428 — — RAÚL E. BAETHGEN Dr. Cuando de y el juicio ordinario corresponde el después de clausurada la estación diligenciamiento prueba correspondiente ya practicada la publicación de probanzas ¿Procede o no una nueva publicación de probanzas ? en I En los libros de exégesis de más frecuente innovación no se plantea caso; tampoco en los repertorios de sentencias nacionales aparece re gistrado. Conozco, sólo, que una situación como la de que se trata, fué este promovida, en a hace poco tiempo, Juzgado Letrado -de Primera Instancia novedosa, ante los alumnos del aula universitario, el Escribano Amílcar Mantaras, en lo Civil de 3.er turno; la aludió mi cargo, en el presente año Secretario Adjunto que atendió diente al cursillo práctico a el como los estudiantes de observación una lección correspon c[ue realizamos durante en directa, cada año académico. El caso, que se reitera ahora, en su carta-consulta, es de verdadero interés. Pudo -darse muchas veces, aunque no se dio; podrá darse de aquí en adelante muchas veces, y esta posibilidad da la medida del interés en solucionarlo. El material del sistema ción permiten resolverlo sin forzar legal vigente, y su racional interpreta ningún texto legal y sin crear nmguna construcción "ad hoc" (1) Uso, distintamente, los vocablos "tér-minos'' y "'plazos". Tienen, uno y otro, acep ción procesal diferente. Nuestro Código de Procedimiento, lo mismo quei los demás Códigos americanos de la materia, que arraigan en el de Enjuiciamiento Civil español cuyo es este pecado original emiplea sin diferenciación ambas expresiones. El Código Procesal alemán los distingue precisamente, conforme al léxico científico. Véase sobre el particular, "Elementos — —- de Derecho Procesal Civil", del profesor de Munich, Wisch (versión con anotaciones del ca tedrático de Zaragoza, L. Prieto Castra, año 1932, pág. 147) y "Derecho Procesal Civil", del profesor de Berlín, James Goldschmidt (traducción de los profesores L. Prieto Castro y N. Alcalá Zamora Castillo, año 1936, pág. 204) . — 429 — n Manejaré, desde luego, soluciones legales positivas, que expongo, por esto, de modo suscinto y ciñéndome al aspecto útil del problema, a saber: a) El litigante, sobre quien pesa toda o parte de la carga de la prue ba está obligado a demostrar sus afirmaciones o sus negaciones. Esta obli gación procesal supone que hizo afirmaciones o negaciones en su oportu nidad procesal, no exentas de demostración (Art. 331 del C. de Procedi Civil) ; que ofreció expresamente la prueba o, en su defecto, que el Juez abrió la causa a prueba (Art. 332) ; que pidió con oportunidad los diligenciamientos conducentes y los urgió por su parte (Art. 344). Llenados estos extremos su carga procesal está, en este aspecto-, cumplida, y, si a pesar de esto, la prueba no se efectúa, en todo o en parte, le nace un dere cho, mejor una posibilidad, para que sea llenado su deber o carga de probar; este derecho tiene una de dos ocasiones procesales de ser realizado: a) en la propia instancia antes de alegar de bien probado (Art. 344) sí es ins tancia única, o es instancia última; b) si el interesado no pidió su diligen ciamiento en la pro-pía instancia porque no la consideró entonces indispen sable creyendo bastante las demás probanzas rendidas (Arts. 726, N' 2 y 742 in fine) en la ulterior instancia si sobreviene ésta. miento III La publicación de probanzas (no hace falta señalar de nuevo la im propiedad conocida de esta expresión legal (Art. 601) o la agregación de probanzas sí es correcto mudar la expresión de la ley sin mudar antes la ley, es un acto administrativo del proceso rodeado de necesarias solemni dades, a saber : quién la dispone, cuándo la dispone, quién la realiza, cómo la realiza, y su notificación a las -partes, lo- que significa entonces, contralor de la ley; compromiso de las investiduras oficiales inherente a quien la or dena y a quien la realiza; contralor de las partes sirviendo a los fines de la ley por la vía del interés propio de los litigantes. IV El certificado de probanzas, que es el acto de secretaría que sintetiza prueba, no es elemento principal del proceso (argumentos de los Arts. 252 y 676) ; pero si el sistema legal no prevé el caso de su omisión, no es por otra cosa que porque se prevé que su omisión no podrá darse (argumento del doble mecanismo de contralor, ejercido por las partes o en su defecto -por el funcionario, Art. 601), otras veces por el funcionario solo (Art. 500, por ejemplo) y nunca por las partes solas. y culmina la agregación de la — 430 - V Expirada la estación de prueba tendrá acceso, si se pidiere, la que se propuso en tiempo y fué urdida pero no realizada. Esta diligencia probato ria, una o más de una, pueden sobrevenir a la publicación de probanza ya practicada, o en tanto ésta no esté practicada. En el último supuesto lo obligatorio, es diferir su cumplimiento hasta tanto sean efectuadas; estas diligencias corresponderán diligencias a la estación de prueba no obstante aparecer diferidas en el tiempo; se pro duce a su respecto una especie de restitución de tiempo. No nacerá, por con.secuencia, hasta tanto I3 certificación se haga, comprendiendo toda la prue ba producida, el término perentorio de seis días dentro del cual cabrá opo ner tachas de testigos (Art. 408) o, en su caso, comenzará el plazo del ac tor -para alegar de bien prdbado- (Art. 602). Pero si las nuevas dihgencias probatorias se producen con posterioridad a la expedieón del certificado correspondiente, ¿las nuevas pruebas se agre garán sin otra formalidad que el decreto judicial que dispone su agregación, o se requiere que, hecho saber del Juez por dada cuenta del Actuario o Se cretario si antes no medió petición de parte, que los díHgenciamientos orde nados quedaron cumplidos, el Juez disponga se publique o agregue la nueva prueba ? La práctica judiciaria sigue todas las veces la -primera conducta; la nueva prueba se glosa al expediente sin otra formalidad que la resolución judicial que dispone sea glosada. Aquí puede ofrecerse el dédalo procesal, hasta lo más inesperado, por interferencias incidentales, con sus efectos sobre computación de término (para tachar testigos, si depusieron testigos) y computación de plazo (para alegar de bien probado) desarreglando onerosamente, con mengua del pres tí g.o judicial y con lesión de los particulares, la secuela regular del proceso. En mi concepto se hacen indudable que si la estación -de prueba tiene lo le llamaremos una sobre que para designarlo de algún modo que le señale vida, especie de restitución del término probatorio pero referida a diligen ciamientos determinados, corresponderá que, una vez efectuadas las pruebas de la referencia, se haga nueva publicaeón de probanzas, sea a solicitud de parte, sea de oficio, por excitación de secretaría. Y podrá optarse por reha cer el anterior certificado para incluir la prueba posteriormente ingresada al proceso, o por un nuevo certificado que comprenda exclusivamente a ésta; la última solución me parece preferible. A todas las razones que el examen lógico encuentra para mejor servir la organ.zación del proceso, en otro caso propenso a desarreglos indeseados para la disciplina del proceso, y todos concluyen en favor de la tesis que sus tento, existe una, poderosa por ella sola para decidir en favor de esta tesis. Y es que, si en la prueba en cuestión está el examen de testigos, situación prudente, las aunque nuevas no lo no — — — 431 ~ experiencia judicial, y no se realiza procesal para tacharlos. Y ocurrirá así que se crearía un fuero de exención para el testigo/, que depone tardíamente y cuya deposición puede influir quién sabe en qué grado, pudo una valoración judicial incompleta, o errónea, porque la parte interesada no puede hacer objeción, ni a las personas ni a sus dichos. Y no estaría bien concluir en el distingo de situaciones para solucionarlas según medie examen de testigos o no, en la nueva prueba de ejecución tardía autorizada. La situación principista ha 'de ser una sola y misma; en todo caso como el de que se trata -procederá hacer, en su momento, nueva publi cación o agregación de probanzas; cuando no sea en función del derecha de tachar testigos porque la prueba no consistió en prueba testimonial, será siempre en función de una exacta determinación de la iniciación del plazo para alegar. la más frecuente una nueva como lo muestra la publicación de probanzas, no habrá ocasión Apostillas En el último número de LOS TESTIGOS EN LOS CONTRATOS ~ "Revista del Notariado^ ^ publicación Colegio de Escribanos, de Buenos Aires, hemos leído lo que acerca de "Los testigos en los Contratos ínter-vivos" escribe nuestro distinguido colega don Lázaro Halperín, ilustrada secretario de aquel prestigioso insti importante del tuto notarial. Haciendo una interesante síntesis, el articulista señala y co aspectos.de tan importante tema, con- el siguiente sumario: Origen de los testigos en los actos formales; breve reseña sobre el formu lismo; ejercicio de la función en el derecho romano; representación del pue blo; transformación paulatina de la función. Com;o desde luego se comprende, el estudio que nos ocupa, hecho con hondo conocimiento del asunto, es de innegable actualidad. Nos permitire mos unas simples anotaciones, con el objeto de señalar su real importancia. Sabido es por todos que el derecho de propiedad nació con el primer hombre. Y que en cuanto se reunió con otros hombres y tuvo principio la vida de relación, surgieron los conflictos, que el imperio de la fuerza resolvía. Cada uno quiso conservar lo que entendía que era propio, que le pertenecía, con el ejercicio de su actividad, por más que no sieraporque lo había adquirido menta diversos