CENTRO DE ESTUDIOS DE CIENCIAS UNIVERSALES C/. Sant Pere Màrtir, 35 bajos 08012 BARCELONA (Spain) Teléfono ´+34 93 237 47 72 Fax. +34 93 415 76 11 [email protected] www.cecu.eu APRENDER, RAZONAR Y ANALIZAR PARA PODER ADMITIR Cómo el dolor, la infelicidad y los trastornos físicos son los elementos purificadores que la Ley de Causa y Efecto utiliza para hacernos abrir los ojos del Alma y la Conciencia espiritual, para darnos cuenta que lo que hicimos o dijimos no era correcto, no era armónico con la Ley Divina y por consecuencia nos perjudicaba, nos dolía. El dolor físico o moral era esta advertencia. Así que si podemos entender esta realidad podremos deducir que nuestro deber, lo que debemos hacer para nuestro bien y provecho, es vigilar toda energía que salga de nosotros, ya sea en forma de palabras, de pensamiento, de deseos, de acciones o de sentimientos, para procurar que no sea negativa y pueda ser causa de dolor a otro Ser, ya que si producimos dolor a otra persona la Ley de Causa y Efecto, más tarde, en otro momento o quizás en otra encarnación, nos hará llegar el efecto que nuestra energía habrá producido y nos hará pasar las situaciones de dolor que habíamos generado y nos lo hará pasar como lección que necesitamos para que seamos conscientes del error producido y tomemos la decisión de enmendarlo, sustituyen el error o la ignorancia, por conocimiento. Se trata que entendamos que no estamos encarnados aquí, en este Mundo, para vivir la vida de manera cómoda, agradable o feliz posible, como la gran mayoría de seres creen y piensan, sino que estamos encarnados en un cuerpo físico, por un tiempo determinado, para aprender, aprender y aprender de continuo, las lecciones que las situaciones de la vida nos presentará porque son las lecciones que necesitamos para nuestro progreso espiritual, lecciones que nos deben dar el nivel (que la Ley de Jerarquía Espiritual) necesita para nuestra evolución y grado para alcanzar los Mundos Superiores, las lecciones que aumentarán los grados de conocimiento y de sabiduría que impulsarán nuestra evolución. Debemos aceptar y no intentar eludir el dolor que nos pueda venir, ya sea en forma de enfermedad, de trastorno físico o de dolor espiritual o moral, porque el dolor es el indicador que nos avisa que algo que hemos hecho no es correcto, no es armónico con la Ley Divina. Decíamos que lo correcto, cuando se tiene un dolor, físico o moral, es analizar y razonar de donde viene, qué es lo que lo ha generado, cual es la causa que lo ha producido, para que, una vez conocida la misma, podamos rectificarla y, si es posible, anularla y no volver a incurrir en el error en el futuro. Esta es la forma de apartarnos de facto del dolor, del sufrimiento y de la infelicidad para siempre. Pero cuando hacemos estos análisis para entender la razón por la cual pasan las cosas, nos damos cuenta que lo que aparece como determinante, como regulador de los efectos, son las Leyes Divinas, en este caso la Ley de Causa y Efecto, que junto con la de Afinidad Vibratoria se nos manifiestan. Nos damos cuenta que las Mismas determinarán con exactitud el grado de desviación de nuestros actos en relación a la Ley de Amor, que es la Ley Divina Fundamental, y fijará exactamente las consecuencias o los efectos que deben producirse a causa del error y veremos que el mecanismo de exactitud nos demuestra lo siguiente: Nosotros al actuar erróneamente, al actuar de forma contraria a la Ley, lo que hemos hecho es romper una armonía, romper un equilibrio, la balanza de nuestro Ser interno se ha desequilibrado con nuestra acción y la Ley de Causa y Efecto nos impulsará hacia el restablecimiento del equilibrio. Esto quiere decir que la Ley nos hará pasar las lecciones necesarias hasta que consigamos restablecer el equilibrio. Cuando el equilibrio interno está restablecido, el dolor desaparece y esto indica que nuestro Espíritu ha asimilado la lección, que es el objetivo del dolor o sufrimiento, pero la forma como recibiremos el dolor y la clase de dolor que será recibido, viene determinado por la Ley de Afinidad Vibratoria, que es la que relaciona nuestras energías emitidas con las energías afines a ella y, por ello, veremos que el dolor que hemos causado es el mismo que vendrá a nosotros. Cuando nosotros analizamos estas consecuencias, nos damos cuenta que la presencia o manifestaciones de la Ley Divina es lo relevante, es lo que determina la razón de los efectos, y este razonamiento nos conduce a ver y a deducir, que todo en la Creación está sujeto a un Orden, a un Equilibrio y a una Armonía y que las Leyes Divinas son las energías que aseguran que se mantenga y se restablezcan, en todo lo creado, el Equilibrio, la Armonía y el Orden, que la ignorancia humana pueda romper con sus acciones. La deducción lógica que podemos hacer de todo cuanto estamos analizando es que lo correcto, lo útil, lo necesario, lo conveniente, para que podamos continuar progresando con naturalidad, es procurar que en todo momento y en toda circunstancia, nuestras energías sean lo más armónicas posibles con las Leyes Divinas, que todo cuanto salga de nosotros no se halle en oposición a la Ley sino en concordancia con Ella. Podemos darnos cuenta, si somos sinceros con nosotros mismos, que nuestra ignorancia nos hace mover, en la mayoría de los casos, en una actitud que no es armónica, porque actuamos por egoísmo, por vanidad, por orgullo, por resentimiento, por engreimiento y por soberbia, produciendo enemistades, luchas, enfrentamientos, separaciones y todo un conjunto de actos de desamor. Es así como vemos en todos los estamentos sociales, tanto en los sectores ilustrados como en los campos de poco conocimiento, tanto moral como social, donde los seres humanos se enfrentan y se separan con fuertes enemistades, tanto los que son familia, como los que se unieron por amor, como los que son socios y se unieron en un trabajo colectivo por negocios o amistad. La mayoría de los seres humanos tienen recelo o enemistad y no se hablan con otras personas. Para evitar que repitamos estas situaciones en nuestro hacer diario, que aunque no seamos conscientes de ello, nos perjudican, es evidente que debemos tener una idea lo más clara posible de las Leyes Divinas.