Descargar (PDF 4,98 MB) - Clínica Vascular Zurbano

Anuncio
ISQUEMIA AGUDA DE LAS EXTREMIDADES
La isquemia aguda de una extremidad se produce cuando queda
privada de forma brusca de riego sanguíneo suficiente para realizar
todas sus funciones.
FISIOPATOLOGÍA
Puede ocurrir como consecuencia de una embolia, una trombosis
“in situ” o un traumatismo (este grupo lo estudiaremos
posteriormente). La progresiva desaparición de las cardiopatías
reumáticas ha producido una disminución del porcentaje de
embolias a favor de las trombosis.
Con independencia de la causa de la isquemia aguda el resultado
final es la acumulación de desechos tóxicos en el tejido isquémico.
Estas toxinas son radicales libres, derivados de oxígeno, moléculas
de elevada reactividad química que se producen tras la isquemia y
posterior reperfusión.
La isquemia produce un aumento de la permeabilidad capilar con
salida de plasma y proteínas provocando un edema en los tejidos
afectados hasta el punto que la presión extravascular se eleva tanto
que compite con el flujo venoso y genera un círculo vicioso que a su
vez empeora el riego arterial. Inicialmente en proceso se produce a
nivel muy localizado de la microcirculación pero si la isquemia se
prolonga puede afectar a segmentos importantes de la extremidad y
cuando ésta es revascularizada desencadena un síndrome
compartimental.
DIAGNÓSTICO
En las isquemias agudas es fundamentalmente clínico.
Se suele iniciar con un cuadro de dolor y entumecimiento en la
extremidad que, en casos severos, progresa a la pérdida motora y
rigidez muscular.
Como regla nemotécnica recordar que se producen las 5 P.:
parestesias, palidez, padecimiento, falta de pulsos y parálisis. Se
podría añadir frialdad.
La variabilidad de estos síntomas puede ser grande ya que
dependen de la extensión del trombo, la circulación colateral
preexistente o la arteria afectada.
La exploración revela ausencia de pulsos palpables por debajo del
segmento arterial obstruido. A veces, sobre todo si no se tiene
suficiente experiencia, se pueden confundir los pulsos propios con
los del paciente, por ello el uso de un Doppler que nos permita
documentar el flujo en las arterias de menor calibre y,
especialmente, nos permita cuantificar objetivamente la disminución
de flujo arterial mediante la medición del índice tobillo/brazo. En
condiciones normales es > 1 pero disminuye a valores 0’4-0’8 en
pacientes con claudicación y aún menos en las isquemias con dolor
de reposo o gangrena. Estos resultados pueden estar falseados en
pacientes diabéticos o con insuficiencia renal porque tienen
calcificaciones arterial que alteran los resultados.
En algunos centros se recurre al Eco-Doppler para definir la
extensión de la enfermedad y aunque resulta útil para definir una
segmento localizado se discute su utilidad para valorar la totalidad
del árbol arterial.
Hoy día en gran número de casos el AngioTAC y la AngioRNM
con gadolinio son suficientes para el diagnóstico y con la mejora
tecnológica es posible que puedan llegar a sustituir completamente
la arteriografía. La AngioRNM es especialmente útil en pacientes
con insuficiencia renal.
La Arteriografía sigue siendo la prueba de referencia en estos
pacientes ya que aporta datos con mayor exactitud que cualquier
otra técnica de imagen. Al tratarse de un método diagnóstico
invasivo su uso se restringe a pacientes que van a ser intervenidos.
CLASIFICACIÓN CLINICA
Se conoce como criterios Rutherford:
Clase 1: la extremidad es viable aún sin ningún procedimiento
terapéutico.
Clase 2: la extremidad está amenazada si no se realiza
revascularización.
2A: la amenaza no es inmediata y puede diferirse la
revascularización.
2B: se precisa revascularización urgente.
Clase 3: isquemia irreversible con infarto muscular de forma que la
extremidad no es rescatable y sería candidata a amputación.
TRATAMIENTO
Generalmente estos paciente van a acudir a las urgencias
hospitalarias dada la severidad de los síntomas. Una vez
establecido el diagnóstico se debe instaurar una anticoagulación
sistémica completa con un bolo de Heparina Na ( 1.000 UI/Kg. de
peso ) seguida de una perfusión continua (24.000 UI en 24 horas )
con el objetivo de : 1) reducir el riesgo de propagación del trombo y
2) en caso de embolia evitar la formación de un nuevo émbolo en el
corazón. En caso de precisarse una arteriografía inmediata puede
retrasarse la heparinización.
Simultáneamente se deben pedir estudios preoperatorios ante la
posibilidad de intervención quirúrgica: hemograma, coagulación y
bioquímica, EKG y Rx Tórax.
Los pacientes con isquemia aguda no solo presentan un alto riesgo
de pérdida de la extremidad sino también de muerte ya que la
hipoperfusión tisular produce anomalías en los electrolitos y
desequilibrio acido-base que puede alterar la función cardiaca y
pulmonar. Igualmente la reperfusión tras la cirugía puede provocar
liberación de radicales libres muy tóxicos que agraven el estado del
paciente.
Existen varias opciones de actuación directa sobre el émbolo o el
trombo en los pacientes con isquemia aguda:
1.- Inicialmente puede tratarse solo con anticoagulación hasta
estabilizar al paciente y tener un estudio completo que permita
valorar otras opciones ( Clase 1 y 2A ).
2.- En pacientes con isquemia más severa ( Clase 2B ) se debe
realizar un estudio de imagen precoz ( preferentemente angiografía
) de aorta y ambas extremidades. Con la información obtenida se
puede proceder a:
- Tratamiento trombolítico: los activadores del plasminógeno
( uroquinasa, alteplsa o reteplasa ) por vía intrarterial
reducen la morbimortalidad en relación con la cirugía
inmediata. Es especialmente útil para la revascularización
de trombosis de injertos (by-pass).
- Trombectomía mecánica: dispositivos percutáneos que
eliminan el trombo y que en muchas ocasiones se asocia a
fibrinolisis. Se dividen en sistemas de aspiración y
microfragmentación.
- Revascularización quirúrgica abierta: trombectomía con
catéter de Fogarty ( solo para embolectomías ), by-pass,
angioplastia percutáneas con o sin stent. La tasa de
mortalidad y salvación inmediata de la extremidad es
similar en pacientes intervenidos y en los sometidos a
fibrinolisis pero los pacientes intervenidos se ha
comprobado mayor tasa de mortalidad cardiopulmonar en
el primer año tras la cirugía que los tratados con
fibrinolíticos aunque la tasa de salvación de extremidad es
la misma.
Las cirugía abierta en isquemias agudas tiene una tasa de
mortalidad entre el 10% y el 30% ( aunque ha mejorado en las
últimas décadas ), además hay que añadir las complicaciones
asociadas a la herida quirúrgica y a las secuelas del tiempo de
isquemia.
TROMBOSIS
Es la obstrucción brusca de un arteria, o un sustitutivo biológico o
protésico, por un trombo formado “in situ” en dicho vaso.
Se produce con más frecuencia en los vasos ateroscleróticos, en
las estenosis o en los aneurismas y en injertos de derivación
arterial. También son complicaciones iatrogénicas de cateterismos.
ETIOLOGÍA
Es mucho más variada en el grupo de trombosis que en las
embolias.
- Oclusión de by-pass. Con el uso creciente de injertos
arteriales como tratamiento de la oclusión crónica arterial, y
teniendo en cuenta que estos by-pass tienen una vida
limitada, no es sorprendente que la oclusión de estos injertos
sea una las principales causas de isquemia aguda.
. Prótesis
- Hiperplasia anastomótica.
- Oclusión sin lesión demostrable.
. Vena
- Válvula intacta en un by-pass in situ.
- Estenosis por fibrosis de la pared de la vena.
- Oclusión de arteria nativa
. Trombosis sobre una estenosis aterosclerótica
. Trombosis por hipercoagulabilidad o policitemia
. Enfermedades arteriales inflamatorias ( vasculitis)
. Trombosis de un aneurisma
. Etiología poco frecuentes: atrapamiento de la poplítea,
síndrome de salida de tórax o enfermedad quística
adventicial.
. Iatrogenia tras procedimientos invasivos
TRATAMIENTO
Una vez establecido el diagnóstico el paciente debe ser
anticoagulado con heparina por vía intravenosa. A veces solo con
tratamiento anticoagulante o antiagregante puede ser suficiente
para superar el cuadro agudo.
En las trombosis arteriales agudas el tratamiento mediante
trombectomía con catéter de Fogarty tiene una utilidad limitada.
El tratamiento trombolítico intrarterial es eficaz cuando la
oclusión se produce en una arteria ateromatosa estenosada, en un
injerto o en trombosis por estados de hipercoagulabilidad. En
ocasiones puede usarse asociado procedimientos de trombolisis
mecánica. En estos tratamientos es fundamental el control de
hemorragias.
Si estos métodos no pueden ser utilizados o no resuelven el
problema se podrá recurrir a procedimientos endovasculares ( stent,
angioplastia,..) o la realización de un by-pass que puentee la arteria
obstruida.
En casos con isquemia irreversible o que fracasan los
procedimientos anteriores puede llegar a ser necesaria la
amputación.
EMBOLIA
DEFINICION
Del griego émbolos: tapón. Utilizado por primera vez por Virchow en
1854.
Es la obstrucción brusca de una arteria por material formado en un
lugar distante y que ha emigrado a través del torrente circulatorio
hasta el lugar donde produce la oclusión, generalmente una
bifurcación. Es la causa más frecuente de las isquemias agudas.
El material oclusivo puede consistir en un trombo de fibrina y
plaquetas, restos de colesterol, trombo laminar aneurismático o un
cuerpo extraño que ha penetrado en el torrente vascular.
La proporción de embolias arteriales es 2:1 a favor del sexo
femenino. La edad media se sitúa entre los 70 y 80 años.
ETIOLOGIA
El émbolo arterial suele ser consecuencia de una cardiopatía, de
una lesión arterial proximal o una complicación de un procedimiento
quirúrgico cardiaco o vascular.
- El origen más común del émbolo está en el corazón izquierdo y
se produce por: valvulopatía reumática (15-30%), infarto de
miocardio y sus secuelas (10%) y miocardioesclerosis asociadas a
alteraciones del ritmo cardiaco (fibrilación auricular – 70-85% ).
Menor frecuencia suponen los tumores vasculares (mixomas),
endocarditis, cirugía cardiaca (3-6% de ACVA post-operatorios de
origen embólico)… etc. En general, el 50-60% de los pacientes que
sufren una embolia estaban o habían estado los días previos en
fibrilación auricular.
- la existencia de aneurismas arterial (aorta, subclavias,
poplíteas,…) o placas ateromatosas extensas da lugar a la
formación de trombos organizados que ocasionalmente pueden
embolizar distalmente.
- Otras fuentes raras de embolismos son los llamados “paradójicos”,
secundarios a trombosis venosas que emigran hacia un corazón
con comunicación anómala entre cavidades derechas e izquierdas,
también es poco frecuente la embolias de cuerpos extraños
(proyectiles, fragmentos de catéteres, prótesis…), hidátides, células
tumorales,… etc.
- En un 2-3% de los las embolias no es posible encontrar una causa
aparente del embolismo.
- El desarrollo tecnológico está cambiando nuevamente la causa
principal de las embolias y actualmente el 45% de los émbolos
ateromatosos son yatrógenos y la inmensa mayoría se asocian a
manipulaciones angiográficas.
CLASIFICACION
Pueden clasificarse según tamaño, contenido y lugar de origen.
MICROEMBOLIA O ATEROEMBOLIAS
La mayoría de las fuentes de microembolismos se encuentran entre
la aorta infrarenal y la bifurcación de arteria poplítea.
Las lesiones ateroscleróticas ( estenosis, placas irregulares, úlceras
de pared ) de aorta, iliacas y femorales y los aneurismas poplíteos
son las principales fuentes, siendo la arteria femoral común el foco
principal.
Suele estar formados por material ateromatosos, cristales de
colesterol o material fibrinoplaquetar.
La zoma habitual de afectación son las arterias digitales.
El síndrome clínico producido por microembolismos se conoce con
el nombre de microembolia aterotrombótica arterioarterial. Suele
presentarse en los miembros inferiores y , según estudios
necropsias, son más frecuentes de lo esperado. En casos
recidivantes pueden provocar extensas pérdidas de tejidos. La
presentación típica consiste en la aparición brusca de un dedo
doloroso que suele tener un color azulado, relleno capilar lento y es
muy doloroso a la palpación. Puede durar desde solo unos minutos
hasta varios días y ser incapacitante. Los pulsos suelen estar
conservados. La evolución es muy variable.
La isquemia que se produce como consecuencia de ateroembolias
es muy difícil de tratar. Por lo general, no son útiles ni la
revascularización quirúrgica ni el tratamiento trombolítico, debido a
la multiplicidad, composición y localización distal de los émbolos.
Hay datos que sugieren que los inhibidores plaquetarios previenen
las ateroembolias. Puede ser necesaria la intervención quirúrgica
para eliminar o sortear el vaso ateroesclerótico o el aneurisma que
produce ateroembolias recurrentes.
MACROEMBOLIA
Se deben al desprendimiento de una gran placa de ateroma o de
un trombo parietal. El 80-90% proceden del corazón.
Cardiacos
Inicialmente eran debidos a valvulopatía reumáticas pero en la
actualidad un 70% se relacionan con cardiopatías aterosclerótica y
un 30% con valvulopatía mitrales reumáticas con FA. En cualquier
caso esta FA existe en dos tercios de los casos de macroembolias.
La segunda causa se relaciona con infarto de miocardio (20%). Los
casos en que el trombo se origina en el ventrículo izquierdo se
asocia solo a un 5% de las embolias. Las prótesis valvulares
cardíacas son otra fuente potencial de émbolos y los trombos
suelen formarse en torno al anillo de sutura. So más frecuentes en
las válvulas metálicas que precisan una anticoagulación
permanente que a veces es deficiente y favorece que se forme el
trombo. Los mixomas son una fuente rara de émbolos.
La formación de coágulos es más frecuente en la orejuela de una
aurícula izquierda dilatada.
No cardiacos
Representan entre el 5 y 10% de los casos.
Suelen proceder de lesiones ateroscleróticas de vasos proximales.
Los émbolos sobre lesiones parietales pueden producir grandes
émbolos que clínicamente son indistinguibles de los de origen
cardiaco.
Los aneurisma son un origen frecuente de estos émbolos (
subclavios, aorta y poplíteos). Tumores no cardiacos ( Carcinoma
pulmonar primario ), cuerpos extraños que penetran en el árbol
vascular o trombos paradójicos son infrecuentes
Origen desconocido
Representan también entre el 5 y 10% de las embolias. A medida
que han mejorado las técnicas diagnóstica su número ha
disminuido. En estos casos se sospechan síndromes de
hipercoagulabilidad , especialmente en pacientes jóvenes y en
pacientes con neoplasias.
LOCALIZACION
El destino más frecuente de los émbolos es el cerebro (60%),
extremidades inferiores (30%), extremidades superiores (6%) y
arterias viscerales (4%). Suelen ubicarse presentemente a nivel de
las bifurcaciones. Si excluimos las embolias cerebrales la
distribución sería:
- extremidad superior
- viscerales
14%
7%
- aortoilíacas
22%
- femorales
36%
- poplíteas
15%
- otros
6%
En un 10% de los casos las embolias son múltiples y el 15% de los
pacientes son reembolizaciones.
Embolia poplítea
FISIOPATOLOGÍA
Cuatro fenómenos secuenciales pueden ocurrir en una embolia:
oclusión arterial mecánica, vasospasmo distal de sus ramas
colaterales, trombosis secundaria y alteraciones morfológicas de la
pared arterial.
El territorio isquémico será tanto mayor cuanto mayor sea el
segmento arterial ocluido, pero cuanto más proximal es la oclusión
mayores son las posibilidades de compensación por circulación
arterial colateral.
El espasmo arterial reflejo secundario a la embolia afecta no solo al
vaso ocluido sino a las colaterales proximales.
El estasis sanguíneo post embólico se continúa con una trombosis
secundaria; ésta puede afectar a todo el árbol arterial distal y a nivel
de la microcirculación, con el consiguiente empeoramiento
pronóstico ( existe clara relación entre la extensión del trombo
secundario y desarrollo de gangrena ). El trombo secundario en
desarrolla en contigüidad de la zona de impacto del émbolo en el
63% de los casos y a distancia o discontinuamente en un 37%.
La presencia de un émbolo y su trombo secundario desencadenan
una serie de mecanismos inflamatorios a nivel de la pared arterial:
panarteritis con infiltración de células inflamatorias, disminución de
la microcirculación, atrapamiento de hematíes, trombosis de los
vasa vasorum, edema de la media y hemorragia intramural en la
pared arterial.
El estasis sanguíneo puede desencadenar un trombosis venosa
profunda hasta en un 25% de los casos.
La repentina interrupción de la irrigación en un territorio repercutirá
clínicamente dependiendo del balance entre aporte y demanda de
sangre, de la sensibilidad de esos tejidos frente a la hipoxia y a los
cambios locales y celulares que se desencadenen.
Los nervios periféricos son los más sensibles a la hipoxia y después
de 6 horas pueden producirse lesiones irreversibles.
La piel y el tejido subcutáneo son muy resistentes a la isquemia y
las lesiones irreversibles pueden aparecer a veces solo tras varios
días de evolución. ( aspecto moteado de la piel, flictenas y necrosis
).
La tolerancia muscular a la isquemia es debida a su bajo nivel
metabólico durante el reposo, a sus reservas de glucógeno y a su
capacidad inicial de glucólisis anaerobia. La persistencia de
isquemia producirá destrucción celular y liberación de CPK, LDH ,
SGOT, K , radicales libres y mioglobina en orina. Finalmente el
músculo se paraliza y se necrosa. Es en este momento cuando la
piel también suele presentar lesiones irreversibles.
Tras la revascularización se puede producir un síndrome de
reperfusión que se caracteriza por la triada de infarto muscular
isquémico, mioglobinuria e insuficiencia renal secundaria a
mioglobinuria. Analíticamente la mioglobinuria, la hiperpotasemia y
la acidosis metabólica son las características esenciales. La
insuficiencia renal se produce por necrosis tubular secundaria a que
en los túbulos renales se produce precipitación de mioglobina en
condiciones de acidosis. Los efectos de la reperfusión pueden
generar pérdida de la extremidad y muerte.
CLINICA
La presentación clásica es un cuadro de aparición brusca de: dolor,
palidez, frialdad, parestesias y parálisis.
La naturaleza y el carácter del dolor es variable. El dolor inicial
parece deberse al impacto del émbolo sobre la pared arterial y su
brusca distensión, mientras que el dolor tardío se debe a isquemia
tisular y muscular. El dolor es intenso y constante.
Las parestesias, parálisis, palidez y frialdad son posteriores al dolor
y su intensidad está relación con el grado de flujo colateral y tiempo
de evolución.
La palidez es un síntoma inicial y evoluciona tardíamente a cianosis
y necrosis.
Isquemia aguda severa en mano
Las parestesias y la parálisis se debe en un primer momento a la
isquemia de los nervios sensitivos y motores pero más tarde
contribuye también la isquemia muscular. El déficit motor es un
buen signos del grado de anoxia y la necesidad de
revascularización precoz.
La frialdad se sitúa por debajo de la zona obstruida y es fácil
encontrar un punto de delimitación entre zonas de diferente
temperatura.
La clave de la embolia arterial es el dolor de aparición brusca y
desaparición de un pulso que antes se palpaba.
GRADOS DE ISQUEMIA DE ORIGEN EMBOLICO
1.- Isquemia moderada, con curso atípico. Tras las horas iniciales
el dolor se mitiga, el color y temperatura se normalizan, desaparece
la impotencia funcional y pueden normalizarse los pulsos. Estos
casos parecen deberse a una oclusión embólica parcial con fuerte
vasospasmo inicial y ausencia de trombosis secundaria; o bien a
un pequeño émbolo en zonas con importantes vías de circulación
colateral. El resultado final del proceso es una restauración
espontánea de los pulsos y ausencia de la isquemia.
2.- Isquemia avanzada, con peligro de gangrena y recuperación
incompleta de la isquemia. Los síntomas residuales serán
claudicación intermitente, neuropatía isquémica severa, contractura
de Wolkmann, cambios de dolor y frialdad cutánea con zonas de
gangrena cutánea superficial.
3.- Isquemia severa, que es el tipo más frecuente. Su evolución es
hacia la aparición de gangrena a los pocos días del inicio de los
síntomas. Las embolizaciones múltiples, la extensión de la
trombosis secundaria y el mal estado general (cardiopatías) son
factores que influyen negativamente en la evolución de la embolia.
4.- Isquemia muy severa, resultado de una oclusión arterial con
gran repercusión isquémica y afectación tisular y neurológica
temprana. Puede ocurrir fallecimiento del paciente en las primeras
24 horas con resultado de embolismos viscerales o fallo cardiaco.
EXPLORACION FÍSICA
A la inspección apreciaremos palidez y lecho venoso distal
exangüe.
A la palpación destaca la frialdad, sequedad de la piel, y ausencia
de sudoración. La presión sobre dedos y masas musculares puede
ser dolorosa. El signos “princeps” es la ausencia de pulsos
inmediatamente por debajo de la localización del émbolo,
ocasionalmente también por encima si el trombo secundario se ha
propagado proximalmente.
Si intentamos que el paciente movilice la extremidad podremos
apreciar la existencia de parálisis muscular ( impotencia funcional )
con incapacidad para mover la porción distal de la extremidad y los
reflejos también se hayan disminuidos. La duración e intensidad de
estos últimos son factores pronósticos muy importantes.
A la auscultación se pueden apreciar soplos (cardiopatías
valvulares) o alteraciones del ritmo cardiaco ( fibrilación auricular).
EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS
En el ECG se pueden encontrar signos de infarto de miocardio
reciente o antiguo, fibrilación auricular, bloqueos aurículoventriculares y de insuficiencia cardiaca.
En la Rx de tórax puede no encontrarse ningún hallazgo, aunque es
frecuente un aumento de la silueta cardiaca con ocasionales
derrames pulmones. En aquellos casos en que la embolia se origine
a partir de un aneurisma de aorta torácica o abdominal podemos
apreciar calcificaciones y dilataciones de la pared de este vaso en
Rx simples de tórax o abdomen. Estos hallazgos deberán ser
confirmados mediante TAC.
Las analíticas sanguíneas no son significativas, solo en grandes
embolias y en fases tardías pueden aparecer leucocitosis, discreta
acidosis y elevación de CPK, LDH y K.
El AngioTAC, La AngioRNM con gadolinio o la arteriografía pueden
resultar técnicas útiles para confirmar la embolia, su localización y
su extensión o establecer un diagnóstico diferencial con otras
patologías como la trombosis arterial aguda. No existe un signo
patognomónico de embolia en estas técnicas de imagen, sin
embargo, un árbol arterial sano con una brusca interrupción del
flujo sanguíneo por una imagen de contorno redondeado y con
escasa circulación colateral distal puede hacernos sospechar una
embolia.
La ecocardiografía Doppler, como técnica complementaria, nos
permite confirmar o descartar posibles etiologías cardiacas:
estenosis mitral, trombos auriculares, aneurismas ventriculares
post-infarto, disquinesias en la pared cardiaca,… así como
aneurisma en subclavias, aorta abdominal, iliacas, poplíteas,… etc.
También nos permite detectar el nivel de la obstrucción arterial por
el émbolo.
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
Trombosis arterial aguda. Clínicamente muy parecida a una
embolia, pero los pacientes con esta patología suelen tener
antecedentes de claudicación intermitente, no se acompañan de
alteraciones del ritmo cardiaco, en la extremidad contralateral suele
faltar algún pulso y en las técnicas vasculares de imagen llaman la
atención signos de ateromatosis crónica (30%). También puede
presentarse en estados de hipercoagulabilidad ( neoplasias,
síndrome
antifosfolípidos,
déficit
de
antitrombina
III,
hiperhomocistinemia y vasculitis) o por oclusión de un injerto arterial
(65%). La angiografía es el método de elección para realizar el
diagnóstico diferencial: <<se aprecian alteraciones ateromatosos
difusas y colateralidad desarrollada. La zona obstruida suele
asociarse a una disminución irregular de la luz del vaso
Disección aórtica. A veces debuta como una isquemia aguda de
una extremidad, sin embargo se enmarca en un cuadro de crisis
hipertensiva y dolor torácico o de espalda. Ocasionalmente se
ausculta un soplo de insuficiencia aórtica o pueden apreciarse
diferencia de pulso entre las extremidades superiores; se
diagnostica mediante angiografía, AngioRNM, AngioTAC o
ecocardiografía transesofágica.
Fegmasia cerulea dolens. Se produce por una trombosis venosa
iliofemoral masiva. Se caracteriza por cianosis marcada hasta la
raíz de la extremidad, pulsos presentes o algo disminuidos, edema
de toda la extremidad con fóvea a la palpación y no existe
impotencia funcional del pie.
Flegmasia cerulea con isquemia dedos de la mano
Síndrome de bajo flujo. Es causada por hipovolemia y bajo gasto
cardiaco. Sepsis, IAM, embolismos pulmonares, deshidratación o
abdomen agudo pueden desencadenarlos.
Alteraciones neurológicas. Hay que realizar el diagnóstico
diferencial entre la embolia términoaórtica y patologías compresivas
a nivel lumbar ya que ambos cuadros manifiestan síntomas de
debilidad de aparición brusca y pérdida de sensibilidad en ambas
extremidades.
TRATAMIENTO PREOPERATRIO
Debe tener un enfoque múltiple:
Protección del lecho arterial distal frente a la trombosis
secundaria. Para conseguirlo es necesario la administración
inmediata de un bolo de heparina Na intravenosa a dosis
anticoagulantes (1 mgr por Kg de peso).
Protección muscular y visceral. En casos de isquemia
severa pueden ser beneficiosas la administración de soluciones
hipertónicas de MANITOL ya que parece disminuir el edema celular
y favorecer una diuresis osmótica (diuresis y alcalinización de la
orina pueden evitar las complicaciones renales derivadas de la
mioglobinuria ).
Protección cardiaca. La integridad de la membrana celular
se altera por la isquemia y se produce liberación de potasio. Debe
ser corregida por reposición volémica, administración de insulina y
glucosa y, en casos excepcionales, es necesario la administración
de ión resín-calcio o diálisis. La producción de ácido láctico puede
alterar también la función cardiaca y es necesario la administración
de Bicarbonato para corregir la acidosis.
Protección de la piel. Es preciso proteger la extremidad
isquémica de los decúbitos, especialmente en talón y maleolos.
Protección del dolor. Hasta el momento que se solucione
definitivamente la embolia hay que administrar analgésicos que
mitiguen las molestias de los pacientes.
Se debe realizar un estudio preoperatorio: hemograma
completo, electrolíticos séricos , urea, creatinina y enzimas
cardiacas y coagulación, EKG y RX de tórax.
TRATAMIENTO QUIRURGICO/INVASIVO
El tratamiento quirúrgico de elección es la embolectomía. Siempre
que sea posible debe realizarse bajo anestesia local o loco-regional.
Se monitorizará electrocardiograficamente al paciente, se le
administrará oxígeno por medio de gafas nasales y se cogerá una
vía venosa antebraquial. Si es preciso se añadirá medicación
sedante.
La embolectomía consiste en la introducción, a través de una
arteria, de un catéter con un balón inflable en la punta. Se debe
introducir el catéter hasta que atraviese el émbolo y el trombo
secundario en toda su extensión, posteriormente se infla el globo y
se arrastra el catéter junto con el coágulo. En ocasiones se asocia a
la perfusión distal de fibrinolíticos.
En los últimos años se ha introducido la fibrinolisis intrarterial con
catéter y la trombolisis mecánica.
Catéter de Fogarty
La primera se asocia mejora en la morbimortalidad post-quirúrgica
asociada a alteraciones cardiopulmonares, pero no mejora la tasa
de salvación de la extremidad y presenta complicaciones asociadas
al riesgo de hemorragias, ACVAS y disfunción renal.
La trombolisis mecánica percutánea parece asociarse a buenos
resultados pero no todos los dispositivos pueden utilizarse en
arterias nativas y tienen un alto coste económico.
En general hoy se consigue entre un 75-90% de salvación de la
extremidad con una mortalidad entre el 10 y el 20% muy asociada
al retraso en la revascularización y al estado general previo del
paciente.
EVOLUCION POST-QUIRURGICA
Después de la revascularización se puede producir un edema
importante en la extremidad que en ocasiones puede evolucionar
hasta un síndrome compartimental que es preciso tratar
rápidamente.
La embolectomía resuelve la isquemia aguda pero no su causa. Es
importante, por tanto, mantener la anticoagulación en el postoperatorio ya que las posibilidades de reembilización son: con
anticoagulación 10% y sin anticoagulación 30% tan solo en el
primer mes tras la intervención.
Otro aspecto fundamental del tratamiento post-operatorio es la
vigilancia y adecuado control terapéutico de la cardiopatía, ya que
la mortalidad post-operatoria oscila entre el 15 y 40% y las causas
más frecuentes son: insuficiencia cardiaca congestiva, insuficiencia
renal aguda y embolizaciones masivas cerebrales o viscerales.
Descargar