Playita de Cajobabo: pedazo de tierra sagrada

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Playita de Cajobabo: pedazo de tierra sagrada para la historia
Por Raiza Martin Lobo
Número 05, 2015
Ir hasta el sitio histórico conmueve, estremece, impresiona. Estar en Playita de
Cajobabo, dialogar con el mar y presenciar las enormes rocas y farallones que le
perdonaron la vida a nuestro José Martí aquella noche del 11 de abril de 1895, cuando
desembarcó por esta zona guantanamera, es muestra de cuánto necesitamos beber de la
sabia histórica.
Para cualquier cubano, es un privilegio caminar por la playa, subir lomas... conocer de
aquella travesía nocturna, con el mar embravecido, donde el delegado del Partido
Revolucionario Cubano acompañado del Mayor General Máximo Gómez y los
generales Francisco Borrego y Angel Guerra, el coronel Marcos del Rosario y el capitán
César Salas, vieron partirse el timón del bote.
Llegaba José Martí a Cuba para incorporarse a la guerra iniciada el 24 de febrero de
1895. No pensaba en otra cosa que no fuera luchar por la independencia de su país.
Tampoco imaginaba que este sitio, se convertiría años después, en un pedazo de tierra
sagrado para la Patria.
Al contrario de lo que le había sucedido a la expedición de Flor Crombet y los
hermanos Antonio y José Maceo, quienes tuvieron que combatir tras el desembarco días
antes por Baracoa, José Martí y Máximo Gómez, no desafiaron mayores dificultades
para entrar en Cuba sin ser descubiertos.
El día se tornaba pesado, el mar estaba negro como la noche y las olas se elevaban
furiosas chocando contra los farallones, esos farallones testigos del paso del Maestro
por tierra guantanamera. Y junto a la costa, las luces. Hay que ceñirse los revólveres,
dijo Martí. No sabían con certeza quiénes estaban allí. Luego supieron que eran
pescadores y les dieron la mano.
Al desembarcar Gómez besa la arena y Marcos del Rosario, uno de los tripulantes de
aquel bote junto a Martí y Gómez, recorrió el lugar años más tarde, el 23 de abril de
1922, e identificó el sitio específico en el que se levantaría un monumento en 1947. Así
pisaron tierra cubana, tierra guantanamera.
A 120 años del arribo de José Martí y Máximo Gómez por Playitas de Cajobabo,
recordamos este hecho histórico con la enseñanza de que jamás se puede eludir el deber
de luchar por la Revolución y defenderla hasta sus últimas consecuencias. Por ello, hoy
el delegado del Partido revolucionario Cubano, es en un referente indispensable para
encontrar los caminos que nos permitan salvar a la humanidad y a la naturaleza.
Hasta el Monumento erigido en Playita de Cajobabo llegan hoy las nuevas generaciones
para beber de las fuentes de la historia. Y resulta curioso que todavía en aquel silencio,
solo roto por el sonido de las olas del mar, aún sentimos la presencia del hombre sincero
de donde crece la palma.
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