Nº431 Nº431 6 de Mayo de 1999 Libertad de Expresión y Derecho a la Honra La reciente publicación del libro "El Libro Negro de la Justicia Chilena" ha traído nuevamente a la polémica el tema de la libertad de expresión y el derecho a la honra de las personas. Gran parte de la argumentación en contra de la prohibición del libro se basa en una cierta supremacía del derecho de expresión. Así, se señala que no es adecuada la prohibición de un libro aún cuando contenga información que afecte la imagen de una persona. Si bien este argumento es razonable, no hay que olvidar que lo que se dice de la vida privada de una persona tiene efectos morales y pecuniarios significativos difíciles de recuperar. En este contexto, el problema radica en los medios que debe proveer el sistema legal para inducir un comportamiento responsable de parte de las personas; en definitiva, es deseable que exista certeza y prueba de que lo que se afirma de la vida privada no sólo sea verdadero, sino que además sea pertinente, en el sentido que tenga efectos en la función pública que se ejerce. De otro modo, un derecho tan básico como es la protección a la intimidad pierde toda posibilidad de ser exigido y garantizado, en el caso de las autoridades. Importancia de la Libertad de Expresión Por otra parte, sin la debida protección de la libertad de expresión, las personas se encuentran en una situación también de indefensión, en el sentido que no tienen a mano un instrumento eficaz para denunciar aquellos actos que contrarían o afectan derechos fundamentales. Más aún, la existencia de límites severos a la libertad de expresión afecta el desarrollo democrático en la medida que las actitudes y conducta de las autoridades no pueden ser escrutadas por la ciudadanía. Al respecto, no debe olvidarse que un componente fundamental de la democracia es que las decisiones públicas sean tomadas con la mayor información posible, de otro modo se corre el riesgo que los resultados del juego político beneficien a grupos de interés y no a la sociedad en su conjunto. Valores en Conflicto De lo anterior se desprende que la libertad de expresión y el derecho a la honra suscitan una serie de conflictos que no son triviales de resolver en cada caso particular. En efecto, si alguien sabe que un funcionario público ha cometido un acto ilegal, cabe preguntarse si la denuncia pública del hecho puede hacerse sin incurrir en injurias, y al mismo tiempo, si es legítimo que dicha denuncia esté exenta del natural proceso de prueba donde se demuestre la veracidad de lo dicho. Si se concluye que es necesaria la demostración a través de algún procedimiento ad hoc, el ejercicio de la libertad de expresión no estaría exento del cumplimiento de ciertos requisitos. Una situación algo más compleja se plantea cuando se señala algo de la vida privada de un funcionario o autoridad pública que, por ejemplo, tiene conductas reñidas con la moral. En este caso, cabe preguntarse si la libertad de expresión enfrenta límites cuando las conductas públicas no se ven afectadas por comportamientos privados inmorales. La respuesta no es clara, puesto que nos enfrentamos al clásico problema de los límites y conflictos entre dos derechos, el derecho a la intimidad de un funcionario o autoridad y el derecho de la opinión pública de estar http://www.lyd.com/biblioteca/temas/431.html (1 of 6) [31/12/2003 10:43:50] Nº431 informada. Después de todo, la confianza del público se basa no sólo en los actos públicos, sino que también en el quehacer privado, pero asimismo a las personas no se les puede obligar a renunciar al derecho a su vida privada. Cualquiera sea la circunstancia, es evidente que con miras a promover la responsabilidad y garantizar el derecho a la honra, es indispensable que existan medios judiciales para someter a prueba las expresiones que una persona señala de otra. Más aún, este tipo de resguardos tiene como efecto proveer la seguridad y solvencia necesaria para que quienes ejerzan la libertad de expresión no se desprestigien y pierdan la confianza del público. Usando el lenguaje de la economía, la acción adecuada de los Tribunales, además de castigar la irresponsabilidad, generaría una "externalidad positiva" al ejercicio de esta libertad por la vía de permitirle a la opinión pública conocer hechos verídicos y acrecentar el valor de la libertad de expresión a través de un uso veraz. No obstante la validez de los argumentos señalados, el problema más grave que se suscita en el caso en cuestión, tiene que ver, por una parte, con los medios que entrega la ley para resguardar el derecho a la honra, en este caso la requisición del libro; y por otra, con la justificación legal para prohibirlo, en concreto la aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado. En relación a la requisición, ésta parece cuestionable en la medida que se constituye en un mecanismo de censura previa que impide un tratamiento objetivo del tema. Adicionalmente, como instrumento lo que hace es generar mayor ansiedad de parte del público para conocer los dichos contenidos, induciendo, a veces, a un juicio negativo respecto del caso, y por último, gravan la imagen de quien en muchos casos es el autor de los dichos. ¿A Quién debe Protegerse? Por su parte, en relación a la Ley de Seguridad Interior del Estado, cabe preguntarse si una sociedad necesita garantizar y proteger al Estado y sus agentes o, más bien al revés, debe resguardar a las personas comunes de los actos del gobierno y los funcionarios públicos. En principio de suyo los miembros de los poderes del Estado por definición detentan facultades y la capacidad de influir, derivadas de sus cargos, y por lo tanto es razonable pensar que quienes están sometidos a riesgos de abuso son en mayor medida los ciudadanos y no las autoridades. De este modo parece cuestionable la aplicación de esta legislación en casos como el analizado. Ahora bien, cabe recordar que la Ley de Seguridad Interior del Estado no se aplica única y exclusivamente a los "excesos" de la libertad de expresión. Ella es un instrumento para la protección de los derechos de las personas, precisamente cuando se ven amenazados por la acción de otras. Luego, lo que es cuestionable es la aplicación de ésta a este tipo de casos. Es decir, se cuestiona que existan medios de protección de la honra exclusivos para quienes poseen cargos específicos de la administración del Estado, de los cuales no goza el resto de la población. En buenas cuentas el uso de una legislación particular en circunstancias que otros cuerpos legales ya proveen los medios legales para garantizar a todas las personas (incluidas las autoridades) y exigir que sus derechos no sean dañados. Concluyendo Situaciones como la requisición de este libro generan un grave daño a la institucionalidad vigente. En primer lugar, afectan el derecho de expresión a través de la aplicación de ciertos aspectos de un cuerpo legal (Ley de Seguridad Interior del Estado) discutibles. Segundo, cuestionan la legitimidad y eficacia de la ley que se invoca para hacer válido un derecho. http://www.lyd.com/biblioteca/temas/431.html (2 of 6) [31/12/2003 10:43:50] Nº431 Tercero, contribuyen a desprestigiar la labor de un poder del Estado, en la medida que el público no conoce la veracidad de un hecho. Cuarto, se envían señales negativas públicos, limitando la capacidad de escrutinio en el foro público. http://www.lyd.com/biblioteca/temas/431.html (3 of 6) [31/12/2003 10:43:50]