colección antropología e historia Ne 8 ad m in istración de I patrimonio cu ltu ra I ARCHEOLOGY ANCIENT ARQUEOLOGIA VESTIMENTAS Y COSTUMES AND COIFFURES TOCADOS ANTIGUOS Stanley H. Boggs San Salvador. Reoública de El Salvador, C. A. Figurilla tipo Bolinas, efigie de muier sentada en postura suplicsnte. PerÍodo Preclásico Medio Superior (?) Laguna de Cuscachapa, área de Chalchuapa. Colección particular. Bolinas tpe figurine, effigy of seated woman supplicant attitude. Late Mialdle Preclassic Period (?) Laguna de Cuscachapa, Chalchuapa area. Private couection. in STANT.EY H. BOGGS VESTIMENTAS Y TOCADOS ANTIGUOS MINISIES¡O DE EDUCACION unDotto¡ú nE Pot[¡Grc¡o¡tD8 gar Sslvarlor, E Ss¡var¡o¡, C. A. Tomaalo de AMERICAS, ¡ovtgta puDücada por Gonoral de . la OJ.A. on español Ing ts Págl¡ra!¡ t0 a A. VoL 25, ¡{e la 9súr€tada y ¿ fehÉm ile túI, Imprsso €m 106 Tall€!€s ile ¡,|nf,oc¡ox rrE tt h Et¡cac¡ot{Et P88ale C¡nü¡oras 1{5, 5€¡ Sslvodd, El Salvarld. Contro A¡té¡lcs¡ j'. ta: .., Bc-tuguór. AGRADECIMIENTOS: Este artÍculo fue p¡eparado oúginalmente como uno de siete informes apovados con la avuda financiera de la concesión Ne 2767 de la lundación Wenner-Gren de Investigación Antropológica y la prcciada colaboración de las siguientes personas que preparaban las ilushaciones anotadas: José A. López Ícontraportadal , Jane ter Kuile ffig. l),Francis H. Ross {Figs. 2-4, 6, 9a), Ulian Obligado de Vaiay {I'g. s b. c), Evelyn de Sol (Fig. 8). VESTIMENTAS Y TOCADOS ANTIGUOS Las terracotas ant¡guas, especialmente las de forma humana, han intr¡gado por mucho tiempo tanto a los artistas como a los arqueólogos debido a su atractivo estét¡co y a la luz que arrojan sobre la vida y costumbres del pasado. Aunque algunas representan divinidades o espíritus de apar¡encia fantástica, muchas otras muestran a seres humanos primitlvos en lo que deben haber sido las posturas, ocupac¡ones y vest¡mentas de aquellos tiempos, brindando así una v¡sión fascinante de las costumbres antiguas en sociedades hace ya t¡empo olvidadas. 9e han hallado estatuillas en muclras partes del mundo y en casi todos períodos los de la historia, prácticamente en todos los lugares y en todas las épocas en que se trabajó con barro cocido. Si a primera vista parecen muñecas, una inspección más minuciosa puede revelar sorpresas. Hace unos sesenta años empezaron a aparecer en el sector or¡ontal de Guatemala y en la región occidental de El Salvador fragmentos de una clase característica de figurillas de arcilla que más tarde fueron datadas como de los años 500 al 300 a.C. El sorprendente hallazgo, en 1967, de un abundante depósito de piezas completas o en condiciones de ser restauracuidadosamente conservadas en la Colección das del tlpo de Bolinas -hoy Meza, en San Salvador- brindó la prueba de su amplitud Guiñónez Alfonso intrigantes sugerenc¡as acerca de la indumentaria feestilística, así como idos. de tiempos menina Estas diminutas figuras humanas parecen présentar algo así como una v¡eja versión de un moderno desfile de modelos. El carácter casi exclusivamente femenino de la exhibición queda manifestado por la aparición de solamente dos efigies masculinas entre los varios centenares de estatuillas de este t¡po hallado hasta la fecha err Centroamérica: una do estas excep- aparece sosteniendo un ob¡eto esciones, de la colección de Bolinas -queun grueso cinturón sobre una corta, férico en su mano izquierda y llevando pesada y solapada prenda de vest¡r parec¡da a una falda- representa probablemente un jugador del antiguo juego mesoamericano de pelota. Las restantes noventa y tres f¡guras procedentes del depósito de la finca Bolinas, en el oeste de El Salvador, simbolizan niñas o mujeres cuya edad oscila aparentemente entre menos de un año y más de cincuenta. Aunque las estatuillas pr¡mitivas rara vez reflejan las características fÍsicas exactas de sus modelos vivos, una cuidadosa inspección de una gran cantidad de un solo estilo de tales piezas permite hacer algunas generalizac¡ones acerca de las personas representadas. Casi todas las damas personificadas son mostradas con caderas exageradamente anchas y robustos muslos, con pechos pequeños o sin ellos y cabeza desproporcionadamente grande o pequeña en relación con el cuerpo. Muy pocas muestran señales de embarazo: aún menos tienen arqueadas las piernas. Sus rostros, narices y oios varían cons iderablemente, dentro de un estilo general. Aunque los rostros son por lo común más bien achatados, el contorno global va de lo triangular a lo redondo, y algunos son notablemente rectangulares. Las narices varían de las agu¡leñas a las levemente respingadas, mientras los ojos pueden tener cualquier forma desde hendeduras horizontales hasta la figura rectangular, que es ¡o más común. Las exDres¡ones de los semblantes reg¡stran una amplia variedad de emoclones, de la trlsteza a la alegría, FIGURA 1 Figurilla de arcilla de una mujer jo, ven de hace dos m¡l qu¡nlentos años, vestlda con "mln¡sarong", f.Ja ancha, gargantllla y grandes orejeras. su cabello acomodado en doble trenza sobre la frente. Las plernas y el dlseño faclal fueron pln. tados de negfo, el resto color naranja y blanco. Altu¡a: 15.9 cms. pasando por una dignidad solemne; ninguno parece señalar enfermedad ni grandes dolores. Casi la mitad las que representan a las más jóvenes -aparentemente del grupo- aparecen desnudas, si bien, excepcionalmente, tienen el cuerpo decorado con p¡ntura negra; el resto despliega una sorprendente variedad en ¡ndumentaria, tocado y aderezo. De las figuras vestidas, cerca de la mitad lleva minifaldas con adornos. jóvenes relativamente altas y esbeltas- esAlgunas de esas figuras -decola posterlor que les llega a los tobillos, contán equ¡padas con una larga f¡riéndoles un aspecto extrañamente formal. Otras parecen más bien efigies caprichosas de matronas respetables, rgllizas y cargadas de adornos, prueba de que las minifaldas nunca han contrlbuido a realzar la dignidad femenina. Las hay también vestidas en lo que podría llamarse "minisarong", con una falda traslapada que va solamente desde la cintura hasta arriba de las FIGURA 2 V¡sta frontal y lateral de la .J¡gurilla de una dama importante con "min¡falda" y bolero de m¿ngas largas, embelleclda con gargant¡lla, pendientes, pelnado en forma dé corona y dibLjos pintados (¿o tatuados?) slrededor d€ los ojos y en el carr¡llo derecho. El rostro y el cu€rpo son de color naranja ogcuro. Altura: i6 chs. r'.* , , ''- 1\ €J\ | __t I ,t¡. r :)lt I ,,7 i5 'l \ '\,/ 1 I i I -1 '1 ; (-a FIGURA 3 a) Títere or¡ginalmente pjntado de blan. co, del est¡lo 8o¡¡nas, con los brazos y la cabeza artlculados. Altura: 11 cms. b) y c) D¡bujos mostrando las partes individuales del titere. rodillas, Muchas faldas están embellecidas con diseños geométricos grabados o estampados, a veces realzados mediante p¡ntura negra, roja o blan. ca a fin de suger¡r tejidos o prendas de vestir de lino, de corteza o de cuero, con motivos decorativos de color. Normalmente la parte superior del cuerpo está desnuda, pero unas pocas figuras muestran una doble envoltura horizontal con diseño punteado que va desde la parte superior de la falda hasta debajo de los pechos, quizás una faja. Rara vez los brazos y los pechos pintados de negro sugieren el uso de chaquetas. Los tocados son a menudo asombrosamente parecidos a los de hoy. Varlos se parecen a las modernas colas de caballo (pony tails), con el cabello B peinado en forma de una sola y larga trenza que pasa vuelta hacia arriba desde la coronilla a través de anillos circundantes [¿de madera o piedra?) para caer suavemente sobre la sien. En otros casos se puede notar una gran variedad de trencillas y moños sobre la frente y las sienes, y comb¡nac¡ones de éstos con añadidos decorativos adheridos al cabello en la parte posterior de la cabeza, probablemente rodetes coloreados de tela que terminan en madroños, tal como los que usan hoy muchas indias de Mesoamérica. En algunos casos, algunas partes de la cabeza parecen haber sido afeitadas para acentuar lo que deben de haber sido más bien moños y flequillos esoectaculares. concentrados a menudo a un lado de la frente. Sobre la cabeza hay a veces turbantes de copa achatada, o una saliente vertical de forma de esp¡ga o losa que se eleva desde la coronilla, o varias cortas y cilíndricas "ch¡meneas" puestas verticalmente justo detrás de las FIGURA 4 Figur¡lla de una nena pintada de blanco. Altura:9 cms- FIGURA 5 Estatuilla slngular de un hombre de Bol¡nas sosteniendo una pelota en la mano ¡zqu¡erda y con un grueso c¡nturón sobre una abultada falda. Puede verse grandes orejeras y un collar, quizás de cordón, con un pendiente triangular. Hay vestig¡os de pintura anaraniada en sus piernas y de blanco en el resto del cuerpo. Altura: 1g cms- sienes. Los pr¡meros parecen imitar la tela o algún material igualmente blando y flexible, pero los últimos dos tocados eran ciertamente de naturaleza más rígida, posiblemente de madera; todos dan la sensación de coronas y pueden haber indicado un rango social elevado. Casi todas las figuras de Bolinas muestran grandes ornamentos circu. lares surgiendo de las pulpejas perforadas de las orejas. Estos se parecen mucho a las famosas "orejeras" de personajes prehispánicos mesoamericanos posteriores, representados en innurnerables esculturas, murales y otros tipos de estatuillas. Unas pocas figurillas combinan mucho aderezo con pendientes que llegan hasta los hombros, qu¡zás meda¡lones o cuentas chatas de piedra o concha mar¡na suspendidas de las orejeras, que nos recuerdan algunos complicados pend¡entes de uso actual. Los collares y gargantillas de cuentas esféricas o cilíndricas o de placas rectangulares y lisas se parecen asim¡smo a los adornos de jade o piedra nefrítica de épocas posteriores, y hasta modernas. FIGURA 6 d¡buJo muestra el diseño restaurado de la es{atuilla a la derecha. Esta f¡gura relatjvamente complicada podría ser una fepresentac¡ón esquemát¡ca de Ia serpiente emplumada. lzquierda: F¡gurilla desnuda fragmenta¡ia con la mayor parte de la mitad derocha del cuerpo cub¡erta por un dibujo en negro de un animal con plumas y nariz y lengua sinuosas. Cuerpo blanco. Altura: 13.5 cms. El 10 F¡GURA 7 V¡sta frontal, de perfi¡ y atrás de una figur¡lla de golinas que representa a una mujer con orejeras, amplio collar de cuentas y "min¡falda" con prolongac¡ón poste¡'lor hasta los tobillos de alqún teiido de color rojo, castaño y blanco. Su pelnado sugiero una trenza sobre la frenie y ''cola de caballo'r que pasa i través de trés argollas para caer sobre la s¡en derecha. Altura 19 cms. FIGUBA 8 del modo cómo se envolvían las 6) Una "minifalda" simple típica, vista de Esquemas faldas: frente. mostrandc la oos¡ción del extremo trian. gular frontal colgante del taparrabos. b) Un vestido "minlsarong" combinado de pequeñas calzas y aparentes dlseños d9 textiles. ,í;'.],,i "';i,.,' 1' );"' 11 No se ve calzado alguno en ninguna de estas figuras, y lo que más se aprox¡ma a ropa blanca consiste en taparrabos: en algunas de las figuras vest¡das con más esmero, el éxtremo tr¡angular de esta prim¡tiva ropa ¡nter¡or cuelga vuelto hac¡a abajo sobre el frente de la falda y remata en una o más borlas. Aunque el carácter un¡forme de ciertos rasgos básicos está bien manifiesto en estas figuras como en cualquier grupo estilístico, las variantes de vestido y ornamentación y, hasta cierto punto, de posturas, asÍ como las señales de edad y disposición de án¡mo, sugieren que las estatuillas de Bo- linas son algo más que s¡mples iuguetes infant¡les producidos en gran cantidad. La blanda arcilla de color de crema y fina textura usada por lo común en estas figuras podría haber aguantado sin romperse sólo brevemente el trato rudo de los niños, m¡entras la vestimenta y ornamentación tan cuidadas de muchas de las piezas parecen innecesarias para objetos dest¡nados so¡amente a la diversión juvenil: muñecas de madera con vest¡dos fácilmente cambiables parecería algo mucho más práctico. Debemos suponer, más bien, que las diversas complejidades del peinado, vestuar¡o y adornos personales se proponían representar diferencias especiales de posic¡ón social, rango, ocupación y cosas semejantes dentro de la soc¡edad de Bolinas. De ser ello así, su destino ha de buscarse en un contexto de adultos más que de niños. La razón por la que en tiempos antiguos se hacían figuras de arcilla pocas veces fácil de averiguar, pr¡ncipalmente porque la mayoría de las es m¡smas se destinaban sin duda a se¡vlr las intenciones tortuosas de la gente adulta, y comúnmente eran empleadas en r¡tos cuyo significado se nos escapa, estando sus implicaciones oscurecidas por el transcurso de los siglos y sin explicar en documentos escr¡tos. Muchos estilos, part¡cularmente en el V¡e¡o Mundo, han sido llamados objetos de culto y as¡gnados a prácticas ceremoniales específicas de índole relig¡osa o sem¡rrelig¡osa: por ejemplo, las efigies de mujeres prehistóricas de una preñez enorme halladas en amb¡entes que antiguamente eran rurales, son frecuentemente clas¡ficadas como símbolos de fertil¡dad o abundancia, indicadores de la presencia de un culto relacionado con la agricultura. En Mesoamérica, los cultos del pasado son generalmente d¡fíciles de identificar en conjunc¡ón con estatulllas, salvo de una manera n.uy general y especulativa. Ciertamente fueron hechas y usadas con propósitos diversos en épocas y lugares diferentes. En Tlatilco, en el valle de México, se cree que c¡ertas f¡guras con grandes variaciones de est¡lo y ornamentac¡ón fueron hechas para representar a personas muertas y quizás para actuar a manera de "substancias anímicas" dentro de las tumbas en que fueron halladas: eran, implícitamente, elementos esenciales de algún culto o costumbres relacionadas con la muerte, aunque t2 FIGUBA 9 Vistas de frent€, de costado y de atrás d6 una terracota de una mujer sentada con ampl¡a nar¡z agulleña. Viste "mlnlfalda" y gargantllla ancha. Su tocado en fo¡ma de turbante, con un paño, termlna en forma plana. Obsérves€ el nudo en la parte posterlor de la cabeza. lada pintads de blanco, Altura: 10.3 cms. Gt l- t3 actualmente no se pueda determinar con certeza si lo eran en un contexto d¡rectamente religioso o en uno secular y complementario. Hace once años el dist¡nguido antropólogo colomb¡ano Gerardo Reichel Dolmatoff observó que los modernos hechiceros chocoanos y cunas de su país emplean figuras de madera en sus ceremonias curativas y que, antigua. mente, qu¡zás usaron f¡guras de arcilla en circunstancias similares, es dec¡r, con propósitos médicos o méd¡co-ps iqu iátr¡cos. Las figurillas modernas representan los espíritus que auxilian al curandero en las distintas sesiones de la cura, luego de lo cual se las echaba de lado; posteriormente se las podía usar como juguetes o simplemente abandonar como cosa inútil. Por extens¡ón, las estatuillas de arcilla halladas en antiguas pilas de desperdi. cios o en el relleno de construcc¡ones prehispán¡cas pueden tamb¡én haber sido usadas alguna vez y luego tiradas, habiendo agotado su uso en r¡tos curat¡vos, sus peligrosos poderes mágicos. Más recientemente, Stephan Borhegyi, director del Nluseo Público de Mihvaukee, en los Estados Unidos, ya fallecido, propuso que las figuras con brazos (y ocas¡onalmente cabezas y piernas) desmontables, incluyendo las del tipo de Bolinas, pueden haber sido empleadas como marionetas que personificaban a deidades u otros personajes en relatos de naturaleza religiosa presentados ante el vulgo. Tirando de cordoncitos ocultos que movían los miembros del títere en el momento aprop¡ado ante un público crédulo, el sacerdote ventrÍlocuo podía hacer resaltar con éxito los episod¡os más importantes del relato. Claro está, el tamaño pequeño de estas marionetas, por lo general de menos de 25 cms. de altura, perm¡tía sostenertas con una mano durante la representación o la cura, y transportarlas fácilmente de un lado a otro, constituyendo efectivamente componentes ideales de mo. destas exh¡bic¡ones ambulantes. Debido a que las figurillas de Bolinas aún no han sido halladas en circunstancias funerarias o formalmente religiosas, es probable que fueran usadas ya sea en prácticas curativas o en representac iones públicas, en las que las figuras articuladas servían de títeres movibles en uno y otro caso protagonistas de la exhibición, por así decir-, m¡entras que Ias efi-los gies rígidas servían de elenco acompañante. Su gran diferencia de edad, vest¡do, adornos, talante y postura presenta una v¡sión cautivante, aunque limitada, de una sociedad diversificada, desde jovencitas de muy simple. condiclón hasta maduras matronas de alto rango, y en este sentido sugieren ser marionetas de titiritero más bien que de hech¡cero. ¿Ouiénes hicieron estas figurillas? Esta atinada pregunta, siempre em. barazosa para los arqueólogos, no puede contestarse todavía con certeza. Se L4 rl .---f d<- ;c EgÉ EÉgc A; Pi=t*:* :Éit¡c¡{E '9"TÉEil¡É ;i!$rlli U 0 ._( [] I 0 ír0 0 0 ilt;iix:E oo Esffft i:r€ i¿Éf:#¡t;É I É"rsa+:¡¡e 3.€+ 96.E >.;i : o.= 6! Y ri i e*g : ór€ g q?.q q i- gt or o4 d o q* 6€ cG f! < t:=.!: q 6=Eá ia o o= É 6a""' 15 a pueden recoger sug€rencias para una respuesta del hecho dé su antigü+ dad, ubicación geográfica y pecullaridados estilÍsticas, que sugleren su fabricación por alfareros que posefan alg¡fn conoc¡miento de las tradiclones artísticas de los olmecas de hacia el año 500 a.C,; estos alfareros eran probablemente miembros de una colonia olmeca que floreció brevemente en el extremo oeste de El Salvador y deJó su lmpronta estilíst¡ca en la cerámlca y la escul(ura durante los sigu¡entes ochoc¡entos años. 16 It**:::% ^.- c E9*o+.¡,1; '' :r I '"¡')+¿ir?¿ Eu ,e-- :g l FIGURA 12 lnterpretaclón pictórlca de cómo pudo parecer una mujer joven vesl¡da como ¡ndica le tto. t. FIGURA 13 InterDretación pictórica de un grupo de personas üestidas en el estilo de Bol¡nas. segÚn indicaciones recopiladas de las figurlllas descubiertas en el s¡t¡o. 17 STANTEY H. BOGGS ANCIBNT COSTUMES AND COIFFURES Ori8ina[y pu¡üshed by The Genenl Secretariat ot the O.A.5. in Spanish, English anat Portuguese in AMERICAS magazlne. Pages: 19 . 24. Vol. 25, Ne 2, February 1975. ACKNOWLEDGEMENTS: This article was originally prepared as one of seven linanced in pa bV Grant Ne 2767 of the Wenner-Gren loundation tor Anthropotogióal nesearch. lts itlustrative matedal is $eatlv enhanced of collaborators who provided the following iv the contribut¡ons -diáwinái, los¿ A. López iback cover), )an€ ter ;i'"i.,É.áóiü'*d Obli-gsdo kuile trie. 13), Francis H. Ross- (figs.2-4,6, 9a.), Lilian d-J üaiáv- tri¡j. ¡¡. cl, and Evelvn de Sol. 1'2, 8' 3a {Iig l2l' ANCIENT COSTUMES AND COIFFURES Anc¡ent terracotta figurines, particularly those of human form, have long intrigued both art¡sts and archaeologists because of their aesthetic appeal and the insights they provide to past l¡fe and customs. Though some portray gods or sp¡r¡ts in fantastic gu¡se, many others show early humans ¡n what must have been the postures, occupations, and dress of the¡r day, thus giving fascinating glimpses of ancient customs ¡n societ¡es long for. gotten. Statuettes have been found in many parts of the world and In almost wherever and whenever pottery was every period of history -pract¡cally made. lf they look like dolls, at first, a closer look can discover some sur. p rises. About sixty years ago, fragmentary examples of a áistinctive kind of clay figurine began to appear in eastern Guatemala and western El Salvador that were subsequently dated to about 500-300 B. C. The surprising d¡scovery, in 1967, of an extensive cache of whole and restorable specimens of this Bolinas type carefully preserved in the Alfonso Ouiñónez Meza Co-now llection in San Salvador- provided the evidence of its stylist¡c range, an{ tantalizing hints regarding women's apparel of long ago. These d¡minutive human figures seem to present something of an ancient style show of modern ladies'fashions. The almost exclusively feminine character of this show ¡s demonstrated by the appearance of but two lonely male effigies among the several hundred figurines of the type thus far found in Central America: one of these exceptions, from the Bollnas co. holding a spherical object in his left hand and wearing a llection -shown thick belt over a short, heavy, overlapping skirtl¡ke garment- probably represents a player of the ancient Mesoamerican ball game. All of the remalning n¡nety-three figures from the Finca Bol¡nas cache In western El Salvador symbolize girls of women who must have ranged In age from less than a year to more than fifty. Adm¡ttedly, primitive figurines seldom mirror the exact phys¡cal ciaracteristics of their living models; but careful examination of a large range of any one style of such objects permits some general¡zat¡ons about the persons portrayed. Nearly all of the ladies person¡fied are shown as exaggeratedly broad-h¡pped and thick-th¡ghed, with small or non existent breasts, and heads dispropo|tionately large or small relat¡ve to their bodies. Very few exhibit pregnancy; even fewer are bow-legged. Their faces, noses, and eyes vary considerably w¡thin a general pattern. Although the faces are usually rather flat, the over-all outline may be anything between triangular and round, and a numbe¡ are markedly rectangular. Noses range from aqu¡line to slightly concave, while the eyes may be of any form within the l¡m¡ts from horizontal slits to generally rectangular. Facial express¡ons reg¡ster a wlde var¡ety of emot¡ons, from sorrow through solemn dlgnity to gaiety; none seems to depict illnes or great pa¡n. Nearly half apparently -these youth of the representing the group- are totally nude, though, exceptionally, decorated with black painted body designs; the remain- der display str¡king variatlon ¡n clothing, hairdress, and jewelry. Figur¡ne of young woman wear¡ng a , cummerbund, choker 8nd "mlnisarong lsrge ear spools, her halr arched In double bra¡Cs over the brow. Legs and faclal des¡gn pa¡nted black, remalnde¡ orangg over whit€. Helght 15.9 cm. Of the clothed figurines, about half wear appliquéd m¡niskirts, some of which ----on relatively tall and svelte young women- are equipped with a long rear panel reaching to the ankles to ¡mpart an oddly formal aspect. Others seem rather whimsical effigies of elaborately adorned plump middleaged dowagers, evldence that min¡skirts never have done anything to enhance d¡gnity. Still others are gowned in what m¡ght be called minisa¡ongs, with an overlapped skirt reaching only from the waist to somewhere above the knees. Many skirts are embellished with incised or impressed geometric designs, sometimes emphasized by black, red, or white pa¡nt to suggest woven textiles, or grass, bark cloth, or leather garments with decorative colored motifs. Normally, the uppe¡ part of the body is nude, but a few figurines show a horizontal double wrapping with dot design reach¡ng from the sk¡rt top to just below the breasts, perhaps a cummerbund. Rarely, blackpainted arms and breasts intimate the use of iackets resembling the pre. sent-day bolero. Figurine portraying important lady wearlng minisklrt, long-sleeved "bolero", and embelllshed w¡th choker,. ear spools, crown-llke headdress and pa¡nted (or taitooed?) designs around eyee end on r¡ght cheek. Face and body pa¡nted dark orange. Hei€ht 'l6 cm. l; t \¡{ dRi rt ú ¡5.. 's, ) J rü:s. Puppet with movable arms and head of Bolinas style, 'or¡ginally palnted wh¡te. He¡ght ll cm. b) and c) Sketches showing puppet, and its art¡culated elements. Ha¡rdresses are often astonlshingly up.to.date. Several resemble the modern "pony ta¡1", with the halr combed to form a single long tress that was passed upward from the crown of the head through enclrcling r¡ngs (of wood or ston. ?) to fall softly over a temple. On others, one may note a wide var¡ety of braids and buns above the brows and at the temples, and combinations of these with decorat¡ve additions attached to the hair at the back of the head colored rolls of cloth with pompon ends, such as many modern -probably Mesoamerican Indian women wear today. In some instances, parts of the head appear to have been partially shaved to emphasize what must have been rather spectacular buns and narrow bangs, often concentrated at one sid€ of the brow. I Head coverings placed over the hair included flat.topped turbans, a short spike-or slab-form vert¡cal projection rising from the crown of the head, or several short, cylindrical "chimneys" set vert¡cally just back of the brows. The f¡rst appear to s¡gn¡fy cloth or some equally soft, flexible mater¡al, but the last two headdresses were certa¡nly of a more rigid nature, possibly wood; all three are crownlike and may have indicated high sta. tus for the wearer. Nearly all Bolinas figures show large circular ornaments emerging from p¡erced ear lobes. These closely resemble the famous earplugs of the later pre-Hispanic Mesoamer¡can personages dep¡cted on countless sculptures, murals, and other types of figurines. A small number comb¡ne such iewelry with pendant elements reaching to the shoulders, perhaps symbolizing flat stone or shell plaques or beads suspended from the earplugs, and calling to m¡nd some elaborate dangling earrings of our t¡me. Necklaces and cho white pa¡nted flgu¡ine of baby gl¡1. Height 9 cm, unique flourlne of Bol¡nas man. holdlno ball in lelt hand and wearlng a hearri belt over padded "minlsaiong". Hiá personal jewelry includes large earplugs a large pendant suspended from a slmple (cord?) necklace. Traces of orange palnt on legs, white on remalnder of body. Helght 19 cm. and kers of spherical or cylindrical beads or flat rectangular plaques again resemble the jadeite and greenstone jewelry of later, even modern, times. No footgear ¡s shown on any of these f¡gur¡nes, and the only approach to l¡nger¡e displayed cons¡sts of breech clouts: on some of the more elaborately dressed, the triangular end of this pr¡mitive underwear hangs downward over the sk¡rt-front and term¡nates w¡th one or more pompons. Although standardization of certain basic features is quite apparent in these figurines as in any styl¡st¡c group, the variants of dress and ornamentat¡on, and to some extent of postures and indicants of age and mood, suggest that more ¡s implied by the Bolinas statuettes than simple, mass-produced playthings for children. The soft, cream-colored, fine-textured clay usually employed ¡n these figures could have but briefly withstood breakage from rough use by children, while the elaborate dress and ornamentat¡on of many examples seems unnecessary for objects intended only for juvenile diversion: wooden dolls with easily changeable garments would appear much more practical. Rather we may suppose that the differing complex¡ties of hair styling, vestments, and individual adornment were des¡gned to portray special differences of social posit¡on, rank, occupat¡on, and the like of hu- Left: Drawing of restored des¡gn of adio¡ning figurine. fhls rather sophisticated f¡gure a schematic representation of a feathered serpent. F¡ght: Fragmentary nude flgurine with most of rlght half of body covered with black palnted deslgn of feathered an¡mal w¡th long curling nos6 and tonque. Whlte painted body. Height 13.5 cm. may be 10 relr views of Bolinas figurine dep¡ct¡ng -woman-.wear¡ng earplugs' broad beaded necklace, and "fo'mal" minisk¡rt w¡th ankle-length back tlap maoe. ot some red, brown and white. Her hairdress suggests a braid over the brow ano textile colored i: ¡ridfr iü tponv iail" passed upward through three rings to fsll over the r¡ght temple' He¡oht 19 cm. Front, left s¡de and Typ¡cal, of basic skirt styles: a) posit¡on Drawinqs -miniskirt, front v¡ew, showing of irianoular -b) end of breech clout falling over simDle front. "Minisarong" dress arrangement and apparent textile designs. 11 mans w¡thin the Bol¡nas society. lf this be correct, their use must be sought in an adult rather than a youthful context. Why clay f¡gurines were made ¡n ancient times is seldom readily apparent, ma¡nly because most were certainly or¡ented toward dev¡ous adult object¡ves and, usually, for poorly understood r¡tual applications, the¡r intr¡cacies obscured by the passage of centuries and unexplained by written records. lVlany styles, especially in the Old World, have been called cult objects and assigned to specific ceremonial practices of religious or quasi-rel¡gious ¡mport: for example, clay effigies of enormously pregnant pre-historic women, when discovered in anc¡ently rural settings, are often classified as fertility or increase symbols, as ind¡cators of the presence of a cult connected with agrlculture. With¡n Mesoamer¡ca, cults of the past are usually d¡fficult to identify in conjunct¡on with figurines, save in the most general, speculative sort of way. Certainly they were made and used for diverse purposes at different t¡mes and places. At Tlatilco in the Valley of Mexico, figurines showing great variations of style and ornamentation are thought to have been made to represent dead persons and perhaps to have acted as "sour substances" within the graves where they have been found: they were, implicitly, essential elements of some cult or customs concerned with death, though whether in a direct religious context or ¡n a complementary secular one can hardly be determined at present. Eleven years ago, the distinguished Colombian anthropologist, Gerardo Reichel-Dolmatoff noted that modern Chocó and Cuna shamans oJ Colombla employ wooden figurines in curat¡ve ceremonies and that, anciently, clay figurines were probably used in simllar circumstances, that is, in med¡cal or medico-psych iatric s¡tuat¡ons. The modern figurines represented the sha. man's spir¡t helpers in individual curing sessions, after which they were usually discarded; thereafter they could be used as toys or simply forgotten as junk. By extension, clay statuettes found in ancient rubbish heaps or in the construction fill of pre-Hispanic buildings may also have been used but once and then thrown away, their use in a cur¡ng rite having exhausted their dangerous magical powers. More recently, the late Stephan Borhegyi, d¡rector of the Milwaukee Publ¡c l\,4useum, proposed that figur¡nes wlth movable arms (and occas¡onally heads and legs), including those of Bol¡nas type, may have been used as puppets to person¡fy gods or persons in narratives of rel¡g¡ous nature presented before plebeian audiences. By twitching hidden strings that acti. vated the puppet's members at suitable points ¡n a ventr¡loquial discourse before a credulous group, the priest"narrator cou¡d g¡ve smashingly impres- s¡ve point to important episodes in his story. Of course, the small size of 12 Terracotta figure of seated woman wlth broad aouilino nose dressed ¡n a mF niskirt choker and cloth, flat-topped turbanl¡ke headdress. Note knot tied at back of head. Allover wh¡te palnted. He¡ght '10.3 cm. L3 less than ten inches high- meant that they could these puppets be held in one -usually hand during a presentation or treatment, were easily transported from place to place, and in effect were ideal components of modest travel¡ng shows. Because Bolinas figurines have yet to be discovered in funerary or recognizably formal religious situations, it is likely that they were used e¡ther ¡n curative practices or in public narrations, the jointed figures in either case serv¡ng as moving puppets stars of the show, so to speak- and rigid examples serving as the -the supporting cast. Their wide variations of age, dress, and ornamentation, mien and posture present a captivating, though limited, view of a diverse soc¡ety, from youths of very simple category to mature ladies of high rank, and in th¡s sense suggest a narrator's puppets rather than a shaman's. Who made these figur¡nes? Th¡s good, though always embarasslng, question for the archaeolog¡st cannot yet be answered with much assurance. Some hints toward a solution may be gleaned from the facts of their antiqu¡ty, geographic position, and stylist¡c peculiar¡ties, which suggest their fabrication by potters with some knowledge of Olmec traditions of art around 500 B, C.; these potters were probably Salvadorian members of an Olmec colony that flourished briefly in the extreme west of El Salvador and left ¡ts sty¡istic marks on ceramics and sculpture for eight hundred years to come. L4 ;;E::€:ÉÉ *E€l sÉ*rc o.i'; FÉ o!.= d€- .= ¡;¡*ei.ieE apC€ciá:ÉE E;i;E¡?;F; -:+ / 0 30 €+tÉ 6t á$ E.':¡o€€E€ x et [3 efé;jg 0 0 110 io 0 0 :m:i;iiig E¿.: x; g:¡$ t :t E -.9L'-* "',6 ,F€ Eo€aEt it Ettr:c: " ¡ !¡'; ú* f¡ t;Éi: (.-*-)C@¿ \ l-----'l ..-.-__-/ I n-'u /) \é? rt <_ e¡sÉ: P.9 E -E E EETE :;;: E "GEF5 o:,:96, "*5B3 t gG'=o. * !*eE E ,, 15 f, l"*'\ ¡){{ ffi ]Fffi: Artist's Interpretatlon of how a young woman mlgth sppsar lt d¡Esssd as suggestad. Artist's representation of a group of persons dressed in Bol¡nas style, according to ev¡dence from figurines recovered from that s¡te. 16 Este número de Ia Colección Antropolosia e llistoria, se terminó de imprimir el 2? de jutio de 1977, en l¡ Direccrón de Pubticaciones del Ministerio de trducación. S¿n Salvado¡. El Salvado¡. Cent¡o Amé¡ica. Trcs figurillas tipo Bolinas, efigies de muieres mostrando variadas vcstimentas y tocados. Período Preclásico Medio Supedor. Area dc Chalchuapa. Colección W. A. Soundv del Musco Nac¡onal "David J. Guzmán". Three woman effigv Bolinas type figudnes, showing varied dress and coiffures. Late Middlc Preclassic Period. Chalchuapa arca. lV. A. Soundy Collection, i\{useo Nacional "Davitl f. Guzmán".