Opinión. www.generalisimofranco.com 1 Man i pu laci ón au t or i z ada de l a H i s t or i a de E s pañ a. Por Dr . Manuel Clemente Cer a. E l ins aciable afán iconoclas ta del gobier no s ocialis ta, genéticamente her edado de s us pr edeces or es r epublicanos , ex per tos en la teor ía y la pr áctica de la defenes tr ación, no ces an en s upr imir de nues tr o ámbito geogr áfico, es tatuas , r ótulos , nombr es de vías públicas y toda clas e de s imbologías pr etér itas de una E s paña tr iunfante. S u bis oñez y aver s ión al es tudio s is temático de la His tor ia contempor ánea, s e pr es ta a la confus ión o a la ter giver s ación intencionada s obr e acontecimientos s ucedidos – no vividos por los pr omotor es de la fals ificación his tór ica– que r equier en un planteamiento más s er io y r igur os o. No s atis fechos con la s upr es ión de imágenes y es tatuas – algunas de un valor es cultór ico ex cepcional– años o mes es des pués , deben demoler s e con el máx imo apr emio, las bas es y pedes tales r es iduales , s in más connotaciones actuales que el or namento de un j ar dín, pr es untamente ante el temor de que la efigie que s us tentaban, pueda r eintegr ar s e en el lugar del que ignominios amente s e des aloj ó. S iguiendo dis ciplinar iamente las cons ignas guber namentales dis fr azadas de cons ens o – s os layando pr ior idades nacionales más impor tantes par a el bien común– , es tos días s e pr ocede en B ar celona a la des tr ucción definitiva del s opor te mar mór eo del antiguo monumento dedicado a Jos é Antonio Pr imo de River a, en la confluencia de la Avenida de I nfanta Car lota – hoy nominada Jos ep T ar r adellas – con Avenida de S ar r iá. E s tos atentados es cultór icos , cons us tanciales con el neoliber alis mo es pañol decimonónico, s uelen r ealiz ar s e de for ma s olapada, por etapas , con noctur nidad, pr ocur ando pas ar des aper cibidas a la opinión pública, evitando la ir r itación popular s i pr es enciar a la deleznable acción. De es te modo, el ciudadano s e encuentr a con el hecho cons umado, s in opción a la r éplica en el momento opor tuno. As í s ucedió con el Monumento a los Caídos de la Avenida Diagonal de B ar celona. Pr imer o, la vandálica agr es ión a la impor tante es cultur a y paulatinamente con falaces ar gumentos , s u total er r adicación. Una s ituación abs ur da, des encadenada por una ps eudodemocr acia autor itar ia y r encor os a, plena de ideas fij as , inmutables e indis cutibles , que cons ider a todos s us pr incipios políticamente cor r ectos y por ende no dialogables . No s atis fechos con la ex haus tiva limpieza pública de toda la s imbología que r ecuer de al antiguo Régimen, ahor a le cor r es ponde el tur no a la pr ofanación de las tumbas de aquellos que duer men el s ueño de la paz eter na. E l bizar r o Don Juan T enor io – famos o s eductor de nues tr a liter atur a– con s us s acr ílegos dicter ios en el cementer io, llegó a decir : “No me caus an pavor vues tr os s emblantes es quivos , j amás ni muer tos ni vivos humillar eis Opinión. www.generalisimofranco.com 2 mi valor . Yo s oy vues tr o matador ”, en tono des afiante, como hizo en vida de s us víctimas . E n s us últimos momentos ter r enales s e convir tió. La valentía temer ar ia del pr ogr es is mo político, s e ex ter ior iza únicamente ante los s epulcr os y maus oleos . Las agallas y pr epotencia debier an manifes tar las como Don Juan en vida de los inj ur iados . Como ni la paz de los s epulcr os r es petan, s e cues tiona con ins olencia el futur o inmediato de la B as ílica de la S anta Cr uz del Valle de los Caídos en Cuelgamur os , r odeada por la S ier r a del Guadar r ama. Un momento s obr io y mís tico, cons tr uido por iniciativa y ex pr es o des eo del Jefe del Es tado Fr ancis co Fr anco, inaugur ado el 1º de Abr il de 1959, par a el eter no des cans o de los caídos de ambos bandos de la guer r a civil es pañola. Del mis mo modo, s e edificó en s u día el Monas ter io de El E s cor ial por voluntad de Felipe I I , en acción de gr acias por la victor ia obtenida en la batalla de S an Quintín contr a los fr ances es , el día 10 de Agos to de 1557, fes tividad de S an Lor enzo. La B as ílica de la S anta Cr uz, r egentada des de s u fundación por la Or den B enedictina, es un lugar de r ecogimiento, meditación y or ación par a los cr eyentes , r ecor dándonos nues tr o fugaz pas o por es te mundo, cuya r eflex ión debier a dis uadir nos de tantos odios y r encor es humanos , bus cando la paz es pir itual, la concor dia y el bien común entr e nues tr os s emej antes . Con motivo de la invención guber namental de la denominada “Memor ia His tór ica”, acepción gr amatical r eiter ativa en los medios de comunicación de mas as , s e pr etende fomentar de nuevo el enfr entamiento fr atr icida, cuyas s ecuelas quedar on plenamente cicatr izadas con la tr ans ición. S e tr ata de ex acer bar y adulter ar epis odios dolor os os pas ados , abus ando de la letár gica pas ividad del pueblo es pañol, abs or to en pr oblemas más impor tantes par a s u futur o, as í como también de una moder ada inhibición par lamentar ia de la opos ición en es te tema concr eto, r ayando en el cons ens o. S e es per aba de Par tido Popular r eacciones más enér gicas y contundentes en es tos as untos de inter és nacional y alta conflictividad, que hier en la s ens ibilidad de más de media Es paña, que no s e ha podido pr onunciar . E l cúmulo de des pr opós itos e ideas delir antes que r eflej an últimamente los debates televis ivos –es encialmente par ciales – inducen a declinar la invitación, al r etr aimiento o al abandono de algunos conter tulios del s ector cons er vador , pues to que emer gen per iodis tas s ectar ios con air es de autos uficiencia pr ofes or al y anatema al opos itor . E ntr e es ta pléyade de indocumentados , des taca un per s onaj e atípico, inmadur o, con evidentes r as gos ps iquiátr icos , que a s u vez goza del fer vor mediático coyuntur al por s u “docta” er udición de es pecialis ta en la difamación, la inj ur ia y la calumnia. S u cur r ículum per iodís tico ignar o, ger mina con los agr avios e impr oper ios contr a una egr egia familia a la que le unió vínculos conyugales , de cuya infamia vive, mer ced a la necedad de los que le es cuchan y cor ean s us s andeces , obviando la ex pr es ión de vileza Opinión. www.generalisimofranco.com 3 que r eflej a s u r os tr o cuando pr ofier e dicter ios punibles en cualquier es tado de der echo por muy liber al que s ea. E s te iluminado, llegó a pr oponer , con el beneplácito de los conter tulios , que adoptar on una actitud confor mis ta, r ayando en la s atis facción, r etir ar todos los obj etos , imágenes y s ímbolos r eligios os de la B as ílica. E x humar a los muer tos comunes y tr as ladar los a las cor r es pondientes necr ópolis . Des enter r ar los r es tos de Jos é Antonio Pr imo de R iver a y de Fr ancis co Fr anco, par a que s us familias r es pectivas s e hagan car go de los mis mos . Una vez efectuada la total des mantelación –como s e hiz o con algunos templos en zona r epublicana antes y dur ante la guer r a civil– des tr ucción del Monumento con car gas ex plos ivas , par a que no quede r as tr o alguno par a la pos ter ior idad de la gigantes ca obr a del Valle de los Caídos . Al pr opio tiempo, no s er á caus a de ex as per ación del pr ogr es is mo dur ante s u efímer a vida tempor al. E l s ocialis mo y s us adláter es coaligados , es tán acos tumbr ados a las devas taciones y pr ofanaciones . Recor demos a gr andes r as gos , los gr aves s uces os de la S emana T r ágica de 1909, la pr oclamación fr audulenta de la S egunda República, la r evolución s angr ienta de octubr e de 1934 en As tur ias , de car ácter eminentemente golpis ta, al no quer er admitir las iz quier das el tr iunfo elector al de la der echa. T r as las elecciones adulter adas de febr er o de 1936, que otor gar on el tr iunfo al Fr ente Popular , s e des encadenó una nueva ofens iva r evolucionar ia motivando el Alzamiento, que los ignor antes políticos actuales pr etenden eludir , equipar ando un levantamiento cívico- militar con un vulgar golpe de es tado bananer o. No obs tante los libr os de His tor ia ecuánimes y las hemer otecas es tán plagadas de fotogr afías e imágenes macabr as . Pr ovocaciones de tal magnitud, pueden gener ar s er ios confr ontamientos nacionales no des eados . Por ello, los políticos en gener al, deben moder ar el lenguaj e, s er pr ecavidos y cautos , evitando hur gar en un pas ado tenebr os o, que debiér amos claus ur ar definitivamente, bus cando el per dón, la concor dia y el ar r epentimiento. Dediquen s us r ecur s os y ener gías a la cons tr ucción de una E s paña fuer te, pr ós per a, s aludable y competitiva par a el futur o.