Consejo General de la Abogacía Española RESPUESTAS QUE REALIZA EL CONSEJO GENERAL DE LA ABOGACIA ESPAÑOLA AL LIBRO VERDE SOBRE LA DETENCIÓN. CAPITULO I: SOBRE LOS INSTRUMENTOS DE RECONOCIMIENTO MUTUO: PREGUNTA 1.- En la fase previa al proceso, ¿qué alternativas no privativas de libertad hay a la prisión provisional?. En primer lugar, en cuanto a la alusión que efectúa la pregunta a la “fase previa al proceso”, entendemos que se refiere al momento procesal que comprende desde el inicio de la investigación hasta que se dicta la resolución firme. Así, la prisión provisional tiene un sentido unívoco y es la privación de libertad provisionalmente mientras se investiga e instruye una causa, pudiendo ser modificada en cualquier momento por el Juez que la acordó. En el ordenamiento jurídico español, bien podríamos clasificar las medidas alternativas a la prisión provisional en tres grupos: a.- Las restrictivas de libertad. b.- Las pecuniarias o económicas. c.- Las privativas de derechos. a.- Dentro de las que hemos denominado restrictivas de libertad nos encontraríamos con: La comparecencia apud acta La personación de aquel sujeto frente al que se sigue el procedimiento penal ante el órgano judicial que está conociendo del mismo o ante la fuerza pública. Puede producirse en las ocasiones en las que sea llamado a tal efecto, o de forma periódica, siendo lo más habitual que se produzca los días 1 y 15 de cada mes. 1 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española Junto con la obligación de comparecer puede acordarse, para dar mayor garantía, la retención del pasaporte, si bien no debe ocurrir en todos los casos y, de hecho, no son pocas las ocasiones en las que se produce tanto en relación con súbditos extranjeros como a los españoles ya que al poder desplazarse en la UE con el DNI, se ampliaría el riesgo de fuga desde otros países. Entendemos que dicha medida restringe la libertad de aquel a quien se le impone, pues limita su posibilidad de movimiento al estar a disposición del órgano judicial. En este sentido, el grupo de expertos de este Consejo General que participó en el proyecto europeo Grotius en partenariado con la Law Society de Inglaterra y Gales y el Consejo de la Abogacía Checa, señaló que las condiciones que se impongan sobre las personas que no se encuentren en su país natal deben ser realistas, proporcionadas, no discriminatorias y reflejar sus circunstancias personales. Con la aplicación de mecanismos en vigor como la orden europea de detención y entrega, que ofrecen la ampliación del ámbito de detención a otros países de la UE, se deberían reducir los supuestos en los que es necesaria la prisión provisional y la retirada de pasaporte. b.- Medidas pecuniarias o económicas. Consisten en la prestación de una fianza para eludir el ingreso en prisión, la prestación de la misma hará que la situación personal sea la de libertad provisional. La legislación española admite la fianza personal, pignoraticia e hipotecaria, resultando la personal la más usada. Sin embargo, la fianza normalmente no suele ser la única medida que se impone, pues la misma suele ir acompañada de la comparecencia apud acta con o sin retención del pasaporte, a la que nos hemos referido anteriormente. c.- Medidas privativas de derechos. c.1.- En el caso de encontrarnos ante imputaciones o acusaciones relativas a la violencia doméstica, cuando las mismas sean relativas a delitos contra la vida, integridad física o moral, libertad sexual, libertad o 2 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española seguridad de personas y la víctima sea o haya sido su cónyuge, persona que esté o haya estado ligada por una análoga relación de afectividad aún sin convivencia, descendiente, ascendiente o hermano por naturaleza, adopción o afinidad, propio o del cónyuge o conviviente, menor o incapaz que con él convivan o que se halle sujeto a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de hecho del cónyuge o conviviente, persona amparada en cualquier otra relación por la que se encuentre integrada en el núcleo de su convivencia familiar, persona que por su especial vulnerabilidad se encuentre sometida a custodia o guarda en centros públicos o privados, cabe la adopción de lo que se conoce como orden de protección que puede recoger las siguientes medidas: a) La privación del derecho a residir en determinados lugares o acudir a ellos. b) La prohibición de aproximarse a la víctima, o a aquellos de sus familiares u otras personas que determine el juez o tribunal. c) La prohibición de comunicarse con la víctima, o con aquellos de sus familiares u otras personas que determine el juez o tribunal. c.2.- Cuando no exista la relación referida anteriormente entre presunta víctima y agresor igualmente podrán adoptarse las referidas medidas pero ya no estaremos ante una orden de protección, sino ante medidas cautelares sin más. A pesar de que estas medidas se denominan privativas de derechos, lo cierto es que también suponen una restricción a la libertad individual. c.3.- En los supuestos en los que nos encontremos ante la presunta comisión de un delito relativo a la seguridad vial, cabe la retirada cautelar del permiso de conducción, lo que en los supuesto más graves bien podría dar lugar a evitar la prisión provisional. En todas las medidas restrictivas de derechos, y al igual que ocurría con las medidas de carácter pecuniario, su adopción normalmente irá acompañada de la obligación de comparecencia apud acta con o sin retención de pasaporte. 3 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española ¿Son efectivas las medidas alternativas a la prisión provisional?. En primer lugar debe considerarse qué es lo que se entiende por el término “efectivo”. En este sentido puede entenderse que prácticamente cualquier medida que evite la prisión puede considerarse como tal por cuanto la restricción de derechos fundamentales como el de la libertad debe ser la última opción a considerar entre todas las que puedan conseguir el fin perseguido (paz social, evitación de la reincidencia, peligro de fuga, etc.). El principal riesgo, efectivamente, es que se incremente la posibilidad de reincidencia, siendo por ello una de las causas de denegación de la libertad provisional y la determinación de la prisión preventiva. En este sentido, no podemos obviar los supuestos de quebrantamiento de las mismas, lo que puede dar lugar a la comisión de un delito de quebrantamiento de medida cautelar. Como ya se ha señalado, existen supuestos en los que se señala fianza para evitar la prisión provisional, pero o bien por su elevada cuantía o por la penosa situación económica del sometido a la misma, no se puede atender a su pago por lo que la prisión provisional se hace efectiva. Se podría fomentar a nivel de la Unión Europea alternativas a la prisión provisional? En caso afirmativo, ¿cómo?. Tal y como establece el informe Grotius, la jurisprudencia del Convenio y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, especialmente en las decisiones del mencionado Tribunal, proporcionan una base de referencia con la que se pueden comparar los estándares operativos de la libertad bajo fianza en los distintos países tal y como está siendo considerado por la Comisión Europea en sus propuestas normativas sobre garantías procesales. Según esto, una persona sólo puede ser detenida a la espera del juicio si siguen existiendo razones pertinentes y suficientes, haciendo referencia a los criterios legales que hayan justificado la detención. Tiene que haber pruebas concretas, y no abstractas, generalizadas ni razones estereotipadas, para respaldar la decisión. El tribunal tiene que examinar todos los hechos a favor y en contra de la existencia del requisito verdadero de justificación por interés público, prestando la debida atención a la presunción de 4 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española inocencia, el desvío de la norma o de la norma del respeto por la libertad individual, y expresarlos en sus decisiones sobre la petición de liberación. Los motivos para la denegación se basan en un miedo perfectamente fundado de que, de ser liberado, no se presentaría, obstaculizaría el desarrollo de la justicia, sería probable que cometiera más delitos, o que su liberación podría dar lugar a disturbios públicos. La gravedad de la posible condena no podría garantizar por sí misma la conclusión de que, de ser liberado, se sustraería a la acción de la justicia. El riesgo de obstaculización del desarrollo de la justicia tiene que ser identificable y estar refrendado por las correspondientes pruebas. El riesgo de ulteriores delitos no puede darse por hecho automáticamente a partir del hecho de que el acusado tenga antecedentes penales. Los resultados de la denegación de la libertad bajo fianza no son sólo la falta de libertad. Podría tener otras consecuencias profundas para el acusado. Podría llevarle a la pérdida de su puesto de trabajo, su alojamiento y la ruptura en sus relaciones, además de dificultar más aún la preparación de su defensa y de hacer tambalearse a la imparcialidad del tribunal cuando el acusado comparece desde la cárcel. Con todo, parece que los tribunales prestan más atención y tienen mejores directrices cuando sentencia a un acusado previamente condenado. Entendemos, por lo tanto, que es una absoluta necesidad el fomento de la aplicación de medidas alternativas a la prisión provisional, pues debe manifestarse las cautelas que merece el ingreso en prisión de una persona que ni si quiera ha sido juzgada y que constitucionalmente goza de la presunción de inocencia. Tampoco podemos olvidar la sistemática aplicación de la prisión provisional para determinados delitos contando únicamente con meros indicios delictivos, no son pocas las ocasiones en las que tras sufrir una dilatada situación de prisión provisional posteriormente se dicta una sentencia absolutoria. En cuanto a la forma de potenciar medidas alternativas a la prisión provisional en el seno de la Unión Europea, pasaría por establecer unas reglas comunes de obligado cumplimiento para los Estados miembros que establezcan un catálogo amplio de medidas alternativas así como los 5 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española supuestos en los que aplicar las mismas. Igualmente, debería darse auge a las nuevas tecnologías en su aplicación siempre que la tecnología se aplique también mediante consentimiento informado, impacto proporcionado en el derecho a la vida privada y con pleno respeto a los derechos fundamentales como la salud e integridad física y mental y la dignidad de las personas. Igualmente, deberían adoptarse los requisitos concretos que deben concurrir para la adopción de la prisión provisional, huyendo de la utilización de conceptos jurídicos indeterminados, exigiendo a los juzgadores una motivación exhaustiva y proscribiendo en todo caso el uso de resoluciones estereotipadas, estableciéndose igualmente una limitación temporal a la misma. PREGUNTA 2.- En la fase posterior al proceso: 1.-¿Cuáles son en su sistema jurídico las medidas sustitutivas más importantes a la privación de libertad(como los servicios a la comunidad o la libertad vigilada)? En el ordenamiento jurídico español estas medidas se encuentran recogidas en los artículos 80 y siguientes del Código Penal. Estas medidas sustitutivas están a su vez divididas en dos grandes campos: 1.- SUSPENSION DE LA PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD Los Artículos 80 y siguientes recogen la suspensión de la pena de prisión en los siguientes casos: ■ Supuesto general. Se podrá suspender la pena privativa de libertad inferior a dos años, en resolución motivada y atendiendo a la peligrosidad del sujeto y a si tiene más asuntos penales pendientes. El plazo de suspensión de la pena será de dos a cinco años para las penas privativas de libertad inferiores a dos años y de tres meses a un año para las penas leves. Serán condiciones necesarias para que se conceda la suspensión las siguientes: 6 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española 1. Que el condenado haya delinquido por primera vez. A tal efecto no se tendrán en cuenta las anteriores condenas por delitos imprudentes ni los antecedentes penales que hayan sido cancelados, o debieran serlo, con arreglo a lo dispuesto en el artículo 136 del Código Penal 2. Que la pena o penas impuestas, o la suma de las impuestas, no sea superior a dos años, sin incluir en tal cómputo la derivada del impago de la multa. 3. Que se hayan satisfecho las responsabilidades civiles que se hubieren originado, salvo que el Juez o Tribunal sentenciador, después de oír a los interesados y al Ministerio Fiscal, declare la imposibilidad total o parcial de que el condenado haga frente a las mismas. La suspensión de la ejecución de la pena quedará siempre condicionada a que el reo no delinca en el plazo fijado por el juez o tribunal. En el caso de que la pena suspendida fuese de prisión, el juez o tribunal sentenciador, si lo estima necesario, podrá también condicionar la suspensión al cumplimiento de las obligaciones o deberes que le haya fijado de entre las siguientes: 1. Prohibición de acudir a determinados lugares. 2. Prohibición de aproximarse a la víctima, o a aquellos de sus familiares u otras personas que determine el juez o tribunal, o de comunicarse con ellos. 3. Prohibición de ausentarse sin autorización del juez o tribunal del lugar donde resida. 4. Comparecer personalmente ante el juzgado o tribunal, o servicio de la Administración que éstos señalen, para informar de sus actividades y justificarlas. 5. Participar en programas formativos, laborales, culturales, de educación vial, sexual, de defensa del medio ambiente, de protección de los animales y otros similares. 6. Cumplir los demás deberes que el juez o tribunal estime convenientes para la rehabilitación social del penado, previa conformidad de éste, siempre que no atenten contra su dignidad como persona. 7 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española Si se tratase de delitos relacionados con la violencia de género, el Juez o Tribunal condicionará en todo caso la suspensión al cumplimiento de las obligaciones o deberes previstos en las reglas 1, 2 y 5 anteriores. Los servicios correspondientes de la Administración competente informarán al Juez o Tribunal sentenciador, al menos cada tres meses, sobre la observancia de las reglas de conducta impuestas. Si el sujeto delinquiera durante el plazo de suspensión fijado, el Juez o Tribunal revocará la suspensión de la ejecución de la pena. Si el sujeto infringiera durante el plazo de suspensión las obligaciones o deberes impuestos, el Juez o Tribunal podrá, previa audiencia de las partes, según los casos: a. Sustituir la regla de conducta impuesta por otra distinta. b. Prorrogar el plazo de suspensión, sin que en ningún caso pueda exceder de cinco años. c. Revocar la suspensión de la ejecución de la pena, si el incumplimiento fuera reiterado. Si se revoca la suspensión, se ordenará la ejecución de la pena. Si transcurre el plazo de suspensión fijado sin haber delinquido el sujeto, y cumplidas, en su caso, las reglas de conducta fijadas por el juez o tribunal, éste acordará la remisión de la pena. ■ Supuesto excepcional. Recogido en el artículo 87 del Código Penal mediante el cual se establece que aun cuando no concurran las condiciones 1 y 2 previstas en el artículo 81 (haber delinquido por primera vez y que la pena o la suma de las penas impuestas no sea superior a dos años), el juez o tribunal, con audiencia de las partes, podrá acordar la suspensión de la ejecución de las penas privativas de libertad no superiores a cinco años de los penados que hubiesen cometido el hecho delictivo a causa de su dependencia de las sustancias señaladas en el número 2 del artículo 20, siempre que se certifique suficientemente, por centro o servicio público o privado debidamente acreditado u homologado, que el condenado se encuentra deshabituado o sometido a tratamiento para tal fin en el momento de decidir sobre la suspensión. 8 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española El juez o tribunal solicitará en todo caso informe del Médico forense sobre los extremos anteriores. En el supuesto de que el condenado sea reincidente, el Juez o Tribunal valorará, por resolución motivada, la oportunidad de conceder o no el beneficio de la suspensión de la ejecución de la pena, atendidas las circunstancias del hecho y del autor. La suspensión de la ejecución de la pena quedará siempre condicionada a que el reo no delinca en el período que se señale, que será de tres a cinco años. En el caso de que el condenado se halle sometido a tratamiento de deshabituación, también se condicionará la suspensión de la ejecución de la pena a que no abandone el tratamiento hasta su finalización. Los centros o servicios responsables del tratamiento estarán obligados a facilitar al juez o tribunal sentenciador, en los plazos que señale, y nunca con una periodicidad superior al año, la información precisa para comprobar el comienzo de aquél, así como para conocer periódicamente su evolución, las modificaciones que haya de experimentar así como su finalización. El Juez o Tribunal revocará la suspensión de la ejecución de la pena si el penado incumpliere cualquiera de las condiciones establecidas. Transcurrido el plazo de suspensión sin haber delinquido el sujeto, el Juez o Tribunal acordará la remisión de la pena si se ha acreditado la deshabituación o la continuidad del tratamiento del reo. De lo contrario, ordenará su cumplimiento, salvo que, oídos los informes correspondientes, estime necesaria la continuación del tratamiento; en tal caso podrá conceder razonadamente una prórroga del plazo de suspensión por tiempo no superior a dos años. 2.-SUSTITUCION DE LA PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD El artículo 88 del código Penal recoge el catálogo de supuestos en los que la pena privativa de libertad puede sustituirse por otras, a saber: ■ La pena de prisión inferior a un año podrá sustituirse por multa o trabajos en beneficio de la comunidad. 9 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española ■ La pena inferior a seis meses podrá sustituirse por localización permanente. Estas sustituciones se concederán cuando las circunstancias personales del reo, la naturaleza del hecho, su conducta y, en particular, el esfuerzo para reparar el daño causado así lo aconsejen, siempre que no se trate de reos habituales, sustituyéndose cada día de prisión por dos cuotas de multa o por una jornada de trabajo o por un día de localización permanente. En estos casos el Juez o Tribunal podrá además imponer al penado la observancia de una o varias obligaciones o deberes, de no haberse establecido como penas en la sentencia, por tiempo que no podrá exceder de la duración de la pena sustituida Excepcionalmente, podrán los jueces o tribunales sustituir por multa o por multa y trabajos en beneficio de la comunidad, las penas de prisión que no excedan de dos años a los reos no habituales, cuando de las circunstancias del hecho y del culpable se infiera que el cumplimiento de aquéllas habría de frustrar sus fines de prevención y reinserción social. En estos casos, la sustitución se llevará a cabo con los mismos requisitos y en los mismos términos y módulos de conversión establecidos en el párrafo anterior para la pena de multa. En el caso de que el reo hubiera sido condenado por un delito relacionado con la violencia de género, la pena de prisión sólo podrá ser sustituida por la de trabajos en beneficio de la comunidad o localización permanente en lugar distinto y separado del domicilio de la víctima. En estos supuestos, el Juez o Tribunal impondrá adicionalmente, además de la sujeción a programas específicos de reeducación y tratamiento psicológico, la observancia de las obligaciones o deberes previstos en las reglas 1ª y 2ª, del apartado 1 del artículo 83 del Código Penal (Prohibición de acudir a determinados lugares y prohibición de aproximarse a la víctima, o a aquellos de sus familiares u otras personas que determine el juez o tribunal, o de comunicarse con ellos). En el supuesto de incumplimiento en todo o en parte de la pena sustitutiva, la pena de prisión inicialmente impuesta se ejecutará descontando, en su caso, la parte de tiempo a que equivalgan las cuotas 10 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española satisfechas, de acuerdo con la regla de conversión establecida en el apartado precedente. En ningún caso se podrán sustituir penas que sean sustitutivas de otras. 2.- ¿Son efectivas? Desde nuestro punto de vista las medidas mencionadas anteriormente son efectivas si bien con algunos matices y dificultades propias de su ejecución. La medida de suspensión de la pena se torna altamente eficaz y su aplicación está ampliamente extendida. La eficacia se debe a que se aplica a condenados que no son reos habituales y por lo tanto no reincidentes y a que no están supeditadas a la capacidad económica del condenado ya que, aunque uno de los requisitos para su aplicación es el haber abonado las responsabilidades civiles, si se demuestra que se carece de medios económicos esta condición no se aplica. Con respecto a las medidas de suspensión, aunque su aplicación es habitual y efectiva, encontramos las siguientes dificultades: En la sustitución por multa, debido a que muchos condenados no tienen capacidad económica para hacer frente a la misma acaban finalmente ingresando en prisión. En los trabajos en beneficio de la comunidad la principal dificultad es la limitada implicación de las Administraciones Públicas y Asociaciones en la creación de plazas para realizar estos trabajos. Esto trae como consecuencia que los jueces sean muy reacios a la hora de sustituir una pena de prisión por una de trabajos en beneficio de la comunidad. 3.- ¿Se podrían fomentar a nivel de la Unión Europea la libertad vigilada y otras medidas alternativas a la detención? En caso afirmativo, ¿cómo? Se deberían fomentar puesto que se podrían tornar como medidas altamente eficaces tanto contra la superpoblación carcelaria como para la deseable reinserción de los penados. 11 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española Para ello sería necesario: Crear mecanismos de reconocimiento mutuo de las diferentes medidas alternativas a la prisión o sustitutivas de las mismas que tengan los Estados miembros. Implementación de los medios tecnológicos necesarios, en todos los Estados miembros para el cumplimiento de las penas sustituidas. Implicación de la Unión Europea a la hora de solicitar a los Estados miembros la implicación en la creación de plazas para el cumplimiento de medidas como la de trabajos en beneficio de la comunidad. Explorar las vías para que el cumplimiento de estas penas pueda realizarse en el Estado de origen del penado. Entendemos que dado que el espíritu de ésta pregunta es el conocimiento divulgación y posible homogeneización de medidas alternativas a la pena de internamiento (cárcel) el artículo 89 queda fuera. Por otro lado, cabe indicar que la actual crisis económica está conllevando que los centros penitenciarios procuren enviar a los Centros de Inserción Social (CIS) a aquellos penados que pueden cumplir la pena sustitutiva a la privación de libertad fuera de la cárcel, para reducir el hacinamiento debido al abuso de la prisión provisional. PREGUNTA 3.- ¿De qué manera piensa que las condiciones de detención pueden incidir en el correcto funcionamiento de la ODE? ¿Y qué opina del funcionamiento de la Decisión marco relativa al traslado de reclusos?. ¿De qué manera piensa que las condiciones de detención pueden incidir en el correcto funcionamiento de la ODE? En primer lugar consideramos que habría que dejar claro que cuando se habla de detención se refiere tanto al momento en el que una persona es retenida físicamente dado que sobre ella pesa sospecha de participación en alguna actividad delictiva, como la situación que padece ésta persona hasta 12 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española la resolución del procedimiento bien por recaer Sentencia absolutoria o condenatoria o por haberse dictado Auto de sobreseimiento libre. Hay que tener en cuenta que es fundamental para la existencia de una confianza mutua entre todos los Estados de la Unión el que tanto para forma y tratamiento de la detención inicial como el tratamiento desde entonces hasta el paso a la libertad sin cargos o a la condición de penado debe existir una regulación similar entre todos los Estados y ello dado que si existen diferencias en las diversas regulaciones en las cuales se pueden crear sospechas de la vulneración de derechos fundamentales. Un Estado, no sólo podría sino que debería de negarse a participar en la cooperación en la Administración de Justicia con países sospechosos de tales vulneraciones. En respuesta a la primera pregunta ¿de qué manera piensa que las condiciones de detención pueden incidir en el correcto funcionamiento de la Orden de Detención Europea (ODE)?, es fundamental el momento y forma de detención de la persona a la que se pretende atribuir un ilícito penal. En este estadio nos encontramos con un enfrentamiento entre el Derecho la mayor singularidad de la legislación en materia antiterrorista, ya que ésta prevé una regulación de mayor severidad en un régimen de excepcionalidad. A este respecto, el punto 3º “Relación entre los instrumentos de reconocimiento mutuo y la detención”, establece que el reconocimiento mutuo reposa en la idea de la confianza mutua y que sin dicha confianza cabría la posibilidad de que un Estado miembro fuera reticente para reconocer y efectuar la resolución adoptada por las autoridades del otro Estado miembro. Por ello para la existencia de la confianza mutua y, por lo tanto, para vincularse a una ODE común, deben aprobarse las medidas contempladas en la Hoja de ruta y ampliarse las garantías procesales mínimas. Todos los Estados deberían de fijar unas reglas comunes, iguales en lo más esencial, y vinculantes, lo que no significa que deban ser garantías mínimas, sino compatibles con los estándares establecidos por el TEDH y por la futura normativa de la Unión en desarrollo. 13 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española 1.- En el supuesto de la comisión de un delito infraganti, la policía deberá ponerse en contacto con la autoridad competente para informarle debidamente de las detenciones producidas. 2.- La detención, al ser posible deberá de practicarse de tal forma que existan testigos de la misma, para evitar posibles abusos. 3.- Al llegar a comisaría, el abogado, de libre elección o de oficio (siempre y cuando lo solicite el detenido) deberá de estar ahí a los efectos de tener conocimiento de los cargos y estar presente en los interrogatorios. Asimismo, deberá de tener acceso al atestado y comunicarse con el detenido antes y después de su declaración en sede policial. El Consejo General de la Abogacía Española ha manifestado en reiteradas ocasiones que estos derechos comprendidos en la “medida C” de la Hoja de Ruta y la medida sobre asistencia jurídica gratuita resultan esenciales si se quiere alcanzar los objetivos de la Unión Europea configurada como Unión de Derecho y los de los Estados miembros, configurados como Estados de Derecho. 4.- En la misma línea que establece la propuesta de la medida “C” de la Hoja de Ruta es fundamental el acceso al abogado, de libre elección o de oficio (siempre y cuando lo solicite el detenido) a los efectos de tener conocimiento de los cargos, estar presente en los interrogatorios y garantizar la defensa con un papel activo, participativo, interviniendo para asegurar y coadyuvar con la policía para conseguir que el procedimiento cumple con las garantías adecuadas. Frente a las críticas de cincos Estados miembros que se oponen a la citada propuesta para la “medida C”, la abogacía en España ha demostrado ampliamente (por ejemplo en fechas recientes apoyando los juicios rápidos o la firma de protocolos de conformidad) que es una profesión responsable cuyo compromiso radica en el respeto al Derecho y la Justicia de los ciudadanos y que este incluye el compromiso con el objetivo del buen funcionamiento de su Administración Pública. De hecho, el Consejo General de la Abogacía coorganiza anualmente unas importantes jornadas con el Cuerpo Nacional de Policía sobre temáticas de interés compartido. 14 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española 5.- Antes de ser conducido a comisaría, deberá de haber sido reconocido por un médico (de su elección, si así lo desea el detenido). Igualmente, cada día o cuando lo requiera, un médico se asegurará de la salud del detenido. 6.- La policía deberá dar cuenta, al juez competente, cada día de sus actuaciones a efectos de que, a tenor de la información aportada, este de por finalizada la estancia del detenido en instancias policiales. 7.- En todo momento y durante los interrogatorios, en los que deberá estar un abogado, estos serán grabados. Las medidas reseñadas podrían asemejarse a las que se adoptan cuando se procede a la intervención de llamadas telefónicas, en las que la policía debe de mostrar el fruto de las intervenciones telefónicas a la autoridad judicial a los efectos de poder prorrogar la intervención. Consideramos, por lo tanto, que si el primer momento está viciado y, por lo tanto, no existe una confianza entre los Estados en éste momento crucial, el resto del procedimiento quedaría afectado y, por lo tanto, descargaría a un Estado de la obligación de cooperar. Por todo ello, éste momento es en el que debe de fijarse unas normas lo más parejas posibles en las que se respeten los derechos fundamentales contemplados en la normativa internacional. Por tanto, es fundamental garantizar éste primer momento, para poder darse una colaboración en los trámites posteriores. ¿Y qué opina del funcionamiento de la Decisión marco relativa al traslado de reclusos?. Se trata de una cuestión fundamental a la hora de decidir un traslado de preso, es decir, condenado con sentencia firme, a su país de origen. Tal y como considerábamos anteriormente, si no se dan las condiciones por igual en todos los Estados miembros y hay alguno que transgrede los derechos fundamentales, cabe considerar que en vía de cumplimiento de penas resultaría poco probable que los pudiera aplicar. 15 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española Hay que partir del punto de que en materia penitenciaria, cualquier administración de cualquier país tiene su idiosincrasia, no obstante en España se considera a los “reos” sujetos de relación especial. Stricto sensu, puede denominarse oficialmente a los “reos” como “internos” y, a efectos administrativos, según la jurisprudencia penitenciaria se les considera, -no se les denomina-; “sujetos a una relación especial”, pues excepto la libertad gozan de todos los derechos ciudadanos que no estén limitados por sentencia. Ello es así, porque cuando se les sanciona con aislamiento, se entiende que a alguien ya privado de libertad no se le pueda volver a privar de ella. La jurisprudencia resolvió esta cuestión considerándoles sujetos a una relación especial de seguridad que podía limitar, aún más, su libertad, internándolos en celdas de aislamiento, por un máximo de 42 días. Con estos parámetros, nos encontramos con la posibilidad de que la persona condenada pueda cumplir condena en su país de origen. A éste respecto, la realidad confirma que existe un gran número de condenados en el territorio español que no desea cumplir la condena en su país de origen y ello por razones de sanidad, de venganzas, de legislaciones más duras, etc. Esta etapa, es por tanto igual de importante que la anteriormente reflexionada y ello se encuentra en relación con el hecho de que no debe autorizarse su traslado a una situación de cumplimiento con peor tratamiento penitenciario y, por ende, personal. Los Estados miembros deberían de adoptar una serie de medidas para que se pueda dar/favorecer ese tránsito de presos. Así, para poder conseguir un mínimo acuerdo, habrá que tener en cuenta una serie de requisitos que supongan un parangón en el régimen penitenciario de los Estados comunes. Si se logra un acuerdo con las formas y tratamientos de detención inicial al proceso, como exponíamos anteriormente, los Estados miembros deberán de renunciar a sus ámbitos de poder local en la Administración penitenciaria, a los efectos de cumplir no solo con lo estipulado en la UE sino en los tratados internacionales aceptados y suscritos por los Estados. A los efectos de traslados, deberían fijarse dos parámetros sobre los que trabajar: 16 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española Que el país de destino no tenga una legislación penitenciaria más gravosa, descartada la pena de muerte y cadena perpetua. Que el país de destino no tenga una legislación razonablemente beneficiosa, puesto que el principio más beneficioso es de obligatoria aplicación. En el marco de la Unión, ello supone el derecho del ciudadano a que si una persona comete un delito y es condenada, puede cumplir la pena de prisión o medida privativa en su país de origen. Si bien, probablemente estaríamos hablando de un equivalente a una aspecto relativo a la libre circulación que consistiría en la “libertad de circular de la persona en relación especial de seguridad” –tal y como se ha descrito anteriormente-. Sería interesante investigar si, en el seno de la construcción jurídica en constante evolución que es la Unión Europea, se pudiera estar produciendo una evolución en el estatus jurídico de los presos. Efectivamente, la persona en cumplimiento de condena podría ser sujeta, en el marco del derecho político europeo, y con el lógico límite de su situación especial- a ciertos aspectos relativos a la ciudadanía europea en la medida en que está capacitado para trasladar capitales, votar en elecciones en su país de origen o incluso prestar servicios remunerados en una prisión extranjera. En este sentido, también se han transmitido a este Consejo General denuncias fehacientes que apuntan a las condiciones de trabajo en las cárceles por parte los reclusos que realizan actividades retributivas, cuyos salarios son muy inferiores a los del resto de trabajadores, sistemáticamente se les consigna a los trabajadores un número de horas muy inferior a las trabajadas. Raramente, se llega a alcanzar el salario mínimo interprofesional. Estas condiciones forman parte sustancial de los motivos que pueden influir en las decisiones sobre eventuales traslados. En este sentido, efectivamente, los acuerdos bilaterales para traslado y cumplimiento estipulan los modos y formas de cumplimiento de las sentencias dictadas en un país para que se cumplan en el de origen o residencia del penado, para lo que este debe de solicitarlo y prestar su aquiescencia. 17 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española En conclusión, pese a las lógicas atribuciones competenciales, es posible que no sólo los Estados miembros sino la propia Unión Europea pueda implicarse en facilitar soluciones, siempre que no afecten a cuestiones superiores de orden público, en relación con las políticas penitenciarias de los Estados miembros. CAPITULO 2: SOBRE LA PRISION PREVENTIVA. PREGUNTA 4. Es obligatorio liberar a una persona acusada a menos que haya razones de peso para mantenerla en situación de privación de libertad. ¿Cómo se aplica este principio en su sistema jurídico? En el sistema jurídico español, el artículo 24 de la Constitución establece el derecho a la tutela efectiva de los Tribunales, a la presunción de inocencia, a un proceso público sin dilaciones indebidas: 1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión. 2. Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley, a la defensa y a la asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia. La Ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos. Estos son los principios que deben presidir las resoluciones que acuerden la prisión preventiva de un imputado, pero muchas veces la tutela 18 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española efectiva resulta ineficaz y se producen dilaciones indebidas que alargan la permanencia de los imputados en prisión. En la última reforma del Código Penal, se eliminó la posibilidad de que el tiempo transcurrido en prisión preventiva de una persona que ya está cumpliendo condena y que a la vez se encuentra en situación de preventivo pueda computarse en ambas causas y por otro lado, se ha dado carta de naturaleza a la atenuante de dilaciones indebidas. Sin embargo, recentísima jurisprudencia precisamente está aplicando parcialmente ese principio de modo que la prisión preventiva en una causa se aplica al cumplimiento de la pena que ya se está liquidando. En este marco jurídico, el artículo 504 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim) establece que la prisión preventiva durará el tiempo indispensable para alcanzar cualquiera de los fines reseñados en el art. 503 LECrim, y en tanto subsistan los motivos que justificaron su adopción, siempre que aparezcan en la causa motivos bastantes para creer responsable criminalmente del delito a la persona respecto de quien se haya de dictar el auto de prisión. Estos fines son los siguientes: Asegurar la presencia del imputado en el proceso cuando pueda inferirse racionalmente un riesgo de fuga. Para valorar la existencia de este peligro se atenderá conjuntamente a la naturaleza del hecho, a la gravedad de la pena que pudiera imponerse al imputado (igual o superior a dos años), a la situación familiar, laboral y económica de éste, así como a la inminencia de la celebración del juicio oral, en particular en aquellos supuestos en los que procede incoar el procedimiento para el enjuiciamiento rápido regulado en el título III del libro IV de ésta Ley. Procederá acordar por ésta causa la prisión provisional de la persona imputada cuando, a la vista de los antecedentes que resulten de las actuaciones, hubieran sido dictadas al menos dos requisitorias para su llamamiento y busca por cualquier órgano judicial en los dos años anteriores. En estos supuestos no será aplicable el límite de que la 19 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española pena prevista para el delito de que se trate sea igual o superior a dos años. Evitar la ocultación, alteración o destrucción de las fuentes de prueba relevantes para el enjuiciamiento en los casos en que exista un peligro fundado y concreto. No procederá acordar la prisión provisional por ésta causa cuando pretenda inferirse dicho peligro únicamente del ejercicio del derecho de defensa o de falta de colaboración del imputado en el curso de la investigación. Para valorar la existencia de éste peligro se atenderá a la capacidad del imputado para acceder por sí o a través de terceros a las fuentes de prueba o para influir sobre otros imputados, testigos o peritos o quienes pudieran serlo. Evitar que el imputado pueda actuar contra bienes jurídicos de la víctima, especialmente cuando ésta sea alguna de las personas siguientes (Artículo 173.2 del Código Penal): quien sea o haya sido su cónyuge o sobre persona que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación de afectividad aun sin convivencia, o sobre los descendientes, ascendientes o hermanos por naturaleza, adopción o afinidad, propios o del cónyuge o conviviente, o sobre los menores o incapaces que con él convivan o que se hallen sujetos a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de hecho del cónyuge o conviviente, o sobre persona amparada en cualquier otra relación por la que se encuentre integrada en el núcleo de su convivencia familiar, así como sobre las personas que por su especial vulnerabilidad se encuentran sometidas a custodia o guarda en centros públicos o privados. En estos casos no será aplicable límite de pena a la hora de acordar la prisión preventiva. Para evitar el riesgo de que el imputado cometa otros hechos delictivos dolosos de gravedad. 20 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española Para valorar la existencia de éste riesgo se atenderá a las circunstancias del hecho, así como a la gravedad de los delitos que se pudieran cometer. Sólo podrá acordarse la prisión provisional por ésta causa cuando el hecho delictivo imputado sea doloso. No obstante, el límite previsto de un año o dos como máximo, según la duración de la pena privativa de libertad regulada para el delito cometido, no será aplicable cuando de los antecedentes del imputado y demás datos o circunstancias que aporte la Policía Judicial o que resulten de las actuaciones, pueda racionalmente inferirse que el imputado viene actuando concertadamente con otra u otras personas de forma organizada para la comisión de hechos delictivos o realiza sus actividades delictivas con habitualidad. De igual modo, nuestro sistema legal regula la duración máxima de la prisión preventiva: Duración no superior a un año o a dos: en el caso de que la prisión preventiva se haya dictado para asegurar la presencia del imputado en el proceso o para evitar que el imputado pueda actuar contra bienes jurídicos de la víctima su duración no podrá exceder de un año si el delito tuviere señalada pena privativa de libertad igual o inferior a tres años, o de dos años si la pena privativa de libertad señalada para el delito fuera superior a tres años. Prórroga de la prisión preventiva: No obstante, cuando concurrieren circunstancias que hicieran prever que la causa no podrá ser juzgada en aquellos plazos, el juez o tribunal podrá, en los términos previstos en el artículo 505, acordar mediante auto una sola prórroga de hasta dos años si el delito tuviera señalada pena privativa de libertad superior a tres años, o de hasta seis meses si el delito tuviera señalada pena igual o inferior a tres años. Si fuere condenado el imputado, la prisión provisional podrá prorrogarse hasta el límite de la mitad de la pena efectivamente impuesta en la sentencia, cuando ésta hubiere sido recurrida. 21 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española Duración no superior a seis meses: Cuando la prisión provisional se hubiere acordado para evitar el peligro de ocultación, alteración o destrucción de las fuentes de prueba relevantes para el caso, su duración no podrá exceder de seis meses. No obstante, cuando se hubiere decretado la prisión incomunicada o el secreto del sumario, si antes del plazo establecido en el párrafo anterior se levantare la incomunicación o el secreto, el juez o tribunal habrá de motivar la subsistencia del presupuesto de la prisión provisional. Libertad tras plazos máximos de prisión provisional: tras el transcurso de los plazos máximos establecidos para la duración de la prisión provisional, se acordará la libertad del imputado, pero ello no impedirá que la prisión provisional se acuerde de nuevo en el caso de que el imputado, sin motivo legítimo, dejare de comparecer a cualquier llamamiento del juez o tribunal. Para el cómputo de los plazos máximos establecidos para la libertad provisional, se tendrá en cuenta el tiempo que el imputado hubiere estado detenido o sometido a prisión provisional por la misma causa. Se excluirá, sin embargo, de este cómputo, el tiempo en que la causa sufriere dilaciones no imputables a la Administración de Justicia. Cuando la medida de prisión provisional acordada exceda de las dos terceras partes de su duración máxima, el juez o tribunal que conozca de la causa y el ministerio fiscal comunicarán respectivamente ésta circunstancia al Presidente de la Sala de Gobierno y al Fiscal-Jefe del Tribunal correspondiente, con la finalidad de que se adopten las medidas precisas para imprimir a las actuaciones la máxima celeridad. A estos efectos, la tramitación del procedimiento gozará de preferencia respecto de todos los demás. Comentarios: En nuestro sistema, aun cuando se pretende hacer ver que la prisión preventiva es excepcional, lo cierto es que existe un amplio margen discrecional a la hora de valorar los requisitos para acordarla, pues el Juez ha de manejar demasiados conceptos jurídicos indeterminados. No 22 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española obstante, el hecho del retraso en la tramitación de las causas y de que las cárceles están saturadas, son realidades que influyen para evitar la entrada en prisión de muchos imputados con riesgo de fuga. Las medidas alternativas a la prisión preventiva no se contemplan de forma específica en la legislación española, previéndose únicamente el ingreso en centros para continuar tratamientos de desintoxicación o deshabituación a sustancias estupefacientes, cuando ya se haya iniciado el tratamiento y sea anterior a los hechos delictivos que den lugar a decidir sobre la prisión preventiva. Entre las personas que han participado en la elaboración de este documento existen diferencias sobre las siguientes consideraciones. Algunos expertos, defienden que sería deseable que, así como en la última reforma del Código Penal se ha intentado dar mayor protagonismo a las medidas alternativas a la prisión tras la condena en sentencia firme, debería también establecerse la posibilidad de aplicar medidas alternativas a la prisión preventiva (cárcel electrónica, tratamientos ambulatorios, asistencia a programas educativos, cumplimiento de determinados deberes, etc…). Sin embargo, otros expertos, apuntan que un gran número de estas medidas corresponden a medidas de seguridad, aplicadas solo en caso de condena y, por lo tanto, no son realmente alternativas a la prisión preventiva. En un reciente caso, el magistrado instructor solicitó informes a Instituciones Penitenciarias, GC y Policía sobre la seguridad de impedir fugas con la implantación de las pulseras electrónicas a un preso preventivo, y recibió informes que lo desaconsejaban porque sólo se les pueden imponer a penados y, en segundo lugar, porque la pulsera no se consideró segura. De ello, puede deducirse que puede convenir reflexionar en el estudio de estas cuestiones a nivel nacional y supranacional y, en particular, en el ámbito europeo antes de alcanzar conclusiones firmes. Por otra parte, se da la circunstancia de que España, tal como se expresa en el Libro Verde, es uno de los países europeos en los que la prisión preventiva puede llegar a una duración de hasta un tiempo de cuatro años, ya que, aun cuando el límite máximo está fijado en dos años, se prevé la posibilidad de una prórroga de la prisión preventiva de hasta otros dos años; incluso, la duración puede ser superior a cuatro años en el supuesto de que el imputado fuere condenado en primera instancia, ya que la 23 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española legislación permite la prórroga de la prisión preventiva hasta el límite de la mitad de la pena efectivamente impuesta en la sentencia, cuando ésta hubiere sido recurrida, y podríamos estar ante condenas de 12 años o más, en las que la mitad (6 años) ya excede de manera considerable de cuatro años. Existe un sistema de recursos (reforma y apelación) que pretende garantizar la revisión de la resolución por la que se acuerda la prisión preventiva, aunque como el recurso de reforma se plantea ante el propio órgano que ha acordado la prisión preventiva, no es fácil que tenga éxito. El recurso de apelación muchas veces lo que hace es retrasar el momento de la decisión sobre la puesta en libertad, y en la mayoría de los casos resulta más eficaz no utilizar la vía de recurso, sino solicitar la libertad una vez transcurrido un periodo de tiempo prudencial desde que se acordó la prisión preventiva. PREGUNTA 7. ¿Sería conveniente establecer normas mínimas en la Unión Europea que regulen los períodos máximos de prisión preventiva y su revisión periódica con vistas a reforzar la confianza mutua? España es uno de los países en los que en los últimos años se han ampliado los supuestos que pueden llevar a decretar la prisión preventiva para una persona, habiéndose excedido de los casos para los que en principio estaba pensada esta medida excepcional, es decir, cuando existiendo riesgo de fuga, riesgo de entorpecer las investigaciones o riesgo para la víctima, testigos u otras personas, no exista otra medida preventiva menos gravosa para el imputado. A esto hay que añadir la ampliación de los plazos máximos de duración de la prisión preventiva y la escasez de medidas provisionales alternativas a la prisión así como su reducida aplicación, a excepción de la fianza económica, cuya imposición sólo es posible en los casos de personas con suficiente solvencia. Por un lado, en relación con las infracciones a las que resulta de aplicación, además de los supuestos tradicionales referidos a conductas de una importante significación y relevancia, se puede ordenar la prisión preventiva a una persona sospechosa de haber cometido infracciones dolosas no graves por el simple hecho de contar con antecedentes penales o 24 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española por existir la sospecha de que dicha persona actúe en grupo o con habitualidad, sea cual sea la gravedad del hecho imputado. En relación con la finalidad perseguida con la propia medida provisional, a los fines citados más arriba (evitar riegos de fuga, impedir la destrucción o manipulación de pruebas y similares y evitar que la persona imputada pueda actuar contra bienes jurídicos de la víctima), la prisión preventiva puede usarse por los órganos judiciales para evitar futuros delitos, con lo que se está prejuzgando y en consecuencia vulnerando la presunción de inocencia que debería prevalecer. De esta manera, la prisión preventiva ha dejado de ser un recurso excepcional para poder usarse prácticamente en cualquier situación en la que exista un procedimiento judicial penal por delito doloso. Por otro lado, en relación a los plazos máximos, en estos momentos, con el sistema de prórrogas se sitúa en 4 años, pudiendo llegar hasta la mitad de la condena impuesta en sentencia no firme/recurrida. No podemos dejar de mencionar el criticado régimen de incomunicación (detención y prisión), que exige extremar la garantía respecto a la situación del detenido. La prisión, es la medida más lesiva que puede imponerse a una persona que está siendo juzgada y conlleva terribles consecuencias en quien la sufre. Su régimen es ajeno al tratamiento penitenciario, el tercer grado, la libertad condicional o los beneficios penitenciarios, sólo accesibles de lleno a las personas penadas, con lo que el tiempo transcurrido en prisión preventiva es aún más gravoso que el transcurrido cumpliendo pena privativa de libertad. Es importante recordar también que en no pocas ocasiones la persona finalmente es absuelta o condenada a pena distinta o inferior a la prisión sufrida, situación difícilmente resarcible. El sistema actual no está sirviendo para frenar determinadas desviaciones que se producen en algunos Estados. Un claro ejemplo de ello es la persistencia del régimen de incomunicación en España. Nos consta que esta situación resta confianza a España por parte de los demás Estados miembros de la Unión europea en el sentido que se le da en el Libro verde. 25 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española Para evitar todo esto y asegurar un sistema de prisión preventiva realmente excepcional, entendemos que es necesario y urgente que, en la medida en que el marco competencial lo permita, se establezcan unas normas mínimas en el ámbito de la Unión Europea a través de reglamentos, directivas u otras normas de obligado cumplimiento, a fin de homologar los principios reguladores de la prisión preventiva por parte de todos los Estados miembros. Igualmente, consideramos necesario establecer unos mínimos en cuanto a la duración máxima del periodo de esta prisión preventiva así como requisitos para su aplicación, derecho a impugnar la legalidad de ésta y el derecho al acceso a recursos. Todo ello tomando como referente la regulación más garantista y respetuosa con los derechos humanos de entre las que se aplican en los Estados miembros. De ser así, ¿cuál sería la mejor manera de lograrlo? Una regulación de un habeas corpus europeo podría ser una primera medida para mejorar esta situación. Entre otras opciones posibles, una vez tramitado el habeas corpus, el Juez competente adoptaría las resoluciones oportunas para conocer de inmediato del estado del privado de libertad, recabando para ello de la autoridad custodia del detenido toda la información necesaria. En el plazo de 72 horas desde que se cursó la solicitud, el privado de libertad sería puesto a disposición judicial sin que quedaran excusa de ningún tipo por parte de quien se encuentra a su cargo, adoptándose al efecto las medidas de traslado necesarias. Una vez examinado el solicitante de hábeas corpus por el juez competente, dictaría resolución en el acto decidiendo sobre la legalidad o ilegalidad de la privación de libertad y ordenando, en cada caso, la continuación de la detención o la inmediata puesta en libertad del detenido. Este procedimiento podría, por ejemplo, poder solicitarse por el detenido, por su abogado, por Eurojust, o por el Ombudsman europeo o el del país afectado. Crear un Observatorio Europeo de la Prisión/detención Preventiva que estudie las diferentes legislaciones, y establezca como modelo la que resulte con más garantías obteniendo un compromiso real de los Estados de cambiar sus respectivas legislaciones internas adoptando esos mínimos. 26 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española Desarrollar una normativa de obligado cumplimiento para los Estados miembros y de aplicación directa, de manera que el que no la cumpla tenga una serie de sanciones o perjuicios económicos y que cualquier ciudadano pueda denunciar su incumplimiento. Dicha normativa habría de contener al menos: - Supuestos excepcionales en los que se puede aplicar la prisión preventiva (sólo como último recurso, cuando no exista otra medida menos gravosa y en delitos dolosos que tengan una determinada entidad y/o denoten cierta peligrosidad). - Fines que persigue: evitar riesgo de fuga, destrucción de pruebas u obstrucciones en la investigación y protección de la/as víctimas o testigos. - Obligatoriedad de un procedimiento contradictorio para su imposición, con asistencia de abogado para el imputado. - Obligatoriedad de revisión periódica de oficio de las razones por las que se ordenó la prisión preventiva. - Plazo máximo de duración: 2 años en los supuestos más graves. - Prohibición de la detención o la prisión incomunicadas. - Derecho a elección de abogado en todos los casos. - Derecho a ser visto por un médico forense en todos los casos y posibilidad de ser examinado además por otro médico a costa del imputado. - Derecho a ser asistido por abogado antes de declarar ante las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, así como en el Juzgado. - Los demás derechos recogidos en el artículo 520 LECri, respecto a los que existe cierto consenso internacional. 27 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española En un estadio posterior el Observatorio Europeo, que podría por ejemplo depender orgánicamente de la Agencia de Derechos Fundamentales, tendría funciones de vigilancia respecto al correcto desarrollo de todas estas medidas y la forma en que se cumplen en cada Estado. ¿Qué otras medidas reducirían la detención preventiva? Para reducir el abuso en la aplicación de la prisión preventiva no habría más que potenciar el uso de medidas no privativas de libertad, las previstas en nuestra Ley de Enjuiciamiento Criminal, las contempladas en la Decisión marco 2009/829 del Consejo de 23 de Octubre de 2009, relativa a la aplicación entre Estados miembros de la Unión Europea del principio de reconocimiento mutuo a las resoluciones sobre medidas de vigilancia como sustitución de la prisión provisional (Orden Europea de Vigilancia). En general, ampliar las medidas provisionales dejando la prisión preventiva como último recurso. Desarrollar un sistema de medidas alternativas de forma similar, incluso más amplia, al existente para las personas penadas, en el que se incluyan, además de la fianza: Necesidad de que el órgano judicial valore todas las circunstancias personales del imputado, de manera que si procede, se soliciten o puedan aportarse informes a los organismos públicos y/o privados que puedan conocer dicha información. Tratamiento de drogodependencias en régimen de internamiento o ambulatorio en centro homologado o acreditado (voluntario). Realización de otro programa terapéutico (voluntario). Seguimiento individualizado por los servicios administrativos oportunos con o sin el establecimiento de reglas de conducta. Utilización de controles telemáticos. 28 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española Seguimiento por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Arresto domiciliario preventivo. Custodia por parte de familiares o entidades sociales. La aplicación de las nuevas tecnologías en los procedimientos judiciales (videoconferencias, sistema electrónico de comunicación entre las distintas instancias judiciales, policiales,…de los Estados miembros) podría constituirse en otra medida para alcanzar tal fin ya que reduciría el temor de que estos se dilataran excesivamente en el tiempo al encontrarse el imputado residiendo en otro país. Mejorar los procedimientos sancionadores para cuando se incumplen los plazos máximos de tramitación en estas causas, y un mejorado y adecuado procedimiento sencillo de reclamación patrimonial contra la Administración cuando se sufre ésta situación prolongada sin motivos contrastados de fuga y por tiempo innecesario debido a la falta de diligencia en la tramitación de la causa sufriendo dilaciones injustificadas. 29 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española CAPITULO III: CUESTIONES ESPECÍFICAS, SUPERVISION Y PAPEL DEL CONSEJO DE EUROPA PREGUNTA Nº 8: Hay medidas alternativas especificas a la detención de pudieran desarrollarse en relación con los menores. Como premisa inicial, es evidente que jamás se debe proceder a detención en asuntos que no lleven aparejada la gravedad de pena de prisión para un adulto. Una vez establecida esta base, en teoría el sistema español permite medidas diversas de carácter cautelar, algunas en el medio abierto y otras en el sistema cerrado (encarcelamiento). Establece el artículo 28 de la LO 5/00 que dichas medidas podrán consistir en internamiento en centro en el régimen adecuado, libertad vigilada, prohibición de aproximarse o comunicarse con la víctima o con aquellos de sus familiares u otras personas que determine el Juez, o convivencia con otra persona, familia o grupo educativo. Igualmente, para la adopción de la medida cautelar de internamiento se atenderá a la gravedad de los hechos, valorando también las circunstancias personales y sociales del menor, la existencia de un peligro cierto de fuga, y, especialmente, el que el menor hubiera cometido o no con anterioridad otros hechos graves de la misma naturaleza. No obstante, entendemos que lo realmente importante no debería ser la gravedad de los hechos, sino la necesidad del menor en función de su situación personal, y que en caso de precisar un control superior al previsto legalmente (libertad vigilada, convivencia con otras personas y prohibición de acercamiento) deberían crearse medidas distintas del encarcelamiento. Si el menor es miembro de una familia con capacidad de acompañamiento, las medidas pasarían por implicar a la propia familia en el cumplimiento de dicha medida cautelar. Se le encargaría a la familia la custodia del menor hasta tanto se celebrara el juicio. Lógicamente ello dependerá del grado de estructuración de la familia y de su nivel de compromiso. En estos casos, a fin de evitar la comisión de nuevas infracciones podría valorarse la imposición de localización permanente en el domicilio en ciertas horas en las que es más previsible la repetición de 30 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española comportamientos que se pretenden evitar (por ejemplo en caso de un menor con problemas de drogodependencia se le podría limitar las salidas nocturnas o de fin de semana hasta que solvente su problema). Como alternativa a la propia familia del menor se podrían establecer ciertos controles diarios, bien a través de medios telemáticos o bien en los propios juzgados de Menores o bien con asistentes sociales que emitieran Informes en cuanto al control y seguimiento del menor hasta el juicio, con el objetivo común de disuadir al menor de la comisión de nuevos hechos. En el sistema español un menor puede permanecer hasta 9 meses en internamiento, lo que parece excesivo toda vez que puede que el internado sea inocente o que la Sentencia considere precisa otra medida menos restrictiva o internamiento pero de inferior duración. Por ello, se debería estudiar para evitar los problemas de la detención y prisión preventiva la creación de alguna figura similar a la existente en el sistema español de los juicios rápidos para adultos. Se trata de desbloquear a los Juzgados de Menores en muchas ocasiones colapsados con procesos en los que se estén juzgando simples faltas. Así se podría distinguir entre Juzgados de Menores para Juicios de Faltas y Juzgados de Menores para delitos. Dando en este último supuesto prioridad a los menores sometidos a medidas cautelares. Por otro lado en cuanto a menores inmigrantes, recientemente la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados de Baleares constató una erosión de las exigencias dimanantes del principio de igualdad en la aplicación del derecho procesal penal y penitenciario a ciudadanos extranjeros, en especial, a aquellos que se encuentran en nuestro país en una situación irregular, advirtiéndose una tendencia a dictar autos de prisión preventiva por delitos menores y aduciendo la condición de extranjero en situación irregular como principal fundamento, y a dictar sustitución de penas privativas de libertad por expulsión del territorio nacional, también por la comisión de delitos menores, y sin consideración a otros principios que deben informar el derecho de extranjería. En este sentido, cabe sugerir a la Comisión Europea que profundice respecto a otros colectivos específicos cuyos derechos son particularmente frágiles, entre los que se encuentran entre otros colectivos de inmigrantes, drogodependientes, mayores y personas discapacitadas, algunos de los cuales tienen situaciones jurídicas dignas de protección específica tal y como les reconoce la propia Carta de Derechos Fundamentales. 31 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española PREGUNTA 9. SOBRE LA SUPERVISIÓN DE LAS CONDCIONES DE DETENCIÓN PREGUNTA Nº 9. ¿De que forma se podría mejorar en la promoción de la supervisión de las condiciones de detención por parte de los Estados miembros? ¿Cómo podría animar la UE a las administraciones penitenciarias a trabajar en red y a establecer las mejores prácticas? Propuestas: Establecer Directrices Marcos que obliguen a los Estados Miembros a implementar dentro de las legislaciones penitenciarias nacionales el contenido de las Reglas Penitenciarias Europeas y de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de las Naciones Unidas. Desarrollar las condiciones que debe tener los Mecanismos Nacionales de Prevención creados con motivo del Protocolo Facultativo de la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura de 2006, obligando a que sean independientes respecto de los Gobiernos de las Naciones, y a que en ello participe activamente la sociedad civil (asociaciones, grupos de apoyos a reclusos, fundaciones, en general Ongs.) Creación de un Mecanismo Europeo de Prevención integrado por los distintos Mecanismos Nacionales de Prevención, con funciones concretas y cuya actuación vincule a los Estados Miembros. Creación de un registro europeo de denuncias y condenas por hechos ocurridos en los centros penitenciarios y en los centros de detención en general. Creación de un programa para la instauración en todos los centros penitenciarios de todos los Estados miembros de la Unión Europea de un Servicio de Orientación y Atención Jurídica Penitenciaria 32 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española (SOAJP), externo a la institución penitenciaria y, preferiblemente, como existe en España, dependiente de los Colegios de Abogados. Ello garantiza que se preste el servicio por profesionales organizados institucionalmente, regulados, independientes y con formación específica. Su función consistiría en asesorar, en todo momento, a los reclusos, sobre todos sus derechos penitenciarios y también civiles, sociales, fiscales, políticos etc. así como sobre las condiciones de su detención. Estos servicios cuentan con portales web especializados: http://www.derechopenitenciario.com y celebran encuentros anuales (programa de su último encuentro de 2011 celebrado en Palencia, hace apenas dos semanas: http://www.soajpsevilla.es/uploads/533a5d0b-09be-430c.pdf ). Participación activa del Servicio de Orientación y Atención Jurídica Penitenciar (SOAJP) en los Mecanismos Nacionales de Prevención, ya sea formando parte de los mismos, o como colaboradores directos con competencias específicas reconocidas en la legislación de los Estados. Implicación de los organismos profesionales, civiles y públicos en la promoción de actividades tendentes a la reinserción y valorización humana y profesional de los presos. En este sentido, por poner un ejemplo concreto, las actuales togas del Consejo General de la Abogacía Española han sido elaboradas por talleres de confección de centros penitenciarios en colaboración con la Dirección General de Asuntos Penitenciarios. Aprobación de la medida C de propuesta de acceso a un abogado, que estipula en su artículo 4.4.”El abogado tendrá derecho a comprobar las condiciones de detención del sospechoso o del acusado, para lo que se le otorgará acceso al lugar de detención”. PREGUNTA 10. SOBRE LAS NORMA DE DETENCION PREGUNTA 10. ¿De que forma se podría promover mejor el trabajo del Consejo de Europa y de los Estados miembros en su empeño por aplicar unos niveles de detención adecuados? 33 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected] Consejo General de la Abogacía Española En este sentido, la jurisprudencia del TEDH creado por el Consejo de Europa supone un gran avance efectivo para el continente que debe ampararse, aplicarse y valorizarse internacionalmente. La futura adhesión de la UE al Convenio Europeo de Derechos Humanos, pese a las ciertas dificultades técnicas, sería sin duda un importante paso adelante, teniendo en cuenta además que se están empezando a debatir cuestiones a nivel europeo como la Fiscalía Europea, que podrían afectar sustancialmente a las garantías del proceso y a las condiciones y niveles de detención. Por otro lado, la actualización y el conocimiento incluso por la propia población penitenciaria de sus derechos, de su estatuto y régimen jurídico, entre las cuales cabe incluir las normas penitenciarias del Consejo de Europa de 2006 supondrían igualmente un cauce de mejora sustantivo. En esta línea, la reciente adopción de la Carta de derechos de los Detenidos como medida B en una primera reunión por parte del Consejo de la UE y es una gran noticia al menos para el estadio de la detención provisional, que esperemos se consolide próximamente por el Parlamento Europeo y se ratifique por los Ministros competentes. En esa misma línea, resulta preciso fomentar la promoción de mejores prácticas, formación para abogados penalistas y colaboración formal con Colegios de Abogados, como ya se ha indicado, a través de las mejoras normativas e iniciativas reflejadas en la línea argumental expuesta a lo largo del documento. Por último, los autores quisieran dejar constancia de su agradecimiento institucional a la Comisión Europea, y en particular a la Dirección General de Justicia, por haber presentado esta consulta y por su nuevo impulso edificante a través de un enfoque técnico y transparente sobre estas importantes cuestiones que son y serán un indicador de la fortaleza de los Estados de Derecho y de la Unión Europea. Madrid, a 29 de Noviembre de 2011 *** *** *** 34 Paseo de Recoletos 13, 28004 Madrid Telf: (34) 91 523 25 93 Fax: (34) 91 532 78 36 [email protected]