TEMA 55 El AUTISMO Y LAS ALTERACIONES EN LA COMUNICACIÓN EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA. INTERVENCIÓN EDUCATIVA ANTE ESTOS PROBLEMAS INTRODUCCIÓN. DEFINICIÓN. Se entiende el Autismo como un continuo, o como un conjunto de dimensiones alteradas, más que como una categoría que defina un modo de ser. A la hora de clasificarlos, el DMSIV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), incluye el autismo dentro de los llamados Trastornos Generalizados del Desarrollo (en adelante TGD), que se caracterizan por una perturbación grave y generalizada de varias áreas del desarrollo: habilidades para la interacción social, habilidades para la comunicación o la presencia de comportamientos, intereses y actividades esteriotipadas. Este grupo de trastornos incluye: El trastorno Autista. El trastorno de Asperger. El trastorno desintegrativo infantil. El trastorno de Rett. El trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado. IDENTIFICACIÓN Necesidades educativas especiales por «Trastorno generalizado del desarrollo» cuando manifiesta limitaciones sustanciales en su funcionamiento actual. Se caracteriza por una perturbación grave y generalizada en las habilidades para la interacción social, las habilidades para la comunicación o por la presencia de comportamientos, intereses y actividades estereotipados. Las alteraciones cualitativas que presentan son claramente impropias del nivel de desarrollo o edad mental del sujeto y suelen ponerse de manifiesto en los primeros años de la vida requiriendo para un periodo de escolarización o a lo largo de ella determinados apoyos y atenciones educativas específicas. Aunque el trastorno generalizado del desarrollo puede presentarse simultáneamente con la discapacidad intelectual, sensorial o motora, los trastornos graves de conducta o los trastornos emocionales, así como otras influencias extrínsecas, como problemas socioculturales, instrucción inapropiada o insuficiente, no son el resultado de estas condiciones o influencias. EL AUTISMO Y LAS ALTERACIONES DE LA COMUNICACIÓN EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA (nuevo nombre TEA,…..), se debe poner en el tema siempre como el nuevo nombre????? Poco se sigue sabiendo hoy día sobre las causas del trastorno autista, sin embargo, hay grandes cantidades de teorías que quieren explicarlo, pero ninguna ha aportado resultados concluyentes. Entre estas teorías mencionaremos las teorías psicogenéticas o ambientalistas-afectivas: presuponen que los niños son normales al nacer, pero debido a factores adversos en el clima afectivo se vuelven normales. Las teorías biológicas o neurobiológicas: sus razonamientos se apoyan en que los niños con trastorno autista tienen alguna lesión cerebral, ya sean de origen genético, bioquímicos o por agentes víricos. Como conclusión, el problema de la causa del autismo es algo para lo que aún no hay respuesta evidente. Es más ni siquiera está clara la diferencia entre la etiología y la patogénesis. Tomando como punto de partida estas teorías, han surgido investigaciones, entre las que destacan sin duda la figura del profesor Ángel Riviére, que han trabajado en el desarrollo del concepto del espectro autista, así como en el diseño de instrumentos que permitan medirlo. Hoy en día y tomando como referencia estos trabajos, se entiende que el espectro autista está configurado por doce dimensiones que aparecen alteradas, en grados distintos, en los sujetos autistas y que han sido agrupadas en cuatro grandes ejes o escalas: Escala de trastornos del desarrollo social: relacionadas con la soledad, la incapacidad o la dificultad de relación del niño autista, que para muchos es la raíz esencial del trastorno. Escala de trastornos de la comunicación y del lenguaje: tienen que ver con la alteración y la desviación en el lenguaje y comunicación verbal, así como la desviación en los aspectos semánticos y pragmáticos del lenguaje. Escala de trastorno de la anticipación y flexibilidad: se relaciona con la flexibilidad característica del niño autista y su deficiente capacidad de simbolización. Se incluirían aquí la rígida adherencia a acciones esteriotipadas o rituales o la obsesiva limitación de los contenidos de sus pensamientos. Escalas de trastorno de la simbolización : en las que se incluyen las alteraciones en el desarrollo del juego simbólico y en la imitación, esencia de la reciprocidad y cuyos problemas están relacionados con las dificultades del autista para reflejar un sentido de la identidad con otros. En cada una de estas dimensiones se establecen cuatro niveles en los que podemos situar a las personas con espectro autista, en función de la severidad con la que presentan las alteraciones en esa dimensión. Estos cuatro niveles se establecen a partir de los siguientes factores: .- la asociación o no con discapacidad intelectual y el grado (nivel intelectual o cognitivo) .- la edad, el momento evolutivo .- la educación y eficacia de los tratamientos utilizados y de las experiencias de aprendizajes. .- el compromiso y el apoyo familiar. En términos generales, los trastornos del desarrollo del lenguaje y de la comunicación, son aquellos que se producen durante los dos primeros años de la evolución de las personas, tanto por problemas en la estimulación, de la personalidad, motivacionales y situacionales, como por una interacción o adición a todas estas variables. Está claro que estos síntomas son centrales en la configuración del síndrome autista, y constituye además uno de los elementos que van a definir el pronóstico clínico y evolutivo del enfermo. Así pues, a lo largo de este epígrafe trataremos de explorar cuales son las alteraciones en la comunicación y el lenguaje que presentan los niños autistas, dichos elementos son claves para desempeñar la labor como orientadores. Para ello, tomaremos como estructura aquella que nos brinda toda la investigación sobre el espectro autista ya repasado, que divide los trastorno de la comunicación y del lenguaje en tres dimensiones; trastorno de la función comunicativa, en el lenguaje expresivo y en el lenguaje receptivo (Riviére 2002). .- Alteraciones en las funciones comunicativas; la comunicación puede entenderse como una conducta de relación que posee tres propiedades esenciales: una actividad intencionada, se trata de una relación que se refiere a algo y se realiza mediante significantes y no por medio de actos instrumentales. Aunque en los nueve primeros meses de vida los niños si se relacionan con las personas y expresan emociones y afectos, las conductas propiamente comunicativas, es decir, que cumplen estos tres requisitos aparecen en el último trimestre del primer año de vida. Los niños que más adelante son diagnosticados de autismo no muestran en este período, en la gran mayoría de los casos, ninguno de estos dos tipos de conductas. En momentos posteriores del desarrollo, es frecuente que el autista adquiera la capacidad para pedir, sin embargo, la función comunicativa declarativa o protodeclarativa es mucho más difícil de adquirir, siendo sin duda uno de los indicadores diagnóstico más precisos del autismo en sus fases iniciales, y uno de los mayores retos en la intervención con estos escolares. .- Alteraciones en el Lenguaje Expresivo; los niños autistas tienen una extremada dificultad para desarrollar el lenguaje en su periodo crítico de desarrollo, al carecer de los instrumentos que ponen en marcha los mecanismos específicos de adquisición lingüística. Esos mecanismos les sirven a los niños que no tiene este trastorno para desarrollar las estructuras que necesitan para cumplir sus necesidades y funciones comunicativas. Cuando esta dificultad no es tan insuperable como para dejarles sumidos en el mutismo, tienden a desarrollar un lenguaje poco funcional y espontáneo; con alteraciones peculiares como la ecolalia, la literalidad de los enunciados y las formas de comprensión. En conjunto las personas con autismo presentan tantas y tan diversas anormalidades en su lenguaje expresivo que resulta difícil encontrar un hilo conductor que nos permita establecer distintos niveles en la gravedad del trastorno, para poder luego guiar la intervención. .- Alteraciones en el Lenguaje Receptivo; también los niños con autismo presentan deficiencias en la comprensión del lenguaje, tan marcadas a veces que llegan a ser muy semejantes a las que presentan los niños con trastorno específicos severos del desarrollo del lenguaje receptivo. Las dificultades y anomalías de comprensión son muy variables: hay autistas que no responden nunca al lenguaje o, en los casos más severos, se comportan como si no los oyeras. Esto sucede frecuentemente en el inicio del cuadro, hasta el punto que se producen sospechas de sordera en un 40% de los casos. INTERVENCIÓN EDUCATIVA ANTE ESTOS PROBLEMAS. ANEXO I resolución NEAE Para iniciar una detección precoz en los niños que presentan un cuadro autista resulta crucial la identificación temprana del problema y la descripción detallada de todas las necesidades que presenta el niño en las distintas áreas de su desarrollo. En el contexto educativo de canarias, todo esto se enmarca dentro de la Resolución de la Dirección General de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa por la que se dictan instrucciones sobre los procedimientos y los plazos para la atención educativa del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo en los centros escolares de la comunidad autónoma de canarias (Anexo I), que expone que para iniciar la detección temprana del alumnado de Educación Infantil y Educación Primaria que pueda presentar discapacidades, trastornos o dificultades, en el primer y segundo trimestre de cada curso escolar, el profesorado tutor del segundo ciclo de la Educación Infantil y del primer ciclo de Educación Primaria recogerá, en el acta de las reuniones de ciclo, la relación de aquellos alumnos y alumnas con indicadores o señales de alerta, compatibles con alguna de las discapacidades, trastornos o dificultades que caracterizan al alumnado con NEAE, según los criterios de identificación expuestos en el anexo I de la Orden de 13 de diciembre de 2010. Para obtener de forma objetiva la información se utilizarán los protocolos y guías de observación establecidos por la Dirección General de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa en el documento «Guía para la detección temprana de discapacidades, trastornos, dificultades de aprendizaje y altas capacidades intelectuales». Con posterioridad, los coordinadores o coordinadoras de ciclo trasladarán la relación de alumnos y alumnas detectados a la Comisión de Coordinación Pedagógica del centro, con la finalidad de que el orientador o la orientadora inicie una valoración previa exploratoria, de así estimarse por la Comisión de Coordinación Pedagógica. Esta valoración consistirá en recoger y analizar los datos necesarios mediante una entrevista a la familia, al profesorado y al escolar si se considera, y aquella otra información con la que cuente o que esté disponible en el centro. Finalmente será la Comisión de Coordinación Pedagógica quien, con toda la información anterior, decidirá los alumnos o alumnas a los que se les realizará el preinforme e informe psicopedagógico y en qué orden de prioridad, teniendo en cuenta para ello lo regulado en la Orden de 1 de septiembre de 2010. En la Educación Secundaria Obligatoria será el departamento de orientación el que realice el proceso de detección de todo el alumnado con NEAE. Durante el primer trimestre del curso y después de la evaluación inicial, el equipo educativo remitirá al departamento de orientación la relación de alumnos y alumnas con dificultades e indicadores de una posible NEAE. La detección también se puede iniciar cuando desde el entorno familiar se observen indicios de que determinado niño o niña presente los citados indicadores o señales de alerta, y sean acreditados suficientemente a juicio de la Comisión de Coordinación Pedagógica. Del mismo modo, en cualquier momento del curso se puede comenzar el proceso, si se dieran las circunstancias que así lo requieran. Por lo tanto las necesidades específicas de apoyo educativo de estos escolares son determinadas por la correspondiente evaluación psicopedagógica realizada por los Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica de Zona (en adelante EOEP de zona) y los Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica específicos de atención a los Trastornos Generalizados del Desarrollo (en adelante EOEP específicos de TGD). Las características de la evaluación psicopedagógica, preinforme psicopedagógico e informe psicopedagógico se regulan en la Orden de 1 de septiembre de 2010 (BOC n.º 181 de 14 de septiembre), por la que se desarrolla la organización y funcionamiento de los equipos de orientación educativa y psicopedagógicos de zona y específicos de la Comunidad Autónoma de Canarias, o por la normativa que la desarrolle o sustituya. (se tendrá que poner algo más) La escolarización de este alumnado con trastorno autista se regirá por los principios de normalización e inclusión y asegurará su no discriminación y la igualdad efectiva en el acceso y la permanencia en el sistema educativo, pudiendo introducirse medidas de flexibilización individual de las distintas etapas educativas cuando se considere necesario. Una vez realizada la correspondiente evaluación psicopedagógica y se requiera de una AC o ACUS, se escolarizará en los centros educativos ordinarios que impartan el segundo ciclo de Educación Infantil, Educación Primaria o Educación Secundaria. Excepcionalmente, estos escolares con NEE que requieran ACUS en la mayor parte o en todas las áreas o materias o aquellos alumnos o alumnas que precisen recursos personales y materiales no disponibles en el centro o de difícil generalización, se podrán escolarizar en una AE (Aula Enclave) o en un CEE Centro de Educación Especial), tal como se recoge en el artículo 6 del Decreto 104/2010, de 29 de julio. Con carácter general, en la Educación Infantil y enseñanza básica se organizarán los agrupamientos de manera que no haya más de dos alumnos o alumnas por aula con necesidades educativas especiales. De manera excepcional, cuando se trate sólo de alumnado con discapacidad auditiva, podrán agruparse hasta tres alumnos y alumnas por aula. Estas ratios pueden ser modificadas cuando existan necesidades de escolarización. Los centros ordinarios que escolaricen alumnado con NEE, con ACUS o AC, serán dotados de profesorado especialista de apoyo a las NEAE para participar en la respuesta educativa a dicho alumnado. La proporción de profesorado especialista de apoyo a las NEAE en estos centros, está dictaminada por la correspondiente normativa vigente (Orden de las NEAE). Los padres, madres, tutores o tutoras legales participarán en las decisiones que afecten a la escolarización y a los procesos educativos de sus hijos e hijas en la forma que reglamentariamente se determine por la Consejería competente en materia de educación. Ante la presencia de un alumno o una alumna con trastorno generalizado del desarrollo en el aula ordinaria, el profesorado debe considerar los siguientes aspectos para su atención educativa: a) El profesorado ha de planificar con anticipación la jornada escolar de cada día, señalando las actividades en los distintos tipos de agendas, empleando técnicas de estructuración de las áreas de trabajo y estableciendo rutinas estables y funcionales, con uso frecuente de ayudas visuales o de compensaciones verbales simplificadas. Igualmente, ha de estructurar y organizar el espacio y los materiales del aula, evitando continuas modificaciones y exposiciones a múltiples estímulos, especialmente auditivos. Asimismo, ha de emplear alguna estrategia para dar a conocer al alumno o la alumna los tiempos y espacios mediante avisadores o marcadores visuales, señales gestuales, etc. b) Es conveniente facilitar la interacción social, los procesos de socialización con sus iguales y con las personas adultas del centro, propiciando el desarrollo de la comunicación mediante sistema visuales aumentativos y fomentando redes de apoyo en clase que favorezcan la participación y la generalización de estas conductas y eviten el aislamiento del alumnado. Se ha de fomentar el trabajo colaborativo y las actividades de grupo, debiéndose permitir el trabajo en solitario en algunos momentos del día, con el fin de no sobrecargarlo con excesivas demandas sociales. c) El alumno o la alumna trabajará preferentemente en grupos pequeños con un número muy reducido de compañeros y compañeras en el aula, en la realización de actividades sencillas y estructuradas, que permitan al profesorado una supervisión adecuada de su comportamiento así como la enseñanza explícita de las conductas básicas, tales como respeto de turnos, escucha atenta de las opiniones de las demás personas, seguimiento de reglas y resolución de conflictos. Se debe vigilar el comportamiento del resto de los escolares del centro hacia estos alumnos y alumnas, ya que por su comportamiento y estilo de comunicación singulares pueden propiciar las bromas de sus compañeros y compañeras, ser objeto de burlas, de acoso escolar, etc. Por ello, se debe hacer hincapié en las acciones educativas que propicien la convivencia desde el máximo respeto entre los y las escolares del centro, actuando diligentemente ante cualquier conducta que atente contra estos principios. d) Para estos escolares es adecuado emplear un estilo de enseñanza directivo y tutorizado para proporcionar un ambiente social y de aprendizaje que sea percibido como seguro y estimulante por el alumno o alumna. El profesorado debe ser creativo en la resolución de problemas, tener calma, ser flexible y generar actitudes positivas. e) Para compensar los problemas que presentan con la organización del tiempo libre es conveniente cultivar el interés del alumno o de la alumna en el juego y la interacción social, mediante la organización por parte del profesorado de juegos y actividades lúdicas estructuradas para la hora del recreo. Ello conlleva la elección de algunos compañeros y compañeras dispuestos a cooperar y a interactuar con los demás. Estos juegos se deben explicar de una forma similar a la utilizada para enseñar al alumno o la alumna la mecánica de la lectura o la escritura, esto es, de forma estructurada, explícita y siguiendo una secuencia de pasos prefijada. f) Se realizarán las adaptaciones en las pruebas escritas, teniendo en cuenta lo establecido en el artículo 29.8 de la Orden de 13 de diciembre de 2010, compensando sus dificultades con el diseño de instrumentos adecuados mediante preguntas cerradas, pruebas objetivas como los tests de respuestas múltiples o de verdadero-falso, exámenes orales, apoyos visuales, utilización de un ordenador con procesador de textos, etc. También se hace necesario proporcionar más tiempo para realizar las pruebas de evaluación, al igual que dar directrices claras sobre la manera de presentar los trabajos y supervisar durante el proceso su elaboración. g) En el ámbito del lenguaje, la intervención irá dirigida a la reeducación o recuperación del lenguaje: uso social del lenguaje, fomentar la funcionalidad, la generalización, construir competencias lingüísticas, aumentar la espontaneidad, y para ello se vale de cualquier sistema de comunicación. (UN POCO MÁS DESARROLLADO). a) Evaluación específica del logopeda. Tiene como primer punto la evaluación del lenguaje. Es difícil hablar de un test para todos porque lo que se dan son problemas específicos, luego a la hora de evaluar el lenguaje tenemos que tener en cuenta que el niño autista presenta problemas tanto a nivel comprensivo como expresivo. Así pues, la evaluación se referirá a cada uno de estos dos apartados: Lenguaje receptivo. Para lenguaje receptivo existe un test de vocabulario gráfico: el Peabody. En este test, además de la puntuación obtenida, vemos los errores que comete el niño (nos sirve para saber los errores que tenemos que rehabilitar). Lenguaje expresivo. Consideramos dos aspectos en el niño autista: - El aspecto no verbal. - El aspecto verbal. Dentro del aspecto verbal se le deben evaluar tanto los aspectos fonológicos como semánticos, sintácticos y pragmáticos. Tipos de pruebas: - Escala de Reynell. - El TEPEPE. El test de Loraas. Registros de lenguaje. Escalas normales de desarrollo. Registro de lenguaje espontáneo que se debe realizar tanto en contextos naturales como situacionales de la propia rehabilitación. Dentro de esta evaluación específica, además de la de lenguaje se puede hacer una evaluación oral para ver las habilidades sociales que presenta el niño autista; ésta se puede realizar también con instrumentos estandarizados. Modelos de intervención logopédica. Estos modelos van a hacer hincapié en que el niño autista, en el área de lenguaje y comunicación, experimenta cualquiera de sus formas como sistema de interrelación con su medio. El niño autista tiene que aprender a hablar, señalar, gesticular, a emplear palabras escritas, dibujos, fichas, etc., luego el objetivo prioritario es la expresión de una intencionalidad comunicativa, lo que, dicho de otro modo, sería el empleo espontáneo y funcional de lenguaje. Requisitos que van a intervenir: Fomentar la espontaneidad consistirá en propiciar las conductas comunicativas que contengan muchos estímulos interesantes para el niño, si puede ser sin instigación (ayuda) y reestructurando todas las situaciones en que se desenvuelve el niño, sobre todo al principio. Poco a poco se diferenciarán los estímulos discriminativos y se utilizará un método que fomente el uso espontáneo del lenguaje en su medio natural. Debemos procurar que los episodios de enseñanza los inicie el niño. Éste irá seleccionando poco a poco su lugar de entrenamiento y parte del contenido de dicho entrenamiento. Cuando el niño dé respuestas correctas se irán utilizando refuerzos naturales. Asegurar la generalización (de lo que el niño ha aprendido). Luego la intervención debe asegurar la generalización de los objetivos a situaciones diferentes y a personas diferentes. Los niños autistas presentan grandes dificultades en el proceso de generalización. Incluir objetivos que funcionalmente sean interesantes para el niño y que estén relacionados con su propia funcionalidad. Construir un lenguaje que le sirva para comunicarse. La observación es otro factor importante. Debe ser objetiva, evitando cualquier tipo de interpretación, y sistemática. El primer punto de partida es despertar en el niño el interés por comunicarse. El alumno-a con autismo no sólo no habla, sino que tiene graves problemas para comprender el lenguaje, para establecer secuencias temporales y abstraer. Se presentan atrasos en el uso y la comprensión de gestos y del lenguaje escrito. Teniendo en cuenta los distintos modelos de intervención en el lenguaje, lo interesante con el niño autista es mantener un enfoque integrado de la misma. No hay que olvidar que un plan de intervención tiene que abarcar las diferentes dimensiones del lenguaje. Los autistas se caracterizan no sólo por una alteración en el uso social del lenguaje (pragmática), sino también por un retardo importante en el desarrollo del lenguaje (habilidades léxicas, morfosintácticas...). Se deben programar o diseñar actividades y estrategias tanto en el contexto clínico (ejercicios y actividades estructuradas en sesiones formales de lenguaje) como en el contexto natural, que incluye el ambiente escolar y familiar, ya sean individuales o de un grupo reducido. En los programas de imitación vocálica se trata de dotar al sujeto de un repertorio de fonemas, sílabas y finalmente palabras, de que el sujeto tenga un control sobre sus propias vocalizaciones (lo más convencionales posibles y que tengan intencionalidad comunicativa). En estos programas los progresos pueden ser a medio y largo plazo. Las fases de un programa de imitación vocálica son: a) Programa para incrementar la frecuencia de emisiones vocálicas. b) Programa de imitación bajo consigna. c) Programa de entrenamiento en la imitación del primer sonido. d) Programa de entrenamiento del segundo sonido. e) Programa de entrenamiento en formación de sílabas. f) Programa de imitación de palabras. Cuando los objetivos se hayan logrado, se deberán programar estrategias con los padres para mantener el uso de las habilidades ya adquiridas. También se irá trabajando la función pragmática del lenguaje. Para realizar un programa de comunicación se necesitaría: 1. Incrementar al principio el repertorio de conductas no verbales, prelingüísticas, que utiliza el niño, y garantizar su empleo espontáneo con el desarrollo posterior del lenguaje. 2. La emisión de un modelo oral asociado siempre a un objeto, comida o utilidad. Se haría siempre como petición. Se enseña al niño a que sea capaz de pedir agua, pan, camión. 3. La utilización y selección de uno de los sistemas alternativos y aumentativos de la comunicación (SAC). Estos sistemas potencian el habla y además permiten el programa de imitación vocálica. Se trata de que el niño aprenda en qué consiste la tarea de imitación, debe producir una emisión posterior a la del terapeuta. Estos programas se proponen aumentar la frecuencia de emisiones. 4. Además de la pragmática, es muy importante el desarrollo de la función imperativa, puesto que ésta va a ser la primera función objeto de entrenamiento con los niños autistas. Se corresponde con la petición, cuando el lenguaje sirve para satisfacer sus necesidades. La manera de entablar una comunicación con él es provocarle la función del imperativo, de petición. Los pasos previos que se pueden dar en la función imperativa son: 1. Hacer un listado de conductas prelingüísticas. 2. Hacer un registro de los refuerzos que sean más atrayentes para el niño, por ejemplo comida, objetos preferidos. 3. Entrenar la petición de objeto de forma verbal o petición de acciones sociales concretas muy ligadas a las necesidades básicas. 4. Más tarde, se tiene que lograr la petición de rechazo (así, el niño irá aprendiendo a elegir entre varios objetos o acciones). h) Los programas cognitivos irán dirigidos a entrenar los mecanismos básicos de atención y abstracción, creación de conducta instrumental y resolución de problemas, uso funcional de objetos y comprensión de reglas. La respuesta educativa al alumnado objeto del presente tema podrán contemplar medidas ordinarias, extraordinarias y excepcionales. 1. Las medidas ordinarias son las destinadas a promover el desarrollo pleno y equilibrado de las capacidades establecidas en los objetivos de las etapas de Educación Infantil, de la educación obligatoria y posobligatoria, en las enseñanzas no universitarias, así como las medidas organizativas complementarias que sean necesarias en cada circunstancia. Entre éstas se pueden señalar, además de las realizadas por el profesorado en el desarrollo de su programación, los programas preventivos de refuerzo, el agrupamiento flexible o los apoyos en grupo ordinario. 2. Con carácter general, se consideran medidas extraordinarias las adaptaciones del currículo que implican modificaciones en la programación de curso, ciclo, área o materia; se aplican después de que las medidas ordinarias no aporten las respuestas suficientes y adecuadas a las necesidades de los escolares, y pueden comportar adecuaciones o supresiones en los distintos elementos del currículo en las condiciones establecidas en la presente Orden. Son medidas extraordinarias las adaptaciones de acceso al currículo (en adelante, AAC), las adaptaciones curriculares (en adelante, AC) y las adaptaciones curriculares significativas (en adelante, ACUS), en las condiciones que se determinan en la presente Orden y en sus desarrollos posteriores. Estas adaptaciones deben dar respuesta a las dificultades que presenta el alumnado desde el segundo ciclo de Educación Infantil hasta el final de la escolaridad obligatoria. Los criterios para desarrollar las adaptaciones del curriculum de este alumnado deberán ser dictaminadas en los correspondientes informes psicopedagógicos elaborados por los EOEP de Zona y Específicos cuando correspondan. Las AAC son aquellas modificaciones, provisiones de recursos o estrategias para el acceso al espacio educativo o a la comunicación, y que hacen posible y facilitan preferentemente al alumnado con NEE su participación en las actividades educativas ordinarias, favoreciendo un mayor nivel de autonomía, interacción y comunicación en el desarrollo de la actividad escolar. Determinados recursos o estrategias de acceso al espacio educativo o de acceso a la comunicación podrán destinarse de forma excepcional al alumnado que cursa formación profesional o Bachillerato, según los criterios que establezca la Consejería competente en materia de educación. La AC de un área o materia es una medida extraordinaria y está dirigida al alumnado con NEE, DEA, TDAH y ECOPHE cuyo referente curricular esté situado dos o más cursos por debajo del que se encuentra escolarizado, independientemente de que pueda haber repetido curso. Estos ajustes afectan a los elementos del currículo e implican la adecuación de los objetivos, contenidos, metodología o criterios de evaluación del área o materia adaptada, pudiéndose llegar a la supresión de algún contenido sin que afecten a la consecución de los objetivos y al grado de adquisición de las competencias básicas del área o materia adaptada. La ACUS de un área o una materia tiene carácter extraordinario y está dirigida al alumnado con NEE cuyo referente curricular esté situado para el alumnado de Educación Infantil, tres o más cursos por debajo del que se encuentra escolarizado, y para el de la enseñanza básica, cuatro o más cursos, independientemente de que pueda haber repetido curso. Estos ajustes curriculares que afectan a los elementos del currículo implican la adecuación o posible supresión temporal o definitiva, en su caso, de objetivos, competencias básicas, contenidos, metodología o criterios de evaluación del área o materia adaptada 3. Se consideran medidas excepcionales la escolarización del alumnado con NEE en centros de educación especial (en adelante, CEE), aulas enclave (en adelante, AE) o centro ordinario de atención educativa preferente (en adelante, COAEP) en los términos definidos en el artículo 4 del citado Decreto 104/2010. Las medidas ordinarias, extraordinarias y excepcionales no serán excluyentes entre sí. Las medidas ordinarias y extraordinarias se llevarán a cabo preferentemente en el aula ordinaria, teniendo en cuenta los recursos disponibles en el centro. Para el alumnado con NEAE y escolarizados en centros, la evaluación de las áreas o materias con AC o ACUS tendrá como referente los criterios de evaluación establecidos en la propia adaptación curricular. En los documentos oficiales de evaluación del alumnado con NEAE con AC o ACUS deberá añadirse un asterisco (*) a la calificación del área o materia adaptada. Un asterisco (*) en el área o materia indica que la evaluación del escolar con NEAE está referida a los criterios de evaluación fijados en la propia AC o ACUS, y su calificación positiva acompañada de asterisco no supone en ningún caso la superación del área o materia correspondiente al nivel que cursa el alumno o alumna, sino la superación de los criterios de evaluación de la propia AC o ACUS, indicando el progreso en ésta. En las evaluaciones del aprendizaje de los alumnos y alumnas con NEAE, en las áreas o materias con AC o ACUS, la información que se proporcione trimestralmente y al finalizar el curso a los escolares o a sus representantes legales, incluirá las calificaciones obtenidas, así como una valoración cualitativa del progreso de cada alumno o alumna en su adaptación del currículo, reflejada en un documento denominado «Informe sobre la evaluación de la adaptación curricular o adaptación curricular significativa», siguiendo el anexo III de la presente Orden. En aplicación de lo establecido en el artículo 29.6 de la Orden de 13 de diciembre de 2010, el tutor o tutora del escolar informará a las familias de la adaptación o adaptaciones que se van a elaborar en las diferentes áreas o materias, de su contenido, de las medidas organizativas previstas, del nivel de competencia curricular que se espera alcanzar al finalizar el curso escolar y de las consecuencias que, en cuanto a evaluación, promoción y titulación, tiene la aplicación de esta medida en los diferentes niveles y etapas, explicando detalladamente el significado de las adaptaciones curriculares y de las calificaciones de las áreas o materias señaladas con asterisco. CONCLUSIONES.