Los movimientos ópticos se producen mediante la rotación del

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Los movimientos ópticos se producen mediante la rotación del
objetivo que modifica la distancia focal, dando la ilusión de que la
imagen se acerca o se aleja. Esto se logra utilizando lentes denominados zoom; debido a ello los movimientos ópticos se llaman
zoom in (acercamiento sobre el objeto o personaje, reduciendo el
campo de visión) y zoom back (alejamiento del objeto o personaje,
ampliando el campo de visión).
Los movimientos de la cámara sobre su propio eje son frecuentes durante la grabación. La cámara está sobre un trípode de
cabezal móvil, que gira sobre su propio eje con la ayuda de una
palanca. Los movimientos que permite este procedimiento se conocen como paneo o panorámica. El movimiento de la cámara se
produce tanto sobre su eje horizontal como vertical, es decir, de
derecha a izquierda (o viceversa) en el primer caso, y de arriba
abajo (o viceversa) en el segundo caso. Cuando el movimiento es
sobre el eje horizontal se tiende a denominarlo panorámica a secas, y cuando el movimiento se produce sobre el eje vertical se
denomina tilt up si es de abajo hacia arriba y tilt down si es de
arriba hacia abajo. Se denomina barrido a cualquiera de estos
movimientos efectuados a gran velocidad, produciendo difuminación de la imagen.
Existen varias formas de desplazar la cámara una vez removida del trípode: travelling, grúa y cámara en mano.
Banda sonora
Entendemos por banda sonora el aspecto audible del mensaje audiovisual, compuesto por un conjunto de elementos del sonido,
que está conformado por la palabra, la música, los efectos sonoros y ambientales y el silencio.
La palabra tiene un uso frecuente cuando se establecen diálogos articulados por la presencia física de uno o más personajes. También es utilizada en los audiovisuales la llamada voz en
off, que es cuando se escucha un parlamento sin la presencia del
personaje. Esta modalidad es muy frecuente en noticieros y documentales.
La palabra escrita está presente en los carteles y en la letra de
las canciones; esta última puede desempeñar un papel dramático
decisivo en la obra o tener una función secundaria.
La música cumple una función dramática de gran valor en el
audiovisual; por ejemplo, si visionamos una escena con su acompañamiento musical y luego lo hacemos sin este, percibimos de
manera diferente su significado. Hoy es común la creación de la
banda sonora de forma paralela al ritmo del montaje de las imágenes.
Los efectos sonoros pueden entregar paquetes discretos de significado, que se traducen prácticamente en palabras; por ejemplo,
el ruido de los nudillos que golpean una puerta expresan casi literalmente: «¿Hay alguien aquí?».
El universo de ruidos que integra la vida cotidiana ha de estar
presente si se graba en exteriores, lo que brinda credibilidad a la
imagen que se exhibe.
El silencio en un contexto habitualmente sonoro, la pausa
o la ausencia de sonidos produce una determinada situación
emocional (depresión, expectativa, tranquilidad, etc.), que tiene
también su eficacia dramática si es utilizada correctamente o
adoptada, cuando se considera que las imágenes hablan por sí
mismas.
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Montaje
Es la combinación adecuada de imágenes o sonidos de forma
que expresen clara y artísticamente una idea o sugerencia. La
adecuada composición de un montaje de audio y video da como
resultado una combinación representativa del programa audiovisual.
El montaje es uno de los últimos peldaños en la construcción
de un audiovisual. Consiste en la selección, organización y combinación de los elementos visuales y sonoros, en el orden y con la
duración en que serán apreciados por el espectador. Al unir un
plano con otro, mediante el montaje, se establece entre ellos una
relación de cercanía o distancia, tanto temporal como espacial.
Para que el espectador perciba esta cercanía (continuidad) o distancia (discontinuidad) existen diferentes figuras o modalidades
que operan a manera de marcas o signos de puntuación.
El corte seco o directo es el acto físico de cortar y unir dos planos. El montaje basado en este corte puede indicar una continuidad espacio-temporal o una discontinuidad mayor. Se usa tanto
para montar escenas donde la sucesión de los planos casi no se
advierte, como para pasar de una secuencia a otra, donde se han
operado importantes cambios en el espacio y el tiempo del relato.
El fundido encadenado es cuando la imagen de un plano desaparece gradualmente superponiéndose a la siguiente; esta figura de
transición es usualmente utilizada para marcar una discontinuidad de tiempo o espacio, que indica cuando una secuencia ha terminado y otra comienza. También puede utilizarse para mostrar
la evolución o transformación de un personaje, o para evocar un
sueño o un recuerdo.
El fundido a negro es cuando la imagen de un plano se oscurece
gradualmente hasta dejar la pantalla en negro; el siguiente plano se
ilumina progresivamente mostrando una imagen sin continuidad
con la toma anterior. Este tipo de fundido indica una discontinuidad mayor que en el caso anterior, sugiriendo que ha pasado mucho
tiempo entre una y otra secuencia. Una variante de este proceso es
el llamado cierre de iris, muy utilizado en el cine mudo, en el cual la
imagen se cierra en círculo hasta quedar el cuadro en negro.
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Se denomina cortinilla al efecto animado que barre una imagen
para dar paso a otra. Es la progresión horizontal o vertical de una
imagen en la pantalla, que hace desaparecer, por desplazamiento, a la imagen anterior. Puede indicar simultaneidad, similitud o
consecuencia.
Contar o mostrar algo supone siempre seleccionar, ya que es
materialmente imposible e innecesario decirlo o mostrarlo todo.
Al montar los planos de un audiovisual y omitir ciertas porciones
de tiempo, mediante alguna de las figuras mencionadas anteriormente o cualquier otra, decimos que se ha producido una elipsis.
De esta manera se obvian partes de la actividad de los personajes,
bien sea porque no aportan nada a la comprensión de la historia o
porque no interesa dar esa información en ese momento.
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Existen diferentes tipos de montaje: montaje lineal o en continuidad (sucesión lógica y cronológica de los acontecimientos, con o
sin elipsis); montaje alternado (muestra acontecimientos que se desarrollan simultáneamente en un mismo sitio o en sitios diferentes, cuyo ejemplo clásico son las secuencias perseguidor-perseguido); montaje paralelo (muestra acciones que no son ni simultáneas
ni contemporáneas, pero entre las que se establece una relación
temática de afinidad o contraste); montaje invertido (se trata de
una inversión en el tiempo en el que son presentados los acontecimientos, así tenemos que cuando la acción salta hacia el pasado
del relato se habla de un flash back y cuando este salto se produce
hacia el futuro se denomina flash forward).
El proceso de incorporación del lenguaje audiovisual al hacer
diario de los/las docentes en ejercicio y en formación continua,
requiere de paciencia, organización y creatividad.
La realización de productos mediáticos para la escuela, en los
que se utilice un lenguaje audiovisual adecuado, debe responder
a las necesidades de sus alumnos/as.
Cada día son más los equipos de docentes interesados en realizar e incorporar materiales audiovisuales al proceso de enseñanza-aprendizaje, por el impacto positivo que tienen en el tratamiento de temas-contenidos y en la formación de valores en sus
alumnos/as.
Nuevas tecnologías, nuevos caminos
En las últimas décadas del siglo xx e inicios del xxi, la presencia
de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC)
en espacios alternativos, y en particular en las agencias educativas, han proliferado a favor de una comunicación más participativa entre: los/as alumnos/as, los equipos docentes, estos/as y
sus alumnos/as, por extensión, hacia la familia y la comunidad.
Hoy se habla incluso de “Big Bang de la comunicación” y “ecología de los medios”,1 este último imaginado como el espacio donde
Carlos A. Scolaris: “Transmedia y Educación”, conferencia impartida en Ibertic (registro audiovisual), s/f.
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confluyen varios de estos medios y se desarrolla una educación
audiovisual y mediática.
Sin embargo, los equipos docentes no siempre están formados desde una cultura en las TIC, que conlleve al desarrollo de
acciones que favorezcan el trabajo metodológico con estos medios. Al respecto un análisis detallado de esta situación puede
encontrarse en el trabajo titulado “Medios de enseñanza y toma
de decisiones del profesor” (1989), de M. Área. También el estudioso del tema, P. Marton, planteó tempranamente la necesidad
de una concepción pedagógica de sistemas de aprendizaje multimedia interactivos, al vaticinar que: «[…]la aceleración rápida del
desarrollo de las tecnologías de la información y de las comunicaciones marcan el fin de este siglo; y la explotación de su potencial siempre creciente marcará, sin duda alguna, el comienzo del
siglo veintiuno».1
Indiscutiblemente, las TIC permiten y facilitan el proceso de
enseñanza-aprendizaje, pero no introducen innovaciones metodológicas. Le corresponde a los/as docentes asumir de manera
responsable el cambio metodológico que ha de propiciar que el
alumnado pueda comprender y transformar la información que
recibe. La clave es, por tanto, centrar el uso de las TIC en las necesidades manifiestas o encubiertas que los/as docentes poseen.
Desde esta perspectiva metodológica, la formación de una
educación mediática, audiovisual e informacional de los/as docentes, con el uso de las TIC en la escuela, plantea reconsiderar
los aspectos siguientes:
• El manejo adecuado de equipos: computadoras, tabletas, pizarra
digital interactiva, entre otros.
• El conocimiento del lenguaje audiovisual —técnico-artístico—, de forma tal que puedan realizar sus propios productos audiovisuales a partir de las necesidades de los/as alumnos/as, el
currículo, la familia y la comunidad.
P. Marton: “La concepción pedagógica de sistemas de aprendizaje multimedia
interactivos: fundamentos, metodología y problemática”, en Doris Castellanos
Simons: Estrategias para promover el aprendizaje desarrollador en el contexto
escolar, p. 2.
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• El dominio del lenguaje audiovisual como vía de decodificación
—leer las imágenes y el sonido— y su posterior análisis.
• La elaboración de estrategias que permitan un uso adecuado
de los productos audiovisuales elaborados en la comunidad escolar.
• El tratamiento de la información en diferentes soportes, con
un enfoque sistémico: libros, computadoras, CD-ROM, fotografías, DVD, tabletas, entre otros.
• La participación de equipos de docentes, alumnos/as, familia
e instituciones comunitarias, en la realización y discusión de los
productos audiovisuales realizados.
Tomando en cuenta lo antes planteado, educar en los medios
audiovisuales desde una cultura de paz debe constituir parte
integrante de la formación inicial y continua del profesional de
la educación, así como de otros actores implicados en el proceso
docente-educativo.
Rol del docente en la formación de un estudiante crítico,
reflexivo y activo frente a los productos audiovisuales
Como se sabe, el proceso de enseñanza-aprendizaje es complejo y
contradictorio. Está regido por leyes de carácter psicológico, pedagógico, didáctico, gnoseológico, ideológico, sociológico, estético
e higiénico, entre otras. Este proceso ha evolucionado al mismo
tiempo que el desarrollo social y responde al fin de la educación
de un país.
Durante una etapa del desarrollo de la sociedad, los/as docentes
ocuparon el papel principal como trasmisores de conocimientos
en este proceso. Sin embargo, en las últimas décadas del pasado
siglo y en el actual siglo xxi este criterio se ha modificado y la pedagogía más avanzada —de corte humanista y desarrolladora—
considera protagonistas a el/la alumno/a, el grupo de alumnos/as
y los/as docentes, quienes de conjunto con la familia, la comunidad y sus instituciones, trazan estrategias que le posibilitan apropiarse de viejos y nuevos conocimientos y habilidades, así como
de procedimientos que le permiten “aprender a sentir”, en interacción y comunicación con todos estos factores. De este modo se
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beneficia la formación en valores que la sociedad y, en particular
la escuela, deben potenciar.
Para cumplir con este encargo resulta necesario que el alumnado asuma un papel crítico, reflexivo y activo frente a los productos comunicativos audiovisuales. Sobre este aspecto se han
pronunciado diversos expertos en el tema de la comunicación,
quienes apuntan algunas diferencias entre un/a alumno/a pasivo
y otro/a con sentido crítico.
Estudiante pasivo
Estudiante con sentido crítico
Recibe las imágenes y las palabras pasivamente. No busca ni identifica los mensajes
ocultos.
Descubre e interpreta los mensajes. Trata de encontrar la esencia y finalidad del contenido que se le
presenta.
No juzga los mensajes que recibe; los acepta.
Reflexiona sobre la intención de los mensajes que
recibe, en relación con los intereses y necesidades
de él/ella y los de su colectivo. Evalúa los valores e
ideas que descubre y los compara con los que posee.
Copia, imita, repite.
Observa, analiza, interpreta, elige, reflexiona, valora.
Realiza las actividades que se
le orientan de manera reproductiva.
Indaga en disímiles fuentes de información para
resolver las actividades que se le orientan.
Carece de disciplina y capacidad para el trabajo con las TIC.
Diferencia la información relevante de la que no lo
es. Conoce herramientas básicas de búsquedas, bases de datos y otros sitios webs de interés.
Fuente: Taller de Comunicación Comunicarte, Instituto Cooperativo Interamericano (ICI), p. 16 (adaptado por los autores).
Para realizar el análisis1 crítico de un producto audiovisual —con
independencia del género del cual se trate—, debe comenzarse
por considerar este producto como un texto, formado por un entramado y complejo sistema de signos que articulan de una deterCapacidad inherente a todo ser humano de descomponer un objeto en sus partes, en función de comprender su funcionamiento y posteriormente volver a
unir sus partes mediante la síntesis, entendiéndola como un todo que permite
determinar regularidades y por tanto, adquirir un conocimiento más profundo
del objeto. De eso se trata de hacer una lectura el discurso audiovisual con un
pensamiento crítico.
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minada manera y que el espectador trata de reconstruir, a partir
del recorrido que hace de los diferentes componentes —imagen,
sonido, banda sonora—que se expresan mediante un lenguaje
específico —susceptible de múltiples lecturas—, en dependencia
del referente que posea cada individuo.
Es así que los análisis que se efectúen han de estar enfocados
en cuatro aspectos esenciales: connotativo, denotativo, ideológico y de propuestas.
El primero de los análisis se refiere a los sentimientos, valores —elementos axiológicos— de los personajes y programa. Lo
denotativo está dado por la descripción del contenido principal
del tema, haciendo resúmenes de las acciones más importantes.
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El análisis ideológico profundiza en la intencionalidad de las
ideas, el qué y el cómo del mensaje que se quiere trasmitir para
que llegue al público objetivo tal y como fue diseñado. Finalmente, el análisis realizado promueve alternativas concretas frente
al mensaje trasmitido o programa que se ha analizado, de forma
que se aclare la intencionalidad de esta a todos los espectadores.
La labor de los/as docentes en relación con los medios audiovisuales va matizándose de nuevas exigencias, a medida que se profundice en sus fundamentos teóricos y los elementos que deriven
de la práctica docente.
Uno de los aspectos en que se hace necesario insistir, en cuanto
a la utilización de un producto audiovisual, es el referido a los
procesos de lectura e interpretación de sus mensajes, tema que es
motivo de investigación por especialistas en semiótica y semiología.
Al respecto, Umberto Eco plantea: «La civilización democrática
sólo se salvará si se hace del lenguaje de la imagen una provocación a la reflexión crítica y no una invitación a la hipnosis».1
1
Umberto Eco: Apocalípticos e integrados ante la cultura de masas, p. 13.
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Es así que expertos en lingüística y medios audiovisuales han
coincidido en plantear tres niveles fundamentales de lectura del
discurso audiovisual: describir el producto comunicativo audiovisual, analizar las partes integrantes del producto comunicativo
audiovisual y determinar lo esencial de lo que se observa y la intención con que se plantea.
Se pudiera esbozar que un primer nivel de lectura responde a
la narración o descripción del producto comunicativo audiovisual, donde se tienen en cuenta las características de los personajes o los hechos que cuenta, el ambiente en que se desarrolla,
los conflictos y las acciones que contribuyen a transformar el
modo de actuar de un personaje o situación dada. Un segundo
nivel de lectura iría al análisis de los elementos que lo conforman: imagen, banda sonora y montaje, determinando cómo son
utilizados y cómo se comunican. Finalmente, el tercer nivel de
lectura se centra más en lo axiológico, en cómo se expresan las
ideas y los valores en este producto. Algunas interrogantes que
se deben tener en cuenta al realizar este tipo de lectura pueden
ser las siguientes:
TERCER NIVEL
DE LECTURA
¿Qué se plantea
en lo que se narra?
¿Con qué intención
se hace la
narración?
SEGUNDO
NIVEL DE
LECTURA
¿Cómo se narra?
PRIMER NIVEL
DE LECTURA
¿Qué se narra?
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En dependencia de los niveles de lectura que los/as docentes y su
alumnado alcancen, el resultado será más o menos efectivo. En
ocasiones un producto audiovisual no es aprovechado en todas
sus potencialidades; deja insatisfacciones en el cumplimiento de
los objetivos, no tanto desde el propio contenido que aborda —
que generalmente es el elemento más tratado—, sino en cuanto
a sus enfoques y concepciones éticas y estéticas, imprescindibles
para ofrecer una envoltura y unos matices adecuados al propio
contenido tratado.
Resulta importante apuntar que la integración de los productos
audiovisuales y las TIC al proceso de enseñanza-aprendizaje exige del colectivo de docentes una formación inicial y permanente,
como usuario de las tecnologías y el desarrollo de habilidades desde el punto de vista didáctico. Además, se hace necesario y urgente
crear una cultura audiovisual y mediática en todos los entornos
formativos, en los que la construcción de conocimientos también
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se realice en espacios virtuales y no limitarlo exclusivamente al espacio físico del aula.
La lectura crítica y reflexiva del producto comunicativo audiovisual permitirá la formación humanista de los/as docentes
y su alumnado, quienes comprometidos con su tiempo trazarán
nuevos caminos para enseñar y aprender. Finalmente, es incuestionable que el uso adecuado de los equipos, las dotaciones y las
conexiones a nivel de escuela, permitirán elevar la calidad del
proceso de enseñanza-aprendizaje.
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