capitulo 1 el curriculum. su conceptualización

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Revista Pedagogía Universitaria
Vol. 9 No. 2 2004
CAPITULO 1
EL CURRICULUM. SU CONCEPTUALIZACIÓN
Dra. Teresa Sanz Cabrera
Centro de Estudios para el Perfeccionamiento de la Educación Superior. Universidad
de la Habana
[email protected]
1.1 Surgimiento de la reflexión sobre el curriculum
El curriculum, palabra latina que significa "carrera", "corrida" tiene una corta vida. Los
historiadores del curriculum, sitúan el nacimiento de lo curricular como área específica de
teorización e investigación en 1918 con la publicación del libro "The Curriculum" de
Franklin Bobbitt, profesor de la Universidad de Wisconsin en Estados Unidos.
Esta obra, considerada el primer trabajo sistemático sobre la problemática curricular, surge
en un período en que como afirma Salinas (1994) emerge con fuerza un movimiento
centrado en la cuestión de "¿qué es lo que la escuela debe de enseñar?" como un problema
que debía ser abordado de forma científica. Este período histórico se caracteriza por el
desarrollo de la psicología científica, la sociología funcionalista y el pragmatismo que se
convierten en las fuentes básicas en la cual se sustenta el nuevo pensamiento educativo
(Díaz Barriga, A. 1992).
Bobbitt, influido por los principios básicos de F.W. Taylor sobre la organización del
trabajo en la industria trata de aplicarlos a la escuela y al campo del curriculum. Para el la
tarea de la enseñanza consiste en determinar sus productos y para esto se hace necesario
determinar cuales son sus objetivos.
Su libro "The Curriculum" se estructura en 6 secciones y 21 capítulos. Las partes que lo
componen son:
I - Fines y procesos.
II - Capacitación para la eficiencia ocupacional.
III - Educación para el desarrollo ciudadano.
IV - Educación para la eficiencia física.
V - Educación para el empleo del tiempo libre.
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VI - Educación para la intercomunicación social.
El prólogo y los primeros capítulos del libro están referidos a analizar si la educación debe
ser general o especializada, enfatizando la idea de vincular la enseñanza a los problemas de
ejecución práctica.
En el campo de la enseñanza, señala Bobbitt, es necesario analizar las actividades "de la
vida", es decir, del hombre contemporáneo así como preparar a los alumnos para esas
actividades.
En el capítulo, donde se abordan los fundamentos del curriculum, se expresa que la primera
tarea para construir un curriculum científico es determinar las deficiencias sociales que son
el resultado de la falta de experiencia histórica, literaria y geográfica. Cada deficiencia
encontrada es una llamada para una capacitación específica.
Para este autor un curriculum científico se construye a partir del estudio de lo social, del
desempeño profesional, de las deficiencias en el manejo práctico de un saber y de las
formas psicológicas en las que un sujeto aprende.
El criterio para determinar el contenido que debe formar parte de un plan de estudios se
realizará a partir de las exigencias que en la vida adulta se le harán al individuo para que
tenga un buen desempeño social, para lo cual se debe tomar en cuenta también las
demandas de los empleadores.
Según Salinas (1992) la influencia más importante del trabajo de Bobbitt está en la serie de
supuestos que plantea y que se han mantenido hasta nuestros días y que constituyen una
forma de racionalidad a la hora de pensar y actuar en la enseñanza. Entre ellos destaca:
9 Un proyecto educativo puede y debe ser definido desde la concreción pormenorizada de
los resultados que pretende alcanzar.
9 Esos resultados previstos serán los objetivos del curriculum y a mayor precisión de los
mismos, mayor control sobre el.
9 La suma de los objetivos parciales dará como resultado la finalidad última de la escuela.
9 La enseñanza básicamente es el establecimiento de los medios más adecuados para
alcanzar los objetivos previstos.
9 La evaluación es la comprobación del grado en que se han alcanzado los objetivos
previstos. Y en ese sentido, la cuantificación de los logros curriculares posibilitará un
tratamiento científico sobre la enseñanza.
9 En el campo de la enseñanza se establece una división de tareas: hay quien enseña, hay
quien establece los estándares y supervisa para que éstos se alcancen y hay quien
elabora las teorías más adecuadas y científicas para la mejor optimización de los
procesos.
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En la obra de Bobbitt se refleja la polémica que tiene la educación dentro del capitalismo a
finales del siglo XIX y principios del XX, sin embargo esto no tuvo una gran repercusión y
no es hasta finales de los años 40 que se elabora una teoría curricular más fundamentada y
ordenada desde la perspectiva técnica.
En 1949 se publica el libro de R.W. Tyler "Basic Principles of Curriculum and Instruction"
que tuvo un gran impacto internacional, convirtiéndose, en una obra de referencia obligada
en la literatura especializada sobre curriculum. Los planteamientos de Tyler se identifican
con el paradigma tecnológico, respondiendo a una ideología de la eficacia social y
utilitarista.
La propuesta curricular de este autor se establece a través de la formulación de cuatro
preguntas "necesarias antes de elaborar cualquier currículo". (Tyler, 1973, 7-8).
1. ¿Qué fines desea alcanzar la escuela?
2. De todas las experiencias educativas que pueden brindarse. ¿cuáles ofrecen mayores
posibilidades de alcanzar estos fines?
3. ¿Cómo se puede organizar de manera eficaz esas experiencias?
4. ¿Cómo podemos comprobar si se han alcanzado los objetivos propuestos?
De estas preguntas formuladas, que el autor plantea como guía para la elaboración del
curriculum, se desprende (como plantea Díaz Barriga, F. 1993) que la identificación precisa
de fines y objetivos educativos son imprescindibles y que deben expresarse posteriormente
en criterios que guíen la selección del material instruccional, posibiliten determinar el
contenido del programa, elaborar los procedimientos de enseñanza y preparar los
exámenes. Enfatiza la ausencia y necesidad de una filosofía de la educación que oriente la
formulación de los juicios derivados de los objetivos.
La propuesta de Tyler resulta más compleja y elaborada que la de Bobbitt. Si para este
último autor lo importante es identificar las actividades específicas de la vida del adulto
como objetivos del curriculum para Tyler consiste en operativizar, desde la filosofía y la
psicología, los objetivos generales que se desprenden de las tres fuentes básicas del
curriculum: el alumno, la sociedad y los especialistas.
En opinión de Díaz Barriga F., (1993) las posibles fuentes de información en el modelo de
Tyler son:
9 El estudio de los propios educandos.
9 El estudio de la vida contemporánea fuera de la escuela.
9 Las consideraciones filosóficas.
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9 La función de la psicología del aprendizaje.
9 Los especialistas de las distintas asignaturas.
En este modelo los objetivos se expresan en términos de conductas del estudiante y la
enseñanza es fundamentalmente, un proceso de cambio de conductas en estos.
En cualquier planificación curricular, afirma Tyler, se "indicará a un tiempo el tipo de
conducta que desarrollará el estudiante y el sector de contenido o de vida al cuál aplicará
ese comportamiento" (1973, p.50).
Un análisis crítico-valorativo de esta concepción nos indica que el lenguaje de la eficiencia
es uno de sus aspectos destacados, donde la búsqueda de los medios eficientes para
conseguir unos fines anteriormente definidos se convierte en la función esencial del
curriculum. Este modelo de racionalidad administrativa y burocrática despolitiza las
cuestiones y las descontextualiza histórica y culturalmente, reflejando una concepción
ahistórica del curriculum.
A partir de las obras de Bobbitt y de Tyler, iniciadores de una teorización sobre la
problemática curricular, se ha venido produciendo un desarrollo de los estudios sobre el
curriculum que toma un mayor auge a partir de la década de los 60.
El curriculum se convierte en un campo de debate, teorización e investigación, el cual es
abordado desde diferentes referenciales teóricos y metodológicos.
Un primer aspecto que ha sido y es objeto de análisis es el propio concepto de
"curriculum". Este es, probablemente uno de los más controvertidos de todos los que se
encuentran en cualquier análisis sobre la educación.
1.2 Acepciones del término curriculum
Existen en la actualidad más de 100 definiciones del término que reflejan, muchas de ellas,
diferentes visiones sociopolíticas de la educación, de la institución educativa, del
conocimiento, del cambio social, así como de la manera de entender la relación entre la
teoría educativa y la práctica pedagógica.
La polisemia del término se refleja en su uso indistinto para referirse a planes de estudio, a
programas docentes, a su instrumentación didáctica ,entre otros. Al decir de Contreras
(1990) es precisamente su naturaleza prescriptiva, ya que el curriculum tiene que ver con la
proposición de la enseñanza, la que origina todos los problemas a la hora de delimitar el
significado del término. "La complejidad del concepto de curriculum estriba en que ante
cualquier delimitación del mismo siempre hay que definirse con respecto a una serie de
disyuntivas, cada una de las cuales da lugar a distintas repercusiones, tanto en el plano del
análisis como en el de las decisiones para la enseñanza". (Contreras 1990, pág..176)
Entre las disyuntivas destaca las siguientes:
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ƒ
¿El curriculum debe proponerse lo que debe enseñar o lo que los alumnos deben
aprender?
ƒ
¿El curriculum es lo que se debe enseñar o aprender, o lo que realmente se enseña y se
aprende?
ƒ
¿El curriculum es lo que se debe enseñar o aprender, o incluye también el cómo, las
estrategias, métodos y procesos de enseñanza?
ƒ
¿El curriculum es algo especificado, delimitado y acabado que luego se aplica, o es algo
abierto, que se delimita en el propio proceso de aplicación?
Las respuestas a estas y otras disyuntivas han dado lugar a diferentes definiciones y
conceptualizaciones de curriculum Analizaremos algunas de ellas que reflejan la diversidad
de aspectos que abordan.
Tyler (1971) considera el curriculum como un documento que fija por anticipado los
resultados del aprendizaje de los alumnos y prescribe la práctica pedagógica más adecuada
para alcanzarlos.
Para Jonhson (1981) desde una perspectiva conductual, el curriculum es una serie
estructurada de objetivos pretendidos de aprendizaje. El curriculum es lo que prescribe de
forma anticipada los resultados de la institución, no se ocupa de prescribir los medios, esto
es, las actividades, materiales o incluso el contenido que debe impartirse para conseguirlos.
Al ocuparse de los resultados a conseguir, se refiere a los fines pero en términos de
productos de aprendizaje y no a un nivel más general y remoto. En suma, el curriculum
indica que es lo que debe aprenderse y no el porqué debe ser aprendido.
Para de Alba, A (1994) por curriculum se entiende a la “síntesis de elementos culturales”
(conocimientos, valores, costumbres, creencias, hábitos) que conforman una propuesta
político-educativa pensada e impulsada por diversos grupos y sectores sociales cuyos
intereses son diversos y contradictorios, aunque algunos tiendan a ser dominantes o
hegemónicos y otros tiendan a oponerse y resistirse a tal dominación o hegemonía. Síntesis
a la cual se arriba a través de diversos mecanismos de negociación e imposición social.
Propuesta conformada por aspectos estructurales- formales y procesuales-prácticos, así
como por dimensiones generales y particulares que interactúan en el devenir de los
currículos en las instituciones sociales educativas. Devenir curricular cuyo carácter es
profundamente histórico y no mecánico y lineal. Estructura y devenir que se conforman y
expresan a través de distintos niveles de significación. (pág.38-39)
Para Stenhouse (1987) "un currículo es una tentativa para comunicar los principios y rasgos
esenciales de un propósito educativo, de forma tal que permanezca abierto a discusión
crítica y pueda ser trasladado efectivamente a la práctica". (pág.29)
Según Coll, C. (1992) "entendemos el curriculum como el proyecto que preside las
actividades educativas escolares, precisa sus intenciones y proporciona guías de acción
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adecuadas y estilos para los profesores que tienen la responsabilidad directa de su
ejecución. Para ello el curriculum proporciona informaciones concretas sobre qué enseñar,
cuando enseñar, cómo enseñar y qué, cómo y cuando evaluar". (pág.31-32).
Para Pansza (1990) el curriculum consiste en “una serie estructurada de conocimientos y
experiencias de aprendizaje, que en forma intencional se articulan con la finalidad de
producir aprendizajes que se traduzcan en formas de pensar y actuar frente a los problemas
concretos que plantea la vida social y la incorporación al trabajo”. (pág.21)
Esta muestra de definiciones de curriculum ratifica el carácter polisémico del término, el
cual se identifica con los objetivos de la enseñanza, el contenido, el plan de estudio y todo
lo que ocurre en la realidad educativa.
A partir de las numerosas definiciones del término que reflejan la visión que tienen sus
autores sobre la problemática educativa se han elaborado diversas clasificaciones sobre las
concepciones de curriculum. A continuación haremos referencia a algunas de ellas.
W. Pinar (1983) propone la siguiente clasificación:
1. Tradicionalistas
Esta concepción se caracteriza por una excesiva prescripción por la eficiencia, el control y
la predicción planteándose la necesidad de una dirección científica. Comporta una
concepción ahistórica del curriculum que no toma en cuenta el contexto histórico y social
así como las influencias políticas e ideológicas que determina el mismo.
Entre sus principales representantes se destacan las figuras de F. Bobbitt, D. Snedden,
W.W. Charters, R. Tyler, H. Taba.
2. Empiristas Conceptuales
Estas concepciones surgen de considerar la necesidad de una enseñanza más inspirada en la
estructura de las disciplinas y en sus procedimientos de investigación. Lo básico para estos
científicos es la estructura del contenido y es así que un grupo de especialistas del
comportamiento, matemáticos y representantes de otras disciplinas, se colocan a la
vanguardia de este movimiento y se imponen a los tradicionalistas del curriculum. La obra
de J. Bruner (1963) "El proceso de la educación" resulta básica en ese momento.
Hacia finales de la década de los 70 se toma en cuenta a los "expertos" de diferentes
disciplinas particulares en la elaboración del curriculum. G. Beauchamp, M. Johnson, J.A.
Block, R. Gagné, son algunos nombres representantes de esta concepción.
3. Reconceptualistas
Según Pinar los reconceptualistas tienden a considerar la investigación como un acto
inevitablemente político, tanto como intelectual. Se plantean desarrollar curricula en los
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que uno de sus objetivos más importantes sea la liberación, la emancipación del hombre
para que actúe activa y democráticamente en su sociedad.
Autores como Mac Donald, Huebner, Pinar, Apple, Giroux, Popkewitz, son figuras
representativas de esta concepción. En este grupo cobra una gran importancia el estudio del
currículo oculto, que abordaremos posteriormente.
M. Pansza (1990) señala las siguientes tendencias en las definiciones conceptuales sobre
curriculum:
1. El curriculum visto como contenidos de la enseñanza.
Consiste en un listado de materias o asignaturas que delimitan el contenido de la enseñanza
y del aprendizaje en las instituciones educativas. Se destaca la transmisión de
conocimientos como la función más importante de la escuela. (Briggfs)
2. El curriculum como plan o guía de la actividad escolar.
Un plan para el aprendizaje enfatiza la necesidad de un modelo ideal para la actividad
escolar. Su función consiste en homogenizar el proceso de enseñanza-aprendizaje. (Taba)
3. El curriculum entendido como experiencia.
El énfasis está en lo que realmente se hace y no en lo que se debe hacer. Se destaca el
carácter dinámico y flexible del curriculum entendiéndose no solo como una propuesta o
plan sino como un proceso vivo en el cual interactúan seres humanos que le imprimen sus
características personales. Se valora la importancia de los factores externos, sociales en la
formación de los alumnos.
4. El curriculum como sistema.
Se plantea la influencia de la teoría de los sistemas que en educación se caracteriza por
presentar:
♦ Elementos constituyentes.
♦ Relaciones entre los elementos constituyentes.
Se destaca la existencia de metas hacia las cuales apuntan los elementos y sus relaciones.
5. El curriculum como disciplina.
El curriculum no solo es un proceso activo y dinámico sino también un campo de reflexión
y teorización sobre este mismo proceso.
Cascante (1995) realiza una interesante síntesis de las distintas concepciones de curriculum
recogiendo los planteamientos más relevantes que se han venido realizando a lo largo del
siglo XX. Clasifica estas concepciones en:
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1. El curriculum como los contenidos de la enseñanza.
2. El curriculum como plan de instrucción.
3. El curriculum como un sistema tecnológico para instrumentar la eficiencia de la
producción.
4. El curriculum como conjunto de experiencias.
5. El curriculum como reconstrucción del conocimiento y configurador de la práctica.
1. El curriculum como los contenidos de la enseñanza.
Es la tradición más antigua del concepto de curriculum. Es a principios del siglo XX
cuando se constata un mayor número de definiciones de este término que giran alrededor
del cuerpo de conocimientos o de las asignaturas que los alumnos deben cursar en el marco
de las instituciones escolares.
Por la amplitud de las concepciones las diferencia en cuatro posiciones.
1.1 La concepción perennialista
Representada principalmente por R.M. Hutchins quien afirma que el curriculum consiste en
el estudio de los “conocimientos permanentes”. Esta posición admite que el conocimiento
se logra de una vez para siempre, a la verdad se le da un rango de universalidad y por
consiguiente, tiene validez ahora y siempre. La institución educativa es la encargada de
contribuir a divulgar y perpetuar esa verdad. Esta posición limita la función de la
institución educativa exclusivamente al desarrollo del intelecto, no considerando los
intereses y necesidades concretas de los alumnos.
1.2 La concepción esencialista.
Los esencialistas consideran necesario transmitir a las nuevas generaciones el conocimiento
que traduce la experiencia humana y de este modo, conservarla en la memoria de todos los
individuos. La escuela tiene como misión ayudar a asegurar la conservación de los
conocimientos que posee la sociedad.
Los esencialistas, a diferencia de los perennialistas, si valoran la importancia de las
ciencias, de los modernos laboratorios científicos, de la educación física, las artes plásticas,
la música, los idiomas extranjeros, etc.
Sus principales representantes son: Bester y W. C. Bagley.
1.3 La estructura de las disciplinas
La coincidencia de una serie de hechos políticos y sociales durante la década de mediados
de los 50 y toda la década de los 60 influye en el surgimiento de un movimiento a favor de
una reforma curricular basada en una concepción disciplinar del conocimiento científico.
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Se plantea que en la medida que la ciencia y por tanto el curriculum en la universidad se
organiza alrededor de la “estructura de las disciplinas”, en las restantes instituciones
educativas debe incorporarse esta forma de investigación de los contenidos de sus curricula.
Se considera el conocimiento como el producto de un proceso de conocer, controlado por
métodos disciplinados de investigación.
Se asume como principio para los procesos de enseñanza-aprendizaje en las instituciones
académicas, que los procedimientos que se siguen para producir ciencia deben ser los que
se utilicen para lograr que el alumno pueda comprenderla y asimilarla.
Entre las personalidades que avalan este movimiento curricular se destacan las figuras de J.
Schwab y P. Phenix, quien llega a plantear que el curriculum debería consistir totalmente
en el conocimiento que proporcionan las disciplinas.
Estos planteamientos curriculares van a ser muy criticados surgiendo voces entre los
especialistas en educación, que proponen marcos más flexibles, la inclusión de temáticas
interdisciplinares y cuestiones de mayor actualidad para ser abordados en el curriculum
escolar.
1.4 La vuelta a lo básico (“back to basics”)
Esta reforma curricular denominada “la vuelta a lo básico” realiza una fuerte crítica a la
calidad de la educación y plantea una vuelta a los aprendizajes más fundamentales, tratando
de asegurar unos mínimos culturales de corte tradicional, dejando de lado innovaciones
educativas mas transformadoras de la calidad de la enseñanza.
2. El curriculum como plan de instrucción.
En esta perspectiva el curriculum se entiende como el conjunto de todas las actividades
planificadas para los alumnos, concibiéndose como un plan para la instrucción.
Uno de los representantes de este movimiento curricular es H. Taba la cual señala que “un
currículo es un plan para el aprendizaje” el cual está condicionado por los objetivos de ese
aprendizaje así como por la manera de lograrlos.
Otro autor importante en esta concepción curricular es G. Beauchamp. Para éste el
curriculum consiste en la organización de las finalidades educativas y de los contenidos
culturales de tal forma que se ponga de manifiesto cuál es el ritmo de la progresión prevista
a lo largo de los distintos niveles de escolarización.
Según Cascante (1995) estos modelos, que enfatizan los resultados del aprendizaje dejan de
lado una cuestión importante como es la relacionada con la selección cultural que las
instituciones educativas realizan, así como la problemática de los valores que son
consustanciales en todo proceso intencionado de influencias.
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3. El curriculum como un sistema tecnológico para incrementar la eficiencia en la
producción.
Los orígenes de esta concepción de curriculum pueden ser rastreados en las primeras
décadas de este siglo cuando un grupo de teóricos de la educación basados en la filosofía de
los modos de producción de las empresas capitalistas intentan ver su utilidad en el interior
del sistema educativo. Esta filosofía tecnocrática considera a la educación como la vía para
mejorar la sociedad pero entendiendo esta labor al margen de la ideología y sin relación con
opciones de valor.
En esta concepción, como se refirió anteriormente, se enmarcan los primeros intentos de
elaborar un curriculum científico en consonancia con momentos históricos en que la ciencia
positivista, la eficiencia en la producción y la economía se utilizan como parámetros para
legitimar cualquier realidad. En las obras de Bobbitt y Tyler, ya mencionadas, se plantean
los principales postulados teóricos de esta concepción curricular que se caracteriza por una
posición reduccionista del curriculum y de la función de la escuela donde sólo existe lo
planificado y lo previsto y la tarea del profesor es fundamentalmente lograr los objetivos
propuestos sin cuestionarse su valor.
Esta posición tecnológica del curriculum tuvo también entre sus promotores a W.J. Pophan
y E.I. Baker quienes identifican al curriculum como los resultados de aprendizajes
planificados que van a ser responsabilidad de la institución escolar.
Según Gimeno Sacristán el curriculum desde esta perspectiva aparece:
“Como el conjunto de objetivos de aprendizaje seleccionados que deben dar lugar a la
creación de experiencias apropiadas que tengan efectos acumulativos evaluables, de suerte
que pueda mantenerse el sistema en una revisión constante para operar en él las oportunas
reacomodaciones”. (1988, pág.55)
Uno de los frutos de este movimiento tecnológico del curriculum fueron las taxonomías de
objetivos, en especial podemos hacer referencia a la elaborada por Benjamín S. Bloom la
cual tuvo una gran repercusión internacional y motivó también fuertes críticas.
4. El curriculum como conjunto de experiencias.
Este movimiento surge en contraposición a las concepciones del curriculum cuya
preocupación fundamental son los contenidos y las asignaturas. En este caso se priorizan
los intereses y las experiencias que tienen los alumnos en las instituciones educativas.
Entre las primeras definiciones elaboradas en esta dirección está la de Caswell y Campbell
(1935) quienes plantean que el curriculum está compuesto de todas las experiencias que los
alumnos tienen bajo la dirección del profesorado.
Según Cascante (1995) en algunos casos este tipo de concepciones del curriculum terminan
cayendo en la práctica en una postura muy psicologista que lleva a veces a considerar que
las capacidades se pueden desenvolver al margen de contenidos culturales.
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Dentro de esta concepción del curriculum se destacan dos posturas:
4.1 John Dewey y la pedagogía del interés.
Este autor considera que el curriculum tiene que ser construido teniendo siempre en cuenta,
como aspecto esencial, los intereses de los estudiantes.
La vida activa y social de los alumnos debe de ser el centro alrededor del cual se organiza
progresivamente las distintas disciplinas que integran el curriculum. La institución
educativa debe representar la vida actual.
Según Torres este tipo de concepción curricular basado en experiencias plantea dos
problemas importantes: uno vinculado al cómo organizar los contenidos del curriculum de
tal forma que se logre establecer una adecuada continuidad a lo largo de los distintos
cursos, etapas y niveles de la escolarización y dos cómo lograr acercar a los estudiantes al
conocimiento más sistematizado.
4.2 La pedagogía antiautoritaria.
Los presupuestos teóricos de esta corriente provienen del psicoanálisis y del campo de la
psicoterapia, especialmente de la psicología no – directiva de C. Rogers.
En esta concepción los curricula dejan de tener como objetivo la socialización del individuo
mediante la reconstrucción de la cultura, para convertirse en un acto terapeútico o
profiláctico.
El aprendizaje vivencial o significativo que se propone está basado en un compromiso
personal donde se ponen en juego factores afectivos y cognitivos, es autoiniciado, no se
basa en un curriculum predeterminado sino en la autoselección de los planes de estudio, las
tareas no son uniformes para todos sino que cada estudiante determina las suyas, el
aprendizaje que se logra no consiste en un simple aumento de conocimientos sino que se
relaciona con la vida del alumno. El docente se convierte en un facilitador de las tareas de
sus estudiantes.
Esta concepción no directiva en la enseñanza ha sido criticada por su papel conservador ya
que no toma en cuenta las estructuras sociales como condicionantes.
Representantes también de esta corriente anti-autoritaria son los planteamientos de A.S.
Neill y su experiencia de Summerhill.
5. El curriculum como reconstrucción del conocimiento y configurador de la práctica.
Esta concepción curricular toma auge en los años 70. En ella se refleja una influencia de la
teoría crítica de la Escuela de Frankfurt especialmente de los trabajos realizados por
Horkheimer, Marause, Adorno y posteriormente Habermas. Esta filosofía contribuye al
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debilitamiento de los presupuestos positivistas que sustentan las posiciones tecnocráticas y
eficientistas del curriculum.
Durante estos años se desarrollan importantes investigaciones en el campo de la educación
que evidencian la no existencia de una adecuada relación entre institución educativa –
medio social. Se produce un rechazo a las concepciones anteriores de curriculum que
enfatizan los contenidos de las disciplinas. Como afirma Cascante “el campo del
curriculum comienza, por consiguiente, a tomar conciencia de que las instituciones
escolares están imbricadas en la sociedad y que los problemas que denominamos
educativos no son únicamente responsabilidad de estas instituciones, sino que están
cruzadas por otro tipo de variables estructurales, sociales, económicas, políticas y
culturales”. (1995, pág.57)
Surgen concepciones reconceptualistas del curriculum que se caracterizan por considerar
que:
♦ El curriculum no puede ser separado de la totalidad de lo social, debe estar
históricamente situado y culturalmente determinado.
♦ El curriculum es un acto político que objetiva la emancipación de las clases populares.
♦ La crisis por la que pasa el campo del curriculum no es coyuntural, es profunda y de
carácter estructural.
Se pueden distinguir dos corrientes en este movimiento reconceptualista del curriculum: la
perspectiva existencialista y la sociocrítica. La primera fue más un intento que una
realización consolidada siendo la segunda, la sociocrítica la perspectiva que agrupó y
continua agrupando un mayor número de adeptos. Entre ellos podemos mencionar los
nombres de H. Giroux, M.W. Apple, S. Grundy, S. Kemmis, W. Carr, M. Young, Gimeno
Sacristán, Pérez Gómez, J. Torres entre otros.
Esta corriente se sustenta en la filosofía de la Escuela de Frankfurt, la cual les aporta puntos
importantes de referencia para el estudio de las relaciones entre teoría y sociedad.
En sus investigaciones describen y sacan a la luz las interconexiones que se producen en el
sistema educativo y como las demás esferas de la sociedad, interactúan e influyen en la
política y los procesos educativos.
La finalidad de un curriculum crítico es intentar que los estudiantes se cuestionen los
conocimientos, las actitudes y comportamientos que consideran naturales, obvios.
1.3 Hacia una conceptualización del curriculum universitario.
La diversidad de conceptualizaciones existentes sobre curriculum plantea la necesidad de
explicitar claramente que posición se asume cuando se aborda el campo de lo curricular. En
14
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este epígrafe abordaremos aquellos aspectos que consideramos deben de estar presente en
una concepción del curriculum universitario en la época actual.
El curriculum en las IES constituye una propuesta educativa que surge y se desarrolla en
condiciones sociales concretas que lo determinan. Tiene por tanto un carácter
contextualizado que le imprime un sello particular y limita su extrapolación a otros
contextos diferentes. Responde a los requerimientos que la época, el tipo de sociedad, país
y región reclama a las universidades en cuanto a la formación de los recursos humanos
profesionales necesarios para el desarrollo social. Implica una construcción, una propuesta
y una praxis que se sustenta en supuestos epistemológicos, sociales, psicológicos y
pedagógicos que deben quedar claramente explicitados por la institución educativa.
En este capítulo nos identificamos con una concepción amplia de curriculum donde se
destaca su carácter de proyecto y de proceso articulados a través de la evaluación que
potencia su dinamismo, flexibilidad y posibilidad de ajuste y perfeccionamiento en
dependencia del contexto y de las necesidades de formación.
El curriculum universitario implica también una selección de la cultura (conocimientos,
habilidades, valores, actitudes, sentimientos) que tiene un carácter intencionado y que
responde también a determinantes políticos. Su finalidad es potenciar la formación de un
profesional con un alto nivel científico técnico y con una formación humanista que
propicie su participación como agente de desarrollo y transformación social.
Teniendo en cuenta estos aspectos consideramos el curriculum como ‘’un proyecto de
formación y un proceso de realización a través de una serie estructurada y ordenada de
contenidos y experiencias de aprendizaje, articulados en forma de propuesta políticoeducativa que propugnan diversos sectores sociales interesados en un tipo de educación
particular, con la finalidad de producir aprendizajes que se traduzcan en formas de pensar,
sentir, valorar y actuar frente a los problemas complejos que plantea la vida social y laboral
en un país determinado”.(1995,pág 10)
En esta propuesta de definición se destacan los dos planos en que se expresa el curriculum,
el estructural-formal, donde se concreta el proyecto elaborado y que se expresa en
documentos, normativas, reglamentos del curriculum oficial y el procesual-práctico o
proceso de realización curricular que se identifica con las prácticas educativas cotidianas.
La concepción amplia de curriculum que asumimos implica también, considerar tres
momentos fundamentales en este; el diseño o proceso de elaboración teórica inicial de la
propuesta. la ejecución o desarrollo curricular y la evaluación que está presente tanto en la
planificación, el desarrollo, como en la calidad del profesional formado.
1.4 Tipos de currícula
En la literatura especializada se hace referencia a distintos tipos de curriculum. Se identifica
el momento de elaboración teórica, de reflexión acerca de cómo debe ser la formación del
estudiante con el término de curriculum pensado. Este, por tanto se relaciona con el plano
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estructural-formal, el cual se concreta en los principales documentos del diseño curricular
(perfil profesional, plan de estudio y programa docente)
El curriculum no es solo un proyecto sino también un proceso de realización práctica, de
ejecución de lo planificado Este momento que se produce cotidianamente en la práctica de
la enseñanza y que determina la formación del estudiante es identificado con el nombre de
curriculum vivido.
En esta práctica educativa donde se expresan influencias que actúan de forma explícita se
involucran también diversas mediaciones (formas de comportamiento, juicios de valor,
ideas, proyectos, concepciones del mundo, sentimientos) que influyen también en la
formación del estudiante y a los que se les ha denominado curriculum oculto. Analizaremos
a continuación este tipo de curriculum que ha permitido profundizar en el conocimiento de
lo curricular.
Phillip W. Jackson es considerado el creador de este término. En 1968 pública su célebre
libro “Life in Classrooms” (La vida en las aulas) donde refleja lo que acontece en el interior
de las escuelas utilizando investigaciones de corte etnográfico que le obligan a
observaciones intensivas de las actividades e interacciones entre alumnos y profesores. En
su obra señala que lo que el alumno aprende en la escuela no es sólo lo que aparece en los
documentos curriculares sino algo más complejo, como es el conjunto de reglas y normas
que rigen la vida escolar, sentimientos, formas de expresarlos, valores, formas de
comportamiento y adaptación a distintos ámbitos. Estos aprendizajes que no aparecen
“declarados” en los proyectos curriculares oficiales los denominó “curriculum oculto”.
Coincidimos con Miranda al considerar que un aporte importante de Jackson ha sido el
haber puesto al descubierto el proceso de participación simultánea de profesores y alumnos
dentro de dos curriculos: el oficial y el oculto. Su propuesta conceptual consiste en:
“plantear un currículo oculto que no solo contemple un conjunto de situaciones sino que
además incluye una importante red de relaciones sociales, las cuales están protagonizadas
por los sujetos en las condiciones que éstos imponen como escenario escolar, lo que a su
vez, se convierte en la infraestructura de los “aprendizajes informales”. (Miranda 1987,
pág.5-6)
Si bien no todas las acepciones del currículo oculto que existen en la literatura lo definen de
la misma manera, en ellas se refieren a:
¾ El currículo no estudiado.
¾ El currículo encubierto o latente.
¾ Los resultados no académicos de la escolaridad.
¾ Lo producido por la escuela.
¾ Los residuos de la escolaridad.
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¾ Lo que la escolaridad hace a la gente.
Todo esto permite entender el curriculum oculto como un conjunto de prácticas derivadas
del proceso interactivo de las relaciones sociales escolares. Se trata de relaciones cuya
estructuración está dada en función de las condiciones particulares (historia de la institución
educativa, condición social de los sujetos de la educación, organización institucional, fines
y medios propuestos por la legislación, aspectos laborales, etc.) del tipo de sociedad en la
que se dan.
Por último se hace referencia (Flinders, Noddings, Thorton) al “currículo nulo” para
identificar a todo lo que la escuela no enseña y que por encontrarse ausente, influye en la
formación del estudiante.
Según Guevara (2000), el curriculum oculto lo constituyen “experiencias que aunque
pudieran vivirse en la escuela, intencionalmente no se provocan” (pág.1). La posible causa
de exclusión de contenidos y experiencias en el curriculum se deben según este autor, a:
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Opción ideológica
Ignorancia
Omisión conciente
La opción ideológica esta vinculada a la política educativa del estado y las decisiones
personales del docente. Es la política educativa la que determina cuáles son los temas
importantes y cuáles no deben ser considerados en el diseño curricular, a su vez, la
ideología del docente determina cuáles son los temas que no tratará con sus alumnos.
Otra posible causa es la ignorancia que está vinculada con el desconocimiento del profesor,
por tanto no se enseña aquello que el docente no conoce.
La omisión consciente puede estar vinculada a la opción ideológica o no. En ocasiones se
presentan razones psicológicas, pedagógicas, que obligan a ciertas omisiones o selección de
contenidos en función del tiempo u otras razones que determinan que no formen parte del
curriculum determinados contenidos o experiencias de aprendizaje.
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