La Tierra: La Tierra es uno de los nueve planetas del sistema solar, el tercero contando a partir el Sol. Es el único que alberga vida conocida. Hace unos cinco mil millones de años, un cúmulo de gas y polvo se concentró en una masa: la primitiva Tierra. Al comienzo, esta masa estaba muy fría, pero fue calentada por la radioactividad. Los metales pesados pasaron al centro y las rocas más ligeras flotaron en la superficie. Tras millones de años, las rocas formaron una corteza y aparecieron los océanos y la atmósfera. Datos de la Tierra: La Tierra es el único planeta que alberga vida. La atmósfera de la Tierra, formada principalmente de nitrógeno y oxígeno, actúa como una placa protectora que bloquea las radiaciones solares nocivas. El interior de la Tierra está formado por rocas y metales. El agua cubre alrededor del setenta por ciento de la superficie terrestre. Los datos más importantes son: • Diámetro en el ecuador: 12755 Km. • Distancia media al sol: 149.66 millones de Km. • Velocidad de la órbita alrededor del sol: 29.79 Km por segundo. • Tiempo de una órbita completa: 365.26 días. • Tiempo de rotación obre el eje: 23.93 horas. • Temperatura en la superficie: de −89.2ºC a +57.8ºC. • Número de satélites: 1. Estructura de la Tierra: La Tierra está formada por capas de aire, agua y rocas, dispuestas alrededor de un centro de hierro y níquel. En la superficie del planeta hay oxígeno y agua, esenciales para la vida. Si excavamos la Tierra, la temperatura aumenta a medida que nos acercamos al centro. Hay dos niveles en el núcleo de la Tierra: uno líquido, externo, y otro sólido, interno. Este último es el más caliente y es la zona de la Tierra sometida a una presión más alta. Copérnico: (Torun, 1473−Frauenburg, 1543) Astrónomo polaco. Estudió leyes, lenguas clásicas y astronomía en las universidades de Cracovia, Bolonia y Padua. Sus estudios de astronomía le permitieron concebir la teoría del sistema heliocéntrico, que formuló como hipótesis en su libro «Sobre las revoluciones de los orbes celestes» (1543). Su teoría fue confirmada con posterioridad gracias a las observaciones de Galileo y corroborada por los cálculos de Kepler. Fue el primero en formular coherentemente el movimiento de la Tierra y los planetas en torno al Sol. Nacido en el seno de una rica familia de comerciantes, al quedar huérfano a los diez años pasó a estar a cargo de su tío materno, canónigo de la catedral de Frauenburg y luego obispo de Warmia. Siguiendo las directrices de éste, ingresó en 1491 en la Universidad de Cracovia y en 1496 pasó a Italia, donde estudió en las universidades de Bolonia y Padua. Nombrado canónigo por influencia de su tío y doctorado en derecho canónico en 1503, regresó a su país como consejero de confianza de aquél y miembro de su corte episcopal. Tras la muerte del obispo en 1512, Copérnico fijó su residencia en Frauenburg, dedicándose a la administración de los bienes del cabildo. Hacia 1507 elaboró su primera exposición de un sistema astronómico heliocéntrico con la Tierra girando en torno al Sol, que tuvo una divulgación limitada entre los estudiosos de la astronomía y le forjó una reputación entre ellos; fue invitado a participar en la reforma del calendario juliano y, en 1533, sus enseñanzas fueron 1 expuestas ante el papa Clemente VII, siendo urgido tres años más tarde por el cardenal Schönberg a que hiciera públicos sus descubrimientos. Por entonces, Copérnico había completado ya la redacción de su gran obra, «Sobre las revoluciones de los orbes celestes», un tratado astronómico basado en la hipótesis heliocéntrica. Consciente de la novedad de sus ideas y temeroso de las críticas que podían suscitar, no lo dio a la imprenta. La publicación se produjo por la intervención de un astrónomo protestante, Georg Joachim von Lauchen, conocido como Rheticus, que visitó a Copérnico de 1539 a 1541 y lo convenció de la necesidad de imprimir el tratado, encargándose de ello. La obra apareció en 1543, precedida por un prefacio anónimo, donde el sistema copernicano se presentaba como una hipótesis de carácter meramente formal contra lo que fue el convencimiento del propio Copérnico. Galileo Galilei: (Pisa, 1564−Arcetri, 1642). Astrónomo y físico italiano. Primogénito de siete hermanos, hijos de Vicenzo Galilei, que emigró a Pisa para establecerse como comerciante. En 1574, la familia se trasladó a Florencia, donde Galileo estudió en el monasterio de Santa María de Vallombrosa. En 1581 ingresó en la Universidad de Pisa para estudiar medicina; a los cuatro años abandonó la universidad sin lograr el título, pero con unos amplios conocimientos sobre Aristóteles. De vuelta a Florencia se dedicó a profundizar en el estudio de las matemáticas, inspirado por Arquímedes; de esa época es su estudio sobre el baricentro de los cuerpos y la invención de una balanza hidrostática para la determinación de los pesos específicos. En 1589 fue nombrado profesor en el Estudio de Pisa, donde compuso un texto sobre el movimiento, en el que criticaba las explicaciones aristotélicas sobre la caída de los cuerpos y el movimiento de los proyectiles. En 1592 fue elegido profesor de matemáticas en la Universidad de Padua, donde se ocupó de asuntos técnicos como la arquitectura militar y la topografía, desarrollando invenciones como una máquina para elevar agua, un termoscopio y un procedimiento mecánico de cálculo expuesto en «Le operazioni del compasso geometrico e militare» (1606). En 1609 transformó un anteojo fabricado en Holanda, hasta convertirlo en un auténtico telescopio, con el que observó que la Luna no era una esfera perfecta, como se deduciría de las teorías de Aristóteles, sino un lugar con montañas y cráteres. Descubrió cuatro satélites que giraban alrededor de Júpiter, poniendo en duda la afirmación de que la Tierra era el centro de todos los movimientos celestes, y reforzando la teoría heliocéntrica de Copérnico. Expuso sus observaciones en el texto «Sidereus nuncius» (1610). En 1632 consiguió el imprimatur para su obra «Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo, tolemaico e copernicano», a pesar de lo cual fue sometido a proceso eclesiástico en 1633 por defender la teoría heliocéntrica y condenado a reclusión perpetua. Obligado a abjurar de sus creencias, se le atribuye la célebre frase «Eppur si muove» («sin embargo, se mueve»). Escribió asimismo «Discorsi e dimostrazione matematiche intorno a due nuove scienze» (1636). Kepler: (Weil, 1571−Ratisbona, 1630) Astrónomo alemán. A partir de 1600 se dedicó a la astronomía como ayudante de Tycho Brahe, a quien sucedió como astrónomo y matemático de la corte del emperador Rodolfo II, en Praga. Entre los años 1605 y 1619 formuló las tres leyes del movimiento planetario que llevan su nombre, y que permiten la exacta especificación matemática de las trayectorias descritas por los planetas que giran alrededor del Sol. También formuló algunas leyes ópticas y en 1611 construyó un telescopio. Defendió en diversas obras la visión heliocéntrica sostenida por Copérnico. Autor de las llamadas «Tablas rudolfinas» (1627). Kepler, leyes de Leyes experimentales, enunciadas por J. Kepler, sobre el movimiento de los planetas alrededor del Sol. La primera ley de Kepler establece que los planetas describen órbitas elípticas, en uno de cuyos focos se halla el Sol. Según la segunda ley, el radio vector que une los centros del Sol y del planeta recorre áreas iguales en tiempos iguales (velocidad areolar constante). La tercera ley establece que los cuadrados de los tiempos empleados por los planetas en su movimiento de revolución son proporcionales a los cubos de los semiejes mayores de sus órbitas. 2 Newton: (Woolsthorpe, Lincolnshire, 1642−Londres, 1727). Científico británico. Muerto su padre antes de su nacimiento, su madre casó en segundas nupcias con un reverendo, poco apreciado por Newton, pero que le dejaría una sustanciosa herencia. En 1661 fue admitido en Cambridge, donde estudió filosofía y, por su cuenta, leyes experimentales de la naturaleza. A esta época pertenece la famosa anécdota de la caída de la manzana, relacionada con su posterior descubrimiento de la ley de la gravedad. En 1667 sucedió a Isaac Barrow en su cátedra del Trinity College; por entonces realizó el importante descubrimiento de la fórmula para el desarrollo de la potencia de un binomio. Los descubrimientos matemáticos no parecían tener interés en sí mismos para Newton (por ejemplo, no publicó hasta 1771 sus importantes estudios sobre las series infinitas), sino como herramienta para el conocimiento de la naturaleza; en sus clases prefirió hablar de óptica. La Royal Society, de la que llegó a ser presidente en 1703, lo había aceptado como miembro debido a su formulación sobre el carácter compuesto de la luz, que él demostró mediante la descomposición en colores de un rayo de luz que atraviesa un prisma óptico. Esta teoría le dio celebridad y lo envolvió también en agrias polémicas, sobre todo con el físico Robert Hooke, que retrasaron la publicación de su «Optiks» (1704). Newton volvió a refugiarse en la soledad de sus estudios de alquimia y en la Biblia: quería demostrar que Dios está en la naturaleza, que ésta no era sólo materia y movimiento como querían los cartesianos. Por otra parte, animado por Edmond Halley, revisó y publicó «Los principios matemáticos de la filosofía natural» (1687), donde expuso y demostró su decisiva ley de la gravedad; utilizaba para ello el método infinitesimal de Leibniz, con quien también entabló una fuerte polémica. Por entonces, sufrió una crisis nerviosa a la que se han buscado diversas explicaciones. Durante sus últimos años desarrolló una intensa actividad política, al servicio del Partido Liberal. Leyes fundamentales de la dinámica, llamadas leyes de Newton, que éste formuló en su obra principal «Philosophiae Naturalis Principia Mathematica», «Principios matemáticos de la filosofía natural» (1687). La primera de ellas afirma que un cuerpo permanece en reposo o estado de movimiento rectilíneo y uniforme siempre y cuando no actúe sobre él fuerza alguna. La segunda postula que la variación de la cantidad de movimiento de un cuerpo es proporcional a la fuerza que actúa sobre él. Por lo tanto, la variación de la cantidad de movimiento (el producto de la masa por la velocidad) puede deberse, bien, a una variación de la masa, bien, a la de la velocidad o a la de ambas a la vez. Sin embargo, cuando la masa es una propiedad intrínseca e invariable del objeto, resulta que dicha modificación es resultado de la variación de la velocidad, es decir, la aceleración, con lo que la formulación de la segunda ley de Newton se reduce a la famosa expresión de F = m.a, donde «F» es la fuerza, «m» la masa del objeto y «a» la aceleración que experimenta por la acción de la fuerza. Dado que «a» tiene carácter vectorial y «m» es un escalar, la fuerza debe tener forzosamente carácter vectorial. Este mecanismo permite introducir el concepto de la inercia, es decir, la resistencia que presenta un objeto a la modificación de su estado dinámico, y relacionarlo con su masa que constituye de este modo una medida de su inercia. Finalmente, la tercera ley de Newton (o principio de acción y reacción) afirma que si un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro (acción), éste ejerce a su vez la misma fuerza, pero de sentido contrario (reacción), sobre el primero. Un ejemplo de este principio son los cohetes cuyos potentes motores queman el combustible y los expulsan por las toberas a gran velocidad hacia el exterior. Esto da lugar a un empuje (acción) que produce una reacción (fuerza igual pero de sentido contrario) que hace que el cohete avance. Cuando dicha reacción supera la fuerza de atracción de la Tierra sobre él, el cohete inicia el vuelo. Aristóteles: (Estagira, 384−Calcis, 322 a.J.C.) Filósofo griego. Hijo del médico real de Macedonia, estuvo veinte años en la Academia de Platón, primero como discípulo y luego como investigador y como tutor. Candidato a ser el sucesor del maestro, el nepotismo de la elección de Espeusipo le impulsó a marchar a Assos (Asia Menor), 3 donde escribió su diálogo «Sobre la filosofía» (la «carta de Assos») y fundó un centro de estudio bajo la protección de su amigo Hermias, gobernador de Atarnea, con una de cuyas parientes, llamada Pitias, se casó. Muerto Hermias, capturado y crucificado por el sátrapa Mentor, partió hacia Lesbos como huésped de Teofrasto; fiel a la amistad, compuso la «Oda a la virtud», en memoria de Hermias y por la que veinte años después sus enemigos intentaron procesarle por impiedad. Aceptó luego de Filipo II de Macedonia el cargo de preceptor de Alejandro (de 13 años), quien siempre conservaría un gran respeto por su maestro, le apoyaría económicamente e incluso le mandaría desde el Indo ejemplares de la fauna y de la flora de su imperio. Aristóteles se había trasladado mientras tanto, de nuevo, a Atenas y había fundado el Liceo, donde enseñaba paseando, de ahí el nombre de escuela peripatética. Seguía sus investigaciones y análisis de datos, correspondientes a los más diversos campos (arte dramático, constituciones políticas, deportes olímpicos, zoología), y elaboraba una veintena de obras. Sin embargo, al morir Alejandro (a los 33 años), el clan de Demóstenes (autor de «las Filípicas» y, por lo tanto, enemigo de Aristóteles) se envalentonó y el Estagirita volvió a decidir su partida, para «ahorrar a los atenienses un segundo atentado contra la filosofía» (el primero lo habían cometido con Sócrates). Al año siguiente, moría en Eubea de úlcera de estómago. Escondidas en una bodega, para protegerlas de los proveedores de Pérgamo, sus obras fueron olvidadas. Descubiertas por azar, ordenadas y editadas por Andrónico de Rodas en la Roma de Cicerón, redescubiertas como totalidad en la Edad Media por los árabes, cristianamente interpretadas (bautizadas) por los tomistas y neoescolásticos, relegadas por los modernos, éstas han sido definitivamente rehabilitadas a partir de Hegel. De ellas, la tradición ha recogido con el nombre de Órganon las obras de lógica: «Categorías», «De la interpretación», «Primeros y Segundos analíticos», «Tópicos» y «Refutaciones de los sofismas». Además de «la Retórica», de «la Poética» (en parte) y de «Sobre el alma», la antropología de Aristóteles comprende «la Ética a Eudemo», «la Ética a Nicómaco», «la Política» y «la Constitución de Atenas». Sus obras sobre la naturaleza son: «Del cielo», «De la generación y corrupción», «los Meteoros», «la Mecánica», «De las partes de los animales», «De la generación de los animales», «Sobre el caminar», «Sobre el movimiento», etc. Los varios libros de «la Física» y de «la Metafísica» fundamentan y coronan el conjunto. Gracias a él, sabemos de la ciencia positiva de la época y de los trabajos y concepciones de sus predecesores y contemporáneos. Aristóteles aporta siempre agudas y originales observaciones y no pocas de sus adquisiciones lo han sido de las ciencias naturales de todos los tiempos, algunas, incluso, no confirmadas hasta el s. XIX. Describió unas 400 especies, de las que disecó unas cincuenta; distinguió entre animales sanguíneos (vertebrados) y exangües (invertebrados); clasificó a los murciélagos como mamíferos; describió la vida social de las abejas; distinguió entre insectos dípteros e himenópteros y entre rocas y minerales y aportó la noción capital de especie. Clasificador y analista universal (de regímenes políticos, de géneros literarios, de categorías y de modos de razonar e, incluso, del ser y de las causas) y tan atento al fenómeno del lenguaje como reticente con los abusos del habla, Aristóteles se planteó además y sobre todo las grandes cuestiones de fondo: la estructura de la materia, la organización de la vida, el poder del espíritu y sus límites, la libertad del hombre y su sentido y la trascendencia misma de la divinidad y su misterio. Sostuvo que una quinta sustancia, el éter, rodea la Tierra. 4