F e b r e r o 1 1 Don Samuel Ruiz un obispo del concilio Entrevista por: Eduardo Arias [email protected] Introducción on Samuel Ruiz nació el 3 de noviembre de 1924 en la ciudad de Irapuato, Guanajuato. Sus padres fueron Macedonio Ruiz y Guadalupe García; sus hermanos: María Inés (†), Roberto, José. María de la Luz y dos hermanos más que murieron con pocos meses de nacidos. Entró al seminario en 1937 y fue enviado a Roma de 1947 a 1952 a continuar con sus estudios, y es ahí donde tiene lugar su ordenación sacerdotal el 2 de abril de 1949. A su regreso a México trabaja durante los primeros años como profesor y luego como rector del seminario de León hasta el momento en que es elegido obispo el 14 de noviembre de 1959. Su consagración tuvo lugar el 25 de enero de 1960 en la fiesta de la conversión de San Pablo. El actual texto construido a partir de un conjunto de entrevistas realizadas a Don Samuel entre marzo del 2001 y febrero de 2002, presenta parte de su vida a partir del momento de su elección como obispo de Chiapas. Aquí se hace presente un ángulo poco explorado de la personalidad de Don Samuel y que ha quedado en segundo plano a partir de los acontecimientos del movimiento zapatista de 1994. Más allá de los aportes que este documento pueda dar al proceso histórico y sociopolítico de México, es un acercamiento a la trama de realidades diversas que van configurando la personalidad de un ser humano, como sacerdote y como obispo, entre la realidad hiriente de Chiapas y la riqueza aún actual del Concilio Vaticano II. El punto de partida de estas narraciones no es meramente circunstancial, su elección y consagración como obispo es el punto donde convergen sus experiencias fundantes pasadas y perfilan su trayectoria futura. Es un momento en que los cambios vividos lo colocan en la necesidad de conocer a fondo la realidad de su diócesis y a poner en juego con mayor intensidad la cercanía, comunicación, apertura y libertad, en todos lo ámbitos en los que tiene que hacerse presente. Las experiencias narradas por Don Samuel más que ser acontecimientos impresionantes o extraordinarios son situaciones que se construyen desde la cotidianidad y que se van clarificando y asumiendo gracias a la ayuda de los que lo rodean, hasta producir en su persona una honda conversión por el mundo indígena. D Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 1 Estos relatos nos pueden llevar a comprender un poco más a la persona de este obispo y la riqueza de sus realidades, pero también nos puede llevar a comprendernos un poco más a nosotros mismos y a enriquecer nuestro propio proceso de conversión. Esta versión fue aprobada para su publicación por Don Samuel Ruiz García el 31 de octubre de 2002. 1 Nombramiento y consagración Don Samuel recibe el encargo de estar al frente de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, llamada todavía en ese momento diócesis de Chiapas el 25 de enero de 1960. Todo el estado de Chiapas había sido una sola diócesis, pero tres años antes de que él llegara una parte del territorio la había constituido la diócesis de Tapachula. Don Samuel llega a lo que todavía se le nombraba diócesis de Chiapas y cinco años después de que él llegó se hizo una nueva división y se erigió la diócesis de Tuxtla Gutiérrez dando lugar a tres diócesis dentro del mismo estado. Por tanto, su diócesis ya no podía llamarse diócesis de Chiapas y pasó a llamarse diócesis de San Cristóbal de las Casas. Su nombramiento como obispo ocurrió cuando era rector del seminario en la ciudad de León, Guanajuato. En una ocasión le llegó una carta de la Delegación apostólica de la ciudad de México, y al abrir la carta encontró que adentro había otro sobre que decía: subsecreto pontificio. Entendió que se trataba de algo significativo y sin poder adivinar qué cosa estaba en el interior no se atrevió a abrir la carta. Se fue primero a comer, para evitar que su lectura le quitara el hambre, cuando regresó de comer se volvió a topar con la carta que había dejado en su cuarto. Ahí estaba el primer sobre con el insistente letrero. Ante esto decidió dormir una siesta, ya que quizás no pudiera dormir en la noche. Cuando despertó volvió a tomar el sobre ya decidido a no postergar su lectura. Entonces lo abrió... y no tenía nada sustancial. En términos generales la carta decía: con la mayor discreción posible y a la mayor brevedad, sírvase presentarse en esta delegación apostólica para tratar un asunto. El delegado en ese tiempo era el señor Luigi Raymondi. Lo que pensó Don Samuel en aquél momento era que posiblemente en la Delegación apostólica querían conocer algunas situaciones determinantes de la diócesis de León. Pensó una, dos, tres situaciones, y haciendo caso a la indicación que aparecía en la carta actúo con discreción. No pidió abiertamente al Obispo de León permiso de ir a México y decidió solicitarlo al Vicario general quien era el que atendía por la tarde. Durante el viaje fue madurando las cosas que posiblemente se iban a tratar Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 2 y al llegar allá los tres asuntos abordados acerca de la diócesis se desahogaron exactamente en el orden en que él había pensado las problemáticas existentes. Al terminar el tercer asunto pidió permiso para retirarse, a lo que el Delegado le dijo que no y en ese momento le comunicó que había la decisión de nombrarlo obispo para atender la diócesis vacante de Chiapas, ya que el obispo anterior había sido trasladado como arzobispo a Durango. Quedó sorprendido como si le hubieran dado un golpe en la cabeza, y atónito dijo: “Excelencia, esto me cae realmente en forma sorprendente, quisiera pues tener tiempo de madurar”. A lo que el Delegado respondió: “No le están pidiendo otra cosa sino un servicio, entonces váyase a la capilla, rece y venga acá para firmar la aceptación”. Cinco minutos fue el tiempo que tuvo para prepararse y luego recibir la indicación de que a partir de ese momento y mientras se hacían todos los trámites adecuados, eso quedaba en secreto. Días después durante la madrugada, recibió una llamada telefónica en su cuarto en la que un periodista le daba a conocer su nombramiento oficial aparecido en el Observatore Romano. Al día siguiente se hizo pública la noticia. La fiesta patronal que se celebraba al final del año escolar en el seminario fue para él como una despedida. Terminó de arreglar el archivo y otros pendientes del seminario y luego, una de las primeras cosas que hizo fue buscar una carta geográfica y ubicar el lugar, ya que el mapa no lo tenía muy claro porque jamás había estado ahí. Después comenzó a preguntar a algunos de sus antiguos compañeros del colegio Pío Latino cómo estaba la situación en Chiapas y se hizo llegar un estudio concentrado y hasta cierto punto detallado de la situación del lugar, el cual fue de gran utilidad. Su nombramiento como obispo le generó sorpresa y preocupación porque no había estado jamás en una situación densa de actividad pastoral, sino en el seminario y más bien con alguna capellanía para algunos religiosos o alguna congregación religiosa en León. Reconocía las carencias de lo que iba a hacer allá. En su consagración como obispo estuvieron el señor obispo Lucio Torreblanca, su predecesor; el señor obispo Martín del Campo quien había sido su obispo en León y quien fue con-consagrante; y un tercer invitado a que él admiraba mucho, el señor arzobispo de Yucatán, el señor Luis Solórzano, quien dijo la homilía. La cercanía de Don Samuel para con la gente de la diócesis se inició entre el momento de su nombramiento y el de su consagración, ya que las numerosas cartas de felicitación que recibió por parte de la gente fueron respondidas una por una a través de un encargado. Eso generó una conexión muy fuerte porque la gente de la diócesis se sintió muy impactada, lo que produjo un buen recibimiento a su llegada. Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 3 Fue después de su consagración cuando supo que él había sido el primer obispo consagrado en la catedral de San Cristóbal de las Casas, no obstante que la diócesis es una de las más antiguas fundadas en México. El hecho de que Don Samuel haya pensado en consagrarse ahí era una decisión para él del todo normal pero contrastó enormemente con el hecho de que todos obispos anteriores o ya venían consagrados como obispos o eran trasladados de otra sede antes de llegar a la diócesis. Alguna vez sucedió que un obispo nombrado para esa región, cuando desembarcó se le dio la noticia de que ya estaba destinado para otra diócesis de América del sur. La circunstancia de ser el primer obispo consagrado en Chiapas, a la par de que la sede había estado vacante un buen tiempo, provocó gran expectativa que desembocó en una presencia numerosa de la población en el momento de su consagración. Su predecesor había iniciado la construcción de una casa episcopal y fue Don Samuel quien tuvo que terminarla. La casa era bastante fría, las paredes exteriores no estaban completamente secas y era tiempo de invierno, ese año fue un invierno crudo, llegó hasta siete grados bajo cero y se rompieron tuberías en distintos lugares porque se congeló el agua. 2 Inicio del trabajo pastoral Después de su consagración como obispo, Don Samuel reunió archivos y se apoyó en el Vicario para conocer antecedentes y la situación que se vivía en aquél momento en Chiapas. Él fue un apoyo muy significativo para conocer un poco más en detalle las circunstancias concretas de la diócesis. Teniendo en cuanta esto y sin más plan que actuar como generalmente se actuaba, trató de ver de qué manera se podía llevar a cabo una catequesis o instrucción religiosa, término que se usaba entonces en lugar de evangelización. Don Samuel se encontró con una diócesis predominantemente indígena, 78% de una población de 1 ½ millón de personas, además de ser una diócesis muy compleja: aislada y con una extensión territorial mucho más grande que la actual, unos 72,000 kilómetros, sin vías de comunicación, con comunidades muy remotas y que algunas de ellas sólo se podían visitar por vía aérea, a caballo o a pie. Todos estos factores, pero especialmente la gran proporción de población indígena con enormes necesidades predeterminó la acción pastoral. Comenzó entonces a visitar las últimas comunidades que había visitado su predecesor y que se ubicaban en la zona Tzeltal de Ocosingo. La orientación pastoral se vio iluminada gracias al Concilio Vaticano II que ayudó a encauzar y concebir el trabajo. “Fue en el tiempo del tiempo del Concilio Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 4 que junto con otros dos obispos se vio la urgencia de estar articulados, se juntaron para ir profundizando los documentos del Concilio y al estar estudiando el documento De Regimine Episcoporum1, el balance que hacían era que ninguna de sus diócesis podía tener los requerimientos mínimos que se pedían para dirigirla y encauzarla pastoralmente. Entonces preocupados ante tal situación, los hermanos obispos nos reunimos para ver si poniendo al máximo y en común nuestras fuerzas podíamos llegar al mínimo requerido en el Concilio para la atención y la dirección pastoral de nuestras diócesis. Así nació una organización llamada Unión de Mutua Ayuda Episcopal (UMAE), iniciada con unos 8 o 10 obispos y que hacia finales del Concilio la constituíamos unos 30 obispos”. Los obispos de la UMAE eran en su mayoría de las diócesis de la costa a partir del ángulo chiapaneco. Se reunieron de una manera muy natural sin mayor planeación en torno a carencias y necesidades, y con pocas posibilidades económicas. La UMAE se constituyó con 3 personas por parte de cada diócesis, un sacerdote, una religiosa y un seglar, escogidos para que estudiaran los documentos del Concilio. Ellos realizaron un seguimiento de los episodios del Concilio y junto con los obispos estudiaban los documentos. Este equipo, impregnado de los documentos conciliares, terminó siendo al final un equipo conocedor de la situación, imprescindible, ayudantes natos de las diócesis involucradas para transmitir el pensamiento del Concilio. “Se organizaron cursos que se llamaron de aggiornamento, de puesta al día, que tuvieron una fuerte repercusión. Algunos obispos miraron esto con cierta desconfianza, no sabían hacía dónde estaba tendiendo este conjunto de acciones generadas por un grupo de obispos que se había formado al margen de las estructuras de la Conferencia Episcopal. En algunos lugares se enviaron sacerdotes de diócesis ajenas a la UMAE para que asistieran a las charlas de aggiornamento que se estaban dando. Fue cuando se dieron cuenta del cambio de mentalidad de los sacerdotes, religiosas y seglares de las diócesis implicadas y viendo los resultados, empezaron a solicitar que el equipo de la UMAE fuera a otras diócesis a dar algunos cursos de aggiornamento y de puesta al día del Concilio”. Desde sus inicios la UMAE contactó en Roma el apoyo del movimiento del Mundo Mejor y también con el decidido acompañamiento de monseñor Goulad, fundador de la sociología religiosa, quien se apropió del asunto y que por lo menos en dos ocasiones viajó a América Latina para estar de manera cercana con los obispos y asesorar este movimiento. En la UMAE se hicieron también estudios socio-religiosos para una tipificación de las diócesis. En estos estudios apareció de manera evidente la necesidad de 1 De Cristhus Dominus. Decreto conciliar del 28 de octubre de 1965 Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 5 tener criterios diferentes a los europeos para medir las cosas. “Un ejemplo es que en la sociología religiosa, la práctica religiosa se mide ordinariamente según la misa dominical. Pero esto no era posible en la parroquia de Ocosingo, cuando los indígenas de una comunidad ubicada al extremo de la diócesis, tenía que caminar tres días a pie para poder llegar a un lugar donde había conexión y luego dirigirse a la cabecera parroquial. Ante esto no se podía poner como criterio del seguimiento de la vida cristiana la práctica dominical. Se tenían que elaborar otro tipo de criterios y ahí la asesoría y cercanía del canónigo Goulad fue muy importante”. Se hicieron reuniones y estudios para ir determinando las tipologías de las diferentes diócesis e ir tomando en lo posible una acción conjunta. En sus inicios participaron también los obispos fronterizos de Guatemala, inclusive, se fueron alternando entre Guatemala y México los lugares de reunión, hasta que debido a un fuerte temblor en Guatemala se suspendieron las reuniones con ellos sin retomarse después. Sin embargo, siempre hubo una buena relación. 3 El efecto del Concilio en el trabajo pastoral Entre los documentos más estudiados del Concilio que ayudaron a los obispos a tener claridad para la actividad apostólica, está además del documento del Regimine Epsicoporun, el documento de las Misiones. Este último les dio una pista importante con relación a la pastoral indígena y que sigue teniendo repercusiones en el momento actual. “Con la intervención de los obispos africanos se vio claramente que la evangelización del Continente latinoamericano presentaba una situación lamentable en la cual no solamente se anunció el evangelio sino que se impuso una cultura, la cultura occidental como único mecanismo y medio para que los indígenas manifestaran su propia fe. Lejos de haber una inculturación, impensable todavía dentro de la teología de aquella época, hubo una imposición invasora de los evangelizadores. Ni siquiera era pensable cotejar la religión cristiana con las religiones precolombinas. No hubo ningún diálogo, hubo una imposición a partir del esquema que señalaron los invasores. Ellos, al venir del otro lado del mar estaban obedeciendo a un rey muy poderoso, y los indígenas tenían que aceptar ser súbditos de ese rey. Se les decía a los indígenas que de bautizarse serían sus amigos y no les harían la guerra. Y ahí empezó todo un conjunto de situación, con relatos ominosos que existen en Guatemala y también en otras partes de América Latina acerca de la avaricia de los conquistadores”. Las situaciones de ambición de los conquistadores llevaron a cabo el despojo. “Como denunció Fray Bartolomé de las Casas. Fue cuando hubo entonces la disposición de que al menos, antes de entrar a saco a una comunidad se proclamara un bando con la indicación de invitar a la conversión y si no, pues entonces Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 6 ya entraban a saco, a sangre y a fuego. Pero esto llegó a tal grado que no era la preocupación por la salvación de las almas, sino la preocupación por el despojo de las riquezas, de suerte que, como dice Fray Bartolomé, en algunas ocasiones el abuso llegaba a tal grado que en las madrugadas, en la orilla de pueblo, en una lengua que no hablaban los indígenas se hacía esta proclamación y entonces como nadie respondía y no aceptaban, entraban, arrasaban con la comunidad”. “Situaciones trágicas que se dieron en el momento de la conquista y lo más lamentable, fue la imposición de una cultura como mecanismo de manifestación de la propia fe. Entonces, no hubo la asunción ni siquiera de aquellas cosas culturales que podían tener una semejanza con los ritos cristianos. Algunas ceremonias que se parecían al rito del bautismo fueron tomadas por los evangelizadores como cosas diabólicas, de imitaciones fraudulentas del maligno. La teología que guiaba lamentablemente la concepción de las religiones no cristianas era la de considerarlas paganas y la gente, como sumidas en las tinieblas del dolor y en las sombras de la muerte, no vislumbraba nada qué rescatar de ello. Más aún, sorpresa de los invasores de encontrar miles y miles de gentes que no conocían por ninguna evangelización anterior a Cristo y la constatación de que nadie estaba bautizado, urgía la aplicación de lo que decía san Ireneo, interpretado muy estrechamente, de que fuera de la Iglesia no hay salvación. Se da una exigencia militar, de rápida conversión de las gentes para bautizarlos cuanto antes, puesto que estaban en un camino de condenación. De ahí el afán no de cotejar el cristianismo con las religiones precolombinas sino de arrasar con sus monumentos, con sus escritos si es que los había, para acelerar el paso a la conversión y así bautizados estuvieran en un camino de salvación”. Con la intervención de los obispos africanos en el Concilio se llevó a cabo una revisión profunda del documento de las Misiones, en donde se ponía de manifiesto la actuación salvífica de Dios con todos los pueblos de la tierra. “Esa salvación universal está llevada a cabo por una presencia salvífica de Dios en la historia y se manifiesta a las distintas comunidades antes de que llegue cualquier otra indicación. Hay como dice San Pablo en los Hechos de los Apóstoles, una presencia reveladora de Dios en los distintos grupos humanos que permite que vivan en un clima salvífico hasta llegar el momento en donde hay una convocación universal para constituir un pueblo de pueblos, un nuevo pueblo de Dios”. En el Concilio se tiene que reconocer no solamente la existencia respetuosa de otras culturas, sino también la presencia salvífica de Dios en los diferentes pueblos como algo previo al encuentro del evangelio, de modo que la experiencia cristiana se encuentre con la experiencia salvífica de esas culturas y la manifestación de Dios se encarne en ellas. Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 7 La situación que se vivió en el Concilio dio inicio a grandes repercusiones en la evangelización del Continente, de manera especial respecto de los pueblos indígenas. “Hay una nueva actitud que ayuda a que el indígena después de 500 años recupere su dignidad, su toma de conciencia de ser sujeto de sus decisiones y no objeto de decisiones de los demás. Después de 500 años se está preparando en el Continente, en una forma muy sólida, un diálogo interreligioso que no se dio en el momento de la conquista. Al mismo tiempo, un respeto a la cultura y una encarnación enriquecedora para la Iglesia, no sólo con el ropaje sino con algo más que el ropaje, con la forma de ser de cada uno de los pueblos. Porque la cultura no es como un vestido que pueda cambiarse, es una forma de ser los seres humanos que nacemos así desde el grupo al cual se pertenece, donde no es solamente la lengua, ni solamente otros valores, sino más todavía, es la forma específica de ser humano, la que se acuña en cada cultura. Es el momento emocionante que se vive en el Continente”. El Concilio ayudó a que en América Latina se diera una reflexión con un enfoque eclesial distinto de la problemática europea. “El Papa Juan XXIII al abrir el Concilio manifestó que había tres puntos luminosos que tratar, inicialmente habló de dos y después, unos pocos días antes de que se iniciara el Concilio, habló de un tercer punto luminoso, cuando ya había declarado los otros dos anteriores”. “El primer punto que se iba a tratar en el Concilio se refería a la manera en que la Iglesia tenía que desarrollar, en el momento actual, su acción evangelizadora ante un mundo preponderante y mayoritariamente ateo teórico y práctico. Con esto la Iglesia se ubicó fuera de la historia y solamente en la perspectiva de la trascendencia, que pedía guardar los mandamientos para poder llegar al final de la vida a una muerte tranquila y paradisiaca. No se cuestionó sobre las preocupaciones humanas, las necesidades de la gente. Ante esto los obreros primero y los campesinos después, se sintieron no tenidos en consideración. Sentían que la Iglesia no se preocupa de sus necesidades vitales sino solamente por lo que iba a suceder hacia el fin del mundo, cuando pasáramos a otra dimensión. Dado que los problemas de los campesinos no interesaban al cristianismo, la actitud de la gente fue la de dedicarse en los últimos años de su vida a pensar en esas cuestiones y entretanto a pensar cómo se iban a sostener y a vivir. La Iglesia perdió por abandono a los campesinos e inicialmente también a la masa obrera”. El primer punto de cómo anunciar el evangelio a los no creyentes no coincidía con la realidad del Continente latinoamericano, ya que en el momento en que el Concilio se llevaba a cabo la gente que se confesaba atea no constituía un problema fundamental. Ni siquiera la llegada a comunidades cristianas no católicas era un problema en América latina. En ese momento, el protestantismo era Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 8 algo marginal. “El primer punto luminoso era esa exigencia de mirar cómo hablar de Dios, después de dos mil años. La Iglesia se volvía a preguntar en qué consistía su tarea evangelizadora. A lo que surgía la pregunta ¿qué hiciste durante tantos años?, pero no por ello dejó de ser un punto interesante”. El segundo punto era de qué manera dar testimonio de Cristo a los cristianos desunidos en distintas confesiones. Fue lo que generó el estudio y la práctica del ecumenismo llevando a un reconocimiento de la validez de las experiencias cristianas en las otras confesiones. “Una situación importante y de relevancia fue la invitación a las sesiones del Concilio a representantes de distintas religiones. Estuvieron como invitados no tuvieron voto, pero había cauces para poder hacer llegar su voz y de hecho, a través del Secretariado por la unidad de los cristianos se encauzaron varias propuestas. Se dio por ejemplo, en el documento de las fuentes de la revelación, la presencia de las experiencias de las Iglesias evangélicas en la teología de la colegialidad. Nosotros teníamos desarrollada la teología del primado, pero la colegialidad es una experiencia propia que se vivió dentro de las comunidades evangélicas. Esa teología pasó como una reflexión del Concilio, complementaria de la teología del primado de Pedro”. “Tres o cuatro días antes de que se abriera el Concilio, Juan XXIII anunció un tercer punto luminoso que señalaba que la Iglesia delante de los pueblos en vías de desarrollo descubre lo que es y lo que debe de ser: la Iglesia de los pobres. Es decir, la Iglesia de todos. En estas breves palabras antes de que se abriera el Concilio se presenta otro punto verdaderamente extraordinario. Revisando esa breve sentencia se indica cómo el eje constitutivo de la Iglesia está en la relación con el pobre, no con el pobre individual solamente sino con el pobre dentro de la estructura, ya que se habla de la Iglesia en relación con los pueblos en vías de desarrollo. No es por tanto la defensa y la preocupación exclusiva por sus feligreses pobres, sino que es de los pueblos en el mundo, dentro de la pobreza estructural generada por el funcionamiento indebido del sistema económico internacional. Entonces, ubicada la Iglesia adecuadamente en torno a la situación de los pueblos en vías de desarrollo, descubrirá lo que debe hacer y lo que es ella como Iglesia, lo que debe de ser y en lo que ha fallado. Eso lleva a la concepción de que precisamente la Iglesia es universal y católica porque se encuentra en el mundo de la pobreza”. “Para Juan XXIII no había el problema que posteriormente se presenta, de que si esa opción es incluyente o si es prioritaria o preferencial. La idea es que esta Iglesia o es de los pobres o no es la Iglesia de Jesucristo. Y todos estamos implicados en que sea una Iglesia de los pobres y no una Iglesia que determine o destine porcentajes de atención pastoral a las cúspides, clases medias y un porDon Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 9 centaje significativo a los pobres, sino que la Iglesia es la Iglesia de los pobres. Es en el Concilio donde se percibe mucho mejor y se entiende en su dimensión renovada la palabra de Jesucristo que nos dice que de los pobres es el reino de los cielos. Y donde el mandato del amor se cumple no en la ortodoxia sino en la ortopraxis, donde se vive verdaderamente el amor al Señor en un amor al pobre, como se verá en el juicio final”. Esta última reflexión surgida del tercer punto luminoso anunciado por Juan XXIII antes de iniciarse el Concilio fue algo que iluminó al episcopado latinoamericano y que sacudió a todo el Continente. Esto se manifestó con las posiciones tomadas por lo obispos en Medellín, Puebla y Santo Domingo. “Los obispos reunidos en Santo Domingo dijeron que afortunadamente Cristóbal Colón no había traído en sus barcos, la Santa María, la Pinta y la Niña, a Dios. Sino que Dios estaba presente en estos grupos humanos, recordando así que hay una presencia salvífica de Dios en la historia”. 4 Experiencias pastorales El proceso de reflexión del Concilio se generó en el Continente en el tiempo en que Don Samuel participaba en el Departamento de misiones del CELAM. Al mismo tiempo presidía la Comisión Episcopal de Indígenas de la Conferencia Episcopal Mexicana. De esta manera facilitó que se vivieran sincrónicamente retos y avances de la reflexión postconciliar en México y América Latina, sobre todo en las diócesis en que se presentaban situaciones indígenas. El obispo anterior de Chiapas, el señor Torreblanca, viendo la situación de su diócesis intentó crear una instancia especial de atención a los indígenas, pero no se concretó. Esto dio pauta para que posteriormente se constituyera la Comisión Episcopal de Indígenas. “En un tiempo, se pensaba que tenía que haber un obispo especialmente dedicado a los indios, un obispo de los indios que en todo México se dedicara a la tarea del indígena. Pero afortunadamente la Conferencia Episcopal no aceptó, porque no se trataba de que cada obispo proyectara su responsabilidad en un individuo, sino que cada obispo tenía que asumirla. Después del Concilio se empezó a mirar la situación indígena considerando dos cosas, la necesidad de ayudar a las misiones y la necesidad de entrar en una pastoral indígena. En esto, la Comisión Episcopal de Indígenas tuvo el apoyo del Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas”. La reflexión postconciliar y sus grandes avances se recogieron en un libro que se llegó a editar dos veces con la autorización de la Conferencia Episcopal y que se llamó Fundamentos Teológicos de Pastoral Indígena en México. Este libro recoge no solamente las reflexiones teológico-pastorales sino Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 10 las experiencias en México y en el Continente. En la Conferencia Episcopal Latinoamerica (CELAM) de Medellín y Puebla se aborda el tema de la pastoral indígena al tratar el punto de la opción por los pobres. Tema que no pudo ser atendido eficazmente en el Concilio. “El punto luminoso tercero de que habló su santidad Juan XXIII, fue objeto de preocupación. Inclusive, nos acordamos de la angustiosa interpelación de Paulo VI, siendo todavía cardenal, que dijo llamando la atención: Hermanos, si no tratamos de la Iglesia de los pobres no hemos tratado ninguna de las otras cosas que va a tratar de este Concilio. Es decir, el anuncio de Dios a los no creyentes y el testimonio de los cristianos carentes de unidad ante el mundo misionero que tiene delante. El tema de los pobres no fue un tema del Concilio, sino el tema del Concilio. Pero el Concilio no pudo tratarlo a fondo por tres situaciones que lo limitaron. En primer lugar, en Europa, donde estaba asentada la observación y la redacción del Concilio prácticamente no existían pobres. Había una línea divisoria que separaba el mundo de la riqueza del mundo de la pobreza. Un hemisferio rico y un hemisferio sur pobre. Existía el mundo de la pobreza pero después del meridiano. En segundo lugar, siendo insignificante el porcentaje de pobres no había en Europa la experiencia pastoral y tercero, no habiendo experiencia pastoral no había reflexión teológica sobre la actividad de la Iglesia en el mundo de la pobreza. En el Concilio no se tocó el punto a fondo debido a esas carencias”. En América Latina no se tenía que anunciar el evangelio a los no creyentes sino a los hombres empobrecidos y deshumanizados. La Iglesia va descubriendo que no hay yuxtaposición entre pobres y ricos sino una subordinación, que hay riqueza porque hay pobreza y viceversa. “Ante este análisis surge la exigencia de que si esto es así, entonces lo que hay que hacer no es estar exhortando insistentemente a los ricos para que ayuden a los pobres, sino que tenemos que hacer una opción, porque si no, somos cómplices de lo que está sucediendo. Tenemos que optar por el mundo de la pobreza, y se entiende todo esto en una forma histórica mucho más clara con las palabras de Jesucristo cuando dice que los pobres estarán siempre con nosotros. Lo que significa que siempre habrá la posibilidad de un cambio en nuestra formación porque Dios es el Dios de los pobres. Ahí es donde viene el cambio histórico y donde cobran un fuerte sentido las palabras de Jesucristo, sobre todo las del juicio final”. Esta claridad que impacta mucho en América Latina fue punto de reflexión en diversos momentos y con fuerte dudas. Algunos, ubicados en otra situación veían peligro en esta posición y la radicalidad de las consecuencias. Entonces se empieza a hablar de que cuáles son los pobres y la división entre los pobres de espíritu y los pobres materiales, que no puede haber una Iglesia excluyente, que Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 11 se trata de un amor preferencial por lo pobres pero no excluyendo a los demás. “El propio Juan XXIII lo decía claramente, que la Iglesia es de todos porque es la Iglesia de los pobres. En el momento que sea de una clase social que ayude a los otros es una Iglesia impuesta, es una Iglesia que llega como dominadora. Aquí hay una interpelación para todos, la Iglesia no se tiene que ubicar parte en la cúspide, parte en la parte media y otra parte en la parte de abajo, sino que es una interpelación a todos para que se reubiquen. Inclusive es una interpelación para los pobres que tienen que trabajar por la construcción de un mundo diferente para aquellos que son causantes de su opresión. Es una interpelación a una conversión generalizada”. El hecho fue que la opción por los pobres fue una vertiente iluminadora que marcó la experiencia de la diócesis de Chiapas como de otras de América Latina, “Vimos en Puebla que hubo una revolución mucho muy profunda cuando se llegó a hablar de la opción por los pobres. Se dice ahí en el documento de la pobreza que una Iglesia que opta por los pobres tiene que cambiar de tal manera sus estructuras que sea verdaderamente una Iglesia de los pobres. No para, ni con, sino Iglesia ‘de’ ellos. Y esta Iglesia de ellos debe operar una incidencia en la transformación de sus estructuras. Tiene que modificar las estructuras de tal suerte, que sea posible y real la participación de los pobres en el proceso de decisión al interior de la Iglesia”. También en el Concilio Ecuménico Vaticano II hubo un paso importante en relación con la participación de los seglares dentro de la Iglesia. “Se decía en el documento de Regimine Episcoporum que los obispos deberían tener oídos atentos para las palabras que los laicos pudieran decir dentro de la Iglesia, sobre todo aquellas personas capacitadas, distinguidas por su servicio en el interior de la Iglesia. Que fueran escuchadas a tal grado, que inclusive fuera capaz el obispo de cambiar sus planes de pastoral cuando escuchara una palabra adecuada de los laicos. Pero de inmediato agrega el Concilio: tengan en cuenta estos laicos que los obispos son sus superiores que deben hacerlo con respeto. En fin, que da en cierta forma un paso para adelante y uno para atrás. La intervención de los superseglares en la Iglesia, dicha en el Concilio, queda a años luz de lo que se dice en Puebla, donde se pide que los más pobres que pertenecen a la Iglesia, y por ser Iglesia de los pobres, tengan la posibilidad real de participar en el proceso de decisión al interior de ella. Estamos todavía a bastante, bastante distancia de llegar a eso. Sin embargo, el punto crucial de a dónde caminar y de cómo caminar, lo debo al Concilio”. Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 12 5 Transformar la realidad El ministerio episcopal de Don Samuel no hubiera sido el mismo en una diócesis con otro tipo de problemática. “Evidentemente en otra diócesis el trabajo pastoral tenia que haber tenido otras incidencias históricas y otros estímulos. Pero lo que sucede en Chiapas no tiene que ser así. Hay la evidencia y esa es para todo cristiano que se asoma a esas situaciones. Hemos visto como numerosas personas que han visitado Chiapas en distintas etapas y distintos momentos históricos, quedan impactados por la realidad y se sienten interpelados, no solamente la contemplan, sino que dicen, aquí yo tengo parte o tengo que hacer algo. No puede pasar uno inerme sin ninguna reacción interna, es una situación concreta, es el llamado que viene de una realidad hiriente, que ya leída y contemplada desde el punto de vista cristiano sacude fuertemente y no nos deja pasar adelante sin que nos impliquemos en esa realidad concreta”. El recrudecimiento que para el mundo entero y no solamente para la Iglesia tuvo el Concilio implicaba la dimensión pastoral y la doctrina. “Hay doctrina, hay evidentemente enseñanza, pero es más bien una reflexión desde la tarea práctica de la Iglesia de cómo se tiene que anunciar a Cristo ante los no creyentes, ante el mundo ateo. En América Latina se da la contrarespuesta al Concilio. Nuestro problema no es el apellido, Iglesia de los pobres, sino nuestro problema es precisamente la situación de opresión. Ante el cómo anunciar a Cristo en una situación así, viene una reacción en todo el Continente con una respuesta clara ante las situaciones globales, delante de las cuales tenemos una expresión en Chiapas, y ya antes del Concilio hubo personajes que se destacaron en América Latina cabalmente por su don profético un Helder Cámara por ejemplo, un monseñor Larraín y otros que siguieron”. También la influencia de los obispos africanos había sido importante en el Concilio. “Su incidencia fue específicamente en el documento de Misiones, porque hicieron caer en la cuenta de que se debía tener una respuesta a las interrogantes que se le planteaban a la acción pastoral desde la antropología y las ciencias sociales. Poco antes del Concilio se tuvo una reunión con antropólogos en Barbados, esta reunión recoge una reflexión, una interpelación a la acción pastoral, a la acción de los gobiernos y a la presencia misma de los antropólogos en el Continente. Se pone de manifiesto cómo la acción pastoral ha sido una depredación o un aplastamiento en las culturas. Esta claridad es mérito de la intervención de los obispos africanos que tenían una situación semejante en el África”. Otra dimensión pastoral importante del Concilio es la que presenta el documento Gaudium et Spes2 donde se visualiza a una Iglesia presente en la historia, 2 Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Actual. Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 13 una Iglesia que tiene que preocuparse por el anuncio del reino en el mundo contemporáneo. “Es el último documento que se votó en el Concilio y que se estudió desde el inicio. Este documento tuvo consultas en distintas partes del mundo para revisar sus contenidos y es realmente uno de los documentos que más representa el avance conciliar. Ahí se hace ver cómo hay una misión de la Iglesia hacia el mundo. Esta misión no pasa al margen de la historia, sino que su acción concreta y determinada está dentro de la misma historia. No es una mirada a los dogmas o a la moral, a la ética para ser aplicada, sino que hay una reflexión desde la situación concreta, como también lo puntualiza otro de los documentos que se llamó de Las fuentes de la adoración, pero se cancela ese nombre por el de La palabra de Dios que es vista y debe ser vista y leída desde la historia, de modo que historia o acontecimientos concretos y palabra de Dios están íntimamente relacionados. Siempre lo estuvieron, pero más concretamente el Concilio puntualiza esa situación” Estos factores evidentemente que influyeron en una llamada de atención a mirar una realidad concreta a sentirse una Iglesia que es enviada con un trabajo qué realizar que no se limita al anuncio del evangelio y del reino, sino que también tiene que incidir en una transformación de la sociedad con un enfoque al servicio de la humanidad. 6 El recuerdo de los Pontífices La historia de Don Samuel está nutrida de varios hechos. Conoció al Papa Pío XII poco antes de su muerte junto con el obispo de León, el señor Martín del Campo. “Asistimos a una de las últimas audiencias en las que su santidad Pío XII recibió a la CELAM. Recuerdo que me colé a la reunión, lo visualizo actualmente. Cuando el Papa se sentó, el respaldo central que tenía la silla se cayó, era un respaldo movedizo porque se cambiaba según el color que debía tener el sillón para la ocasión. Entonces al irse hacia atrás rozó ligeramente la espalda con la moldura de la silla y no pudo reprimir un gesto de dolor y hasta oí el reclamo que se trasmitió por el micrófono: ‘¡qué cosa me tendrán preparada!’ Ya acusaba un dolor muy fuerte en las vías respiratorias y en los pulmones, la falta de respiración fue una de las situaciones que fatalmente lo condujeron a la muerte. Don Samuel estaba en Roma cuando murió Pio XII y eligieron al Papa Juan XXIII.. “Acompañaba a mi Obispo, el Obispo de León, Manuel Martín del Campo, con motivo de una reunión de rectores de seminarios. Cuando se produjo la muerte del Papa Pio XII el señor Obispo propuso que nos quedáramos en Roma a esperar la elección del nuevo Papa. Mientras se juntaban los Cardenales para iniciar el cónclave fuimos a Austria y regresamos. Ya preparados para ver los resultados, estuvimos en Roma hasta ver la fumarola blanca con la noticia de la elección Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 14 de Juan XXIII y en un santiamén se llenó la plaza de San Pedro. Él fue del que, y en cuyo tiempo, recibí la indicación y consiguientemente la consagración para el obispado de Chiapas y después de San Cristóbal de las Casas”. En torno a la muerte del Papa se dieron varias situaciones, “una por ejemplo, fue el acontecimiento de la muerte de Pío XII a quien la prensa lo mató dos veces. Un periódico anunció su muerte antes de que sucediera, andaba yo en la calle y alguien decía: extra, con las últimas palabras del Santo Padre. Y se veía su discurso dando la bendición Urbi Et Orbi. Cuando llegué al colegio donde estaba hospedado y pregunté qué sabían de esta situación, Radio Vaticano estaba dando todavía el parte de la salud. En efecto, el Papa Pío XII todavía no había muerto. Lo que había sucedido era que había una gran cantidad de periodistas en Castel Gandolfo donde estaba el Santo Padre moribundo, un periodista había acordado con un monseñor que cuando muriera el Papa abriera la venta, para que él inmediatamente supiera y rápidamente ganara la noticia a los otros periódicos. Lo que sucedió fue que llegó el médico que lo estaba atendiendo y vio que estaba aquello muy cerrado y el Papa necesitaba un poco más oxigeno y ordenó: abran la ventana. Entonces el monseñor abrió la ventana y el periodista que estaba abajo observando pensó que ya había muerto, dando la noticia y haciendo el ridículo después”. Otra situación fue con motivo del cónclave. “Ya los periódicos tenían cada una de las biografías de los papables una vez que fuera la elección. Ya tenían todo, sólo faltaba el título y la fecha, ya todo lo demás estaba armado. Esa era la situación de la prensa. Mi impresión fue grandísima porque apareció un contraste realmente del nuevo Papa con todas las figuras pontificias anteriores, especialmente con la de Pío XII que era distinguido, donde se notaba un modo de ser fino, una atención extraordinaria que tenía él para todas las personas y situaciones, de manera que cada caso que se presentaba era como si fuera el único existente para él. Hay fotografías impresionantes de Pío XII hablando con niños en audiencias generales, en donde él está en cuclillas escuchándolo, como si fuera el único personaje. El contraste con Juan XXIII era bastante marcado. Juan XXIII tenía un carácter atractivo, era muy comunicable, menos hierático que la figura de Pío XII. Acostumbrado a usar sotana negra, olvidaba ya como Papa que tenía sotana blanca y a veces se limpiaba la pluma fuente en la sotana”. “Después se hicieron públicos sus desplantes, empezó a llamar a que comieran junto con él algunas personas. Su peregrinación fue un saludable escándalo en Italia y en todo el mundo, el que el Papa haya salido del Vaticano para viajar en tren con el propósito de visitar un santuario mariano y encomendarle a la Virgen María el Concilio que se iba a abrir”. Cuentan que precisamente la película, El Evangelio según San Mateo de Passollini, se debió a una inspiración del paso Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 15 del Romano Pontífice, cuando Passollini, siente el impacto fuerte al paso del Papa y va después a una librería a buscar un libro cristiano. Ahí encuentra el Evangelio de San Mateo, empieza a leerlo y sale la idea de hacer una película, en la que por primera vez aparece en las pantallas un Cristo dando el rostro. Había ya aquella famosa película de el Mártir del Gólgota, donde siempre aparece la figura de Cristo muy de lejos en la cruz, casi perdido o tomado de espaldas. No le enfocaban el rostro, era bastante fuerte tratar a un personaje humano y divino. Passollini se atreve a enfrentar directamente el rostro de Cristo”. “Los acontecimientos y acciones cercanas realizadas por Juan XXIII hicieron vibrar a la gente. “Dicen que a los dos o tres días de iniciado su pontificado lo andaban buscando porque no lo encontraban en el Vaticano. Se había ido a visitar a los presos de una cárcel cercana. Por lo pronto el Papa se les escapó, no supieron cómo ni a dónde, se salió del protocolo. Se fue caminando por ahí de una manera sencilla hasta que se dieron cuenta que se encontraba fuera del Vaticano. Las respuestas así, audaces y llenas de humor, se hicieron rápidamente famosas. Cuando le preguntó la prensa: Santo Padre ¿cuántas personas trabajan en el Vaticano? y así mirando dijo: la mitad”. Un tiempo de mayor cercanía de Don Samuel con el papa Juan XXIII se da a partir del segundo año del Concilio en el marco de una reunión con los obispos mexicanos. “El primer año estaba llenísimo, saturado de audiencias y reuniones. Otros episcopados habían hecho gestiones antes que nosotros para tener una reunión con él, así que hasta el segundo año nos pudo recibir. Es memorable la comunicación al inicio de la reunión antes de sentarnos en nuestros lugares. Él fue saludando en una forma muy vivencial a cada uno y una vez que nos sentamos, dijo que nos daba esa audiencia no solamente porque la habíamos solicitado, sino porque también era deseo del Romano Pontífice conocer más cercanamente a sus colaboradores a la par de una razón pastoral, porque era claro que al retornar los obispos a sus respectivas diócesis, a cada uno de ellos sus fieles le preguntarían si había conocido y saludado al Santo Padre. Y para que los obispos presentes no respondiéramos solamente que lo habíamos visto celebrando en la Basílica de San Pedro en el altar de la confesión del tamaño de un piñón, y sí en cambio que pudiéramos decir que habíamos hablado con él, nos había preguntado por nuestros feligreses y les mandaba su saludo y sus bendiciones, sacó debajo de su sotana unos papeles, la lista de todos nosotros y comenzó: Fortino Gómez León; el arzobispo de Oaxaca era un hombre de figura corpulenta, ante lo que el Papa mirándolo exclamó: ‘¡Ah Fortino! está de acuerdo con el nombre’. Estaba también el señor Obispo de Tabasco, el que en esa época construyó el frente de la catedral de Villahermosa y la dejó inconclusa porque no era el edificio sino Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 16 la comunidad la que tenía que construirse primero”. “Era bastante ocurrente el señor obispo de Tabasco y le preguntó el Papa qué quería decir Tabasco. El respondió que tal vez, según los expertos, se trataba de una planta. Y agregó, ‘porque sabrá usted santo Padre, nosotros los mexicanos hemos enseñado al mundo dos cosas: a fumar tabaco y a tomar chocolate’. Entonces el Santo Padre se sintió estimulado y contó una anécdota del tiempo del Concilio Vaticano I y comenzó a narrar. ‘Pues vinieron acá a Roma, al Concilio obispos españoles como de otras partes del mundo. Entonces eran las sesiones muy solemnes, todos andaban con mitra y capa pluvial. Ahora, en los días de trabajo hay una forma diferente de vestir, entonces era muy solemne. También se tomaban notas estenográficas, no había todavía mucho desarrollo en ese aspecto como lo tenemos ahora que hay grabaciones. Se estilaba también que los padres conciliares pudieran tomar un descanso como se hace también ahora. De pronto, los obispos españoles salieron y desaparecieron en el altar de la confesión, en ese momento era necesaria su presencia para una votación y fueron a buscarlos, los encontraron a todos sentados solemnemente en las gradas con su capa pluvial y mitras fumando puro’. Esto a propósito de lo que había dicho el señor obispo de Tabasco”. “Y así fue, el Santo Padre fue tomando un contacto muy natural con todos. Raúl Robles estaba recién nombrado y se fue al Concilio sin ser consagrado todavía. Él decía, ‘y para qué me voy a esperar’. Cuando saludo al Santo Padre le dijo: ‘yo soy el último obispo mexicano que ha sido elegido por su Santidad’. A lo que el Santo Padre respondió, ‘el último, qué cosa he hecho yo’, al verlo tan joven”. 7 El surgimiento y desarrollo del Concilio “El Santo Padre Juan XXIII nos contó espontáneamente cómo surgió la idea del Concilio, algunos dicen que se había dado una especial señal del cielo para que se haya dado este paso. Sí, es una inspiración divina, pero no es tipo San Pablo en que se haya aparecido Cristo en el camino, sino que se dio de una forma sencilla. Estaba el Santo Padre reflexionando con el secretario de estado sobre la forma de celebrar una encíclica social que tuviera una fuerte repercusión en el mundo. Hablaban acerca de qué cosa podría hacerse que sacudiera a la humanidad”. “Al Santo Padre se le ocurrió decir, bueno tiene que ser algo así como si fuera un Concilio y mirándolo su decretario con sus ojos azules, le dijo: ‘exactamente su Santidad, un Concilio’. Y así fue como surgió la idea. Llamó a los cardenales a una celebración eucarística en la Iglesia de San Pablo fuera de los Muros, al final los reunió en la sacristía y les comunicó la decisión de hacer el Concilio. Y dijo literalmente: ‘fueron desfilando uno detrás de otro silenciosamente callados sin decir palabra’. Se preguntaban porqué no se les había dado esa noticia y no Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 17 se les había consultado, ya que era una cosa donde precisamente ellos eran un senado de la Iglesia y tenían que decir su palabra. Más aún, había discusiones de que en ese tiempo de la Iglesia, era una etapa definitiva de los Concilios, algo prehistórico que ya había pasado. El Concilio Vaticano era el último y no el último de una serie que vendría después, de manera que decían que ya no habría Concilios de Iglesia porque el magisterio pontificio, sobre todo con Pío XII, se había desarrollado ampliamente y se habían tratado todas las cosas en las que se debía de tener iluminación dentro de la Iglesia. Entonces, la reacción de los cardenales fue esa, al no ser consultados se salieron de la sacristía y después regresaron uno tras otro para dar su adhesión y decir que estaban dispuestos a colaborar”. Las situaciones que Don Samuel vive durante el Concilio van generando en él nuevos y valiosos aprendizajes. “Asistí a todas las reuniones y asistí también con la ingenuidad con que varios asistimos al principio. Sí, me considero un obispo del Concilio en el sentido de que pudimos asistir a un gran acontecimiento. Al principio los obispos del episcopado mexicano no sentíamos que fuéramos parte del Concilio, estábamos invitados e íbamos a ver a otros obispos, a ver qué es lo que decían y a que el Concilio se desarrollara con nuestra presencia. Nos admiraba el acontecimiento, entendíamos que alguna cosa teníamos que decir, pues habíamos leído los documentos y pensábamos que se iba a quitar quizá esta palabra o a poner este punto y coma, recomendaciones de ese tipo. Pero al mirar que el Concilio lo hacían los obispos y ver eso clarísimamente fue una cosa educativa, impactante. Yo creo que en todo el Concilio el episcopado mexicano fue un episcopado silencioso. Nos llamábamos a nosotros mismos en forma crítica la Iglesia del silencio. Como episcopado no hablamos en el Concilio. Sí hubo obispos mexicanos que hablaron durante el Concilio, pero no se dio una posición como episcopado sobre tales o cuales temas y como otros episcopados sí la tuvieron, íbamos allá a admirar, a ver esa situación y ser impactados por el Concilio, pero no había la conciencia de que el Concilio lo hacíamos nosotros los padres conciliares”. “Poco a poco esto se fue haciendo más claro y tardíamente reaccionamos al grado que no pudo haber una estructuración que nos llevara a participar más activamente en aquella temática. Sin embargo, nuestra actitud en las partes siguientes del Concilio fueron ya de otra naturaleza, sabíamos que influíamos con los votos, aunque no habíamos tenido una influencia como episcopado a nivel de todo el Concilio. Varios de nosotros asistimos, entre otras cosas, a una reunión que coordinó el canónigo Mular y que después fue asesor del movimiento Unión de Mutua Ayuda Episcopal y si no me equivoco, también estuvo presente el actual Romano Pontífice como arzobispo. Tuvimos una participación sistemáticamente planeada en un día del Concilio que se esperaba muy aburrido. Ese día se iba a Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 18 pasar el documento de Regimene episcoporum, un tanto sin pena ni gloria, pero con el canónigo Mular estuvimos reflexionando cosas acerca del documento y no sólo eso, sino que nos organizamos para intervenir, ya que había un tiempo de tres minutos por persona para hablar en el Concilio. Entonces nos programamos para que una temática la tomáramos tres o cuatro, de manera que si no se terminaba de exponer en tres minutos siguiera otro y otro para que continuara la exposición y entonces eso sí fue un impacto fuerte. Casi todas las intervenciones que hubo de nuestra parte en esa ocasión, en esa sesión, entraron al texto, porque eran modificaciones seriamente pensadas, no todas de gran dimensión e importancia, pero sí considerable. Estábamos haciendo el Concilio”. “Luego también hubo alianzas entre diferentes obispos para determinadas intervenciones, entonces valía que un obispo representara a cinco, a veinte o a treinta, para decir la palabra, porque se requerían para algunas proposiciones un cierto respaldo. Ya no era entonces la voz individual sino lo que ellos presentaban en nombre de tales hermanos. En esos casos no se sumaba el tiempo de los representados durante la intervención sino los tres minutos asignados en una posición tenía el respaldo de un grupo de obispos. No era ninguna afirmación individual sino que era respaldada por los obispos que daban su firma a la intervención. Ahí se empezaron a notar claramente las corrientes existentes. En un principio yo miraba la pelota que iba y venía y no me daba cuenta por qué la situación saltaba de un lado para otro. Por ejemplo, la discusión sobre el primer documento fue sobre la liturgia, aparentemente una situación menos comprometida con tendencias, la celebración litúrgica, pero de pronto empezamos a ver las tendencias marcadas, había posiciones que se estaban jugando para otros momentos pero que ya empezaban a aparecer sobre la discusión en el documento de la liturgia sobre las lenguas vernáculas, la participación de la comunidad, el que se considerara a la Iglesia pueblo de Dios. Una serie de situaciones que se fueron perfilando y que después se fueron haciendo mucho más claras, aglutinadas y aglutinadoras del pensamiento y de corrientes”. 8 Concilio y cultura A partir de los trabajos realizados en Concilio Vaticano II, Don Samuel comenta acerca de la posibilidad de un nuevo Concilio. “El Concilio Ecuménico Vaticano II no fue un documento elaborado en cuatro sesiones, sino una luz que se proyecta hacia el futuro; no es un documento para cumplirse sino es una iluminación hacia el futuro. Hay numerosas cosas que a la luz del Concilio aún no se han implementado, inclusive de las más elementales, la reforma litúrgica por ejemplo donde se dio un espacio después del Concilio de experimentación, para lo cual estábamos Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 19 inmaduros, insuficientemente preparados en el Continente. No llegamos a reformas fuertes en el aspecto litúrgico de la encarnación en las culturas, sino a lo más que se llegó fue a la utilización de la guitarra o de otros instrumentos, pero no fue la hondura de una experimentación, de esa encarnación en la cultura, Estaba inmadura todavía la situación y entonces ciertas cosas que el Concilio indicó están aún presentes, no para cumplirse en el sentido de que tenemos que leer un documento para llevarlo a la práctica, sino que hay una iluminación hacia el futuro que aún queda pendiente de implementarse en ese sentido”. “Un nuevo Concilio no sería necesario, quizá en otro momento donde sea necesaria la fuerza que puede tener un Concilio en la decisión y la posición de Iglesia. En ese sentido algunos ven que la Curia Romana tiene algunas veces una influencia e injerencia mucho muy fuerte y que quizá para que pudiera generarse una corriente renovadora tendría que invocarse la fuerza de un Concilio”. La encarnación en la cultura promovida por el Concilio fue una dinámica que se fue extendiendo en Latinoamerica. “En todo el Continente hubo una fuerte reflexión, sobre todo en las diócesis en las cuales se tenía visiblemente delante unas situaciones culturales diferentes a la cultura occidental. Era evidente que el asunto iba mucho más allá del uso de la lengua vernácula, implicaba la manera de ser de los distintos grupos humanos. Eso fue evidenciado subsiguientemente, pero que se vio más claramente en las diócesis que tenían comunidades indígenas. Las actitudes pastorales no solamente cambiaron en su aprecio a la cultura como resultado o fruto de una actividad humana colectiva, sino que acorde al Concilio se miraba a las culturas como el lugar donde Dios se ha revelado también para esperar el momento, como dice Pablo, en que se va a hacer la convocación para constituir un nuevo pueblo de Dios, con los pueblos de toda la tierra; un pueblo de pueblos, no un pueblo monolingue, monocultural como el pueblo judío”. “Eso sacudió la pastoral de todo el Continente, aunque no de inmediato porque siempre hubo lo que en pequeño vemos en México, el que los indígenas pasan un tanto desapercibidos en los lugares donde son mayoría. La tendencia era pensar que existen ahí, pero están marginados y por tanto tienen que entrar en la cultura dominante para insertarse en ella y no que el evangelio tuviera que encarnarse en su cultura”. “La reflexión postconciliar que se hizo en diferentes reuniones fue constituyendo a un magisterio subsiguiente y constructivo que fue circulando en el Continente y en México. Fue a través de la Comisión Episcopal de Indígenas como se pudo importar la reflexión postconciliar que se había hecho en el sur, en diócesis tan fuertes como lugares que tienen indígenas tipo selvático, como Brasil, Venezuela y Colombia. Las reflexiones de los misioneros de aquellos rumbos Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 20 impactaron y fueron trasmitiéndose a nuestros lugares. A raíz de esa situación se hizo una reunión en México, en Tuxtepec de Juárez después de la de Medellín, donde reunimos a antropólogos, obispos de regiones misioneras de México, agentes de pastoral e indígenas de diferentes partes de México. Fueron tres reuniones, la primera fue con antropólogos, las otras dos fueron reuniones de los obispos que hacen pastoral y la de los indígenas. Estas dos últimas se hicieron de manera paralela y simultánea. Después de conjuntaron las reflexiones”. “A los antropólogos de izquierda existentes en el país se les consultó y tuvimos una reacción negativa. Un maestro de la Universidad Iberoamericana (Ibero), un catalán que conocíamos de la CELAM se le encomendó la tarea de conseguirnos esta entrevista o reunión con los antropólogos para una consulta y nos trasmitió la reacción de ellos: ‘que no solamente no aceptaban sino no querían que se supiera que los queríamos consultar’. Ante esta situación de fuerte rechazo dije; bueno, vamos a ver si entre nosotros mismos podemos hacer esta consulta. Nosotros creíamos que como ellos eran expertos en cuestiones antropológicas, eran también capaces de podernos decir si valía la pena buscar un trabajo pastoral de encarnación en las culturas o si teníamos que preparar un epitafio para bien morir de esas culturas, porque si estaban en decadencia o están para morir, no valía la pena meterse con ellas pues sería un tiempo perdido”. El maestro de la Ibero nos dijo: ‘permítanme, voy a buscar todavía alguna forma de insistir’. Posteriormente nos dijo: ‘sí aceptan, pero hay una condición que no sé si ustedes quieran aceptar, que se sienten en el banquillo de los acusados’. Respondimos que estábamos dispuestos, que no importaba que nos quisieran juzgar, lo que queríamos era saber lo que pensaban. Entonces se dio un esquema de trabajo en que físicamente, sentados frente a ellos, todos comparecíamos. El primer día le tocó el turno a los del Instituto Nacional Indigenista, después a nosotros los católicos y luego a los evangélicos. Los antropólogos eran como siete u ocho, entre ellos estaba Arturo Warman, otros cuyos nombres se me escapan, había dos mujeres una Marina que tiene un apellido como de tipo portugués, había un haitiano, un mexicano llamado Andrés recién egresado y que después estuvo en Chiapas ocupando lugares. Fue interesante el encuentro con ellos. A los del Instituto Nacional Indigenista los hicieron garras diciéndoles que estaban equivocados al decir que no había problema indígena, que ellos eran los problemáticos para los indígenas, que los indígenas habían tenido siglos de subsistencia y que lo que estaba haciendo el Instituto Nacional Indigenista era poner parches a una situación de enfermedades que tiene causas estructurales, que estaban dando cafiaspirianas a una situación de mayor gravedad. Aunque había en los del Instituto Nacional Indigenista la intuición del respeto a las culturas, Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 21 éste era un punto de partida obvio para los antropólogos ya que la cultura es el resultado de un trabajo humano y tenía que ser respetado”. “Viendo cómo les fue a los del Instituto Nacional Indigenista, los católicos nos reunimos en la noche. Había algunos sacerdotes salesianos, misioneros y obispos. Nos repartimos las intervenciones y nos preguntamos qué era lo que íbamos a decir. Acordamos decir la verdad, que en un tiempo nosotros teníamos una posición completamente adversa a la cultura, que no pensábamos en esas situaciones, pero que había que proclamar el evangelio y que había que cambiar esos modos culturales. Que el Concilio nos colocó en una connotación diferente y nos hizo mirar con respeto a las culturas, a buscar el lado donde sea posible la encarnación en las culturas y que ésta es la posición actual, que por eso estamos preguntando. La reacción fue interesante, a Andrés, que estaba recién salido de su escuela, no le importó lo que habíamos dicho, él tenía su discurso preparado de tipo marxista e hizo una lectura independientemente de lo que nosotros dijimos. Otros estuvieron más cuestionadores. A uno que habían echado fuera de la UAM y que recibió el apoyo de varios maestros saliendo junto con él, decía tener sus posiciones muy claras y definidas en el ámbito no sólo antropológico sino político, nos dijo: ‘pues les quiero hablar con la verdad, yo venía aquí montado en mi caballo decidido a echárselos encima y ahora me doy cuenta que estoy con todo y caballo adentro de la sacristía; es decir, que sus posiciones son posiciones que compartimos’. Otro dijo, ‘¿es el pensamiento de ustedes o es como piensa en general la Iglesia en este momento?, porque comprendemos que podemos ir juntos un tramo, pero va a llegar un momento histórico donde cada quien debe tomar sus posiciones’, pero como se dice, posiciones de guerra, posiciones bélicas, sus fronteras y cada quien esta en su lugar y les vamos a ajustar cuentas a su tiempo. La situación fue un poco fuerte, pero más o menos se obtuvo el pensamiento que se quería de ellos. Aunque fue una crítica a nuestras posiciones, fue también una crítica que a ellos mismos interpeló, porque después se sintieron ellos más papistas que el Papa, fueron más dogmáticos que los dogmáticos. Ya aparte ellos hicieron una reunión y produjeron un libro que se llama, De eso que llaman Antropología Mexicana3, que es una reflexión sobre las posiciones antropológicas contemporáneas y donde presentan una autocrítica interesante”. “Recuerdo que a los evangélicos, Warman, que era uno de los antropólogos más agudos, escuchó su exposición se quedo mirando y dijo, ‘bueno, entendemos que no tienen ustedes una sola posición sino que representan distintas posiciones; ya cuando se pongan de acuerdo venimos a hablar’. Y ya no dijo alguna otra cosa. Ellos se quisieron pasar de listos diciendo, nosotros somos evan3 Warman, Arturo. De eso que llaman antropología mexicana. Nuestro Tiempo. México, 1970. Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 22 gélicos y tenemos pertenencia a distintas religiones, por lo tanto hay diferentes corrientes, no nos pueden agarrar con una sola porque esa no es la corriente generalizada. Por eso la respuesta Warman”. Uno de los puntos importantes tratados en esa reunión fue el fenómeno de la presencia del evangelismo en México. Se señalaba que en numerosas ocasiones las actividades evangélicas eran promoción norteamericana y se daban pruebas específicas de las acciones e intervenciones económicas norteamericanas explícitas en distintos lugares con el fin de implementar el evangelismo en México. “Me decía William Woldery, un evangelista que después fue bastante amigo, ‘no pudimos escapar a varias situaciones’. Después de esos acontecimientos con los antropólogos, Woldery estuvo mucho más cercano de la diócesis, me ayudó en varias cosas para la traducción de la Biblia a las lenguas indígenas. Una vez me comentó, ‘me sentí crucificado hermano Samuel ¿qué hemos hecho? ’ Le dije, mira ¿por que no aceptar el que el Instituto Lingüístico de Verano no es lo apolítico y lo arreligioso y aséptico que tú dices? Lo quieres presentar como un estudio científico de las lenguas y que no tiene más injerencia. Tú sabes que en diversos lugares inmediatamente que termina un estudio llega un pastor que utiliza aquellas cosas y que es enviado por la organización donde está también el Instituto ¿Por qué no defender el derecho de manifestar y testificar la propia fe, antes que decir que los trabajos del Instituto Lingüístico no tienen una directa intencionalidad de promover el evangelismo en México?”. «Después de la reunión con los antropólogos se reflexionó con los indígenas y también con los agentes de pastoral. Los indígenas por su cuenta nos dijeron su palabra, bastante fuerte. Hay un libro que lo tiene el Centro Nacional de Ayuda Misional a los Indígenas (CENAL) en donde se recoge la interesante reflexión de los indígenas. Recuerdo que un indígena, Manuel Gómez López de allá de Chiapas, dijo ante los señores obispos resumiendo lo que habían dicho, ‘Señores, queremos decirles con todo respeto que nosotros no somos niños, que somos gente madura, que somos padres de familia, que tenemos hijos a nuestra educación y cuidado, de manera que sentimos que dentro de la Iglesia nos tratan como a niños pequeños. Somos gente que tenemos una forma de pensar diferente, pero que somos gente madura, no niños pequeños’. Esa era más o menos la actitud con que la pastoral los trataba. Aún hoy en día todavía hay actitudes pastorales que no están exentas de esa posición”. “La repercusión del Concilio influyó considerablemente en las acciones misioneras, y esta reflexión antropológica no sólo se desarrolló en México, se llevó también a cabo de una manera más o menos equivalente en distintos luDon Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 23 gares en el Continente, en Perú, en Venezuela. En Brasil hubo diferentes reuniones y todo lo que se reflexionaba allá fue intercomunicado y fue irrigando la pastoral de los distintos obispos que en México teníamos trabajo pastoral con los indígenas, de manera que se fue generando la necesaria participación a nivel de la Conferencia Episcopal”. 9 Momento actual y futuro En todo este ir y venir de cosas, Don Samuel opina acerca de la situación del mundo indígena con mayor agudeza y precisión. “Al decir situación son situaciones, no podemos identificar así nada más las posiciones teológico pastorales con las posiciones políticas que se dan en el país en torno a la situación indígena. Son dos situaciones diferentes, dividida en dos aspectos y quizá subdividida en otras. Una Iglesia Mexicana en relación con los indígenas tiene una posición mucho más claramente definida que la que puede advertir o haber en otras, porque ha habido aparte de la reflexión del Concilio una reflexión y maduración que se ha ido llevando a cabo con prácticas pastorales distintas. Yo creo que en ese sentido hay ciertos avances representados por la reflexión en Medellín, en Puebla y en Santo Domingo, con la iluminación que en numerosas ocasiones el magisterio pontificio ha dado en esos rubros en distintas partes del mundo, donde ha tratado una temática relacionada con las misiones. En las comunidades donde no se da la cultura occidental hay una vertiente que tiene una elaboración de actitudes y forma de pensar consiguientes a esta carga que el Concilio ha dado en el Continente. Por tanto, teóricamente podemos hablar de una opción por los pobres donde más exactamente los indígenas están comprendidos dentro de la Iglesia”. “No siempre los pronunciamientos serían quizá los deseables y no podemos inclusive según los acontecimientos recientes (en referencia a la marcha zapatista al Distrito Federal y a la resolución del Congreso respecto de la ley indígena), ver que no haya una carga incluso racial o racista en sus expresiones por parte de algunos de los hermanos obispos. Por lo general podemos decir que finalmente un pensamiento colegiado se mantiene dentro de esa línea de opción por los pobres y por tanto de respaldo a los indígenas. Mientras para algunos se diría, fue casi consigna dentro de una asamblea pues de una manera ilógica dijeron a los indígenas que no fueran tercos, que aceptaran lo que saliera de Congreso, cualquier ley, que no quieran ajustarla a su manera, que tenían que aceptar el veredicto. Y cuando los indígenas vieron que ese veredicto no era ni sobre la ley propuesta, ni favorable a la paz, ni que recogía las preocupaciones que se habían no solamente planteado sino consensuado antes, tuvieron que dar reversa contra la ilógica posición”. Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 24 “Yo creo que no era lógica esa posición. Hay que reconocer que la ética está también dentro de la legislación y que nosotros mismos antes de la constitución de este Congreso, que fue tomando perfiles específicos y diferentes de los anteriores, no tenía porqué tomar la actitud cerrada de decir que la Constitución habría de observarse en todos y cada uno de sus aspectos por ser la Constitución del país. Varios obispos se pronunciaron diciendo primero que a donde llegaran recibieran bien a los zapatistas, y después diciendo a los zapatistas que se atuvieran a lo que salía del Congreso. Los obispos dieron marcha atrás, pero existe una posición teológico pastoral que dice que las cosas tienen que ser de otra manera; hay un documento posterior, no de todo el episcopado dirigido a la Presidencia de la República en torno a este asunto de la ley, lamentando que se haya llevado a cabo de esta manera, más aún, quejándose de que no hubo de parte de los intelectuales del país una posición muy clara y definida, aunque yo entre paréntesis podría decir que eso era tarea de la Iglesia, y no la vimos. No hay que reclamar a los intelectuales sino ver cuál fue la posición de la Iglesia como institución ante esa problemática. Estábamos dispersos, cada quien opinó por su lado, disentimos, y también hasta hubo rebuznos junto con los que proponían fusilamiento para los que venían a caminar, a manifestarse en el Congreso. Pero con todo y las cosas sucedidas, hay una reflexión teológico pastoral que ha tenido una cierta adquisición y que podemos decir que ya es parte de nuestro pensamiento colectivo”. “Por otra parte está la situación concreta histórica que no sabemos qué cosa vaya a traer como consecuencia subsiguiente. Ya hubo desde luego una falla inicial de los senadores y diputados del Congreso de la Unión para que fueran responsables históricamente de lo que tenía que aprobarse. No se trataba de dar limosna sino de tener una posición adecuada de responsabilidad histórica. Una ley propuesta por parte del Presidente no salió aprobada por un Congreso con autonomía como aquellas ocasiones en que todos levantaban la mano porque venía del Presidente, fue en un clima de venganza, de oposición, de un aprovechamiento para el desahogo de lo que no pudieron tener en determinados momentos tales o cuales partidos. Eso realmente es lamentable que haya sucedido, que se constituya un Congreso de la Unión con cierta autonomía, pero con daño para el país y con una irresponsabilidad histórica como la que se manifestó. Hubo más que un avance, una arremetida contra los derechos indígenas quitando la esperanza posible de negociaciones políticas. Esto así tratado, a dar paso a la convicción de que no se pueden lograr cosas por el camino del diálogo político, sino tiene que haber la presión de la fuerza y quizás hasta el levantamiento armado: son consecuencias, esta ley no contribuyó a la paz. Sin embargo está habiendo reacciones, primero las reacciones generalizadas que hubo cuando se hizo la Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 25 marcha inicialmente de los zapatistas, que fue marcha de los indígenas y marcha propiamente de todo el pueblo mexicano como sociedad civil. Hubo un aglutinamiento in crescendo hasta llegar a un clímax quizá irrepetible en la historia, donde parecía que estaba muy cercano el paso a dar un avance sustancial con el reconocimiento de la existencia tardía de grupos indígenas en el país, que se consideran y quieren ser diferentes, pero que no quieren estar separados ni independientes del mismo País sino aportando su riqueza cultural. No sabemos hasta dónde pueda la sociedad civil todavía tener actividad determinada para generar una torsión histórica a fin de que ya no sea necesario, sino al contrario, totalmente improcedente caminar con la posibilidades de movimientos armados para lograr el que se haga justicia y que se tenga que dar un paso histórico”. El trabajo que vislumbra Don Samuel es un trabajo de la sociedad civil más que de políticos, en donde también los indígenas son sociedad civil y son los afectados directamente. “Están tomando su palabra ahora ante esa situación y se preguntan si son organizaciones políticas o si se organizan con una resistencia muy cercana a la violencia, cuando ya el Ejército ha vuelto a tomar determinadas posiciones aunque sea esporádicamente y está atosigando a las comunidades. Independientemente de cuál sea la lógica y la manera de actuar en el aspecto jurídico hay un avance histórico, pues se ha logrado una toma de conciencia en donde no podemos, de ahora en adelante, decir que no hay indios o que tiene que dejar de haber. Tiene que asimilarse esa categoría, viviremos en una contradicción, pero que será contradicción dinámica”. “Qué cosa sucederá en el futuro, no lo tengo yo claro, pero existe todavía y no solamente en mí, la opinión de que hay caminos donde se puede dar paso hacia atrás. Podría ser una decisión del propio ejecutivo para revisar este asunto que ya lo dejó correr, diciendo que no se aprobó la ley propuesta por él, sino que se hizo una ley diferente y se vuelve a proponer una ley adecuada, o bien que esta nueva propuesta surja de instancias que jurídicamente tengan esa posibilidad concreta. El Congreso de un Estado ya lo ha hecho, negó la aceptación a la ley y propuso nuevamente un estudio de la ley COCOPA. No se puede decir que en todos los Congresos de los Estados se representen los intereses de los indígenas, ya que están en una tónica diferente ya que en ninguno de los Congresos de los Estados hay representación indígena. Sin embargo, uno sabe que no se logrará la mayoría requerida y que entonces entrará un período de reformas de esa ley”. “La ley aprobada no llega a lo que era la propuesta, se aprobaron cosas diferentes, más aún, pusieron candados al camino de una reforma. No lleva plenamente a lo que sería el paso que tendríamos que dar, pero ahí hay cartas qué jugar todavía. No sabemos qué vaya a suceder de aquí en adelante, lo predecible Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 26 en forma peyorativa sería que tendríamos que esperar veinte o treinta años más para que haya reacciones y condiciones nuevamente unificantes para que se dé ese paso histórico antes de que se haya generalizado una desmoralización en las comunidades indígenas. No hay una sola vertiente histórica posible, pero la mayoría confiamos en que habiendo firmado sus cartas, los indígenas de Chiapas y con ellos también los otros indígenas del país, no regresan a formas bélicas, pero eso no esta descartado totalmente, máxime cuando hay una posición realmente adversa a lo que era el tenor mismo de la ley que se iba a aprobar”. “La historia va teniendo esas situaciones, lo que vemos es que ya ha habido ciertos pasos irreversibles y que el indígena, tomando conciencia de ser sujeto de la historia, está ya en un paso que no va para atrás. Eso está ahí presente y seguramente seguirá más sintiendo la opresión, las discriminaciones, pero es un paso que se ha dado, en sí sabe que su voz puede tener un impacto en un momento en el que el País no está aislado. Ese paso histórico o mal paso histórico del Congreso tiene repercusiones internacionales para México, porque el fenómeno indígena está en todo el Continente”. “En el aspecto eclesial la confianza está puesta en que el Señor Jesús, quien supo lo que hacía, depositó la Iglesia en manos hombres, todos los abandonaron, uno lo traicionó, estaba muy mal encaminado el asunto, supo que tenía que remediar esto con la presencia del Espíritu, prometió que iba venir el Espíritu y lo cumplió. Y ahí estamos viendo que esto no es un episodio para el momento histórico, sino que la presencia del Espíritu es hasta el fin de los siglos y que en las situaciones más difíciles siempre saldrá adelante la tarea de la Iglesia, no sin períodos como históricamente se han visto de depresión, de opresión, de aplastamiento inclusive interno y que también la propia Iglesia tiene necesidad de un profetismo interno, un don de profecía ejercido al interior mismo de la Iglesia en sus propias estructuras. Empieza ya a hablarse y a considerarse el tema de los derechos humanos al interior de la Iglesia”. 10 El proceso de conversión Hay en Don Samuel una actitud de escucha que lo lleva a una serie de cambios centrados en una búsqueda de la verdad y un deseo constante de querer hacer bien las cosas. Estos cambios han implicado no sólo la apertura personal, sino también colectiva por parte de un grupo de obispos en diversas situaciones. Una de ellas es el momento del Concilio Vaticano II, donde se van dando nuevos aprendizaje, que implica por parte de los obispos mexicanos pasar de ser espectadores a ser actores, no simplemente corregir textos sino decir su palabra. El modo personal de ser de Don Samuel no es ajeno a la figura del Papa Juan XXIII, Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 27 con un modo de ser abierto, cercano, atento a la situación, capaz de romper los modos tradicionales de actuación por parte de la autoridad. Un nuevo modo de ser Iglesia y de ser autoridad. En este proceso de conversión aparecen multiplicidad de aspectos que van afianzando a Don Samuel en su modo de ser y hacer las cosas como obispo y que lo llevan a un punto culminante en donde se reconoce que la Iglesia es una Iglesia no para ni con, sino “de” los pobres. Ahí se perfila todo su caminar y asume críticamente esa orientación del Concilio al comparar la realidad de los países pobres con la de los países desarrollados. Hay un cambio muy fuerte, el cambio es que Don Samuel ha partido de la realidad y no de los principios normales eclesiásticos de actuación. Los grandes modos de proceder de la Iglesia no se podían aplicar mecánicamente a nuestro Continente, por lo que había que hacer otra cosa. Se va construyendo así un camino de mucha certeza interior. Esta descripción acerca del proceso de conversión de Don Samuel presenta una concordancia básica que es completada con subrayados en la apreciación en cada una de las etapas descritas. “Esas etapas no son parte de una iniciativa personal, sino que están dentro de un contexto donde muchos nos vamos moviendo de esa manera. Por ejemplo, yo no fui gestor de esa reunión con antropólogos sino fue el señor Sahagún de la Parra, que era en ese momento el presidente de la Comisión Episcopal de Indígenas. Yo era vocal y entonces estuve también en eso. El proceso atribuido a mí es también atribuido a él y a los que participamos en ese entorno, en esa decisión concreta fuimos afectados de la misma manera”. “El Concilio Ecuménico Vaticano II nos interpelaba para que si queríamos, trabajáramos para que la Iglesia se encarnara en la cultura, para lo que teníamos que saber si las culturas estaban ya por terminar o si realmente tenían aún vigencia. Esa preocupación era generalizada no era individual, no era personal, sino que era de aquellos que estábamos funcionando más o menos en común. En ese sentido siempre está presente la dinámica de que lo que sucede en torno no es un acontecimiento que dependa de mi conducta sino que se da junto con otros en ese mismo caminar. Podría decirse también de las otras cosas, por ejemplo, la percepción de que la Iglesia es Iglesia de los pobres y no para los pobres, es algo que se genera a partir de Medellín en Puebla. Es en la reunión de los obispos de Puebla donde esas afirmaciones son mucho más concretas y evidentes para nosotros y para todos los que hemos venido siguiendo más o menos este proceso. Es algo que se da en común con otros y no es un proceso individual, es un proceso colectivo”. “Algo que incide en todo esto y eso es evidente, es la experiencia de la diócesis y los encuentros graduales con las personas, la mayoría de origen indígena. Al decidir empezar a visitar las comunidades últimas, visitadas por el obispo anteDon Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 28 rior, se da el contacto gradual, el cual fue operando una percepción muy diferente de lo intelectual, que en todo caso tenía una convergencia con lo que era una concepción teológica que se venía dando. Constatar el valor de la gente pobre, constatar su riqueza, constatar la entrega de servicio, esto era algo que avalaba y reforzaba la convicción teológica de que de los pobres es el reino de los cielos. Se hacía evidente, pero ya con una experiencia directa, no individual, sino compartida por los que estábamos en la diócesis, al grado que se generó una diócesis con poder de convocación por mayoría de indígenas, por mayoría de pobres y por buscar y seguir simplemente la línea que el Concilio proponía. Esto se repite en Medellín y después en Puebla, ahí nos encontramos en ese itinerario conjunto, pero no diría que el hecho de que haya sido conjunto no tiene dimensiones individuales, evidentemente que sí”. Don Samuel no se considera a sí mismo como el protagonista de los acontecimientos, sino una persona que en colaboración con otros va asumiendo una responsabilidad personal. Esto da lugar a que sus decisiones y acciones tengan una trascendencia enorme por sencillas que sean, sin mayor afán protagónico. Su cercanía con los indígenas clarifica y valida la reflexión teológica hasta llegar a un momento de certeza interior asumida como movimiento del Espíritu que implica aproximaciones diversas a la realidad. “Había sin embargo posiciones que se tenían que ir corrigiendo con el tiempo a medida que la experiencia iba avanzando adentro de la diócesis. Así por ejemplo, por un tiempo determinado opté por traer la sotana en la calle, ir vestido de obispo de una forma normal, con faja roja y sotana negra; yendo al correo, yendo al banco, públicamente manifestándome. La idea no era que reconocieran que yo era el obispo, sino la de ir enfrente de aquellas leyes que determinaban la conducta del clérigo fuera del ámbito eclesial, fuera del recinto de la Iglesia y que prohibían inclusive el que se usara la sotana fuera de la Iglesia porque se consideraba como una expresión religiosa cultual. Todavía en esta línea podemos recodar lo que el presidente López Portillo dijo después de la visita del Papa, ‘Hay algunos que dicen que en tal o cual lugar donde el Papa se presentó con su sotana blanca, quebrantó la Constitución mexicana que prohíbe el atuendo cultual fura del recinto, pero bueno, yo creo que más de algún mexicano la multa’. No sé cuánto era lo que estaba marcado, la cantidad de 50 ó 25 pesos. Era una forma irónica y sarcástica, pero se ve que todavía teníamos en esas leyes la intencionalidad de restringir inclusive el atuendo de los clérigos. En ese contexto cuando yo llegué a Chiapas, no por la reafirmación de la autoridad sino por la afirmación de la libertad que corresponde, tengo que indicar que puedo vestir así y que así me visto porque no estoy de acuerdo con esas leyes que niegan los derechos de la Iglesia. Pero por otro lado y en contraposición, el uso Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 29 de la sotana dentro de la ciudad episcopal vino a desaparecer cuando tenía yo que montar a caballo, caminar a las comunidades, entonces el atuendo no tenía razón de ser, era más bien un estorbo. Esa situación de doble actitud externa se fue disminuyendo y más bien substituyendo por otras maneras de hacer presente la figura episcopal en el reconocimiento de derechos. Esa actitud de estar caminando cerca de la gente fue una manera necesaria, pero también espontánea para vestir diferente, de tener un trato diferente y de más relación con las personas. Así, la figura episcopal adquiere una relevancia que jamás habría tenido solamente por el aspecto del traje”. La libertad recibida por Don Samuel es aquella que también se encuentra en lo cotidiano. “Una vez en Roma cuando estábamos estudiando el Concilio, el señor obispo Sánchez Tinoco, nos convocó junto con el señor obispo Adalberto Almeida de Zacatecas, y otros dos o tres, a visitar la casa de las Hermanitas de Jesús en Roma. El propósito de la visita era solicitarles su presencia en nuestras diócesis, porque sentíamos que tenían un espíritu extraordinario y que haría mucho bien la presencia de ellas en alguna de nuestras diócesis. Fuimos con ese objeto, nos sorprendió fuertemente el que cuando llegamos a preguntar por la Madre superiora general, nos dijeron, ‘no le llamamos nosotros así’, es la hermanita mayor o no sé cómo. Bueno, les dijimos que a ella le queríamos hablar. Vimos que estaban arreglando la casa y haciendo trabajos, había albañiles, pero también estaban las religiosas trabajando cuando observamos a una viejecita con una carretilla llevando tierra, luego llegamos al salón de recepción que era una pequeña sala y notamos, examinando con la mirada, que no había ninguna cosa que sobrara y ninguna cosa que faltara. Era una austeridad que no era extrema, no había tampoco cosa alguna meramente ostentosa. Cuando llegaron las hermanas, la agradable sorpresa fue que aquella viejecita que iba cargando la carretilla era la hermanita mayor. Tratamos el asunto, la cuestión de la fundación y que se dieran a conocer con lo obispos”. “La propuesta fue que ya que los obispos estábamos ahí de visita reunidos en Roma, fueran a dar una plática y dar a entender más o menos por dónde caminaban ellas y demás. Me sorprendió a mí y lo ligué con el espíritu de pobreza, la manera muy normal con que se comportó una religiosa, no recuerdo si era de Venezuela o de Colombia, que con toda naturalidad cuando le dijeron, y ¿porqué no va usted hermana, ya que usted habla el español? a lo que con una tranquilidad dijo, sí, yo creo que sí puedo ir, vamos a ver fechas y el horario. No era la reacción que podríamos haber esperado del ‘no hermana, yo no tengo capacidad ante estos señores obispos, quizá una persona preparada’. No fue el comportamiento ordinario de forcejeo de una mujer en esas situaciones como para hacer Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 30 resaltar más su propia situación. Había ahí un despojo de esas reacciones superficiales y un itinerario tranquilo y pasivo. Nada de eso, y me dije, esto es fruto eminentemente de un despojo, pero de un despojo que quita lo que es accidental a la persona y le deja lo que tiene que ser su manera de actuar vivamente natural”. “Yo creo que ese despojo se fue llevando a cabo también en los que emprendimos el caminar con el mundo de la pobreza, obligados inclusive por las circunstancias. En un principio yo llevaba cantidad de cosas para las comunidades. Bueno, decía, como aquí voy a estar ocho días a hacer esto, voy a preparar estas cosas. Al poco tiempo me di cuenta de dos cosas: una de que llevaba cosas innecesarias y segundo de que yo no las cargaba, sino que las cargaban los hermanos campesinos indígenas. Eso fue llevando a un discernimiento para llevar lo más indispensable y únicamente necesario. También fue operando un cierto despojo en la conducta y que me hacían notar unos sacerdotes en una visita que hice para la toma de posesión del señor obispo Castillo. El clero de ahí me rodeó y estuve con ellos platicando, cuando uno me dijo, ‘mire usted señor cómo hay una falta de respeto, aquí están estos hermanos que no se acercan a usted para saludarlo adecuadamente como se debe hacer a un obispo, es una falta de respeto que no se arrodillen’. Dije, bueno, el respeto no se manifiesta de una y única forma, sino que hay distintas maneras, y le pude hacer unas consideraciones para que viera cuán natural era un comportamiento que no exigía el que el otro se inclinara y reconociera a la autoridad, que había formas diferentes de reconocimiento que no eran de ninguna manera irrespetuosas”. “Creo que el acercamiento con la gente humilde le va enseñando a uno y lo va llevando a una especie de despojo natural, un despojo que no es echar por la borda lo que uno tiene sino bajar lo que está sobrecargándose, lo que no es verdaderamente necesario y fundamental para la persona. Yo creo que esa sencillez se va adquiriendo de una manera natural en un proceso de contagio con las comunidades”. “Hay también algo que iba admirando en aquellos hermanos obispos que fui conociendo, inclusive de distintos países, el ver cómo su relación con el mundo de la pobreza les iba marcando en ese aspecto de sencillez, despojo de lo superfluo y al mismo tiempo en el de una mayor libertad de acción dentro de lo que significa la aceptación por parte de la autoridad máxima de Dios. Había en ellos una capacidad crítica dentro de la propia Iglesia para mirar aquellas cosas que no funcionaba y que desde el principio de la Iglesia, San Pedro y San Pablo lo vivieron con aquella tensión en la época de la primitiva Iglesia. También la dificultad de San Pablo con San Lucas, que en un momento dado se separan en su viaje, pero que no por sus diferencias rompen la unidad sino que viven una dimensión diferente de respeto. Esto me lleva a hacer una observación de persoDon Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 31 nas que conocí y que estaban en un mundo semejante al mío, con una cantidad de hermanos desprotegidos económicamente que iban asumiendo estas situaciones sumergiéndose en una abnegación, en un despojo y al mismo tiempo en una libertad para expresarse. Yo creo que es algo que se va viviendo como un contagio con las comunidades”. “Su santidad Paulo VI al finalizar el Concilio pronunció unas palabras de fuerte orientación, y dijo: ‘algunos piensan que la Iglesia y el Concilio se está separando de Dios y desviándose hacia el hombre. No se desvía al hombre, se dirige al hombre porque Dios se ha dirigido también al hombre’. La encarnación tiene al hombre como destinatario, es ahí a donde viene Jesús. Entonces, la Iglesia tiene que dar también ese viraje. Yo creo que eso se fue dando a partir del Concilio con las otras cosas que se fueron reflexionando en el Continente para pasar de una conciencia celebrativa y cultural a una conciencia de entrega y de servicio a la comunidad. Esto hace que la propia figura del obispo no sea ya destinataria preponderante de reverencia por parte de las comunidades. Se da la conciencia clara de que tenemos que entrar en un servicio dependiendo de las necesidades de la gente. Desde una iluminación de fe cambia la actitud, va habiendo un proceso diferente de eso que llamo conversión”. “La vivencia y el acercamiento con la gente, es mucho más claro en el tercer mundo que no en el primero en el momento en que estas cosas se van gestando. Así se va llevando a cabo una cierta diferenciación complementaria de la Iglesia, donde hay una Iglesia que apoya el esfuerzo y hay otra que se entrega. Se da una complementariedad y una retroalimentación ante situaciones que tienen una mayor urgencia crítica, es decir, ante situaciones que hay que cambiar u otras en donde se acentúa el que por ahí va siendo el camino que se tiene que llevar a cabo. Esta diferenciación, este acercamiento despojante de los superfluo y que va encaminando a percibir que ese hombre destinatario al cual Jesucristo lo llamó el pobre, el sacramento de su presencia por estar él ahí en medio de ellos. Los pobres son su imagen y su representación y esto se va haciendo real con una serie de experiencias cotidianas por parte de todos los que emprenden este caminar”. “De manera que vemos ahí un caminar conjunto pero al mismo tiempo un caminar donde entra la dimensión de sufrimiento y de cruz. El momento en que Cristo mismo decide, mirando las multitudes, leyendo y entendiendo el pasaje de Isaías de que es enviado para los pobres, dice, aquí, yo entrego mi vida en este sentido, esto se cumple hoy. En ese instante aparece claramente el conflicto, no termina de hablar en la sinagoga cuando los demás, entendiendo lo que acaba de decir lo echan fuera y lo quieren despeñar. Hay una especie de narración sintética de lo que significa optar por el pobre y al mismo tiempo por el camino de la Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 32 cruz y del sufrimiento. En mayor o menor grado eso es todo lo que ha ocurrido en el Continente. En aquellos lugares donde los obispos se connotaron más particularmente hubo la persecución, hubo la represión, llegó inclusive el martirio”. “Todo esto lo visualizo ahora de manera retrospectiva, es decir, fui constatando algunas de estas cosas, pero ésta mirada más o menos sintética la podemos tener ahora a lo largo del tiempo. Si al pasar estamos viendo que donde quiera que hay un Pedro Casaldáliga, un Óscar Arnulfo Romero, un Angeleli, o en menor grado otros que no resonaron, pero que vivieron internamente este conflicto, pone de manifiesto esa condición. De manera que se llega a tener cabalmente la idea de que se enfila la acción evangelizadora por un camino recto cuando encontramos el conflicto. Cuando no hay la contradicción de la cruz es muy probable que nos estemos guiando por nuestros intereses o nos estemos regordeando en nosotros mismos, pero cuando la tarea de actuar trae como consecuencia una cierta oposición, entonces aquí está la prueba del Señor. Si no hubiera conflicto, si no hubiera cruz, es medio raro que no haya ninguna repercusión fuerte cuando estamos anunciando la palabra de Dios”. Dentro de las grandes satisfacciones que Don Samuel vive a la par de los conflictos está, “la de descubrir por encima de las apariencias la gran riqueza interior del pobre. El mirar cómo aquello que uno lleva a cabo supuestamente con esfuerzo y sacrificio viene siendo una cosa natural para el pobre. Que la entrega y el servicio traen sus consecuencias al grado de ir persiguiendo ser evangelizados en lugar de evangelizar. Eso va aumentando la fuerza y al mismo tiempo la dimensión del gozo del servicio. Es decir, ahí descubrimos realmente una presencia muy clara del Señor que se va haciendo cada vez mucho más fuerte”. Quien pasa por Chiapas no puede pasar indiferente. “Cuando afirmo que no hay quien pase por Chiapas y se sienta positivamente afectado, no solamente me refiero a mi propia experiencia, sino una cantidad de personas que viven inclusive en actitudes psicológicas o espirituales diferentes. Hay un impacto fuerte que es, desde luego, la constatación a golpe de la injusticia ante una situación. Surge la pregunta de por qué tantos años han pasado, tanto inclusive de evangelización de Iglesia o de acción oficial en lo que se supone trabajarían en favor de los más desprotegidos y las situaciones continúan igual. Esta primera y fuerte apreciación no pasa desapercibida. Ante esto uno reconoce un fenómeno en el cual cada uno tiene una cierta responsabilidad, eso es lo primero que se capta. Después en un acercamiento subsiguiente empieza uno mirar aspectos contradictorios. Como decía el padre Ayos, un padre provincial dominico que fue el que impulsó la fundación de los dominicos en Ocosingo. Miraba la comunidad de Las Tazas en la selva de Ocosingo a través de la ventana de una casa que nos Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 33 habían hecho el día anterior. Al atardecer del sol contemplaba a la gente que venía y caminaba y me dijo de pronto, ‘yo no alcanzo a entender por qué esta gente tiene tanta alegría si tiente tantas carencias. Nosotros no estamos contentos si no tenemos un carro a la puerta o un refrigerador, un radio o una televisión. Y esta gente no tiene esas cosas y sin embargo vive con gran alegría. Tendremos que ayudar, si el Señor nos permite, para que haya menos pobreza, pero sin que se les quite esta gran alegría’. Había la apreciación de ese contraste de una gran alegría a pesar de un gran sufrimiento”. “Hay un sufrimiento por carencias a veces injustas, al grado de que la gente en muchas ocasiones muere de hambre y no de enfermedades. Y sin embargo había en la gente, no el estoicismo sino la vivencia de una riqueza interior en un contacto con Dios y la naturaleza mucho más directa de lo que podíamos tener nosotros en las situaciones de acumulación o posesión de las cosas”. “Es sin ningún estorbo cuando se da una comunicación más franca del hombre pobre y sencillo con Dios. Su sufrimiento no es que sea estoico y que sea aceptado, a veces lo fue así cuando no había un avance en la evangelización, cuando se identificaba esa situación como una especie de situación fatal. Cuando se decía, así estamos hechos, así Dios nos quiere, así vamos a vivir. Gradualmente la evangelización hace ver que somos hijos de Dios y que la dimensión de ser hijos de Dios implica otras situaciones, no sólo el reconocimiento de obligaciones sino también derechos, de realizar un trabajo sin perder la relación que esa situación ha ido generando para encontrar a Dios en medio de las cosas”. “Yo creo que esto ha ido influyendo de una manera muy clara en todos aquellos que desarrollan ese trabajo, porque al decir de mi persona se habla del caminar diocesano, se habla de los agentes de pastoral que emprendieron este camino de una manera consciente, al grado de ver cómo la gente que trabajaba en la diócesis no medía su trabajo por el bienestar que podía tener en tal o cual lugar, sino escogía aquellos lugares mucho más difíciles porque veían que era necesario ir ahí a desarrollar el anuncio de la Palabra. Me era difícil el que algunas congregaciones religiosas pudieran aceptar el trabajo en la ciudad y no tanto en las comunidades. Era la atracción de lo difícil, ciertamente de lo difícil, pero de lo difícil que daba una clara imagen de que había ahí una riqueza que se estaba viviendo y una respuesta extraordinaria de la gente. Esto es entre otras cosas lo que se percibe y lo que al mismo tiempo nos está retroalimentando, esa participación en la riqueza y en el gozo de las comunidades, y en esa esperanza contra toda esperanza”. En esse momento de su vida Don Samuel la seguía viendo como un recorrido que aún no termina. “Más bien es un proceso en marcha que por encima de las acciones individuales se genera un proceso colectivo donde no solamente Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 34 intervienen la idea de las acciones de pastoral, los actores o los agentes de pastoral, sino otras muchas situaciones históricas concretas como de personas fuera de la estructura de la Iglesia que convergieron para ayudar a que hubiera una emergencia. Un despegar desde una situación de aplastamiento a la de toma de conciencia de su propia dignidad, hasta llegar a ser considerados sujetos de su propia historia, lo cual no es chiapaneco sino que es de las comunidades indígenas en todo el Continente”. Hay esperanza de que las cosas avanzan, “siguen ahí, porque esto no es el resultado o fruto de las acciones personales, ni siquiera de acciones colectivas, sino de la acción de Dios en la historia. Y hay la promesa de que él estará ahí hasta el final, aunque se pase por contradicciones o situaciones difíciles. Esto va adelante porque en todas y en cada una de estas cosas no se las explica uno en sus resultados, está la presencia de Él. No es explicable por lo que nosotros hicimos sino por una presencia de Dios. Don Samuel Ruiz un obispo del concilio. Entrevista por Eduardo Arias ---------------------------------------------------------------------------------------------------www.fronteraseducativas.iteso.mx 35