Cuarto día textos

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La conversión desde la mirada de un
niño pobre.
Provincia NORANDINA
Ecuador, 8 al 12 de marzo
EJERCICIOS ESPIRITUALES PARA EL CUARTO DÍA
Primer ejercicio: Lectura y oración
del texto del H. Rafael Ferreira
Al plantearte lectura y oración, te estamos invitando a leer el texto con los ojos del corazón. Por lo
tanto, hacerlo en forma pausada y afectiva. ¿Hay algo que te toca en la lectura, que lo sientes
como de provecho espiritual, pues detente ahí, reflexiona, rúmialo, conversa con el Señor. No
tengas prisa en terminar la lectura. Vete saboreándola.
Ver y amar con los ojos y el corazón de Champagnat
Hno. Rafael Ferreira, FMS
Es posible mirar y no ver. Ello, porque mirar y ver, aun cuando sean
palabras empleadas como sinónimas, en verdad no lo son. ¿Cuál es,
entonces, la diferencia entre ambas? Mirar equivale al simple acto de
“fijar los ojos en alguna cosa o situación” (cuando se mira, se actúa
mecánicamente, sin el objetivo de desvendar la realidad mirada,
solamente se orientan los ojos a una imagen). Sin embargo, cuando se
utiliza el verbo ver, se está queriendo expresar una realidad que va más
allá del simple acto de mirar fijamente una imagen (se quiere, de hecho,
establecer una relación de conocimiento por medio del sentido de la visión)1. Ver, al contrario de
mirar, supone mediaciones, tiempo extendido, vinculación afectiva con el objeto divisado, de lo
contrario, no remite a una reflexión. Aunque todo comience con el mirar, para ver, es preciso ir
más allá.
1
Adaptación de la reflexión de Juliano Moreno, profesor, escritor y productor cultural. Maestro de Historia en
la UFMT. Disponible en: http://www.overmundo.com.br/overblog/a-diferenca-entre-olhar-e-ver, acesso:
17.01.13.
Porque se vio a sí mismo, fue capaz de ver a los otros
En Marcelino Champagnat es posible percibir claramente la actitud de ver que sobrepasa la
superficialidad del simple mirar. Porque, sintonizado con el corazón de Dios, fue capaz de ver a las
personas, la sociedad y el mundo con una mirada de amor; porque veía todo y a todos a través de
los ojos de Jesús, fue capaz de transformar su amor en compasión solidaria. Marcelino era, de
hecho, capaz de pasar de la simple mirada a ver lo profundo, porque había visto la misericordia y
la gratuidad de Dios actuar en su propia vida. Es lo que testifica en una carta a la reina MarieAmélie, de Francia, cuando buscaba la aprobación legal del Instituto Marista:
“Elevado a dignidad sacerdotal en 1826, fui enviado a un municipio del cantón de
Saint-Chamond (Loire). Lo que constaté con mis propios ojos en esta nueva
situación, con relación a la educación de los jóvenes, me recordó las dificultades
que, por falta de profesores, yo mismo experimentara a la edad de ellos”2.
Yo lo veo a usted...
El niño se llamaba Juan Bautista Berne y era hijo de una madre soltera, pobre y enferma. Cuando
esta vino a fallecer prematuramente, el Padre Champagnat,
conmovido, lo acogió como pensionista gratuito en una de las
escuelas de los Hermanos. El pequeño contaba, entonces con nueve
años de edad. “Si no recibe formación moral y religiosa, vivirá como
vagabundo, contraerá vicios, y se dejará llevar por los malos
caminos”3.
Como era de esperar, Juan Bautista no tardó en tornarse un estorbo
en la vida de los Hermanos que, inútilmente, intentaban educarlo.
Se dice que no aceptaba consejos, era malcriado, ingrato y rebelde y
que huyó varias veces de la escuela, prefiriendo mendigar comida y
vivir en la calle. En tal situación, la paciencia de los Hermanos se
agotó completamente y pidieron al Padre Champagnat que lo
abandonase. El Fundador, a pesar de ello, “los invitó, en un primer
momento, a tener más paciencia y rezar por el descarriado”4. Entretanto, como los Hermanos
insistían en exigir la expulsión, les expuso:
“Mis amigos, si el problema es simplemente vernos libres del pobre huérfano,
nada más fácil. Pero, ¿qué mérito habría en echarlo a la calle?... SI ustedes lo
expulsan, Dios les dará a otros el cuidado y la gracia de educarlo y ustedes van a
lamentar haber perdido, por impaciencia, esa gloriosa misión... Debemos trabajar
2
CHAMPAGNAT, Marcelino. Cartas. São Paulo: FTD, 1997 – doc. 59, p. 141.
STROBINO, Ivo Antônio. Irmão Nilamon - Jean-Baptiste Berne – Un caso especial de pastoral vocacional
(manuscrito). Provincia Marista Brasil Centro-Sul, 2007.
4
FURET, João Batista. Vida de J. B. Marcelino Champagnat – edición del bicentenario – São Paulo:
Ediciones Loyola, 1989, p. 478.
3
sin desanimarnos, y rezar por ese niño; tengo plena seguridad de que, en breve,
les dará tanto consuelo como el disgusto que les está causando ahora”5.
Y, el niño fue salvado de la expulsión, ciertamente no del todo injusta. El Hermano Juan Bautista
Furet cierra las dos páginas que dedica al “caso Berne” en la biografía del Fundador, diciendo que
“poco tiempo después, aquel niño imposible, que por años causara tanto disgusto a los Hermanos,
cambió completamente: se tornó calmado, dócil, juicioso, parecía un ángel”6.
Luego de su Primera Comunión, Berne solicitó admisión en el noviciado, “vino a ser un Hermano
piadoso, constante y obediente”. Termina, así, su breve biografía: “falleció como un santo a la
edad de veintiún años7, en los brazos del Padre Champagnat, lleno de gratitud por el gran bien que
le hiciera.”8 João Batista Berne pasó a la historia marista con el nombre del Hermano Nilamon. El
Fundador miró a ese niño de la calle, lo vio ¡y lo rescató!
Vengan y vean
Las Constituciones del Instituto, al afirmar que Champagnat "permanece para nosotros un modelo
de donación sin reserva a Dios y dedicación a los demás" (art.18), están, de cierto modo,
actualizando la palabra de Jesús cuando les dice a sus apóstoles, luego de lavarles los pies: "en
verdad, les di el ejemplo para que, así como Yo lo hice, ustedes también lo hagan” (Jo 13,15). El
testimonio, todos saben, tiene una fuerza irresistible de materializar, ante los ojos, la simple
intención –real o no– de que algo se haga realidad. Dicho de otra forma, las palabras conmueven,
pero es el testimonio el que impulsa.
El Padre Champagnat era considerado por los Hermanos como un hombre bueno, en lo más
profundo sentido del término. El Fundador, a su vez, los consideraba como sus hijos. Y por haber
experimentado de modo intenso su bondad paterna, le solicitaron llamarlo “padre’. No tardó para
que este substantivo fuese incrementado con el adjetivo ‘buen”, y luego pasaran a llamarlo “el
buen padre”. No hay como no ver en esta expresión una estrecha proximidad con el modo
bastante popular con el que los franceses se refieren al propio Dios, para quienes era “le bon
Dieu”.
5
Idem, p. 478.
Ibidem, p. 479.
7
Segundo Strobino, Ir. Nilamon murió, en realidad, a los 19años y algunos meses (Cf. STROBINO, Ob, cit.,
p. 2).
8
Ibidem, p. 479.
6
Los primeros maristas aprendieron a vivir la solidaridad para con quien sufre dentro de su propia
casa, en el regazo del “buen padre”, viendo sus ejemplos prácticos, día tras día, en una incansable
faena para ver la vida más viva. Fue, por ello, comparado por sus Hermanos, no sólo con un padre
providente, sino, sorprendentemente, con una madre cariñosa. El testimonio del Hermano
Lorenzo, uno de sus primeros discípulos, tuvo eco en una percepción generalizada entre los
Hermanos:
“Ninguna madre siente más ternura por sus hijos de la que él sentía por nosotros.
La comparación no es acertada, porque, muchas veces, las madres aman a sus
hijos con amor natural, al tiempo que él nos amaba verdaderamente en Dios.
Éramos muy pobres, al comienzo; el pan era del color de la tierra, pero siempre
tuvimos lo suficiente. Nuestro buen superior, como el más tierno de los padres,
tenía gran solicitud por nosotros. Recuerdo siempre el desvelo que demostró por
mí cuando estuve enfermo en La Valla. Venía a verme todos los días; traía algo
bueno para aliviar mi sufrimiento y, con palabras de consuelo, me animaba a
sufrir con paciencia y por amor a Dios”9.
Ver a través de sus ojos.
La experiencia de Marcelino Champagnat, rescatada en estas páginas de los orígenes maristas,
permite a sus continuadores, en la actualidad, percibir el dolor del otro, captado por sus ojos, le
tocaba las entrañas, transformándose en fuerza motora para la solidaridad compasiva. Pasados
tantos años, el Fundador continúa siendo para sus maristas una fuente inacabable de inspiración,
al amar y promover la vida de todos a través de la misión educativo-evangelizadora, orientada
sobre todo hacia los pobres e indefensos.
La vida amenazada por la cual Champagnat luchó en un escenario político, económico y social
extremamente hostil con los pobres es la misma que maltrata hoy a millones de niños, en todos
los países del “tercer mundo”. La conclusión se impone con una fuerza numérica impresionante: el
presente y, consecuentemente, el futuro están seriamente amenazados por la violencia, por el
hambre, por el analfabetismo, por la explotación sexual y por el abandono, plagas humanas de las
cuales los niños, los adolescentes y los jóvenes pobres son las principales víctimas.
Él actúa a través de muchas manos
9
Origines Maristes, doc. 756.
Para el Hermano Emili Turú, S.G., los maristas “deberían ser reconocidos, donde quieran que estén
presentes, como aquellos que tienen preferencia por los niños y jóvenes más vulnerables”10. Su
convicción tal vez sea la concretización de lo que el XXI Capítulo General, en continuidad con los
Capítulos anteriores, plantea a todos los que, dentro de la Iglesia o fuera de ella, se identifican
como maristas, cuando los convocó a ser “una presencia fuertemente significativa entre los niños
y jóvenes pobres”11, viendo el mundo a través de sus ojos.
Marcelino Champagnat vive en sus maristas. A través del trabajo de sus manos quiere continuar
actuando en la historia, transformando la realidad de pobreza, que genera el sufrimiento y la
marginalización de millones de niños y jóvenes en todo el mundo.
Esta tarea, verdaderamente evangélica, supone un amor grande y
también incondicional, ya que, como dijo el teólogo de la
liberación, Leonardo Boff, "no tiene consideración con los
empobrecidos y excluidos quien no los ama concretamente y no
se arriesga por su causa"12.
En el capítulo 41 de su libro, el profeta Isaías, sirviéndose de
imágenes metafóricas como la sed humana y la tierra vacía y
árida, anuncia la llegada de un mundo nuevo, gestado en el
corazón de Yahvé. Y, es por ese mundo, que los maristas trabajan incansablemente hace casi 200
años. ¡Poco importa si esa utopía todavía no se concreta plenamente! La fe en la promesa
alimenta la esperanza, ya que se camina en búsqueda de “un nuevo cielo y de una nueva tierra”.
Este mundo nuevo es imagen del Reino de Dios que se quiere ver real y que un día será pleno en
los corazones humanos... Hasta ahí importa continuar lanzando semillas y cavando la tierra seca,
tercamente, con la esperanza de un día sorprenderse con flores, frutos y agua.
“Los pobres y los indigentes buscan agua, pero no la encuentran; están con
la lengua seca de sed. Yo mismo, Yahvé, les responderé; yo, el Dios de
Israel, no los abandonaré. Ya que voy a rasgar corrientes en colinas secas,
abrir fuentes por los valles; transformaré el desierto en un lago y la tierra
seca en minas de agua. En lugar del desierto colocaré cedro, acacia, mirto
y olivares; en la tierra seca plantaré cipreses, olmos y piñas, para que
todos vean y sepan, reflexionen y aprendan que la mano de Yahvé hizo
aquello, y quien lo creó fue el Santo de Israel” (Is 41, 17-20).
10
TURÚ, Emili Rofes. Deu-nos dio o nome de Maria. Roma: Instituto dos Irmãos Maristas - Casa geral, 2012
- Vol. XXXII, n. 1, Circular 412, p.51.
11
Documento del XXI Capítulo General. Roma: Instituto de los Hermanos Maristas - Casa general, 2009, p.
22.
12
BOFF, Leonardo. Saber Cuidar: Ética del Humano – Compasión por la Tierra. Petrópolis-RJ, Vozes, 1999,
p.142.
Segundo ejercicio:
¿Qué te puede estar diciendo el Señor a
través de este texto y, sobre todo, de la
persona del Fundador?
Te presentamos unas preguntas para que te las hagas. A través de ellas, puedes, tal vez, descubrir
algún mensaje concreto del Señor, alguna llamada. El ideal es que escribas tus respuestas.






¿Cómo son tus miradas? ¿Profundas, superficiales, solidarias, neutras…?
¿Es Marcelino un referente, un impulsor en tu espiritualidad? Su ejemplo, ¿te estimula a
ver el mundo con los ojos de un niño pobre, a ser sensible frente a la realidad de tanta
vulnerabilidad social y a inculcar en tus alumnos los valores de la solidaridad, de la
justicia y del cambio social?
Considerando el testimonio de Champagnat, ¿qué virtudes de nuestro padre fundador
deseas practicar en tu vida personal para tornar posible la vivencia del carisma y de la
misión marista en la actualidad?
¿Cuál es la visión que tienes del mundo actual? ¿Desde qué mirar tienes esa visión?
¿Cómo Champagnat vería la situación de los niños y de los jóvenes en la actualidad?
¿Qué actitudes tendría nuestro padre fundador frente a los desafíos de la actualidad?
¿Qué puesto ocupan en tu corazón los niños y jóvenes pobres, vulnerables, los que tienen
más dificultades o son más difíciles?
Trae a tu memoria alguna experiencia de tu contacto con niños y jóvenes que se parezca
a la del Hno. Nilamón.
Tercer ejercicio:
Adueñarnos del corazón de
Marcelino
Te presentamos un testimonio precioso de la vida de Marcelino, tal vez no suficientemente
conocido. Léelo con devoción y estate atento a las resonancias que se puedan producir dentro de ti.

Marcelino y los necesitados
(Testimonio del Hno. Silvestre, Cap. IV, Nº 13; Pfo. 6, 2º)
Hasta entonces, los vecinos no se habían
preocupado demasiado de los Hermanos, pero al ver su
escuela tan disciplinada y los rápidos progresos de sus
hijos, comenzaron a abrir los ojos y comprendieron que los
hermanos no eran solamente buenos fabricantes de
clavos, sino excelentes religiosos educadores. Por esta
causa,
el
número
de
alumnos
aumentó
considerablemente; incluso, muchas familias que vivían en
aldeas alejadas, deseando que sus hijos aprovechasen la
enseñanza dada por los Hermanos, los alojaron en el pueblo; pero desgraciadamente, estos niños,
que no eran vigilados suficientemente fuera de la escuela, se molestaban los unos a los otros. Para
corregir esta situación, el buen padre hizo algunas ampliaciones en la casa y los recibió como
pensionistas. Se presentaron también niños pobres, y el Padre Champagnat, confiando en la
Providencia, los recibió a pesar de todo y se encargó no sólo de su instrucción, sino también de su
sustento. A los que le censuraban, pues todo el mundo sabía que no tenía recursos, él contestaba:
"Ni la misa quita tiempo, ni la limosna empobrece", y continuó haciendo buenas obras sin
preocuparse de las habladurías.
También hemos visto que asimismo tenía en perspectiva otro fin: formar obreros para las
distintas clases de oficios. Pero habiéndole disuadido de ello el Hermano Francisco, como
perjudicial para la Congregación en el momento en que él la gobernaba, no pensó más en ello. Sin
embargo, la idea de dirigir Orfanatos ha estado siempre en su mente, y la prueba es que él mismo
envió Hermanos para el de Denuzière, en Lyon, porque se trataba en este caso, de dar la
instrucción primaria y sobre todo religiosa a los niños, más que de enseñarles un oficio.
Digamos que su corazón desbordaba de caridad no solamente para con sus Hermanos,
sino con todo el mundo. Así, recuerdo que en los establecimientos en los que había niños pobres,
hacía distribuir entre ellos, después de las vacaciones, ropa que se lavaba y se arreglaba en caso
necesario, para que pudiesen llevarla sin repugnancia. Incluso mantenía, por caridad y a expensas
de la casa, a cuatro o cinco ancianos enfermos, a los que trataba con bondad verdaderamente
paternal, queriendo que los Hermanos obrasen del mismo
modo con ellos. También recuerdo haber sido reprendido
y hasta castigado por haberme permitido, aunque sin
malicia, algunas travesuras con ellos. La casa cuidó de
ellos hasta su muerte. Uno de ellos, que era demente,
permaneció con los Hermanos más de cuarenta años, a
pesar de que sus achaques eran de lo más desagradable.
Observa cómo:
-
Marcelino trasciende su apostolado sacerdotal y
pastoral hacia las necesidades materiales de las personas.
-
Es capaz de tomar decisiones inéditas e incluso contradiciendo el natural sentido de la
prudencia.
-
Se muestra sensible y constante en el acompañamiento emprendido, a pesar de las
contrariedades.
-
Compromete a sus discípulos en proyectos solidarios nuevos.
Pregúntate:

¿Es para ti el pobre un sacramento vivo de Dios y una interpelación del Espíritu?

Vemos que el P. Champagnat, según el testimonio del H. Silvestre, fue una persona
sumamente creativa para dar respuesta a las necesidades de los niños pobres: amplió la
casa y los acogió dentro de ella, soportó críticas y habladurías, tuvo en mente la
formación profesional, etc, etc.
Siguiendo su ejemplo, ¿qué puedes hacer tú? ¿Estás satisfecho con tu compromiso social?
¿Te atreves a alentar en tu comunidad el compromiso con algún proyecto concreto a
favor de los niños y jóvenes pobres?

¿Cuál crees tú que está siendo la llamada más recurrente de Dios en estos días?

Termina este tercer ejercicio con un momento de intimidad con Jesús: pídele perdón, dile
que te dé fuerzas para ser generoso, comprométete con Él, ofrécele tu mejor disposición…
Cuarto ejercicio:
Deja que la palabra de Dios
eche raíces en ti
 Mt 5, 1-12
 Mt 25, 31-46
 St 2, 14-20
 Puedes terminar la oración rezando algún
salmo que para ti sea significativo.
La conversión desde la mirada de un
niño pobre.
Provincia NORANDINA
Ecuador, 8 al 12 de marzo
Oración de la Mañana. Cuarto día:
¡Era para nosotros como un Padre!
01. Motivación
-
Hoy nos reunimos para recordar a San Marcelino Champagnat, instrumento que Dios escogió
para estar en el origen del árbol de inmensa frondosidad, de
savia fértil y de frutos numerosos que es la Institución
Marista.
-
Con breves momentos de lecturas y de oración, queremos
meditar sobre la percepción que de él tuvieron los primeros
seguidores cuando, tocados por la dedicación y el amor que
les dedicaba el Fundador, comenzaron a llamarlo PADRE.
02. Abertura
Cantemos (elegir canción)
03. Lectura A (tres relatos de contemporáneos suyos)
a) Hermano Francisco (en un escrito de 1880):
Lector - “Su orientación no consistía en la multiplicidad de palabras. Muchas veces era una caricia
paterna, una palabra, la misma palabra repetida varias veces. Pronunciada por él, aquella palabra
descendía hasta el fondo del corazón, llevando al arrepentimiento, al amor de Dios; al deseo de
progresar. Junto a él cuántos de nosotros recobramos la paz, la confianza y la felicidad. Él era
firme al hablar y todos nosotros, sin duda, habríamos temblado con el sonido de su voz, ¡con una
sola de sus miradas! Resulta que, sin embargo, más allá de todo, él era bueno, era compasivo, ¡era
para nosotros como un padre! Al fundar la Congregación, quiso organizarla como una familia, en
donde el jefe fuera el padre y en donde los Hermanos más antiguos velasen por los jóvenes y los
protegiesen. Formemos, pues, esta familia, seamos sus hijos. Tengamos amor, respeto y servicio
mutuo. Dejémonos calar por sus sentimientos. Hagámoslo revivir en medio de nosotros”. (AFM–
Archives Frères Maristes, doc 505.8)
b) Hermano Lorenzo (testimonio escrito en 1840):
Lector: - “Una madre no siente más cariño por sus hijos que el que el Padre Champagnat sentía por
nosotros. Y, esto no es todavía exacto ya que, no raras
veces, las madres aman a sus hijos con un amor
simplemente humano, y él nos amaba de una forma
espiritual. Al comienzo, éramos muy pobres, el pan que
comíamos tenía el color de la tierra, pero él nunca dejó
que nos faltara nada. Como el más tierno de los padres,
él tenía un gran cuidado con nosotros. Recuerdo de sus
preocupaciones por mí cuando estaba enfermo en La
Valla. Me venía a visitar todos los días, siempre trayendo
alguna cosa especial. A menudo, nos recordaba el
cuidado que la Divina Providencia tiene para con
aquellos que depositan en ella su confianza. Cuando nos hablaba de la bondad de Dios y de su amor
por nosotros, lo hacía de una manera tan persuasiva que inculcaba a todos el ardor divino del que
estaba repleto, de tal suerte que los dolores, los trabajos y todas las miserias de la vida no eran capaces
de doblegarnos”. (OM-Origines Maristes, tomo II, doc 756)
c) Hermano Silvestre (de su libro, escrito en 1886):
Lector: - “Ruego al lector benévolo que, en los capítulos siguientes, dirija su atención hacia todo los que
hizo por mí el Reverendo Padre Fundador, con la voluntad de corregir mis defectos y conservarme en
la vocación. Fácilmente, se podrá ver que él unía trazos con una paciencia incomparable, con actitudes
de un padre muy tierno y de amigo. Todo ello, sumado a una constante firmeza, lo hicieron triunfar
sobre mi carácter liviano y disipado que me hacía parecer tan poco apropiado para la vida religiosa”.
(Frère Sylvestre raconte Marcellin Champagnat, p. 85).
Cantemos: Donde hay amor y caridad, ahí está Dios.
04. Lectura B (de las Constituciones y de las Conclusiones del XXI Capítulo General):
Lector – Marcelino Champagnat hizo de la comunidad de los primeros Hermanos una verdadera
familia. Compartió la vida de ellos en La Valla y en l´Hermitage. Se dedicó totalmente a los
Hermanos. Les decía: - “Sepan que sólo respiro por ustedes y que no hay bien verdadero que no
se lo pida a Dios día a día y que no esté dispuesto a proporcionárselo, a costa de los mayores
sacrificios”. En respuesta, los Hermanos lo amaban como a un padre. En convivencia con él,
junto a la Buena Madre, profundizaban el sentido de la fraternidad, de la dedicación y de la
abnegación al servicio unos de los otros. Fieles a esta herencia, transmitida por generaciones de
Hermanos, realizamos el deseo del Fundador, llevando nuestra vida de comunidad dentro de un
gran espíritu de la familia. - “Ámense unos a los otros, como Jesúcristo nos amó. Que no haya
sino un solo corazón y un solo espíritu entre ustedes”.
(Constituciones, Nº 49)
Lector: - Dios tiene un sueño para cada uno de
nosotros, para la humanidad y para nuestro Instituto
Marista. Al escuchar nuestros corazones, descubrimos
su amor, su misericordia y su ternura como la de un
Dios que es Padre y Madre… Este mismo
descubrimiento hizo que Marcelino fuese un hombre
emprendedor, audaz y arriesgado, con su sueño de
“hacer que Jesucristo fuera conocido y amado por los niños y los jóvenes”. (Carta del XXI
Capítulo General)
Cantemos: El Señor hizo en mí maravillas. Santo es su nombre.
05. Lectura C(de las Cartas de São Paulo y de las Cartas de San Marcelino):
Lector: - “No les escribo esto para avergonzarlos. Al contrario, lo que quiero es darles una
enseñanza, pues los amo como si fueran mis hijos. Ustedes podrán tener diez mil maestros que los
instruyan acerca de Cristo, pero padres no tienen muchos. El único padre que tienen soy yo, pues
cuando les anuncié la buena noticia de Jesucristo, ustedes llegaron a ser mis hijos. Por lo tanto, les
ruego que sigan mi ejemplo”.
-
“Siento una grande satisfacción por poder expresar y derramar en el corazón de ustedes la
afección que repleta el mío. Deseo, con mucha sinceridad, que la gracia del Señor se
derrame con abundancia sobre cada uno de ustedes. Agradezco todo el afecto que me
demuestran y me gustaría expresar, en este momento, toda mi gratitud y afecto...”
(Cartas de Champagnat, doc 238, enero de 1839)
Cantemos: Donde reina el Amor, ¡fraterno Amor! Donde reina o amor, ¡Ahí está Dios!
06. Plegaria:
Dejamos un momento personal de interiorización acogiendo en el corazón aquello que más nos
motiva o entusiasma.
Después, rezamos esta plegaria en común:
Lector: - Nosotros te damos gracias, Señor, porque eres
nuestro ¡PADRE. Estás en el cielo. Nosotros te damos las
gracias, Señor, por la Virgen María quien es nuestra ¡Buena
MADRE! Nosotros te damos las gracias, Señor, por Marcelino Champagnat, PADRE devoto de los
seguidores maristas.
Todos: - Como un padre es compasivo con sus hijos, ¡el Señor es compasivo con aquellos que lo
aman! (Salmo 103)
Lector: - ¡Ayúdanos, Señor, a no desanimarnos en nuestro proceso de conversión personal e
institucional, para proseguir con fidelidad en el camino¡ - ¡Ayúdanos, Señor, a enfrentar los
desafíos y vicisitudes actuales, como maristas nuevos que caminan en dirección a un mundo
nuevo! - ¡Ayúdanos, Señor, a compartir el carisma marista, sentándonos alrededor de la misma
mesa, Hermanos, laicos maristas y
colaboradores, con una actitud de acogimiento,
discernimiento, esperanza y gratitud!
Todos: - Eres nuestro Padre, Señor; somos obra de tus manos. Eres el alfarero, Señor, y nosotros
somos tu barro. Míranos, Señor, ya que todos somos hijos tuyos. (Is 64, 7-8)
Lector: - ¡Bendice, Señor, nuestros propósitos de cordialidad y de perdón, para que reine entre
nosotros el buen espíritu de familia que Marcelino deseaba para todos los ambientes maristas! ¡Bendice, Señor, nuestra caminata rumbo al bicentenario marista, reconfortándonos con tu gracia
y protección! - ¡Bendícenos, Señor, y que tu gracia nos acompañe siempre!
Todos: -Yo habitaré en medio de ustedes y
caminaré con ustedes. Yo seré su Dios y ustedes
serán mi pueblo, dice el Señor. (2 Co 6, 17)
(otras plegarias espontáneas...)
07. Canto final: Santa María del camino
Mientras recorres la vida tú nunca solo estás:
contigo por el camino, Santa María va.
Ven con nosotros, a caminar, Santa María ven.
ven con nosotros, a caminar, Santa María ven.
Si por el mundo los hombres, sin conocerse van,
no niegues nunca tu mano, al que contigo va.
Aunque te digan algunos que nada puede cambiar,
lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad.
Aunque parezcan tus pasos inútil caminar,
tú vas haciendo camino: otro lo seguirán.
La conversión desde la mirada de un niño
pobre.
Provincia NORANDINA
Ecuador, 8 al 12 de marzo
¡ESA ES MI MADRE,
ESOS SON MIS HERMANOS!
ACOGIDA
Queridos Hermanos, siéntanse todos acogidos en este momento celebrativo
en el que, iluminados por la Palabra de Dios, recordaremos a la Madre de
Jesús ya la nuestra. Queremos rezar y compartir un poco sobre la vida de
María en la misión de Jesúsy en la misión de Champagnat. Entregamos a ella
este nuestro día de oración y todo lo que hacemos por causa de su Hijo, Jesús.
MANTRA
Donde hay amor y caridad, ahí está Dios.
MOTIVACIÓN
1. ¡Hola María de Nazaret! Acudimos a ti con confianza como Marcelino Champagnat. Mira
nuestros corazones jóvenes, corazones maristas que quieren caminar para hacer un mundo más
justo y solidario.
1.
¡Buena Madre, abre nuestros ojos a la realidad!
2. ¡Hola María de Nazaret! Sabes que en nuestra vida hay situaciones de desesperanza, incluso de
vacío. A veces no encontramos el sentido de la vida, en nuestras actividades y nuestras búsquedas.
A veces nos cuesta ver claro el camino cristiano en nuestras vidas y vemos que nuestro mundo, a
pesar de todos los esfuerzos de muchas personas no cambia. Hay problemas que parece no tienen
solución: hambre, injusticia, guerra, poder de pocos y explotación de muchos. Violencias diversas
que nos rodean y hacen daño a los inocentes. ¿Es un callejón sin salida?
¡Buena Madre, abre nuestros ojos a la realidad!
3. ¡Hola María de Nazaret! Tu viviste el Evangelio de Jesús al 100%. Eras una mujer joven, como
nosotros cuando descubriste que el Buen Dios te llamaba a hacer vida su proyecto de amor para
todos los hombres y mujeres. Tu viviste el evangelio al 100%. Guardaste en tu corazón lo que
viviste al lado de Jesús y de sus amigos.
¡Buena Madre, abre nuestros ojos a la realidad!
EVANGELIO - Mt 12,46-50
En aquel tiempo Jesús estaba hablando a la muchedumbre, su madre y sus hermanos estaban de
pie afuera, pues querían hablar con él.
Alguien le dijo: “Tu madre y tus hermanos están
ahí fuera y quieren hablar contigo.”
Pero Jesús dijo al que le daba el recado: “¿Quién
es mi madre y quiénes son mis hermanos?”
E indicando con la mano a sus discípulos, dijo:
“Estos son mi madre y mis hermanos.
Tomen a cualquiera que cumpla la voluntad de mi Padre de los Cielos, y ése es para mí un
hermano, una hermana o una madre.”
LA MIRADA DE CHAMPAGNAT - Mensaje del XXI Capítulo General
Dios tiene un sueño para cada uno de nosotros, para la humanidad y para nuestro Instituto. Al
escuchar nuestros corazones, descubrimos su amor, misericordia y ternura como un Dios Padre y
Madre, a la vez que reconocemos nuestras debilidades e incoherencias. Esta misma experiencia
llevó a Marcelino a ser un hombre emprendedor, audaz y arriesgado. Su sueño consistió en “Dar a
conocer a Jesucristo y hacerlo amar a los niños y jóvenes”.
Queremos ser continuadores de su sueño: hombres y mujeres de Dios, profetas de la fraternidad
en un mundo deshumanizado en búsqueda de sentido y sediento de Dios. Nos sentimos llamados
a responder, como hermanos y hermanas, siendo presencia de este amor y rostro materno de
Dios.
REFLEXIÓN PERSONAL – COMPARTIR
ORACIÓN
María, tú eres nuestra compañera de camino
y la principal inspiración de nuestra peregrinación
hacia el bicentenario marista.
Bienvenida seas hoy a nuestros corazones y a nuestras casas.
Tu apertura, fe y libertad son una invitación
para que nuestros corazones también se abran al Espíritu
que tu hijo Jesús nos regala.
Hermanos y laicos, maristas de Champagnat,
queremos cambiar.
Miramos hacia ti, como modelo y compañera,
para vivir nuestra vocación de seguimiento de Cristo
con la alegría, delicadeza, amor y energía
que tú mostrabas al educar a Jesús.
Tú nos convocas y reúnes, desde todos los lugares de la tierra,
para formar una comunidad internacional que lleva tu nombre,
y que ha de ser signo de comunión en la Iglesia y en el mundo.
Al contemplarte como mujer llena de fe,
sentimos que tu iniciativa y tus intuiciones
nos mueven, como a Marcelino, a ser Buena Noticia
para los niños y jóvenes pobres de hoy,en “nuevas tierras”.
Llenos de confianza decimos, como Champagnat:
“Si el Señor no construye…”
Y proclamamos que “Tú lo has hecho todo entre nosotros”.
¡Magnificat!
Contigo María, vamos hacia el Padre,
unidos a Jesús y en el Espíritu de amor. Amén!
¡SOMOS MARISTAS!
Nuestros hermanos, nuestras hermanas, nuestras madres, nuestros padres, nuestros niños, nuestras
adolescentes y nuestros jóvenes nos esperan. ¡Ellos quieren conocer a Jesús! Champagnat nos inspira,
María nos convoca. Vamos a abrir nuestros ojos a la realidad y actuar por nuestras manos (cada
persona tomará unas pocas semillas y una vela como símbolo del plantar, iluminar y cuidar).
PADRE NUESTRO
CANTICO
Esta historia que todos amamos
no es recuerdo, es hoy realidad;
en ti y en mí está su amor
que nos hace caminar.
Has de ser un hermano de todos
sembrador de evangelio y de paz,
testigo fiel y servidor,
solidario y defensor de la verdad.
Vive en tu corazón lo que él soñó.
Haz que brote de ti nueva ilusión.
Marcelino hoy está en tu respuesta de amor.
Canta al ritmo de Dios como hizo él,
y en María tendrás seguridad.
Marcelino vive en ti.
Tú serás hoy Champagnat.
No preguntes ni dónde ni cuándo.
Tu respuesta no puede esperar.
Jesús también te llama a ti
al amor universal.
Sólo Dios romperá tus cadenas;
sólo en Él hallarás libertad.
Serás feliz si tú te das.
Te hará fuerte siempre en la dificultad.
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