La Condición Moral del Ser Humano Carlos Muñoz Gutiérrez Tabla de Contenidos 1. El Saber Vivir_______________________________________________________ 2 ¿Qué nos proporciona este saber que tenemos que adquirir? _______________ 2 ¿Qué significa ordenar el mundo? ____________________________________________2 ¿Qué son los valores? ______________________________________________________3 ¿Cómo se obtiene este saber? ________________________________________________4 ¿Qué son y cómo funcionan las emociones? ____________________________________4 Emociones Primarias ______________________________________________________5 Emociones Secundarias ____________________________________________________6 Sentimientos _____________________________________________________________7 ¿Cómo representamos y transmitimos este saber? ________________________ 8 ¿Cómo es el lenguaje de los animales? ________________________________________9 ¿Cómo es el lenguaje humano? _____________________________________________10 ¿Qué nos permite nuestra dimensión simbólica? ________________________________10 ¿Qué es la Libertad? ________________________________________________ 11 ¿Qué significa que el ser humano es un ser moral? _______________________ 16 2.- La dimensión Moral del ser humano __________________________________ 16 ¿Qué es el sentido moral? ____________________________________________ 16 3.- La acción moral: El bien ____________________________________________ 19 ¿Cuándo una acción es moral? _______________________________________ 20 ¿Cómo ocurre este proceso por el cuál aprendemos lo que está bien y lo que está mal, lo correcto y lo incorrecto? _____________________________________________ 21 Carlos Muñoz Gutiérrez La Condición Moral del Ser Humano Carlos Muñoz Gutiérrez 1. El Saber Vivir Partamos de una afirmación que resulta indiscutible: Todo ser vivo necesita un saber para sobrevivir en el medio en el que va a habitar. Imaginémonos de bebés. Nacemos a un mundo que nos es por completo desconocido, cargado de novedad, cambiante. En él alguna cosas nos son buenas y convenientes, otras nos son útiles. Hay cosas comestibles y venenosas, hay peligros objetivos y riesgos constantes. Cuanto antes, necesitamos aprender muchas cosas que no conocemos en el momento de nacer. Pronto hay que saber que la materia es impenetrable, que el aire no nos sostiene, por eso no podemos salir de una habitación atravesando las paredes, ni saltar al vacío. De bebés, debido a nuestro proceso evolutivo –del que hablaremos más tarde-, no tenemos recursos para poder aprender todas las cosas que necesitamos saber para sobrevivir. Por eso necesitamos ser cuidados. Los mayores, nuestros padres o cuidadores, deben velar por nuestra seguridad, deben evitar que hagamos alguna tontería que suponga nuestro daño o muerte. La importancia de esta necesidad es fundamental, determina nuestra condición social. ¿Podríamos sobrevivir solos y aislados de otros seres humanos? ¿Llegaríamos a convertirnos en seres humanos? Dejemos también esta pregunta para más adelante. Analicemos primero en qué consiste ese saber que necesitamos para sobrevivir y veamos cómo y a través de qué recursos lo vamos adquiriendo paulatinamente a lo largo de nuestro crecimiento. ¿Qué nos proporciona este saber que tenemos que adquirir? Este saber tiene que permitir al ser vivo ordenar el mundo. ¿Qué significa ordenar el mundo? Ordenar el mundo significa: - Disponer un orden categorial en las cosas y realidades del mundo: Organizar lo que nos encontramos en grupos. Por ejemplo, lo comestible y lo venenoso; lo caliente y lo frío; lo bueno y lo malo; lo agradable y lo desagradable; lo bello y lo feo; etc. Es decir, a través de un sistema de valores asociamos cada encuentro que tenemos en el mundo con alguna de su realidad con un adjetivo, una calificación. Por ejemplo, ‘la nieve es fría’ o ‘las manzanas están buenas’ o ‘el vecino de enfrente es feo’. Crear un orden categorial es organizar las realidades del mundo en conjuntos definidos según el valor que empleamos para agrupar las diversas realidades en el mismo grupo. Porque, por ejemplo, 2 La condición moral del ser humano también, ‘la vecina de al lado es fea’ o ‘las peras están buenas o ‘las noches de invierno son frías’. Al final, a lo que llamamos conocer es sencillamente saber qué efecto produce en nosotros las distintas realidades con las que nos relacionamos en el mundo. Es importante esta organización porque es imprescindible saber cuanto antes que un león es un animal peligroso o que meter los dedos en un enchufe es malo para nosotros. Conclusión: Ordenar categorialmente el mundo es asociar con cada objeto o realidad del mundo un valor que designa el efecto que nos produce. - Disponer una secuencia temporal en los acontecimientos del mundo. A la vez que experimentamos el medio que vamos a habitar organizamos temporalmente la secuencia de los acontecimientos. Aprendemos que el día sigue a la noche, la tarde a la mañana, el dolor al golpe, la sonrisa a la caricia, etc. - Disponer un orden lógico en la relación de los acontecimientos del mundo. Aprendemos también a establecer relaciones entre las cosas o entre los acontecimientos. Si llueve, me mojo; si me pongo al sol, me seco, si como, engordo, etc. ¿Qué son los valores? Como puede verse, hemos estado utilizando la noción de valor o de sistema de valores para referirnos al recurso que el ser vivo utiliza para evaluar las experiencias al que el mundo le expone y en qué medida estas experiencias rompen o establecen el equilibrio del organismo, su homeostasis1. Cuando el organismo siente frío o calor, juzgará que la nieve o el fuego producen frío o calor. Cuando tenga hambre y encuentre una manzana, comprenderá que una manzana es algo comestible y que le calma el hambre. Los valores son entonces criterios de acción y de evaluación de las experiencias tenidas por el ser vivo. Criterios de acción por cuanto especifican los medios que nos permitirán obtener nuestros propósitos y de evaluación porque permiten establecer esa orden en el mundo por el que a cada objeto u acontecimiento del mundo le asociamos una etiqueta de lo que significa para nosotros tal cosa. Literalmente lo que vale para nosotros, para lo que nos sirve. Igualmente nuestras acciones en el mundo, en tanto que buscan un fin, están pensadas siguiendo el valor que concedemos al fin a lograr. Los valores son los elementos fundamentales por el que cualquier organismo organiza su vida en el mundo y en el caso de los seres humanos definen los diversos objetivos que las acciones humanas buscan. Veremos más adelante que se organizan binariamente o gradualmente, es decir el valor tiene un grado deseable y un contrario indeseable. Por ejemplo: Bueno ---- Malo Verdadero ---- Falso 1 La homeostasis es la tendencia de los organismos vivos y otros sistemas a adaptarse a las nuevas condiciones y a mantener el equilibrio interno para lograr que el organismo se mantenga constante y estable en sus sistemas vitales. 3 Carlos Muñoz Gutiérrez Bello ---- Feo Justo ----- Injusto Agradable ---- Desagradable. Por lo tanto, nuestro saber sobre el mundo, que nos permite crear un orden, se realiza aplicando valores a las realidades del mundo. Así comprendemos lo que nos conviene y lo que no. Luego, el saber que necesitamos para sobrevivir es saber lo que nos conviene. ¿Cómo se obtiene este saber? La obtención de este saber lo que nos conviene es a lo que denominamos aprendizaje. Aprender es la capacidad de incrementar los repertorios de comportamiento que traemos al nacer. Sin duda esta capacidad, presente en mayor o menor medida en todos los seres vivos, viene establecida en nuestra configuración innata o genética. Es decir, al nacer tenemos la capacidad de aprender. Nuestro organismo está dotado con recursos para enfrentarse al mundo en el que va a vivir para poder sobrevivir en él, es decir para poder ordenar y representarse el mundo que habita. Y aquí radica la principal diferencia entre los seres humanos y el resto de los seres vivos. Los animales tienen una limitada capacidad de aprendizaje. Sin embargo vienen dotados con numerosos instintos o pautas fijas de comportamiento que definen qué tienen que hacer ante tales o cuales situaciones a las que el mundo les va a enfrentar. Un instinto determina una respuesta concreta ante un estímulo determinado. Establece entonces un par fijo de Estímulo-Respuesta. A lo largo de la historia evolutiva de las especies los animales codifican genéticamente estas respuestas ante los estímulos a los que frecuentemente el medio les va a enfrentar. Los Seres humanos acuden inicialmente a su sistema emocional para poder evaluar sus experiencias en el mundo y poder categorizarlas, pero nuestra condición de seres inteligentes, nos permite ir más allá del instinto, de la emoción básica, para obtener un conocimiento del mundo mucho más complejo, pero también mucho más útil para nuestra supervivencia y adaptación. Y al final, llegamos a poder usar lo que denominamos Razón. La Razón nos permite ampliar el conocimiento a partir de lo ya conocido y así ir más allá de la Naturaleza. La Inteligencia racional nos permite crear un mundo artificial en donde las leyes ya no son las de la biología, sino que serán leyes que los propios humanos decidamos para organizar nuestra vida. Veamos este proceso más despacio. ¿Qué son y cómo funcionan las emociones? ¿Qué es una emoción? De nuevo nos encontramos con un concepto esquivo, difícil de definir. Todos tenemos alguna idea de qué es una emoción, alguna vez las hemos sentido, pero..., si se nos pregunta, nos cuesta dar una respuesta. Pidamos ayuda a los expertos. Veamos que opinaba W. James sobre lo que era una emoción: 4 La condición moral del ser humano “Si experimentamos alguna emoción fuerte y después intentamos abstraer de nuestra consciencia de ella todos los sentimientos de sus síntomas corporales, encontraremos que atrás no hemos dejado nada, ningún “material mental” del que pueda constituirse la emoción, y que todo lo que queda es un estado frío y neutro de percepción intelectual. Para mí es imposible pensar qué tipo de emoción de miedo quedaría si no estuvieran presentes la sensación de latidos acelerados o de respiración entrecortada, ni la sensación de labios temblorosos o de piernas debilitadas, ni de carne de gallina o de retortijones de tripas. ¿Puede alguien imaginarse el estado de ira sin sentir que el pecho estalla, la cara se ruboriza, los orificios nasales se dilatan, los dientes se aprietan, sin notar el impulso hacia la acción vigorosa? ¿Puede sentirse rabia en cambio con los músculos relajados, la respiración calmada y una cara plácida? W. James (1890), Principios de Psicología, F.C.E. México. ¿Es esto así, al analizar una emoción no encontramos ningún elemento mental, no hay nada más que los síntomas físicos, no quedan imágenes o razonamientos que podamos asociar a estos síntomas? Pensemos en la sensación de celos, por ejemplo. ¿No es algo más complejo que lo que nos describe James? Sospecho que necesitamos establecer algún tipo de división porque efectivamente para ciertas emociones parece que no hay nada más que los síntomas físicos y que su aparición nos parece inmediata, pero para otras sensaciones requerimos imágenes mentales que las susciten, razonamientos complejos que las produzcan, secuencias imaginadas que las elaboren. Luego. Emociones Primarias Toda nuestra conducta, hasta que la cultura nos sobrepase, debe ser evaluada y conformada por un conjunto de preferencias del organismo que considera que la supervivencia del organismo es de la mayor importancia. Estos sistemas de valor, que son estructuras fenotípicas, no son más que impulsos e instintos. Ya hemos definido el concepto de instinto, ahora podemos complementar aquella definición. Así: Instintos: Son mecanismos reguladores que suponen comportamientos patentes y que determinan al organismo a actuar o no de una determinada manera. Por ejemplo: Cuando nuestro nivel de azúcar en sangre baja, unas neuronas del hipotálamo detectan el cambio; la activación de la pauta fija de comportamiento correspondiente hace que el cerebro altere el estado corporal de modo que pueda solucionarse este déficit, entonces sentimos hambre y normalmente iniciamos acciones para saciar el hambre. Estos mecanismos reguladores aseguran la supervivencia al impulsar un estado corporal que tiene una lectura muy clara (hambre, sed, náusea) o una emoción reconocible (miedo, ira) o también alguna combinación de estado corporal y emoción. Igualmente estos mecanismos son también importantes para que el organismo pueda clasificar cosas o acontecimientos como “buenos” o “malos” en función de su incidencia en la supervivencia. Bajo la influencia de estos mecanismos el repertorio de cosas categorizadas como buenas o malas crece rápidamente. ¿Algo que nos produzca miedo puede ser “bueno”? Las emociones primarias son manifestaciones corporales (y mentales) que 5 Carlos Muñoz Gutiérrez nos sirven como criterios, valores, también prejuicios, para afrontar los acontecimientos que nos suceden y para responder de una manera que nos sea beneficiosa. Visto de este modo no parece ya tan extraño decir que las emociones y sentimientos son puentes entre procesos racionales y los elementos de la regulación biológica. Ejemplo: El Miedo. Parece que de forma innata existen ciertos estímulos que provocan miedo. Estos estímulos son más bien elementos presentes en algunos objetos del mundo. Más concretamente: Gran tamaño Gran envergadura Determinadas sensaciones corporales (dolor cardiaco) Cierto tipo de movimiento (reptiles) Determinados sonidos (gruñidos) La presencia de uno o alguno de estos estímulos desencadena respuestas de huida, ira, esconderse rápidamente, etc. Este tipo de emoción respondería a la descripción que nos hacía W. James de las emociones. Sin embargo en el hombre, la complejidad de su sistema cerebral le permite muy pronto sentir la emoción y conectar esa sensación con el objeto que la provocó. Naturalmente esto tiene nuevas ventajas adaptativas, porque si conocemos el objeto que nos produce miedo podemos: Predecir la posibilidad de su presencia en un ambiente determinado. Generalizar nuestro conocimiento y mostrar prudencia ante objetos semejantes. No obstante estas ventajas pueden terminar siendo inconvenientes, algo que resulta habitual con todo nuestro ámbito emocional. Podemos generar fobias que no favorecen en absoluto nuestra adaptación al medio. Investigar el objeto, descubrir lo vulnerable y explotar ese conocimiento. En general, nuestra conciencia primaria de lo que sentimos nos ofrece flexibilidad de respuesta basada en la historia particular de nuestras interacciones con el ambiente. Es en este tipo de proceso asociativo, frecuentemente metonímico, en donde podemos empezar a hablar de emociones secundarias. Emociones Secundarias Imaginemos que una mañana alguien se acerca a nosotros y nos informa de la muerte de una persona querida o, para poner un ejemplo menos dramático, de que nos ha tocado la lotería y que somos ricos. ¿Qué pasa en nosotros? (1) El proceso se inicia creando imágenes mentales organizadas en un proceso de pensamiento en el cual imaginamos qué vamos a hacer con tanto dinero o recordamos aspectos relacionados con la persona en cuestión, reflexionamos sobre la situación actual, las consecuencias que conlleva para nosotros, etc. En suma, evaluamos cognitivamente la nueva situación. (2) No conscientemente, redes de la corteza prefrontal (morado en el gráfico), que contienen recuerdos o experiencias de casos semejantes vividos por el 6 La condición moral del ser humano sujeto, evalúa emocionalmente la situación. (3) También de manera no consciente, automática e involuntaria esta respuesta prefrontal se señala a la amigdala (azul oscuro) que informa al sistema límbico que es el responsable de la producción de emociones (azul claro). Igualmente la respuesta prefrontal y de la amigdala informa al hipotálamo (verde) que inicia la producción de hormonas (triángulo rojo) que activan respuestas motoras ante el estímulo, lo que produce por ejemplo, determinadas configuraciones del rostro y expresiones faciales. También incidirá en los sistemas endocrino y hormonal que producen péptidos, cuyas acciones químicas retroalimentaran el estado del cuerpo y del cerebro. Toda esta compleja actividad, de una sincronización sorprendente, prepara, emocionalmente al organismo para afrontar la nueva situación. No obstante advirtamos que tienen un origen consciente, adquirido y fruto de categorizaciones de emociones primarias. Las emociones secundarias son combinaciones de un proceso evaluador mental con respuestas emocionales a dicho proceso, dirigido hacia el cuerpo principalmente, lo que manifiesta la emoción, pero también hacia el cerebro que provoca nuevos cambios mentales. Como vemos tienen lugar una vez que hemos comenzado a experimentar sentimientos y a formar conexiones sistemáticas entre categorías de objetos y situaciones, por un lado, y emociones primarias por otro. Es decir, una vez que nuestra experiencia en el mundo nos ha llevado a categorizar situaciones del ambiente incluyendo las emociones que nos producen. Sentimientos La inteligencia humana, adquirida en el proceso evolutivo de la especie, se funda, a diferencia de la inteligencia animal, básicamente en nuestro lenguaje y en la conciencia. Por conciencia entendemos, desarrollando el ejemplo que estamos viendo, 7 Carlos Muñoz Gutiérrez el darnos cuenta de la alegría que experimenta el cuerpo ante la noticia de que no ha tocado la lotería. Como hemos visto, de modo inconsciente y automático el organismo experimenta una emoción cuando evaluamos esta noticia. Tras ello, el cerebro es informado por el flujo sanguíneo, a través de la emisión de hormonas y péptidos, de lo que le pasa al cuerpo, es decir siente la emoción, es consciente de su alegría o tristeza. Así, el ser humano, gracias a la conciencia de orden superior que es exclusiva de los seres humanos, experimenta sentimientos. Esta verificación continua que realiza nuestro cerebro de lo que ocurre en el cuerpo mientras nuestro curso de pensamiento sigue produciéndose, es lo que denominamos sentimiento. Visto así, el sentimiento es el resultado de la yuxtaposición de la imagen mental que provocó la emoción y de los cambios corporales que sentimos ante esa imagen mental. Más sencillo, un sentimiento es la unión de una imagen del cuerpo junto con otra imagen de una cara, una melodía, un sabor, en general aquello que provocó la emoción. Decimos yuxtaposición porque ambas imágenes no se mezclan, no se fusionan, sólo se combinan. De ahí que a veces podemos sentirnos tristes aún cuando tengamos ante nosotros imágenes alegres, músicas que nos gustan o personas queridas. Que esto pueda ocurrir significa que la maquinaria neural que procesa emociones es bastante autónoma. De ahí que en ocasiones las emociones nos juegan malas pasadas. Podemos “perder la cabeza” es un ataque de ira, o tener una fobia irracional a algún estímulo y no podamos vencerla, o a pesar de saber o racionalizar un asunto, sin embargo no podemos con él. Los celos es un sentimiento de este tipo. Por ahora, estas ideas sobre los sentimientos y las emociones deben sernos suficientes para comprender los recursos, digamos de serie, que traemos en el nacimiento para poder ir poco a poco comprendiendo, ordenando y aprendiendo el mundo en el que vamos a vivir. Las emociones son ese sistema de valores instintivo que nos permite asociar las distintas experiencias que tenemos en el mundo con nuestro bienestar. Pero, los sentimientos, en la medida en que sentirlos nos exige conciencia, son las herramientas con las que poco a poco nos escapamos de las condiciones biológicas, animales y nos permiten entrar a formar parte de un mundo propio y exclusivo, el mundo de los seres humanos. Un mundo social y simbólico en el que podremos determinar no sólo cómo actuar ante lo que nos pasa escapando a la respuesta instintiva, sino también realizar nuestros planes y propósitos. Pero para ello necesitamos un soporte en donde podamos plasmar esos fines y deseos. ¿Cómo representamos y transmitimos este saber? La asociación objeto-valor, que hemos dicho es la clave de nuestra comprensión del mundo y de nuestra supervivencia en él, tenemos que mantenerla a lo largo de nuestra vida, o al menos, en el tiempo en que determinados objetos incidan en nuestra experiencia cotidiana. Esto es el origen de un cierto tipo de memoria. Pero también, como hemos dicho, las emociones son difusas y poco representativas del estímulo que las causan. Necesitamos identificar nuestras emociones y hacerlo asociado con el objeto o estímulo que la provoca: que los leones son peligrosos y sus rugidos dan miedo, que los enchufes dan calambre y no son convenientes, etc. Nuestro repertorio emocional, cuando somos bebés, nos ofrece pocas posibilidades de acción: llorar, sonreír, gritar y esperar que nuestras madres o cuidadores satisfagan nuestras necesidades. Pero también, en ese cuidado que los mayores nos aportan, es fundamental que nos puedan transmitir toda su experiencia indicándonos que determinadas cosas dan miedo o alegría, son comestibles o 8 La condición moral del ser humano venenosas, perjudiciales o convenientes. Y aunque la experiencia es intransferible, y al final la curiosidad nos tienta, las especies vivas han desarrollados códigos de signos que permiten transferir precisamente esa experiencia. Los animales tienen sus señales para que los miembros de la manada o de la familia sepan si hay peligro o si la madre llama a sus crías. Los humanos han desarrollado, en el curso de su evolución biológica, una herramienta muy eficaz en esta tarea: el lenguaje. Los lenguajes permiten representarnos el saber que vamos adquiriendo sobre el mundo para que podamos utilizarlo en el futuro gestionando nuestra memoria en donde hemos registradas nuestras experiencias como pares de objeto-valor. Pero sobre todo, el lenguaje permite a las comunidades de animales sociales transmitir ese saber que a lo largo del tiempo, en una memoria colectiva, en un saber social, las comunidades van creando y difundiendo de padres a hijos. ¿Cómo es el lenguaje de los animales? Los animales, al menos los que son sociales e independientemente de su grado de complejidad biológica, tienen y utilizan lenguajes para comunicarse entre los diversos miembros del grupo. Las abejas inician danzas en el aire para indicar a otras abejas la existencia de flores y, por lo tanto, de comida. Los mamíferos tienen señales orales que expresan diversas situaciones: peligro, llamada, apareamiento, etc. Pero la característica común de todos los lenguajes animales es que son lenguajes de señales2. Una señal es algo que está indefectiblemente asociada al objeto o acción que está significada por ella. Por ejemplo, una marmota da un fuerte silbido cuando advierte un peligro, indicando a otras marmotas que hay ese peligro. Así todas corren a esconderse. ¿Podemos imaginar a una marmota mentirosa, que silbe aunque no haya ningún peligro?. Las señales están sujetas a la aparición de lo que ellas expresan. Si no aparece el significado, la señal no se emite. Así los lenguajes de señales son solamente marcadores inmediatos de lo que pasa en el mundo en el que viven los animales. Sin embargo, el lenguaje humano es de otro tipo como ya lo vio Aristóteles en el siglo IV a. C.: La razón por la cual el hombre es, más que la abeja o cualquier animal gregario, un animal social es evidente: la naturaleza, como solemos decir, no hace nada en vano, y el hombre es el único animal que tiene la palabra. La voz es signo de dolor y del placer, y por eso la tienen también los animales, pues su naturaleza llega hasta tener sensación de dolor y de placer y significársela unos a otros; pero la palabra es para manifestar lo conveniente y lo dañosos, lo justo y lo injusto, y es exclusivo del hombre, frente a los demás animales el tener, él solo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, etc., y la comunidad de estas cosas es lo que constituyen la casa y la ciudad. Aristóteles, La Política, Libro I, cap.2 2 Recordemos que los signos se suelen dividir en tres categorías: señales, iconos y símbolos. Una señal, como indica su nombre, señaliza aquello a lo que refiere y en consecuencia está siempre cerca de aquello que significa. Un ejemplo de código de señales usado por los seres humanos son las señales de la circulación. Evidentemente, una señal de curva a la izquierda, sólo tiene sentido ante una curva a la izquierda. Un icono, denota por semejanza. Por ejemplo, en los baños públicos hay dibujos que nos indican si es de caballeros o de señoras. De manera que la imagen que más se parece a la de un señor b, significa el aseo de caballeros, por el contrario, la que se asemeja a una señora c, indica aseo de señoras. 9 Carlos Muñoz Gutiérrez ¿Cómo es el lenguaje humano? El lenguaje humano es un lenguaje simbólico. Un símbolo es algo que está por otra cosa, que representa o refiere a algo que no tiene por qué estar presente como en el caso de las señales y no tiene por qué asemejarse a aquello que simboliza, como era el caso del icono. Al contrario un símbolo o signo es una elección arbitraria y que funciona en el marco de un convenio establecido por los hombres. La palabra ‘mesa’ refiere a un determinado objeto de la realidad, la mesa, sin embargo, por ejemplo, los ingleses han convenido llamarla ‘table’. El lenguaje humano es un lenguaje articulado, esto significa que con un conjunto muy pequeño de recursos podemos elaborar infinitas significaciones distintas. Es decir el lenguaje se compone de unidades mínimas, los fonemas o las letras del abecedario, con ellas componemos palabras y con las palabras oraciones. Con las oraciones componemos discursos o novelas y a través de esto podemos representar el mundo y comunicarlo a los demás Lo importante de los lenguajes de símbolos es que nos abre a una dimensión absolutamente nueva. Esta capacidad de utilizar símbolos o signos para referirnos a lo real sin que lo tengamos delante se denomina semántica y no es únicamente una propiedad del lenguaje, sino que, más extensamente, lo es de nuestra mente. Nuestro cerebro consciente es semántico. Gracias a esta capacidad, exclusiva del ser humano, podemos pensar, imaginar, proyectar, planificar y recordar los hechos y las cosas independientemente de su ocurrencia, de su tiempo en el que suceden o están. Es la capacidad de pensar conceptualmente, es decir, de poder categorizar los elementos del mundo en clases y estas clases nos permiten generalizar nuestros pensamientos e ideas a todos los elementos de la clase. Esto nos permite acumular y disponer de un conocimiento sobre la realidad que podemos transmitir de generación en generación creando lo que hemos denominado cultura. Y con esto llegamos al principio. Así que podemos concluir ahora: El saber lo que nos conviene que nos permite ordenar el mundo en clases en función de su valor para nosotros es consecuencia de una habilidad exclusiva del ser humano: el lenguaje. El lenguaje permite además representarnos el mundo y comunicárnoslo con lo que nuestro aprendizaje sobre lo que nos conviene o no se realiza mucho más rápidamente y sobre todo nos abre a la posibilidad de construir el mundo a nuestro interés. Es decir, el saber que elaboramos sobre el mundo se convierte a la vez en una herramienta muy eficaz para la transformación del medio en el que vamos a vivir para adaptarlo a nuestras necesidades y conveniencia. Pero con el lenguaje, o mejor, con nuestra dimensión simbólica, el ser humano entra en un ámbito de realidad nueva y exclusiva. Un mundo que va permitirnos sobrepasar la biología para introducirnos en un medio social, artificial, creado por el propio hombre para su vida en común y su relación con la naturaleza. ¿Qué nos permite nuestra dimensión simbólica? En un proceso complejo y de múltiples direcciones, que ya es fundamentalmente social, pero que requiere de las bases biológicas de nuestra especie, a través del lenguaje vamos a adquirir nuevas capacidades y características. Entre ellas que nos importan ahora hay que mencionar las siguientes: - Inteligencia: La inteligencia es un término, como casi todos con los que tenemos que tratar en esta asignatura, esquivo, complejo y difícil de definir. Fundamentalmente la inteligencia es lo que nos permite diseñar distintos 10 La condición moral del ser humano cursos de acción. Ante cualquier problema, un ser inteligente podrá representarse el problema, analizarlo, comprender cuáles son sus componentes, comprender sus relaciones, evaluar sus consecuencias, pero sobre todo, podrá, imaginando alternativas, disponiendo nuevos elementos, cambiando las relaciones, solucionarlo para que deje de ser un problema. Pongamos un ejemplo, existe una necesidad en cualquier ser vivo: alimentarse. Si no comemos, nos morimos. Todos los seres vivos lo necesitan. Una planta no es inteligente y su supervivencia requiere de que llueva y que a través de la tierra le lleguen los nutrientes que necesita. Si no llueve oportunamente, la planta se muere. Un animal, puede moverse y buscar su comida. Un animal caza, y su supervivencia está vinculada al éxito de la caza. Un ser humano igualmente tiene necesidad de alimentarse, pero, como sabemos, fue capaz de solucionar este problema cultivando plantas y domesticando animales, creando excedentes de comida y diseñando medios para almacenarlos y así... hoy tenemos el alimento en nuestras casa, en el frigorífico. Esto no significa que no nos cueste o que no nos dé problemas llenarlo, pero sin duda el ser humano muestra una inteligencia para superar los problemas que cada día se nos presentan. Luego, la inteligencia es la posibilidad de escapar de lo instintivo, del sometimiento de las condiciones biológicas que la naturaleza nos impone imaginando alternativas a nuestras acciones. Una consecuencia de la inteligencia, de transcendental importancia para el ser humano, es la Libertad ¿Qué es la Libertad? Veamos algunas ideas sobre este tópico por parte de algunos expertos: 11 Carlos Muñoz Gutiérrez ESCRIBIR sobre la libertad en una página es como resumir «En busca del tiempo perdido» en una cuartilla. Forzosamente se perderán algunos detalles. Me anima, no obstante, a hacerlo la conferencia que escuché hace unos días en la Residencia de Estudiantes. La pronunció el profesor García Olmedo, catedrático de Biología Molecular, prestigioso genetista que ha investigado, entre otras cosas, los sistemas inmunológicos de las plantas, por lo que, como atribulado horticultor, le doy las gracias. Su conferencia se titulaba «¿Esclavos de nuestros genes?», y en un animado coloquio se demostró que la idea de libertad empieza a estar bajo sospecha. La genética, una ciencia vigorosa y apasionante, nos sorprende casi a diario con el descubrimiento de un nuevo gen que regula parte de nuestro comportamiento. La agresividad, el alcoholismo, el miedo, las preferencias sexuales, la gordura y muchas cosas más están determinadas genéticamente. Los estudios sobre gemelos homocigóticos educados en ambientes distintos demuestran unas coincidencias caracteriológicas que sólo pueden explicarse por mecanismos innatos. El escepticismo acerca de la libertad no proviene sólo de la biología. También lo sienten muchos psicólogos, Hace ya muchos años que Skinner escribió «Más allá de la libertad y la dignidad», intentando convencernos de que estos dos conceptos habían sido una peste para la humanidad. Por su parte, los expertos en inteligencia artificial han colaborado a la campaña de desprestigio, Marvin Minsky, uno de sus patriarcas, brillante y muy consciente de su brillantez, lo ha resumido en una frase provocadora: «Según el punto de vista científico moderno, sencillamente no hay lugar para la libertad de la voluntad humana». El lector interesado hará bien en consultar «Inteligencia artificial» de Jack Copeland (Alianza, 1996), Para colmo de males, los neurofisiólogos han comprobado que unas décimas de segundo antes de que seamos conscientes de tomar una decisión ya se han activado centros premotores del cerebro, O sea, que llegamos con retraso a nuestras propias elecciones (J. M, Fuster, «Memory in the Cerebral Cortex», MIT Press, 1995, pág, 295). Decir que nada de esto me parece convincente puede resultar una tozudez estúpida. Me quedan muy pocas líneas para defenderme, pero lo intentaré. No hay libertad absoluta. Hay, sólo, comportamientos voluntarios. La voluntad es el control inteligente de los sistemas de motivación, que son innatos. Con la libertad sucede como con el estilo literario. La capacidad humana de hablar está, sin duda, regulada genéticamente. Este mecanismo innato tiene que actualizarse mediante el aprendizaje de una lengua que ha sido inventada por el ser humano. El escribir con buen estilo es un proyecto creador para el cual utilizamos todo tipo de mecanismos fijos. La poesía no prescinde de las coacciones sintácticas, sino que las utiliza. La poética de la acción -la libertad- tampoco. Ni el estilo ni la libertad son cosas dadas, sino aprendidas. Es buen navegante el que sabe usar los determinismos de la situación para seguir su rumbo. José Antonio Marina Un Horror sin Final Ser libre es, formalmente, ser capaz de autodeterminarse, o de concederse una ley propia. Pero esa determinación o ley se halla inscrita en la aptitud lingüística. El ser libre es aquel que es capaz de pronunciar en forma lingüística la ley que determina sus acciones; capaz, por tanto, de responder de sus propios actos. O que puede adecuar, en sus respuestas, su palabra con el curso de sus acciones. Ser libre es lo mismo que ser responsable. Esa responsabilidad se mide por la adecuación entre la expresión lingüística y la acción llevada a cabo. Se funda, pues, en la verdad: adecuación de palabra y acto. De ahí la extraordinaria profundidad del dictum evangélico: la verdad os hará libres. Podría profundizarse mucho más en este importante asunto ético relativo a la libertad. Pero para lo que quiero decir pueden bastar estas sencillas precisiones. Eugenio Trías La cuestión de si realmente una persona puede tomar decisiones libres, superando condicionamientos sociales, psicológicos y demás, es un problema filosófico complicado donde los haya. Pero si llegásemos a la conclusión de que tal cosa es un imposible, las consecuencias 12 La condición moral del ser humano serían sorprendentes: habría que renunciar a la ImputabiIidad de las acciones (esta acción ha sido obra de Fulano), a la responsabilidad (y por tanto Fulano ha de responder de ella), y a la noción de mérito o merecimiento moral (y por eso Fulano se ha hecho acreedor de tal premio o de tal castigo). Renunciar a esas nociones en la vida cotidiana sería harto difícil, puesto que todos damos por supuesta la validez de las mismas en los contextos morales y jurídicos habituales. Pero bien merece la pena dedicar algún esfuerzo a elucidarlas, no sea que les suceda lo que a las joyas de la pintura con el paso de los siglos, que van perdiendo nitidez, luz y color. Emilio Martínez Navarro Y responded vosotros mismos: 1. ¿Qué dicen los textos? Construye a partir de lo que has leído una definición de libertad, de cuáles son las consecuencias de ser libres y, si no lo fuéramos, en qué medida las sociedades humanas serían diferentes. 2. Una vez que, ayudado por estos textos, has comprendido y reflexionado sobre la idea de la libertad, que como ves no es hacer lo que me dé la gana, ¿crees que somos libres? ¿Por qué? 13 Carlos Muñoz Gutiérrez Tras vuestra reflexión, cabe concluir diversas acepciones y usos de la libertad: 1. La libertad metafísica: En primer lugar cabe hablar de una libertad metafísica u ontológica. Esta noción respondería negativamente a la pregunta de si existe un destino escrito por un ser superior para cada uno de nosotros. ¿Hay destino o todo es azar? Esta no es una cuestión empírica que podamos demostrar. No encontraremos nada en el mundo que nos permita decidir sobre esta cuestión, por lo que queda circunscrita al ámbito de la creencia. Algunos, quizá lo que crean en un Dios hacedor e inteligente, pensarán que este Dios decide sobre nuestras vidas, sobre lo que nos pasa y sobre cuándo será nuestro final. ¡Es el destino! Dirán. Otros, quizá aquellos que no crean en un ser creador, pensarán que lo que nos acontece es fruto de la mera casualidad, del puro azar. Nada está escrito y, en consecuencia, todo es posible. Lo que nos ocurre en nuestra vida, incluyendo nuestra muerte, es el fruto de la concurrencia de factores azarosos. Nadie podría haberlo predicho. Observad, que si no hay destino no hay forma de conocer lo que va a pasar. Así que adivinadores, astrólogos, zodiacos, echadores de cartas, nigromantes, brujas y todo esa serie de personas que creen tener poderes especiales no tienen ningún fundamento. Si hay destino, quizá esos seres sean mediums que se comunican con el ser que controla nuestro sino. Concluyendo: Es un asunto de creencia determinar si somos libres o no, es decir, si nuestra vida no está determinado por ningún ser superior a nosotros o si depende exclusivamente de las circunstancias vitales en la que por azar nos vamos encontrando a lo largo de la existencia. 2. Libertad biológica: La libertad biológica es fundamentalmente de la que nos habla el texto de José Antonio Marina. ¿Puede el hombre escapar a sus determinaciones genéticas o depende exclusivamente de ellas? Hay toda una corriente biologicista o genetista que afirma que el comportamiento de los seres humanos, al igual que el resto de los seres vivos, viene determinado biológicamente ya sea a través de instintos codificados en nuestros genes o ya sea a través de decisiones inconscientes que nuestro cerebro toma antes de que nuestra conciencia lo sepa. Dicho de otra manera, a menudo se oye que existe un gen que nos predispone a la obesidad, a la agresividad, a la criminalidad, a la homosexualidad, al alcoholismo, a padecer alguna enfermedad, etc. Sin duda estas informaciones pueden tener algo de fundamento; pero, ¿estamos indefectiblemente encaminados a ser lo que nuestra genética determine? O, por el contrario, disponemos de recursos y capacidades para escapar de esta posible predeterminación. Es decir, ¿somos libres en el sentido que podemos, de alguna manera y en alguna cantidad, controlar nuestros impulsos, nuestras tendencias de temperamento, nuestros futuros padecimientos? Las cosas aquí no están claras, y quizá no se aclaren nunca por lo complejo y difícil que resulta estudiar precisamente cómo nuestro genoma nos convierte en seres humanos y cómo se comporta a lo largo de nuestra vida. 3. La Libertad. Si aceptamos que somos libes metafísicamente y si nuestra biología no nos determina por completo, entonces cabe hablar, ahora sí, de libertad en el sentido más habitual del término. Esta libertad es la consecuencia de nuestra dimensión simbólica y nuestra conciencia. Es la capacidad de imaginar, definir y realizar acciones alternativas. Imaginemos una situación: Nos ponen una pistola en la mano. Naturalmente la pistola es un artefacto construido para ser disparado. 14 La condición moral del ser humano Imaginemos también que conocemos las consecuencias que produce un disparo. Podemos disparar o no hacerlo. La capacidad de hacer o no hacer, la determinación de decir ‘sí’ o de decir ‘no’ es a lo que denominamos libertad. La libertad existe si hay varias alternativas de acción y si podemos decidir cuál de ellas vamos a realizar. Indudablemente, como nos dice Eugenio Trías en el texto anterior, la posibilidad de decidir qué acción realizar, viene motivada por razones. Es decir, hay alternativas, conocemos cada una de ellas o, incluso, somos capaces de imaginar otras nuevas, conocemos o podemos evaluar las consecuencias de cada una de ellas, nos situamos dentro de nuestros posibles cursos de acción y finalmente decidimos qué hacer. Si esto es posible, es que somos libres3. Pero entonces la libertad está asociada con la responsabilidad. Si nos preguntan por qué hemos hecho tal o cual acción, podemos dar razones. Dar razones es responder de nuestros actos. Así podemos disparar la pistola, porque corría peligro la vida propia o la de alguien, porque queríamos conseguir algo, porque sencillamente queríamos matar a alguien. Pero, si nuestra acción es libre sabremos por qué hacemos algo. Y entonces... 4. Libertad social o política. Ahora bien, venimos diciendo que somos seres sociales, que necesitamos de otros para llegar a ser humanos e incluso para mantenernos con vida. Además vivimos en comunidad y en el seno de la comunidad, a lo largo del tiempo, se ha determinado que ciertas acciones no son deseables en general o en particular. Por ejemplo, en toda comunidad humana se considera no deseable irse matándose unos a otros y por ello la organización de la comunidad de un modo normativo y coactivo ha establecido leyes que prohiben el asesinato. Naturalmente eso no impide que haya asesinos, pero la comunidad va a pedir responsabilidades a quien realice acciones prohibidas o ilegales. Va a juzgarles y castigarles. De esto nos habla el texto de Emilio Martínez Navarro, pero sobre todo de la importancia de aceptarnos libres en el marco de las sociedades humanas. En este sentido, las Sociedades han considerado que la organización social del grupo debe respetar ciertas capacidades o libertades de sus individuos, por ejemplo, la libertad de expresión o de asociación, la libertad de reunión o de movimiento, cada sociedad en el curso de su historia especifica qué posibilidades o capacidades es deseable conceder a sus miembros. Por el contrario, otras posibilidades son restringidas y penalizadas si se realizan y suelen recogerse en leyes o códigos normativos. A escala más pequeña, por ejemplo en vuestras familias, también hay una organización social. Vuestros padres os conceden ciertas libertades, pero también hay acciones que están prohibidas y si las hacéis, seréis castigados. Por ejemplo podéis salir, pero hasta una determinada hora, si llegáis tarde, seguramente recibiréis un castigo, etc. El que los grupos humanos dispongan de leyes y prohibiciones no significa que nos quiten la libertad en el sentido de las tres libertades anteriores, al fin y al cabo, siempre podemos desobedecer. Aunque la desobediencia significa que, en nuestra responsabilidad, aceptamos las consecuencias que se deriven del incumplimiento de la norma. Está prohibido robar, pero podemos hacerlo. Tenemos que llegar a las 11:00 de la noche, pero podemos llegar tarde. Será nuestra inteligencia y las circunstancias concretas que estemos viviendo las que nos lleven a encontrar razones 3 Aquí es muy ilustrativo el famoso cuento del escorpión y la rana, que seguro que alguien conoce. ¿Quién nos lo cuenta? 15 Carlos Muñoz Gutiérrez para la desobediencia. Encontrar razones para obedecer o para desobedecer es precisamente el contenido de la política, es decir la organización social de los grupos humanos. Aclarado entonces el concepto de libertad, que no es hacer lo que nos dé la gana, sino poder pensar posibilidades de acción y llevarlas a cabo, nos introducimos, por fin, en la dimensión moral del ser humano. ¿Qué significa que el ser humano es un ser moral? 2.- La dimensión Moral del ser humano Para el ser humano, que es libre y consciente gracias a su inteligencia, determinar en cada momento de su vida lo que le conviene es mucho más complejo que para otro ser vivo. Al ser humano se le presentan muchas más alternativas de acción y, especialmente, es capaz de imaginar muchas otras que aun no existen. La obligación de elegir qué hacer en cada momento, la obligación de ser libre –como decía el filósofo J. P. Sartre- nos coloca en una peligrosa situación: podemos equivocarnos. Uno no desea equivocarse, uno desea elegir bien que es lo que va a hacer. Elegir bien, lo conveniente, lo adecuado, lo justo, lo verdadero, lo correcto, es precisamente la capacidad moral que tienen los seres humanos frente al resto de los seres vivos, que, como hemos visto, su capacidad de elección es muy limitada. Ante el hombre siempre hay alternativas, y con los hombres la elección a tomar en cada circunstancia resulta difícil de determinar. El ser humano porque es libre, porque es capaz de evaluar las consecuencias de sus actos y es capaz de determinar planes de vida y objetivos a largo plazo, tiene lo que se denomina un sentido moral. Ser moral significa querer elegir bien. Como las elecciones de un individuo, a menudo afectan a otros, la moral termina siendo un asunto social. Así que por moral entendemos el conjunto de acciones, costumbres, prácticas, usos y valores que una sociedad considera buenos en un momento del tiempo histórico en el que esa sociedad existe. Naturalmente la moralidad se funda en ese sentido moral que el ser humano ha adquirido fundamentalmente porque es inteligente. ¿Qué es el sentido moral? Para comprender qué es el sentido moral y de dónde procede, lo que nos permitirá sintetizar todo lo que hemos estudiado hasta ahora, os propongo el siguiente ejercicio a través de los siguientes textos: 16 La condición moral del ser humano Cuestiones 1. ¿De dónde nos viene el Sentido Moral? Resume todas las teorías sobre el origen del sentido moral que puedes encontrar en los textos. 2. ¿Qué es un juicio de valor? 3. ¿Qué son los códigos morales y en qué se diferencian del sentido moral? 4. ¿Qué se necesita para realizar un juicio moral? 5. ¿Crees que es posible el altruismo? Razona tu respuesta. 17 Carlos Muñoz Gutiérrez 18 La condición moral del ser humano Aunque el origen del sentido moral es polémico, como podemos ver en estos textos, podemos prescindir de las diversas posiciones que encontramos aquí e intentar ofrecer la imagen más completa y compleja. El sentido moral es la capacidad del ser humano de evaluar las acciones humanas en función de una idea del bien, de lo bueno. Ya sea porque emocionalmente nos repugna lo cruel o lo malvado, ya sea porque podemos evaluar cognitivamente lo que significa una acción cruel o malvada, ya sea porque racionalmente somos capaces de definir un máximo valor que dirija nuestra acción, o sencillamente porque terminamos racionalmente ajustando nuestras emociones a ese máximo valor, el caso es que el ser humano se enfrenta a lo que hace y a lo que pasa con una inclinación según el sistema de valores que organiza sus creencias y dirige sus fines. Diréis que no hemos avanzado mucho desde el principio, esto es lo mismo que decir que los seres necesitan saber lo que les conviene. Pero al describir la complejidad de la vida humana en sociedad, vemos que la moralidad se convierte en un factor decisivo para la supervivencia del individuo y del grupo en el que vive. Ahora bien, ¿toda acción humana es susceptible de una valoración moral? ¿Cuál es el ámbito de la moralidad? ¿Cuál es el valor que queda definido moralmente? 3.- La acción moral: El bien Desde luego no todo es susceptible de una valoración moral. Mucho de lo que pasa y muchos de lo que hacemos los hombres no podemos calificarlo de moralmente bueno o malo. Veamos dos hechos: ¿Cuál de estos dos hechos que han pasado podemos juzgarlos desde el punto de vista moral? Lo primero que debemos distinguir es entre los hechos y los valores. Un hecho es lo que pasa y un valor, dijimos, es nuestra actitud ante eso que pasa. Hay hechos inevitables o que no responden a una conducta humana, hechos de la naturaleza o que un ser vivo, como un virus, provoca en una comunidad humana. Los virus o bacterias o animales en general, en tanto que no pueden elegir sus actos, en tanto que 19 Carlos Muñoz Gutiérrez no son libres, no pueden ser juzgados como malos o crueles. No tienen alternativa. ¿Consideraríamos cruel a un león que se come a una gacela viva? Parece que no, diríamos que es su naturaleza. Ahora bien, ¿qué pasa con la chica que en su suicidio arrastra a la muerte a su amiga? ¿Qué pasa con alguien que dispara y mata a otra persona? Los seres humanos tenemos alternativas, podemos saltar o no, dispara el gatillo o no, y dado que algunas de las consecuencias de nuestros actos tienen efectos sobre otras personas o seres, hay determinadas acciones humanas que podemos juzgarlas desde el punto de vista moral. Es decir, respecto a la bondad o maldad con las que han sido realizadas o respecto al bien o el daño que han producido. A estas acciones las denominamos acciones morales. ¿Cuándo una acción es moral? Una acción es susceptible de valoración moral cuando: 1. Es una acción libre. Realizada voluntariamente y sin coacción. Aunque esto podríamos discutirlo largamente. 2. Es una acción posible, es decir hay alternativa a lo que se hace. Aunque, como hemos visto, casi siempre cabe pensar una alternativa dentro de las acciones humanas 3. Sobre todo, es una acción que tiene consecuencias para otros seres humanos u otros seres vivos o para la vida de los seres vivos. Pero, ¿qué debemos juzgar: la intención con la que se ha realizado la acción o los efectos que producen? ¿En dónde radica la responsabilidad moral? Hay buenas intenciones que provocan efectos devastadores –“de buenas intenciones está el infierno lleno”, dice un refrán popular- y hay perversas intenciones que producen efectos deseables Kant decía que solamente puede denominarse absolutamente buena a la buena voluntad. Para Kant el juicio moral debía recaer en la intención con la que se hacía la acción. Y definía buena a aquella intención que pudiera convertirse en una ley universal. Es decir, aquella intención que cualquier ser humano pudiera suscribir. Pongamos un ejemplo, Alguien va a disparar un arma con la intención de matar a su enemigo. ¿Todo ser humano debe estar dispuesto a matar a su enemigo? Observa que tu enemigo debería también matarte a ti. Luego evidentemente esta intención no parece que pueda generalizarse en una ley universal. Y con esto hemos establecido el objeto de la ética: ¿Qué acciones son absolutamente buenas y deseables para todo ser humano? O si lo queréis expresado de un modo clásico, la ética intenta determinar que es el bien, cuál es la acción virtuosa. O dicho de otro modo, al saber lo que nos conviene es a lo que denominamos ética. Pero para comprender este objetivo, antes tenemos que recorrer un largo camino aún. Por ahora hemos analizado la dimensión moral del ser humano: 1. Todo ser vivo necesita un saber para sobrevivir en su medio. 2. Este saber es saber lo que le conviene. 3. En los animales, este saber viene configurado biológicamente, mediante instintos y emociones. 4. En los seres humanos nuestra inteligencia nos ha llevado a sobrevivir en mundos artificiales construidos por nosotros mismos: La Sociedad o la 20 La condición moral del ser humano Cultura. 5. En los seres humanos, nuestra inteligencia es simbólica o semántica 6. Esto nos abre a alternativas de acción pensadas por nosotros mismos. 7. Esto es la libertad. El ser humano es libre porque puede imaginar posibilidades y llevarlas a cabo. 8. Cuando hay alternativas hay que elegir 9. Al elegir conviene no equivocarse. 10. No equivocarse nos permite ser felices 11. Nuestras acciones puede incidir en otras personas o seres. 12. Elegir aquello que no haga daño a nadie es una preocupación humana. Tenemos un sentido moral. 13. Esta preocupación se denomina moral 14. La moral es ajustar nuestros valores, que guían nuestra acción a una idea racional de Bien. 15. La moral y los sistemas de valores que contiene se definen, transmiten, transforman y se establecen en el marco de la comunidad de los hombres. ¿Cómo ocurre este proceso por el cuál aprendemos lo que está bien y lo que está mal, lo correcto y lo incorrecto? 21