Derechos colectivos en México Lelia Jiménez 1. Introducción. El tema de los derechos colectivos ha cobrado auge en los últimos años, se les menciona e invoca cada vez más, sin embargo, es complicado hablar de derechos colectivos. No se sabe muy bien qué son, cómo son, cómo se ejercen ni quienes son sus titulares. Muchas veces tampoco queda claro, cual es su fundamento. Es lugar común enfrentar derechos colectivos y derechos individuales, sobre todo si lo que se pretende es argumentar que los primeros no son viables; hay todo un debate en un rango de posturas filosóficas que van desde los que sólo reconocen derechos a los individuos, hasta los que sólo reconocen derechos de la comunidad; sin embargo, estas posturas han ido acercándose cada vez más en el sentido de que no hay un enfrentamiento entre ellos y que los derechos colectivos son más bien una extensión de los derechos fundamentales individuales y, por lo tanto son también un derecho humano fundamental. Si partimos de que los derechos humanos se fundamentan en necesidades y valores1 previos a la formación de cualquier asociación política. El derecho de los pueblos, como un derecho humano básico, se funda en necesidades y valores de individuos pertenecientes a una “comunidad cultural consciente de sí misma” que debe distinguirse de la entidad estatal.2 El Estado mexicano, como la mayoría de los Estados modernos, surgió con la idea de la asociación política como un pacto entre individuos. Los derechos en ese entonces se interpretaron como derechos de los individuos aislados, separados de todo contexto comunitario. “Los constituyentes partían de la idea de un Estado homogéneo; ... una sola 1 Entendiendo por <<necesidades básicas>> “aquellas que corresponden a todo hombre o mujer en cuanto agente moral, es decir, en cuanto sujeto con la facultad de decidir libremente de su vida dentro de las condiciones determinadas por su sociedad” y por <<valor>> “la propiedad de objetos o situaciones que satisfacen una necesidad de una persona” y éste valor será <<objetivo>> si es susceptible de ser compartido por cualquiera”. VILLORO, op. cit., p. 90 2 VILLORO, op. cit., p.89-90 1 nación. Era claro que los derechos civiles serían los mismos para todo ciudadano, puesto que no tomaban en cuenta su pertenencia previa a culturas y nacionalidades distintas”.3 Sin embargo, “en las sociedades reales, los derechos individuales no pueden abstraerse de una dimensión colectiva. El <<derecho de los pueblos>> es la figura del derecho internacional que reconoce esa dimensión colectiva de los derechos humanos. No puede oponerse a los derechos individuales; por el contrario, permite su ejercicio”.4 Ahora, ¿cómo es que los derechos colectivos permiten el ejercicio de los derechos individuales? La respuesta puede encontrarse en que una de las necesidades básicas de los seres humanos es la pertenencia a una comunidad cultural específica, como el marco de valores donde se puede elegir un plan de vida y ejercitarlo; es decir donde se posibilita la autonomía de las personas; esta comunidad cultural suele concretarse en un pueblo. [TREN DE IMÁGENES. IMÁGENES DE PERSONAS EN LA ESCUELA, EDIFICIOS HISTÓRICOS Y RUINAS PREHISPÁNICAS, ALGÚN CIENTÍFICO; IMÁGENES COTIDIANAS DE LA SOCIEDAD, COMO GENTE CAMINANDO POR LA CALLE, AQUÍ INCLUIR IMÁGENES DE INDÍGENAS EN SUS COMUNIDADES Y EN LA CIUDAD, TAMBIÉN IMÁGENES QUE MUESTREN LA DIVERSIDAD DE LA SOCIEDAD, ESTO INCLUIRÍA MUJERES, PERSONAS CON DISCAPACIDAD, HOMOSEXUALES, GENTE QUE VIVE EN LA CALLE, ETC. EL TREN IRÍA CON EL TEXTO DE LOS PUNTOS 2 Y 3]: 2. ¿De donde viene la idea de derechos culturales? Cuando hablamos de cultura, podemos referirnos a muchas cosas, es común llamar cultura al grado de desarrollo de una persona o un grupo social.5 También se suele utilizar, sobretodo en los últimos años, para describir un conjunto de costumbres y hábitos de un 3 Ibidem, p. 91 Ibidem, p. 92 5 El Diccionario de la Lengua Española editado por la Real Academia Española lo define de la siguiente manera: “cultura. (Del lat. cultura)f. cultivo. ... || 4. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época o grupo social, etc. ...[más adelante dice:] || popular. Conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo.” 4 2 grupo determinado que comparte una visión o un sentir de la sociedad; como pueden ser, por ejemplo, los homosexuales, los discapacitados, las mujeres o los grupos callejeros. También puede usarse en un sentido más restringido, que es el que significa a una comunidad cultural, es decir a un pueblo, y en este sentido, esta colectividad tendrá algunos derechos especiales que los otros grupos no tienen. Los parámetros que se ofrecen en las definiciones de cultura, permiten una interpretación de un modo más restringido o más extenso. Según sea el enfoque, unas son más inclusivas que otras. Es difícil establecer fronteras, quizás porque no las haya en forma clara, hasta dónde una cultura termina; sobre todo si tomamos en cuenta que el fenómeno del que se está hablando es dinámico y, en consecuencia, variable con el tiempo y susceptible de influencias externas. En la legislación internacional también se ha entendido la cultura de diferentes maneras en diferentes momentos: El primero de los enfoques ve a la cultura como un patrimonio material acumulado de la humanidad; de acuerdo con este enfoque, el derecho a la cultura se será el derecho de toda persona a tener acceso a este patrimonio acumulado en condiciones de igualdad.6 El segundo enfoque entiende por cultura el proceso de creación artística o científica, en el que participan sólo algunos individuos que son los creadores de la cultura. Aquí, el derecho a la cultura significará el derecho de las personas a la creación de obras culturales y el derecho de las personas de acceso a estas obras.7 Un tercer enfoque, que se encuentra más presente en las discusiones hoy en día en y que se retoma de la antropología, es el que entiende por cultura “la suma de todas las 6 STAVENHAGEN, Rodolfo, Derechos Humanos y Derechos culturales de los pueblos indígenas, El Colegio de México, Documento de trabajo, p. 1 7 Ibídem 3 actividades y productos materiales y espirituales de un determinado grupo social, que lo distinguen de otros grupos similares.”8 La cultura, como opina Javier de Lucas, proviene del intercambio y de la comunicación de la colectividad, tanto en su interior como con en el exterior. No podemos hablar de que exista una cultura pura que se encuentre aislada, y por otro lado, el hecho de que se reciban influencias del exterior no implica que se ha perdido la identidad propia de una cultura. 9 Esto es así porque la cultura no es un objeto, sino “un conjunto de relaciones posibles entre ciertos sujetos y su mundo circundante. Está constituida por creencias comunes a una colectividad de hombres y mujeres; valoraciones compartidas por ellos; formas de vida semejantes; comportamientos, costumbres y reglas de conducta parecidos.”10 Rodolfo Stavenhagen señala que si entendemos cultura como el tercero de los enfoques propuestos, ésta “se perfila como un sistema de valores y símbolos coherente y autocontenido que un grupo social específico (frecuentemente denominado una etnia) reproduce en el tiempo y que brinda a sus miembros la orientación y los significados necesarios para normar la conducta y las relaciones sociales en la vida cotidiana.”11 Según esta concepción, la cultura es parte intrínseca de la vida de cada ser humano. Luis Villoro dice que todo esto da lugar a un mundo propio y “con ese mundo se encuentra el individuo cuando nace; él lo precede y aún está allí cuando muere. Es el medio en que toda persona crece y llega a ser <<ella misma>>”12, creemos entonces que es el contexto necesario en el cual un ser humano puede elegir un plan de vida y seguirlo, es decir, un medio para ejercer la autonomía y la libertad. 8 Ibídem DE LUCAS, J., “¿Elogio de Babel? Sobre las dificultades del Derecho frente al proyecto intercultural”, op. cit., p. 24 10 VILLORO, Luis, Estado plural, pluralidad de culturas, Editorial Paidós, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1998, p. 110 11 STAVENHAGEN, op. cit., p. 1 12 VILLORO, op. cit., pp. 110 y 111 9 4 3. La diversidad En México, como en muchos otros países, existen diferentes comunidades de cultura, como las minorías nacionales, minorías étnicas o los pueblos indígenas, que son distintos de la cultura mayoritaria del Estado-nación en el que se encuentran; distintos porque se identifican a sí mismos como un “nosotros” diverso de los “otros”; distintos porque su forma de organización difiere de la del resto, distintos porque su visión del mundo, su concepción de la vida buena, sus creencias, mitos y tradiciones no son iguales a los de la cultura mayoritaria. Sin embargo, esta situación muchas veces es ignorada o rechazada de una u otra forma. El término multicultural describe el fenómeno de esa diversidad. Se dice que el multiculturalismo es: “... un hecho social, la existencia, de hecho, de las manifestaciones de la diversidad, del pluralismo cultural, es decir, la presencia en una misma sociedad de grupos con diferentes códigos culturales (identidades culturales propias) como consecuencia de diferencias étnicas, lingüísticas, religiosas o nacionales, que es lo que designamos como sociedades multiétnicas”13 Se habla de un reciente (re)surgimiento de reclamos de reconocimiento de identidades diferenciadas y de derechos especiales para ciertos grupos minoritarios como por ejemplo los inmigrantes de los países de tradición árabe en Europa, y los pueblos indígenas en América Latina,14 sin embargo, el hecho de que culturas diversas coexistan en este mundo no es ninguna novedad, tampoco lo es que dentro de una misma entidad política-administrativa, llámese hoy Estado-nación, se encuentre un grupo de personas que 13 DE LUCAS, J., “¿Elogio de Babel? Sobre las dificultades del Derecho frente al proyecto intercultural” op. cit., p. 21 14 En este caso es conveniente aclarar que ni el fenómeno de la multiculturalidad, ni los reclamos por parte de los pueblos indígenas son nuevos. Lo que sí puede predicar cierta novedad es la forma en cómo se presentan ante las instancias político-administrativas y el resto de la sociedad. El levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y otros grupos indígenas no tan conocidos por los medios masivos de comunicación a nivel mundial en México, lo interpretamos más bien como un cambio de táctica en las exigencias para el reconocimiento de sus derechos. No por nada se habla de más de quinientos años de resistencia indígena. 5 se considera con una identidad cultural propia y distinta del resto. Lo hubo en el imperio otomano, en el romano y en el azteca; existe hoy en día en los países de todos los continentes. Según estimaciones recientes, en los 184 Estados independientes del mundo contienen más de 600 grupos de lenguas vivas y 5000 grupos étnicos. Los países cuyos ciudadanos comparten el mismo lenguaje o pertenecen al mismo grupo étnico nacional, son muy pocos.15 De hecho, la diversidad a causa de población indígena es un fenómeno creciente y no, como pudieran pensar algunos, decreciente. En México, según cifras oficiales, se calcula al total de la población indígena mexicana en el año 2000, de más de ocho millones de habitantes (8 381 314),16 y aunque están en minoría a nivel nacional, representan algunas veces una neta mayoría en ciertas regiones o provincias. En general, se estima que sobreviven 56 lenguas indígenas, pero algunos investigadores aseguran que son muchas más porque consideran que las formas dialectales de algunas lenguas son en realidad idiomas diferentes. Pero en México también encontramos diversidad en el género, la edad, las capacidades diferentes y la preferencias sexuales, entre otras. En años recientes, en nuestro país se ha acrecentado la discusión en torno a los derechos de quienes son diferentes por alguno de los motivos mencionados. Se han planteado diversas exigencias por parte de minorías culturales que reclaman de los Estados que se garantice el respeto de su identidad cultural. [EL SIGUIENTE BLOQUE CON LOS TEMAS 4 Y 5 TIENE FICHAS DE POWER POINT]: 15 KYMLICKA, W., Ciudadanía multicultural, op. cit., p.13 datos tomados de la página de internet del INI: http://www.ini.gob.mx/indica2000/nacional.html, que tiene como fuente para sus estimaciones al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). 16 6 4. Los derechos de los que son diferentes Para hablar de este tema, vamos a distinguir la diferencia como hecho de la diferencia como valor. La diferencia como hecho es un fenómeno que realmente sucede, independientemente de que se quiera o no. La diferencia como valor es algo que se desea y se utiliza para la fundamentación de derechos. Ahora, no es que se desee el mero hecho de ser diferente, más bien lo que se desea es el respeto de la propia singularidad, que, en este caso, resulta ser diferente de la mayoría. En esta situación, el respeto a la diferencia, no sería sinónimo de desigualdad, sino una concreción o especificación del derecho de igualdad. no es lo mismo reflexionar sobre la igualdad en abstracto, que inmediatamente nos remite a su antónimo, la desigualdad, que sobre el código igualdad/diferencia” ya que frente a la desigualdad, la “igualdad aparece como un concepto regulativo que sirve para contemplar la realidad a la luz del ideal y denunciar su apartamiento o desviación del mismo “, mientras que frente a la diferencia, la igualdad, si no toma en cuenta a la diferencia puede resultar una imposición que expulsa a los que no se someten a determinadas pautas supuestamente <<racionales>> y <<universales>> 17 La idea de igualdad debe servir para la emancipación, no para la imposición opresora. Expresar que dos sujetos son iguales, sin explicar nada más, no significa mucho; es decir, si no se precisa “de qué entes se trata y respecto a qué cosa son iguales, (de ahí lo ridículo de la frase: “unos más iguales que otros”), es decir, si no se está en condiciones de responder a dos preguntas: a) ¿Igualdad entre quienes?, y b) ¿igualdad en qué?”18. Vamos a tratar de responder estas preguntas con un ejemplo hipotético: a) Igualdad entre dos personas de diferentes culturas religiosas, vamos a decir, entre Juan, católico, 17 VALLESPÍN, F. “Igualdad y diferencia”, en AA.VV. Pensar la igualdad y la diferencia. (Una reflexión filosófica), ed. de Manuel-Reyes Mate, Fundación Argentaria - Visor Distribuciones, 1995, p. 15 18 BOBBIO, N. Igualdad y Libertad, traducción de Pedro Aragón Rincón, Editorial Paidós, I.C.E / U.A.B., 1993, pp. 53-54 7 habitante de la ciudad, y Pedro, indígena huichol; y b) Igualdad en el respeto por su cultura y sus creencias, por ejemplo igualdad en el permiso para consumir alimentos con motivo sagrado o por motivo de fiestas religiosas. En nuestro ejemplo, si Juan y Pedro se encuentran en un país de mayoría católica, entonces es muy probable que Juan tenga acceso a gran cantidad de pescados y mariscos en temporada de semana santa y no requiera siquiera pedir un permiso especial para hacerlo; para él es importante no comer carne en este período, todo el mundo sabe que en este período muchos comen sólo pescado y hay facilidades para ello. Sin embargo, Pedro requiere poder comer peyote junto con los miembros de su comunidad en sus ceremonias sagradas, pero es probable que Pedro tuviera que pedir un permiso especial para hacerlo. Quizás la respuesta a su petición quedaría a criterio de quien aplica las políticas del gobierno en esa región y de darle una respuesta negativa, tendríamos el caso de que a pesar de que en principio se reconoce la igualdad de derechos para todos, se trataría de manera desigual a Juan y a Pedro en detrimento de éste último. Si, en cambio, situáramos el ejemplo hipotético en un país en que la mayoría fuera de la cultura huichol, de manera que estuvieran establecidas sus fiestas, la situación se invertiría: Juan y Pedro serían tratados de manera desigual en detrimento de Juan. El ejemplo anterior lo hemos tomado para explicar como la postura que pretende fincar la igualdad en una pretendida homogeneidad de los individuos y en una neutralidad en la estructura político-administrativa, así como en la normatividad que la establece, es insuficiente. Podemos entonces decir que hay varios problemas en la visión de igualdad “universal” que no toma en cuenta las diferencias. Entre estos problemas podemos señalar que : • La pretensión de universalidad pierde la referencia histórica y contextual y posteriormente se olvida de que tuvo alguna vez alguna referencia La concepción de 8 igualdad debe tomar en cuenta también de qué, para quiénes y bajo que criterios se pretende la igualdad.19 • El universalismo de la ilustración parece tener una visión unitaria de la subjetividad que excluye las diferencias. • El principio de neutralidad puede tratarse de una “sutil forma de dominación que afectaría tanto a la mujer, como a otros grupos sociales o étnicos minoritarios y marginados. El concepto <<persona>>, <<humano>>, o <<humanidad>> puede acabar resultando una forma sofisticada de referirse al varón heterosexual, -para Europa o Estados Unidos, blanco y judeo-cristiano, para México, mestizo (pero mientras más blanco mejor) y católico.20 Es decir, que el discurso que se debate habla de universalidad pero en el fondo excluye lo que es diferente a ese tipo específico de <<persona>>. Las críticas mencionadas, como podemos ver, no rechazan el ideal de igualdad, sino lo que quieren es hacer notar que existen fallas que deben corregirse para evitar ciertos tipos de opresión y marginación. 21 Vamos a explicar por qué se dan la opresión, marginación o injusticia: La justicia se compone por las condiciones institucionales necesarias para el desarrollo y ejercicio de las capacidades individuales y la comunicación y la cooperación colectiva; la opresión es una de las formas de injusticia; y por opresión se entienden las desventajas e injusticias que sufren algunas personas con motivo de la práctica cotidiana en una sociedad. Esto se refiere a limitaciones sistemáticas que, basadas en normas poco cuestionadas, en hábitos y símbolos institucionales, son impuestas a cierto tipo de grupos de manera estructural. 22 19 VALLESPÍN, F. “Igualdad y diferencia”, op. cit., p. 19 Ibidem, p. 25 21 Ibidem, p. 25 22 YOUNG, I. M., Justice and the politics of difference, Princeton University Press, 1990, pp. 39-41 20 9 Diversos grupos son víctimas de algún tipo de opresión y entre las formas de opresión se puede mencionar, relacionadas con nuestro tema, a la marginación y el imperialismo cultural23. La marginación consiste en que existe toda una categoría de personas son expulsadas de la participación de la vida social. El imperialismo cultural implica que la particular perspectiva de un sector de la sociedad es la única tomada en cuenta, haciendo que otros puntos de vista sean, por un lado invisibles y por otro se tengan como estereotipos de los demás sectores de la sociedad. El imperialismo cultural implica la univerzalización de la experiencia y de la cultura del grupo dominante, teniéndolas como representativas de la humanidad en sí. De esta manera, las diferencias relativas a los otros grupos son comúnmente vistas como una carencia o una negación de lo normal, de lo universal. Esto lleva a una opresión paradójica: por un lado las expresiones culturales de los grupos diferentes son invisibles, por otro lado los mismos grupos son estereotipados de una manera negativa, lo cual sirve para marginarlos y/o inferiorizarlos. Un ejemplo de lo anterior es que diversos sectores de las sociedades, tales como las mujeres y los negros se quejan de que por mucho tiempo se les ha proyectado una imagen despectiva de sí mismos de la cual es difícil desprenderse.24 Lo mismo pasa con los indígenas. De la misma manera, tras varias décadas o siglos de colonización, de imposición por diversas vías de la cultura occidental hacia otras culturas ha tenido como consecuencia la autodepreciación del oprimido.25 Por eso, para retomar el ideal de igualdad en la esfera pública, la política del reconocimiento igualitario ha significado, en un primer momento, la política de la dignidad igualitaria que implica hacer a un lado cualquier tipo de distinción entre los ciudadanos y, 23 YOUNG, I. M., op. cit., pp. 39-41 Ibidem., p.44 25 Ver SANTOS, B. DE S. “Hacia una concepción multicultural de los derechos humanos” en Análisis político. Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales. Universidad Nacional de Colombia. Nº31 may/ago 1997, pp. 3-16. 24 10 en un segundo momento, la política de la diferencia, que implica que debe reconocerse la identidad única, debe reconocerse que se es distinto. Esto significa que las diferencias sean la base del tratamiento diferente, y no sólo como medidas temporales para igualar lo que la discriminación ha hecho desigual, sino como medida permanente ya que la identidad no pretende perderse.26 Ahora bien, pensar en la dignidad de los seres humanos nos lleva a la del pueblo y la cultura a los que pertenecen. La dignidad de los seres humanos se ve vulnerada si no se reconoce su cultura. No se puede decir a alguien, sin que esto signifique un modo de opresión: “te respeto a ti pero no a tu pueblo ni a tu cultura”. El paso de los derechos de los individuos a los derechos de los grupos se entiende, porque los grupos están integrados por individuos y los individuos desean que su grupo sea reconocido y respetado como tal. Además, la cultura es un fenómeno que no subsiste individualmente. De ahí que el “pleno reconocimiento público como ciudadanos iguales puede requerir dos formas de respeto: 1) el respeto a la identidad única de cada individuo, cualquiera que sea su sexo, raza o etnicidad, y 2) el respeto a aquellas actividades, prácticas y modos de ver el mundo que son objeto de una valoración singular o que son inseparables de los miembros de los grupos en desventaja”.27 Esto significaría dos fases en el reconocimiento jurídico: (1) En primer lugar, la equiparación, esto es, la no-discriminación en los derechos. Pero eso no siempre es suficiente: (2) a veces es preciso dar un paso más pues no basta con las medidas orientadas a reducir la discriminación; a las minorías con voluntad de pervivencia también hay que garantizarles sus derechos que aseguren la plena libertad y la igual oportunidad al desarrollo cultural y al papel activo en la vida social.28 26 TAYLOR, C., op. cit., p.59 GUTMANN, A., “Introducción” en TAYLOR, C. La política del reconocimiento, op. cit. pp. 20 y 21 28 DE LUCAS, J. “Por qué son relevantes las reivindicaciones jurídico-políticas de las minorías. (Los derechos de las minorías en el 50 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos)”, Derechos de las minorías en una sociedad multicultural, Dir. Javier de Lucas Martín, Escuela Judicial, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 1999, p. 300 27 11 Ahora bien, ¿cómo podemos adecuar estas exigencias en nuestras sociedades? Intentando dar solución es que se plantean los derechos diferenciados o medidas especiales, y los derechos colectivos como derechos importantes. 5. Medidas especiales o derechos diferenciados En algunas ocasiones hemos escuchado objeciones a la idea de las medidas especiales o derechos diferenciados. Las objeciones a estos derechos se podrían resumir de esta manera: 1. Se considera que la diferenciación de la ciudadanía podría plantearse como un retroceso a distinciones políticas y sociales que podría dar lugar a privilegios y ventajas de unos grupos frente a otros. 2. El trato diferenciado a los ciudadanos podría favorecer la discriminación. 3. El que se diferenciara a los ciudadanos según el grupo llevaría a una división de ciudadanos y, por ello, propiciaría la disgregación del Estado. 4. Se considera sumamente difícil encontrar los criterios adecuados para poder establecer en una ley ciudadanías diferenciadas. También se les suele objetar diciendo que la igualdad de derechos que se desprende de la ciudadanía común es suficiente para fomentar la autonomía cultural. Si se concede a todos las mismas libertades, cada uno es libre de mantener y desarrollar su propia cultura así como llevar a cabo las prácticas propias de su cultura siempre y cuando no vulnere la libertad de otros. 29 La visión anterior sería acertada si no fuera porque en realidad no todos tienen, de hecho, las mismas oportunidades para ejercer sus derechos. Los Estados nacionales, como hemos dicho, en muchos casos son resultado de la imposición de una cultura sobre otras;30 aunque se diga que los derechos de ciudadanía están pensados para un sujeto abstracto, en 29 30 VILLORO, op. cit., pp. 100-101 Ibidem, p.102 12 realidad “coincide con un sujeto muy concreto”31 que suele ser el de la cultura impuesta. “Los derechos del ciudadano se confunden, de hecho, con los dictados por un pueblo sobre otros. Pero el ejercicio de la libertad de cada ciudadano tiene como condición elegir en el abanico de posibilidades de la cultura a que pertenece que, en los países multiculturales, puede diferir de la hegemónica.”32 Como respuestas a estas demandas de reconocimiento de la diferencia, en primer lugar, se propone a los derechos humanos como modo de proteger las necesidades e intereses primarios de las personas, ya que éstos se predican como potestad de todos los seres humanos. Aquí se incluyen los derechos de libertad como medio de proteger la igualdad formal y los derechos sociales como medio de promover la igualdad material. Pero, se admite ahí mismo la necesidad de establecer medidas específicas para los grupos minoritarios.33 Los derechos diferenciados o medidas especiales como medidas específicas en función del grupo o cultura de pertenencia se fundamentan con el objetivo de que las minorías puedan expresar su particularidad sin obstáculos y sin que esto signifique una exclusión de la sociedad dominante. Estas deben ser medidas permanentes puesto que la particularidad no es algo que se espere perder. Éstos derechos servirían para fomentar la integración de los excluidos de la sociedad. También deben de haber unos derechos especiales de representación para equilibrar la manera en que se representa la sociedad en el proceso político, ya que tal como se conforman los poderes legislativos en un gran número de Estados, en realidad no reflejan la diversidad de su población. Es común que los legislativos estén compuestos por varones de clase media de la cultura dominante y que las minorías en general, tanto culturales, como de otro tipo, se encuentran mal representadas. 31 AÑÓN ROIG, M. J., ”Ciudadanía diferenciada y derechos de las minorías”, en Derechos de las minorías en una sociedad multicultural, Dir. Javier de Lucas Martín, Escuela Judicial, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 1999, p. 76 32 VILLORO, op. cit., p.102 33 AÑÓN ROIG, M. J., ”Ciudadanía diferenciada y derechos de las minorías”, op. cit., pp. 82-83 13 Es por todo ello que, además de los derechos de ciudadanía que contienen el reconocimiento y garantía de derechos iguales para todos, deben haber ciertos derechos diferenciados o medidas especiales para quienes, de hecho, culturalmente hablando, son diferentes. Estos derechos se pueden ejercer individual o colectivamente y parten de la diversidad, ya sea por motivo de cultura, género, edad, capacidades diferentes, preferencia sexual, etc., pero existen un tipo de derechos de los cuales es titular la colectividad, la comunidad, el pueblo. Aquí es donde se entiende cultura en el sentido antes explicado, como comunidad de cultura. Muchas veces, aún cuando se reconocen derechos culturales, se les reconoce de manera individualizada y se encuentra resistencia a reconocer derechos colectivos.34 Es criticable que algunos ordenamientos tanto nacionales como internacionales contengan derechos atribuibles a individuos pero no a grupos, es decir, se reconocen derechos a los individuos pertenecientes a minorías pero no a las minorías mismas, con la consecuencia de que al ser la cultura un fenómeno que no subsiste individualmente, los individuos pertenecientes a ella se ven en la necesidad de volverse a la cultura mayoritaria. 35 Si partimos de que –siguiendo a Luis Villoro, sólo reconociendo derechos a una comunidad de cultura, es decir a un pueblo, se propicia a los seres humanos la capacidad para elegir un plan de vida y seguirlo,36 entonces el derecho de los pueblos es un derecho humano fundamental ya que el pueblo es una condición necesaria para la autonomía de las personas. En esa medida, “el <<derecho de los pueblos>> no contradice los derechos del individuo, sino, por el contrario, los refuerza”.37 34 La omisión de reconocer a los pueblos indígenas como sujetos de derecho público en la reciente reforma a la Constitución Política mexicana, a pesar de que ese reconocimiento se encontraba en la propuesta inicial ante el Congreso es un claro ejemplo de esta resistencia. 35 Ver DE LUCAS, op. cit. p. 30 36 Ibidem, pp. 93-94 37 Ibidem, p. 94 14 Por eso, los pueblos, como entes colectivos también pueden ser titulares de derechos y el único límite de esos derechos colectivos sería el no imponerlos contra la voluntad de sus miembros. Esto se infiere si, como hemos dicho, entendemos los derechos colectivos como una forma de favorecer la autonomía de los miembros del grupo, de reforzar los derechos individuales. Hablamos en favor de los derechos colectivos porque si no se reconoce la “comunidad de cultura,” se vulnera la dignidad de los individuos (miembros del grupo) en particular ya que los derechos individuales en este caso no son suficientes, es necesaria la extensión de derechos de la colectividad para que los individuos miembros de ella se vean favorecidos en las condiciones que posibilitan el ejercicio de su autonomía. 6. Derecho de autodeterminación Como sabemos, en la mayoría de los países de América Latina, y de otros continentes como África, las repúblicas que se conformaron imponiendo una concepción de Estado moderno no tomaron en cuenta a los pueblos indios que vivían allí. Estos pueblos, y sus pobladores merecen el reconocimiento como tales y el derecho a ejercer su modo de vida. Al abordar la discusión acerca de los derechos colectivos y los derechos de los pueblos, es frecuente que se llegue al tema del derecho a la autodeterminación. Este es un término que se utiliza en el Derecho Internacional38 y que se ha venido incorporando por muchos pueblos y minorías nacionales en su lucha por el reconocimiento. Este tipo de derecho es inherente a su condición de pueblo, por lo tanto no se pretende como una medida temporal, (del tipo de lo que pudiera llamarse de discriminación positiva) es un derecho del cual pretenden ser detentores siempre.39 La libre determinación de un pueblo se puede ejercer de diversas formas. Debemos entender la diferencia entre el “principio general o abstracto del derecho de 38 En realidad tiene su origen en una tradición histórica del siglo XIX, sin embargo pretendemos no remontarnos a sus orígenes, sino, por el contrario, tratar de entenderlo en el mundo que hoy nos toca vivir. 39 KYMLICKA, W., op. cit., pp. 51-52 15 autodeterminación de sus muy diversos sentidos concretos, mismos que resultan precisamente del ejercicio específico que los pueblos hacen de la libre determinación.”40 En realidad este principio implica la posibilidad de que un pueblo decida sobre su destino, “sin estar supeditado a leyes más altas que las que él mismo se otorgue. Entonces el ejercicio de la libre determinación conduce a un estatuto de soberanía. Es el caso de todos los Estados nacionales y de algunas nacionalidades que aspiran a convertirse en Estados. ...Pero hay otra manera de ejercer el derecho de libre determinación: aceptar formar parte de un Estado soberano, determinando las facultades, competencias y ámbitos en que se ejercerían los derechos propios. Eso es autonomía.”41 Una vía adecuada y respetuosa podría ser la de pactar con ellos ciertos estatutos de autonomía en una nueva relación entre el Estado y los pueblos indígenas. Como sabemos, muchos de los pueblos al interior de los Estados no desean una separación completa de ellos al grado de la independencia, sino requieren de libertad de poder continuar con la práctica de su <<comunidad de cultura>>; tal es el caso de los pueblos indígenas en México. 7. La situación de los derechos colectivos en México El Estado mexicano ha abordado de diferentes formas el tema de la diversidad cultural de los pueblos indígenas. Desde el surgimiento del Estado se tuvo conciencia de la realidad indígena pero las respuestas normativas a esta realidad han variado con el tiempo. De la segregación o exclusión, que existió en tiempos de la colonia, se ha pasado por etapas de asimilación forzosa o aculturación. 40 DÍAZ-POLANCO, H. “Derechos indígenas y autonomía”, Crítica jurídica nº 11, UNAM-CONACYT, México, 1992, p. 51 41 VILLORO, op. cit., p. 94. La forma en que Luis Villoro entiende aquí por <<autonomía>> y que retomamos aquí es como el derecho que tiene un grupo social o una institución para “dictar sus propias reglas, dentro de un ámbito limitado de competencia” Ver op. cit. p.95. DÍAZ-POLANCO, por su parte, define autonomía como el “sistema por medio del cual los grupos socioculturales ejercen el derecho a la autodeterminación.” en “Derechos indígenas y autonomía”, op. cit., p. 51 16 En las primeras décadas del gobierno independiente se planteaba la cuestión de los pueblos indios libres de la siguiente manera: “o son mexicanos y se someten a las leyes del país o son rebeldes que ponen en riesgo la soberanía nacional y, por tanto, enemigos y traidores a la patria.”42 Se les procuró “nacionalizar” mediante las armas. De la Independencia(1810) a la Revolución(1910), el gobierno estuvo ocupado en acabar con las instituciones indígenas y reprimir sus rebeliones.43 Los gobiernos posteriores a la Revolución ya reconocen a los pueblos indígenas pero no el valor de sus culturas. En el gobierno revolucionario, según refiere Guillermo Bonfil, predomina el siguiente discurso: La raíz profunda de nuestra nacionalidad está en el pasado indio, de donde arranca nuestra historia. Es un pasado glorioso que se derrumba con la Conquista. A partir de entonces surge el verdadero mexicano, el mestizo, que va conquistando su historia a través de una cadena de luchas (la Independencia, la Reforma) que se eslabonan armónicamente hasta desembocar en la Revolución. La Revolución es el punto final de la lucha del pueblo mexicano, el pueblo mestizo; es un hecho necesario, previsto y anticipado por la historia. A partir de la Revolución será posible la incorporación plena del mexicano a la cultura universal.44 Ésta ideología hace que los gobiernos fomenten algunas formas de producción artística y cultural indígena pero que los modos de vida tradicionales vayan desapareciendo poco a poco; se busca “redimir” al indio, incorporarlo a la cultura nacional y a la civilización “universal”, que es la occidental.45 A partir de 1916 se fueron trazando los cimientos de la llamada política “indigenista”, que ha marcado el proceder gubernamental mexicano casi hasta nuestros 42 BONFIL BATALLA, G., México profundo. Una civilización negada, Editorial Grijalbo, México, 1990, p.150 43 BONFIL BATALLA, G., Derecho Nacional, derechos indios y derecho consuetudinario indígena, Universidad Autónoma de Chapingo- Universidad Autónoma Metropolitana, México, 1998, p.157 44 BONFIL BATALLA, pp. 166-167 45 Idem, p. 168 17 días. El indigenismo, aunque ha variado y actualizado sus postulados teóricos, en el fondo ha conservado el proyecto planteado por los no indios para la integración de los indios a la nación, que se concretiza en un proyecto integral que incluye, entre otros, desarrollo económico, educación, salud, y organización política, todo hacia la conversión a la cultura occidental.46 Desde los años 40, el indigenismo, influido por los cambios marcados por el repentino desarrollo industrial surgido como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, además de promover la cultura occidental comienza a hacer a un lado a los pueblos que obstaculicen la industrialización, la urbanización, la explotación petrolera, los centros turísticos, etc.47 En la actualidad, el levantamiento armado, así como los reclamos de muy diversos pueblos indígenas y de la sociedad civil organizada, han orillado al gobierno a un replanteamiento de sus políticas indigenistas. Sin embargo, aún no se han podido despojar de cierta visión paternalista y de la idea de homogeneización. 7.1. La reforma constitucional en materia de derechos y cultura indígena En agosto de 2001 se reformaron los artículos 1, 2, 4, 18 y 115 de la Constitución. Estas modificaciones fueron conocidas como reforma constitucional en materia de derechos y cultura indígena48. La reforma se dio en medio de una gran controversia tanto en el ámbito gubernamental como en los medios de comunicación y la sociedad civil y su resultado generó gran descontento entre los pueblos indígenas. Se promovieron en su momento más de 300 controversias constitucionales así como diversos juicios de amparo promovidos por municipios indígenas en contra de esta reforma.49 Aunque las cuestiones 46 Idem, pp. 170-176 Idem, pp. 176-181 48 Un interesante análisis sobre la reforma se encuentra en Francisco LÓPEZ BÁRCENAS, “Reforma constitucional y derechos indígenas en México: entre el consenso y la ilegitimidad”, Los derechos indígenas y la Reforma constitucional, Centro de Orientación y asesoría a pueblos indígenas, México, 2001. Ver también Miguel CARBONELL, “La reforma constitucional en materia indígena. Un primer acercamiento” 49 Por citar algún ejemplo, un reciente pronunciamiento de algunas autoridades indígenas y organismos no gubernamentales dice en el primer párrafo de sus considerandos “Que los pueblos indígenas no estamos de acuerdo con el procedimiento y contenido de la Reforma Constitucional en materia de derechos y cultura indígena, realizada en el año 2001, razón por la que presentamos a través de nuestras autoridades municipales 47 18 sobre las que ha tenido que resolver la Corte son más de forma que de fondo, estos actos son una muestra clara de la poca aceptación que ha tenido. Podemos mencionar algunos datos acerca de la reforma y algunos derechos que ya se encuentran incorporados en la constitución a partir de la misma: a) Pueblos y comunidades indígenas como sujetos de derechos. De la redacción de la constitución se infiere que los pueblos y las comunidades indígenas se reconocen como sujetos de derechos. No se reconoció explícitamente y eso recibió muchas críticas por parte del movimiento indígena, pero lo cierto es que aunque no lo hayan expresado, existen diversas disposiciones en el artículo dos constitucional donde de facto lo están haciendo pues les otorgan derechos y a quién se puede otorgar derechos, sino al sujeto de los mismos. Ejemplos de ello pueden ser los siguientes: • Se menciona que “el derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación se ejercerá en un marco constitucional de autonomía...” Aquí se está hablando del derecho de los pueblos (quinto párrafo) • El apartado A hace una enumeración de los criterios de aplicación de la autonomía como derechos de los pueblos y comunidades.50 Ahora bien ¿quiénes son estos sujetos? A continuación se explica en qué sentido se entiende por pueblos y comunidades, a partir del análisis del texto constitucional y a la luz de la normatividad internacional. En el artículo 2 constitucional se establece “la Nación tiene una composición pluricultural, sustentada originalmente en sus pueblos indígenas” Esta declaración de la composición pluricultural se retomó del anterior artículo 4° y aunque es una mera y representantes agrarios, Controversias Constitucionales y Amparos” (Los pueblos indignas de nuevo ante la suprema corte de justicia de la nación, 5 de agosto de 2002)firmado por 24 autoridades indígenas y 13 organismos no gubernamentales, entre ellos el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, Servicios del Pueblo Mixe, A.C. y el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas. 50 Ver COSSÍO, José Ramón, “La reforma constitucional en materia indígena” Documentos de Trabajo, Número 21, 10 de septiembre de 2001, Departamento Académico de Derecho, Instituto Tecnológico Autónomo de México, s/n de p. 19 declaración implica un reconocimiento tácito de los pueblos indígenas. Al hablar de ellos, se les reconoce ya como sujetos y dice a quienes se refiere: Art. 2, segundo párrafo: “... son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas o parte de ellas.” Aquí retoma algunos (aunque no todos) de los elementos señalados por el Convenio 169 de la OIT (art. 1.1. b). En el tercer párrafo se señala la conciencia de identidad indígena como criterio como de quienes son estos sujetos: Art. 2, tercer párrafo. “La conciencia de su identidad indígena deberá ser criterio fundamental para determinar a quienes se aplican las disposiciones sobre pueblos indígenas.” En esto coincide con el Convenio 169 (art. 1.2). El reconocimiento de la propia conciencia de identidad es importante pues por primera vez se da la posibilidad de que sean ellos mismos quienes lo definan y se termina por fin con muchos criterios poco adecuados utilizados anteriormente como lo eran la raza, criterio racista, o la lengua, criterio insuficiente pues hay indígenas que ya no hablan su lengua y hay no indígenas que han aprendido la lengua indígena51. Esta frase también es importante porque, como se había dicho ya, “avanza la idea de que existen disposiciones sobre pueblos indígenas, lo que significa, necesariamente, la confirmación de los pueblos como sujetos de derecho.”52 51 Ver LÓPEZ BÁRCENAS, Francisco, “Reforma constitucional y derechos indígenas en México: entre el consenso y la ilegitimidad”, op. cit., p. 14 52 COSSÍO, José Ramón, “La reforma constitucional en materia indígena” Documentos de Trabajo, Número 21, 10 de septiembre de 2001, Departamento Académico de Derecho, Instituto Tecnológico Autónomo de México, s/n de p. 20 El cuarto párrafo nos da criterios acerca de cuales son comunidades integrantes de un pueblo indígena: Art. 2, cuarto párrafo. “Son comunidades integrantes de un pueblo indígena, aquéllas que formen una unidad social, económica y cultural, asentadas en un territorio y que reconocen autoridades propias de acuerdo con sus usos y costumbres.” Como vemos, se establecen como criterios para reconocer a una comunidad: • La unidad social, económica y cultural • Que estén asentados en un territorio • Que reconozcan autoridades propias Ahora bien, este reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas se hará en las constituciones locales y señala los criterio para ello criterios como los etnolinguísticos y de asentamiento físico: Art. 2, párrafo 5. “El reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas se hará en las constituciones y leyes de las entidades federativas, las que deberán tomar en cuenta, además de los principios generales establecidos en los párrafos anteriores de este artículo, criterios etnolingüísticos y de asentamiento físico.” Lo anterior significa que existe ya una obligación de los congresos locales de reconocer a los pueblos y comunidades según los criterios establecidos por la constitución. Ahora bien, la propia constitución reconoce ya en sentido declarativo que existen los pueblos indígenas, esto es, que existen independientemente de que la constitución los reconozca en un sentido jurídico o no y esto quiere decir que los pueblos tienen derechos, se les reconozca expresamente en las constituciones locales o no: “desde la entrada en vigor de la reforma, los pueblos tienen ciertos derechos y obligaciones. Sin embargo, como gran parte de ellos requieren de desarrollo legislativo, irán adquiriéndolo en la medida en la que vayan entrando en vigor estas normas. Actualizada esta última posibilidad, y en el caso de que no 21 recibieran los beneficios que las leyes correspondientes prevean para ellos, los pueblos podrán demandar su reconocimiento y la asignación de aquello que hubiere sido objeto del mismo.” 53 b) Derechos de pueblos y comunidades indígenas Libre determinación. Ya en el párrafo quinto se habla del derecho a la libre determinación: “El derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación se ejercerá en un marco constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional. ...” Aquí hay un reconocimiento tácito de la libre determinación y lo enmarca en la autonomía como la forma de ejercerlo Autonomía. Después del párrafo quinto se divide el artículo en dos apartados. En el apartado A se reconoce, ahora sí de manera explícita el derecho a la libre determinación a través de la autonomía: Art. 2. A. Esta Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para:” A continuación se enumeran en distintas fracciones, formas de ejercicio de la autonomía: 53 COSSÍO, José Ramón, “La reforma constitucional en materia indígena” Documentos de Trabajo, Número 21, 10 de septiembre de 2001, Departamento Académico de Derecho, Instituto Tecnológico Autónomo de México, s/n de p. 22 - “Formas internas de convivencia y organización social, económica, política y cultural” (I) Esta frase es un poco vaga, quizás fuera mejor hablar de “forma en que organizarán su vida interna.” Por ejemplo: los sistemas de cargos, tequios, mayordomías... - “Aplicar sus propios sistemas normativos en la regulación y solución de sus conflictos internos ...” Se señalan como límites a lo anterior: los principios generales de la Constitución, las garantías individuales, los d.h. , y la dignidad e integridad de las mujeres. Supedita estas decisiones a que la ley establezca sus formas de validación (II). En este punto, el Convenio 169, art. 8 establece que al aplicar la legislación nacional a los pueblos deberán tomarse en consideración sus costumbres o su derecho consuetudinario; establece también que los pueblos deberán tener el derecho de conservar sus costumbres e instituciones propias, siempre que éstas no sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los derechos humanos internacionalmente reconocidos; asimismo que la aplicación de lo anterior no deberá impedir a los miembros de dichos pueblos ejercer los derechos reconocidos a todos los ciudadanos del país. - Elección de sus autoridades de acuerdo con sus propias normas y procedimientos (III) Por ejemplo, la constitución de Oaxaca Derechos lingüísticos y culturales. Entre estos derechos, la constitución reconoce: - Preservación de sus lenguas, conocimiento y todos los elementos que constituyan su cultura e identidad (IV) Este derecho, aunque pueda ser individual, se ejerce de manera colectiva. Como sabemos, la cultura es un bien que sólo existe cuando hay una comunidad. La Declaración 23 Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural, adoptada por la Conferencia General el 2 de noviembre de 2001 expresa en su preámbulo que “la cultura debe ser considerada como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.” En el artículo 4 de la Declaración se establece que “La defensa de la diversidad cultural es un imperativo ético, inseparable del respeto de la dignidad de la persona humana.” - Conservación y mejora del hábitat y preservación de sus tierras (V). Si está reconociendo la autonomía para la conservación y mejora, esto quiere decir que se reconoce el derecho de que éstas dos actividades las lleven a cabo los pueblos y las comunidades según sus propias tradiciones La Declaración Universal de la UNESCO sobre diversidad cultural señala también que es compromiso de los Estados miembros (es decir , de los países miembros de la UNESCO) el “Respetar y proteger los sistemas de conocimiento tradicionales, especialmente los de las poblaciones autóctonas; reconocer la contribución de los conocimientos tradicionales a la protección del medio ambiente y a la gestión de los recursos naturales, y favorecer las sinergias entre la ciencia moderna y los conocimientos locales”(numeral 14 de las Orientaciones principales de un plan de acción) Aquí también se debe tomar en cuenta la legislación en materia ambiental de la que ya se hablará. Lo mismo que con la Perte II del Convenio 169. - Acceso al uso y disfrute preferente de los recursos naturales (VI) Condiciones: Con respeto a las formas y modalidades de propiedad y tenencia de la tierra establecidas en la Constitución y las leyes de la materia. 24 Con respeto de los derechos adquiridos por terceros o por integrantes de la comunidad (esta disposición es más bien del ámbito del derecho común, no tendría por qué estar en la Constitución, pero además da pie a que los pueblos sean una vez más víctimas de quienes hayan adquirido algún derecho, así fuera precario, y por cualquier vía, incluso ilegal, en consecuencia, hablar aquí de un derecho preferente no tiene sentido). No en áreas estratégicas. Al final dice que para estos efectos las comunidades podrán asociarse en términos de ley La fracción anterior debe interpretarse en el sentido de lo establecido en el Convenio 169, Parte II. Tierras, que establece, entre otras cosas: En su art. 13, que “los gobiernos deberán respetar la importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los pueblos interesados reviste su relación con las tierras o territorios...” Además que “la utilización del término “tierras” en los art. 15 y 16 deberá incluir el concepto de territorios, lo que cubre la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos interesados ocupan o utilizan de alguna otra manera” El art. 14 dice que “deberá reconocerse a los pueblos interesados el derecho de propiedad y de posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan”. Dice también que “deberán tomarse medidas para salvaguardar el derecho de los pueblos interesados a usar tierras que no estén exclusivamente ocupadas por ellos pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales y de subsistencia” El Comité de expertos de la OIT (Observación individual sobre la India, 1988) ha interpretado que la protección de tierras debe hacerse independientemente de la existencia o no de título jurídico. El art. 16 dice que los pueblos no deberán ser trasladados de las tierras que ocupan y que en caso de que excepcionalmente se considerara necesario, deberá mediar su consentimiento, y si no, sólo mediante procedimientos adecuados establecidos en la legislación nacional, incluidas encuestas públicas en donde los pueblos deberán estar efectivamente representados 25 Señala también que, en todo caso, siempre podrán regresar si dejan de existir los motivos del traslado. Si el retorno no es posible deberán de dotárseles de tierras por lo menos iguales en calidad y estatuto jurídico. Si esto no fuera posible, deberá mediar indemnización, con las garantías apropiadas pero se establece que se tomará en cuanta cualquier pérdida o daño sufrido como consecuencia del desplazamiento. El art. 17 dice que deberá impedirse que personas extrañas a esos pueblos puedan aprovecharse de las costumbres de esos pueblos o de su desconocimiento de las leyes. Derechos de “nueva relación”. Se incorporaron también en la Constitución ciertos derechos que pueden ejercer como minoría para estar en igualdad, en una nueva relación entre las comunidades y el Estado. - Elección de representantes ante los ayuntamientos en los municipios con población indígena. Deja a las constituciones y leyes estatales la regulación de estos derechos (VII). Esto se entiende como derechos de minorías, lo que Kymlicka llama derechos de representación. Francisco López dice que se debe establecer con claridad qué tipo de representantes se eligirán y cuáles serán sus funciones porque en la práctica ya se han dado casos de regulaciones ambiguas y poco claras (p. Ej. Puebla, Sonora y Oaxaca). - Acceso a la jurisdicción del Estado (VIII). El texto de la reforma establece dos formas en que se hará esto: En los juicios y procedimientos en que sean parte, se tomarán en cuenta sus costumbres y especificidades culturales respetando los preceptos de la Constitución. Los indígenas tienen el derecho a asistencia de interpretes y defensores con conocimiento de su lengua y cultura. (El derecho a la defensa ya estaba reconocido, el de intérprete, también, sin embargo, por ejemplo, se omitieron cosas como el derecho a que la declaración se escriba en su lengua materna 26 8. Conclusiones Hemos visto como el reconocimiento de los derechos culturales implica algo más que la promoción y difusión de expresiones vernáculas, que tiene que ver muy estrechamente con las necesidades más básicas de la persona e implica la garantía de posibilitar de manera igualitaria la autonomía y la libertad de todos los seres humanos. Hemos visto también que reconocer derechos a individuos aislados imposibilita un verdadero ejercicio de derechos culturales. Es necesario pues un reconocimiento colectivo de estos derechos. Creemos que la Constitución mexicana puede ser un marco adecuado para el establecimiento de pautas importantes en torno al verdadero respeto de los derechos culturales siempre y cuando vayan acompañadas de políticas públicas acordes con un estado plural que respeta y fomenta la diversidad cultural. 27
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