hernias de la línea alba y lesiones intraabdominales

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Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona
Servicio de Cirugía •• Directop Dr. J. Soler Roig
HERNIAS DE LA LÍNEA ALBA Y LESIONES
INTRAABDOMINALES
Dr. A. SITGES CREUS
cuanto se refiere al capítulo de hernias, en general, ha sido tratado
y discutido muchas veces, pero la observación re,petida de ciertos hechos
nos ha moyido a recopilarlos y a exponerlos, porque creemos que, aun·
<}ue conocidos, no carecen de interés práctico.
T
ODO
Muchas yeces hemos oído decir que, una hernia umbilical o epigástri,ca
puede ser origen de un síndrome dolorosD que puede simular cualquier pro·
aso abdominal: gást6co, vesicular, apendicular, etc. Tratada la hernia quirúr.
gicamente, desaparecen las molestias del enfermo. Tal vez es esta afirmación,
muy conocida, simple, y fácil de ganar adeptos, la que nos ha movido a escri·
bir esta nota.
Vamos a exponer unos casos en que ocurrió precisamente lo 'contrario; que
la hernia enmascaró un cuadro abdominal, que un síndrome abdominal originó
una hernia e,pigástri,ca, ésta fué estudiada, o tratada quirúrgicamente y, luego,
se puso de manifiesto la enfermedad causal.
Estudiaremos en primer lugar los enfermos en que podía establecerse una
relación de causalidad entre la hernia y la afección intraabdominal, y luego,
los casos en que ambos procesos eran independientes.
Caso núm. I. - Historia 7.200. R. C., 35 años. A los ~!l años sufrió una «congestión
pulmonar» que fué tratada con reposo, 5 meses en cama y sanocrisina. Examinada más tarde,
dice quedó bien. Hace cinco meses, dolor en reg'ión epigástrica que desaparece con unas
fricciones. Hace unas tres semanas reaparece el dolor, y una tumoraLión del tamaño de
una nuez en región epigástrica.
La exploración revela una tumroaLión del tamaüo antes dicho, dolorosa, irreductible
y que parece propulsar con la tos. Resto del abdomen normal.
Operación: Saco herniario en cuyo üJ.terior se encuentra tejido de granulación de as·
pecto tuberculoso, que comunica con un absceso.
Caso núm. 2. - Historia 7.589. A P., de 28 aüos. A los 21 años . pleuresia de la que
dice cura bien. A los .23 años, dolores abdominales vagos y difusos, apareciendo una tumoración en el ombligo. Se le practica apendicectomía, y cura radical de la hernia umbilical.
Desde la operación siguió con molestias, y actualmente acude a nosotros por agudízación de las mismas. Revisada por el ginecólogo, se encuentra una anexitis tuberculosa bilao
teral, con un absceso en lado derecho.
Caso n~m. 3· - Historia 8'500. R. S., 65 años. Hace un mes presenta molestias abdominales vagas, ligero adelgazamiento, y una· tumoración en región epigástrica del tamaño
<le un huevo de gallina.
Exploración: Tumoración renitente, no reductible, <:¡ue propulsa con la jos, etc. Nada
.anormal en abdomen.
Operación: Hernia epigástrica. Saco bien individualizado. Ligadura de la base. Seco
ción del mismo. Sutura de la aponeurosis y de la piel con crin.
Al mes y medio vemos a la enfel-ma ,con un cuadro de carcinosis peritoneal difusa,
gran ascitis y emaciación. Fallece a los dos meses.
Caolo 11úm . .¡. -- Historia 8.100. F. M., 57 años. No hay antecedentes importantes.
Desde hace 15 días,.. molestias en región epigástrica, irregulares, de tipo cólico, surgiendo
una tumoración en la misma zona.
ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA
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Al explorarlo se encuentra una tumoraCÍón del tamaño de una nuez en región epigástrica, (0[1 los caracteres típicos de una hernia.
Operación: Saw epigá,trico. Tratamiento quirúrgico corriente.
A los 1.') días de la operación ingresa de urgencia con un cuadro de oclusión intestinal. La intervelHión demuestra una invaginación ileal por tumor benigno. Resección
in te,tinal. Curación. Histología: Fibromioma.
***
Del examen de estos casos puede verse como. distintos procesos abdominales
originaron una hernia de la línea blanca abdominal. El episodio herniario se
presenta simultáneamente con el síndrome patológico que acusa el enfermo,
y no puede ser atribuído a otra causa. El común denominador de todas estas
lesiones intraabdominales es el aumento de presión que, en uno.s asos estaba
originado por un peritonitis tuberculosa, en otros por una neoplasia, y en
otro por una suboclusión intestinal.
. La hernia umbilical puede ser congénita o adquirida. Congénita, cuando
queeló una pequeña comunicación residual de la cavidad del ce loma no cerrada
después del .nacimiento, es el caso de todas las hernias umbilicales infantiles.
En la mayoría de las hernias umbilicales del adulto, que recaen casi siempre
en mujeres, el origen es adquirido y las causas acostumbran a ser los embarazos repetidos, la obesidad y los esfuerzos, al provocar un aumento de la presión intraabdominal, y una alteración del tono muscular que hace ceder a la
cicatriz umbilical. En los 2Ü casos operados en estos cuatro últimos años en este
Servicio se encuentra el antecedente «desde tal o cual parto» en 12 de ellos.
LO' propio ¡puede decirse para las hernias epigástricas, que se producen a
través de los orificios que pueden quedar al soldarse las paredes abdominales,
y por aquéllos que dejan los vasos sanguíneos al pasar a su través. Si aíladimos
que ésta es la zona donde abunda más la grasa preperitoneal, se comprende
fácilmente que, por un aumento de .presión, puede formarse un pequeño lipoma que tire del peritoneo. formando un verdadero saco herniario.
El hecho de que no existe a,parato esfinteriano ni sinergias musculares en
relaciún con estos orificios herniarios, hace que sean muy sensibles a los aumentos de presión, y por ello creemos que siempre deberá buscarse en estas hernias
de la línea alba. la causa cletermÍ;¡ante ele aquella. Es probable que estos orificios herniarios estén presentes potencialmente. pero obturados por la fascia,
que cede al aumentar la presión intraabdominal, por poco intensa que ésta sea.
A este respecto cOllsideramos interesante la observación núm. 4. en la que una
subodnsión intestinal fué suficiente paraconclncir a la formación de una hernia umbilical. Digamos de paso que HA.\IlLTO;\i BAYLEY concede valor a este
signo, para los casos en que ~e inicia una obstrucción intestinal.
***
Vayamos ahora al segundo grupo. A los enfermos en los cuales ambos procesos se presentan independientemente.
CASO 1/úm. r. Historia 8.407. ~I. e., 6:; auos. Hernia umbilical desde el último
parto. hace 2:; auos. Hace cinco meses. lmole,tias \('sicularcs y dos cólicos hepáticos. Operada de hernia umbilical. Al cabo de un mes ictericia. que se inicia tOn un cuadro dolo·
roso. y que poco a pOlO ya cediendo, ron caracteres típicos de ictericia obstruetiva.
CI1.\:(J mím. 2. Historia 7.831: R. S.. de r,H aúos. Operada de hernia umbilical, hace
diecinueve aüo' que padecía desde uno de los partos. Sigue hicn. hasta que hace seis meses
con ocasión de desarrollar una cirrosis hepática rccidiya la hernia abdominal. en región
epigástrica. Sigue tratamiento por su af(;(ción hepática.
ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA
Enero 1950
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Estos casos, junto a los reseñados, ponen en evidencia que una hernia
epigástrica o umbilical, puede coexistir con otros procesos intraabdominales,
ya relacionados, ya independientes. Y nos atraveríamos a decir que estacoexis·
tencia es bastante frecuente.
Todo ésto nos lleva de la mano a considerar lo que debemos hacer para
evitar errores. Si insistimos en esta nota sobre estos enfermos es porque crremas, y la experiencia nos lo demuestra, que es fáól mandar a la sala de Operaciones al enfermo que acude a noso.tros quejándose de molestias abdominales.
y con una heTillia de la línea alba.
Si nos atenemos al mecanismo de producción de estas hernias que antes
hemos bosquejado, creemos que, ante un enfermo con una tumoración herniaria hay que preguntar: 1.° Si la tumoracióln es congénita, hecho raro en el
adulto; 2.{) Si existieron embarazos previos, y guarda relación con ellos la aparióón de la hernia; 3.° Si no obedece a ninguno de estos procesos ¡pensando
en la posible existencia de una causa intraabdomi,nal: esfuerzo, obesidad, procesos exudativos, neoformaticiones., que puedan aumentar la presión interna del
abdomen.
La sintomatología podrá ayudarnos para sospechar que estamos delante
de algo más que una heTillia epigástrica, o umbilical. Consideramos que tiene
importancia diferenciar aquellos casos que han acudido al cirujano por presentar una tumoración, de aquellos que acuden por molestias y dolores epigástricos. Los primeros tienen casi con ,seguridad una hernia simple, en los otros
deberá investigarse si a¡pareció primero la tumoración o las mO'lestias, y muchas
veces veremos que el enfermO' no se dió cuenta de la existencia de una hernia.
El motivo de la consulta lo constituyen las molestias dolorosas, y en este caso
tenemos que ir con mucho tientO' para no pasar por alto un proceso intraabdominal.
De todas maneras, la clínica de la hernia de la línea alba es tan variada
y depende de tantos hechos (tamaño, contenido del saco, estado del mismo, etc.)
que casi nos atrevemos a decir que debería hacerse el diagnóstico de hernia,
por exclusión; cuando no se ha hallado otra cauha que pueda explicar las molestias del ,enfenmo.
Sólo así tendremos la seguridad de que el diagnóstico y el tratamiento a
efectuar serán correctos.
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