GERENTE ¿QUÉ HUELLA DEJA EN SUS EMPLEADOS ? El concepto de huella ecológica señala ese rastro que las personas y las organizaciones van dejando en el medio ambiente a medida que van viviendo o fabricando productos y servicios. La huella ecológica, según su impacto, puede ser positiva o negativa. Los gerentes, esas personas de carne y hueso que dirigen el trabajo de otras personas en aras de alcanzar los objetivos de toda una organización o de un departamento de la misma, también van dejando una huella, pero en este caso humana, en las vidas de aquellos que fueron o son dirigidos por ellos. Un gerente responsable que conciba la gerencia desde su más profunda dimensión humana, se preocupa por dejar huellas positivas en sus colaboradores. Un gerente deja una huella positiva cuando posibilita el aprendizaje en sus empleados; si los respeta y valora como personas poseedores de una dignidad que no puede ser negociada; si no interfiere con sus momentos de descanso; si desecha toda forma de acoso laboral o personal; si los motiva para que alcancen metas laborales y personales cada vez más altas; si genera un clima de confianza gracias a la transparencia de sus actos. En sentido contrario, un gerente deja una huella negativa si decide ser un dictador más que un verdadero líder, un acosador más que un motivador, un maltratador más que una persona que respete y valore a sus colaboradores. Las organizaciones, sin importar su tamaño o naturaleza, deben propender por ejercicios gerenciales que asuman como tarea prioritaria el dejar huellas positivas en sus empleados mediante la generación de un ambiente social caracterizado por la sana convivencia, la manifestación respetuosa de indicaciones y la erradicación de toda forma de discriminación e irrespeto. Para que lo anterior sea una realidad, los gerentes previamente deben asegurarse huellas positivas en sus propias vidas mediante dos acciones complementarias e igual de importantes: la primera, cerrar sus oídos a esos llamados en los que se les invita a que se conviertan en “ejecutivos exitosos” que desean alcanzar sus metas personales y laborales compitiendo salvajemente con otros y apelando a todo tipo de medios, inclusivo los inmorales, para alcanzar sus metas, lo que termina por robarles la tranquilidad y la paz interior necesarias para tomar buenas y justas decisiones; la segunda, deben cuidarse de caer en esa egolatría que los lleva a preocuparse más por su propia imagen de pavos reales que a servir humildemente a la organización, a quienes la conforman y a la misma sociedad. Una forma para saber si se está dejando una huella positiva en las personas que dirige, es hacerse la siguiente pregunta: si usted dejara de ser su jefe y después de algún tiempo les comunican que regresa de nuevo a dirigirlos ¿eso sería motivo para que ellos celebraran o por el contrario, para que se indignaran y, en consecuencia, protestaran? El asunto no es de poca monta, lo que está en juego es una gerencia noviolenta que contribuya al desarrollo humano y sostenible. Nicolás Fernando Molina Sáenz [email protected]