ÍNDICE

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ÍNDICE
ÍNDICE DE CUADROS ................................................................................................ III
DEDICATORIA ............................................................................................................. IV
AGRADECIMIENTOS ................................................................................................. V
RESUMEN ...................................................................................................................... VI
INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... VII
I. MARCO TEÓRICO
1. Atención médica prehospitalaria, un fenómeno visto desde el ámbito jurídico .... 1
1.1 La ambulancia de Larrey ............................................................................................ 1
1.2 Historia de la atención médica prehospitalaria .......................................................... 4
1.3 Desarrollo de la atención médica prehospitalaria en Puebla ...................................... 7
1.4 Concepto de atención médica prehospitalaria ............................................................ 19
2. Marco legal de los servicios de atención médica prehospitalaria ........................... 21
2.1 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ............................................ 24
2.2 Leyes generales ........................................................................................................... 26
2.2.1 Ley General de Salud .................................................................................. 26
2.2.2 Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Prestación
de Servicios de Atención Médica ........................................................................ 36
2.2.3 Las ambulancias, establecimientos para la atención médica ...................... 40
2.2.4 Autorización para una ISAMP ................................................................... 45
2.2.5 Quién debe de vigilar las ambulancias ....................................................... 46
3. Norma Oficial Mexicana NOM-020-SSA2-1994, para la prestación de servicios de
atención médica en unidades móviles tipo ambulancia .............................................. 48
3.1 Qué es una norma oficial mexicana ........................................................................... 48
3.2 Los comités consultivos nacionales de normalización .............................................. 49
3.3 Cumplimiento de las NOM ............................................................................. .......... 50
3.4 Quién está facultado para exigirnos el cumplimiento de esta NOM ......................... 51
3.5 ¿Es difícil cumplir con la norma? .............................................................................. 54
II. MÉTODO DE INVESTIGACIÓN
Método de investigación ................................................................................................... 58
Definición operacional de las variables ............................................................................ 59
Selección del universo ...................................................................................................... 59
Elaboración del instrumento de medición ......................................................................... 60
III. ANÁLISIS DE RESULTADOS
Rescate y Primeros Auxilios ............................................................................................ 62
Cruz Roja Mexicana delegación Puebla .......................................................................... 71
IV. CONCLUSIONES ............................................................................... 80
V. RECOMENDACIONES ....................................................................... 84
ANEXO A. Precios del equipo de ambulancia ............................................................... 93
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................ 95
INTRODUCCIÓN
“Mientras los científicos sociales no encuentren el modo de
adaptar... modelos matemáticos, procedimientos cuantificables
y por lo tanto mensurables al estudio y la investigación de los
fenómenos sociales, tales ciencias no podrán aspirar a un
desarrollo ni a un status en el mundo académico.”
Felipe Pardinas
El once de abril del año dos mil se publicó en el Diario Oficial de la Federación una
“Norma Oficial Mexicana NOM-020-SSA2-1994, para la prestación de servicios de
atención médica en unidades móviles tipo ambulancia” e inició su vigencia un día
después con el propósito de regular las actividades de los servicios de atención
prehospitalaria.
En esos años yo tenía el cargo de instructor de la escuela de rescatistas en
“Rescate y Primeros Auxilios AC” y se me encargó impartir el tema “Civismo”
dentro del cual debía de narrar la historia de la institución, los derechos y las
obligaciones de los socios, dar a conocer las claves de radio y otras más.
Pero al ir preparando los temas para esa clase me inquietó saber cuál era la
legislación que regulaba nuestra actividad. Al tener la impresión de que no existía
normatividad al respecto me di la tarea de buscarla. Lo único que pude encontrar
en un manual de Cruz Roja fue una “Norma Técnica 358, para la prestación de
servicios de atención médica de las unidades móviles terrestres de urgencias y
cuidados intensivos” y el proyecto de la norma actual. Esa clase les di a conocer a
mis aspirantes lo que la norma técnica decía y algunos consejos más para que no
incurrieran en responsabilidades penales al ejercer su labor de rescatista. Pero
este hecho me inquietó más a descubrir qué tan sólido se encontraba el marco
legal para desempeñar la profesión.
Han transcurrido cuatro años desde que la “Norma Oficial Mexicana NOM020-SSA2-1994, para la prestación de servicios de atención médica en unidades
móviles tipo ambulancia” inició su vigencia, y en la ciudad de Puebla, las
instituciones de servicios de atención médica prehospitalaria pocos esfuerzos han
realizado para que las ambulancias cubran los requisitos que se les exige para
prestar los servicios de atención médica.
En la ciudad de Puebla convivimos diariamente un millón trescientos
cuarenta y seis mil novecientos dieciséis personas.1 Si abrimos el directorio
telefónico encontraremos que existen para los servicios de emergencia dos
instituciones que son “Cruz Roja Mexicana delegación Puebla” y “Rescate y
Primeros Auxilios de Puebla AC”,2 y en el apartado de ambulancias encontramos
a cinco instituciones que prestan servicios de traslados locales, foráneos y de
terapia intensiva,3 lo que representaría que potencialmente cada institución
debería atender una población de aproximadamente ciento noventa y dos mil
cuatrocientos dieciséis punto cincuenta y siete personas. ¿Con qué confianza
puede un ciudadano pedir una ambulancia y confiar su vida en una situación de
urgencias a una u otra institución?
El problema de investigación es explorar si las instituciones de servicios de
atención médica prehospitalaria en la ciudad de Puebla cumplen cabalmente con
las especificaciones que marca la “Norma Oficial Mexicana NOM-020-SSA2-1994,
para la prestación de servicios de atención médica en unidades móviles tipo
ambulancia” tomando en consideración que han pasado cuatro años desde su
publicación.
El objetivo de investigación es determinar cuál es el porcentaje de
acercamiento que tienen las instituciones de servicios de atención médica
prehospitalaria en la ciudad de Puebla a la “Norma Oficial Mexicana NOM-020SSA2-1994, para la prestación de servicios de atención médica en unidades
móviles tipo ambulancia”; apreciar cuáles son las deficiencias y con sustento en lo
anterior emitir un dictamen sobre la pertinencia de modificar dicha norma o hacer
recomendaciones basándose en la propia norma para mejorar el servicio que se
presta en las ambulancias, en beneficio de la ciudadanía poblana.
En este momento de la introducción lo que usted espera es que emita una
hipótesis respecto del problema. Las hipótesis de investigación son “explicaciones
tentativas del fenómeno investigado que se formulan como proposiciones.”4 Pero
en el presente trabajo de investigación no se plantea hipótesis por ser un estudio
de carácter exploratorio ya que “No puede presuponerse (afirmando) algo que
apenas va a explorarse.”5 Ello no quiere decir que más adelante no proponga una,
simplemente me parece pertinente explorar primero el fenómeno. Es necesario
realizar un estudio exploratorio pues el tema es poco estudiado y se ha abordado
desde la perspectiva legal en forma errónea, como observará a continuación.
El tema de la atención médica prehospitalaria se puede abordar desde
muchos aspectos y ámbitos de estudio por ejemplo el médico, el legal, el social, el
económico. En mi caso y como consultor jurídico lo abordo desde el punto de vista
legal. Después de un análisis de artículos periodísticos, artículos en revistas y
documentos disponibles en Internet que busqué para contestar de alguna forma
mis inquietudes sobre la legislación a la cual debía de sujetarse la atención
médica prehospitalaria, he concluido que el tema ha sido abordado erróneamente
desde el punto de vista jurídico dado que se le explica desde la perspectiva del
derecho penal y no se han contemplado otras ramas del derecho como el derecho
constitucional, el derecho a la protección de la salud o el derecho administrativo.
Para ejemplificar mi dicho analizaré brevemente una ponencia del
licenciado en derecho y técnico en urgencias médicas José Luis Cardoso Gayol
dictada en el marco del “XXXVlll Congreso Nacional e Internacional de Seguridad
2002”, titulada “Algunas consideraciones respecto de la situación legal en la
prestación de servicios de emergencia en México”.6 La “situación legal” se refiere
a la forma en que particularmente los rescatistas prestan su servicio con el
siguiente supuesto: “Cuando se sucede una emergencia, además de los daños
que se causan a las personas o a sus bienes o a la infraestructuras (sic), se rompe
el orden o el equilibrio establecidos y se presentan una serie de conflictos entre
bienes jurídicamente protegidos [...]”, y nos habla del “estado de necesidad” y “el
consentimiento del interesado u ofendido”.
Después de enmarcar ese supuesto da una explicación de la finalidad del
derecho, y dicha finalidad no es más que “[...]encauzar la conducta humana para
hacer posible que la vida social se mantenga bajo un orden y un equilibrio que
garanticen la paz y la seguridad y se manifiesta con un conjunto de normas que
rigen la conducta externa de los hombres en sociedad, las cuales pueden
imponerse a sus destinatarios mediante el empleo de la fuerza de que dispone el
Estado.” 7
Para garantizar el equilibrio y orden Crardoso Gayol explica que existen
algunos bienes que deben ser protegidos sobre cualquier otra cosa, y es a partir
ello que exista el derecho penal, y “ [...] en los diversos códigos penales se
establecen ciertas conductas humanas que por atender o afectar los bienes
jurídicamente protegidos (la vida y la integridad corporal, el patrimonio, la libertad,
el honor y la dignidad, la seguridad de la nación, la paz y seguridad social, la moral
u las buenas costumbres, la debida administración de la justicia, la economía
publica, etc.) sus autores son castigados por el Estado, y esas conductas se
conocen como delitos.” 8
Más adelante nos habla sobre los siguientes aspectos positivos del delito:
tipicidad, antijuricidad, imputabilidad y culpabilidad. También habla sobre los
aspectos negativos del delito y en concreto de las causas de justificación y sobre
ellas estructura su opinión acerca de “La situación legal en la prestación de
servicios de emergencia en México”. A partir de ello habla sobre “el estado de
necesidad” como una causa de justificación del delito, esto es que cualquier
rescatista puede actuar en una situación de emergencia y violar algunos
supuestos previstos en la ley.
Para Cardoso Gayol de la lectura del artículo 15 fracción V del Código
Penal Federal y del artículo 29 fracción V del Código Penal para el Distrito
Federal, que tratan las causas de exclusión del delito, desprende que “[...]
estamos en presencia de una situación en la que el sujeto que interviene se
encuentra ante una disyuntiva o sufre él u otra persona una afectación en sus
bienes jurídicamente protegidos (vida, salud, integridad corporal, bienes
materiales, etcétera) o para salvarlos afecta otros bienes igualmente protegidos de
igual o menor valor. Planteándose así un conflicto o enfrentamiento entre dos o
más bienes jurídicamente protegidos, donde hay que tomar una elección, para
salvar uno hay que sacrificar otro de igual o de menor valor.” 9 Posteriormente nos
habla de los cuatro supuestos que enmarcan al estado de necesidad, a saber:
salvaguardar un bien jurídico propio o ajeno, estar ante una situación de peligro
real actual o inminente, que la situación no fue ocasionada dolosamente por el
agente y haber lesionando otro bien de menor o igual valor que el salvaguardado.
Hablando del consentimiento del ofendido nos expresa lo siguiente: “Lo
ideal para la labor del rescatista al momento de tener que afectar bienes
jurídicamente protegidos (daños en propiedad ajena, allanamientos de morada,
etcétera) para salvaguardar otros de valor superior o igual valor a los afectados,
sería el poder contar con el previo y expreso consentimiento del interesado u
ofendido, pero como en muy pocas ocasiones sucede esto, resulta muy
interesante la presunción que hace la ley al considerar que se cuenta con el
consentimiento tácito del interesado u ofendido.”10
Para finalizar el documento, Cardoso Gayol concluye: “En todos los casos,
si se actúa en exceso o sin reunir todos los requisitos señalados por la ley, el
sujeto activo será acreedor a una sanción de carácter penal, la que puede llegar a
la tercera o cuarta parte de las penas señaladas para cada delito, y la suspensión
temporal o definitiva del derecho para ejercer la profesión, el oficio, la autorización,
licencia o permiso correspondiente.”11
Ahora veamos el porqué es erróneo abordar el tema exclusivamente bajo
un enfoque penal. En cuanto al estado de necesidad creo que actualmente el
técnico en urgencias médicas no se enfrenta al dilema de violentar alguna norma
penal para cumplir con su trabajo. El caso más parecido sería el estado de
inconsciencia del paciente, y que por ello no pudiera decidir sobre el traslado al
hospital de su elección o al que tuviera derecho en razón de su afiliación a algún
instituto de seguridad social, pues en ese supuesto y retomando los planteados
por Cardoso Gayol primero salvaguardamos la vida pues el paciente al estar
inconsciente se encuentra ante una situación de peligro real, actual o inminente en
razón de las lesiones que puede presentar o que lo llevaron a la inconciencia;
obviamente el técnico en urgencias médicas no lo lesionó y su intención es
salvarle la vida.
Pero retomando la primera parte de su documento, Cardoso Gayol no
explica qué debemos de entender por “servicios de emergencia”, ya que de la
lectura podemos suponer que engloba al servicio de atención médica
prehospitalaria (servicio de ambulancia).12 Cardoso Gayol parte sus explicaciones
del siguiente supuesto: “Cuando se sucede una emergencia [...] se rompe el orden
o el equilibrio establecidos y se presentan una serie de conflictos entre bienes
jurídicamente protegidos.” Y podríamos suponer que el bien jurídicamente
protegido “derecho a la salud” esta inmerso en el supuesto, así lo señala al hacer
el análisis de los artículos 15 del Código Penal Federal y 29 del Código Penal para
el Distrito Federal, pero es erróneo porque no nos define (por segunda ocasión)
qué debemos de entender por “emergencia”. A falta de dichas aclaraciones me
permito establecer el siguiente supuesto; si ahora tuviera un infarto del miocardio
en evolución el único orden y equilibrio que se afecta es el de mi salud, y no
existiría ningún conflicto del bien jurídicamente protegido “derecho a la salud”
pues nadie (mas que yo con mis hábitos alimenticios, ingesta de bebidas
alcohólicas, adicción al cigarro, entre otros) habría intervenido directamente para
que sucediera, por lo tanto y siguiendo las teorías penalistas de la conducta, el
único responsable de ese infarto del miocardio sería yo, pues con mis actos he
llegado a causar que este hecho se haya presentado. Aunado a esto no existe un
ordenamiento legal que sancione el hecho de haberme enfermado a causa de un
infarto del miocardio.
Caso contrario al supuesto de un incendio pues ahí sí habrá conflictos entre
bienes jurídicamente protegidos como es el derecho de la propiedad y
desprendido de ello el delito de daño en propiedad ajena, si se descubre que el
incendio fue provocado, o se omitieron acciones para evitar el incendio, quien
resulte responsable será sancionado.
Al seguir con la revisión de textos, me resultó interesante un artículo
publicado en “Revista Asamblea” de la politóloga y técnico en urgencias médicas
avanzadas Doralinda Reyes Chargoy, titulado “Una política olvidada: Las
urgencias médicas prehospitalarias”,13 en el cual aborda la problemática del
servicio de atención médica prehospitalaria en cinco vertientes, a saber: “la
magnitud del problema”, “la situación actual de la atención médica prehospitalaria”,
“el derecho a la protección de la salud”, “elementos para la estructuración de la
atención médica prehospitalaria”, y “consecuencias de la ausencia de legislación
en atención prehospitalaria y la vulneración y vulnerabilidad de los derechos
humanos que esta situación representa”, aunque el último punto sobre los
derechos humanos ya no lo trata en el artículo, ni lo veo implícito en sus
comentarios finales.
Hablaré en forma general de todos los puntos, pero con especial atención
en los puntos tres y cinco por ser del ámbito jurídico, así que para exponerlos
primero analizaré los puntos uno, dos y cuatro. En primer lugar nos habla sobre la
magnitud del problema y expresa: “Las urgencias médicas prehospitalarias
originadas principalmente por infartos al miocardio, disritmias cardiacas,
traumatismos (incluye accidentes y violencia), diabetes y la enfermedad vascular
cerebral, han ido ocupando paulatinamente los primeros lugares en las tablas de
mortalidad [...]”14 razón por la cual se debe tomarse como “ [...] uno de los
fundamentos más importantes para considerarla como una de las políticas
prioritarias en materia de salud.”15 En segundo lugar habla sobre la situación
actual de la atención médica prehospitalaria y nos hace apreciar que no existe un
sistema que de forma estructurada responda a las urgencias médicas y que se
hace de forma heterogénea pues “Los vehículos no tienen las condiciones
mínimas para considerarse ambulancias de urgencia. Se limitan a transportar
lesionados”16 a demás de que... “La capacitación de las personas que las tripulan
no es estándar [...] (y también) Pocas ambulancias cuentan con los equipos
necesarios para brindar minimamente ‘soporte básico de vida’: camilla rígida,
collarines, oxígeno, equipo para venopunciones, entre otros. Son contadas
aquéllas que tienen el personal y el equipo para ‘brindar soporte vital avanzado’:
técnicos en urgencias médicas avanzados o médicos capacitados en atención
prehospitalaria; respecto a los equipos, debieran contar con lo anterior y además
lo necesario para realizar la intubación endotraqueal, monitor desfibrilador,
fármacos de urgencias, etcétera.”17 En el punto cuatro describe cómo funcionan
los servicios de atención médica prehospitalaria en Estados Unidos de América,
Australia y Europa con los casos de Francia y España.
En el punto tres Doralinda Reyes Chargoy habla sobre el derecho a la salud
y escuetamente indica que se elevó a rango constitucional hacia el año de mil
novecientos ochenta y tres. Me resultó interesante que exprese lo siguiente:
“Actualmente (1999) el Sistema Nacional de Salud no contempla a la atención
médica prehospitalaria. Las ambulancias de las cuales se dispone se utilizan sólo
para traslado de pacientes, medicamentos, equipos y personal [...] Particularmente
para el caso de los accidentes, los programas establecidos se enfocan a la
prevención primaria con campañas a favor del uso del cinturón de seguridad o de
no ingerir alcohol cuando se va a conducir un vehículo.” 18
En el punto cinco habla sobre las consecuencias que trae aparejada la
ausencia de un marco jurídico para regular los servicios de atención médica
prehospitalaria. Ella plantea siete consecuencias, a saber:
“1. El Estado está violando el derecho a la vida y a la salud de las personas
que mueren o presentan secuelas por la falta de atención oportuna al ser
víctimas de un accidente o presentar una urgencia clínica. Viola estos
derechos por no ocuparse de un asunto que le toca garantizar y del cual es
corresponsable con la sociedad.
2. Se cometen negligencias e iatrogenias que nadie registra, denuncia ni
controla.
3. Las personas que resultan lesionadas o presentan una urgencia médica
de otro tipo, se encuentran sujetas a un alto grado de vulnerabilidad e
incertidumbre sobre el tratamiento que les espera.
4. Muchas personas sin la capacitación adecuada tripulan ambulancias. Se
exaltan actitudes de heroísmo y prepotencia. El impacto psicológico que
tiene que enfrentarse a los crudos escenarios de las urgencias médicas no
ha sido determinado, pero se exacerba por la falta de preparación, apoyo y
seguimiento de las personas que la practican en estas condiciones.
5. Los voluntarios son víctimas del abuso. Se corrompen principios como el
altruismo y la solidaridad, con los cuales muchos de ellos están inicialmente
dotados.
6. Se han formado fuertes intereses y cotos de poder alrededor de la
atención prehospitalaria.
7. El hecho de que no funcionen adecuadamente los servicios de urgencias
prehospitalarias (de manera cotidiana y rutinaria), significa que no debe
esperarse que lo hagan en una urgencia mayor o al tener que enfrentar un
desastre.”19
Este artículo me parece muy bueno pues nos hace ver el panorama que
para mil novecientos noventa y nueve existía, y aún persiste, entorno a la
problemática del servicio de atención médica prehospitalaria, pero abarca muchos
puntos a la vez, por ello no es muy conciso en el aspecto jurídico, que es el que
voy a comentar.
El derecho a la salud fue elevado a rango constitucional en el año de mil
novecientos ochenta y tres, pero éste y la prestación de los servicios de salud
estaba regulado desde mil ochocientos noventa y uno con un Código Sanitario, no
había una laguna en la ley, lo que no existía era el reconocimiento constitucional.
También es falso que no existiera normatividad que regulara al servicio de
atención médica prehospitalaria, inclusive Doralinda Reyes Chargoy expresa en la
nota al pie de página número uno que: “Solamente ha sido emitida la norma
técnica 358 ‘Para la prestación de servicios de atención médica de las unidades
móviles terrestres de urgencias y cuidados intensivos’, publicada en la Gaceta
Oficial del DF el 26 de junio de 1992. En ésta se clasificaban las ambulancias en
tres tipos. La misma no fue observada y tampoco estructura el servicio
globalmente.”, pero lo cierto es que para esa fecha dicha norma técnica era
vigente y totalmente aplicable por haber cumplido con el proceso de creación
correspondiente, aunque la autoridad sanitaria nunca implementó acciones para
supervisar su cumplimiento, era de carácter obligatorio para los prestadores de
servicios de atención médica prehospitalaria.
Ahora bien, al Sistema Nacional de Salud no le compete realizar divisiones
sobre la atención médica, pues la atención médica prehospitalaria no deja de ser
atención médica, y es por ello que la Ley General de Salud divide a los diferentes
tipos de prestación de servicios de salud. El Sistema Nacional de Salud se
constituye por todos los prestadores de servicios de salud públicos y privados, y
su función principal es la de otorgar el servicio de salud ya sea en un hospital, en
una ambulancia, en un laboratorio de análisis químicos, en un servicio de
radioterapia, etcétera, pero esta división la encontramos dentro de la interpretación
la Ley General de Salud.
Respecto a las siete consecuencias que atraen la “ausencia de marco
jurídico” para prestar el servicio de atención médica prehospitalaria, en el primer
punto es un tanto extremista al establecer la violación al derecho de la salud y el
derecho a la vida, pues hace ver que es en verdad indispensable que arribe una
ambulancia cuando hay un accidente y que con esta omisión el Estado atenta
contra estos derechos, lo cual en parte es erróneo ya que el Estado ha asegurado
un sistema para brindar atención médica y asegura el acceso al servicio médico
cuando existe una urgencia aunque sea implementado por particulares, en el caso
del Distrito Federal existen instituciones del Estado que cubren este servicio (El
Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM), que depende de la
Secretaría de Seguridad Pública), pero no en todos los estados de la República
existe una dependencia que se encargue del servicio. Estoy de acuerdo en que el
servicio debe de ser proporcionado por el Estado y no por los particulares en una
obra de filantropía. En el segundo punto al hablar de iatrogenias 20 y negligencias
entramos de nuevo al campo del derecho penal, pues ese tipo de
responsabilidades profesionales debe ser estudiadas por ésta para investigar y
determinar si hay omisiones y si existe sanción para ello. En los puntos 3 al 7
concuerdo plenamente con los criterios de Doralinda Reyes Chargoy.
He aquí el porqué es necesario abordar el estudio legal del servicio de
atención médica prehospitalaria desde otros enfoques del derecho (aunque no
excluyo la rama penal). El problema básico es que se ha utilizado al derecho penal
para explicar fenómenos que tienen poca relación con la prestación de un servicio
de atención médica prehospitalaria, aunque no dejan de tener importancia.
El problema es de fácil resolución pues lo encontramos aclarando el
concepto de derecho penal, el cual es “La rama del Derecho público interno
relativo a los delitos, las penas y las medidas de seguridad, que tiene por objetivo
inmediato la creación y la conservación del orden social.”,21 a lo que desprendo
que el derecho penal estudia a los delitos que es “ [...] el acto u omisión que
sancionan las leyes penales.”,22 estudia las penas que son “El sufrimiento
impuesto por el Estado, en ejecución de una sentencia, al culpable de una
infracción penal.”,23 y las medidas de seguridad que son las acciones que “[...]
intentan de modo fundamental la evitación de nuevos delitos.”24 Al derecho penal
sí lo podemos ocupar cuando existan actos u omisiones que se establecen en las
leyes sanitarias al brindar el servicio de atención médica prehospitalaria, pero no
podemos utilizarlo para explicar la forma en que se brinda éste y mucho menos
para determinar una situación legal pues para eso tenemos que ayudarnos de
varias ramas del derecho.
La pertinencia de la presente investigación se basa en que los estudios
previos han abordado la problemática de la atención médica prehospitalaria con
criterios jurídicos erróneos como ya comenté. Aunado a ello no existe un estudio
que hable sobre la “Norma Oficial Mexicana NOM-020-SSA2-1994, para la
prestación de servicios de atención médica en unidades móviles tipo ambulancia”
ni publicidad suficiente sobre su contenido. Esto no justifica que las instituciones
de atención médica prehospitalaria hagan caso omiso de ella ya que “la ignorancia
de la ley a nadie beneficia”, y si tomamos en cuenta que el servicio es necesario
en las sociedades modernas, es pertinente realizar el estudio pues así podemos
explicar el fenómeno desde el ámbito jurídico y tener un parámetro de medición
para calificar adecuadamente a cada servicio, saber cuál o cuáles son los más
eficientes, y apreciar las omisiones a la “Norma Oficial Mexicana NOM-020-SSA21994, para la prestación de servicios de atención médica en unidades móviles tipo
ambulancia”.
El informe de investigación se ha organizado de la siguiente forma:
I. Marco teórico. Revisaré, primero la aparición de la ambulancia para
comprender la evolución que ha tenido como vehículo en el que se prestan
servicios de atención médica; posteriormente una revisión a la constitución
que como personas jurídicas tienen las instituciones de atención médica
prehospitalaria en Puebla, y se define a la atención médica prehospitalaria.
Posteriormente se realiza el análisis de la ley positiva vigente en torno a la
cual las instituciones de servicios de atención médica prehospitalaria deben
de prestar sus servicios así como determinar la autoridad que debe de
vigilar y supervisar el funcionamiento de las instituciones mencionadas. En
una tercera parte del capítulo se analiza con detalle la NOM para estudiar
Revisión Jurídica de las Instituciones de Atención Médica Prehospitalaria
Yasser Alejandro del Castillo García
Licenciatura en Consultoría Jurídica
XX
los requerimientos mínimos con los que debe contar una ambulancia en
México.
II. Método de investigación. Se detallan los pasos que se siguieron para
determinar el tipo de estudio a realizar, la elaboración del instrumento de
medición, la obtención de los resultados, y el proceso para su suma,
cuantificación y correlación.
III. Análisis de resultados. En el capítulo se detallan los resultados que
arrojó la recolección de datos, y se explican a través de cuadros en donde
se expone el resultado obtenido por cada institución de servicios de
atención médica prehospitalaria referente a su aproximación a la NOM.
IV. Conclusiones.
V. Recomendaciones.
Espero que el contenido de la investigación sea de su agrado y utilidad.
Iniciemos.
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