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A PROPÓSITO DEL DEBATE MATTESSICH – MACINTOSH:
Un desafió a la realidad
Edgar Gracia López
1. Introducción.
El artículo plantea asuntos críticos sobre las consideraciones de observación y
argumentación de la realidad, desde las posturas de los profesores Mattessich y Macintosh.
Para efecto de guiar el sentido de la argumentación, se asumen consideraciones iniciales
referidas a las ciencias sociales, las posiciones políticas y los intereses concretos en el
entendido que siempre se encuentran presentes a la hora de tomar posición frente a la
realidad. Inicialmente se hace una breve mención a lo positivo y normativo en la
contabilidad, asunto que como se prevé constituye el principal centro de las polémicas y
que se sostendrá a lo largo del presente siglo.
Se observa igualmente cómo la polémica entre Mattessich y Macintosh tiene historia, es
decir no se trata del azar manifiesto en puntos de vista, sino que sintetiza un trasegar de la
contabilidad, incluso desde los tiempos de F. Besta y Zappa, quienes también debatieron
sobre la naturaleza de la contabilidad. Sin que se decante profundamente, se hacen
referencias a las respuestas dadas a la pregunta sobre la realidad, para desde allí comentar
las posiciones en el debate, enmarcadas en la emergencia de nuevos pensamientos.
Tal vez el mejor significado de la polémica Mattessich- Macintosh esté dado por el
reconocimiento de los cambios históricos de las sociedades que explican las situaciones y
fenómenos en relación con las realidades concretas que se viven. Es indudable que las
sociedades están cambiando y en este proceso no exento de contradicciones, en últimas se
juega la vida misma. Las afirmaciones o negaciones sobre lo significado como realidad
pueden estar dando lugar a la presencia y descubrimiento de nuevos atributos antes no
vistos, incluso, dando lugar a la desmitificación de la ciencia y a su pretensión de
constituirse en el único referente de explicación del mundo. En estos aspectos es claro que
el desafío es inmenso como inmensos son los secretos del universo.
2. Delimitaciones Argumentales
Este trabajo se orienta por las siguientes argumentos: el debate Mattessich y Macintosh es
sólo una manifestación de las contradicciones que arrastra la contabilidad en cuanto a la
forma como aborda la construcción de información financiera y el impacto que ésta está
teniendo en la sociedad. Desde luego, el asunto de la contabilidad es más profundo en
cuanto está indisolublemente unida al conjunto de interés de la sociedad y más
específicamente a los económicos. De hecho, históricamente la contabilidad se ha visto
observada en relación más con los poderes económicos y menos con la cultura. Por
supuesto ello ha impactado las maneras como esta disciplina del conocimiento entrega sus
respuestas a la sociedad.
El segundo argumento que orienta este trabajo, tiene que ver con las denominadas
ciencias sociales a las cuales pertenece la contabilidad. En la actualidad el conjunto de
saberes que componen las ciencias sociales está viviendo un periodo de implosión en tanto
cada vez más se reconoce que no se han constituido en reales motores de cambio y
transformación. En definitiva las ciencias sociales están cuestionadas connotando una
especie de crisis, por algunas llamadas crisis de pensamiento, de realidad, de incoherencia
entre lo que se plantea, lo que realmente se dice y lo que efectivamente se hace. En estos
aspectos, las estructuras metodológicas y teóricas de las ciencias se encuentran
cuestionadas profundamente.
Una manifestación de esta crisis se puede reconocer en las caracterizaciones que se
asumen y las particularidades que se presentan entre la investigación cuantitativa y la
cualitativa. Desde luego, las ciencias sociales se están reconociendo en un tránsito donde
se está replanteando la forma de observar y trabajar la realidad; es ¿real la realidad?, ¿qué
realidad postulan las teorías sociales?, ¿cómo la contabilidad concibe la realidad? , son
apenas algunas de las preguntas que se enmarcan en los sitiales de la crisis de
pensamiento de las ciencias sociales. La polémica Mattessich y Macintosh, precisamente
tiene que ver con estos asuntos en cuestión.
En el marco de las argumentaciones y respuestas que orientan las explicativas y
comprensiones sobre la realidad, se reconocen posiciones políticas e intereses concretos de
las ciencias. En el caso de la contabilidad no puede ser de otra manera, e igual a su interior
se reconocen asuntos que dan lugar a importantes demarcaciones sobre la manera y el
impacto social de esta especial forma de conocimiento. Las controversias entre los
diferentes enfoques y matices de la contabilidad como ciencia positiva o ciencia normativa,
re-significan los campos de actuación profesional y académico con implicaciones políticas
y sociales. De esto da cuenta precisamente una apreciación del profesor Mattessich en su
artículo Contabilidad: ¿Sisma o Síntesis?
Mientras los contables de orientación empírica tienden, en general
(algunos más que otros), a una ideología derechista, los seguidores de la
CIV (tendencia crítico- interpretativa) se encuentran repartidos por todo el
espectro político de la izquierda, desde la más moderada a la más radical.
Detalles políticos aparte, se pueden afirmar que mientras en una de las
facciones es el razonamiento el que domina a la moral (buscando optimizar
el beneficio a corto plazo, por ejemplo), en la otra, la moral y la preferencia
por lo extravagante prevalecen sobre el razonamiento (Mattessich: 2003:
117).
El reconocer posiciones políticas en las argumentaciones académicas de la
contabilidad se constituye en este trabajo como un criterio orientador. Ello es así, en tanto
el debate Mattessich y Macintosh puede entenderse, en últimas, como el primer cierre de
una polémica incesante que deviene del siglo pasado, en especial cuando en forma
decidida y como resultado de la promoción de las arquitecturas científicas, la contabilidad
en preferencia parece abocarse por el uso, confección y aplicación de este tipo de
explicaciones. El reconocimiento o no, de la neutralidad de la ciencia frente a la
interpretación y transformación de la realidad, de hecho ha derivado en planteamientos de
naturaleza política. En el caso del saber contable dependiendo de la interpretación acerca
de lo que es o no-es contabilidad.
Derivado de lo dicho anteriormente se reconoce otro argumento central para la
comprensión del debate Mattessich-Macintosh, en referencia a lo entendido como positivo y
lo comprendido como normativo. Es de importancia el asunto, pues en la práctica las
tensiones entre lo positivo y lo normativo se siguen constituyendo en la arena de conflicto
que acompañará a la contabilidad al menos en este presente siglo. Desde luego la polémica
positivo-normativa de la contabilidad o positivo-condicional normativa, no ha estado exenta de
contradicciones y malos entendido; baste mencionar una apreciación de R. J. Chambers, al
respecto:
Se dice o se sobreentiende por algunos que una teoría positiva se refiere a
un código observable de prácticas, mientras que una teoría normativa se refiere a
un código propuesto o sugerido de prácticas. Tal clasificación confunde la teoría
con la práctica, el conocimiento positivo con las prácticas que pueden surgir en
parte de proposiciones éticas o cargadas de valor (Chambers: 1990: 35).
Tal vez en el debate sobre lo que es la contabilidad y sobre lo que debe ser, se
encuentren los sutiles hilos de la diferencia entre una contabilidad comprometida con los
intereses de defensa de las riquezas de la sociedad-nación y otra cuyo derrotero lo sea en
términos de los intereses exclusivamente privados y de funcionamiento de las
arquitecturas del mercado. Por supuesto, lo positivo y normativo de la contabilidad, va
más allá de la complicada relación entre los intereses generales y los particulares, pues en
el fondo el asunto es epistémico, metodológico y de estructuras lingüísticas, que se
traducen en vehículos para interpretar la realidad.
La postura asumida sobre la
concepción de la realidad demarca en buena parte el sentido y/o naturaleza de la
contabilidad; dependiendo de ello, se comprenderán las posibilidades de una teoría general
de la contabilidad o de teorías parciales para resolver problemas concretos.
3. Algo de historia.
La teoría y la práctica de la contabilidad, con sus diferentes versiones de ser observadas,
se han constituido en el telón de fondo de las incesantes polémicas que se presentan. Es
posible afirmar, que si no se alcanzan los adecuados desarrollos teóricos muy difícil se
encontraran consistencias con las prácticas contables, las que dan pie para cantidad de
justificaciones dependiendo de las necesidades explicativas.
Mientras
la
teoría
de
la
contabilidad
demuestre
falencias,
debilidades e
inconclusiones, las prácticas serán diversas como diversos los contextos y resultados. En
relación con esto, j. Chambers afirmó, “vi las grandes discrepancias entre los resultados que
surgen de diversas prácticas permisibles” (1990: 19). En estos asuntos, teórico- prácticos de
la contabilidad, subsisten anomalías que en profundidad pueden estar señalando
simplemente el tránsito de madurez de esta disciplina del conocimiento. Si esto es así, el
debate Mattessich- Macintosh, forma parte de los elementos aclaratorios necesarios para
avanzar en la cimentación del cuerpo de conocimientos adscritos a la contabilidad.
En este proceso de constitución y deslinde del saber contable, respecto de su
autonomía y especificidad en relación con otras disciplinas del conocimiento,
históricamente, igual se han presentado debates que se inscriben en la correspondiente
concepción de sociedad del momento. El debate Zappa- Besta, por ejemplo, es una muestra
de cómo las perspectivas demarcan razones para el avance. Fabio Besta con su propuesta de
contenido de representación patrimonial a la luz del control económico, y Zappa con su
demarcación de la contabilidad como estudio de la economía hacendal, darían pie para
versiones que aún en día se muestran influyentes respecto de los contenidos y esencias de
este saber milenario. Podría afirmarse que buena parte de las actuales discusiones sobre el
objeto de estudio de la contabilidad se muestran adheridas a este tipo de planteamientos,
con aciertos y equivocaciones que desde luego impactaron el curso de las discusiones. Si se
trata de circunscribir el debate Besta- Zappa a una época, se puede decir que como tal está
inserto en lo que se conoce como constitución de la modernidad.
Si se trata de una meridiana ubicación histórica del debate, Mattessich-Macintosh puede
decirse que éste emerge desde 1980, en relación a cuatro asuntos que se muestran como
puntales en la demarcación de las situaciones por las que atraviesa la contabilidad como
campo de conocimiento y práctica. Uno, la extinción del modelo de la revolución
industrial, inaugurada a partir de 1980, provocada por las transformaciones del modus
operandi de la producción a escala, que altera profundamente la lógica del capital- trabajo
con consecuencias visibles para la contabilidad. (Nepomuceno: 2003: 109).
Dos, El auge de la investigación empírica propiciado a partir de 1960 que se debió al
sustituirse el objetivo de “medición del beneficio” por el de suministro de “información
útil al usuario” (Tua: 1990: 42), causa fundamental para entrever que precisamente los
resultados de la investigación empírica por la década del ochenta, genera el
reconocimiento, captación y presencia de factores externos a la contabilidad que resultan
altamente incidentes en su estructura y comportamiento. Es la presencia de factores sociopolíticos que como modelos también influyen
y determinan las perspectivas o
limitaciones de la contabilidad.
En la implementación de la investigación empírica en contabilidad es posible
reconocer una posible sustitución de los contenidos contables por un esquema de
formalidades (alta matematización, procedimientos estocásticos) que se muestran como
causantes de la implosión de este saber. Es decir, así como la investigación empírica abrió
el conocimiento de la realidad bajo la cual se desempeña la contabilidad, por demás
compleja, también, al parecer, con la fuerte positivización está incidiendo en el abandono
total de las consideraciones normativas que llenaban de contenido las expresiones y
conceptos empleados.
Tres, la parte crucial que ubica el debate es lo referido a la modernidad y la
posmodernidad. Es incuestionable que la modernidad frente a sus compromisos
adquiridos por la libertad, la autonomía, vitalidad, un mundo mejor, reconocimiento de
las igualdades sociales, quedó o está quedando en deuda. En contrario a la modernidad, la
posmodernidad se ha constituido en las nuevas maneras de observar el mundo, por
supuesto cuestionando las bases mismas de la modernidad y los fosilizados conceptos bajo
los cuales se erigió; entre estos conceptos, el de realidad, puesto que como tal, asume una
consideración diferente a la tradicional manera de ubicar la verdad, la verificación y la
prueba. Preguntas como ¿es real la realidad?, ¿existe la realidad? , se levantan como
banderas que al responderse cuestionan los fundamentos mismos de la sociedad moderna,
la que se erigió sobre la base una diferenciación tajante entre el sujeto y el objeto siendo
este (el objeto) el determinante de las relaciones.
Cuatro, la globalización. Al respecto varias son las interpretaciones, aunque en la
práctica como lo afirma Scholte mencionado por Fazio, son cinco las aproximaciones. Uno,
identificar la globalización con la internacionalización. Dos, equipar la globalización con la
liberalización. Tres, recurrir a la globalización como un sinónimo de universalización.
Cuatro, asemejar la globalización con la occidentalización. La última, asociar la
globalización con la desterritorialización (Fazio: 2011: 31-32).
Mención especial para el debate Mattessich- Macintosh adquiere la globalización
asociada con la internacionalización, pues se trata del incremento de los intercambios
internacionales de mercancías, capitales, personas, mensajes e ideas. Es claro que hoy en
día, los capitales mutan de diversas maneras y desde diferentes fuentes alrededor del
mundo, en procura de las mejores condiciones para las máximas ganancias. Incluso la
propiedad de los mismos ha resultado descentrada, tanto que incluso en su relación con el
trabajo se habla de su fenecimiento.
Ahora, con la internacionalización de las transacciones es evidente que los conceptos
que acompañaban viejas maneras de observarlas, se están quedando desusados. Se trata
de un mundo globalizado que, sin duda, torna exigente la emergencia de nuevas
categorías para su interpretación. La contabilidad por supuesto no es ajena a esta realidad
y debe operar con nuevas interpretaciones sobre lo connotado como capital, ingreso,
resultado e información.
Respecto de la globalización con la occidentalización son varios las versiones que se
trabajan. En una de estas, la pretendida occidentalización que se expresa como
norteamericanización para denotar la penetración en todos los confines de la tierra de las
instituciones, prácticas y referentes culturales provenientes de este entorno históricogeográfico específico (Fazio: 2003: 32).
En otra versión, el cuestionamiento se orienta a la crítica sobre la pretendida razón
occidental como única manera de ver el mundo. Fácilmente por la vía de la
universalización de la razón occidental como único punto de vista, se cae en las
incomprensiones entre ciencia, ley y práctica; de tal manera, en el pensamiento social
moderno tiene bastante tradición la idea de que la ley en cuanto norma debe ser ley en
cuanto ciencia. En este sentido, la presentación de afirmaciones normativas como
afirmaciones científicas y de afirmaciones científicas como normativas es un hecho
endémico en el paradigma de la modernidad (Boaventura: 2003: 57).
4.
La realidad.
Es evidente que la discusión Mattessich- Macintosh gira alrededor de, por una parte de
las concepciones modernas y postmodernas y por otra, asociada a lo anterior las
concepciones sobre la realidad. Por supuesto en el tinglado las posiciones se amplían
haciendo uso por una parte de las concepciones de realidad a través de Mario Bunge en el
caso de Mattessich R, y las Baudrillard J. en el de caso de Macintosh.
Un asunto inicial que vale la pena reconocer, es precisamente que las concepciones y
condiciones bajo las cuales se daba respuesta a la pregunta sobre la realidad, han
cambiado drásticamente en especial desde que la sociedad industrial decae para dar paso
una sociedad basada en la información y la intangibilidad. En este proceso de
transformación, lo inmaterial y simbólico, lo signo-significativo, ha entrado a definir
mucho de las situaciones. En la práctica, el núcleo de realizaciones que se soportaban
sobre lo tangible y demarcación de los objetos materiales y del conocimiento, han
resultado desplazados por la presencia de nuevas fuerzas de reproducción de las
condiciones. El trabajo inmaterial por ejemplo, se ha colocado como base fundamental de
la producción, que atraviesa no solamente la reproducción sino también el consumo, no se
reproduce en una forma de explotación, pero si en forma de reproducción de la subjetividad
(Lazzarato: 2001: 45)
En el nacimiento y posterior desarrollo de lo que conocemos como Modernidad, los
objetos materiales y la sustancia material de los mismos, precisaban el esfuerzo para
caracterizarlos y determinar las propiedades inherentes a su generación, uso,
administración. Por decirlo de una manera distinta, es la sociedad del esquema Newtoniano
que determina la objetividad a través de las verificaciones físicas directas o a través de
instrumentos validos y reconocidos como base de las mediciones. Podría afirmarse que es
la sociedad de los objetos. De hecho es la presencia de lo displinario determinado para la
búsqueda y precisión de los objetos del conocimiento. Cada disciplina con su
correspondiente objeto.
En la práctica era la objetividad de la
realidad en función especialmente de la
materialidad. Incluso el mismo hombre es reducido al objeto del conocimiento, igual que
la naturaleza tomada en el sentido de la explotación para la acumulación. Desde este
ángulo, la percepción de la medida de la objetividad contable siempre estuvo vinculada a
la idea de medición empírica de los valores contables, cuyo punto crítico siempre fue la
tentativa de una fidelidad representacional del registro contable, cuando ello debería ser la
consecuencia de la reflexión teórica de los condicionantes de esa medida (Nepomuceno:
2003: 112).
Un asunto de importancia en el enfoque modernidad-posmodernidad, que vale la pena
considerar, tiene que ver con las sutiles modificaciones que se dan en la relación mensajeobjetos. En un pasado cercano el mensaje expresaba las propiedades de los objetos y
características de los mismos. Hoy en día, el asunto se ha invertido y son los objetos los
que expresan y envían las señales del contenido de los mensajes. En la práctica, los
diferentes objetos construyen apreciaciones sobre la realidad. Lo más importante es el
mensaje asociado a los mismos y al sistema de relaciones que se adscriben a su
manipulación o presencia en relación con otros objetos o con el sistema mismo. Como
afirma Alonso:
Los productos del mercado evolucionan hasta convertirse en meros
simulacros de sí mismos, adquiriendo una estructura señuelo de si mismos, en la
que su forma exterior (superficial) rompe la dependencia con respecto a su
contenido (profundo), aparece por tanto, una dimensión signo, objeto de estudio
corriente de la semiología y de la semiótica contemporánea, [….] La marca de un
producto, por ello, no marca el producto, marca al consumidor como miembro
codificado del grupo de consumidores de esa marca (Alonso: 1999: 28).
En la posmodernidad, parece, el problema es menos de contenidos materiales y más
problema de signos. De tal manera, en esta multiplicidad de señales, poco a poco se ha
perdido la vinculación de los modelos con lo supuesto como real de la realidad. Por esta
vía el mundo, según Baudrillard, accedió a la simulación, que es la generación por los
modelos de algo real sin origen ni realidad: lo Hiperreal. El territorio ya no precede al
mapa ni le sobrevive. En adelante será el mapa el que preceda al territorio, precesión de
los simulacros (Baudrillard: 1978: 6).
Desde lo anterior se hace posible, precisamente, la apreciación de Macintosh cuando
afirma que:
[….] gran parte de la contabilidad de hoy parece ser un síntoma de la era
posmoderna general. Tanto los ingresos como el capital han ganado su autonomía
respecto de cualquier referente real. Como dice Baudrillard (1988) se trata de la simulación
en el sentido de que a partir de ahora las señales se intercambiarán entre sí exclusivamente
sin interactuar con la realidad, por fin libre de equivalencia determinada. Es la
emancipación definitiva de la señal de cualquier referente. (Macintosh: 40).
Como puede seguirse en la argumentación, en últimas, la realidad ha sido puesta en
cuestión. Macintosh cuestiona todo aquello de existencia de la realidad, no por ello dejando
de asegurar que los signos de la contabilidad son capaces de influir en el día a día de de
los acontecimientos que ocurren en el mundo material. En este sentido para Macintosh lo
que se da es un consumo masivo de los informes contables por su valor de signo.
Desde luego el asunto de hablar sobre la realidad no resulta sencillo. Según Mario
Bunge, <<realidad>> puede definirse como el conjunto de todas las cosas reales, en cuyo
caso la realidad es irreal o, como en el caso de la cosa real suprema, es la que está
constituida por todas las cosas (2008: 55). Por supuesto, esta posición resulta contraria a la
versión de la realidad como un “todo estructurado”. La realidad como sumatoria de todas
las cosas, desde luego se contrapone con la versión de realidad propuesta como “todo
estructurado”. En este sentido, la realidad es, pues, percibida, como un todo indivisible de
entidad y significados, y está implícitamente comprendida en la unidad de los juicios de
existencia y valor (Kosik: 1965: 42).
Desde otro ángulo, en el constructivismo social, varias versiones se presentan,
interesantes en la medida que igual sirven para la apalancar la comprensión sobre los
niveles de discusión Mattessich- Macintosh. Uno, la objetividad es la ilusión de que las
observaciones pueden hacerse sin observador, aseveración que da pie para afirmar que la
realidad es cuestión del acuerdo fundamental entre los observadores. Dos, en este sentido,
real también se puede comprender como las explicativas insertas en un conjunto de
conceptos aceptables por personas que comparten un criterio de validación.
5. El debate Mattessich- Macintosh
El examen del artículo de Mattessich, “representación contable y el modelo capascebolla de la realidad” perfila varios asuntos interesantes para la discusión. Por una parte
y en relación con la respuesta a la realidad, este autor se acoge de la “noción de realidad” y
de la naturaleza de la “representación contable”. Para su efecto distingue entre realidad
absoluta versus las realidades superiores. En este marco de reflexión, acerca de la realidad
contable, Mattessich (2006: 18) prevé la existencia de un núcleo (posiblemente de energía
pura, cualquiera que sea la forma definitiva que pueda asumir) denominándolo como
realidad absoluta.
Como puede deducirse, en este aspecto, Mattessich parece estar influenciado por la
dinámica de modelos metodológicos de investigación que especifican la existencia de un
“centro firme” incuestionable y altamente abstracto. De tal forma, las realidades
superiores (físico-química, biológica, mental) a ese centro firme, estarían conformadas en
forma de capas significando la presencia de diferentes niveles a manera de jerarquía de
realidades. En este sentido, como lo asegura, “la realidad como un todo puede concebirse
como una cebolla, como una jerarquía de diferentes niveles dentro del contexto de un
realismo”. Desde luego el centro firme, sería incuestionado y prefijado como axiomático,
en el sentido de aceptar que “simplemente tiene una existencia independiente de la forma
definitiva que pueda asumir”.
De tal manera, los conceptos de las realidades superiores serían apéndices hipotético
conceptuales cualesquiera sea la dimensionalidad que se les pretenda otorgar. Desde este
ángulo entonces, por ejemplo, los derechos de propiedad y las deudas concretas como
realidades sociales que son, terminarían explicadas en función de las realidades
superiores, más no derivadas de la realidad absoluta. Desde este plano, parece, Mattessich
se reserva el poder último de las explicaciones contundentes para vencer a sus
adversarios, pues la realidad absoluta puede convertirse en cualquier cosa o sentido
dependiendo de las circunstancias de la explicación.
Es evidente que Mattessich opone la representación a la simulación planteada por
Macintonsh. En palabras de Baudrillard se oponen las representaciones como poder
dialéctico, mediación visible e inteligible de lo real. Toda la fe y la buena fe occidentales se
han comprometido en esta apuesta de representación: que un signo pueda remitir a la
profundidad del sentido, que un signo pueda cambiarse con sentido y que cualquier cosa
sirva como garantía de ese cambio, Dios claro está (Baudrillard: 1978: 13). Tal vez en la
postura de Mattessich, Dios como la realidad absoluta.
La distancia entre los planteamientos de Mattessich versus los de Macintosh, lo es
respecto de la consideración de las fases sucesivas de la imagen. Se puede ubicar en el
dialogo, a un Mattessich incrustado en las primeras etapas de una comprensión de la
imagen: reflejo de una realidad profunda (buena apariencia) y enmascarar y
desnaturalizar una realidad profunda (mala apariencia). A un Macintosh ubicado respecto
de la imagen en cuanto enmascara la ausencia de realidad profunda (juega a ser
apariencia) y en cuanto a no tiene nada que ver con ningún tipo de realidad, siendo ya su
propio y puro simulacro (corresponde a ordenes de simulación).
Lo anterior da pie para mencionar de la realidad lo siguiente: a) la representación
contable tiene que ver con la realidad (Mattessich), lo que remite a una presencia y b) la
representación contable hoy en día nada tiene que ver con la realidad, lo que remite a una
ausencia, es decir simular lo que no se tiene (Macintonsh). En estos sentidos se supone,
resultan enfrentadas las consideraciones entre lo que es una realidad objetiva y lo que se
refiere a una contabilidad que circula en una hiperrealidad de modelos auto-referenciales.
Desde luego los planteamientos de Macintosh, en la práctica resultan cuestionadores de
lo significado como sistema contable. En la versión de los modelos auto-referenciales estos
tienen la capacidad de construir la producción de sentidos a través de elementos disimiles
que deben tener la característica de poca durabilidad. Tal vez en Macintosh esta
hiperrealidad es el resultado de comprender la existencia de un entorno problemático que
se basa en lo inestable, caótico y etéreo. En este sentido, los sistemas contables como
modelos auto-referenciales determinarían sus propias condiciones de estabilidad o
movimiento, independiente incluso de sus bases generadoras. Al respecto Luhmann N,
menciona: hay sistemas que tienen la capacidad de entablar relaciones consigo mismos y
de diferenciar esas relaciones frente a las de su entorno (1998: 38).
Si las aseveraciones anteriores son correctas, se estaría viviendo realmente una
verdadera eclosión de los conceptos contables. Los conceptos como elementos del sistema
contable tendría la potencia de la variabilidad en el tiempo sin correlato con ninguna
realidad. En este sentido, por ejemplo, los conceptos de ingreso y capital como lo dice
Macintosh, al formar parte de sistemas auto-referentes podrían bien dejar de referirse a
objetos o hechos reales. De hecho para este autor ya no tienen referencia con la realidad.
Por supuesto en la versión de Mattessich y apoyado en los criterios de la explicación
científica, la construcción del edificio contable y su desempeño, necesita de la ubicación y
formalización de una base empírica identificable y necesaria para explicar, de tal manera
que como soporte derive los conceptos estables de la contabilidad. Así, la objetividad
contable al menos relativa sería garantía en el marco de la validez de las condiciones en la
persecución de objetivos predefinidos. Desde este enfoque, los conceptos de ingreso y
capital tienen referencia respecto de una base empírica que los determina en cuanto al
contenido conceptual.
Como se afirmó en los argumentos iniciales de este artículo, la década del ochenta
marcó la inicial referencia a la presencia de los factores externos en la contabilidad,
identificados como resultado de la investigación empírica. La presencia de la información
como factor de importancia, adquiere en el sistema social un valor que se relaciona
íntimamente con los desarrollos de la economía institucional. Economía de la información
y economía institucional se han unido en un todo-dialéctico, para dar lugar a una
economía hiperreal, donde cada vez más la información institucional consiste en datos
estandarizados y reglas generales […] que la gente acepta en forma voluntaria. Contadores
entre otros, producen información institucional que agiliza la interacción social y
comercial (Macintosh: 42). En este sentido, los conceptos de ingresos y capital cumplen más
la función de respuesta a los acuerdos empresariales y comerciales que función de
realidad; “las cifras contables no son más que instrumentos para la evaluación de la
contratación y su ejecución no importa mientras este referente sea estable”.
La existencia de los datos estandarizados y la demarcación de las reglas generales de
actuación en la economía, es significativo de la presencia de la función-signo y del factor
símbolo como medio reconocido para los intercambios. Se trata del valor-signo. En estos
aspectos existen distancias considerables entre lo reconocido por Mattessich y lo planteado
por Macintosh. Para el profesor Mattessich los derechos de propiedad, por ejemplo, son
consecuencia de existencia de una realidad social, mientras para Macintosh son resultado
de las relaciones sociales que determina el valor-signo independiente de las
consideraciones de realidad. En este sentido de Hiperrealismo, los simulacros no
continúan asociados con ningún referente real y donde los símbolos, las imágenes y los
modelos circulan ajenos a cualquier objeto material real o ideal romántico (Mattessich, p.
43).
Siguiendo la argumentación de Macintosh en la relación de señales de la renta, se siguió
el siguiente proceso: a) inicialmente la renta como imagen fiel de la ganancia material real,
b) luego, como cambio a una producción estandarizada de mercancías que facilitó el
intercambio de capital despersonalizado, c)
finalmente en la era de simulación se
desprendió de cualquier referente legal. En el caso del capital contable: a) en los tiempos
feudales, el capital no se distinguía como realización de la ganancia. El capital llegó a ser
una falsificación de los ingresos, b) luego en la era de la producción se da la separación
entre propiedad y control, es decir como una imagen de la capacidad de la empresa de
ganancias futuras, c) finalmente en la era de la simulación, el signo de acumulación
contable se refiere a la capacidad de obtener en el mercado una tasa de retorno, por lo que
ya no está asociada a la señal de ingresos tradicionales, ya sea en tiempo o espacio. Más
bien, es un signo de circulación en la economía financiera hiperreal (Macintosh, p. 40).
En tiempos recientes se consideraba desde la economía que las circulaciones
económicas reales (base de producción operativa y real de las empresas o de la nación)
tenían un correlato de base real en relación con las circulaciones financieras. De tal
manera, se entendía que a una cantidad de bienes producidos en un momento o periodo
determinado de tiempo, le correspondía una masa monetaria distribuida.
Hoy en día y partir de las señales se comprende la existencia auto-referencial de las
distribuciones financieras que no se vinculan para nada con el referente de la producción.
Desde este ángulo, la producción real y la distribución financiera, en la práctica, nada
tienen de conexión con el principio de realidad asociado a lo real de la producción. En este
sentido, desde la perspectiva Baudrillardiana, la referencialidad del signo a un dominio
objetivo es irrelevante de las relaciones sociales en el orden de los simulacros ya que los
signos no son preciosos por su valor de verdad ni por su valor de cambio o de uso, sino
por su valor de signo (Macintosh, p. 43)
De lo anterior es posible deducir, que los sistemas y modelos contables se pueden estar
moviendo en forma auto-referencial. Si es así, el balance general como información de la
riqueza y la acumulación, por ejemplo, tendría autonomía y objetivos proclives a un
movimiento auto-referenciado para nada vinculado con los resultados. En el caso del
estado de resultados, éste se estaría moviendo más en función de las especificidades
financieras relacionadas con el crédito, el comportamiento de la propiedad y la moneda,
que en función de lo real y económico de la empresa. Es decir, el Balance General y el
Estado de Resultados como dos existencias, auto-referentes y sin contenido de realidad.
Conclusiones.
a) Es evidente que las respuestas sobre lo que se entiende y comprende por realidad
están cambiando. Es la realidad al banquillo, entendiendo que las respuestas tienen
implicaciones para el mundo de lo científico. En la práctica se trata de los
descentramientos vitales para observar las cosas y las relaciones desde miradas
diferentes a las tradicionales. La realidad es un mundo de complejidad, que exige
observaciones y demarcaciones diferentes a las constituidas incluso por la ciencia y
lo científico
b) En lo actual, la contabilidad debe vérselas con lo intangible y la inmaterialidad.
Este asunto le exige la presencia de nuevas y diferenciadas metodologías para el
abordaje de la realidad. Desde luego, en la perspectiva de Macintosh,
preguntándose por la simulación y las ordenes de simulacro.
c) En el debate Mattessich-Macintosh, las consideraciones epistémicas sobre los
asuntos de la realidad contable, se muestran diametralmente distintas. En este
aspecto es posible suponer la presencia de contextos diferentes de discusión, pues
parece que Mattessich lo hace más en relación con las estructuras de la explicación
científica y Macintosh desde las ópticas de la deconstrucción de conocimientos.
d) Sin realidad y en el esquema de la simulación, la contabilidad, parece, se movería
más en el campo de una especial semiótica que tendría como función principal la
comunicación de información para decisiones de los sujetos, los cuales tendrían
diferentes naturalezas y formas de comportamientos diversos. La contabilidad
actuando como simple referente para los acuerdos.
e) En el sentido de la simulación, el Balance General como información de una
unidad económica o empresarial, nada tendría que ver con el Estado de
Resultados. Ambas casos se moverían sobre la base de la auto-referencia,
denotando que en el caso de los resultados, en su proceso de limpieza, tratarían de
eludir factores externos que contaminen lo que se supone es dinámica pura de
referencia propia de estructuras financieras altamente auto-referenciadas.
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