Arriesgado, aprobar la eutanasia en un país de pobres, como México

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Arriesgado, aprobar la eutanasia en un
país de pobres, como México
Debe legalizarse en casos específicos y para preservar la dignidad: Comisión Nacional
de Bioética
ANGELES CRUZ MARTINEZ / LA JORNADA / www.lajornada.unam.mx
En México la eutanasia se practica de forma clandestina, asegura el titular del Instituto
Nacional de Enfermedades Respiratorias, Fernando Cano Valle Foto: Fabrizio León
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La dignidad y autonomía de las personas, así como la vulnerabilidad en que se
encuentran algunos sectores de la población a causa de la pobreza y la desigualdad
social, nuevamente fueron motivo de discusión de expertos que hablaron sobre las
posibilidades y los riesgos de la práctica de la eutanasia en México.
Convocados por la Comisión Nacional de Bioética (CNB)para que, "en un clima de
tolerancia y pluralidad, y en el marco del Estado laico", expusieran sus puntos de vista
sobre el tema, Arnoldo Kraus, miembro del Colegio de Bioética, se pronunció en favor
de la legalización de esta práctica médica para casos específicos y con el objetivo de
preservar la dignidad de las personas.
En tanto, Fernando Cano Valle, director del Instituto Nacional de Enfermedades
Respiratorias (INER), advirtió sobre las desigualdades que persisten en el país, el
analfabetismo y la falta de acceso a los servicios de salud en que todavía se encuentran
los municipios más pobres. Estas condiciones limitan la autonomía y poder de decisión
de los individuos, afirmó.
Práctica clandestina en el país
Asimismo, aseguró que en México se practica la eutanasia de manera clandestina, y en
parte por el amplio margen de resolución de las enfermedades en el ámbito privado.
La conferencia ¿Es posible avanzar hacia una muerte digna? La situación en México
contra la situación en Holanda, coordinada por Guillermo Soberón, presidente del
Consejo de la CNB, tuvo como invitado especial al doctor Hans van Delden, profesor
de ética médica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Utrecht, Holanda, quien
expuso la experiencia de su país en esta materia, justo a cinco años de la legalización de
la eutanasia y la muerte asistida, las cuales dijo, en realidad se practican desde 1973
La eutanasia es entendida como la terminación de la vida de un enfermo, a petición
expresa del mismo y con la participación activa del médico que administra la droga
letal; mientras, la muerte asistida ocurre cuando el paciente, sólo en compañía de algún
familiar o amigo, se aplica o ingiere la sustancia que terminará con su vida. La
legalización de estas prácticas, en ningún caso ha significado un aumento en el número
de personas que expresa su deseo de dejar de vivir, aseguró Van Delden.
En su conferencia magistral, el especialista hizo un recuento desde que, en 1973, la
doctora Geertruida Postma decidió administrar a su madre, gravemente enferma, una
sobredosis de morfina para ayudarla a fallecer, hasta que el parlamento holandés aprobó
las condiciones bajo las cuales se permite legalmente la eutanasia o muerte asistida.
Desde 2002, los holandeses que padecen alguna enfermedad grave y en fase terminal
pueden acceder al procedimiento, siempre que lo realice un médico, que exista el
requerimiento del interesado dicho en forma voluntaria. La ley establece que el
profesional de la medicina deberá determinar que la persona padece un sufrimiento
insoportable, sin posibilidad de alivio.
El médico también debe consultar el caso con un colega independiente, a fin de
garantizar la objetividad de su análisis y, finalmente, una vez que ha tomado la decisión
de ayudar a morir a su paciente, tiene que utilizar los fármacos apropiados.
Para asegurar que la eutanasia se realiza en los términos marcados por la ley, existe un
comité que evalúa los procedimientos, comentó Van Delden. Refirió los resultados de
tres investigaciones, de las que se desprende que la práctica, que en los hechos se realiza
a partir de la mitad de la década de los 80, se ha mantenido en el mismo nivel. En 1990
se reportaron 8 mil requerimientos, en 1995 fueron 9 mil y una cantidad similar en
2001, aseguró.
Estas cifras incluyen los casos (con fármacos específicos) de muerte asistida, las
sobredosis de tratamientos para acelerar la muerte y la suspensión de las terapias, que es
otra modalidad para provocar el deceso del paciente.
De todos ellos, la eutanasia representó 30 por ciento, es decir, alrededor de 3 mil 500
casos, expuso Van Delden, aunque las investigaciones también reportaron la existencia
de mil sucesos en los que no hubo petición expresa del paciente.
Resaltó que de los procedimientos realizados, 77 por ciento fue en pacientes con cáncer
terminal, y tres de cada cuatro fueron practicados por los médicos generales. Sin
embargo, el experto reconoció que en Holanda existe acceso generalizado a los
servicios de salud, y desde que se aprobó la eutanasia también se fortalecieron los
cuidados paliativos a los enfermos terminales.
En la conferencia efectuada en la sede de El Colegio Nacional, Arnoldo Kraus afirmó
que la eutanasia da al paciente la posibilidad de mantenerse como persona hasta el
último de sus días. Retomó algunas de las cifras comentadas por Van Delden, en
particular las que se refieren a que a pesar de la legalización del procedimiento, las
solicitudes de los enfermos no aumentaron, como tampoco ocurrió en Oregon, Estados
Unidos, donde también está permitido legalmente.
Subrayó que la eutanasia nunca debe ser sugerida, y cada caso debe resolverse en forma
individual. No se trata de aprobarla o rechazarla en general, sino de dar a los pacientes,
siempre que sea posible, la oportunidad de discutirlo con su médico y, al final, decidir la
forma en que quiere morir.
Resaltó que los avances y descubrimientos para mejorar la calidad de vida no deben
conducir al encarnizamiento terapéutico, en el que se pierde de vista la autonomía del
paciente.
Por su parte, Cano Valle, también ex secretario ejecutivo de la CNB, alertó sobre los
riesgos de aprobar la eutanasia en México, donde 40 millones de personas viven en
condiciones de pobreza, 10 millones son analfabetas y persisten la desigualdad y la falta
de acceso a los servicios de salud, factores que están directamente relacionados con los
diversos grados de autonomía de los individuos, señaló.
Destacó que en el país se realizan de forma clandestina algunos procedimientos de
eutanasia, no sólo por la prohibición de ley, sino a causa de la cultura popular, el
estigma social y el amplio margen de resolución de conflictos en el ámbito privado.
Además, resaltó, "por más que vivamos en un Estado laico, no podemos soslayar que la
sociedad tiene diferentes creencias y cosmovisiones".
Sin embargo, reconoció la necesidad del diálogo y la discusión sobre el derecho de las
personas a morir con dignidad. Antes de pensar en la legalización de la eutanasia,
abundó, es urgente paliar ciertas necesidades y subsanar algunas fragilidades. Entre
otras, la ampliación de los cuidados paliatiavos a los enfermos terminales y la cobertura
universal de los servicios médicos.
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