304-2002 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las catorce horas del día nueve de junio de dos mil tres. El presente proceso de amparo se inició mediante demanda presentada el día dieciocho de marzo de dos mil dos por el doctor Enrique Borgo Bustamante actuando en su carácter de apoderado general judicial del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria, Institución Autónoma de Derecho Público, de nacionalidad salvadoreña y de este domicilio, contra providencias de la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia, que considera vulneran sus derechos de seguridad jurídica, igualdad y propiedad. Han intervenido en el proceso, además de la parte actora, la autoridad demandada y el Fiscal de la Corte. Analizado el proceso y considerando: I. La Institución Oficial Autónoma impetrante, por medio de su apoderado, manifestó en síntesis en su demanda, que la actuación contra la cual reclama es la sentencia pronunciada a las ocho horas y diecisiete minutos del ocho de diciembre de dos mil por la Sala de lo Contencioso Administrativo de esta Corte en el proceso ref. 77-P-98, mediante la cual se declara ilegal el acuerdo No. 41-97 emitido por el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria (ISTA) el día trece de noviembre de mil novecientos noventa y siete, en el cual se denegó al señor Aniello Erberto Antonio Petrozzino su petición de que se le devolvieran treinta y un hectáreas de la hacienda "Barra Ciega", departamento de Sonsonate, propiedad que fuera afectada con el proceso de reforma agraria que tuvo lugar a principios de la década de mil novecientos ochenta iniciado mediante la Ley Básica de la Reforma Agraria. Que el artículo 3 de dicha normativa, establecía la afectación de las tierras con vocación agropecuaria y también tierras sin vocación agropecuaria o cuyo destino tuviere una finalidad agrícola, forestal o ganadera, por lo cual, siendo que la hacienda "Barra Ciega" propiedad del Sr. Petrozzino encajaba en tal categoría, se procedió a la expropiación de dicho inmueble. Que normativas posteriores –D.L. 451 y D.L. 761 de mil novecientos ochenta y uno– aclararon la tipología de suelos que podían ser objeto de expropiación, incluyendo áreas que no necesariamente fuesen de vocación agropecuaria strictu sensu, tales como terrenos con valor arqueológico, histórico y cultural, así como áreas que por su naturaleza o ubicación deban ser destinadas a satisfacción de necesidades públicas vitales para la investigación agropecuaria, piscícola o forestal, así como para servicios de salud, enseñanza, deportes y otras actividades que benefician al pueblo en general. Que de acuerdo al procedimiento legal, el ISTA aprobó, el nueve de enero de mil novecientos ochenta y cinco, la indemnización al señor Petrozzino de la totalidad del inmueble expropiado, de un área total de quinientas veinticinco hectáreas, habiéndose hecho efectivo dicho pago el veinte de febrero de mil novecientos ochenta y cinco, por un monto de tres millones sesenta y cinco mil cuarenta y un colones cincuenta centavos. Que en dicha indemnización ambas partes expresaron su conformidad y se declararon libres y solventes de sus obligaciones, siendo que el señor Petrozzino expresó literalmente "El ISTA queda libre con su persona de cualquier obligación derivada del inmueble denominado Hacienda Barra Ciega." otorgándosele al expropiado su derecho de reserva. Que no obstante lo anterior, el dos de julio de mil novecientos noventa, el señor Petrozzino presentó solicitud al ISTA reclamando la devolución de treinta y un hectáreas del terreno expropiado, argumentando que dicha porción no era expropiable por tener vocación turística, esto es, por estar cerca del mar. Agrega además que, por haberse pagado ya la indemnización correspondiente, el ISTA declaró improcedente dicha petición, y que en virtud de dicho acuerdo, el señor Petrozzino interpuso el juicio contencioso administrativo ref. 77-P-98, en el cual la Sala de lo Contencioso Administrativo declaró ilegal dicho acuerdo, aduciendo que nunca debió haberse expropiado tierra con vocación turística, y que al no ser objeto de expropiación la misma, la indemnización pagada se desnaturalizaba puesto que debió haberse comprado, lo cual no se hizo, por lo cual carecía de valor jurídico tanto la expropiación como su correspondiente indemnización y exoneraciones de responsabilidad dadas por cada parte. Que con dicha actuación, la Sala de lo Contencioso Administrativo ignoró disposiciones constitucionales tales como el artículo 265 de la Norma Primaria, el cual valida toda la normativa reguladora del proceso de reforma agraria. Agrega el abogado de la Institución demandante, que la Sala de lo Contencioso Administrativo invalidó la declaración de voluntad del señor Petrozzino en cuanto a exonerar de responsabilidad al ISTA por la expropiación realizada. Que además, la referida Sala prácticamente anuló la expropiación del inmueble en referencia basándose en una calificación sobre la vocación turística de éste que fue realizada diez años después de efectuada la expropiación, lo que no sólo violenta la seguridad jurídica sino también el principio stare decisis en tanto que el referido tribunal irrespetó sus propios precedentes; pues en una sentencia anterior había valorado una calificación de vocación turística anterior y no posterior como en el caso impugnado, lo cual transgrede el derecho de igualdad de la Institución actora dado que se le ha dado un trato desigual en condiciones análogas a otras personas, naturales o jurídicas. El apoderado del ISTA agregó además, que existe infracción al derecho de propiedad de su mandante dado que con la sentencia impugnada, el señor Petrozzino ha iniciado un proceso civil de daños y perjuicios en el cual reclama la suma de doscientos dieciséis millones cuatrocientos noventa y ocho mil seiscientos dieciocho colones en concepto de indemnización, lo cual causa un evidente perjuicio patrimonial al ISTA. Que todo lo anteriormente expuesto viola los derechos al debido proceso, seguridad jurídica, propiedad, igualdad jurídica, petición y no aplicación retroactiva de normas; todas categorías jurídicas reguladas y garantizadas por la Constitución de la República. En consecuencia, pidió se le admitiera la demanda y se suspendiera el acto reclamado en cuanto a la prosecución del proceso civil de indemnización de daños y perjuicios se refiere; y luego de los trámites respectivos, se dictara sentencia estimativa a su favor. Asimismo, señaló como tercero beneficiado al ya mencionado señor Aniello Erberto Antonio Petrozzino. Por resolución pronunciada el día dos de abril de dos mil dos, se admitió la demanda, circunscribiendo dicha admisión al control de constitucionalidad de la sentencia pronunciada por la Sala de lo Contencioso Administrativo a las ocho horas y diecisiete minutos del día ocho de diciembre de dos mil, en el proceso clasificado bajo el número 77P-98, en virtud de que la misma supuestamente resultaría violatoria de los derechos a la seguridad jurídica, igualdad y propiedad de la entidad peticionaria, todos consagrados en la Constitución de la República. Asimismo, se suspendió inmediata y provisionalmente los efectos del acto reclamado, en el sentido de ordenar al Juez Cuarto de lo Civil de esta ciudad abstenerse de pronunciar sentencia definitiva en el proceso clasificado bajo el número Ceam 23-S-01, iniciado como consecuencia del acto reclamado, mientras se mantuviese la verosimilitud de las circunstancias fácticas y jurídicas manifestadas por la parte actora en la demanda. En dicha interlocutoria además, se pidió informe a la autoridad demandada, quien, al contestarlo, manifestó que en efecto, en la sentencia impugnada "se declaró ilegal el acuerdo emitido por el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria el día trece de noviembre de mil novecientos noventa y siete. Así, se denegó al señor Aniello Erberto Antonio Petrozzino la devolución de treinta y un hectáreas de terreno ubicadas dentro del inmueble "Hacienda Barra Ciega". En la sentencia en mención también se falló que ante la imposibilidad de ordenar la devolución de la porción de terreno reclamada, procedía la acción civil de indemnización por daños y perjuicios conforme a lo dispuesto en el Art. 34 inciso segundo de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa. Declaramos que no son ciertas las violaciones imputadas, (...)". Mediante interlocutoria del veintidós de abril de dos mil dos, se ordenó hacer saber la admisión de la demanda a la persona señalada como tercero beneficiado en este proceso, a efecto de posibilitarle su intervención en el mismo. Asimismo, se confirió audiencia al Fiscal de la Corte, quien no hizo uso de la misma. Por auto de las nueve horas con quince minutos del día siete de mayo de dos mil dos, se confirmó la suspensión del acto reclamado y se pidió informe justificativo a la autoridad demandada, de conformidad al artículo 26 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, quien, al contestarlo, reiteró lo expresado en su primer informe, y argumentó que la decisión de declarar ilegal la denegativa del ISTA de devolver una porción del inmueble "Barra Ciega" expropiado al señor Petrozzino, fue tomada en virtud de que dicha porción no podía ser afectada por el proceso de reforma agraria, al tener "vocación turística", "y que conforme al art. 3 del Decreto 153 [Ley Básica de la Reforma Agraria], quedaron afectados por la reforma agraria los inmuebles por naturaleza, por adherencia y por destinación de uso agrícola, ganadero y forestal; contrario sensu, un inmueble que no fuere de uso agrícola, ganadero o forestal no podría ser objeto de expropiación." Además, manifestó que el ISTA había fundamentado su negativa a devolver la parte reclamada del inmueble expropiado por haber sido pagada la totalidad de dicha propiedad. Asimismo, la autoridad demandada detalló la prueba que sirvió de base para fundamentar la sentencia en entredicho, consistente en diversa documentación de varias entidades gubernamentales, incluida el propio ISTA, de la cual –a juicio de dicha autoridad demandada–, se colige el carácter eminentemente turístico del inmueble expropiado. Respecto a la indemnización pagada, la Sala de lo Contencioso Administrativo sostuvo que ésta "es un elemento integrante de la expropiación ejecutado por el Estado; que así como la expropiación no se concibe como tal sin el pago de una indemnización –degeneraría en una confiscación–, la indemnización es un efecto de la potestad expropiatoria. Por tanto, si en la "expropiación" de la Hacienda Barra Ciega, el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria tomó posesión de una porción de la misma (aproximadamente treinta y uno hectáreas) que no eran por su naturaleza afectables, aún cuando pagó una "indemnización" por la totalidad del inmueble, tal hecho no cambió en modo alguno el status de la porción reclamada ni la ilegalidad de su expropiación, y sobre todo, no reparó el daño causado ante la apropiación ilegítima". Asimismo, hizo hincapié en el hecho que el señor Petrozzino había solicitado con anterioridad a recibir dicho pago, "que la porción debatida no se tomara en cuenta al calcular la indemnización, a lo cual nunca se le dio respuesta. El aceptar la indemnización por la totalidad del inmueble, no puede por ende equipararse a aceptar la "expropiación" de la zona reclamada. Con todos estos antecedentes esta Sala concluyó que la expropiación de la porción de terreno tantas veces mencionada se llevó a cabo sin causa legal, por tanto, como corolario lógico, era también ilegal la negativa de devolución emitida por el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria." Se corrieron los traslados que ordena el artículo 27 de la Ley de Procedimientos Constitucionales al Fiscal de la Corte y a la parte actora. El Fiscal de la Corte, al evacuarlo, sostuvo que: "Del estudio de los informes rendidos por la autoridad demandada, y en particular, del agregado a fs. 29, 30 y 31 puedo en principio concluir, que el fallo que se ataca goza del beneficio legal de constitucionalidad partiendo de que su fundamento radicó en la declaratoria de procedencia de la acción civil de daños y perjuicios con relación al inmueble en litigio, "Hacienda Barra Ciega", con el objeto de cuantificar y hacerlo efectivo por la vía pertinente. Éste y otros razonamientos de carácter legal son aquellos en que la demandada hace descansar la legalidad de su actuación, en sus informes que desde luego gozan de la presunción de legalidad. Empero queda un término de prueba y demás oportunidades procesales como oportunidades para que la parte actora desvirtúe tales apreciaciones y compruebe sus extremos con la prueba documental pertinente." Por su parte, la entidad actora por medio de su apoderado recalcó los argumentos esgrimidos en sus anteriores intervenciones, y atacó detalladamente las probanzas utilizadas por la autoridad demandada para argumentar la "vocación turística" de la porción reclamada del inmueble expropiado, pues expresó que dicha autoridad aplicó tal calificación "turística" de manera retroactiva dado que uno de los instrumentos en los cuales se da esa calificación al inmueble en cuestión, es diez años posterior a la expropiación e indemnización realizada. Que además, la Sala de lo Contencioso administrativo había dado a otros instrumentos un valor superior al que podían tener según el rango de los funcionarios de los cuales emanaba como de acuerdo a las leyes respectivas. En ese sentido, la parte actora realizó una pormenorizada relación de las normativas vigentes a la época, tales como las referentes a la reforma agraria, así como a las potestades y funciones tanto del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria como del Instituto Salvadoreño de Turismo (ISTU). En ese sentido, agregó "La expropiación en referencia se efectuó conforme a la normativa vigente a la fecha de la mencionada expropiación. Las tierras expropiables conforme al proceso de Reforma Agraria incluían tierras con vocación agropecuaria y también tierras sin vocación agropecuaria o cuyo destino tuviera una finalidad agrícola, forestal o ganadera (...) Las tierras del señor Petrozzino estaban siendo destinadas para tales fines [agropecuarios]. Nunca se destinaron para fines distintos a los agropecuarios ni tenían calificación a esa fecha de fines turísticos, como ya se ha expuesto y tal como se desvirtúa de un análisis objetivo de las supuestas pruebas de "vocación turística" del inmueble declarada en 1990". Además, recalcó que el señor Petrozzino había recibido la indemnización por la expropiación efectuada y había expresado que "el ISTA queda libre con su persona de cualquier obligación derivada del inmueble denominado hacienda Barra Ciega". Finalmente, retomó su argumento en cuanto a que la denegativa a devolver la porción de terreno requerida por el señor Petrozzino era un acto reiterativo y por tanto, la Sala de lo Contencioso Administrativo había violentado la ley al admitir la demanda respectiva. Por resolución de las nueve horas con cuarenta y ocho minutos del día veintisiete de junio de dos mil dos, se abrió el proceso a pruebas por el plazo de ocho días de conformidad al artículo 29 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, plazo dentro del cual el actor presentó abundante prueba documental y pidió "se ordene a la Sala de lo Contencioso Administrativo la remisión a vosotros del expediente que contiene Juicio Contencioso Administrativo seguido por el señor Aniello Erberto Antonio Petrozzino en contra de mi poderdante"; petición que fue declarada sin lugar por esta Sala mediante resolución pronunciada el veintinueve de julio de dos mil dos, por no haber solicitado, la parte interesada, previa y directamente dicha documentación a la autoridad correspondiente, tal cual lo prescribe el artículo 83 de la Ley de Procedimientos Constitucionales. En dicha providencia además, se corrió el traslado que ordena el artículo 30 de la Ley de Procedimientos Constitucionales al Fiscal de la Corte, quien, al contestarlo, hizo extensas consideraciones sobre la normativa vigente al momento de efectuarse la expropiación relacionada, así como sobre las categorías jurídicas reclamadas como violadas y sobre los instrumentos que sirvieron de base a la Sala de lo Contencioso Administrativo para declarar la ilegalidad del acto de expropiación efectuado por el ISTA, en relación al marco constitucional y legal de la reforma agraria y los alcances dados y posibles –a juicio del Fiscal– de las probanzas relacionadas, por lo que finalizó su informe afirmando: "Por las razones expuestas considero, la Sala de lo Contencioso Administrativo al emitir la sentencia de las ocho horas y diecisiete minutos del día ocho de diciembre del año dos mil, atenta contra los derechos que se circunscribe el presente proceso constitucional, en vista de lo anterior la pretensión formulada deberá ser resuelta a través de una sentencia estimatoria a favor del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria." Posteriormente, se corrió el traslado correspondiente a esta etapa procesal, al actor, quien reiteró extensamente lo manifestado a través del proceso y refutó pormenorizadamente los argumentos de la autoridad demandada para declarar ilegal la denegativa a devolver la porción pedida del terreno expropiado, e hizo hincapié en lo que a la normativa legal marco de la reforma agraria se refiere en cuanto a la expropiación efectuada, así como a las probanzas usadas por la Sala de lo Contencioso Administrativo para declarar ilegal dicho acto de expropiación desde el punto de vista de las potestades que según la Constitución y las leyes respectivas le competen a los funcionarios emisores de dichos medios probatorios. Recalcó además el hecho de que –a su juicio–, la autoridad demandada había "negado validez" al documento por el cual el señor Petrozzino, al aceptar la indemnización, había liberado al ISTA de cualquier obligación por la expropiación efectuada; así como la presunta actitud de dicha Sala de ignorar sus propios precedentes al haber fallado de manera distinta en casos análogos lo que –a su parecer– atenta contra la igualdad jurídica; y el hecho de haber, dicho tribunal, admitido indebidamente la demanda origen del proceso administrativo en comento pese haber tenido el acto denegatorio del ISTA un carácter reiterativo. Asimismo, el apoderado de la actora presentó documentación que, a su parecer, refuerza sus argumentos. En este estado del proceso se recibió oficio proveniente de la Secretaría de la Sala de lo Contencioso Administrativo por medio del cual dicho Tribunal remitió certificación íntegra del expediente clasificado como 77-P-98, el cual finalizó con la sentencia impugnada como inconstitucional en este amparo, habiéndose agregado debidamente dicha documentación a este expediente judicial. Asimismo, en esta fase procesal, el doctor Ángel Góchez Marín presentó escrito en el cual pidió se le autorizase su intervención en este amparo en calidad de apoderado del señor Aniello Erberto Antonio Petrozzino, tercero beneficiado en este proceso, petición aceptada por este Tribunal en la interlocutoria pronunciada el once de octubre de dos mil dos, en la cual a su vez se corrió a dicho tercero beneficiado el traslado prescrito en el Art. 30 LprCn. Posteriormente, el doctor Góchez Marín presentó dos escritos: en el primero de ellos solicitó se extendiese certificación íntegra del expediente de amparo 500-2001 y una vez expedida se agregase al presente proceso. En su segundo escrito, el profesional mencionado mostró su inconformidad con la forma en que se realizó la notificación a su representado de la admisión de la demanda de este proceso, así como a la supuesta vulneración que en dicha admisión esta Sala –a su juicio– habría cometido respecto de los principios de non bis in idem y cosa juzgada –por existir, a su decir, un proceso anterior fenecido con idéntica pretensión–, por lo cual pidió se declarara nulo todo lo actuado. Finalmente, el doctor Góchez Marín refutó sucintamente los argumentos de la Institución demandante en cuanto a la validez constitucional del acto de expropiación tantas veces aludido. Mediante interlocutoria pronunciada a las ocho horas y veintiséis minutos del día catorce de enero de dos mil tres, esta Sala declaró sin lugar las peticiones del tercero beneficiado detalladas en los dos párrafos anteriores, al ser innecesaria la agregación del expediente de amparo 500-2001 ya que este Tribunal tiene acceso irrestricto al mismo por ser propio a su esfera jurisdiccional; y porque dicho proceso fenecido anterior tiene una pretensión distinta de la hoy ventilada. Sobre la inconformidad aducida del modo de proceder al notificar la admisión de la demanda que inició este proceso constitucional, la Sala consideró que cualquier error al respecto ya había sido subsanado en concordancia con lo prescrito en el artículo 1117 PrC. En dicha providencia además, se corrió el traslado que ordena el artículo 30 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, a la autoridad demandada. Al contestar dicho traslado la Sala de lo Contencioso Administrativo, reiteró sus argumentos expuestos a lo largo del proceso, en cuanto a que la expropiación "no constituye una potestad abstracta de la Administración, por el contrario, solo puede ser ejercida en los casos y supuestos en que la ley aplicable lo determina, y que en el caso en análisis, un presupuesto esencial para que una propiedad fuese expropiable, era la vocación de la misma (agrícola, ganadera o forestal). Fue determinante para emitir el fallo en mención, la prueba de la vocación turística de la porción reclamada aportada por el actor (...)". Asimismo, dicha autoridad detalló nuevamente las probanzas utilizadas para sustanciar la sentencia en entredicho, y finalizó: "Fue en base a estos antecedentes que esta Sala concluyó que la expropiación de la porción de terreno tantas veces mencionada se llevó a cabo sin causa legal, por tanto, como corolario lógico, era también ilegal la negativa a devolución emitida por el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria. (...) Por todo lo expuesto, reiteramos que la sentencia impugnada fue dictada apegada a la ley, en concordancia con los principios y derechos de nuestra Constitución." Finalmente, con fecha veinticuatro de abril del presente año el doctor Ángel Góchez Marín, siempre en su calidad de apoderado del tercero beneficiado de este amparo, presentó escrito en el cual reiteró que, a su parecer, la pretensión planteada se reduce a una cuestión de legalidad secundaria lo cual ya había sido definido en la instancia correspondiente, y que la expropiación "debe interpretarse de manera restrictiva, apegada a la letra de la ley que la permitió". Agregó que el ISTA había ocultado información referente a la calidad turística del inmueble expropiado, así como hizo hincapié en que el finiquito extendido por su representado en calidad de expropiado, se refería a la porción de tierra que por su naturaleza sí era expropiable mas no a la que no lo era. De igual forma, manifestó que si bien la Constitución valida las normas de la reforma agraria, dicha validación debe entenderse obviamente en relación a los actos celebrados conforme a la ley pero no a los contrarios a éstas. Además, desglosó las categorías jurídicas tanto de la seguridad jurídica como de la igualdad jurídica atacando los argumentos del actor para invocar dichas categorías constitucionales, y agregó que, en su opinión, quien estaba en real desventaja en el acto de expropiación era precisamente su representado, es decir, el expropiado, por estar frente al imperium del Estado, por todo lo cual pidió se sobreseyese el presente amparo. Con esta última actuación quedó el proceso en estado de dictar sentencia definitiva. II. Previo a realizar el examen de la pretensión planteada, deben tomarse en cuenta las argumentaciones expuestas por la parte actora y la autoridad demandada, para luego desglosar los puntos medulares sobre los cuales gira el reclamo planteado y así determinar la viabilidad de realizar un análisis constitucional de fondo. El Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria, como parte actora de este proceso, sostiene que mediante acuerdo 41-97 de fecha trece de noviembre de mil novecientos noventa y siete, dicha entidad estatal denegó al señor Aniello Erberto Antonio Petrozzino la petición formulada por éste en el sentido que se le devolvieran treinta y un hectáreas en la hacienda Barra Ciega, departamento de Sonsonate, que fue expropiada en el marco del proceso de reforma agraria de la década los años ochenta del siglo recién pasado. Asimismo, ha explicado que de dicha denegativa, el señor Petrozzino interpuso demanda ante la Sala de lo Contencioso Administrativo de esta Corte, tribunal que declaró ilegal el acuerdo relacionado. Que al dictar dicha resolución, la Sala de lo Contencioso Administrativo vulneró los derechos de igualdad jurídica, seguridad jurídica y propiedad del ISTA puesto que –según la pretensora– dió retroactividad a una declaratoria posterior a la expropiación efectuada, en cuanto a que la porción reclamada de 31 hectáreas del inmueble expropiado era de vocación turística y no agrícola y por tanto no sujeto al proceso de reforma agraria; así como habría sobredimensionado el alcance que en el marco de la Constitución y las leyes vigentes a la época, podían tener diversos instrumentos en cuanto a verificar la calidad turística o no del inmueble mencionado. Agregó también que dicho inmueble fue pagado en su totalidad al gobernado afectado, quien al recibir la indemnización emitió una declaración de voluntad exonerando al ISTA de cualquier responsabilidad derivada de la expropiación de dicho inmueble, sin que ello hubiese sido tomado en cuenta por la autoridad demandada de este amparo. Que además, la Sala de lo Contencioso Administrativo irrespetó sus propios precedentes al fallar de distinta manera en su caso en relación a supuestos anteriores análogos. Que ante la imposibilidad de devolver las treinta y un hectáreas relacionadas, el señor Petrozzino había iniciado un juicio civil por más de doscientos millones de colones, con lo cual claramente se afectaba el patrimonio del ISTA. Por todo ello, consideró que en el presente caso le han sido violentadas las categorías jurídicas de seguridad jurídica, propiedad e igualdad jurídica consagradas a su favor. Por su parte, la autoridad demandada ha argumentado en todas sus intervenciones que sus actos fueron siempre apegados a la Constitución y leyes respectivas, y ha hecho énfasis en las probanzas usadas como base para determinar la calidad turística de la porción reclamada del inmueble expropiado, de lo cual como consecuencia se desprendía que dicha porción de terreno no debió haber sido objeto de expropiación al no entrar en la calificación de terrenos agrícolas, ganaderos o forestales, dado que la potestad de expropiación de la administración solo puede ser ejercida en los casos y supuestos en que la ley lo determina. Sobre la indemnización efectuada, dicho tribunal ha argumentado que al ser ésta un efecto de la potestad expropiatoria, "tal hecho no cambió en modo alguno el status de la porción reclamada ni la ilegalidad de su expropiación (...)". Que por ser imposible la restitución física del inmueble en comento –al pertenecer ahora a terceros beneficiarios de la reforma agraria–, se ordenó la restitución eminentemente patrimonial al afectado. Por todo ello, dicha autoridad demandada ha considerado que en ningún momento se le han violentado al ISTA sus derechos constitucionales. En atención a lo expuesto por las partes en el proceso, el análisis de la pretensión se ajustará estrictamente a determinar si, en la sentencia de fecha ocho de diciembre de dos mil recaída en el proceso contencioso administrativo ref. 77-P-98 en la cual la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia declaró ilegal el acuerdo 41-97 pronunciado por el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria, se violentaron las categorías jurídicas de igualdad jurídica, seguridad jurídica y propiedad de dicha Institución. 1. a) La igualdad tiene como fundamento la eliminación de todo tipo de diferencias entre las personas –naturales o jurídicas- que se encuentran en la misma situación, para el goce de los derechos constitucionales. Vista como un principio, la igualdad se presenta en nuestro ordenamiento jurídico como una norma de optimización que, cuando encuentra en su aplicación colisiones con otras categorías jurídicas de trascendencia para la esfera jurídica del individuo y/o de la colectividad, es susceptible de una mayor o menor concreción plena de su contenido. Así, en el presente caso se tiene que la Institución autónoma impetrante argumenta que la autoridad demandada violentó su derecho a la igualdad jurídica, dado que al decidir su caso particular se alejó de sus propios precedentes jurisprudenciales. Para reforzar sus argumentos, la parte actora citó cierta jurisprudencia emitida por la Sala de lo Contencioso Administrativo, que, a su juicio, demuestra el alejamiento de dicho tribunal de sus propios precedentes. Sin embargo, es de aclarar que el papel de la Sala de lo Constitucional no es constituirse en un ente contralor que vele por el cumplimiento de la obligación de los distintos tribunales de la República en cuanto a seguir su respectiva jurisprudencia. Empero, sí es constitucionalmente obligatorio que los distintos tribunales resuelvan de manera similar en casos similares análogos y cuando no existan elementos determinantes que varíen; así como el deber de que las resoluciones en las cuales se decide sobre los derechos de los gobernados, estén debidamente motivadas y razonadas, lo cual no necesariamente incluye apegarse siempre y en todos los casos a la jurisprudencia previamente establecida, pues si bien ésta –como en anteriores sentencias se ha dicho- debe ser respetada y sostenida, tampoco por ello reviste un carácter pétreo y de absoluta invariabilidad. Al respecto, en el presente caso se tiene que el ISTA no ha aportado suficientes elementos como para poder examinar el fondo de la pretensión en lo que respecta a dicho punto, dado que, si bien aduce que la Sala de lo Contencioso Administrativo se ha apartado de su propia jurisprudencia, los casos que cita como precedentes no tienen la suficiente coincidencia fáctico-jurídica como para tomarlos de parámetro válido de comparación, por lo cual no puede valorarse si ha habido una diferenciación irrazonable en el caso del impetrante respecto a otros anteriores. Y es que no debe perderse de vista el carácter relacional de la igualdad jurídica, es decir, la exigencia de un tertium comparationis o parámetro de comparación con el cual válidamente se pueda apreciar la situación que el impetrante estima como desigual en su detrimento; y ante su inexistencia en el presente caso, deberá sobreseerse en este proceso de amparo en lo que respecta a la vulneración reclamada al principio de igualdad jurídica. b) Asimismo, la Sala de lo Constitucional no puede entrar a conocer respecto a lo esgrimido por la actora en cuanto a la admisión indebida y/o ilegal que, a su juicio, la Sala de lo Contencioso Administrativo realizó respecto de la demanda del proceso contencioso administrativo relacionado –en virtud de ser la denegativa del ISTA un acto reiterativo– ya que en los procesos de amparo se revisa estrictamente la constitucionalidad de las actuaciones de los funcionarios o autoridades demandadas, mas no la legalidad, dado que esto último escapa a la competencia de este Tribunal. En otros términos, no es competencia de la Sala verificar que, al admitir una demanda, los distintos tribunales de instancia de la República cumplan con los requisitos de admisión según las respectivas normativas secundarias. En consecuencia, sobre este punto también deberá sobreseerse en el presente proceso de amparo. 2. Sobre la seguridad jurídica que la parte actora estima como vulnerada, en reiterada jurisprudencia esta Sala ha manifestado que dicho concepto es la certeza que el individuo posee de que su situación jurídica no será modificada más que por procedimientos regulares y autoridades competentes, ambos establecidos previamente. El concepto de seguridad incluido en la Constitución va más allá del derecho que pueda tener una persona a que se le garantice estar libre o exenta de todo peligro, daño o riesgo, que ilegítimamente amenace sus derechos, sino también se trata de la seguridad jurídica como concepto inmaterial. Es decir, que desde la perspectiva del derecho constitucional, la seguridad jurídica es la condición resultante de la predeterminación hecha por el ordenamiento jurídico, de los ámbitos de licitud e ilicitud en la actuación de los individuos, lo que implica una garantía para los derechos fundamentales de una persona y una limitación a la arbitrariedad del poder público. Así, se tiene entonces que la seguridad jurídica constituye un derecho fundamental, que tiene toda persona frente al Estado y un deber primordial que tiene el mismo estado hacia el gobernado. A la vez, la seguridad jurídica es un deber de naturaleza positiva, traducido, no en un mero respeto, sino en el cumplimiento de ciertos requisitos, condiciones y elementos exigidos por el ordenamiento jurídico para que la afectación de la esfera jurídica del gobernado sea válida. Seguridad jurídica como concepto inmaterial es, pues, la certeza del imperio de la ley, en el sentido de que el Estado protegerá los derechos de las personas tal y como la ley los declara. De todo lo anterior, se infiere que la acepción básica stricto sensu de la seguridad jurídica, constituye una exigencia objetiva de regularidad estructural y funcional del sistema jurídico a través de sus normas e instituciones, y la acepción básica de su faceta subjetiva, se presenta como certeza jurídica o del Derecho, es decir, proyección de las situaciones personales de la seguridad objetiva. Así, para el estudio del fondo de la pretensión de este proceso deberá establecerse si, tal como lo argumenta el ISTA, la Sala de lo Contencioso Administrativo, al pronunciar la sentencia del proceso 77-P-98, violentó su derecho a la propiedad con transgresión a su seguridad jurídica; puesto que, dada la imposibilidad de efectuar una restitución física del inmueble expropiado supuestamente de manera indebida, tal cual se ha relacionado, dicho tribunal ordenó que la reparación fuera eminentemente patrimonial, lo cual dio origen al proceso civil de indemnización por daños y perjuicios ref. Ceam 23-S-01 seguido en el Juzgado Cuarto de lo Civil de esta ciudad, con la inminente afectación del patrimonio de la institución demandante. III- De la prueba incorporada a este expediente judicial se tiene, a fs. 92, 255 y 326, fotocopia del punto de acta número XI de la sesión ordinaria No. 41-97 del ISTA de fecha trece de noviembre de mil novecientos noventa y siete, que textualmente dice: "El señor Secretario somete a la consideración de la Junta Directiva el reclamo presentado por el señor Aniello Erberto Antonio Petrozzino, en el que solicita la devolución de un área de terreno de treinta y un hectáreas (31 hás.) en la Hacienda Barra Ciega de la Jurisdicción y Departamento de Sonsonate. La Junta Directiva habiendo revisado el expediente de dicho inmueble ACUERDA: Denegar lo solicitado por improcedente, ya que el área reclamada le fue pagada por este Instituto con fecha 20 de febrero de 1985, según consta en el Acta de Pago firmada por el señor Aniello Erberto Antonio Petrozzino y el representante legal del ISTA." De dicha denegativa, el mencionado señor Petrozzino interpuso proceso contencioso administrativo ref. 77-P-98 ante la Sala de lo Contencioso Administrativo de esta Corte, la cual pronunció sentencia definitiva estimatoria a favor del mencionado ciudadano a las ocho horas y diecisiete minutos del día ocho de diciembre de dos mil, y cuya fotocopia se encuentra agregada a este expediente judicial a fs. 272-286. En el fallo de mérito, dicho tribunal decidió: "a)Que es ilegal la resolución emitida por la Junta Directiva del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria el día trece de noviembre de mil novecientos noventa y siete, mediante la cual denegó al demandante [el señor Petrozzino] la devolución de treinta y un hectáreas de terreno ubicadas dentro del inmueble "Hacienda Barra Ciega" (...) c) En vista de la imposibilidad de ordenar la devolución de la porción de terreno reclamada, procede la acción civil de indemnización por daños y perjuicios conforme lo dispuesto en el Art. 34 inciso segundo ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa (...)" En este punto es conveniente recalcar que la institución peticionaria esencialmente hace gravitar su reclamo: En primer lugar, a que a través de la sentencia en entredicho, la Sala de lo Contencioso Administrativo violentó la seguridad jurídica porque el fallo se fundamentó en documentos que según las leyes vigentes y potestades de los funcionarios que los emitieron no podían tener el alcance que les dio la referida Sala en cuanto a arrojar datos suficientes para revertir el mencionado proceso expropiatorio; y en segundo lugar, en que – a su juicio– la Sala de lo Contencioso Administrativo revirtió el proceso de reforma agraria y con ello alteró una situación jurídica ya consolidada y consentida por el expropiado, por haber dado efecto retroactivo a una declaratoria de calidad turística de dicho inmueble pero que es diez años posterior al acto de expropiación pronunciado por el ISTA. Es decir, que en el caso en estudio deberá inevitablemente realizarse una somera revisión de las pruebas citadas como fundamento de la sentencia controvertida, lo cual de ninguna manera significa un análisis del fondo de dichas probanzas o de controvertir nuevamente los fundamentos jurídico fácticos que sustanciaron dicha providencia, sino que única y exclusivamente se entrará a verificar si la valoración probatoria llevada a cabo por la Sala de lo Contencioso Administrativo respetó los parámetros de constitucionalidad reclamados como vulnerados por la entidad demandante. En ese sentido, es pertinente traer a colación lo dicho por este Tribunal en la sentencia estimatoria de Hábeas Corpus pronunciada a las nueve horas del día cinco de noviembre de mil novecientos noventa y nueve en el proceso ref. 329-99: "Esta Sala ha entrado a analizar pruebas procesales del juicio penal, por que en ellas descansan las acciones violatorias a la Constitución, alegadas en el presente proceso Constitucional de Hábeas Corpus (...)". Teniendo presente dicha imprescindible aclaración, se tiene que a fs. 76 y 219 se encuentran agregadas fotocopias de una misiva con membrete del Instituto Salvadoreño de Turismo, dirigida por el Gerente del Departamento de Planificación y Estudios Económicos al señor Aniello Erberto Antonio Petrozzino, con fecha veintidós de noviembre de mil novecientos setenta y siete, la cual textualmente dice: "Por medio de la presente, me es grato comunicarle que la Dirección General del Presupuesto, ha valuado 20 manzanas de su propiedad, en la Hacienda Barra Ciega, y que limitan al Sur con el Océano Pacífico (500 vrs.), al Norte y Oriente con terrenos de su propiedad y al Poniente con el Río Chimalapa, en la cantidad de C640,000.00. Por lo anterior, ruégole de la manera más atenta, que de no mediar inconveniente alguno, nos envíe una carta en la que se indique los límites antes mencionados y una primera opción de compra para 6 meses a fin de hacerla llegar a la honorable Junta Directiva de este Instituto (...)". Asimismo, a fs. 79 y 218, se encuentran agregadas fotocopias de una carta con membrete del ISTA, de fecha veinticinco de abril de mil novecientos ochenta, dirigida a los señores miembros del Comité Técnico de Reforma Agraria ISTA-MAG, por el doctor Juan Eduardo Martínez, Secretario de Comité de Devoluciones, en la cual dicho funcionario expresa: "De conformidad con lo resuelto por el Comité de Devoluciones y habiéndose llenado los requisitos exigidos por éste, ordénase la entrega al señor Aniello Erberto Antonio Petrozzino, previo levantamiento del acta de entrega respectiva, todos los objetos de uso personal (...) También deberá entregársele una franja de terreno de playa de una extensión aproximada de 31 hectáreas por no estar afectas por el proceso de la Ley Básica de Reforma Agraria." Sobre dichos instrumentos probatorios, el apoderado del ISTA ha argumentado, a lo largo del proceso, que estos no podían tener la trascendencia dada por la Sala de lo Contencioso Administrativo, en cuanto a constituir elementos contundentes de prueba de la calidad turística –y no agropecuaria– de la porción de treinta y un hectáreas reclamada y expropiada cuya devolución fue denegada por el ISTA a su antiguo dueño, el señor Petrozzino, dado que los funcionarios que emitieron dichos instrumentos –el Gerente del Departamento de Planificación y Estudios Económicos del ISTU y el Comité de Devoluciones del ISTA– no tenían potestades legales ni para calificar como turística una porción de terreno, ni para ordenar la devolución de la misma, respectivamente. Al respecto, la legislación marco de dichos elementos probatorios es la siguiente: Ley del Instituto Salvadoreño de Turismo, Decreto Ley No. 469 de fecha trece de diciembre de mil novecientos sesenta y uno publicado en el Diario Oficial No. 235 tomo 193 de fecha veintiuno de diciembre de mil novecientos sesenta y uno, la cual prescribe a la Junta Directiva como organismo decisor –art. 13–. De la revisión minuciosa de dicha normativa se tiene que la Gerencia del Departamento de Planificación y Estudios Económicos del ISTU no tenía la facultad para calificar como turístico un inmueble. Incluso, no puede advertirse de dicha normativa que tal calificación, en su caso, fuese vinculante para producir la no afectación de un inmueble susceptible de expropiación en virtud del proceso de reforma agraria. Por otro lado, se tiene, además, la Ley de Creación del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria, D.L. del veintiséis de junio de mil novecientos setenta y cinco publicado en el Diario Oficial No. 120 Tomo 247 de fecha treinta de junio de mil novecientos setenta y cinco; y el Reglamento de la Ley de Creación del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria, D.E del cinco de enero de mil novecientos setenta y seis publicado en el Diario Oficial No. 1 Tomo 250 de fecha cinco de enero de mil novecientos setenta y seis. Ninguno de dichos instrumentos otorga al Comité de Devoluciones del ISTA la prerrogativa de decidir la devolución de una propiedad, o la vinculatoriedad de cualquier calificación respecto a la calidad turística o no de un inmueble determinado. En todo caso, la normativa del ISTA otorga las potestades de decisión de dicha entidad gubernamental, a su Junta Directiva, y no al denominado "Comité de Devoluciones". Continuando con la revisión del expediente judicial de este amparo, se tienen agregadas a fs. 77-78, 220 y 253-254 fotocopias de certificación del punto de acta Romano IV, número 4.1 de fecha veinticuatro de octubre de mil novecientos noventa en el cual la Junta Directiva del Instituto Salvadoreño de Turismo, decide: "a)Declarar zonas con vocación turística, las playas y entornos de la misma, de las haciendas (...) Barra Ciega, Cantón Las Salinas de Ayacachapa, Departamento de Sonsonate". En la sentencia controvertida, la Sala de lo Contencioso Administrativo argumenta que dicha declaratoria de vocación turística "el demandante [en el proceso contencioso administrativo, el señor Petrozzino] aduce que no obstante tal declaración haya sido posterior a la expropiación, es claro que la porción reclamada siempre tuvo destino turístico, ya que "es ilógico e imposible que en mil novecientos ochenta dicha zona fuera de una vocación diferente y para mil novecientos noventa se haya transformado en turística como pide que se declare el ISTA, si las condiciones geográficas, poblacionales, de suelos y de comunicación han sido las mismas. (...) Es vital en este punto establecer los alcances de la resolución emitida por el Instituto Salvadoreño de Turismo: con ella se reconoce la vocación turística de playas y entornos de las haciendas en mención, declarando o certificando una calidad del bien, que el actor adujo ante el ISTA desde mil novecientos ochenta. A lo anterior se aúna, la carta enviada al demandante por el Instituto Salvadoreño de Turismo en mil novecientos setenta y siete manifestando su intención de adquirir la porción de terreno, y la resolución del Comité de Devoluciones del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria que reconoció que ésta no era afectable. Todos estos datos denotan claramente que la porción de terreno no era afectable." Asimismo, en su informe justificativo del acto reclamado, la autoridad demandada argumenta sobre este punto, que: "Con dicha declaración el Instituto Salvadoreño de Turismo reconoció la vocación turística de playas y entornos de las haciendas en mención, declarando o certificando una cualidad del bien (...)". En resumidas cuentas, sobre la declaratoria de calidad turística relacionada, la autoridad demandada esgrime que pese a que ésta es casi diez años posterior a la expropiación realizada, lo que en realidad se tiene es un reconocimiento de una cualidad del terreno, en otras palabras, que el terreno siempre fue turístico y el instrumento citado únicamente declara algo que siempre lo fue. Al respecto, este Tribunal discrepa con la Sala de lo Contencioso Administrativo respecto a los alcances que una denominada "declaración" pueda tener. Y es que, admitir en la generalidad de los casos que se puede "declarar" o "reconocer" una calidad, característica o cualidad de algo porque "siempre la ha tenido", con afectación irrestricta o indeterminada de terceros, es un atentado a la seguridad jurídica dado que implicaría que los particulares estuviesen a expensas de que mediante dichas "declaraciones" el poder público pueda modificar situaciones jurídicas consolidadas con anterioridad, lo cual es inadmisible desde el punto de vista constitucional. Asimismo, la Institución demandante argumenta que la autoridad demandada, en la sentencia en entredicho, ignoró un finiquito extendido por el expropietario de la propiedad reclamada y denegada en el acuerdo declarado ilegal. En tal finiquito, dicho ciudadano expropiado habría liberado al ISTA de posibles responsabilidades derivadas de la expropiación sufrida. En este punto, de la prueba agregada a este expediente judicial se tiene, a fs. 133-134 y 196-197, fotocopias del acta levantada en la Presidencia del ISTA, a las diez horas del día veinte de febrero de mil novecientos ochenta y cinco, en la cual se entrega al señor Petrozzino la indemnización correspondiente por la expropiación llevada a cabo en la Hacienda Barra Ciega, de su propiedad, por la suma de tres millones sesenta y cinco mil cuarenta y un colones con cincuenta y un centavos. En dicha acta el mencionado ciudadano expropiado manifiesta: "Que acepta los valores que se le fijan como monto de la indemnización total del inmueble denominado Hacienda Barra Ciega, que ha adquirido el ISTA, dándose por recibido en este acto a satisfacción del total de la indemnización (...); en consecuencia y en el carácter en que comparece declara por medio de la presente acta que el ISTA queda libre con su persona de cualquier obligación derivada del inmueble denominado Hacienda Barra Ciega. (...)". En este punto, la Sala de lo Contencioso Administrativo argumenta en la sentencia controvertida, que "La indemnización es un elemento integrante de la expropiación, que opera como una medida compensatoria ante el acto unilateral de expropiación ejecutado por el Estado. (...) Así como la expropiación no se concibe como tal sin el pago de una indemnización –degeneraría en una confiscación–, la indemnización es un efecto de la potestad expropiatoria. En el presente caso, se ha determinado que al expropiarse la Hacienda Barra Ciega, el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria tomó posesión de una porción de la misma (aproximadamente 31 hectáreas) que no eran por su naturaleza afectables. Si bien se pagó una "indemnización" por la totalidad del inmueble, ello no cambia en modo alguno el status de la porción reclamada ni la ilegalidad de su expropiación, por tanto no puede reparar el daño causado ante la apropiación ilegítima." Continúa la sentencia de mérito: "Es pertinente traer a colación que el peticionario había solicitado al ISTA, con anterioridad a recibir dicho pago, que la porción debatida no se tomara en cuenta al calcular la indemnización, a lo cual nunca se le dio respuesta. El aceptar la indemnización por la totalidad del inmueble, no puede por ende equipararse a aceptar la "indemnización" de la zona reclamada. En razón de todo lo expuesto, es claro que la "toma de posesión" de la porción de terreno tantas veces mencionada se llevó a cabo ilegalmente, por tanto, como corolario lógico, es ilegal la negativa de devolución emitida por el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria, amparándose en el mero hecho que ya había sido pagada. (...)" Los argumentos anteriores han sido repetidos por la autoridad demandada en su defensa del acto reclamado a todo lo largo del presente proceso constitucional. Al respecto, este Tribunal estima pertinente hacer algunas consideraciones sobre la naturaleza jurídica de la institución de la expropiación. En anteriores resoluciones esta Sala ha manifestado que los elementos de la figura de la expropiación son: a) es una institución de derecho público, por cuanto en ella aparecen en choque los intereses particulares y generales, y b) ésta aparece como una institución de derecho coactivo, ya que la Administración puede obligar al particular a que le ceda su bien, siempre por razones de utilidad pública. Asimismo, esta Sala coincide con lo manifestado por la Sala de lo Contencioso Administrativo en cuanto a que la expropiación, como tal, no puede concebirse sin el elemento integrante de la indemnización –ya que degeneraría en una confiscación, prohibida expresamente por la Constitución–. Pero no se está discutiendo el razonamiento de dicho tribunal en cuanto a que, al desvirtuarse la expropiación se desvirtúan todos sus elementos –incluida la indemnización–; mas es menester aclarar, que una cosa es la mera y llana aceptación de la indemnización como reparación de la expropiación sufrida y otra distinta es la declaración de voluntad emitida por un particular en cuanto a liberar de responsabilidad a otro particular o a un ente de derecho público, como el ISTA en el caso presente. Así, del análisis del caso en estudio es evidente que el tercero beneficiado de este proceso y demandante victorioso del proceso contencioso administrativo que dio como resultado la sentencia controvertida –el señor Aniello Petrozzino–, no se limitó a aceptar el dinero de la indemnización otorgada por el ISTA en relación a la expropiación efectuada, sino que realizó una declaración de voluntad clara, indubitable y categórica mediante la cual, literalmente manifestó "que el ISTA queda libre con su persona de cualquier obligación derivada del inmueble denominado Hacienda Barra Ciega. (...)". Se recalca, pues, que no se discute la validez o ilegalidad de la indemnización como parte integrante de la expropiación efectuada, sino que la Sala de lo Contencioso Administrativo, al ignorar la declaración de voluntad relacionada, violentó la seguridad jurídica del ISTA. Y es que hacer caso omiso de declaraciones unilaterales de voluntad tan claras y de tal trascendencia abre la puerta para que cualquier particular o ente gubernamental burle la buena fe, firmando compromisos y renunciando a situaciones o derechos –dentro de lo constitucionalmente permitido– para luego renegar unilateralmente de ello. La incertidumbre que tal situación originaría no es en nada compatible con la seguridad jurídica consagrada en el artículo 2 de nuestra Norma Primaria . Por todo lo ampliamente expuesto, habrá que estimar la pretensión del demandante, y en consecuencia, amparar en sus pretensiones al Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria, por haberse comprobado la existencia de vulneración a su derecho de propiedad con transgresión a la seguridad jurídica en la actuación de la autoridad demandada, tal como ha quedado plenamente evidenciado. IV. Determinadas las violaciones constitucionales, corresponde determinar: (a) el efecto restitutorio de la sentencia estimatoria; y (b) lo relativo a la responsabilidad de la autoridad demandada derivada de la infracción constitucional. (a) De conformidad al artículo 35 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, el efecto restitutorio de la sentencia que concede el amparo se concreta en ordenar a la autoridad demandada que las cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes del acto reclamado, con el propósito de cumplir siempre el restablecimiento del derecho violado y la tutela de la Constitución. En el caso que nos ocupa, el efecto restitutorio deberá concretarse en dejar sin efecto la sentencia pronunciada por la Sala de lo Contencioso Administrativo a las ocho horas y diecisiete minutos del día ocho de diciembre de dos mil en el proceso ref. 77-P-98 así como todo acto posterior que fuere su consecuencia, dado que se ha constatado la existencia de inconstitucionalidades en dicha providencia, por lo que el Tribunal en mención deberá pronunciar la sentencia de mérito dentro de los parámetros de constitucionalidad indicados en la presente providencia, tal cual ha quedado expuesto. Cabe reiterar que el presente pronunciamiento no significa de ninguna manera que esta Sala entre a calificar si la porción de terreno mencionada es o no de carácter turístico o agropecuario, o a validar la decisión tomada por el ISTA en su acuerdo 41-97, dado que este Tribunal carece de facultades para ello; sino únicamente que en el análisis constitucional se ha verificado la existencia de afrentas a las categorías jurídicas de propiedad y seguridad jurídica en la sentencia del proceso contencioso administrativo tantas veces aludido, tal como ha quedado evidenciado. (b) Determinada la existencia de violación constitucional en la actuación de la autoridad demandada, corresponde ahora establecer lo relativo a su responsabilidad. En el caso particular, se ha verificado el acto violatorio de las disposiciones constitucionales al privar a la entidad demandante de su derecho de propiedad con transgresión a la seguridad jurídica, siendo claro que la autoridad demandada no ajustó su conducta a la normativa constitucional, tal como ha quedado señalado; por lo que en dicho supuesto, además, queda a opción del demandante, de conformidad al artículo 245 de la Constitución, la promoción del proceso civil correspondiente en la respectiva sede ordinaria, dadas las obligaciones que se derivan del pronunciamiento de esta Sala estimando la violación constitucional. POR TANTO: Con base en las razones expuestas y en aplicación de los artículos 32, 33 y 34 de la Ley de Procedimientos Constitucionales y 1 y 2 de la Constitución de la República, esta Sala FALLA: (a) Sobreséese este proceso en lo que a vulneración al principio de igualdad jurídica se refiere; (b) Sobreséese este proceso en lo que a la admisión indebida de la demanda del proceso contencioso administrativo ref. 77-P-98 se refiere; (c) Declárase que ha lugar el amparo solicitado por el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria, contra actuaciones de la Sala de lo Contencioso Administrativo de esta Corte, por haberse comprobado la violación a sus categorías jurídicas constitucionales de propiedad y seguridad jurídica, en los términos ya establecidos; (d) vuelvan las cosas al estado en que se encontraban, en el sentido de que la Sala de lo Contencioso Administrativo deberá dejar sin efecto la sentencia pronunciada a las ocho horas y diecisiete minutos del día ocho de diciembre de dos mil en el proceso ref. 77-P-98, debiendo dicho Tribunal pronunciar la sentencia de mérito dentro de los parámetros de constitucionalidad indicados en la presente providencia, tal cual ha quedado plenamente expuesto. Y, como lógica consecuencia, deberá también quedar sin efecto la posterior ejecución en sede civil de la sentencia hoy declarada inconstitucional; (e) queda expedito el derecho de la parte actora de iniciar un proceso civil de daños y perjuicios directamente contra los magistrados de la Sala de lo Contencioso Administrativo de esta Corte y subsidiariamente contra el Estado, de conformidad a lo prescrito en el artículo 245 de la Constitución de la República; y (f) notifíquese. ---A. G. CALDERON---R. HERNANDEZ VALIENTE---J. E. TENORIO---J. ENRIQUE ACOSTA---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---S. RIVAS DE AVENDAÑO--RUBRICADAS.