E L N U E V O O R D E N ECONÓMICO INTERNACIONAL ROSARIO 1. GREEN INTRODUCCIÓN E N L O S Ú L T I M O S treinta años, l a naturaleza y estructura de l a sociedad internacional h a sufrido transformaciones fundamentales que, si bien están lejos de haber concluido, h a n modificado profundamente y lo seguirán haciendo, los diversos aspectos de u n orden internacional cuyas bases más importantes se f i n c a r o n en concepciones que datan del siglo x v n . E l alcance de los cambios ocurridos en las relaciones internacionales a p a r t i r de l a segunda G u e r r a M u n d i a l , y m u y especialmente en l a última década, que tienen que ver básicamente con l a presencia de nuevos actores e intereses e n l a escena internacional, así c o m o con l a manifestación de ciertos conflictos y crisis de fácil localización, precisa u n a redefinición de las concepciones jurídicas, políticas, sociales y económicas en las que hasta entonces se fundamentó el sistema, y el establecimiento de u n nuevo o r d e n internacional que incorpore esos cambios y sus consecuencias más graves sobre los varios aspectos de l a sociedad internacional. E n el presente artículo se pretende detectar algunos de esos cambios, en particular aquellos que se h a n presentado e n el c a m p o de las relaciones económicas internacionales o que h a n tenido u n impacto i m p o r tante en esa esfera, a f i n de determinar l a f o r m a c o m o l a c o m u n i d a d i n ternacional h a reaccionado ante ellos: multilateralmente, e n e l seno de l a Organización de las Naciones U n i d a s ; parcialmente, a través de l a acción de grupos informales de países que sin embargo son susceptibles de ejercer cierta presión; i n d i v i d u a l m e n t e , a través de proposiciones concretas provenientes de u n Estado en particular, que h a n sido posteriormente incorporadas en esquemas de acción más amplios. F i n a l m e n t e , se intentará dar respuesta a l a pregunta sobre si los c a m bios registrados en los últimos años, a n i v e l de las relaciones económicas entre los Estados los h a n llevado a aceptar l a existencia de u n nuevo orden económico i n t e r n a c i o n a l donde las naciones interactúan de m a n e r a nece493 494 ROSARIO GREEN Fl X V — 4 sanamente distinta a l a del pasado, conviviendo en pie de i g u a l d a d sobre l a base d e l derecho que les otorga el reconocido principio de l a i g u a l d a d jurídica entre los Estados, o si, por el contrario, las relaciones de subordinación de unos por otros continúan siendo l a regla, independientemente de que ciertos factores coyunturales como l a crisis del petróleo, hayan permitido a algunos países abandonar su estado de subordinación más o menos tradicional, reduciendo así las dimensiones cuantitativas de esa parte del m u n d o , pero sin alterar l a esencia m i s m a de esas relaciones. S i l a respuesta apuntara en este último sentido, l a interrogante que q u e d a ría aún por resolver sería l a del m a r c o donde el necesario establecimiento de u n nuevo orden económico internacional podría darse: ¿dentro del sistema de Naciones U n i d a s que lamentablemente h a conocido repetidos fracasos en este campo?, ¿dentro d e l marco de u n a conflagración cuyos límites englobarían necesariamente a u n número creciente de actores? A f i n de tratar de m a n e r a sistemática las diversas cuestiones que constituyen m a t e r i a de este artículo, se le h a d i v i d i d o en cinco secciones. L a s dos primeras destinadas a detectar las principales transformaciones o c u r r i das en el p a n o r a m a internacional en los últimos treinta años y algunas de las reacciones presentadas ante ellas por l a c o m u n i d a d internacional, global o parcialmente considerada. L a siguiente que, con base en l a crisis generalizada que contempla el m u n d o de hoy y que se proyecta a los sectores más variados de las relaciones económicas internacionales como el monetario, el de materias primas (alimentos y energéticos f u n d a m e n t a l m e n t e ) , etc., con repercusiones m u y distintas p a r a los diferentes países, busca señalar el carácter urgente de l a necesidad de que dichas transformaciones den lugar a l establecimiento de u n nuevo orden económico i n ternacional más justo y estable. O t r a que reseña con detalle el que, pese a su relativo fracaso p a r a reflejar u n consenso universal, constituye el intento más completo de l a c o m u n i d a d internacional por sentar las bases de ese nuevo orden económico i n t e r n a c i o n a l , l a C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, en cuya elaboración México participó de m a n e r a destacada según se verá. Y u n a última sección donde se establecen algunas conclusiones. 2. E L M U N D O D E L O S P R I M E R O S AÑOS D E L A P O S G U E R R A L o s años inmediatos a l a terminación de l a segunda G u e r r a M u n d i a l , presenciaron básicamente tres tipos de fenómenos generales de amplias repercusiones: A-BR-JUN 75 ORDEN i. ECONÓMICO INTERNACIONAL Bipolaridad y Guerra 495 Fría E n u n p r i m e r momento, el f i n de l a conflagración m u n d i a l significó el f i n de l a alianza de l a Unión Soviética con Occidente y el enfrentam i e n t o de dos concepciones políticas, económicas y sociales d e l m u n d o : el socialismo y el capitalismo. Desde entonces, ambos bloques entablaron una contienda p a r a ganar terreno y demostrar l a validez de las premisas que las sustentan. Esta l u c h a por prestigio h a caracterizado p r o f u n d a mente esa época de l a h u m a n i d a d a l a que se h a denominado G u e r r a Fría y que, con momentos de mayor o menor algidez, determinó l a n a t u raleza de las relaciones Este-Oeste hasta finales de l a década de los sesentas. D e n t r o de l a G u e r r a Fría, y debido a l a existencia de las armas termonucleares que acabaron c o n l a concepción de l a guerra convencional como única forma de contienda bélica, las relaciones entre los dos actores p o líticos rivales, Estados U n i d o s y l a Unión Soviética, aproximadamente equilibrados en poder destructivo, se h a n conducido dentro d e l marco de u n a coexistencia pacífica convertida en condición indispensable p a r a la supervivencia de l a especie, y que pone de manifiesto l a necesidad de una organización internacional más sistemática. Frente a terceros países, y m u y particularmente frente a las naciones llamadas no-comprometidas, l a G u e r r a Fría h a dictado a las dos superpotencias, políticas que l l e v a n a l reforzamiento de ciertos programas de cooperación internacional, y m u y especialmente de aquellos de naturaleza bilateral, que buscan ganar aliados y poner de manifiesto l a generosidad y el poderío político y m i l i t a r de u n a y otra. 1 ii. E lsurgimiento d e nuevos países E n u n segundo momento, los años que siguieron a l a segunda G u e r r a M u n d i a l pusieron en evidencia el f i n de u n a era de relaciones internacionales basada en l a existencia de u n pequeño c l u b p r i v a d o de naciones occidentales y cristianas que hasta entonces determinaron el r u m b o de los acontecimientos mundiales, y cuyas filosofías políticas, económicas y sociales presentaban u n alto ¡irado de homogeneidad y coherencia entre sí, p a r a dar lugar a u n a ampliación horizontal de ese sistema, que permitió la participación de u n número creciente de actores, representantes de las más diversas civilizaciones, culturas y filosofías. E l acceso a l a independeni Ed. Wolfgang Friedmann, L a n u e v a Trillas, 1967, p. 434. estructura d e lDerecho Internacional. México, 496 ROSARIO GREEN Fl X V — 4 cia formal de u n b u e n número de naciones en A s i a y África p r i n c i p a l mente tuvo y sigue teniendo repercusiones importantes. N o solamente p o r que esas naciones materializan concepciones distintas a las tradicionales sobre el contenido y alcance de las relaciones internacionales, sino porque obliga a l a elaboración de normas internacionales que esta vez las tomen en cuenta, c o n todo el peso de su soberanía nacional. L a conciencia de su carácter de nuevas naciones y l a fragilidad en que éste los colocó en el m o m e n t o de acceder a u n m u n d o perfectamente constituido e integrado, llevó a estos países a unirse entre sí, y posteriormente con los países de América L a t i n a cuya independencia d a t a de más de un siglo, buscando establecer u n a estrategia de T e r c e r M u n d o que les permita lograr u n m a y o r m a r g e n de maniobra y posiciones más ventajosas en l a estratificación m u n d i a l . iii. E l i m p e r a t i v o d e l a cooperación económica internacional E n u n tercer momento, l a posguerra contempló l a ampliación vertical del interés público a dos niveles: internamente, a l expandirse el c a m p o de acción del Estado de su tradicional esfera de defensa territorial, c o n ducción de l a política exterior y administración de justicia, p a r a abarcar la preocupación por el desarrollo económico y social de su pueblo. E x t e r namente, a l aceptarse, por lo menos en principio, el imperativo de l a cooperación internacional p a r a el desarrollo de los países menos adelantados, y m u y particularmente, de los países recién constituidos v i r t u d a la acción descolonizadora de las Naciones U n i d a s . H a s t a fines d e l siglo x v m , l a h u m a n i d a d aceptaba l a tesis de que l a necesidad y l a miseria son t a n inevitables como l a muerte. Se d a b a por hecho que en l a pirámide de c a d a sociedad, algunos nacían ricos o poderosos y que m u y pocos llegarían a serlo por sus propios esfuerzos. P a r a el grueso de l a h u m a n i d a d , e r a l a tradición l a que determinaba su posición. L a gran mayoría sólo podía aspirar, en el mejor de los casos, a l a simple subsistencia. E n los últimos años de ese siglo, sin embargo, se comenzó a i m p u g n a r d i c h a tesis fatalista del o r d e n social y c o n ella l a validez de los sistemas políticos que l a sustentaban. L o s filósofos de l a Ilustración p r o c l a m a r o n la d o c t r i n a de l a i g u a l d a d política entre los hombres. U n a generación más tarde, a l postulado de libertad política se adicionó e l de libertad económ i c a que, entendido c o m o l a eliminación de l a opresión económica y de los extremos de miseria, constituía l a condición necesaria p a r a l a preservación de l a l i b e r t a d política. ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 497 A través de los años y con l a revolución industrial, se tornó c a d a vez más plausible l a noción de que l a industrialización era el medio más adecuado p a r a poner f i n a los extremos de miseria y p a r a crear, luego, u n a situación de bienestar más o menos generalizada. C o n l a crisis económica i n i c i a d a en 1 9 2 9 , las posibilidades económicas asumieron el carácter de necesidades urgentes. M u c h o s gobiernos se v i e r o n obligados a intervenir más a fondo en l a v i d a económica de sus pueblos. E n f o r m a general se llegó a aceptar el deber del gobierno de a u x i l i a r a l necesitado y evitar las oscilaciones excesivas en las condiciones económicas. Economistas de gran inteligencia y visión, como J o h n M a y n a r d Keynes, recomendaban l a intervención decidida d e l gobierno y rechazaban l a idea clásica de u n a " m a n o invisible" reguladora de todo desequilibrio económico. L a tesis del gobierno intervencionista adquirió gran impulso sobre todo d u r a n t e l a segunda G u e r r a M u n d i a l , pues obligó a los gobiernos a asum i r , en f o r m a sostenida y consciente, l a dirección del esfuerzo económico. C o m o resultado de esto, a l t e r m i n a r l a conflagración surgió u n a insistenc i a casi universal p a r a lograr mejores condiciones de v i d a que debían obtenerse por medio de l a acción política si los esfuerzos puramente económicos resultaban insuficientes. Esas ideas cobraron g r a n fuerza en aquellos países donde l a distancia entre l a realidad y lo deseado era t a n grande: los países subdesarrollados y, m u y especialmente, aquellos que nacían a l a v i d a independiente en u n m u n d o caracterizado por u n acelerado progreso tecnológico que h a c i a más evidente l a brecha que separaba a los países pobres de los ricos. L a s crecientes aspiraciones humanas de bienestar llegaron a constituir u n a fuerza dominante en los acontecimientos contemporáneos. A esto h a bría que añadir dos nuevos factores. P r i m e r o , el hecho de que estos países denominados subdesarrollados se empeñaban en lograr, en u n a sola generación y bajo condiciones m u y difíciles de dependencia externa y carencia de instituciones políticas y sociales enfocadas al cambio, el mismo grado de desarrollo que requirió todo u n siglo en los países actualmente industrializados y que h a i m p l i c a d o relaciones m u y claras de dominación y patrones no susceptibles de ser repetidos. Y , segundo, el que sean p r e cisamente aquellos países los que se enfrentan a u n crecimiento demográfico sin precedentes que hace que, e n muchos casos, el aumento de l a producción sea contrarrestado por el crecimiento de l a población. D e n t r o de ese marco es explicable que a l finalizar l a segunda G u e r r a M u n d i a l , y en los años que l a sucedieron, las naciones subdesarrolladas, conscientes de lo escaso de sus recursos técnicos y financieros propiamente nacionales y de l a urgencia de sus necesidades, h a y a n vuelto los ojos con 498 ROSARIO FI GREEN XV—4 más insistencia que n u n c a h a c i a los programas de cooperación i n t e r n a cional, tratando de encontrar en ellos l a solución si no de todos sus p r o blemas, a l menos de u n a buena parte de ellos. E n este momento escapaba a su percepción que, en ausencia de ciertas estructuras nacionales o de l a voluntad política p a r a crearlas, l a excesiva dependencia de los créditos externos, de l a inversión extranjera y de l a tecnología i m p o r t a d a , que a partir de entonces tuvo su desarrollo, los colocaría en u n a situación de peligrosa v u l n e r a b i l i d a d años más tarde. Sin embargo, lo que es importante destacar por el momento es que l a respuesta de l a c o m u n i d a d internacional a l surgimiento del imperativo de l a cooperación económica fue l a creación, inclusive antes de concluida l a guerra, e n 1 9 4 4 , del sistema de Bretton Woods que dio origen a l F o n d o M o n e t a r i o Internacional y a l Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento. E l primero pretendía regular l a estructura monetaria i n t e r n a cional y ayudar a corregir los desajustes de las balanzas de pagos de sus miembros. E l segundo i b a a verter los recursos financieros necesarios para reconstruir, en p r i m e r lugar, las economías europeas devastadas por l a conflagración m u n d i a l y ayudar, en segundo término, a l desarrollo de los países subdesarrollados. E l Banco Internacional de Reconstrucción y F o mento habría de expandirse posteriormente a f i n de crear, en 1956. l a Corporación F i n a n c i e r a Internacional p a r a alentar específicamente el crecimiento de l a i n d u s t r i a p r i v a d a productiva en los países miembros y, en 1960^ la. Asociación Internacional de F o m e n t o p a r a promover el desarrollo económico incrementar l a productividad v elevar el nivel de v i d a de las regiones menos desarrolladas del m u n d o . S i bien puede hablarse de u n a nueva dimensión en las relaciones i n ternacionales desde el f i n de l a última G u e r r a M u n d i a l , definida en términos del interés de l a c o m u n i d a d h u m a n a en el desarrollo económico internacional y su v i a b i l i d a d mediante el empleo de l a cooperación internacional, c o m o queda evidenciado por el surgimiento de u n a serie de organismos internacionales de cooperación del todo nuevo, l a verdad es que, como se demostrará en este artículo, aún no se alcanza el estado en el que l a deseabilidad y el carácter voluntario de esa cooperación sean sustituidos p o r l a obligatoriedad o n o r m a t i v i d a d de l a m i s m a . 3. L A Ú L T I M A DÉCADA Además de los aspectos hasta ahora mencionados, cuyo surgimiento se localiza básicamente en los primeros años de l a posguerra, l a última décad a h a contemplado nuevos cambios importantes que m o d i f i c a n obligada- ABR-JUN ORDEN 75 ECONÓMICO INTERNACIONAL 499 mente l a estructura de las relaciones internacionales y coadyuvan a poner de manifiesto l a necesidad de establecer u n nuevo orden i n t e r n a c i o n a l : i. Policentrismo y distensión E n p r i m e r término, cabe señalar que, en los últimos años, l a configuración de poder que se originó de l a segunda G u e r r a M u n d i a l se h a transf o r m a d o profundamente. S i bien en el equilibrio de fuerzas políticas l a presencia de las dos superpotencias sigue siendo determinante, el equilibrio económico y a u n el nuclear se h a n visto alterados por l a presencia de u n policentrismo, característica del m u n d o contemporáneo. E u r o p a occidental y Japón h a n puesto claramente de manifiesto su v i a b i l i d a d económica y, hasta cierto punto, su seguridad política. Por otro lado, l a división dentro d e l propio m u n d o comunista y l a p r o yección de C h i n a a l campo de las grandes potencias, h a n contribuido a p o n e r f i n a u n a concepción dicotòmica de las relaciones internacionales. Además, l a aplastante supremacía norteamericana en el campo de las a r m a s nucleares h a sido contrabalanceada ya no sólo por l a presencia soviética sino, en menor m e d i d a , por l a de algunos países europeos, l a m i s m a C h i n a y, más recientemente, l a I n d i a . A pesar de esos cambios de los últimos años, y como vestigio de l a G u e r r a Fría, las relaciones entre Estados U n i d o s y l a Unión Soviética permanecieron congeladas hasta finales de l a década pasada y principios de l a actual. L a s razones argüidas eran serias y muchas de ellas persisten en l a a c t u a l i d a d , a pesar de l a distensión, pues se relacionan con diferencias ideológicas, rivalidades geopolíticas y competencia militar. Desde l a segunda G u e r r a M u n d i a l , el aspecto c r u c i a l de las relaciones entre Estados U n i d o s y l a Unión Soviética h a sido el de l a guerra y l a paz, determinante en l a a c t u a l i d a d en v i r t u d de lo que obviamente podría significar u n a contienda nuclear en términos de destrucción de l a h u m a n i d a d . D e n t r o de este contexto, l a preocupación p r i n c i p a l h a sido, últimamente, l a búsqueda de acuerdos entre las dos superpotencias a f i n de r e d u c i r el riesgo de l a guerra. A través de juntas en l a cumbre y negociaciones diplomáticas, se h a intentado el control de l a carrera a r m a mentista a f i n de eliminar, en l a m e d i d a de lo posible, las principales fuentes de tensión m u n d i a l . E n u n intento por sentar las bases de u n nuevo tipo de relaciones entre Estados U n i d o s y l a Unión Soviética, que e l i m i n a r a parte de l a angustia que suponía l a posibilidad de u n a confrontación abierta entre las dos superpotencias, se empezó por abordar, en 1969, el problema de Berlín que ROSARIO 500 GREEN FI X V — 4 hasta entonces había constituido u n motivo de crisis continuas en E u r o p a . Poco después, las pláticas S A L T , sobre limitación de armas estratégicas, tendieron u n segundo escalón, y en 1971, tras haberse logrado i m p o r t a n tes avances en ambas negociaciones, se llegó a l a conclusión de que el tiempo estaba m a d u r o y a p a r a u n a reunión en l a cumbre entre los líderes norteamericanos y los soviéticos. Esta reunión, celebrada en 1972, d i o lugar a u n c o m u n i c a d o conjunto en el que se establecieron los nuevos principios que deberían gobernar l a conducción de l a política exterior de las dos superpotencias. Bajo los términos del acuerdo de 1972, Estados U n i d o s y l a Unión Soviética se comprometieron a ejercer control sobre sus relaciones mutuas, a prevenir situaciones que pudieran conducir a u n a confrontación m i l i t a r y a no intentar conseguir ventajas unilaterales a costa del otro. E n u n acuerdo separado, f i r m a d o en l a reunión en l a cumbre de 1973, ambos países se comprometieron a encauzar sus relaciones bilaterales y co'n terceros países de manera de excluir toda posibilidad de estallido de u n a guerra nuclear. También se puso de manifiesto el acuerdo de ambos países de desarrollar y expandir bilateralmente sus relaciones económicas en general. 12 Independientemente de que estos acuerdos generales hayan sido r a t i f i cados en l a reunión en l a cumbre de 1974, tanto Estados U n i d o s como l a Unión Soviética h a n puesto claramente de manifiesto cuáles son los límites de esa coexistencia o distensión. P a r a los soviéticos, l a coexistencia está muy lejos de i m p l i c a r el derecho de otros países a debilitar l a u n i d a d del campo socialista. T a m p o c o significa, en su opinión, l a existencia de u n a i n c o m p a t i b i l i d a d entre u n espíritu de cooperación con Occidente y l a evolución de l a l u c h a de clases entre el socialismo y el capitalismo. Para los norteamericanos, coexistencia no significa que n o habrán de oponerse al intento de cualquier nación por establecer u n a posición de predominio, global o regional, como tampoco significa que Estados U n i d o s permitirá una política de debilitamiento de sus alianzas en nombre de l a distensión, o que se emplee el término como u n a cobertura p a r a exacerbar los conflictos en áreas localizadas de tensión internacional. Sin embargo, como sea que las dimensiones de l a distensión sean percibidas, es i n d u d a b l e que ésta es considerada como v i t a l , independientemente de l a i n f i n i d a d de intereses opuestos y concepciones diferentes que puedan separar a las dos superpotencias, en v i r t u d d e l peligro que i m p l i c a la acumulación de armas nucleares a l a que ambas h a n llegado. Y si 2 Arthur Department A . H a r t m a n , " U S - Soviet D e t e n t e : Perceptions a n d p u r p o s e s " , T h e of S t a t e B u l l e t i n , V o l . L X X , N o . 1823, j u n i o 3, 1974, p. 598. ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 501 b i e n es inevitable que se sigan presentando ciertos conflictos de interés ocasionales, l a existencia de u n a distensión entre Estados U n i d o s y l a U n i ó n Soviética hace posible que su solución sea más rápida y confiable. E n ese sentido, A r t h u r A . H a r t m a n , Secretario A d j u n t o p a r a Asuntos E u ropeos del D e p a r t a m e n t o de Estado, en u n discurso pronunciado el 1 5 de m a y o de 1 9 7 4 ante el Comité de Relaciones Exteriores de l a Cámara de D i p u t a d o s , señaló: "Estados U n i d o s y l a Unión Soviética seguirán siendo adversarios en muchos aspectos y en muchos lugares, pero l a actual mejoría en las relaciones parece ser considerada por c a d a u n a de las p a r tes, c o m o de g r a n utilidad para su propio interés n a c i o n a l , proporcionando a ambos países u n incentivo p a r a m i n i m i z a r y restringir las consecuencias de sus diferencias, perservar en el difícil proceso de l a negociación y evitar cualquier retorno deliberado a las hostilidades y l a confrontación". 3 i i . E l s u r g i m i e n t o d e la e m p r e s a multinacional E n segundo término, el surgimiento, con toda su fuerza, de u n nuevo agente en las relaciones internacionales, cuyo poder es enorme y cuya actuación m o d i f i c a de manera sustancial las tradicionales concepciones del derec h o i n t e r n a c i o n a l : l a empresa m u l t i n a c i o n a l , tiene consecuencias i m p o r t a n tes que deben ser tomadas en cuenta. L a empresa m u l t i n a c i o n a l es u n a corporación gigantesca, constituida por una serie de corporaciones de diferentes nacionalidades y cuyos activos se localizan en varias jurisdicciones nacionales. S i bien es cierto que las e m presas multinacionales h a n existido prácticamente desde que surgió l a p r o pia corporación moderna, no h a sido sino hasta las últimas décadas, y muy especialmente en los últimos años, que h a n aparecido en gran número y c o n todo su poderío, dando también lugar a l predominio de l a m u l t i n a c i o n a l de origen o control norteamericano. 4 El p r o b l e m a con las multinacionales r a d i c a fundamentalmente en que se acomodan m a l en l a estructura de las instituciones políticas y sociales establecidas durante largo tiempo. C r u z a n las fronteras nacionales, co- nectan los activos y actividades de diferentes jurisdicciones nacionales de una f o r m a que parece amenazar a l concepto de l a nación como u n i d a d integral, d a n d o además lugar a u n a serie de desavenencias internacionales. A c t u a n d o dentro del contexto de u n a política neoimperialista de in¬ 5 » Idem, p. 600. * R a y m o n d V e r n o n , Soberanía ca, 1973, s Idem, p. p. 10. 11. e n peligro. México, F o n d o de C u l t u r a Económi- 502 ROSARIO GREEN FI XV—4 versiones extranjeras, sobre todo en los países subdesarrollados, tendientes a l a apropiación de mercados y materias primas, y más recientemente de productos manufacturados, y a l a construcción de l a infraestructura necesaria para su distribución y consumo, las multinacionales h a n resuelto en buena parte los problemas que les plantea el surgimiento, en esos países, de movimientos nacionalistas que reclaman el control legal, político y económico de sus recursos, a través de subsidiarias que, aunque son controladas económicamente por l a matriz, formalmente se convierten en c o m p a ñías nacionales del país en el que se instalan y supuestamente se conform a n a sus leyes. L a s empresas multinacionales no se establecen únicamente en los países e n vías de desarrollo, acuden asimismo en grandes proporciones a los países industrializados p a r a los cuales se h a n convertido también en u n p r o b l e m a que hay que regular; l a diferencia es que en estos últimos, las relaciones entre las empresas y el Estado se mantienen en pie de i g u a l d a d , mientras que l a tendencia en los primeros es l a de subordinar el interés nacional a l de l a empresa m u l t i n a c i o n a l , no sólo en v i r t u d de las presiones que se ejercen desde el exterior, sino debido a las mismas presiones internas expresadas por aquellos grupos nacionales que v i v e n en profunda a l i a n za con los intereses internacionales representados por las multinacionales y de l a c u a l d e r i v a n importantes ventajas. S i bien desde u n punto teórico n o puede negarse que la inversión extranjera directa, cualquiera que sea l a f o r m a que asuma, se ve acompañad a de ciertas ventajas p a r a el país en el que se instala, que tienen que ver con los aportes de c a p i t a l , tecnología, conocimientos prácticos, fuentes de trabajo, organización y administración de alto nivel, entrenamiento, oportunidades p a r a los fabricantes nacionales, ingresos fiscales y divisas, t a m poco puede restarse peso a los efectos negativos de su establecimiento. Por ejemplo, y tomando e n cuenta particularmente el caso de los países en vías de desarrollo, en l a m e d i d a en que las inversiones extranjeras provocan decisiones tributarias y cambiarías muchas veces discriminatorias, o se empeñan en obtener garantías contra los riesgos que h a n asumido a l establecerse en medio de comunidades que les son ajenas; en l a m e d i d a en que no hacen verdaderos esfuerzos por diseminar las técnicas modernas y estimular l a aplicación de otras de carácter nativo pero más adecuadas a l a p a r t i c u l a r dotación de recursos de l a economía en l a que se establecen y en l a m e d i d a en que comprometen a l Estado del que provienen a proteger sus intereses particulares y se convierten en u n a amenaza p a r a l a soberanía del Estado a l que se d i r i g e n , e n esa m e d i d a acentúan el carácter dependiente de este último, presentando u n a situación, sobre todo en el caso de las empresas multinacionales, en l a que ciertas ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 503 decisiones de política económica nacional son tomadas por l a matriz desde el exterior, sin que el país anfitrión tenga u n a i n f l u e n c i a significativa sobre ellas y, muchas veces, a u n en franca contradicción con algún p l a n estatal. S i n embargo, no todo se reduce a l problema de que en muchas ocasiones l a acción de las multinacionales escapa a l control económico del E s t a d o en cuyo país se instalan. Está además e l hecho de que introducen graves distorsiones en l a economía nacional que tienen que ver con el empleo de ciertas técnicas de producción m u y sofisticadas que discriminan en contra del factor de producción abundante, l a creación de necesidades cuyos satisfactores solamente ellas producen y hasta el estímulo de la preferencia p o r los productos extranjeros sobre los nacionales y del consumo de u n producto que no añade a l bienestar en l a misma proporción que el incremento de su d e m a n d a . 6 O t r a desventaja en el caso de l a empresa m u l t i n a c i o n a l consiste en que, d a d o que ésta actúa a través de subsidiarias que representan sólo u n fragmento de su estrategia, sus actividades escapan a l control contable pues no se puede calcular el rendimiento generado por l a operación de c a d a subsidiaria, n i e l capital nominalmente invertido, y a que muchas veces los principales movimientos asumen l a f o r m a de transferencias in¬ ter-compañías. F i n a l m e n t e , l a empresa m u l t i n a c i o n a l , estimulada por las aspiraciones de industrialización, sobre todo en las áreas subdesarrolladas del mundo, ha acabado por instalarse en el sector más dinámico de las economías nacionales: el de las manufacturas, utilizando además a esos países como base de su a c t i v i d a d exportadora d i r i g i d a cada vez más h a c i a el mercado de los países avanzados, creando así l a falsa impresión de u n a gran expansión en los países en los que se instalan, que se proyecta inclusive más allá de las fronteras nacionales, pero sin que se p i e r d a el carácter netamente extranjero del grueso de las utilidades por ella obtenidas. i i i . L a n e c e s i d a d d e l l e v a r l a cooperación al c a m p o d e l d e r e c h o internacional E n tercer término, l a década de los sesenta y lo que v a de l a actual, se h a caracterizado m u y especialmente por u n a serie de declaraciones y esfuerzos, provenientes principalmente de naciones del l l a m a d o T e r c e r M u n d o , que buscan sacar a l a cooperación internacional d e l campo de l a « Idem, pp. 187-192. 504 ROSARIO FI GREEN XV—4 buena v o l u n t a d de los países y de las meras recomendaciones de l a O r g a nización de las Naciones U n i d a s en el que hasta ahora ha estado inmersa, p a r a llevarla a l campo del derecho y de l a obligación de todos los m i e m bros de l a c o m u n i d a d internacional de p a r t i c i p a r de manera activa y positiva en l a búsqueda y aplicación de soluciones a los ingentes problemas que enfrenta l a h u m a n i d a d y que, en el caso de los países en vías de desarrollo, adquieren proporciones alarmantes. D e m a n e r a c l a r a se h a puesto de manifiesto que, a partir de l a segunda G u e r r a M u n d i a l , se h a n venido gestando las bases de u n nuevo orden m u n d i a l que exige l a adopción de nuevas posturas, el establecimiento de o r ganizaciones internacionales más eficientes y l a elaboración de normas de derecho internacional nuevas que incorporen y reflejen estos cambios y proyecten verdaderas soluciones a problemas cuya existencia data de épocas remotas evidenciando ' l a i n c a p a c i d a d de l a comunidad internacional, hasta ahora, para resolverlos o, más grave aún, l a falta de verdadera d e c i sión política p a r a hacerlo. D e n t r o del sistema de las Naciones U n i d a s , sin embargo, varios intentos se h a n llevado a cabo a f i n de dar alguna f o r m a de cumplimiento a uno de los principales propósitos enunciados en su C a r t a constitutiva, concretamente el que pretende: " R e a l i z a r l a cooperación internacional en l a solución de problemas internacionales de carácter económico, social, c u l t u r a l o h u m a n i t a r i o , y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, i d i o m a o religión". E n el caso específico de l a cooperación internacional para el desarrollo económico, puede decirse que por p r i m e r a vez, a comienzos de l a década de 1960, se i n i c i a r o n los pasos p a r a lo que con el tiempo aspiraba a convertirse en u n a acción m u n d i a l integrada en pro del desenvolvimiento. Más concretamente, en 1961 se planteó en el Consejo Económico y Social ( E C O S O C ) de las Naciones U n i d a s , l a posibilidad de declarar los años 1961-1970 como Decenio del Desarrollo. L a idea era establecer u n r i t m o de crecimiento para l a economía m u n d i a l y, sobre todo, p a r a los países subdesarrollados. Con base en su resolución 1910 ( X V I ) , el E C O S O C fijó como meta global de ese P r i m e r D e c e n i o de las Naciones U n i d a s para el Desarrollo, una tasa de crecimiento a n u a l del producto nacional bruto del orden del 5%. A l mismo tiempo, se proponían las grandes líneas de acción p a r a que los países en desarrollo p u d i e r a n alcanzar el r i t m o de progreso indicado. Éstas se resumieron, d a d a la vinculación p a r a esos países entre el comer¬ 7 ? Naciones Unidas. C a r t a nacional d e l a sNaciones Unidas y Estatuto d e J u s t i c i a . N u e v a Y o r k , O N U , 1970, artículo 3, p. 1. d e la C o r t e Inter- ABR-JUN ORDEN 75 505 ECONÓMICO INTERNACIONAL ció y el desarrollo, en l a necesidad de crear u n a organización internacional que examinase en conjunto justamente esas dos variables. Así habría de crearse posteriormente l a C o n f e r e n c i a de las Naciones U n i d a s sobre C o mercio y Desarrollo, mejor conocida como U N C T A D . A f i n ' d e instrumentar el nuevo organismo proyectado, E C O S O C pidió al Secretario G e n e r a l de las Naciones U n i d a s que i n i c i a r a las consultas pertinentes p a r a l a celebración de u n a " C o n f e r e n c i a de las Naciones U n i das sobre Comercio y D e s a r r o l l o " que fue finalmente p r o g r a m a d a para celebrarse en G i n e b r a , en m a r z o de 1964. Sus reuniones d u r a r o n hasta el 16 de junio, fecha en que fue suscrita el acta f i n a l que resultó u n a especie de carta programática donde se resumieron los principales problemas d e l desarrollo en relación con el comercio internacional y se sentaron las bases institucionales de l a U N C T A D . Q u e d ó entonces establecido que el órgano supremo sería l a Conferencia, a celebrarse a partir de entonces cada cuatro años, y donde estarían representados prácticamente todos los países miembros de Naciones U n i d a s e incluso algunos no miembros. E l órgano permanente en c a m b i o sería l a J u n t a de C o m e r c i o y Desarrollo, que se reuniría anualmente en sesión o r d i n a r i a con l a posibilidad de d i v i d i r l a en dos periodos a lo largo del año. E n l a J u n t a , l a representación se redujo e n p r i n c i p i o a 55 miembros, elegidos por l a C o n f e r e n c i a cada cuatro años y de acuerdo con los llamados "grupos geográficos" en l a siguiente proporción: 22 países del grupo A , afroasiáticos; 18 países del grupo B desarrollados- 9 países del grupo C latinoamericanos y 6 países del grupo D , socialistas, entre los cuales C h i n a no estaba i n c l u i d a y su posterior adición, en 1972, no l a asoció a ninguno de estos grupos. F i n a l mente, se establecieron cuatro comisiones permanentes: l a de productos básicos l a de comercio de manufacturas l a de transacciones invisibles v financi'ación v l a de transporte marítimo que corresponden a los cuatro -randes grupos de problemas del comercio internacional en relación con el desarrollo.® 8 D e todos los acontecimientos que precedieron a l a C o n f e r e n c i a de G i n e bra, e incluso en comparación con los logros de l a m i s m a , el más i m p o r tante fue l a Declaración C o n j u n t a de los 75 países en vías de desarrollo, hoy conocido como G r u p o de los 77 a pesar de estar integrado por más de 100 países d e l l l a m a d o T e r c e r M u n d o , e m i t i d a durante l a Asamblea G e n e r a l de las Naciones U n i d a s de 1963. L a i m p o r t a n c i a de tal Decíaración r a d i c a no sólo en el hecho de que presentó de m a n e r a c l a r a v sistemática los objetivos de las naciones subdesarrolladas, sino que influyo Tamames, E s t r u c t u r a 8 Ramón torial, 8 1970, Idem, p. Económica Internacional. Madrid, Alianza 15Q. p p . 150-152. A c t u a l m e n t e los miembros de l a J u n t a son 68. Edi- 506 ROSARIO Fl GREEN X V — 4 de m a n e r a definitiva en l a elaboración de l a agenda p a r a l a C o n f e r e n cia de 1964. Las cuestiones más destacadas se referían, y curiosamente siguen refiriéndose a más de diez años a distancia, a : hacer del comercio i n t e r n a cional u n instrumento más poderoso de desarrollo económico; sentar las bases p a r a u n a nueva división internacional del trabajo que no los condenara a ser únicamente productores y proveedores de materias p r i m a s ; la adopción de u n a política dinámica de comercio i n t e r n a c i o n a l ; el a u mento de sus exportaciones en mejores condiciones de intercambio y l a expansión de mercados p a r a los productos primarios y manufacturados de esos países, sin concesiones recíprocas de su p a r t e ; l a obtención de más y más barata asistencia f i n a n c i e r a ; el establecimiento e incremento d e l comercio con los países de economías centralmente planificadas y, f i n a l mente, l a creación de u n a m a q u i n a r i a p a r a vigilar el c u m p l i m i e n t o de las nuevas pautas del comercio internacional. Frente a esta posición de bloque de los países en vías de desarrollo, los países desarrollados, divididos c o m o estaban entre ellos sobre l a estrategia a seguir p a r a enfrentar las demandas de los primeros, y no completamente convencidos de las ventajas de crear u n nuevo foro de comercio internacional diferente a l A c u e r d o G e n e r a l sobre Aranceles de A d u a n a y C o m e r cio ( G A T T ) que se encontraba en funcionamiento desde 1948 y servía básicamente sus intereses, tuvieron que contentarse con someter propuestas individuales a l a C o n f e r e n c i a de G i n e b r a , algunas de las cuales p o r cierto resultaron bastante constructivas, como l a propuesta francesa de destinar el 1.0% del producto nacional bruto de los países industrializados a a y u dar p a r a el desarrollo de los subdesarrollados. E l resultado final de l a Conferencia fue u n cierto acuerdo entre países industrializados y e n vías de desarrollo sobre cuestiones generales de comercio, de financiamiento, de crecimiento económico y de asistencia técnica, pero u n desacuerdo total sobre el otorgamiento, por parte de las n a ciones ricas a las pobres, de u n tratamiento preferencial en el comercio internacional, considerado por estas últimas como condición indispensable p a r a su progreso y desarrollo. C u a t r o años después de realizada l a I U N C T A D , 132 países se dieron cita p a r a celebrar, en N u e v a D e l h i , l a Segunda Conferencia de Naciones U n i d a s sobre C o m e r c i o y Desarrollo, con el objeto de tratar de llegar a entendimientos claros y efectivos sobre medidas de acción específicas en materia de cooperación internacional en favor del desenvolvimiento económico de los países en desarrollo. 110 *> H e n r i c k G a l l , arrollo", F o r o " C o n f e r e n c i a de las Internacional, Vol. V , Naciones Núm. U n i d a s sobre Comercio y 1, julio-septiembre, 1964, pp. Des- 106-107. ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 507 U n a aureola de pesimismo rodeó a l a Conferencia de 1968 pues se real i z a b a en momentos en que las condiciones internacionales en el campo político, económico y financiero no auguraban decisiones favorables por parte de los países desarrollados h a c i a los planteamientos de los subdesarrollados, establecidos esta vez en l a C a r t a de A r g e l , elaborada en 1967 en reunión preparatoria a nivel ministerial del G r u p o de los 7 7 . " E n el curso de l a Conferencia, el insistente apego de los países en vías de desarrollo a los lincamientos de A r g e l por u n lado, y l a mayor c o o r d i nación que las naciones industrializadas alcanzaron en comparación con 1964, así como su reticencia a adoptar actitudes constructivas aún e n cuestiones menores por el otro, d i f i c u l t a r o n toda posibilidad de acuerdo. E l resultado final fue prácticamente nulo. D o s años más tarde, concluyó el P r i m e r Decenio de las Naciones U n i das p a r a el Desarrollo sin que básicamente n a d a se hubiera logrado en c u a n t o a acceder a las justas demandas de los países en vías de desarrollo, planteadas y sistematizadas desde principios de l a m i s m a década, de reforzar los precarios fundamentos legales de l a cooperación internacional p a r a el desarrollo. S i n embargo, el interés de este grupo de países n o decayó del todo. Así, a l proclamarse el periodo 1971-1980 como el Segundo D e c e n i o de las Naciones U n i d a s p a r a el Desarrollo y adoptarse l a Estrategia Internacional p a r a el Segundo Decenio de las Naciones U n i d a s p a r a el Desarrollo, durante el X X I V periodo ordinario de sesiones de l a A s a m blea G e n e r a l de las Naciones U n i d a s , en 1970, los gobiernos de los países subdesarrollados, reafirmaron su común e inalterable determinación de buscar, con el auxilio de los desarrollados, u n sistema mejor y más eficaz de cooperación internacional p a r a crear u n orden m u n d i a l económico y social más justo y racional que p e r m i t a e l i m i n a r las disparidades existentes en el m u n d o y asegurar l a prosperidad de todos. 12 P a r a el Segundo Decenio, que sucedió a los diez años de negociaciones estériles del P r i m e r o , sin que las metas fundamentales h u b i e r a n sido a l canzadas, volvieron a establecerse los objetivos de precios estables y justos p a r a los productos básicos, acceso preferencia! e irrestricto p a r a los p r o ductos manufacturados provenientes de países en vías de desarrollo y asistencia financiera adecuada a sus necesidades y a sus fines. Pero a diferencia de lo establecido por el P r i m e r Decenio, l a Estrategia Internacional además de fijar u n a tasa a n u a l de crecimiento del producto n a c i o n a l bru¬ » Julio Faesler, " L a Segunda Conferencia de Comercio y Desarrollo". F o r o I n t e r n a c i o n a l , V o l . I X , Núm. 1, julio-septiembre, 1968, pp. 78-79. 12 Banco Nacional de Comercio Exterior, "Los países en desarrollo ante la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo", C o m e r c i o E x t e r i o r , Suplemento, diciembre 1971, p. 6. 508 ROSARIO GREEN FI XV—4 to, esta vez del 6 % , l a complementó con l a meta de u n crecimiento a n u a l per cápita de d i c h o producto del orden del 3.5%, así como con objetivos tendientes a u n a mejor distribución del ingreso y l a riqueza, mayores n i veles de empleo y estándares más elevados de educación, salubridad, n u t r i ción, habitación, seguridad y salvaguarda del medio ambiente. T o d o esto se lograría v i r t u d a conscientes esfuerzos nacionales complementados con mayores niveles de asistencia financiera, p a r a lo c u a l los países industrializados deberían aportar p a r a mediados del decenio el 0.07% de su producto nacional bruto en f o r m a de asistencia oficial p a r a el desarrollo, a m e j o res condiciones de comercio internacional y a políticas adecuadas de transmisión de tecnología. Dentro de este espíritu de cierto renovado optimismo, se i n i c i a r o n los preparativos p a r a l a T e r c e r a Conferencia de las Naciones U n i d a s sobre Comercio y Desarrollo, a celebrarse en Santiago de C h i l e durante los m e ses de abril y mayo de 1972. T a l y como lo había hecho en las dos ocasiones precedentes, e l G r u p o de los 77 se reunió a n i v e l ministerial, esta vez en l a c i u d a d de L i m a , en octubre y diciembre de 1971. Nuevamente el objetivo era el de p r e p a r a r l a estrategia global y los acuerdos sobre puntos específicos que el G r u p o defendería unánimemente en Santiago. 13 D e l a reunión de L i m a emanaron dos documentos importantes. E n p r i mer término l a Declaración, en l a que se manifestaba l a necesidad i m p e r a tiva de que l a c o m u n i d a d internacional c u m p l a con su obligación de e d i ficar u n orden internacional económico y social más justo ; l a obligación de los países industrializados de instrumentar de m a n e r a firme y decidida, a través de políticas económicas, comerciales y financieras, las metas y objetivos de l a Estrategia Internacional del Desarrollo y l a necesidad de utilizar en toda su extensión e l mecanismo internacional p a r a lograr u n a transformación rápida del orden económico m u n d i a l , particularmente en las esferas d e l comercio, las finanzas, el comercio invisible y l a tecnolog í a . E n segundo término encontramos el P l a n de Acción, e n el que se f o r m u l a r o n propuestas concretas y específicas encaminadas a resolver, mediante l a cooperación i n t e r n a c i o n a l , los problemas urgentes d e l comercio y el desarrollo p a r a que los países en desarrollo p u e d a n lograr u n crecimiento autosostenido y alcanzar l a verdadera independencia económica contribuyendo así a l crecimiento equilibrado de l a economía m u n d i a l . 14 1 5 L a agenda p a r a l a I I I U N C T A D fue m u y similar a l a de las dos C o n ferencias anteriores, y esta vez sí se llegó a acuerdos más satisfactorios p a r a 13 A n d r é V i c e n t , " S t r a t e g y for the S e c o n d D e v e l o p m e n t D e c a d e : D e v e l o p m e n t Assistance A s p e c t s " , T h e O E C D O b s e r v e r , N ú m . 5, a b r i l , 1971, p p . 3-4. " B a n c o N a c i o n a l de C o m e r c i o E x t e r i o r , o p . c i t . , p p . 6-7. 15 I d e m , p. 37. ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 509 las naciones subdesarrolladas, entre los que destacan aquellos que se refieren a preferencias, prácticas restrictivas, cuestiones comerciales y medidas especiales para los países de menor desarrollo relativo. Se decretó asimismo, p o r 90 votos a favor, ninguno en contra y 16 abstenciones, de países desarrollados principalmente, y a raíz de u n a i n i c i a t i v a mexicana, l a formulación de u n instrumento que institucionalice el nuevo orden económico i n t e r n a c i o n a l que detectara l a I U N C T A D y c o n f i r m a r a n las dos siguientes; es decir, l a elaboración, p o r parte de l a c o m u n i d a d internacional, de u n a C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los Estados que f i n a l mente implante l a cooperación económica internacional firmemente en el c a m p o del derecho, elaborando normas jurídicas en materia económica que regulen las relaciones entre países pobres y países ricos; entre naciones occidentales y naciones orientales; entre países integrantes del grupo i n dustrializado y, finalmente, entre países integrantes del grupo en vías de desarrollo o subdesarrollados, en función de sus características peculiares. L a s respuestas de l a c o m u n i d a d internacional a esta búsqueda por el establecimiento de u n nuevo orden económico internacional más justo, r a c i o n a l y equitativo, h a n cubierto u n a m p l i o espectro que v a desde l a reanimación de las reuniones internacionales que, bajo los auspicios de l a Organización de las Naciones U n i d a s , buscan l a realización de esa meta, caso concreto de l a C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los E s tados; a l a asociación estrecha de productores de materias primas estratégicas, básicamente el petróleo, buscando ejercer presión sobre los integrantes de la c o m u n i d a d internacional más reticentes a l c a m b i o ; hasta la posición extrema en l a que h a n caído ciertos países que amenazan con represalias que n a d a tienen que ver con el nuevo orden internacional que se pretende establecer y que, por el contrario, agravan los problemas que enfrenta el m u n d o de h o y : c o m o querer responder a l a crisis del petróleo, cuya causa se atribuye a u n grupo de países en vías de desarrol l o , pero proveedores de más d e l 8 0 % d e l crudo m u n d i a l , con u n a crisis de' alimentos en u n momento de hambrunas localizadas que pueden ser generalizadas por l a acción acaparadora de algunas naciones o pretender r e c u r r i r a l uso de l a fuerza p a r a violentar l a soberanía nacional de a l g u nos países productores de petróleo violando además flamantemente l a C a r t a de las Naciones U n i d a s . 4. E L CARÁCTER U R G E N T E DE L A NECESIDAD DE CAMBIO E l carácter urgente de l a necesidad de m o d i f i c a r el actual orden econ ó m i c o internacional se hace más evidente justamente en v i r t u d de las 510 ROSARIO FI GREEN XV—4 serias crisis que enfrenta l a h u m a n i d a d en l a actualidad y que v a n más allá de las mencionadas crisis del petróleo y de los alimentos. Se trata, en p r i m e r lugar, de u n a crisis m u c h o más a m p l i a de las r e l a ciones internacionales que h a redundado en l a expansión de l a brecha económica, social, política y cultural que separa a l m u n d o subdesarrollado del desarrollado. E s u n hecho que desde el f i n a l de l a segunda G u e r r a M u n d i a l , l a característica más destacada de l a economía internacional ha sido e l florecimiento de los países desarrollados, basado en u n progreso tecnológico rápido, u n pleno empleo prácticamente constante y u n crecimiento sin precedentes del comercio entre ellos. Esa expansión económica de los países desarrollados h a tenido, sin e m bargo, consecuencias negativas que v a n desde el elevado costo social de su crecimiento, conseguido a base de altos niveles de contaminación y otros efectos nocivos p a r a el medio ambiente, hasta l a provocación de escaseces reales o potenciales de ciertos recursos básicos, v i r t u d a l a tendencia del despilfarro en esos países, estimulada por los precios bajos de muchos de los productos primarios. P o r ejemplo, los países desarrollados de economía de mercado reuniendo t a n sólo l a cuarta parte de l a población de los países en desarrollo, consumen el 9 0 % de los suministros de metales no ferrosos de esos países, el 8 0 % de su petróleo y caucho natural, el 5 0 % de su algodón en r a m a , sus aceites vegetales y su azúcar. 16 Es evidente que l a anterior no es u n a situación equitativa n i puede servir de base p a r a u n a distribución d u r a d e r a de los recursos e ingresos mundiales. Pero sus consecuencias nocivas v a n más allá de estas consideraciones de e q u i d a d y t e m p o r a l i d a d , ya que en l a m e d i d a en que h a n provocado escaseces que u n e n sus efectos a los del proceso de acelerada inflación que padece actualmente l a economía m u n d i a l y que constituye uno de sus principales problemas, h a n causado que muchas naciones industrializadas registren también u n ritmo menor de crecimiento económico. C o m o sería de esperarse, en el caso de los países en vías de desarrollo esa situación h a acarreado consecuencias m u c h o más graves. N o sólo porque el sistema económico internacional no h a logrado, en más de dos decenios, transmitir suficientemente a estos países l a notable expansión disfrutada p o r los países desarrollados, debido fundamentalmente a l a tendencia desfavorable que h a seguido l a relación de intercambio de los países en d e s a r r o l l o , " sino porque, además, son estos últimos los que, en *> O N U , L o s Nueva York, M Para problemas 1974, 1972 p. d e las m a t e r i a s p r i m a s 1950. Doc. T D / B / 4 8 8 , l a relación de i n t e r c a m b i o de los países e n desarrollo que no p o r t a n petróleo, había d i s m i n u i d o en u n decenio de y el desarrollo. 1. 15% ex- e n comparación c o n mediados d e l E s t o equivale a u n a pérdida, solamente en 1972, de unos 10 000 ABR-JUN ORDEN 75 511 ECONÓMICO INTERNACIONAL términos generales, no cuentan con recursos no sólo financieros sino t a m bién políticos y de política económica p a r a hacer frente a estos problemas y a los derivados de las otras crisis que están afectando sectores específicos de l a v i d a económica internacional. E n segundo lugar, es precisamente esta serie de crisis mundiales l o c a l i zadas e n ciertos sectores como el monetario, el externo, el de las materias p r i m a s en general y el petróleo y los alimentos en particular, así como el de los precios nacionales e internacionales (crisis profundamente v i n c u l a das entre s í ) , lo que hace más vulnerables aún las estructuras económicas de los países en vías de desarrollo. E l análisis somero de estas crisis pone todavía más en evidencia el carácter urgente de l a necesidad de establecer u n nuevo o r d e n económico internacional, basándose en consideraciones n o solamente de r a c i o n a l i d a d y eficiencia, sino también en otras de e q u i d a d y de protección de u n m u n d o que de n o ser modificado ahora podría desplomarse p a r a siempre. E s claro que l a crisis de las materias primas con sus escaseces y consecuentes aumentos de precios, afecta positiva o negativamente tanto a países desarrollados como a países e n desarrollo a través de sus efectos sobre las balanzas de pagos. Pero mientras que ante presiones negativas los p r i meros pueden recurrir, como se señalaba anteriormente, a ciertos mecanismos p a r a defenderse, tales c o m o l a devaluación competitiva de sus m o nedas, l a imposición de restricciones comerciales y otras medidas de carácter contractivo, los segundos no sólo no h a n podido recurrir a estos mecanismos sino que enfrentan además u n agotamiento de sus reservas externas, u n a elevada carga del servicio de su deuda externa y u n a n o t a ble reducción de sus exportaciones, situación que se ve además agravada p o r el alza relativa de los precios de sus importaciones. D e n t r o de esta crisis general de materias primas, dos aspectos más p a r ticulares destacan tanto por su interrelación real como por l a que h a quer i d o dárseles: el petróleo y los alimentos. L a l l a m a d a "crisis del petróleo", i n i c i a d a en u n p r i m e r momento p o r el grupo de los países árabes miembros de l a Organización de Países E x portadores de Petróleo ( O P E P ) buscando presionar y ganar aliados p a r a su l u c h a en el M e d i o O r i e n t e , y convertida posteriormente en u n a bandera r e i v i n d i c a t i v a del T e r c e r M u n d o , obedece en r e a l i d a d a factores m u y específicos que tienen que ver, en p r i m e r lugar, con el hecho de que esta m i l l o n e s de dólares, países y m u c h o países más es decir, más d e l 2 0 % que desarrollados de economía "Declaración de las exportaciones globales de tales l a asistencia oficial p a r a el desarrollo prestada p o r ante l a Comisión de m e r c a d o en E s p e c i a l d e l Sexto nes de l a A a m b l e a G e n e r a l " . O N U , o p . c i t . , p . i i . ese mismo año. los Gamani Corea, P e r i o d o E x t r a o r d i n a r i o de sesio- 512 ROSARIO XV—4 FI GREEN materia p r i m a , como tantas otras, se encontraba verdaderamente subvaluada y sujeta en gran parte a decisiones tomadas por los grandes países industrializados compradores de petróleo; en segundo lugar, con l a dependencia del m u n d o en general respecto del petróleo como p r i n c i p a l fuente de energía v c o m o materia p r i m a en l a elaboración de otros bienes esenciales como los fertilizantes, los insecticidas, los plásticos y los sintéticos; en tercer lugar, con l a relativamente alta concentración de localización y f a c i l i dades de producción que, d a d a l a coyuntura internacional, colocó a los países que cuentan con grandes depósitos de combustible en u n a situación de fuerza y de negociación internacional m u y favorable y, finalmente, con el impresionante crecimiento de l a d e m a n d a de energéticos de l a última década m u y en relación con los patrones de consumo de los grandes centros industriales. Los efectos de esa combinación de factores, además de contribuir a l a creación de severos desajustes entre l a oferta y l a d e m a n d a , con sus consecuentes proyecciones sobre los precios de los energéticos y su traslado i n f l a cionario sobre otros, hizo que en 1974 los países desarrollados registraran déficits en l a cuenta corriente de sus balanzas de pagos por u n total de más de 30 000 millones de dólares, en lugar de sus tradicionales superávits. Pero lo que es más grave aún, los déficits, tradicionales también, de los países en vías de desarrollo aumentaron en 10 o 15 000 millones de dólares en ese año, t a n sólo por e l aumento en el costo d e l petróleo; mientras que las naciones productoras de petróleo habrían de acumular'superávits del orden de los 55 000 millones de dólares que incidirán de manera seria, si su canalización no es convenientemente racionalizada, sobre u n sistema monetario internacional que atraviesa, además, su p r o p i a crisis. 18 Pero a u n a d o a estas consideraciones en torno a los efectos de l a crisis del petróleo sobre las balanzas de pagos de los diferentes actores, está la posibilidad c a d a vez más cercana de que, independientemente de los nuevos descubrimientos reales o ficticios de yacimientos petroleros, dado el consumo pasado y manteniendo el r i t m o actual, las reservas probadas de petróleo a nivel m u n d i a l apenas permitirán a l a h u m a n i d a d alcanzar los umbrales del próximo s i g l o . D e ahí que, a u n si en los próximos veinte años l a ciencia m o d e r n a es capaz de encontrar u n sustituto p a r a este energético, los patrones de consumo d e l petróleo, a l igual que los de otros productos básicos, deben ser retrasados, eliminándose el despilfarro de los 19 i» The 1 9 C i f r a s tomadas d e : W i l l i a m J . Cassey, " T h e reshaping of the w o r l d e c o n o m y " , Department of S t a t e Bulletin, p. 340. S a m u e l Berkstein, " L a crisis de energéticos e n l a política i n t e r n a c i o n a l " , Pen- samiento Volítico, diciembre, 1973, V o l . L X X , Núm. p. 488. 1814, abril 1, 1974, ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 513 países desarrollados y los efectos nocivos que l a p a r t i c u l a r distribución de este recurso natural tiene para los países en vías de desarrollo que se e n c u e n t r a n privados de él. A esto último es obvio que podría ayudar l a creación de u n fondo de desarrollo financiado, total o parcialmente, con el excedente de recursos de capital resultantes del alza de los precios del crudo. J u n t o con el petróleo, los alimentos constituyen parte de los factores que se encuentran desigualmente distribuidos en el m u n d o . Este problema se ve agravado por u n a insuficiencia p r o d u c t i v a y escaseces reales o p r o vocadas, relacionadas tanto con factores climáticos como con u n a política i n t e n c i o n a d a de reducción de l a oferta a f i n de mantener u n determinado n i v e l de precios y con l a acción de los acaparadores internacionales. E s u n hecho que l a producción de granos y cereales h a disminuido en los últimos años, causando serios problemas de abastecimiento tanto para aquellos países que los utilizan como fuente directa de alimentación, donde l a situación reviste necesariamente consideraciones más urgentes, como p a r a aquellos que los emplean como m a t e r i a p r i m a p a r a alimentar las cantidades crecientes de ganado que d e m a n d a n sus poblaciones. E s evidente también que en este campo como en el anterior, l a r a c i o n a lización equitativa del consumo se impone. Pero de igual importancia es l a obligación de los países productores de alimentos de extender sus áreas de c u l t i v o a l máximo, dejando de lado l a exclusiva consideración del factor precio. Además, es necesario acabar con l a política de atesoramiento de cereales seguida por algunos países a p a r t i r de l a crisis monetaria de 1973, que motivó u n a especulación de materias primas que afectó de m a n e r a m u y seria a l a oferta m u n d i a l de alimentos, sujeta y a de por sí a fuertes presiones tanto por las sequías que el m u n d o h a conocido desde 1970 como por l a explosión demográfica" de los últimos años. Finalmente, debe ponerse u n alto también a l chantaje abierto o disfrazado que ciertos países desarrollados importadores de petróleo h a n buscado ejercer sobre los exportadores de esa materia p r i m a , a l señalar que u n o de los factores que i m p i d e n l a explotación más intensiva de las áreas cultivables actualmente, así c o m o su expansión, es l a producción de fertilizantes que se ha visto seriamente dañada por l a crisis de petróleo. D e ahí que en u n a última instancia se plantee l a posibilidad de u n enfrentamiento entre países exportadores de alimentos, el mayor de los cuales es Estados U n i d o s , y países exportadores de petróleo, que haga más grave aún l a actual situación económica internacional sobre todo p a r a aquellos países que, además 120 2 « E n 1972, p o r ejemplo, la de arroz en 5 % . l a producción m u n d i a l de trigo declinó en u n 3 % L a s exportaciones de ambos granos cayeron en 30 y 1 2 % pectivamente. C i f r a s de W i l l i a m J . Cassey, o p . cit., p. 34. y res- 514 ROSARIO GREEN FI X V — 4 de padecer los tradicionales males del subdesarrollo, se han visto afectados más directamente por las sequías, no poseen depósitos del preciado c o m bustible n i otra materia p r i m a cuyo poder negociador pueda eventualmen¬ te ser explotado de manera similar, y ven con a l a r m a subir el costo de sus importaciones sin que sus exportaciones se expandan o se revalúen suficientemente como p a r a permitirles enfrentar sus característicos desajustes de balanza de pagos. P a r a terminar, y a f i n de dejar establecida u n a visión más o menos c o m pleta de l a situación caótica que vive l a h u m a n i d a d a nivel m u n d i a l y de sus alarmantes repercusiones, en particular a nivel de los países en desarrollo no exportadores de petróleo, es necesario señalar que l a economía internacional continúa padeciendo los efectos de u n a crisis monetaria desatada en 1973, pero cuyos orígenes son en realidad anteriores y se encuentran estrechamente vinculados a l a p r o p i a crisis de l a economía norteamericana. Cabe recordar que las tradiciones y las instituciones monetarias del siglo x r x proporcionaban u n mecanismo notablemente eficiente de ajustes de las políticas monetaria y crediticia de los diversos países, esencial p a r a el mantenimiento a largo plazo de l a estabilidad cambiaría entre las m o nedas nacionales. L a base de este sistema era lo que se h a denominado " p a trón o r o " , es decir, u n sistema de cambios fijos en el que l a p a r i d a d de las monedas se determinaba, en todos los casos, con respecto a l oro. E n ese sistema, el ajuste de los posibles desequilibrios se daba automáticamente en v i r t u d del libre juego de l a oferta y de l a demanda, todo esto dentro de u n a m p l i o marco de libre comercio y ausencia de todo tipo de restricciones. S i n embargo, a l derrumbarse este sistema, después de l a p r i m e r a G u e r r a M u n d i a l , los países decidieron adoptar tipos de cambio fluctuantes y restricciones cambiarías y comerciales, lo c u a l estimuló el movimiento de dinero especulativo que buscaba beneficiarse de los diferenciales en el tipo de c a m b i o , y resultó en l a sobrevaluación de algunas monedas y l a subvaluación de otras. Además, l a disminución de l a producción de oro, consecuencia i n m e d i a t a de l a guerra, hizo que se suspendiera l a convertib i l i d a d de las monedas en gran parte del m u n d o , de forma t a l que cuando años más tarde fue restaurada, hubo necesidad de reconstruir niveles adecuados de reservas en los bancos centrales. Posteriormente, algunos países, fundamentalmente l a G r a n Bretaña, l u c h a r o n p o r l a adopción de otro sistema denominado "patrón de cambioso r o " , bajo el c u a l era posible mantener u n a parte importante de sus reservas monetarias internacionales en l a moneda nacional de los centros financieros y comerciales más destacados, esto es, esencialmente en libras ABR-JUN 75 ORDEN 515 ECONÓMICO INTERNACIONAL esterlinas. Esto fomentó u n a mayor especulación con capitales, y cuando a l a l a r g a F r a n c i a se negó a seguir manteniendo sus componentes de reserva en libras y empezó a cambiarlas por oro y dólares, G r a n Bretaña suspendió u n a vez más l a convertibilidad de su moneda, iniciándose así un largo periodo de caos monetario internacional, agravado por las secuelas de l a G r a n Depresión de 1929 y l a segunda G u e r r a M u n d i a l . A l t e r m i nar esta última, el dólar había prácticamente derrocado a l a l i b r a esterl i n a , pasando a constituir l a divisa por excelencia. A l mismo tiempo, se sentaron las bases para u n nuevo sistema monetario internacional del m u n do capitalista, el centro del cual pasó a ser ocupado por el F o n d o M o netario Internacional ( F M I ) , encargado fundamentalmente de mantener la estabilidad cambiaría y cooperar a l a expansión del comercio internacional. E l p r e d o m i n i o del dólar como divisa internacional hizo que las tenencias e n esa m o n e d a de las autoridades monetarias de otros países se elevaran de aproximadamente 800 millones de dólares en 1939, a 16 100 m i llones en 1966, alcanzando actualmente u n nivel de alrededor de los 60 000 millones de dólares. S i n embargo, l a posición neta de reservas de Estados U n i d o s empezó a debilitarse como consecuencia directa no sólo de l a t r a yectoria desfavorable de su balanza comercial, resultante de l a competencia que l a producción de las 8 000 filiales en el extranjero de las grandes corporaciones norteamericanas ejerce sobre las propias exportaciones de Estados U n i d o s , sino del cuantioso déficit de su balanza de pagos, que en 1971 pasó de los 5 000 millones de dólares, íntimamente relacionado con su política belicista que conocería su auge poco después (el costo de la guerra de V i e t n a m por ejemplo h a sido calculado en 140 000 millones de dólares), y con l a creciente corriente de inversiones norteamericanas h a c i a el exterior. T o d o esto explica que el n i v e l de las reservas internacionales de Estados U n i d o s pasara de 23 000 millones de dólares en 1949, a 16 000 millones en 1957 y a 10 000 millones en 1960, siendo en l a act u a l i d a d d e l orden de 7 000 millones de dólares a p r o x i m a d a m e n t e . L a crisis latente del dólar estalló en octubre de 1960, cuando se prod u j o u n aumento repentino de los precios d e l oro en el mercado de L o n dres. Estados U n i d o s temía seriamente que los bancos centrales extranjeros exigieran l a conversión oro de los saldos en dólares acumulados por ellos bajo el m a l o g r a d o patrón de cambios-oro y fue necesario entablar una serie de conversaciones y negociaciones tendientes a evitar esa situación. 21 » Lawrence Krause, S e q u e l ington, D . C , valuación febrero, del 1973, 1973, dólar, p. p. 3. to Bretton otra manifestación 112. Woods. T h e B r o o k i n g Institution, W a s h - B a n c o N a c i o n a l de C o m e r c i o E x t e r i o r , " L a n u e v a dede una larga crisis", Comercio Exterior, 516 ROSARIO G R E E N F I XV—4 L a adopción de u n conjunto de medidas de cooperación monetaria i n ternacional evitó entonces l a repetición de l a depresión de 1929, provoc a d a en buena m e d i d a p o r l a caída de l a l i b r a esterlina. T a l cooperación permitió a l sistema sobreponerse a las crisis recurrentes que se registraron en 1964, gracias: a l a creación de u n régimen de tipos de cambio fijos, alterables sólo mediante consulta i n t e r n a c i o n a l ; a l establecimiento de u n a red de acuerdos de créditos recíprocos ( " S w a p " ) entre las autoridades monetarias de Estados U n i d o s y las de otros países industriales que, bila¬ teralmente, pusieron a disposición de las primeras capitales a corto plazo p a r a neutralizar l a acción de los capitales especulativos a través d e l m e r cado de cambios, sin utilizar p a r a ello l a reserva norteamericana; a l a creación de u n sistema de créditos obtenibles dentro del " C l u b de los D i e z " , por medio del c u a l los bancos centrales de los principales países industriales miembros del F M I acordaron otorgar a l a institución hasta 6 0 0 0 millones de dólares de crédito en sus respectivas monedas, p a r a ser utilizados en casos de emergencia; a l establecimiento de l a necesidad de abolir prácticas monetarias y comerciales discriminatorias, así como las restricciones cuantitativas a l a importación y, finalmente, a l asentamiento de las bases que, en 1968, llevaron a l a adopción de u n sistema de "derechos especiales de g i r o " , por medio del c u a l los socios del F o n d o en situación de déficit de "balanza de pagos y pérdida de reservas, pueden recur r i r a esta nueva línea de liquidez internacional que consiste en realidad en simples partidas contables de u n a cuenta especial, basada en los excedentes de divisas de los países miembros y administrada por l a institución, que se asigna a cada país afiliado en proporción a su c u o t a . 22 S i n embargo, todas estas medidas significaron meros paliativos y no p u d i e r o n evitar l a nueva pérdida de confianza en el dólar que se dio en el m u n d o , y que reflejaba fundamentalmente el continuo deterioro de l a b a l a n z a de pagos estadounidense y el hecho de que los haberes en dólares de terceros países siguieron creciendo en f o r m a desproporcionada en relación a las reservas de oro en Estados U n i d o s , reservas en rápida decadencia. E s a situación, u n i d a a las particulares presiones inflacionarias de l a economía norteamericana, llevó a N i x o n a expresar su p r o f u n d a preocu¬ pación por l a necesidad de mejorar radicalmente l a balanza de pagos del país y a tomar l a decisión del 15 de agosto de 1971, de suspender temporalmente l a convertibilidad del dólar en oro y otros activos de reserva, divisas o derechos especiales de giro, y establecer u n recargo del 1 0 % a las importaciones de Estados U n i d o s y u n a reducción del 1 0 % en l a ayuda 2 2 Ramón Tamames, o p . c i t . , p. 111. ABR-JUN 75 ORDEN 517 ECONÓMICO INTERNACIONAL económica. Meses más tarde, v i r t u d a l A c u e r d o Smithsoniano de realineación monetaria concluido con el " C l u b de los D i e z " (socios de i m p o r t a n c i a s i m i l a r ) , W a s h i n g t o n eliminó l a sobretasa del 1 0 % y dejó flotar libremente el dólar, provocando su efectiva devaluación del 8 % con respecto a l oro y l a revaluación de varias monedas de países industriales. T o d a s esas medidas tuvieron graves repercusiones p a r a los países en desarrollo que, como y a es tradicional, no fueron consultados n i p a r t i c i p a r o n más que marginalmente en l a reconstrucción del orden monetario que pretendió el A c u e r d o Smithsoniano y las negociaciones que, según se verá, le sucedieron: las restricciones cuantitativas a sus importaciones colocaron a sus balanzas de pagos en posiciones más difíciles; l a reducción de l a a y u d a económica dificultó l a aplicación de sus políticas desarrollistas; las fluctuaciones de los tipos de cambios en el m u n d o desarrol l a d o obstaculizaron l a determinación de sus propios tipos de c a m b i o ; el reajuste de las paridades repercutió en l a carga real que soportan muchos de ellos por concepto del servicio de su deuda e x t e r n a ; finalmente, a u mentó su v u l n e r a b i l i d a d a l aumentar los peligros de u n a recesión m u n dial. 23 L o s países industrializados, por su parte, se dedicaron a comprar m o nedas de E u r o p a occidental y Japón, y estas naciones a l reaccionar dej a n d o que sus respectivas monedas fluctuaran libremente en los mercados de divisas, valorizándose en grados diversos, alentaron los movimientos especulativos de c a p i t a l y precipitaron a l sistema monetario internacional en u n a nueva fase de su larga crisis, como quedó evidenciado por l a nueva devaluación del dólar en febrero de 1973, esta vez del orden del 1 0 % , sin que el "Comité de los V e i n t e " , creado justamente p a r a reformar u n sistem a monetario internacional que prácticamente está dejando de existir antes de contar con u n sustituto, pudiera hacer algo p a r a evitarlo. L a s consecuencias de esta nueva etapa en l a crisis que consideramos, serán sin d u d a más graves p a r a l a economía internacional en su conjunto, y a que vienen a sumarse a l a g a m a de problemas mundiales reseñados en páginas anteriores. D e ahí que l a única conclusión posible que se deriva de lo hasta aquí expuesto es que las referidas modificaciones sufridas por el hasta ahora tradicional orden económico internacional deben c o n d u c i r urgente y r a dicalmente a l establecimiento de u n o nuevo, y a no sólo p o r consideraciones de e q u i d a d frente a los países del l l a m a d o T e r c e r M u n d o que en prácticamente todos los casos resultan los más afectados, sino por consideraciones de sobrevivencia de toda l a h u m a n i d a d . 23 B a n c o N a c i o n a l de pp. 108-115. Comercio Exterior, " L a nueva d e v a l u a c i ó n . . . " , 0 p cit., 518 ROSARIO GREEN FI XV—4 Es u n hecho que los peligros de u n a recesión similar o peor a l a de 1929 amenazan a l a economía internacional en su conjunto. Sus consecuencias afectarían tanto a los países pobres como a los ricos. D e ahí el imperativo de establecer u n nuevo orden económico internacional que no incluya posiciones de privilegio p a r a ninguno de sus participantes, independientemente de su fortaleza económica i n d i v i d u a l . E l nuevo sistema debe ser diseñado, estructurado y puesto en m a r c h a ya, con l a p a r t i c i p a ción activa y atendiendo a los intereses de todos los países de l a c o m u n i dad i n t e r n a c i o n a l : débiles y poderosos. Hasta ahora, el esfuerzo más completo p a r a el logro de esa meta se ha dado en el ámbito de l a Organización de las Naciones U n i d a s , y h a buscado concretarse en u n documento > cuyo tratamiento a fondo es m a t e r i a de l a siguiente sección: l a C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los Estados. 5. U N INTENTO COMUNITARIO: Y DEBERES LA CARTA DE D E R E C H O S ECONÓMICOS DE LOS ESTADOS L a propuesta básica de que l a c o m u n i d a d internacional, e n m a r c a d a en l a Organización de las Naciones U n i d a s , elaborara u n a C a r t a de D e r e chos y Deberes Económicos de los Estados tiene como origen u n a iniciativa mexicana y es natural que en ese proceso, c u l m i n a d o recientemente, M é xico haya desempeñado u n papel m u y activo, buscando convencer a los países desarrollados de que su participación positiva en u n esfuerzo de t a l naturaleza redundaría en su p r o p i a seguridad y supervivencia, a l mismo tiempo que intentó canalizar, homogeneizar, sintetizar y organizar las demandas del l l a m a d o T e r c e r M u n d o . L a iniciativa mexicana y su aceptación m a y o r i t a r i a debe entenderse en el contexto m u n d i a l de crisis generalizada, descrito en páginas anteriores, v en el de l a búsqueda de u n genuino espíritu de cooperación internacion a l proyectado desde su t r a d i c i o n a l c a m p o de "buenas intenciones" a l de las acciones reales y concretas, de auténtico y universal derecho internacional contemporáneo. Ése era el tema d o m i n a n t e a principios de l a actual década dentro de las Naciones U n i d a s y, m u y especialmente, dentro de u n o de sus órnanos: l a Conferencia de las Naciones U n i d a s sobre C o m e r c i o y Desarrollo. L a s dos Conferencias realizadas en l a década anterior, en 1964 y 1968 respectivamente, y a habían puesto de manifiesto l a necesidad de u n nuevo enfoque de las relaciones económicas entre los Estados, que no se basara en l a explotación de unos por otros sino en el equilibrio, l a equidad y l a ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO 519 INTERNACIONAL c o m u n i d a d de intereses. L a T e r c e r a Conferencia, realizada en Santiago de C h i l e en 1972, fue más allá a l decretar l a elaboración del instrumento que debería establecer ese nuevo orden económico internacional. P u e d e decirse que el detonador de ese proceso fue e l discurso que p r o n u n c i a r a el presidente mexicano, L u i s Echeverría, en l a plenaria de l a I I I U N C T A D el 19 de a b r i l de 1972. E n esa ocasión, después de expresarse con cierta a m a r g u r a acerca de los exiguos esfuerzos realizados por l a com u n i d a d internacional en su conjunto, y m u y especialmente por los países desarrollados, p a r a eliminar l a injusticia m u n d i a l y satisfacer las legítimas demandas de las naciones subdesarrolladas, el Jefe del Estado mexicano señaló que l a cuestión no debía ser vista en términos de u n a confrontación entre países ricos y pueblos desposeídos, y a que l a base de l a economía internacional contemporánea debería ser el reconocimiento d e l hecho de que el progreso de l a sociedad h u m a n a es indivisible y del p r i n c i p i o de la responsabilidad c o n j u n t a en l a solución de los problemas mundiales. Con energía insistió en que t a l reconocimiento no debía quedar, como quedaban muchas iniciativas presentadas en los diversos foros internacionales, a nivel de las palabras, sino que debería i r acompañado de decisiones concretas de obligatoriedad universal. Y concluyó su discurso después de esbozar las bases de lo que sería el contenido de l a C a r t a , en u n a pieza de oratoria que o c u p a u n l u g a r destacado en los anales de l a U N C T A D por su claridad y contundencia, con u n l l a m a d o a l a c o m u n i d a d intern a c i o n a l : "Debemos fortalecer los precarios fundamentos legales de l a economía internacional. N o es posible u n orden justo y u n m u n d o estable, en tanto no se creen las obligaciones y derechos que protejan a los Estados débiles. Desprendamos l a cooperación económica del ámbito de l a buena v o l u n t a d p a r a cristalizarla en el campo del derecho. Traslademos los p r i n cipios consagrados de solidaridad entre los hombres, a l a esfera de las relaciones entre los países". D e n t r o de ese contexto, algunos de los puntos que, en opinión del Presidente mexicano, debería contemplar necesariamente l a C a r t a propuesta, serían los d e : libre disposición de los recursos naturales; respecto irrestricto del derecho de c a d a pueblo a adoptar l a estrucutra económica que le convenga e i m p r i m i r a l a propiedad p r i v a d a las modalidades que dicte el interés público; r e n u n c i a a l empleo de instrumentos y presiones económicas p a r a reducir l a soberanía política de los Estados; supeditación del capital extranjero a las leyes d e l país a l que a c u d a ; prohibición expresa a las corporaciones transnacionales de intervenir en los asuntos internos 24 25 ^ xico 25 Secretaría de l a P r e s i d e n c i a , " D i s c u r s o del Presidente L u i s Echeverría", e n la U N C T A D . Idem, pp. 15-16. C u a d e r n o s de Documentación, México, 1973, pp. 9-17. Mé- 520 ROSARIO FI GREEN XV—4 de las naciones; abolición de las prácticas comerciales discriminatorias de las exportaciones de los países no industrializados; ventajas económicas proporcionales según los niveles de desarrollo; acuerdos que garanticen la estabilidad y el precio justo de los productos básicos; a m p l i a y adecuada transmisión de los avances tecnológicos y científicos, a menor costo y m a yor celeridad a los países atrasados y mayores recursos p a r a el f i n a n c i a miento d e l desarrollo, a largo plazo, bajo tipo de interés y sin ataduras. L a propuesta del presidente Echeverría fue aceptada p r i m e r o por el G r u p o latinoamericano y después por el G r u p o de los 77. C o n l a activa participación de l a Delegación de C h i l e se elaboró u n proyecto de resolución, l a 45 ( I I I ) , que en su parte resolutiva señalaba l a decisión de l a Conferencia ele crear u n G r u p o de T r a b a j o , integrado por representantes gubernamentales de 31 Estados miembros, número que posteriormente fue ampliado a 40, p a r a que elaborara el texto de u n proyecto de C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los Estados que estableciera las normas que deben regir, en f o r m a sistemática y universal, las relaciones económicas entre los Estados. U n a vez terminado el proyecto, éste sería e n viado a los gobiernos de todos los Estados miembros de l a Conferencia, a f i n de que éstos se p r o n u n c i a r a n a l respecto y remitieran sus sugerencias y comentarios a l a Secretaría G e n e r a l de l a U N C T A D , mismos que serían considerados durante el X I I I periodo ordinario de Sesiones de l a J u n t a de C o m e r c i o y Desarrollo. L a J u n t a a su vez enviaría el conjunto del provecto los comentarios v sugerencias de los Gobiernos v el resultado de las deliberaciones en su seno a l X X V I I I periodo ordinario de sesiones de l a Asamblea G e n e r a l de las Naciones U n i d a s , organismo que emitiría el fallo final sobre l a redacción y adopción de l a C a r t a . Se señalaba igualmente en l a parte decisoria de l a solución 45 ( I I I ) , la conveniencia de que el G r u p o de T r a b a j o basara sus labores en los d o c u mentos emanados de l a I y I I I U N C T A D , en otras resoluciones pertinentes adoptadas dentro del marco de las Naciones U n i d a s , en especial l a Estrategia I n t e r n a c i o n a l del Desarrollo p a r a el Segundo Decenio de las Naciones U n i d a s p a r a el Desarrollo y en los principios contenidos en la C a r t a de A r g e l y en l a Declaración de L i m a . 2 6 L a resolución 45 ( I I I ) fue puesta a votación en el plenario de l a C o n ferencia el 19 de mayo de 1972 y fue adoptada por 90 votos contra n i n guno y 19 abstenciones. L a gran mayoría de esas abstenciones provino del grupo de los países industrializados, temerosos de ver d i s m i n u i d a su hegemonía m u n d i a l v i r t u d a u n a iniciativa que contó con el apoyo masivo *> Secretaría de l a P r e s i d e n c i a . " R e s o l u c i ó n op. c i t . , pp. 103-104. 45(111) del 18 de m a y o de 1972", ABR-JUN 75 ORDEN 521 ECONÓMICO INTERNACIONAL d e l l l a m a d o T e r c e r M u n d o y que buscaba el establecimiento de u n orden internacional más justo y r a c i o n a l . E l siguiente paso fue l a constitución del G r u p o de T r a b a j o , labor que correspondió al Secretario G e n e r a l de l a U N G T A D quien, tras cuidadoso estudio de la necesaria representatividad geográfica designó a los siguientes Estados: A l e m a n i a (República Federal d e ) , A u s t r a l i a , Bélgica (en sustitución de Suiza que declinó l a invitación), B o l i v i a , B r a s i l , B u l g a r i a , Canadá, Costa de M a r f i l , Checoslovaquia, C h i l e , C h i n a , D i n a m a r c a , E g i p t o , España, Estados U n i d o s , F i l i p i n a s , F r a n c i a , G u a t e m a l a , Hungría, I n d i a Indonesia Iraq I t a l i a Tapón K e n i a Marruecos, México N i g e r i a Países Bajos, Paquistán, Perú, Polonia, R e i n o U n i d o de l a G r a n Bretaña e I r l a n d a del N o r t e , R u m a n i a , S r i - L a n k a , Unión Soviética, Y u g o s l a v i a , Zaire y Zambia. 27 28 E l G r u p o de T r a b a j o celebró su p r i m e r a reunión en l a c i u d a d de G i n e b r a del 12 a l 23 de febrero de 1973, eligiendo como su presidente a l E m bajador de México ante las Organizaciones Internacionales con sede en esa c i u d a d , Jorge Castañeda. C o m o resultado de esa p r i m e r a reunión, y gracias a la activa participación de los países en vía de desarrollo en gran contraste con el escepticismo más o menos generalizado de los países i n dustrializados capitalistas y socialistas, se logró u n listado de los temas que u n a carta de derechos y deberes económicos de los estados debería necesariamente incluir. Concretamente, el proyecto de esquema contenía, en p r i m e r lugar, u n preámbulo en el que se reafirmaban los propósitos de las Naciones U n i d a s y l a necesidad de crear condiciones p a r a promover el progreso económico y social de l a h u m a n i d a d . E n segundo lugar señalaba, en el capítulo primero, los principios generales que deben regir las relaciones entre los Estados. E n tercer lugar, en el capítulo segundo y entrando ya en materia, enunciaba los derechos y deberes económicos de los Estados. H a s t a aquí, l a estructura del proyecto, que con algunas modificaciones de contenido se conservó hasta el f i n a l , resumía en buena parte, c o m o era de esperarse, 27 L a s abstenciones paña, Estados provinieron Unidos, Finlandia, de: Australia, Irlanda, Austria, Canadá, Italia, Japón, Dinamarca, Es- Liechtenstein, Noruega, N u e v a Z e l a n d i a , P a r a g u a y , R e i n o U n i d o de a l G r a n Bretaña e I r l a n d a del N o r t e , República F e d e r a l de A l e m a n i a , Sudáfrica, l a votación referente a l a Resolución de S u e c i a y Suiza. U N C T A D , l a III "Registro C o n f e r e n c i a de ¡as Naciones das sobre C o m e r c i o y desarrollo que creó el G r u p o de T r a b a j o p a r a elaborar u n a C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los E s t a d o s . " Sesión p l e n a r i a 115, m a y o de de Uni19 de 1972. as U N C T A D , "Informe del G r u p o de T r a b a j o sobre l a C a r t a de D e r e c h o s y D e - beres Económicos de los Estados acerca de l a labor realizada en su p r i m e r periodo de sesiones". Doc. TD/B/AC.12/1, 6 de marzo. 1973, p. 27. 522 ROSARIO FI GREEN X V — 4 las tradicionales demandas planteadas en repetidas ocasiones por los países del T e r c e r M u n d o a l bloque industrializado, pero i b a más allá a l incorporar también algunas cuestiones que exigían mayor colaboración entre Este y Oeste, así como algunas otras que se dirigían a aliviar l a situación de los países de menor desarrollo relativo dentro de los subdesarrollados. E n el tercer capítulo, sin embargo, se introdujo u n elemento de cierta originalidad, no necesariamente apreciado por todos los participantes a u n que presente e n l a versión finalmente aprobada, que fue el del p a t r i m o nio común de l a h u m a n i d a d , definido en términos de todos aquellos recursos naturales: ambientales, terrestres y marinos, fuera de las jurisdicciones nacionales y cuya preservación, protección y mejoramiento p a r a el bien de las generaciones futuras es responsabilidad común de los integrantes de l a c o m u n i d a d internacional. F i n a l m e n t e , el proyecto de C a r t a contenía también u n cuarto capítulo, sobre l a aplicación del instrumento, y u n quinto en el que se establecían algunas disposiciones finales, que en el documento definitivo se convirtier o n en u n solo capítulo cuya aportación más importante fue el establecimiento de u n mecanismo de revisión periódica a f i n de mantener vivo el instrumento. E n ocasión de esa reunión i n a u g u r a l , u n a p r i m e r a área de desacuerdo giró en torno no del contenido de l a C a r t a sino de su naturaleza jurídica. ¿Se trataría de u n a m e r a Declaración que, c o m o l a gran mayoría de las disposiciones emanadas de l a Organización de las Naciones U n i d a s , tendría u n simple carácter recomendatorio?, o bien, ¿alcanzaría las proporciones de u n tratado internacional con u n a f i r m e base de obligatoriedad universal? D e m a n e r a casi unánime los países en vía de desarrollo que se p r o n u n c i a r o n a l respecto en el debate general, se i n c l i n a r o n por esa última posibilidad. E l jefe de l a Delegación m e x i c a n a , L i c . Sergio G o n zález Gálvez, señaló que si bien su gobierno se asociaba a l a posición del resto del T e r c e r M u n d o y manifestaba su preferencia por u n a C o n v e n ción, esto no i n v a l i d a b a su convicción de que u n a solemne Declaración aprobada por l a A s a m b l e a G e n e r a l , enunciando u n a n o r m a general p e r se, podía ser también obligatoria. Concretamente estableció que " . . . u n a D e claración puede ser fuente de obligaciones, especialmente cuando es v o l u n tad de l a A s a m b l e a confirmar l a práctica de los Estados respecto a l alcance de u n p r i n c i p i o d e t e r m i n a d o " . 29 30 2 9 Idem, p p . 16-25. *> Intervención del L i c . Sergio González Gálvez, representante de M é x i c o G r u p o de T r a b a j o sobre l a C a r t a de D e r e c h o s y Deberes Económicos dos, p r o n u n c i a d a en l a sexta reunión febrero de 1973. en el de los E s t a - p l e n a r i a de d i c h o g r u p o efectuado el 15 de ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 523 P o r su parte, el bloque industrializado se inclinó por l a p r i m e r a posib i l i d a d creándose así el p r i m e r elemento que vendría a polarizar las posiciones de ambos grupos, pese a los esfuerzos del presidente del G r u p o de T r a b a j o por diferir l a consideración de esta cuestión, argumentando, c o m o lo había hecho en su discurso inaugural que, de acuerdo c o n l a resolución 45(111), l a labor del grupo era " . . .formular derechos y deberes jurídicos, y por tanto obligatorios", y que y a l a Asamblea G e n e r a l decidiría e l destino que habría de dársele a l proyecto encomendado, " . . .esto es, si decide incorporarlo o no en u n instrumento formalmente obligatorio": U n a segunda área de desacuerdo surgido en el debate general, que se acordó debía darse en el seno de l a p r i m e r a reunión únicamente, y en relación también c o n el m a n d a t o d e l G r u p o , fue l a d e l alcance que el proceso de codificación de derecho internacional, implícito en l a elaboración de u n a C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, debería tener. ¿Debía incorporar únicamente los principios aceptados del derecho internacional vigente?, o, p o r el contrario, ¿debía i r más allá e i n n o v a r ? Los países del T e r c e r M u n d o , y entre ellos M é x i c o de manera m u y especial, se p r o n u n c i a r o n decididamente a favor de esta última interpretación de l a resolución 45(111), alegando que de o t r a m a n e r a l a C a r t a serviría únicamente p a r a consagrar el s t a t u q u o internacional el c u a l , p o r otro lado, había sido conformado antes de que u n a buena parte de los países de ese grupo surgiera a l a v i d a independiente. E l G r u p o de T r a b a j o debería pues i r más allá de l a m e r a codificación de los p r i n cipios incontrovertidos de derecho internacional y desarrollar u n nuevo derecho que contemple las cambiantes circunstancias internacionales contemporáneas. C o m o era de esperarse, l a interpretación que los países industrializados d a b a n al m a n d a t o era de simple consagración del derecho i n t e r n a c i o n a l vigente, y esto acabaría por convertirse en u n t e m a de conflicto recurrente que, a diferencia de l a cuestión de l a naturaleza jurídica del instrumento, que perdió i m p o r t a n c i a relativa frente a l peso de los desacuerdos que sobre el contenido m i s m o de l a C a r t a habrían de surgir en las siguientes reuniones, tendría g r a n influencia sobre el desacuerdo final entre los países desarrollados de economía de mercado y los del T e r c e r Mundo. E n t r e l a p r i m e r a y l a segunda reunión del G r u p o de T r a b a j o que se celebró nuevamente en l a c i u d a d de G i n e b r a , d e l 13 al 27 de j u l i o de ese 8 1 32 ai U N C T A D , r o de 1973". " E x p o s i c i ó n d e l Presidente d e l G r u p o de T r a b a j o d e l 12 de febre- Doc. T D / B / A C . 1 2 , p. 4. 32 Intervención d e l L i c . Sergio González G á l v e z . . . , o p . c i t . 524 ROSARIO FI GREEN XV—4 mismo año, el documento emanado de l a p r i m e r a fue circulado entre los gobiernos miembros de l a Conferencia, u n buen número de los cuales remitió a l a Secretaría G e n e r a l de l a U N C T A D sus comentarios y sugerencias. E n esa ocasión, el entusiasmo de los países del Tercer M u n d o se hizo de nuevo patente. E l gobierno de M é x i c o señaló en sus comentarios que consideraba que el proyecto de esquema de u n a C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los Estados emanado de l a p r i m e r a reunión del G r u p o de T r a b a j o , representaba u n a fórmula conciliatoria y aceptable, y reafirmaba su posición en e l sentido de que estimaba posible y deseable l a eventual " . . . a p r o b a c i ó n de u n instrumento de aplicación universal en el que se definieran en f o r m a jurídica los derechos y deberes de los E s t a dos e n m a t e r i a económica, que incluye u n sistema p a r a supervisar su c u m p l i m i e n t o " . México habría de volver a insistir sobre ese último punto que c o m o se señaló anteriormente, quedó finalmente incorporado en el instrumento definitivo. 33 A l g u n o s países del bloque de los industrializados que como Suiza, E s paña y, m u y especialmente, Estados U n i d o s habían manifestado hasta entonces m u y poco interés, enviaron a l a Secretaría General comentarios detallados que, en el caso de los dos últimos, llegaron a conformar verdaderas redacciones alternativas a l texto circulado. D e forma t a l que a l iniciarse l a segunda reunión d e l G r u p o de T r a b a j o reinaba u n cierto espíritu de optimismo fundamentado en l a evidentemente mejor disposición de los países desarrollados p a r a c o l a b o r a r . 31 S i n embargo, ese optimismo n o se v i o respaldado por los hechos. S i bien el resultado de esa segunda reunión que siguió trabajando sobre l a base del proyecto de esquema emanado de l a p r i m e r a y tomó m u y en cuenta las observaciones y sugerencias enviadas por los gobiernos a l a Secretaría de l a U N C T A D , fue u n proyecto de C a r t a propiamente dicho en el que los principios, derechos y deberes hasta entonces meramente listados empezaron a cobrar forma, a encontrar definiciones exactas p a r a a» U N C T A D , beres " I n f o r m e del G r u p o de T r a b a j o sobre l a C a r t a de Derechos y D e - Económicos de los Estados a c e r c a de l a labor realizada en su segundo riodo de sesiones". D o c . T D / B / A C . 1 2 / 2 / A d d . l , p. 3* L o s Estados miembros de l a U N C T A D rencias a l a Secretaría G e n e r a l f u e r o n : tina, Australia, Bahrein. Bélgica, que e n v i a r o n observaciones y A l e m a n i a (República Brasil, Bulgaria, pe- 48. Burundio, suge- Federal d e ) , A r g e n Canadá, Checoslova- q u i a , C h i l e , D i n a m a r c a . España, Estados U n i d o s , Etiopía, F r a n c i a , Hungría, Italia. Kenia, Irlanda México, Nigeria, Omán, Países Bajos, R e i n o U n i d o de l a G r a n Bretaña del Norte, R u m a n i a , Singapur, Suecia, Suiza, y Venezuela. U N C T A D , "Informe Tailandia, Unión e Soviética d e l G r u p o de T r a b a j o sobre l a C a r t a de D e r e - chos y Deberes Económicos de los Estados a c e r c a de la labor realizada en su Seg u n d o p e r i o d o de sesiones". D o c . T D / B / A C . 1 2 / 2 , p. 1. ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 525 su contenido, esto no significó de n i n g u n a m a n e r a u n acuerdo unánime. D e h e c h o , para casi c a d a párrafo propuesto por los países en desarrollo, obviamente los más interesados en el ejercicio, se propuso uno, y a veces más, que expresaba l a posición de los países desarrollados de economía de mercado, en muchos casos buscando l a m e r a supresión del párrafo, es decir, l a no consideración del asunto en cuestión, y otro que introducía la de los países socialistas y en ocasiones inclusive l a de C h i n a . H a s t a en el caso de los países del T e r c e r M u n d o , las posiciones presentadas no e r a n siempre unánimes y d i e r o n lugar a nuevas variantes o redacciones alternativas que obedecían a ideologías y conflictos más concretos, como en e l caso de los países árabes. Pero l a presencia de esa p l u r a l i d a d de actitudes tuvo u n lado positivo pues permitió conocer las diferentes posiciones respecto de c a d a tema concreto y planear u n a estrategia negociad o r a más racional. L a participación de México en esa ocasión y las que siguieron se d i o a dos niveles importantes. A n i v e l de Delegación, l a m e x i c a n a contribuyó i n t r o d u c i e n d o nuevos textos que, en ocasiones, permitieron presentar u n a posición tercermundista más c o o r d i n a d a y uniforme y, en ocasiones, sirv i e r o n de puente que ayudó a reconciliar posiciones extremas de diferentes grupos regionales. A n i v e l de reuniones informales de países con posiciones afines o reconciliables, el presidente del G r u p o de T r a b a j o , en su c a l i d a d de presidente de l a Delegación de México, E m b a j a d o r Jorge Castañeda, las propició e n repetidas ocasiones, y ésta fue u n a práctica que perduraría hasta el final y que permitió, igualmente, presentar u n a posición tercermundista u n i f o r m e y c o o r d i n a d a , a m e n u d o inclusive apo¬ yada por C h i n a y Rumania. E l proyecto de C a r t a que surgió de l a segunda reunión d e l G r u p o de T r a b a j o fue presentado a l plenario de l a J u n t a de C o m e r c i o y Desarrollo, en ocasión de su X I I I periodo de sesiones, el 8 de septiembre de 1973, según el procedimiento establecido en l a resolución 45(111). D a d o que resultaba obvio que pese a los avances realizados desde febrero en el proceso de elaboración de l a C a r t a aún faltaba m u c h o por hacer, l a J u n t a decidió recomendar a l a A s a m b l e a G e n e r a l de las Naciones U n i d a s que prorrogara el m a n d a t o del G r u p o a f i n de que éste " . . . t u v i e r a t i e m p o suficiente p a r a dar c i m a a su l a b o r " . 3 5 L a A s a m b l e a G e n e r a l acogió favorablemente esa petición y mediante su resolución 3 0 8 2 ( X X V I I I ) concedió al G r u p o dos sesiones más en 1974. esta vez de u n a duración de tres semanas c a d a u n a en lugar de dos como en 1973, a f i n de que dispusiera de más tiempo p a r a su l a b o r de nego35 I d e m , p. 71. 526 ROSARIO FI GREEN XV—4 dación. A l mismo tiempo encareció a l G r u p o que, " . . .como p r i m e r paso en l a labor de codificación y desarrollo de l a m a t e r i a . . . " , t e r m i n a r a l a elaboración de u n proyecto de C a r t a que p u d i e r a ser examinado y aprobado durante el X X I X periodo de sesiones de l a Asamblea G e n e r a l . Esta disposición dejaba l a puerta abierta p a r a que en el futuro pudieran d e r i varse de ese proyecto, instrumentos específicos, de obligatoriedad v a r i a ble, relacionados con cuestiones que en l a C a r t a eran tratadas de m a n e r a general. " L a tercera reunión del G r u p o de T r a b a j o se llevó a cabo, u n a vez más, e n l a c i u d a d de G i n e b r a del 4 a l 22 de febrero de 1974. E n esa ocasión l a labor que tenía ante sí era l a de tratar de consolidar y reducir a l mín i m o l a cantidad de textos alternativos p a r a cada párrafo del proyecto de C a r t a . E n otras palabras, el ejercicio del mero establecimiento de posiciones debería ser sustituido por u n o de negociación diplomática de las mismas. S i bien durante las tres semanas previstas p a r a esa reunión se adelantó bastante en el proceso de reducción de textos alternativos, principalmente en l a parte preambular, l a parte m e d u l a r propiamente d i c h a presentaba aún u n buen número de párrafos con variantes que en casi todos los casos agrupaban tres posiciones básicas: l a del G r u p o de los 77, R u m a n i a y C h i n a ; l a de los países socialistas y l a del l l a m a d o G r u p o B : básicamente los países de l a C o m u n i d a d Económica E u r o p e a , Estados U n i d o s , Japón, Canadá y en ocasiones A u s t r a l i a . L o más importante de esa reunión, sin embargo, fue el hecho de que a partir de entonces se detectaron las áreas de desacuerdo en cuanto a contenido más destacadas, mismas que habrían de perdurar hasta el final a pesar de los esfuerzos desplegados posteriormente a todos los niveles por las Delegaciones más interesadas en el éxito del mandato encomendado a l G r u p o , y m u y particularmente p o r l a de México, autor de l a i n i c i a t i v a que desencadenara todo el proceso. Esas áreas generales de desacuerdo g i r a r o n fundamentalmente en torno a dos tipos de cuestiones. L a p r i m e r a , relacionada con l a soberanía permanente del Estado sobre sus recursos naturales y su consecuente derecho a reglamentar y controlar l a actuación de las empresas transnacionales dentro de su jurisdicción nacional, a regular y controlar l a inversión extranjera y a nacionalizar, expropiar o requisar, sobre l a base del interés público, l a propiedad extranjera. Este último derecho generaba a su vez u n desacuerdo, pues llevaba implícita l a cuestión de l a compensación que 36 « ¡ N a c i o n e s U n i d a s , Resolución siones, Deberes Asamblea 3082 ( X X V I I I ) . General, Segunda Económicos Comisión, de los Estados, 26 Vigésimo Tema de octubre de 51: 1973. Octavo periodo de Carta de Derechos Sey ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 527 habría de pagarse en tales circunstancias y l a del recurso a los tribunales nacionales en caso de que t a l compensación diera lugar a u n a controversia. T o d o s estos problemas quedaron englobados en u n "paquete" que fue objeto de intensas negociaciones, pero sobre el que a l final no se llegó a n a d a . L a segunda cuestión se refería a las relaciones Este-Oeste, y m u y particularmente a l a no discriminación en el comercio internacional b a sada en diferencias de sistemas económicos, sociales y políticos y a l a neces i d a d de conducir las relaciones económicas entre ambos bloques sobre l a base del tratamiento de l a nación más favorecida, objetada f u n d a m e n talmente por los países de l a C o m u n i d a d y exigida por los socialistas. Estos problemas tampoco p u d i e r o n ser resueltos positivamente, pese a los esfuerzos de algunos países en vías de desarrollo por tender u n puente entre ambos extremos, en v i r t u d de l a estrecha vinculación que se estableció entre su solución y las procesos de l a Conferencia de Seguridad y Cooperación E u r o p e a que avanza m u y lentamente; con lo que el desacuerdo subsistió hasta l a votación final en el seno de l a X X I X A s a m blea General. Además de estas cuestiones, u n a tercera área de desacuerdo general en c u a n t o al contenido de l a C a r t a habría de surgir durante l a cuarta r e u nión del G r u p o de T r a b a j o , y como las dos anteriores, perduraría hasta el f i n a l . Se trata de aquellos párrafos de contenido político o que fueron introducidos en el último momento, tales como los relacionados con el desarme, l a coexistencia pacífica, el colonialismo, el neocolonialismo, l a ocupación de territorios extranjeros, el a p a r t h e i d y l a discriminación r a c i a l , y de aquellas propuestas que sin ser necesariamente políticas o nuevas (algunas de ellas habían sido introducidas desde l a segunda reunión), n o habían sido n u n c a suficientemente discutidas, pero que a l a l u z de acontecimientos mundiales recientes cobraban i m p o r t a n c i a decisiva y eran incluso percibidas como u n a amenaza por uno o más grupos de países. T a l era el caso, p o r ejemplo, de l a propuesta i n t r o d u c i d a por V e n e z u e l a y respaldada por todo el T e r c e r M u n d o , R u m a n i a y C h i n a sobre el derecho de los Estados a f o r m a r asociaciones de productores, propuesta que fue finalmente objetada por los países del G r u p o B que no sólo n o p u d i e r o n separarla del contexto de l a crisis del petróleo y l a actuación de los países miembros de l a O P E P , sino que además introdujeron en el último momento u n a contrapropuesta, rechazada a su vez por el G r u p o de los 7 7 , buscando obligar a los países proveedores de materias primas (la mente puesta en el petróleo) a asegurar l a regularidad y c o n t i n u i d a d de sus abastecimientos. F i n a l m e n t e , quedaron pendientes de acuerdo hasta el f i n a l otras cuestiones relacionadas con puntos menores del capítulo dos y también con el capítulo tres cuya m i s m a esencia, l a responsabilidad de 528 ROSARIO GREEN Fl XV—4 todos los Estados de salvaguardar el patrimonio común de l a h u m a n i d a d , se puso a menudo en d u d a , especialmente por los países socialistas. A l concluir l a tercera reunión del G r u p o de T r a b a j o , sin embargo, los desacuerdos, aunque perfectamente bien detectados, no parecían t a n definitivos y existía l a v o l u n t a d , más o menos generalizada, de seguir intentando el acercamiento de las varias posiciones. L a proyección de este espíritu de relativo optimismo permitió que, durante l a cuarta y última reunión oficial del G r u p o , realizada esta vez en l a ciudad de México, a invitación del gobierno mexicano, del 10 al 28 de junio de ese mismo año, se alcanzara u n buen número de acuerdos, mismos que excluyeron, sin embargo, casi todo lo contenido en las áreas generales de desacuerdo antes reseñadas. S i durante l a tercera reunión del G r u p o de T r a b a j o se había logrado acuerdo únicamente sobre 5 de los que finalmente serían 30 párrafos dispositivos o artículos básicos de l a C a r t a , durante l a cuarta reunión este número ascendió a 16, además de l a casi total aprobación del preámbulo y del capítulo primero relativo a los principios fundamentales que deben regir las relaciones entre los Estados. D e f o r m a t a l que cuando l a reunión concluyó, l a opinión aparente era l a de que más de l a m i t a d del trabajo se había realizado con éxito. N o escapaba sin embargo a l a atención de u n observador más agudo el hecho de que se trataba de u n cálculo m e r a mente cuantitativo. Desde u n p u n t o de vista cualitativo o de contenido, faltaba l a parte más difícil y el tiempo se agotaba. L a s reuniones oficiales del G r u p o de T r a b a j o habían terminado y si bien quedaban por delante unos cuantos meses antes de que l a A s a m b l e a General considerara el asunto y emitiera su fallo definitivo, el esfuerzo que u n acuerdo final requería parecía desmedido. D o s posibilidades se plantearon entonces p a r a los grupos en desacuerdo, sobre todo para el G r u p o de los 77, en el fondo el más interesado en m o d i f i c a r u n orden económico internacional que le es desfavorable: o se relajaban las varias posiciones lo suficiente como para permitir l a elaboración de u n a C a r t a cuyo nivel de generalidad l a haría aceptable para todos los Estados, o se mantenían las posiciones dadas, insistiendo cada grupo en reflejar sus intereses y punto de vista en u n a C a r t a que no sería aprobada o si lo era lo sería a través de u n a votación que no obligaría a los países que se p r o n u n c i a r a n en contra. Es u n hecho que l a consideración de ese d i l e m a llevó a algunos de los países en vías de desarrollo a flexibilizar sus posiciones. E l fracaso real del V I periodo extraordinario de sesiones de l a Asamblea G e n e r a l , celebrado en N u e v a Y o r k en abril-mayo de ese mismo año p a r a considerar el p r o b l e m a de l a crisis de materias primas y m u y particularmente l a ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 529 crisis d e l petróleo, estaba en su pensamiento. E n aquella ocasión las e x i gencias del T e r c e r M u n d o quedaron plasmadas en dos documentos de gran c l a r i d a d : l a Declaración y el P l a n de Acción, pero que en el fondo sólo tienen valor como uno más de los valientes pronunciamientos de esa parte de l a c o m u n i d a d internacional. C o m o los países del G r u p o B se abstuvieron en bloque durante l a votación de ambos documentos, durante l a c u a r t a reunión del G r u p o de T r a b a j o sobre l a C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, y a u n durante las reuniones de todo tipo que precedieron l a consideración de l a m i s m a durante l a X X I X A s a m blea G e n e r a l de las Naciones U n i d a s , cada vez que se hizo alguna refer e n c i a a esos dos documentos, pilares de l a posición tercermundista, d i chos países manifestaron su irritación abierta y su descontento, alegando oue n o se sentían obligados por ellos a u n si como era el caso habían t o m a d o parte en los debates, negociaciones y redacción de importantes aspectos de los mismos. N o deseando que se repitiera esa situación en el caso de l a C a r t a , a l g u nos de los países en vías de desarrollo c o m o F i l i p i n a s , K e n i a y México, t r a t a r o n de convencer a los más radicales dentro del G r u p o de los 77 de suavizar sus posiciones, sin afectar p o r ello, en ningún momento, los i n tereses más esenciales de los países en desarrollo. D e igual manera, los países antes mencionados buscaron mayor contacto con los desarrollados, a f i n de convencerlos a ellos también de l a necesidad de abrir sus m e n tes y a m p l i a r los criterios con los que juzgaban las legítimas demandas del T e r c e r M u n d o . C o n este propósito se logró que el X I V periodo de sesiones de l a J u n t a de C o m e r c i o y Desarrollo, a l que según estaba previsto el presidente del G r u p o de T r a b a j o rindió su informe sobre los avances logrados en las dos reuniones de 1974, autorizara a u n pequeño subgrupo, representativo de ese G r u p o de T r a b a j o , a reunirse de m a n e r a intensiva y paralela a l desarrrollo de l a p r o p i a J u n t a , durante l a p r i m e r a semana de septiembre, e n u n intento más por a c u d i r a l a A s a m b l e a G e n e r a l con u n texto que reflejara si no u n a n i m i d a d , p o r lo menos el consenso más amplio posible. A n t e el escaso progreso realizado por ese subgrupo durante el tiempo que le fue concedido v i r t u d a l a d i f i c u l t a d p a r a encontrar u n mínimo aceptable p a r a todos, pero tomando en cuenta el valor de los esfuerzos hasta entonces realizados por acercar posiciones extremas, se convino en c o n t i n u a r esas consultas en l a c i u d a d de N u e v a Y o r k , a l mismo tiempo que se celebraba l a X X I X A s a m b l e a G e n e r a l , durante el mes de octubre. E l resultado f i n a l , sin embargo, fue el m i s m o : u n desacuerdo total sobre 530 ROSARIO PI GREEN X V — 4 las cuestiones más fundamentales p a r a el T e r c e r M u n d o y algunas otras vitales p a r a las relaciones Este-Oeste. A u n q u e durante las consultas de N u e v a Y o r k se planteó en repetidas ocasiones l a posibilidad de u n acuerdo global, a l final ésta acabó p o r desvanecerse ante las graves dificultades p a r a reconciliar ciertas posiciones que tocaban m u y de cerca el interés nacional, tales como l a referente a la categoría dentro de l a que deberían caer los acuerdos de inversión celebrados entre Estados y empresas particulares (derecho internacional según opinión de los países desarrollados y derecho interno según l a de los en vías de desarrollo) , y l a relacionada con l a nacionalización y las c o n d i ciones de l a compensación (negada en el caso de algunos países en desarrollo, que no aceptaban tampoco referencia alguna a l derecho consuetudinario alegando que n o había u n a sola y única n o r m a a l respecto, n i la intromisión de otros tribunales que no fueran los nacionales en caso de controversia, cuestiones todas refutadas por los países desarrollados). Las consultas de N u e v a Y o r k terminaron pues con l a esperanza de presentar a l a A s a m b l e a G e n e r a l u n documento que reflejara u n auténtico consenso. L a vía del voto se planteó como l a única salida. L o s países del T e r c e r M u n d o se prepararon p a r a ello redactando u n a versión de C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los Estados que incluía los acuerdos unánimemente aceptados por el G r u p o de T r a b a j o durante sus varias reuniones y, p a r a las áreas de desacuerdo, aquellas variantes que habiendo sido introducidas por el G r u p o de los 77 reflejaban mejor su posición e incorporaban, inclusive, puntos de vista expresados por algunos otros grupos. E l documento quedó pues integrado por u n preámbulo de 13 párrafos, u n capítulo p r i m e r o que contiene 15 principios f u n d a m e n tales de las relaciones entre los Estados, u n capítulo segundo que en 28 a r tículos expresa los principales derechos y deberes económicos de los E s t a dos, u n capítulo tercero que contiene dos artículos donde se establece l a responsabilidad de los Estados h a c i a l a c o m u n i d a d internacional en términos de salvaguardar el p a t r i m o n i o común de l a h u m a n i d a d y u n capítulo cuarto con cuatro artículos que, a m a n e r a de disposiciones finales, señalan, entre otras cuestiones, l a interdependencia real de todos los E s tados que integran l a c o m u n i d a d internacional, l a interacción entre los problemas económicos y l a consecuente interrelación entre las varias disposiciones de l a C a r t a . 37 3 8 E l documento así integrado fue presentado a l plenario de l a Asamblea " Proyecto de resolución A / C . 2 / L . 1 3 8 6 Deberes Económicos de los E s t a d o s " . *8 N a c i o n e s U n i d a s , C h a r t e r of Economía A s a m b l e a G e n e r a l , D o c . A / 9 9 4 6 , p p . 28-38. sobre el tema Rights and "Carta Duties of de D e r e c h o s States. y XXIX ABR-JUN 75 ORDEN 531 ECONÓMICO INTERNACIONAL G e n e r a l el 27 de noviembre de 1974 por el presidente de l a Delegación M e x i c a n a , en su carácter de presidente del G r u p o de los 77, E m b a j a d o r A l f o n s o García Robles. F u e sometido a votación párrafo por párrafo p r i m e r o y en su conjunto después, y fue adoptado, el 6 de diciembre, por 115 votos contra 6 y 10 abstenciones. C o m o era de esperarse, los votos a favor p r o v i n i e r o n de los países del T e r c e r M u n d o a los que se unieron A u s t r a l i a , F i n l a n d i a , N u e v a Z e l a n d i a , Suecia, C h i n a y el conjunto de los países socialistas. L o s votos en contra pertenecieron a A l e m a n i a (Repúb l i c a F e d e r a l d e ) , Bélgica, D i n a m a r c a , Estados U n i d o s , L u x e m b u r g o y R e i n o U n i d o de l a G r a n Bretaña e I r l a n d a del Norte. M i e n t r a s que las abstenciones provinieron de Austria, Canadá, España, F r a n c i a , I r l a n d a , I s r a e l , I t a l i a , Japón, N o r u e g a y Países Bajos. D e esa f o r m a concluyó el proceso de redacción de l a C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los Estados propuesta por el presidente m e x i c a n o L u i s Echeverría, dos años antes en Santiago de C h i l e , y de l a que el E m b a j a d o r García Robles, hablando en nombre del G r u p o de los 77, d i j e r a : " S i bien tiene por meta contribuir a l fortalecimiento de u n orden i n t e r n a c i o n a l menos injusto y desfavorable p a r a ese sector de l a h u m a n i d a d que h a llevado l a peor parte con las viciadas estructuras económicas que se h a n traducido en l a pauperización de dos tercios de l a población m u n d i a l , l a observancia general que l a C a r t a desea asegurar de u n régimen más equitativo, redundaría en provecho no sólo de los Estados en desar r o l l o , sino también de los Estados desarrollados". 39 L a conclusión general que podría obtenerse en cuanto a l a f o r m a en c o m o se desarrolló todo el proceso descrito en estas páginas, sigue m u y de cerca las líneas de l a visión que el 25 de noviembre de 1974 el presidente del G r u p o de T r a b a j o encargado de elaborar u n a C a r t a de D e r e chos y Deberes Económicos de los Estados, presentara ante l a Segunda C o misión de l a A s a m b l e a General de las Naciones U n i d a s . E n esa ocasión, el embajador Castañeda señaló que el g r a n valor de dicho proceso y del docum e n t o mismo r a d i c a b a en tres cuestiones igualmente importantes. E n primer l u g a r se presentó u n a visión comprensiva del m u n d o tanto a nivel de sus actores c o m o de su problemas. E n segundo lugar., se buscó codificar n o sólo aquellas normas y a consagradas como derecho internacional, sino que se hizo u n esfuerzo por crear nuevas reglas en función de las necesidades presentes, pero sobre todo futuras, de l a sociedad internacional. 3» Intervención Delegación pronunciada en la de M é x i c o , Segunda Comisión E m b a j a d o r A l f o n s o García Robles, p o r el Presidente de e n su carácter de la pre- sidente d e l G r u p o de los 77, p a r a presentar en n o m b r e de d i c h o grupo el proyecto de resolución A/C.2/L.1386 sobre el tema " C a r t a de D e r e c h o s micos de los E s t a d o s " . N u e v a Y o r k , 27 de n o v i e m b r e , 1974, p. 7. y Deberes Econó- 532 ROSARIO GREEN FI XV—4 E n tercer lugar, se procuró evitar confundir l a C a r t a de Derechos y D e beres Económicos de los Estados con u n programa de acción de las N a ciones U n i d a s , que d u p l i c a r a l a Estrategia Internacional p a r a el Segundo Decenio de las Naciones U n i d a s para el Desarrollo o de las resoluciones emanadas del V I período extraordinario de sesiones de l a A s a m b l e a G e neral. L a conclusión general que podría obtenerse no sólo en cuanto a la instrumentación de u n documento que no contó con el apoyo del sector más poderoso de l a c o m u n i d a d internacional, sino en cuanto a su capacidad real p a r a resolver los ingentes problemas del m u n d o de hoy, es u n a cuestión totalmente aparte. E n p r i m e r lugar, si bien es cierto que en el documento aprobado por mayoría durante l a fase final de l a X X I X A s a m blea G e n e r a l de Naciones U n i d a s convergen corrientes, intereses y aspiraciones de varios grupos de Estados de diversas tendencias ideológicas y sistemas políticos, económicos y sociales distintos, y que su último artículo deja l a p u e r t a abierta a futuras adhesiones de países que votaron en c o n tra o se abstuvieron, al establecer que cada cinco años habrá de llevarse a cabo en l a A s a m b l e a G e n e r a l u n examen sistemático y completo de l a aplicación de l a C a r t a , que abarque tanto los progresos realizados como las mejoras y adiciones que puedan resultar necesarias, esto n o garantiza n i el eventual apoyo unánime n i l a acción coordinada de toda l a c o m u nidad internacional a u n en presencia de ese apoyo. E n segundo lugar, tampoco l a m e r a convergencia de las aspiraciones de l a mayoría que en diciembre pasado votara a favor del documento finalmente adoptado garantiza su actuación solidaria tipo bloque en todo momento, porque justamente su m i s m a diversidad interna les impide u n a actuación de bloque. Finalmente, y sin que esto prive de todo su valor el esfuerzo colectivo realizado, a l a l u z del largo proceso de negociación d e l instrumento entre los diversos grupos regionales y a u n entre las diversas corrientes del G r u p o de los 77, descrito en páginas anteriores, parecería que l a convergencia del último diciembre se dio principalmente como u n a táctica defensiva frente a l poderoso G r u p o B , y sólo secundariamente como una estrategia ofensiva o de avanzada del T e r c e r M u n d o y sus aliados más o menos tradicionales. C o n lo que parece apropiada u n a última reflexión en el sentido de que, en l a m e d i d a en que los países en vías de desarrollo continúen actuando en l a mayoría de los casos como u n mero reflejo de los 40 *° Informe que presenta el E m b a j a d o r Jorge Castañeda a la Segunda Comisión de la A s a m b l e a G e n e r a l de las N a c i o n e s U n i d a s , en su carácter de presidente del G r u p o de 40 países encargado de elaborar u n a C a r t a de Derechos y Deberes Eco- nómicos de los Estados, a c e r c a de las labores de d i c h o G r u p o . N u e v a Y o r k , 25 noviembre, 1974, pp. 18-20. de ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 533 acontecimientos mundiales, sin intentar precederlos y hasta propiciarlos, en esa m e d i d a tendrán que conformarse con presentar posiciones de mera resistencia a p o s t e r i o r i . 6. ¿HACIA DÓNDE? C o m o puede desprenderse del presente artículo, l a cuestión del desar r o l l o vis á v i s el subdesarrollo adquirió u n a i m p o r t a n c i a fundamental a p a r t i r del momento en que l a escena internacional se v i o profundamente m o d i f i c a d a por el acceso a l a independencia f o r m a l de u n buen número de naciones en África y A s i a y por el hecho de que, u n a vez obtenida su independencia política, esos pueblos aspiraron, con toda justicia, a l desarrollo autónomo de sus economías y a su progreso acelerado dentro de u n marco p r o p i c i o de solidaridad m u n d i a l . Empezó así a surgir su conciencia de pertenecer a u n " T e r c e r M u n d o " que comenzó por dejar oír sus demandas en los foros internacionales, fortificó su solidaridad en B a n d u n g en 1955 y en Belgrado en 1 9 6 1 , y buscó acercarse a América L a t i n a , continente que a pesar de contar con más de u n siglo de independencia f o r m a l sigue siendo dependiente, y c o n cuyas necesidades y problemas África y A s i a se identifican. E l g r a n denominador común a estas tres regiones, su subdesarrollo, se convirtió, pese a las diferencias políticas que las separan, en aspecto u n i f i c a d o r , e n estrategia, en elem e n t o de presión sobre u n a c o m u n i d a d internacional que reaccionó f i n a l mente aceptando cuando menos el p r i n c i p i o de que sólo a través de l a cooperación internacional, complemento indispensable d e l esfuerzo nacional, los graves problemas económicos del T e r c e r M u n d o podrían ser resueltos. L a Organización de las Naciones U n i d a s , comprendido todo su sistem a de organismos especializados, comisiones regionales, etc., surgió como al única institución capaz de estructurar y poner en m a r c h a l a m a q u i n a ria de l a cooperación internacional, así c o m o de asegurar su éxito. M u chos son los intentos que se h a n dado bajo sus auspicios: organismos como el E C O S O C , el P N U D , l a U N C T A D , etc.; programas como el P r i m e r D e c e n i o de las Naciones U n i d a s p a r a el Desarrollo, l a Estrategia I n t e r n a c i o n a l p a r a el Segundo Decenio, etc., pero todos h a n fracasado en mayor o menor m e d i d a . L a existencia m i s m a de u n p r i n c i p i o de cooperación i n ternacional p a r a el desarrollo h a sido seriamente cuestionada en ocasiones. ¿Por qué? L a respuesta parece breve, pero e n ningún m o d o simple: ha faltado l a v o l u n t a d política necesaria. O c c i d e n t e se h a mantenido a l n i v e l de las palabras, v a pesar de l a a c t i v i d a d d e l sistema de las Naciones 534 ROSARIO GREEN FI XV—4 U n i d a s en este campo, el carácter puramente recomendatorio de sus resoluciones no h a logrado establecer la n o r m a obligatoria de la cooperación internacional para el desarrollo. E n los últimos años, el surgimiento de u n a crisis internacional generalizada, que abarca prácticamente todos los aspectos de las relaciones económicas entre los Estados, castigando a ricos y pobres, pero sobre todo a los últimos, h a puesto de manifiesto con mayor c l a r i d a d que n u n c a l a necesidad, tantas veces pregonada p o r el T e r c e r M u n d o , de establecer u n nuevo orden económico internacional basado en l a equidad, l a i g u a l d a d soberana, l a interdependencia, el interés común y l a cooperación de todos los Estados, que p e r m i t a corregir las disparidades y reparar las i n justicias actuales, y garantice el desarrollo económico y social acelerado de los países en desarrollo. Incluso los países desarrollados h a n llegado a reconocer u n a parte de l a verdad que encierra esa necesidad de aceptar el cambio, sobre todo aquella que, como resultado de una de las m a n i festaciones de l a crisis m u n d i a l , l a relacionada con el petróleo, les afecta más directamente. Este reconocimiento, sin embargo, lejos de'encauzarse en acciones positivas, h a encontrado su desfogue en amenazas, algunas veladas, otras francas y abiertas, y chantajes de todo tipo ante las ofensivas del T e r c e r M u n d o que se h a n dado a dos niveles: el más efectivo de las acciones concretas como en el de l a O P E P , y el más l i m i t a d o de las iniciativas presentadas en los foros internacionales básicamente la Drorjuesta del e-obierno de A r e e l rara l a celebración en abril-mavo de 1974 del V I período extraordinario de sesiones de l a A s a m b l e a Ge¬ neral n a r a estudiar los nroblemas de las materias raimas v el desarrollo y la del gobierno de M é x i c o presentada 'ante l a I I I U N C T A D en abril de 1972 nara elaborir una C a r t a de Derechos v Deheres F r o n ó m i r n s de los Estados Que nronorcione u n m a r c o adecuado de auténtica cooperación internacional n a r a d desarrollo Económico oolítico cultural Sórico y social del m u n d o en desarrollo. Es claro que esas ofensivas del T e r c e r M u n d o h a n llevado a l enfrentamiento con Occidente dentro y fuera de los foros internacionales. F u e r a , el Secretario de Estado norteamericano, H e n r y Kissinger, h a hablado inclusive de l a posibilidad de emplear l a fuerza contra los países petroleros árabes que h a n puesto a Occidente en u n a posición de d e b i l i d a d ; dentro, l a actitud opositora y abstencionista de esta parte del m u n d o frente a l a C a r t a de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, votada recientemente en el seno de l a X X I X A s a m b l e a G e n e r a l , habla por sí sola. A n i v e l de l a política real parece existir suficiente evidencia como para c o n c l u i r que el eventual reconocimiento de l a existencia de u n nuevo orden económico m u n d i a l y de l a necesidad de establecerlo v resoetarlo me- ABR-JUN 75 ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL 535 diante u n esfuerzo de auténtica cooperación internacional no será el resultado de l a acción de las organizaciones internacionales, por más que no p u e d a negarse el valor de sus repetidos intentos. Pero mientras subsista l a dominación de las grandes potencias, el sistema de las Naciones U n i d a s seguirá siendo u n sistema l i m i t a d o , donde en f o r m a relativamente cautelosa, p a r a no herir demasiado las susceptibilidades de unos y otros, se v a n estudiando problemas y se v a n planteando algunas soluciones que, n a t u r a l mente, no tienen plena operatividad. N a t u r a l m e n t e , porque las diferencias entre Este y Oeste son tan determinantes que sobrepasan los límites de l a actual distensión. Naturalmente, porque las diferencias entre Norte y Sur son profundas que los escasos logros de l a cooperación económica internac i o n a l sólo h a n servido de paliativo, sin lograr alterar y finalmente suprimir u n sistema de relaciones entre Estados basado en el imperialismo, en l a explotación de unos por otros. L a posibilidad más viable que parece contemplarse, por lamentable que ella resulte, es l a de que t a l vez el establecimiento de u n nuevo orden económico internacional será el resultado de u n a nueva conflagración h a cia l a que el m u n d o parece actualmente encaminarse; conflagración que, a u n e n el caso de localizarse en u n área concreta c o m o podría ser el M e d i o Oriente, habrá de involucrar necesariamente a u n número creciente de actores internacionales, lo que dará lugar a nuevas alianzas y compromisos que estarán en l a base de l a nueva sociedad m u n d i a l que se estructure.