CUENTO Y NOVELA: GENEROS LITERARIOS MUY DISTINTOS

Quienes saben de literatura han afirmado -y las abundantes pruebas están a la
vista- que el cuento es el género de que se han valido los escritores más rigurosos. ¿Qué
peculiaridades tiene que lo singulariztm hasta el punto de poder afirmar que escribir un
buen cuento es mucho más difícil de todo lo que suele suponerse? Intentaré explicarlo en
algún artículo próximo.
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CUENTO Y NOVELA: GENEROS LITERARIOS MUY DISTINTOS
En otro artículo me referí o los estrictos exigencias que planteo el cuento literario.
Sugerí que, al revés de lo que muchos creen, lo diferencia entre cuento y novelo no radica
en el número de páginas, que escribir un buen cuento demanda a veces mucho más trabajo
que crear una novela (aunque se tarde más, casi siempre, en ésta que en aquél); que un
excelente novelista puede ser incapaz de escribir un buen cuento. Se trata, entonces, de un
género difícil al que no todos los escr ilores pueden aproximarse con éxito.
¿Cuá les son los requisitos que impone el cuento literario 01 narrador? ¿Por qué,
pese ser géneros narrativos la novelo y el cuento (y, por lo tanto, hermanos de sangre) no
es acertado decir que lo diferencio más importante entre ellos sea la referente a lo extensión? ¿Por qué un buen cuentista puede demostrarse como un mal novelista y viceversa?
La primera idea importante qUE; surge para empezar a responder las preguntas anteriores, se relaciona con el temperamenlo del escritor. Al parecer, existen quienes, por razones de "idiosincrasia narrativa", tienden en forma espontánea 01 relato lento, moroso,
detaflista, de rumbo incierto muchas veces. Tales personas se encontrarán a sus anchas en
la elaboración de una novela, género en el que todo tiene cabida (especialmente en el caso
de la novela moderna) y que puede compararse con un largo viaje emprendido en distintos
medios de transporte (y, por trechos, a pie), sin prisa y, en ocasiones, sin destino fijo o definitivo. Pero también hay narradores que enloquecerían si tuvieran que contar una historia
que no siempre (o, mejor, casi nunca) saben hasta dónde llegará ni cuáles constituyen sus
líneas argumentales básicas. Son, por lo general, los individuos que sufren de una gran
tensión interna, impacientes y ejecutivos, casi siempre nerviosos, valoradores de lo precisión
y dotados de gran capacidad de síntesis. Esta gente, cuando narra, se inclina por aquellos
relatos que pueden compararse -valiéndose de una analogía similar a la hecha para la
novela- con un viaje corto realizado <:.on propósito fijo y único, cuyo punto de llegada está
previsto de antemano y cuyo itinerario es inmodificable, porque se realiza en tren expreso
que corre sobre rieles extendidos en dE:lerminada ruta de la que no es posible desviarse
sin sufrir un percance. Toles escritores cultivan de preferencia el cuento, género que se caracteriza por la selección riguroso de contenidos (colocados todos en su sitio imprescindible),
ágil, dinámico, vivo, capaz de trasmitir al lector la intensidad de los hechos
del hecho
que le sirve de tema. Y, por sobre todo, género en el que el relato conduce, certeramente
y sin dilaciones, desde lo primera línea, hasta las líneas (y, o veces, interlíneos) finales.
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Esta inicial aclaración (de lo que debe inferirse que el novelista y el cuentista tienen
ritmos distintos y también diferentes necesidades de expansión) yo explica por qué la novela se extiende en tantas páginas y el cuento se comprime en pocas. La intensidad (requisito que todo Cuento debiera cumplir) no es posible en la extensión -salvo muy excepcionalmente- ni menos en la morosidad, que son típicas del relato novelesco. Por eso es
que el dominicano Juan Bosch dijo, con indudable razón, que la novela es un re/ato extenso y e/ cuento es un relato intenso. Se trata, por lo tanto, de una diferencio en la dirección. Extensión versus intensidad: he aquí lo dicotomía tal vez más importante entre ambos
géneros no rrativos.
Comprendido lo anterior, los otros requIsitos del cuento aparecen como partes del
sistema que hasta pueden inferirse por cuenta propia. No obstante, me detendré también
en ellos en algún próximo artículo.
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