Artículo publicado en la revista “L`altra mirada” del Ateneu Pere

Anuncio
Artículo publicado en la revista “L'altra mirada” del Ateneu Pere Mascaró
LAS ÚLTIMAS DÉCADAS EN ITALIA Y LAS PRÓXIMAS ELECCIONES
POLÍTICAS
Marcello Belotti, coordinador SEL - España y candidato para la Circunscripción Europa
www.marcellobelotti.eu
www.selspagna.eu
Para describir la situación de la política italiana, así como las esperanzas y riesgos hoy presentes en
la república transalpina, es necesario referirse escuetamente a lo que ha pasado durante las últimas
décadas.
Los años ochenta fueron una época de crisis y de profunda transformación en el paisaje de la
izquierda italiana. El Partido Comunista Italiano, Partido Comunista Italianoel partido comunista
más grande, más complejo, más democrático y más autónomo de Moscú en la Europa occidental,
fue sometido a una profunda revisión después de la caída del Muro de Berlín. En 1991, una minoría
interna se opuso a dicha transformación dando origen, junto a pequeños grupos ya existentes, a la
formación de izquierdas Rifondazione Comunista.
Mientras tanto, en la década de los ' 90, el Partido Socialista Italiano, bajo el liderazgo de Bettino
Craxi, marginó a sus componentes más serios, dejó de lado una visión de izquierda y libertaria y se
comprometió sistemáticamente con la Democracia Cristiana, marcando el comienzo de una nueva
fase de exhibición del lujo y del mal gusto. Craxi fue uno de los que facilitaron la formación de
leyes específicas para favorecer el monopolio de la televisión de Berlusconi, lo que tendría una
pésima influencia en el futuro devenir de Italia.
Además, en los años ochenta, empezó a formarse la Lega Nord, un movimiento de extrema derecha,
racista, en un primer momento contra los italianos del Sur y luego hacia los extranjeros procedentes
de otros continentes.
En los años noventa, con ‘Manos Limpias’, resultado de las investigaciones judiciales, la rebelión
de los ciudadanos contra la corrupción barrió a los dos partidos que habían ejercido el poder durante
las anteriores décadas – afectando sobremanera la Democrazia Cristiana y el Partido Socialista
Italiano - y, sobre las ruinas de la Primera República (tomó este nombre el estado italiano que había
salido después de la guerra y por la Constitución italiana de 1948), Berlusconi, cuyas empresas
estaban en crisis económica, y la Lega, con sus consignas racistas y falsamente moralizantes
saltaron al campo político y presentándose como candidatos para dirigir el país como representantes
de fuerzas supuestamente renovadoras.
Es imposible seguir en el espacio de un artículo las convulsiones de la vida política italiana en las
dos últimas décadas. Basta con decir que en los 17 años transcurridos desde el primer paso al
escenario político de Berlusconi (1994) y, en 2012, cuando se estableció del Gobierno de Monti,
Berlusconi lideró 4 gobiernos en alianza con las fuerzas de tradición fascista y de catolicismo de
derecha, especialmente durante el último Gobierno, gobernando estrechamente con la racista Lega.
Artículo publicado en la revista “L'altra mirada 13. Febrer 2013”
1
Entre los 4 gobiernos de Berlusconi se insertaron dos períodos, el último muy corto, de gobiernos
de centro-izquierda, cuya fuerza motriz era - y es - el Partido Democrático en el que se habían
refugiado las fuerzas del Partido Comunista Italiano / Izquierda Democrática, los más demócratas y
de izquierda de los viejos “democristiani” y personas de otras fuerzas menores, incluido del Partido
Socialista; naturalmente se fueron uniendo a este partido muchas personas sin experiencia política
previa. Las alianzas en los distintos gobiernos, fruto de una política fragmentada que es difícil de
entender para los observadores no italianos, eran muy variadas.
En cualquier caso, el único antagonista que logró vencer a Berlusconi dos veces en estos diecisiete
años fue Romano Prodi, un católico liberal economista de indudable capacidad que, a pesar de
algunos errores graves, gobernó con importantes resultados positivos (entrada de Italia en Europa
del euro, importantes reformas de la escuela y de la universidad,- aunque quedaron incumplidas
-...). El último gobierno de Prodi se basó en una coalición muy tambaleante de partidos que incluía
desde algunos católicos de derecha hasta la izquierda de Rifondazione Comunista; cayó en menos
de un año debido a la acción conjunta de un ex demócrata cristiano, Mastella (salió del gobierno
para vengarse de una investigación judicial sobre él mismo y su esposa), y Rifondazione
Comunista, que votó en contra de la refinanciación de la misión en Afganistán.
Después de la dramática caída del segundo gobierno de Prodi en el principio de 2008, llegó el
cuarto gobierno de Berlusconi, saliendo victorioso en las urnas, con una amplia mayoría y por una
ley electoral tramposa (conocida por el nombre de porcellum) que habían puesto en marcha en 2005
el partido Berlusconi y la Lega Nord.
En esta última legislatura Berlusconi ha actuado de manera desvergonzada, sin establecer límites a
la decencia y suponiendo una seria amenaza para las instituciones democráticas. Leyes ad
personam promulgadas descaradamente para proteger su proprio patrimonio y su persona de la
justicia, una brutal negación de los derechos civiles, corrupción sin límites, nombramiento de
ministros incapaces, que estaban atados a él por motivaciones inconfesables, pero que todo el
mundo conocía,...Todas las instituciones italianas estaban al borde del abismo, los proyectos de
obras públicas estaban hinchados con el fin de promover los intereses privados y mafiosos, la
degradación de la vida urbana había alcanzado un nivel increíble, estaba puesta de marcha la
destrucción de las escuelas públicas italianas, que también contaban con una tradición secular
positiva, la política exterior estaba basada en relaciones personales del premier italiano con los
personajes más decadentes del panorama internacional (Gadafi, Putin...). Podría seguir y seguir...
A partir de un conflicto dentro de Rifondazione Comunista, después de la caída del segundo
gobierno de Prodi, un grupo de esta formación más otros externos de izquierda, ecologistas y antimafia, en 2009 formaron el Movimiento “Sinistra Ecologia Libertà”: su intención era y sigue siendo
la construcción de una fuerza mayoritaria de izquierda, rechazando tanto el hundimiento continuo
frente las pretensiones de un centro-derecha prepotente y de un arrogante Vaticano, cuanto el papel
del testimonio puro, de la fidelidad abstracta y no crítica a los valores del pasado y de reclamación
de una pureza ideológica que era aislamiento de la sociedad real.
La coalición en la que se basaba Berlusconi, sólo en los últimos años ha perdido importantes piezas,
emergiendo de forma gradual algunos escándalos públicos en las actuaciones y, sobre todo, en la
vida personal del corrupto primer ministro.
Artículo publicado en la revista “L'altra mirada 13. Febrer 2013”
2
La Iglesia Católica siempre tuvo una especial indulgencia hacia Berlusconi, que éste recompensaba
con una política retrograda contra los derechos civiles, con la financiación de las escuelas católicas
y las exenciones de impuestos sobre sus actividades lucrativas: sin embargo, los escándalos
sexuales han forzado a la Iglesia Católica a posicionarse críticamente contra el premier, aunque de
manera siempre ambigua y prudente.
Proporcionaré algunas pinceladas sobre las consecuencias del régimen berlusconiano, basándome
en unos datos de un Informe sobre la corrupción mundial, en relación a tres países europeos. La
posición es la que el país ocupa en honestad, empezando por los más limpios (Finlandia); los puntos
son los referentes a la transparencia:
País: Finlandia
Posición: 1
Puntuación: 90
País: España
Posición: 30
Puntuación: 65
País: Italia
Posición: 72
Puntuación: 42
Además, propongo el siguiente pasaje del libro del escritor y periodista catalán Joan Queralt, La
Gomorra Catalana, Angle Editorial:
“En su libro, Soldi rubati, publicado en junio de 2011, la periodista y escritora italiana Nunzia
Penelope, experta en materia de economía ilegal, pone bajo los rayos X el costo total de la
corrupción, del crimen, de la evasión fiscal y de los delitos financieros en Italia. Esta cifra está
situada arriba de los 400.000 millones de euros cada año y se puede dividir en los siguientes
capítulos: 180.000 millones pueden ser atribuidos a la evasión fiscal y a la corrupción, 150.000
millones son robados y escondidos a la comunidad mediante el blanqueo del dinero sucio y otras
actuaciones criminales, 135.000 millones son las ganancias de la delincuencia organizada (Cosa
Nostra, 'Ndrangheta y Camorra consideradas juntamente), y 18.000 millones son los daños
provocados por la producción legal por los productos falsificados.
La autora del libro Soldi rubati dice además que el crack financiero se comió 50.000 millones de
ahorro, que la economía legal italiana esconde cada año en la red de paraísos fiscales, bancos
misteriosos y sociedades extraterritoriales, el 11 por ciento de la riqueza nacional; que los
accidentes laborales cuestan 43 mil millones de euros cada año y que el Banco de Italia estima que
la simple presencia del crimen organizado en una zona se come entre 15 y 20 por ciento de riqueza
local."
Ministros incompetentes y casi analfabetos y recortes que excluyen incluso a los profesores de
religión católica han devastado la escuela pública.
El medio ambiente ha sido arruinado por una serie de amnistías a la construcción y por el desinterés
de las autoridades públicas en cuánto impactos ambientales de las actividades productivas se
refiere; los desastres naturales (terremotos) han sido a menudo fuente de ingresos para compañías
deshonestas.
El racismo, las expulsiones ilegales de los que han llegado a Italia, la violencia institucional contra
el disenso político (entre otros, recodamos en el 2001 la brutal represión de los manifestantes del
Artículo publicado en la revista “L'altra mirada 13. Febrer 2013”
3
Genoa Social Forum) y la hostilidad a menudo armada contra las minorías han alcanzado niveles
muy preocupantes.
La degradación también ha afectado la vida de las personas, con un aumento de la delincuencia y de
los delitos de género y familiares.
Y así podríamos seguir y seguir.
Finalmente, en noviembre de 2012, Berlusconi, tras haber perdido la mayoría en el Parlamento a
raíz de los continuos escándalos, se vio obligado a dimitir, aunque mostrándose dispuesto a resistir.
El Partito Democrático tenía, según las encuestas, un alto consenso, pero muchos estaban
preocupados por la perspectiva de la gestión arrogante y desenfrenada de las elecciones por parte
del gobierno de Berlusconi que, aunque había dimitido, podría administrar el país durante unos
meses, y había mostrado todos los días sus intenciones subversivas hacia las instituciones
democráticas. Por otra parte, Italia se encontraba al borde del default.
El Presidente de la República Giorgio Napolitano nombró senador vitalicio a Mario Monti, un
economista liberal que había trabajado en Europa por encargo de Prodi, además de ser el
representante de bancos poderosos, y le pidió que, después de la dimisión de Berlusconi, formase
un nuevo gobierno de emergencia. Berlusconi finalmente dimitió y Monti formó un gobierno con
las fuerzas del PDL (partido de Berlusconi), del PD (principal partido de oposición) y los partidos
de centro. Se quedaron fuera la Lega y partes de la izquierda, sin representación parlamentaria.
El default se evitó, pero la gestión de Monti fue más allá de sus promesas institucionales, y dio paso
a una política de derecha y conservadoramente católica, seguramente con un rostro mucho más
limpio que el de su predecesor Berlusconi: una política que perfectamente podría llamarse
"democristiana", sin duda relacionada por la enésima vez con el Vaticano y con los intereses de las
clases dominantes. Monti, en imagen, que seguramente no es algo insignificante para quienes han
vivido de cerca el régimen berlusconiano, y en su moral y estilo personal, se ha distanciado mucho
de Berlusconi y, finalmente, ha entrado en el ruedo político presentándose para las próximas
elecciones como líder de un partido moderado de inspiración democristiana y europea, aglutinando
las fuerzas del centro. Esto dio lugar a una fuerza política que no incluye, por lo menos en la
actualidad, ladrones y condenados por la justicia; ha llevando a cabo una política conservadora,
pero no leyes claramente ad personam como hizo el primer ministro del gobierno precedente.
El Partido Democrático, tanto por estos cambios en la seguridad política, cuanto, y sobre todo, por
la presión de Sinistra Ecologia Libertà, después de muchísimos años, ha desplazado finalmente su
centro de gravedad: el programa del Partito Democrático y de SEL ahora se centra en el trabajo, en
la conversión del empleo precario en empleo estable, en la defensa de los débiles y del estado de
bienestar, en la refinanciación de la formación y en un gran plan de reforma de la escuela y de la
universidad, después de la tormentas que han pasado las instituciones educativas; en inversiones no
necesariamente destinadas a grandes proyectos, como el puente surrealista sobre el estrecho de
Messina, sino en la consolidación del territorio, desgastado por el exceso demente de
construcciones y otras formas de explotación irracional; en la economía verde y en la defensa del
patrimonio cultural y artístico, que está cayéndose a pedazos; en el reconocimiento de los derechos
civiles y una plena afirmación de un estado no-confesional; en la elección de estar en Europa y a la
Artículo publicado en la revista “L'altra mirada 13. Febrer 2013”
4
vez cambiar Europa.
Se trata de una elección de izquierda, de libertad y de tutela del medio ambiente. SEL se
compromete también en la alianza con el mayor partido de la izquierda reformista, manteniendo al
mismo tiempo una postura firme y radical. No quiere ser una minoría y simplemente dar testimonio,
así como tampoco someterse a un compromiso continuo con las fuerzas de la derecha moderada y el
Vaticano. Se opone a la convicción, antigua y muy arraigada, que Italia tiene desde hace dos mil
años el Vaticano en su centro, y que por lo tanto deba necesariamente comprometerse con fuerzas
políticas que actúan como intermediarios entre dicho centro y el Estado italiano.
Las próximas elecciones en Italia serán particularmente complejas: en la derecha, además de Monti
y de sus moderados, encontramos de nuevo a Berlusconi, que encabeza una coalición con su PDL y
algunas formaciones claramente extremistas, fascistas, racistas, subversivas, para nada moderados:
un “lepenismo” italiano, aún más extremo que es el partido de Le Pen en Francia.
Berlusconi, como todo el mundo sabe, no tiene la esperanza de ganar, pero intenta, a través de
juegos institucionales, alcanzar la amnistía por los delitos que se le imputan (él ya ha sido
condenado en el primer juicio a 4 años detención).
Hay además una lista populista, encabezada por el cómico Grillo, que ha basado su campaña
principalmente en la anti-política y en la ofensa a todos los demás; y, finalmente, una candidatura
que repite una vez más la fórmula concentracionária de pequeños grupos de extrema izquierda, con
variedad de ideologías y posiciones.
Se espera que la coalición de centro-izquierda, (o mejor, de izquierda reformista radical SEL + PD)
pueda ganar para gobernar con sabiduría y determinación, reconstruyendo un país que en las
últimas décadas ha caído a la ruina y la barbarie. SEL, con su líder Nichi Vendola, puede jactarse de
una experiencia muy positiva en las administraciones de Milán, Cagliari, Génova y de la Región de
la Puglia (el tacón de la bota), la única gran zona de Italia donde el desempleo ha disminuido y se
ha reforzado el estado del bienestar.
Artículo publicado en la revista “L'altra mirada 13. Febrer 2013”
5
Descargar