Utopía fallida: Giovanni Bonifacio, La republica delle api (1627)

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Utopía fallida: Giovanni Bonifacio, La republica delle api (1627)
Iveta Nakládalová
Universidad Autónoma de Barcelona
Abstract
La utopía suele describirse como un género que encarna las aspiraciones supremas de la
humanidad, un molde genérico que expone un proyecto concreto de la reforma de la ordenación del
estado, y como un modo de pensamiento, un cauce de la especulación filosófica o de la anticipación
de la revelación metafísica, social y política.
Desde esta perspectiva, la utopía se configura como un discurso eminentemente pragmático,
íntimamente ligado a la reflexión política y a la tratadística de la ragion di stato. Sin embargo,
incluso los textos utópicos más emblemáticos (como el archimodelo mismo del género, la Utopía
de Tomás Moro) contienen elementos que no sólo ponen en entredicho la interpretación del nolugar como el ideal de la constitución de la sociedad, sino que directamente invalidan el relato
propuesto y enfatizan el carácter puramente hipotético o ficticio del texto. Desde este punto de
vista, la utopía debe entenderse también como un ejercicio retórico, como una exhibición del
artificio discursivo, de la imaginación y de la erudición.
La presente comunicación analiza un texto utópico un tanto olvidado y enigmático, La republica
delle api de Giovanni Bonifacio. De manera secundaria, atenderá también a los diálogos utópicos
de Ludovico Zuccolo. Su propósito es examinar la naturaleza misma del pensamiento utópico, la
esencia de un género especialmente escurridizo y de difícil definición.
Palabras clave
Utopía altomoderna, utopía italiana, Giovanni Bonifacio, La republica delle api, Ludovico Zuccolo,
pensamiento utópico
Iveta Nakládalová es investigadora postdoctoral en la Universidad Autónoma de Barcelona. Es
autora de la monografía La lectura docta en la Primera Edad Moderna (Abada, 2013). Ha editado
varios volúmenes colectivos (Religion in Utopia. From More to the Enlightenment, Academia
Verlag, 2013; con María José Vega: Lectura y culpa en el siglo XVI. Reading and Guilt in the 16th
Century, UAB), y es autora de diferentes artículos sobre la teoría premoderna de la lectura y de la
censura, las artes excerpendi altomodernas, la literatura espiritual de los siglos XVI y XVII, y el
género de la utopía.
MORUS – Utopia e Renascimento, 10, 2015
Utopia falida: Giovanni Bonifacio, La republica delle api (1627)
Iveta Nakládalová
Universidad Autónoma de Barcelona
Resumo
A utopia é geralmente descrita como um gênero que encarna as aspirações supremas da
humanidade, um molde gerérico que expõe um projeto concreto da regorma e da ordenação do
estado, e como um modo de pensamento, um curso da especulação filosófica ou da antecipação da
revelação metafísica, social e política.
A partir desta perspectiva, a utopia se configura como um discurso eminentemente pragmático,
intimamente ligado à reflexão política e à tratadística da razão de estado. Entretanto, mesmo os
textos utópicos mais emblemáticos (como o arquimodelo mesmo do gênero, a Utopia de Thomas
Morus) contêm elementos que não somente colocam sob suspeita a interpretação do não-lugar
como o ideal da constituição da sociedade, como diretamente invalidam o retrato proposto e
enfatizam o caráter puramente hipotético ou fictício do texto. Por este ponto de vista, a utopia deve
ser compreendida também como um exercício retórico, como uma exibição do artifício discursivo,
da imaginação e da erudição.
A presente comunicação analiza um texto utópico um tanto esquecido e enigmático, La republica
delle api de Giovanni Bonifacio. De modo secundário, considerará também os diálogos utópicos de
Ludovico Zuccolo. Seu propósito é examinar a natureza mesma do pensamento utópico, a essência
de um gênero especialmente escorregadiço e de difícil definição.
Palavras-chave
Utopia pré-moderna, utopia italiana, Giovanni Bonifacio, La republica delle api, Ludovico
Zuccolo, pensamento utópico
Iveta Nakládalová faz pesquisa pós-doutoral junto à Universidad Autónoma de Barcelona. É autora
da monografia La lectura docta en la Primera Edad Moderna (Abada, 2013). Editou vários
volumes coletivos (Religion in Utopia. From More to the Enlightenment, Academia Verlag, 2013;
con María José Vega: Lectura y culpa en el siglo XVI. Reading and Guilt in the 16th Century,
UAB), e é autora de diferentes artigos sobre a teoria pré-moderna da leitura e da censura, as artes
excerpendi pré-modernas, a literatura espiritual dos séculos XVI e XVII, e o gênero da utopia.
MORUS – Utopia e Renascimento, 10, 2015
Utopía fallida: Giovanni Bonifacio, La republica delle api (1627)
a utopía suele caracterizarse como un género que encarna las aspiraciones
supremas de la humanidad, un molde genérico que expone un proyecto de reforma
del estado, y como un modo de pensamiento, un cauce de la especulación
filosófica y una anticipación de la revelación metafísica, social y política.
Desde esta perspectiva, la utopía se configura como una escritura eminentemente
pragmática, íntimamente ligada a la reflexión política y a la tratadística de la ragion di stato. Sin
embargo, algunos textos utópicos más emblemáticos (incluido el archimodelo mismo del género, la
Utopía de Tomás Moro) contienen elementos que no sólo ponen en entredicho la interpretación del
no-lugar como el ideal de la constitución de la sociedad, sino que directamente invalidan el relato
propuesto y acentúan el carácter puramente especulativo o ficticio del texto.
En efecto, uno de los teóricos más célebres de la utopía italiana, Luigi Firpo, enfatiza la
tendencia a adscribir las utopías italianas del Quinientos a un único filón político, a la categoría de
la "utopía ciudadana", a la que la crítica atribuiría idénticas características, aspiraciones e
intenciones. A este grupo de textos utópicos1 lo impulsaría, sostiene Firpo, la necesidad de reformar
la situación económica y social contemporánea (Firpo, 1990, p. 12). La utopía del Quinientos,
afirma, es contigua a la realidad histórica; es más, se asienta directamente en ella (idem, p. 26). Es
así como Firpo acentúa la preeminencia de la función activa del género: la utopía renacentista "era
stata libera ricerca di soluzioni razionali ai complessi problemi dell´umana convivenza" (idem, p.
51). De ahí que sea imposible reducir, por ejemplo, la Utopía de Tomás Moro a mero ejercicio
literario (mera esercitazione letteraria) (idem, p. 56). Con ello, si bien Firpo no defiende
explícitamente que la utopía se configure como una actuación práctica, sí afirma que el utopista es
siempre un reformador; un reformador tan "profundamente consciente del carácter prematuro [...]
de su proyecto", que no se aventura a concretarlo, y prefiere formular una hipótesis que sólo
madurará y dará frutos en un futuro lejano (idem, p. 62).
También Carlo Curcio, en su conocido artículo sobre la utopía italiana renacentista, parece
enfatizar el carácter activo de la utopía. La vincula de manera inequívoca al pensamiento político y
racional; la utopía es, para él, "una exigencia completamente racional, que espera ser trasladada a la
práctica" (Curcio, 1944, p. 13), y está condicionada por la fe renacentista en el "orden de las cosas
dictado por la lógica y por la experiencia" (idem, p. 14) y por la "exaltación de ley impersonal de
justicia superior a toda pasión" (ibidem). No deja de admitir, sin embargo, que el estado utópico es,
1
Los problemas de este enfoque, que contempla los textos utópicos del Quinientos italiano como un corpus en gran
medida coherente y homogéneo, fueron destacados por el propio Firpo (1990, p. 12).
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"muy frecuentemente", irrealizable, y sus esquemas pueden ser racionales o, en cambio,
"fantásticos". Con ello se desvincula de la "definición tradicional de un Renacimiento
completamente realista en política, gucciardianamente ‘efectivo’" (idem, p. 8), pero su visión del
paradigma fantástico de la utopía parece revertir, una vez más, en la viabilidad de la utopía, eso es,
en la posibilidad de su realización. La utopía, incluso cuando es inalcanzable, no deja de ser una
reflexión racional, sustentada en "un repertorio de creencias deducidas a partir de una evaluación,
casi siempre abstracta, de la vida comunitaria" (idem, p. 7).
No pretendo polemizar con estas definiciones del género; estoy de acuerdo con que la utopía
está relacionada con la capacidad humana de modelar el propio destino, con una evaluación
racional de los defectos de la sociedad real, y con la configuración de valores cívicos, políticos,
morales y espirituales. Lo que sí me gustaría destacar es que algunos textos, vinculados a la
tradición utópica, no se acomodan fácilmente a esta lectura pragmática, porque frente a la acción
práctica y política priorizan la condición puramente poética o ficticia del relato utópico. El presente
estudio se concibe, pues, como una meditación sobre la naturaleza de la escritura utópica, como una
reflexión sobre la extraordinaria amplitud y el carácter escurridizo del género. Para ello, me serviré
de un texto menor que, a pesar de alejarse de algunas características más relevantes de la narración
utópica, podría ayudarnos, paradójicamente, a aprehender este género tan complejo y de difícil
definición: La republica delle api de Giovanni Bonifacio.
Giovanni Bonifacio nació en Rovigo en 1547. Hijo de una familia noble, estudió derecho en
Padova y ejerció de magistrado en diferentes ciudades italianas. 2 Es autor de varias obras de teatro,
y de textos poéticos, históricos y legales; entre ellos, el más conocido es el tratado L´Arte de´
Cenni.3 A su vez, La republica delle api... con la quale si dimostra il modo di ben formare un
nuovo governo democratico (Rovigo, 1627)4, un breve opúsculo dedicado al papa Urbano VIII,
describe la república instaurada en una isla del Atlántico. Allí, los navegantes hallan un pueblo
"senza prencipe, senza leggi, et senza cognitione di lettere", que ignora la fe verdadera y adora "il
sole nascente" y, de noche, "la nova luna" (Bonifacio, 1627, p. 4). Los visitantes, después de
permanecer unas semanas en la isla, terminan por marcharse, pero toman la decisión de convertir a
los nativos, ya que "sarebbe opera molto degna ridurre quelle genti ad una vita religiosa, e civile"
(ibidem). Comunican este propósito al rey, quien decide reunir a sus consejeros para que propongan
2
Entrada "Giovanni Bonifacio", en Dizionario Biografico degli Italiani. Remito a esta fuente para los demás datos
biblio- y biográficos básicos.
3
Para el análisis de este tratado sobre la comunicación extraverbal -la muta eloquenza-, véase Kendon, 2004.
4
La edición moderna de la primera edición (Giovanni Bonifacio: La republica delle api, Rovigo, Daniel Bissuccio,
1627) está disponible en el portal "http://www.hypermachiavellism.net/".
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Utopía fallida: Giovanni Bonifacio, La republica delle api (1627)
la mejor forma del gobierno. Éstos sugieren el "governo democratico d’una republica aperta et
commune" (idem, p. 5). En este marco narrativo está inscrita, pues, la reflexión sobre la
constitución de la utopía; el resto del opúsculo se limita a listar las recomendaciones de los
consejeros en una serie de breves epígrafes.
Al principio del texto, Bonifacio (en boca de los cuatro consejeros) anuncia que se ha
buscado el mejor modelo para el nuevo estado, pero ninguna república hecha por hombre parece
adecuada ("siamo andati discorrendo sopra diverse republiche antiche et moderne, alcuna di esse
però a noi non è paruta di essere in tutto al proposito nostro buona") (ibidem); propone, por lo tanto,
abrazar el modelo de Virgilio para construir la república ideal según la "infalible leye" de la
natura.5
De ahí el título de la utopía, la "república de las abejas" (Republica delle api). Ya en la
dedicatoria, Bonifacio alude a la imagen del rey de las abejas,6 un topos conspicuo en la teoría
política renacentista, y uno de los símiles más asiduos para representar la ordenación comunitaria
ideal. 7 En efecto, "caste sono le api et d’ogni malvagità nemiche, come la sua beatitudine
irreprensibilmente dimostra la vera maniera di viver innocentemente" (Bonifacio, 1627, p. 3),
sostiene Bonifacio; de ahí que "sotto il governo delle api, si rappresenta un perfetto viver politico,
in quei quattro capi espressi nel già detto verso: Mores, et studia, et populos, et proelia dicam"
(idem, p. 12), y es este verso virgiliano (Georg. 4.3-5) el que anticipa todo el relato: "Voy a referir
el espectáculo de pequeñas cosas que causarán tu admiración [...] las costumbres, aficiones, pueblos
y combates de toda una nación."8
La estructuración del texto en breves sentencias que imitan y reelaboran diferentes
hexámetros de las Geórgicas (en concreto, el libro cuarto, dedicado a la vida de las abejas, a la
5
"[...] siamo finalmente concordati di abbracciare i precetti et le leggi di Virgilio grandissimo poeta et eccellentissimo
filosofo, il quale volendo insegnare di formar un’ottima republica non dalle tradittioni et insegnamenti degli uomini, ma
da quella infallibile legge della natura, dalla quale tutte le giuste leggi et ottimi governi dipendono, ha voluto la sua vera
forma apprendere" (ibidem) .
6
La filosofía natural altomoderna sitúa en la cúspide de la jerarquía de una colonia de abejas al rey, no a la abeja reina,
cf. Campbell, 2006, esp. nota 16. En efecto, en la dedicatoria, Bonifacio asemeja al papa Urbano VIII al rey de las
abejas, "per la gran somiglianza che la santità sua tiene con il re di esse api, poiché sì come egli è solo re del suo popolo
[...]. Et sì come egli o non è armato d´aculeo o con esso non offende alcuno, essendo però sempre da tutte le sue api
temuto e riverito, così la sua beatitudine per dignità e divina auttorità d´ogni re maggiore, benché d´umane e divine
arme incomparabilmente fornita, possa et i corpi et l´anime istesse castigare: nondimeno con mirabile umanità, et pietà
singolare tante nationi reggendo, fa conoscer la virtù e la forza della sua prudentissima benignità, non restando però di
castigar que malvagi calabroni, che tentano di corromper quella celeste manna che è super mel et favum salutifera, et
soave. Et sì come esso re et le sue api sono sollecite e diligenti in formar al genero umano delicatissimo licore, così la
sua beatitudine con eterna sua laude mai non si stanca di produr a beneficio universale santissime et soavissime
operationi" (Bonifacio, 1627, p. 3).
7
Sobre la fortuna de este topos en la teoría política, cf. Campbell, 2006. Véase también Woolfson, 2010.
8
Geórgicas, liber IV, 1-5; en Virgilio (1990, p. 357).
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"experientia de las económicas abejas” 9 ) lo convierte en un guión de utopía, en un manual
sistemático que fija cómo debe elegirse el lugar para la edificación de la república (no expuesto a
los vientos, al frío o al sol, separado de los enemigos y alejado de sustancias venenosas y de los
malos olores) 10 ; dónde erigir la ciudad, 11 y cómo escoger al gobernador y a los regidores para
administrar las cosas públicas. 12 A continuación, Bonifacio establece las leyes para regular las
virtudes morales, las buenas costumbres, los estudios, las ciencias, las artes, los asuntos del pueblo
y los militares. En los epígrafes 26-28 se examina el régimen religioso. Recordemos que los
autóctonos de la isla no conocen la revelación. Así, deben introducirse los preceptos de la fe
cristiana católica, al igual que sus ritos y sacrificios, ante todo la fe en "la immortalità delle nostre
anime" (una condición expuesta también por Moro), porque ese es el fundamento de la "nostra
religione" 13 . En los últimos epígrafes se describe la organización de las artes liberales y
mecánicas14.
El problema es que esta sinopsis de la utopía es excesivamente esquematizada, fragmentaria
y abstracta, condicionada en exceso por el modelo virgiliano. En otras palabras, es la fidelidad al
intertexto la que determina el relato y la ordenación del estado ideal en sí, no el diseño premeditado
de una reforma urbanística, social o política:
"10. Fatta, con le già dette circonstanze, elettione del luogo, si doverà sciegliere la materia da
fabricar la città.
Ipsa autem seu corticibus tibi suta cavatis
Seu lento fuerint alvearia vimine texta." (Geórgicas, liber IV, 33).
"11. La qual città non solo doverà essere ben munita, ma ornata ancora.
Et munire favos, et Daedala fingere tecta." (Geórgicas, liber IV, 179).
"12. Et sì come questa città doverà esser grande, et del popolo capace, così, per maggior sicurezza,
le sue porte saranno anguste.
Angustos habeant aditus." (Geórgicas, liber IV, 33).
9
Virgilio Marón, 1990, p. 237.
Bonifacio, 1627, p. 7, epígrafes 1-9.
11
Bonifacio, 1627, p. 7, epígrafes 10-19.
12
En la elección se atenderá a la disposición de su cuerpo, que refleja la disposición del alma: "Et nella sua elettione,
acciò che esso duce sia più riguardevole et maestoso, si abbia anco riguardo alla forma del suo corpo, dal quale si può
argomentare la qualità del suo animo" (Bonifacio, 1627, p. 8, epígrafe 21).
13
Bonifacio, 1627, p. 9, epígrafe 26.
14
Estas son las cien leyes básicas, concluye Bonifacio. Las demás se irán incorporando oportunamente, según las
necesidades de la nueva república ("Così in questa nova republica secondo il progresso del tempo et gli accidenti che
occorreranno, si potranno opportunamente aggionger altre nove et giuste leggi" (Bonifacio, 1627, p. 19).
10
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"13. Quando le mura della città saranno rotte, o per fissure aperte, si doveranno otturare e
racconciare.
Tenuia cera
Spiramenta linunt, fucoque et floribus oras
Explent." (Geórgicas, liber IV, 38).
En resumen, el texto de Bonifacio no canaliza la energía de una acción: explota más bien el
potencial textual y discursivo del poema virgiliano, acogiendo la narración sobre la apicultura como
el arquetipo del relato utópico. Se limita a trazar, de manera muy escueta, la imagen de la república
ideal, pero no detalla cómo debe instaurarse semejante sistema político y civil. Constituye,
aparentemente, un ejercicio retórico y de la imitatio, una utopía vaga e imprecisa, una lacónica
compilación de imágenes idílicas, supeditada al topos de las abejas.
Esta característica ha sido objeto de severas críticas. Su utopía, sostienen algunos teóricos
contemporáneos, carece de un trasfondo histórico y de una estructura institucional, y comparte
poco con los demás textos utópicos, excepto la confianza en la naturaleza humana y un pulso, poco
definido, hacia el igualitarismo (Klaniczay, Kushner, Chavy, 2000, p. 243). Según Rodolfo de
Mattei, por ejemplo, el filón utópico sirve únicamente de nexo de unión para entrelazar las reelaboraciones de Virgilio, lo que convierte el opúsculo en un mero ejercicio retórico que renuncia a
un despliegue más fructífero del relato. 15 Sus críticas se dirigen, ante todo, contra la falta de
concreción y contra la superfluidad: la Republica delle api constituiría un testimonio elocuente de
que la utopía italiana, en el Seiscientos, había agotado sus recursos. El opúsculo, afirma, no posee
ningún "resultado constructivo" (De Mattei, 1976, p. 335): no abraza ningún propósito concreto de
reforma como tampoco implica una comprensión doctrinal (intendimento dottrinale), y por ello no
puede satisfacer las aspiraciones reformistas o políticas del género; funciona únicamente como un
artificio académico (bravura academica). Bonifacio, dice De Mattei, utiliza el texto virgiliano tan
sólo con fines didácticos; (idem, p. 337)16 su utopía constituye un scherzo innocente, "un´occasione
mancata per offrire un nuovo tributo sull´altare dell´Utopia", un mero episodio literario, curioso y
placentero, pero no auténticamente moralista o filosófico (idem, p. 338).
15
"[...] il limite sta nell´impegno di restringere l´elucubrazione entro i canali obbligati di cento aforismi, desunti da
altretanti passi del quarto libro delle Georgiche. Cioè, la fantasia dello scrittore rinuncia a un dispiegamento dei suoi
mezzi espressivi". De Mattei, 1976, p. 334. Un juicio similar fue emitido por Paolo Pissavino, 2000, p. 123:
"[Republica delle Api] pare riconfermare il giudizio di Firpo, perché, nella citazione delle egloghe di Virgilio come
fonte per la costruzione della comunità ideale, di poco scarta dall´erudita piaggeria per lo stemma di papa Barberini".
16
De Mattei parece indicar que esta falta de imaginación responde, en realidad, a una estrategia de autocensura: "la
premeditata offerta della Republica delle Api al pontefice regnante avesse imposto all´autore la massima cautela nel
descrivere i costumi della comunità immaginata" (ibidem).
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Es evidente que el juicio de De Mattei se sustenta en una visión funcional de la utopía,
aquella aprehensión que la contempla como un ámbito de la actuación ideológica, una percepción
alejada de la intención poética e imaginativa de Bonifacio. Pero conviene tener en cuenta que la
ficción y la imaginación constituyen un componente indispensable del género utópico. En realidad,
la utopía fluctúa entre la fantasía y la racionalización pragmática. En ello insiste Raymond
Trousson al insinuar que una de las características típicas del género es la affabulation (Trousson,
1975, p. 35): la utopía dista mucho de ser, únicamente, un proyecto de legislación, de una enmienda
social o política.
A pesar de las críticas, el topos de las abejas, junto con algunos otros aspectos del texto
(como, por ejemplo, la localización en una isla, el uso consciente del imaginario del beatus ille, la
exaltación de la vida inocente y la valoración ética del trabajo) lo aproximan, de manera manifiesta,
a la tradición utópica. Pero el relato tiene también algunas características singulares. Recordemos
que lo que impulsa la reflexión sobre el mejor gobierno es la intención de proveer el ordenamiento
civil y las leyes a los habitantes de la isla, que viven en rudeza:
cioè con la soavitá della loro eloquenza, aver gli uomini rozi et silvestri ridotti a
viver civilmente nelle città, i cui auttori et fabricatori sono stati appresso tutte le
genti sommamente celebrati, come etiandio sono stati coloro, che ad essi popoli
hanno formate nove et giuste leggi (Bonifacio, 1627, p. 5).
Esta premisa es extremadamente importante: convierte la narración de Bonifacio en una
suerte de pre-utopía, porque no relata una sociedad a priori justa (si bien es cierto que los pueblos
de la isla parecen vivir en un estado de beatitud primigenia); todo lo contrario, la ordenación ideal
debe todavía introducirse. El texto parece, pues, configurarse como una utopía a contrario, una
especie de paraíso inicial al que hay que civilizar: "d’una grande isola abitata da genti, che senza
religione disperse all’usanza delle fiere viveano, volendo vostra maestà che siano ridotte a vita
cristiana e civile" (ibidem). Se trata, en suma, de una utopía en construcción, una fórmula
extremadamente rara en relación con los demás textos utópicos, que suelen presentar una
configuración armónica ya existente a priori. La perfección exige una acción impulsada desde
fuera, una intervención activa, 17 que no se modela siguiendo las leyes humanas, sino la natura,
17
El texto concluye de manera muy significativa, dejando entender que la utopía, en efecto, fue alcanzada: "Avendo la
Maestà del re tutte le sopradette cose ben intese, volendo che fossero essequite, a quest’isola nove genti esperte et
saggie mandò, affine che, conforme a queste leggi, la città fabricando et la republica formando, quel popolo ad una
religiosa et onorata maniera di vivere fosse ridotto, come poi s’intese essere stato felicemente adempito” (Bonifacio,
1627, p. 19).
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Utopía fallida: Giovanni Bonifacio, La republica delle api (1627)
"quella infallibile legge della natura, dalla quale tutte le giuste leggi et ottimi governi dipendono
(idem, p. 6).
De lo dicho se desprende que la república de Bonifacio encarna un texto enigmático, lleno
de contrastes e interrogantes. De los temas identificados como inherentes a la utopía italiana entre
el Quinientos y el Seiscientos (entre los cuales figura el racionalismo humanístico, el mundo
modelado de acuerdo con las exigencias del espíritu y de la razón, las aspiraciones sobrehumanas
de crear una vida autónoma y la apología de la acción práctica) 18, parece explotar únicamente la
exaltación de la naturaleza como la verdadera fuente de la conducta humana, alejándose así de las
pautas más habituales del género. Se concibe como una fábula pura, cuya naturaleza ficticia, frente
a un Moro -cuya Utopía sí puede leerse como una alternativa a la realidad histórica-, es mucho más
ostensible. Traza un mundo idílico en exceso, un idilio sin contradicciones, perfecto y
completamente inmóvil, y por ello exageradamente irreal, incluso en el marco del imaginario
utópico.
Y sin embargo, cabe enfatizar que la utopía de Bonifacio debe interpretarse, también, como
un comentario o glosa, en el sentido de que su lectura exige reparar, en primera instancia, en el
intertexto, las Geórgicas de Virgilio. Cabe enfatizar que la exégesis tradicional las aprecia como
una obra de utilidad práctica, un manual didáctico para la explotación agraria del campo, pero las
Geórgicas encarnan también la glorificación de la Arcadia como paisaje espiritual, una apología de
la "vida sagrada que [Virgilio] encontraba en la Saturnia tellus como un resto de la edad de oro, y la
vida en sí, en sus posibilidades y en sus grados, dolores y alegrías. 19 Más importante aún, la
finalidad de los cuatro libros, según los críticos, era contribuir "a la renovación de la vida pública
en sus aspectos económicos y sociales, trastornados como consecuencia de las crueles y
devastadoras guerras civiles a lo largo de casi todo el siglo I a. C."20 Así, Virgilio parece trazar el
camino de la recuperación de la beatitud de la edad de oro "mediante el esfuerzo personal del
hombre, pasando de una [...] felicidad estática y pasiva a una [...] alegría dinámica y activa, que
estimula [...] el progreso, fuente de felicidad."21
Desde esta perspectiva, la interpretación
de la
república de las abejas
es
extraordinariamente paradójica. El intertexto de Virgilio le dota de un potencial que trasciende la
exaltación de la beatitud originaria, porque lo vincula a un proyecto ideológico, por más
indeterminado y vago que sea. A la vez, no obstante, la forma ficticia del texto lo inscribe
18
Cf. Curcio, 1944, p. 11.
K. Büchner, Virgilio, Brescia, Paideia, 1963, pp. 384-385, apud Virgilio, 1990, p. 233.
20
Virgilio, 1990, p. 238, introducción.
21
Virgilio, 1990, p. 241, introducción.
19
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firmemente en el topos del paraíso perdido, convirtiéndolo, desde el punto de vista del discurso
racional, en un espejismo falaz.
De ahí que sea posible intuir, detrás de la supuesta superficialidad y el hálito tan
abiertamente literario, retórico e intertextual del relato de Bonifacio, las mismas cuestiones que
suscitan las utopías activas. Dicho de otro modo, ¿es posible que la imagen lacónica e inmóvil de la
existencia idílica revierta, paradójicamente, en la cuestión de la viabilidad de la utopía, en la
posibilidad de su realización, que constituye uno de los problemas esenciales de la vertiente política
o activa de la utopía? ¿Constituye acaso la fábula de Bonifacio una respuesta velada, una puesta en
duda implícita del ejercicio de la razón y de la acción pragmática en la construcción de las
sociedades ideales? ¿Representa una tácita negativa a la posibilidad de alcanzar la perfección fuera
del espacio de la ficción?
Además, cabe preguntarse también si la cuestión esencial de la utopía se dirime en la
dialéctica entre lo posible y lo imposible. ¿Escenifica la utopía realmente una especulación sobre la
viabilidad de los mundos alternativos? Para ilustrar esta cuestión fundamental, he decidido acudir a
otro de los representantes de la utopía italiana del Seiscientos, Ludovico Zuccolo, coetáneo de
Bonifacio. Zuccolo es autor de tres diálogos utópicos (1625), a los que conviene examinar en
conjunto. Los tres aparecieron en la colección titulada Dialoghi [...] nei quali con varietà di
erudizione si scoprono nuovi e vaghi pensieri filosofici, morali e politici. El Aromatario
(L´Aromatario o vero della Republica d´Utopia) se configura como un comentario crítico de la
utopía de Moro. A su vez, el diálogo Evandria (Il Porto o vero della Republica d´Evandria)
constituye un texto utópico propiamente dicho, con la estructura tradicional del relato utópico, en el
marco del cual Ludovico di Porto narra a su hijo sus peregrinaciones en el mundo, y le describe la
república de Evandria, situada en los confines de Asia frente a la isla moreana, "proprio in quella
parte la quale più da vicino risguarda l´Isola d´Utopia" (Zuccolo, 1625, p. 211). Por último, Il
Belluzzi (Il Belluzzi ovvero della Città felice) reseña una ciudad real (San Marino), concebida como
el modelo ejemplar del gobierno y de la organización de asuntos públicos.
Independientemente de la polémica lectura de Zuccolo del tratado de Moro (Ussia, 1990, p.
167), lo que me interesa destacar de los tres diálogos es el carácter abiertamente contradictorio de
las tesis de Zuccolo. Por una parte, la república de Evandria construye una imagen a contrario, una
crítica directa de numerosos aspectos de la sociedad italiana contemporánea:
Non ti starò minutamente a fauellare ne della istitutione della Republica
d´Euandria, ne delle leggi, e costumi loro, che a me stanchezza, a te recherebbe
noia sì lungo racconto. Terrò solo breue ragionamento di quegli vsi, e di quelle
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leggi, per le quali gli Euandrij auanzano a giudicio mio di felicità tutti gli altri
popoli, a massimamente gli Italiani (Zuccolo, 1625, p. 213).
Su interpretación podría acomodarse, por lo tanto, a la lectura tradicional, que contempla en
la exposición del estado utópico un paradigma modélico de la enmienda de la sociedad. A la vez, no
obstante, Zuccolo parece sugerir que la ciudad utópica es única, singular en su ejemplaridad y en su
excepcionalidad, y no puede dotar de espíritu a otras ciudades o regiones. Con ello, cuestiona la
condición de la utopía en cuanto propuesta de acción reformadora:
Sogliono dire eglino, che, sicome quel calor vitale, il qual basta a conseruar sano, e
robusto vno Orso, od vn Toro, se fosse diuiso in due, ò in tre, non potrebbe fare,
che tutti non rimanessero deboli, e di poca lena; così quel vigore, il qual mantien
grande e possente l´Euandria, verrebbe a suanire in breue, quando hauesse a dare
spirito ad altre Città, ad altri popoli, ad altre Prouincie (idem, p. 226).
De manera parecida, en relación con el diálogo Aromatario, los teóricos (Ussia, 1990, p.
168) suelen enfatizar el fragmento en el cual Zuccolo enumera los defectos de la república de Moro,
sobre todo en lo que concierne a los escasos detalles sobre la instauración del sistema político y
civil.22 Pero conviene detenerse también en el pasaje inmediatamente anterior, en el que se incide
en la viabilidad del proyecto de Moro: su modelo es demasiado perfecto, afirma Zuccolo, y por ello
imposible de construir. Aún así, es necesario conceder a los escritores la libertad de poner ante
nuestros ojos una idea, aunque no pueda ser trasladada a la realidad:
[...] si renderebbe malageuole, ò forse anco impossibile il costituire vna
communanza di sì esquisito modello, quale ci figurò il Moro la Republica
d´Vtopia. Ma, conceduto, che sia lecito a gli Scrittori il farci vedere in idea assai
cose, le quali poi non si possono intieramente ridurre all´atto [...] (idem, p. 242).
Este fragmento disputa la relación de la utopía con el realismo político presentándola, por el
contrario, como una figura que funciona sólo discursivamente. Hubiese sido necesario, continúa
Zuccolo, que Moro hubiese "spianate tutte queste difficoltà" (idem, p. 259). Moro debía haber
detallado exactamente cómo realizar un sueño así: sin ello, su texto se queda en meras meraviglie
senza prove, en quimeras vanas:
22
..."[...] io dico, che tuttauia il Moro è degno di riprensione: perche quella sua Republica, per molte degne parti ch´ella
habbia, contiene però buon numero di difetti, sì per esserui delle leggi, e de gli istituti, quale, prauo, quale poco retto
[...] E pure, se hauea in animo di disegnare vna perfetta republica, faceua di mestiere, ch´egli non lasciasse indietro
alcun particolare, che alla costitutione, al mantenimento, & all´accrescimento di quella appartenesse" (Zuccolo, 1625, p.
242). Al Aromatario le precede el siguiente manifiesto de intenciones: "Eccoui, Signor Francesco, il discorso da voi
tanto bramato, nel quale si esaminano gli istituti, e le leggi della Republica d´Vtopia" (idem, p. 240).
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Ma col supporre sì grandi marauiglie senza proue, ò col fondarle sù troppo deboli
argomenti le viene a far tenere per chimeriche, e per vane. Ne può scusarsi il Moro
con dire, ch´egli affatto gli istituti d´Vtopia non approui, come accenna in alcuni
luoghi; perche, se finse di sua testa vna Republica, doueua di cotal sorte figurarla,
che potesse intieramente a lui medesimo, & a gli altri piacere. Poteua ben darsi a
credere, che i difetti sarebbero all´Autore, e non a gli Vtopiesi, i quali non hanno
l´essere nella Natura, attribuiti (ibidem).
En definitiva, los diálogos de Zuccolo parecen participar en la idéntica contradicción que la
utopía de Bonifacio: ambos autores recurren a fórmulas diferentes, pero ambos inciden en la
paradójica coexistencia, en el género, de visiones de un mundo mejor, por un lado, y la incapacidad
de instituirlo, por el otro, en la antítesis entre la existencia discursiva y ficticia del espacio utópico y
la urgencia por reformar la realidad histórica.
Es interesante observar que algunos críticos atribuyen la misma dialéctica al archimodelo
del género, la República platónica. El diálogo suele leerse, naturalmente, como la descripción de la
ordenación del estado ideal. Pero según sostiene Alfred Geier (2008), la descripción de la polis
(libro II- IV) le sirve a Sócrates únicamente como un instrumento analógico para describir el alma
humana individual. De ahí que la ciudad no tenga una función política, sino únicamente la cognitiva
o epistemológica:23 existe sólo en palabras,24 y en cuanto paradigma de pensamiento puede inspirar
la excelencia en el alma individual, pero no se construye como una propuesta de acción práctica. De
esta manera, también la República platónica participaría del grande dilema interpretativo del
género, el que concierne su relación con la realidad objetiva.
23
Sócrates mismo explicita la función de la polis como un instrumento analógico: "La investigación que intentaremos
no es sencilla, sino que, según me parece, requiere una mirada penetrante. Ahora bien, puesto que nosotros, creo, no
somos suficientemente hábiles para ello -dije-, dicha investigación debe realizarse de este modo: si se prescribiera leer
desde lejos letras pequeñas a quienes no tienen una vista muy aguda, y alguien se percatara de que las mismas letras se
hallan en un tamaño mayor en otro lugar más grande, parecería un regalo del cielo al reconocer primeramente las letras
más grandes, para observar después si las pequeñas son las mismas que aquéllas. -Muy bien, Sócrates- dijo Adimanto-,
pero ?qué hay de similar entre eso y la indagación de la justicia? -Te lo diré -contesté-. Hay una justicia propia del
individuo; ¿y no hay también una justicia propia del Estado? -Claro que sí -respondió. -?Y no es el Estado más grande
que un individuo? -Por cierto que sí -respondió. -Quizás entonces en lo más grande haya justicia y más fácil de
aprehender. Si queréis, indagaremos primeramente cómo es ella en los Estados; y después, del mismo modo,
inspeccionaremos también en cada individuo, prestando atención a la similitud de la más grande en la figura de lo más
pequeño" (Platón, República , II, 368-369).
24
Al final del libro IX, Platón, al igual que lo hace Zuccolo, formula la idea del estado ideal que existe sólo
discursivamente: -Comprendo: hablas del Estado cuya fundación acabamos de describir, y que se halla sólo en las
palabras, ya que no creo que exista en ningún lugar de la tierra. -Pero tal vez resida en el cielo un paradigma para quien
quiera verlo y, tras verlo, fundar un Estado en su interior. En nada hace diferencia si dicho Estado existe o va a existir
en algún lado, pues él actuará sólo en esa política, y en ninguna otra" (Platón, República , IX, 592).
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En conclusión, a la utopía la determina, a mi modo de ver, la incesante dialéctica de
opuestos entre lo posible y lo imposible, una dialéctica que no permite identificarnos, de manera
categórica, con ninguno de los polos. La utopía encarna la imagen de una existencia mejor, pero,
simultáneamente, explota este ideal como un recurso poético, un símbolo y un arquetipo que no
necesariamente debe o puede trasladarse a la práctica. Desde esta perspectiva, no constituye un
discurso homogéneo: la utopía debe ser aprehendida más bien como un imaginario para el cual la
paradoja es consustancial. La república de Bonifacio es un scherzo intelectual, un juego retórico,
indudablemente (por cierto, también el texto de Moro puede leerse como un juego entre el autor y
sus lectores), pero inaugura las mismas preguntas que las utopías vinculadas a una escritura más
pragmática.
Lo que nos muestran los textos como el de Bonifacio es que la utopía, en cuanto género y en
cuanto un modo de pensamiento, es inaprensible: oscila entre el diseño racional y la evocación
nostálgica del idilio paradisíaco. Personifica un género que acomoda la especulación filosófica y
política, al igual que el ejercicio de ficción. La utopía incluye también textos que, a priori, no son
social o políticamente trascendentales, que no presentan soluciones dramáticas y radicales, pero sí
documentan la añoranza de la humanidad del beatus ille perdido.
En este sentido, la Republica delle Api es testigo del otro filón (igualmente relevante) del
utopismo, aquél centrado en el despliegue de la imaginación pura. Nos permite aprehender la utopía
también como una escenificación, puramente discursiva, de la perfección y de la inocencia perdida,
que no se asienta en una anticipación de la revelación, y que no implica un compromiso para con la
realidad histórica. Desde este punto de vista, el género utópico evade la antítesis entre los mundos
posibles y los mundos imposibles, entre la reflexión racional sobre la óptima forma del gobierno y
la quimera intrascendente y supuestamente vacía y trivial. El imaginario de la utopía no debe
reducirse a tales oposiciones, porque, en realidad, no permite la disociación entre el deseo y la
esperanza de la enmienda, por un lado, y por el otro, la visión exacerbada- pero también
melancólica- del paraíso irremediablemente perdido e inalcanzable.
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