vision marginal - club del entrenador

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LA IMPORTANCIA DE LA VISIÓN MARGINAL
LA IMPORTANCIA DE LA VISIÓN MARGINAL
Si se levantaran ligeramente las manos hacia adelante y se separan, de modo que queden
dentro de su campo visual, y si se mantiene la mirada en un punto en la pared frente a uno
mismo, se puede atender a los movimientos de las manos con visión periférica, aunque
mantenga la mirada centrada en un punto de referencia delante de los ojos, ambas manos
quedan dentro de un campo visual y se tiene conciencia de ella y puede apreciar los
movimientos sin mirarlas directamente. Eso es Visión Periférica.
En el baloncesto se torna vital este tipo de visión. Son muchas “atenciones” las que tiene un
jugador de baloncesto, lo que hace imposible focalizar en varios puntos a la vez. Uno de los
objetivos más llamativos e inquietantes intelectualmente para un entrenador es trabajar algo
tan evidente y tan dificultoso como la mirada y la visión.
Apoyándome en la Doctora cubana Norma Sainz de la Torre, paso a valorar algunas
consideraciones sobre la visión periférica en el baloncesto.
En el baloncesto, deporte de cooperación y oposición, es indispensable para poder captar
rápidamente la situación de juego y con ello reaccionar de forma efectiva, el percibir todo
movimiento del balón, compañeros de equipos y contrarios que se desplazan por el terreno,
sin tener necesariamente que girar la cabeza en sea dirección.
La capacidad de percibir los estímulos por las zonas periféricas, alejadas del punto central de
la visión (arriba, abajo, a la izquierda, a la derecha, oblicuo arriba y a la derecha, etc.), cuando
nos encontramos con la vista mantenida al frente, es muy diferente en cada deportista, pero
esta posibilidad de ver objetos en movimiento o fijos en la distancia -y en esos ángulos- en
ocasiones es premisa indispensable para la anticipación requerida a la jugada del contrario, en
el momento de interceptar un balón, de culminar eficientemente una jugada con los propios
compañeros de equipo, etc. Es por ello conveniente caracterizar brevemente este fenómeno
perteneciente a la percepción espacial que, cuando se encuentra mal desarrollado, puede
ocasionar numerosos errores en la acción táctica.
En algunos deportes la visión periférica no desempeña un papel importante para el logro
de buenos rendimientos, pero en otros, como en el nuestro, influye de forma notable en la
percepción adecuada de las acciones de juego, de ahí que la eficiencia en la percepción de la
situación táctica dependa, entre otros aspectos psicológicos, de un buen nivel de desarrollo de
la misma.
La visión periférica es entrenable, llega a alcanzar magnitudes en ocasiones impresionantes
y depende en mucho del tipo de deporte que se practique. Otros expertos creen que es
relativamente poco mejorable, pero de lo que se trata además de trabajarlo es de aprovechar
este tipo de visión en los que ya tienen una gran capacidad de utilizarla, y no lo consiguen
debido a agentes tácticos (colocación en el campo, saber dónde hay que focalizar la atención) o
por sus carencias técnicas (botar mirando el suelo, no tener fuerza para dar un buen pase, etc.)
Veamos un ejemplo del campo visual de un deportista en la imagen 1 (el límite del círculo
coincide con los 90º, por lo tanto, este sujeto posee a la izquierda un valor aproximado de
100º). Es necesario destacar que estas mediciones
provienen de equipos que no han llevado a cabo
entrenamientos especiales para el desarrollo
de este parámetro. Es necesario destacar
que estos valores que se muestran en el
ejemplo son promedios; en ocasiones
encontramos jugadores dentro del
equipo que presentan deficiencias
por algunos ángulos de la visión
y si éstas corresponden a zonas
por las cuales reciben numerosos
estímulos en el juego, ello pude ser la
causa de incontables errores tácticos.
El tiempo de reacción ante los estímulos
recibidos en la periferia es mayor que ante
aquellos captados en la región central, pero el
panorama visual es más amplio y la percepción se ejecuta
más tempranamente, lo que compensa el retardo de la reacción.
Imagen 1
Ante estímulos muy cercanos disminuye la visión periférica; por ello hay que comprender que
los jugadores poseerán mejor posibilidad de captar balones, compañeros o contrarios con su
visión periférica, cuando las acciones en las cuales se encuentran implicados éstos se encuentran
a cierta distancia, que cuando las mismas se desarrollan a un metro o menos de sus ojos.
En una curiosa investigación realizada con dos equipos de hockey se pudo conocer que los
colores que favorecieron la visión periférica fueron el blanco y el amarillo, mientras que
el verde alcanzaba los peores valores, con diferencias estadísticamente significativas muy
grandes. Precisamente, por ser el verde el color que peor se destaca en el contexto de una
acción de juego, el deportista percibe otro jugador en movimiento (del propio equipo o del
contrario) mucho mas tarde, pues debe esperar a que llegue a su campo de visión, con la
consecuente repercusión negativa en sus reacciones de anticipación. Este es un detalle que me
gustaría destacar y me pregunto si en el baloncesto ocurrirá lo mismo.
Imagen 2
Cuando se llevaron a cabo las mediciones de campimetría, los sujetos investigados percibían
con su visión periférica (izquierda - derecha) el movimiento del estímulo, pero no podían
mencionar el color del mismo hasta varios grados después. Ello apunta hacia la existencia de
una zona de indiferenciación cromática y la misma es menor ante los colores que mejor se
perciben periféricamente (blanco, amarillo) y mucho mayor ante otros, como por ejemplo, el
verde. Veamos un gráfico que muestra esta zona en una medición llevada a cabo a través de un
test dinámico en terreno.
Ejemplos prácticos para entrenar visión periférica combinando técnica y táctica.
En el aspecto táctico, se torna imprescindible la
necesidad de ocupar espacios libres y/o crear zonas
de peligro constante. Jugar mirando, leyendo la
defensa y nuestro ataque, además de ubicarnos
dentro del campo, es tarea complicada (sobre
todo en edades de formación). A todo ello hay que
sumarle además, el tener que realizarlo a la mayor
velocidad posible y en el momento adecuado.
Una vez entendido esto, crearemos la necesidad
imperiosa de nuestro ataque en dificultar todo lo
que se pueda las ayudas del contrario. Así además
podremos aprovecharlas para lanzar tiros cómodos
y con alto porcentaje de efectividad. Para eso
utilizaremos el juego por conceptos, una de las
mejores maneras de aprender a jugar a baloncesto.
Imagen 3
El jugador que recibe el balón debe antes de
tocarlo mirar a la zona sombreada en el diagrama
3. Pero no solo debe mirar, sino entender por qué
mira y ver todo lo que sucede alrededor. Insistimos
en que debe mirar antes y después de atrapar el
balón. Y si decide penetrar debe hacerlo sin mirar
el suelo o el balón.
En la imagen 4 se observa los puntos donde tiene
que, si no mirar, al menos ver. Pues en el juego sin
balón hemos normalizado que esos son los puntos
dónde deben moverse los jugadores si hay una
penetración en nuestro juego por conceptos. En
este caso los aleros ocuparán la esquina en caso de
penetración, y el poste del lado contrario si hubiera
ocuparía rápidamente el centro de la zona.
Imagen 4
En los movimientos de poste bajo, el jugador debe
mirar hacia la zona sombreada y ver los puntos
antes citados igualmente.
Y para hacer mención sobre los bloqueos directos.
Propongo esta manera de entrenar la visión, donde
miramos hacia la zona sombreada intentando
Imagen 5
captar lo más importante de una defensa del
bloqueo, que es la defensa en ayuda, y de reojo (es
decir, vemos) el desenlace del bloqueo en cuestión,
y no al contrario.
Aportamos ahora la importancia de la visión en
el contraataque y lo hacemos tratando de orientar
hacia dónde deben mirar y qué deben ver los
jugadores en cada momento del mismo.
En el rebote, el jugador que rebotea debe ser capaz
de levantar la cabeza lo antes posible, o incluso no
llegar a bajarla. Debe ver primeramente la opción
de un pase largo para pronta finalización, o si no,
buscar al base con un primer pase fuerte y rápido, bien
pivotando y pasando, o incluso orientando su cuerpo en
el aire hacia el lado dónde esta el base.
Imagen 6
Los jugadores que ocupan los carriles para correr (tanto
bandas como carriles centrales), deben mirar todo el
rato el balón a pesar de que corran por delante de él.
Además deberán no entorpecerse con los que corran en
otros carriles y evitar cometer faltas de ataque ante algún
defensor inteligente.
Mención
especial para
el base que
le pedimos
varias cosas
“especiales”
que ayudarán
a percibir con
antelación
un posible
contraataque.
Imagen 7
Para empezar, desde que el balón sea capturado
por nuestro equipo (incluso cuando el balón esté
en el aire después de tiro) el base debe ir al lugar
planeado, que en esta ocasión será la banda y mirar
al campo de ataque justo antes de tocar el balón
y también inmediatamente después de agarrarlo,
para así poder ver las opciones de finalización de
contraataque. Mientras sube el balón debe botar con
la cabeza alta, mirando todas las opciones (incluso
mirar detrás) para poder ver quién está desmarcado
en el inicio, o en el final del contraataque. En el
siguiente diagrama está sombreado el lugar donde el
base debe mirar al inicio del contraataque.
Imagen 8
En definitiva:
La visión periférica no es el fenómeno visual más importante que garantiza la calidad de la
acción táctica, pero sin duda es uno de los aspectos que determinan la calidad de la percepción
de la situación de juego. Aceptar esta realidad y favorecer su desarrollo es tarea de todos los
entrenadores de juegos con pelotas.
Otros ejercicios para entrenar la visión periférica en baloncesto.
La Doctora Norma Sainz de la Torre nos propone algunos ejercicios simples.
1. Pases de balón con vista fija al frente:
El equipo se sitúa en una formación en círculos y el entrenador orienta que se lleven a
cabo pases, con un ritmo rápido, pero sin mirar o girar la cabeza para observar la dirección de
donde proviene el balón. Los deportistas deberán mantener la vista al frente orientada hacia
un punto fijo imaginario situado en el centro del círculo a la altura de sus ojos y en esa forma
deberá reaccionar lo mejor posible para recibir el balón y pasarlo a otro compañero.
2. Pases sorpresivos
En la misma formación que se reseña en la tarea anterior, el deportista llevará cabo el pase,
dirigiendo la mirada a un compañero, pero pasando a otro que se encuentre a sus laterales,
con el objetivo de que con su visión periférica localice la posición del compañero de equipo al
cual va dirigido el balón.
3. Ejercicios de cambio de dirección con estímulos visuales
Los deportistas comienzan a realizar acciones de conducción del balón por “ondas”. El
entrenador les orienta que ejecuten estos
movimientos mirando al frente y que deberán
esforzar su visión periférica para que puedan
ver una bandera coloreada (de un tono
brillante y que se destaque sobre el fondo de
la instalación). Cuando la logren percibir,
deberán rápidamente cambiar de dirección,
hacer fintas, etc. Para ello el entrenador o un
entre la vista del deportista y los extremos
derecho e izquierdo del campo de juego. Para
hacer más compleja la tarea, se puede utilizar
varias banderas de diferentes colores brillantes,
orientando actuar solo cuando vean con su
visión periférica un color determinado. De
esta forma podemos controlar que la reacción
del deportista no sea mecánica, sino que en
realidad ha percibido la bandera correctamente.
El mismo efecto se logra con un jugador que
vista camisetas de diferentes colores.
4. Ejercicios con balón dificultando la acción
Los deportistas se disponen en “ondas” a llevar
a cabo tareas de drible, conducción del balón,
etc. y simultáneamente otros compañeros por
ambos lados lanzarán balones rasantes que
rueden rápido sobre el terreno o cancha hacia
los cuales no se deberá dirigir la vista de forma
directa, sino solo esquivándolos con el control
de la visión periférica acelerando o deteniendo
momentáneamente la acción, sin dejar de mirar
al frente o arriba, según el tipo de acción.
5. Utilización de combinaciones técnico tácticas por determinada zona
Cuando conocemos que una determinada
zona (o zonas) del campo visual de nuestros
jugadores presenta deficiencias, un medio
efectivo para solucionar las mismas siempre
será planificar de forma priorizada un mayor
volumen de tareas técnico - tácticas que
provengan o se conduzcan a esa dirección,
ya que las acciones deportivas propiamente
dichas son elementos entrenadores de la visión
periférica.
Juan Carlos Rivero Cabrera
Bibliografía:
Polledo, M. Estudio de la visión periférica de jugadores de Voleibol de primera categoría en
función de la efectividad táctica en competencias nacionales. Tesis de Maestría (inédito). - 47
h. - Matanzas, 1997.
Rodionov, A.V. Psicología del deporte de altas marcas. Vneshtorgizdat, Moscú, 1990, p. 182.
Saínz de la Torre, N. - Santana, G. Estudio de la influencia de estímulos cromáticos sobre
algunas manifestaciones de la percepción espacial en jugadoras de Hockey sobre césped 15 16 años de Matanzas.- p. 12 - 17. - En Boletín científico - técnico, CEMA, Matanzas, 1999.
Saínz de la Torre, N. - Peñate, C. Visión periférica cromática: un estudio en jugadores
juveniles de Voleibol. Tesis de Maestría (inédito). - 56 h. - Matanzas, 1999.
De Torres, A. - Arjonilla, N. Curso de entrenador nivel I & nivel II. Bloque específico.
Fundamentos Individuales / Fundamentos colectivos. E.N.E. Federación Española de
Baloncesto.
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