Práctica de la prueba por videoconferencia

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PRACTICA DE LA PRUEBA POR VIDEOCONFERENCIA
La videoconferencia posibilita la comunicación de
imagen y sonido en tiempo real entre dos puntos distantes.
Nadie duda hoy en día de su utilidad y conveniencia
para la práctica de las declaraciones de acusados, testigos
y peritos en el juicio oral, cuando no se encuentren en el
lugar de la sede del Juzgado o Tribunal, así como para
determinadas declaraciones en instrucción, actos de auxilio
judicial y comisiones rogatorias.
Se considera de interés partir de la doctrina
jurisprudencial contenida en la STS de 10-10-2008, en la
que se alega vulneración de los principios de inmediación,
publicidad, contradicción y oralidad por haberse utilizado
la videoconferencia para tomar declaración a algunos
testigos. Según el recurrente, ello contradice el derecho a
un juicio público y con todas las garantías consagrado en
nuestra Constitución y en los textos internacionales de
Derechos Humanos suscritos y ratificados por España.
En la misma se proclama que “un sistema procesal
moderno no puede desconocer estas técnicas si bien, como es
lógico, debe agotar todas las posibilidades de lograr la
presencia real y de utilizar estas alternativas cuando sea
prácticamente imposible la comparecencia por hallarse en
lugares remotos o cuando lo aconsejen incluso razones de
seguridad del testigo o también cuando la causa se ha
demorado en exceso por incomparecencia o trabas reiteradas
que la Sala puede valorar como obstruccionismo procesal”.
Seguidamente
hace
mención
a
la
existencia
de
decisiones judiciales que han acordado este método y los
reproches formulados a su legalidad y constitucionalidad,
para finalmente haber sido sancionado por el legislador por
Ley Orgánica 13/2003, que introduce en la Ley de
Enjuiciamiento Criminal el artículo 731 bis, posteriormente
modificado por LO 8/2006, cuyo texto literal es: El
Tribunal de oficio o instancia de parte, por razones de
utilidad, seguridad o de orden público, así como en
aquellos supuestos en los que la comparecencia de quien
haya de intervenir en cualquier tipo de procedimiento penal
como imputado, testigo , perito o en otra condición resulte
gravosa o perjudicial, podrá acordar que su actuación se
realice a través de videoconferencia u otro sistema similar
que permita la comunicación bidireccional y simultánea de
la imagen el sonido, de acuerdo con lo dispuesto en el
apartado 3 del articulo 229 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial”.
El artículo 229 citado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, siguiendo la pauta constitucional (artículo 120.2
CE)
dispone
que
las
actuaciones
judiciales
serán
predominantemente orales, sobre todo en materia criminal,
sin perjuicio de su documentación, si bien admite en el
párrafo 3º (tras reforma por LO 19/2003, de 24 de
diciembre) “que estas actuaciones se realicen a través de
la videoconferencia u otro sistema similar que permite la
comunicación bidireccional y simultánea de la imagen y el
sonido y la interacción visual, auditiva y verbal entre las
personas o grupos de personas geográficamente distantes,
asegurando en todo caso la posibilidad de contradicción de
las partes y la salvaguarda del derecho de defensa, cuando
así lo acuerde el Juez o Tribunal”.
Cobertura legal que se encuentra además reformada en
el artículo 230 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
(modificada por L.O. 16/94, de 8 de Noviembre) que autoriza
la utilización de "cualquiera medios técnicos, electrónicos
e informáticos".
El legislador vino así a recoger lo que era una
técnica usada por los Juzgados y Tribunales que
tenían
dicha disponibilidad material, con base en el art. 230.1
LOPJ como presupuesto legal habilitante, si bien tal y como
se exigía en la Instrucción de la FGE 3/2002 tal decisión
debía adoptarse en situaciones excepcionales y estar
debidamente motivada.
Se resaltaban como ventajas indudables: la mayor
seguridad evitándose traslados de presos, la reducción de
los desplazamientos de acusados, testigos y peritos que no
tenían su domicilio en el lugar del Juzgado o Tribunal, con
la consiguiente reducción de costes, al no tener que pagar
dietas a testigos y peritos ni gastos de custodia y
traslado de presos, la mayor agilización de la actividad
jurisdiccional, al poder realizar actuaciones en tiempo
real en puntos distantes y evitarse suspensiones de
señalamientos por motivos de la distancia.
A éstas no podemos dejar de añadir: que cuando se
trata de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado ó de Peritos Oficiales (Policía Judicial ó del
Instituto Nacional de Toxicología) no sólo se está evitando
u n c o s t e sino además permitiendo que esos funcionarios
públicos sigan realizando su función, que tan sólo se verá
interrumpida por el tiempo necesario para desplazarse a la
sede judicial más cercana a su domicilio; y además, que se
hace efectiva la protección a las víctimas de violencia de
género, cuando medie orden de alejamiento y en el caso de
menores de edad, se evita su comparecencia en el juicio y
la confrontación visual con su agresor. Pero sobre este
último punto incidiré más tarde.
La alegada vulneración del derecho a un juicio con
todas las garantías, publicidad, oralidad e inmediación y
celebrado en unidad de acto, era rechazada incluso
tratándose de la declaración del acusado, cuya asistencia
establece preceptivamente el art. 793 LECr., en tanto al
estar implantado el sistema en los dos puntos de origen y
destino, y existir una perfecta visualización y sonido
tanto por parte del acusado como del Tribunal, donde se
encuentran las partes, el mismo podía contestar a todas las
preguntan
que
se
le
formulen, permitiéndose la
contradicción, de todo lo cual dará fe el Secretario
Judicial, que esté con el acusado. Había, pues, una doble
presencia de Secretario Judicial, uno con el acusado, y
otro en el Tribunal, hasta la LO 13/2003, de 24 de octubre,
que añadió un nº 3 al art. 229 LOPJ permitiendo que el
Secretario Judicial de la Sala dé fe de que en el otro
punto se encuentra el acusado, testigo o perito que vaya a
intervenir en juicio mediante el sistema de la previa
acreditación,
mediante
remisión
por
fax
o
correo
electrónico del DNI, NIE o pasaporte, y modificó el art.
Esa misma ley modificó el art. 325 LECr. que establece
que “El juez, de oficio o a instancia de parte, por razones de utilidad,
seguridad o de orden público, así como en aquellos supuestos en que la
comparecencia de quien haya de intervenir en cualquier tipo de procedimiento
penal como imputado, testigo, perito, o en otra condición resulte
particularmente gravosa o perjudicial, podrá acordar que la comparecencia se
realice a través de videoconferencia u otro sistema similar que permita la
comunicación bidireccional y simultánea de la imagen y el sonido, de acuerdo
con lo dispuesto en el apartado 3 del artículo 229 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.
Desde la perspectiva del Derecho comparado, en países
también sometidos a status jurídicos internacionales como
los nuestros, se encuentran regulaciones muy anteriores a
la nuestra. En Italia se admite de forma genérica en 1992
y, posteriormente, por leyes de 7 de Enero de 1998 y 19 de
Enero de 2001, se contempla de manera específica, para
detenidos y presos que, por su acreditada peligrosidad, no
sea aconsejable someterlos a un traslado arriesgado. Así se
regulan, entre otros países, en Francia y Estados Unidos.
El Estatuto de la Corte Penal Internacional y en los
Tribunales Internacionales para la antigua Yugoslavia,
Ruanda y Sierra Leona en sus reglas de procedimiento y
prueba admite y utiliza, por razones obvias con mayor
frecuencia, la técnica de la videoconferencia como sistema
aceptable para celebrar diversos actos procesales.
Y d e manera más específica, el Convenio de la Unión
Europea sobre asistencia judicial en materia penal (29 Mayo
2000, artº.10.1º) dispone que "Cuando una persona que se
halle en el territorio de un Estado miembro deba ser oída
como testigo o perito por las autoridades judiciales de
otro Estado miembro, éste último, en caso de que no sea
oportuno o posible que la persona a la que se deba oír
comparezca personalmente en su territorio, podrá solicitar
que la audición, se realice por videoconferencia tal como
se establece en los apartados 2 a 8".
A continuación desarrolla en estos apartados la forma
de llevarla a cabo que sintéticamente se reducen a los
siguientes pasos: a) Que contravenga los principios del
derecho nacional; b) Que en la solicitud se explicite el
motivo por el que no es oportuna o posible la comparecencia
física del testigo o perito; c) Presencia durante la
audición de un funcionario judicial del Estado requerido;
d) Presencia directa del funcionario judicial que ha
solicitado la diligencia; e) Que se levante acta de lo
acontecido con todos los datos necesarios para la
identificación de los participantes; f) Regulación de las
excusas para declarar y falso testimonio por el derecho
nacional del Estado requerido.
En el apartado 9 se extienden estas previsiones a las
declaraciones de los acusados, se aplicarán las normativas
de protección de los derechos fundamentales incluido el
derecho a no declarar, de conformidad con el Convenio
Europeo de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales.
La cuestión, por tanto, como recalca la sentencia
referida no versa sobre la cobertura legal sino sobre las
decisiones concretas que se adopten según la fase del
proceso y la incidencia que pudieran tener sobre derechos
fundamentales, como la oralidad, inmediación, contradicción
y publicidad, todos ellos en función de la causación de una
verdadera y efectiva indefensión que afectaría al derecho a
un juicio con todas las garantías.
La validez de la videoconferencia tiene distinta
dimensión cuando se trata de la utilización de esta
tecnología sustituyendo la presencia de los acusados en el
momento del juicio oral por su declaración a través de la
comunicación bidireccional de la imagen y el sonido, que
cuando se emplea para las manifestaciones de testigos y
peritos.
Como se destacó en la sentencia del TS de 16 de Mayo
de 2005 el acusado debe tener un papel activo en el juicio
oral por lo que adquiere relevancia su presencia física e
incluso la posibilidad de la comunicación constante con su
Abogado, que no sólo se debe cumplir en los procedimientos
de la Ley del Jurado, sino en toda clase de juicios orales.
No
por
ello
se
debe
descartar totalmente la
celebración de juicio por videoconferencia con los acusados
y así lo contempla el Convenio Europeo antes citado, cuando
lo exijan razones de seguridad derivadas de la extrema
peligrosidad de los acusados que hagan desaconsejable su
traslado o cuando, por las circunstancias externas, las
sesiones
pudieran
verse
seriamente
alteradas
por
concentraciones masivas de personas en los alrededores de
la sede del tribunal. En estos casos, si que debe motivarse
las razones que se alegan para justificar esta decisión
excepcional.
A la vista de lo anterior y aun cuando aparentemente
el uso de la videoconferencia en los Juzgados y Tribunales
Penales, que tengan la suerte de contar con este medio
material, es un asunto pacífico y aceptado, aún se
plantean una serie de cuestiones que exigen una reflexión y
unificación de criterios, entre otras, las siguientes:
1.
Tras la LO
El Secretario/a Judicial ya no tiene que estar
presente en la Sala, por lo que se plantea: ¿Quién
acreditará la identidad del acusado, testigo o perito, que
vaya a declarar por videoconferencia? ¿Y la correcta
recepción de imagen y sonido?
En la práctica habitual, en el punto donde se halla la
persona que va a declarar por videoconferencia se halla un
funcionario judicial, que se encarga de identificarla
mediante el DNI o documento de identidad análogo y que
exhibe ante la pantalla para que pueda comprobarse por el
Tribunal. En la sede del Juzgado o Tribunal, ¿debe estar
presente el Secretario para dar fe de dicha identidad y
correcta recepción de imagen y sonido?.
2.
¿Se
puede
integrar
la
declaración
videoconferencia en el sistema de grabación de vistas?
por
Tecnológicamente debe ser posible, pero aún no están
interconectados los sistemas de grabación con los de
videoconferencia, de manera que lo que recoge el DVD de
juicio oral será una grabación de la grabación de la
videoconferencia, lo que puede mermar la calidad de la
imagen y sonido.
3. ¿Causa indefensión a las partes el no poder exhibir
al acusado o testigo determinados documentos sobre los que
va a girar el interrogatorio?
Salvo supuestos de algún documento simple y que
previamente conozca el que va a ser interrogado, si se
trata de casos complejos con abundante documental que deba
serle exhibida, no se garantiza la efectiva contradicción,
por lo que en este tipo de asuntos el acusado, testigo o
perito debe comparecer personalmente al juicio oral.
4. ¿Se ve afectado
comunicarse con su Letrado?
el
derecho
del
acusado
a
Cabe una comunicación previa telefónica, incluso para
una posible conformidad?.
5. Si la testigo víctima tiene una orden de protección
que es extensiva a la comunicación (oral o visual) ¿Se
podría
quebrantar
dicha
medida
cautelar mediante la
práctica de la videoconferencia?
Creo
que
no, f a l t a r í a l a voluntariedad de la
comunicación y la intención de quebrantar la prohibición,
al venir impuesta por la necesidad de celebración de
juicio, habiéndose acordado precisamente la declaración por
videoconferencia para proteger a dicha víctima.
Por último, hacer especial énfasis en que tratándose
de menores de edad, ya sean testigos o víctimas de delitos
violentos o contra la libertad sexual, es aconsejable el
uso de la videoconferencia para sus declaraciones evitando
al máximo su intervención en el proceso penal para
protegerlo de las consecuencias nocivas que ello puede
suponer tanto a nivel físico, como psicológico y emocional.
En el ámbito internacional, la Decisión Marco del Consejo de la Unión
Europea de 15 de marzo de 2001, relativa al Estatuto de la víctima en el proceso
penal, impone a los Estados la obligación de “garantizar cuando sea necesario
proteger a las víctimas, y sobre todo a las más vulnerables, de las consecuencias
de prestar declaración en audiencia pública, que éstas puedan, por resolución
judicial, testificar en condiciones que permitan alcanzar ese objetivo, por cualquier
medio adecuado compatible con los principios fundamentales de su Derecho”. Y la
Convención del Consejo de Europa sobre Protección de la infancia contra la
explotación y el abuso sexual (Lanzarote 25 de octubre de 2007) firmada por
España el 12 de marzo de 2009 y en trance de ratificación, hace expresa
referencia a la necesidad de “adoptar medidas para que las entrevistas y
exploraciones a los niños sean grabadas a fin de que las grabaciones puedan
servir como prueba en el juicio oral, así como aquellas otras que permitan la
declaración del testigo sin necesidad de estar presente ante el Tribunal, mediante
el recurso a las nuevas tecnologías”
.
Tanto el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (ej. Caso S.N. contra
Suecia –STEDH de 2 de julio de 2002-) como el Tribunal de Justicia de
Luxemburgo (s. 16 de junio de 2005-caso María Pupino contra Italia) han avalado
la procedencia de acudir a la preconstitución probatoria en casos de menores
víctimas de malos tratos o abuso sexual, señalando esta última que el órgano
jurisdiccional ha de poder autorizar en dichos casos que presten declaración fuera
de la audiencia pública y antes de la celebración de ésta, siempre que se
garanticen, eso sí, los derechos de defensa y posibilidad de contradicción del
acusado.
En el ámbito interno, la Ley Orgáníca 1/1996, de 15 de
enero, de Protección Jurídica del Menor, proclamaba como
principio rector del actuación de los poderes públicos en
su actuación de protección del menor la “prevención de
todas aquellas situaciones que puedan perjudicar su
desarrollo personal” (art. 11.2), debiendo evitarse toda
interferencia innecesaria en la vida del menor (art. 13.2)
y ordenando a los poderes públicos disminuir esas
situaciones de riesgo con los medios que le asisten (art.
17).
A su amparo se han adoptado en muchos casos las
medidas oportunas para evitar un perjuicio psicológico al
menor, entre otras la declaración del mismo fuera de la
sala sin la presencia del acusado, si bien permitiendo la
del Letrado defensor, con lo cual la victimización
secundaria no se evitaba del todo. A ello se unía la
cuestionada validez de tales testimonios fuera del juicio
oral, cuando no existía incapacidad física que impidiera su
comparecencia, al no garantizarse la contradicción, en
muchos casos, del único testigo de cargo.
Con la reforma operada en la Lecr. por la LO 8/2006,
de 4 de diciembre, se consagra en relación a los testigos
menores de edad y en orden a su protección tanto la
posibilidad de
preconstituir la prueba grabando su
declaración como el deber del Juez o Tribunal sentenciador
de evitar la confrontación visual con el acusado.
El art. 433 LECR. dispone que toda declaración de un
menor pueda realizarse ante expertos y siempre en presencia
del Ministerio Fiscal, pudiendo además estar presentes sus
representantes legales, salvo que sean imputados o que
excepcionalmente se acuerde lo contrario. Y también que “el
juez podrá acordar la grabación de la declaración”.
Y los arts. 448.3 LECr. y 707.2 LECR. que “La declaración de los testigos menores de edad
se llevará a cabo evitando la confrontación visual de los mismos con el inculpado, utilizando para
ello cualquier medio técnico que haga posible la práctica de esta prueba”.
del
Tales preceptos admiten la preconstitución probatoria
testimonio del menor en caso de riesgo de grave
perjuicio psicológico para el mismo, siendo condiciones
necesarias: que declare con el auxilio de expertos, en
presencia de todos los intervinientes, permitiéndose a la
defensa trasmitir sus preguntas al encargado de dirigir el
interrogatorio, sea éste el Juez o el experto; que se evite
la confrontación visual del menor con el inculpado (art.
448.3 LECr), utilizando para ello cualquier medio técnico
(biombo, videoconferencia, espejos unidireccionales…) y sin
que sea ahora, tras la reforma 8/2006, necesario ni el
previo informe pericial al respecto ni resolución judicial
motivada; q ue se proceda a su grabación a presencia del
Secretario Judicial; y que se introduzca en el juicio oral
como prueba documental, a proponer en el escrito de
calificación y se practique mediante lectura (acta) o
visionado (grabación).
Las SSTS de 14-03-2006, 2-06-2006 ó 28-02-2007, por
citar algunas, han admitido como prueba en juicio oral la
lectura o visionado de la grabación de la declaración de
menores en instrucción, recalcando la primera de ellas que
el visionado y audición de las cintas resultan aquí
“fundamentales e imprescindibles para poder comprobar el
contenido y sentido de las manifestaciones inculpatorias en
su caso, efectuadas por la menor, y para calibrar si la
técnica utilizada por la psicóloga fue correcta en sus
entrevistas estructuradas o no, evitando cualquier género
de sugestión incompatible con las exigencias procesales (ex
arts. 439, 709 y concordantes de la LECr.) garantizadoras
de la espontaneidad de todo testimonio”.
En el mismo sentido, la Sentencia de 28-02-2007
admitió la incomparecencia e el plenario de un menor
víctima en razón del principio del superior del menor al
dar por suficiente la exploración anticipada a la que
acudieron el Juez, el fiscal, los Abogados de las partes,
médicos y psicólogos, grabada y reproducida en juicio por
al vía del art, 730 LECr. y con valor de prueba plena.
Dicha Jurisprudencia ha sido recogida por las
Audiencias Provinciales, como por ej. La SAP de Murcia de
22-03-2011, entre las más recientes, en un caso de abusos
sexuales continuados de un padre sobre su hija desde que
tenía tres hasta los siete años de edad.
También la reciente sentencia de la Sala Segunda del
Tribunal Supremo de 18 de octubre de 2011 (Ponente Berdugo
de la Torre), tras recoger la evolución legislativa en la
materia, declaró la plena validez de la declaración de los
dos menores en el juicio oral por videoconferencia,
evitando la confrontación visual con los acusados padre y
tío acusados de agredirles sexualmente.
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