Estructuras Tradicionales y Actuales para la Conservación y el

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Estructuras Tradicionales y Actuales para la Conservación y el Cultivo de los Suelos Land Care In Desertification Affected Areas From Science Towards Application Estructuras Tradicionales y Actuales para la Conservación y el Cultivo de los Suelos Costas Kosmas Nicholas Yassoglou Aikaterini Kounalaki Orestis Kairis Colección de folletos: C Número: 2 Figura 1. Típico ejemplo de terrazas en un terreno con pendiente de la Europa mediterránea Introducción La construcción de terrazas es una de las técnicas de conservación y de cultivo de los suelos tradicionalmente utilizada para la lucha contra la desertificación. Esta práctica se aplica para evitar el exceso de escorrentía en los terrenos con pendiente, que puede causar graves problemas de erosión. La construcción de terrazas consiste en la preparación de superficies relativamente llanas de tamaño razonable para permitir el cultivo en zonas con pendiente. Esto se consigue mediante la excavación de franjas de terreno paralelas a las curvas de nivel y la acumulación del material extraído inmediatamente debajo de esas franjas, lo que transforma la ladera natural en un entorno antropogénico en forma de escalera. En general, las terrazas permiten un mejor manejo del suelo y del agua, mejoran el acceso al terreno y facilitan los trabajos agrícolas. Las terrazas agrícolas son uno de los elementos más característicos los paisajes montañosos y accidentados. Las terrazas cubren laderas en toda África, especialmente en Etiopía, alcanzan una dimensión monumental en los Andes peruanos y ascienden de manera vertiginosa en el Himalaya. En zonas de montaña de China, Japón y el sudeste asiático se han creado terrazas para el cultivo en regadío del arroz que son prodigios de ingeniería hidráulica. Las terrazas también son muy comunes en la Europa mediterránea. Se extienden hacia el norte hasta llegar a Alemania, generalmente para el cultivo de la vid. El valle del Duero, en el norte de Portugal, también presenta muchas zonas de terrazas, mientras que en el sur de Portugal son menos utilizadas. Aunque en la región de la Alpujarra la construcción de terrazas es un arte, en la mayor parte de España no son muy frecuentes. En Cerdeña, el uso de terrazas está poco extendido, posiblemente porque los derechos de propiedad no favorecen que los agricultores se esfuercen por mejorar sus tierras. Las principales zonas aterrazadas de Cerdeña se encuentran en las inmediaciones de Bosa, una región densamente poblada en la que se cultiva el olivo, y en Barbarian. Las terrazas son también muy comunes en el Pirineo oriental, Provenza, Liguria, Croacia, Creta, las islas del Egeo y Mallorca. Aunque las terrazas son todavía una «tradición viva», el arte de su construcción es casi tan antiguo como la propia agricultura y se considera como una técnica fundamental para muchas civilizaciones antiguas. Las terrazas son una antiquísima técnica de cultivo y de protección del suelo en las zonas montañosas. Diversos estudiosos han situado la invención de las terrazas en diversos períodos históricos, sin disponer de suficientes pruebas para ello. Van Andel opina que la erosión del suelo en el sur de la Argólida (Grecia) fue controlada por medio de terrazas a finales de la Edad de Bronce, pero los muros de las terrazas micénicas no han podido ser datados todavía de forma fiable. En las zonas de monte dedicadas al olivar (con pendientes que suelen superar el 6 %) de la isla de Lesbos se construyeron, hace cientos de años, terrazas consolidadas con piedras. Se han construido cuidadosamente terrazas individuales en forma de media luna dedicadas a un sólo árbol, así como terrazas lineares que siguen las curvas de nivel (Figura 2). Se calcula que la longitud de los muros de piedra que forman estas terrazas alcanza los 45.000 kilómetros. Se pueden encontrar terrazas similares en otras partes de Europa, como en Toscana, donde esa forma de media luna es también habitual. Figura 2. Terrazas individuales en forma de media luna dedicadas a un sólo olivo, construidas hace cientos de años en la isla de Lesbos En los últimos sesenta años, la nivelación de tierras y la construcción de terrazas ha adquirido una gran importancia en la agricultura europea. En muchos países, como Italia, Hungría, Portugal, España o Grecia, las técnicas de nivelación y aterrazamiento se han aplicado sobre todo al cultivo de la vid y del olivo. La superficie de cultivos de secano, como el almendro, la vid y el olivo ha aumentado rápidamente, incluso en las zonas marginales, alentada por las medidas adoptadas en el marco de la Política Agrícola Común (PAC). Esto ha llevado a un incremento de la nivelación y el aterrazamiento en zonas montañosas, con el fin de reducir la pendiente y adaptar los terrenos a las técnicas actuales de mecanización de los cultivos. •
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Disminución de la pendiente para mejorar el acceso al terreno y facilitar los trabajos agrícolas. Eliminación de piedras que puedan interferir con el cultivo. Disminución de la escorrentía superficial y aumento de la absorción por parte del suelo durante lluvias fuertes. Control de la erosión del suelo en terrenos con pendiente. Razones del cultivo en terrazas La principal razón y ventaja del aterrazamiento es la conservación del suelo y el agua (figura 3). Las terrazas reducen tanto la cantidad como la velocidad del agua que discurre sobre la superficie del suelo, lo que reduce en gran medida la erosión. De este modo, las terrazas permiten intensificar el cultivo. La erosión del suelo es uno de los principales procesos de degradación y desertificación en las zonas montañosas del Mediterráneo. La erosión del suelo acarrea no sólo la eliminación de las partículas del suelo, sino también la pérdida de materia orgánica y nutrientes para la vegetación. La erosión disminuye la productividad de las tierras agrícolas, causa contaminación de los cursos de agua y reduce los volúmenes almacenados en las reservas de agua superficiales y subterráneas. El aterrazamiento se considera una técnica importante para reducir la erosión en zonas montañosas. Los principales objetivos de la construcción de terrazas se pueden resumir así: • Redistribución del suelo en terrenos con pendiente en los que la profundidad del suelo sea pequeña o moderada. • Aumento de la profundidad de suelo disponible para que las raíces absorban nutrientes y agua. Figura 3. Ejemplo de terraza que permite conservar el suelo y el agua en zonas con pendiente El aterrazamiento suele estar integrado en la construcción de embalses, puesto que las terrazas se diseñan pensando en mejorar el flujo de agua hacia la zona de captación. Las terrazas también previenen el aterramiento de los embalses y evitan así que se reduzca su eficacia. El diseño adecuado de las terrazas favorece la conservación del agua en el suelo al reducir la escorrentía y permitir así la infiltración (figura 3). Las técnicas modernas de aterrazamiento, sin embargo, consisten en la construcción de bancales o caballones de poca pendiente para: a) dar más tiempo para que el agua se infiltre en el suelo y b) desaguar el exceso de lluvia a velocidades que no provoquen erosión Descripción de los sistemas de terrazas antiguos y modernos Las técnicas de construcción de terrazas han ido cambiando a lo largo de la historia. Antiguamente, se creaban una serie de bancales prácticamente llanos o paratas, estructuras en forma de escalera que presentaban taludes casi verticales, protegidos en general por un muro de piedra. Estas estructuras, estrechas y con bordes escalonados, hacían difícil o imposible el cultivo con aperos de labranza convencionales. Hoy en día, las técnicas modernas de aterrazamiento consisten en la construcción de bancales o caballones con poca pendiente para que el exceso de lluvia pueda evacuarse de los campos a velocidades que no provoquen erosión. Estas estructuras tienen suficiente anchura para ser cultivadas, sembradas y cosechadas con maquinaria ordinaria. Las terrazas se pueden clasificar como sigue: • Las terrazas abancaladas son paralelas entre sí, ya sea siguiendo líneas rectas o, lo que es más habitual, las curvas de nivel. • Las terrazas entrelazadas suben en zigzag por la pendiente, unidas entre sí por sus extremos, de modo que los animales y aperos puedan pasar de una a otra con mayor facilidad. • Las terrazas individuales se construyen mediante muros de media luna que proporcionan así una especie de bolsa de suelo para las raíces de un olivo, un castaño o un árbol frutal. • Las terrazas de base amplia o campos aterrazados son superficies relativamente rectangulares que tienen una parte por encima del nivel original del terreno y la otra por debajo. •
Las terrazas aluviales, construidas en el fondo de los valles o en los lechos de los ríos, se utilizan a menudo como evidencia de erosión. Las terrazas escalonadas modernas se construyen moviendo el suelo lateralmente, o lateral y longitudinalmente, mediante maquinaria pesada como una pala excavadora. Las terrazas individuales y entrelazadas son, por lo general, estructuras tradicionales que pueden ser construidas en zonas con suelos poco profundos formados sobre una roca madre consolidada. Las terrazas de base ancha se emplean principalmente para conservar el agua, en zonas donde la lluvia es escasa y/o cuando el suelo tiene una tasa de infiltración suficientemente alta, de manera que la escorrentía no superará la cresta de la terraza. Las terrazas aluviales se construyen en el fondo de los valles o en los lechos de los ríos, con el objetivo de reducir la erosión y estudiar la acumulación o el arrastre de sedimentos por los ríos. precipitaciones, la pendiente y el tipo de cultivo. El mejor intervalo vertical (VI, en metros) puede ser estimado mediante la fórmula del Servicio de Conservación de Suelos de los EE. UU.: VI = xS + y Donde x es un factor que depende de las lluvias, S es la inclinación de la pendiente (en %) e y es un factor que recoge la influencia del suelo y del cultivo. Este servicio recomienda valores de x e y de 0,12–0,24, y 0,3–1,2, respectivamente. El intervalo horizontal (HI, en metros) puede calcularse a partir de la ecuación: HI = (VI/S)*100 En las tierras cultivadas sin ayuda de maquinaria, el intervalo horizontal puede ser considerablemente menor al que se utilizaría para la agricultura mecanizada. Diseno y construccion de terrazas modernas Las terrazas que se construyen en la actualidad son principalmente de tipo bancal o de base amplia. El campo que se va a aterrazar suele desbrozarse, los antiguos surcos se rellenan y los pequeños caballones se allanan antes de comenzar los trabajos. La mejor distancia entre las terrazas es aquella que, al mismo tiempo, facilita el cultivo y permite luchar contra la erosión. Para una pendiente dada, cuanto más permeable es el suelo, menos intensa es la lluvia y más resistentes a la erosión son los cultivos, más anchas se pueden construir las terrazas. Por lo general, no se recomienda que esta distancia sea inferior a 30 metros. El intervalo vertical entre dos terrazas adyacentes (figura 8) se determina principalmente en función de las Figura 4. Características de construcción de las terrazas abancaladas Gestion de terrazas En la Europa mediterránea, las terrazas se destinan principalmente al cultivo de cereales, hortalizas, vid y olivo. Los olivos, las vides y el cereal pueden compartir una misma terraza. Las pequeñas terrazas individuales suelen dedicarse al cultivo del olivo y de árboles frutales. En las terrazas bien construidas y niveladas, lo habitual es que se cultive la viña y el olivo. Las terrazas peor construidas, con una estructura irregular, entrelazada, se dedican generalmente a cultivos anuales, especialmente las que se sitúan en zonas poco accesibles con suelos poco profundos. El cultivo en terrazas se adapta al trabajo manual y con animales, o al empleo de pequeña maquinaria, como la que utilizaban los agricultores a mediados del siglo XX. Hoy en día, muchas de las terrazas y bancales tradicionales están sin cultivar. Es casi imposible utilizar maquinaria agrícola en estas tierras, y esto no se debe a la productividad o la calidad de los productos, sino a las dificultades que supone el cultivo mecanizado. Por el contrario, en las terrazas modernas los cultivos están totalmente mecanizados. En la medida de lo posible, los trabajos agrícolas en esas terrazas deberán realizarse en líneas paralelas a su trazado, para reducir al mínimo el movimiento del agua y del suelo entre las terrazas y para reducir los posibles daños en sus márgenes. Después de varios años de laboreo en una terraza, el efecto más evidente es el aumento del ancho de su base. La mejor manera de conservar la forma de la sección transversal de la terraza y contrarrestar la erosión de los taludes es utilizar un arado de vertedera reversible. En el Mediterráneo, muchas de las zonas tradicionales de terrazas han sido abandonadas, especialmente aquéllas en las que se cultivaban cereales, pero también en ocasiones las dedicadas al olivo o a la vid (figura 9). En las últimas décadas, la producción agrícola se ha concentrado en terrenos con pendientes suaves o nulas, en los que se puede utilizar maquinaria de gran tamaño y obtener rendimientos moderadamente elevados mediante el regadío y la aplicación de fertilizantes y plaguicidas. Esta tendencia ha acarreado el abandono de las terrazas en las zonas topográficamente menos favorables. Las terrazas tradicionales han perdido mucho valor debido a las razones siguientes: • dificultades relacionadas con la accesibilidad y la utilización de maquinaria; • disminución de los precios de los productos agrícolas y aumento de los costes laborales; • desarrollo de la agricultura intensiva en las zonas llanas; • alto costo de mantenimiento; • emigración masiva de la población rural hacia las zonas urbanas. Perspectivas de futuro y recomendaciones El aterrazamiento de las tierras consiste en la intervención del hombre en pendientes seminaturales que han perdido hasta cierto punto su sostenibilidad y su capacidad de recuperación. Seguir explotando terrenos en pendiente que no se protegen con medidas de lucha contra la erosión produce inevitablemente una fuerte degradación del suelo y desertificación. Una adecuada revegetación es la medida más eficaz en este sentido. Este método, sin embargo, no siempre proporciona resultados satisfactorios a los usuarios de los terrenos. En cambio, con frecuencia la construcción de terrazas en el pasado se ha mostrado especialmente rentable. La construcción de terrazas de cultivo en terrenos en pendiente crea paisajes inestables, que requieren energía y dinero para mantener su productividad. En la actual situación socioeconómica, estas inversiones pueden satisfacer o no las expectativas de los inversores. Cuando los resultados no son satisfactorios, el mantenimiento de las terrazas, tanto antiguas como de reciente construcción, puede interrumpirse sin que las tierras dejen de explotarse, lo que genera una grave degradación del suelo y desertificación. En las actuales circunstancias, el mantenimiento o la construcción de terrazas se deben decidir sobre la base de estudios de viabilidad exhaustivos. Entre los parámetros y condiciones que deben considerarse citaremos los siguientes: • El rango de pendientes adecuadas para el aterrazamiento. • El riesgo actual de erosión del suelo. • Las características del terreno. • La profundidad mínima del suelo y la presencia de horizontes subsuperficiales limitantes, otras formaciones endurecidas irreversibles. • El potencial del terreno y la idoneidad del suelo para usos específicos. • La magnitud de los impactos y beneficios ambientales. • El daño causado al paisaje por la maquinaria utilizada. • La compatibilidad con las políticas existentes (por ejemplo la PAC). • Las repercusiones en los recursos hídricos. • Las repercusiones en las tierras bajas, sus estructuras y usos. • Las características socioeconómicas y la situación de las infraestructuras. • La relación coste‐beneficio. • El acuerdo y el compromiso de las partes interesadas. 
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