Id. Cendoj: 35016370012013100153 Organo

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Id. Cendoj: 35016370012013100153
Organo: Audiencia Provincial
Sede: Las Palmas
Sección: 1
Tipo de Resolución: Sentencia
Fecha de resolución: 21/05/2013
Nº Recurso: 12/2011
Ponente: INOCENCIA EUGENIA CABELLO DIAZ
Procedimiento: PENAL - PROCEDIMIENTO ABREVIADO/SUMARIO
Idioma: Español
Sección Primera de la Audiencia Provincial Plaza San Agustín nº 6 Las Palmas de
Gran Canaria
Teléfono:928 32 50 01
sumario ordinario
Fax.:928 32 50 31
Nº Rollo: 0000012/2011
Rollo: Procedimiento
NIG: 3500441220100012653
Resolución: Sentencia 000031/2013
Proc. origen: Procedimiento sumario ordinario
Nº proc. origen: 0000001/2011-00
Jdo. origen: Juzgado de Primera Instancia Nº 2 (antiguo P. Inst. e Instr. Nº 2) de
Arrecife
Intervención:Interviniente:Abogado:Procurador:
AcusadoConstantinoFRANCISCO MAZORRA MANRIQUE DE LARACarlos Javier
Sanchez Ramirez
AcusadoFructuosoFrancisco Jesús Torres StingaMaria Del Pilar Marquez Andino
AcusadoLeonMaría Nieves Africa Zabala FernándezMaria Emma Crespo Ferrandiz
Acusador particularCarlos MaríaOrlando David Betancort MonteroFrancisco Javier
Blat Aviles
SENTENCIA
Ilmos. Sres.:
PRESIDENTE:
Don Miquel Ángel Parramón I Bregolat
MAGISTRADOS:
Doña I. Eugenia Cabello Díaz (Ponente)
Don Ignacio Marrero Francés
En Las Palmas de Gran Canaria, a veintiuno de mayo de dos mil trece.
Visto ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran
Canaria, en juicio oral y público, el Rollo nº 12/2011, dimanante del Sumario nº 1/2011
del Juzgado de Instrucción nº 2 de Arrecife, seguidos, entre otros, por delitos de robo
con violencia en grado de tentativa, allanamiento de morada, lesiones, asesinato en
grado de tentativa, tenencia ilícita de armas prohibidas y quebrantamiento de condena
contra don Constantino (nacido en El Aaiun, el día NUM000 de 1982, hijo de Larosi y
Naima, con DNI nº NUM001 y privado de libertad por esta causa desde el día 2 de
septiembre de 2010 y continúa estándolo)y por delitos de robo con violencia en grado
de tentativa, allanamiento de morada, lesiones, asesinato en grado de tentativa y
tenencia ilícita de armas prohibidas contra don Leon (nacido en República Dominicana,
el día NUM002 de 1984, hijo de Dionisio de Jesús y de Sandra Mercedes, con DNI nº
NUM003 y privado de libertad por esta causa desde el día 3 de septiembre de 2010 y
continúa estándolo); en cuya causa han sido partes, además de los citados acusados,
representados, por los Procuradores Sra. Crespo Ferrándiz y Sr. Sánchez Ramírez,
respectivamente, y defendidos, por los Abogados don Francisco Mazorra Manrique de
Lara y doña África Zabala Fernández, respectivamente; EL MINISTERIO FISCAL ,
en ejercicio de la acción pública, representado por el Ilmo. Sr. don Ignacio Stampa
Fuentes, y, en concepto de acusación particular, don Carlos María , representado por
el Procurador Sr. Blat Avilés, bajo la dirección jurídica del Letrado don Orlando
Betancort Montero; siendo Ponente la Ilma. Sra. Magistrada doña I. Eugenia Cabello
Díaz, quien expresa el parecer de la Sala.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Una vez recibida en esta Sección la presente causa se registró y se
formó el correspondiente Rollo, dándose traslado a las partes para instrucción y
posteriormente para calificación.
El Ministerio Fiscal, en sus conclusiones provisionales calificó los hechos como
constitutivos de: a) un delito de robo con violencia en grado de tentativa previsto y
penado en los artículos 237, 242.1º y 2º, 16 y 61 del Código Penal en relación de
concurso ideal del artículo 67 del Código Penal con un delito de allanamiento de
morada del artículo 202.1º del mismo Código, b) un delito de lesiones con empleo de
armas y alevosía del artículo 148.1º y 2º del Código Pena, c) un delito de asesinato en
grado de tentativa de los artículos 138, 139, 1º, 16 y 62 del Código Penal; d) un delito
de tenencia ilícita de armas prohibidas del artículo 563 del Código Penal y e)
un
delito de quebrantamiento de condena del artículo 468.1º del Código Penal, solicitando
la condena del acusado don Constantino como autor de todos los delitos indicados,
con la concurrencia de las agravantes de uso de difraz en los delitos de los apartados
a) b) y c), abuso de superioridad en el delito del apartado a) y reincidencia en el del
apartado d), a las penas de TRES AÑOS Y CINCO MESES DE PRISIÓN e
inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la
condena por los delitos del apartado a), CUATRO AÑOS Y SEIS MESES DE PRISIÓN
e inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la
condena por el delito del apartado b), TRECE AÑOS DE PRISIÓN e inhabilitación
especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el
delito del apartado c), DOS AÑOS Y OCHO MESES DE PRISIÓN e inhabilitación
especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el
delito del apartado d) y VEINTE MESES DE MULTA con una cuota diaria de ocho
euros por el delito del apartado e), y la condena del acusado don Leon, como autor de
los delitos de los apartados a), b), c) y d), con la concurrencia de las agravantes de uso
de difraz en los delitos de los apartados a) b) y c) y de abuso de superioridad en el
delito del apartado a), a las penas de TRES AÑOS Y CINCO MESES DE PRISIÓN e
inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la
condena por los delitos del apartado a), CUATRO AÑOS DE PRISIÓN e inhabilitación
especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el
delito del apartado b), TRECE AÑOS DE PRISIÓN e inhabilitación especial para el
derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito del apartado
c), DOS AÑOS Y DOS MESES DE PRISIÓN e inhabilitación especial para el derecho
de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito del apartado d);
solicitando la condena de ambos acusados, a indemnizar, conjunta y solidariamente, a
don Carlos María, en la cantidad de 3.660 euros por los días de curación de las
lesiones y en 6.000 euros por las secuelas, y, conjunta y solidariamente con el también
acusado don Fructuoso, en la cantidad de 1.200 euros por los días de curación de las
lesiones y en 2.500 euros por las secuelas, con los intereses previstos en el artículo
576.1º de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Por su parte, la acusación particular realizó la misma calificación jurídica de los
hechos que el Ministerio Fiscal, solicitando la apreciación de las mismas agravantes,
solicitando la condena del acusado don Constantino como autor de todos los delitos
objeto de acusación, con la concurrencia de las agravantes de uso de difraz en los
delitos de los apartados a) b) y c), abuso de superioridad en el delito de los apartados
a), b) y c) y reincidencia en los de los apartados b) y d), a las penas de TRES AÑOS Y
CINCO MESES DE PRISIÓN e inhabilitación especial para el derecho de sufragio
pasivo durante el tiempo de la condena por los delitos del apartado a), CINCO AÑOS
DE PRISIÓN e inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el
tiempo de la condena por el delito del apartado b), CATORCE AÑOS Y SEIS MESES
PRISIÓN e inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo
de la condena por el delito del apartado c), TRES AÑOS DE PRISIÓN e inhabilitación
especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el
delito del apartado d) y VEINTIDOS MESES DE MULTA con una cuota diaria de ocho
euros por el delito del apartado e), y la condena al pago de las costas que se
produzcan, y la condena del acusado don Leon , como autor de los delitos de los
apartados a), b), c) y d), con la concurrencia de las agravantes de uso de difraz en los
delitos de los apartados a) b) y c), abuso de superioridad en el delito de los apartados
a), b) y c), a las penas de TRES AÑOS Y CINCO MESES DE PRISIÓN e inhabilitación
especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por los
delitos del apartado a), CINCO AÑOS DE PRISIÓN e inhabilitación especial para el
derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito del apartado
b), CATORCE AÑOS Y SEIS MESES DE PRISIÓN e inhabilitación especial para el
derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito del apartado
c), TRES AÑOS DE PRISIÓN e inhabilitación especial para el derecho de sufragio
pasivo durante el tiempo de la condena por el delito del apartado d) y la condena al
pago de las costas que se produzcan; solicitando la condena de ambos acusados, a
indemnizar, conjunta y solidariamente con el también acusado don Fructuoso, a don
Carlos María, en la cantidad de 3.660 € por los días de curación de las lesiones y en
9.278,76 € euros por las secuelas, con los intereses previstos en el artículo 576.1º de la
Ley de Enjuiciamiento Civil.
Finalmente, las defensas de los acusados mostraron su disconformidad con los
escritos de acusación e interesaron la libre absolución de sus defendidos.
SEGUNDO .- Una vez concluida la fase intermedia, se dictó auto resolviendo sobre
la admisión de las pruebas propuestas por las partes y señalando día y hora para la
celebración del juicio oral, cuyo acto se ha suspendido en tres ocasiones.
TERCERO.- El día 25 de febrero de 2013 se celebró el juicio oral. En dicho acto,
después de practicadas las pruebas, el Ministerio Fiscal y la acusación particular
elevaron a definitivas sus conclusiones provisionales; la defensa del acusado don Leon
elevó a definitivas sus conclusiones provisionales, modificándolas en el sentido de
interesar la condena de su defendido como cómplice de un delito de robo en grado de
tentativa a la pena de un año y tres meses de prisión; y la defensa del acusado don
Constantino modificó la conclusión primera, negando los hechos, calificando éstos
como constitutivos de un delito de robo con fuerza en las cosas en casa habitada del
artículo 242.1 y 2 del Código Penal y de un delito de lesiones del artículo 147 del
mismo Código a las penas de dos años y un año de prisión, respectivamente.
Concedida la última palabra a los acusados, quedaron las actuaciones vistas para
sentencia.
HECHOS PROBADOS
PRIMERO .- Probado y así se declara que sobre las 02:00 horas del día 1 de
septiembre de 2010 los procesados don Constantino (también conocido como Romulo
(mayor de edad y condenado mediante sentencia firme de fecha 12 de agosto de 2009
como autor de un delito de tenencia ilícita de armas a las penas de dieciocho meses de
prisión y privación del derecho a la tenencia y porte de armas por tiempo de seis años,
y mediante sentencia firme de fecha 6 de octubre de 2010 por delito de lesiones a la
pena de dos años y tres meses de prisión) y don Leon (mayor de edad y sin
antecedentes penales), en compañía de un tercero aun no enjuiciado, llamado
Fructuoso, puestos previamente de acuerdo y con el fin de apoderarse del dinero que
don Carlos María pudiese tener en su domicilio, sito en el nº NUM004 de la CALLE000,
en Puerto del Carmen (término municipal de Tías, isla de Lanzarote y provincia de Las
Palmas), se dirigieron al mismo con una media que les cubría el rostro, a fin de no ser
reconocidos, y, tras saltar un muro, entraron en el jardín y desde éste a la terraza,
entrando primero el llamado Fructuoso, seguido de Constantino, quien portaba una
katana de grandes dimensiones, y, por último, Leon, quien cubría a los demás portando
una pistola de fogueo marca Blow, previamente modificada por los acusados,
conocedores de que la misma era apta para el disparo de proyectiles, igualmente
modificados previamente a tal efecto.
En el momento en que don Carlos María se disponía a salir, desde el salón, a la
terraza de su casa, entró en aquél el llamado Fructuoso, forcejeando Carlos María
con Fructuoso para tratar de sacarlo al exterior. Durante dicho forcejeo el acusado
Constantino comenzó a golpear a Carlos María con la katana desde atrás,
propinándole un primer golpe por la espalda, para, seguidamente, golpearle varias
veces en distintas partes del cuerpo, momento que el llamado Fructuoso aprovechó
para huir y marcharse de la vivienda.
Mientras Carlos María era golpeado con la katana por Constantino, el acusado Leon,
apuntaba con la pistola a Carlos María y le decía que parase o le disparaba, en alusión
a que dejase de oponer resistencia. Seguidamente, el acusado Constantino cayó al
suelo, consiguiendo finalmente Carlos María zafarse y cerrar con llave la puerta
cristalera del salón, tras lo cual el acusado Leon se acercó a la puerta y, con el
propósito de acabar con la vida de Carlos María, que se encontraba aproximadamente
a un metro de distancia, le apuntó con la pistola hacia el pecho y le disparó, sin que
consiguiese su propósito, dado que el proyectil, tras atravesar el cristal, se desvió de su
trayectoria al tratar Carlos María de protegerse con el antebrazo izquierdo, donde
resultó herido antes de que el proyectil se alojase definitivamente en la cara anterior del
tórax-abdomen, sin llegar a penetrar en dichas cavidades.
No obstante lo anterior, los acusados Constantino y Leon intentaron forzar la
cerradura de la puerta del salón para abrir ésta, y, al no conseguirlo, se marcharon de
la vivienda.
SEGUNDO .- Como consecuencia de los golpes proferidos con la katana don Carlos
María sufrió las siguientes lesiones: a) herida inciso contusa de 5 cms a nivel de cara
posterior de hombro izquierdo que continúa con otra de 9 centímetros en cara posterior
de tercio proximal del brazo izquierdo; b) herida lineal de 5 cms en cara anterior de
falange media y sección del tendón flexor del 5º dedo de mano izquierda, c) herida
lineal de 2 cms en cara posterior de tercio medio de brazo izquierdo; d)herida lineal de
2 cms en cara anterior de región pectoral derecha; e) herida lineal de 3 cms en borde
cubital de antebrazo derecho; f) herida lineal de 5 cms en región de hipocondrio
derecho.
Asimismo, a causa del disparo don Carlos María sufrió las siguientes lesiones: a)
herida de bordes irregulares de 8 cms a nivel de tercio medio de antebrazo izquierdo
con compromiso de piel y tejido celular subcutáneo; b) herida a nivel submamilar
derecho con patrón de aspersión puntiforme en hemitórax derecho; y c) conjuntivitis
con pterigium irritativo de ojo derecho.
Las lesiones referidas en los dos párrafos anteriores precisaron para su sanidad,
además de una primera asistencia médico-facultativa, tratamiento médico quirúrgico
especializado por cirugía y traumatología consistente en sutura con hilo qurirúirgico y
múltiples puntos en las heridas antes descritas, reparación quirúrgica del tendón flexor
del 5º dedo de la mano izquierda, inmovilización del inmovilización del antebrazo, mano
y 5º dedo de miembro izquierdo con férula posterior durante 40 días, extracción
quirúrgica bajo anestesia general de dos esquirlas de proyectil alojado en 9ª costilla
derecha, antibióticos y antiinflamatorios parenteral y oral
Don Carlos María tardó en curar de las lesiones sesenta días, estando impedido
durante todos ellos para el desarrollo de sus ocupaciones habituales, requiriendo de
ingreso hospitalario durante dos días, quedándole las siguientes secuelas:
Cicatriz hipertrófica líneal de 5 cms. en cara posterior del hombro izquierdo que
continúa con una cicatriz lineal regular de 9 cms. en cara posterior de tercio proximal de
brazo izquierdo.
Cicatriz hipertrófica y trayecto curvo de 8 centímetros a nivel de tercio medio del
antebrazo izquierdo.
Cicatriz hipercrómica de 5 cms en cara anterior de falange media de 5º dedo de la
mano izquierda.
Cicatriz hipertrófica e hipercrómica de 2 cms en cara posterior de tercio medio de
brazo izquierdo.
Cicatriz hipertrófica de 2 cms en cara anterior de región pectoral derecha.
Cicatriz regular líneal de 3 cms en borde cubital de antebrazo derecho.
Cicatriz regular lineal de 5 cms en región de hipocondrio derecho.
El perjuicio estético derivado de dichas secuelas es de ligero a moderado.
Asimismo, al Sr. Carlos María le ha quedado una secuela consistente en la
presencia de un cuerpo metálico de pequeño tamaño que permanece aoljado
superficialmente en la cara anterior del hemitórax derecho.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO. - Los hechos declarados probados son constitutivos de las siguientes
infracciones penales: a) Un delito de robo con violencia en grado de tentativa previsto y
penado en los artículos 237, 242.1º y 2º, 16 y 61 del Código Penal en relación de
concurso medial del artículo 77 del Código Penal con un delito de allanamiento de
morada del artículo 202.1º del mismo Código, b) un delito de lesiones con empleo de
armas y alevosía del artículo 148.1º y 2º del Código Penal, c) un delito de asesinato en
grado de tentativa de los artículos 138, 139, 1º, 16 y 62 del Código Penal; y d) un delito
de tenencia ilícita de armas prohibidas del artículo 563 del Código Penal, en la
redacción vigente al ocurrir los hechos (esto es, la anterior a la Ley Orgánica 5/2010,
de 22 de junio).
Los
hechos expresados en el relato fáctico de la presente resolución los
consideramos acreditado a través de los medios de prueba que a continuación se
expresan:
1) El testimonio prestado en el juicio oral por el perjudicado don Carlos María,
quien, de manera clara, precisa, convincente y sin contradicciones respecto de sus
anteriores contradicciones, relató el desarrollo de los hechos, y de cuyas
manifestaciones cabe destacar las siguientes: a) que la noche de autos estaba viendo
la tele y preparándose un bocadillo, y cuando salía hacia la terraza vio como entraban
por la parte de atrás de la vivienda tres individuos; b) que los tres llevaban una media
que les cubría el rostro, aclarando que cuando habla de que tenían la cara cubierta con
una capucha se refiere a una media de mujer de color carne; c)
que el primer
individuo, tenía una capucha (de una sudadera) y cubierto el rostro, precisando que la
sudadera era de color blanco y con cuadritos, y el individuo de tez blanca, más flaco y
alto que los restantes; d)
que mantuvo un forcejeo de pie con el individuo de la
capucha blanca, para tratar de echarlo de su casa, y, mientras eso sucedía, por su lado
izquierdo apareció un segundo individuo que llevaba una katana y comenzó a golpearle
con ésta, recibiendo el primer golpe por la parte izquierda de la espalda; e) que el
chico que llevaba la katana vestía una camisa negra y pantalón vaquero, era un poco
moreno y tenía un tatuaje en el brazo en forma de araña; f) que luchó con esas dos
personas, estando una, la primera, de frente y la otra, la segunda, por el lado izquierdo;
g) que el de la chaqueta blanca fue el primero en irse, pues cogió miedo y huyó; h)
que el individuo de la katana le golpeó cuatro o cinco veces; i) que el tercer individuo
era el que tenía la pistola y era moreno y de complexión más fuerte que los otros dos; j)
que, mientras forcejaba con el de la katana, el chico que tenía la pistola le dijo "para o
te disparo"; k) que cuando la persona de la katana cayó al suelo el testigo consiguió
entrar en su casa y cerrar la puerta; l)
que, después de que el chico de la katana
cayese al suelo, el individuo de la pistola le apuntó hacia el pecho y le disparó,
protegiéndose el testigo con el brazo, poniéndolo a la altura del pecho; ll) que el chico
de la pistola estaba a un metro del testigo; m) que, después, el individuo de la katana
y el de la pistola intentaron forzar y abrir la puerta, sin conseguirlo; n) que huyó de su
casa con su familia; ñ) Que el acusado Constantino trabajó en su restaurante, pero
nunca le vio el tatuaje,
y que se lo vio en una ocasión mientras ambos estaban
pescando, manifestando el testigo, una vez exhibida la fotografía incorporada al folio 39
de las actuaciones ("Fotografía tatuaje "araña" Constantino") que ese tatuaje era el
que Constantino tenía en el brazo; y, o) , una vez que le fueron exhibidos los folios 35
a 39, manifestó que en dependencias policiales reconoció al situado en primer lugar
en la parte superior del folio 36 (Fructuoso) como el individuo que primero entró en su
casa, que el día de autos llevaba puesta con la que aparece en esa fotografía, y que se
trata de la chaqueta que figura en la fotografía del folio 38.
2) El testimonio prestado en el juicio oral por el agente de la Guardia Civil con
carné profesional nº NUM005, quien relató el proceso seguido por los investigadores
policiales para identificar a los presuntos autores, señalando al respecto que
investigaron el móvil del disparo, que al acusado Constantino le conocían por tener
armas y sabían que había trabajado en el restaurante de la víctima, comentándole ésta,
cuando acudieron a visitarle en el hospital, que había un camarero que tenía un tatuaje
en forma de araña; que a Leon llegan a través de una tercera persona, incluida su
novia, la cual también había trabajado en el restaurante de la víctima, que Fructuoso,
fue reconocido por la víctima y se hizo una foto de la sudadera que Fructuoso tenía
puesta cuando se le detuvo, que, al ser detenido, Fructuoso presentaba lesiones en las
manos compatibles con una agresión, y que son las lesiones que aparecen reflejadas
en las fotografías incorporadas a los folios 58 y 59 de las actuaciones.
Asimismo, el referido Guardia Civil refirió que el disparó entró por el cristal de la
puerta de la terraza a un metro o un metro diez centímetros de altura. Igualmente, el
testigo relató que en el registro efectuado en el domicilio del acusado Fructuoso se
encontraron dos pistolas, y que, en su declaración Fructuoso, dijo que las pistolas se
las había dejado Constantino en su casa.
3) El informe técnico de la vivienda de don Carlos María, sita en el nº NUM004 de la
CALLE000, en Puerto del Carmen, término municipal de Tías (isla de Lanzarote,
provincia de Las Palmas), incorporado a los folios 97 a 102 de las actuaciones,
ratificado en el plenario por el instructor del atestado, y en el que, entre otros
elementos, se aprecia el muro que circunda el jardín, el interior del salón (donde se
observa un plato con un bocadillo sobre una mesita), la puerta de la terraza vista desde
el interior del salón, en la que se evidencia la rotura de uno de los cristales y el detalle
de la cuadrícula con el cristal fracturado.
4)Las fotografías del reconocimiento fotográfico efectuado por la víctima y en
el que identificó al acusado Fructuoso, plasmando aquélla su firma en el margen
izquierdo de las fotografías obrantes en la parte superior del folio 36.
5)La fotografía obrante al folio 38 de las actuaciones , a que hizo referencia
tanto la víctima como el Guardia civil anteriormente referido, y en la que figuran los
detalles de la sudadera blanca a cuadros que llevaba puesta don Fructuoso en el
momento de su detención.
6)La fotografía obrante al folio 39 de la causa , en la que se refleja el antebrazo
del acusado don Constantino con un tatuaje en forma de araña.
7)Las fotografías que figuran a los folios 58 y 59 de las actuaciones , en las que
se aprecian las lesiones que don Fructuoso presentaba en las manos y en un
antebrazo, en el momento de su detención, daños corporales compatibles con el
forcejeo que don Carlos María mantuvo con el primer individuo que entró en su casa.
8) El testimonio prestado por doña Azucena, esposa de don Carlos María, quien,
en síntesis, relató lo siguiente: a) que la noche de autos se despertó por los gritos de
Luca; b) que vio como su marido luchaba con una persona vestida de negro y con un
tatuaje; c) Que ella fue a coger un jarrón, pero Luca le dijo que cogiese a la niña y se
fuera; d) que metió a su hija en un armario; e) que cuando entró en el dormitorio
escuchó los disparos; f) que Lucas sangraba y fueron a la Guardia Civil y ésta fue la
que llamó a la ambulancia que trasladó a Luca al hospital; g)
que el acusado
Constantino había trabajado en el restaurante de su esposo y ambos se conocieron
pescando; h) Que estando su marido en el hospital la llamó por teléfono Pía, la novia
de Constantino, y le pidió perdón, lo que le sorprendió, dado que se desconocía
quienes eran los autores, por lo que trató de sonsacar a Pía y ésta le dijo que
Constantino era una de las personas que habían entrado en su casa; i) que esa
misma mañana, estando Lucas en el hospital, se encontró con una chica, llamada
María Rosa, que había trabajado de camarera en el restaurante, la cual le dijo que
sentía lo que había pasado, sorprendiéndole que supiera lo sucedido en su domicilio.
9) El testimonio prestado en el juicio oral por doña María Rosa, novia del acusado
don Leon, quien señaló que no llamó por teléfono a Azucena (la esposa de Carlos
María), si bien fue a su restaurante (en el Centro Comercial Biosfera) para ver como
estaba, reconociendo que le pidió disculpas porque estaba identificada con lo que les
había sucedido; señalando, asimismo, que su novio Leon y el acusado Fructuoso eran
amigos, que ella había trabajado como camarera en el restaurante de Carlos María, en
el que coincidió trabajando con Fructuoso, pero no con Constantino, y que a éste le vio
en una ocasión en que fue a recoger un dinero.
10) La diligencia de reportaje fotográfico obrante a los folios 66 a 68 de las
actuaciones, realizada con ocasión del registro efectuado en el domicilio del acusado
don Fructuoso, y en la que se incautaron, entre otros efectos, una caja de pistola marca
Blow, ref. NUM006 Titaniun Cah de madera y un recibo de compra en ferretería Fajardo
de Arrecife de fecha 26 de agosto de 2010, a las 10:15 horas; así como la ratificación
de dicha diligencia por parte del instructor del atestado (nº NUM005) y del GCNUM007.
11)El reportaje fotográfico incorporado a los folios 71 a 76 de las actuaciones
efectuado en relación a varios efectos intervenidos, entre otros, una pistola de fogueo
(identificada por los investigadores como P-1) con cargador, marca Blow, Magnum
Mod. F 2, 1, y otra pistola de fogueo (identificada como P-2), con cargador, marca
Blow, Magnum Mod. F 2, 16 balas de fogueo presuntamente modificadas, varias
esferas grisáceas y puntas metálicas, una caja de linterna conteniendo en su interior 17
balas de fogueo sin modificar y 6 balas de fogueo presuntamente modificadas, efectos
que fueron entregados por el acusado don Fructuoso a los investigadores policiales.
Al respecto, el agente de la Guardia Civil anteriormente referido (nº NUM005)
manifestó que con posterioridad al registro efectuado en el domicilio del acusado don
Fructuoso éste les hizo entrega de varias cajas, de las que dijo desconocer su
contenido y que se las había entregado Constantino; precisando el testigo que los
citados efectos se encontraban en un anexo de la vivienda, encima de un termo.
12)El reportaje fotográfico realizado con ocasión del registro del vehículo del
acusado don Fructuoso (folios 81 a 82), durante el cual se encontraron, debajo del
sillón del asiento del conductor, dos balas presuntamente modificadas, extremos
consignados en los folios indicados y a los que hizo concreta mención el instructor del
atestado, y que, además, han de ser puestos en relación con el hecho de que en dicho
vehículo se trasladaron los acusados al domicilio de la víctima, según manifestaron en
el juicio oral los acusados Leon y Constantino.
13) El informe pericial obrante a los folios 247 a 259 de las actuaciones ,
emitido en relación a las dos pistolas referidas y al resto extraido del cuerpo de la
víctima, y de cuyas conclusiones cabe destacar las siguienrtes: 1ª)
que las dos
pistolas denotadoras marca "BLOW", modelo "F92", del calibre 9 mm. P.A. Knall,
reseñadas en dicho informe, presentan las siguientes características: a) La eliminación
de los deflectores de sus cañones permiten la salida de proyectiles a través del mismo;
para ello es necesario transformar los cartuchos detonadores para los que está
recamerada. Dicha transformación ha sido idéntica en ambas y ha consistido en en el
desenroscamiento del citado deflector, mediante herramientas idóneas; 2ª)
pistolas son aptas para efectuar el disparo; 3ª)
Estas
Según el vigente Reglamento de
Armas, estas dos armas se consideran como armas prohibidas; 4ª) El fragmento de
plomo "dubitado" de 0,363 gramos de peso reseñado para su estudio como evidencia
"10/14196/008" no presenta señales identificativas desde el punto balístico que nos
permitan determinar si la misma ha sido disparada a través del ánima del cañón que
montan las dos pistolas referidas; y, 5ª)
De los 45 cartuchos sin percutir
pertenecientes a las munición detonadora del calibre 9 mm. P.A. Knall, 28 de ellos se
encontraban transformados mediante el acoplamiento de un proyectil esférico de plomo
de 5,5 mm. de diámetro y 0,963 gramos de peso, y los 17 restantes conservaban sus
características originales.
14)
Las declaraciones prestadas en el juicio oral por los Guardias Civiles con
Tarjeta de Identificación Profesional nº NUM008 y NUM009, quienes ratificaron y
aclararon el informe anteriormente referido (folios 247 a 259), explicando en que
consistieron las modificaciones realizadas tanto en las dos pistolas como en los
cartuchos, precisando que éstos estaban preparados para ser utilizados, que las armas
funcionaban correctamente y los cartuchos modificados funcionaban en esas armas;
que hicieron pruebas y los cartuchos podían atravesar el cuerpo humano, y que no les
fueron remitidos casquillos disparados y encontrados en la vivienda de la víctima.
15) El informe pericial incorporado a los folios 225 a 229 de la causa , emitido
por los Especialistas del Departamento de Química del Servicio de Criminalística de la
Guardia Civil con Tarjeta de Identificación Profesional nº NUM010 y NUM011 con
ocasión del análisis de las dos pistolas de la marca Blow Magnum F92 referidas, de
varios elementos balísticos
intervenidos(cartucho, esferas grisáceas y puntas
metálicas) y de dos fragmentos grisáceos extraídos del cuerpo de la víctima. En dicho
dictamen se concluye que las armas han sido utilizadas en algún momento, no siendo
posible establecer cuando lo han sido por última vez ni el número de disparos
efectuados, así como que los fragmentos grisáceos extraidos del cuerpo de la víctima
presentan la misma composición química elemental que las esferas grisáceas
analizadas, entre ellas las recuperadas de los cartuchos de munición.
16) La declaración prestada en el plenario por los agentes de la Guardia Civil con
Tarjeta de Identificación Profesional nº NUM010 y NUM011, quienes ratificaron y
aclararon el informe indicado en el párrafo anterior .
Asimismo, el primero de los Guardias Civile referidos (nº NUM010) ratificó y aclaró
en dicho acto, conjuntamente con el Especialista nº NUM012, el informe pericial por
ellos emitidos e incorporado a los folios 296 a 298 y que tenía por objeto determinar la
presencia de residuos en los portamuestras remitidos para su análisis y aplicados en
la/s mano/s de tres acusados, dictamen en el que se concluye que por la gran cantidad
de tiempo trascurrido hasta la aplicación de los portamuestras no se han detectado
residuos específicos de disparo; precisando, asimismo, los peritos que la no detección
de residuos de disparo también puede deberse al lavado de las manos, ya que
cualquier lavado elimina este tipo de particulas.
17) El informe clínico obrante a los folios 105 a 112de las actuaciones, así
como los dictamenes médico-forenses incorporados a los folios 174 a 176 y 403 a
404 , en los que se recogen los distintos daños corporales sufridos por don Carlos
María, el tratamiento médico y quirúrgico que precisó, los días de incapacidad sufridos
y las secuelas que le quedaron.
En el dictamen obrante a los folios 174 a 176, además de la compatibilidad entre el
mecanismo lesivo descrito por la víctima y las lesiones que presentaba, se concluye lo
siguiente: 1º) que el disparo fue realizado a corta distancia, aproximadamente a un
metro, porque el lesionado presentaba signos del taraceado del disparo; impregnación
de granúlos de restos de disparo en región anterior del hombro derecho e irritación de
conjuntiva ocular derecha por el calor de los gases y restos despedidos por el disparo;
2º) el proyectil alojado en cara anterior de la novena costilla derecha no penetró en
la cavidad toraco-abdominal, a pesar de ser un disparo a corta distancia, porque
cuando impactó en el tórax tenía poca energía cinética, condición ésta que sólo se
puede explicar porque perdió esa energía cinética en su trayecto al atravesar una
estructura sólida; y 3º) la herida en antebrazo izquierdo es compatible con una herida
de bala y ese proyectil con menos energía lesiva y desviado de su trayectoria pudo ser
el encontrado en región anterior de 9ºª costilla derecha.
18) Las declaraciones prestadas en el juicio oral por los médicos forenses don
Cipriano y don Fernando, quienes ratificaron y aclararon los dictamenes anteriormente
referidos, y de cuyas manifestaciones cabe destacar las siguientes:
1ª)
La
coherencia existente entre las lesiones que la víctima presentaba y lo que ésta relató
que le pasó; 2ª) que el disparo se hizo a corta distancia, que los granúlos de polvora
no quedan si el disparo es a larga distancia y la existencia de granúlos de polvora es
demostrativa de un disparo a corta distancia; 3ª) que desconocen las características
del proyectil, pero que por las características de los órganos, tamaño de las lesiones y
profundidad de éstas infieren que el proyectil tenía poca energía cinética y que ésta
disminuyó en el trayecto por estar el cristal de por medio; 4ª) Que parte del proyectil
pasó por el antebrazo y se alojó en la novena costilla derecha; 5ª) que se extrajeron
dos esquirlas de perdigón y no se pudo extraer una tercera de la zona costal; 6ª) que
las heridas de proyectil no comprometieron la vida de la víctima, si bien la proyección
hipotética del trayecto del disparo iba dirigida a la región torácia y cualquier cuerpo
extraño que se aloje en la zona torácica conlleva riesgo vital; y, 7ª) que las lesiones
del hombro, brazo izquierdo, torax y brazo derecho son compatibles con al menos un
borde afilado, siendo alguna inciso-contusa, descartando un palo como mecanismo
lesivo, y que, sin embargo, las lesiones del antebrazo izquierdo son más compatibles
con el proyectil.
19)
La declaración prestada en el plenario por el acusado don Leon, y, en
concreto, las manifestaciones atinentes a los siguientes aspectos: a)
que dicho
acusado, y los coacusados Fructuoso y Constantino fueron a la casa de Carlos María a
robar, se trasladaron en el coche de Fructuoso y éste les había dicho que Carlos María
tenía dinero en la casa; b)
que unos días antes de ocurrir los hechos, fue con
Fructuoso a comprar una pistola de fogueo y Fructuoso le dijo que Constantino sabía
manipular las armas, negando, eso sí, haber intervenido en la modificación del arma e
incluso haberla visto; c)
Que Constantino tiene un tatuaje en la mano; d)
Que
Fructuoso conocía a Constantino por haber trabajado juntos en el restaurante de Carlos
María, pero que él solo conocía a éste de vista porque su novia también había
trabajado en su restaurante durante unas semanas; e)
Que él no conocía a
Constantino antes de los hechos y que, al parecer, Carlos María le debía dinero a
Constantino; y f) que él no manipula gasolina y que la Guardia Civil le dio un líquido
para lavarse las manos cuando le tomaron las huellas.
El último extremo manifestado por el acusado Leon, puesto en concordancia con el
informe pericial obrante a los folios 296 a 298 (que tenían por objeto detectar la
presencia de residuos de disparo en las manos de los acusados) y de las declaraciones
prestadas por los Especialistas de la Guardia Civil (nº NUM010 y NUM012) que
emitieron dicho informe (en el extremo relativo a que la no detección de residuos de
disparo también puede ser debida al lavado de las manos) denota la intención de dicho
acusado de eliminar de sus manos la posible presencia de residuos lavándose con
gasolina, cuya presencia se dectectó al analizarse los dos portamuestras del acusado
Leon.
20) La declaración prestada en el juicio oral por el acusado don Constantino, de la
que cabe destacar los siguientes extremos: 1º) que dicho acusado también ha venido
utilizando el nombre de Romulo y ha sido condenado por portar armas; 2º) que la
idea de ir a casa de Carlos María surge para cobrar lo que se les debe, 3º) que el
acusado Constantino había trabajado con Fructuoso en el restaurante de Carlos María
y había estado en la casa de éste en una fiesta; 4º) que (el día de autos) entraron en
la casa de Carlos María por la puerta de atrás de la terraza y saltaron un muro; 5º)
que, cuando llegaron a la casa de Carlos María, entró primero Fructuoso y Carlos
María lo vió y forcejeó con Fructuoso, echándose encima de éste; 6º)
Que
Constantino estaba al lado de la víctima y, al ver que ésta forcejeaba con Fructuoso,
le golpeó con un palo a Carlos María en el brazo, estando en la creencia de que la
víctima no le vio a él; 7º) que Carlos María cerró la puerta; 8º) que él tiene un tatuaje
en forma de araña en el brazo; 9º)
Que Fructuoso le dijo que tenía una pistola y la
iba rectificar y que él no le enseñó como modificarla, pero si le dijo cómo tenía que
hacerlo y que, asimismo, vio las herramientas y las pistolas que estaban en casa de
Fructuoso, reconociéndo como tales las que figuran en los folios 73 y 74, precisando
que la munición está manipulada.
Finalmente, ha de señalarse que, no obstante, las manifestaciones de los acusados
Constantino y Leon en orden a que fue el acusado Fructuoso, y no Leon, quien llevaba
la pistola y quien disparó a Carlos María, lo cierto es que consideramos que el
testimonio de este último acredita la forma en que se desarrollaron los hechos y la
intervención que en ellos tuvo cada uno de los acusados, pues, a diferencia de lo que
sucede con éstos, la víctima a lo largo de sus distintas declaraciones ha mantenido la
misma versión de los hechos, y, de ellas se desprende, que el primer individuo que
entró en la vivienda fue Fructuoso, el segundo Constantino y el tercero Leon.
Así, ya desde su primera declaración en sede policial (folios 29 y 30), don Carlos
María describió a los tres individuos en cuestión, aludiendo al primero de ellos como un
individuo de tez blanca, complexión delgada, y pelo de color castaño claro, al segundo
como un varon de piel morena y con un tatuaje en su antebrazo en forma de araña o
similar y al tercero, como un individuo de piel más ocura, tipo mulata y complexión
atlética. Y, esas descripciones las reiteró en la declaración prestada en el Juzgado de
Instrucción (folios 133 a 135) y en el plenario, descripciones que se corresponden con
los acusados Fructuoso, Constantino y Leon, éste último de tez oscura, tipo mulato y
complexión fuerte. Asimismo, la víctima siempre ha referido que con el primero de los
individuos mantuvo un forcejeo y que dicho individuo cayó al suelo y luego huyó, que el
segundo era el que llevaba la catana y le golpeó con ésta y que el tercero era el que
tenía la pistola y le disparó.
Las manifestaciones de la víctima aparecen corroboradas parcialmente por las
declaraciones prestadas en el juicio oral por los acusados Constantino y Leon, ya que
ambos admiten que la entrada en el domicilio de los tres acusados se produjo por el
orden descrito por la víctima (Fructuoso, Constantino y Leon) y, en parte, en la forma
referida por aquélla, puesto que los dos acusados admiten que Carlos María mantuvo
un forcejeo con Fructuoso y que Leon le golpeó con la catana, introduciendo como
elemento diferencial que quien huyó de la vivienda fue Leon, y no Fructuoso, y que
éste, y no Leon, fue quien disparó.
Y, en relación a tal elemento ambos acusados ni siquiera mantienen una versión
plenamente coincidente que contribuya a reafirmar lo sostenido por ellos o a generar
dudas sobre la intervención que en los hechos se les atribuye. Así, mientras ambos
sostiene que el primero en entrar fue Fructuoso y que Carlos María mantuvo un
forcejeó con Fructuoso interviniendo luego Constantino con la catana, el acusado
Constantino, después de manifestar que no sabía si Fructuoso sacó la pistola o la
llevaba en la mano, indicó que Fructuoso le disparó a Carlos María a través del cristal y
le dio en el brazo, precisando que Leon ya no estaba en ese momento; sin embargo, el
acusado Leon afirmó que Fructuoso llegó al salón, sacó la pistola y dijo "quieto, ahí",
que Constantino, al ver el forcejeo (entre Fructuoso y Carlos María) "saltó el muro y fue
allí cuando el declarante salió corriendo".
Pues bien, la declaración del acusado Leon en los extremos indicados es
contradictoria con lo sostenido por ambos acusados en orden a la forma en que se
produjo la entrada en la vivienda (primero Fructuoso, luego Constantino y finalmente
Leon), por lo que dificilmente el último acusado pudo escuchar lo que no escuchó el
segundo. Pero es más, tales manifestaciones están en contradicción con lo declarado
por el acusado Leon en fase de instrucción (folio 146), según la cual "el declarante no
escuchó que Fructuoso le dijera al morador de la vivienda "quieto, no te muevas", que
se lo contó Fructuoso al día siguiente".
Por otra parte, no nos merecen fiabilidad las manifestaciones de los testigos doña
María Rosa (novia del acusado Leon) y don Jesús Ángel (vecino de los anteriores) en
orden a que el acusado Fructuoso, una vez que quedó en libertad provisional por esta
causa, les dijo que a Carlos María le había disparado él y no Leon, ni las del segundo
en relación a que se personó en dependencias de la Guardia Civil para contar lo que
Fructuoso le había dicho y no le hicieron caso. En efecto, no parece verosimil que un
testigo comparezca ante la Guardia Civil a aportar información y no se recojan sus
manifestaciones, y, por otra parte, dada la relación existente entre la testigo María
Rosa y el acusado Leon un dato tan relevante para la defensa de éste pudo haberse
puesto de manifiesto en la causa por parte de aquélla, máxime cuando la misma ya
había prestado declaración ante la Guardia Civl (folios 47 a 49).
SEGUNDO .- El delito de robo con violencia en grado de tentativa previsto y penado
en los artículos 237, 242.1º y 2º, 16 y 61 del Código Penal, está en relación de
concurso medial (artículo 77.1 del Código Penal), con un delito de allanamiento de
morada del artículo 202.1º del mismo Código, al haber ocurrido los hechos con
anterioridad a la entrada en vigor de la Ley Orgánica 5/2010, de 22 de junio, que ha
introducido, en el artículo 242.2 del Código Penal, una modalidad específica y agravada
del robo con violencia o intimidación, cuando éste se perpetra en casa habitada.
En relación a la compatibilidad entre el delito de robo con violencia e intimidación y el
de allanamiento de morada, la sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo nº
864/2009, de 13 de julio, declaró lo siguiente:
"Como aduce el Ministerio Fiscal invocando la sentencia de 31 de marzo de 2003, la
cuestión planteada ha sido resuelta en ocasiones por esta Sala (STS núm. 728/1999,
de 6 de mayo), que entendió existen diversos bienes jurídicos tutelados por la norma
en los delitos de robo violento y allanamiento de morada. En cuanto el primero se
protege el patrimonio y en el otro la intimidad y la inviolabilidad del domicilio, sin que el
artículo 202 del Código Penal vigente exija un específico ánimo subjetivo en la figura
del allanamiento domiciliario, pues si bien alguna vez la doctrina jurisprudencial lo
exigió, la doctrina mayoritaria se conformó con un dolo genérico (Sentencias de 17 de
abril, 8, 14 y 19 de mayo de 1970, 8 de mayo de 1973, 5 de octubre de 1974, 29 de
enero de 1975, 15 de enero y 15 de noviembre de 1976, 6 y 20 de noviembre de 1987,
9 de febrero de 1990 y 2107/1994, de 28 de noviembre). Esta conclusión viene además
avalada por la inexistencia de agravación alguna que contemple y otorgue alguna
relevancia a la circunstancia de que el delito de robo violento se ejecute en la morada
del ofendido, tal como ocurre con el delito de robo con fuerza en las cosas cuando se
comete en casa habitada. En el mismo sentido nos hemos pronunciado en la STS núm.
858/1999, de 26 de mayo.
Más recientemente la Sentencia 50/2004 de 30 de junio señala la aceptación del
concurso del robo violento con el allanamiento de morada, y que no es exigible un
ánimo específico de violentar la morada, ya que basta el conocimiento y la voluntad de
entrar en el ámbito de la intimidad ajena en contra de la voluntad de su morador, pues
sólo apreciando en concurso ambas acciones (robo violento y allanamiento) se pueden
abarcar las dos conductas ilícitas, una depredatoria y otra atentatoria contra la
intimidad, dada la diferencia del bien jurídico protegido.
Y, en relación a los elementos exigidos por el delito de allanamiento de morada y el
tipo de relación concursal existente entre dicho delito y el de robo con violencia o
intimidación, la sentencia de la misma Sala nº 393/2008, de 26 de junio señaló:
"El tipo penal únicamente requiere el dolo genérico de entrar o mantenerse en
morada ajena, sin exigirse la concurrencia de ningún otro especial elemento subjetivo
del injusto, bastando con la conciencia de la ajeneidad de la morada y de la ilicitud de
la acción (véase, por todas, SS.T.S. de 17 de noviembre de 2.000y 5 de diciembre de
2.005).
Por otra parte, nuestra doctrina es clara, reiterada y precisa al establecer la
compatibilidad entre el delito de robo con violencia o intimidación en las personas y el
delito de allanamiento de morada, de suerte que en estos supuestos habrá un concurso
entre uno y otro, que, si se da la relación de medio a fin exigida por el art. 77, deberá
penarse con arreglo a dicho precepto, que, justamente es lo que aparece en el caso
presente (véanse SS.T.S. de 31 de marzo de 2.003 y 14 de junio de 2.000)."
Por lo que se refiere al delito de lesiones con empleo de armas y alevosía del artículo
148.1º y 2º del Código Penal y el delito de asesinato en grado de tentativa grado de
tentativa de los artículos 138, 139, 1º, 16 y 62 del Código Penal, por los que ha
formulado acusación el Ministerio Fiscal, hemos de efectuar las siguientes precisiones:
La primera , que la actitud alevosa en la conducta de los acusados don Constantino
y don Leon concurre durante toda la agresión de que fue objeto don Carlos María, en
las modalidades de alevosía sorpresiva y de prevalimiento. Así, el inicio de los hechos,
mediante la entrada en su vivienda, en horas de la madrugada, por parte de tres
individuos se produjo de manera sorpresiva, y, de igual manera fue utilizada la catana
por parte del acusado Constantino, quien atacó por la espalda a la víctima. Por otra
parte, los medios de ejecución empleados (una catana y una pistola) objetivamente
tienden a suprimir cualquier defensa que pueda efectuar la víctima, a la que
el
acusado Leon le disparó en un momento en que no era previsible un nuevo ataque,
puesto que ya había logrado cerrar la puerta del salón, sino, además, cuando aquélla
tenía notablemente mermadas sus posibilidades de defensa, pues previamente había
sido golpeada en varias partes del cuerpo con una catana.
En relación a la alevosía como agravante específica cualificadora del homicidio y a
sus distintas modalidades, la sentencia del Tribunal Supremo, Sala Segunda, nº
1291/2011, de 25 de noviembre, señaló lo siguiente:
"La alevosía como circunstancia que tiene trascendencia de cualificar el homicidio
dando lugar al tipo de asesinato, existe cuando el autor emplea en su ejecución
medios, modos o formas que tiendan directa o especialmente a asegurarlo, sin el
riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido (art.
22-1º del Código Penal).
Al respecto se ha venido distinguiendo tres hipótesis en los que concurre ese
aseguramiento de ejecución sin riesgo: 1ª) la alevosía proditoria o traicionera, como
trampa, celada, emboscada o traición. Aquí el sujeto pasivo no teme una agresión
como la efectuada y el agresor se aprovecha de tal confianza. 2ª) La alevosía
sorpresiva consistente en una actuación súbita, repentina o fulgurante. En tal caso, la
celeridad con que actúa el autor no permite a la víctima reaccionar ni eludir el ataque. Y
3ª) La alevosía por desvalimiento, caracterizada porque la especial situación en que se
encuentra la víctima, muy disminuida en sus posibilidades de defensa (niños, ancianos,
inválidos, persona dormida, sin conciencia, etc...) es procurada y aprovechada para
ejecutar el delito de manera tan fácil como a salvo de cualquier defensa de la víctima. ".
Y, la segunda , que entendemos que entre el delito de lesiones del artículo 148.1º y
2º del Código Penal y el delito de asesinato en grado de tentativa de los artículos 138,
139, 1º, 16 y 62 del Código Penal, por los que ha formulado acusación el Ministerio
Fiscal, existe un concurso de normas, a resolver conforme al artículo 8.3ª del Código
Penal, según el cual "el precepto penal más amplio o complejo absorberá a los que
castiguen las infracciones consumidas por aquél".
En efecto, consideramos que al haberse desarrollado sin solución de continuidad los
actos atentatorios contra la integridad física de don Carlos María (primero con un
forcejeo y luego con golpes mediante una catana) y posterior acto atentatorio contra su
vida (con la pistola), la infracción penal más amplia (el asesinato en grado de tentativa)
absorbe todas las lesiones previas.
Tanto el delito de asesinato en grado de tentativa como el delito de tenencia ilícita de
armas ha de entenderse perpetrado no sólo por el acusado Leon, sino también por el
acusado Constantino, puesto que los hechos se ejecutaron teniendo todos los
acusados conocimiento de los medios comisivos utilizados y disponibilidad de ellos, no
pudiendo pasar desapercibido, por su tamaño, el empleo de la catana; y, aunque la
pistola la portase Leon, el acusado Constantino sabía de su existencia antes de acudir
al lugar de los hechos, habiendo admitido que conocía de la existencia del arma y
demás elementos balísticos incautados en el domicilio de Fructuoso y que, incluso, con
anterioridad a acudir a la casa de Carlos María le dijo a Fructuoso como se manipulaba
el arma, habiendo admitido expresamente, al declarar en el Juzgado de Instrucción,
que en todo momento supo que Fructuoso llevaba la pistola.
En todo caso, dicho concierto y conocimiento deriva de la forma en que se produjo
la entrada en la vivienda de la víctima (protegiendo el acusado que portaba la pistola a
los otros dos que le precedían) y de la propia forma en que se desarrollaron los hechos,
durante cuyo decurso, mientras Carlos María hacía frente a Constantino, el acusado
Leon apuntó al primero con el arma y le dijo que parase. Además, el acusado
Constantino no sólo aceptó desde un primer momento el empleo de la pistola, no sólo
como instrumento intimidatorio, sino como arma de fuego capaz de acabar con una
vida humana, así como las consecuencias que pudieran derivar de su eventual empleo,
sino que, incluso, después de que Leon disparase el acusado Constantino, ratificó la
actuación de aquél con actos concluyentes, pues, lejos de efectuarle reproche o
recriminación de clase alguna, se unió a él para tratar de forzar la puerta del salón y
entrar en éste.
En relación a la coautoría en los delitos de tenencia ilícita de armas, conviene citar lo
declarado por la sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo nº 268/2012, de
12 de marzo, según la cual (Tercer Fundamento de Derecho):
"La doctrina científica y jurisprudencial considera este delito como un delito
permanente en cuanto la situación antijurídica se inicia desde que el sujeto tiene el
arma en su poder y se mantiene hasta que se desprende de ella; es un delito formal, en
cuanto no requiere para su consumación resultado material alguno ni producción de
daño, siquiera algún sector doctrinal prefiere hablar al respecto de un delito de peligro
comunitario y abstracto, en cuanto el mismo crea un riesgo para un número
indeterminado de personas, que exige como elemento objetivo una acción de tenencia
(y por ello es calificado también como tipo de tenencia) que consiste en el acto positivo
de tener o portar el arma, de suerte que la omisión del acto de sacar la guía o licencia
oportunas, es elemento normativo afectante más bien a la antijuridicidad, exigiendo tal
acción del tipo la disponibilidad del arma, es decir, la posibilidad de usarla según el
destino apropiado de la misma. Como elemento subjetivo atinente a la culpabilidad se
exige el animus posidendi, esto es, el dolo o conocimiento de que se tiene el arma
careciendo de la oportuna autorización, con la voluntad de tenerla a su disposición,
pese a la prohibición de la norma (SSTS 709/2003, de 14 de mayo, 201/2006, de 1 de
marzo).
Su objeto material lo constituyen las armas de fuego, entendidas éstas como los
instrumentos aptos para dañar o para defenderse, capaces de propulsar proyectiles
mediante la deflagración de la pólvora ( STS 8.2.2000), bien entendido que si bien el
arma ha de hallarse en condiciones de funcionamiento, para estimar inútil un arma ha
de estar en forma que ni pueda hacer fuego ni ser puesta en condiciones de efectuarlo.
La aptitud para el disparo se debe apreciar de forma abstracta y no como una
posibilidad inmediata del arma. En la medida en que la dificultad del disparo es
reparable, y no implica una inutilización definitiva de la misma, su tenencia se subsume
en el tipo penal.
Por ello, el bien jurídico es, no solamente la seguridad del Estado, sino también la
seguridad general o de la sociedad en su conjunto, para la cual supone un grave riesgo
y peligro como instrumentos aptos para herir, o incluso matar, que se encuentran en
manos de particulares sin la fiscalización y el control que supone la expedición estatal
de la oportuna licencia y guía de pertenencia. La guía de pertenencia se encuentra
dentro de los amplios términos "licencias o permisos necesarios", exigido en el art. 564.
Es un delito de propia mano ( STS 960/2007, de 29 de noviembre), que comete
aquél que de forma exclusiva y excluyente goza de la posesión del arma, aunque a
veces pueda pertenecer a distintas personas o, en último caso, pueda estar a
disposición de varios con indistinta utilización, razón por la cual extiende sus efectos,
en concepto de tenencia compartida, a todos aquellos que conociendo su existencia en
la dinámica delictiva, la tuvieron indistintamente a su libre disposición a pesar de que
físicamente no pudiera ser detentada más que por uno solo si de la generación de un
delito subsiguiente se tratare ( SSTS 1.6.1999, 2.6.2000, 16.12.2002, 30.4.2003 y
17.6.2007), siendo lo importante a estos efectos que se posea en plural, en cuanto a
los sujetos intervinientes, sea consecuencia de su común conocimiento, de una tácita
unión de voluntades, de una especie de "societas scaelaris" que lleva, en fin, a todos
los copartícipes a una responsabilidad por participación compartida ( STS 14.5.1993).
En el caso enjuiciado, es indiferente que utilizara el arma uno u otro, pues la acción
de dar muerte a la víctima se produce en concurso de acción concurrente, a la vista de
ambos, y portando previamente el arma ambos copartícipes de común acuerdo,
conociendo que era el modo de ejecutar su acción, según el plan previsto. La posesión
del arma fue, pues, compartida, aunque uno solo de ellos la utilizara.
El motivo no puede prosperar."
TERCERO.- El delito de quebrantamiento de condena requiere para su integración
la concurrencia de los siguientes elementos: a) dos elementos de carácter objetivo,
consistentes, uno de ellos en la existencia de una resolución judicial dictada por Juez o
Tribunal competente imponiendo una determinada pena, medida cautelar o medida de
seguridad privativa de libertad, que se esté ejecutando, y, el otro, en el acto material de
quebrantamiento o contravención de la pena, medida de seguridad o medida cautelar; y
b) dos elementos de tipo subjetivo constituidos, de una parte, por el conocimiento por
parte del sujeto activo de la infracción penal de la pena, medida de seguridad o medida
cautelar impuesta y de su vigencia, y, de otra, por la voluntad de aquél de contravenir o
incumplir la pena, medida de seguridad o cautelar.
Pues bien, en el presente caso no es posible la condena del acusado don
Constantino como autor del delito de quebrantamiento de condena del artículo 468.1º
del Código Penal por el que venía siendo acusado, al no haberse acreditado la
concurrencia del elemento objetivo del tipo penal relativo a que la pena objeto de
quebrantamiento se
estaba ejecutando al tiempo de cometer el nuevo delito de
tenencia ilícita de armas se esté ejecutando.
En efecto, consta a los folios 239 a 241 de las actuaciones la hoja histórico penal de
don Romulo (nombre utilizado por el acusado don Constantino, según admitió éste en
el plenario), a tenor de la cual, aquel fue condenado mediante sentencia firme de fecha
12 de agosto de 2009, dictada por el Juzgado de lo Penal nº 1 de Arrecife, como autor
de un delito de tenencia ilícita de armas prohibidas del artículo 563 del Código Penal, a
las penas de seis años de privación del derecho a la tenencia y porte de armas.
Asimismo, el acusado Constantino reconoció en el juicio oral la existencia de tal
condena. Ahora bien, no se ha traido a la presente causa testimonio de la ejecutoria en
la que fue impuesta la pena de privación del derecho a la tenencia y porte de armas al
objeto de determinar si se ha dado inicio a la ejecución de dicha pena y, en tal caso,
cuál es el período de cumplimiento de la misma y si tales extremos se pusieron en
conocimiento del obligado a cumplirla dirigiéndole el correspondiénte requerimiento con
los apercibimientos relativos a su incumplimiento, al objeto de poder determinar si
aquélla ha sido quebrantada.
CUARTO. - De los delitos de robo con violencia en grado de tentativa, allanamiento
de morada, lesiones en concurso de normas con un delito de asesinato en grado de
tentativa y tenencia ilícita de armas, son responsables en concepto de autores, de
acuerdo con lo establecido en los artículos 27 y 28 del Código Penal, los acusados don
Leon y don Constantino.
QUINTO.- En la ejecución de los delitos de robo con violencia en concurso medial
con el allanamiento de morada, lesiones en concurso de normas con un delito de
asesinato en grado de tentativa, concurre, en los acusados don Leon y don Constantino
la agravante de uso de disfraz del artículo 22.2ª del Código Penal, y, además, en el
delito de robo con violencia en concurso medial con el allanamiento de morada
concurre la agravante de abuso de superioridad del mismo artículo y apartado.
Asimismo, respecto al delito de tenencia ilícita de armas,
en el acusado don
Constantino concurre la agravante de reincidencia del artículo 22.8ª del Código Penal.
Según reiterada jurisprudencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo
(expresada, entre otras, en sentencias nº365/2012, de 15 de mayo, 1113/2009, de 10
de noviembre; 1001-2009, de 1 de octubre; 144/2006, de 20 de febrero), la apreciación
de la agravante de disfraz del artículo 22.2ª del Código Penal, requiere la concurrencia
de los siguientes requisitos:
"1) Objetivo, consistente en la utilización de un medio apto para cubrir o desfigurar
el rostro o la apariencia habitual de una persona.
2) Subjetivo: o propósito de evitar la propia identificación para eludir sus
responsabilidades o, en menos ocasiones, para una mayor facilidad.
3) Cronológico, porque ha de usarse al tiempo de la comisión del hecho delictivo,
careciendo de aptitud a efectos agravatorios cuando se utiliza antes o después de tal
momento.
En cuanto el primer requisito puede consistir en cualquier ocultación o desfiguración
del rostro o facciones, de la apariencia exterior o de la indumentaria habitual del sujeto
activo, por rudimentario que sea el medio empleado en cuanto haya sido suficiente
para no ser reconocido, así por ejemplo una bufanda, un pasamontañas ( STS
488/2002, de 18-3) un gorro y una bufanda ( STS 28-9-89), un casco de motorista (
STS 281/2001, de 21-12), bastando cuando en abstracto, el medio empleado sea
objetivamente válido para impedir la identificación ( STS 144/2006, de 20-2)
apreciándose cuando el sujeto es reconocido por la voz ( STS 864/2009, de 13-7) pero
no cuando el disfraz iba mal colocado porque el delincuente no tuvo la serenidad o el
interés preciso para sujetarlo de forma adecuada. En caso el despojarse del disfraz, la
jurisprudencia exige para no apreciar la agravante que sea mediante un acto de propia
voluntad del sujeto, durante el desarrollo del iter criminis ( STS 1221/2002, de 25-6)."
En el presente caso es incuestionable la concurrencia de la agravante de disfraz, ya
que don Carlos María fue claro y preciso al señalar que todos los agresores tenían el
rostro cubierto con una media de mujer de color carne. Es más, si estuviésemos a las
declaraciones de los acusados Constantino y Leon habríamos de concluir, igualmente,
el uso de disfraz, ya que ambos sostuvieron que Constantino tenía cubierta la cara con
una capucha y que Leon y Fructuoso llevaban cascos de moto, si bien los acusados
Leon y Constantino no supieron ponerse de acuerdo acerca de los colores de cada uno
de los cascos, pues mientras el primero señaló que su casco era blanco y el de
Fructuoso era negro, Constantino sostuvo justo lo contrario.
Y, decimos que no estamos a tales manifestaciones, porque consideramos que el
testimonio de la víctima es claro, contundente y persistente en tal sentido, mientras que
las declaraciones de los acusados parecen ir encaminadas a dejar en entredicho la
identificación efectuada por la víctima, y, en especial, la intervención que en los hechos
atribuye a cada uno de sus agresores.
Otro tanto, cabe decir respecto de la concurrencia de la agravante de abuso de
superioridad en la perpetración de los delitos de robo con violencia y allanamiento de
morada, apreciable tanto por razón de la superioridad numérica de los agresores (tres)
frente al agredido, como por los instrumentos empleados por aquéllos (una catana y
una pistola), circunstancia modificativa que, por el contrario, no es predicable del delito
de asesinato en grado de tentativa, una de cuyas circunstancias cualificadoras es la
agravante específica de alevosía, habiendo sido el abuso de superioridad conceptuado
por la jurisprudencia una modalidad menor de la alevosía.
Así, la sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo nº 17/2013, de 15 de
enero, declaró lo siguiente:
"El rechazo de la pretensión de que en la Sentencia recurrida debió ser aplicada la
circunstancia agravante de alevosía no puede impedir a la Sala plantearse la cuestión
de si en el hecho enjuiciado concurrió el abuso de superioridad abuso de superioridad.
No puede impedirlo - decimos- habida cuenta de que, como frecuentemente se ha
señalado en la doctrina, el abuso de superioridad no es sino una alevosía menor o de
segundo grado, y aplicar esta agravante, cuando no ha sido pedida por la acusación
que sí solicitó la apreciación de la alevosía no viola el principio acusatorio, pues esta
última puede ser considerada a estos efectos como una modalidad agravada de
aquélla, un abuso de superioridad que no debilita la defensa del ofendido sino que
tiende a eliminarla.
Concurre la agravante de abuso de superioridad cuando la defensa de la víctima
queda ostensiblemente debilitada por la superioridad personal, instrumental o medial
del agresor o agresores que se ven por ello asistidos de una mayor facilidad para la
comisión del delito y el elemento subjetivo de abuso de superioridad reside
simplemente en el conocimiento de la misma y en su consciente aprovechamiento o,
dicho de otra forma, en la representación de la desigualdad de fuerzas o medios
comisivos y en la voluntad de actuar al amparo o bajo la cobertura de dicha
desigualdad.
Así se ha pronunciado reiterada jurisprudencia de esta Sala, como es exponente la
Sentencia 85/2009, de 6 de febrero, en la que se declara que para que concurra abuso
de superioridad es preciso que se dé un importante desequilibrio de fuerzas a favor del
agresor; que de él se siga la notable disminución de las posibilidades defensivas del
ofendido; que esta situación de asimetría fuera deliberadamente ocasionada, o,
conocida, exista un aprovechamiento de la misma; y, en fin, que esa situación de
ventaja de la que se abusa no sea inherente al delito."
Asimismo, en el acusado don Constantino
y en relación al delito de tenencia ilícita
de armas, concurre la agravante genérica de reincidencia contemplada en el artículo
22.8ª del Código Penal, según el cual hay reincidencia "cuando al delinquir el culpable
haya sido condenado ejecutoriamente por un delito comprendido en el mismo Título de
este Código, siempre que sea de la misma naturaleza", puesto que según la hoja
histórico penal obrante a los folios 239 a 241 de las actuaciones dicho acusado fue
condenado mediante sentencia firme de fecha 12 de agosto de 2009, dictada por el
Juzgado de lo Penal nº 1 de Arrecife, como autor de un delito de tenencia ilícita de
armas prohibidas del artículo 563 del Código Penal, a las penas de seis años de
privación del derecho a la tenencia y porte de armas. Y, si bien, como se ha expuesto
al analizar el delito de quebrantamiento de condena, no consta si se ha dado inicio a la
ejecución de dicha pena, sin embargo, los datos de que disponemos permiten apreciar
la referida agravante. Así es, incluso aunque consideremos hipotéticamente que la
pena de privación del derecho a la tenencia y porte de armas quedó extinguida en la
misma fecha en que devino firme la sentencia que la impuso (12/08/2009), dicho
antecedente penal estaría vigente al tiempo de perpetrarse el nuevo delito
(01/09/2010), dado que, en ese momento, no había transcurrido el plazo de tres años
que el artículo 136.2 del Código Penal exige para la cancelación de los antecedentes
penales, tratándose de las restantes penas menos graves, una vez extinguida la
responsabilidad penal, y la pena de privación del derecho a la tenencia y porte de
armas por tiempo de seis años tiene tal naturaleza, de acuerdo con el artículo 33.3.e)
del Código Penal.
Sin embargo, entendemos que no concurre la atenuante de dilaciones indebidas
invocada por la defensa del acusado don Constantino, pues al margen de que no se
han concretado los posibles períodos de inactividad en la tramitación de la causa, las
circunstancias que más han incidido en dicha tramitación han estado constituidas por
las tres suspensiones del juicio oral, todas ellas justificadas.
SEXTO .- La pena tipo prevista en el artículo 242 del Código Penal para el delito de
robo con violencia o intimidación es de prisión de dos a cinco años, penas que, al
haberse hecho uso de armas en la ejecución del delito, han de imponerse en su mitad
superior (esto es, prisión de 3 años, 6 meses y 1 día a 5 años), pena que,, al haber
quedado la infracción penal en grado de tentativa, de acuerdo con el artículo 62 del
Código Penal, procede rebajar la pena en uno o dos grados, estimando que, en
atención al peligro inherente al intento y al grado de ejecución alcanzado, la pena se ha
de degradar un solo grado, resultando la misma con una extensión de 1 año y 9 meses
de prisión a 3 años y 6 meses de prisión.
La pena tipo del delito de allanamiento de morada por el que se ha formulado
acusación (202.1º del Código Penal) se sanciona con pena de prisión seis meses a dos
años.
Al estar el delito de robo con violencia del artículo 242.1.2 del Código Penal, en
relación de concurso medial, con el delito de allanamiento de morada del artículo
202.1º del Código Penal, procede, conforme al artículo 77.1 del Código Penal, imponer
la pena prevista para la infracción más grave (en este caso, el robo con violencia) en su
mitad superior.
Por tanto, procede imponer la pena resultante para el delito de robo con violencia en
grado de tentativa (prisión de un año, nueve meses a tres años, seis meses y un día)
en su mitad superior (esto es, de dos años, siete meses y quince días de prisión a tres
años y seis meses), pena ésta que, a su vez, al concurrir dos circunstancias
agravantes, de conformidad con la regla 3ª del artículo 66.1 del Código Penal, ha de
imponerse en la mitad superior (prisión de tres años y veintiún días a tres años y seis
meses). Y, dentro de tal marco punitivo, valorando el tiempo transcurrido desde la
perpetración del delito, se estima proporcionada la imposición de la pena de tres años y
dos meses de prisión.
La referida pena, de conformidad con lo establecido en el artículo 56.2 del Código
Penal, lleva aparejada la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de
sufragio pasivo durante el tiempo de la condena.
Por lo que respecta al delito de asesinato, el mismo aparece sancionado en el
artículo 139 del Código Penal con pena de 15 a 20 años de prisión, pena ésta que ha
de bajarse en uno o dos grados, de acuerdo con el artículo 62 del Código Penal.
En atención al peligro inherente al intento y al grado de ejecución alcanzado, se
estima procedente rebajar en un solo grado la pena, puesto que en la no producción
del resultado muerte concurrieron dos factores ajenos a la voluntad del agente, de un
lado, la pérdida de fuerza cinética del proyectil, al haber atravesado previamente el
cristal de la puerta, y, de otro, la maniobra esquiva que la víctima realizó tratando de
defenderse con el brazo, lo cual impidió que el proyectil se alojase en el lugar al que iba
dirigido, el tórax.
Al rebajarse la pena en un grado, la misma tendría una extensión de 7 años y 6
meses de prisión a 14 años, 11 meses y 29 días de prisión. Al concurrir la agravante
de uso de disfraz del artículo 22.2 del Código Penal, de acuerdo con el artículo 66.1.3ª
del Código Penal, la pena ha de imponerse en su mitad superior (de 11 años y 3
meses a 14 años, 11 meses y
29 días de prisión), estimándose proporcionado
imponer, en atención al tiempo transcurrido desde la comisión del delito, la pena de
once años y tres meses de prisión.
Dicha pena de prisión, de acuerdo con el artículo 55 del Código Penal, lleva
aparejada la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena.
Por último, el delito de tenencia ilícita de armas aparece sancionado en el artículo
563 del Código Penal con pena de prisión de uno a tres años.
No concurriendo respecto a dicho delito circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal en el acusado don Leon, ha de individualizarse la pena con
arreglo a lo dispuesto en el artículo 66.1.1ª del Código Penal,
estimándose
proporcionado, dado el tiempo transcurrido desde la comisión del delito, imponer la
pena en su cuantía mínima, esto es, un año de prisión, con la accesoria de
inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la
condena (artículo 56.2 del Código Penal).
Al concurrir en el acusado don Constantino la agravante de reincidencia del artículo
22.8ª del Código Penal, la pena ha de imponerse en su mitad superior (artículo 66.1.3ª
del Código Penal), esto es, prisión de dos a tres años, y, siguiendo el mismo criterio de
individualización en relación al otro acusado, se acuerda imponer la pena de dos años
y un día de prisión, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de
sufragio pasivo durante el tiempo de la condena (artículo 56.2 del Código Penal).
SÉPTIMO .-
Según el apartado primero del artículo 109 del Código Penal, la
ejecución de un hecho descrito por la Ley como delito o falta obliga a reparar, en los
términos previstos en las Leyes, los daños y perjuicios por él causados, señalando el
primer inciso del apartado primero del artículo 116 del mismo Código que toda persona
criminalmente responsable de un delito o falta lo es también civilmente si del hecho se
derivaren daños o perjuicios. En consecuencia, declarada la responsabilidad penal de
ambos acusados, procede declarar su responsabilidad civil, y condenarles a
indemnizar, conjunta y solidariamente, a don Carlos María en tres mil seiscientos
sesenta euros (3.660 €) por los días de incapacidad sufridos y en nueve mil doscientos
setenta y ocho euros con setenta y seis céntimos (9.278,76 €) por las secuelas,
cantidades solicitadas por la acusación particular y que consideramos proporcionadas,
habida cuenta de que la responsabilidad civil deriva de delitos dolosos y en su
determinación no puede dejar de tenerse en consideración la afectación psicológica
derivada de los hechos, pues la víctima se vio sorprendida de manera violenta en
horas de la madrugada, cuando se encontraba tranquilamente en su domicilio, en el
que también se encontraba su esposa y su hija de corta edad, que tuvo que ser
escondida en un armario. Y, esa afectación se pone de relieve en la descripción fáctica
de lo acontecido esa madrugada, así como en la conducta de la víctima tras los
hechos, demandando protección antes que asistencia sanitaria, pues la misma, pese a
encontrarse gravemente herida, fue primero a las dependencias de la Guardia Civil y
después al hospital.
Las indemnizaciones acordadas devengarán los intereses ejecutorios previstos
en el artículo 576.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
OCTAVO.- De acuerdo con el artículo 123 del Código Penal de 1.995 las costas
procesales se entienden impuestas por Ley al criminalmente responsable de todo delito
o falta, imposición que, en atención al número de acusados, lo ha de ser en un tercio
para los dos enjuiciados y debiendo incluirse en dicha condena las costas devengadas
a instancia de la acusación particular.
Vistos los preceptos citados y demás de general y pertinente aplicación, por la
Autoridad que nos confiere la Constitución Española
FALLAMOS
Que DEBEMOS ABSOLVER Y ABSOLVEMOS al acusado don Constantino del
delito de quebrantamiento de condena del artículo 468.1 del Código Penal, de que
venía siendo acusado.
Y DEBEMOS CONDENAR Y CONDENAMOS al acusado don Constantino, como
autor criminalmente responsable, de un delito de robo con violencia en grado de
tentativa previsto y penado en los artículos 237, 242.1º y 2º, 16 y 61 del Código
Penalen relación de concurso medial del
delito de allanamiento de morada
artículo 77 del Código Penal con un
del artículo 202.1º del mismo Código, con la
concurrencia de las agravantes de uso de disfraz y abuso de superioridad del artículo
22.2ª del Código Penal, a las penas de TRES AÑOS Y DOS MESES DE PRISIÓN e
INHABILITACIÓN ESPECIAL PARA EL DERECHO DE SUFRAGIO PASIVO
DURANTE EL MISMO TIEMPO ; de un delito de asesinato en grado de tentativa
de los artículos 138, 139, 1º, 16 y 62 del Código Penal, con la concurrencia de la
agravante de disfraz del artículo 22.2ª del Código Penal, a las penas de ONCE AÑOS
Y TRES MESES DE PRISIÓN E INHABILITACIÓN ABSOLUTA DURANTE EL
MISMO TIEMPO ; y, de un delito de tenencia ilícita de armas prohibidas
del
artículo 563 del Código Penal, con la concurrencia de la agravante de reincidencia del
artículo 22.8ª del Código Penal, a las penas de DOS AÑOS Y UN DÍA DE PRISIÓN E
INHABILITACIÓN ESPECIAL PARA EL DERECHO DE SUFRAGIO PASIVO
DURANTE EL MISMO TIEMPO.
Y DEBEMOS CONDENAR Y CONDENAMOS al acusado don Leon como
autorcriminalmente responsable, de un delito de robo con violencia en grado de
tentativa previsto y penado en los artículos 237, 242.1º y 2º, 16 y 61 del Código
Penalen relación de concurso medial del
delito de allanamiento de morada
artículo 77 del Código Penal con un
del artículo 202.1º del mismo Código, con la
concurrencia de las agravantes de uso de disfraz y abuso de superioridad del artículo
22.2ª del Código Penal, a las penas de TRES AÑOS Y DOS MESES DE PRISIÓN e
INHABILITACIÓN ESPECIAL PARA EL DERECHO DE SUFRAGIO PASIVO
DURANTE EL MISMO TIEMPO ; de un delito de asesinato en grado de tentativa
de los artículos 138, 139, 1º, 16 y 62 del Código Penal, con la concurrencia de la
agravante de disfraz del artículo 22.2ª del Código Penal, a las penas de ONCE AÑOS
Y TRES MESES DE PRISIÓN E INHABILITACIÓN ABSOLUTA DURANTE EL
MISMO TIEMPO ; de un delito de tenencia ilícita de armas prohibidas del artículo 563
del Código Penal, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal, a las penas de UN AÑO DE PRISIÓN E INHABILITACIÓN
ESPECIAL PARA EL DERECHO DE SUFRAGIO PASIVO DURANTE EL MISMO
TIEMPO.
Se impone a cada uno de los acusados el pago de la mitad de las costas procesales,
incluidas las causadas a instancia de la acusación particular.
Don Constantino y don Leon deberán indemnizar , conjunta y solidariamente, en
concepto de responsabilidad civil, a don Carlos María en tres mil seiscientos
sesenta euros (3.660 €)
por los días de incapacidad sufridos y en nueve mil
doscientos setenta y ocho euros con setenta y seis céntimos (9.278,76 €) por las
secuelas.
Las indemnizaciones acordadas devengarán los intereses ejecutorios
previstos en el artículo 576.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Para el cumplimiento de las penas de prisión impuestas les será de abono a los
acusados el tiempo que hubieren estado preventivamente privados de libertad por esta
causa.
Notifíquese esta resolución a las partes, a las que se hará saber que contra la
misma cabe interponer RECURSO DE CASACIÓN en el plazo de CINCO DÍAS, a
contar desde la última notificación, con los requisitos previstos en los artículos 855 y
concordantes de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Así lo acuerdan y firman los Ilmos Sres. Magistrados al inicio referenciados.
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