, hay unas posiciones muy claras sobre el ciudadano como sujeto de los derechos humanos, las leyes injustas, sobre los tiranos, y la arbitrariedad, y los pueblos titulares de la soberanía popular. Frente a la libertad, dignidad y justicia a que son merecedoras las víctimas del terrorismo. El constitucionalista Ruiz de Miguel así lo entiende. Y el criminólogo Berástegui afirma que “allí donde domina el terrorismo, se anula la voz y la palabra”. El testimonio de las víctimas, su dolor y su fuerza es una contribución a la convivencia universal. En sexto lugar, en el propio Convenio Europeo hay diversos preceptos que permiten una suspensión de la tramitación para que la ejecución de las penas, que ha de ser de competencia de las jurisdicciones nacionales impida a posteriori el recurso de nulidad, sea por la Fiscalía General del Estado, sea por propios afectados. Es una explicación fáctica de situaciones o conflictos paralizados o incompletos, y es además un ejemplo de que en la propia norma positiva hay base para aplicar los criterios de la ley natural en su concepción dinámica. “El Collar de la Justicia” que fue pintado en 1924 por José Garnelo omo parte de los trabajos de reconstrucción del Palacio de Justicia Se ha podido cometer con grave error, tanto por Estrasburgo como por la Audiencia nacional, así como por el Gobierno español. Me refiero a que la sentencia tenía un destinatario concreto, la etarra Isabel. Se aplicó extensivamente a otras sentencias por lo que se pudo caer en la nulidad procesal reseñada. Además del antecedente de Rumasa es de recordar el auto de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo del 9 de diciembre de 2002 en el asunto del coronel Perote, estimándose que las sentencias de Estrasburgo son meramente declarativas. La cuestión tiene interés, además, a la vista de la no c o n t i n u i d a d e n e l Tr i b u n a l d e Estrasburgo de los Magistrados García Valdecasas, Francisco L. Borrajo, este último sustituido por el posterior y no recusado López Guerra. Por el contrario, como tiene escrito Muro de Iscar, “los magistrados han aplicado la ley al milímetro, pero no han tenido en cuenta a las víctimas”. ¿Esto podía darse en el caso de la aparición de los causantes del “holocausto” o de “los MILITARES 105 Pág 33 JULIO 2015 genocidios contemporáneos”? ¿cabría una amnistía encubierta o una reinserción fraudulenta? Las Víctimas somos todos. Los objetivos de los terroristas son, además, dirigidos a la pérdida de la Unidad de España, es decir, frente a la soberanía nacional, que no puede ser inferior a la pretendida por un tribunal no estrictamente jurídico (“Entre todos la mataron ella sola se murió”). Que Dios ayude. Los efectos preelectorales y las exigencias pro-etarras vendrán después. Imprevisible. *Este seguimiento filosóficojurídico va en homenaje y recuerdo a las Víctimas del Terrorismo, singularmente a los miembros de las Fuerzas Armadas, Guardia Civil y de Orden Público. JESÚS LÓPEZ MEDEL Consejero Togado del Aire (R)