Orientacion Bajo el Agua - Club de buceo Gran Azul

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1.- ARTÍCULO DEL MES:
ORIENTACIÓN BAJO EL AGUA
¿
S
e imagina perderse en alta mar?Esta es una
situación que no le deseamos a nadie.
Ser capaz de orientarse cuando nos encontramos bajo
el agua es una cuestión mucho más importante de lo
que en principio pueda parecer...
La capacidad de orientación, tanto dentro como fuera
del agua no es algo innato (no nacemos aprendidos),
si bien conviene tener en cuenta que disponemos de
toda una serie de instrumentos que nos harán más
sencilla la posibilidad de saber dónde estamos en
cada momento. Sólo tenemos que aprender a usarlos
bien...
A continuación hablaremos sobre el importantísimo
tema de la orientación bajo el agua.
IDEAS CLARAS ANTES DE SUMERGIRSE
La orientación bajo el agua es algo mucho más complicado de lo que en principio pueda parecer. Todos los buzos, por
muy experimentados que sean, se han “despistado” en alguna ocasión y, sin duda, ésta es una experiencia que puede
llegar a resultar traumática y de la que conviene aprender.
Una regla básica (y hasta de sentido común) para una correcta orientación es el que debemos tener las ideas
perfectamente claras antes de meternos en el agua.
Esto supone la necesidad de haber establecido la dirección que vamos a seguir bajo el agua, o lo que es lo mismo, el
Rumbo.
Se conoce por rumbo el ángulo formado por el Norte y una dirección cualquiera.
Para marcar ese rumbo deberemos guiarnos por marcas naturales, cuando las haya, y por el compás.
El problema es que, al movernos en un mundo ingrávido como es el submarino, donde además nuestros sentidos se
comportan de forma diferente (o incluso quedan anulados, como el olfato) y donde la visibilidad puede estar muy
limitada, no resulta extraño que acabemos perdiendo las referencias tomadas y nos encontremos “perdidos” o cuanto
menos, desorientados.
BRÚJULA O COMPÁS
Todos conocemos las utilidades de una brújula, sin duda uno de los elementos más importantes para la orientación
terrestre y marítima.
A través de la punta de su aguja imantada nos señalará en todo momento el norte magnético de la Tierra, dato básico
para poder trazar los diferentes rumbos a lo largo del mar y de la tierra. Pero ¿qué sucede cuando debemos orientarnos
bajo el agua?
Disponemos de la denominada "Brújula de inmersión", que nos ayudará a seguir un rumbo previamente fijado,
localizar nuestra situación, determinar el lugar al que queremos llegar... resulta por tanto básica como elemento del
equipo (sobre todo si no disponemos de referencias
válidas).
El problema se encuentra en saber cómo interpretar
correctamente la información que nos da la brújula.
Efectivamente, esto que tan sencillo nos parece cuando
nos encontramos en la superficie resulta sumamente difícil
de conseguir bajo el agua; de hecho hay muy pocas
personas que sepan realmente leer una brújula de
inmersión.
Existen también las denominadas "Brújulas de agua",
una opción más barata y en consecuencia algo menos
fiable. Dispone de una aguja pivotante cuyo extremo es
atraído por el polo norte magnético; pero puede sufrir de
forma más acusada los efectos de la presión al estar llena
únicamente de aire.
Para usarla adecuadamente deberemos en primer lugar girar el bisel hasta que consigamos que el rumbo deseado
coincida con la línea de rumbo. Después sólo tendremos que mantener la aguja siempre sobre el norte del bisel.
En cuanto al compás, podríamos decir que es el elemento que surge como "sustituto" de la brújula ante la enorme
dificultad para su utilización bajo el agua.
Aunque genéricamente se le conoce también como "brújula", lo cierto es que el compás es mucho más. La diferencia
fundamental entre ambos es que el compás dispone de una pantalla de visión lateral que nos informará de forma directa
sobre el rumbo a tomar en cada momento. Por lo tanto no es preciso girar nuestro eje para colocar la aguja magnética
como deberíamos hacer con la brújula, proporcionándonos una lectura mucho más sencilla y rápida.
Entre los diferentes compases que podemos encontrar en el mercado sin duda el más utilizado es el de "disco móvil".
Éste modelo dispone de un disco o placa flotante que incorpora una escala de rumbos. La lectura se realiza directamente
observando la línea de rumbo (la que pasa por el centro de la brújula, alineándose con nuestro sentido de avance); lo
cual resulta mucho más cómodo.
Este tipo de compás está lleno de un líquido con el
que se consigue reducir los efectos de la presión, lo
que garantiza la fiabilidad de la aguja.
Su cómoda lectura, su fiabilidad y su coste asequible
convierten a este tipo de compases en los más
utilizados en la actualidad.
Por supuesto también disponemos de los modelos
"digitales", que ponen al alcance del buceador todas
las novedades tecnológicas, lo que se traduce en una
gran cantidad de prestaciones: almacenamiento de
diferentes rumbos, copia del camino de vuelta,
cronómetro... Ni que decir tiene que todo esto hay
que pagarlo y que, por supuesto, para utilizarla
convenientemente se requiere de cierta experiencia.
En cuanto al uso de estos aparatos, lo primero que
debemos tener en cuenta a la hora de utilizar un
compás o brújula es que la lectura siempre deberá
realizarse con el aparato en posición horizontal,
teniendo en cuenta que el máximo de inclinación
que permite su consulta oscila entre los 20 y los 40º.
Al superar este límite el disco se puede atascar, dando una lectura totalmente incorrecta.
Durante la inmersión deberemos mantenerla constantemente alejada de otros objetos metálicos, puesto que pueden
provocar distorsiones en la aguja imantada.
Conviene además que cada cierto tiempo comparemos nuestra brújula con otras, para garantizar así la correcta
alineación.
EL CONSUMO DE LA BOTELLA COMO MÉTODO DE ORIENTACIÓN
Seguro que en alguna ocasión ha escuchado aquello de: “aleteamos en esa dirección hasta que nos queden 100 bares y
luego vamos hacia...” Esto lo hacen muchos instructores puesto que es algo muy sencillo de entender y además
minimizan el riesgo de quedarse sin aire por sorpresa, puesto que obligan a todas las personas del grupo a vigilar el
manómetro con regularidad...
Este puede ser un buen método cuando realizamos un recorrido
de ida y vuelta, sin permanecer en un sitio mucho tiempo.
Sin embargo utilizar el consumo de la botella como método de
orientación bajo el agua no resulta una buena idea en el resto de
inmersiones, puesto que ese consumo no es siempre el mismo y
puede depender de muchos factores inicialmente “incontrolables”
como son el esfuerzo realizado (que no es el mismo en todos los
individuos e incluso puede variar según el día para un mismo
individuo), la profundidad a la que nos encontremos, la calidad
del manómetro, las variaciones de temperatura...
ESTABLECER MARCAS EN LA SUPERFICIE
Para marcar un lugar de inmersión deben localizarse y memorizarse una serie de marcas en la superficie, las cuales
deberán ser obligatoriamente fijas y claramente identificables.
El lugar de inmersión deberá ubicarse en la intersección de dos líneas rectas. El método para marcar esa posición es el
de dibujar mentalmente dos líneas rectas imaginarias que pasen cada una por dos marcas muy distintas. Alcanzaremos
la mayor precisión cuanto más alejada esté una marca de la otra y cuanto más se aproxime a los 90º el ángulo formado
por las dos líneas... es lo que se conoce con el nombre de “hacer una enfilación”.
Por lo tanto, lo más adecuado es elegir cuatro puntos característicos en superficie que ubicaremos en dos líneas.
LA LÍNEA RECTA
Puede parecer obvio, pero muchas veces no se tiene lo suficientemente en
cuenta: lo más seguro para no perderse cuando nos encontramos bajo el agua es
que intentemos seguir un camino que se mueva en línea recta, tomando para ello
cualquier referencia natural y regresar siempre por ese mismo camino.
Si tenemos que cambiar de dirección, lo haremos en ángulo recto y siempre en el
mismo sentido, de manera que hagamos siempre movimientos sobre el mismo
“rectángulo” y regresando siempre al mismo punto de partida. Los movimientos
en círculo deben ser evitados porque pueden hacernos perder el rumbo
fácilmente.
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