10 Lección 10 Para el 9 de junio de 2007 La Biblia y la felicidad ✲ Sábado 2 de junio LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 21:36; Juan 8:32; 1 Corintios 10:13; Filipenses 2:3; Colosenses 3:13; 1 Pedro 3:15; 4:12-14; 1 Juan 1:4. PARA MEMORIZAR: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). PENSAMIENTO CLAVE: La Biblia nos ofrece respuestas para una de las metas más escurridizas de la vida: la felicidad. TODOS QUIEREN SER FELICES; no obstante, pocos saben cómo lograrlo. El mundo ofrece toda suerte de atracciones que prometen la felicidad, pero siempre resulta que, en último análisis, son superficiales, pasajeras y vacías. ¿Podemos encontrar la felicidad en este mundo pecaminoso? Sí, podemos, pero únicamente volviéndonos a la Fuente de toda felicidad, que es Dios. El dolor, el sufrimiento o la infelicidad son el resultado de nuestra separación de Dios; entonces, solo en la medida en que nos volvamos a él podremos encontrar la felicidad que todos anhelamos, pero que el mundo mismo no ofrece. También nos concentraremos, por lo menos algunos días, en la unidad familiar misma, porque allí es donde se origina mucho de nuestra felicidad o infelicidad. La Biblia nos ofrece principios maravillosos que, de ser aplicados, pueden proteger a nuestras familias de muchas circunstancias que solo conducen a la miseria y el sufrimiento. Y, sin tomar en cuenta el pasado y los errores que hayamos cometido, que nos han herido o que han herido a otros, Dios, por medio de su Palabra, nos ofrece promesas que pueden traer curación y felicidad. “Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrá a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” (Isa. 35:10). ✲ Domingo 3 de junio LECCIÓN 10 VIDA ABUNDANTE “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Lee el texto transcrito arriba. ¿Qué nos está comunicando Jesús? ¿Cómo entendemos la idea de tener vida más abundante? ¿Qué crees que incluye? ¿Qué no incluye? En el fundamento de todo lo que creemos y esperamos como cristianos, se encuentra la promesa de vida eterna (1 Juan 2:25). Sin ella, cualquier otra cosa que Jesús haga por nosotros, aun ahora, es en vano (1 Cor. 15:16-19). No obstante, las promesas que Dios nos ha dado en la Biblia no son todas pertenecientes al mundo futuro; no todas pertenecen a la vida en el cielo nuevo y la Tierra Nueva sin pecado, sufrimiento ni muerte. La Palabra de Dios nos promete muchas bendiciones aquí y ahora; cosas que pueden ayudarnos grandemente a saber ahora lo que Jesús quiso decir cuando habló de darnos “vida abundante”. Lee Juan 8:32; 1 Corintios 10:13; Efesios 2:8; 1 Pedro 3:15; y 1 Juan 1:4. ¿Qué promesas se encuentran en estos textos? ¿Qué nos ofrecen en esta vida, aquí y ahora? Dios nos ama; y, porque nos ama, anhela que seamos felices. Él desea lo mejor para nosotros. Por medio de su Palabra, Dios se nos ha revelado y nos ha mostrado todo lo que está dispuesto a hacer por nosotros si sola-mente le permitimos que lo haga. Cuán a menudo nosotros mismos somos los mayores obstáculos para nuestra felicidad. ¿Qué cosas que haces tú mismo te estorban para no estar gozando ahora de la “vida abundante” que se nos ofrece por medio de Jesús? Una vez que admitas cuáles son esos impedimentos, ¿cómo puedes eliminarlos de tu vida? ✲ Lunes 4 de junio ALEGRARSE DELANTE DE JEHOVÁ “Dios creó la tierra para que fuera morada de seres santos y felices” (HAd 489). La felicidad, por supuesto, fue trastornada por el pecado (Gén. 3:16-18); y, hasta que el pecado sea finalmente erradicado, no podremos gozar de la plena felicidad que solo pueden disfrutar los seres sin pecado en un mundo sin pecado. Entretanto, aun en este mundo pecaminoso, Dios ha provisto medios por los que podemos alcanzar cierta medida de felicidad, contentamiento y gozo aun en esta vida. ¿Qué promesas hizo Dios a Israel, por supuesto, siempre que fuera obediente? Lev. 23:40; Deut. 12:7, 12, 18; 16:11. Diversos estudios han demostrado que, con respecto a la clase de factores que son indicadores de “felicidad”, las personas que tienen fe en Dios poseen mejores índices en este campo que los que viven sin ninguna fe. Como cristiano, piensa acerca de lo que Dios nos ha revelado: que tenemos un Dios amante y que se preocupa por nosotros; que nos amó tanto, que vino a la tierra, tomó la carne humana (Rom. 8:3) y en esa carne murió por nuestro pecado (Rom. 5:8); y que, por causa de su muerte, tenemos la promesa de la vida eterna en un mundo hecho nuevo (Apoc. 21:1). Tenemos la esperanza de que esta vida no es todo lo que existe. Mientras tanto, tenemos de él muchas promesas preciosas acerca de que él está con nosotros (Mat. 28:20); nos guía (Juan 16:13); nos ayuda (Heb. 4:16); nunca nos abandona o nos olvida (Heb. 13:5); etc. No es extraño que deberíamos ser más felices que los que no saben nada de estas promesas. Lee Éxodo 20:1 al 12; Proverbios 3:5; Lucas 21:36; Filipenses 2:3; Colosenses 3:13; 1 Pedro 4:1 y 2; y 2 Juan 5, y nota los principios subyacentes en ellos. ¿Cómo cada uno de ellos, a su propio modo, añade algo a nuestra felicidad aquí, si obedeciéramos lo que enseñan? Pregúntate, además: ¿Cuán bien estoy procurando seguir los principios que aparecen esbozados en estos textos? ✲ Martes 5 de junio LECCIÓN 10 EL FUNDAMENTO DE LA FAMILIA: Parte 1 La Biblia afirma que el mundo fue creado por la palabra de Dios y que él creó a la humanidad a su propia imagen (Gén. 1:26, 27). Él diseñó al hombre y a la mujer, bendijo el primer casamiento e hizo del matrimonio el fundamento de la familia. Y, como todos sabemos muy bien, una familia fuerte y estable es un componente básico en crear vidas felices. Como dice el salmista: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Sal. 127:1). En la familia, podemos experimentar el amor y la felicidad. Por esta razón, la Palabra manifiesta claramente: “Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mat. 19:6). Dios desea que sus hijos comprendan que, si se casan, han hecho un pacto de fidelidad el uno al otro durante todo el tiempo que vivan. La Palabra también explica de qué manera esta relación matrimonial puede fortalecerse: cásate sólo con alguien que sea creyente (2 Cor. 6:14-16), sean completamente leales el uno con el otro (Heb. 13:4), y expresen amor y aprecio el uno al otro (Cant. 7:19). La familia que vive por la Palabra de Dios experimentará el gozo de su presencia mientras obedecen sus Mandamientos. ¿Qué principios, para una familia sólida, pueden encontrarse en los siguientes textos: Deut. 6:5-7 ______________________________________________________ Prov. 31:30 ______________________________________________________ Gál. 3:28, 29 ____________________________________________________ Efe. 5:25 ________________________________________________________ ¿Cómo puedes aplicar los principios afirmados en los textos de arriba y fortalecer tus propias relaciones familiares? ¿Qué puedes hacer para sanar las heridas producidas por relaciones familiares que se han quebrado en lo pasado? ✲ Miércoles 6 de junio EL FUNDAMENTO DE LA FAMILIA: Parte 2 La familia es el fundamento de todo lo humano; si destruyes ese fundamento, o aun si lo debilitas, mucho se derrumbará con ello. Cuán vital es que, como cristianos, hagamos todo lo que podamos a fin de proteger la santidad de nuestros hogares (y la palabra “hogar” incluye todas las modalidades, desde vivir solos hasta formar parte de una familia numerosa). Repasa los Diez Mandamientos. ¿Cuántos de ellos están directamente relacionados con las preocupaciones de la familia, y de qué modo están relacionados? ¿Por qué las familias serían más fuertes y más seguras si siguieran todos estos mandamientos? Un aspecto vital de la vida familiar tiene que ver con la responsabilidad. La Biblia dice que cada persona –esposo, esposa o hijo– debe asumir la responsabilidad por las elecciones que realiza (2 Cor. 5:10). Si cada persona conoce y acepta su responsabilidad como se indica en la Palabra, los lazos familiares serían grandemente fortalecidos. La Palabra otorga criterios acerca de la responsabilidad de cada persona. La Palabra dice que Abraham mandaría “a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová” (Gén. 18:19). A los padres, la Palabra los amonesta: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Prov. 22:6). La Palabra también advierte a los padres que eviten tratar a sus hijos de una manera que los desanime (Col. 3:21). A los hijos, la Palabra les ordena: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxo. 20:12); y también: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo” (Efe. 6:1). A los esposos, la Palabra indica: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella” (Efe. 5:25); y a las esposas: “Estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo” (Efe. 5:22, 23). ¿Cuáles son tus propias responsabilidades con respecto a tu familia? ¿Cuán bien las estás cumpliendo? ¿Estás haciendo alguna cosa que pueda dañar la felicidad y la santidad de tu familia? ¿Qué áreas de tus relaciones familiares necesitan mejorar? ✲ Jueves 7 de junio LECCIÓN 10 “NO COMO EL MUNDO LA DA” Como estamos reflexionando toda esta semana, Dios nos ama y quiere que seamos felices. Al mismo tiempo, debemos recordar que estamos en un mundo de pecado, de muerte, de sufrimiento; un mundo que está en medio de una guerra entre el bien y el mal. Como en todas las guerras, hay bajas; de hecho, todos hemos sufrido en esta guerra, de un modo u otro. Por eso, a pesar de las muchas promesas que tenemos en la Biblia, promesas que ofrecen mucho consuelo y esperanza, todos estamos destinados a sufrir en esta vida. Piensa en las vidas de Abraham, de David, de Jesús y de Pablo. ¿Podrías caracterizar sus vidas como que fueron “felices”? Defiende tu respuesta. Uno de los conceptos vitales que debemos considerar es cómo entendemos la felicidad. Jesús mismo nos dio una clave cuando mencionó: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). En otras palabras, tenemos que darnos cuenta de que las ideas mundanas acerca de la paz, o aun de la felicidad, no son las mismas que las ideas bíblicas. La felicidad mundana puede estar basada en cosas pasajeras y temporales; cosas que en su momento y lugar pueden ser buenas. Pero, más temprano o más tarde, todos esos beneficios se desvanecen, y construir nuestra esperanza y felicidad sobre ellos es como construir sobre la arena. Para el cristiano, la felicidad tiene que estar basada en algo más profundo que los gozos pasajeros e inciertos de esta vida. Es importante que podamos gozar de estas cosas, y derivar algo de placer y felicidad de ellas; pero debemos mantener nuestra esperanza fundamentada en donde “ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan” (Mat. 6:20). Lee Lucas 10:20; Juan 14:27; Filipenses 3:7 al 11; 4:6 al 13; y 1 Pedro 4:12 al 14. ¿Qué principios se encuentran en estos textos que pueden ayudarnos a entender mejor lo que significa ser “feliz” en esta vida, aun en medio del sufrimiento y la tristeza? Además, al leerlos, pregúntate: ¿Cuán bien estoy aplicando estos principios en mi propia vida? ✲ Viernes 8 de junio PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: El hogar adventista, “Los factores de éxito o fracaso”, pp. 77-83; “Acerca del altar familiar”, pp. 84-113. “El sentimiento de culpa debe ser depositado a los pies de la cruz del Calvario. La sensación de nuestra pecaminosidad ha contaminado la fuente de la vida y de la verdadera felicidad. Pero Jesús dice: ‘Depositadlo todo en mí; yo tomaré vuestro pecado y os daré paz. No destruyáis por más tiempo vuestra propia dignidad, porque os he comprado con el precio de mi propia sangre. Sois míos; fortaleceré vuestras voluntades debilitadas; disiparé vuestro remordimiento’. Entonces, vuelva su corazón agradecido, que tiembla de incertidumbre, y aférrese de la esperanza que se le pro-pone. Dios acepta su quebrado y contrito corazón. Le ofrece ampliamente su perdón. Le ofrece adoptarla en el seno de su familia y ayudarla con su gracia en su debilidad, y el amante Jesús la guiará paso a paso, con tal de que usted ponga su mano en la de él y le permita que la guíe” (CDD 61). “Los hijos de Dios pueden regocijarse en todas las cosas y en todo tiempo. Cuando vengan pruebas y dificultades, creyendo en las sabias providencias de Dios, pueden regocijarse. No necesitan esperar un feliz arranque de sentimientos, sino que por fe pueden aferrarse de las promesas, y levantar un himno de gratitud a Dios. Cuando Satanás lo tiente, no pronuncie ni una palabra de duda o de oscuridad”.–Elena G. de White, The Advent Review and Sabbath Herald, 11 de febrero de 1890. PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1 Como clase, conversen sobre toda esta idea de la felicidad. ¿Cuáles son las definiciones que pueden dar acerca de la felicidad? ¿Deberíamos esperar ser felices todo el tiempo? ¿Hay algo malo en nuestro caminar con Dios si no nos sentimos felices? ¿Cómo puede Satanás usar la felicidad como una maniobra para engañarnos? Al mismo tiempo, ¿cómo puede usar Dios la infelicidad como un medio para llegar a las personas? 2 ¿Qué le dirías a un cristiano que admite que no es feliz? ¿Qué consejo darías a esa persona? 3 Como clase, analicen este pensamiento: ¿Puede una persona que cree en Dios ser feliz aun mientras sufre por causa de Cristo? LECCIÓN 10