LA SUBSTANCIA ARISTOTÉLICA 1. La palabra griega “ousía” (substancia o entidad) abarca en Aristóteles varios significados que se pueden resumir en estos cinco: a) “Lo que no se predica de un sujeto ni existe en un sujeto; por ejemplo, un hombre o un caballo”. Esta es la acepción fundamental del término ousía, con la que hace referencia a los INDIVIDUOS pertenecientes a un género o especie naturales. b) Las ESPECIES a que pertenecen los individuos, y los GÉNEROS en que aquéllas están incluidas, por ejemplo, “el individuo humano está incluido en la especie hombre y el género a que esta especie pertenece es animal”. La especie y el género son denominados SUBSTANCIAS SEGUNDAS (frente al individuo, que es la substancia primera). Aquí, ousía sería el conjunto de los predicados esenciales que definen a un individuo. c) Aquellas realidades que son capaces de EXISTENCIA AUTÓNOMA o independiente, es decir, las “sustancias” por oposición a los accidentes. d) El sujeto físico del cambio, es decir, lo que permanece idéntico como sustrato de las distintas modificaciones resultantes de aquel. e) El SUJETO LÓGICO-GRAMATICAL del discurso predicativo: aquello de lo que se dice o predica algo. 2. Pero hemos de resolver un problema respecto al significado “b”: ¿cuál es la relación entre la substancia primera y la substancia segunda? Por ejemplo, afirmar que Sócrates (substancia primera) es hombre (substancia segunda) equivale a afirmar que “Sócrates es una substancia de cierto tipo o cualidad, es decir, humana”. Pero explicar esta relación es el problema principal del platonismo (relación entre la “idea” y el sujeto “material”). Si decimos que la substancia es el substrato físico (el individuo concreto) que luego tiene algunas características (“está sentado”, “es pequeño”,…), podríamos concluir que la una substancia real (ousía) es la MATERIA. Pues no, porque la materia es INDETERMINADA, por lo que no puede ser sujeto de discurso ni conocimiento (es indefinida). En realidad, cada sujeto es un “tipo determinado de materia”, y lo que hace que la materia sea algo determinado es la FORMA. Por lo tanto, el individuo o sujeto real (substancia primera) es la materia determinada por la forma, es decir, el compuesto “hilemórfico”. Bien, si hemos descubierto que cuando preguntamos por la substancia (la pregunta “¿qué es esto?”), y contestamos con la substancia primera (por ejemplo “un hombre concreto”), podemos preguntar después…: “pero, ¿qué es un hombre?”, la respuesta va ahora a la ESENCIA (o contenido de la definición), es decir, la búsqueda de la forma específica o esencial (eidos): el conjunto de las funciones que corresponden a una substancia o entidad natural. Pero podemos seguir preguntando “¿y por qué esto es un hombre?” Ahora la pregunta recae sobre la materia: preguntar por qué esto es un hombre equivale a preguntar por qué estos elementos MATERIALES están organizados de modo tal que constituyen un hombre. La respuesta se debe buscar en la FORMA específica, en el conjunto de funciones para las cuales sirve tal organización material, es decir, “la causa por la cual la materia es algo determinado; y esta causa es la forma específica (eidos) que, a su vez, es la substancia (ousía)”. Esta forma específica o conjunto de funciones que corresponden a una substancia natural aparece como la CAUSA de esa substancia primera, siendo una causa INMANENTE (lo causa desde dentro del sujeto). Esta causa sería el ALMA para un animal que, además de ser causa inmanente, es causa FINAL. En definitiva, la pregunta “¿por qué estos elementos son un hombre?” se contesta plenamente cuando esos elementos son considerados desde el punto de vista de la función a que están destinados y sirven: la actividad específica del ser humano que constituye su razón de ser, su FINALIDAD. Y por ello terminamos diciendo que, para Aristóteles, la forma específica o esencia (eidos) es el TELOS o entelequia, es decir, el ACTO o actividad que es fin en sí misma (siendo entelequia el cumplimiento adecuado de la potencia que viene a actualizar).