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NULIDAD / Imputación - Debe ser declarada por el juez si la adecuación típica no se ajusta a la realidad
La Corte Suprema de Justicia ha explicado que tratándose de allanamiento a la imputación, la función del juez
de control de garantías no puede circunscribirse a verificar si la aceptación fue libre, voluntaria y con la debida
asistencia de su defensor, sino que debe intervenir activamente si encuentra que la adecuación típica se aleja
de la realidad, para así cumplir uno de los fines de la justicia premial cual es “aprestigiar la administración de
justicia y evitar su cuestionamiento” —Art. 348 del Código de Procedimiento Penal—; además de impedir se
envíe un mensaje parcial de impunidad.
(…)
Cuando lo anterior sucede, como aquí ocurrió, sin duda que en cabeza del juez de conocimiento recae la
obligación de ejercer el respectivo control de legalidad del allanamiento, en lugar de apresurarse a proferir la
sentencia conforme a lo convenido por las partes o aceptado por el imputado, quedando facultado para
incluso anular lo actuado, en caso de detectar falencias en la adecuación típica de la conducta o la modalidad
de participación del agente.
RAMA JUDICIAL
TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL
SALA SEGUNDA DE DECISIÓN PENAL
Neiva, miércoles diez (10) de agosto de dos mil once (2011)
Son las 11:30 horas
Aprobado Acta No. 1174
Magistrado Ponente: JAVIER IVÁN CHÁVARRO ROJAS
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I.
ASUNTO
Resuelve la Sala Segunda de Decisión Penal el recurso de apelación
sustentado por la fiscalía y el defensor del procesado ÓSCAR EDUARDO
CUENCA BURGOS, contra el auto proferido el pasado 13 de julio por el
Juzgado Primero Promiscuo del Circuito con Función de Conocimientos de
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La Plata, mediante el cual decretó la nulidad de lo actuado a partir de la
formulación de imputación.
II.
ANTECEDENTES
A. HECHOS
Dan cuenta los registros que en horas de la madrugada del 15 de mayo
del cursante año, en el municipio de Tesalia, los señores ÓSCAR
EDUARDO CUENCA BURGOS y Huberley García Medina protagonizaron
una reyerta, al cabo de la cual éste último falleció a causa de las lesiones
causadas por aquél.
B. ACTUACIÓN PROCESAL
En audiencias preliminares concentradas realizadas el 3 de junio de 2011
el Juzgado Único Promiscuo Municipal de Tesalia, declaró ajustada a la
legalidad la captura de Óscar Eduardo Cuenca Burgos. Seguidamente la
Fiscalía le formuló imputación por el delito de homicidio, cometido bajo la
circunstancia de atenuación prevista en el inciso 2º del numeral 7º del
artículo 32 del Código Penal, esto es, exceso en la legítima defensa; cargo
al cual se allanó. Finalmente, a pedido del ente acusador, el Juzgado le
impuso al imputado medida de aseguramiento de detención domiciliaria.
El trece (13) de julio de 2011 el Juez Primero Promiscuo del Circuito con
Función de Conocimiento de la Plata, en audiencia de control de
legalidad del allanamiento, decretó la nulidad de lo actuado a partir de la
formulación de imputación.
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III.
EL AUTO
En opinión del a quo, los términos de la imputación desconocieron la
realidad fáctica que se deduce de los elementos probatorios existentes a la
carpeta, lo cual implica una clara violación al principio de legalidad e impone
la nulidad de lo actuado.
Refirió que los elementos materiales probatorios y evidencias físicas, revelan
la ocurrencia de una riña en la cual participaron ÓSCAR EDUARDO CUENCA
BURGOS y el hoy occiso Huberley García Medina. Agregó que según criterio
de la Corte Suprema de Justicia1, las peleas callejeras son actos al margen de
la ley y por lo tanto, sus protagonistas no pueden alegar legítima defensa
como causal de justificación, como pretendió hacerlo ver la Fiscalía.
El togado estimó que el delito cuya autoría debe imputársele al señor
CUENCA BURGOS es el de homicidio preterintencional, pues su intención
sólo fue la de lesionar al hoy interfecto.
IV.
LA APELACIÓN
A. La fiscalía
Invocando la sentencia 10809 del 24 de febrero de 2000, el fiscal expresó
que el juez no sólo desconoció las atribuciones concedidas por la
Constitución y la Ley al ente acusador, y la separación de las funciones de
investigación y juzgamiento; sino que abusó de su poder, pretendiendo
fungir como su superior funcional.
1
Corte Suprema de Justicia Sala de Casación penal. proceso N° 11679, 26 de julio de 2002
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Insistió en que el procesado actuó excediendo la legítima defensa, pues al
bajarse la víctima del vehículo y trabar pelea con el hoy procesado,
incumplió su deber objetivo de cuidado, pues no adoptó las máximas
medidas de autoprotección que hubiesen evitado el fatal desenlace.
En su opinión, si Huberley García Medina aún estaba con vida cuando
finalizó el altercado, y si el conductor en vez de trasladarlo de inmediato
al centro asistencial más cercano, se apeó del vehículo para reclamar por
la ruptura del vidrio trasero; el nexo de causalidad entre las lesiones y la
muerte se rompió, máxime si en cuenta se tiene que el procesado jamás
quiso causarle la muerte.
Estimó que si la imputación respetó la legalidad, equivocada resultaría la
medida extrema decretada por el juez, razón por la cual reclamó su
revocatoria.
B. El defensor
Destacó que en la audiencia de imputación el fiscal enfatizó sobre el
incumplimiento al deber de autoprotección de las víctimas cuando
detuvieron el vehículo por donde transitaba a pie su prohijado, pues de
otra manera éste jamás los hubiera alcanzado. Por tal razón, concluyó que
el principal promotor del luctuoso incidente fue el conductor, Danilo
Cabrera.
Con fundamento en el pensamiento del doctrinante Juan Bustos Ramírez,
en relación con la teoría del riesgo, consideró que Danilo fue el agente
provocador, pues se devolvió y detuvo el automóvil cerca al hoy
procesado, dando así lugar a la producción del resultado.
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Estimó no haberse soslayado el núcleo fáctico de la imputación, pues
fueron los ocupantes del vehículo quienes al incumplir con su deber de
auto protección, originaron la riña y finalmente la muerte de Huberley
García Medina.
En lo que respecta a la valoración de probatoria, explicó que el juez debió
diseñar una “especie” de teoría del caso que le permitiera confrontar los
diferentes testimonios y determinar cual merecía mayor credibilidad.
Aunque aceptó la existencia de una riña en la cual participaron su
agenciado y la víctima, pues se presentó un ataque reciproco; en su
opinión,
no
hay
duda
que
los
acompañantes
del
automotor
interrumpieron la marcha de su prohijado, pues detuvieron la movilización
del vehículo, lo cual permite inferir que se trató de una clara provocación.
Por lo tanto, si estos fueron los hechos relevantes anunciados por la
fiscalía en la audiencia de imputación, equivocado resultaría declarar la
vulneración del núcleo fáctico.
Finalmente expresó que el juez no puede representarse hechos diferentes,
argumentando que son los que él deduce de los elementos materiales de
prueba, pues su obligación es ajustarse a los anunciados por la fiscalía,
pues sólo así se respeta el fundamento fáctico de la imputación.
V.
CONSIDERACIONES
Dígase de entrada que según el artículo 250 de la Constitución Política, la
Fiscalía General de la nación es la encargada del ejercicio de la acción penal,
pues está obligada a investigar los hechos que tengan la característica de
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delito, sin que pueda suspender, interrumpir o renunciar a la persecución
penal, salvo en los casos expresamente permitidos por la ley.
De conformidad con los artículos 286, 287 y 288 del Código de
Procedimiento Penal, la formulación de la imputación es el acto a través del
cual la fiscalía comunica a una persona su calidad de imputado. Durante su
desarrollo el representante del ente investigador debe: a) Individualizar al
procesado, b) relacionar de forma clara y sucinta los hechos
jurídicamente relevantes, en lenguaje comprensible, y c) brindar la
posibilidad de que el indiciado se allane a la imputación, para efectos de
obtener la rebaja de pena respectiva. (Destaca la Sala)
Si bien en esta audiencia no se obliga a la fiscalía a descubrir los elementos
materiales probatorios y evidencia física recaudada hasta ese momento; lo
cierto es que debe ofrecer al juez de control de garantías los elementos de
conocimiento que le permitan “inferir razonablemente que el imputado es
autor o partícipe del delito que se investiga”, según lo exige el artículo 287 de
del Código Penal Adjetivo.
La importancia de formulación de imputación en el actual esquema procesal
penal radica no sólo en que a través de la misma la Fiscalía General de la
Nación efectiviza el ejercicio de la acción penal2, sino que con ella se
comunica verbalmente al imputado los hechos jurídicamente relevantes, su
tipificación en el Código Penal y la sanción prevista en la ley. Además, a
partir de ese momento nace la posibilidad de concluir anticipadamente el
proceso a través del preacuerdo o el allanamiento.
La Corte Suprema de Justicia ha explicado que tratándose de allanamiento a
la imputación, la función del juez de control de garantías no puede
2
CSJ Sala Penal, Rad. 32422 del 10 de marzo de 2010.
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circunscribirse a verificar si la aceptación fue libre, voluntaria y con la debida
asistencia de su defensor, sino que debe intervenir activamente si encuentra
que la adecuación típica se aleja de la realidad, para así cumplir uno de los
fines de la justicia premial cual es “aprestigiar la administración de justicia y
evitar su cuestionamiento” —Art. 348 del Código de Procedimiento Penal—;
además de impedir se envíe un mensaje parcial de impunidad. Sobre el
particular la Corte Suprema de Justicia ha dicho lo siguiente:
“La ligereza del sistema judicial para no observar lo evidente (máxime que
al solicitar la audiencia de imputación, la fiscalía sí hizo referencia a la
adecuación correcta), generó una relativa impunidad...” que debía ser
cargada “(...) a los jueces, pues, tratándose de su función de controlar
la legalidad de los actos de allanamiento, su labor no puede ser la
de simples observadores. Equivocadamente, algunos juzgadores han
entendido que esa tarea se limita a verificar que la aceptación del
imputado sea libre, voluntaria y con la debida asistencia de su
defensor, cuando por mandato legal se les impone el deber de velar
por el respeto irrestricto a las garantías fundamentales (artículos 6°
y 351, inciso 4°, del Código de Procedimiento Penal), dentro de las cuales,
a no dudarlo, se encuentran las de la legalidad de los delitos y de las
penas y de tipicidad estricta, principios protegidos como derechos
constitucionales fundamentales por el artículo 29 de la Carta Política.
“(…) es deber de la fiscalía (y de los jueces en el control que ejercen)
fundamentar en la formulación de la imputación o de la acusación,
según sea del caso, probatoria y jurídicamente las razones para
optar por una conducta punible y no por otra. Y se hace esta
aseveración porque la “justicia consensual, premial, pactada”, no
puede ser adoptada a cualquier precio, dejando de lado la
legislación sustantiva, que en modo alguno fue derogada por la Ley
906 del 2004.”3.(Destaca la Sala)
Abordando ya el asunto que concita la atención de la Sala, nótese que el
juez de control de garantías guardó mutismo en torno a la imputación
fáctica y jurídica de la conducta, pues se limitó a interrogar al procesado
sobre la voluntariedad en la aceptación de cargos formulados por la fiscalía 4.
3
4
Sentencia de casación No 25724. M.P. Álvaro Orlando Pérez Pinzón. Octubre 19 de 2006.
Según se deduce del archivo de audio 41396600059420110037500_417972042001_4000. (Min. 00:59)
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Cuando lo anterior sucede, como aquí ocurrió, sin duda que en cabeza del
juez de conocimiento recae la obligación de ejercer el respectivo control de
legalidad del allanamiento, en lugar de apresurarse a proferir la sentencia
conforme a lo convenido por las partes o aceptado por el imputado,
quedando facultado para incluso anular lo actuado, en caso de detectar
falencias en la adecuación típica de la conducta o la modalidad de
participación del agente. Al respecto la Corte Suprema de Justicia ha dicho:
“[S]i en el ejercicio del control judicial que le asiste dentro del trámite de
los preacuerdos y negociaciones el juez de conocimiento encuentra en el
escrito presentado por las partes una incongruencia entre la imputación
fáctica y la jurídica o, mejor dicho, un error en la calificación jurídica de
los hechos atribuidos en la audiencia de formulación correspondiente
(verbigracia, por haber seleccionado de manera equivocada el nomen
iuris de la conducta, o la modalidad de coparticipación criminal, o la
imputación al tipo subjetivo, o el reconocimiento de una circunstancia de
agravación, o el desconocimiento de una atenuante, etcétera), y éste
además repercute sustancialmente en la determinación de los límites
punitivos, estará ante el quebrantamiento de la garantía judicial del
debido proceso en lo que se refiere al principio del estricta
jurisdiccionalidad del sistema, y en particular al axioma garantista según
el cual no hay etapa de juicio sin una previa y adecuada acusación”5 .
En relación con esta misma temática, la precitada Alta Corporación agregó lo
siguiente:
“En suma, La Corte reitera su pensamiento pacífico en el sentido de que,
cuando la imputación difiere del supuesto fáctico real no puede ser
tenida como fundamento correcto de la sentencia, y desde esa lógica
estima que tuvo razón el juez que declaró la nulidad de una acusación
errónea, sencillamente porque no se hace justicia material cuando el
fallo no tiene un referente fáctico correcto”6. (Destaca la Sala)
5
6
Corte Suprema de Justicia. Sentencia de 27 de octubre de 2008. Radicación 29979.
CSJ Sala Penal, Rad. 33759 del 17 de noviembre de 2010.
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Dígase que la Sala en otros casos con alguna similitud al presente 7, ha dicho
que la facultad de juez de conocimiento para anular la imputación por
desconocimiento del núcleo fáctico de la imputación sólo se activa en caso
de notoria afectación al principio de legalidad, es decir, cuando la
imputación fáctica de la fiscalía se advierta indiscutiblemente contraria a la
imputación jurídica o cuando se omite un concreto un delito o circunstancia
de agravación ostensible, salvo que tal pretermisión se justifique en razón a
un preacuerdo.
La Revisión de los registros de audio de la audiencia de formulación de
imputación, muestran que la fiscalía luego de leer apartes de las entrevistas
recaudadas y el informe de necropsia, concretó los hechos jurídicamente
relevantes en los siguientes términos:
“Aquí se transaron dos personas en una riña, uno con ventaja y el otro
con desventaja, la víctima salió en desventaja, porque Óscar Burgos …
Cuenca Burgos, se excedió en esa legítima defensa que ejerció en ese
momento. Se excedió. Fue desproporcionada su señoría, hubo un
exceso emocional, porque como dice él, no contento con los golpes que
le propinó a la hoy víctima su señoría, se devolvió y rompió el
panorámico trasero del vehículo donde se transportaban las víctimas.
No tenía porque bajarse la víctima del vehículo a provocar esa
situación que lo llevó a esos golpes que finalmente le produjeron (sic)
la muerte”8.
Mas adelante agregó:
“De manera objetiva se ha demostrado la muerte de una persona, que
en vida respondía a García Medina Huberley (…), pero tenemos que ser
consecuentes con la situación su señoría. Nótese cómo varias de las
personas que presenciaron esos hechos narraron cómo fue el desenlace
de los mismos. También su señoría el señor Óscar Eduardo Cuenca
Burgos nos manifestó su deseo de rendir interrogatorio al indiciado (…)
y narró de manera voluntaria su señoría como sucedieron los hechos.
Guardan consonancia y congruencia con la narración que la mayoría
de los testimonios narran en esta investigación. Dice que se fueron al
Sala Cuarta de Decisión Penal del Tribunal Superior de Neiva, auto del 29 de noviembre de 2010. M.P. Hernando
Quintero Delgado.
8 (41396600059420110037500_417972042001_3) Min. 45:05.
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suelo, el hoy occiso le mandó un golpe en la cara él, lo esquivó, él le
mandó un puño a la cara se lo pegó, se fue al suelo y estando en el
suelo le propina varias patadas (…). Lo que indica su señoría que tanto
el occiso como el hoy imputado se trenzaron en una riña con un
desenlace fatal luego de propinados esos golpes, hubo una
desproporción en esa riña que desencadenó la muerte de una
persona9”.
Obsérvese que al formularse la imputación la Fiscalía ni siquiera se refirió a
los presupuestos axiológicos de la legítima defensa, como para pensar en un
eventual exceso de la misma, pues no explicó si la agresión fue ilegítima, es
decir, si se trató de una acción antijurídica e intencional; si la misma fue
actual o inminente; si la defensa era necesaria a fin de impedir la
materialización de injusto ataque; ni descartó que la agresión no fuera
intencional o suficientemente provocada. Por el contrario, al precisar los
hechos jurídicamente relevantes, insistió en calificar que lo sucedido entre el
procesado y el hoy occiso fue una riña.
Agréguese que según lo ha explicado la Corte Suprema de Justicia, por regla
general, la riña excluye la legítima defensa, pues si dos o más personas de
manera consciente y voluntaria deciden agredirse mutuamente, la
legitimidad de la defensa se desvirtúa, excepto si en desarrollo de la reyerta
“los contrincantes rompen las condiciones de equilibrio del combate”10. Sobre
el particular se ha afirmado:
“Lo que en realidad diferencia la riña de la legítima defensa –dijo la
Sala en otra oportunidad y ahora lo reitera— no es la existencia de
actividad agresiva recíproca, ya que, es de obviedad entender, ésta se
da en ambas situaciones, sino además la subjetividad con que actúan
los intervinientes en el hecho, que en un caso, el de la riña,
corresponde a la mutua voluntariedad de los contendientes de
causarse daño, y en el otro, el de la legítima defensa, obedece a la
necesidad individual de defenderse de una agresión ajena, injusta,
actual o inminente, es decir, no propiciada voluntariamente.
9
10
(41396600059420110037500_417972042001_3) Min. 49:45
CSJ Sala Penal, sentencia 28940 del 21 de septiembre de 2009.
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(…)
“La riña es un combate entre dos personas, un cambio recíproco de
golpes efectuado con el propósito de causarse daño, de suerte que,
como dice el Ministerio Público, ni hay riña sin intención de pelear, ni
en esa pelea puede excluirse el propósito o intención dolosa de causar
daño al contrincante.
“En cambio, la legítima defensa, aunque implica también pelea,
combate, uno de los contrincantes lucha por su derecho únicamente,
cumple con un deber, obra de acuerdo con la ley al defender las
condiciones esenciales de su existencia personal y, las de la sociedad a
que pertenece”11.
Nótese que en el presente caso, ni en la imputación fáctica, ni los elementos
probatorios allegados a la carpeta, se mencionó que alguno de los
contendientes hubiera utilizado algún elemento bélico capaz de romper el
equilibrio de armas o medios entre ellos, que permitiera pensar en la
circunstancia excepcional constitutiva de la legítima defensa en caso de riña.
Por consiguiente, si en la imputación fáctica se hizo mención nítida a la pelea
protagonizada por Óscar Eduardo Cuenca Burgos y el hoy interfecto; si
según la jurisprudencia la legítima defensa no concurre en casos de riñas,
salvo cuando se alteran las condiciones del combate; si la fiscalía jamás
explicó por qué la agresión fue ilegítima, actual e inminente, y que la defensa
era necesaria para impedir se concretara el ataque injusto, es decir, no se
refirió a los presupuestos de la legítima defensa; si la actitud de Óscar
Eduardo Burgos no fue defensiva, sino la propia de quien busca causar daño
a su rival, al punto que acabó con su vida a punta de golpes; y si durante la
reyerta las condiciones de equilibrio del combate no variaron; lejos estuvo
de converger la causal de atenuación consagrada en el inciso 2º del numeral
7º del artículo 32 del Código Penal, esto es, exceso en la legítima defensa.
11
CSJ Sala Penal, sentencia 26268 del 7 de marzo de 2007.
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De esta manera, quebrantada la armonía que debe existir entre la imputación
jurídica y el supuesto fáctico relevante anunciado por el ente acusador al
formular los cargos, la opción al alcance del juez de conocimiento no podía
ser otra distinta a la finalmente adoptada, es decir, la nulidad de lo actuado a
partir de la formulación de imputación; decisión que por lo tanto será
confirmada.
En razón y mérito de lo antes considerado, Sala Segunda de Decisión Penal
del Tribunal Superior de Neiva,
RESUELVE:
PRIMERO. CONFIRMAR la providencia de fecha y origen anotados, por las
razones arriba expuestas.
SEGUNDO. MANIFESTAR
que
la
presente
determinación
quedará
legalmente notificada al momento de su lectura, la cual se cumplirá por
parte del magistrado ponente —Art. 164 del Código de Procedimiento
Penal—.
CÚMPLASE Y DEVUÉLVASE LO ACTUADO AL JUZGADO DE ORIGEN PARA LO
DE SU CARGO.
JAVIER IVÁN CHÁVARRO ROJAS
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ÁLVARO AUGUSTO NAVÍA
HERNANDO QUINTERO DELGADO
MANQUILLO
LUISA FERNANDA TOVAR HERNÁNDEZ
Secretaria
Folio No.
Tomo No.
del libro de autos penales
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