La creación y el origen del universo

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famllla FILOSOFÍA Y FAMILIA
La creación
y el origen
del universo
C
ompartimos con Tomás de Aquino que es
de todo punto necesario distinguir netamente la creación y el origen en el tiempo. Por supuesto
que la eternidad e inmutabilidad divinas no exigen que el
efecto de la omnipotencia divina sea “ab aeterno”, pero
no hay inconveniente alguno, desde el punto de vista de
la razón, en que el mundo fuera creado “ab aeterno”.
Tal creación significaría que el mundo existe siempre,
pero producido y mantenido en el ser eternamente por
la acción de Dios. Tal existencia “ab aeterno” en modo
alguno pondría en entredicho la dependencia de la
criatura respecto de Dios. Esa creación sería también “ex
nihilo”, no en el sentido de un orden sucesivo de nada
a ser, sino en el de la total dependencia del ser creado
respecto del Creador (Artola, J.M., 2001:430).
No hay contraposición, pues, entre creación y origen,
sino todo lo contario, ya que el significado de creación
es complementario con el significado de origen. Es
más, la creación per se es objeto de la ciencia metafísica
o teológica, mientras el origen es un objeto propio de
la investigación de la ciencia natural.
¿Qué es el universo? El término universo denomina un concepto unitario sensible de materia, energía,
espacio y tiempo, que no se agrupa de forma uniforme,
sino que lo hace en concentraciones de galaxias, estrellas y planetas; que a su vez se configuran o caracterizan
en cúmulos y supercúmulos de galaxias. No sabemos la
magnitud del universo con exactitud, pero sí que las
dimensiones del mismo resultan fascinantes; particularmente cuando respondemos a la magnitud mínima
de su origen. Algunos proponen como hipótesis que el
universo pudo comenzar mediante una fluctuación del
vacío cuántico, pero éste no es la nada, ni casi nada,
sino un estado físico concreto con propiedades determinadas (Ferrer Arellano, J. 2011:80).
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La naturaleza está escrita en un
lenguaje inteligible, legible, que
puede ser entendida, es decir, el
libro del origen del universo puede ser descodificado. Tomás de
Aquino expresa una proposición
muy interesante al respecto: “Res
inter duos intellectus constituta”.
Los seres están constituidos entre
dos inteligencias: la inteligencia
divina, que los ha pensado, y la
inteligencia humana, que los
ha sondeado (Schönborn, Ch.,
2008:119)
¿Cuál es el estado actual de esta cuestión
respecto del origen del universo? Al finalizar
los últimos años de la década de los años treinta del
siglo pasado, el belga Georges Lemaître (1894-1966),
astrofísico y sacerdote católico, propuso la hipótesis del
origen del universo en un artículo publicado en Nature,
el 9 de mayo de 1931, basándose en la recensión de
las nebulosas espirales, en cuyo contenido afirmaba
que el universo se inició, tuvo su origen, con la explosión de un átomo primigenio, a lo que más adelante
se denominó “Big Bang”. Un universo en expansión (o
contracción), homogéneo e isótropo. Lemaître estaba
convencido de que ciencia y religión son dos caminos
diferentes y complementarios que convergen en la verdad. Al cabo de los años, declaraba en una entrevista
concedida al periódico estadounidense The New York
Times: "Yo me interesaba por la verdad desde el punto
de vista de la salvación y desde el punto de vista de
la certeza científica. Me parecía que los dos caminos
conducen a la verdad y decidí seguir ambos. Nada en
mi vida profesional, ni en lo que he encontrado en la
ciencia y en la religión, me ha inducido jamás a cambiar
de opinión".
El astrónomo estadounidense, Edwin Hubble (18891953), fue quien probó y contrastó finalmente, que el
universo se expande efectivamente, y que las galaxias
se alejan todavía hoy. La teoría del Big Bang y la teoría
inflacionaria permiten explicar provisionalmente que
esta gran explosión pudo producirse alrededor de un
periodo de tiempo, que puede datarse en 13.700 a
13.900 millones de años. Causa que permitió desencadenar toda la materia y la energía concentrada en una
pequeña porción de espacio, en un punto concreto,
que ha sido denominado por la ciencia física a este
hecho con el término de: “singularidad”. A partir del
cual, y por sucesiva concentración de materia, fueron
apareciendo las estrellas y las galaxias que pueblan
el universo; permaneciendo dicho proceso en un
continuo movimiento y evolución hasta el momento
presente. No hay una explicación experimental posible
del momento cero que dio lugar al origen del universo.
En suma, se supone que en el curso del tiempo la
evolución de la materia siguió el proceso de lo más
simple a lo más complejo: formación de unos pesados
núcleos, probablemente en el interior de las estrellas;
formación de los sistemas galácticos, y formación de
los planetas a partir de la explosión de estrellas por desprendimiento de sus elementos pesados, sin tratar de
cómo se formó la naturaleza subatómica, las partículas
elementales, electrones, quarks, neutrinos, ni acerca
de la naturaleza de la antimateria, ni de cómo desde
lo mínimo subatómico se ha llegado a lo máximo.
Resulta sorprendente, en suma, la existencia de más
de mil millones de galaxias, con un promedio de más
de 200.000 estrellas cada una, con doble movimiento
-en todos sus integrantes- de rotación/traslación, y en
expansión incesante cada vez más acelerada (Ferrer
Arellano, J., 2011:80; Guerra, M., 2009).
Nos parece atractivo considerar finalmente que el
origen del universo tiene sentido, no es producto de la oscuridad ni la sinrazón, aunque el azar y
la necesidad tengan también un cierto protagonismo.
“El universo procede del entendimiento, procede de la
libertad, procede de la belleza que es amor. Ver esto
nos da el valor necesario para vivir; nos fortalece para
sobrellevar sin miedo la aventura de la vida” (Ratzinger,
J., 2005:48/49). Pues sólo “si el universo procede de
la libertad, del amor y de la razón, sólo si éstas son
las fuerzas propiamente dominantes, podemos confiar
unos en otros, encaminarnos al futuro y vivir como
hombres” (Ratzinger, J., 2005:41).
Emilio LÓPEZ-BARAJAS ZAYAS
Catedrático de Universidad en Fundamentos
de Metodología Científica
JUNIO 53
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