Usurpación: Puede ser cometida incluso por el coposeedor

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UNIDAD DE
CAPACITACION Y
SUPERVISION,
MINISTERIO
PUBLICO,
COSTA RICA
PODER JUDICIAL
Temas:
Usurpación: Puede ser cometida incluso por el coposeedor
Sumario:
(UCS-MP)
El derecho de posesión puede ser compartido por varias personas, lo que
significa que alguno de los co-poseedores podría incurrir en el delito de
usurpación al lesionar el derecho de igual rango que tiene otra persona.
Lo importante para la tipicidad de la conducta, es que los actos del sujeto
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lesionen el derecho de posesión de la víctima, de manera que impida que
esta última pueda ejercer las facultades características del derecho de posesión.
Transcripción en lo conducente:
2002
TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL, Voto No. 110 del 2 de febrero del 2001
“…Es cierto que la querellada tenía un derecho de posesión sobre el inmueble en el
que se encontraba el negocio, pero esta condición no excluye la posibilidad de que los
actos de la enjuiciada, lesionen los derechos de otras personas que ostentan un derecho
a la posesión sobre el mismo bien. La argumentación del recurrente asume un presupuesto que carece de sustento lógico y doctrinario, pues el derecho a la posesión pueden compartirlo varias personas, lo que significa, que alguno de los co-poseedores, podría incurrir en el delito de usurpación al lesionar el derecho de igual rango que tiene
otra persona sobre el mismo bien. Lo importante es que los actos del sujeto activo, lesionen el derecho de posesión de la víctima. No tiene ninguna trascendencia jurídica,
que el sujeto activo comparta el derecho de posesión con la víctima del ilícito, que es
un presupuesto que asume el recurrente en su razonamiento. Tampoco es cierto que la
actuación de la querellada se circunscribiera a la administración del negocio, sino que
como bien se expone en la relación de hechos probados, ejecutó actos que impidieron a
la ofendida ejercer su derecho de posesión sobre el mismo bien. Impedir que otra persona pueda ejercer las actividades que caracterizan su derecho de posesión, sí configura la usurpación, porque constituye una exclusión del disfrute de un bien jurídico.
Tampoco es cierto que existiese un alejamiento voluntario de la actora, como lo señala
el recurrente. Este es un punto que examinó detalladamente el a-quo, especialmente
cuando afirma que no se acreditó que la querellante hubiese hecho un abandono voluntario del negocio, pues tal conclusión sería ilógica “..y contrario a las reglas comunes
de la experiencia..”, brindando el juzgador una serie de argumentos que le dan sustento
a tal afirmación. (ver folio 207 y siguientes) La objeción que plantea el recurrente es
inadmisible; se trata de una pretensión que excede los límites que posee esta Cámara
frente a la inobservancia de la norma sustantiva, al pretender modificar o ignorar el razonamiento expuesto el juzgador al valorar la prueba, elemento que es inamovible,
como se ha expuesto reiteradamente, cuando se acusa la violación de las normas de
fondo
Reitera el recurrente un argumento que expuso en los anteriores reclamos, cuando
afirma que la relación de hechos probados no describe los actos que configuran el despojo y que excluyen la posesión.
Esta objeción no se ajusta al mérito de los autos; el
mismo juzgador lo señala expresamente cuando
afirma que la actuación de la enjuiciada ha lesionado la posesión de la querellante. (ver folio doscientos nueve). En otro apartado del fallo, el a-quo señala que a la querellante se le privó o se le quitó
del derecho de posesión que tenía, ejecutando un
acto de “desapoderamiento”, “..que fue material,
real y efectivo ejecutado por la acusada, quien
también disfrutaba hasta ese momento conjuntamente de la posesión, pero ahora que la ha excluido, negándole, expresa e impidiéndole que penetre
a otra titular de ese derecho, para ejercer la posesión de esa forma con exclusividad..” (ver folio
204, frente). La exclusión violenta de la querellante
la describe detalladamente el juzgador cuando
afirma que al comenzar “..seriamente a deteriorar
las relaciones de amistad y de comunicación entre
estas amigas y socias de hecho, esto en junio del
noventa y ocho, hasta el punto que tienen un “gran
pleito”- como lo calificó…, sin precisar en que
consistió dicho evento, pero que fue para el segundo semestre del año noventa y ocho y partir del cual la acusadora se alejó del establecimiento, cuando
lo que realmente ocurrió fue que la imputada, había
impedido a partir de ese pleito o incidente, en forma violenta su ingreso y entrega de la documentación respectiva para el contador, quien debía realizar los informes mensuales a la Tributación, al cerrar el negocio en el instante que había llegado la
querellante, con una de sus empleadas, por lo cual
entendió claramente y civilizadamente, que no se le
iba a permitir más su presencia dentro del establecimiento comercial, que se le excluía, con lo cual la
relación llegó a su clímax, y a partir de ahí desgraciadamente se observa una “gran enemistad”- que
al parecer todavía no se ha logrado superar, no obstante los esfuerzos realizados al cual tenía derecho
como socia y en el cual ejercía como se dijo anteriormente actos de posesión…”. (ver folio 207).
Este análisis coincide con la descripción que contienen los apartados quinto y sexto de la relación de
hechos probados. Tanto el párrafo transcrito, como
el núcleo de la imputación que sintetiza el ilícito,
contiene elementos de juicio en los que se aprecia
que la querellada ejecutó actos que permitieron la
exclusión violenta de la actora, impidiendo a ésta el
ejercicio pleno del derecho de posesión.
Respecto al elemento subjetivo del tipo penal, no
encuentra esta Cámara ningún argumento o prueba
que le dé sustento a la tesis que expone el recurrente cuando afirma que la única intención de la querellada era continuar con el giro comercial del negocio, ya que como bien se ha expuesto, los apartados quinto y sexto de la relación de hechos probados, describen acciones de las que se infiere que
la señora … pretendía excluir o impedir que la actora ejerciera el derecho de posesión que le correspondía. La naturaleza y características de tales actos constituyen, como se ha expuesto reiteradamente, el delito de usurpación. El contexto del conflicto
y los actos concretos en que incurrió la querellada,
no constituyen un ilícito civil, como erróneamente
lo destaca el recurrente. Ninguno de los motivos
analizados justifican la nulidad del fallo recurrido,
rechazándose el recurso de Casación interpuesto
por el representante de la Defensa.….”.
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