HISTORIA DE LA TIERRA

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HISTORIA DE LA TIERRA
La tierra tiene una historia, en el transcurso de la cual se ha producido diversos sucesos que intentamos fechar
y ordenar en el tiempo; ese es el objeto de la geocronología.
Como unidad de medida se emplea el millón de años (m.a) o cron, pues de todos es sabio que los procesos
geológicos, salvo las erupciones volcánicas, terremotos y algunos otros, transcurren a un ritmo muy lento.
Los métodos de datación que se emplean, son diversos y según sean unos u otros se distinguen en dos tipos de
cronología: relativa y absoluta, que en conjunto nos ha permitido reconstruir, al menos en parte la historia de
la tierra, pues existen periodos de tiempo en que los registros fósiles y geológicos son mínimos.
Cronología relativa:
La cronología relativa trata de ordenar los sucesos ocurridos en la tierra, es decir, saber cuáles son anteriores o
posteriores a otros.
Los métodos de datación que se emplean, se basan fundamentalmente en el estudio de los estratos y de los
fósiles, y se asientan en los principios estratigráficos.
Dichos principios permiten a su vez establecer una correlación entre estratos (correlación estratigráfica) y así
determinar su edad relativa. Por medio de las características litológicas, es decir de las rocas, cuando los
estratos son próximos y por medio de las características paleontológicas (de los fósiles), si están más alejados,
incluso en otros continentes.
Pero con esto sólo podemos saber la edad relativa de las rocas, es decir, saber si es más antigua en
comparación con otra, pero no loa m.a exactos que tiene. Para ello debemos recurrir a la datación absoluta.
Cronología absoluta:
Indica la edad real de la roca. Aunque existen varios métodos, el más empleado es la radiometría, que se
puede aplicar para datar rocas de muy diversas edades.
Los métodos radiométricos están basados en la existencia de elementos radioactivos en algunos minerales,
que se van transformando espontáneamente en otros elementos estables, a una velocidad que se conoce con
precisión.
Cada isótopo radioactivo tiene una velocidad de semidesintegración característica que se determina por su
vida media o periodo de semidesintegración, tiempo en el que la masa inicial del isótopo se transforma en la
mitad.
FÓSILES
En el siglo XVI, James Ussher calculó que la tierra había sido creada en el año 4004 a.c. Hoy en día se cree
que ocurrió cerca de los 4600 m.a. Este dato se ha calculado a partir del estudio de las rocas y de los fósiles
que contienen.
Los fósiles son los restos mineralizados de seres vivos que han poblado la tierra en otras épocas, y de las
huellas de su actividad, preservados de modo natural en las rocas sedimentarias.
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Pero la formación de fósiles es un hecho difícil, pues en la mayoría de las ocasiones cuando un ser vivo muere
es consumido en breve tiempo por animales o destruido por la acción de microorganismos, y sus partes más
duras atacadas por la erosión. A pesar de ello, se han podido formar fósiles.
El proceso de formación de fósiles se denomina fosilización y consiste fundamentalmente en el cambio de
materia orgánica por materia mineral, principalmente carbonato cálcico, sílice o pirita.
Para que un ser vivo pueda conservarse, al menos en parte, es preciso que sus restos queden protegidos de los
agentes que causan su desaparición. Esto sucede cuando rápidamente se quedan enterrados en las cuencas de
sedimentación o cuando son incluidos en resinas, alquitrán, etc. o quedan congelados.
La fosilización requiere muchísimos años, ya que la mineralización, es decir, la sustitución de un tipo de
moléculas por otras, es un proceso muy lento. A veces en todo el cuerpo del ser vivo y es posible observar en
el fósil tanto su morfología como su estructura.
Sin embargo, los restos más frecuentes corresponden a las partes duras del animal: conchas, caparazones y
huesos, al estar ya en gran medida mineralizados. Otras veces se pueden encontrar las partes blandas, e
incluso el animal completo, como sucede en los insectos hallados en ámbar o los mamuts conservados en el
hielo de Siberia.
Pero también sucede que en muchas ocasiones no queda ningún resto esquelético y lo único que aparece es un
molde.
De los vegetales se conservan igualmente sus partes duras, como la madera, y de las partes blandas es
frecuente encontrar las impresiones de las hojas.
LA VIDA Y LOS PERIODOS
Los primeros signos de vida aparecen en las rocas hace unos 3500 m.a., unicelulares, llamadas algas.
Durante millones de años no ocurrió nada más. Y hace unos 600 m.a., la vida empezó realmente. Los
caparazones, las espinas dorsales evolucionaron y aparecieron animales cada vez más complejos. Desde
entonces han evolucionado muchas plantas, han reinado y se han extinguido. Pero todos han dejado su huella.
Todo empieza en el precámbrico, dónde La tierra se enfría gradualmente; la atmósfera carece de oxígeno.
Aparece la primera bacteria. Las algas verde − azuladas se desarrollan y producen una atmósfera rica en
oxígeno. Se desarrollan los protistas (organismos unicelulares). Aparecen las plantas marinas sin flores y se
hacen abundantes. Aparecen los primeros animales, incluyendo gusanos y medusas.
El precámbrico es muy largo, y dura hasta unos 590 m.a. Tras él aparece el paleozoico que se encuentra entre
los 590 − 505 m.a. Durante esta era la tierra estaba constituida por grandes masas continentales que
representan el esqueleto de los continentes actuales. Estas masas fueron desplazándose y al final de esta era,
colisionaron y formaron una masa continental única, llamada Pangea rodeado de un sólo mar llamado
Panthalasa.
La colisión de los antiguos continentes dio lugar a orogenias. Se elevaron sistemas montañosos. Las rocas que
componen estos terrenos son rocas sedimentarias detríticas en el Paleozoico inferior, predominando en
Paleozoico superior las calizas. La actividad eruptiva relacionada con ambos ciclos orogénicos, dio origen a
granitos, sienitas, andesitas y diabasas.
Sudamérica y África chocaron con Norteamérica y se formaron los Apalaches. La placa siberiana chocó con
el este de Rusia y se elevaron los Urales.
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Como consecuencia de la colisión del continente euroamericano con el continente austral, se formaron las
cordilleras hercínicas europeas, de las que todavía se conservan sus raíces erosionadas que van desde el sur de
Irlanda hasta Bohemia (Alemania). También durante esta orogenia se formó el sistema central español.
Los tres grandes continentes durante el Paleozoico fueron: a) Gondwana, que comprendía Brasil, África,
Arabia, Indostán y Australia, al Sur; separada por el extenso geosinclinal del mar de Tethys (resto del cual es
el mar Mediterráneo), de los otros dos; b) el Nor−Atlántico, formado por Norteamérica, Groenlandia, Europa
Central y Septentrional, separado a su vez por un amplio geosinclinal (en lo que hoy ocupan los Montes
Urales) del c) Chino−Siberiano o de Angara, que incluía Siberia, China y la meseta de Altai.
La vida en el Paleozoico
En los mares paleozoicos existían todos los tipos de invertebrados marinos, especialmente dominaban los que
tenían concha.
En los mares cámbricos el 60 % de los fósiles son Trilobites (Artrópodos), el 30 % Braquiópodos, y el 10 %
restante Arqueociátidos (considerados afines a las esponjas), Moluscos (Caracoles, Bivalvos y Cefalópodos) y
Equinodermos.
A partir del Ordovícico se diversifican los invertebrados, desarrollándose los Protozoos, Briozoos, Cnidarios,
Graptolites y Merostomas.
A partir del Silúrico, los primeros invertebrados conquistan la tierra firme en lagos y ríos (Gasterópodos,
Bivalvos, Crustáceos, Gusanos) y en el medio continental subaéreo (Escorpiones, Insectos, Arácnidos y
Miriápodos).
Trilobites. Eran artrópodos marinos que tuvieron su gran desarrollo en el Cámbrico y se extinguieron en el
Pérmico. Tenían su cuerpo dividido en tres lóbulos, de ahí su nombre. Se arrastraban por el fondo marino y las
huellas de su paso formaron unas pistas denominadas cruzianas.
Braquiópodos. Son parecidos a los moluscos bivalvos, poseen una concha formada por dos valvas (una ventral
y otra dorsal). Viven fijos al fondo del mar por medio de un pedúnculo musculoso, que sale por un orificio
(foramen) de la valva ventral.
Equinodermos. Están formados por un esqueleto de placas calizas. Abundaban los cistoideos, de cuerpo
esférico, y los crinoideos, con formas gigantes, de cáliz voluminoso y brazos muy ramificados, que parecían
plantas flotantes.
Moluscos. Aunque predominan diversas clases, Gasterópodos, Pelecípodos (Bivalvos), los que adquieren más
importancia son los Cefalópodos: Ortocerátidos, de concha recta y alargada que podían alcanzar más de un
metro, y los Goniatites, de concha arrollada en espiral.
Peces. Los peces más primitivos conocidos son los Agnatos, peces sin mandíbula, tenían el cuerpo cubierto
por placas óseas (que son los restos que fosilizan), fueron típicos de los mares del Ordovícico−Silúrico,
extinguiéndose a finales del Paleozoico. Los representantes actuales de los Agnatos son las lampreas. A partir
del Silúrico superior van siendo sustituidos por peces que tenían todo el cuerpo cubierto de escamas óseas,
peces acorazados pero con mandíbulas y con vértebras parcialmente calcificadas: los Placodermos. Algunos
grupos eran carnívoros, con formas gigantes de cerca de nueve metros.
A partir del Devónico los Placodermos fueron siendo sustituidos por los Elasmobranquios o Condrictios
(tiburones), con esqueleto cartilaginoso (del que sólo fosilizan los dientes y algunas espinas externas); y los
Osteictios (peces óseos) con esqueleto óseo muy calcificado. Los tiburones provienen de los Placodermos
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marinos, mientras que los peces óseos se desarrollaron a partir de Placodermos de agua dulce y en el
Mesozoico gran parte de ellos vuelven al mar.
Reptiles. Los primeros reptiles llamados Cotilosaurios evolucionaron a partir de los Estegocéfalos en el
Carbonífero, pero su gran expansión fue a partir del Pérmico.
Flora. A principios del Paleozoico abundaban en los mares las algas verdes; a partir del Silúrico ya son
colonizados los continentes por plantas vasculares sin semillas. Durante el Carbonífero tienen gran desarrollo
las Pteridofitas que formaron grandes bosques con numerosos árboles: Helechos de aspecto arbóreo,
Licopodios y Equisetos, todos ellos de gran porte. En el Carbonífero aparecen las plantas con semillas,
Pteridospermas y Espermafitas, y ya a finales del Carbonífero−Pérmico, las primeras Gimnospermas: las
Coníferas. La flora carbonífera, que se desarrollaba en las regiones pantanosas, se conoce en detalle gracias a
los numerosos restos de plantas asociadas a los yacimientos de carbón, los cuales constituyen los fósiles
característicos más importantes de los continentes.
A finales del Paleozoico se produce una gran crisis biológica con extinciones casi masivas de fauna. Las
causas de esta crisis pudieron ser debidas a cambios paleogeográficos, ya que a finales del Paleozoico las
masas continentales se reúnen en un único continente, la Pangea, lo que provoca cambios climáticos
importantes en muchas regiones. Esto pudo hacer desaparecer a los Trilobites, Graptolites, Arqueociátidos,
gran parte de los Braquiópodos, Tetracoralarios, Goniatites, Reptiles y Estegocéfalos.
Y llegamos por fin a la era que nos interesa, el mesozoico, más conocida como la era de los reptiles, que
comienza hace unos 230 m.a y termina hace 65 m.a, que es dividido en tres periodos: Triásico (248 − 213
m.a), Jurásico (213 − 144 m.a) y el más importante, Cretácico (144 − 65 m.a). Durante esos 165 m.a se
producen muchos cambios en nuestro planeta (en la topografía de las montañas, en la colocación de los
continentes, en la evolución de los seres vivos, etc.).
Al comienzo de esta era todas las tierras emergidas formaban parte de la Pangea:
• Durante el triásico, la Pangea comenzó a dividirse por el mar de tetis.
• En el jurásico empezó a abrirse el Atlántico.
• Durante el cretácico prosiguió la apertura del océano Atlántico.
Durante el mesozoico el planeta era de los invertebrados, moluscos, braquiópodos, equinodermos, briozoos y
foraminíferos, poblaban la tierra que hoy pisamos.
Hay una clase de moluscos, los ammonites, que se han encontrado en una cantidad masiva en infinidad de
lugares bañados antiguamente por el mar. Estos eran animales marinos con una concha muy dura en espiral,
plana y fácil de fosilizar.
La mayoría de los fósiles de este animal están datados de esta época, ya que es la de su plenitud y extinción al
final de la misma.
Junto con los invertebrados, otros seres vivos dominaron no sólo el mar sino también el aire y la tierra firme,
los reptiles. Unos animales con escamas y muy resistentes al calor y a la falta de agua. A parte de los ya
conocidos cocodrilos, aparecen también unos reptiles generalmente pesados y con una gran envergadura, los
dinosaurios.
Los dinosaurios nos dejaron un gran legado de su existencia, gracias a la infinidad de fósiles suyos que se han
encontrado.
Aunque no lo parezca, en esta época ya había mamíferos. Bueno, una clase de reptil llamado trápsido del que
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luego saldrían los mamíferos.
Por la misma época aparecieron las aves, un ejemplo claro es el Archaeopteryx que era medio reptil medio
ave, ya que tenía características de los dos.
Como he dicho antes, el cretácico me parece la época más importante del mesozoico, ya que ocurrieron cosas
muy importantes para describir la historia de la tierra. Una de ellas, y a mi parecer la más importante fue la
extinción de los dinosaurios.
CUANDO EL CIELO SE OSCURECIÓ
Una pequeña ciudad situada sobre el golfo de México, se ha convertido desde hace poco en el centro de la
atención de geólogos y geofísicos. Porque se descubrió que en esa antigua tierra cayó hace 65 millones de
años un gran meteorito: puede ser la prueba que faltaba para certificar que los dinosaurios murieron por
accidente y no por causas biológicas. Desde que el físico Luis Alvarez y su hijo Walter, geólogo, ambos de la
Universidad de California, propusieron en 1980 la idea de que un meteorito había sido el culpable de la
fenomenal extinción ocurrida al terminar el período Cretácico, muchos paleontólogos perdieron el sueño.
Hasta entonces, si bien algunos pensaban que la desaparición de las grandes bestias de la era Mesozoica pudo
deberse a cambios climáticos repentinos, otros seguían creyendo en una causa puramente biológica y había
quienes insistían en que no se trataba de un final único sino de distintas extinciones graduales. Pero, a la larga,
las pruebas aportadas por los Alvarez convirtieron en creíble la hipótesis del meteorito, al principio
considerada una fantasía.
Después de haber hecho miles de elucubraciones, se llegó a la conclusión de que lo que ocurrió fue: un
cometa grande o un asteroide, de cerca de 10 kilómetros de diámetro, había chocado con la Tierra y había
introducido en ella una ingente cantidad de iridio. Lo que se ha estimado que pudo y podría pasar es que el
golpe produciría una explosión 10 mil veces más fuerte que la que provocarían todas las armas nucleares
almacenadas actualmente en el mundo. El polvo levantado por la caída de un cuerpo de 10 kilómetros
oscurecería completamente la atmósfera durante varios meses.
La consecuencia inmediata: mucho frío. La segunda, posterior: efecto invernadero y aumento de la
temperatura global, y La tercera: extinción de especies. "Sin luz solar se detendría la fotosíntesis vegetal y la
cadena alimentaria se vendría abajo. La oscuridad produciría temperaturas bajísimas, algo así como el
denominado invierno nuclear, posterior a una presunta guerra atómica. Pero si el impacto ocurrió en el océano
también se produciría una cantidad de calor que duraría en la atmósfera más que el polvo. Y entonces pudo
haber efecto invernadero, con aumento de la temperatura posterior al repentino invierno".
El descubrimiento del cráter apoya aún más la teoría de la caída por partes iguales sobre tierra firme y sobre el
mar, en el golfo de México.
Pudo haber existido diseminación de polvo e invierno repentino, sumados a nubes de vapor de agua que
produjeron el efecto invernadero. Asimismo, la combinación de oxígeno y nitrógeno pudo haber formado
óxido nitroso y éste, a su vez, transformarse en ácido nítrico arrastrado por la lluvia: una lluvia ácida con
efectos mortíferos sobre las plantas acuáticas y la fauna de invertebrados marinos.
Pero, además, los bosques de todo el mundo parecen haber ardido durante días y días, agregando gases y
humo a la atmósfera.
Además de el cráter encontrado en México, en el año 1998 se encontró material extraterrestre en la localidad
de Caravaca (Murcia). Son materiales que sólo pueden encontrarse fuera de la tierra, lo que hace pensar en
una visita de material de otro planeta.
Todos estos indicios dan una fuerte base para afirmar que la gran extinción del cretácico se debió a la caída de
un meteorito procedente de tierras dónde la vida no se ha dado una vuelta por allí.
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¿UN VOLCÁN?
Al terminar la era mesozoica no sólo desaparecieron los dinosaurios, sino que se desvanecieron el 90 % de los
protozoos y algas. La mayoría de la gente se declina por la teoría del meteorito, pero se olvidan de otra teoría
bastante creíble como es la provocada por una erupción de gran envergadura producida por un volcán,
ocurrida en la India al final del cretácico. La erupción emitió gases sulfurosos y anhídrido carbónico, que
pudieron haber provocado alteraciones climáticas y envenenamiento de las aguas marinas.
Esto se demuestra con las capas de lava de esa época de unos 10 mil kilómetros cuadrados.
Aunque esta teoría no fue bien cogida al principio, más tarde empezó a ganar adeptos, ya que se había
averiguado la edad exacta en la que ocurrió la tragedia.
EL CALOR Y LA SEQUÍA
Esta teoría es una de las más creíbles junto a la del meteorito, por lo que a dos geólogos americanos se les
ocurrió demostrarla. Para ello pusieron numerosos lagartos de distintas especies al sol, bajo distintos tiempos
de exposición y hallaron que estos animales de sangre fría morían cuando la temperatura corporal sobre
pasaba los 38 °C. Esto hizo pensar que al final del cretácico hubo un cambio de temperatura que los animales
de sangre fría no pudieron soportar. Pero este es el mayor problema de esta teoría, ¿los dinosaurios eran de
sangre fría?. Es una cosa que se discute mucho, pero se puede decir que como los paisajes del cretácico eran
húmedos, los animales se habían acostumbrado a ese clima, por lo que al haber un cambio tan repentino de
temperatura, sería fatal para ellos.
UN PERIODO GLACIAR
Sobre 1950 se apoyaba la hipótesis del cambio climático, pero no se sabía si había sido causa de frío o calor.
Esto hizo que un químico inglés intentara demostrar que había habido un periodo glaciar, por lo que cogió una
concha de un molusco para determinar la temperatura del periodo cretácico. No consiguió averiguar gran
cosa, pero pensaba que los dinosaurios al tener sangre fría, habían muerto debido a las bajas temperaturas.
Esto afirmaba igualmente que los mamíferos y las aves al ser de sangre caliente, habían sobrevivido. Esto
último, se piensa que no es del todo cierto, ya que algunos reptiles sobrevivieron a la extinción y huesos
hallados de dinosaurio son similares, lo que hace pensar que pudieron ser de sangre caliente.
Sobre esta teoría un paleontólogo francés dijo: Podría ser que los dinosaurios hallan tenido un metabolismo de
tipo diferente, que no tenga un equivalente exacto en la naturaleza actual. Por lo tanto, sería muy difícil
reconstruirlos con precisión. Si fuese así la teoría glaciar no sería muy fiable.
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