Apuntes de metafísica: Aristóteles Apuntes de metafísica: Aristóteles Presupuestos de la filosofía aristotélica La mayoría de las críticas que dirigía Aristóteles hacia la filosofía de Platón tenían su origen en la separación que éste establecía entre el mundo sensible y el mundo inteligible. Aristóteles niega esta separación, y afirma que los individuos sensibles son completamente reales. La esencia de las cosas está en las cosas mismas, en ellas debe haber algo que las hace inteligibles, a pesar del cambio. Para Parménides y Platón el mundo sensible era ininteligible porque estaba sometido al cambio, que implica contradicción. Si quiere afirmar la realidad e inteligibilidad del mundo sensible, Aristóteles tendrá que explicar cómo es posible el cambio, sin contradicción. Ser en acto y ser en potencia. La clave para la explicación del cambio la encuentra Aristóteles en su distinción entre ser en acto y ser en potencia. Para Aristóteles el ser no tiene sólo un sentido, sino que ‘se dice de muchas formas’. De ese modo Aristóteles distingue el ser en acto del ser en potencia. El ser en acto de algo es lo que esa cosa es actualmente. El ser en potencia, por el contrario, es lo que la cosa puede llegar a ser. Una persona puede ser en acto estudiante de medicina, pero en potencia es un médico, pues puede llegar a serlo. No podemos ser cualquier cosa en potencia. Lo que algo es en potencia depende de lo que ya es en acto. Un cachorro de tigre no es una jirafa en potencia. Con estos nuevos conceptos, Aristóteles puede dar una definición del cambio que no supone contradicción. El cambio no será un paso de no‐ser al ser, sino un paso del ser en potencia al ser en acto. Si la semilla cambia y se convierte en árbol, es porque la semilla ya era, aunque en potencia, un árbol. Al producirse el cambio, lo que era en potencia pasa a ser en acto. Podemos decir que el cambio es la actualización de una potencia. Esta definición de cambio no supone contradicción, pues las cosas no se convierten en algo que no son en absoluto, sino en algo que no son actualmente, pero sí en potencia. 1 Apuntes de metafísica: Aristóteles Condiciones del cambio Aristóteles ha conseguido dar una definición del cambio que no hace referencia al no‐ ser. Esto significa que el cambio es posible. Pero además de posible, el cambio es real, por lo que deben darse ciertas condiciones si es que debe existir el cambio. Estos requisitos del cambio con la materia, la forma y la privación. 1. La materia: si el cambio ha de ser real, entonces es necesario que haya algo que permanezca a lo largo del mismo, debe haber algo que ‘sostenga’ el cambio, o lo que es lo mismo, un substrato del cambio. Si el niño que se ha convertido en adulto sigue siendo la misma persona es porque hay algo que permanece a pesar del cambio. Un mismo trozo de plastilina puede convertirse en muchas cosas, pero lo que tienen en común todas ellas es que están hechas con la misma porción de plastilina. Para Aristóteles, el substrato de todo cambio es la materia, y ese substrato es necesario, pues para que algo pueda cambiar ha de ser material. 2. La forma: Lo que hace que un fragmento de materia sea una cosa u otra, es la forma que adquiere. Un mismo bloque de bronce puede convertirse en una estatua de un oso o de una persona. Depende, pues, de la forma que tome esa materia. Si la materia no tuviera forma alguna (cosa impensable, por otra parte), tampoco cambiaría, pues lo que cambia tiene que tener una forma y pasar a tener otra. 3. Privación: todo lo que cambia tiene una materia y una forma, pero nada puede convertirse en cualquier cosa. Una semilla de abeto no puede convertirse en un canario. De alguna manera, la forma nueva que toma algo después de haber cambiado, ya estaba presupuesta al principio. La semilla no tiene la forma de abeto, luego no es un abeto. Pero no decimos que no es un abeto en el mismo sentido que decimos que no es un jaguar, pues la semilla sí puede ser un abeto, pero no puede ser un jaguar. La forma ‘abeto’ está conectada con la forma ‘semilla’. A esa relación la llama Aristóteles privación. Sólo podemos estar privados de aquello que no tenemos, pero que nos pertenece. Un ser humano puede estar privado de libertad, porque la libertad le pertenece. Pero una radio no puede estar privada de libertad. Hilemorfismo Aquello que existe por sí mismo, lo llamamos Substancia. Así, el color verde no es una substancia, pues no existe por sí mismo, sino siempre en otra cosa. Substancia es, por ejemplo, una mesa, que puede ser verde o no. Para Aristóteles los individuos concretos y sensibles son substancias. Platón negó que los individuos concretos y sensibles fueran sustancias porque estaban sometidos al cambio. Aristóteles ha demostrado que el cambio no es contradictorio, pues no supone un paso del no ser al ser, sino simplemente del ser en potencia al ser en acto. Si las substancias sensibles son reales y están sometidas al cambio, entonces han de cumplir los requisitos del cambio. Por esta razón las sustancias deben ser compuestos de materia y forma, de otro modo no podrían cambiar. La materia es aquello de lo que están hechas las substancias. Ante una mesa, por ejemplo, podemos preguntarnos de qué materia está hecha. La respuesta podría ser: madera. Hasta aquí estamos usando el concepto de ‘materia’ en sentido relativo, pero podríamos seguir preguntando: ¿y de qué está hecha esa madera? Un químico podría decirnos exactamente los materiales de los que está hecha esa madera: contendrá carbono, hidrógeno, etc. Pero a su vez, podemos seguir preguntando de qué están hechos esos elementos. El físico nos dirá que de átomos, que a su vez están hechos de electrones, 2 Apuntes de metafísica: Aristóteles protones y neutrones, que a su vez están hechos de… La serie seguirá hasta que encontremos algo que no esté hecho de nada. Esto es la materia primera, que es aquello de lo que todo está hecho. Este es el sentido absoluto del concepto de ‘materia’. La forma de una substancia es la configuración que adquiere la materia. Todas las cosas están compuestas por la materia prima de la que acabamos de hablar. Pero lo que hace que haya una variedad de cosas es que esa materia es capaz de adquirir diversas formas. Según la forma que adquiera será una cosa u otra. Por ello lo que es cada cosa depende de qué forma tiene. La esencia de las cosas es su forma. Aquí Aristóteles se separa de Platón, pues en vez de sostener que hay un mundo de esencias separado del mundo de las cosas sensibles, Aristóteles hace que las esencias de las cosas estén en las cosas mismas: son su forma. La teoría hilemórfica de Aristóteles tiene ciertas consecuencias interesantes: 1. La forma es elemento inteligible de la sustancia. La forma nos da la esencia de las cosas. Pero este esencia no pertenece a un mundo de ideas separado, sino que está en la misma substancia. Por ello las sustancias sensibles en Aristóteles no son ininteligibles en sí mismas, sino que tienen un elemento inteligible: la forma. 2. La forma es lo que hace que diversas substancias compartan una esencia, es lo universal en la substancia. Si podemos decir de varias mesas que todas ellas son mesas es porque comparten algo. Evidentemente no comparten la materia, sino la forma. Todas tienen en común ciertos rasgos formales que, al ser seleccionados, forman el concepto abstracto ‘mesa’, que es universal, pues puede aplicarse a una infinidad de cosas. 3. Lo que conocemos de la substancia es la forma. Al conocer una substancia, la materia de la que está hecha no puede ‘entrar’ en nuestra mente. Lo que la mente capta es la forma, del mismo modo que el pintor no pinta la materia de las cosas, sino únicamente su forma. Por ello cuando conocemos una substancia, lo que estamos conociendo es su forma, o lo que es lo mismo, su esencia. La forma es lo cognoscible de las cosas, pues la materia no podemos captarla a través de los sentidos. 4. La materia es lo que individualiza a la substancia. Lo que hace que varias cosas sean la misma es la forma. Por ello varias mesas son todas ellas mesas porque comparten una forma. Sin embargo cada una de ellas es un individuo concreto, no por la forma, sino por la materia. Lo que hace que esta mesa sea un individuo distinto de aquélla otra, es que no están hechas de la misma materia. 5. La materia prima es indefinible porque carece de forma, se concibe como la mera posibilidad de recibir una forma. Definir una substancia es enunciar los rasgos que hacen que sea lo que es, o lo que es lo mismo, es definir su esencia. La esencia de las cosas reside en su forma, pues dependiendo de la forma que adquiera algo, será una cosa u otra. La forma la percibimos por los sentidos y por un proceso de inducción, elaboramos en la mente un concepto universal (que no existe fuera de nuestra mente, como pensaba Platón), a partir del cual podemos dar una definición. Pero la materia primera no puede ser definida. La razón es que la materia prima no tiene forma, no tiene ningún aspecto. Nunca podremos observar mediante los sentidos la materia prima, pues todo lo que observamos tiene alguna forma y por lo tanto ya no es materia prima, sino un objeto compuesto de materia y forma. Si la materia prima no tiene forma, entonces tampoco puede ser definida ni tiene esencia alguna. Pero la materia no es la nada, eso sería contradictorio. La materia lo es todo 3 Apuntes de metafísica: Aristóteles en potencia, es la pura posibilidad de recibir una forma. Todo lo material, en consecuencia, se encuentra siempre en disposición de cambiar de forma. 6. No puede darse materia sin forma. Esto se desprende de lo anterior, pues si hubiera en la naturaleza una materia sin forma, habría algo que no es nada, lo que es contradictorio. La materia siempre aparecerá con alguna forma, por simple que ésta sea. Las cuatro causas Hemos visto que para Aristóteles el cambio es posible porque no supone el no ser, sino simplemente el ser en potencia. Los requisitos del cambio se cumplen, pues las sustancias materiales son compuestos de materia y forma. Pero todo esto sólo nos indica que las cosas cambian y que ese cambio es real, pues es concebible sin contradicción. Pero queda explicar ese cambio. Para Aristóteles la ciencia se ocupa de causas. Conocemos completamente algo cuando conocemos sus causas. Por eso hay que determinar todas las causas que influyen en el cambio de las cosas. Hay que tener en cuenta que cuando Aristóteles habla de ‘causas’ no está pensando en lo mismo que nosotros. Nosotros solemos entender por ‘causa’ lo que Aristóteles llamaba causa eficiente, que explicaremos a continuación, pero en Aristóteles hay más causas a parte de la causa eficiente. Las dos primeras causas del cambio ya nos son familiares. Se trata de la casa material y la causa formal. Si algo cambia es porque hay una materia que cambia, y si cambia es porque tenía una forma y ahora tiene otra. En el caso de la fabricación de una estatua, por ejemplo, la causa material sería el bronce (si está hecha de bronce) y la causa formal la figura de la estatua (un hombre lanzando un disco, por ejemplo). Pero la causa material y la causa formal no bastan para explicar el cambio. Por ello Aristóteles recurre también a la causa eficiente. Esta causa tiene que ver con quién produce el cambio. En el caso de la estatua, la causa eficiente es el escultor. Por fin tenemos la causa final. Todo cambio tiene algún fin y conocer ese fin es necesario para tener una comprensión completa del cambio. Si pretendo comprender completamente la estatua, me preguntaré de qué está hecha (mármol), qué es (estatua de una figura humana), quién la ha hecho (el escultor) y para qué se ha fabricado (adorno). 4 Apuntes de metafísica: Aristóteles Cambio artificial y cambio natural El ejemplo que hemos puesto de cambio en el epígrafe anterior es un caso de cambio artificial. En el cambio artificial, la causa eficiente y la causa final son extrínsecas a la substancia cambiante. Esto significa que no es la cosa misma la que cambia, sino que es alterada por alguien externo a ella, que será a causa eficiente del cambio, en este caso el escultor. En efecto, el escultor es algo extrínseco al bloque de mármol, que por sí mismo nunca se convertiría en estatua. A su vez, la causa final, que en este caso sería una finalidad artística, tampoco depende del bloque de mármol, sino que le es impuesta a éste desde fuera, por el escultor. Por el contrario, en el cambio natural, la causa eficiente y la causa final son intrínsecas a la cosa misma, depende de lo que ella es y no de otra cosa. Por ello decimos que en el cambio natural la causa eficiente y la final se identifican con la causa formal. Veamos un ejemplo. Tomemos el caso del desarrollo de un niño hasta convertirse en adulto. La causa eficiente del cambio tiene que estar en el niño. Lo que mueve al niño hacia la adultez es su propia naturaleza. El niño se convierte en hombre porque ya era un hombre, aunque sólo en potencia. Si el niño era un hombre es porque tenía la forma ‘hombre’. Por ello la causa eficiente de su madurez es su causa formal. Lo que hace que las cosas cambien de manera natural es lo mismo que hace que sean esto o aquello. Al soltar una tiza y caer ésta hacia el centro de la tierra, no hay nada externo a ella que la haga caer, la única causa eficiente de su movimiento es que es una tiza. Si fuera humo, en vez de caer, ascendería. De este modo, la forma de las cosas determina que se muevan de un modo o de otro, es su causa eficiente. En los cambios naturales, la causa final tampoco es extrínseca a la substancia, sino intrínseca, es decir, depende de la propia substancia, no le es impuesto desde fuera. En el caso del niño que se convierte en hombre, la finalidad del cambio es que la esencia ‘hombre’ que en el niño está todavía en potencia, llegue a desarrollarse de forma completa. De este modo, la finalidad del cambio es la propia forma que busca actualizarse completamente. Las cosas no son lo que son completamente y desde el principio, sino que se van desarrollando. Ese desarrollo no es sino un despliegue de su esencia. Por ello Aristóteles dice que en los movimientos naturales, la causa final, la eficiente y la formal se identifican. 5 Apuntes de metafísica: Aristóteles El primer motor Para Aristóteles el análisis del movimiento ha de llevarnos a la causa última del mismo. El punto de partida para encontrar la causa última del movimiento es la tesis de que todo paso de la potencia al acto requiere algún principio en acto. Es decir, para que algo pase de ser en potencia a ser en acto (cambio), debe haber previamente algo en acto. Esto significa que todo cambio ha de tener una causa. Así, para todo objeto que se mueve, debe haber otro que sea causa de su movimiento, que será su motor. El problema es que ese objeto estará, a su vez, en movimiento, por lo que tendremos que buscar una causa anterior, y así hasta el infinito… ¿o no? Evidentemente la serie no puede ser infinita, pues si no hubiera un primer motor que pusiera en movimiento al resto, no observaríamos ningún movimiento. Es como si viéramos pasar un tren. Cada vagón es arrastrado por otro, pero, por largo que sea el tren, sabemos que debe haber algún vagón primero que arrastre al resto. Parece claro que tiene que haber un primer motor. Pero este primer motor no puede estar él mismo en movimiento, pues si lo estuviera, necesitaría de otra cosa que fuera causa de su movimiento y entonces ya no sería él el primer motor. En consecuencia, el primer motor mueve a todo lo demás, pero lo hace sin moverse él mismo. Es inmóvil. Tampoco puede el primer motor empezar a mover al resto de cosas o dejar de hacerlo, pues empezar a hacer algo o dejar de hacerlo supone un cambio, y hemos dicho que el primer motor no puede cambiar. En consecuencia, el primer motor es también eterno. De todo lo dicho se sigue que el primer motor no puede ser material. Si fuera material podría cambiar, pues la materia ha sido definida como la posibilidad de adquirir una forma. Todo lo material está sujeto al cambio y por lo tanto puede ser alterado. El primer motor, por ello, ha de ser inmaterial. Si es inmaterial sólo queda algo que pueda ser: forma. Las sustancias sensibles son un compuesto de materia y forma. El primer motor no es material, luego debe ser una forma pura. Si las cosas pueden ser algo en potencia es porque la materia que las constituye puede adoptar otras formas. Pero si son algo en acto es porque tienen actualmente una forma y no otra. Si el primer motor es una forma pura, sin materia, también será un acto puro. No hay en él ningún ser en potencia, pues no puede cambiar. Si el primer motor es acto puro, ¿qué tipo de acto es? La respuesta de Aristóteles es que la única actividad compatible con las características que hemos enunciado es el pensamiento. La materia no es pensable, pues, como dijimos más arriba, lo inteligible – pensable‐ de las cosas es la forma. Lo único que puede captar el pensamiento de las cosas es la forma así que forma y pensamiento están emparentados. ¿Y en qué piensa el motor inmóvil? El motor inmóvil no puede pensar en cosas que cambien, pues entonces estaría cambiando él mismo. El único objeto de pensamiento posible para el motor inmóvil es él mismo. Por ello dice Aristóteles que el motor inmóvil es ‘pensamiento de pensamiento’. Si el Primer motor ha de ser la causa última de todo movimiento, debe identificarse con alguna de las causas enunciadas más arriba. Evidentemente no es la causa material, pues el primer motor es forma pura. Tampoco es la causa formal de las cosas, pues la forma de las 6 Apuntes de metafísica: Aristóteles cosas sólo se da en composición con su materia. El primer motor tampoco puede ser la causa eficiente, pues las causas eficientes han de ser materiales y por lo tanto al mover, también se mueven ellas mismas. La única forma en la que puede mover el primer motor sin ser movido es como causa final. El primer motor sería el fin al que tienden todas las cosas, el objeto de deseo último que, como causa final, estimula a toda la naturaleza a desarrollar sus potencialidades. Resumen corto de Aristóteles Para Aristóteles no hay un mundo inteligible separado del mundo sensible, sino que lo que existe son sustancias concretas. Para defender ésto, debe Aristóteles dar una explicación del cambio que no recura al no‐ser. Para ello distingue entre ser en acto y ser en potencia. El cambio sería el paso del ser en potencia al ser en acto, por lo que no se interviene el no‐ser. Para que este cambio sea posible hace falta una materia que sea el substrato del cambio y una forma, pues lo que cambia de la materia es la forma que tiene en acto. Un tercer requisito del cambio es la privación. En efecto, si un objeto cambia es porque su forma actual no es la definitiva, sino que hay otra forma, de la que está privado y que va a adquirir. Por todo lo dicho, si las sustancias individuales son reales y están sometidas al cambio, entendido éste como la actualización de una potencia, se sigue que las sustancias individuales son un compuesto de materia y forma. La materia sería aquello de lo que está hecha una substancia, que en último término sería la materia prima, que en sí misma es incognoscible. La forma sería lo que ordena la materia y la configura de tal manera que la hace ser una cosa u otra. Así, la esencia de una cosa, lo que ella es, depende de su forma, no de la materia prima con que está hecha (que es igual para todos los seres materiales). Materia y forma, sin embargo, no explican suficientemente las causas de los movimientos. Es necesario entonces distinguir cuatro causas. Las dos primeras serían la causa material y la causa formal. Las dos siguientes serían la causa eficiente y la causa final. La causa eficiente hace referencia al agente que produce el movimiento y la causa final a la finalidad del mismo. El cambio puede ser artificial o natural. En el cambio artificial la causa eficiente y la causa final son extrínsecas, es decir, no dependen del objeto que cambia. Por ejemplo, cuando un escultor esculpe una estatua en un bloque de mármol, la causa eficiente no es el mármol ni la estatua, sino el propio escultor. La finalidad tampoco depende del mármol que cambia, sino que también le viene impuesta desde fuera. En el cambio natural, sin embargo, la causa final y la eficiente son intrínsecas al objeto que cambia, lo que significan que dependen de su propia esencia. Por ello dice Aristóteles que en el cambio natural la causa final y la causa eficiente se identifican. Todo lo que cambia, en consecuencia, tiene una causa. Pero entonces debe haber una causa primera de todo el cambio que, a su vez, no cambie. Aristóteles argumenta entonces que hay un Primer Motor inmóvil que mueve a la naturaleza desde toda la eternidad. Este primer motor es inmaterial, pues de lo contrario podría moverse. Si carece de materia, entonces es forma pura, y tampoco hay en él ningún ser en potencia, pues no puede cambiar, por lo que es acto puro. El acto de este Primer Motor debe ser intelectual, por lo que Aristóteles dice que es puro pensamiento y que lo que piensa es a sí mismo. Este motor inmóvil mueve sin ser movido porque mueve como causa final. 7