Sin noticias de cuatro desaparecidos

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Heraldo de Aragón l Lunes 27 de enero de 2014
ARAGÓN l 11
Sucesos l La Policía y la Guardia Civil buscan a cuatro personas desaparecidas desde 2011: a Pilar Cebrián, como víctima de un crimen,
pero a los otros tres (Víctor da Silva, de 20 años, Joaquín Arruga, de 76, y Francisca Navarro Langarita, de 78) porque no volvieron a casa.
Sin noticias de cuatro desaparecidos
A
ntonio Losilla acudió a la
Policía y luego se presentó en HERALDO –a los
tres meses de ocurrir los hechos–
para denunciar la desaparición de
su mujer, Pilar Cebrián, en Ricla
en abril de 2012. Losilla aportó la
fotografía de su esposa y un teléfono de contacto para publicarlo
en este periódico con el ánimo de
localizarla. Ella desapareció el 3
de abril, pero la visita al diario tuvo lugar el 25 de julio. Bajo la foto
de Pilar Cebrián se tituló: «La Policía busca a una desaparecida
desde abril». Ahora Losilla está en
prisión, como presunto autor de
la muerte de su esposa, a la espera del resultado de una pionera
prueba de actividad cerebral. Si la
investigación médica aporta luz
sobre el lugar donde supuestamente la descuartizó, su mujer
dejará de ser una desaparecida.
Pero las desapariciones no suelen seguir un patrón tan cruel. Y es
por eso por lo que el caso de Pilar
Cebrián no aparece en la web ‘Sos
Desaparecidos’, que sí incluye los
tres últimos casos en Aragón, desde 2011: Víctor da Silva, de 20 años;
Joaquín Arruga, de 76, y Francisca
Navarro Langarita, de 78.
Víctor, un joven brasileño que
reside en Zaragoza desde que tenía ocho años, desapareció después de la fiesta de Nochevieja en
el Espacio Ebro. Durante los 26
días transcurridos, se ha buscado
en dos ríos (el Gállego y el Ebro)
y en la margen izquierda del Ebro,
desde el meandro de Ranillas hasta el barrio de Vadorrey, donde reside con su madre. La búsqueda
se extendió hasta el polígono industrial de Cogullada, el lugar
desde el que envió un mensaje a
una amiga de Valencia, a las 9.45
del fatídico día 1 de enero.
La denuncia interpuesta por un
amigo de su madre (la mujer se
encontraba en Brasil) se presentó
la madrugada del día 2 en la comisaría del Arrabal. La brigada de
Homicidios es consciente de que
las primeras horas son fundamentales para cerrar todas las hipótesis y en el caso de Víctor da Silva,
la que cobra más fuerza es que se
trató de un accidente. De hecho,
recuerda al del invidente universitario Florencio Ayingono Eworo, de 21 años, cuyo cadáver se encontró en el Ebro 35 días después
de desaparecer.
Por eso, todos los medios utilizados en la búsqueda del joven
brasileño se centran en rastrear
los cauces de los ríos y los alrededores de las orillas. Aun así, la familia ofrece 10.000 euros para
quien facilite algún dato.
Los buceadores también llegaron en septiembre a Alfajarín para buscar al vecino Joaquín Arruga, de 76 años, un hombre que se
desvelaba de madrugada y salía
siempre de paseo por el pueblo
hasta que un día, a las puertas de
las fiestas, se perdió y no volvió.
Las desapariciones sobrepasan
muchas veces los límites que las
familias de las víctimas puedan explicarse. Víctor da Silva era un
muy deportista y estudioso, pero
si salía de copas se despistaba. Joaquín Arruga conocía bien el pueblo, pero antes de su desaparición
sufrió un secuestro exprés. Se lo
llevaron a Utebo, le hicieron sacar
dinero en un banco –en un clásico
timo de la estampita–, pero nunca
quiso contar aquel suceso, como
si fuera un preludio del final.
ENERO DE 2014
VICTOR DA
SILVA DESAPARECIÓ EL 1 DE
ENERO DE 2014
A Francisca Navarro Langarita
su marido le dijo que no saliera de
la peluquería de Santa Isabel hasta que fuera a buscarla, el 2 de abril
de 2011. Pero ella, con demencia
senil, se fue y solo quedó una falda en el parque la Estrella del barrio de La Jota. Nada más se supo.
RAMÓN J. CAMPO
SEPTIEMBRE DE 2013
ARÁNZAZU NAVARRO
ARÁNZAZU NAVARRO
La Policía Nacional conduce el rastreo en los
cauces del Gállego y el Ebro, en la zona de Vadorrey y en el polígono de Cogullada. Un helicóptero, varias dotaciones de bomberos y dos
perros han participado ya en la búsqueda.
Unos 300 amigos se sumaron a estas labores
tras una convocatoria por Facebook. El sábado próximo hay una manifestación. Cuando
desapareció, Da Silva llevaba una camisa rosa
La Guardia Civil dirigió la búsqueda de Joaquín
Arruga a la que se sumó todo el pueblo para
ayudar a la hija y a un hermano del desaparecido. Se buscó cerca de su huerto y en municipios próximos hasta Utebo. Cosechado el
maíz, no apareció. De complexión normal, cabello corto canoso y con gafas, vestía una camisa de rayas blancas y verdes y un pantalón
beige cuando se le vio por última vez.
JOAQUÍN ARRUGA DESAPARECIÓ EL 5 DE
ABRIL DE 2013
Desde estudiantes tras vivir una fiesta hasta mayores perdidos
El perfil del desaparecido
no es homogéneo. En Aragón hay desde jóvenes
que no regresaron a casa
tras una juerga a ancianos
que no supieron volver
ZARAGOZA. Hace dos semanas,
la Guardia Civil desplegó sus
efectivos en el río Jalón, a la altura de Grisén, en busca de un desaparecido que dejó el coche al lado del cauce. Tras la búsqueda, el
joven apareció en una fiesta.
A Juan Jesús Duro Gil, un chico
de 21 años, no lo hallaron después
de la Nochevieja de 1991 en Saviñán, donde los padres pasaban las
vacaciones. Estudiaba segundo de
electricidad en la Escuela de Ingenieros y se quedó en el pueblo con
sus amigos mientras sus padres se
iban a Zaragoza. Se sintió acalorado en el pabellón de fiestas y salió a tomar el aire, pero nadie volvió a verlo. La búsqueda se extendió por Saviñán, Ateca y Calatayud, pero sin ningún éxito.
Otro universitario Erasmus integra la lista de desaparecidos en
Aragón. Se trata del francés
François Marechal-Durant, un estudiante de Empresariales de 23
años, quien pasó la noche del 13 al
14 de junio de 2003 en otro festejo celebrado en el Rincón de Goya, en el parque de José Antonio
Labordeta. Hasta el 1 de julio, su
familia de Grenoble no lo denunció a la Policía, después de recibir recibir la llamada de un amigo desde Zaragoza que alertaba
de su desaparición. Su coche se
encontró en el Galacho de Juslibol, pero allí acabó la historia.
En las Navidades de 2013, un jo-
ven búlgaro de 25 años fue visto
por varios testigos cuando se
arrojaba a las aguas del Ebro. Pero a Aleksandar Antonov Tolev
nadie le vio salir del río ni se ha
hallado su cadáver. Días después
tenía un juicio de violencia de género.
Los desaparecidos mayores
suelen padecer demencia. No era
el caso de Angelines García, de 53
años, quien no volvió a su casa en
noviembre de 2005, donde cuidaba a su padre mayor. Su familia no
dejó de buscarla.
R. J. C.
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