INICIATIVA CASCOS BLANCOS

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INICIATIVA CASCOS BLANCOS
Antecedentes
La Iniciativa Cascos Blancos constituye un mecanismo que pone a disposición de la
comunidad internacional un cuerpo de voluntarios capacitado e identificado previamente en
apoyo de las actividades de socorro inmediato, rehabilitación, reconstrucción y desarrollo.
En vista de que el número, la magnitud y la complejidad de los desastres naturales y las
situaciones de emergencia social son cada vez mayores, se requiere de equipos de respuesta
homogéneos, integrales y multidisciplinarios, como así también de la incorporación del
concepto de conformación de una red de voluntariado multilateral y/o regional como
instrumento de lucha y superación del hambre, la pobreza y las catástrofes naturales o
antrópicas.
El antecedente inmediato de la Comisión Cascos Blancos de la Argentina, es el Decreto del
Poder Ejecutivo Nacional 1131, de 13 de julio de 1994, que crea la Comisión de Lucha
contra el Hambre y la Pobreza con el objetivo de promover la Iniciativa Cascos Blancos en
el ámbito de la Organización de las Naciones Unidas, como organismo internacional
dedicado a combatir las expresiones más extremas de pobreza, hambre, desnutrición, déficit
educacional, sanitario y de infraestructura.
Un año más tarde, por el Decreto 379, de 28 de agosto de 1995, se sustituye la
denominación de la Comisión de Lucha Contra el Hambre y la Pobreza por la de “Comisión
Cascos Blancos”, con fundamento en que los alcances de la Iniciativa no se restringen a la
lucha contra el hambre y la pobreza sino que se extienden a otros aspectos comprendidos en
el concepto de la “emergencia humanitaria” y que esta expresión es asimismo la utilizada
habitualmente en los ámbitos nacionales e internacionales.
Como sucede desde entonces y con una frecuencia de dos años, la Iniciativa Cascos Blancos
fue ratificada por última vez en el marco de la AGNU 58 (diciembre de 2003), conforme lo
expresado en el Informe del Sr. Secretario General Kofi Annan, y aprobada en la
Resolución A/58/118 del 17 de diciembre de 2003, copatrocinada por más de 70 países y
que reconoce ampliamente a la Iniciativa Cascos Blancos (ICB) en el marco de la asistencia
internacional humanitaria.
A nivel Hemisférico, la Organización de los Estados Americanos ha aprobado tres
resoluciones sobre la ICB, a saber: AG/RES. 1351 (XXV-0/95) de junio de 1995; AG/RES.
1403 (XXVI-0/96) de julio de 1996, AG/RES. 1463 (XXVII-0/97) de junio de 1997 y
AG/RES 2018 (XXXIV-0/04) de junio de 2004.
Asimismo, la Organización Panamericana de la Salud, agencia con la cual Cascos Blancos
trabaja estrechamente en el terreno en la implementación del sistema SUMA (Supply
Management), ha destacado permanentemente la labor de la ICB como mecanismo de
asistencia, que brinda socorro humanitario a países que atravesaron emergencias y
catástrofes. En tal sentido la Directora del organismo, Dra. Mirta Roses Periago, resaltó las
intervenciones que se realizaron en el marco de la emergencia social de la República
Argentina durante el 2001 y 2002; luego de los terremotos de El Salvador y Perú, en enero y
junio de 2001, y en la reciente crisis de Haití, entre otros trabajos conjuntos.
Elementos básicos que distinguen a la Iniciativa Cascos Blancos de otros instrumentos de
Asistencia Humanitaria
Cada uno de estos elementos son propios, sustantivos e indispensables para la constitución
de la Iniciativa, y deben tenerse presentes cuando se piense replicar esta experiencia en
otros países, con el objeto de articular una herramienta de asistencia humanitaria
hemisférica:
1. Requiere escasa burocracia central administrativa pero a su vez asegura la participación
de un amplio cuerpo de voluntarios multidisciplinario y que cubre todo el espectro de
necesidades en el ámbito de la lucha contra el hambre y la pobreza y de la asistencia
humanitaria.
2. Garantiza el soporte profesional y técnico-académico de su oferta a través de la firma de
convenios con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales y organismos
internacionales. Estos organismos son también una de las tantas fuentes de selección de
voluntarios.
3. Incorpora voluntarios, en un proceso de selección, a una base de datos, la cual es
utilizada como fuente para sus diferentes acciones de asistencia humanitaria.
4. Sistematiza, articula, fomenta y orienta el voluntariado para atender los llamados de la
región y de la comunidad internacional en cuestiones de prevención de situaciones
endémicas y de asistencia humanitaria.
5. Acude a las convocatorias de los organismos internacionales (ONU) y regionales (OEA)
en las diferentes problemáticas de la comunidad internacional.
6. Aporta al cumplimiento de los mandatos de los organismos internacionales. En tal
sentido contribuye con su accionar a alcanzar las Metas del Milenio de la ONU, tales
como reducción del hambre y la pobreza, educación, reducción del HIV/SIDA, respeto
por la igualdad de género, los derechos humanos y los valores democráticos.
7. Garantiza la eficiencia y la eficacia en el manejo de los recursos humanos y materiales,
asegurando transparencia en el uso de los mismos.
8. Selecciona y entrena equipos multidisciplinarios de voluntarios.
9. Dichos equipos son autosuficientes en la ejecución de proyectos propios y poseen
marcada identidad.
10. Dentro del marco de uno de los tipos de acciones, los Equipos de Rápida Respuesta
(ERR), llegan a terreno en el plazo más breve posible, luego dentro ocurrido un desastre.
11. Fomenta la participación en el ámbito de la asistencia humanitaria de países en
desarrollo.
12. Las acciones CB se apoyan y utilizan la capacidad del recurso humano local, ya que el
equipo CB se conforma y consolida con la incorporación de los voluntarios del país
receptor de la asistencia.
Iniciativa Cascos Blancos: conceptos
Al tratarse de una Iniciativa novedosa en algunos aspectos, existen una serie de rasgos
distintivos que son necesarios detallar y resaltar a fin de tener un panorama más propio del
perfil particular de Cascos Blancos y que la hacen diferenciarse de otros programas,
instituciones y organizaciones ya existentes.
 es una herramienta para combatir el hambre y la pobreza, tanto en América como en el
mundo, a fin contribuir al desarrollo y crecimiento económico;
 es un instrumento innovador al servicio de la comunidad internacional cuyos principios
rectores son la solidaridad, la cooperación, la participación y el humanitarismo tanto
regional como mundial;
 no compite ni se superpone con las organizaciones nacionales asistenciales existentes, ya
que su ámbito de trabajo es bilateral o en el exterior, con énfasis en el Mercosur y en el
continente, sin perjuicio que si las circunstancias lo requieren opere dentro del propio
territorio argentino;
 complementa y potencia las acciones humanitarias de los organismos internacionales y
regionales con un nuevo impulso: el compromiso político de los países que auspician sus
operaciones;
 da cauce para que cada país, a través de los organismos o entidades locales que tienen por
mandato atender urgencias humanitarias locales en aspectos de hambre, pobreza,
sanitarios, o de socorro ante catástrofes naturales, desplieguen sus capacidades
asistenciales hacia el exterior;
 trabaja bajo la bandera de las Naciones Unidas, como la Agencia de Voluntarios de
Naciones Unidas y la Oficina del Coordinador de Asuntos Humanitarios de las Naciones
Unidas (OCHA), que cuenta con mandato expreso de la Asamblea General para
promocionar y difundir el uso de “Cascos Blancos” para resolver crisis humanitarias y de
emergencia. Asimismo actúa como herramienta a disposición de otros organismos y
agencias del sistema de cooperación global (PMA, UNESCO, ACNUR, UNICEF) o
regional (por ejemplo con la Agencia Interamericana de Cooperación al Desarrollo de la
OEA con la cual se ha suscripto un acuerdo para que Cascos Blancos sea su herramienta
humanitaria en el Hemisferio). También lo hace como parte de la asistencia bilateral
argentina.
 su encuadre institucional le permite desarrollar acciones de carácter bilateral, multilateral
e incluso interno si así se le requiere.
Objetivos, misión y funciones de la ICB Argentina
Esta enumeración puede ser útil a los efectos de comprender la naturaleza y accionar
particular de Cascos Blancos de Argentina.
 Promover y difundir las acciones de la Iniciativa Cascos Blancos para convertirla en un
instrumento eficaz y eficiente para la lucha contra el hambre y la pobreza, para la
asistencia humanitaria y el fortalecimiento de la paz.
 Planificar programas y proyectos para la prevención de situaciones endémicas (hambre
plagas, enfermedades, etc.) a nivel regional e internacional.
 Fortalecer el desarrollo de acciones en el área de fronteras, superando prevenciones y
prejuicios entre países, potenciando esfuerzos bilaterales y regionales para construir
soluciones para las poblaciones afectadas, por encima de los límites formales de las
divisiones político-territoriales
 Replicar y consolidar la Iniciativa Cascos Blancos en la región y en el mundo, creando
una red de voluntarios con un mismo objetivo: la lucha contra el hambre y la pobreza,
brindando herramientas para que las comunidades sean agentes de su propio desarrollo
integral y sustentable.
 Promover, capacitar y alentar el voluntariado social, en especial entre los sectores
juveniles y las mujeres.
 Dotar al Gobierno argentino, a otros países de la región y del mundo, y a organizaciones
internacionales de un instrumento eficaz para llevar a cabo las misiones humanitarias de
prevención, rehabilitación, reconstrucción y desarrollo, así como para participar de las
acciones tendientes a la consolidación de la paz posterior a conflictos.
 Realizar las acciones tendientes a la formación, coordinación y capacitación de un
Cuerpo de Voluntarios Cascos Blancos para el desarrollo de las misiones de lucha contra
el hambre y la pobreza y de asistencia humanitaria, que se lleven a cabo dentro y fuera
del territorio argentino.
La misión primaria de la ICB incluye:
 Realizar la acción diplomática orientada a la obtención de respaldo de gobiernos
nacionales, organismos multilaterales, entidades y personalidades de prestigio nacional e
internacional al objetivo y quehacer de la Comisión.
 Atender a requerimiento del Poder Ejecutivo Nacional, a las situaciones de emergencia,
pobreza extrema o catástrofes, ocurridas en territorio nacional cuando las circunstancias
así lo requieran.
 Atender las emergencias y necesidades que afecten a la región y a otros países del
mundo, a través de la implementación de misiones humanitarias y de emergencia en los
casos en que la asistencia sea oportunamente requerida.
 Entender en la defensa, promoción y difusión de los valores del voluntariado.
 Planificar y ejecutar actividades de capacitación de voluntarios, especialmente en apoyo
a la igualdad de género y entre los sectores juveniles.
 Asumir la representación para los temas humanitarios en el Grupo de Trabajo ad-hoc
para las Operaciones de Paz.
 Entender en las acciones derivadas del Programa Mundial de Alimentos.
 Supervisar y coordinar las actividades del Cuerpo de Voluntarios Cascos Blancos en
operativos humanitarios que se desarrollen en el interior y exterior del país.
Actividades de la Comisión Cascos Blancos de la Argentina
La Comisión Cascos Blancos cuenta con funcionarios que trabajan en tareas diplomáticas y
de vinculación con gobiernos y organizaciones internacionales, con recurso profesional que
se ocupa de la formulación y evaluación de proyectos y de la selección de voluntarios y con
personal que implementa y supervisa las misiones en terreno.
Estos proyectos y misiones, que tienen cómo objetivo la reducción del hambre y la pobreza,
son de variada índole: desde la respuesta a la crisis y la emergencia, hasta la reconstrucción
y el desarrollo, pudiendo ser acciones multilaterales o bilaterales, conforme las necesidades
expresadas por la comunidad internacional y las demandas de los Estados.
Cascos Blancos se constituye también con el cuerpo de voluntarios identificado y
seleccionado por la Comisión y organizado como equipo de asistencia. No es una mera
nómina de individualidades, sino equipos de expertos seleccionados y capacitados, que
están a disposición de la comunidad internacional de manera generosa, profesional y
comprometida.
La procedencia de los Voluntarios Cascos Blancos, en sus variadas especialidades, proviene
de múltiples fuentes. Sus integrantes pueden surgir de organizaciones no gubernamentales o
de instituciones públicas capacitadas para brindar servicios sociales, tales como
universidades, hospitales u organismos de apoyo comunitario. Pueden también ser
individuos espontáneamente comprometidos con la vocación humanitaria.
Algunos serán médicos o expertos en la asistencia a grupos vulnerables. Otros tendrán
experiencia en ingeniería sanitaria y en el manejo de agua potable; otros serán peritos
agrícolas para instruir en la autosuficiencia alimentaria o equipos para el alivio de desastres.
También son incorporados al cuerpo de voluntarios sectores juveniles y personas con
competencias y capacidades adquiridas durante la crisis sucedida en la Argentina en el
2001. Las emergencias y crisis complejas demandan equipos multidisciplinarios, cuya
excelencia en distintas disciplinas son garantía de logro en la atención y el cuidado de los
damnificados.
Cascos Blancos ha llevado a cabo, entre otras, misiones para la atención y asistencia a
crisis, emergencias y desastres naturales, como en el Líbano, Costa Rica, Nicaragua,
Colombia, Venezuela, Mozambique, Irán, Haití y el Sudeste Asiático. También colaboró en
programas de diversas Agencias de Naciones Unidas (Programa Mundial de Alimentos,
Organización Mundial de la Salud, Agencia de Alto Comisionado para los Refugiados,
UNICEF, etc.), en las acciones efectuadas en Kosovo y Mozambique y en proyectos de
reconstrucción y desarrollo a través de la Agencia de Voluntarios de Naciones Unidas
(UNV) y de la OEA, en Palestina, Ruanda, Angola, Paraguay, Armenia, Caribe Este,
Líbano, Nicaragua, Honduras, Panamá, El Salvador y otros países.
Recientemente se ha colaborado con la OPS en la crisis de Haití; con la Oficina de
Coordinación Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) y la Media Luna Roja en
la atención de los daños causados por el grave terremoto de la ciudad de Bam en Irán; se ha
trabajado con el gobierno de Bolivia en la prevención de inundaciones y en ocasión de los
trágicos sucesos en el supermercado del Paraguay.
Para su quehacer cotidiano, la Comisión Cascos Blancos de la República Argentina trabaja
en estrecha relación con la OCHA. Además en operaciones multilaterales la Agencia de
Voluntarios de Naciones Unidas (VNU), el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) y otras agencias del Sistema de Naciones Unidas (PMA, ACNUR, etc.)
actúan en calidad de punto operacional de los cuerpos nacionales de Cascos Blancos, a los
que prestan su experiencia, apoyo y organización para el despliegue de sus acciones y la
puesta en marcha de sus proyectos, verificando asimismo la preparación de los equipos y la
idoneidad que los caracteriza. Son estas mismas agencias las que contribuyen, también, a
identificar las situaciones en las que se requiere de una misión de voluntarios Cascos
Blancos. Este encuadre multiplica la eficiencia del esfuerzo colectivo, amplía la base de
selección de recursos humanos y garantiza la no interferencia en los asuntos internos del
país que recibe ayuda.
La Comisión Cascos Blancos cuenta para sus actividades con una partida dentro del
presupuesto nacional. Además dispone de tres “ventanillas”: una en el seno de la Agencia
de Voluntarios de Naciones Unidas, otra en el Fondo Especial OEA/Cascos Blancos y por
último en el marco del Convenio OEA/BID/Cascos Blancos. Las mismas, que son
exclusivamente administradas por las Naciones Unidas y la OEA, sirven para canalizar
contribuciones públicas o privadas y para financiar misiones de asistencia humanitaria
Los fondos permiten la realización de misiones multilaterales, ejecutadas en el marco de las
Naciones Unidas y sus Agencias y de la OEA; bilaterales, efectuadas directamente por
Cascos Blancos, sin la mediación de una Agencia u Organismo Internacional y nacionales,
que si bien la misión de Cascos Blancos es la atención humanitaria hacia el exterior, si la
magnitud de una necesidad en la Argentina lo requiere, y así los dispone el Gobierno
Nacional, se ejecutan acciones de asistencia dentro del territorio.
Tipos de Intervención Cascos Blancos
La Iniciativa Cascos Blancos ha basado y seguirá basando su accionar prioritariamente en
dos áreas:
1. La lucha contra el hambre y la pobreza: que incluye el cumplimiento de las Metas del
Milenio y las acciones de rehabilitación y reconstrucción para el desarrollo.
2. La atención inmediata ante desastres y catástrofes: orientada a la asistencia
humanitaria en la emergencia y a los procesos de reconstrucción posteriores.
Consecuente con lo anteriormente expuesto, Cascos Blancos ofrece una multiplicidad de
acciones humanitarias, que pueden ser resumidas en cuatro tipos “básicos” de intervención:
Acciones de entrega de ayuda humanitaria
Se trata de acciones en respuesta a un desastre específico. La modalidad de intervención
radica básicamente en la coordinación, envío y entrega a las autoridades locales de insumos
diversos (ropa, frazadas, carpas, sales de rehidratación oral, potabilizadores de agua,
medicamentos, alimentos, herramientas y otros). La acción no suele superar los 3 días de
duración, retirándose los voluntarios Cascos Blancos una vez realizada la entrega y
distribución de donaciones.
Dan cuenta de los expuesto las acciones realizadas en Centroamérica en ocasión del
Huracán Mitch, en El Líbano, Irán, Bolivia, Haití, Sudeste Asiático, etc..
Acciones de asistencia humanitaria en emergencias
Este tipo de acciones se caracterizan por el envío de un Equipos de Rápida Respuesta de
voluntarios Cascos Blancos dentro del plazo más breve posible, luego de ocurrido un
desastre, para trabajar en diversas áreas o temas puntuales preestablecidos previamente. La
duración de las acciones no exceden los 3 meses, período en el que se desarrolla en terreno
un módulo que, sea cual fuere, incluye la capacitación de los recursos locales y la asistencia
a los damnificados.
Ejemplo de esta tipología fueron las atenciones a las emergencias ocurridas en los
terremotos de Perú, El Salvador y las crisis de Venezuela y Paraguay, entre otros. Las
acciones en ambos casos han sido de atención psicológica a las víctimas, relevamiento de
estructuras dañadas y manejo de SUMA.
Acciones de rehabilitación y reconstrucción para el desarrollo
Se trata de acciones de contenido sustancialmente diferente a las anteriores. Son aquellas
actividades más estrechamente vinculadas a la lucha contra el hambre y la pobreza, ya que
su objetivo último es corregir los efectos no deseables que producen las crisis económicas,
sociales y políticas. Son acciones que tienen por objetivos, entre otros, la atención sanitaria,
educativa, agroalimentaria y las que permiten plantar los cimientos básicos para el
desarrollo, para evitar la ocurrencia de nuevas emergencias o minimizar sus efectos,
fomentando capacidades locales que fueron afectadas por un desastre especifico, o que eran
inexistentes hasta ese momento. En general, los equipos de voluntarios Cascos Blancos
permanecen en alrededor de 6 meses, con posibilidad de renovación.
En un pasado reciente estas misiones estuvieron orientadas a la educación (Nicaragua), a la
salud y nutrición (Panamá), al desarrollo del hábitat (Palestina), a la autoproducción de
alimentos (Armenia), al desarrollo del deporte y rehabilitación social (Kosovo), a la
atención hospitalaria (Honduras, Jamaica), etc.. En breve esta Comisión pondrá en marcha
un mecanismo de participación y cooperación de la Iniciativa Cascos Blancos en el marco
del Programa regional de erradicación de la fiebre aftosa, desarrollado por el Consejo
Agropecuario del Sur. En este sentido el Proyecto Cascos Blancos en la frontera argentinaparaguaya contribuirá al fortalecimiento del sistema de comunicación de frontera entre los
servicios veterinarios oficiales de ambos países, a través de un mecanismo mixto destinado
a transparentar el conjunto de acciones para la erradicación de la fiebre aftosa y tender a la
integración de los sistemas sanitarios en la Argentina y en Paraguay.
Acciones de difusión de la Iniciativa Cascos Blancos
Son actividades académicas desarrolladas en diversos ámbitos (escuelas y universidades
públicas y privadas, ONGs, organismos nacionales e internacionales, etc.) que tienen por
único objetivo la difusión e instalación de la ICB, su doctrina y metodología de trabajo
conforme a instrucciones de la Asamblea General de Naciones Unidas y decreto de creación
de la Comisión Cascos Blancos. Algunas de estas acciones fueron seminarios como los
realizados junto con la OEA y el BID en el Uruguay (para los países de Sudamérica) y en
Panamá (para Centroamérica y Caribe), talleres, participación en charlas, congresos y
conferencias, impresión y difusión de folletería y revistas, etc..
Cascos Blancos constituye una práctica probada
La Iniciativa Cascos Blancos ha demostrado, por medio de sus propuestas, sus
articulaciones entre países y organismos, sus actividades y resultados, que constituye una
herramienta valiosa en materia de cooperación, financiación y movilización de recursos.
La expansión de acuerdos y contactos institucionales con la propia Organización de Estados
Americanos, y entre otros, con el Banco Interamericano de Desarrollo, el Consejo Agrario
del Sur, el Programa Mundial de Alimentos, la UNESCO, UNICEF, el ACNUR, el
Parlamento Europeo y con la Organización de la Unidad Africana (OUA), muestran la
validez de la propuesta y el interés que genera entre todos los que buscan mecanismos de
lucha contra el hambre y la pobreza y paliativos ante las catástrofes naturales o generadas
por el hombre.
En el caso de la ONU, su Asamblea General expresó en diciembre pasado su “satisfacción
por los progresos de la Iniciativa Cascos Blancos, como singular esfuerzo internacional
voluntario de poner a disposición” de las naciones a especialistas voluntarios, capaces de
responder, en forma rápida y coordinada, a los llamamientos relativos al socorro
humanitario, la rehabilitación, la reconstrucción y el desarrollo, manteniendo, al mismo
tiempo, “el carácter no político, neutral e imparcial de la acción humanitaria”, como
quedó demostrado en la asistencia brindada con motivo de las crisis recientes de Bolivia y
Haití.
Para remitir a ejemplos continentales, se puede remarcar el reconocimiento de la Iniciativa
formulado por el Consejo Agropecuario del Sur (CAS) en diferentes reuniones realizadas
en Montevideo y del CAS-IICA convocado en Panamá, que dispusieron su utilización como
instrumento en la Lucha por el Control y la Erradicación de la Aftosa, incluyéndola en
acciones combinadas que tendrán su primer e histórico mojón, en la experiencia de control
cruzado binacional entre Paraguay y la Argentina.
También es dable consignar la efectiva y eficaz coordinación alcanzada con la Organización
Panamericana de la Salud (OPS), a través, por ejemplo, del diseño conjunto de proyectos
socio-sanitarios en Paraguay, o de la asistencia humanitaria brindada de manera conjunta a
la República de Haití.
La Argentina ratifica su compromiso con la iniciativa
Por mandato del Señor Presidente de la Argentina y de su Canciller, la Comisión Cascos
Blancos ratificó, en diciembre del año pasado ante la Asamblea General de la ONU el
compromiso de nuestro país con la paz y, particularmente, con la lucha contra el hambre y
la pobreza, a través de esta Iniciativa. Expresó además el convencimiento de que la misma
merece seguir recibiendo el apoyo sostenido de todos los miembros de la comunidad
internacional.
Consideramos que esta Iniciativa Cascos Blancos, puede constituirse en uno de los
instrumentos que contribuyan a evitar “el ensanchamiento de la brecha existente entre
ricos y pobres, entre países centrales y países periféricos”, una separación que “refleja una
realidad lacerante en términos de pobreza y exclusión social sin precedentes”, según lo ha
manifestado el propio Presidente argentino durante la presentación internacional de su
gestión en la propia Asamblea General de la ONU.
El pasado 4 de marzo, nuestro gobierno emitió el Decreto 280, por el cual dispuso la
participación de medios, personal y voluntarios de la Comisión Cascos Blancos ante la
situación de emergencia que atravesaba la hermana república de Haití.
Más allá de la reacción inmediata de la Argentina, que le permitió a esta Iniciativa
convertirse en la primera acción de apoyo humanitario que llegó a Puerto Príncipe, es
importante destacar que nuestro país aprovechó la oportunidad para refrendar su adhesión al
“mantenimiento de la paz y seguridad internacional y la realización de la cooperación
internacional en la solución de problemas internacionales de carácter humanitario y en el
desarrollo y estímulo de los derechos humanos”.
El despliegue realizado constituye además una nueva demostración del interés argentino por
mantener lazos de colaboración y solidaridad y, sobre todo, esfuerzos de integración de la
región del Caribe al resto del continente.
La multiplicación de una experiencia
El esfuerzo de los equipos y misiones de la Iniciativa Cascos Blancos en la solución de
distintos problemas de la comunidad americana, o en la búsqueda compartida de
mecanismos tendientes a la misma, ha permitido que distintos países del continente, en
momentos diferentes de la historia de la experiencia, sumarse activamente a la misma.
Atendiendo a este conjunto de razones, Cascos Blancos llega a la Asamblea General de la
OEA 2004, a compartir sus prácticas y a ofrecer su colaboración para que la Iniciativa se
multiplique entre los países de la región. De nada sirve encasquetarse tras el sello de las
experiencias exitosas, lo importante es que, cada actividad que haya contribuido a paliar los
problemas de nuestros hermanos, que haya dado respuestas a necesidades de la gente, que
haya permitido asistir con rapidez a las víctimas de las tragedias y las catástrofes, sea
tomada como propia por los países que lo consideren de utilidad para sus pueblos.
El anclaje de puntos focales Cascos Blancos en las Cancillerías de cada una de esas
naciones, o en los organismos ejecutivos consideren necesario, permitirá multiplicar una
herramienta en beneficio de las mayorías marginadas, de los sectores en problemas, de las
poblaciones en emergencia.
Nuestros organismos internacionales en general, y la OEA en particular, tienen un papel
fundamental en la difusión de la experiencia y en el fortalecimiento de cada nueva
experiencia que replique la que ya está en marcha.
Esperamos en la próxima Asamblea General de OEA, el concurso de todos los países para
impulsar la expansión de la Iniciativa Cascos Blancos, mediante el desarrollo de puntos
focales para la temática que nos convoca, y al mutuo intercambio de experiencias solidarias
en la crisis.
Trataremos de motivar a la mayor cantidad de naciones concurrentes en el diseño y la
articulación de una red que articule a los cuerpos de Voluntarios y a la preparación de
equipos de asistencia, dispuestos a responder rápidamente a los llamados generados por las
crisis humanitarias, emergencias o catástrofes, que afecten o puedan afectar a nuestro
continente.
Nos comprometeremos, como Iniciativa ya existente y en la medida de nuestras
posibilidades, a brindar asistencia técnica a todos aquellos países que lo soliciten, tanto para
replicar el sistema o para intercambiar experiencias mutuas, que faciliten la construcción
del mejor modelo de asistencia humanitaria basada en la actuación del voluntariado.
Abogaremos por el aporte de experiencias sociales exitosas y replicables de enfrentamiento
a la crisis, de recursos voluntarios, financieros, de equipamiento o de otra índole, para hacer
frente a la creciente magnitud de los desastres naturales o de las emergencias de tipo social,
incluidas las situaciones crónicas caracterizadas por el hambre y la pobreza.
En este sentido, promoveremos la transición del socorro a la rehabilitación, la
reconstrucción y el desarrollo, presentando como mecanismo financiero posible al Fondo
Especial Cascos Blancos, que administra la Secretaría General de la OEA, por medio de su
Secretaría General Adjunta.
Por otra parte, intentaremos que se avance en el camino de la sistematización orgánica, en
el marco de la OEA, de esa red de experiencias, misiones y grupos voluntarios que existen
hoy en estado incipiente y, sobre todo, en el compromiso de gobiernos y representantes de
la sociedad civil, para confluir en la solución a los problemas que nos acucian. Una futura
articulación formal de las herramientas de asistencia humanitaria de los países miembros,
será el catalizador que, seguramente, permitirá alcanzar una mayor eficacia para que
nuestros pueblos puedan enfrentar con mayores posibilidades de éxito las crisis que
enfrenten.
La definición correcta de los problemas, la búsqueda de experiencias sociales
protagonizadas por los propios afectados, la posibilidad de replicar dichos modelos de
acción, la integración al voluntariado social de los propios actores de las crisis y sus
soluciones, junto a personal solidario especializado, constituyen un conjunto de elementos
que pueden ser incorporados al diseño de cualquier política que intente dar respuestas a la
crisis.
La coordinación bilateral, regional y continental, sin lugar a dudas, potenciará la posibilidad
lograr el éxito que, en este caso, no es otra cosa que contribuir a la integración americana
con grados creciente de participación en el desafío de pensar de nuevo para un mundo
nuevo, de combinar distintas ideas y crear medios prácticos para ponerlas al servicio de los
pueblos que representamos.
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